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SECCIÓN DE OBRAS DE F1Loso1=ÍA

EL HUMANISMO DE MARX
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RODOLFO MONDOLFO
Traducción del original cn Itali-¿UHF
pm QBERDAN CALETT1

EL HUMANISMO
DE MARX

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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


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Primera edición, 1964


l. EL MATERIALISMO HISTÓRICO COMO
HUMANISMO REALISTA

(low MOTIVO de las lecciones que, a pedido del Consejo


Interuniversitario Regional, impartí sobre el concepto del
Iiombrc en Marx,* pensé que la discusión de este tema exi-
gía una introducción constituida por la exposición de la
«|o<~|rin;1 filosófica de Marx, es decir del “materialismo his-
l«'›ri<~o", para mostrar cuál es la relación que guarda con
I;| u›n<~c¡›ción del hombre delineada por el mismo Marx.
Sin embargo, me parece que esa exposición puede con-
siikfrzirsc, más que una introducción, una parte importante
«li-I curso que se me pidió, pues en realidad, si examinamos
sin prcvcnciones el materialismo histórico -tal como re-
.wlan dc los textos de Marx y Enge1s-- debemos reconocer
«|u¢- no .sc trata de un materialismo, sino de un verdadero
Iuimzniis-mo, que pone en el centro de toda consideración y
ili.-ii nsion «-1 concepto del hombre. Un humanismo realista
(wa/w lla.››1zmismuš), como lo llamaron sus propios creado-
ws, y que aspira a considerar al hombre en su realidad efec-
|iv.1 y miicrcta; a comprender la existencia del hombre en
la I|is|ori;1, y a la historia misma como realidad producida
por 4-I I›omI›rc a través de su actividad, de su trabajo, de su
.ur ion .sovizilz en el curso de los siglos en que se desarrolla
«I ¡›|-mi-.¬^<› de formación y transformación del ambiente en
qm- vive el hombre, y se desarrolla el hombre mismo, como
«Im lo y causa a la vez de toda la evolución histórica.
I-In este sentido, el materialismo histórico no puede con-
lumlirsc con una filosofía materialista. Por eso Lange, el
Derechos reservados conforme a la ley ni/is importante de los historiadores del materialismo, en
© Fondo de Cultura Económica su cr'-lc-brc Historia del materialismo no se ha ocupado
/\v. de la Universidad, 975 - México 12› D' F'
° (ïonfcrcncias pronunciadas en las Universidades de Montevideo y de Bue-
Impreso y hecho en México Inm Ai|'<'.~;.
Printed and made in MKXICO
7
1

MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA 9


8 MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA
humano a la concepción del historicismo, que la transfor-
en absoluto del materialismo histórico, no obstante cono- macion social es siempre obra del hombre mismo.
cerlo, porque entendía que no era materialismo. Hasta La doctrina materialista, según la cual los hombres son
puedo afirmar que la crítica más decisiva de la teoría ma- el producto delambiente y de la educación, y varían con el
terialista es la que han hecho precisamente Marx y Engels variar del ambiente y de la educación, olvida que el am-
a lo largo de toda su obra, a partir de los escritos juveni- biente es modificado por los hombres y que el educador
les que, como las Tesis sobre Feuerbach de Marx (1845), mismo debe ser educado.”
contienen precisamente la crítica de todo el materialismo
_ Hay una intervención continua del hombre en las modi-
anterior, incluido el llamado materialismo de Feuerbach. ficaciones del ambiente social, histórico; hay en esta ac-
En la primera de estas Tesis Marx dice, en efecto: cion _un proceso continuo de educación en virtud del cual
“El defecto capital de todo el materialismo anterior pl mismo educador resulta educado, y actúa después sobre
_-incluido el de Feuerbach- reside en el hecho de que el os demas, realizando su educación. Marx agrega: “La coin-
término del pensamiento, la realidad, lo sensible, ha sido íllâlìlìcrjï de lâ modificación del ambiente y' de la actividad
concebido bajo la forma de objeto 0 de intuición, y no pue e concebirse y entenderse racionalmente sólo
como actividad sensitiva humana, como praxis, no subjeti- como praxis revolucionaria y autotransformación.”
vamente. En consecuencia, ocurrió que el aspecto de la _ §Cómo se modifica el ambiente social, histórico? Se mo-
actividad fue desarrollado por el idealismo en oposición difica através de la actividad del hombre, que Marx llama
al materialismo, pero tan sólo en abstracto, pues natural- la praxis, que abarca toda forma de actividad humana, teó-
mente el idealismo no sabe nada de la actividad real sen- rica y práctica al mismo tiempo. Esta actividad del hom-
sitiva en cuanto tal. Feuerbach establece la distinción real bre, que va modificando continuamente la situación exis-
entre los objetos sensibles y los inteligibles; pero no con-
tenjte, al modificar las circunstancias se modifica también
cibe la actividad humana misma como actividad que plan- a_si misma, produce un cambio interior en el mismo espí-
tee el objeto. -Por eso en la Esencia del cristianismo consi-
åitu, tal que su .producto reacciona sobre su propio pm-
dera sólo al contenido teorético como puramente humano;
dgcšor: Se verifica una accion reciproca, un intercambio
mientras que la praxis se concibe y se fija únicamente en cciones, o sea, lo que Marx llama la “inversión de la
las sórdidas formas judaicas. Por eso no entiende el signi- praxis” (umwälzende Praxis): el efecto se convierte en cau-
ficado que los revolucionarios dan a la actividad práctico-
S11 y produce, por medio de la modificación de sí mismo,
crítica.”
la modificación continua del hombre.
Lo que debe inquirirse en el hombre es su actividad
.La filosofía de la praxis sostenida por Marx se refiere,
concreta, sensible: esa actividad crítico-práctica que puede
evidentemente, al hombre y a su historia, es decir, repre-
también ser una actividad revolucionaria, en cuanto ésta
senta un humanismo historicista.
debe partir del conocimiento efectivo de la realidad exis-
Marx no considera el conocimiento y la acción del hom-
tente; realidad de la cual, a través de la propia reacción,
bre como recepción pasiva de la acción del ambiente: sos-
debe tratar de provocar su modificación, su cambio histó-
tiene que el ambiente debe ser modificado por el hombre
rico. Dice Marx justamente en la tercera parte de estas
mismo; no sólo el ambiente influye en el hombre, sino
Tesis, pasando de la citada afirmación de un activismo
M A' i i«¬.RiALisMo Hisroiuco Y HUMANISMO REALISTA 1 1
io MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA
que no se refiere únicamente a la experiencia que sobre-
que, recíprocamente, el hombre crea el ambiente y lo va
viene independientemente de nuestra iniciativa, sino que
modificando, de manera tal que siempre existe una acción
quiere hablar del experimento activo que decide sobre la
efectiva del hombre y no una receptividad pasiva frente a verdad de nuestro conocimiento, en cuanto el hombre actúa
la acción del ambiente. sobre el objeto y lo conoce justamente en el momento en
En la segunda de sus Tesis sobre Feuerbach, cuando
que trata de modificarlo. Por eso dice en la undécima de
Marx habla del conocimiento humano y de su realidad,
sus Tesis: “Los filósofos sólo han interpretado de variadas
afirma que la cuestión de saber si al pensamiento humano maneras al mundo; pero de lo que se trata, es de cam-
le corresponde una verdad objetiva, debe ser considera- biarlo.” '
da en relación con la vida humana y con la actividad que
_ Por lo tanto, afirma una filosofía activista, voluntarista,
desarrolla el hombre: el hombre necesita del conocimiento
dinámica, la filosofía de la praxis, que es exactamente lo
para obrar, pero de un conocimiento que sea previsión,
mas. opuesto que pueda darse al materialismo, pasivo, me-
que puede ser verdadera, pero a veces también errónea.
canicista, estático. '
El problema de si es verdadera o errónea no se resuelve
El centro de toda la teoría filosófica, el núcleo de toda
sino en la acción, en la práctica.
la comprensión de la realidad, la explicación del mundo
El texto de la segunda Tesis dice:
en el que vivimos y de la existencia del hombre y de la
“La cuestión de si al saber humano corresponda la ver- historia humana, no son buscados por Marx en un con-
dad objetiva no es una cuestión teórica sino práctica. En cepto abstracto, como el de la materia, a la que el materia-
la praxis el hombre puede probar la verdad, es decir, la lismo atribuye justamente una existencia en sí y por sí,
realidad y potencia, la objetividad de su propio pensamien- reduciendo al hombre a un puro producto de la acción de
to. La discusión sobre la realidad o irrealidad de un pensa-
esta materia, a un producto pasivo de la acción del am-
miento aislado de la praxis, es una cuestión puramente es-
biente en el que vive. Para Marx, por el contrario, es pre-
colástica."
cisamente la acción del hombre la que interviene continua-
Decir que la verdad del pensamiento sólo puede reco- niente, la que deterniina el conocimiento y la misma cons-
nocerse en la praxis, significa que cuando creemos conocer iitución espiritual propia, formándola y transformándola
alguna cosa, formulamos previsiones sobre lo que ocurrirá ininterrumpidamente.
al utilizar ese objeto de nuestro conocimiento. Nuestras
Dado, pues, que Marx concibe el proceso de la historia
previsiones pueden hallar en la experiencia ulterior una como, un proceso activo de la praxis y de su continua in-
confirmación o un desmentido: si encuentran confirmación,
version, de la praxis que reacciona sobre el propio produc-
quiere decir que nuestro conocimiento era verdadero; si
tor, que es el hombre mismo, podemos preguntarnos por
en cambio son desmentidas, significa que estábamos en el
(1116 razón Marx y Engels dieron a su teoría el nombre, de
error.
materialismo histórico. Este hecho deriva del ambiente en
Éste es el mismo punto de vista sostenido a principios que Marx y Engels pensaban, actuaban y escribían: un am-
del presente siglo por el pragmatismo, que interpretó el biente dominado por el idealismo hegeliano, que conside-
conocimiento en términos de previsión. Marx había anti- raba toda la realidad como idea y espíritu, y todo el pro-
cipado semejante idea; pero dice también algo más, puesto
M .ir | -i-,ii mLisMo Hisroiuco Y HUMANISMQ REALISTA Is
12 MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA
i«l<-;i hegeliana que hace de la historia una existencia a t'
ceso de la historia como desarrollo dialéctico de la idea y . u o-
nom;i - cual si fuera una persona dotada de enorme
del espíritu, que se produce en forma automática. Frente "l *IUC Sff hallan sometidos los hombres, afirman un l^l)L(iií1iì.I:
a esta concepción, por la cual la subjetividad humana, esto nisino historicista. .
es, la realidad sensible concreta de los hombres, no era En su obra ` ' - - .
--según la frase de Hegel- otra cosa que “materia de la “I -1 historia n Jtlileml Ldl Sagrada familia) Marx escnbe:
astucia de la razón” universal, trascendente, Marx y Engels nie', no intervien 9 ace na-ai no posee nmgun . P0de1` CHOI-
reaccionan afirmando que esa pretendida materia de la as- czuiibio
mdo ei elu hombïì Si]ec limguna' 1'uCha, elesque
ivo y viviente el hombre,
10 ha he(;h0en
tucia de la razón -es decir, los hombres, la humanidad- _ j _* Q e P0S_ff€› C1 que combate. La historia no es una
era, en cambio, la verdadera realidad, central y fundamen- ieallidad cualquiera que se sirve del hombre como de un
tal, del mundo y de la historia. ` V IO para alcanzar sus propios
lllC( ' fines,
' como si. fuese una
Por eso se inclinaron a llamar materialismo a su propia |›_<,r_sona existente por si misma: no es otra cosa que la ¿Q
concepción, y a contraponerla como tal al idealismo hege- lividad del hombre en persecución de sus fines ”
liano. Pero también existe otro motivo: en ese entonces I Así _ _ se afirma un '
I _realismo humanista ' contra I la filosofía
-
una parte de la izquierda hegeliana, con Bruno Bauer y iegeliana del espiritu absoluto. Agrega Marx- “La filo
los llamados Libres de Berlín, había desarrollado una teo- solía del es íritu ' ' '- - _
ría aristocrática con una concepción de la historia como in'1n'i
« < a unp ro cesredcllcïftoiìa pmctlca ' Y toda actlvldad- hu'
producto de élites, las que se servían de la masa como de no Iiodrían llevarno . os nunca mas
la ecuco allala de
dde las viejas
1dea)' Pero condicio-
las Ideas'
materia de la propia iniciativa. .Marx y Engels quieren nes del muiido,
. _
sino solamente más allá de las ideas de e S-
reivindicar, precisamente, la importancia de la masa, que I:-is3 condiciones. Para que las ideas- se traduzcan en heçhgs
para Bauer y sus compañeros era tan sólo materia de la is preciso que los hombres desplieguen una fuerza prác-
acción de las élites: también por esta razón hablan de ma- lira."
H I Se _ reivin dica
' de este niodo lo que Hegel consideraba-
terialismo. materia de la astucia de la Razón”. Esta “materia” de
Feuerbach se había anticipado a esta reivindicación de la Ilmíšriaes ,Pit
llerel ara6 1\Iarxj; Engels, la verdadera autora de la
masa y de su acción histórica, pues había escrito que “la sin del es j _t S o escri e Marx._ u En la historia,
_ _ _ - .
la metafi-I
_ J I 1

nueva filosofía debe ser un acto nuevo, colectivo, libre y ,_ _ P 1 U-_S11.Cumbira para siempre frente al mate-
autónomo de la humanidad. Lo que queda limitado en ""¡“m0, que coincide con el humanismo ”
una sola cabeza es teoria; lo que une a muchas cabezas, _ Eiicontra
_ mos aqui' la declaracion
' ' de que i Marx conside-
-
hace masa y se abre paso en el mundo, es praxis”. Ill Tïaljïaddesencial lo que Hegel consideraba materia: por
raso
“__ ia a e_ un materialismo ' ' - -
que coincide con el huma-
Vemos pues, que ya en Feuerbach existia una concep-
Il::IÄ1i(;T10Quiereha1firmar 'un humanismo realista, un hu-
ción, por lo menos parcial, de la importancia de la colec-
« q ue a ia recibido ya una afirmacion - -› parcial-
tividad, de la masa, de la humanidad. Pero lo que en
Pm Parte de Feuefba h, P€I`0 que realiza con Marx un
Feuerbach era una concepción esencialmente naturalista, HUCV0 paso de gran importancia.
en Marx y Engels se convierte en concepción esencialmen- Feuerbach había considerado a la humanidad como la
te historicista. Cuando declaran que no puede aceptarse la
MATERIALISMO Hisroiuco. Y H UMANisMo REALISTA 15
14 MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA Éfímpšensiónhde la historia. Marx dice (Tesis 11)- «Los
realidad esencial del mundo y de la historia; pero su con- 1 oso os no an hecho otr ' '
cepción de la humanidad era esencialmente naturalista. Si- de diversas maneras ero Íleclsa que mteïpf tüf al mundo
marzo, › P 0 que se trata es de transfor-
tuaba a la humanidad frente a la naturaleza, considerando
la acción que la humanidad ejerce sobre la naturaleza, la Se trata de transformar ' _
Oman - d 1 _ _ 10› es d-C011', de reconocer la im-'
lucha que debe sostener continuamente contra las dificul- P cia e a actividad transformadora de los homb
tades y los peligros naturales. Pero como la naturaleza es se trata de llegar a una C -, . res?
. _ a la com
hlstona _, once P cion cr't
i'1co - practica
' ' de la
siempre estática, siempre igual y no dinámica por sí mis- dominah en ella plrãtnsion de los conflictos internos que
ma, no podía llegarse así a una concepción historicista, a ermina - .
de Superación. eg' otras al bn en los hombres la exigencia
una comprensión y explicación del cambio continuo que ulso _ ' P a_1:aS, suscitan la fuerza del im-
se produce en la humanidad en el curso de su historia. P
teme. para
Esta intentar
fuerza imla ulsom
m0d1ficalcion
" de la_situacion
- ., exis-
_
Marx quiere considerar al hombre en la historia, quie- sl.dad_ La necesidad elë una rãšliâaâonciencliejl de una nece-
re considerarlo no ya como ser natural, sino como ser esen- _ , _ ue '
cialmente social. Entonces, las variaciones que el hombre en su interioridad, de la que se da (bue et ombre mente
- -
conciencia es una necesidad ' ' . H H en su P p ia
ro
produce en la sociedad y que reaccionan sobre él, las luchas
que surgen en la sociedad con las divisiones y formación niunica a fina multip1ÍCidad dseubjìetiva, pero cuando se co-
la masa de una colectividad ujnd rsonas y pertenece_a toda
de castas, clases, etcétera, con el antagonismo de sus inte- Sub.etiVa b_ _ p e entonces convertirse de
reses, estas luchas determinan siempre la actividad huma- J en o jetiva.
na, el esfuerzo por dominar siempre al adversario, consti- _dE(p (pn escrito de 1846, .Marx y Engels dicen- «La nece
tuido no ya por la naturaleza estática, sino por las clases si a a a los hombres la fu erza. Quien- - ' n¢¢¢Sid l
tiene
opuestas; entonces, en esta lucha continua se producen
siempre modificaciones, variaciones sociales, es decir, se pro- ÍÍÄÂÍÍÃÄÉ
* Éšuda-Í
S Si i`“m°'
1 an: as cos Las °°“““°i°“°S - , 313
duce efectivamente el proceso histórico de la humanidad. necesario cambiašllas' y nosotrošlsmrio pueden Segulr 3-S15
debemos cambiarlas, Esta férrea iåigiosüiïoâros hombres, CS
Es precisamente esto lo que dice Marx en la tercera de sus , . - cesi a ' "
Tesis sobre Feuerbach: “La coincidencia de las variaciones hroselitos a los esfuerzos." a difusion Y
del ambiente con las variaciones de la actividad humana Una férre ' -
los h0n1l)I“€S ÍlI11Í)cIeIiiilkl)d:, pero no una necesldad externa a
puede concebirse y entenderse racionalmente sólo como pra- HI^ su concienciar
› es una iennècãsïìetcårsidtad
un ' -
que ellos sienten
xis revolucionaria y como autotransformación.” I
mida por la unidad de las exi en El o jetiva, pero consti.
1

La autotransformación se produce a través del proceso


, | ue no e s una fatalidad,
_ 8 CIHS Sllbjetivas, de manera
no es algo que domine a l h
de la transformación que cumple el hombre en la consti-
tución social. Pero en esta transformación el hombre debe I›res
_' J, sin la_ interven
_
C
' ' d-e su propia
1011 ° conciencia y voluntad;
1 1
OS om'
ser estimulado por motivos; y los motivos que pueden im- jim c°nSm§dahP01` 19- mlsma confluencia de las voluntades
pulsarlo a la superación de la situación existente deben ser iumanas. 0 a autom ' - , .
hs cosas que Se å'esarr0uaUSm0,lno hay una dialéctica de
necesidades que el hombre siente, deben ser una insatisfac- meme los falsos intér mt: På)1`lS1,dcomo creyeron errónea-
ción de la situación actual, que determina en él una exigen- P S C a octrina de Marx,
cia de superación; sólo así puede alcanzarse una verdadera
MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA 17
16 MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA
- -' " 'n había Por consiguiente, para este proceso de inversión de la
Contra esta interpretacion, por la cual lguhïiã) mac
- - ma c - praxis no pueden darse leyes ineluctables que se impongan
atribuido a Marx y Engels un fatalismo au 0 1, “ex al hombre; no puede existir en la historia una fatalidad
ciona Engels en el Anti-Duhmng, pr0t_€SUflHd0 170,1" la al como la que achacaban a Marx y Engels sus adversarios y
travagante afirmación del metafisico Duhrmg, Seglfn a cu les atribuyen también ahora muchos que hablan del mar-
la historia para Marx, se cumple casi automaticamente,
!
xismo como de una teoría que cree en los procesos auto-
sin la acción de los hombres, que la hacen, Y que Ésåos høm; máticos de la concentración de la riqueza, de la formación
bres son movidos como piezas de un Jueg0bd€ âjfïlï lhåì del proletariado cada vez más extenso, de la miseria cre-
las condiciones económicas, que son pura 0 ra e _0S ciente, de la ley de bronce de los salarios, procesos todos
bres” El mismo congepto repite Engels en la conocida carta
contra los cuales el hombre no podría luchar, leyes fatales,
de enero de 1894,
.
611. la que dÍCe¦' ' “NO haY›, PueìieCïïïoï'- ineluctables. Para Marx y Engels, en cambio, son única-
gunos llegan a imaginar, una accion automatica _ _ mente leyes de tendencia; es decir, cada cosa encerraría en
diciones económicas. Los hombres hacen la historia pål' sí la tendencia a desarrollarse en cierta forma determinada;
, - ' e los con 1-
si mismos, aunque en un ambiente dado 1 e and pero esta misma tendencia produce la reacción del hombre;
cionaf' De modo que Engels noquiere adIT_11U1` Udflfl y la reacción humana puede llegar a desviar la tendencia, a
buían sus adversarios al materialismo historico, es eur* qu?
/
ariularla o a modificarla en cualquier sentido.
' r un determi-
se trate de un automatismo de la econpmla, de _, Como dice Engels en el Anti-Dühring, “Las fuerzas ac-
nismo económico La economía, segun esta deformación, tivas en la sociedad actúan absolutamente como las natura-
adquiriría casi una personalidad real, que Se desarrouaría les, ciegas, violentas y destructoras hasta que las conocemos.
por sí misma y ejercería una acción sobre los hombresìílue De modo especial, las fuerzas de producción, en tanto nos
, , - ' ` 1 ta ero
serian unicamente el producto y C ,S1 1*-É Plfzas dá conce negamos a entender su naturaleza y su carácter, actúan fue-
de ajedrez movidas por la economia. on ra es 1 _ nllìa ra de nosotros y contra nuestra voluntad, y terminan por
ción reaccionan Marx y Eng ls, aflfmando que a fms _ ilmninarnos. Pero una vez que se haya comprendido su
economía es una creación de los hombres, que a tlla S111 imliiraleza, fácil es transformarlas de tiranos demoniacos
duda sobre ellos como producto que reacciona nan sobrebsu
so re en siervos voluntariosos. La necesidad es ciega únicamen-
productor; pero a su vez los productores reaccio ne en tanto no se la comprende.”
el producto y desarrollan o limitan o desvian el proceso Por lo tanto, es necesario comprender, pero no tan sólo.
de su desarrollo. _ _, d ««›m¡›rcnder, sino también obrar. La concepción crítico-
En ello consiste precisamente el proceso de inversion 6 ¡mìctica del materialismo histórico dice: “No basta conocer
la praxis- la creación del hombre reacciona sobre el mismo, |›;n-n soineter las fuerzas sociales a la soberanía de la socie-
pero el hombre reacciona ante la reacción de su prod11Ct0, ilml: para ello es necesario un acto social.”
y en esta cadena de reacciones tiene lugar un inteïcanëblå lüs iiecesaria la acción histórica de los interesados, que
- » ' ' r e u
continuo entre los terminos de la relacign, po rgducir |«-;|r<†ionan contra las fuerzas ciegas que actúan en la socie-
hombre, indirectamente, al crear el am ieqìe y lp modi «I;ul: c'-stas han sido creadas por los hombres, pero llegarían
sus modificaciones, se crea a sí m1Sm0 Y PTO “ce as .| ilominarlos si éstos no reaccionaran contra ellas. Para
ficaciones de su propio espirltu.
MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA ig
18» MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA
de las formas jurídicas y políticas de cada época; pero en
eso es necesario la conciencia, el conocimiento y la yoluii- un momento dado estas formas se convierten, de elemento
tad: una exigencia crítico-práctica domina en la h1St0I`1a- de protección, en obstáculo peligro que es menester eli-
Aquí es donde aparece la función de la conciencia de clase,
ininar. Dice Marx en el famoso Prefacio de La crítica de
que Marx y Engels quieren despertar. _ j _I la economia ¡bolítica: “En cierto punto de su desarrollo, las
- - I n en
El proceso de la historia produce una diferenciacio
fuerzas productivas materiales de la sociedad humana entran
la sociedad humana La división del trabajo diversifica la en conflicto con las relaciones de producción existentes, es
sociedad eii grupos estratos, clases diferentes; se escinden decir, con las relaciones de propiedad en cuyo ámbito se
- - ' ' tra-
los intereses de los diversos grupos py de 105 ÓISUUÍOS es habían movido hasta entonces. Tales relaciones sociales,
tos' se crean la distinción y el contraste de las C1HS€S- PCTO
3 v
que hasta ese momento fueron formas evolutivas de las fuer-
la existeiicia de una clase, de una clase cualquiera, no es /.as de producción, se convierten en obstáculos. Sobreviene
una existencia puramente objetiva; no es una existenlïia entonces una época de revolución social.”
real como puro fenómeno economico, sino mas bien, _S0 If@ Así ha ocurrido en todo el proceso de la historia, que
todo, como fenómeno espiritual, es decir, como conciencia
ha sido sieinpre un proceso de superación, es decir, de trans-
de clase . No
i se trata únicamente de una formacion
_ auto- formación revolucionaria de las constituciones económicas,
mática, sino de una formacion lenta y progresiva, que Se jurídicas y políticas existentes. De la antigua sociedad (es-
produce en la misma acción, es decir, en la lucha entre las clavitud) a la sociedad medieval (feudalismo), y a la mo-
clases. _ _ _ Í, derna (capitalismo burgués), se ha producido una evolu-
Para Marx y Engels, pues, la esencia de la historia es a ción y un desarrollo que en cierto momento debía romper
re resentada por la lucha de las clases, y esta lucha consti- el ordenamiento antecedente, que se transformaba de ele-
tulye el factor de las transformaciones sociales progreSiV2lS- mento de protección en obstáculo para el desarrollo ulterior.
El proceso de la humanidad está constituido por la forma- Marx y Engels observan que en la forma actual de la
ción y el desarrollo de lo que ,Marx y Engels llaman las .sociedad el capitalismo forja al proletariado, en el cual el
fuerzas productivas. Ahora bien, estas fuerzas productivfâs, hombre se siente reducido a una fuerza de trabajo, a una
I ' ' ' e
economicas, necesitan alcanzar siempre, enhcadä etêgìfèner mercancía que debe venderse. Con ello se produce el fenó-
desarrollo, un cierto grado de equilibrio, an e o_ jj meno de la alienación del hombre, un fenómeno de des-
cierta protección de su propio desarrollo, una organizacion hmnanización ( Unmenschlichkeit), contra el cual el prole-
en formas jurídicas y políticas. Estas formas constituyen, un-iado reivindica la propia cualidad de hombre. En esto
_ - - " t esi-
mientras ejercen semejante accion pr0t€Ct0Ta, una nefï miisiste la aspiración a superar la sociedad actual, aspira-
dad para el desarrollo de lasmismas fuerzas productivas,
. ion a una sociedad igualitaria de hombres libres, o, como
como la cáscara del huevo constituye una protección nece- «lice el Manifiesto comunista de 1848, a una “asociación
saria para el desarrollo del polluelo. Pero si estíil cáscara no en la que el libre desarrollo de cada uno sea condición del
- ue o mori-
pudiera romperse en un momento dado, el po . Iilire desarrollo de todos”.
ría no podría salir y desarrollarse.
7 1
Resulta manifiesto que en ese proceso el factor econó-
, › on las
Analogo fenomeno es el que sucede enåasoqiedad tc .ón
- a ro ecci mico es fundamental y constituye (puede decirse) la base
fuerzas productivas, que se desarrollan ajo p
MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA 2 1
, ico Y HUMANisMo REALISTA
20 MATERIALISMO HISTÓR segundo no ha sido el resultado de un factor económico,
i _ ero la base no es el todo ,
de los demas factores y proäìsosl ãii cio la raíz no es todo sino de un factor sentimental, o sea el sentimiento de la
los fundamentos no son to o_e _› _I 1 paternidad, que determina la preferencia hacia los propios
el árbol La base entra en intercambio de accion con Ã: hijos y la voluntad de trasmitirles la propia propiedad per-
- . ' 'o de acciones mutuas e
sonal.
hombre m
todos losSocmli haydeun
aspectos la lniiìrcfãimbiina
vi a 11 con elj aspecto
1 causaeconó-
en Este intercambio se produce, pues, entre la estructura
mico ° No, se
. da únicamente en la economia
. ¡no ue 10 ue a es causa
› Y se fundamental y las superestructuras; es un intercambio en
el que no existe tan sólo causa por una parte y efecto por
el resto umcamente el efecto, Sfectoqse conãierte en causa.
la otra, sino que la causa se convierte en efecto y éste en
Convierte en efecto, `10d1ue
Se da un intercambio es' 'en recí
e accio ' P roca _Yj Continua. b causa. Así, en la constante inversión de la praxis se va de-
L a economía es , como se ha visto creacion del hom 1TC,1 terminando el proceso histórico en el que la economía no
_, f dor ero contra la cua e
creacion que actua sobre su crea' , P do Sino ue es el único factor, sino que existe la integridad y unidad
mismo hombre reacciona. No solo la ha crea , bcl, de la vida en la multiplicidad de sus aspectos, íntima e in-
' ente cosa ue hace tam 1611
la va transformando Commilam ias idistinfas de la econo- disolublemente vinculados entre sí, que actúan y reaccio-
Por impulso de Otras exlgenc d 'da total nan continuamente unos sobre otros.
mía por el impulso de otros elementos e su vi _ .d d
' - ' ' cie a Es constante en el proceso histórico esta acción recípro-
. . . ' ' en a, 11€ ' ca entre la subestructura y las superestructuras; las trans-
primitiva, de la horda primordia j q _ 1 la ue formaciones se deben siempre al conjunto, a las relaciones
guna forma de propiedad, H la Sofïledad Pamarca en 1 q recíprocas de todos los elementos, en la unidad de la vida
- ' l tanto también la ieren-
del hombre.
se. Introduce la pmpledadfy por '9n se roduce POr inicia-
Sin embargo, por el mismo principio de la inversión de
.
Cm, a anaäería - Y la tganade-
tiva Vemos que esta
del hombre qu@“fans
IHUOÍlrmaclo
UC@ 8_ I d 1 (momia Y la praxis, la acción histórica de los hombres, por el hecho
rla,' que significa una transformacion
_ . e H GC ' d d de de cumplirse y de insertarse en la historia, no puede ser
. . - ' introduce la necesi a
origlna una Propfejdad, tamlïjeijón del grupo Social. Esta arbitraria y depender únicamente de su voluntad; por el
una mayor estabilidad Y co es nvivencia más Sóliday Con- contrario, siempre se encuentra condicionada por la situa-
mayor cohesión deltermiiâa unñecgan a Conocer V amar a. los ción histórica en la que se cumple. Marx determinó, en
- os a res ,
tmuai' erj1.1.Í')Sq1äeue enp el régimen anterior de la horda no el citado Prefacio a la Crítica de la economía política, las
ro ios i '_ mndiciones que limitan la posibilidad de las transforma-
ponãiderabjani
c ni conocían. Se desarrollan entonces los pfl ' _ ciones revolucionarias que la voluntad humana aspira a
rn eros afectos familiares,- y con la
. .,costumbre
- de- la PTOPW
'° cumplir.
dad privada se incorpora
,
la trasmisión
' `
hereditaria a los hijos.
n el unto de ar- Para cada transformación social en la historia, se exige
I
Tenemos, ash un hecho economico emo (ie iies dai) ia
I ' e u L ¢ una doble madurez histórica: objetiva (de las cosas, esto
tida, y un liecho economjico C11 P d tida la m_ es de la realidad económico-social) y subjetiva (de las con-
introducción de la ganaderia en el puI1t0 C Par WI' P « iencias). En cuanto a la madurez objetiva, Marx escribe:
- - ' ` 'n hereditaria en e puHt0
Pledad l lvada con su niasmljslo ` er hecho económico al "Una formación social no se extingue antes de que se ha-
de llegada. Pero el pasaje de Pnm
MATERIALISMO HISTÓRIC O Y HUMANISMO REALISTA 23

