Professional Documents
Culture Documents
Octubre 2007
Una vertiente que puede ayudar a discernir la situación de crisis de los sectores
medios, proviene del tema de la desigualdad. En nuestros países en mayor
medida que los desarrollados, vivimos de manera permanente dicha
desigualdad y la enfrentamos también de manera desigual. Como señala
Cordero Ulate (2004), para las regiones europeas, la sociedad de clases ha
sufrido un ascenso en los últimos años, “Los trabajadores se sienten de clase
media aunque la clase media ahora sea distinta. Los pobres son menos pobres
si se miraran a sí mismos hace treinta años” Esto aunado a la idea central de
Beck sobre la individualización, “… que ha diluido las adscripciones de clase y
sus correlatos organizativos, los sindicatos, los partidos, los movimientos etc.
“Yo soy yo”, en un universo social de inconsciente individualismo parece ser la
tónica dominante en el planteamiento de este autor. “ (Cordero Ulate, 2004:1).
1
es también pesimista para las clases medias, en este caso de origen estatal,
pues la globalización y su homogenización proletarizadora no tiene regreso.”
(Cordero Ulate, 2004:1)
En este texto trataremos de indagar sobre tres posibilidades que nos permitan
explicar las formas que estos sectores medios desarrollaron para enfrentar una
crisis económica, generando una protesta social por reconocer y preservar sus
2
derechos dentro del denominado Barzón Metropolitano, explicitado muchas
veces también como movimiento de deudores, al establecer temas que
apuntan no solo a mantener estilos de vida, sino además, a romper con
métodos tradicionales de actuar de estos mismos grupos para pasar de ser
ciudadanos pasivos a protagonistas de su propia lucha social.
Ya desde los años ochenta, América Latina se enfrentaba a una situación que
Guillermo O‘Donnell (199)) denomino como “un escándalo”. “En 1990, el 46 por
ciento de los latinoamericanos vivía en la pobreza y cerca de la mitad de ellos
eran indigentes carentes de recursos para satisfacer necesidades
fundamentales. Sumado a la pobreza estaba el problema de la desigualdad: los
ricos eran más ricos mientras que aumentaba la cantidad de pobres. Este dato
estructural fue determinante para revelar la naturaleza adquirida por la clase
media a partir de entonces. Si en las décadas previas un conjunto de “cuellos
de botella” disfuncionales impedía la tendencia hacia su homogenización, hacia
los años noventa la vimos resumida prácticamente en dos fracciones bastante
diferentes: de un lado, los que consiguieron navegar exitosamente en medio de
las continuas crisis económicas y los planes de estabilización y, por el otro
lado, la que cayó en la pobreza o está cerca de atravesar la línea que la separa
de ésta.” (Toche et al, 2003:3)
1
Huesca analiza a familias de clase media en México usando características socioeconómicas
del hogar y refiriendo los datos sobre el jefe de familia en relación a: nivel educativo (sin
estudio hasta posgrado), ocupación (distinguiendo entre funcionario, directivo o gerente y
profesionista, técnico especializado o trabajador de la educación); posición en el trabajo
(distinguiendo entre empleado y obreros asalariados, empresario, trabajador por cuenta propia
y pensionista); rama de la actividad por sector (agrícola, industrial, servicios); ubicación del
hogar (zonas urbanas locales y metropolitanas o rurales de alta o baja densidad). (Huesca,
2004:10)
3
una mayor complejidad de la estructura del empleo, cambios en la distribución
del ingreso, o indicadores indirectos como fue la expansión de la educación,
especialmente en los niveles medio y superior, dejan de tener contenido
cuando en los procesos de distribución, la situación de los grupos sociales se
polariza.
