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ARCOS ESTAICAMENTE DETERMINADO

I. INTRODUCCIÓN: FUNDAMENTOS FÍSICOS


El propósito de esta exposición es establecer los fundamentos del sistema constructivo
medieval desde los conocimientos actuales. Para ello nos vamos a centrar en un elemento
del mayor interés como es el arco, y de su aplicación en la edificación y en la construcción.

A lo largo de la Edad Media se construyen arcos en los que es posible advertir una
evolución de su tipología. Sin que se tuviera una base científica que lo justificara, por
experiencia e intuición, los constructores se aproximan a formas de mayor calidad
estática. Para realizar el análisis cualitativo de la resistencia y estabilidad de los arcos,
vamos a introducir previamente las características físicas del hilo sometido a fuerzas
externas, y posteriormente justificar, por analogía, el comportamiento del sistema
constructivo.

Se ha pretendido prescindir del formulismo físico-matemático que los lectores interesados


pueden encontrar en los libros de Estática citados en la bibliografía. Sin embargo,
consideramos que el rigor científico nos obliga a introducir, aunque simplificadamente, los
principios básicos que justifican las conclusiones.

DEFINCION.-
El arco es una estructura que podemos definir como aquella que es capaz de resistir cargas
verticales en la medida en que desarrolla reacciones horizontales en los apoyos, dirigidas hacia su
centro. Esta caracterica hace de los arcos estructuras muy resistentes, pues los momentos
internos generados por las cargas externas son inferiores, debido a la acción de la componenete
horizontal, a aquellos que se presentarían en una viga de la misma luz e igual carga. Debe tenerse
en cuenta, además, que los arcos, al transmitir las cargas a los apoyos, generan grandes fuerzas de
compresión a lo largo de su eje.
1.1. Estática del hilo

Se denomina hilo a un sistema longitudinal, continuo y deformable, cuyos elementos


pueden orientarse por la acción de las fuerzas. Posee las propiedades de flexibilidad (no
presenta resistencia a la flexión) e inelasticidad (su longitud permanece inalterable).

Las condiciones de equilibrio de un sólido libre requieren que la resultante vectorial de las
fuerzas que actúan sobre él sea nula, y que el momento resultante sea también nulo; si está
inicialmente en reposo, ni se desplaza, ni gira.

Al aplicar estas condiciones al hilo, se debe cumplir que, para cualquier elemento
considerado, la fuerza que actúa a través de una sección sea tangencial al hilo. A esta
fuerza transmitida por el hilo se denomina tensión y actúa a tracción: hacia afuera.
Denominamos funicular a la línea geométrica que representa a un hilo en equilibrio
sometido a fuerzas externas y con determinadas condiciones de apoyo (fig. 1). En cada
punto del hilo podemos descomponer la tensión, de dirección tangencial, en sus dos
componentes horizontal y vertical:

T=H+V
Figura 1.- Fuerzas transmitidas por un hilo en equilibrio.

Por la condición de flexibilidad, si el hilo está sometido a fuerzas de dirección constante,


por ejemplo el peso vertical, la curva de equilibrio es plana; otras acciones
perpendiculares al plano deformarían la curva. Por medio de las ecuaciones de la estática
es posible demostrar que la componente horizontal de la tensión tiene el mismo valor en
todos los puntos del hilo. Si consideramos dos puntos P1 y P2, en los cuales la tensión
vale T1 y T2respectivamente, se cumple que H1 = H2 y V1 # V2 (fig. 2). Además, por ser el
peso una fuerza conservativa, es la misma la diferencia de la tensión entre dos puntos
cualesquiera con el mismo desnivel.

Si el hilo, fijo en sus extremos, únicamente está sometido a su propio peso la figura
geométrica que forma es la catenaria. El valor de la tensión es máximo en los puntos de
máxima pendiente, en los extremos, y, puesto que la componente horizontal es constante, la
que se incrementa con la altura es la componente vertical de la tensión. Conocidos la
longitud y peso del hilo, y las posiciones de los puntos de apoyo, es posible calcular la
tensión en cada punto, y la luz y flecha de la curva de equilibrio.