22 MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA su conciencia de clase . P or eso un marxista


' revolucionario
- .
como Gra msci' pudo decir
- que la revolución rusa era «la
yan desarrollado todas las fuerzas productivas de que es ca-
revolución contra El ca ztal
' ” ' .
paz; y nuevas relaciones de producción no reemplazan a de Marx- F , es decir, contra la doctrina
las anteriores antes de que sus condiciones materiales de
Sin embar go la doctrina ' de - .
existencia se hayan desarrollado precisamente en el seno
de la doble madurey objetiva Y 3/ÍlÍÍ"X›_ Con sus exigencias
de la antigua sociedad.” En cuanto a la madurez subjetiva,
Gramsci recon ocio" Á, “ u Jetlva
1 - “QUÉ C1 mismo
declara: “La humanidad se propone únicamente los fines - como PUNO catartico” o “punto de
que puede alcanzar”; lo que significa que en cada momen- Partida de toda la filosofía de la Pfaxis
' ” _ no ha encontra-
do una refuta Clon
' ' en el P roceso de la revolucion
- , rusa, sing,
_
to histórico una colectividad sólo puede proponerse las in-
novaciones para las cuales se hallan maduras las concien- por el C0ntfaTÍ0, una confirmación
cias, no menos que las condiciones objetivas. _ Desde el primer
` momento 1 ' -› .
minada por las exigencias Í 3 T€\_/Olucion rusa se vio do-
Ambas formas de madurez se asocian y se condicionan ., m '
recíprocamente: no pueden separarse una de otra. Es in- cion
.
del capital y del cum liprçsclndlbles
m
de la Hwmula-
~
trial, que son la conditio siine lento del desarrollo Indus-
dudable que algún individuo o grupo puede, en sus con- 50C¡a1iSta_ Y como esta misión qua "O11 de la posibilidad
cepciones y aspiraciones, anticiparse a los tiempos; pero cae-
cumplida en Rusia (C0mo lo hal_i›)'rep'Í:latOr1l no podía ser
mos entonces en las utopías, irrealizables en la historia por « ia si o en as '
cidentales)
_ por
_ la bur g uesia
' c apitalista,
' ' naclones
pues habia i sido- oc'.
eli-
ausencia de las condiciones imprescindibles. Engels pre-
mmada, debió ser asumid a p or el Estado ~
omnipotente, me-
sentó un ejemplo típico de esta situación en la guerra de de E t d
diante la creación d C una especie ' ' de ca ital'
los campesinos alemanes del siglo xv, cuyo conductor (Mün-_
que tuvo que someter a 1 ' p lsmo S a 0
zer) se inspiraba en un programa comunista, irrealizable . , os trabajadores (d '
cxigia y se exigen sacrifici OS y renuncia _ a todaG aut
quienes ' se
en la situación histórica de su tiempo. Se hallaba así en un
; i iiga dictadura
' -
inexorable. onoinia )
conflicto insoluble entre lo que podía hacer en las condi-
ciones reales existentes y lo que debía hacer según su pro- e esta manera no se h a eliminado
' ' 1 1' -, V V
lioiiibre
lil ' "
, cuya abolicion, 1
segun Marx, debíaa a lenaclon
ser misióndel
grama. “Quien caiga en esa desgraciada situación [concluía
Engels] está irremediablemente perdido.” 1 i proletariado y de su revolu ` ' 1'
ílvbido a la ausencia de la s concio(i1i_iciones
iberadora.
est blHa ' faltado,
Aunque puede parecer que la revolución rusa desmin-
tió las exigencias afirmadas por Marx y Engels, en cuanto MÄWX, la actuación d el humanismo
A ' ma ' a ecldas por
mm 1, una exigencia
_ _ un`iversal de 1 ' rxista' ' q- ue coma' '
no se basó en las condiciones positivas de la madurez eco-
|›«'l`sona '<›«
A U , exigencia, ' como dice - lbertad Y dlgnldad
el Manifiesto de i, C16 la
nómico-política (objetiva y subjetiva) que exigía Marx,
i i.ii*i<›ii en la cual el libre desar ll d › una aso-
sino en la condición negativa de la debilidad del régimen _ _, ro
«Iii ion del libre desarrollo de todos?, C Cada uno Sea eon-
zarista, que podía ser derribado fácilmente por un ataque
l.:i dictadura im Pffïante es negación de tod '
enérgico y decidido. Así, con su conquista del poder, los - 0 autogobier-
no; mantiene la alienación d C lOS tfabajadøfes
. , que no pue-
bolcheviques pretendieron cumplir un salto del régimen
l .poner de siI mismos
l li ` Ii (lis - confo
feudal, aún dominante en el imperio de los Zares, al régi- - . ' r

l ›|i›|iil›c a ' ' e a - su acción


Sus pro P ios sindi catos cualquier Propla
- e1eCC10f1§
de defen-
men socialista, sin pasar por la fase intermedia del desarro-
llo del capitalismo y de la formación del proletariado y de
24 MATERIALISMO HISTÓRICO Y HUMANISMO REALISTA

sa de sus intereses y reivindicaciones, imponìé11d0l€S,


- en II. LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX
- ~f ' ' ' bre los traba adores para
cambio, la funcion de vigilancia so _ _ _ Jd 1 tmba_O
el aumento de la producción y la disciplina 6 l
' ' superior
' del Estado. EN EL capítulo que antecede, interpretando el materialis-
en el interes _ . .
mo histórico como una forma de humanismo realista, he
El salto de la época capitalista no se ha verificado, Y 'la
- do su valor. No sin razon puesto en evidencia especialmente el carácter activista que
advertencla de Marx' Consçrva to Sorel definió el materia- adopta en Marx esta filosofía del hombre: es una filosofía
un marxlsta revolucloliano çomd) rudencia a los revolu- de la praxis, de la actividad humana que abraza todas las
lismo historico como c_onsej0_ C, h dicho es
formas, intelectuales y materiales, teóricas y prácticas en
` arios” - El materialismo historicO, 00m0
cion . e 1 'h
- ' realista ue ve a 11- que puede manifestarse. Y precisamente en semejante uni-
un humamsmo' palo un humalillstmrcia la cualqes sin duda dad de todos los aspectos y todos los elementos de la vida
manidad en la reahdad de su IS Ono, obra arbitiaria y sin y de la actividad huinana, consiste este humanismo realista
. - - Obra de- los hombres,
alguna, ' ' Élem'iem re or la realidad que Marx quiere afirmar especialmente contra el idealismo
hmltaclones' Smo .condlclona a S p aldión transfor- hegeliano.
-existente, en su mismo esfuerzo de super Y
- 1 El idealismo hegeliano veía en los hombres reales y con-
macion. _ . . - -rico
cretos sólo la materia de la historia, el medio de que se
En este seiitido, precisamente, el materialismo li_isto j
_ . eomo un reale Humanis- sirve la astucia de la Razón universal; en cambio Marx
fue definido por sus cr€ad0I`€S quiere mostrar que ellos mismos son el sujeto de la histo-
cerlo.
mus, y como tal debemos recono ria, ellos mismos son quienes hacen la historia, crean la so-
ciedad y la civilización humana, y todas las formas que de
la sociedad y la civilización van desarrollándose en la su-
cesión de los tiempos.
Esta reivindicación del hombre real y activo debe servir,
zulcmás, para mostrar que el hombre tiene en sí mismo, en
su actividad, además del poder de crear la historia, también
la capacidad de la libertad de la persona humana. Son con-
ti-pros que aparecen sostenidos por Marx en un conjunto
th- obras juveniles, que permanecieron en gran parte iné-
«lims y desconocidas hasta no hace muchos años; escritos
.pic van desde 1843 a 1845, y que son justamente, además
ili- las notas de Crítica de la ƒilosoƒía del derecho de Hegel
(f.-2- :tii-313), la Introducción a la crítica de la filosofía del
«If-›«-1:/lo de Hegel, escrita en 1843 y publicada por Marx
.il mt) sigiiiente; la Sagrada familia, escrita en colaboración
...ii lingels en 1844 y publicada en 1845 con el título: La
25

\
26 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 27

sagrada familia o Crítica de la Crítica crítica, contra Bruno senta la unificación de los mismos en el concepto del hom
b_re real _ser natural y humano, activo
. .
y pasivg .
al mlsmo'
Bauer y consortes; los Manuscritos económico-políticos de
1844, inéditos hasta hace pocos años; la Ideología alemana, tiempo- hace que el naturalismo desemboque en el his-
compuesta también en colaboración con Engels “para ajus- toricismo.
tar cuentas con la filosofía”, y abandonada después manus- h ' Aquí vemos _escribe Marx_- cómo el naturalismo o
crita “a la crítica roedora de los ratones”. Su largo subtí- umani'smo,- llevado a su propio término, se distingue tan-
tulo decía: Crítica de la noi/ísima ƒilosoƒía alemana en las to del idealismo como del materialismo y es a la vez 1a
personas de sus representantes Feuerbach, Bruno Bauer y èfpršlatcl qpe unifica a ambos.. .Y vemos asimismo que Sólo
Stirner, y del socialismo alemán en las personas de sus di- a ura ismo esta en condicion de comprender la amión
ferentes profetas, que eran los escritores de los Anales Re- âffo lg l1t1St(l›3ri.ìbuniversal." (En la traducción italiana de
nanos, Karl Grün, Georg Kuhlmann, etcétera. Finalmen- T ef 0 0 10, ÍUTIH, 1949, p. 177, en la trad. caste-
te, para completar la nómina, deben recordarse las Tesis llana de Roces, México, 1958, p. 59.)
sobre Feuerbach, escritas por Marx en el mismo año de baclål trlaiåsito delinaturalismo (en. que se detenía Feuer-
1845, y publicadas varios años más tarde por Engels en M ) a istoricismo (que es precisamente la novedad de
apéndice a su ensayo sobre L. Feuerbach y el punto de lle- ig arx) se cumple a traves de la consideración de las exigen-
gada de la ƒilosoƒía clásica alemana. _ piejìs imprescindibles dela realidad del hombre, que es, ante
En todas estas obras el pensamiento filosófico de Marx 'o o, un ser natural viviente _(es decir, activo) y por C011-
se determina ya en sus líneas esenciales, y hasta se expresa siguiente no puede tener realidad si no es real el mundo
en forma más amplia y completa que en los escritos poste- ICXÍCTIOT, qU€ CS SU 0l?]€t0; y tin segundo lugar es un ser
riores (comprendido El capital), que han dejado de tener iumano,.y como tal vive y actiia en la especie humana.
por objeto los problemas filosóficos para considerar los 1 Lai primera refutacion de Marx se dirige, pues, contra
económicos, políticos e históricos. la re iìccion de toda la realidad al espíritu o sujeto abso-
Las obras correspondientes a los tres años señalados (de flï f, fi' C tuada por Hegel la Fenomenologia del Espí-
1843 a 1845) son decisivas para la formación del pensamien- ritu, _que considera la objetividad como una alienación del
to de Marx y para la expresión de sus concepciones filo- i spiritu, que debe ser reconquistada y reapropiada por éste,
sóficas. Encontramos en ellas una reivindicación del hom- “u CCIT, anulada como realidad objetiva exterior. Resu-
bre real concreto, del hombre activo capaz de libertad y iiiiendo el capítulo final de la Fenomenología Marx ex
“ - . . )
creador de la historia; del hombre cuyos rasgos esenciales pone el pensamiento hegeliano de la siguiente manera: “Lo-
pueden resumirse con una página muy significativa de los luiidamental es que el objeto de la conciencia no es otra
Manuscritos económico-ƒilosóƒicos de 1844. «osa que .la autoeonciencia, o que el objeto sólo es la auto-
En el tercero de estos manuscritos, en el capítulo “Crí- mnczencia objetivada, la autoconcien-cia como objeto (El
tica de la dialéctica y en general de la filosofía de Hegel”, postulado del hombre : autoconciencia).
vemos justamente un pasaje en el que .Marx contrapone _ SÉ U`1afa,bp0r lo tanto, de superar el objeto de la con-
el naturalismo o humanismo a los dos sistemas opuestos, : icnclja, a ok jetwzdad como tal vale para una agtiwd (161
idealismo y materialismo, y mostrando que aquél repre- mm re enajenada, que no corresponde a la esencia hu-
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 29
28 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX
Un ser ue no te '
mana, a la autoconciencia. La reapropiación de la esencia ob, t, q “ga UH Objeto fuera de sí, no es un ser
le WO- UU SCT que HO sea el mismo objeto con relación
objetiva del hombre -engendrada como una esencia ajena a un tercero no t' - _ B
bajo la determinación de la enajenación- no sólo tiene, no ”Un
se com POT, t 21 3bl-en? ser alguno para su °bJet0› CS d€C1I`,
por lo tanto, la significación de superar la enajenación, sino ]€_UVam€nte y su ser no es objetivo.
ser no 0 jetivo es un no ser” _ 5s. de la tr d.
también la objetividad, lo que quiere decir, por lo tanto, de Roces). (pp 59 a
que el hombre vale como una esencia no objetiva, espiri-
Pero esto re '' ~
tualista” (pp. 56 ss. de la traducción de W. Roces, pp. 173 ss.
dición común
además de estoazfo damlnen parasensibles;
osdos seres 10? ammales' es una pues,
y es preciso, Con'
de la trad. de Bobbio).
A esto Marx opone su concepción realista del hombre, entre el hombr, COIHSI erar tambien.el caracter diferencial
que exige la realidad de la naturaleza. “El hombre -dice '
prosigue. _ .. Pero
e Yel Os animales.
hombre no Precisamente
es solamente por
un es@
ser Marx
natu_
Marx- es inmediatamente un ser natural. Como ser na-
ral'_ es tamb'ien' un ser natural humano, es decir, - es un ser
tural, como ser natural viviente, está en parte dotado
de ƒuerzas naturales, de fuerzas vitales, es decir, es un ser que es pOr si mismo, y por consiguiente un ser genérico-
como
en su tSìbfšebeprealizarse
l ' '
y confirmarse tanto en su ser como”
natural activo” (y estas fuerzas existen en él como disposi-
tos naturalr. tolr eso los objetos humanos no son los obje-
ciones y facultades, como impulsos); “en parte es, en cuan-
”N_ 1 CS, a como se presentan de modo inmediato. . _
to ser natural, objetivo, dotado de cuerpo y de sentidos, un 1 _ _ _
ser pasivo, condicionado y limitado a la par de los anima- ivameätgatürëill lzla objetivamente, ni la naturaleza sub-
les y de las plantas: vale decir, los objetos de sus impulsos jmmo Í , Se da a inmediatamente presente al ser hu-
en t orma a ecuada. Y,así como todo lo que es natu_
ml debe
existen fuera de él, como objetos independientes de él, pero
estos objetos son objetos de su necesidad, objetos esencia- acta de 0Í_11€I` M11 Oíigen, asi tambien el hombre tiene su
i g_en , a zstorza, que para el, › sin
- embargo, es
les, indispensables para llevar a cabo y confirmar sus fuer-
un acta de origen de la que tiene conocimiento. _ . La histo-
zas esenciales. Que el hombre sea un ser real y objetivo
ria es la verdadera historia natural del hombre. _ . ” (ib¿d_
dotado de cuerpo, de fuerzas naturales, de vida, de sentidos,
p. 60). '
significa que tiene por objeto de su ser, de sus manifestacio-
Así
la natilrfl mientras 1 el ` -
animal puede y_debe ser considerado en
nes vitales, objetos reales y sensibles, o que puede exte-
riorizar su propia vida tan sólo sobre objetos reales y sen- fi eZ2_1› 6 hombf i en cambio, debe ser considerado
sibles”. Ser nosotros objetivos, naturales, sensibles, y al en 11% lålsåorila. El realismo, es decir, la afirmación de la
rea i a M e a nat uraleza y del hombre como ser natural,
es
mismo tiempo tener objeto, naturaleza y sentidos fuera de
nosotros, o ser nosotros mismos objeto, naturaleza y sen- - Para I ¿TX el PUUÍO de P-Hilda; pero el punto de lle a-
da es el historicismo, que se alcanza a través de la g'
tidos con relación a un tercero, es la misma cosa. “El ham- demci on , mas ,, cabal de que el hombre es un ser natural consi-
hu-
bre es una necesidad natural: necesita, por lo tanto, de mano.
una naturaleza fuera de sí, de un objeto fuera de sí, para Marx sostiene esta afirmación del narnra smø Contr 1
satisfaccrsc y calmarse. _ _ - -
idealismo he eli_ n ' ' , a e'
"Un ser que no tenga la propia naturaleza fuera de sí vado a desaršollïI'S6 O. ya
Perl) su^' critica ~a Hegel habla Comen-
. e ano anterioi,_ en los escritos
_ de;
no es un ser natural, no participa del ser de la naturaleza.
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 31
30 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX '
bre es un ser humillado, subyugado, abandonado y despre-
1343 En la Crítica de la ƒilosoƒía del derecho de Hegel, viable” (pp. 9 ss. de la trad. Roces).
'_ - ' ` d en los Deutsch-
especialmente en la Einleitung, pàiblicataaì relativa al Con- Marx afirma así la exigencia de una revolución radical.
ƒmn_z_ ]ahr., su preocupacion fun amen , ' _ Pero una “revolución radical sólo puede ser la revolución
cepto del hombre real, se afirmaba ya como critica de toda dc necesidades radicales”, y por eso necesita de una clase
concepción abstracta y sobre todo como defensa de la dig- que sea portadora de estas necesidades radicales, la que no
nidad humana y exigencia de una revolución que iíompa puede ser ni la burguesía ni la clase media.
- ' 1 bre e nie-
todas las cadenas radicales que humillan a lhïrï la lyucha la “Para que coincidan la revolución de un pueblo y la
gan una condicion humana, y que Cump a _
emanciƒzación de una clase especial... para que una clase
reconquista total del hombre. h F z sische valga por toda la sociedad, es necesario que todos los de-
En ..este escrito, pubhcado en 1Oi)DeutsC“lea ciiltiicii) de la fectos de la sociedad se condensen en una clase, que.. .
Jahïbucheï de 1844, concite la repulsa general... sea considerada como el de-
filosofia alemana del Marx
dereclhiedardela
0 y, Elsltlãdo
ecuešìteque rica”
tuvo en
es lito notorio de toda la sociedad, de manera que su libera-
ción aparezca como la autoliberación universal.”
Hegel su
critica de maxlina
la “filosoefifpresloni
ia especu lniïìs
a iva Cïildi derechoy› abstrdída
_
H - t ner su realis- Por eso la “posibilidad positiva de la emancipación”
.del hombre real . Y Justamente al con TaP0 1 to reside en la formación de una “clase con cadenas radica-
mo a este idealismo, Se “eme 11@Vad0 a lmegfar e wncep les, . . . de una esfera que posea un carácter universal por
del hombre con el de las masas, en el que vuelvåe a enccíilì- sus sufrimientos universales.. . que es, en una palabra, la
- » - arc a revo -
trar la fuerza historica capaz' de poner endml ,1_dad de pérdida total del hombre y por lo tanto puede conquistar-
cionariamente, la reivindicación universal e a cua 1
se a sí misma mediante la reconquista total del hombre.
hombre. _ . . Esta disolución de la sociedad como clase especial es el pro-
“Por cierto que el arma de la crítica no puede sustituir letariado”. Y de aquí la conclusión: “Así como la filo-
, . ' l debe abatirse
,a la critica de las armas, y el poder matertišén la teoría Se
sofía encuentra en el proletariado sus armas materiales, el
Por medio del poder matinal' pero tam adueña de las proletariado encuentra en la filosofía sus armas espiritua-
COHVÍCTÍC en Poder material en alamo de las masas cuan- les. . . La filosofía no puede realizarse sin la superación del
masas. Y la teoria es capaz de aduenarse e
proletariado, y el proletariado no puede superarse sin la
d ar umenta y demuestra ad homznem, y argumenta y realización de la filosofía” (ibid., pp. 1 1 ss.).
doemues
g 1ra ad hominem cuando se hace radical. Ser , radical
_ _. '.Ylaraiz arael Es evidente que la filosofía de que habla Marx no es la
significa atacar el problema en su raiz _ , P 1 _ filosofía hegeliana, de la idea, sino que pretende ser la fi-
h om b re, es el
_ hombre mismo ' La prueba evidente de ra_
losofía del hombre, y del hombre considerado como ser na-
dicalismo de la teoría alemana, y por lo tanto âu ene; tural humano, según las expresiones que hemos citado del
gía práctica consiste en saber partir de la deci 1 a sup
¬
_ - -
3
- °' ' t' de la reli ion
° ° Í
Manuscrito del año siguiente.
ramón Positiva de la liehgloni La i lidnliclilre es la eseëicia Marx desarrolla este punto en la Sagrada familia, la
desemboca en la doctrina de que e 1 imperativo obra escrita en colaboración con Engels en el mismo año
suprema para el hombre, y por lo tanto, e 1844, y en ella expresa el repudio de la concepción hege-
, . - 'ones en ue el hom-
.categorzco es derribar todas las relaci (1
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 33
32 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX _
reconocen que el hombre de que hablaba Feuerbach era
liana de la historia, considerada como un enorme poder un hombre abstracto, no el hombre real, históricamente
trascendente que domina a los hombres y se sirve de ellos concreto. Y la conciencia de esa abstracción se expresa en
como del medio para sus propios fines. ellos en la sucesiva crítica a Feuerbach, desarrollada el año
Pero más que a Hegel mismo, la Sagrada familia, ataca siguiente en la Ideología alemana.
a los hermanos Bauer y a los Libres de Berlín, que soste- Como dirá Engels más tarde en su ensayo sobre Feuer-
nían una concepción aristocrática, pues contraponían el es-
bach y el punto de llegada de la filosofía clásica alemana,
píritu, que es propio de las élites intelectuales (con las que
“el paso que no daba Feuerbach debía, sin embargo, ser
se identificaban ellos mismos), a la “masa en su maciza
dado. El culto del hombre abstracto, que constituía el mo-
cualidad de masa”. Pero el mismo Marx, que ya había
delo de la nueva religión de Feuerbach, debía necesaria-
afirmado en el escrito del año anterior la función histórica
mente ceder el puesto a la ciencia del hombre real y de su
y revolucionaria de la masa (el proletariado), ataca, con desarrollo histórico”. No obstante, Engels admite que este
Engels, en la Sagrada familia, las concepciones de los Bauer, reconocimiento del hombre real era un “desarrollo ulte-
y se adhiere a la filosofía de Feuerbach, que había decla- rior del punto de vista de Feuerbach, pasando sobre el mis-
rado que “la teoría que no se limita a una o a pocas cabe- mo Feuerbach". `
zas, sino que constituye masa, es la que se abre camino en Semejante proceso de superación se perfila ya en parte
el mundo, es praxis”. = en la Sagrada familia, y lo prosigue además Marx en el des-
Así, la teoría que se apodera de los espíritus de la co- arrollo que el mismo año da a su orientación en los Ma-
lectividad (cosa que, según el escrito marxiano de 1843, nuscritos económico-ƒilosóƒicos, donde quiere determinar la
puede ocurrir en las condiciones históricas de una clase concepción del hombre como hombre social, creador y resul-
oprimida, constreñida a luchar por su emancipación), pue- tado a la vez de la sociedad en la que vive. La concepción
de traducirse en una realidad histórica, y convertir la filo- y su desarrollo se concretan luego en la Ideología alemana y
sofía _que es pura teoría cuando reside en una sola ca- en las Tesis sobre Feuerbach, que corresponden a 1845.
beza- en praxis que tiene como instrumento y medio En estas obras eiicontramos la primera afirmación ex-
propio de realización a la colectividad. Para Marx y En- plícita del materialismo histórico. El tránsito del natura-
gels la misión de efectuar semejante tránsito de la teoría lismo feuerbachiano al historicismo, que constituye la con-
a la praxis es precisamente función del humanismo, que cepción propia de Marx y Engels, se cumple dentro de su
afirman como nueva filosofía. misma concepción del hombre. Esta concepción quiere afir-
Ya Feuerbach había considerado esta función del huma- mar las exigencias reales de la vida, y especialmente la exi-
nismo como fuerza de unificación entre los hombres, pues gencia en que se encuentra el hombre, para poder vivir,
consideraba a la humanidad coligada internamente, en las
de producir los medios necesarios para su propia subsisten-
relaciones recíprocas entre sus componentes, por la fuerza
cia. En esta producción y creación que el hombre cumple,
del amor. Para él, el amor era la fuerza unificadora de la
consiste el fundamento y elemento esencial de la creación
humanidad, cosa que lo impulsaba a una especie de reli-
de la historia.
gión de la humanidad, a un culto del hombre. Marx y
Marx dice en la Ideología alemana (p. 27 de la trad. de
Engels, luego de una adhesión transitoria a esta concepción,
34 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 35
Roces, Montevideo, 1958; y p. 17 de la edición Adoratskij,
la actividad vital del animal. Sólo por esto, precisamente,
Berlín, 193 2): “Debemos comenzar reconociendo el primer
es un ser de la especie. . _
supuesto de toda existencia humana, y por lo tanto tam-
"La creación práctica de un mundo objetivo, la trans-
bién de toda historia, esto es, que los hombres deben estar
formación de la naturaleza inorgánica, es la prueba de que
en condiciones de vivir para poder 'hacer historia', Pero
el hombre es un ser genérico dotado de conciencia, es de-
para vivir es necesario comer, beber, tener una habitación,
cir, un ser que se conduce respecto del género como res-
un vestido y algunas otras cosas. El primer hecho histórico pecto de su propio ser, o respecto de sí mismo como respec-
es, pues, la producción de los medios para la satisfacción to de su ser genérico. Ciertamente, tanibién el animal
de estas necesidades, es decir, la producción de la misma produce. Se construye un nido, hace sus habitaciones como
vida material, y sin duda alguna, éste es un hecho histó- las abejas, los castores, las hormigas, etcétera. Sólo que el
rico, una condición fundamental de toda historia, que aun animal produce únicamente lo que necesita en forma in-
hoy, lo mismo que millares de años atrás, debe realizarse mediata para sí y para sus crías; produce en forma unila-
cada día y cada hora sólo para inantener en vida a los hom- teral, mientras que el hombre produce de modo univer-
bres. . . En consecuencia, la primera exigencia de toda con- sal; el animal produce solamente bajo el imperio de la
cepción histórica es que se observe este hecho fundamental necesidad física inmediata y el hombre aún libre de la ne-
en todo su significado y en todo su alcance y se lo haga cesidad física, y produce verdaderamente sólo cuando está
llegar al [reconocimiento de] sus derechos.” libre de ella; el animal se reproduce sólo a sí mismo, mien-
Aquí ,Marx se encuentra obligado a destacar y a expli- tras que el hombre reproduce la naturaleza entera; el pro-
car la diferenciación entre el hombre y el animal; y la re- ducto del animal pertenece inmediatamente a su cuerpo
conoce en la creación de la técnica, en el trabajo que es físico, mientras que el hombre se pone libremente frente
obra del hombre y del ambiente social, quienes, precisa- a su producto. El animal construye tan sólo según la me-
meiite, en virtud de la técnica, se van creando y desarro- dida y la necesidad de la especie a la que pertenece, mien-
llando. De esta manera se tiene la creación de la histo- tras que el hombre sabe producir según la medida de toda
ria, y en ella el hombre va modificándose y desarrollándose especie y sabe predisponer dondequiera la inedida inhe-
a sí mismo, de tal manera que la historia representa una rente a ese determinado objeto. . .
autocreación del mismo hombre. "Sólo en la transformación del mundo objetivo el hom-
Esta diferenciación entre el hombre y los animales ha- bre se inuestra realmente como un ser genérico. Esta pro-
bía sido establecida ya por Marx en los `Manuscritos econó- ducción es su vida activa como ser genérico. Mediante ella,
mico-filosóficos (pp. 89 ss. de la traducción italiana de Bob- la naturaleza aparece como su obra y su realidad. El objeto
del trabajo es, pues, la objetii/ación de la vida del hombre
bio), donde escribía: “E1 animal es inmediatamente una
como ser genérico, en cuanto se duplica no solamente, como
cosa sola con su actividad vital. No se distingue de ella. . .
cn la conciencia, intelectualmente, sino también activa-
El hombre hace de su actividad vital el objeto mismo de
mente, realmente, y se mira así en un mundo creado por
su voluntad y de su conciencia.. . la actividad vital cons-
(fl mismo. . . ”
ciente del hombre distingue al hombre inmediatamente de
Ésta es la distinción entre hombre y animal que Marx
36 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 37
l
presenta en los Manuscritos económico-filosóficos. Pero en biente social, se encuentra en relación con este ambiente
la Ideología alemana esa distinción se perfila en forma un social, con la sociedad en continuo cambio y en incesante
tanto diferente y más compleja, que ofrece la posibilidad transformación, y debe modificar, por lo tanto, continua-
de establecer la diferenciación entre el carácter estático de mente su acción, desarrollar sus capacidades y sus produc-
la producción del animal, siempre igual e invariable, y el ciones; en otras palabras, debe entrar en la historia.
dinamismo de la producción humana, que va diversificán- La creación que realiza el hombre es creación de su
dose y desarrollándose continuamente. Esta posibilidad propia vida, en realidad, una creación progresiva de sí mis-
procede del hecho de que en la Ideología alemana Marx mo. Crea sus propias modificaciones en el curso de la his-
introduce el concepto de la producción de los medios de toria; se va formando y transformando por medio de su
vida, realizada por el hombre y no por los animales. actividad. En la misma Ideología alemana .Marx dice: “El
Marx escribe (Deutsche Ideologie, p. io de la edición modo como los hombres producen sus medios de vida. . . no
Adoratskij; p. ig de la trad. de Roces): “Pueden diferen- debe considerarse tan sólo bajo el aspecto constituido por
ciarse los hombres de los animales, por medio de la con- la reproducción de la existencia física de los individuos. Es
ciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero los ya, más bien, un modo determinado de la actividad de
hombres mismos se diferencian de los animales desde el estos individuos, un modo determinado de manifestar su
momento mismo en que empiezan a producir sus medios vida, una determinada manera de vida de los mismos. Los
de vida. . . En cuanto los hombres producen sus medios de individuos son tal como ellos manifiestan su vida. Lo que
vida, indirectamente producen su misma vida material.” son coincide, pues, con su producción, tanto con lo que pro-
Hay, por tanto, una diferencia, pues mientras aquí Marx ducen cuanto con el modo como lo producen. Lo que los
habla de producción de los medios de vida, en los Ma- individuos son depende, por lo tanto, de las condiciones
nuscritos hablaba sólo de la producción de refugios (nidos, materiales de su producción" (pp. io ss. de la edición
habitaciones), que también puede ser propia de los anima- Adoratskij; pp. 19 ss. de la trad. de Roces).
les. Animales como los pájaros, las abejas, los castores, las En el desarrollo de la producción y de las fuerzas pro-
hormigas, se construyen nidos y refugios en forma cons- ductivas, Marx observa que se va produciendo y desarro-
tantemente igual, mientras que el hombre que crea y pro- llando la división del trabajo. Una división del trabajo se
duce sus medios de vida, se siente continuamente impul- manifiesta ya en la familia y en la tribu, con la distinción
sado a modificar las creaciones antecedentes, a introducir entre el patriarca y los miembros de la familia y de la tribu
innovaciones, a desarrollar en el curso de la historia sus y los esclavos; a continuación, agrega Marx, se produce la
invenciones; se siente impulsado por las mismas exigen- separación entre el trabajo agrícola y el trabajo industrial,
cias de su vida, por el desarrollo y la multiplicación de sus la distinción entre el campo y la ciudad; y esta diferencia-
necesidades y deseos de mejoramiento. ción progresiva trae consecuencias sociales. “Cada fase de
Así tenemos el pasoide la estaticidad característica de los la división del trabajo determina también las relaciones
animales al dinamismo propio de los hombres. Los anima- de los individuos entre sí con relación al material, al ins-
les dependen estáticamente de la naturaleza, siempre igual. trumento y al producto del trabajo" (ed. cit. p. 11; p. 20
El hombre, en cambio, con su creación dinámica del am- de la trad. de Roces).
38 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 39
Así, de las relaciones materiales, es decir de la activi- Aquí encontramos, pues, una inversión total, completa,
dad económica de los hombres, nacen las relaciones espiri- del punto de vista de la concepción idealista, y Marx
tuales, políticas, jurídicas etc.; y éstas se van modificando quiere ponerlo de relieve. Dice, en efecto, en las siguien-
en tanto se modifican aquéllas. Dice Marx: “Por consi- tes líneas: “Todo lo contrario de la filosofía alemana, que
guiente, la realidad es ésta: determinados individuos, que desciende del cielo a la tierra: aquí se asciende de la tierra
en su actividad productiva obran de una manera determi- al cielo. Es decir, no se parte de lo que dicen los hombres,
nada, entran entre sí en estas determinadas relaciones so- de lo que imaginan, se representan, y ni siquiera de los
ciales y políticas. La observación empírica, en cada caso hombres dichos, pensados, imaginados, representados para
particular debe mostrar empíricamente y sin mistificación llegar, partiendo de aquí, a los hombres de carne y hueso;
alguna ni especulación, la conexión de la estructura social se parte, en cambio, de los hombres realmente operantes,
y política con la producción. La organización social y el y partiendo de su real proceso de vida, se expone también
Estado provienen constantemente del proceso de la vida el desarrollo de los reflejos y ecos ideológicos de este proce-
de determinados individuos; pero de estos individuos, no so de vida. . .
ya como pueden aparecer en las representaciones propias "La moral, la religión, la metafísica y las otras ideolo-
o ajenas, sino cómo son realmente, es decir, cómo obran gías, y las formas de conciencia correspondientes a ellas, no
y producen materialmente, y por consiguiente, cómo des- pueden con ello conservar más tiempo la apariencia de la
arrollan su actividad bajo límites, supuestos y condiciones subsistencia autónoma. No tienen en absoluto una histo-
materiales determinadas e independientes de su arbitrio. ria propia, no tienen ningún desarrollo propio; pero los
"La producción de las ideas, de las representaciones, de hombres que desarrollan su producción material y su co-
la conciencia está, ante todo, entrelazada con la actividad mercio material cambian, junto con esta realidad, también
material, y el material comercio de los hombres es el len- su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es
guaje de la vida real. La representación, el pensamiento, la conciencia lo que determina la vida, sino por el contra-
el comercio espiritual de los hombres aparecen aquí aun rio, es la vida lo que determina la conciencia.”
como emanación directa de su comportamiento material. Pero la vida de que habla Marx es la vida en su totali-
Y lo mismo vale para la producción espiritual tal como se dad, en la multiplicidad integral y plena de sus formas, en
manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la la unidad de todos sus aspectos, que se hallan vinculados,
moral, de la religión, de la metafísica, etcétera, de un pue- recíproca e inseparablemente; es la unidad de la acción y
blo. Los hombres son los productores de sus representa- manifestación del hombre en todos sus campos; es la uni-
ciones, de sus ideas, praemissis praemittendis; pero los hom- dad del desarrollo humano.
bres reales, operantes tal como están condicionados por “Esta manera de considerar las cosas _-agrega Marx_.,
determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y del co- no está por cierto incondicionada. Parte de las condiciones,
mercio correspondiente a las mismas hasta sus más amplias reales y no las descuida en ningún momento. Sus condi-
formaciones. La conciencia no puede ser nunca otra cosa ciones son los hombres, pero nunca en un aislamiento-
que el ser consciente, y el ser de los hombres es su real pro- fantástico ni en una fantástica fijación, sino en su real y
ceso de vida.” (Ed. cit., p. 15; p. 25 de la trad. de Roces). empíricamente evidente proceso de desarrollo bajo deter-
40 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 41