En México, los años de 1994 y 1995 fueron determinantes para los grupos de
clase media ya que estos pasaron a formar parte de los hogares de grupos
pobres. Esto se fue agravando con el tiempo y para el año 2000 existe una
reducción de casi 6% de hogares de clase media con respecto a 1984; en tanto
los hogares de los grupos ricos crecieron dentro del mismo periodo con igual
porcentaje (Huesca,2004:16). 2 Las variables de pertenencia a la clase media
eran claras en 1984; que el jefe de familia tuviera estudios primarios y
secundarios, ser trabajador del sector servicios, estar sindicalizado y residir en
zonas urbanas. Para el año 2000 la situación cambia ya que el jefe de familia
aún teniendo estudios primarios, residir en zonas urbanas y ser asalariado no
garantizaba su ingreso a los grupos medios. Es más, para esa fecha se da un
incremento del 10% de hogares pobres relacionado sobre todo con el
desarrollo de las actividades agrícolas, de obreros, artesanos y de asalariados.
Por otro lado, los estudios en ambos periodos muestran que si en 1984 tener
licenciatura y posgrado consolidaba la pertenencia a una clase de altos
ingresos, en el 2000 estos estudios se distribuyen solo para la clase media y
rica (Huesca,2004:21 a 24).
El agotamiento de estas clases en México, sobre todo a raíz del 95, fue parte
de las consecuencias negativas que vivieron la mayoría de los hogares
clasemedieros, deteriorando su posición y generando que para el 2000 fuera
uno de los sectores afectados en mayor medida por la polarización, al disminuir
en términos absolutos su tamaño (paso del 40% al 34% en el periodo 1984-
2000) y al distanciarse de manera contundente de los otros grupos de ingresos
2
Para 1996 los niveles de polarización y de desigualdad en el ingreso son los más altos desde
1984, en términos absolutos. Por otro lado, entre 1984 y 89, así como en 1994 y 96, la
desigualdad del ingreso fue más relevante que la polarización, en tanto entre 1992 y 94, y 1998
y 2000, se tendió a una mayor concentración en la distribución del ingreso, esto es, a una
mayor polarización (Huesca,2004:13 y 14).
4
(Huesca,2004:25). 3 Los efectos inmediatos de la crisis y de los programas de
ajuste resultaron en un incremento en los costos de los servicios
proporcionados por el gobierno, incremento en los productos de la canasta
básica, reducción en el ingreso, carteras vencidas, aumento exagerado de los
intereses. Esto genero un panorama desalentador para estos hogares siendo
su constante la escasez de ingresos para hacer frente a los pagos de los
servicios y las deudas con los bancos (Rivera,2005:172).
En este sentido, el fenómeno económico que más afectó a estos grupos fue la
inflación: disminuye su ingreso y los obliga a modificar sus patrones de
consumo. Existe así una relación entre el modelo de crecimiento y las clases
medias, lo cual hace inevitable que se vean perjudicados si hay modificaciones
o ajustes en el primero. Este proceso, que ocurrió en muchos hogares de la
clase media, genera dos formas de accionar de estos grupos; por un lado, la
búsqueda de estrategias alternativas para no perder lo obtenido y, por el otro,
el reforzamiento de que se trata de una situación de injusticia no reconocida a
pesar de los esfuerzos desarrollados para acceder y mantenerse en estos
niveles y que se requiere por ende, luchar para solucionar dicha situación
utilizando para ello la expectativa del ejercicio de sus derechos como usuarios,
consumidores y sobre todo, ciudadanos.
Por otro lado, si bien uno de los componentes que permiten comprender la
configuración de acciones colectivas de grupos de clase media radica en la
forma dramática en que la crisis ha impactado en estos; no es posible reducir la
explicación solamente a este fenómeno. Estos grupos crearon mecanismos
que intentaban apoyar su ingreso familiar a través de estrategias para paliar la
crisis, las cuales fueron encauzadas en diversos hogares; paralelamente,
algunos otros construyeron una participación en organizaciones sociales que
3
La consideración de grupos por ingreso debe tomar en cuenta también en que medida sus
miembros son similares sobre la base de otros atributos considerados relevantes a fin de que
exista una correlación entre el ingreso y otras características socioeconómicas (como puede
ser el nivel educativo, la zona de ubicación del hogar, el tipo de empleo, entre otros).
