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El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, aprobado por la ley 26.994, trata de
regular el uso de la fianza general con el propósito de conciliar los intereses de los
bancos en su utilización y los de los fiadores en cuanto a sus compromisos asumidos
en tales términos.
Pero una novedosa precisión del nuevo Código radica en brindar una tutela específica
al fiador, que se manifiesta por la acotación temporal de cinco (5) años que impone el
art. 1578 del CCCN, durante la cual el fiador permanece obligado. Este plazo de cinco
(5) años, deben ser contados desde la fecha del otorgamiento de la fianza.
En este sentido, hay que diferenciar la fecha de otorgamiento, que es única y consta en
el instrumento suscripto, de la fecha de vencimiento de cada una de las obligaciones
principales que quedan cubiertas por la fianza, las cuales pueden nacer antes de la
expiración de ese plazo de cinco (5) años, pero pueden vencer y tornarse exigibles más
allá de ese plazo, en cuyo supuesto rige plenamente la cobertura de la fianza.
Habiendo sido constituida la obligación de préstamo, dentro de los cinco (5) años del
plazo de vigencia del contrato de fianza general, aquella obligación queda
perfectamente cubierta, aunque su impago y mora se produzca después del 30 de
septiembre de 2021.
Tal limitación temporal de vigencia, exige que los bancos distingan y encuadren
correctamente cuando se regularice una deuda caída, si hay refinanciación de la
misma, en cuyo caso habrá que solicitar el consentimiento del fiador (art. 1596-b, del
CCCN) o si hay novación, pues en este caso la fianza constituida ha quedado
extinguida por expiración del plazo máximo de vigencia de cinco (5) años (art. 1596-d,
del CCCN).
Si la deuda afianzada supera ese monto máximo fijado en el contrato originario, por el
excedente el acreedor no tiene garantía, quedando el fiador liberado de responder por
ese excedente. El acreedor tendría parte de su crédito garantizado y parte sin garantía.
En este sentido, es importante estar pendiente de si el contrato de préstamo acordado
prevé la capitalización o no de los intereses correspondientes.
c) los gastos que razonablemente demande el cobro de la fianza, incluidas las costas
judiciales.
Este requisito de la notificación, está previsto en beneficio del fiador, a los efectos de
evitar incurrir en responsabilidad por el hecho de la retractación.
Por último, puede agregarse que siempre es importante la fecha cierta del acto
constitutivo, en la forma prescripta por el art. 317 del CCCN, para evitar toda
discusión sobre la vigencia de la fianza. Tener presente que la prueba de la fecha cierta
puede producirse por cualquier medio.
Fácil resulta deducir que el tratamiento que asigna el nuevo Código a las fianzas
generales, permanentes, ómnibus o abiertas, resulta relevante para el diseño y la
administración de este tipo de fianzas, de modo de minimizar los riesgos que en la
práctica eran muy frecuentes. Vigencia temporal de cinco (5) años, monto máximo del
capital afianzado, facultad de retractación por parte del fiador y fecha cierta,
configuran aspectos interesantes para dar seguridad mutua a las partes contratantes.
En este orden de ideas, la doctrina no era pacífica sobre la naturaleza jurídica de esta
modalidad de garantía. Un sector sostenía que quien asumía el carácter de codeudor
solidario no tenía una obligación accesoria sino que constituía una relación jurídica
directa con el acreedor, aún si lo hiciere con el propósito de garantía de la deuda de
otro.
El fiador que se obligaba como principal pagador no asumía una obligación accesoria
y subsidiaria, ya que el acreedor estaba facultado para exigirle el cumplimiento total
con independencia de los restantes deudores, en atención a que resultaban aplicables
los arts. 705 y 2005 del derogado Código Civil y, a su vez, resultaba inaplicable lo
dispuesto por el art. 2043 del mismo cuerpo legal que extinguía este tipo de fianza, si
la subrogación a los derechos de acreedor, se tronaba imposible por un hecho positivo
o por negligencia del propio acreedor. O sea que, se entendía que si alguien se
obligaba como fiador, liso y llano pagador, codeudor, principal pagador u obligado
solidario, deja de ser fiador aunque se denomine o se lo identifique como tal, para
asumir una obligación diferente a la fianza; ergo, tal obligación genera una relación
jurídica directa y principal.
En realidad, el citado art. 2005 del derogado Código Civil establecía una pauta de
interpretación, al sostener que quien se obliga como principal pagador (intención real)
pero disimulando ser fiador (intención disfrazada), debía ser considerado codeudor
solidario. Siempre sostuvimos que estábamos en presencia de una regla para interpretar
los verdaderos alcances del compromiso asumido, haciendo prevalecer la verdad
material sobre la verdad formal.
¿Qué ventajas implicaba obligarse como fiador, siendo en realidad principal pagador?
Pero resta preguntarse: ¿quién se obliga como principal pagador, aunque sea calificado
como fiador, realmente lo hace a título de codeudor solidario o lo hace en la creencia
de ser fiador?
Me atrevo a considerar que lo hace como fiador, puesto que si se le explicara que
firmando como codeudor solidario, asume un compromiso más gravoso que como
fiador, renunciaría a comprometerse en esos términos. La accesoriedad de la fianza es
un matiz relevante para obligarse por las deudas de un tercero.