EL EQUILIBRIO DE FASES: UNA HERRAMIENTA DE CARÁCTER VALIOSO
EN EL DISEÑO ÓPTIMO DE PROCESOS INDUSTRIALES
En el desarrollo y funcionamiento de cualquier industria se busca con gran
vehemencia el alcance de valiosos resultados que cumplan con los estándares y exigencias impuestas por la sociedad y el mercado actual. El logro de lo citado a priori, no resulta una tarea sencilla, si no que conlleva a profundos y significativos esfuerzos aplicados a un plan de acción eficaz encaminado a conquistar las metas establecidas. Atendiendo la relevancia que enmarca un competente y oportuno plan de acción, se han propuesto muchas alternativas e ideas, quizás unas mas atinadas que otras, pero todas con un fin unánime: sacar adelante cualquier industria conduciéndola por senderos placenteros y triunfantes.
Ahora bien, cualquier persona que se encuentre en medio de este campo
empresarial e industrial, o que se esté preparando para entrar en él, debe conocer de forma minuciosa y detallada estos tópicos como herramientas básicas en el pleno cumplimiento de su labor y formación como tal. En base a la anterior premisa, resulta de gran relevancia abordar uno de los quehaceres, en el que diversas industrias han focalizado su atención; se trata de la obra maestra del desempeño ingenieril: el diseño. En este importante proceso, se pretenden especificar soluciones a necesidades y problemas que se hagan presentes en el trabajo abordado. El enfoque de este escrito, nos transporta de manera rápida al diseño de procesos de la industria química, permitiéndonos aterrizar sobre temáticas consideradas como eje fundamental para la cabal consecución de este tipo de diseño. Es precisamente, en este punto del escrito donde se enmarca el equilibrio de fases ocupando un lugar privilegiado, debido a que el diseño de equipos de separación está basado en gran medida en la distribución de equilibrio de las fases presentes. Resaltando el hecho que una gran parte de las operaciones unitarias en la industria química involucran la separación de una mezcla de varias sustancias en una corriente que sale o entra al proceso específico, que son las famosas operaciones de transferencia de masa; donde, las más comunes en ingeniería química son absorción de gases, destilación, extracción líquido-líquido y lixiviación, entre otras. Además, debemos destacar que más del 70% de los gastos de operación de la mayoría de las plantas químicas, constan de equipos destinados a la purificación y separación, equipos que como fue mencionado, son diseñados en base a su equilibrio de fases.
Todas las acepciones citadas anteriormente, nos llevan a deducir de manera
atinada que el estudio y un vasto conocimiento del equilibrio de fases juegan un papel de gran valor a la hora de colocarnos en la tarea de diseñar plantas o equipos que atañen al campo ingenieril, y más específicamente a la ingeniería química. Esta deducción, la podemos comprender desde la misma definición de este concepto, la cual nos dice: cuando dos fases están en equilibrio, el estado del sistema es determinado cuando se especifica una de dichas propiedades; donde, una completa y clara apropiación del estado del sistema, de sus propiedades, conlleva a un mejor diseño guiado por las características, condiciones y funcionamiento real del proceso.
En esta parte del escrito, llegamos a un caso particular presentado en el diseño:
el diseño crítico, en el cual minúsculos errores en las propiedades fisicoquímicas pueden resultar nefastos. Como una situación practica, podemos considerar el diseño de una torre de destilación, donde al requerir una estimada pureza, el número de platos calculados varía de manera radical tras un incremento mínimo de la misma, dependiendo en gran medida de la volatilidad presentada por las sustancias que se desean separar. Entonces, si realizamos cálculos o estimaciones alejadas de la realidad fácilmente se apreciaran demarcadas consecuencias en el resultado final. Así como este ejemplo, existen muchos más, que nos hacen pensar en la relevancia que impregna el hecho de conocer con exactitud las propiedades termodinámicas y el estado del sistema con el cual trabajamos; en pocas palabras, la relevancia de ser hábil al escoger el tipo de método más pertinente para cada objetivo y aplicación propuesta. Ahora bien, para lograr tal fin el ingeniero debe estar profundamente familiarizado con todas las herramientas y métodos que lo hacen posible. Conocer las propiedades y los principios básicos en los que se rigen cualquier proceso, cómo se comportan y varían estas propiedades dependiendo de las condiciones y del estado en que este se lleve a cabo. Es decir, el ingeniero necesita adquirir un cimiento teórico sólido que le permita entender con claridad cómo funciona realmente el proceso y el conjunto de equipos que constituyen la planta que maneja, complementado claro está con la práctica y experiencia adquirida. El punto es que el ingeniero no puede entrar a dirigir, mejorar, innovar, y mucho menos diseñar un proceso que no conoce a cabalidad. Necesita estar a tono con las características de los componentes involucrados en su proceso y del estado termodinámico del mismo, teniendo como una herramienta fundamental el equilibrio de fases; siendo este un tópico de gran valor en un curso de fisicoquímica, y una temática de carácter imprescindible para un ingeniero químico que busque el alcance de diseños eficaces y óptimos. Es claro, que sin un saber apropiado de la labor desempeñada no podremos mejorarla ni optimizarla. Pues bien, la base que obtenemos por medio del equilibrio de fases da cabida como fue mencionado anteriormente a conocer el estado del sistema y hacer posible el diseño de equipos. Asimismo, esta trascendental temática deja abierta una amplia e interesante puerta: la optimización. Que sin lugar a dudas es un concepto que hace parte de la misión y la visión de muchas industrias que desean seguir siendo competitivas y ostentar un puesto de valor en el complejo y difícil mercado, en el que a diario prevalecen crecientes y significativos cambios, haciendo necesaria la búsqueda incesante de métodos y técnicas que le permitan estar a la altura de estos notables acontecimientos. En síntesis, el diseño, reconocido como la obra maestra de la ingeniería, debe ir encaminado con firmeza hacia la optimización de los procesos, hacia la innovación y la implementación de ideas viables que de una u otra forma aporten soluciones factibles a las necesidades y a la problemática social por la que atraviesa el mundo actual. El ingeniero químico tiene grandes e innumerables retos que debe enfrentar, y tener claro que en su transitar ingenieril nunca puede dejar de lado herramientas que lo guíen con firmeza hacia la consecución cabal de sus objetivos: el diseño eficaz y óptimo de procesos industriales, basado en el equilibrio de fases.