You are on page 1of 19

DESCRIPCION

El haloperidol es un potente antipsicótico estructuralmente


emparentado con el droperidol. Se utiliza en el tratamiento
sintomático de los desórdenes psicóticos, en el control de los
tics y otras alteraciones asociadas al síndrome de la Tourette y
para el tratamiento de los desórdenes del comportamiento en
los niños. El haloperidol puede ser eficaz en algunos casos de
autismo infantil y se utiliza rutinariamente en la enfermedad de
Huntingdon, con objeto de reducir los movimientos coreiformes
propios de esta enfermedad. El haloperidol es tan efectivo
como las fenotiazinas en el prevención de las naúseas y
vómitos asociados a la quimioterapia. En su forma de
decanoato inyectable de larga duración el haloperidol se utiliza
en el tratamiento de la esquizofrenia y otros desórdenes
psicóticos.

Mecanismo de acción: el haloperidol bloquea los receptores


dopaminérgicos D2 post-sinápticos en el sistema mesolímbico e
incrementa la recirculación de la dopamina al bloquear los
autoreceptores D2 somatodendríticos. A las 12 semanas de una
tratamiento crónico se produce el bloqueo de la despolarización
de los tractos dopaminérgicos. Se sabe que la reducción en la
transmisión dopaminérgica está asociada a efectos
antipsicóticos, y el bloqueo D2 es también el responsable de los
potentes efectos extrapiramidales observados con este fármaco
y en este bloqueo en el área de los quimioreceptores es
igualmente responsable de los efectos antieméticos del
haloperidol. El haloperidol posee también efectos
anticolinérgicos y bloqueantes -adrenérgicos, pero estos son
muy débiles produciendo pocas reacciones adversas
relacionadas con los mismos, tales como hipotensión,
taquicardia refleja o relajación muscular.

Farmacocinética: el haloperidol se administra por vía oral, por


vía intramuscular o intravenosa en forma de lactato, o en forma
de decanoato por inyección intramuscular. Después de su
administración oral, el haloperidol se absorbe muy bien por el
tracto digestivo, aunque experimenta un metabolismo hepático
de primer paso, lo que reduce su biodisponibilidad en un 40%;
las concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan entre las
2 y 6 horas. Cuando se administra por vía intramuscular
haloperidol en forma de lactato, la biodisponibilidad es del 75%
y las concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan en 10-
20 minutos. Los máximos efectos farmacológicos se observan a
los 30-min. Después de una inyección intramuscular de
haloperidol decanoato las concentraciones plasmáticas
máximas se alcanzan a los 7 días. Después de la inyección
intravenosa, la distribución del haloperidol sigue un modelo
farmacocinético de tres compartimentos. Este fármaco se une
extensamente a las proteínas del plasma (92%),
preferentemente a la glicoproteína ácida alfa-1. Se desconoce
si el haloperidol atraviesa la barrera placentaria, aunque se
sabe que se excreta en la leche materna. El haloperidol
decanoato se presenta en una solución oleosa en aceite de
sésamo que se inyecta por vía intramuscular profunda, a partir
de la cual se libera lentamente. Una vez liberado, es hidrolizado
por las esterasas plasmáticas a ácido decanoico y haloperidol.

El haloperidol es extensamente metabolizado en el hígado


mediante una N-desalquilación, originando metabolitos
inactivos y una reducción, produciendo un metabolito
hidroxilado activo. El haloperidol experimenta una intensa
recirculación enterohepática, siendo su semi-vida de
eliminación después de una dosis oral de unas 24 horas. El
lactato y decanoato de haloperidol muestran unas semi-vidas
de 21 horas y 21 días, respectivamente.

Aproximadamente el 40% de la dosis administrada es


excretada por vía renal en 5 días, siendo el 1% fármaco sin
alterar. El 15% es eliminado por excreción biliar. En pacientes
con un disminución de la función renal, no son necesarias
reducciones en las dosis aunque aumenta el riesgo de efectos
secundarios tales como hipotensión y sedación.

INDICACIONES Y POSOLOGIA

Tratamiento sintomático de desórdenes psicóticos


tales como la esquizofrenia o síndromes no psicóticos
tales como el síndrome de Tourette (corea de
Huntington):

Administración oral

 Adultos y adolescentes: inicialmente 0.5-2 mg tres


veces al día. Las dosis se pueden incrementar en función
de las respuestas y en casos muy graves o refractarios
pueden darse hasta 5 mg 2-3 veces al día. La dosis
media es de 15 mg/día y no se deben sobrepasar los
100 mg/día
 Ancianos: 0.5 - 2 mg dos o tres veces al día,
aumentando lentamente las dosis en función de las
respuestas. La dosis media en esta población es de 10
mg/día
 Niños de 3 a 12 año (peso de 15 a 40 kg): inicialmente
0.25-0.5 mg/día repartidos en 2 o 3 dosis. Estas dosis
se pueden aumentar a razón de 0.25-0.5 mg cada 5 a 7
días. Las dosis máximas son de 0,15 mg/kg/día. Las
dosis de mantenimiento usuales para los desórdenes
psicóticos son de 0.05-0.15 mg/kg/día repartidos en 2 o
3 administraciones. En el síndrome de Tourette, las
dosis usuales son de 0.05-0.075 mg/kg/día
 Niños de menos de 3 años: se desconoce la eficacia y
seguridad del haloperidol en esta población