minadas condiciones. Así que se representa este activo pro- son en igual medida tanto el resultado como el punto de
ceso de vida, la historia deja de ser una colección de hechos partida del movimiento... Por consiguiente, el carácter
muertos, como lo es para los mismos empíricos aún abs- social es el carácter universal de todo el movimiento: así
tractos, o una acción imaginaria de sujetos imaginarios, como la sociedad produce al hombre en cuanto hombre,
como lo es para los idealistas. así el hombre produce la sociedad” (Manuscritos, trad. de
“Donde termina la especulación en la vida real, comien- Bobbio, p. 123).
za también la ciencia real positiva, la exposición de la ac- Hay, pues, reciprocidad completa, intercambio de ac-
tividad práctica, del proceso práctico de desarrollo de los ción y dependencia: “La actividad y el espíritu _-prosigue
hombres” (op. cit., p. 16; p. 26 de la trad. de Roces). Marx_- son sociales tanto por su contenido como por su
En este desarrollo de la conciencia humana aparece, origen: por consiguiente, son actividad social y espíritu so-
pues, en toda su evidencia la naturaleza social que la carac- cial. La esencia humana dela naturaleza existe solamente
teriza. La conciencia humana no se desarrolla en el indi- para el hombre social: en efecto, sólo aquí la naturaleza
viduo aislado, sino solamente en las relaciones recíprocas existe únicamente para el hombre como vínculo con el hom-
entre los hombres, que se forman y se desarrollan en la bre; como existencia de él para el otro y del otro para él,
sociedad. Marx explica: “Sólo ahora... encontramos que y así también como elemento vital de la realidad humana;
el hombre tiene también “conciencia Pero ni siquiera sólo aquí ella existe como fundamento de su propia existen-
ésta, como conciencia 'pura'. Desde el principio, el espíritu cia humana. Sólo aquí la existencia natural del hombre
lleva en sí la maldición de estar 'infectado de materia', que se ha convertido para el hombre en existencia humana; la
se manifiesta aquí en forma de estratos de aire en movi- naturaleza se ha hecho hombre. En consecuencia, la socie-
miento, de sonidos; en una palabra, de lenguaje. El len- dad es la unidad esencial que ha llegado a su propio cum-
guaje es tan viejo como la conciencia, el lenguaje es la plimiento: unidad del hombre con la naturaleza, la verda-
conciencia práctica, la conciencia real existente también dera resurrección de la naturaleza, el naturalismo perfecto
para los demás hombres, y por lo tanto existente primera- del hombre y el humanismo perfecto de la naturaleza.”
mente también para mí mismo; y el lenguaje nace, como Esto aparece evidente en toda forma de actividad cons-
ia conciencia, primeramente de la necesidad, de la urgen- ciente del hombre; y Marx lo demuestra con observaciones
cia del comercio con los otros hombres. . . La conciencia es, agudas y penetrantes, siguiendo su examen: “La actividad
pues, desde el principio, un producto social y seguirá sien- social y el espíritu social no existen solamente en la forma
do tal en tanto existan en general hombres” (op. cit., p. ig; de una actividad inmediatamente social y de un espíritu
p. 30 de la trad. de Roces). inmediatamente social. . . Aun cuando yo desarrollo única-
Esta idea de la socialidad de la conciencia la había ex- mente una actividad científica, actividad que yo mismo pue-
puesto Feuerbach parcialmente; pero Marx profundiza mu- do desarrollar en comunidad inmediata con otros, desarro-
cho más, como se ve en los Manuscritos económico-ƒilosó- llo una actividad social porque actúo como hombre. No
ficos, donde muestra la reciprocidad e inseparabilidad que solamente se me da como producto social el material de
existe entre el hombre y la sociedad humana. mi actividad --como la misma lengua de que se vale el
“Sea el material del trabajo, sea el hombre como sujeto, científico para desarrollar su propia actividad--; sino que
42 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 43

mi misma existencia es una actividad social, de donde lo acción que se ejerce entre el hombre y la sociedad. “Así
que yo hago, lo hago por la sociedad y con la conciencia como la sociedad -dice en el pasaje antes citado-_ produce
de ser un ser social. al hombre en cuanto hombre, así el hombre produce la so-
"Mi conciencia universal no es otra cosa que la forma ciedad.”
teore'tica de aquello de que la comunidad real, el ser social, Es lo que afirma en los Manuscritos económico-ƒilosóƒi
es la forma viviente. ._ Más aún, es preciso evitar que se cos. Y en la tercera de las Tesis sobre Feuerbach, encon-
fije otra vez la 'sociedad' como abstracción frente al indi- tramos análogamente: “La doctrina materialista, según la
viduo. El individuo es el ser social. Sus manifestaciones cual los hombres son el producto del ambiente y de la edu-
vitales --aun cuando no aparecen en la forma inmediata cación, y cambian en la medida en que cambian el am-
de manifestaciones de vida en común, es decir, realizadas biente y la educación, olvida que el ambiente es modifica-
al mismo tiempo con los demás, son por lo tanto una ex- do precisamente por los hombres y que el educador mismo
presión y una confirmación de la vida social.” (Manuscri- debe ser educado.”
tos, trad. Bobbio, p. 124 ss.) Es decir, hay intercambio continuo de acciones y reac-
En la misma formación y en la transformación misma ciones entre hombre y ambiente, entre individuo y socie-
del hombre y de sus capacidades intelectuales, y hasta de dad. El hombre es producto de la sociedad, pero la so-
sus capacidades sensibles, repercute siempre esta esencia ciedad es producto del hombre. La sociedad contribuye
social del hombre, esta relación necesaria con la sociedad. a la transformación del hombre, pero el hombre es el que
“Sólo a través del total desenvolvimiento objetivo de la ri- produce las modificaciones y transformaciones de la socie-
queza del ser humano, resulta en parte educada, y en parte dad. Hay una aplicación del principio que Marx es el pri-
producida la riqueza de la sensibilidad subjetiva del hom- mero en sostener en forma explícita: es el principio de la
bre, y análogamente un oído para la música, un ojo para inversión de la praxis, según el cual el productor, después
la belleza de la forma, en una palabra, los sentidos capaces de haber creado el producto, y aun más en el acto mismo de
de un goce humano, esos sentidos que se confirman como crearlo, experimenta la reacción de este mismo produc-
fuerzas esenciales del hombre. En efecto, no sólo los cinco to, que tiende a modificar a su mismo productor; pero, a
sentidos, sino también los llamados sentidos espirituales, su vez, el productor reacciona y modifica el propio produc-
los sentidos prácticos (el querer, el amor, etcétera), en suma, to, desarrollándose así una cadena interminable de inter-
el sentido humano, la humanidad de los sentidos, se for- cambios que es, precisamente, el proceso de la inversión
man solamente a través de la existencia de su objeto pro- de la praxis.
pio, a través de la naturaleza humanizada. La educación Esta teoría salva el principio de la actividad humana, y
de los cinco sentidos es una obra de toda la historia del permite a .Marx afirmar que el vínculo con la sociedad es
mundo hasta hoy” (Manuscrito, op. cit., pp. 128 ss). justamente el fundamento de la real libertad del hombre,
Pero es preciso recordar aquí que no se trata de consi- de su independencia, de su iniciativa, de su dinamismo, de
derar al individuo pasivamente sometido a la sociedad, o toda su actividad. En un fragmento (escrito en 1857, pero
sea, no se trata de ver en él un mero producto de la socie- dejado durante mucho tiempo inédito, hasta su publica-
dad. Marx afirma categóricamente la reciprocidad de la ción en el libro Úber den historischen Materialismus, ed.
44 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 45

H. Duncker) de una introducción a la Critica de la ƒilosoƒía compuesta de espíritus libres e independientes, es decir,
del derecho, Marx escribió: “El hombre es un zóon politi- quiere afirmar y reivindicar el principio de libertad uni-
kón en el sentido más literal: no sólo es un animal social, versalmente extendido a toda la humanidad.
sino también un animal que no puede singularizarse sino Véanse especialmente el capítulo ii (de Engels) de la
en la sociedad.” Sagrada familia: “La crítica crítica del molinero (Julius
La posibilidad de toda singularización del hombre, de Faucher); el capítulo iv (también de Engels): “la crítica
toda afirmación de su individualidad y personalidad, está crítica como la paz del conocedor 0 como el señor Edgar”;
condicionada, según Marx, por la convivencia social. Sin y el capítulo vi (de Marx): “Primera campaña de la crí-
la vida en sociedad el hombre no tendría ni siquiera la po- tica absoluta: el espíritu y la masa.”
sibilidad de la propia actividad, de la personalidad propia La presentación de la masa como antítesis del espíritu,
y de su dinamismo. hecha por Bruno Bauer, es referida por Marx en los si-
En esta relación entre el hombre y la sociedad, en esta guientes términos: “En la masa _nos enseña_- y no en
influencia permanente y continua ejercida por la sociedad otra parte debe buscarse el verdadero enemigo del espíri-
sobre el hombre, aparece para Marx el problema de la tu.” Y prosigue: “El espíritu sabe ahora dónde debe bus-
consideración y valoración de la colectividad, que los Bauer car su único adversario: en las ilusiones y en la ausencia
despreciaban como masa en su maciza cualidad de masa, y de núcleo de la masa.” Y Marx comenta en el capítulo vi:
que Marx, en cambio, en colaboración con Engels, quiere “Por una parte está la masa, como el elemento pasivo, des-
reinvindicar en la Sagrada familia. Pero es preciso advertir provisto de espíritu, desprovisto de historia, elemento ma-
que el concepto de masa que se sostiene en esta obra nada terial de la historia: por la otra, está el espíritu, la Crítica,
tiene que pueda confundirlo con el concepto que se sos- el señor Bruno y consortes, como el elemento activo, de
tiene de la masa en nuestros días, como efecto de las doc- donde proviene toda acción histórica.” Ahora bien, esto
trinas totalitarias. significa para Marx y Engels un desconocimiento total de
En todas estas doctrinas, comprendidas las que preten- la historia real.
den presentarse como expresión del pensamiento de Marx, En. el capítulo ii Engels escribe: “La crítica debe des-
del cual son, sin embargo, deformación, el individuo re- conocer la historia tal como se ha desarrollado realmente,
sulta aniquilado y destruido en la masa, pierde toda realidad porque reconocerla significaría ya reconocer la masa vil,
y actividad autónoma, pierde toda posibilidad de indepen- en su maciza cualidad de masa (massenhaƒten Massenhaƒ-
dencia personal de pensamiento y de acción. Marx, en tigkeit), mientras, en cambio, se trata precisamente de la
cambio, no quiere ver en el hombre social, de ninguna liberación de la masa respecto de su condición de masa.
manera, lo que hoy se llama (con una expresión que se ha Por eso la historia está liberada de tal condición de masa.”
vuelto común especialmente en virtud_del análisis crítico Marx también reivindica la historia como creación de
de Ortega y Gasset) el hombre masa. Por el contrario, rei- la masa, profundizando la comprensión de la Revolución
vindica contra los hermanos Bauer el valor espiritual que francesa y de su fracaso, imputado por los herinanos Bauer
quiere ver realizado por la masa; contra la concepción aris- a la intervención de la masa. “Si la revolución -contesta
tocrática de los Libres de Berlín reclama una colectividad Marx_ que puede representar todas las grandes acciones
e

46 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 47

históricas ha fracasado, ha fracasado porque la masa, en cu- Esta última afirmación es sustentada y explicada más
yas condiciones esencialmente se mantuvo, era una masa adelante por Marx (captíulo vi), al mostrar la continui-
exclusiva, no comprensiva de su conjunto, limitada. No dad entre las reivindicaciones ideales de los utopistas y la
porque la masa se entusiasmase e interesase por la revolu- acción histórica del movimiento proletario.
ción, sino porque la parte más numerosa de la masa, la que “Todos los escritores comunistas y socialistas -dice
se distingue de la burguesía, no tenía su interés real en el Marx-_ participaban de la observación de que todos los
principio de la revolución, su propio principio revolucio- progresos del espíritu, hasta ahora, han sido progresos con-
nario, sino sólo una idea, por consiguiente sólo un objeto tra la masa de la humanidad, constreñida a una situación
de momentáneo entusiasmo y de una exaltación tan sólo cada vez más deshumanizada. Por eso declararon que el
aparente. Con la mayor profundidad de la acción histórica progreso (cf. Fourier) es una frase insuficiente, abstracta,
aumentará también, por consiguiente, la importancia de y supusieron (véase, entre otros, Owen) un defecto funda-
la masa, de la cual ella es acción. En la historia crítica [la mental del mundo civilizado: luego sometieron a una cri-
de los Bauer] las cosas deben marchar, por cierto, de otro tica incisiva los fundamentos reales de la sociedad actual.
modo.” A esta crítica comunista corresponde luego prácticamente
Sin embargo, la importancia y eficacia históricas de la el movimiento de la gran masa, en oposición a la cual se
masa están ligadas a la acción creadora de los hombres que había desarrollado hasta entonces todo el desenvolvimien-
la componen -los obreros-, acción que no es únicamente to liistórico. Es necesario haber aprendido a conocer el
creación de productos del trabajo y de progreso material, estudio, el ansia de saber, la energía moral, el infatigable
sino también _seña1an Marx y Engels-_ creación espiritual, esfuerzo de desarrollo de los obreros franceses e ingleses,
creación del hombre mismo. Se afirma así la exigencia para poder formarse una idea de la nobleza humana de
de la personalidad humana para cada hombre; exigencia de este movimiento.”
que la masa esté formada por hombres humanos. Es la Por tanto, el movimiento proletario crea al hombre en
exigencia que sostiene Engels (cap. iv, parágrafo 1) con- cuanto afirma y hace operante la exigencia de su humani-
tra Edgar Bauer, quien, en polémica con los socialistas dad, de su desarrollo espiritual, de su conquista de la per-
franceses, que decían que el trabajador lo hace todo y no sonalidad. Lo cual es precisamente una reivindicación uni-
tiene nada, había escrito que el trabajador no crea nada, versal afirmada por el Manifiesto comunista contra la
en cuanto que su trabajo permanece siempre como algo de situación liistórica que hace de la personalidad un privile-
particular y transitorio, limitado a la pura necesidad indi- gio de la clase pudiente, reclamándola en cambio como
vidual cotidiana. Engels responde: “El trabajador no crea exigencia universal y derecho humano.
nada; este principio es completamente descabellado. La “En la sociedad burguesa se reserva al capital toda per-
Crítica crítica no crea nada; el trabajador lo hace todo, y sonalidad e iniciativa; el individuo trabajador está privado
tanto más lo produce todo en cuanto hace avergonzar a la de iniciativa y personalidad. Y la abolición de estas condi-
crítica incluso con sus creaciones espirituales; los trabaja- ciones es lo que la burguesía llama abolición de la persona-
dores ingleses y franceses podrían suministrar la prueba lidad y de la libertad. Y no obstante, tiene razón. Aspi-
de ello. Aun más, el trabajador crea al hombre.” ramos efectivamente a ver abolida la personalidad, la inde-
48 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 49
pendencia y la libertad burguesas”, concebidas como pri-
senta como la irrealización de su vida, su producción como
vilegio de pocos, con negación de la exigencia universal.
la producción de su nada; que su poder sobre el objeto se
"Con ello confesáis que para vosotros no hay otra per-
le presenta como poder del objeto sobre él mismo; que él
sona que el burgués, el capitalista. Y bien, la personalidad
mismo, el señor de su creación se le presenta como el siervo
así concebida es la que nosotros aspiramos a destruir.” Y
de esta creación.”
como consecuencia de esta reivindicación del título huma-
Semejante alienación, según la teoría de Marx, es una
no opuesto a cualquier título histórico, esta segunda parte
consecuencia y un producto de la división del trabajo, que
del Manifiesto concluye afirmando la exigencia de una “aso-
iniplica desde su principio la introducción de la propiedad
ciación en la cual el libre desarrollo de cada uno sea con-
privada. Entonces el mismo hombre debe vender no sola-
dición del libre desarrollo de todos”.
mente su producto, sino su propia fuerza de trabajo. A
Para este fin se requiere la lucha contra la alienación
este respecto dice el Manifiesto comunista (cap. I: Burgue-
del hombre. En un escrito de .Marx -comentario a ex-
ses y proletarios): “La extensión del uso de las máquinas
tractos de los Elementos de economía política de james
y la división del trabajo quitan a esteúltimo, en el actual
Mill_ que Adoratskij encontró en un cuaderno de apuntes
régimen proletario, todo carácter de autonomía, toda li-
compilado en París entre principios de 1844 y 1845, y pu-
bertad de iniciativa, y por consiguiente todo atractivo para
blicó en la colección de las obras de Marx y Engels bajo el
el obrero. El trabajador se convierte en un simple acceso-
título de Aus den Exzerptheƒten (Ed. completa, Sección
rio de la máquina, del que sólo se exige una operación
I, vol. III, p. 356), se dice: “En tanto el hombre no
mecánica, monótona, de fácil aprendizaje.”
sea reconocido como hombre y no se haya organizado el
Consecuencia de este proceso es la pérdida de la condi-
mundo humanamente, su ser social se manifiesta bajo la
ción de hombre, autor consciente y autónomo de su obra
forma de la alienación (Entƒremdung). Puesto que su su'-
creadora, la reducción del hombre a un puro instrumento
jeto, el hombre, es un ser extrañado (entƒremdetes) a sí
(la mano) apéndice de los instrumentos mecánicos y puesta
mismo. Los hombres son este ser no en una abstracción,
al servicio de éstos en el ejercicio de la fuerza de trabajo.
sino como individuos, reales, vivientes particulares. Tal
Esta fuerza de trabajo debe venderse como una mercancía,
como ellos son, así es por consiguiente este mismo ser. Es,
cuyo precio de mercado está representado por el costo ne-
pues, una proposición idéntica (el decir) que el hombre
cesario para el mantenimiento de su vida y la perpetuacióni
se extraña a sí mismo, y (el decir) que la sociedad de este
de su raza. _
hombre extrañado es la caricatura de su real ser social, de
Contra esta deshumanización del hombre, Unmenschlich-_
su verdadera vida de especie; que su actividad, por lo tan-
keit, Marx renueva la protesta que en el siglo anterior
to, se le presenta como tormento, su propia -creación se le
había expresado ya Rousseau contra la división del traba-
presenta como una potencia extranjera, su riqueza como
jo, que reduciendo a todo hombre a una fracción de sui
pobreza, el vinculo esencial que lo liga a los otros hom-
naturaleza humana, le quita toda posibilidad de ser libre;:
bres como un vínculo inesencial; y que también la sepa-
y siguiendo el camino señalado por Vidal y Proudhon em
ración de los otros hombres se le presenta como su
Francia (y en parte también por Caryle en Inglaterra), rei-
verdadera existencia; que la realización de su ser se le pre-
vindica el carácter de ser humano (Menschlichkeit) que
1