1.2. Arcos resistentes a compresión

Los arcos formados por dovelas pétreas, o de ladrillos, trabajan a compresión. Las
condiciones de estática de estos sistemas materiales son las mismas que las del hilo salvo
el sentido de la tensión de cada elemento: compresión frente a tracción. En los arcos, las
fuerzas también se transmiten tangencialmente a la curva de equilibrio; si consideramos
uno de los elementos, el sentido de la acción, ejercida sobre él por los elementos laterales,
es hacia adentro. Por tanto, si el hilo adopta una cierta configuración de equilibrio bajo la
acción de un conjunto de fuerzas externas, esa misma configuración invertida la adopta el
sistema material, si se somete al mismo conjunto de fuerzas cambiadas de sentido. A la
curva de equilibrio generada se le denomina antifunicular. Así, el arco homogéneo
permanecerá en equilibrio sometido a su peso o a cargas uniformes, con forma de
catenaria o parábola, respectivamente, pero de concavidad invertida.

Puede parecer sorprendente que una estructura rígida y un hilo flexible tengan
comportamientos que respondan al mismo modelo. Ello es debido, insistimos, a la
analogía de la acción de las fuerzas sobre cualquiera de los fragmentos en equilibrio, en
que mentalmente podemos descomponer tanto el hilo como el arco pétreo, y su
transmisión a los elementos adyacentes.

Si la línea teórica de equilibrio está comprendida en el perfil real del arco, este es estable.
Por el contrario, si la forma geométrica del arco y la curva funicular no coinciden, es
preciso para que el conjunto esté en equilibrio que, al menos, esta se encuentre incluida en
el área de materia resistente del paramento que, en su caso, contenga al arco. En
consecuencia es posible prever el comportamiento de estructuras constructivas (incluso
perfiles de cubiertas y bóvedas) mediante sistemas a escala de hilos, en que las cargas se
simulan colgando pesas proporcionales. En el siglo XX, Gaudí proyectó los perfiles
neogóticos de la Sagrada Familia basándose en maquetas de hilo.

1.3. Falsos y verdaderos arcos

Es conveniente distinguir las características de elementos constructivos que pueden


adoptar formas y ejercer funciones de arcos pero que responden a fundamentos
mecánicos distintos a los enunciados.

Un modo simple de lograr falsos arcos de descarga es la colocación en V invertida de dos


grandes losas, apoyándose mutuamente por el vértice superior, sobre las que, en
ocasiones, puede superponerse horizontalmente una tercera losa (sistema análogo al
juego de construcción de celosías con naipes). Impedido el deslizamiento en la base, la
tendencia de vuelco de las losas inclinadas es anulada por el efecto antirrotante del
momento de las reacciones del apoyo superior. Las fuerzas debidas a los pesos de los
materiales que soportan se transmiten a lo largo de las losas137 (fig. 3). Desde el punto de
vista mecánico este sistema es mixto entre el voladizo y el comportamiento de dovelas de
los arcos verdaderos; obsérvese que por su geometría triangular es más estable ante
solicitudes laterales que el pórtico adintelado.

Los falsos arcos en voladizo están formados por un doble sistema de hiladas horizontales,
separados en la base, tal que los bloques externos de cada hilada sobresalen respecto de
las que le sirven de apoyo, por lo que progresivamente ambos lados se aproximan hasta
cerrar en el vértice. La condición estética viene determinada por que ningún bloque
extremo pueda provocar el vuelco, al girar bajo la acción de la fuerza vertical debida al
propio peso y al que sustenta (fig. 4). Por la disposición en voladizo de los bloques, el
centro de gravedad del conjunto tiende a desplazarse de forma que su proyección no corte
a la base de sustentación, lo que genera inestabilidad y limita la posibilidad de salvar
grandes luces.
Figura 4-Condiciones de equilibrio en el falso arco.
Figura 5 -Acciones transmitidas sobre la dovela del arco.

