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JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

Magistrado ponente

STL13072-2018
Radicación n.° 81461
Acta 37

Bogotá, D.C., tres (3) de octubre de dos mil dieciocho


(2018).

Decide la Corte sobre la impugnación interpuesta por


THELMO AUGUSTO ALFONSO MÉNDEZ contra la decisión
proferida por la SALA DE CASACIÓN CIVIL DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA, el 2 de agosto de 2018, que negó
el amparo solicitado dentro de acción de tutela promovida
por el recurrente en contra de la SALA CIVIL DEL
TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE CALI
y el JUZGADO TREINTA Y UNO CIVIL MUNICIPAL DE
CALI.

I. ANTECEDENTES

El impugnante reclamó la protección de sus derechos


fundamentales al debido proceso y a la igualdad, con ocasión
del proceso ordinario civil de restitución de inmueble
arrendado que instauró contra Realco Ltda. y otros.
Radicación n.° 81461

Para el efecto y tal como lo resumió la Sala de Casación


Civil de esta Corporación, como hechos relevantes para la
solicitud de amparo, el accionante mencionó:

(…) que por las irregularidades registradas en el


susodicho proceso de restitución, en el cual se profirió
sentencia el 18 de octubre de 2016, accediendo a las
pretensiones, empero, aún no se ha cumplido esa
providencia, le solicitó al colegiado querellado ejercer
“vigilancia administrativa” sobre tal pleito y su
cambio de radicación; sin embargo, ese juzgador no
le ha dado trámite a esos requerimientos.

Por lo anterior, solicitó el accionante el amparo de sus


derechos fundamentales invocados y como consecuencia de
ello se le ordene a las autoridades judiciales tuteladas dar
cumplimiento a las sentencia de fecha 19 de octubre de 2016
«la cual fue fallada de forma posterior al término establecido
en el Artículo 121 del CGP» y por ende la pérdida de
competencia.

De igual forma conminar al Tribunal tramitar el derecho


de petición en relación al cambio de radicación del proceso
en virtud de lo dispuesto en el artículo 121 del CGP «a fin de
evitar continuar con la dilación y falta de Ejecución material
de la sentencia final No. 183 del 19 de octubre de 2016
ejecutoriada y en firme».

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Pretensión que finalmente aclaró en que requiere solo


la ejecución de la sentencia del 18 de octubre de 2016,
proferida por el Juzgado accionado.

II. TRÁMITE Y DECISIÓN DE INSTANCIA

Mediante proveído del 24 de julio de 2018, el a quo


admitió la acción de tutela, ordenó notificar a los accionados,
con el fin de que ejercieran los derechos de defensa y
contradicción.

Surtido el trámite de rigor, la Sala cognoscente de este


asunto constitucional en primer grado, mediante sentencia
de 2 de agosto de 2018, negó el amparo suplicado por el
tutelante al considerar que en cuanto a la vigilancia
administrativa peticionada, el Consejo Seccional de la
Judicatura del Valle del Cauca con auto del 24 de enero de
2018 se abstuvo de iniciarla, decisión que apelada fue
confirmada el 6 de abril de igual calenda.

Por otra parte, en cuanto a la solicitud de cambio de


radicación del proceso y de pérdida de competencia, encontró
infundado el reclamo como quiera que la Sala Civil del
Tribunal de Cali, remitió tal requerimiento al Juzgado Treinta
y Uno Civil del Circuito de igual ciudad quien el 5 de marzo
negó la petición con fundamento en lo consagrado en el
artículo 121 del CGP, puesto que el proceso ya contaba con
sentencia, auto notificado en estado.

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III. IMPUGNACIÓN

Inconforme el tutelante con la anterior decisión, la


impugnó mediante escrito visto a folios 136 a 147, recurso
que sustentó bajo similares argumentos planteados en el
escrito de tutela.

IV. CONSIDERACIONES

La vía preferente de la tutela, establecida en el artículo


86 de la Constitución Política, permite a todo ciudadano
acudir a la Rama Judicial en busca de una orden que impida
un acto amenazante o lo suspenda, siempre que se trate de
proteger ciertos y determinados derechos, definidos como
fundamentales.

La prosecución de la eficacia de los citados derechos, ha


de acompasarse con otros valores del Estado de derecho, en
particular, en lo que concierne a la administración de
justicia, la seguridad jurídica, específicamente la que realiza
el instituto de la cosa juzgada, y el principio constitucional
de la independencia y autonomía de los jueces.

En este sentido se ha decantado jurisprudencialmente


que la acción de tutela es procedente contra providencias o
sentencias judiciales, sólo si con las actuaciones u omisiones
de los jueces, resultan violados en forma evidente derechos
constitucionales fundamentales; además que está limitada,
primero a aquellas situaciones en las cuales el afectado no
dispone de otro medio de defensa judicial, en cuyo caso se

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convierte en mecanismo principal y, en segundo lugar,


cuando aun existiendo aquél, se utiliza como mecanismo
transitorio con el fin de evitar un perjuicio irremediable.

