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Durante la vida de Jesús, sus pablaras eran atestiguadas por la premisa: “De cierto, de
cierto os digo” que como dicho coloquial judío significa que no cabe la menor duda de
que lo que dice es la pura verdad, algo que ningún rabino osaría en decir hoy porque
eso sería poner sus palabras en la misma altura que la Palabra de Dios.
En una ocasión cuando se le preguntó a Mahatma Gandhi como hizo para expulsar a los
ejércitos ingleses de la India, él mencionó que aplicó las enseñanzas de Jesús en el
sermón del monte. Cuando le preguntaron si era cristiano, él dijo que no pero que sí
admiraba a Jesús. Cuando le preguntaron por qué no se hacía cristiano él dijo: Porque
los cristianos tienen las enseñanzas de Jesús y no las cumplen.
Hermanos, a cuántas personas podemos llevar a Cristo tan sólo con nuestro testimonio.
El apóstol Pedro recomienda a las cristianas que no tienen un esposo creyente:
“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los
que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
considerando vuestra conducta casta y respetuosa.” (1 Pe. 3:1-2).
“Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío,
si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.”
(Mt. 26:39)
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la
cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” (1 Co. 11:3)
- El Apóstol nos recomienda a vivir santamente como Dios pues tenemos la ayuda
del Espíritu Santo ahora en nuestras vidas. Pero ¿Cuál es la voluntad de Dios para
cumplirla?
“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al
banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y
aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos
publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con
Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos:
¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto
Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id,
pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” (Mt. 9:9-13)
“Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea,
después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y
con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” (Hch. 10:37-38)
- La fuerza del Espíritu Santo impulsaba a Jesús a hacer bienes. ¿Lo impulsa a
usted?
- Amados hermanos, debemos ayudar también a los de afuera de la iglesia para que
reflejemos la luz de Cristo. En Fil. 2:14-15 “Haced todo sin murmuraciones y
contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en
medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis
como luminares en el mundo”.
- El servicio no es una opción es una orden dada por aquel que en su vida nos
enseñó el ejemplo de la humildad y el amor hacia los demás.
- Jesús no sólo se esforzaba en llevar una vida de oración sino que enseñaba y
motivaba a otros a orar. En Mt. 6:5-15 leemos: “Y cuando ores, no seas como los
hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de
las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a
tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en
público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que
por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque
vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea
tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por
todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os
perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
- ¿Podemos nosotros llevar una vida victoriosa como la de Jesús? Sí, pero
debemos crecer cada día en la oración y el estudio de la Escrituras.