Los arcos verdaderos están formados por bloques en cuña truncada, dovelas, orientados
perpendicularmente a los esfuerzos de compresión que se transmiten por contacto a través
de la estructura, por lo que tienden a adoptar la forma de antifunicular (fig. 5). El ideal del
constructor es aproximarse empíricamente a estas líneas geométricas de modo que se logre
que la compresión entre dovelas adyacentes quede centrada uniformemente en el ancho de
las juntas. Evidentemente los constructores medievales no poseían los fundamentos
científicos para obtener teóricamente las condiciones óptimas de resistencia, el
antifunicular, sin embargo, lograron soluciones más avanzadas que las empleadas por los
romanos con el arco de medio punto.

II. TIPOLOGÍA DE ARCOS Y PUENTES MEDIEVALES. ANÁLISIS


DE ESTABILIDAD

II.1. El arco de medio punto

Durante la Alta Edad Media se mantiene en Europa occidental el arco de medio punto y
bóveda de cañón como herencia romana y pervive en los edificios de estilo románico. Al
caer el Imperio se restringe la necesidad de comunicaciones y no es época de construcción
de grandes puentes, sino sólo de reparación de los existentes.

El arco de medio punto es un arco verdadero que no coincide con el antifunicular, por lo
que exento ofrece poca resistencia. La estabilidad de los arcos y puentes romanos se basa
en la masa resistente que constituye el material de relleno del cuerpo constructivo bajo la
plataforma. Así se logra que la línea resistente de transmisión de esfuerzos, aunque no
coincida con la semicircunferencia del arco, está comprendida en el plano material
formado por el paramento (fig. 6). Si existen huecos de aligeramiento en el tímpano, están
siempre fuera de la línea resistente. Obsérvese que la elogiada durabilidad de los puentes
romanos no está basada en la calidad estática del perfil de los arcos.

Figura 6-Funicular y arco de medio punto.

Tanto en el arco principal como los de aligeramiento, la altura y semi-luz vienen


determinados por los respectivos radios por lo que es necesario emplear las dovelas de
dimensiones y curvatura apropiadas a cada arco.

Los apoyos de los arranques del arco están sustentados sobre pilaren verticales que, para
la estabilidad del conjunto, precisan de amplias secciones capaces de soportar el empuje
de grandes masas. La anchura del pilar, en los puentes romanos, es del orden de un medio
o un tercio de la luz del arco lo que produce, en caso de avenidas, problemas hidráulicos
de desagüe, por reducción efectiva del cauce.

Precisamente los gruesos pilares permiten absorber los esfuerzos horizontales no


compensados durante la fase de construcción de cada uno de los arcos139. De este modo,
cada arco se comporta como una unidad independiente, estable en sí mismo, lo que
permite la construcción sucesiva: sólo es necesaria una única cimbra que se utiliza
repetida y progresivamente. Se llama cimbra al armazón provisional, de madera, sobre la
que descarga el arco durante la fase de construcción hasta que se cierra la clave y el arco
alcanza el equilibrio interno definitivo (o se derrumba).

En general los puentes romanos son de rasante horizontal -con rampas de acceso, si fueran
precisas- parapetos resaltados, amplitud del carril de circulación, robustos tajamares
contracorriente y contrafuertes aguas-abajo para evitar la erosión por turbulencias.

II.2. Arco ojival

A partir del siglo XI el desarrollo de las ciudades, con la consiguiente expansión


comercial, y las peregrinaciones, generan la necesidad de vías de comunicación lo que
condujo a la construcción de nuevos puentes, en paralelo con la de catedrales góticas. El
modelo que se adopta es el arco ojival, tal vez importado por los cruzados.