Es claro que la intención del constituyente de 1991 al


instituir la acción de tutela no fue la de que los jueces
constitucionales reemplazaran a los ordinarios ni que
usurparan sus funciones, por el contrario, se creó como
medio de defensa residual, con rango constitucional para
otorgar a las personas la protección de sus derechos
fundamentales. Por ello, no puede utilizarse como otra
instancia ante el fracaso del fin propuesto a través del
proceso natural.

En el caso de marras resulta improcedente la acción de


tutela, pues considera el actor vulnerados sus prerrogativas
constitucionales invocadas con ocasión de la remisión por
parte del Tribunal Superior de Cali – Sala Civil de la solicitud
de «cambio de radicación» al Juzgado Treinta y Uno Civil
Municipal de igual ciudad, quien con auto del 5 de marzo de
igual calenda negó la misma, con fundamento en que de
conformidad con lo estipulado en el artículo 121 del Código
General del Proceso al contar el proceso con sentencia
ejecutoriada, tal pretensión no es procedente, empero, no se
desprende de la revisión de las citadas actuaciones, que sea
un proceder o una decisión caprichosa o arbitraria, puesto
que se observa que fue debidamente sustentada con base en
el ordenamiento jurídico aplicable al asunto y a la realidad
procesal.

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Al respecto, revisado el caso que nos ocupa y la


documental que obra en el expediente, considera la Sala que
la impugnación que hoy es objeto de estudio no está llamada
a prosperar, como lo decidió el juez constitucional, pues del
examen del expediente, no se advierte la vulneración de
derecho fundamental alguno al aquí accionante, toda vez que
se observa que el juez accionado sentó su criterio de no dar
aplicación a la pérdida de competencia de que trata el
artículo 121 del Código General del Proceso, en que el
proceso ya existe sentencia ejecutoriada, razonamiento que
fue edificado de conformidad a las pruebas allegadas al
proceso y las normas aplicables al caso.

En efecto, de los argumentos expuestos por la autoridad


accionada, no se advierte que haya sido una decisión
caprichosa e inconsulta, por el contrario, se observa que el
juez ordinario actuó dentro del marco de la autonomía e
independencia que le es otorgada por la Constitución y la ley,
con base en el ordenamiento jurídico aplicable al caso, la
jurisprudencia y la realidad procesal; pronunciamiento del
cual bien puede discrepar la accionante, pero no por ello
constituye una vía de hecho susceptible de ser amparada por
este medio constitucional.

Y es que el propósito de la acción de tutela no es el de


promover nuevos procesos, sustitutos de los ordinarios;
menos, crear instancias adicionales a las ya existentes, ni
pretender modificar decisiones que se consideren
desfavorables. Su única finalidad, como ya se dijo, se
encuentra determinada en el artículo 86 de la Constitución,

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que no es otra que la de proteger en forma inmediata los


derechos fundamentales.

De otra parte, tal como lo indicó la Sala de Casación


Civil de esta Corte Suprema de Justicia, frente a la «vigilancia
administrativa» es menester señalar que tal asunto fue
sometido a estudio por parte de la autoridad competente, es
decir el Consejo Seccional de la Judicatura, quien se abstuvo
de iniciar la misma, por lo que «queda en evidencia el uso
incorrecto de esta excepcional vía, pues, invocar hechos
infundados e inexistentes como soporte del reclamo, no solo
afecta la eficaz administración de justicia, al ocupar a los
jueces encargados de solucionar el caso, en un asunto carente
de fundamento jurídico, sino que también, desnaturaliza la
finalidad por la cual el Constituyente implementó la acción de
tutela».

Refulge entonces que lo pretendido por el quejoso es


reabrir un debate, cuando este escenario no es una instancia
adicional a la cual pueden acudir los administrados a efectos
de definir cuál planteamiento hermenéutico en las hipótesis
de subsunción legal es el válido, ni cuál de las inferencias
valorativas de los elementos probatorios es la más acertada
o la más correcta, habida cuenta que no basta con poner en
una balanza las consideraciones judiciales y en contrapeso
las del sujeto procesal impugnante, fundamentadas en una
inteligencia o un mérito demostrativo diferente al vertido por
el operador judicial, ya que esa desavenencia sobre el
enfoque dado no es suficiente para quebrar el sentido de la
decisión cuestionada.

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En este orden de ideas, y sin que se hagan necesarias


otras consideraciones, habrá de confirmarse la sentencia
impugnada.

V. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: CONFIRMAR el fallo de tutela proferido por


la SALA DE CASACIÓN CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA el 2 de agosto de 2018, dentro de la acción
instaurada por THELMO AUGUSTO ALFONSO MÉNDEZ
contra la SALA CIVIL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DEL
DISTRITO JUDICIAL DE CALI y el JUZGADO TREINTA Y
UNO CIVIL MUNICIPAL DE CALI.

SEGUNDO: COMUNICAR a los interesados en la forma


prevista por el artículo 30 del Decreto 2591 de 1991.

TERCERO: ENVIAR el expediente a la Corte


Constitucional para su eventual revisión.

Cópiese, notifíquese, publíquese y cúmplase.

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FERNANDO CASTILLO CADENA


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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