5
tuvieron efectos en el propio espacio de la política. Para estos sectores en
particular, sobre todo aquellos que se enfrentaron a la cartera vencida con
instituciones bancarias o adeudos particulares, tal y como fue el caso de El
Barzón Metropolitano; debemos resaltar que aunadas a las tácticas de
sobrevivencia de estos grupos, la protesta no se dejó afuera y varios de sus
miembros enfrentaron la crisis de manera organizada y bajo un entorno de
prácticas colectivas que les permitió, en muchos casos, salir adelante.
Existe sin embargo, alto un protagonismo social y político desde las propias
clases medias organizadas que en los años de ajuste y crisis severa, han
expresado fuertes movimientos activos que tienen que ver con la defensa de
sus intereses, pero que también hacen referencia a proyectos sociales más
profundos como lo es precisamente el asunto de las privatizaciones,
desempleo, jubilaciones, entre otros.
6
pueden tener efectos intensamente perturbadores para el sistema político
mexicano. Las demandas de las clases medias pueden ser una amenaza para
el status quo porque pueden influir sobre el comportamiento de otros grupos
sociales, en particular las clases bajas, y arrastrarlas en una movilización
generalizada cuyo desenvolvimiento y destino final tampoco ellas son capaces
de prever” (Loaeza,1990:75).
Frente a esto, surge una pregunta, ¿son las clases medias quienes cuestionan
con mayor empeño al sistema político? Recordemos que la oposición electoral
que se ha observado en estos grupos tiene en la mayoría de los casos un
contenido de defensa de su posición de privilegio y en ese sentido es una
forma de protesta. Se podría decir que la expresión electoral de rechazo tiene
cierto efecto estabilizador, al canalizar la protesta por las vías establecidas y
desde ahí se puede considerar que su protesta es conservadora. “En la medida
en que para manifestar su descontento estos grupos no han recurrido a la
formación de nuevos partidos, sino que han echado mano de los ya existentes,
a derecha e izquierda, en la medida en que su protesta no ha desbordado las
vías establecidas de participación, han modificado el deseo de que se
modifiquen prácticas de poder, pero no su estructura” (Loaeza,1990:73).
7
una posición frente al Estado y mas aún, tratando de modificar la relación con
la política, sería establecido como fuera de sus intereses. Es decir, en términos
ideológicos, la clase media, considero durante mucho tiempo que las
decisiones del Estado, eran las más adecuadas a sus intereses.
De esta forma, la clase media mexicana se sentía hasta entonces participe del
sistema, y no consideraba que el sistema podía traicionarlos. En el caso de que
“les fuera mal o se enfrentaran a una adversidad”, sería por un error personal.
No contemplaban que podía existir en el sistema, mecanismos en donde ellos
pudieran estar atrapados. Es así que la mayor parte de los deudores llegaban a
El Barzón sintiéndose culpables de la situación en donde se encontraban. Se
generaron de esta forma, afectaciones en la vida de los deudores por el hecho
mismo de serlo. Según las entrevistas realizadas, la vergüenza, la indignidad,
el sentimiento de culpa y de fracaso, la incertidumbre, provocó un conjunto de
conflictos en las familias y entre las familias. Algunos incluso pensaron en el
suicidio como una forma de terminar con su agobio; otros, se enfermaron
gravemente.
La crisis financiera del 94, sin embargo, hace sentir a este sector social que ya
no existen lazos de identificación entre las decisiones tomadas por el Estado y
sus intereses particulares. Muchos de los denominados deudores tuvieron dos
estrategias en la búsqueda de resolver sus problemas; hacerlos privados,
resolverlos por si mismos, otros, por el contrario, frente a la imposibilidad de la
deuda, se acercaron a una organización incipiente donde construirían su
problema particular como público, visible y general, donde ejercerían el
derecho a defenderse por ellos mismos. El acercamiento a la organización, les
permitió entonces conocer y ejercer sus derechos, dar soluciones a su
problemática y crear estrategias para salir adelante. Asimismo, les otorgó la
comprensión de que el problema de cada uno y la responsabilidad adquirida
frente a la deuda era social, no particular, por ende, se buscaría una salida
conjunta, lo que en, les abrió la posibilidad de crear nuevas identidades y
nuevas prácticas colectivas.