50 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 51

debe pertenecer a todo hombre, con toda la capacidad de Marx escribe además: “Cuando las condiciones bajo las
desarrollo espiritual de su humanitas. En la Ideología ale- cuales vive el individuo, le permiten sólo el desarrollo uni-
mana escribe (p. 270 de la edición Adoratskï): “Los tra- lateral de una única facultad a expensas de todas las demás,
bajadores, en su propaganda comunista, destacan que la cuando éstas le dan material y tiempo para el desarrollo
misión, el destino, el deber de todo hombre consiste en sólo de esta única facultad, ello lleva a este individuo a
desarrollarse a sí mismo en una multiplicidad de aspectos, un desarrollo unilateral, mutilado. Ninguna prédica mo-
en la totalidad de sus disposiciones naturales, compren- ral sirve. . .
dida por ejemplo, también la facultad de pensar." "En cambio, en un individuo cuya vida abraza una gran
Y polemiza contra Max Stirner, que quería defender esfera de variadas actividades y relaciones prácticas con el
la división del trabajo; ésta, dice, reduce el individuo a mundo, que lleva una vida multilateral, el pensamiento
un muñón de sí mismo, lo constriñe, contra su propia ne- tiene el mismo carácter de universalidad que cualquier
cesidad, en una tarea unilateral, proclamada por otros como otra manifestación de vida de este individuo” (op. cit.,
su misión. Lo que aquí se hace valer bajo la forma de una p. 242).
misión o de un destino, dice Marx, es justamente la ne- Y contra el citado peligro de la reducción del hombre
gación »engendrada hasta ahora prácticamente de la di- a un fragmento unilateral de hombre, y por la afirmada
visión del trabajo- de la única misión realmente destina- exigencia de plenitud del desarrollo humano, Marx (como
da al hombre, y es la negación de la misión en general. “La Rousseau) llega a preconizar la supresión de la división del
realización de la individualidad en todos sus aspectos, de- trabajo. Justamente por ésta las relaciones de producción,
jará de ser representada como un ideal, como una misión, de”clase, etcétera, es decir, las relaciones sociales formadas y
sólo cuando el impulso universal, que impele a los indivi- establecidas, adquieren una existencia autónoma, trascen-
duos a su desarrollo real, caiga bajo el control de los dente, que domina sobre los individuos, los tiraniza y
individuos, como quieren los comunistas" (p. 270 de la priva de toda libertad. Agrega Marx, contra Max Stirner:
edición Adoratskij). - “Hemos demostrado ya que la superación de la indepen-
En otras palabras: cuando cada uno pueda ser dueño dencia de las relaciones frente a los individuos, de la su-
de su propio destino y pueda tener plena libertad en la jeción de la individualidad a la casualidad, de la subsun-
elección del propio oficio, plena autonomía de acción y de ción de sus relaciones personales bajo las relaciones uni-
orientación de su vida y actividad, es decir, cuando pueda versales de clase, etcétera, está condicionada en última
traducirse en realidad una situación en la que no exista ni instancia por la superación (Auƒhebung) de la división
una clase dominante omnipotente ni un Estado patrón del trabajo.
absoluto de la colectividad y de los individuos, y ningún “Y hemos demostrado igualmente que la superación de
poder superior someta a los individuos a sus exigencias y la división del trabajo está condicionada por el desarrollo
a su dominio, sino que la sociedad humana sea dirigida del comercio y de las fuerzas productivas hasta una uni-
por la voluntad de los hombres humanos y según sus aspira- versalidad tal que la propiedad privada y la división del
ciones, sólo entonces se llegará a la plenitud de la existen- trabajo constituyan un impedimento para ellas. Y hemos
cia humana. Antes es imposible. demostrado luego que la propiedad privada puede ser su-
52 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX 53
perada sólo con condición de un desarrollo omnilateral ceso de su formación y toda su existencia real. Esta depeii-
de los individuos, precisamente porque el comercio y las dencia recíproca e inescindible entre el libre desarrollo de
fuerzas productivas con que tienen que vérselas son omni- cada persona y el libre desarrollo de toda la sociedad es pre-
laterales y pueden hacerse propias tan sólo de individuos cisamente lo que Marx llama “sociedad comunista”, o tam-
que se desarrollan en direción omnilateral, es decir, hacia bién “comunidad real”. Y de esta comunidad real, precisa-
la libre manifestación de su vida" (op. cit., p. 417). mente, Marx dice en la Ideología alemana: “Sólo en la
Éste es para Marx el ideal, cuya realización prevé en la comunidad con otros cada individuo tiene los medios para
sociedad comunista: “Dentro de la sociedad comunista desarrollar en todos los aspectos sus capacidades; sólo en la
_la única donde el desarrollo original y libre de los indi- comuiiidad, por lo tanto, es posible la libertad personal.
viduos no es una frase_ dicho desarrollo está condiciona- En los sucedáneos de la comunidad que han existido hasta
do por la conexión de los individuos, una conexión que ahora, en el Estado, etcétera, la libertad personal existía
consiste en parte en las premisas económicas, en parte en sólo para los individuos desarrollados en las relaciones de
la necesaria solidaridad del libre desarrollo de todos, y, la clase dominante y sólo en cuanto eran individuos de esta
en fin, en el universal modo de manifestación activa de los clase. La comunidad aparente, en la que hasta ahora se
individuos sobre la base de las fuerzas de produción pre- han asociado los individuos, subsistía constantemente por sí
sentes” (pp. 417-8). misma frente a ellos, y justamente -en cuanto era una aso-
De estos pasajes surgen claramente dos cosas: 1) Que la ciación de una clase contra otra_ no sólo era para la clase
preconizada superación de la división del trabajo no debe dominada uiia mera comunidad ilusoria, sino tainbién una
entenderse en el sentido de una abolición de toda especia- nueva cadena. En la comunidad real, en cambio, los indi-
lización voluntaria de los individuos, de acuerdo con sus viduos consiguen su libertad al mismo tiempo en su asocia-
espontáneas inclinaciones, capacidades y preferencias per- ción y por medio de ella.
sonales (que Marx estaba muy lejos de querer anular), “De todo el desarrollo realizado hasta aquí, resulta que
sino en el sentido de la supresión de las condiciones que la relación de comunidad en que se encontraron los indivi-
obligan y condenan al individuo a una forma unilateral, duos de una clase, que estaba condicionada por sus intere-
restringida y exclusiva de actividad siempre igual, y no le ses comuiies frente a un tercero, era constantemente una
permiten desarrollarse en cualquier otro sentido. Esto es comunidad a la cual estos individuos pertenecían sólo como
lo que representa precisamente la condición de deshuma- individuos de una fracción, sólo en cuanto vivían en las
nidad, contra la cual proclama Marx la conquista de las condiciones de existencia propias de su clase, una relación
condiciones humanas, de la libertad de elección, de la po- en la que participaban no en cuanto individuos, sino en
sibilidad de cultura y desarrollo del espíritu, que debe cuanto miembros de la clase. Por el contrario, en la comu-
pertenecer a todos los hombres. nidad de los proletarios revolucionarios, que toman bajo su
2) Que el ideal de sociedad que propugna Marx es un control sus condiciones de existencia y las de todos los miem-
ideal de libertad de desarrollo y de iniciativa, que no puede bros de la comunidad, es precisamente lo opuesto: en ella
verificarse en la colectividad y caracterizarla, sino a condi- participan los individuos en cuanto individuos. Ella es
ción de verificarse en cada individuo y caracterizar el pro- precisamente la asociación de los individuos (naturalmente,
54 LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN MARX

en el supuesto de las fuerzas de producción hasta ahora des-


arrolladas), que pone bajo su control las condiciones del li- III. FROMM Y LA INTERPRETACIÓN DE MARX
bre desarrollo y movimiento de los individuos, condiciones
EL LIBRO de Erich Fromm sobre Marx y su concepto del
abandonadas hasta ahora al azar y que tenían una existen-
hombre * constituye sin duda una revelación inesperada
cia por sí mismas frente a los individuos particulares, justa-
para muchos lectores, tanto partidarios como adversarios
mente en virtud de su separación como individuos, en vir-
de los regímenes totalitarios, que a pesar de su enconada
tud de su necesaria reunión, establecida con la división_de1
oposición recíproca coinciden en la costumbre de llamar
trabajo y que se había convertido, a raíz de su separación,
en un vínculo extraño para ellos” (op. cit., p. 64). D marxismo al totalitarismo comunista de Rusia, de China o
de otros países. No podrá dejar de sorprender a todos aque-
Este fragmento nos interesa particularmente como intro-
llos que aceptan un mito tan difundido, encontrarse en el
ducción y explicación de la fórmula sintética del Manifiesto,
libro de Fromm con declaraciones tales como la siguiente:
que -según hemos recordado- prevé el advenimiento de
“El fin de Marx, el desarrollo de la individualidad de la
“una asociación en la cual el libre desarrollo de cada uno
persona humana, es negado en el sistema soviético en ma-
sea condición del libre desarrollo de todos”.
yor medida aún que en el capitalismo contemporáneo.”
La exigencia fundamental afirmada por la concepción
Sin embargo, la oposición irreconciliable entre la genui-
marxista del hombre, es una exigencia de libertad, de respe-
to de la personalidad y de su derecho de desarrollo inde- na doctrina de Marx y cualquier teoría y práctica totalita-
pendiente, de respeto de la autonomía del hombre. No es ria, no es una novedad rara para los conocedores de los
necesario abundar en otras expresiones para demostrar la escritos marxianos; y tampoco es un hecho sorpresivo el que
en un estudio contemporáneo del de Fromm _efectuado
diferencia y la oposición que existen entre este marxismo
genuino, expresado por las palabras mismas de Marx, y las sobre idéntico tema (El concepto del hombre en Marx) por
deformaciones totalitarias, que tienen, sin embargo, la pre- invitación del Consejo Interuniversitario Regional de la Ar-
tensión de monopolizar el marxismo. gentina, Chile y el Uuruguay, para el curso de verano de
1962 en la Universidad de Montevideo_ haya yo expresado
exactamente la misma conclusión de Fromm, documentán-
dola igualmente con citas de los textos marxianos: “La exi-
gencia fundamental -_concluía_- afirmada por la concep-
ción marxista del hombre, es una exigencia de libertad, de
respeto para la personalidad y su derecho de desarrollo in-
dependiente, de respeto para la autonomía del hombre. No
son necesarias muchas palabras más para mostrar la dife-
rencia y la oposición que existen entre este marxismo ge-
nuino, expresado por las palabras mismas de Marx, y las

" Fondo de Cultura Económica, 2@ ed., 1964.


55 '
56 FROMM Y LA INTERPRETACIÓN DE MARX FROMM Y LA INTERPRETACIÓN DE MARX 57

deformaciones totalitarias, que sin embargo, tienen la pre- ponde justamente a su fin, que es la reivindicación univer-
tensión de monopolizar el marxismo.” sal de la persona humana. Por eso tampoco acepto decir
La coincidencia entre las conclusiones a que hemos lle- con Fromm que ese fin es la “plena realización del indivi-
gado, simultáneamente y sin previa comunicación, Fromm dualismo”, porque el individualismo implica un antagonis-
y yo, es una consecuencia natural de nuestra común obser- mo entre cada individuo y los demás, que se halla muy le-
vancia de una exigencia metódica elemental, oportunamen- 4 jos de la aspiración marx-engelsiana hacia “una asociación
te reivindicada por Fromm, es decir, que no se puede ha- en la que el libre desarrollo de cada uno sea condición del
blar de una doctrina sin leer los textos y tenerlos en cuenta. libre desarrollo de todos”.
justamente, el estudio de los textos conocidos antes de 1927 El nombre de humanismo realista expresa el programa
(comienzo de la publicación de los manuscritos inéditos) declarado en la Ideología alemana: “aquí se parte del hom-
me había llevado desde hacía medio siglo a la conclusión, bre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de
confirmada sucesivamente por los ulteriores descubrimien- vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos
tos, de que la doctrina marx-engelsiana quería ser sobre ideológicos y de los ecos de este proceso de vida". Se quiere
todo una reivindicación de la libertad del hombre. interpretar la historia considerando a loshombres reales
Pero ya desde entonces había tenido una experiencia que por sus necesidades y su actuación son los “autores y
desalentadora, al comprobar que ni siquiera la documenta- actores de la historia”, y pueden conocer esa su historia
ción más concienzuda abre los ojos a los que se ciegan vo- mejor que la historia natural porque, repite Marx con Vico,
luntariamente, atados a sus preconceptos, o a los abúlicos hacen aquélla y no ésta.
que prefieren abandonarse a las opiniones corrientes sin -I Los Manuscritos de 1844 y la Ideología alemana han
someterlas a ninguna revisión crítica. llegado ya a la concepción sintetizada luego en el prefacio
Sin embargo, acaso puede esperarse que un escritor tan al Zur Kritik der ¡bolitischen Oekonomie, según el cual hay
conocido y autorizado como Fromm logre suscitar hondas que explicar la conciencia por medio de la vida y no a la
reflexiones en sus lectores y que su documentación no sea inversa; hay que partir del proceso de la vida real, de
pasada por alto. Por eso, me parece oportuno llamar la la praxis humana y de su inversión, que es autotransfor-
atención sobre su estudio y sobre los apéndices de traduc- mación (Selbstz/erãnderung) del hombre a través de la
ciones de los Manuscritos económico-ƒilosóƒicos de 1844, transformación que efectúa en las circunstancias de su
de la Ideología alemana y otros escritos. vida.
La interpretación de Fromm coincide con la que he sos- Por lo tanto, la necesidad _proclamada en el Capital
tenido yo desde mis primeros estudios sobre la filosofía de contra Bentham_ de “conocer ante todo la naturaleza hu-
la praxis (1909) y el materialismo histórico (1912), esto es, mana en general, y luego la naturaleza humana condiciona-
que la filosofía marx-engelsiana no es de ninguna manera da históricamente por cada época”, aparece afirmada ya en
un materialismo, a pesar del nombre que lleva habitual- los Manuscritos de 1844. “Como el total de lo que se lla-
mente. Fromm la llama un “existencialismo espiritual", ma historia del mundo _dice un pasaje señalado por
cosa que no me parece exacta; sus autores lo llamaron reale Fromm-_ no es más que la creación del hombre por el tra-
I1un.»mrlis1›zus (humanismo realista), y este nombre corres- Q_
bajo humano y el surgimiento de la naturaleza para el hom-
58 FROMM Y LA INTERPRETACIÓN DE MARX FROMM Y LA INTERPRETACIÓN DE MARX 59

bre, éste tiene, pues, la prueba evidente e irrefutable de ticia en la distribución de la riqueza, es la perversión del
su autocreación, de sus propios orígenes.” trabajo en un trabajo forzado, enajenado.”
La idea del hombre como ser activo se afirma aún res- Aparece por consiguiente el problema de la enajenación
pecto de la sensibilidad, que ya en los Manuscritos, antes del trabajo, que es enajenación del hombre mismo, que no
que en las Tesis sobre Feuerbach, se concibe como activi- puede considerarse independiente “si no es dueño de sí mis-
dad, contra la opinión corriente de su carácter pasivo; "es, yt
mo y sólo es dueño de sí mismo, cuando su existencia se
pues, no sólo en el pensamiento, sino a través de todos los debe a sí mismo”. La enajenación (Entƒremdung) se en-
sentidos como el hombre se afirma en el mundo objetivo”. gendra por la conversión del producto de la actividad crea-
Se afirma en sus relaciones con las cosas tanto como con los dora del hombre en una realidad en sí y por sí, dominadora
hombres, en el amor como en la sociabilidad, y sobre todo del hombre mismo, en un fetiche, al que el hombre se so-
en el trabajo. mete, despojándose de su mismo ser creador.
En el trabajo -dice un pasaje del Capital, que sintetiza “El objeto producido por el trabajo, su producto, se
los análisis de los Manuscritos de 1844- el hombre “pone opone ahora a él como un ser ajeno, como un poder inde-
en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, pendiente del productor. . . En consecuencia, el trabajador
los brazos y las piernas, la cabeza y las manos, para de este no se realiza en su trabajo, sino que se niega, experimenta
modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, una sensación de malestar más que de bienestar; no des-
las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que arrolla libremente sus energías mentales y físicas, sino que
__; M",
de este modo actúa sobre la naturaleza exterior a él, y la se encuentra físicamente exhausto y mentalmente abatido."
l,
transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando .â En esta situación, que Marx describe de manera impresio-
nante en los Manuscritos, en la Ideología alemana, en el
las potencias que dormitan en él y sometiendo el juego de
É'ir comentario a james Mill y luego en El capital, lo que le pre-
sus fuerzas a su propia disciplina. . _ Al final del proceso
ocupa esencialmente, anota Fromm, no es la igualación
de trabajo brota un resultado que antes de comenzar el
del ingreso; le preocupa la liberación del hombre de un
proceso existía ya en la mente del obrero, es decir, que te- I tipo de trabajo que destruye su individualidad, que lo trans-
nía su existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cam- forma en cosa y lo convierte en esclavo de las cosas.
biar de forma la materia que le brinda la naturaleza, sino I
\ /
De ahí su preocupación esencial por una emancipación
que al mismo tiempo realiza en ella su fin”. de los trabajadores que sea emancipación de toda la huma-
Si el trabajo es, de este modo, la autoexpresión del hom- l
4
v nidad, de ahí su exigencia de la abolición de la propiedad
bre y el proceso de su autodesarrollo, debería ser, pues, fuen- privada, que “es el producto, el resultado necesario del tra-
te de satisfacción para el hombre; pero pierde esta posibili- bajo enajenado. . _, es decir, el hombre enajenado, la vida
dad en su enajenación, en la conversión del trabajador en enajenada y el hombre separado” de sí mismo y de los de-
mercancía fuerza de trabajo; efecto de la división del tra- más hombres y de la esencia de la humanidad. En el reino
bajo que, asociada con la propiedad privada, lo reduce a de la mercancía “todo hombre especula con la creación de
una fracción de hombre. “La crítica principal de Marx al una nueva necesidad en otro hombre para colocarlo en una
1 'P
capitalismo _-dice acertadamente Fromm- no es la injus- nueva dependencia. . . Cada hombre trata de establecer so-
{ ÍF
r
60 FROMM Y LA INTERPRETACIÓN DE MARX FROMM Y LA INTERPRETACI-ÓN DE MARX 61

bre los demás un poder ajeno para encontrar así la satisfac- Frente a los documentos citados no puede sorprendernos
ción de su propia necesidad egoísta. la tesis de Fromm en el sentido de que el régimen soviético,
"La producción no sólo produce al hombre como mer- donde el hombre es siervo del Estado y de la producción,
cancía, la mercancía humana, el hombre en papel de mer- en lugar de ser el fin supremo de toda la organización so-
cancías; de acuerdo con este papel, lo produce como un ser cial, es lo contrario del humanismo marxista y lo niega en
mental y físicamente deshumanizado; inmoralidad, frustra- mayor medida aún que el capitalismo contemporáneo.
ción, y esclavitud de trabajadores y capitalistas. Su produc-
to es la mercancía con conciencia de sí y capaz de actuar por
sí misma. . . la mercancía humana.”
Es evidente, pues, que la preocupación esencial de Marx
no es de naturaleza económica, sino moral y humana, y con
razón Fromm dice que un régimen que mantenga la ena-
jenación del trabajo y del hombre, como el soviético, sería
rechazado por Marx no menos que el capitalismo burgués.
Lo que quiere Marx es la recuperación del hombre, el trán-
sito del reino de la necesidad al reino de la libertad. “La
libertad es la esencia del hombre", decía una declaración
de Marx recordada por Raya Dunayevskaya (Marxismo y
libertad).
Por eso la concepción del socialismo que Marx afirma
quiere ser, según sus palabras, “la verdadera solución del
antagonismo entre el hombre y la naturaleza y entre el hom-
bre y el hombre. Es la verdadera solución del conflicto
entre la existencia y la esencia, entre la objetivación y la
autoafirmación, entre la libertad y la necesidad, entre el in-
dividuo y la especie. Es una solución del dilema de la his-
toria y sabe que es esa solución”.
Semejante exigencia de libertad se mantiene firmemen-
te en toda la obra de Marx: no existe el pretendido contraste
entre sus escritos juveniles y los de la madurez; Fromm de-
muestra con citas de los textos cuán coherente subsiste la
aspiración de Marx hacia la libertad del hombre y de su
desarrollo, y basta agregar que el Manifiesto de 1848 expre-
sa cl auspicio de una sociedad “donde el libre desarrollo
dc cada uno sea condición del libre desarrollo de todos".
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO (33

ser alguna vez colmadas. En cambio, lo fueron muy feliz-


mente más tarde, gracias al hallazgo y publicación de los
iv. LA FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO Manuscritos económico-filosóficos de Marx, del año 1844,
Hisroiuco y de la Deutsche Ideologie. Esta última no estaba irreme-
diablemente destruida --como lo había manifestado Engels
A PRoPósii¬o DE iisrunios RECIENTES a Antonio Labriola_- “por la crítica roedora de las ratas", a
la que ambos autores declaraban haberla abandonado. De
LA IDEA de aplicar a la interpretación de las doctrinaï filo-
cualquier modo, estas obras inéditas estaban tan íntima-
sóficas el principio historicista sostenido por _V1Ct0 ((1 21611;;
mente vinculadas al proceso de pensamiento manifiesto
turaleza de las cosas no es mas_qu_e_el iiacimiendo e trata
en los escritos publicados de ese periodo, que un examen
mismas”) adquiere particular significación cuan o se d
atento y desapasionado de éstos habría podido llevarme a
de doctrinas historicistas. Bien lo vio jaeger cuan 0
una comprensión bastante adecuada de la doctrina. De ma-
aplicó el principio del desarrollo alestudio del pensamien-
nera que mi interpretación pareció, en no pocos aspectos,
to de Aristóteles que fue su teorizador. Tal aP11CaC10n'
I

mas, que oportuna, parece necesaria ' en el claso dire


esadecarac-
ma casi profética a críticos imparciales cuando la publicación de
los escritos entonces desconocidos vino a confirmarla.
terística forma de historicismo que tomo e nomh d _ad0
terialismo liistórico. Se trata de un nombre que _ a esxíi _ Naturalmente la exacta comprensión del proceso forma-
a muchos intérpretes y críticos de la comprensión de sig- tivo y del significado de la doctrina implicaba, entre otras
nificado esencial de la doctrina, que resulta, C11 0211111310, exigencias, las tres siguientes:
mucho más claro y persuasivo ' a través de la recons tr ucción 1) que, en los límites de lo posible, no se descuidara nin-
de su proceso de formación. guna de las múltiples influencias que Marx y Engels habían
La atenta conciencia de esta necesidad Eque hoy Í@ Va recibido -por asimilación o por reacción-- tanto de sus
- « s as- lecturas y de los contactos ideológicos con la filosofía y las
haciendo comun entre los cultores de estu ios marãudiosos
teorías políticas y sociales del tiempo, como de sus expe-
ya estaba presente a fines del siglo pasado en es u j
riencias históricas y de la participación en las polémicas y
como Antonio Labriola, Charles Andler, Franz Meh1`1ng›
en las luchas sociales contemporáneas, en los distintos paí-
etcétera Y en los primeros decenios del presente siglo la
ses en que se desarrollaba su agitada vida;
experimentó particularmente Arturo Labriola. Por mi par-
te, he tratado de ponerla en acción, sea estudiando las råla- 2) que esta exigencia de investigación completa tomara
también muy en cuenta la influencia recíproca entre ambos
ciones de convergencia y divergencia entre Feuerbac y
» ' ' sobre autores desde el comienzo de su amistad, de manera que las
Marx, en un examen critico de las Tesis de Marx” d
lecturas y las experiencias pertenecientes a cada uno y des-
Feuerbach, sea reconstruyendo el proceso de formacion . e
.. , - '' ' _ ' ca arrolladas en ambientes diversos, debían considerarse en
la lilosofia de la praxis y de la concepcion crítipë gra<_3t;_s
. . I l -
cierto modo pertenecientes también al otro y con influen-
de la historia en los capitulos viii y ix de mi a ¿rw
cias sobre su pensamiento;
mo histórico en F. Engels. _
3) que no se jurara in verba magistri, es decir, que no
Los clcmcntos de que podía disponerse CMOHCCS, Pšesen'
se tomaran como verdades indiscutibles las noticias y los
taban tzm graves lagunas, que no se esperaban que pu 1€I`aI1
62
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO (55
64 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO
tuno dirigir esta observación a las investigaciones, por lo
juicios que ellos daban sobre las doctrinas y las personaS demás importantes y valiosas, realizadas por Alfredo Sabetti
con las que habían mantenido eontaCt0, SH10 qlle Se 5011219' en su libro Sulla fondazione del materialismo storico (La
tieran a revisión critica para verificar lo que habia queda o Nuova Italia Editrice, Florencia, 1962).
en su pensamiento de las teorías ajenas, entusiastamente Este estudio parte de la disertación doctoral de Marx so-
aceptadas y sucesivamente repudiadas con juicios demole- bre Diferencia entre las filosofías naturales de Demócrito y
dores. Esta exigencia era particularmente importante en lp de Epicuro (de la que da oportunamente, en apéndice, la
referente a Feuerbach, de quien Marx y Engels fueron a _- primera traducción italiana), y en la cual Sabetti encuentra
miradores y fervientes secuaces antes de convertirse en criti- el punto de partida de la indagación especulativa y de la
cos y adversarios. Por eso la presentacion que hace Mariâen formación ideológica y política de Marx? Contrariamente
las Tesis sobre Feuerbach y en el capitulo que le C16 100 a Mehring, que juzgaba esta disertación todavía adherida al
en la Ideología alemana no puede tomarse como documen- idealismo hegeliano, Sabetti considera, con Riazaiiov, que
to seguro de la verdadera relación subsistente entre sus doc- tanto los trabajos preparatorios de la misma (Vorarbeiten)
trinas; sino que exige ser controlada mediante un Iexamãlì como las posteriores reafirniaciones que hace Marx del con-
objetivo e imparcial y una serena comparacion critica Se cepto en ella desarrollado, demuestran que ya liabía inicia-
respectivo pensamiento. do entonces esa revisión de los esquemasdel hegelismo que
El olvido de esta exigencia crítica fue oportunamente re- debía llevarlo a la elaboración del materialismo histórico.
prochado por Norberto Bobbio al Der _junge I-Iegel de Marx había entrado ya en contacto con los “jóvenes He-
Georg
_
Lukács'
. .
“parece
.
que Lukács
-
-d1C€
'
B0bb10-
'
U0
er. gelianos", y ya en 1 837 comenzado su amistad (y desde 1839
atribuya suficiente importancia a la influencia de ïeu su intercambio espistolar) con Bruno Bauer; desde 1837 ha-
bach sobre Marx, influencia mucho mas profunda de_ 9 que bía escrito a su padre, que lo creia iinbuido de filosofía he-
él mismo permite imaginar. En este aspecto es decisiva, y geliana, que había pasado “del idealismo a buscar la idea en
no ha sido superada, sino más bien confirmada, por lps Sál- la realidad misma”. Esto pone de manifiesto que interpre-
cesivos descubrimientos de las obras filosóficas juven-1 es e taba el idealismo (hegeliano) como opuesto a la realidad
Marx, la contribución hecha por R. Mondolfo en el impor- misma, cosa que puede constituir una objeción a la tenta-
tante ensayo Feuerbach y Marx, que puede leerse en el vo- tiva de Lukács de establecer una dependencia del jo,ven
- 1; 1
lumen Sulle orme di Marx . ' _ _ _ Marx, en su elaboración del materialismo histórico, del He-
Ahora bien; no es solamente Lukacs_quien ignora mls gel de los escritos juveniles, primer introductor de los con-
contribuciones a los estudios marxistas, sino tambien algun ceptos económicos en la filosofia. El Hegel a quieii de-
reciente estudioso italiano. Esto acaso merezca destacarse,
. - e
no ciertamente como queja personal de UH HUÍOT qlâe 5 2 La tesis fue presentada a la Facultad de jena por el decano Bachniann
con un doble elogio: “el ensayo atestigua igualmente ingenio y agudeza como
siente olvidado, sino porque en ese olvido puede per fä'S€ erudición” (Das Specímen zeugt von ebensoviel Geist und Scharƒsinn als Be-
y no aprovecliarse un aporte (cualquiera sea) que aque os lcsenheit), que un probable error de imprenta deforma en la cita de Sabetti de
la p. 3 (“el ensayo muestra no tanto agudeza como eriidición”). Por otro error
viejos estudios pueden todavia ofrecer. Por ello creo opor- de imprenta, en la p. 3:25 al reproducir el frontispicio de la disertación, se
dice: discutida en Jena el 15 de abril de 1845, en lugar de 1841, como está co-
1 “Una nueva interpretación de Hegel", en Estudios de Historia de la Filo- rrectamente indicado eii la p. 3.
sofía, Universidad Nacional de Tucumán, fase. II, p. 651.
w

66 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO (37

muestra conocer el joven Marx no es el investigador de las torno_2 Hegel, en la critica


mar ' ' de Hegel, y solo
› el hunnmsmo
-
contradicciones económicas que descubre Lukács en los es- X1aI10, €_I1 Cuanto Se proponga como ideología del moder-
critos hegelianos de juventud (a la sazón inéditos), sino el
¬.í-3.- ar-'rø:1~*
no proletariado aleman, sera capaz de llevar a cabo esa crí-
\
filósofo del idealismo absoluto y de la dialéctica de la ideaf* tica
_d y ese iãtorno ” . Pero el humanismo - se propondra, eomo
Con toda oportunidad, pues, Sabetti investiga, en la par- ;Iïf0â>g11a1 el ,proletariado (de todo el proletariado, no tan
ticipación de los jóvenes Hegelianos en las luclias políticas, I 0 ot Í a emajn) solo cuando Marx y Engels hayan tomado
el impulso que influyó en la inversión niarxista de la rela- coi1 ac o con as luchas sociales ' - - -
e iniciado - . .,
su participacion
ción idea-realidad, inversión que reivindica, cmpero, contra en ellas. Esto no había ocurrido aún en la época de la diser-
los jóvenes Hegelianos, el carácter revolucionario de la dia- tación. sobre Demócrito .y Epicuro, cuando también ellos
léctica de Hegel, y llega a ver en la Fenomenología hegelia- 3
participaban, con la izquierda hegeliana, en las luchas polí-
na la “crítica escondida”, que con la enajenación del hom- ticas y religiosas de la Alemania de su tiempo “En la Ale-
bre “va más allá del punto de vista de Hegel" (Manuscritos mania teorética de entonces [escribirá Engels en su L
económico-filosóficos de 1844, p. 171, en la traducción de Feuerbach] eran sobre todo prácticas dos cosas: la religión
Bobbio). “El misticismo [explicará después Marx, como y la política.”
recuerda Sabetti, en el poscriptum a la segunda edición del l\o.
T
era posible
'
para los dos amigos
.
escapar de este án-
Capital] en que se envuelva la dialéctica en manos de Hegel gulo visual sino a traves del contacto con los ambientes de
no impide absolutamente que sea él quien haya expuesto Inglaterra, Francia y Belgica, económica y socialmente más
el primero sus formas generales de movimiento de un modo avanzados que el ambiente alemán. En su disertación de
coinprensivo y consciente." 1841 Marx solo afirma la exigencia (de acuerdo con la filo-
Esta reinvindicación del carácter revolucionario de la Sofia la accion propia de la izquierda hegeliana) de un
dialéctica, asociada a la exigencia histórica, es el hegelismo principio energetico cuya ausencia reprocha a Demócrito,
de Marx inucho más que el que afirma Lukács; y su sepa- en razon de lo cual prefiere a Epicuro, que afirmaba el
ración del humanismo abstracto de la izquierda hegeliana poder de declinacion del atomo. Pero este principio ener-
y la afirmación del humanismo realista propio de él y de getico no puede identificarse con “la actividad sensitiva hu-
Engels, se deberán -aparte la influencia de Feuerbach más ), ¡t ' 1, .