Geométricamente, la ojiva se compone de dos arcos simétricos correspondientes a


circunferencias de igual radio y distintos centros, que dan lugar a un vértice en la
intersección. La ventaja constructiva de la ojiva es que permite trazar huecos de la misma
altura para distintas luz de base, simplemente aproximando los centros de los arcos de
circunferencia, sin modificar el radio. Esta posibilidad se aprovecha estéticamente en los
ventanales de las catedrales góticas y contribuye a su difusión. Además permite emplear un
único tipo de dovela en un conjunto de arcos, aún con geometría diferente, lo que
representa una economía de esfuerzo para los canteros que unifican la producción.
Posteriormente, para suavizar el quiebro en la zona de la clave, se introduce un tercer
arco, de menor radio, con centro en el eje de simetría.

El arco ojival y el de tres centros tienden al antifunicular por lo que mejoran la calidad
estática. Además, su gran ventaja sobre el de medio punto es que permite, para una luz
determinada establecer la flecha conveniente tal que, en el caso de puentes, los apoyos
arranquen desde bases firmes.

La similitud geométrica entre el arco ojival y el antifunicular ha permitido en las


catedrales góticas prescindir de muros resistentes y sustituirlos por vidrieras, sin que sea
afectada la estabilidad del conjunto; la transmisión de esfuerzos se realiza directamente
por el arco sin necesidad de materia anexa que garantice el equilibrio. La estructura arco-
pilar, reforzado con estribos, elimina en gran medida al muro como elemento de descarga,
reduciéndolo a simple cerramiento, y generando amplios vanos. En este sentido, podemos
afirmar que la caracterización de todo un período histórico, en los aspectos
arquitectónicos pero también espiritual y social, es consecuencia de la aplicación de los
principios de la Estática.

Es interesante contrastar cómo en ruinas góticas es posible observar los arcos ojivales
completos, aun cuando falten la techumbre y otros elementos de la estructura, y sin
embargo es infrecuente la misma observación de arcos de medio punto en restos
renacentistas, de los que únicamente permanecen los arranques.

Aunque no existen criterios constructivos uniformes en los puentes medievales ojivales


podemos indicar algunas características frecuentes:

• Suelen presentar plataforma con pendientes «en lomo de asno» que les da esbeltez frente
a la robustez de los puentes romanos. La estética y la estática se conjugan.

• La curvatura del arco se inicia desde la misma base de apoyo.

• El carril de circulación, y consiguientemente el intradós, es relativamente estrecho.

• Si es posible, se tiende a construir puentes de un solo ojo con arranques sobre terreno
firme fuera del cauce, para lo que se eligen emplazamientos de poca anchura del río.

• En general, en los de varios ojos, los tajamares reducen su volumen hasta formar un
simple espolón adosado a la pila, la cual tampoco precisa amplia sección.

• En ocasiones se construyen puentes asimétricos con el fin que la pila central cimente
sobre rocas, aunque ello implique que las cargas no estén horizontalmente equilibradas.
En tales casos, se les suele incorporar una torre defensiva que como veremos
posteriormente cumple funciones estabilizadoras de la estructura.

• Los materiales constructivos son de diversa calidad desde sillares con labra, en las
proximidades de ciudades, hasta, más habitualmente, sillares de pobre factura y sillarejos,
sin resaltes en los parapetos, ni ornamentación alguna.

El análisis de estética establece que el arco ojival transmite las tensiones en dirección
aproximadamente tangencial, por lo que la inclinación del arranque indica el valor de la
componente horizontal de apoyo. En puentes de un solo ojo la acción se transmite al
terreno firme que la neutraliza y se logra la estabilidad (fig. 7).

Si existen varios ojos, las acciones sobre la pila común de arcos adyacentes iguales se
neutralizan horizontalmente; el peligro mayor de derrumbe se presenta durante el período
de obras si se producen desequilibrios, lo que obliga a que los dos arcos, y en
consecuencia todos, se construyan simultáneamente o, al menos, se mantengan todos
cimbrados hasta el final. Esto, a su vez, produce una complicación económica y de
organización.

Figura 7. Arco en acequia en Aroche.

