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Fabiola Barriga Barriga.

Docente de Lenguaje y Comunicación.


Curso Modular PSU.
Guías de Comprensión de Lectura
Textos Narrativos

¿Qué son los textos narrativos?

El acto de narrar es un procedimiento comunicativo cotidiano, incluso podríamos armar que


es algo común a los seres humanos. Desde hace miles de años que la humanidad narra, no
solo como Literatura, sino también como una forma de explicarse el mundo a través de los
mitos o para conservar la memoria histórica de los pueblos.
Al igual que todos los textos literarios, los textos narrativos poseen una función estética, es
decir, su finalidad es crear belleza a partir del lenguaje, utilizando un vocabulario selecto y
una serie de recursos lingüísticos tales como las figuras literarias.
Los textos narrativos se caracterizan por relatar una sucesión de hechos a través de un
narrador, quien cuenta los acontecimientos y las acciones ocurridas a los personajes en un
tiempo y espacio determinados. Este narrador es la voz ficticia que describe y cuenta los
sucesos del relato, ya sea desde dentro de la historia como un personaje o desde fuera de la
historia como un observador. Para evitar errores en la comprensión de texto, es importante
que sepas diferenciar en el proceso comunicativo la existencia del emisor real o autor y la
existencia del emisor ficticio o narrador. Dentro de los textos pertenecientes al género
narrativo se encuentran: cuento, novela, fábula, mito, leyenda, epopeyas, entre otros.
En síntesis, es importante que, cada vez que te enfrentes a un texto narrativo, vayas
identificando sus elementos propios, tales como narrador, personajes, acciones principales,
espacio y tiempo donde ocurren los acontecimientos, con el fin de contribuir a una
comprensión global y acabada. Como los textos narrativos, al igual que todos los textos
literarios, utilizan un lenguaje figurado, es importante que te fijes en el sentido que el autor
quiere asignarle a sus expresiones.
A continuación, te invitamos a resolver los siguientes ejercicios de comprensión lectora
relacionados con el género narrativo.

LECTURAS

1.1. Crónica de una muerte anunciada:


Lee el texto y responde las preguntas 1 a 4.

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para
esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de
higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al
despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. 'Siempre soñaba con
árboles', me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de
aquel lunes ingrato. 'La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de
estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros', me dijo. Tenía una reputación muy
bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en
ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo ni en
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los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su
muerte.
Tampoco Santiago Nasar reconoció el presagio. Había dormido poco y mal, sin quitarse la
ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar,
y los interpretó como estragos naturales de la parranda de bodas que se había prolongado
hasta después de la media noche. Las muchas personas que encontró desde que salió de su
casa a las 6:05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después, lo recordaban un
poco soñoliento, pero de buen humor, y a todas les comentó de un modo casual que era un
día hermoso (...)
Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada (fragmento).

1. El día en que iban a matar a Santiago Nasar, este sueña:


A) con el rostro de su madre.
B) con distintos tipos de árboles.
C) con la llegada del obispo en buque.
D) que cruzaba un bosque de higuerones.
E) que iba solo en un avión de papel de estaño.

2. A partir del enunciado “hasta que fue destazado como un cerdo”, se puede inferir que
Santiago Nasar:
A) enfermó por comer cerdo en la noche de bodas.
B) es comparado con un puerco por llevar una vida miserable.
C) gustaba de la carne de cerdo, motivo por el cual mandó a matar uno.
D) solía dormir muy poco, de manera similar a como lo hace los porcinos.
E) fue despedazado por sus asesinos, de manera similar a como se destroza un puerco.

3. ¿Cuál de las siguientes acciones sintetiza el segundo párrafo? Santiago Nasar:


A) enfermo y somnoliento, salió en busca de un médico.
B) borracho tras la noche de bodas, salió de paseo por la ciudad.
C) somnoliento por el trasnoche, salió de su casa antes de su muerte.
D) amigo del obispo, salió en su búsqueda por las calles de la ciudad.
E) por petición de su madre, salió de casa en búsqueda de un encargo.

4. En relación al fragmento, una inferencia válida es que:


A) Santiago Nasar tenía ciertos presentimientos acerca de su muerte.
B) la madre de Nasar no advirtió que soñar con árboles indicaba un mal augurio.
C) la madre de Nasar recuerda con nostalgia los momentos previos a la muerte de su hijo.
D) la gente del pueblo coincidía en que el estado del tiempo fue un presagio de su muerte.
E) la madre de Nasar no predice la muerte de su hijo porque el sueño no fue contado en
ayunas.

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1.2. Espantos de agosto:
Lee el texto y responde las preguntas 1 a 5.

