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Dirección Corál

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Capítulo 4
El coro
Calidad del grupo
"Este murudito de los coros es el espeio
de toda la especie bunana"
césar Feffevr.,

La calidad de un grupo coral es la consecuencia


de mírltiples factores. De una forma o de otra, más
directamente o de manera tangencial, el director está
relaciooado con todos los elementos que auspician la
calidad de la agrupación qr-re dirige. Establecer una
definición del "buen coro" es tan difícil como fijar a
través de cualquier definición la esencia de otra
realidad. La condición satisfactoria de un coro es e1
resultado de una sllmatoria de elementos que
comportan subjetiüdad de apreciación, pero que, como
los valores estéticos de una obra musical misma, no
son susceptibles de cuantificarse. No debe olvidarse
que si se suma un respetable nútmero de condiciones
sub.jetivas positivas, el resultado, por ser precisamente
derivado de t¡n crecido número de obseruaciones, tiende
a constituirse cadavezenmásy más objetivo. Ofrecemos
algunas consideraciones sobre la calidad de un coro
con el objeto cle estimular al director a ir logrando
mejores niveles en aquella agrupación de la que sea
responsable artísticamente.

Un buen coro
¿Cómo se pr,rede calificar un coro de bueno o
malo?, ¿cuál sería el "coro ideal"?, ¿cuáles los parámetros
a ttilizar para fildar de excelente o de "mejor gntpo
coral" a una institución musical?, ¿setá esa condición
un galardón temp ora?, ¿parafr tar de ser jueces infalibles,
se guiarán los entendidos en la materia por las mismas
reglas estéticas?
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Dtrccciól¡ Col?/ . Albefto Grau

Para formar un coro de buen nivel se debe contar,


y en rnuchos casos no es fácil, con buenos coralistas.
Sin embargo, ha de tenerse en clrenta que en la mayoria
de los casos elbLten coreutase foma a través del tiempo,
cantando y desarrollando también otras virtudes huma-
nas, como pol ejemplo, sentido fraterno, tolerancia, dis-
ciplina, etc. El cantor, coreuta, corista o coralista, se hace
con muchas horas y días de trabajo y lo principal en é1,
quizás, debe ser el deseo y la vocación de cantar en
grupo, sll arnor a la mÍrsica y su simpatía por la agnrpa-
ción a la cual pertenece, así como su entusiasmo y dedi-
cación. Adernás, debería cultivar sus cualidades vocales
y estlldiar la parte técnica de lectura musical.

Un error bastante común consiste en pretender ca-


lificar y decidir en poco tiempo si una persona es apta o
no para cantar en un coro. Jtzgar a trn aspirante que
pretende ingresar a un coro y "etiquetarlo" enseguida y
para toda la vida con fórmulas aparentemente infalibles,
pllede ser muy negativo, inconveniente por sus resulta-
dos y doblemente periudicial si, como sistema de eva-
luación se aplica, particularmente para seleccionar niños
cantores. Lo ideal para obtener buenos resultados en el
recllltamiento de coralistas es aplícar un procedirniento
teórico de permanencia sin límite de tiempo, con lo cual
no sólo es el director quien tiene más tiempo pata eya-
luar al aspirante, sino también a la inversa, el postulante
tiene más posibilidades para apreciar las bonanzas que
enciema la práctica de la mirsica coral, y para aclirnafarse
a la agrupación.

Decía el maestro César Ferreyra en su libro Cttentos


Corales. "En mi vida he tomado miles de pnrebas para el
ingreso de coristas: me amepiento de todas ellas aun cuan-
do sus resultados hayan sido aparentemente precisos. Es
que el factor ausente es el tiempo de prueba; es necesario
tomarse un btren tiempo para conocer al postulanté, para

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que éste conozca a slls compañeros y directores, pafa que
entienda sus cosas buenas y las no tan buenas, para que
socialice en este mlrndito de los coros que es el espeio de
fodzla ruzahtmana. Pueden bastar días, semanas o meses
pafa que penetre el cantor con su cuerpo, alma, vísceras,
iensibilidad y mente en sll nuevo lugar. Pero este tiempo
nos habrá brindaclo una seguridad integral muy distinta de
la información sunlaria y pretenciosa destinada a conocer
a Llna persona y a un artista en cinco minutos".