En pares de arcos adyacentes asimétricos es frecuente observar la existencia de un torreón


defensivo o de peaje. La introducción de este elemento tiene una justificación física: en arcos
asimétricos las componentes horizontales de los esfuerzos transmitidos no se anulan. En
consecuencia, la resultante de las fuerzas que actúan sobre el pilar de sustentación es inclinada, lo
cual puede generar el derrumbamiento de este por desplazamiento lateral. La condición de
equilibrio del pilar requiere que la línea de acción de la resultante corte a la base; si cruza por la
superficie lateral e incide sobre tierra firme fuera de la sección de apoyo, el pilar tiende a volcar.
Para aproximar la dirección de la resultante a la vertical se añade el peso suplementario del
torreón, lo que afecta favorablemente a la estructura si se apoya en roca firme. La existencia del
torreón entre los arcos conduce, a su vez, a una base de sustentación más amplia por lo que la
recta directriz de la resultante, aunque levemente inclinada, corta a la sección ampliada de apoyo
dando lugar a un conjunto más estable, incluso sobre terrenos aluviales.

El comportamiento de los arcos y arbotantes de las catedrales es similar al expuesto,


donde el peso de los pináculos y contrafuertes ejercen la misma función estabilizadora que
la descrita en el torreón. Se hace innecesario el uso de tirantes en las bases de arcos y
bóvedas. (Los tirantes son utilizados, sin embargo, entre las paredes en que apoyan los
tejados a doble vertiente, para impedir que las componentes horizontales dirigidas hacia el
exterior abran el edificio. Por ejemplo, las vigas exentas que cruzan bajo el artesonado de
iglesias mudejares ejercen función de tirantes entre las paredes laterales.)

Podemos considerar que el comportamiento estático del arco ojival permite comprender la
estabilidad del sistema de bóvedas, e interpretar la estructura del edificio gótico como un
sistema mecánico unitario sometido a interacciones.

II.3. Otros tipos de arcos

A final de la Edad Media se inicia en las ciudades italianas la construcción de puentes de


distintos tipos, evolución de los anteriores. Estos se desarrollarán hasta principios del
siglo XVIII, en que se crean las primeras Escuelas de Ingenieros en Europa en las que se
elaboran estudios mecánicos rigurosos.

Los puentes segméntales están formados por arcos de circunferencias cuyo ángulo central
es de 90° lo que conduce a una figura más rebajada, de amplias luces, y con inclinación en
los apoyos muy marcada. Estéticamente produce condiciones de gran estabilidad. (El
ejemplo más difundido es el Ponte Vecchio de Florencia.) Obsérvese que aunque utiliza
secciones circulares, como el de medio punto, su comportamiento es distinto. En aquel, el
ángulo central es 180° y arranca vertical desde los pilares; en éste, se arranca
oblicuamente desde la misma pila.

Una variación del puente segmental de sección circular es el puente de arcos parabólico.
Tal vez su construcción fue inspirada por motivos estáticos, pero conceptualmente supuso
un nuevo avance al aproximar el arco al antifunicular.

No tenemos conocimiento de grandes puentes colgantes medievales en Europa, pero las


informaciones de los misioneros jesuítas en China y Japón, a partir del siglo XVI, los
describen. Es previsible que en Occidente se utilizaran como pequeñas pasarelas
peatonales en zonas abruptas. El carácter perecedero de los materiales, madera y cuerdas
de cáñamo, impide que queden restos.
ESTILOS DE ARCOS ARQUITECTONICOS.-
-
COMPONENTES ESTRUCTURALES DE UN ARCO.-

Los arcos están conformados por las siguientes partes:

L= distancia (luz) entre apoyos.

C= la clave del arco, definida como “la piedra con que se cierra el arco o la bóveda”. Es el punto
mas alto del arco.

F= flecha, llamada también en geometría la sagita del arco. Línea recta entre la clave y la cuerda
del arco.

= relacion conocida como el rebajamiento del arcto. Varia entre 1/5 y 1/7.

La línea curva que uno los centroides de todas las secciones de un arco se llama directriz. De
acuerdo con su forma, se tiene arcos en catenaria (sección constante y apropiada para soportar
peso propio, arcos para bolicos (ideal para carga uniformemente repartida) y eventualemente
circulares.
EJEMPLO 1.-

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