Llegamos a Arezzo un poco antes del mediodía, y perdimos más de dos horas buscando el
castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva había comprado en
aquel recodo idílico de la campiña toscana. Era un domingo de principios de agosto,
ardiente y bullicioso, y no era fácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles
abarrotadas de turistas. Al cabo de muchas tentativas inútiles volvimos al automóvil,
abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales, y una vieja
pastora de gansos nos indicó con precisión dónde estaba el castillo.
Antes de despedirse nos preguntó si pensábamos dormir allí, y le contestamos, como lo
teníamos previsto, que solo íbamos a almorzar.
-Menos mal -dijo ella- porque en esa casa espantan.
Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos del mediodía, nos burlamos de su
credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete años, se pusieron dichosos con la idea
de conocer un fantasma de cuerpo presente.
Miguel Otero Silva, que además de buen escritor era un anfitrión espléndido y un comedor
refinado, nos esperaba con un almuerzo de nunca olvidar. Como se nos había hecho tarde
no tuvimos tiempo de conocer el interior del castillo antes de sentarnos a la mesa, pero su
aspecto desde fuera no tenía nada de pavoroso, y cualquier inquietud se disipaba con la
visión completa de la ciudad desde la terraza florida donde estábamos almorzando. Era
difícil creer que en aquella colina de casas encaramadas, donde apenas cabían noventa mil
personas, hubieran nacido tantos hombres de genio perdurable. Sin embargo, Miguel Otero
Silva nos dijo con su humor caribe que ninguno de tantos era el más insigne de Arezzo.
-El más grande -sentenció- fue Ludovico.
Así, sin apellidos: Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido
aquel castillo de su desgracia, y de quien Miguel nos habló durante todo el almuerzo. Nos
habló de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos contó
cómo fue que en un instante de locura del corazón había apuñalado a su dama en el lecho
donde acababan de amarse, y luego azuzó contra sí mismo a sus feroces perros de guerra
que lo despedazaron a dentelladas. Nos aseguró, muy en serio, que a partir de la media
noche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el
sosiego en su purgatorio de amor.
El castillo, en realidad, era inmenso y sombrío. Pero a pleno día, con el estómago lleno y el
corazón contento, el relato de Miguel no podía parecer sino una broma como tantas otras
suyas para entretener a sus invitados. Los ochenta y dos cuartos que recorrimos sin
asombro después de la siesta, habían padecido toda clase de mudanzas de sus dueños
sucesivos. Miguel había restaurado por completo la planta baja y se había hecho construir
un dormitorio moderno con suelos de mármol e instalaciones para sauna y cultura física, y
la terraza de flores intensas donde habíamos almorzado.
La segunda planta, que había sido la más usada en el curso de los siglos, era una sucesión
de cuartos sin ningún carácter, con muebles de diferentes épocas abandonados a su suerte.

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Pero en la última se conservaba una habitación intacta por donde el tiempo se había
olvidado de pasar. Era el dormitorio de Ludovico.
Fue un instante mágico. Allí estaba la cama de cortinas bordadas con hilos de oro, y el
sobrecama de prodigios de pasamanería todavía acartonado por la sangre seca de la amante
sacrificada. Estaba la chimenea con las cenizas heladas y el último leño convertido en
piedra, el armario con sus armas bien cebadas, y el retrato al óleo del caballero pensativo en
un marco de oro, pintado por alguno de los maestros florentinos que no tuvieron la fortuna
de sobrevivir a su tiempo. Sin embargo, lo que más me impresionó fue el olor de fresas
recientes que permanecía estancado sin explicación posible en el ámbito del dormitorio.
Los días del verano son largos y parsimoniosos en la Toscana, y el horizonte se mantiene
en su sitio hasta las nueve de la noche. Cuando terminamos de conocer el castillo eran más
de las cinco, pero Miguel insistió en llevarnos a ver los frescos de Piero della Francesca en
la Iglesia de San Francisco, luego nos tomamos un café bien conversado bajo las pérgolas
de la plaza, y cuando regresamos para recoger las maletas encontramos la cena servida. De
modo que nos quedamos a cenar.
Mientras lo hacíamos, bajo un cielo malva con una sola estrella, los niños prendieron unas
antorchas en la cocina, y se fueron a explorar las tinieblas en los pisos altos. Desde la mesa
oíamos sus galopes de caballos cerreros por las escaleras, los lamentos de las puertas, los
gritos felices llamando a Ludovico en los cuartos tenebrosos. Fue a ellos a quienes se les
ocurrió la mala idea de quedarnos a dormir. Miguel Otero Silva los apoyó encantado, y
nosotros no tuvimos el valor civil de decirles que no.
Al contrario de lo que yo temía, dormimos muy bien, mi esposa y yo en un dormitorio de la
planta baja y mis hijos en el cuarto contiguo. Ambos habían sido modernizados y no tenían
nada de tenebrosos. Mientras trataba de conseguir el sueño conté los doce toques insomnes
del reloj de péndulo de la sala, y me acordé de la advertencia pavorosa de la pastora de
gansos. Pero estábamos tan cansados que nos dormimos muy pronto, en un sueño denso y
continuo, y desperté después de las siete con un sol espléndido entre las enredaderas de la
ventana. A mi lado, mi esposa navegaba en el mar apacible de los inocentes. "Qué tontería -
me dije-, que alguien siga creyendo en fantasmas por estos tiempos". Solo entonces me
estremeció el olor de fresas recién cortadas, y vi la chimenea con las cenizas frías y el
último leño convertido en piedra, y el retrato del caballero triste que nos miraba desde tres
siglos antes en el marco de oro. Pues no estábamos en la alcoba de la planta baja donde nos
habíamos acostado la noche anterior, sino en el dormitorio de Ludovico, bajo la cornisa y
las cortinas polvorientas y las sábanas empapadas de sangre todavía caliente de su cama
maldita.
Gabriel García Márquez, Espantos de agosto en Doce cuentos peregrinos.

