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Por: Germán Valencia V.
Uno
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cuadrilla-); ktb es la raíz semítica usual; zbr –tallar la roca- o –poner las piedras
una encima de las otras para construir el muro- es otra idea, la cual conduce de
manera indirecta al sentido de escritura. En el Corán el término zabu:r designa
los escritos que fueron revelados a David, lo cual se nombrò como el libro de
zabr y el cálamo mizbar. Ahora, las raíces zbr y ktb tienen en común, además de
la idea de escribir, la de reunir, la de relacionar cosas. Respecto a las runas, sus
nombres remiten a otro campo semántico, el del misterio: en islandés run
-secreto-, en sajón antiguo runa -murmullo-, en islandés run –secreto-misterio-,
en galo rhin –secreto-…
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CARDONA Giorgio R. Antropología de la escritura. Editorial gedisa. 1999
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BEUCHOT M. Hermenéutica, Analogía y Símbolo. Editorial Herder. 2004
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Sin duda, la escritura ha comportado siempre clave estética del devenir
humano, la escritura en tanto obra del obrar humano es representación de la
representación.
Dos
Analogía en la escritura
¿Analogía?
Analogía ¿una función del lenguaje? Sin duda, un implícito que se observa en
tanto resulta. La escritura, bien sea metonímica y/o metafórica es condición en
y a través del lenguaje, que incluye de entrada al escritor y al objeto mismo.
“Fue Aureliano quien concibió la fórmula que habría de defenderlos durante varios
meses de las evasiones de la memoria. La descubrió por causalidad. Insome experto, por
haber sido uno de los primeros, había aprendido a la perfección el arte de la platería. Un
día estaba buscando el pequeño yunque que utiliza para laminar los metales, y no
recordó su nombre. Su padre se lo dijo: “tas”. Aureliano escribió el nombre en un papel
que pegó con goma en la base del yunquecito: “tas”. A sí estuvo seguro de no olvidarlo
en el futuro. No se le ocurrió que fuera aquella la primera manifestación del olvido,
porque el objeto tenía un nombre difícil de recordar. Pero pocos días después descubrió
que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces las
marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba con leer la inscripción para
identificarlas. Cuando su padre le comunicó su alarma por haber olvidado hasta los
hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método y José Arcadio
Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso en todo el pueblo.
Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta,
pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo,
puerco, gallina, yuca, malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas
posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran
las cosas por sus inscripciones, pero no se recordaba su utilidad. Entonces fue más
explicito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la
forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido:
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Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche
y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche. A
sí continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por
las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la
letra escrita”
Tres
¿Dasein? Es el ser-ahí.
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Según Hoyos J., la traducción de Zubiri al documento ¿Qué es metafísica?, no atiende el doble uso que
logra Heidegger de la palabra Dasein y Da-sein.
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HEIDEGGER M. ¿Qué es metafísica? Editorial El Búho Ltda. 2006
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El Dasein y el Da-sein heideggeriano permiten señalar que la función del
lenguaje es analógico en tanto incluye la diferencia entre el quien escribe y lo
que escribe; esto es, entre el ser-ahí y el ente. Además, porque tal inclusión
vehicula la transformación misma en lo analógico, es decir el ser en tanto
pregunta-diferencia.
Cuatro
¿Qué transformaciones?
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RICŒUR P. Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido, s xxi editores. 2006
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Jakobson R. El hablante Lo emotivo.
El oyente Lo conativo
El método o canal Lo fático.
El código La metalingüística.
La situación Lo referencial.
El mensaje La poética.
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Entre mensaje y oyente. En el discurso hablado, este se dirige a “alguien”,
mientras que en el escrito va dirigido a un lector desconocido, lo que evidencia
entonces como el discurso escrito se liga a un soporte material, liberado de la
inmediatez oral.
Entre mensaje y referencia. Según Ricœur los cambios más complejos aquí se
presentan. El “querer decir” como significado se externaliza como referencia
distinto al de la inmediatez oral. El pensamiento entonces apunta a otras
entidades por medio del significado. Además, las alteraciones de la referencia
son atribuibles en su mayoría a la escritura en tanto mediación de las formas del
discurso. Es pues en la fundamentación de una nueva referencia donde se
desvanece la referencia que comporta la de la inmediatez oral.
Lo humano además de una situación, cuenta ahora con un mundo. Ello implica
entonces la descripción como forma. Otra consecuencia se materializa en la
metáfora, la cual resulta, más que de la escritura, de la obra literaria,
especialmente de la función poética.
Para Ricœur la transición del habla a la escritura se libera del autor, del
auditorio originario, de los límites de la situación dialogal, abriéndose a un
destino como horizonte, configurando así la tarea hermenéutica. Apela a
Heidegger, para quien la escritura evidencia primero un pro-yecto, antes que la
persona.
Cinco
Lo escritural en la escritura
Digamos que este cuarto y último mojón permite un más allá de la cosa
tangible. El ente ha sido derrotero de la ciencia y la nada su límite mismo. La
fenomenología ha dado licencia para ingresar en la existencia misma. Ahora, el
otro elemento, el ente, ¿Qué lo comporta?
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todo está escrito y se puede leer. Agrega: “Si se da lectura, si se impone lectura,
sobre todo es en tanto subtiende lo escritural”. Lo escritural cubre, es entonces
envolvente, de ahí que lo humano lee a cada paso y desde que ingresa al
lenguaje. Esto es, el ente en tanto lectura, dado que antes de ser nombrado
habita en lo escritural.