Vale la pena recordar que, cuando se habla de coros


btrenos, en realidad y en general se hacé refeÍencia a
agnrpaciones hnmanas que pueden estar compuestas Por
péoo.rut aficionadas, no profesionales de la mútsica, se
tate de miembros de coros mixtos, de coros de voces
igtnles, coros infantiles, etc., o por coralistas profesionales'

En algunas culturas o ambientes sociales lamenta-


blemente se da poca importancia al estudio del canto'
Al niño en especial, muchas veces se le transmite que
así como la enseia¡za de la gtamállca matemática o
prácticas deportivas son obligatorias, aprender músicl o
cantar en un coro es una experiencia fal vez simpática'
pero a su vez frivola. En pocos países del mundo el
Lsnrclio de la música es materia de real importancia'

Cuando se trata de coros infantiles hay qtte estar


consciente cle que en fal cafegoria se incluyen coros de
escuelas, clonde la clistribtlción de los integrantes se hace
con relación a su edad. Esos coros se suelen creaf para
llenar una necesidad de la directiva del instituto, colegio,
o club social al cual pertenecen, y su obietivo principal
no pasa normalmente de proporcionar distracción a los
integrantes del coro, sin grandes pretensiones de sensibi-
izal o níciar a los pequeños integrantes en lo que la
múrsica les puede aportat pata foda su vida' No se pueden
esperar grandes resultados artísticos cle cotos organizados

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Direcciót Coral . Ñbefio Grat)

con propósito tan aieno afiey a la formación personal


del niño, pero ¿qtiién ^l
podrá negar que para aquel
esforzado director y los pequeños miembros de aquel
conjunto, ese coro puede llegar a ser el coro ideal? Los
niños tienen el derecho de considemr su gnrpo como el
mejor coro, bajo la dirección de quien los estime y desee
aprovechar la experiencia coral para hacerlos "crecer"
emocionalmente y estimular sus inquietudes estéticas, a
amar el coro y sentir la alegría de participar en ensayos y
presentaciones. Los familiares de esos niños también
podrán llegar a creer con toda st validez y razón que ése
es el "coro ideal", en la medida que puedan comprobar
slr progreso, que aprecien sLl interés por el gnrpo y su
actividad, y con-firmen tras oírles cantar, que van superando
sLl nivel interpretativo.

otras agrupaciones infantiles pertenecen a escuelas


de música o institutos, cttyos intereses son distintos al
tipo de coro anteriomente mencionado. En ellos se efec-
tÍra una selección de voces y talento musical entre los
aspirantes y hay melores honorarios profesionales para
los directores, con lo cual se les podrá exigir meiores
resultados en cllanto al desempeño del coro y de graclos
de dificultad de los repertorios abordados. Unos y otros
coros obtend¡án satisfacciones distintas, pero ello no
descallficará en absoluto la labor y las metas humanas
alcanzadas por instituciones que funcionafl en una
realidad distinta y desigual. Simplemente, tanto los pri-
meros, como el coro entrenado para concursar interna-
cionalmente, tendrán desde el ptmto de vista social y
educativo, una misma razón de existir, y deberían por
1o tanto sentir un mismo nivel de placer al carfiat, y úna
idéntica satisfacción y orgullo. No sería coffecta ni
saludable la exclusión de ninguno de ellos, pues siempre
ha de mantenefse presente que existe una extensa gama
coral entre el coro aparentemente más insignificante y
el más galardonado y renombrado del mundo.

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Capít lo 4 . El cora

Se puecle afinnar qlte el meior coro infantil está


conformaclo por todos los niños qtle tienen la stlefte y
el privilegio cle poder disfrutar del placer de l-racer múrsica,
que 1o saben apreciar y que se cotlplacen cuando cantan
Esta leflexión es válida igualmente para instittlciones
corales de adr.rltos (tanto de voces iguales, voces mixtas,
coros de cáurara, coros de congregaciones religiosas o
de institr.rciones laicas, coros profesionales, etc.). El colo,
por definición, es siempre bueno, pttes su propósito y
su lealidad son los qtte permiten retlnir a Lln conitlnto
cle seres httmanos para qr.te se cotmrniquen a través de
la expresión t¡rás sublinle existente, Ia mirSica.