8
trabajo no manual y el medio urbano. Se goza así de un status social superior
al trabajo físico dentro de una variedad de categorías socio-profesionales,
comprendidas en el sector servicios de la economía. La educación asimismo,
determina tanto su situación así como su posición en la estructura social. 4 El
peso de ésta última es una condición de status la cual se vuelve mayor en
donde imperan profundas diferencias socio-económicas; la educación se
transforma así en un elemento que distingue a las clases sociales.
Esto nos conduce a plantear sobre cuales son las características de dicha
clase, señalando que sus particularidades son, inicialmente, las siguientes:
4
Fue Pierre Bourdieu quien construyó las categorías más apropiadas para el análisis de estos
sectores medios y, entre ellas, especialmente importantes son las que denominó habitus, clase
de trayectoria y los campos de acción. Ver Bourdieu (1998).
9
Segundo, el proceso de identificación de los sectores medios con el
estilo de vida propio de su clase se asienta principalmente en la familia,
concebida como un espacio de reproducción y normatividad, pero
también como un lugar desde el que se producen las condiciones para la
movilidad de sus miembros.
Para ellos dicho “estilo de vida” tiene un gran significado dado que remite a su
su posición en la estructura social, la ocupación y el vínculo con la formación
educativa lo que constituirá sus “formas de vida”, es decir, la actividad de estos
grupos, admite que quienes la desempeñan tienen un nivel mayor de
instrucción, lo cual incluye formas de expresión oral, buenos modales,
vestimenta, etc. Todos estos elementos son posibles de observar en los
patrones de consumo y en una representación del prestigio social.
5
En el caso de México, consideramos que uno de los momentos relevantes para entender este
proceso es el año de 1994, cuando dio inicio la gran crisis financiera. Es ésta crisis la que pone
en signos de interrogación los ejes de la cultura de la clase media.
10
“multichambisno”. Esto trajo consigo lo que Rivera (2005) llama “proyectos
familiares de vida”, esto es, planes de vida en común con metas y prioridades
en donde existen características que permite a esa familia generar solidaridad,
reciprocidad y consenso para que de manera colectiva se pudieran lograr
resultados producto del esfuerzo desarrollado. “De esta forma, mediante el
funcionamiento de diversos proyectos en algunas familias, se busca privilegiar
la generación de mayores ingresos, así como también el ahorro de los mismos.
En otros casos, se busca mantener, a toda costa, el nivel de vida o incluso
allegarse y controlar determinados recursos que les permitieran acceder a
mejores condiciones tanto de carácter laboral, como en el ámbito de la
vivienda, el consumo y la alimentación” (Rivera,2005:168/69).
Bibliografía
11
CEPAL (2004). Estudio económico de América Latina y el Caribe 2003-2004.
Naciones Unidas, Chile.
Loaeza, Soledad (1983). "El papel político de las clases medias en el México
contemporáneo." Revista Mexicana de Sociología Vol. 45 número 2, UNAM,
México, pp. 407-439.
12
Svampa, Maristella (2004). Fragmentación espacial y procesos de integración
social hacia arriba: socialización, sociabilidad y ciudadanía. En: Espiral, año y
vol. XI, No. 31, Universidad de Guadalajara, Guadalajara México. pp.55-84.
Toche, Eduardo; Rodríguez, Jorge; Zeballos, Molvina. Las clases medias ¿van
al paraíso?. En Perú Hoy, No. 4. DESCO, Centro de Estudios y Promoción del
Desarrollo, Lima, Perú, diciembre del 2003. pp. 1-24
13