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A lo largo de la Edad Media se construyen arcos en los que es posible advertir una
evolución de su tipología. Sin que se tuviera una base científica que lo justificara, por
experiencia e intuición, los constructores se aproximan a formas de mayor calidad
estática. Para realizar el análisis cualitativo de la resistencia y estabilidad de los arcos,
vamos a introducir previamente las características físicas del hilo sometido a fuerzas
externas, y posteriormente justificar, por analogía, el comportamiento del sistema
constructivo.
DEFINCION.-
El arco es una estructura que podemos definir como aquella que es capaz de resistir cargas
verticales en la medida en que desarrolla reacciones horizontales en los apoyos, dirigidas hacia su
centro. Esta caracterica hace de los arcos estructuras muy resistentes, pues los momentos
internos generados por las cargas externas son inferiores, debido a la acción de la componenete
horizontal, a aquellos que se presentarían en una viga de la misma luz e igual carga. Debe tenerse
en cuenta, además, que los arcos, al transmitir las cargas a los apoyos, generan grandes fuerzas de
compresión a lo largo de su eje.
1.1. Estática del hilo
Las condiciones de equilibrio de un sólido libre requieren que la resultante vectorial de las
fuerzas que actúan sobre él sea nula, y que el momento resultante sea también nulo; si está
inicialmente en reposo, ni se desplaza, ni gira.
Al aplicar estas condiciones al hilo, se debe cumplir que, para cualquier elemento
considerado, la fuerza que actúa a través de una sección sea tangencial al hilo. A esta
fuerza transmitida por el hilo se denomina tensión y actúa a tracción: hacia afuera.
Denominamos funicular a la línea geométrica que representa a un hilo en equilibrio
sometido a fuerzas externas y con determinadas condiciones de apoyo (fig. 1). En cada
punto del hilo podemos descomponer la tensión, de dirección tangencial, en sus dos
componentes horizontal y vertical:
T=H+V
Figura 1.- Fuerzas transmitidas por un hilo en equilibrio.
Si el hilo, fijo en sus extremos, únicamente está sometido a su propio peso la figura
geométrica que forma es la catenaria. El valor de la tensión es máximo en los puntos de
máxima pendiente, en los extremos, y, puesto que la componente horizontal es constante, la
que se incrementa con la altura es la componente vertical de la tensión. Conocidos la
longitud y peso del hilo, y las posiciones de los puntos de apoyo, es posible calcular la
tensión en cada punto, y la luz y flecha de la curva de equilibrio.
Los arcos formados por dovelas pétreas, o de ladrillos, trabajan a compresión. Las
condiciones de estática de estos sistemas materiales son las mismas que las del hilo salvo
el sentido de la tensión de cada elemento: compresión frente a tracción. En los arcos, las
fuerzas también se transmiten tangencialmente a la curva de equilibrio; si consideramos
uno de los elementos, el sentido de la acción, ejercida sobre él por los elementos laterales,
es hacia adentro. Por tanto, si el hilo adopta una cierta configuración de equilibrio bajo la
acción de un conjunto de fuerzas externas, esa misma configuración invertida la adopta el
sistema material, si se somete al mismo conjunto de fuerzas cambiadas de sentido. A la
curva de equilibrio generada se le denomina antifunicular. Así, el arco homogéneo
permanecerá en equilibrio sometido a su peso o a cargas uniformes, con forma de
catenaria o parábola, respectivamente, pero de concavidad invertida.
Puede parecer sorprendente que una estructura rígida y un hilo flexible tengan
comportamientos que respondan al mismo modelo. Ello es debido, insistimos, a la
analogía de la acción de las fuerzas sobre cualquiera de los fragmentos en equilibrio, en
que mentalmente podemos descomponer tanto el hilo como el arco pétreo, y su
transmisión a los elementos adyacentes.
Si la línea teórica de equilibrio está comprendida en el perfil real del arco, este es estable.
Por el contrario, si la forma geométrica del arco y la curva funicular no coinciden, es
preciso para que el conjunto esté en equilibrio que, al menos, esta se encuentre incluida en
el área de materia resistente del paramento que, en su caso, contenga al arco. En
consecuencia es posible prever el comportamiento de estructuras constructivas (incluso
perfiles de cubiertas y bóvedas) mediante sistemas a escala de hilos, en que las cargas se
simulan colgando pesas proporcionales. En el siglo XX, Gaudí proyectó los perfiles
neogóticos de la Sagrada Familia basándose en maquetas de hilo.
Los falsos arcos en voladizo están formados por un doble sistema de hiladas horizontales,
separados en la base, tal que los bloques externos de cada hilada sobresalen respecto de
las que le sirven de apoyo, por lo que progresivamente ambos lados se aproximan hasta
cerrar en el vértice. La condición estética viene determinada por que ningún bloque
extremo pueda provocar el vuelco, al girar bajo la acción de la fuerza vertical debida al
propio peso y al que sustenta (fig. 4). Por la disposición en voladizo de los bloques, el
centro de gravedad del conjunto tiende a desplazarse de forma que su proyección no corte
a la base de sustentación, lo que genera inestabilidad y limita la posibilidad de salvar
grandes luces.
Figura 4-Condiciones de equilibrio en el falso arco.
Figura 5 -Acciones transmitidas sobre la dovela del arco.
Los arcos verdaderos están formados por bloques en cuña truncada, dovelas, orientados
perpendicularmente a los esfuerzos de compresión que se transmiten por contacto a través
de la estructura, por lo que tienden a adoptar la forma de antifunicular (fig. 5). El ideal del
constructor es aproximarse empíricamente a estas líneas geométricas de modo que se logre
que la compresión entre dovelas adyacentes quede centrada uniformemente en el ancho de
las juntas. Evidentemente los constructores medievales no poseían los fundamentos
científicos para obtener teóricamente las condiciones óptimas de resistencia, el
antifunicular, sin embargo, lograron soluciones más avanzadas que las empleadas por los
romanos con el arco de medio punto.