Toclo lo explresto anterionnente llace difícil orga-


nizar la edttcación cle utanera tal qtle el ftlttlro adlrlto
haya aclqr-ririclo en el transcurso de su niñez y juventud,
conocirlientos y conciencia clara qtte le permitan segr.rir
cantando y desanollando su sensibilidad; más bien, exis-
ten clemasiaclas infltlencias contrarias que atraen al indi-
viduo hacia prácticas agtesivas y qtle ven con cierto
clesprecio activiclades dirigidas a clesarrollar a través de
la rlúrsica coral una tlayol práctica espiritual.

Ils lastitnoso set testigos de la cada vez menor in-


tegración <le niños y adolescentes el movimiento coral. No
obedece ello a razón alguna stlrgida cle stls mentes in-
fantiles. La experiencia acttmttlada de trabajo con coros
infantiles es sut'iciente para podet' afinnar que el canto
coml es una ectividad qtte, llevacla a efecto por clirectores
comprensivos y estilntllantes, genera LIn gran entusiasmo
en la población infantil. Buena pafle del recl'uzo alt par'
ticipación de los pequeños en el lnttndo coml proviene
del escaso inteÉs cte stts padres por una actMdad for-
mativa qLle desconocen. Es frectlente oír a algrnos adultos
referirse a Ia activiclad aÍística coúlo poco foriadom del
espíritu que el niño debe desarrollar pam luego, en sr¡ vida
aclulta, pocler e¡frentar el ¡rarastno y la competencia, la

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Dirección Coral . Alberfo Grat)

agresividad del ser humano y las múltiples retas y trampas


con las que la vtda habrá de obstaculizar su crecimiento
espiritual. Nada más alejado de la realidad.

Toda esa explicación qniere simplemente destacar


la compleja situación para los directores de coros, quie-
nes a veces se sienten incapacitados para romper en
poco tiempo esquemas tan proftrndamente arraigados
en nuestras sociedades, pero vale la pena insistir en la
teoría de que cualquier ser humano, que no tenga pro-
blemas fisiológicos que le impidan modular su voz, si
existe en él interés por lograr con tiempo y paciencia
carrtar afinado,lo podrá conseguir.

En cuanto a los coros profesionales, se puede decir


que son agn¡paciones diversas cuyo denominador común
consiste en la remuneración que reciben sus integrantes
por cantar. Estos co¡os son de distintos niveles y categorlas,
muchos de ellos formados por personas con una prácfica
coral bastante extensa, voces ya cultivadas y buenos
conocimientos musicales. Por ello es fácil suponer que
esos grlrpos musicales eslán mejor capacifados para el
montaje de obras de difícil factwa, y que ptteden con
mayor facilidad qlre otras agnrpaciones corales cambiar
de programas con relativa frecuencia. La condición
profesional de sus integrantes debiera ser razón suficiente
para que cada uno de ellos se sintiera muy motivado al
estudio de partituras y a la presentación de conciertos; sin
embargo, es frecuente apreciar un mayor nivel de estímulo
participativo en coros diletantes, donde sólo se carÍa por
el placer de hacer múrsica, por el gusto de pertenecer a
una a§rupación musical a la que se ama y por mantefler
un vínculo fraterno con los dernás integrantes.

Los directores corales, en muchas oportunidades,


disfnrtan más al frabajar con un grupo no profesional,
de buen nivel artístico, con el que se puede ensayar por

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más tiempo y gracias a ello buscar resultados meiores,
más profundos, lo cual se traduce en mayor satisfacción
para director, coralistas y público. Es fácil entender, por
tarito, que Lrn director quisiera contar con un coro cuyos
integrantes tuvieran las voces y conocimientos de los
coralistas profesionales y el entusiasmo, la eritrega y de-
voción usuales en los cantores aficionados' Hay ocasio-
nes en que tal suma de condiciones se da, y entonces se
asiste al espectáculo de una música que se ofrece en
todo su esplendor y grandeza.

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