212123 0 . praxis , que la primera de las Tesis sobre Feuer-


_

profunda y sustancial de la que el mismo Marx reconoce ac sostiene como la verdadera relación cognoscitiva entre
a partir de la Deutsche Ideologie_- sobre todo al contacto sujetos y objeto. Semejante praxis no existía en Epicuro,
con la realidad de las luchas sociales y con las ideas socia- que, en consecuencia, queda comprendido en la condena
listas, y a su participación activa en unas y otras. formulada .por Marx en esta tesis, contra “todo materialis-
Es justo lo que escribe Sabetti (p. 21): “el hecho es que mo aparecido hasta ahora":4 por consiguiente noipuege
. . _ _ 2
la liberación de Hegel no podía producirse sino en el re- utilizarse dicha tesis sobre Feuerbach _que representa una
3 También Sabetti (p. ioi) dice, a propósito de un cotejo entre la acti-_
tud iluminista del joven Hegel y la del joven Marx frente a la religión: “hay 4 B'is h engen,
` que también
' puede traducirse
- como pasado, pero no pasivo,
.
que reconocer, sin embargo, que en Marx (...) más que los escritos juveniles
fkolqp h ace Sabetti' en -las páginas
' . a. Epicuro
73 y 117, tal vez para excluir . de la
de Hegel, ejercieron una influencia y una sugestión más inmediata Strauss, con ena que pronuncia Marx,
Bauer y Feuerbach".
68 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 69
posición ulterior de Marx~ para interpretar su actitud en el OÍTO, Sifflultáneamente con el contacto de ambos con las
la disertación sobre Demócrito y Epicuro. i luchas sociales de países más avanzados socialmente 1
Es cierto que en la disertación Marx reivindica lo que Alemania de 18 ' que
en la Tesis sobre Feuerbach llamará '_'el aspecto de la acti- _ 40, y con las corrientes cartistas 'a
/
listas. Y soma
vidad” (die tãtige Seite), pero lo hace como idealista que La im ortanc' - - - -
-según las expresiones de la misma glosa- no conoce to- bre8 amboì or lala ñfilfianitintal de la m llencla elerclda S0'
1 P pu icacion de la Esencia del cristianismo
davía “la real actividad sensible como tal”. Y si en su diser- (1 41) a reconoce explicitamete Engels más tarde en el
tación considera a Epicuro como el “más grande iluminista ãrefacio a su Ludwig Feuerbach. Después de la muerte
griego”,,en cuanto afirma el principio de la libertad como › e Marx _ escribe' __ me parecio -› ~ deuda de honor inexcu- .
ì
necesario para la acción, no puede decirse que esta “pri- sable un pleno reconocimiento de la acción que c f
mera forma de concepción de la relación recíproca de ac- l - on pre e-
rencia sobre todosl ' ' ' - i - -,
ción y reacción del hombre sobre su ambiente y del am- en nosotros Feuerbgãlikiimas fllosofos p.0Shegehan0S> elerclo
biente sobre el hombre” hubiera de “llevarlo por sí misma arrollo Debe hab ur'an'te el penodp de nuestro des'
al materialismo histórico y dialéctico” (Cf. Sabetti, pp. 87- este
en 1.libroipara formaerse aslslddo
r se una a la
i ea de acclon
ello. hbemdom
I
El entusiasmo - de
era
9 1). Este mismo autor reconoce más adelante (p. iio) _-aun ã era . todos nosotros fuimos en cierto momento 'feuer
sin tomar en cuenta aquí la influencia ejercida por Feuer- achianos'. Con u' ' , `
ce _, I Cl e entusiasmo Marx saludo la nueva con-
bach sobre Marx- que “será necesario que [Marx] tome pcion, y como, a pesar de toda prudencia critica sintió
contacto con los problemas de la sociedad de su tiempo, su aCC1Ó11, puede leerse en la Sagrada familia” Y lio
que abandone la abstracta especulación filosófica; serán ne- Cäm0sdl_eerlo Stapibién en los Manuscritos de 1844, dlórijel-2
cesarios los meses de lucha de la Rheinische Zeitung, los ârx
_t_ ice:
h “ oa_mente con Feuerbach comienza - , _
la critica
artículos polémicos de este agitado periodo. . . para obligar- ãosi iva, umanista y naturalista. Cuanto más desprovista
lo a poner, por asi decir, los pies en la tierra”. e estrépito f tanto más se ura rof n
El hecho de que Marx reproche al ideal epicúreo de la dera es la eficacia de los ešcritbspde LFei1iÍ:rlìišctlíinla y'dL'1ra-
ataraxia el error de aislar al hombre del mundo, muestra CSCYÍÍOS, dôspués de la Fenomenol ' 1 ' 'i Os umcos
sin duda que ya siente que sólo en relación con el mundo en los que Se halla c0nten.d Ogia Y aL0gica de Hegel,
son posibles para el hombre la acción y la lucha por el pro- teorética” ( d l d 1 a- «una verdadera revoluclón
greso de la humanidad; pero esta conciencia, que todavía lante en elpca2 1't i F . Ztlia. ucclon de ' Bobbmi-
' ~ Y más
- ad -
se expresa en forma idealista, necesita de la experiencia de señalar en ué)cb1n(ši tmìlla de la dmle-etica- egelmna' al
H q S C R gran contribución de Feuer-
los problemas y de las luchas sociales para convertirse en la bach , lo declara como “el único que se encuentra en
filosofia de la praxis. Y a orientarlo por este camino -que relación seria, en una relación crítica, con la dialécticaulïi
representa sin duda una continuidad de desarrollo, aunque 861131121, Y que ha realizado en este terreno verdaderos des.
no tan lógica (es decir, automática o independiente de cubsr-imientos” (traducción de Bobbio, p. 116).
otros factores) como supone Sabetti__ influyen poderosa- i se . . . .
mente su paso y el de Engels por la doctrina de Feuerbach, mo es duefše Presíntšì PUGS, que La esencia del cristianis-
y la acción recíproca ejercida por cada uno de ellos sobre de 18 e reS41t›
1 i Y la agrada familia ' ' y los Manuscritos - son
44› Il a c aro que Marx estuvo bajo la influenda
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRl(I() 71
70 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO
. . ` ` com- to, que constituía el modelo de la nueva religión 'feuerba-
decisiva de la obra de Feuerbach en el trilenro 6121<ì1åì,rando
chiana', debía ceder su puesto necesariamente a la ciencia
pletada y discutida su disertación doctora , _*/1110 C en
del hombrereal y de su desarrollo histórico.” Pero recono-
los fundamentos de la filosofia de la praxis, qu@ aPafl_C
cía y declaraba que eso era “desarrollo ulterior del punto
especialmente expresados, aparte de la Sagrada ƒamz za y
de vista de Feuerbach, pasando por encima del mismo Feu-
de los Manuscritos económico.-ƒilosóƒicos de 1844, en 121
Ideología alemana y en las Teszs sobre Feuerbach de 1845. erbach”. Es decir, era una superación en el sentido hege-
En estos últimos escritos aparece sin duiìa ,una supïílclpãg liano de la Auƒhebung, que no rechaza o anula lo que nie-
de la posición de Feuerbach, pero tam ien aparp ' _ ga, sino que lo conserva y lo lleva a más alta verdad.
huellas profundas de su pensamiento, 110 Obstante as crm: Esto destaca la importancia que tiene estudiar el efec-
cas que se le dirigen. He documentado ampliamente eiå tivo y permanente influjo de Feuerbach sobre Marx si se
_ e 1 quiere tener adecuada comprensión sobre la fundación del
estudio sobre Feuerbach y Marx (1909) en que m
las concepciones, que las Tesis sobre Feuerbach contrapo- materialismo histórico.
nen a la filosofía 'feuerbachiana' estaban ya presentes y Este influjo es vivo y activo en el periodo 1842-1843 en
operantes en la Esencia del cristianismo, cuyo Irleìale Hami: que Marx dirige la Rheinische Zeitung. Si tampoco en los
_ - - ' m años de Berlín Marx podía definirse (como advierte Sabet-
nzsmus se revela decisivo para la formacion de 11111211115
marxiano. ti, p. 144) ni como partidario de Bauer, ni mucho menos
La superación de aquél por parte de Marx se preanun- como hegelianoortodoxo, ello vale especialmente cuando
ciaba ya en la carta dirigida a Ruge el 13 de marzo de 1 8413, la conciencia del vínculo del hombre con el mundo y de la
citada por Sabetti (p. 137); CH 61121, ÚCSPUÃSZ de hãber lâàlï' filosofía con la praxis, es despertada más fuertemente en
las Vorläuƒzge Thesen zur Reform der P z osop le, P él por la sugestión del pensamiento de Feuerbach. Pero no
cadas entonces por Feuerbach en los Anekdota de Ruãe, es tan sólo lo que admite Sabetti (p. 148), en el sentido
Marx escribía: “El único puI11l0 Cn f'-`1,q_“e (1110 lconiïïivï de que la Esencia del cristianismo, “invirtiendo la relación
con Feuerbach en sus Tesis, es a proposito e a e i establecida por Hegel entre ser y pensamiento, daba nuevas
importancia que a mi parecer da a la naturaleza, en com- posibilidades de desarrollo a la revisión crítica de la filoso-
paracion con la demasiado reducida que da adlëì P0š1;ã1¿s fía del derecho de Hegel": presentaba un reale Humanis-
Aquí está ya el preanuncio de la superacion _ e U mus que reconquistaba en la acción humana la unidad de
las dos realidades (naturaleza y hombre) escindida y diluida
mo de Feuerbach y la orientación hacia el historicismo de
. , ' l` d hace en la inerte contemplación religiosa; y con ello superaba
la filosofia de la praxis, que (Como 1° he exp Ica 0, ,
también la filosofía de la autoconciencia de Bauer, de la
tantos años en mi recordado Feuerbach y Marx) constituia,
, ' ' '' Humanis- que Marx, en su fase “feuerbachiana”, se siente cada vez
segun Marx y Engels, la distinción dip su iiealí) io En els
más alejado.
mus del afirmado ya por Feuerbach. I-21'? Ã IPT P išuo
1 ' ' - m Sin duda contribuye poderosamente a intensificar su
reconocia que el mismo espiritu esencia 1 e _ pensam aso
realismo la misión de director de la Rheinische Zeitung,
de Feuerbach los impusaba a este pas0_ L1 t€1`101`- P H
que lo pone en contacto más directo con problemas concre-
ue Feuerbach no había dado, debía, sin embargø, daf ›
tos y en vivo contraste con intereses y grupos sociales retró-~
(elscribió en el ensayo citado. “El culto del hombre abstrac-
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 7;;
72 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO Hisroiuco
grados. Cobra así conciencia de ese inescindible vínculo ïle Rheinische Zeitung y la influencia de Feuerbach, que iio
la filosofia con cl mundo, que, contra el abstracto.ais a- reviste importancia únicamente en el aspecto negativo, es
decir, en la medida en que Marx consiguió liberarse de ella
miento dc la filosofía baueriana de la autoconciencia, ¡(1106
. , ' '
(como dice Sabetti en oposición a Cornu), sino sobre todo
menos que coiitra la reduccion hegeliana defla historã ar-
(tal como, sin embargo, el mismo Sabetti manifiesta) en
la filosofía a la dialéctica de la Id-Ca, Marx a “ma en te
cuanto Marx, como Feuerbach, opone al idealismo de He-
tículo dc fondo de la Rheznische [Z1€lÍ“f7'fg› 0P0rrt;;'ìm§š11a
. - - “ ~ no c gel _para quien la idea es el sujeto de la realidad y de la
citado por Sabetti (p. 163). Las 1 (ão ias tem 0 de su
_ _ i historia-_ el hombre con sus necesidades y con su realidad
tierra como hongos. son los frutos e su P Y _
natural. Cierto es que Marx, sin embargo, mira al hombre
pue blo . .. El mismo espíritu
_ que con las manos
b de la .in- ,
- , - ro de los filo- “que se realiza en la liistoria”; y en ello se distingue de
dustria crea los ferrocarriles, cieafqn elíucere Se alda fuera
Feuerbach y experimenta la influencia del historicismo
sofos los sistemas filosóficos. La _ 1 os0'ia 110 li H
hegeliano; pero es feuerbachiano su esfuerzo por desmisti-
del mundo. _ . , es la quintaesencia espiritual de su epoca.
ƒicar a Hegel, mediante la reducción a religión y teología
Aqui el concepto naturalista de la relacion del h0H1bI`fï
Con el mundo se trasforma ya en un embrionario concepão de la teoría del Estado y de la propiedad privada, para com-
. . - - é oca con a batirla conio alienación del hombre.
historicista que vinculajal hombre de cada p Calidad
situación social de su tiempo, d€C1T, CT; ã1ë1ffìa1"natura_ Sin embargo, le pertenece íntegramente el esfuerzo por
mudable y dinamica, ya nojestatica como _' investigar en la realidad social las razones de esa alienación,
leza Es, por cierto, tan solo un germen de concïpcion con la condena del principio mismo de la propiedad pri-
. - ' ` fíadea gen ra- vada. Aunque en la Kritik des Hegelschen Staatsrechts se
historicista y un simple preanuncio de la filosol j
Xis, sugerido (como veremos en seguida) por pìerrïïlïäìación limita todavía a indicar la máxima extensión y generaliza-
' duda, Un Comlãntz)o ción de la elección, como el medio de superarla hegeliana
erbach. Pero ya CS, S111 _nSP nación
“representación teológica del Estado político”. Aquí se
del naturalismo de Feuerbach, al que ff Í Suolflsiãeración
- - c hace sentir, por cierto, el principio rousseauniano de la
y su encaminamiento. Al mismo tiempo,Da bnes some
de ciertos temas como, especialmente, lasM zscusz Contacto wolonté ge'ne'rale, pero no es en absoluto rousseauniano con-
lo ley contra los robos de _lena,- pone a 1 aåx en Onocer siderar la elección de los representantes como “relación in-
mediata, directa, no meramente representativa sino real de
con los problemas economico-sociales, y _ 6 21C_€ 1í€C_
el vínculo que tienen con ellos las cuestiones juridicas. la sociedad civil con el Estado político".
Así va preparando su crítica contra la filosofía del dere- Comoquiera que sea, tampoco la afirmación de que “el
' ` co- hombre no es más que el mundo del hombre” (es decir,
cho de Hegel, esto es, tanto el ampliohmap-uscritåfìljzdli
mentario a los articulos 261-313 de las ege ianìsl tre la sociedad) _-que aparece en Zur Kritik der Hegelschen
lhfelitsphilosophie (publicado en Deutschƒranzösisehe ]ahr-
nien der Philosophie des Rechts, elaboradj; $01* HHYXICIZ n
marzo y agosto de 1843, como el Zur Kri t i er 1 e1%eutsch
esc e I›¡i.clier)-_ puede considerarse como un apartamiento de
- - ' n os - lfcuerbach. La acusación que Marx le dirigirá más tarde
Rechtsphilosophze, publicado el m1SII10 21110 C
französische jahrbucher. _ _ d la vn las Tesis, en el sentido de que Feuerbach no compren-
En la crítica a Hegel confluyen las exper1€nCl21S C «lió la necesidad de la relación entre individuo y sociedad,
74 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 75

en la cual el hombre vive como el pez en el agua, es total- ta que el paso inicial al historicismo, que aparece en el ar-
mente inmerecida, y estaba desmentida por el mismo Marx tículo marxismo de la Rheinische Zeitung, era aún una
cuando reconocía _en los Manuscritos de 1844- el mérito sugestión de Feuerbach. Pero ciertamente, si con eso Feu-
que cabía a Feuerbach por haber “fundado . . la ciencia erbach demuestra que tampoco le es extraña la historici-
real, en cuanto que hacía de la relación social del hombre dad, en él se trata de la lucha progresiva con la naturaleza,
con el hombre el principio fundamental de la teoría” (tra- no se concreta en la visión de las escisiones sociales y de los
ducción de Bobbio, p. 166). contrastes internos de la sociedad humana, que son el prin-
La exigencia de la socialidad del hombre había sido suge- cipio esencial del desarrollo histórico. A esta visión con-
rida a Marx por el mismo Feuerbach. Éste, en su Esencia creta sólo llega el historicismo de Marx, que da el paso que
del cristianismo, había declarado que la sociedad es la con- Feuerbach no había dado, pero (según el recordado reco-
dición primera para la “producción del hombre espiritual, nocimiento explícito de Engels) partiendo del punto de vis-
a la par que para la del hombre físico"; y había subordina- ta propio de Feuerbach para el desarrollo ulterior.
do el mismo vínculo del hombre con la naturaleza al víncu- Para este desarrollo ulterior -que se inicia con la In-
lo con los demás hombres. “Me siento dependiente de la troducción a la crítica de la ƒilosoƒía del Derecho de Hegel'
naturaleza porque me siento dependiente de los otros hom- (Zur Krztik, etc.)-_ es esencial la concepción de la filosofía
bres; si no necesitara de ellos, tampoco tendría necesidad como pensamiento que no se coloca por encima de las lu-
del mundo; por ellos me reconcilio con éste. Sin los otros chas prácticas, sino que se halla él mismo (según una frase
hombres, el mundo sería para mí vacío, inanimado, carente de Marx en la Correspondencia de 1843) “implicado tam-
de significado y de razón. . . Un hombre aislado se perdería bién interiormente en el tormento de la lucha". Por eso la
como una ola en el océano, sin comprenderse a sí mismo lucha teórica contra la religión, característica de la izquier-
ni a las cosas. El primer objeto del hombre es el hombre.” da hegeliana, debe convertirse en “lucha contra ese mundo
“La vida social solamente es la que realiza la humanidad." cuya quintaesencia espiritual es la religión”, es decir, con-
“Los hombres no realizan al hombre sino por medio de su tra la sociedad, que genera la alienación religiosa del
unión.” “Por eso la sociedad eleva y mejora.” 5 hombre.
En este vínculo del hombre con el hombre y con la so- De la “forma sagrada de la alienación humana de si
ciedad, Feuerbach concibe también la sociedad como pro- mismo” la crítica debe pasar a sus formas profanas: “Lai
ceso histórico de la praxis, estimulada siempre por la nece- frítica del cielo se transforma así en la crítica de la tierra,
sidad, que para -él es “el principio del desarrollo en la l;i crítica de la religión en la del derecho, la crítica de la
historia”, principio que la religión suprime en la idea de it-ología en la de la política.”
la perfección divina y de la perfecta felicidad celeste, por lo Y justamente “la crítica de la tierra” se encuentra con
cual la religión es la negación de la historia.° De ello resul- Lis cscisiones sociales, con las divisiones y la lucha de las
› « lnscs, y por lo tanto con “cuestiones para cuya solución no
5 Para estas y análogas citas remito a mi Feuerbach y Marx, capítulo sobre hay más que un medio: la praxis”. “Por cierto que el arma
"La concepción del hombre: individuo, sociedad, especie". «lv la crítica no puede sustituir la crítica de las armas, y la
0 También acerca de estos puntos cf. mi Feuerbach y Marx, capítulo: “La
sociedad como proceso de la praxis." lu<-rm material debe abatirse por la fuerza material; pero«
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 77
76 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO ponde el derrocamiento de esa clase burguesa que es “el
también la teoría se convierte en fuerza material apenas delito notorio de toda la sociedad” actual. La concepción
se adueña de las masas.” historicista se asocia ya estrechamente con la voluntad de
Para la superación efectiva de la alienación del hombre acción. Como Marx dirá más tarde en la undécima Tesis
“el imperativo categórico es destruir todas las relaciones en sobre Feuerbach, no se trata solamente de interpretar el
las que el hombre sea un ser humillado, subyugado, aban- mundo, sino de cambiarlo.
donado y despreciable”; y ésta es precisamente la situación No es por cierto arbitrario suponer (y respecto de Marx
del proletariado, la “clase con cadenas radicales, que posee lo ha sostenido también Cornu) que la orientación en este
un carácter universal por sus sufrimientos universales... , nuevo camino, señalada por los artículos de los Deutsch-
ƒranzösische jahrbücher, fuera determinada o estimulada
que es, en una palabra, la pérdida total del hombre y por
lo tanto puede reconquistarse a si misma mediante la re- por las nuevas experiencias y por el contacto con las luclias
conquista total del hombre". Ella tiene frente a sí la clase de clase y las corrientes socialistas francesas, que experi-
mentó Marx por su estancia en París y luego en Inglaterra.
en la que se condensan todos los defectos de la sociedad,
lío mismo cabe decir de los problemas y movimientos so-
que es “considerada como el delito notorio de toda la socie-
ciales de este último país, que llevaban a Engels a las con-
dad, de modo que su liberación aparezca como la autolibe-
cepciones expresadas en sus trabajos publicados en la misma
ración universal”. Por eso, así “como la filosofía encuentra
en el proletariado sus armas materiales, el proletariado en- revista (Die Lage Englands y Umrisse zu einer Kritik der
National-Oekonomie), tan admirados por Marx. Éstos y las
cuentra en la filosofía sus armas espirituales”.
investigaciones de Engels sobre la condición de la clase tra-
Hay, pues, en esta Einleitung zur Kritik d. Hegelsch.
bajadora en Inglaterra, contemporáneos de los Manuscritos
Rechtsphil., junto con una reivindicación de las masas, que
«-mnómico-filosóficos de 1844 de Marx, preparan, además,
la Sagrada familia desarrollará después contra Bauer y con-
su colaboración, iniciada inmediatamente después con la
sortes, también un historicismo que ve la historia como un
.\n_¿'rada familia.
proceso de lu-cha entre las clases, y en el proletariado el
lål problema que constituye el objeto esencial de los Ma-
emancipador de la humanidad por la misma ley dialéctica
›/ni/rritos de 1844 es _como señala también Sabetti_ el
que lo obliga a luchar contra la Unmenschlichkeit de su
.Iii la alienación del hombre y del trabajo. Marx lo delinea
estado actual.
«ii «I mismo año en una página de otro manuscrito (de co-
Los elementos esenciales de la filosofía de la praxis co-
...<-iimrio a los Lineamientos de economía, de James Mill),
menzaban ya a perfilarse en el escrito (algo anterior a Zur
-¡W merece ser citada."
Kritik) sobre la Cuestión judía. También aquí sostiene,
" NI ¡entras el hombre no sea reconocido como hombre y
contra Bauer, que la emancipación religiosa debe conside-
1.-- hziya organizado el mundo humanamente, su ser social
rarse como emancipación humana, es decir, social; pero
-.- m.|iiil`icsta bajo la forma de la alienación; puesto que su
afirma que la “emancipación social del judío es la emanci-
i›|›|«-Io. cl hombre, es un ser enajenado a sí mismo. . . De-
pación de la sociedad del judaísmo”, es decir, del espíritu
iiicrcantilista y egoísta característico de la sociedad burgue- - \.|V«-I lt-\-lo publicado por Adoratskij en Ges. Ausg., Sección I, vol. III,
sa. La liberación de este espíritu (explica después en Zur ¡. ..›..... ,,«._
Kritil.-t) sólo puede ser obra del proletariado, al que corres-
78 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 79

cir que el hombre se enajena a sí mismo y que la sociedad natural; es también un ser natural humano” (pp. 176 sip).
de este hombre enajenado es la caricatura de su' real ser A este respecto, los Manuscritos desarrollan un fino aná-
social, de su verdadera vida de especie, equivale a decir lisis de ese ser humano y de su ser social, de su diferen-
que su actividad se le presenta, por lo tanto, como tormen- ciarse de los animales en el trabajo productivo. Este análi-
to, su propia creación como una potencia extraña, su ri- sis es luego retomado y profundizado en la Ideología ale-
queza coino pobreza, el vínculo esencial que lo liga a los mana, y nos da los bosquejos característicos de la concepción
otros hombres como un vínculo inesencial; y que más bien marxista del hombre. Esta parte de los Manuscritos, que
la separación de los otros hombres se le presenta como su no examina Sabetti, merece ser considerada; pero, como
verdadera existencia; que su vida se le aparece como el sa- la he destacado en el capítulo anterior (“La concepción
crificio de su vida; que la realización de su ser se le aparece del hombre en Marx”), me limito aquí a remitir a él al
como la irrealización de su vida, su producción como la lector.
producción de su nada; que su poder sobre el objeto se La referencia al hombre concreto real y a las reales rela-
le presenta como poder del objeto sobre él mismo; que él ciones económico-sociales proporciona a Marx la clave del
mismo, señor de su creación, se le presenta como el siervo problema de la alienación y de su solución. “La enajena-
de esta creación.” ción religiosa como tal se produce sólo en la esfera de la
Así -explica Marx en los Manuscritos- “el obrero se conciencia. . . , en cambio la enajenación económica es
convierte en una mercancía tanto más vil cuanto mayor 1
la enajenación de la vida real, de modo que su eliminación
es la cantidad de mercancía que produce. La desvaloración abarca ambos aspectos. . . La supresión positiva de la pro-
del mundo humano crece en relación directa con la valora- piedad privada, en cuanto apropiación de la vida humana,
ción del mundo de las cosas" (traducción de Bobbio, p. 33). es, pues, la supresión positiva de toda enajenación, y por
La alienación religiosa y la política son reflejos y formas tanto el retorno del hombre de la religión, de la familia,
de la alienación concreta que se efectúa en las relaciones del Estado, etcétera, a su existencia humana, es decir, so-
económico-sociales a consecuencia de los hechos concomi- cial... La filantropía del ateísmo (Owen) es, por tanto,
tantes de la división del trabajo y de la propiedad pri- ante todo, sólo una abstracta filantropía filosófica; la del
vada. comunismo es en seguida real e inmediatamente tensa ha-
Esta alienación concreta no es la que consideró Hegel: cia el resultado efectivo” (Bobbio, p. 123).
en su Fenomenologia dio la dialéctica de la negatividad Con el tránsito del campo teórico al práctico esboza
como principio motor y generador; pero para él la historia Marx la filosofía de la praxis como reale Humanismus. Su
de la alienación y su revocación no son más que historia de desarrollo ulterior lo realiza, en colaboración con Engels,
la producción del pensamiento abstracto; y esta historia es- en la Sagrada familia y en la Ideología alemana, e incluso
peculativa no es aún la historia real del hombre (Manus- ms Tesis sobre Feuerbach.
critos, pp. 158 ss.). Se trata, pues, de hallar “al hombre La Sagrada familia o Crítica de la crítica crítica _cuya
real, corpóreo, plantado en la tierra firme y redonda”, al lectura Antonio Labriola consideraba necesaria para com-
hombre que es “inmediatamente un ser natural viviente”, prender en su origen la constitución teórica del materialis-
activo y pasivo al mismo tiempo, y “no es solamente un ser mo histórico- es un ataque despiadado a Bruno Bauer y
80 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 81
al circulo de los Libres, no obstante que Marx había parti- cepciones de los socialistas ingleses y franceses 1° contra las
cipado en él. La mordacidad de la polémica está conec- falsifi-caciones de la Crítica crítica.”
tada, como ya ha sido observadof* con la necesidad que Es indudable que en la determinación de la nueva posi-
experimentan Marx y Engels de liberarse de posiciones ya ción de Marx no ha influido tan sólo el reale Humanismus
aceptadas y llegar a una autoclarificación (Selbstverstãn- de Feuerbach que él exalta aquí, sino también el contacto
digung). Por eso mismo su crítica merecería ser examina- con la cultura francesa, desde el materialismo del siglo xviii
da (coiiio la posterior crítica a Feuerbach y a los ideólogos y el espíritu de la gran Revolución, hasta el socialismo y
alemanes) también desde un punto de vista au dessus de la los movimientos proletarios. Estas influencias francesas en-
mêlée, aparte de su base polémica marx-engelsiana, por Marx, como las experiencias del chartism en Engels, se re-
cierto nada desapasionada. velan en su reinvindicación de la masa contra la filosofía
Aun ateniéndonos a la visión de Marx y Engels acerca de la autoconciencia de los Bauer. En el capítulo vi (“Pri-
de su contraste con los Libres de Berlín, podemos aplicar niera campaña del espíritu absoluto: espíritu y masa”),
al propio Marx las indicaciones sintéticas con que he deli- Marx resume la posición de los Bauer con las siguientes
neado en otra parte la posición de Engels a este respecto:° palabras: “en la masa y no en otra parte debe buscarse al
“La oposición con los Libres de Berlín se acentúa. . . en verdadero enemigo del espíritu”; y contra este repudio de
estos puntos, concernientes a la teoría del conocimiento, la la “vil masa en su maciza cualidad de masa”, reivindica
concepción del ser y del deber ser, del hombre y la socie- también Engels (capítulo ii) su valor en la historia.
dad, de la historia y de su proceso de desarrollo: 1) nece- El fracaso de la Revolución francesa, que Bauer impu-
sidad de la realidad del objeto para la realidad misma del taba a la participación de la masa, se debió, en cambio,
sujeto, del otro para la misma autoconciencia, del amor ~¬dice Marx-_, al hecho de que la gran masa, distinta de
para el mismo hombre en su humanidad; 2) oposición de la burguesía, no tenía en el principio de la Revolución su
este hombre concreto, en su esencia humana y en su carác- propio principio. Solamente ahora corresponde a la crítica
ter histórico, a la infinita autoconciencia de los Bauer; 3) socialista el movimiento de la gran masa, es decir, del pro-
importancia de la historia en la realidad de su proceso de letariado, reivindicador de la humanidad y creador del
desarrollo, e importancia de las masas y de su acción de cla- hombre. Marx hace así suya la crítica de Proudhon, que
se (movida por la realidad concreta de sus necesidades) en vc en la propiedad privada la fuente de todos los males
este proceso dialéctico de la historia; 4) valor del trabajo mciales; pero la supera, indicando en tal propiedad la fuen-
y de los trabajadores para la creación no solamente de los ii- misma de la antítesis que conducirá a su superación. “La
productos, sino del productor mismo, el hombre, en su ca- propiedad privada, como propiedad privada, como riqueza,
rácter humano; 5) en consecuencia, reivindicación no tan «mí obligada a mantenerse en existencia a sí misma y con',
sólo del humanismo de Feuerbach, sino también de las con- «lla a su término antitético, el proletariado.”
lìsta afirmación de la implicación recíproca de los dos
3 También por Sabetti y por M. Rossi, Marx, la siniestra hegeliana c Fideo- ii'-rminos de la antítesis, merece compararse a la de Bauer,
logia tedesca (Societá, Milán, 1958).
9 ll materialismo storico in F. Engels, p. 123 de la edición Nuova Italia,
Florencia. 'U Especialmente Fourier por parte de Engels; especialmente Proudhon por
|..:||i* (lc M3.fX.
82 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO Hisroiuco si,
dirigida también contra Proudhon, en la Allgemeine Litera- F ara mod' `i
_ 1f}C2irl_a ' pura teoria,
. no solo » sino
- momento do
turzeitung de abril de 1844 (citada por Sabetti, p. 249): “la a praxis historica. La reforma de la autoconciencia no es
crítica concibe las dos realidades, pobreza y propiedad, suficiente si no interviene la acción' “el espíritu que en la
como una sola cosa, reconoce su íntima trabazón y hace de realidad s 'l
toda activqioddltlrscubre '
categorias, reduce toda ' practica
, . y
ellas un todo único, que en cuanto tal, interroga acerca ' _ Ii _a -
umana a un proceso ideal - I -
dialectico de la
de las premisas de su propia existencia". De donde resulta crm” Cïmcaín Pe1`0 1218 ideas nunca podrían conducir más
evidente que la diferencia entre Bauer y Marx no reside allá' de, las viejas
` ` ' '
condiciones -
mundiales, -
sino tan solo
en el concepto (comúii a ambos) de la implicación recí- iiias alla de las ideas de estas condiciones. Para que las ideas
proca de los' términos opuestos, sino en la forma abstracta se conviertan en hechos es preciso que el hombre e`erza
que les da Bauer y que Marx vuelve concreta, poniendo en una fuerza práctica”.12 J
el lugar de la pobreza al proletariado. Así reafirma la iin- C0 Compara lìas lcatlpgorías invocadas por Bauer (el enorme
plicación recíproca de los contrarios, pero pone frente al d n1 eni o e a 1St<?f_1H, ' 121 lucha
, - - la lucha
de la historia,
término positivo un término negativo viviente y operante, `€ a nìlasa condel espiritu, etcétera) Marx objeta: “la histo-
capaz de efectuar la eliminación de la antítesis, esto es, crea- ria no ace na ' ' -
dor de historia. nin una luch a. alìno Rose? mngun pøder enormfë no llbïa
“Éste es el lado positivo de la antítesis: la propiedad viviìnte , el que h ace
S masdblen el hombre'
to o, el que posee y el hombre
lucha; real Y
la historia
privada, que encierra en sí su satisfacción. En cambio, el no es una realidad que se sirva del hombre como medio
proletariado como proletariado, está obligado a negarse a sí para alcanzar fines con los propios esfuerzos -como si fuera
mismo y, con ello, el término antitético que lo condiciona d d P ersona P0 r S1'_, la historia
una ' ' es nada más que la aoovl.
. .
y lo hace proletariado, es decir, la propiedad privada. Ese 21 del hombre que persigue sus fines" 13
es el lado negativo de la antítesis.” Pero “si el proletariado Pero este hombre creador de historia no puede ser un
vence. . . vence sólo superándose a si mismo y a su opuesto. producto pasivo de las circunstancias, como creía ol materia
Entonces desaparece tanto el proletariado cuanto la antíte- iismo dei
(pisado si iø xvt Ilä ïlì en los Manuscritos
el mica - Marx habia, pre-`
sis que lo condiciona, es decir, la propiedad privada” (cit. (lc una red r P_á3 dê ombre como ser social en el sentido
Sabetti, p. 2 52). El proletariado está impulsado a esta des- 0 ' ' U I

