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(Chiclayo, 23 de noviembre de 1872 - Lima, 6 de marzo de 1966) fue un escritor y poeta peruano.
Cultivó diferentes estilos en la narrativa y es reconocido como el iniciador de la corriente
indigenista del siglo XX, retomando la temática de Narciso Aréstegui y de Clorinda Matto de
Turner y proponiendo un nuevo naturalismo que incluía la indagación psicológica. Incorpora las
formas del cuento moderno para dar cuenta del mundo andino, del indio de carne y hueso, con
sus creencias y formas de violencia. Se le considera como el primer narrador en construir una
imagen verosímil del indio peruano. Sin embargo, su obra más conocida es la novela
negrista Matalaché, ambientada en las costa piurana y que narra la historia de amor entre un
esclavo mulato y la hija de un hacendado criollo, en las postrimerías de la colonia.
Obras literarias
"Cuentos Andinos" (1920), la primera obra importante del indigenismo.
"De mi casona" (1924), uno de sus más hermosos libros narrando sus primeros recuerdos.
"Matalaché" (1928) de carácter naturalista, sobre un tórrido romance entre una criolla y un
esclavo durante la Independencia del Perú. El mismo López Albújar consideró a esta
novela como retaguardista, cuya trama nos sitúa en una hacienda de Piura a inicios del
siglo XIX.
"El hechizo de Tomaiquichua" (1943)
"Nuevos cuentos andinos" (1937)
"Las caridades de la señora Tordoya" (1955).
b) PERSONAJES SECUNDARIOS
Don Baltazar Rehón de Meneses, amo de Rita que propone empreñarla utilizando
José Manuel, esclavo de don Juan Francisco.
Juan Francisco, dueño de La Tina, padre de María Luz.
Rita, esclava de María Luz.
El licenciado don Cosme de los Ríos, fundador de La Tina.
Don Francisco Javier de Paredes, Marques de Salinas
Don Diego Farfán de los Godos
Casilda, la negra que la había amamantado desde cuando era niña a María Luz.
El cura. - don Miguel Jerónimo.
El negro Nicanor, esclavo al servicio de don Miguel Jerónimo.
Centenar de concurrentes a la fiesta de Corpus, entre señores y esclavos.
Martina, esclava que le propuso hacerla abortar a María Luz.
Habitantes de Piura.
ARGUMENTO
Inicio:
Sus protagonistas, muestran dramáticamente el enfrentamiento entre los latifundistas costeños y
sus esclavos, traídos desde el África. Juan Francisco Ríos era el dueño de La Tina, un caserón
ubicado en Piura, donde se fabricaba jabón. No tenía fachada elegante, pero sí ambientes lo
suficientemente cómodos como para recibir la llegada desde Lima, de María Luz, la niña de los
ojos del amo de La Tina.
Nudo:
Desde un primer momento, la joven mostró una actitud de cambio en la fábrica. A su cuidado
estaba la vieja Casilda y una moza de nombre Rita, traída desde hacía muy poco para ser
apareada con José Manuel, el mulato conocido como Matalaché. Para envidia de los otros
esclavos, Matalaché era el padrillo de La Tina, el que tenía el “deber” de hacer procrear esclavos
fuertes y hábiles. Su contextura y rasgos finos lo hacían distinto del común de negros, a ello había
que agregarle su habilidad para la guitarra y los trabajos en cuero. Esta diferencia hizo que María
Luz reparase en él, no como esclavo hábil, sino como hombre. La atracción inmediata entre ambos
fue percibida por un negro congo, que solía cantar cada vez que venía una moza a “pasar por los
brazos” del mulato en la hacienda:
Cógela, cógela, José Manué; Mátala, mátala, Matalaché... No te la coma solita, pití; Deja una alita
siquiera pa´mí.
La pasión se apoderó de María Luz, que dejando de lado todo recato, se hizo pasar por Rita y citó
a Juan Manuel al llamado “cuarto del pecado”. El engaño duró poco, pues el mulato confesó el
sentimiento prohibido que sentía por su ama. Al sentirse correspondida, la joven dio rienda suelta
a su amor contenido. Desde ese entonces, furtivamente, Matalaché subía a perderse en los brazos
de su amada, escuchando a lo lejos el canto burlesco del negro congo.
Desenlace:
Producto de la pasión, María Luz quedó fecundada. Los malestares propios del embarazo, habían
preocupado a su padre quien escuchó la ironía velada del canto de su esclavo, a quien conminó
a decir a qué mujer visitaba Juan Manuel en los altos de La Tina. Casilda quiso evitar el enojo del
patrón y se echó la culpa. Juan Francisco Ríos no creyó la mentira e hizo que Martina, la enfermera
personal de María Luz, confesara. Su mundo de soberbia pareció destruirse: Su hija, la niña de
sus ojos estaba preñada de uno de sus esclavos. Era inconcebible.