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IMPACTO DE LOS MATERIALES EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN

La situación actual del mundo se ha visto afectada por la contaminación de los ecosistemas haciendo que la
tierra cada vez más agote su capacidad para recuperarse, por ello, se ha convertido en un asunto internacional
de manera que varios países se han preocupado por discutir y definir estrategias para mermar la
contaminación en cada uno de sus aspectos (emisión de gases, residuos sólidos, suelo y fuentes hídricas) de
manera que los residuos generados causen el menos impacto posible para el planeta, pero aún así no son
suficientes para ofrecer una relación entre los residuos generados y el tiempo adecuado para que la tierra
misma pueda recuperarse. De acuerdo con eso, se han creado miles de acuerdos y protocolos con ese fin,
sin lograr un gran avance, puesto que gran parte de la problemática se debe a la gestión del uso de materiales
para la construcción, el cual se consumen un 60% de los recursos propios de la tierra, además de la
transformación de varios elementos que consumen grandes cantidades de energía durante su procesamiento,
y que, por cierto, muchos de ellos no son renovables ni reutilizados. Debido a esta gran urgencia se crean
políticas y estrategias, estudios y análisis para la correcta elección y manejo de los recursos, por
consiguiente, se originan los sistemas de certificación, entre los cuales se encuentran LEED, BREAM,
CASBEE, entre otros; como una necesidad de calificar los edificios en términos de sostenibilidad (Rocha-
Tamayo, 2011), si bien principalmente se ve reflejado en cuanto a las políticas de ahorro energético y agua,
también se evalúa en términos de localización y uso de materiales, aunque existen algunas falencias que a
pesar de busque en un edificio el máximo rendimiento en calidad de bajo gasto de recursos, aun se da cierto
consumo innecesario.
El bueno uso de los materiales, está catalogado de varias manera y así mismo su elección y el uso adecuado
está sujeto a distintas variables, por ejemplo, puede tomarse desde ciertos puntos de vista, ya sea, materiales
locales, de poco gasto de producción, fácil mantenimiento, entre otros. Sin embargo, aunque todos
quisiéramos que dichos materiales puedan tener todos esos componentes a la vez, ciertamente cada uno de
ellos tiene sus pro y sus contra, es decir, uno de ellos puedes ser de extracción local y renovable, de consumo
para su producción, pero de alto mantenimiento, mientras que en otro caso se dé al contrario, generando
siempre un gasto o un riesgo de contaminación, si bien, algunos se pueden dar en mayor medida y otros no,
en la mayoría de los casos superar el nivel de contaminación ideal para evitar daños irreparables. En síntesis,
como se concluye en el artículo “Construcciones sostenibles: materiales, certificaciones y LCA”, la
factibilidad siempre está ligada por las condiciones del lugar, puesto que, para todos los países e incluso
ciudades dentro de las mismas no sirven los mismos estándares en cuanto que materiales son los más
óptimos o no, si sus condiciones de extracción, uso o disposición final provocan un daño mayor al de usar
uno atípico a lo reglamentado e incluso no solo las condiciones de origen del material sino también las
características que ofrecen estructuralmente al clima en el que se encuentra. Por ejemplo, para la ciudad de
Villavicencio debido a que no existen en su entorno inmediato proveedores de materiales apropiados para
el campo de la construcción se ven obligados en su mayoría a importar desde Bogotá e incluso ciudades
más lejanas, siendo un gasto mayor debido a los costos de transporte y así mismo la emisión de gases. De
acuerdo con lo anterior, se podría pensar que es un gasto innecesario el uso de materiales no locales, pero
debido a las condiciones de ser un clima cálido y presentar una humedad del 85%, se hace necesario traer
elementos capaces de soportar una estructura bajo esas condiciones. Por lo tanto, aquí es donde juega el
análisis de los materiales, de acuerdo a otras características que pueda ofrecer un impacto menor e incluso
nulo de contaminación para compensar el obligatorio que se da por la necesidad del lugar, ya sea de fácil
mantenimiento, materiales durables, entre otros.