trucción de la antítesis, por la conciencia de la Unmen- «edad


A d P mdpuc caia/1 mire
a_ Om” elycuanto
re en la Socledad'
hombre,ASI
asi,como la S0'
el hombre
schlichkeit de su situación, por lo que siente la necesidad //io uce a la sociedad. Y en la Sagrada familia insiste' “si
de conquistarse la Menschlichkeit. cl hombre es social '
ii-ituraleza s 'l 1 por aturfleza'desarrolla su Verdadera
Por eso Marx había escrito en Zur Kritik d. Hegelsch. _` , 0 °_en a 5_0C1edad ; en este desarrollo se afirma
«ii caracter activo: “si el hombre está formado por las cir-
Rechtsphil. que, así como la filosofía halla en el proletaria-
< iiiistancias, deben hacerse humanas las circunstancias”
do sus armas materiales, el proletariado halla en la filosofía
sus armas espirituales. La filosofía, a la que Edgar Bauer li CHp_ Iv, Glosa crítico-marginal, NQ 4_
reprochaba que fuera excesivamente práctica, adquiere, en 1- Cap. iv, Batalla crítica contra la Revolución francesa,
'if Segunda batalla de la crítica absoluta. Estas citas, que ya he dado en
cambio, con Marx (como dice Sabetti, p. 257), “el doble I-ii
'Wim Materialis mo h'is tó rico
' _
en Engels, están tomadas de la traducción de E.
significado de reflejo de la realidad efectiva y de esfuerzo
I
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 85
84 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO
Sin embargo, no puedo convenir con Fromm en su afir-
En ello está ya csbozada la idea de la III Tesis sobre Feu- mación (prefacio) de que la filosofía de Marx ha hallado
erbach: “la doctrina materialista, según la cual los hombres su expresión más articulada en los Manuscritos económico-
son el producto del ambiente y de la educación, y varían ƒilosóƒicos, puesto que la Ideología alemana (como he se-
conforme varían el ambiente y la educación, olvida que el
ñalado en mi La concepción del hombre en Marx) realiza
ambiente cs modificado justamente por los hombres. . . La
en puntos importantes un avance ulterior respecto de los
coincidencia entre las variaciones del ambiente y de la acti-
Manuscritos, y el mismo Fromm debe recurrir reiterada-
vidad humana puede concebirse y entenderse racionalmente mente a esa obra para delinear los rasgos esenciales de la
sólo como autotransformación y praxis revolucionaria”.
doctrina de Marx, aun notando, justamente, que ella “con-
Así en la Sagrada ƒamilia Marx llega al umbral del con-
tinúa la principal tendencia de pensamiento de los Manus-
cepto de inversión de la praxis; y ésta es acaso la contribu-
critos, especialmente en el concepto de la alienación” (p. 85
ción más importante que esta obra brinda al desarrollo de
de la edición española).
ese humanismo realista que se llamará después materialismo
Una diferencia importante entre las dos obras reside en
histórico, pero que es esencialmente una filosofía de la
la actitud hacia Feuerbach, envuelto ahora en la crítica de
praxis.
toda la ideología alemana. Ya he dicho que no son justas
La obra de este periodo en que Marx alcanza la más
algunas de las críticas a Feuerbach contenidas en las Tesis;
completa enunciación de su pensamiento es la Ideología
alemana, que con las Tesis sobre Feuerbach delinea en pero es justa aquella que se refiere al hecho de que Feuer-
forma decisiva su filosofía de la praxis. Es ciertamente bach, poniendo al hombre en relación con la naturaleza,
exacto lo que escribió Marx más tarde, en el prefacio al Zur estática y sieinpre igual, no puede comprender el problema
Kritik d. polit. Oehon., donde reproducía los bosquejos de histórico de la humanidad. “No ve, dice Marx, que el
la concepción desarrollada ya en la Deutsche Ideologie, en mundo seiisible que lo circunda no es algo dado inmediata-
el sentido de que en esa obra él y Engels “habían ajustado mente desde la eternidad, siempre igual a sí mismo, sino el
cuentas con su propia conciencia filosófica”, y que poco producto de la industria y de las condiciones sociales”
había importado la falta de publicación de la obra, “porque (MEGA, pp. 32 : 39 de la traducción citada por Sabetti
nuestro fin principal había sido alcanzado: explicarnos con en la p. 283).
nosotros mismos”. El fin había sido alcanzado tan firme- El lionibre no es sólo un ser natural, como los animales;
mente, que las conclusiones de entonces se mantuvieron se diferencia de ellos en cuanto produce sus propios me-
esencialmente en todas las ulteriores expresiones de su pen- dios de vida, y crea así un ambiente que modifica sucesi-
samiento filosófico,14 como lo prueba con toda eficacia vuiiiente su misma vida y su ser.” “Los individuos son tal
Erich Fromm en su El concepto del hombre en Marx, tual manifiestan su propia vida. Lo que son coincide, pues,
que me resulta grato recordar por su coincidencia, en pun- um su propia producción . .), depende, por tanto, de
tos esenciales, con mi estudio, contemopráneo de aquél, so-
bre La concepción del hombre en Marx. H Eljƒlos Manuscritos Marx decía que “para el hombre socialista toda la
14 También lo reconcc Sabetti; cf. p. 316: “la Deutsche Ideologíe representa .mm a istoria del mundo iio es más qiie la generación del hombre ine-
el punto de llegada..., y a él se mantuvieron fieles Marx y Engels en los .I|.|nle cl trabajo humano” (traducción de Bobbio, P- 134)-
años subsiguientes”.
86 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRl(1() 87

las condiciones materiales de su producción.” 1° “La orga- la cosa en su totalidad. . ., no explica la praxis partiendo
nización social y el Estado provienen constantemente del de la idea, sino que explica las formaciones de ideas par-
proceso de vida de determinados individuos; pero no de tiendo de la praxis material, y llega así al resultado de que
individuos como pueden aparecer en las representaciones todas las formas y productos de la conciencia pueden ser
propias 0 ajenas, sino como son realmente, es decir, como eliminados no mediante la crítica intelectual. . _ sino sólo
actúan y producen.” “La producción de las ideas, de las mediante la inversión práctica de las relaciones sociales
representaciones, de la conciencia, está ante todo directa- existeiites. . . No es la crítica, sino la revolución, la fuerza
mente entrelazada con la actividad material y el inaterial motriz de la historia, y aun de la historia de la religión,
comercio de los hombres, es lenguaje de la vida real.” “La de la filosofía y de cualquier otra teoría. . . Pero cada ge-
moral, la religión, la metafísica y otras ideologías y formas neración ha heredado de la anterior una masa de fuerzas
de conciencia a ellas correspondientes no pueden conservar productivas, capitales y circunstancias, que sin duda algu-
por más tiempo la apariencia de la subsistencia autóno- iia puede ser modificada por la nueva generación, pero que,
ma." No tienen una historia propia, no poseen ningún por otra parte, le impone sus propias condiciones de vida
desarrollo propio; sino que los hombres que desarrollan y le da un desarrollo determinado. . . Por tanto, las circuns-
su producción material y su comercio material cambian, tancias hacen a los hombres no menos que los hombres
juntamente con ésta su realidad, aun su propio pensa- hacen a aquéllas”, y condicionan las mismas posibilidades
miento y los productos de su pensamiento. No es la con- revolucionarias (MEGA, sección I, vol. 5, pp. 27 ss.).
ciencia la que determina la vida, sino la vida la que de- Así se presentan en la Ideología alemana los rasgos de
termina la conciencia.” esa concepción de la historia que Marx esboza más tarde
Pero este tránsito de los supuestos ideales a los inate- en el célebre prefacio de 1859 a Zur Kritik cl. polit. Oekon.
riales no constituye (como bien advierte Sabetti, p. 287) Allí aparece sin embargo, en forma más explícita que en
una concepción determinista de la historia, porque los la Ideología alemana, no sólo el concepto de las condicio-
mismos supuestos inateriales (económicos) están ligados a nes a las cuales está subordinada toda posibilidad revolu-
la actividad del hombre, al trabajo que produce los nie- cionaria, sino también su nexo con la idea del nacimiento
dios de siibsistencia y con ello crea las relaciones sociales de un conflicto entre las fuerzas productivas en expan-
y su revolución, es decir, crea la historia y el desarrollo sión y las relaciones de propiedad exitentes, convertidas
material y espiritual de la humanidad. Por lo tanto, la his- en obstáculo para lograr el desarrollo ulterior de aquellas
toria no puede resolverse en la autoconciencia y en las fuerzas. '
ideologías, ni la crítica intelectual de la religión 0 de la Seinejante conflicto se da, precisamente, como causa del
política basta para explicar, y mucho menos para eliminar, advenimiento de una época de revolución social en la his-
la alienación del hombre, como todavía creía Feuerbach. toria; con lo cual se generaliza la idea expuesta en la Ideo-
La nueva concepción de la historia quiere “representar logia alemana (ed. Adoratskij, p. 1 i7), donde se decía que
16 Esta y las siguientes citas han sido tomadas de las pp. io-16 de la “la superación de la división del trabajo está condicionada
edición Adoratskij (MEGA, Sección I, vol. 5). por el desarrollo del comercio y de las fuerzas productivas
17 La traducción utilizada por Sabetti (p. 286) no presenta este pasaje
en forma muy inteligible. hasta una universalidad tal que la propiedad privada y la
\

88 FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO 89

división del trabajo se conviertan en un iinpedimento para mismo, .puede a su vez ser sólo universal, y mediamg una
esas fuerzas”. revolucion en la cual, por una parte, se invierta la poten-
En la Ideología alemana, además, Marx proyecta el pro- cia del modo de producción, de las relaciones comerciales
blema del nacimiento de ideas revolucionarias contra las štiesëadìïllïlrgtñifrä êpciallhéasta ahora existentes, y por la
dominantes, y dice que la existencia de ideas revoluciona-
rias presupone ya la existencia de una clase revolucionaria la
Volenergía
dt necesaria
8 _ 6p aiìjirtïi mp
er finlversal dl-El
ir a_apropiac1onOìetarlado
(MEGA,Y
(MEGA, vol. cit., pp. 35 ss.). Pero tal existencia en el muii- - -› Pp- 5 __ 5 de la traduccion italiana; en Sabetti,
do actual le parece consecuencia de la niisnia alienación del pp. 302 ss.).
hombre, producida por el industrialismo, que separa las Ya estamos aquí ante la apelación final del Manifiesto
fuerzas productivas de los individuos. - g;?t†;ln1í†(ïSít¿š1.;nkjil_ä*10l€eIt]aiìi;)s de todo' eldmundo, uníosl” Pero
“De un lado, pues, una totalidad de fuerzas productivas
que han tomado, por así decir, una forma objetiva, que letaria como acto de libeiíziiiclïiâepcloil e lla revoluclon pm-
para los individuos ya no son las fuerzas de los individuos dirá el Maniƒiesto
_ _ _ , “en el lon ugarumversa ,'p'Or sociedad
de la vieja e1'que, como
bur-
mismos, sirio de la propiedad privada. . . Por otro lado, a guesa, dividida en clases hostiles entre sí, se instaura una
estas fuerzas productivas se contrapone la mayoría de los asociación en la que el libre desarrollo de cada uno es la
individuos, de los que se han separado estas fuerzas, y que, condición del libre desarrollo de todos".
por tanto, han sido despojados de todo contenido real de de C0I¿1Ifl€[l>2Í0;dïtZzín'ya [presentes en los Manuscritos
vida, se han convertido en individuos abstractos, pero jus- mente 1 Y _ _ Ogla a emana, ambos revelan clara-
tamente por esto y sólo por esto han sido puestos en con- _ a exigencia en que se inspira el humanismo mar-
dición de entrar como individuos en una conexión mutua xiano y que orienta toda la obra ulterior de Marx y En-
entre sí (MEGA, vol. cit., pp. 57 : 64 de la traducción ita- gels: exigencia que es la superación de la alienación
liana citada por Sabetti, p. 300). tïjlïâãš, E22 lllìclr, dìeåa condición en que el hombre (tra-
El estado de alienación (cuya descripción en la Ideolo- _ per i o a si mismo como persona, se ha
gía alemana desarrolla los rasgos que hemos visto ya sin- reducido a cosa, a mercancía, a instrumento de los instru-
tetizados en el simultáneo comentario a james Mill) es,
por tanto, una condición de Unmenschlichkeit, cuya con-
ciencia impulsa a los proletarios a vincularse entre sí, es
:nad;,i°:$§;;r“~dE“t
_ J0 Y C la propiedad privada, puede su-
perarse, dice Marx, sólo a través de la supresión de sus
de la
decir, a sentirse unificados en clase; e impele así al prole- units?, que dará lugar a una liberación universal.
tariado a la reivindicación de la Menschlichheit, esto es, “dí ãinïncipaicion de la socie/dad de la propiedad PH-
a la exigencia de la reconquista de la esencia liumana en i 5 e a esc avitud _se decia ya en los Manuscritos,
la inversión práctica de las relaciones existentes. Ésta “con- 1'- 85 de la traducción de Bobbio_~ se expresa en la for-
siste en la apropiación de una totalidad de fuerzas produc- um política de la emancipación de los obreros, no ya com@
tivas y en el desarrollo, así condicionado, de una totalidad
de facultades. . . La apropiación. . . puede cumplirse sólo
mediante una unión que, por el carácter del proletariado
ïï2,ïsz“r“°“› Parqu-
|;i| del liombre - ” Y la Ide o l ogia
' alemana
1 a a eman'c1paC'1On
explica como to-
en
FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO gi
go FUNDACIÓN DEL MATERIALISMO HISTÓRICO

la sociedad liberada el hombre debe tener la posibilidad äfïolììïäïtïè fìjìtäelrle)11;;-'zåppiïìeiíwjìlijecisamente el estudio sol›re
de desarrollar libremente sus aptitudes en la rama que más _ x, en el que he coincidido
le plazca, sin necesidad de ser (como ocurre en todas las con Erich Fromm.
formas anteriores de sociedad) exclusivamente cazador 0 Considero, pues, esta indagación, más aún que un com-
pescador o pastor o adepto a cualquier otra esfera exclusiva Plcm-e11f0 indispensable, una parte esencial de los estudios
sobre la fundacion y el significado de la doctrina marxista,
de actividad, irremediablemente, para toda la vida, como
si fuera un condenado a trabajos forzados (MEGA, vol. cit.,
p. 22).
Esta reivindicación de la persona humana y de su liber-
tad de acción y de desarrollo, en cuya realización Marx
hace consistir la característica esencial de la sociedad fu-
tura, es decir, el paso de la prehistoria a la historia de la
humanidad, es reconocida por Sabetti cuando observa (pá-
ginas 3o8 ss.) que Marx no concibe el socialismo como un
societarismo abstracto que entiende la relación entre los in-
dividuos como relación entre los particulares y una sociedad
entificada e hipostasiada, es decir, como una relación que
ocasione la anulación de la libertad del individuo en la
colectividad, distinta de él y a él opuesta y superpuesta.
Marx, dice, quiere la libertad del hombre total, y la fe en
el destino del hombre, que anima su constante lucha, en-
cuentra su fundamento en su humanismo concreto.
Y éste es, sin duda, un reconocimiento explícito; pero
demasiado fugaz frente a la importancia esencial que en el
pensamiento de Marx tiene la reivindicación de la liber-
tad de desarrollo del honibre, como verdadero fin de toda
su lucha. Sobre todo es necesario y urgente dar el cabal
relieve debido a esta finalidad esencial del marxismo ge-
nuino frente a las deformaciones totalitarias, que preten-
den presentarse como marxismo ortodoxo en su praxis
dictatorial de Estado omnipotente, aniquilador de la li-
bertad individual. Con ello se está todavía muy lejos de
eliminar la alienación del hombre y de su personalidad,
cuya superación era la exigencia fundamental del huma-
nismo mzirxista. A la necesidad de poner bien en claro
MARXISMO Y LIBERTAD .H

l'“k¿lCS (Def lung Hegel, 1948) y por H. Marcuse (Reason


mid revolution, 1954), del último de los cuales Raya Du-
V. MARXISMO Y LIBERTAD
Imyevskaya extrae oportunamente los siguientes pasajes:
Cuanto mas se mecaniza el trabajo, tanto más disminu-
A i›Roi›ósi'i“o DEL LIBRO DE RAYA DUNAYEVSKAYA
yc su _valor y tanto más el individuo se convierte en un
mero instrumento.”
Ai. i›i<nsENTAR a los lectores de Italia el libro de Raya Du-
“El valor del trabajo disminuye en la misma medida en
nayevskaya, Gaetano Arfé evoca con nostalgia las polémi-
cas italianas de principios de siglo, animadas por una sin- *l_1(11€ aumenta su productividad. . . Las factultades del indi-
cera y libre ansia de verdad que mancomunaba, aun con
las recíprocas disparidades, a los marxistas de las diversas
Vl
I U
ioiiia.
. . .
Y . .
gra a al mas bajo nivel de inono-
_

tendencias. Por lo demás, lo que acaso nos aproximaba


mutuamente era no iiienos el hecho de que todos enten- bielšfaÉãmï01ä0ã2ì1é)ñ§ïš<âì)Gšårïps h€g€lianpS, P ro coiiocía
díamos el marxismo como un huinanismo, es decir, ya tenía-
cordadas ideas de Rousseau hab? parte, e eco que hi rc-
mos conciencia de la importancia central del hombre en
hroudhon Carlyle etcétera re lan Íìncomšado en Vldali
Marx, aun cuando todavía no habían aparecido -para pro-
tión de lá
(hands). reducción
Y ese Vínculo de
conlol; Ocupa' OS ato simples
Rooperarios PS por lamanos
Cues-
barlo más decisivamente- los escritos marx-engelsianos de
los años 1844-1845, hasta entonces inéditos y que incluso _ usseau merece ser destacado
se consideraban perdidos para siempre.
A propósito de esta interpretación humanista, recuerdo
<i«S1-11-,«-1- «1-1-1
/Maga, aeíålïiísSÉCÉÍÉÍÍÃCÉTÍÍ de -fm' Y d°- la
que desde 1912, en un estudio sobre Rousseau en la forma-
de Marx › reconocfendo la importancia
' m çrpretaclon liumamstfl
que adquiere eii el
ción de la conciencia moderna, había yo destacado el víncu-
el problema del hombre y de su libertad, destruida por la
lo eseiicial que liga a Marx con el pensador ginebrino en
alienación del trabajo.
cuaiito a la idea de la alienación del hombre. Rousseau
no había usado semejante término, que Marx toinó direc- _ Índice de este reconocimiento es la reciente aparición
simultanea de varios estudios sobre el tema, en cuyo exa-
tamente de Hegel (Fenomenología del espíritu); pero la
jnen justamente he coincidido con escritores de diferentes
conexión de esa idea con la división del trabajo, que re-
irientaciones, como Raya Dunayevskaya, Erich Fronini, A.
duce al trabajador a fragmento de hombre, quitándole la
Sabetti, etcétera. Pero mientras Sabetti, lo mismo que yo,
posibilidad de ser libre, deriva indudablemente de Rous-
seau, con la consiguiente exigencia y reivindicación de la
unidad integral del hombre: rendez l'ho1nme un! Aun más,
ÍÄÍÍÍÍÍÍÍXÍZÉÍìrïlìï-1éÍrdÍtÍÉ°iói a- la génesis df” hf“““`
heqeliana (aún discre ando Cs re acioneslcon la izquierda
de Rousseau debía haber llegado al mismo Hegel la idea de
Iiuïnanismo
_ -_ de Feuerlïá c h ), sin
`Ommg0 'en a no
descuidar, Valomclon
obstante,del
la
la alienación del trabajo producida por su mecanización,
idea que expresaba en escritos juveniles (1801) hasta en- influencia de Hegel ni la del proceso histórico y de 105
tonces inéditos, y por consiguiente desconocidos para Marx. :jjgvâfëïllsllïås Eïšìlšigqšllqsátìrplmm ha estudiado el humanis-
Estos escritos sólo últimamente han sido estudiados por G. si mismo, y Raya Dunayevs-
Q2
» W Y j

94 MARXISMO Y LIBERTAD MARXISMO Y UBERTAD 9-,


kaya, que tanibién se propone inicialmente el problema pero era preciso tomar en cuenta al trabajador, al honil›rc
-de su génesis, se ha preocupado exclusivamente de la m- cuyo trabajo vivo ha sido alienado por el sometimiento al
fluencia teórica de la filosofía y de la dialéctica hegelianas, trabajo muerto (máquina y capital), y con ello ha perdido
y de la influencia práctica de los movimientos de clase del toda luz. Por consiguiente, la dialéctica hegeliana debía
proletariado. Por tanto, los diversos estudios se comple- ser transferida de la esfera de la Idea al mundo del hom-
mentan recíprocamente. hre real: el hombre no debe ser alienado y reducido a un
Para Dunayevskaya, la edad moderna no sólp es hija fragmento de hombre, por la escisión entre trabajo inen-
de tres revoluciones del siglo xviii (la rev01uC10H Indus- tal y trabajo manual, sino que debe reconquistar en la re-
trial, la norteamericana y la francesa), sino que a ellas deben unificación de ambos trabajos su integridad, “la libre in-
también su génesis la filosofía hegeliana con Su dlaléctica dividualidad del trabajador”.
y el proceso de la negación del que entendio Marx tüdo el La exigencia de la personalidad humana libre y plena
dinamismo revolucionario. se afirma en los Manuscritos de 1844: “Debemos cuidar-
Hegel había visto la historia como cadena de momemes nos sobre todo de fundar la sociedad como un ente abs-
del desarrollo de la libertad del espíritu: las etapas de des- tracto opuesto al individuo. El individuo es la entidad
arrollo de la humanidad eran para él etapas de la lucha social.” Pero al decir individuo, Marx entiende referirse
por la libertad; Marx transfirió esta visión al mundo real, a la personalidad, cuyo respeto y desarrollo reivindica a
al mundo del trabajo y de los trabajadores. La economía favor de todos los hombres: no contra los otros hombres
clásica, que, siguiendo las huellas de Locke (olvidado Siem- ni contra la sociedad, sino en armonía y solidaridad con
pre a este respecto), había radicado en el .trabajp la fuente ellos. Por eso la designación de individualismo, que tanto
de todo valor, pero que, dice Marx, teorizaba _ la PT0dUC- l)unayevskaya como Fromm aplican a su teoría, es eviden-
ción por la producción”, había quedado desorientada por temente impropia; se trata de un humanismo que aspira
-el surgimiento de las crisis y de las luchas de clase. E1 S0- a una sociedad “en la que el libre desarrollo de cada uno
cialismo utópico, a su vez, especialmente con Proudhon, sea condición del libre desarrollo de todos”, y que por ello
quería extraer del principio de que el trabajo es fuente pone de manifiesto (como resume Dunayevskaya, p. 49)
del valor, la conclusión de que 10s frL1t0S d l HIISIHO per- “que la abolición de la propiedad privada significa un
tenecen de derecho al trabajador, pero creía que bastaba nuevo modo de vida y un nuevo orden social, sólo si indi-
“una idea justa”, y no veía -según el reproche dirigido viduos libremente asociados y no la abstracta sociedad, se
por Marx a Proudhon- que sólo la lucha de las masas convierten en dueños de los medios socializados de produc-
puede resolver el conflicto entre las fuerzas productivas y ción”. Por esta exigencia -_señala la autora-_ el huma-
las relaciones sociales. Ésta es la intuición propia de Marx, nismo marxiano se encuentra en abierta antítesis con la
intuición que le fue sugerida por los nuevos impulsos pro- deformación que de él ha hecho el bolchevismo.
letarios que estallan en la insurrección de los tejedores de Dunayevskaya no se detiene a extraer las pruebas de este
,Silesia el mismo año de 1844, Cuand0 MaI`X 1`€d21Cta los Ma- humanismo de las obras de los años 1843-1845 que acom-
nuscritos económicos-filosóficos. pañan los Manuscritos de 1844 (Crítica de la Filosofía del
La economía clásica había aclarado el valor del trabajo; derecho de Hegel, Sagrada familia, Ideología alemana),
96 MARXISMO Y LIBERTAD MARXISMO Y LIBERTAD ,W
pero se preocupa por demostrar la continuidad de esa orien- lui-ln1 obrera or la r educcion " del ' - «' _
tación en las obras ulteriores, comenzando por el Manifies- iluniina con nãevas luces el r bl h-Orano de tmlmlu ll
“_ di _ _ d_ p o ema. no se trata solaincn
to comunista, que revela la plena comprensión que tuvo .c reivin icar el plusvalor, sino también la libertad (pj
Marx de la revolución proletaria de 1848, incomprendida olnero.
por los utopistas Blanqui, Blanc, Proudhon. En la revolu- “El ' - -
/mmbTeP0mP0S% catalogo de los derechos inalienables del
ción de 1848 el proletariado adquiría una conciencia de H h t_ã=:scri ef es reemplazado por la modesta Mag-
clase que los intelectuales no alcanzaron a comprender. La
I. ocara eun j a jornada de trabajo '--limitada por la ley,
comprendió Marx, aunque no Lassalle, a quien sin embar- .1 que aclara finalmente cuándo termina el tiempo vendido
go Marx dirigió críticas demasiado ásperas y a menudo in- por el operario y cuándo comienza el tiempo que pertengce
justas, que Dunayevskaya comete el error de repetir sin .il o erar` `.
(/”lš>d)eIjo1miÃ1no. " dEl operario' reducido
- -
a iiistrumcnto
reservas? , 3 ' ' - - . .
“mw a su S liârëäs de trabajo, reivindica un cotidiano rc-
De la sensibilidad de Marx por las luchas reales de los cua 1 a -
I _ _ e hombre, de persona libre con posi--
trabajadores fluyen (y ésta es una de las partes de mayor ›1l1dades de desarrollo.
interés en el análisis de Dunayevskaya) algunos desarrollos mrïllohãinilanismo se reafirma tomando inspiración y es-
esenciales de su teoría, cuyo impulso él no deriva “del mero e a acci -
desenvolvimiento de sus pensamientos, sino de los trabaja- de su htimanidadonlgoncreta de los 'trabajadores en defensa
ll _ _ _ .' _ no menos decisiva resulta para Marx
dores vivos, que con su acción modifican la realidad vivien- expcäiliencia historica de .la Comuna, cuya aeeión enfrenta
te" (p. 7 1). La guerra civil norteamericana, la fundación de t pro ema del autogobierno de los trabajadores eii la
la Primera Internacional, las luchas de los trabajadores por ° f
produccion. .
“El gobierno _
político ,
del productor _escribe
la reducción de la jornada de trabajo, tienen una impor- .\larx_ no puede coexistir con la perpetuación de su @5_
tancia decisiva en el desarrollo del pensamiento de .Marx clavitud social." Por eso los trabajadores de la Comuna
y en la elaboración de sus obras. En esta influencia de la tomaron
“la aso _ laj e stion
" de las fabricas
' ' ` los talleres mediante
y de -
acción histórica de los hombres reales se confirma del modo 1 ciac
M ion cooperativa de los trabajadores - en ellos em-
más decisivo el carácter de humanismo propio de la doc- p eados , para transformar los medios de producción en
trina de Marx. nistru ranìrntoš del _ “ trabajojlibre
mino ' ' - › poniendo
asociado”, - ,
ter-
Es indudable que su investigación más importante se Htiva as ilstiincïiånes jerarquicas. La producción coope-
desarrolla _como resulta del título de la incompleta Crí- -d_ (íãonc uia arx_ para no ser un engaño o una in-
tica de la economía política- a partir de las teorías de siL ia , e C p_errinanecer bajo ` el control de los trabajadores
-
Smith y de Ricardo. Pero cuando interrumpe la Crítica ( a guerra civil en Francia). Así es como en la experiencia
para dedicarse a la redacción del Capital, la historia de la li, ' `
_|'l'ÍZ1;ìC1Íl d@ 121 C_01nuna encontraba Marx el' camino _ para
teoría se le transforma en historia de la lucha de clases, - HC' una -asociacion
' en la que el libre
* desarrollo de cada
y se desarrolla el capítulo sobre la jornada de trabajo. La 11 o se convier ta en condicion ` " para el libre
- desarrollo de
todos.
1 Para un juicio más ecuánime remito a mi estudio sobre La ƒilosoƒía
de la historia de F. Lasalle, en el que tampoco ha ahorrado las debidas crí- _ Este
_ _ ideal d e “ una forma superior ' -
de sociedad, cuyo
ticas. - principio sea el desarrollo pleno y libre de cada individuo”
9
j , .ii if 1

