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Graciela Frigerio y Gabriela Diker (coord.

)
Infancias y
adolescencias.
Teorías y experiencias
en el borde
La educación discute
la noción de destino
7-538-080-6
Condición Colé
NSA
noveduc fundación cem
.nfancia y menores:
el lugar de la educación
frente a la asignación
social de los destinos
VIOLETA NÚÑEZ*
"Hay acciones minúsculas destinadas Presentación
a un incalculable porvenir."
En esta exposición vamos a interrogar-
María Zambrano
nos sobre la función educativa, sus al-
"Todas las penas pueden soportarse cances y sus límites, en el marco de
si las ponemos en una historia las modalidades actuales de segrega-
ción que denominaremos procesos de
o contamos una historia sobre ellas."
Isak Dinesen exclusión.
je-
s-
4.
co.
de
IOS
Ai-
La educación va más allá del
conjunto de niños y adolescentes que aprendizaje. El acto educativo
no han alcanzado la mayoría de edad,
reenvía a lo porvenir. Se inscribe
sino particularmente a aquellos a los
que la mirada del control social ubica
en un lugar más allá de cualquier
como "peligrosos".' Los menores de- finalidad; en un instante breve, efí-
vienen (a partir de la creación del Pri- mero, del que tal vez nada se pue-
mer Tribunal Tutelar de Menores, en da decir, pero del que somos res-
Chicago, en 1899) objeto específico ponsables.
de intervenciones sociales, tanto des-
de la perspectiva preventiva como pu-
nitiva, so pretexto de educarlos.
Ya en el siglo XVIII aparece, a partir de
ciertas propuestas, en un espectro que
va de Juan Bautista de Lasalle a Jo- impactos diferenciales, según localiza-
hann Pestalozzi, la noción de una edu- ciones geográficas y/o económicas. Se
cación específica para pobres. En efec- trata de predeterminar sectores a los
to, se trata de una educación tal que que se atribuyen características específi-
les permita soportar la pobreza; vivir cas y a los que se les asigna un destino
resignados e incluso felices en ese ho- social (cultural, económico) prefijado.
rizonte estrecho y sin miras al que, se-
gún parece, se hallan irremisiblemente Este texto va a hablar de ese concepto
destinados. Se trata de una educación de educación, usado en sentido segre-
degradada a adiestramiento, como gativo.
disciplina del cuerpo y del alma.2
Hoy, las infancias y adolescencias de
Es también la premisa que, a manera ese 80% de la población mundial que,
de coartada, justificó, un siglo después según la emblemática definición de la
(a finales del XIX), la sustracción de los OCDE,3 "nunca constituirán un merca-
así llamados menores "de los procesos do rentable" pues su "exclusión social
de derecho penal y [la creación de] se agudizará a medida que los otros
programas especiales para niños de- vayan progresando"; esas infancias y
lincuentes, dependientes y abandona- adolescencias, digo, son objeto de pe-
dos" (Platt: 37). culiares tratamientos en dispositivos
que se gestionan en nombre de la
Esta concepción de la educación como educación, llámense escuelas, centros
tarea de intervención social realiza hoy sociales, servicios de atención primaria,
una especie de retorno por la puerta ONG's, etcétera. Lo característico es el
grande. Desde finales del siglo XX asis- vaciamiento cultural de esos circuitos
timos a la expansión de una suerte de que los inscriben en el lema pestaloz-
minorización de infancias y adolescen- ziano de educar al pobre para vivir la
cias a escala planetaria, aunque con pobreza.
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2. La exclusión Con esto queremos decir que la no-
ción misma de exclusión apunta a lo
Pensar sobre la noción de exclusión que ya Kant definió como la insociable
nos lleva a interrogarnos acerca de la sociabilidad humana,* esto es, a la di-
concepción que tenemos de lo social: mensión estructural de lo social. Por lo
si entendemos a la sociedad de hoy cual no nos es dado operar con ella de
como un destino marcado o bien si la manera directa. De allí que la educa-
entendemos como un momento don- ción constituya un frágil, pero eficaz
de las bifurcaciones son posibles. En modo de hacer con el malestar en la
otros términos: si no tenemos más re- cultura.5.
medio que seguir en la profundización
de la vía liberal y lo que ésta conlleva Podemos entender la exclusión como
(fragilización de lo político, subsumi- una construcción social que recubre
sión de lo social en las leyes de mer- tres conjuntos de prácticas:
cado); o bien podemos abocarnos a
reconstruir los fundamentos de la de- 1. lisa y llanamente, la eliminación del
mocracia, redefiniendo las relaciones diferente;
entre el mercado y el dominio político;
los contratos sociales y sus alcances. 2. encierro y/o deportación;