1. En relación al castillo de Otero, es FALSO afirmar que:


A) la planta baja había sido remodelada por Miguel Otero.
B) la pieza de Ludovico había permanecido intacta pese a los años.
C) la habitación de Ludovico conservaba aún la sangre caliente de la amada.
D) estaba ubicado en una localidad donde vivieron muchos hombres insignes.
E) se decía que, a partir de la media noche, el espíritu de Ludovico rondaba el castillo.
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2. En el título del cuento se alude al mes de agosto porque:
A) Ludovico asesina a su amada en el lecho de amor un día de agosto.
B) los personajes presenciaron el espíritu de Ludovico en el mes de agosto.
C) el protagonista y su esposa desaparecieron sin dejar rastros una mañana de agosto.
D) la experiencia sobrenatural que viven los personajes se produce en el mes de agosto.
E) el espíritu de Ludovico deambula con mayor frecuencia por el castillo en las noches de
agosto.

3. El amor entre Ludovico y su amada podría definirse como:


A) tirano.
B) funesto.
C) efímero.
D) imposible.
E) idealizado.

4. La principal diferencia del último párrafo respecto al resto es que este presenta:
A) una situación realista en medio de una narración fantástica.
B) un mundo que cumple con las leyes lógicas de nuestra realidad.
C) una realidad que no se ve alterada, pese a los hechos ocurridos.
D) los problemas existenciales y los cuestionamientos del protagonista.
E) una situación sobrenatural que rompe con la normalidad de la narración.

5. Respecto a la idea de lo sobrenatural, el narrador del texto:


A) reacciona de forma tranquila y valiente.
B) quiere dar sosiego al espíritu de Ludovico.
C) se siente atraído por la idea de conocer un fantasma.
D) trata de mantener la calma para no asustar a su familia.
E) trata de convencerse a sí mismo de que todo está bien.

1.3. Veinte mil leguas de viaje submarino:


Lee el texto y responde las preguntas 1 a 6.

-Señor profesor, replicó vivamente el comandante, yo no soy lo que usted llama hombre
civilizado!
He roto con la sociedad entera por razones que solo a mí me incumbe apreciar. No
obedezco, pues, a reglas y le recomiendo que no las invoque nunca en mi presencia.
Esto fue dicho con tono categórico. Un fulgor de ira y de desdén le iluminó la mirada al
desconocido; yo vislumbré en la vida de aquel hombre un pasado harto tormentoso. ½No
solamente se había puesto al margen de las leyes humanas, sino que además se había
emancipado, declarándose libre en la más rigurosa acepción de la palabra, fuera de todo
alcance! ¿Quién osaría perseguirlo en el fondo de los mares, cuando en la superficie
desbarataba los esfuerzos que se conjugaban contra él?

