You are on page 1of 6
EL FIN DE ANALISIS* Michel Balint Los criterios de fin de anztisis se pueden clasificar bajo varias ribricas diferentes. Yo elegi tres de ellas, no sélo porque me parecen importantes, sino sobre todo porque las he estudiado mejor que Jas otras. La primera nibrica es la de los “fines pulsionales”. Se entiende por ello una primacia geni- tal sélidamente establecida, la capacidad de experimentar una satisfaccién genital completa, en otros términos, la madurez genital. Quertia seftalar que entiendo por esto mas que la simple suma de todas Jas pulsiones sexuales parciales; desde mi punto de vista, la madurez. genital es una funcién nueva hacia el momento de la pubertad, probablemente como cl resultado de un “proceso natural”, tal como he intentado describirlo en “Eros y Afrodita”, EI segundo grupo de eriterios puede resumirse bajo el titulo “Relacién con lo objetos pulsio- nales”. He tratado este tema en un articulo reciente titulado E/ amor genitaf3. Lo esencial de mi tesis es que el amor genital no es de ninguna manera un proceso natural espontineo sino un artefacto resultado de la civilizacién (0 de la educacién)—, una mezcla compleja de satisfaccién genital y de ternura pregenital; en el plano psiquico se expresa por medio de una identificacién genital con el obje- to, basada en una prueba de realidad rigurosa, y tiene por fin el de transformar un objeto indiferente © incluso reticente en un partenaire genital amante y cooperante El tetcer grupo de criterios puede ser resumido bajo el titulo “La estructura del Yo". El Yo debe sor lo bastante fuerte para hacer frente a las tensiones provocadas, entre otras cosas, px + a) el empleo de métodos aloplasticos en Ingar de métodos autoplésticos para afrontar la realidad; b) el brusco aumento de la excitacion antes y durante el orgasmo; c) el mantenimiento de la identificacién genital con el partenaire incluso durante los periodos de insatisfaccién temporal, ete.. Manifiestamente, Ta base comin de todas estas funciones es una apreciacién segura de la realidad, que permita al indivi- duo mantener un contacto constante con esta, incluso en un estado de tensién. Sé perfectamente que todo esto es bien conocido. Del mismo modo sabemos bien que som cri- terios bastante perfeccionistas, a los que nadie puede satisfacer enteramente. Un eritieo escéptico ten- dria derecho a preguntar al respecto: Teniendo en cuenta todos estos eriterios, ,qué margen de des- viaciGn deberia estar permitido en relacién a estas normas establecidas antes de terminar un andlisis? Como no es fc responder @ esta pregunta, propongo intentar otro modo de acceso. Tl Como el intento de establecer normas teéricas parece poco fecundo, vamos a abandonar la biis- queda de criterios externos e intentar describir lo que pasa de hecho en el plano clinico cuando un anilisis acaba. Intenté describir ese proceso que llamé “renuevo", en dos de mis articulost, Resumiendo, he aqui lo que pasa: progresivamente el paciente abandona su actitud desafiante con res- pecto al mundo de los objetos, especialmente con respecto a su analista; aparece una forma particu lar de relacién de objeto que se puede denominar amor objetal arcaico, primitivo o pasivo; los rasgos principales del mismo son la espera incondicional de ser amado sin ninguna obligacién de dar algo a cambio, y de obtener, segura ¢ infaliblemente, la satisfaccién deseada, sin tener en cuenta los intere- ses del objeto; es necesario subrayar que estas satisfacciones exigidas con vehemencia no sobrepasan jamas el nivel del placer preliminar. Naturalmente estos deseos jamas pueden ser plenamente satisfe- chos en el cuadro de la situacién analitica, pero segin mi experiencia, deben ser totalmente com- prendidos y también satisfechos en gran parte, porque solamente si el analista logréd conducit con éxito a su paciente a través de todos estos obsticulos y precipicios, es que éste iltimo puede evolu- cionar, a partir del renuevo de ese amor objetal primitivo y pasivo, hacia un amor genital adulto, Paralelamente a este desarrollo, y en estrecha relacién con él, el paciente concede cada vez mas dere- chos a sus objetos, es decir que desarrolla su capacidad de experimentar la realidad teniendo en cuen- ta.a sus objetos, esforzindose asi en legar a un compromiso aceptable entre sus demandas y las de sus objetos. Cuando no es perturbaco el desarrollo de este proceso, una