98 MARXISMO Y LIBERTAD MARXISMO Y LIBERTAD W


está reafirmado en El capital y constituye la inspiración
humanista que le da "profundidad, fuerza y dirección"
(Dunayevskaya, p. 129). , filosofía como un nuévb laumaniïiïoìs a “gado dclm" m
Partiendo del principio de que toda la historia del hom- firmada con un interesante análi ` d l(p. 1 O), result" mii.
bre puede reconstruirse a través del desarrollo del traba- ción del Capital de su ló ica 1%. Idrocïo de compf)i"-
de los Volúme 1 d3 Y a i a , y e la redaccion
jo, puesto que el hombre es esencialmente homo ƒaber, í nes segun o y tercero. Y se ha destacado ade-
Marx demuestra cómo el trabajo se transforma de exterio- ïïìloqäã Íålälqnlibcrãaldfo läiqianismo corresponde al mar-
rización de la creatividad humana en negación de ella mis-
ma, cuando el operario debe vender su fuerza-trabajo, es liumana) sino también en ciin (tlue Sle 1ï0P0n€ï'(hbertad
decir, transformarse en mercancía. En esta transformación doctrinas,
humana estode las
es sudíestiones
las luchdealna 0concreta
a a enV?ç1On'de' âus
accion historica
la fuerza de trabajo viene a constituir, frente al capital cons- _ _ › , as reales de las masas proleta-
tante (instalaciones, máquinas, materias primas), el capital rias. Sin embargo, esta génesis de la doctrina marxista no
variable, productor de plusvalor: el trabajo acumulado do- puede convertirse en regla dogmática, en el sentido de que
mina al trabajo vivo, constreñido a producir siempre más cualquier impulso o movimiento revolucionario de masas,
mediante un aumento que debe compensar la limitación aun cuando se produce donde no existe aún proletariado,
de la jornada de trabajo. dcebejconvertirse siempre en elemento de orientación y mm-
En el capítulo sobre la ley general de la acumulación titución de la doctrina y acçión s0¢ia1¡stas_
capitalista, Marx escribe: “Todos los medios para el des- _ Cuando Dunayevskaya reprocha a la Segunda Interna-
arrollo de la producción se trasmutan en medios de domi- cional y a la social democracia alemana el no haber aceptado
nio y de explotación del productor, mutilan al operario, para su propio programa y su propia acción los nuevos
haciendo de él un hombre parcial, lo degradan a insigni- "ÉPUISOS del año 1905 _esto es, no sólo la primera crea-
ficante apéndice de la máquina, destruyen con el tormento cion espontánea del Soviet (que a la sazón, mm@ ¢11a mis-
de su trabajo el contenido del trabajo mismo. De allí se ma reconoce, no la consideraban importante ni Rosa Lu-
sigue que, en la medida en que el capital se acumula, la xemburgo ni el propio Lenin), sino también los movimien-
posición del operario, cualquiera sea su retribución, alta tos del África atrasada y la rebelión de los zulúes_ parece
0 baja, debe empeorar.” lrocar el deber de simpatía y solidaridad que todg partido
De ahí proviene la resistencia de los trabajadores, que socialista debe sentir hacia cualquier movimiento de rebe-
-dice en el mismo capítulo- tiende a sustituir ese frag- lion de los pprimidos que reivindican su propia libertad,
mento de hombre “con el individuo totalmente desarrolla- por una posibilidad u obligación de ver en esos movimien-
do, apto para variados trabajos, pronto a enfrentar cual-
quier transformación de la producción, y para quien las
diversas funciones sociales que desarrolla no son otra cosa
:,ïz¿:,::d;§2:f;;;;i;r se
programa socialista. Olvida así
que el humanismo marxista, que es realista, está vinculado
Y un
que otros tantos modos de dar libre curso a sus capacidades nu?3dÍ)°nEâPCåÍ;l1aC1`Íï:CQ-pr:<ä:ticade la historia que relacio-
naturales y adquiridas". - umdiciollïes g(`)I`b_et_ y cion . istorica con la .madurez de las
Esta inspiración esencial en Marx, por la cual --afirma j ivas y subjetivas, por consiguiente, puede
100 MARXISMO Y LIBERTAD MARXISMO Y LIBERTAD ¡M

ver una apertura de horizonte socialista sólo donde se en- ¡mi-lancia), y crean en todo el país los Soviets: de obreros,
cuentra un proletariado desarrollado y consciente. :::¶›(L›11edï;lSoIsnysâlseIpêlnïlpeãäìpšàeš en estadcreación €_SPontá-
La inobservancia de esta exigencia ha sido justamente
el error histórico del bolchevismo, que ha creído poder il...-.nación
_ H de ¿zm, y proc 1 ama.2-ììupera
todo el0 poder
todo Pehgm dc
a los So-
\ ICLS . _
instaurar el socialismo con la toma del poder estatal en
un país todavía semifeudal, hallándose constreñido, por lo
tanto, a tomar el carácter dictatorial y totalitario que la au- ii1fïfìïóïïiïlišï ìšïs“iÉ`ÃìÍiÉ藺 p1a“°1de g°bi““f° Y “da
tora deplora y rechaza. /«iv trabajad0,«¿s_ ,,1Osytraba_ad ÍS Ptârã control directa de
Precisamente por esto resulta plena de interés y fecunda luuración
(ido por losinmediata
traba_ ddel confro lodesh e enque
e echo, reclamar la ejer_
debe ser ins-
en enseñanzas la reconstrucción histórica que Raya Duna- _ _ ja ores mismos... Yo confío sólo y ex-
yevskaya realiza en la cuarta parte de su libro, sobre el des- <|usivamente en los trabajadores, en los soldados, en los
arrollo del pensamiento de Lenin, desde la caída de la Se-
gunda Internacional hasta su testamento. Nos limitamos a
destacar únicamente algunos puntos que revelan la con-
;,;1: ,P§§;ï:i §äisf:S <%§:; ;@:.f;: “ tie If»
líciles de aumentarpla rdduccióiiind) e1maS practlcos dll
tradicción --interna en la coiiciencia de Lenin_ entre la su distribución
Í H , me'o P 1 ' ' e a lmemos Y mejorar
j rar os suministros para los soldados,
exigencia democrática (que la autora aclara) y el programa <-tcetera (p. 209).
bolchevique (que deja en la sombra). Clfìlmlânäìoggfäšlaåï telärrrìeãliåicracia genuin&,_Proletaria
Ya después de la represión de la revolución de 1905, (nda Y dar todo el yoder a 1 cíonå esdsuprimir la¡buro_
Lenin había propugnado la idea _un tanto contradicto- lroducción in d_ P OS ra aja ores, .con la in-
ria-_ de una dictadura revolucionaria democrática del pro- me iata del control y de la superintendcncizi
letariado y de los -campesinos, declarando que se hallaba por parte de todos... todos los operarios, todos los <-:uni
en discusión la misión del proletariado en una revolución pcsinos, todos los trabajadores, todos aquellos que sm, (-X,
no socialista, sino burguesa, en un país eminentemente cam- plotados, la población entera hasta el último ho1nl›re" (¡›;'|
pesino: “quien pretenda llegar al socialismo por un camino ;%l_l1f<1 211). Solo así se realizaría la sociedad sin clases :ms
diverso del de la democracia política, llegará inevitablemen- plclada por Marx, y “la reintegración de las c;1|›;u~ì«l;|«l«-s
te a conclusiones absurdas y reaccionarias, tanto en sentido manuales y mentales del hombre en el productor ;i|›rirí;| |;|
económico como político” (p. 202). verdadera historia de la humanidad”.
Después de la caída de la Internacional (1914), descu-
bre la crítica de Marx y Engels contra el aburguesamiento
de los sindicatos, y proclama la necesidad de “ir más a fon- ¡inevitable PI-eguntaïïlos. .cómolgllrìa PO ltica de l'.<'|i||1,',('s
¿csembocar en la estiénï bur P1ft_0 seãnejlante <›1-|¢:i|l_;|,<`|<›ii
do y más abajo” en la clase trabajadora; pero todavía no
ve qué tipo de organización puede darse la revuelta espon- mi
más,la una
dictadura
exiguadelg artido cçmunistal,
mpnoríap Ocrafca queC aconstituia,
lmx-lmiiiwn
ade-Y
tánea de los trabajadores, hasta que en 1917 los trabajado- la in _' ._¿ como uego, en, ocasion de
res rusos retoman por propia iniciativa el fugaz ejeinplo surreccion de los marinos y de la poblacion de Kron_
de igo5 (que a Lenin le había parecido entonces sin im- *llldt que se rebeló para reivindicar los derechos y la liber-
MARXISMO Y LIBERTAD ¡ 03
1o2 MARXISMO Y LIBERTAD
escrúpulos, a los que Lenin hubiera podido oponerse e
tad de los Soviets, Lenin se puso del lado de la despiadada
impedir su avance? Ciertamente que no: era toda una con-
represión? La respuesta no está en el estado de guerra ex-
dición necesariamente intrínseca al fin que él y su partido
terior en que la Rusia bolchevique se hallaba acosada por
liabían impuesto a la revolución rusa. Como lo he dicho
las hostilidades que la circundaban de todas partes; sino so-
bre todo en el conflicto interno del partido en el poder, con
las mismas masas campesinas y obreras y con sus exigencias
ìl`§ÍiIͧ;fï eïåïifïïši éiš ì-1Í› Pmenììóf d° sm" °“
sitadas pOr el mundo occident is orica tra ajosamente.tran_
y aspiraciones. V _ al, y de pasar de la sociedad
leudal directamente a la sociedad socialista sin atravesar la
El mismo Lenin había observado que “la derrota de los
explotadores es la parte más fácil de la revolución social. efšfiålaeâ lãgålgegï
ïipailtaåiäiilpàlno ha hechol otra cosa,
Después viene el trabajo duro y más importante”, de llevar la misión de crear pdesarr ll guesla pote qdo en
a la práctica la proclamada creación de una sociedad socia- /.oso
lista. No se trataba solamente de distribuir alimentos, sino Hsmo dede las
E t masas
d , tirƒabaadog
J ar _cOIf
_aS_ el 'sacn clo
un ormidable. f'0r_
capita-
. S a 0, mas duro e inexorable que el capitalismo
de crear toda una organización productiva e industrial en
|'f1Vad0, p0rqúe puede usar directamente la organización
el inmenso país; no se trataba solamente “de abolir la dis- del poder_ politico y toda la potencia de sus instrumentos
tinción entre trabajador del brazo y trabajador de la men-
para .dominar férreamente a los individuos y a las masas.
te", sino de crear y de organizar los medios de producción
necesarios a una sociedad socialista. Esta ardua prepara-
ción del futuro exigía sacrificios presentes que las masas
.';:L1:f:§2 tsïnozaiizzïió fl rrte
|;i revo1ución”'p
I ,_ la .proc 1 amada
Y reslsexigencia
elfclas ' e deOs democracia
enemlgqs de
se
no aceptaban espontáneamente; exigía renuncias a sus as-
:ppvertia en âjelrcicio de poder dictatorial, no sólø wm@
piraciones (como el hambre de tierra de los campesinos)
a las que sólo una férrea imposición podía obligarlos. hì slïnïl èlåïntïïllaancces estaïolålcíl guqrãadeiâteqior, impuesto por
Así, mientras Lenin proclamaba la abolición de las je- listas sino tambiéiiip or el cos 1fll` Í ` e gs Estados capita-
rarquías, de las élites, de la tecnocracia, veía en seguida Wnciias del pmgmmã bolchêm. ic o interior entre las exi_
en el partido llegado al poder “una apasionada disposición vique y las exigencias espon-
i.|iieas de las masas.
al autoritarismo; veía la afirmación progresiva de la buro-
No debe echarse en olvido todo esto si se quiere com-
cracia; veía a los Soviets, saludados por él como libre “es-
¡wc-iider históricamente el cuadro impresionante que Duna-
cuela de comunismo” y de autodisciplina, sometidos en
Y<'vSkaya.traza del mundo ruso paralelamente con el muii-
cambio a las ya repudiadas “órdenes provenientes de lo ilnuainerzcano en la quinta parte de su libro, que estudia
alto”; veía -A-y debía discutir con Trotsky y con otros-_
<'| problema de nuestra época” como conflicto de “capita_
el conflicto entre los sindicatos y el Estado; veía “al Estado
de los trabajadores” encaminarse a su transformación en
“una sociedad gobernada por el capitalismo de Estado” (pá-
fÍ.` 'ÍÉÍ iìiaåïsšïfå ìshïifššìièsmi el "?““d° 1”
¡uni . d€b€I1 l) uscarse en las i' es-C arecldos
contradicciones pO.r la au-
no consideradas.
gina 23 1).
¡›«›j- Clla, en las que estaban envueltos el programa y la ag-
¿Pero todo ello era el resultado de mala voluntad, de ar-
« ion de Lenin y del bolchevismo desde el comienzo, como
bitrariedad, de usurpación de dirigentes desprovistos de
104 MARXISMO Y LIBERTAD MARxisMo Y LIBERTAD ....›,
tuve ocasión de probar entonces, en mis estudios de 1920- clio que -como señala la autora-_ su desaparición “iio
1923, sobre Significado y enseñanzas de la Revolución rusa sig-iiifica_que sus pendencieros herederos cambiaran eii lo
(Sulle orme di Marx, III ed., vol. I, Bolonia, 1923). Todos ni;'is mínimo la estructura capitalista de Estado que él había
los conflictos posteriores con las masas que la autora titula «li-jzido. No la modificaron en ninguna de sus partes, iii
“El capitalismo de Estado contra la rebelión de los trabaja- ziiites ni después de la destalinización” (p. 279).
dores”, derivan de esas causas primordiales, y no pueden Pero al mismo tiempo, las ulteriores vicisitudes demues-
considerarse sólo como desviaciones del leninismo, causa- lraii cómo las exigencias del partido en el poder se hallan
das por el surgimiento de inanías planificadoras, en parte eii conflicto con las de las masas de trabajadores. Raya
con Trotsky y sobre todo con Stalin. Dunayevskaya traza rápidamente la historia de la insurrec-
Los planificadores debían ponerse necesariamente con- ción de los trabajadores de la Alemania oriental de junio de
tra las aspiraciones de los trabajadores para lograr la acu- ig›_r,3, que estalló al grito de “no queremos ser esclavos”; la
niulación del capital indispensable para el desarrollo in- rebelión de los presos políticos rusos de los campos de tra-
dustrial. Por eso la autora puede parangonar la obra de I izijo forzado de Vorkiita en julio de 1953; la insurreccióii
Stalin con la misión histórica de acumulación y produc- de los trabajadores de Budapest y de Hungría en octubre de
ción que, como notaba Marx, la economía clásica atribuía 1956; todas dominadas a hierro y fuego por las fuerzas
a la burguesía. La economía clásica, agregaba Marx, no militares rusas, no sin haber mostrado su ímpetu vigoroso.
se engañó ni siquiera un instante sobre el dolor que acom- Y luego se pregunta: ¿quién había oído hablar de una in-
paña al nacimiento de la riqueza. “Y así es como -prosigue surrección de masas contra una dictadura totalitaria, antes
Dunayevskaya- tampoco Stalin se engañó... Su volun- del 17 de junio de 1953? ¿Quién, antes de julio de ese
tad de hierro era la manifestación de la tendencia objetiva iiiismo año, había oído hablar de trabajadores forzados que
del desarrollo industrial” (pp. 242-4). :arrancan concesiones a un Estado policiaco? Son dos pági-
El aumento de la jornada de trabajo, la introducción nas de historia que muestran el camino de la libertad"
del sistema de destajo y del stajanovismo, los campos de (p. 287). Y comenta la insurrección de Hungría coii la
trabajo forzado, la tendencia a pagar al trabajador el mí- observación de que las fuerzas revolucionarias, a raíz de
nimo salario y extraerle el máximo de plusvalor, la legisla- la represión, _“fiieron constreñidas a la clandestinidad, pero
ción draconiana del trabajo, la perversión de las relaciones no desaparecieron. Y el fenómeno no se limita al territorio
entre máquina y hombre, en la que el trabajo muerto do- de Hungría. Millares de inscritos en los partidos comunis-
mina sobre el trabajo vivo, son todos aspectos y momentos, las de Occidente. _ . se daban cuenta de que el comunismo
documeiitados por la autora, de este proceso de desarrollo ruso era sólo un nombre, puesto que la realidad era el
del estado totalitario, cuya palabra de orden es: alcanzar capitalismo de Estado” (pp. 290 ss.).
y sobrepasar a los países capitalistas. La difusión de esta conciencia en el proletariado _con-
Ésta es la obsesión de Stalin, que inspira su despiadada rluye la autora_ “es solamente un comienzo, pero es un
acción en la liquidación de todas las resistencias. Pero que coinienzo”. La exigencia humana de libertad puede ser
su planificación a ultranza fuera una exigencia intrínseca sofocada por un tiempo, pero no puede extinguirse nunca;
al mismo partido y al Estado bolchevique, resulta del he- el totalitarismo no puede confiar nunca en una victoria
1

106 MARXISMO Y LIBERTAD MARXISMO Y LIBERTAD 107


definitiva, que supondría una inconcebible adaptación (no liumanidad pensante a una especie de apéndice de la má-
sólo resignada sino satisfecha) de los trabajadores a la alie- quina.
nación de sí mismos y de su trabajo. Las reivindicaciones de los obreros que Raya Dunayevs-
La imposibilidad de semejante adaptación se pone de kaya expresa con frases de la tradición marxista --“trabajo
manifiesto sobre todo en el mundo norteamericano, donde estrechamente ligado a la vida; acción no separada del pen-
la exigencia de libertad de los trabajadores se rebeló contra samiento; nueva unidad de teoría y práctica unificada en
esa expresión suprema del capitalismo industrial y de su el mismo trabajador”_ responden a un concepto de tra-
batalla por la productividad que es la automación, forma bajo como actividad humana, que desarrolla todas las ap-
extrema de sometimiento del operario a la máquina, de titudes del hombre, innatas y adquiridas. ¿Pero cómo con-
negación de su libertad y creatividad, de su reducción a vertirlas en acción? No basta decir, con la autora, que el
autómata. Marx había previsto estos desarrollos cuando iiuevo impulso puede provenir solamente de los trabaja-
escribía: “Un sistema organizado de máquinas a las que se dores (p. 314), y reclamar, por tanto, que corresponda a
comunica el movimiento mediante mecanismos trasmiso- ellos el control de la producción (p. 320). Esto responde
res desde un autómata central, es la forma de producción sin duda al problema de la liberación de todo sistema to-
mediante máquinas, más perfeccionada que se conozca. El talitario y de trabajo forzado, pero no al problema de la
aligeramiento del trabajo también se convierte en una es- relación del hombre con la máquina y el automatismo. Sí
pecie de tortura, puesto que la máquina no libera del tra- es cierto que la solución de este segundo problema supone
bajo al obrero, sino más bien quita todo interés al trabajo iina sociedad nueva, y que ésta “debe construirla el pueblo
mismo” (citado por Dunayevskaya, p. 313). trabajador, o no será construida jamás” (p. 330), queda en
El hombre es transformado en máquina y la máquina pie la pregunta decisiva: ¿en qué dirección esta sociedad
en mente: “el que hace funcionar la máquina siente su de trabajadores podrá encontrar la solución del problema
peso sobre cada hueso de su propio cuerpo: suda más, está del trabajo alienado y de la construcción del nuevo huma-
más cansado, más tenso, y se siente totalmente inútil. Nun- nismo en la era de la producción mecanizada y automati-
ca se sobrepone a la máquina, sino, por el contrario, es la zada? ¿Es posible una solución integral y completa en
máquina la que se sobrepone a él, y lo mantiene aislado iiuestra época moderna, que no puede retrotraerse al arte-
de sus compañeros de trabajo. Se siente tanto más aislado sanado?
cuanto sus compañeros de la fábrica o del taller pierden En la Ideología alemana Marx atribuye _como Rous-
su empleo en número cada vez mayor por causa de esa seau-- a la división del trabajo la reducción del hombre
máquina monstruosa” (p. 301). ;i fragmento de hombre, y reclama la liberación de la con-
Para el obrero ya no se trata de salario, sino de calidad dena que lo somete de por vida a una forma exclusiva de
del trabajo; y no sólo porque éste se vuelve peligroso y au- actividad (cazador, pescador, pastor, o cualquier otro ofi-
mentan los accidentes y disminuye la seguridad, sino más cio); el hombre debe sentirse libre para cazar en ciertas
aún por la tensión continua a que está sometido el obrero lioras, pescar en otras, apacentar el ganado en otras, es de-
(que lo vuelve neurótico y lo impele al empleo de seda- cir, libre de dedicarse a las más variadas actividades para
tivos con sus desastrosos efectos) y por la reducción de su desarrollar plenamente sus facultades humanas y satisfacer
108 MARXISMO Y LIBERTAD MARXISMO Y LIBERTAD ioi;