La exclusión aparece como efecto del 3. dotar a ciertas poblaciones de un


modelo neoliberal de expansión capi- status especial, que les permite
talista, de la extensión de las leyes de coexistir en la comunidad, pero que
mercado a todas las esferas de la vida las priva de ciertos derechos de
humana. He aquí un importante nudo participación en ciertas actividades
del que parten las principales dificulta- sociales.
des del actual momento histórico: pre-
tender hacer mercado con la política, En 1998, en Barcelona, se realizaron
con la educación, con la sexualidad, unas jornadas bajo el título La clínica
con la cultura... ante la segregación. Allí tuvimos
oportunidad de señalar este curioso
o
l/S
Por otra parte, la exclusión también fenómeno en las prácticas sociales y
V
puede hacernos pensar, a la manera educativas: la exclusión en el interior
de Manrique, que todo tiempo pasa- de los dispositivos sociales y educati-
do fue mejor... Sin embargo, no ha vos. Ya no se pone fuera, o en los
habido tal pretérito perfecto. Lo nue- márgenes. Hay una centralidad de la
vo y turbador de nuestra actualidad exclusión: éxtimo (segregación en lo
es que la exclusión ha rasgado los te- interior). Por ejemplo, en el sistema
nues velos que, en otros momentos, escolar español, tal modalidad se ges-
fueron (en)cubriendo las operaciones tiona bajo el eufemismo de sujetos
de construcción de lo social y sus con necesidades educativas especia-
costes. les. En esta categoría poblacional re-
caen no pocos niños y adolescentes 3. La degradación de los
que provienen de barrios periféricos sistemas escolares públicos
y/o de familias de zonas de vulnera- a meros contenedores
bilidad o de zonas de exclusión so-
cial, para utilizar las categorías de Ro- En primer lugar, estableceremos la di-
bert Castel. ferencia entre educación y aprendizaje
o instrucción.
Karsz5 propone distinguir entre uso ge-
nérico y uso específico del vocablo ex- El aprendizaje (instrucción, en la pala-
clusión. El primer caso, lo configuran bra de los clásicos de la pedagogía)
los usos del término en tanto sinóni- consiste en las adquisiciones de bie-
mo de segregación, rechazo, expul- nes culturales que un sujeto ha de
sión. Allí se añade como uno más en realizar (aprender a leer y escribir;
esa serie y adquiere matices: se refiere aprender desde las operaciones mate-
a situaciones diversas, tales como ex- máticas elementales a las complejas;
clusión laboral, exclusión cultural, ex- aprender a andar en bicicleta). Estos
clusión escolar. procesos son más o menos complejos
y requieren del sujeto una cierta dispo-
El uso específico, para el autor, remite sición para realizarlos.
al uso contemporáneo. En esta acep-
ción, "una sola palabra -única, ejem- La educación no puede existir sin esa
plar, paradigmática - da, en la medi- función instructiva.1 Sin embargo, no
da en que nombra el campo, su pro- se confunde con ella. No puede haber
fundidad, su envergadura, su espe- educación sin que el niño aprenda: el
sor, su entendimiento: social" niño debe aprender (Kant: 1983, La-
(2000:108). can: 1973).8 La educación requiere de
aprendizajes: de una buena relación
De allí que, para Karsz, la ausencia con la palabra; con los libros; con los
de vivienda, el paro, las problemáti- conocimientos y las técnicas; para po-
cas escolares, el no acceso a los de- der abrir -en algún momento - nuevas
rechos sociales, no constituyen fe- inquietudes y lanzar a la búsqueda de
nómenos anecdóticos, que puedan otros horizontes.
ser abordados desde políticas y/o
acciones puntuales. Precisamente, el No se pueden subsumir ambas di-
peligro de las exclusiones plurales, mensiones. No son homologables. La
hoy, es que llevan latente el uso educación va más allá del aprendiza-
contemporáneo de la exclusión en je. El acto educativo reenvía a lo por-
singular, coextensiva al orden mis- venir. Se inscribe en un lugar más allá
mo de lo humano. El drama está, de cualquier finalidad; en un instante
sin duda, allí: la amenaza de toda breve, efímero, del que tal vez nada
exclusión puntual de transformarse se pueda decir, pero del que somos
en radical. responsables.
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Por ello decimos que la educación es ción al grupo. Es sin duda sorprenden-
un tiempo que sólo podemos atisbar te: hablar de educación, pero sin hacer
en la medida de nuestra confianza en referencia a bien cultural alguno. Últi-
que ese otro radical, con quien trabaja- mamente se dice: valores y habilida-
mos, algo hará. No hay posibilidad al- des. Como si pudieran transmitirse en
guna de "evaluar" la educación: es un sí, sin referencia a los contenidos y a
tiempo otro. las prácticas de la cultura en los que
se generan, cobran sentido, se trans-
Los efectos de la educación devienen miten, se transforman y/o caen en el
así imprevisibles: no hay relación de olvido... Contenidos actitudinales, com-
determinación entre los objetivos de portamentales, son los estrafalarios
los educadores y el porvenir de lo nombres que sellan la dimisión™ edu-
humano. cativa.