experiencia notablemente uniforme omina todo el ultimo periodo del tratamiento. El paciente tiene la impresién de pasar por una suer- te de renacimiento, de haber arribado al final de un sombrio tiinel, de volver a ver la luz después de un largo viaje, de haber recibido una vida nueva, experimenta un sentimiento de gran libertad, como si un pesado fardo hubiera caido de sus espaldas, etc... Es una experiencia profundamente conmove- Gora; la atmésfera general es la de un adiés definitivo a algo muy valioso, muy preciado —con todos los sentimientos inherentes de pesar y de duelo— pero este pesar sincero y profundamente sentido es suavizado por un sentimiento de seguridad, que halla su fuente en las posibilidades nuevamente adqui- ridas de un verdadero bienestar. Generalmente el paciente parte dichoso después de la Ultima sesién, pero con lagrimas en los ojos y, creo poder confesarlo, el analista se encuentra en un estado de énimo bastante similar. Es muy importante no dejarse engafiar por el simbolismo evidente de esta descripcién, aunque naturelmente permanezcamos conscientes de todas sus implicaciones al respecto. Pero pienso que el verdadero problema s mucho més profundo que la expresién simbélica, y el simbolismo no es mas que un lenguaje torpe para dar una traduccion poco sélida y bastante incompleta de este problema mas profundo. Ese problema més profundo que considero el nudo de nuestra discusién, puede formularse La direccién de la cura y los principios de su poder 87 {de varias maneras que se esfuerzan todas en comunicar el mismo contenido. Examinaré solamente dos de estas formulaciones, 1La primera plantea la pregunta: ;es la cura analitica un proceso “natural” o “artificial”? Dicho de otro modo, gla tarea del analista consiste solamente en levantar los obsticulos creados por los traumatismos individuales y sociales, después de lo cual los procesos “naturales” se encargarian de acura? a) Si la respuesta es afirmativa, debemos esperar encontrar siempre los mismos fendmenos en el curso de la fase terminal; ademas estos fendmenos serin probablemente expresados bajo una forma simbélica general, como por ejemplo el renunciamiento a una existencia intrauterina que, retrospec- tivamente, serd calificada a la vez de buena y de mala. ) Pero si la respuesta es negativa, debemnos esperar acontecimientos tremendamente variables enla fase terminal que dependerin, entre otras cosas, del grado de madurez general alcanzado, de los problemas que hayan sido tratados en titimo término, de la personalidad del analista, etc. Recurriendo a conceptos mis generales, otra formulacién podria plantear la pregunta: 1°, gLa salud es um estado natural de equilibrio? Dicho de otra manera, jexisten procesos en el psi- quismo que, si no son bloqueados y perturbados, orientarian el desarrollo hacia el equilibrio? 2°, ,0 bien la salud es el resultado de un feliz azar, un fenémeno raro o incluso improbable, por el hecho de que requiere condiciones tan numerosas y tan constrictivas que la probabilidad de cencontrarlas reunidas es infima? Los dos dilemas son fundamentalmente idénticos. Hay algunas otras formulaciones posibles pero podemos dejarlas de lado por ahora. Los analistas aiin no han acertado a dar una respuesta satis- factoria a estas preguntas. A grandes rasgos hay dos campos. Es interesante apuntar que aquellos que consideran Ja genitalidad madura como no siendo simplemente la suma fortuita de una mezcla dispar de pulsiones sexuales parciales sino una funcién en si, consideran igualmente a la salud como un equi- librio “natural” y el fin de una cura analitica como un proceso “natural”. El otro campo sostiene mas ‘© menos undnimemente que la salud, el fin de un analisis y a madurez genital resultan todas de un niimero tan grande de fuerzas, de tendencias y de influencias, que uno no tiene derecho @ postular la existencia de procesos dominantes “naturales”. Tm Es evidente que la respuesta a este importante dilema debe venir de Ia experiencia clinica, es decir del estudio de los andlisis verdaderamente terminados. Desgraciadamente el material disponible es muy reducido y poco convincente. Sin embargo vale la pena examinarlo. La primera fuente de informacién es mi propia experiencia, Ella no puede suministrar argumentos concluyentes porque: 2) tiene una coloracién subjetiva; y b) el mimero de mis casos ¢s demasiado escaso.

You might also like