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Sobre la gente

Pobladores de la Amazonía vs. Chevron-Texaco


El contexto en el que se inscribe el “caso Texaco” está marcado por la explotación
petrolera en su relación con la globalización, el poder económico transnacional y el
concepto de desarrollo impuesto desde el poder, que se basa en el supuesto “progreso” y
crecimiento sin fin. A partir de esta reflexión, se analizan las actividades realizadas por
Texaco en las provincias de Sucumbíos y Orellana en la Amazonía ecuatoriana, así como
los impactos socio-ambientales y el rol del Estado. También se aborda cómo los pueblos
indígenas y campesinos migrantes que viven en la Amazonía enfrentan a la petrolera con
un juicio que lleva 18 años y cómo la sentencia dictada por el Juez de Lago Agrio a favor
de los demandantes sienta un precedente contra las poderosas transnacionales.

La economía del Ecuador depende en gran medida de la exportación petrolera.22 Sin


embargo, esta actividad no sólo ha causado fuertes impactos socio-ambientales en la
Amazonía, sino que la riqueza no ha llegado a esta región e incluso los índices de pobreza
son mayores en las zonas de extracción petrolera. En efecto, en el año 2010 la tasa de
pobreza medida por necesidades básicas insatisfechas alcanzó 77,7% en la provincia de
Sucumbíos y 73,7% en la provincia de Orellana. En el año 2001, esta tasa se ubicaba en
81,7% y 82,7%, respectivamente, lo cual muestra que, paradójicamente, las dos
provincias petroleras son las que concentran mayor pobreza en el país.
Según se evidencia en el siguiente cuadro
Impacto sobre el recurso agua

Como parte de la demanda de 2003, los demandantes alegaron que los residentes de la
zona de las antiguas operaciones estaban tomando agua contaminada y expuesta a suelos
contaminados por las operaciones de Texpet. Un equipo internacional de expertos en
remediación, muestreo, recursos de agua y evaluación de riesgo, se refirieron a estos
reclamos durantes el juicio de Lago Agrio. Se tomaron muestras de agua superficial en
175 puntos de muestra y 173 cumplieron con los límites de metales y petróleo en el agua
potable establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia de
Protección Ambiental de EE. UU. (USEPA). Las únicas dos muestras que no cumplieron
con estos estándares fueron tomadas de sitios donde Petroecuador tuvo una filtración o
derrame significativo.

De igual forma, muestras de agua potable se obtuvieron de 221 fuentes de aguay 220
cumplieron los límites de metales y petróleo en el agua potable de la OMS y la USEPA.
Esos mismos estudios (aquí y aquí) concluyeron que el 79 por ciento de las muestras de
agua potable contenían E. Coli (Coliformes Fecales), indicando la falta de tratamiento
adecuado de las aguas residuales y la falta de cloro en el agua de pozos. No se detectó
ninguna contaminación en aguas subterráneas por causa de petróleo.

Los mismos resultados fueron encontrados una y otra vez por los expertos de los
demandantes de Lago Agrio. Su primer grupo de expertos, Charles Calmbacher y David
Russell (aquí y aquí) concluyeron que “no había evidencia de efectos generalizados de
salud causados por contaminación petrolera de Texaco, y que no había evidencia de agua
potable contaminada con petróleo de las operaciones de Texaco”. El segundo grupo de
expertos de los demandantes llegaron a la misma conclusión. Douglas Beltman, quien
trabajaba anteriormente en Stratus Consulting, testificó que “ninguna de las muestras de
agua potable que he visto han excedido las regulaciones de compuestos químicos en el
agua por operaciones petroleras establecidos o los estándares de la OMS y la USEPA, por
no hablar exclusivamente de las operaciones de Texpet”.
Impacto sobre el recurso aire

Contaminaron también el aire por la quema de gas y el suelo por los frecuentes derrames
de crudo.

Pero no solamente el medio ambiente se afectó sino tambien la salud de sus habitantes
conformado por las nacionalidades Siona, Secoya, Cofán, Huaorani, Kichwas y los
colonos que llegaron a esta región. Se calcula que son 30 mil personas afectadas directa
e indirectamente. Las enfermedades que padecen son múltiples pero la que mayormente
está afectando es el cáncer por beber agua contaminada con petróleo. Investigaciones
hechas por un equipo de la Universidad de Harvard en 1993 econtraron una rara y alta
incidencia de 8 tipos cáncer en las comunidades afectadas por las operaciones de Texaco.
El último estudio realizado en 1999 en la Comunidad San Carlos en la provincia de
Orellana determinaron que sus habitantes están en riesgo de contraer cáncer 130 veces
más que los habitantes de Quito , ya que el agua para consumo humanos tiene altas
concentraciones de hidrocaruros que rebasan enormemente (144 veces más) los límites
permitidos. En esta misma comunidad en los últimos 10 años 10 personas fallecieron con
cáncer en una población de mil habitantes. Lo que ha pasado y está pasando en esta
comunidad sucede en las demás donde Texaco dejó su secuela de contaminación y
muerte.

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