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¿Qué navío podía resistir el choque de su monitor submarino? ¿Qué coraza, por espesa que
fuere, soportaría los impactos de su espolón? Nadie, entre los humanos, podía exigirle
cuentas de sus actos. Solo Dios, si creía en él, su conciencia, si la tenía, eran los únicos
jueces a cuya jurisdicción podía someterse. Estos pensamientos cruzaron rápidamente por
mi mente, mientras el extraño personaje callaba, absorto y como ensimismado. Yo lo
observaba con un pavor en que había hondo interés, sin duda como Edipo contemplaba a la
esfinge. Después de prolongado silencio, volvió el comandante a tomar la palabra.
He titubeado mucho, dijo, pero pensé que mi interés podía conciliarse con la compasión
natural a que todo ser humano tiene derecho. Se quedarán ustedes a bordo, ya que la
fatalidad los empujó hasta aquí. Serán libres y a cambio de tal libertad, muy relativa por
otra parte, no he de imponerles más que una condición. La palabra que me den de
someterse a ella me bastará.
-Hable usted, señor, le respondí, porque supongo que será una condición tal como las que
una persona honrada puede aceptar.
- Sí, señor. Es esta: puede ocurrir que ciertos acontecimientos imprevistos me pongan en la
necesidad de retenerlos en sus camarotes durante unas horas o unos días. En el deseo de no
apelar a recursos violentos, espero de ustedes, en tal caso, estricta obediencia. Obrando de
este modo, pongo a cubierto la responsabilidad de ustedes, los libro de todo compromiso,
puesto que yo los habré colocado en la imposibilidad de ver lo que no debe ser visto.
¿Aceptan esta condición?
¡De manera que ocurrían a bordo cosas por lo menos singulares y que no debía ver la gente
que no estuviera puesta al margen de las leyes sociales! Entre las sorpresas que me
reservaba el futuro no debía ser esta una de las menores.
- Aceptamos, respondí. Solo que le pediré, señor, me permita hacerle una pregunta, una
sola.
- Hable usted, señor.
- ¿Me ha dicho que estaremos libres a bordo?
- Enteramente.
- Le preguntaré qué entiende usted por esa libertad.
- Pues, la libertad de ir, de venir, de ver, de observar incluso lo que aquí pasa, salvo en
contadas circunstancias, la libertad, en n, de que disfrutamos mis compañeros y yo.
Era evidente que no nos entendíamos.
- Perdone usted, señor, repuse, pero esa libertad no es más que la que tiene todo prisionero
de recorrer su prisión. No puede bastarnos.
- ¡Sin embargo, será preciso que les baste!
- ¿Cómo? ¿Hemos de renunciar para siempre a ver nuevamente a nuestra patria, a nuestros
amigos, a nuestra familia?
- Sí, señor. ¡Aunque renunciar al insoportable yugo de la tierra, que los hombres creen la
libertad, tal vez no sea tan penoso como usted se lo imagina!
- ¡De todos modos, exclamó Ned Land, jamás empeñaré mi palabra de no tratar de
escaparme!
- Yo no le exijo su palabra, maestro Land, respondió con frialdad el comandante.

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- ¡Señor, dije yo arrebatado a pesar mío, abusa usted de su situación con respecto a
nosotros! ¡Eso es crueldad!
- ¡No, señor, es clemencia! ¡on ustedes mis prisioneros después del combate! ¡Les doy
hospitalidad cuando con una sola palabra podría hundirlos en los abismos del océano!
¡Ustedes me han atacado, han venido a sorprender un secreto que ningún hombre en el
mundo debe conocer, el secreto de toda mi vida! ¿Y creen ustedes que voy a restituirlos a
esa tierra que no debe nunca conocerme? ¡Jamás! ¡Al retenerlos a ustedes no velo por su
seguridad, sino por la mía! ¡Deben comprenderlo!
Julio Verne, Veinte mil leguas de viaje submarino (fragmento).

1. ¿Cuál de las siguientes alternativas sintetiza mejor la situación planteada en el


fragmento?
A) La bienvenida del comandante a sus visitantes.
B) La comparación entre la vida en la tierra y en el mar.
C) La discusión losóca acerca del sentido de la libertad.
D) Condiciones básicas para mantenerse seguro en el mar.
E) Derechos y deberes de los nuevos tripulantes de la embarcación.

2. De acuerdo a las palabras de Ned Land: “De todos modos, exclamó Ned Land, jamás
empeñaré mi palabra de no tratar de escaparme!”, podemos inferir que:
A) buscará las maneras de liberarse del comandante.
B) se comportará civilizadamente con el comandante.
C) actuará libremente dentro y fuera de la embarcación.
D) renunciará al yugo de la tierra para mantenerse con vida.
E) está agradecido de la hospitalidad que le ha dado el comandante.

3. “No solamente se había puesto al margen de las leyes humanas, sino que además se había
emancipado, declarándose libre en la más rigurosa acepción de la palabra, fuera de todo
alcance!”
La expresión anterior quiere decir que el comandante:
A) busca grandes desafíos para su vida.
B) no cree en Dios ni en las determinaciones.
C) es un hombre que se ha rebelado socialmente.
D) huye de la justicia debido a los delitos cometidos.
E) se caracteriza por ser extremadamente culto y civilizado.