Desconocemos qué, cómo y cuándo los


objetos de la transmisión (los aprendi-
zajes de la cultura) cursarán en las tra- 4. La proliferación de programas
mas subjetivas y sociales de tiempos de intervención social
que no son nuestros, en recorridos que incardinados en la idea de
no podemos prefigurar sino a costa de prevención y que operan en
la simplificación o el engaño. nombre de la educación

Pero hoy, podemos constatarlo, se han La prevención ha devenido un concep-


invertido los dos procesos, con lo cual to clave, sobre todo por cuanto no se
se vacían de significación y se anulan sabe qué significa ni qué acota; es un
sus alcances. Los aprendizajes en los término idóneo para sostener un pen-
que la educación ha de incardinarse samiento único. Realizaremos aquí,
han quedado devaluados. entonces, un abordaje crítico.

Salvando los llamados "polos de exce- El problema que se nos plantea no es


lencia", las políticas hegemónicas for- sencillo, pues implica revisar la serie
mulan (a través de instancias tales co- de operaciones que se pone en mar-
x-
mo el Banco Mundial o la OCDE), la cha cada vez que se apela a la idea de
exigencia de la devastación de los con- prevención. En primer lugar, supone
tenidos culturales para instaurar, en recurrir a razones instrumentales
términos de la afortunada frese de (prácticas y económicas) para justificar
Jean_Claude Michéa,9 la enseñanza de una intervención. En segundo lugar,
la ignorancia en todas sus formas. que la causalidad contra la que se lu-
cha tiende a devenir causa única del
Se ha girado la insistencia, de preten- fenómeno en cuestión, lo cual aboca a
sión moralizante, al plano personal: las los efectos de la simplificación o, más
actitudes, las motivaciones, la integra- propiamente, del simplismo exagerado
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advertidos, pues corremos el riesgo de
que la noción misma de prevención estar colaborando con empresas de
parece encerrar: segregación social de gran alcance, sin
siquiera sospecharlo.
t legitimar el intervencionismo social
en nombre del bien, de la mejora
del género humano, por un lado;
5. Para finalizar
* brindar simpleza para elaborar hipó-
tesis supuestamente explicativas, Quisiera establecer la que considero la
donde todos podríamos ponernos principal encrucijada de la educación
de acuerdo dada la facilidad que en torno a la noción de exclusión, en-
ofrece a la observación del fenóme- focada desde su anverso: la inserción.
no en cuestión, por otro. Sin duda: Establecer, entonces, una diferencia
propone confirmar lo que previa- entre la inserción como derecho y la
mente se ha creado como problema inserción como política social.
social.
Una primera aproximación, etimológi-
La prevención es indisociable de la ca (Corominas, 1997), da cuenta de
dimensión política, en el sentido más dos matices que implica el vocablo in-
amplio de la palabra. En el enuncia- sertar: injertar; introducir o inserir. Se-
do de la voluntad preventiva de lu- riar, hacer serie. Injertar: vocablo latino
char contra (la pobreza, la delincuen- en el cual se confundieron un deriva-
cia, la drogadicción), podemos atis- do de serere (participio de sertum),
bar la profunda relación entre un "tejer", "trenzar" (entretejer, encade-
cierto enunciado político y un cierto nar) y otro de serere (participio de sa-
dispositivo técnico. Por tanto, el re- tum), "sembrar", "plantar". Incluir una
curso a la prevención no puede ser cosa en otra.
ingenuo. Con las TIC se hace posible
establecer flujos de población según Recogiendo la doble acepción, propo-
cualquier criterio de diferenciación. nemos esta diferencia:
El hecho de asignar a tales indivi-
\l vez ello responda a las promesas
duos un destino social homogéneo, t Inserción como derecho: es el de-
queda como una cuestión de volun- recho de todo ser humano a ser in-
tad política que hoy ya es técnica- troducido, inserto, entretejido, injer-
mente posible. tado en el tejido social de su época.

