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COLOMBIA: LA TIERRA DEL OLVIDO

En un país como Colombia, en donde su fauna, su flora, sus paisajes, playas y colores

hacen de su nombre uno de los destinos más paradisiacos, un país reconocido por su gente, sus

bailes, festividades y alegría, un país que, a simple vista seduce, en realidad es también un país

que posee dimensiones de grandes facetas: cautiva y destruye, olvida y mata.

Y es que poco a poco la historia nos muestra como la vivencia poblacional colombiana

ha sido todo un espectáculo, desde grandes victorias como el famoso y conmemorado marcador

(5-0) frente la selección argentina en el 93 hasta múltiples desastres y perdidas, manchadas de

luto e inocencia como la masacre de Bojayá, entre otros sucesos que hacen de nuestra

contemporaneidad el recuerdo del tiempo más oscuro.

Desde este punto, la historia que se conoce no siempre se encuentra visible a la luz de

las mayorías y si así lo fuese, diversidad de factores y características quedarían perdidas en las

palabras pues en realidad solo quien vivencia la desdicha puede contarla, pero sobretodo

sentirla con todas sus imágenes y consecuencias.

Desdichas tales como: abandono, enfermedad, pobreza y analfabetismo son el pan

de cada día en poblaciones como los Llanos Orientales, el Pacífico y La Guajira, habitantes

que han sido “olvidados de la mano de Dios”, un ‘’Dios’’ que en este caso ha sido elegido por

el hombre, por una mayoría democrática en busca de una mejoría en sus condiciones y calidad

de vida y la de sus descendencias, un gobierno que ha sido un personaje intermitente y en

muchos de los casos invisible a las poblaciones más lejanas, olvidadas por el tiempo, sus

compatriotas y sus mandatarios.

Estas regiones de Colombia se encuentran en crisis, no hace dos o tres años atrás, hace

más de un siglo tal como se muestra por medio de los múltiples y variados reportajes ilustrados
en el texto ‘’COLOMBIA AMARGA’’ en donde gracias a la ineficiencia del Estado y a la

corrupción que se respira, un Estado al que debería caérsele la cara de la vergüenza por

mantener territorios de este país en las condiciones de abandono equiparables a cualquiera de

las más miserables regiones africanas, generaciones han sido criadas en las bases de la

desdicha, pobreza y falta de oportunidades.

Muchos de estos lugares tienen dos componentes en común: la violencia circundante y

la riqueza en su territorio de “privilegiados del lugar”, en donde ‘’la ley del tener’’, aunque sea

en la miseria convierte las relaciones sociales en un cambio interminable de lucro económico

y no en bases de ayuda al prójimo.

De este modo es posible afirmar como lo que hace de Colombia un país impresentable

por crueldad, desigualdad, falta de infraestructuras, etc. en la comunidad internacional, en estas

zonas se multiplica por cuatro, sumándole a lo establecido anteriormente como todas las

manifestaciones de violencia de este país: guerrilla, paramilitares, bandas armadas, se

presentan en departamentos y territorios que para muchos son desconocidos e inexistentes.

Según el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) en su encuesta

de calidad de vida realizada de forma anual y continua a partir del año 2010, en tópicos de

educación para el año anterior ‘’el total nacional en 2017, en la edad para cursar educación

básica y media (5 a 16 años) la tasa de asistencia fue 93,5%, en tanto que en la edad para cursar

educación superior (17 a 24 años) la tasa de asistencia fue 38,5%. En el año 2016 para el total

nacional la tasa de asistencia fue 94,8% para la población de 5 a 16 años. En el rango de edad

de 17 a 24 años la tasa de asistencia fue 39,2%’’ (Boletín técnico, p. 24), medida por la cual es

posible establecer como casi la totalidad poblacional tiene un acceso directo y continuo a

educación, y ni hablar de las estadísticas de servicios públicos y las tecnologías en donde estas
se muestran eficientes y en su totalidad dando cumplimiento en lo propuesto al plan nacional

de gobierno de los mandatarios anteriores y quizás desde estas cifras sea necesario realizar un

cuestionamiento en base a la realidad: ¿Es posible evidenciar dichas estadísticas en nuestro

contexto social colombiano? ¿Son tan reales como lo plasman? O simplemente ¿Son exclusivas

cifras numéricas que dependen de un tipo de medida y no de la realidad?

Sin embargo, existe otra cara de dichas poblaciones, una perspectiva de trabajo duro y

en equipo, liderazgo, firmeza, en otras palabras y a lo más patriótico posible, existe una

población olvidada, pero ‘’verraca’’, un llanero que se levanta con el crepúsculo, un maestro

que es leal a su estudiante, un niño que cruza el rio por el mandado para su madre. Aun así, las

secuelas de la desdicha invaden poco a poco la población naciente, pues lo jóvenes ‘’comienzan

a alejarse de las redes y las atarrayas; han aparecido pandillas de rateros…’’ (Caycedo, p.104)

y por tanto es necesario una formación y exigencia que permita al joven de la región quebrantar

los lazos con la pobreza, pobreza en cuanto a formación mental, erradicando las marcadas

costumbres de ‘’ la mayor parte del dinero se convierte en Ron caña’’. (Caycedo, p.99)

De ahí que, es necesario una restructuración que permita implantar una mentalidad de

exigencia y disciplina que destierre la mentalidad de pobreza, pero sobretodo que deje de lado

la historicidad en pro de liberar una población cosificada o denominada por los sucesos del

pasado, además es de vital importancia vincular la vivencia de la exigencia ciudadana con la

respuesta estatal en pro de legitimar el poder y requerimientos de la población evitando lagunas,

corrupción, evasión y falta de pronunciación por parte de este, pero sobre todo es necesario una

lucha masiva del colombiano que pronuncie su vida en torno a problemáticas como estas,

problemáticas que requieren del cotidiano reflexionar, presionar y accionar humano.


BIBLIOGRAFIA

 DANE, encuesta nacional de calidad de vida 2017. Colombia. recuperado de:


https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/calidad_vida/CP_EC
V_2017.pdf

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