4. El comandante les dice a los extraños que puede requerir en algunos momentos que ellos
permanezcan en sus camarotes porque:
A) requiere poner a prueba su obediencia.
B) deben acostumbrarse a vivir una libertad relativa.
C) son prisioneros y deben permanecer en la nave como tales.
D) hay momentos en que se vuelve violento y deben protegerse.
E) podrían ocurrir acontecimientos imprevistos que no deben ver.
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5. ¿En qué consiste la libertad que ofrece el comandante a los nuevos tripulantes?
A) Pueden salir a explorar cuando estén en tierra firme.
B) Pueden recorrer solo las habitaciones de la embarcación.
C) Pueden pasearse por los pasillos y rincones de la embarcación.
D) Pueden intentar escapar con la condición de no ser descubiertos.
E) Pueden ver todo lo que el comandante y su tripulación hacen en la nave.

6. De acuerdo al fragmento, el capitán Nemo representa al hombre que:


A) desea recuperar su libertad.
B) siente nostalgia por su patria.
C) anda en la búsqueda constante de la felicidad.
D) transgrede las leyes impuestas por la sociedad.
E) tiene como objetivo descubrir nuevos mundos y realidades.

1.4. Martes con mi viejo profesor:


Lee el texto y responde las preguntas 1 a 5.

Llegado a este punto, debo explicar lo que me sucedió desde aquel caluroso día de fines de
primavera en que di el último abrazo a mi apreciado y sabio profesor y le prometí que me
mantendría en contacto con él. No me mantuve en contacto con él. La verdad es que perdí
el contacto con la mayoría de las personas que había conocido en la universidad; entre ellos
los amigos con los que tomaba cervezas y la primera mujer a cuyo lado me desperté una
mañana. Los años que siguieron a la graduación me endurecieron hasta convertirme en una
persona muy diferente del orgulloso graduado que aquel día había salido del campus
camino de Nueva York, dispuesto a ofrecer al mundo su talento.
Descubrí que yo no le interesaba tanto al mundo. Pasé los primeros años de mi veintena de
un lado a otro, pagando alquileres y leyendo los anuncios clasificados y preguntándome por
qué no se ponían en verde los semáforos para mí. Soñaba ser un músico famoso (tocaba el
piano), pero después de varios años de oscuros clubes desiertos, de promesas incumplidas,
de grupos que siempre se disolvían y de productores que parecían interesados por todo el
mundo menos por mí, el sueño se truncó. Fracasaba por primera vez en mi vida.
Mitch Albom, Martes con mi viejo profesor (fragmento).

1. ¿Qué sucede con el protagonista una vez que deja la universidad?


A) Mantiene poco contacto, pero visita frecuentemente a sus más cercanos.
B) Experimenta distintas circunstancias que marcan un descalabro en su vida.
C) Se dedica a formar los más diversos grupos musicales hasta alcanzar su meta.
D) Pasa numerosos meses sin trabajar, empleándose finalmente como funcionario de un
hotel.
E) Sufre numerosos despidos de las empresas donde ha trabajado, debido a su escaso
esfuerzo.

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2. ¿Por qué el protagonista expresa la frase: “descubrí que yo no le interesaba tanto al
mundo”?
Porque:
A) nadie lo saludaba en la calle, haciéndole sentir el desprecio.
B) no lograba encontrar un espacio en el que pudiera desarrollar su talento.
C) las empresas no contrataban músicos de oscuros clubes desiertos como él.
D) sus profesores y amigos de estudios lo olvidaron totalmente luego de su primer fracaso.
E) sus amigos y conocidos olvidaron saludarlo para su cumpleaños y ya no tomaban
cervezas.

3. Luego de la lectura, se puede decir que el protagonista es un:


A) gran profesor de música de la universidad.
B) estudiante que toca en una banda emergente.
C) joven profesional con aspiraciones musicales.
D) estudiante que trabaja poniendo música en un bar.
E) estudiante de jazz que desea volver a la universidad.

4. ¿Cuál de las siguientes emociones afecta al protagonista de la historia por dejar de


frecuentar su círculo más cercano de la universidad?
A) Apatía.
B) Intriga.
C) Serenidad.
D) Vehemencia.
E) Despreocupación.

5. Con la expresión “...y preguntándome por qué no se ponían en verde los semáforos para
mí”, el narrador del texto se refiere a:
A) su futuro.
B) su mala suerte.
C) los problemas viales.
D) la resignación que tiene sobre la vida.
E) una reflexión sobre su comportamiento.

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