Esta orientación representa una de las •t> Inserción como política social: tra-
líneas de transformación más nueva y ta la inclusión de una cosa en otra.
también más inquietante que actúa en Admite la exclusión como hecho y,
el campo de las políticas y de la acción a la vez, borra la operación de legiti-
sociales. Sobre esto hemos de estar mación o de naturalización de ella.
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Inserción/exclusión se juegan aquí violentada, transformada en la nuda vi-
como términos de alternancia de un da de aquel que puede ser muerto im-
mismo movimiento. punemente.13
Por ello, nuestra apuesta es la educa-
ción anclada en los procesos de trans- NOTAS
1. Se pueden consultar, al respecto, dos clási-
misión y adquisición del patrimonio cos de la sociología: Chevalier, L, Classes la-
plural de la cultura en un sentido fuer- borieuses et dasses dangereuses, Paris, Plu-
riel, 1978; Platt, A., Los "salvadores" del niño
te. Deviene, pues, una práctica que o la invención de la delincuencia, México, Si-
glo XXI, 1982.
pone en acto el derecho de todo ser
2. Vid. Foucault, M., Vigilar y castigar, Madrid,
humano a ser sujeto, esto es, inscrito Siglo XXI, 1981.
3. OCDE, "Informe de la mesa redonda de Fila-
en el orden simbólico. La condición es delfia", 1996. En: Selys, G. de / Hirtt, N., Ta-
que el trabajo educativo (escolar y so- bleau noir, Bruselas, EPO, 1988.
4. Kant, E. [1784], «Idea de una historia univer-
cial) abandone la noción de perfiles sal en sentido cosmopolita». En: Filosofía de
poblacionales y se aboque a la aten- la Historia, Madrid, F.C.E, 1985.
5. Freud, S., «El malestar en la cultura». En:
ción de los sujetos particulares, pasan- Obras completas, vol. 21, Buenos Aires,
do los patrimonios culturales y dejan- Amorrortu, 1990.
6. Kartsz, S., L'exclusion, definir pour enfinir, Pa-
do a cada otro la palabra. Si nos aleja- ris, Dunot, 2000.
7. Herbart, J., Pedagogía General, Madrid, Hu-
mos tanto de la vocación uniformizan- manitas, 1983.
te de los totalitarismos como del idea- 8. Kant, E., Pedagogía. Madrid, Akal, 1983. La-
can, J., Seminario XXI. Los incautos no ye-
lismo ingenuo de la ilustración (el sa- rran, Clase 11-12-73, 1973. (No publicado,
ber nos hará libres), tal vez podamos versión no establecida): "Es evidente que se
trata de un esfuerzo pedagógico. [...] El niño
inventar nuevas maneras de trabajo en está hecho para aprender algo. He aquí lo
las instituciones educativas. Nuevas que nos enuncia Freud, lo que nos enuncia
Kant...; es extraordinario que lo haya pre-
modalidades que contemplen la parti- sentido, pues ¿cómo podía él justificarlo? Es-
tá hecho para aprender algo, es decir, para
cularidad sin renunciar al tesoro co-
que el nudo se haga bien".
mún de las herencias. Nuevas mane- 9. Michéa, J-C, La escuela de la ignorancia,
Madrid, Acuarela, 2002, pág. 43.
ras para que niños y adolescentes 10. Zambrano, M., La vocación del maestro, Ma-
(uno a uno, pero también en tanto drid, Agora, 2000.
11. Castel, R., La gestión de los riesgos, Barcelo-
ciudadanos, actantes de lo común) na, Anagrama, 1984.
encuentren sus maneras de elaborar, 12. Núñez, V., Pedagogía social: cartas para na-
vegar en el nuevo milenio, Buenos Aires,
construir y modificar recorridos pro- Santillana, 1999.
13. Agamben, G., Homo sacer. El poder sobera-
pios. Es decir, "hacer de la educación
no y la nuda vida, Valencia, Pre-textos, 1998.
un ANTI_DESTINO: práctica que juega,
caso por caso, contra la asignación
cierta de un futuro ya previsto'?2 Acto * Universidad de Barcelona, Cem.
que restituye el enigma de la humani-
dad tantas veces negada, conculcada, Foto: Archivo General de la Nación.

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