sus tendencias. Pero esta exigencia un tanto utopista -casi A la solución del problema puede encaminarnos la niis-
tanto como el retorno a la naturaleza proclamado por Rous- iiia exigencia de la industria moderna, que requiere, eii
seau- no señalaba sin duda ninguna solución real para inedida progresivamente creciente, mano de obra califica-
el problema de la alienación debida a la esclavización del da en lugar de fuerzas brutas indiferenciadas. La califica-
hombre a la máquina. ción significa instrucción, iluminación de la inteligencia
A una reivindicación más concreta tendía Marx en El para la ejecución de la propia misión, comprensión del
capital, por las sugestiones que le infundían las luchas de trabajo especializado, de sus medios y de sus métodos, posi-
los trabajadores por la reducción de la jornada de trabajo, bilidad de colaborar en su perfeccionamiento, esto es, re-
que era posible gracias al aumento de producción promo- conquista de la creatividad humana. Pero en la medida que
vido por el uso mismo de las máquinas. La reducción de basta para la industria y sus dirigentes, no basta aún para
la jornada de trabajo significaba para el trabajador la dis- el trabajador: la instrucción suficiente para convertirlo en
ponibilidad de tiempo libre, es decir, la posibilidad de obrero calificado no alcanza a conferirle plena icoiicieiicia.
volver a adquirir cotidianamente durante algunas horas su Necesita ahondar más en el conocimiento de la niáqiiiiizi
autonomía de hombre, su capacidad para desarrollar acti- ii que está adscrito y de las restantes, ligadas o no con ella,
vidades diversas conforme a sus gustos y necesidades ma- para sentirse dominador consciente de los mecanismos y no
teriales y espirituales, la posibilidad de desenvolver libre- ciegamente dominado por ellos.
mente su persona humana. De esta manera, la conjunción El grado de instrucción que el trabajador necesita para
de trabajo manual y trabajo intelectual, perdida por el ar- eso es mucho más elevado y profundo del que se requiere
tesano al convertirse en obrero de la industria mecanizada, para hacer de él un obrero calificado; con el fin de supe-
podía reconstituirse en cierto modo, no como unidad si- rar la humillación de la alienación, el obrero debe sentirse
multánea de los dos momentos, pero por lo menos como casi como el ingeniero dueño de los secretos que poiie eii
sucesión de fases diversas en la actividad de la misma per- accion.
sona, que lograba preservar del trabajo obligado una parte Ahora bien, llevar la instrucción de los obreros a seinc-
de su tiempo y de sus energías, para dedicarla a la satis- ¡ante nivel no puede ser una exigencia sentida ni por el iii-
facción autónoma de sus tendencias y exigencias humanas. pitalismo _-sea privado 0 de Estado- ni por las jerziiipiízis
Esto representa, sin embargo, una compensación par- directivas de la industria; sólo puede ser realmente senl.id;i
cial de la mortificación del ingrato trabajo alienado, pues por los interesados que quieren sustraerse a la si11ii;i<;ii'›ii
no es aún una solución al problema de iluminar el trabajo de autómatas deshumanizados y de apéndices de las in;'i<¡ui-
mismo mediante la asociación de intelectualidad y manua- nas, y reafirmar en el trabajo la propia humanidad, iliiini-
lidad, comprensión y mecanicismo, y brindar así al trabaja- niindola plenamente.
dor la conciencia de ser un hombre que actúa y no un puro Aquí entra en acción, por tanto, la exigencia alirinzida
apéndice de la máquina, sometido a su férreo dominio. por Dunayevskaya, la del control de los trabajadores en la
Volver placentero el trabajo es la exigencia del nuevo hu- i oiistrucción de la sociedad nueva y del nuevo humanismo:
manismo; pero es posible en la moderna producción me- Iii limitación de la jornada de trabajo y el mayor conoci-
canizada y automatizada? iiiiento posible de los mecanismos de producción, son dos
iio MARXISMO Y LIBERTAD
condiciones para la solución del gran problema del traba-
jo alienado. Y sólo en la medida en que se logre resolver VI. DE LOS PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO”
este problema, se alcanzará el fin que Marx proponía a los A LOS PROBLEMAS DEL FUTURO 1
trabajadores: una asociación en la que el libre desarrollo de
cada uno sea condición del libre desarrollo de todos. EN EL escrito In memoria del Manifiesto dei comunisti, con
el que Antonio Labriola inició en 1895 la memorable se-
rie de sus Ensayos en torno a la concepción materialista de
la historia, hay un breve pasaje que sintetiza eficazmente
el significado y fin esencial de la lucha de clases del prole-
tariado, tal como la entendió y enunció Marx y como se
desarrolló históricamente en el movimiento socialista: “El
instinto de la propia situación _dice Labriola-- induce a
los proletarios, no bien se adiestran en el terreno político,
a entender el socialismo en forma integral. Es decir, a en-
tender que sólo a una cosa deben tender sobre todo: a la
abolición del salariado, que una sola forma de sociedad es
la que hace posible, antes bien necesaria, la eliminación de
las clases; esto es, la asociación que no produce mercancías,
y que tal forma de sociedad ya no es el Estado, sino su
opuesto, 0 sea la regulación técnica y pedagógica de la con-
vivencia humana, el self-government del trabajo.” 2
La conexión establecida aquí entre la acción política
del proletariado y su situación en la sociedad productora
de mercancías, que convierte en mercancía al mismo traba-
jador y determina, por consiguiente, su aspiración a la re-
conquista de la propia cualidad de hombre en el autogo-
bierno del trabajo, puede señalar el camino para resolver
de manera concordante con el genuino pensamiento de
Marx, algunos de los problemas más intensamente discu-
tidos respecto del Manifiesto y de la doctrina del “cornu-
nismo crítico”, del cual el mismo Labriola veía el nervio,
1 Introducción a los ensayos de G. Galli, A. Landolfi y R. 'I`xim|›iii-riino
sobre el Manifiesto comunista y su valor actual.
2 Cfr. en la p. 50 de la edición cuidada por Croce: La concczíonn mula-
rialistíca della Storia, Bari, Laterza, 1938.
111
112 PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS
_, STO” Y L05 FUTUROS 11;;
la esencia y el carácter decisivo en la “previsión morfoló- i›i<oni.EMAS DEL MANIFIE
gica a que el Manifiesto se refería por primera vez”.3 _ _ ues fabricante en p€rS011<'l.
\'i_i;-iliiiite, y sobre tOdO Ptor âlláqulïgezquino
r `
odioso Y exaspe.
Debemos detenernos aquí en esta página del Manifiesto I-Isle despotismo '
es tan 0 :
1 b cio como
en la que se delinea vigorosamente la situación presente , -
izinle cuanto mas abierffiìïlen P te roclama e en@_
de los trabajadores, reducidos a mercancía-fuerza de traba-
jo: “Estos operarios, obligados a venderse día tras día, no son su Aquí
Propiose Yenuftnlifiaiinvarios
re motivoS Para eXPlicar
_ -» la alreac_
Su_
__ - . los trabajadores
' a la humillacion _
más que una mercancía, igual que todas las demás, una iion espiritual de . enclasy de un
mercancía sujeta, por tanto, a todas las alternativas de la _ _ . ' '' resente y sus eX1g
lriiniento de su situacion P _ _ los ue hoy
concurrencia y a todas las fluctuaciones del mercado. _ - 105 pr1nc1pal€S Y SOU Cl
<`1““b10 radlcal' DOS son 1 encionados
"La extensión de la maquinaria y la división del trabajo, - ' S ia or Hege y In I
quitan a éste, en el régimen proletario actual, todo carácter Podemos
i-ii rec0n(')cer'mtu1É1l(és
sus manuscritos de Ii)8oi
jqlvenl cidos po; inéditos
Marx Hhasta gfïl epoca
había
autónomo, toda libre iniciativa y todo atractivo para el -
reciente y Por tanto esc ono , -
niza el trabajo,_
obrero. El obrero se convierte en simple accesorio de la _ - . “Cuanto mas se meca _ _
escrito precisamente. , 1 indlvlduo se
máquina, al que sólo se exige una operación mecánica, mo- ¡unto inas_ disminuye
- - su valo r , Y -tanto mas be _ dismmuye _
nótona, de fácil aprendizaje. Por eso los gastos que oca-
siona el obrero se limitan casi exclusivamente al inínimo *`““ vierte
` en instrumento. _ _ El valor del tra ductivi
alo -d a ¿_ d G 1
-
cn la mismali '
mãdldlì ue aumenta
Íiïìsqdel individuolaSepro _
restringen al ln-
de lo que necesita para vivir y perpetuar su raza. Pero el -«`..asacua ,- _
precio de una mercancía, por tanto también el del trabajo, Impala.y 1 a C onciencia del trabajador
|`iiiito, , ,, en
5 la fabrica se degra
es igual a su costo de producción. Por consiguiente, el da al mas , bajo
- nivej
' notonia.
111€ moexpresados _ _
en forma Índlstinta
salario disminuye en la misma proporción que aumenta
Están aclul mezc a OS Y › - ' `ndividua-
el tedio del trabajo. Aun más: en la misma proporción -
los dos inot1VOS qU-C aparece n mas distintamente
_ _ f t 1 está re_
del aumento del uso de las máquinas y de la división del _ - ' del Manifiesto. En es e P
li/ados eii el citado pasaje _ _ j d 1 1 ombre Y de
trabajo, aumenta también la masa del trabajo, sea por el _ - lugar la alienaczon 6 1
i'is:iniente, en Pnmer ' _ 1 '' de la
aumento de las horas de trabajo, sea por el aumento del _ _ ue habia' sido
' o bJ eto de la ref ~exion y
sii _i_ral)2_l_<ïf› (Ida Marx en 10s escritos de los anos 1843-1845,
trabajo que se exige en una unidad dada de tiempo, por '” in< ignacion j d los
la creciente celeridad de las máquinas, etcétera. _ ' _ la - '
filosofia del derec ho de Hege y C
de lii Critica Cl€ I _ 1 Sa mdd fa-
"La industria moderna ha convertido al pequeño taller /\/Iiinuscritos- ' ` -fl`losoƒzcos de 1844 21 21 d g
economico c0_
del maestro artesano patriarcal en la gran fábrica del capi- iiiilia y a la Id60 g ia
- ~ lo › alemana, , C0mPueS - tas testas
S fraosmentgs
en
talista industrial. Masas de obreros apiñados en las fábri- _ -' con E1136 ls › ademas
I;iI›oiacion _ de varios
~ o ro 3
undo ju-
cas soii organizadas militarmente. Son sometidas, como sol- y ;i|›ulltCS II1_ÍI10I`€5 Ée Iršlconversión
ismos anos. del Obrero
Y en s š en mer-
dados rasos de la industria, a la vigilancia de una jerarquía -1 - i lao servacion .
ii““' wn
, sometida
' d l concurrencia que
coinpleta de suboficiales y oficiales. Los obreros no son sólo (inicia, coII10 tal a la ley C. H 1 1 teoría de
siervos de la lizirgucs/ri, del Estado bi/,rgue's; soii esclaviza- lii reduce a un precio
' siemp
` re decreciente, CSI8 21
d os to d os los dias
' y a' todas horas por la maquina,
' ' por el
_ . d 1 _ t do volumen de Lapno
. 1a, y pp. iog ss. de la 6dición
3 Cfr. p. 36 de la edición citada. __
<`-iiiiiiricofrrii 3,
li/iiéziiifiisnti edc.-ll lllaníƒiwm flìinaudliiliifìiiìtïzi , Florencia, 1962, p- H
ri Cfr. Raya Dunayevskaya' Marmsmo
(i-iia tomada de H. Marcuse).
114 PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS
PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS 115
la “miseria creciente” (agravada por el continuo aumento humanamente _escribía Marx en 1844 en un comentario
de la cantidad de trabajo exigida), que, según Sorel, Marx
a James. Mill_, su ser social se manifiesta bajo la forma
habría tomado del libro de Engels sobre La condición de e
de la alienación... Por tanto, su actividad se le presenta
las clases trabajadoras en Inglaterra.
como tormento, su propia creación se le presenta como un
Prescindiendo de otros elementos menos importantes, poder extraño, su riqueza como pobreza. . _, su vida se le
-.f
esta teoría del empobrecimiento progresivo, unida a la de
aparece como el sacrificio de su vida; la realización de su
la proletarización, también progresiva, de las clases medias,
ser le parece como la irrealización de su vida, su produc-
ha dado lugar a una ardiente discusión y al movimiento f
ción como la producción de su nada; su poder sobre el ob-
revisionista desarrollado especialmente a partir de Bern- ïf. _ \«
'). _ jeto le parece como poder del objeto sobre él mismo: él
stein. La polémica entre quienes consideran la teoría con- ` T'.\
(I '. '_
mismo, señor de su creación, se siente como el siervo de esta
firmada y quienes la consideran desmentida por la historia si .
ll,
creacion.”
ulterior, puede verse resumida en el ensayo dedicado a su
Ahora bien: sólo por este concepto de alienación cual
examen por Giorgio Galli, donde expone, entre las otras f¿<ì'l=* elemento constitutivo del sentido de miseria del trabajador,
opiniones, también la que he sostenido yo desde 1912 en puede entenderse cómo para Marx lo esencial para la rebe-
mi libro sobre El materialismo histórico en F. Engels, inter- 1' J
`:¡`~'l-\ lión del trabajador contra su condición no resida tanto en
pretando la creciente miseria, sea en sentido relativo, sea Ájïv
'Vi la medida del salario, cuanto en la conciencia de la inhu-
como ley de tendencia, cuya caracterización y conversión manidad, de la negación de su valor humano y de su exi-
en mito se usa como estímulo para la acción de resistencia gencia de libertad y desarrollo espiritual. Por eso sólo a
de la clase trabajadora, que debe impedir que se convierta
la luz de este concepto de la alienación puede advertirse
en realidad.
y entenderse el significado y la importancia de declaracio-
Pero tanto yo _-que escribía cuando aún eran inacce- nes de Marx como las contenidas en un lugar del Capital,
sibles los Manuscritos económico-filosóficos y la Ideología Y u
oportunamente destacado por Raya Dunayevskaya en Mar-
alemana donde se desarrolla la teoría de la alienación del xismo y libertad (p. 128 de la edición italiana).
trabajo y del trabajador--, cuanto otros escritores poste-
“Todos los medios para el desarrollo de la producción
riores, que expresaron puntos de vista análogos a los míos,
se convierten en medios de dominio y de explotación del
no teníamos en cuenta la importancia atribuida por Marx
productor, mutilan al obrero hasta reducírlo a una porción
a la misma alienación, como impulso para las reivindicacio-
de hombre, lo rebajan a apéndice de la máquina, quitan
nes del proletariado y su acción revolucionaria por la re- todo interés a su atormentador trabajo, alejan del traba-
conquista de la personalidad humana y de la libertad de su jador las fuerzas intelectuales del proceso del trabajo a me-
desarrollo. La publicación y difusión de los escritos iné- dida que incorporan la ciencia a éste como potencia inde-
ditos de 1844-1845 permite ahora, más aún, impone a los
pendiente; deforman las condiciones en que trabaja, lo
estudiosos de Marx, la vinculación del mismo concepto de someten durante el proceso de trabajo al despotismo más
“miseria creciente” de los proletarios con el de la aliena- odiosamente minucioso, transforman su tiempo de vida en
ción del trabajo y del hombre. “Mientras el hombre no se tiempo de trabajo, arrojan a su mujer y a sus niños bajo
reconozca como hombre, y no haya organizado el mundo las ruedas del Juggernaut del capital. . . Resulta así que a
1
- ›

PRQBLEMAS DEL “MANn†1EsTo" Y Los rUTu1<os .17


116 PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS
nación, que mantiene toda su fuerza no obstante cualquier
medida que el capital se acumula, tiene que empeorar la posible mejoramiento económico: “sea alta o baja la retri-
situación del obrero, cualquiera que sea su retribución, alta bución”.
0 baja.” (El capital, I, “La ley general de la acumulación
Estas observaciones, de ningún modo vuelven vana 0
capitalista”.)
superflua la discusión que se ha desarrollado entre intér-
Tenemos aquí una reafirmación plena del motivo de la pretes y críticos del marxismo acerca del significado que
alienación, desarrollado ya en los escritos de 1844-1845, con debe darse a la teoría de la miseria creciente; pero deben
la conclusión de que la miseria por la que más sufre el tra- integrarla, pues es preciso mostrar que aun cuando, des-
bajador, no es tanto de carácter económico cuanto espiri- pués de 1845, Marx acoge este motivo y lo destaca especial-
tual, y como tal no puede ser suprimida ni atenuada por mente, no abandona el que concierne a la alienación, afir-
mejoras en la paga de su trabajo, sino que persiste igual- mado con anterioridad; al contrario, le da igualmente todo
mente, “sea alta o baja su retribución". su significado.
Cierto es que Marx agrega inmediatamente la conside- Podemos y debemos agregar que, mientras el motivo de
ración acerca de la formación del ejército industrial de re- la miseria creciente estaba destinado a perder poco a poco
serva (elejército de los desocupados), que da lugar, por me- fpara Marx mismo y más aún para las generaciones suce-
dio de la concurrencia, a la degradación económica de los sivas- su fuerza a causa de la misma evolución económica
trabajadores frente a la progresiva acumulación del capital; y política de la sociedad capitalista, del desarrollo del prole-
pero esto le sirve especialmente para perfilar la previsión tariado y de su organización y fuerza de presión, en cam-
del momento del choque decisivo y final, y por otra parte, bio, el de la alienación del hombre y del trabajo estaba
no lo presenta como separado o separable del momento de destinado a mantener toda su gravitación, e incluso a au-
la alienación. mentarla cada vez más por los avances de la mecanización
“En fin, la ley que mantiene siempre en equilibrio el industrial y el advenimiento de la automatización. El exa-
exceso relativo de población, o el ejército industrial de re- men del desarrollo del capitalismo posterior al Manifiesto,
serva, con el monto y la energía de la acumulación, rema- contenido en el ensayo de Antonio Landolfi, muestra, en
cha al trabajador al capital más sólidamente de lo que su- efecto, con la evidencia de la objetiva reconstrucción his-
jetan a Prometeo a las rocas las cuñas de Hefaistos. Esta tórica, cómo la acción de las fuerzas y exigencias inherentes
ley determina una acumulación de miseria proporcionada al capitalismo, al proletariado y al Estado moderno, des-
a la acumulación de capital. La acumulación de riqueza arrolla en los países industriales todo un proceso de trans-
en uno de los polos, es al mismo tiempo acumulación de formación económica y política, que lleva no sólo a la neu-
miseria, trabajo abrumador, esclavitud, ignorancia, embru- tralización y eliminación de la tendencia al empobrecimien-
tecimiento y degradación moral en el polo opuesto. _ to progresivo de las clases trabajadoras, sino más bien a una
Los dos motivos --el de la alienación humana inherente elevación creciente de su tenor de vida.
al régimen de la mercancía y de la mecanización del tra- Varios son los factores que actúan en este sentido: la mis-
bajo, y el del empeoramiento económico provocado por la ma tendencia expansiva del capitalismo, que lleva consigo
formación del ejército de reserva_- están entrelazados; pero cl incremento de la oferta de trabajo; la organización sin-
el que prevalece y parece decisivo es el motivo de la alie-
v _ |

us PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y Los FUTUROS PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS' ng;
dical de los trabajadores, que presiona con su propia fuer- Así queda eliminado en los países capitalistas avzinznilo.-4
za, ya directamente sobre los capitalistas, ya indirectamente el problema de la miseria creciente; pero en virtud del mis-
a través de los poderes públicos, de los que obtiene -ade- mo proceso de la industrialización que lleva a su supera-
más de eventuales intervenciones y mediaciones- la legis- ción, se agudiza más que nunca, en uno de sus aspectos esen-
lación social protectora del trabajo, la limitación de la jor- ciales, el otro problema, el de la alienación del trabajo y
nada, la protección de las mujeres y los niños, la libertad del trabajador.
de organización y de huelga, los seguros contra la desocupa- Y para esta agudización no es preciso que intervengan
ción, la vejez y los infortunios, la protección de las coope- los sistemas del trabajo forzado, del stajanovismo y otros
rativas de producción y de consumo, las oficinas de coloca- afines, que incluso el capitalismo de Estado no ha vacilado
ción, etcétera, la intervención creciente del Estado en la en introducir en Rusia para aumentar la productividad.
economía, con la gestión directa de los servicios públicos y Basta el puro proceso de mecanización creciente del trabajo
de grandes haciendas de importancia fundamental, con la industrial, y sobre todo la intervención de la automatiza-
nacionalización de las fuentes de energía, las obras públi- ción, para llevar a su extrema gravedad esa condición de
cas, la planificación y la programación general, €tC€t€1`a~ alienación que Marx describió con rasgos tan vigorosos, y
Se verifica así, de manera notable en los inismos Estados que Hegel había sintetizado ya en la lacónica observación:
capitalistas, ese proceso que el Manifiesto fijaba como pro- “cuanto más se mecaniza el trabajo, tanto más. . . el indi-
grama inmediato para el proletariado, cuando llegara a or- viduo se convierte en mero instrumento”.
ganizarse como clase dominante": “El proletariado usará su Raya Dunayevskaya ha presentado de modo vivo e im-
dominio político para arrancar poco a poco a la burguesia presionante, a través de declaraciones de trabajadores nor-
todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de teamericanos, la intolerancia de esta reducción del hombre
producción en manos del Estado; es decir -explicaba el a instrumento y siervo de la máquina, provocada por la
Manifiesto-, del proletariado organizado como clase do- introducción de la automatización. Pero no hay razón al-
minante --y para multiplicar en el tiempo más breve posi- guna para que en el régimen de capitalismo de Estado (por
ble la masa de las fuerzas productivas.” más que se bautice con el nombre de comunismo) no se
En este proceso se elimina, por tanto, la amenaza del em- produzcan los mismos efectos en grado igual, sino mayor,
pobrecimiento creciente, que se sustituye por la tendencia que en el régimen de capitalismo privado; ni, por otra par-
a un progresivo estado de bienestar también en los regíme- te, las necesidades mismas del progreso permiten, ni en un
nes de capitalismo privado (además de los de capitalismo caso ni en el otro, pensar en prescindir de la mecanización
de Estado, como el ruso y los afines), y sólo subsiste con toda y de la automatización.
su gravedad en los países precapitalistas, es decir, en las zo- Marx atribuía la alienación a la división del trabajo y
nas todavía vastísimas de subdesarrollo, donde el pauperis- ;1 su unión con la propiedad privada. Pero la abolición de-
mo dominante podrá ser superado sólo con el advenimien- la propiedad privada puede anular tan sólo ese elemento
to de un capitalismo (privado 0 de Estado) que reproduzca (lc la alienación representado por la reducción del hombre
el trabajoso proceso de superación cumplido ya por los ;| mercancía y por la humillación de servir al provecho del'
países más avanzados. capitalista; no anularía, en cambio, el otro elemento, cons-
120 PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO" Y LOS FUTUROS PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS 121

tituido por la reducción del hombre a autómata, a siervo nas a su trabajo, pero no puede satisfacerse sólo con ello,
de la máquina e instrumento de la producción mecanizada. y puede sentirse satisfecha únicamente cuando sea aplicada
Ni tampoco se trata de soñar, con Rousseau, en una aboli- al mismo trabajo, y pueda iluminarlo así con su luz inte-
ción de la división del trabajo, para devolver al productor lectual, confiriendo a su ejecutor el carácter de operador
su unidad de hombre. consciente, que domina mentalmente su trabajo y no es do-
El problema de la alienación del trabajo aparece ligado, minado por él, que puede comprender lo que hace y por
pues, al proceso de la producción industrializada en forma qué lo hace, y darse cuenta de la eventual existencia de
más permanente y más grave que la amenaza de la miseria '-4 defectos en él y de posibilidades de perfeccionamientos, y
creciente. Parece que no es privativo del régimen capita- puede estudiarlos, proyectarlos, efectuarlos.
lista, sino también de un régimen verdaderamente socialis- La creatividad inteligente, poseída ya por el artesano in-
ta, que no quiera renunciar al progreso productivo y al dependiente, y perdida por el operario industrial en el
trabajo mecanizado y automatizado, puede ser así, en cierta
bienestar niaterial de sus asociados. La crítica marxista. que
ha revelado claramente la gravedad de la alienación del medida, reconquistada mediante una instrucción y prepa-
hombre, exige, pues, una investigación de los remedios, ración cognoscitiva adecuada, esto es, superior a la común
_1 formación del operario calificado, y alcanzable sólo con un
en interés no sólo de cualquier sociedad capitalista (de
capitalismo de Estado o privado), sino también en el de 'r
`|
grado de cultura que llegue a darle conciencia del compli-
una verdadera sociedad socialista, que no puede sustraerse cado proceso mecánico automatizado en que participa. La
al mismo problema. ' ._;
“ I
superación de la alienación bajo este aspecto es, pues, una
La división del trabajo a la cual Marx imputaba espe- ,ri
cuestión de conocimiento, de instrucción y de comprensión:
cialmente la alienación del hombre, era la escisión entre t resolver semejante problema, que subsistirá en una socie-
f

trabajo manual y trabajo intelectual, que quita a la mate- dad socialista no menos que en la capitalista, es un deber
14.
1'. cuya urgencia e imprescindibilidad puede ser sentida por
rialidad del trabajo la luz de su creatividad intelectual. El ›

aquélla mucho más que por ésta, y que podrá ser afrontado
problema que se impone está en restablecer la unidad del
trabajo manual mecánico con el trabajo intelectual.
y satisfecho por ella tan sólo, en cuanto sea gestada directa-
`i mente por los mismos trabajadores interesados.
Marx había advertido, por una parte, cuando trata en _-
La conciencia de tal exigencia puede haber inspirado pre-
El capital la jornada laboral, la importancia que tiene para lv

«el obrero la reducción de esa jornada, que le permite re- cisamente la formulación programática del Manifiesto que
cuperar cotidianamente, durante ciertas horas, la libre dis- hemos citado: “El proletariado usará su dominio político
ponibilidad de la propia persona y actividad, es decir, la para arrancar poco a poco a la burguesía todo el capital,
libertad del propio desarrollo espiritual y la posesión de su para centralizar todos los instrumentos de producción en
,propia inteligencia y creatividad. Pero, por otra parte, ha- manos del Estado, es decir, del proletariado organizado
Fbía señalado también, en su polémica contra los hermanos como clase dominante”. Pero, dada semejante formulación,
Bauer (Sagrada familia) la sed de conocimiento y de com- ¿cómo pudo Antonio Labriola escribir en el pasaje de In
prensión propia de los obreros. Esta sed exige, desde luego, memoria del Manifiesto dei cumunisti que hemos trans-
la posibilidad de aprender, de meditar y discutir cosas aje- crito al principio, esas palabras: “que tal forma de socie-

1
i22 PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS 123
¢
dad ya no es el Estado, sino más bien su opuesto, o sea la las reivindicaciones proletarias, de la aparición de las crisis,
regulación técnica y pedagógica de la convivencia humana, de las guerras mundiales y de todo un conjunto de nuevas
el self-government del trabajo”P y crecientes exigencias que acompañan la transformación de
Aquí nos encontramos, evidentemente, frente a una os- la sociedad civil, con el aumento del número de asalaria-
cilación entre conceptos diversos y opuestos del Estado, lo dos de la industria y de dependientes del Estado, del sector
l terciario y de los técnicos necesarios para la producción
que plantea el problema de que trata el ensayo de Tambu-
rrano. Hace ya más de medio siglo, discutiendo en mi Ma- moderna. Desaparece progresivamente el artesano y el pro-
terialismo histórico en F. Engels (cap. XII) el problema de fesional independiente; la libre competencia cede el puesto
las superestructuras en el materialismo histórico, había pro- al capitalismo oligopolístico; predomina dondequiera la
bado cómo Engels contradijo su misma definición del Es- routine y la burocracia anónima; desaparece el espíritu de
tado cual máquina para la opresión de clases o instrumento iniciativa y de independencia; en lugar de la exigencia de
de la clase dominante, admitiendo una preexistencia del libertad se afirman el conformismo y la psicología de masa,
mismo a la primera división de las clases y una función de ayudados y promovidos por la educación, por la propagan-
correspondencia con todas las necesidades de la sociedad ci- 1
'\'.
da, por la acción de la prensa, del cine, la radio, la televi-
vil, pero acompañada por la tendencia a hacerse autónomo sión, orientadas todas hacia el fin de la persuasión de ma-
de ésta y a dominarla. Tamburrano retoma y amplía esta sas, con exclusión del diálogo con los oyentes, los lectores
demostración, extendiéndola a Marx y aclarando el concep- y los espectadores, que absorben pasivamente, sin reacción
to de dictadura del proletariado, como tránsito a la supre- alguna, la acción ejercida sobre su espíritu.
sión de todas las clases y a una sociedad sin clases, tal como ' `V|
Por otra parte, todo concurre a la ampliación de las
fue realizada por la Comuna de París, esto es, contraria il funciones del Estado; de la persistencia de la guerra fría a
a todo concepto totalitario. las necesidades de la planificación económica y a la crecien-
Sin embargo, la fórmula de Engels: “En el lugar del
_."
te exigencia de trabajos y servicios públicos, en cuyo ejer-
gobierno sobre las personas aparece la administración de «icio el Estado elude en gran parte el control del parla-
.#-
las cosas y la dirección de los procesos productivos”, lejos mento y de la opinión pública. Cierto es que en los países
de relegar -como él decía- el Estado a un museo arqueo-
__v1¿_-
capitalistas el poder se ha ido concentrando en manos de
lógico junto a la devanadera y al hacha de bronce, le asig- grupos restringidos (jerarquías industriales, militares, ecle-
na una función esencial y permanente de planificador y 'ii siiìsticas) que tratan de dominar la gestión de la cosa pú-
gestor de las fuerzas de producción, que parecería ser pre- ,i 1 blica; pero, por otra parte, se ha ampliado la esfera de
cursora de la previsión de Mannheim: “No es la sociedad 1
intervención del Estado en la economía, para corregir dese-
. ( quilibrios y deficiencias del mecanismo capitalista y evitar
la que absorbe al Estado, sino el Estado el que absorbe a la u
sociedad." riesgos y amenazas de crisis y conflictos ruinosos.
La evolución de las relaciones entre sociedad y Estado De acuerdo con una feliz comparación, el Estado actúa
ha llevado, efectivamente, a este último a pasar de la ob- «omo termostato para mantener el regular funcionamiento
servancia del principio del laissez faire a una progresiva in- «It-l mecanismo social y productivo; pero --lo que es más
tervención en la economía bajo las múltiples presiones de i|uportante- interviene también en medida progresiva-
124 PROBLEMAS DEL “MANIFIESTO” Y LOS FUTUROS
PROlf'iLEMAS DEL “1\Í.›\Nll*`lES'l'()"` Y LOS FUTUROS 125.
mente creciente y directa con la planificación, que tiende
---¬».¬_.-Q. . existe una exigencia pública y \'igil;uitc para hacerla elec-
a hacerse independiente de los intereses de grupo y a do- tiva y mantenerla operante.
minarlos, introduciendo el concepto de servicio público en
Por consiguiente, sólo la resistencia de la conciencia pú-
la dirección de la economía. Por este camino, los países del
blica puede ser eficaz; sólo la exigencia fuertemente senti-
capitalismo privado tienden a asimilarse cada vez más a
da y vigorosamente mantenida de la libertad de pensamien-
los países del capitalismo de Estado (llamados comunistas):
v to, de conciencia, de expresión, de crítica, de propaganda,
el Estado llega así -como dice Tamburrano_ a poner en
de asociación, de iniciativa, puede obrar eficazmente. Pero
discusión la esencia misma de la sociedad capitalista.
para ello es preciso difundir y mantener viva la conciencia
Pero en esta misma aproximación sustancial de los paí- del peligro ínsito en la mentalidad del hombre-masa que
ses de capitalismo privado a los de capitalismo de Estado 1
renuncia a la autonomía espiritual; es preciso hacer sentir
está implícito el peligro de que aparezca también en ellos l
que la libertad no es nunca una posesión que, una vez
el totalitarismo, que se encuentra ya actualmente en fase . ,_
1
conquistada, persiste por su propia fuerza, sino una con-
de desarrollo tendencial en la misma sociedad industrial de -.1-
quista incesante, que es necesario renovar día a día, hora a
\"
Occidente. Y_ _'\, hora, con la vigilante tensión de cada uno y de todos.
1.
Los elementos y las causas de este totalitarismo son -_-1 '-
Sólo a este precio podrá alcanzarse una sociedad verda-
fi.
esencialmente y dondequiera, de un lado la omnipoten- /` ,'
deramente socialista, es decir, esa asociación auspiciada por
cia de las jerarquías burocráticas, que en los regímines el Manifiesto, en la que el libre desarrollo de cada uno sea
comunistas constituyen la nueva clase dominante, y tien- ._
-. condición del libre desarrollo de todos.
¬›
den a imponerse no sólo en la dirección económica sino m --
también en la política e ideológica de la sociedad; y del
` .
otro, la cultura de masas determinada por las condiciones t

/1*
de vida socializada y por todos los factores educativos (a .~,

menudo des-educativos) y por las múltiples influencias que .t _.,

tienden a transformar al hombre en autómata, que renun-


cia a su pensamiento independiente y a su personalidad
libre y activa. `
Ahora bien, la posibilidad de evitar el totalitarismo no
puede ser garantizada por medidas legislativas, como una 1
i
constitución democrática, la limitación de los poderes de la
+1.
burocracia, la elección de representantes funcionarios y je-
fes desde abajo en lugar de los nombramientos desde airi-
ba, leyes para el control y la rendición periódica de cuen- -Í
tas a los electores y al público, descentralización, libertad `›
1
de los partidos, y otras medidas semejantes. Cualquier cons-
titución y disposición legislativa resulta letra muerta si no
1
_`-Q
ÍNDICE

El materialismo histórico como humanismo rea-


lista.....'........
7
La concepción del hombre en Marx . .
25
Fromm y la interpretación de Marx . . .
55
La fundación del materialismo histórico . . 62
Marxismo y libertad . . . . . . . . 92
De los problemas del Manifiesto a los problemas
delfuturo...........i 11

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