Durante la Alta Edad Media se mantiene en Europa occidental el arco de medio punto y
bóveda de cañón como herencia romana y pervive en los edificios de estilo románico. Al
caer el Imperio se restringe la necesidad de comunicaciones y no es época de construcción
de grandes puentes, sino sólo de reparación de los existentes.
El arco de medio punto es un arco verdadero que no coincide con el antifunicular, por lo
que exento ofrece poca resistencia. La estabilidad de los arcos y puentes romanos se basa
en la masa resistente que constituye el material de relleno del cuerpo constructivo bajo la
plataforma. Así se logra que la línea resistente de transmisión de esfuerzos, aunque no
coincida con la semicircunferencia del arco, está comprendida en el plano material
formado por el paramento (fig. 6). Si existen huecos de aligeramiento en el tímpano, están
siempre fuera de la línea resistente. Obsérvese que la elogiada durabilidad de los puentes
romanos no está basada en la calidad estática del perfil de los arcos.
Los apoyos de los arranques del arco están sustentados sobre pilaren verticales que, para
la estabilidad del conjunto, precisan de amplias secciones capaces de soportar el empuje
de grandes masas. La anchura del pilar, en los puentes romanos, es del orden de un medio
o un tercio de la luz del arco lo que produce, en caso de avenidas, problemas hidráulicos
de desagüe, por reducción efectiva del cauce.
En general los puentes romanos son de rasante horizontal -con rampas de acceso, si fueran
precisas- parapetos resaltados, amplitud del carril de circulación, robustos tajamares
contracorriente y contrafuertes aguas-abajo para evitar la erosión por turbulencias.
El arco ojival y el de tres centros tienden al antifunicular por lo que mejoran la calidad
estática. Además, su gran ventaja sobre el de medio punto es que permite, para una luz
determinada establecer la flecha conveniente tal que, en el caso de puentes, los apoyos
arranquen desde bases firmes.
Es interesante contrastar cómo en ruinas góticas es posible observar los arcos ojivales
completos, aun cuando falten la techumbre y otros elementos de la estructura, y sin
embargo es infrecuente la misma observación de arcos de medio punto en restos
renacentistas, de los que únicamente permanecen los arranques.
• Suelen presentar plataforma con pendientes «en lomo de asno» que les da esbeltez frente
a la robustez de los puentes romanos. La estética y la estática se conjugan.
• Si es posible, se tiende a construir puentes de un solo ojo con arranques sobre terreno
firme fuera del cauce, para lo que se eligen emplazamientos de poca anchura del río.
• En general, en los de varios ojos, los tajamares reducen su volumen hasta formar un
simple espolón adosado a la pila, la cual tampoco precisa amplia sección.
• En ocasiones se construyen puentes asimétricos con el fin que la pila central cimente
sobre rocas, aunque ello implique que las cargas no estén horizontalmente equilibradas.
En tales casos, se les suele incorporar una torre defensiva que como veremos
posteriormente cumple funciones estabilizadoras de la estructura.
• Los materiales constructivos son de diversa calidad desde sillares con labra, en las
proximidades de ciudades, hasta, más habitualmente, sillares de pobre factura y sillarejos,
sin resaltes en los parapetos, ni ornamentación alguna.
El análisis de estética establece que el arco ojival transmite las tensiones en dirección
aproximadamente tangencial, por lo que la inclinación del arranque indica el valor de la
componente horizontal de apoyo. En puentes de un solo ojo la acción se transmite al
terreno firme que la neutraliza y se logra la estabilidad (fig. 7).
Si existen varios ojos, las acciones sobre la pila común de arcos adyacentes iguales se
neutralizan horizontalmente; el peligro mayor de derrumbe se presenta durante el período
de obras si se producen desequilibrios, lo que obliga a que los dos arcos, y en
consecuencia todos, se construyan simultáneamente o, al menos, se mantengan todos
cimbrados hasta el final. Esto, a su vez, produce una complicación económica y de
organización.
Podemos considerar que el comportamiento estático del arco ojival permite comprender la
estabilidad del sistema de bóvedas, e interpretar la estructura del edificio gótico como un
sistema mecánico unitario sometido a interacciones.
Los puentes segméntales están formados por arcos de circunferencias cuyo ángulo central
es de 90° lo que conduce a una figura más rebajada, de amplias luces, y con inclinación en
los apoyos muy marcada. Estéticamente produce condiciones de gran estabilidad. (El
ejemplo más difundido es el Ponte Vecchio de Florencia.) Obsérvese que aunque utiliza
secciones circulares, como el de medio punto, su comportamiento es distinto. En aquel, el
ángulo central es 180° y arranca vertical desde los pilares; en éste, se arranca
oblicuamente desde la misma pila.
Una variación del puente segmental de sección circular es el puente de arcos parabólico.
Tal vez su construcción fue inspirada por motivos estáticos, pero conceptualmente supuso
un nuevo avance al aproximar el arco al antifunicular.
C= la clave del arco, definida como “la piedra con que se cierra el arco o la bóveda”. Es el punto
mas alto del arco.
F= flecha, llamada también en geometría la sagita del arco. Línea recta entre la clave y la cuerda
del arco.
= relacion conocida como el rebajamiento del arcto. Varia entre 1/5 y 1/7.
La línea curva que uno los centroides de todas las secciones de un arco se llama directriz. De
acuerdo con su forma, se tiene arcos en catenaria (sección constante y apropiada para soportar
peso propio, arcos para bolicos (ideal para carga uniformemente repartida) y eventualemente
circulares.
EJEMPLO 1.-