Por otra parte, se han evaluado otro tipo de estrategias, que del mismo modo busca minimizar en un grado
máximo los impactos ambientales, pero siendo dirigido directamente a la vida útil del material y el rechazo
de generar algún residuo. Como lo define (Wadel, Avellaneda, & Cuchí, 2010) el mundo se ha dejado llevar
por un modelo productivo secuencial en especial la arquitectura en el campo de la construcción
extracción>fabricación>uso>residuo, siendo así, un modelo lineal, que acaba con el desecho de un material
sin darle algún otro uso o posibilidad de reintegrarse en el sector productivo, por consiguiente, solo logramos
acumular elementos que no son capaces de ser reintegrados y recuperados por la tierra. En Colombia, debido
en gran medida al deplorable manejo de sus desechos, ha resultado en una generación masiva de desechos
y por ende la sobre ocupación de los rellenos sanitarios, agotando su capacidad de manera acelerada, sólo
para crear un nuevo lugar de destinación para esos desechos y continuar ese ciclo, de ahí que, la capacidad
de nuestra tierra cada vez sea más débil.
Por otro lado, en países de Europa se han dado ciertos tipos de construcción industrializada generando
módulos ligeros y desmontables, de manera que es posible implementarse estrategias para la reutilización
de esos módulos en caso de que se haya acabado cumplido la función de esa edificación para la cual fue
asignada, por lo tanto, la cantidad de residuos generada será muy mínima. Es evidente, que actualmente
lograr la tarea de reducir al máximo el impacto ambiental de manera negativa es algo muy difícil
principalmente, porque el ambiente político tiene gran influencia sobre la gestión de los recursos, la
motivación de querer explotar los recursos por razones monetarias afecta seriamente la implementación de
esas estrategias del reciclaje y reutilización de materiales, ya que pierden el beneficio obtenido por las
labores de explotación y procesamiento de ellos. En ese sentido, tristemente los líderes políticos que no han
persistido en un cambio, lo harán, pero cuando ya sea muy tarde y el planeta no tenga posibilidad de
reponerse por sí sola. Es importante, desde nuestra labor como arquitectos aportar por medio de la gestión
y el análisis apropiado de los materiales, verificar su procedencia, de tal manera que no se afecte ni el
ambiente ni nuestra salud. También, identificar desde el proceso de diseño los materiales adecuados, el
sistema constructivo indicado para su localización y, sobre todo, evaluar los posibles elementos que puedan
ser rescatados una vez culminada la vida útil del edificio.
En Colombia existen empresas que pueden ofrecer gran apoyo para evitar desperdicios en los materiales de
construcción, por ejemplo, la empresa ECOSTONE S.A.S, es una empresa dedicada a la recolección,
procesamiento y reciclaje de materiales de construcción, siendo así, una oportunidad ser responsable con
nuestra labor y aprovechar al máximo todas las herramientas que nos dan para gestionar y mermar el daño
que le ocasionamos a nuestro planeta.
En conclusión, más allá de un problema político, sin negar que es un factor importante que agrava esta
problemática, nosotros como arquitectos desde nuestro campo podemos impedir que se generen más
desechos sin comprometer el confort y las necesidades de nuestros clientes, así como la calidad del edificio
que se construye. Actualmente, existen muchas herramientas que ofrecen desde la etapa de diseño y prever
los riesgos ambientales, para así, proceder con las soluciones que, en el caso de Colombia, no somos una
potencia, y a pesar que los estándares de las certificaciones muchas veces no aplican en nuestro país,
poseemos los medios y conocimientos necesarios para intervenir y evitar un daño mayor al medio ambiente,
en especial, siendo un país cuya riqueza ecosistémica, nos destaca por encima de otros.
REFERENCIAS

Rocha-Tamayo, E. (2011). Construcciones sostenibles: materiales, certificaciones y LCA.


Revista Nodo, 6, 99–116. https://doi.org/10.1542/peds.2011-1166
Wadel, G., Avellaneda, J., & Cuchí, A. (2010). La sostenibilidad en la arquitectura
industrializada: cerrando el ciclo de los materiales. Informes de La Construcción, 62(517),
37–51. https://doi.org/10.3989/ic.09.067

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