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El evangelio de la vida de Jesús

- Texto: Mt. 11:29-30


- Serie: Vive el evangelio en tu vida
- Meta: Jesús es un modelo vivo del andar del cristiano en la voluntad de Dios, es el
ejemplo a seguir.
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Introducción: ¿Fue realmente la vida de Jesús una vida especial y distinta? Un


famosos rabino escribió acerca de Jesús: “Al leer los evangelios, noto rápidamente que
las expresiones de Jesús carecen de frases como “creo, supongo, me parece, tal vez,
de repente, quizás, según” frases que hallamos en abundancia en la literatura rabínica.
O es que Jesús tienen muchísima autoridad para hacer afirmaciones que sólo Dios
podría hacer, o es que estaba completamente loco”.

Durante la vida de Jesús, sus pablaras eran atestiguadas por la premisa: “De cierto, de
cierto os digo” que como dicho coloquial judío significa que no cabe la menor duda de
que lo que dice es la pura verdad, algo que ningún rabino osaría en decir hoy porque
eso sería poner sus palabras en la misma altura que la Palabra de Dios.

En Jesús notamos una seguridad de llevar un mensaje real completamente lleno de


autoridad. Sus palabras fueron ejemplares y su vida fue un ejemplo vivo a seguir.

En una ocasión cuando se le preguntó a Mahatma Gandhi como hizo para expulsar a los
ejércitos ingleses de la India, él mencionó que aplicó las enseñanzas de Jesús en el
sermón del monte. Cuando le preguntaron si era cristiano, él dijo que no pero que sí
admiraba a Jesús. Cuando le preguntaron por qué no se hacía cristiano él dijo: Porque
los cristianos tienen las enseñanzas de Jesús y no las cumplen.

Hermanos, a cuántas personas podemos llevar a Cristo tan sólo con nuestro testimonio.
El apóstol Pedro recomienda a las cristianas que no tienen un esposo creyente:
“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los
que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
considerando vuestra conducta casta y respetuosa.” (1 Pe. 3:1-2).

Pero, ¿Cómo hace eso? Viviendo en el evangelio de la verdad de Cristo. Si yo como


cristianos vivo la buena noticia de la vida santa de Jesús en mi vida, debo imitar cada
día el caminar santo de mi Dios y Rey.

Vamos a ver en esta hora tres características de la vida ejemplar de Jesús.

I. Jesús fue obediente al Padre:


a) Jesús sólo vivió en la voluntad de Dios:
“Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el
rollo del libro está escrito de mí.”
(Heb. 10:7)
- Jesús antes de venir se sujetó a la voluntad del Padre.

“Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío,
si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.”
(Mt. 26:39)

- Jesús fue obediente a su Padre cumpliendo su voluntad en la tierra.

“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la
cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” (1 Co. 11:3)

- En el cielo, al regresar a su gloria, el Hijo vuelve a sujetarse a la autoridad de su


Padre Celestial.

b) El pecador no puede obedecer a Dios:


“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios.” (Ro. 8:7-8)

- El apóstol Pablo reconoce la dificultad humana de poder obedecer a Dios, ya que


la naturaleza caída del hombre sólo le lleva a desobedecerle. En Ef. 2:1-2 agrega
el Apóstol: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros
delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente
de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora
opera en los hijos de desobediencia”. Somos por naturaleza sujetos a la
desobediencia contra Dios.

c) Los creyentes podemos imitar el ejemplo de Jesús al obedecer la voluntad de Dios


siempre:
“como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando
en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Pe. 1:14-15)

- El Apóstol nos recomienda a vivir santamente como Dios pues tenemos la ayuda
del Espíritu Santo ahora en nuestras vidas. Pero ¿Cuál es la voluntad de Dios para
cumplirla?

“Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación”


(1 Ts. 4:3)

- Es la voluntad de Dios que vivamos en santificación, una vida agradable de


obediencia a Él. Y ¿Cómo reconozco su voluntad?
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Ro. 12:1-2)

- Sólo llenando nuestra mente de a voluntad de Dios podremos reconocer


fácilmente su voluntad.

II. Jesús fue servicial con los demás:

a) Sirvió a los necesitados:


“Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los
que de ellos estaban enfermos.”
(Mt. 14:14)
- ¿Cuántos de nosotros hemos visita un hospital para compartir el evangelio?

“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al
banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y
aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos
publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con
Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos:
¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto
Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id,
pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” (Mt. 9:9-13)

- ¿Cuántos de nosotros hemos ayudado a que otros sean vecinos, amigos o


familiares conozcan a Jesús?

“Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea,
después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y
con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” (Hch. 10:37-38)

- La fuerza del Espíritu Santo impulsaba a Jesús a hacer bienes. ¿Lo impulsa a
usted?

b) Debemos servir a los necesitados:


“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los
de la familia de la fe.”
(Gal. 6:10)
- Nuestra prioridad son los creyentes. En 1 Jn. 3:17 leemos: “Pero el que tiene
bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su
corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?”.

“Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.”


(Mt. 5:42)

- Amados hermanos, debemos ayudar también a los de afuera de la iglesia para que
reflejemos la luz de Cristo. En Fil. 2:14-15 “Haced todo sin murmuraciones y
contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en
medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis
como luminares en el mundo”.

c) Jesús es un ejemplo de Servicio:


“Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y
les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y
decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros
pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo
os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de
cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el
que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”
(Jn. 13:12-17)

- El servicio no es una opción es una orden dada por aquel que en su vida nos
enseñó el ejemplo de la humildad y el amor hacia los demás.

III. Jesús vivió una vida consagrada a Dios:


a) Enseñaba la Palabra de Dios.
“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos,
y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en
el pueblo.” (Mt. 9:35)

- Jesús es un ejemplo de estudio de la Palabra de Dios y un claro ejemplo de


aplicación de la Palabra de Dios en su vida. Él compartía con todos la verdad de
Dios.

b) Mantenía comunión con su Padre:


“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar
desierto, y allí oraba.” (Mr. 1:35)

- Jesús no sólo se esforzaba en llevar una vida de oración sino que enseñaba y
motivaba a otros a orar. En Mt. 6:5-15 leemos: “Y cuando ores, no seas como los
hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de
las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a
tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en
público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que
por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque
vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por
todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”

c) Resistió el pecado con la Palabra de Dios.


“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios.”
(Mt. 4:4)

- ¿Podemos nosotros llevar una vida victoriosa como la de Jesús? Sí, pero
debemos crecer cada día en la oración y el estudio de la Escrituras.

Conclusión: Vivir en nuestra vida el evangelio de la vida santa de Jesús es imitar su


ejemplo de obediencia a Dios, es imitar su ejemplo de servicio a los demás, es imitar su
vida de consagración. Estamos llamados a imitar y vivir el evangelio de la vida de Jesús
en nuestras vidas.

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