Administración intramuscular (haloperidol decanoato)

 Adultos: en pacientes que requieren un tratamiento


prolongado se debe considerar la administración del
haloperidol decanoato. La inyección intramuscular inicial
suele ser 20 veces la dosis oral y no debe exceder los
100 mg y, en las inyecciones subsiguientes no se deben
sobrepasar las dosis de 450 mg. Una vez administrada
la primera dosis, el tratamiento por vía oral debe ser
discontinuado. El segundo mes, la dosis i.m. debe ser 15
veces la dosis oral previa y el tercer mes, 10 veces esta
dosis oral. Como regla general, el haloperidol decanoato
se administra cada 28 días, aunque ocasionalmente
pueden ser necesarias algunas inyecciones adicionales
dadas a intervalos de 1-7 días para alcanzar la
respuesta adecuada, en particular cuando se administra
por primera vez
 Ancianos: la dosis inicial debe ser 15 veces la dosis oral,
sin exceder los 100 mg. Después de la primera inyección
las dosis siguientes no deben sobrepasar los 100 mg. La
segunda dosis debe ser 11 veces la dosis oral previa, y
la tercera 7 veces esta dosis. Como regla general, el
haloperidol decanoato se administra cada 28 días,
aunque ocasionalmente pueden ser necesarias algunas
inyecciones adicionales dadas a intervalos de 1-7 días
para alcanzar la respuesta adecuada, en particular
cuando se administra por primera vez
 Niños: se desconocen la seguridad y eficacia del
haloperidol por esta vía

Tratamiento de las alteraciones del comportamiento


debidas a la demencia en pacientes geriátricos,
pacientes con enfermedad de Alzheimer o demencia con
cuerpos de Lewy:

Administración oral

 Ancianos: se recomiendan dosis iniciales de 0.25 mg—


0.5 mg una o dos veces al día. Estas dosis de pueden
aumentar en fracciones de 0.5 mg cada 4-7 días. Para
evitar problemas de sedación el haloperidol se debe
administrar a la hora de acostarse. Se recomienda no
sobrepasar los 4 mg/día, excepto cuando es necesario
mantener el estado funcional de pacientes

Tratamiento de la psicosis aguda:

Administración parenteral (haloperidol lactato)

 Adultos: administrar inicialmente 2-10 mg por vía


intramuscular o intravenosa, repitiendo la dosis a
intervalos de 1 hora si fuera necesario. Pasar a la vía
oral tanto pronto como sea posible, administrando una
dosis un 150% más elevada que la que fue necesaria
para calmar al paciente. La dosis oral diaria no debe
sobrepasar los 100 mg/día
 Niños 6-12 años: administrar 1 a 3 mg por vía i.m. o i.v.
cada 4-8 horas, no sobrepasando los 0.15 mg/kg/día.
Parar a la vía oral en cuanto sea posible
 Niños de < 6 años: no se recomienda el haloperidol para
esta indicación

Tratamiento del delirium tremens:


Administración intravenosa:

 Adultos: la dosis usual es de 2 a 10 mg por vía


intravenosa. Si fuera necesario, esta dosis se puede
repetir cada 2-4 horas. Si a los 30 minutos no se
hubiera producido un alivio significativo de los síntomas,
algunos autores recomiendan una segunda dosis, doble
de la dosis inicial, repitiendo el tratamiento a intervalos
de 30 minutos. La mayor parte de los pacientes
responden a una dosis total de 5 a 30 mg, pero se han
descrito casos de pacientes que necesitaron hasta 200
mg en 24 horas. Una vez controlado el paciente, se
recomienda bajar la dosis a la mitad.

Ocasionalmente se ha utilizado el haloperidol en infusión


intravenosa en aquellos pacientes que no han respondido a las
inyecciones intravenosas intermitentes. Sin embargo se ha
comunicado un caso de un paciente que mostró una
prolongación del QT después de 16 mg/h de haloperidol en
infusión i.v.

Tratamiento de la manía aguda (como monofármaco o


asociado al litio):

Administración oral:

 Adultos: se han recomendado dosis de 10 a 25 mg por


vía oral cada 4-6 horas

Administración intramuscular:

 Adultos: se han recomendado dosis de 5 a 10 mg cada


4-6 horas

Tratamiento a corto plazo del desorden de déficit de


atención con hiperactividad:

Administración oral

 Niños de 3 a 12 años: inicialmente 0.25 a 0.5 mg/día,


administrados en 2 o 3 veces. Estas dosis se pueden
aumenta en 0.25-0.5 mg cada 5 a 7 días. La dosis de
mantenimiento usual es de 0.01 a 0.03 mg/kg/día

Tratamiento del autismo:

Administración oral

 Niños: se han recomendado dosis de 0.04 mg/kg/día


por vía oral. Las dosis necesarias para el autismo suelen
ser menores que las dosis antipsicóticas

Tratamiento de las naúseas/vómitos producidos por


la quimioterapia.

Nota: el haloperidol es considerado como fármaco de segunda


línea en esta indicación

Administración intramuscular:

 Adultos: 2-5 mg cada 4-6 horas o 30 minutos antes de


la administración de la quimioterapia
Tratamiento de las cefaleas severas incluyendo la
migraña

Administración oral o intramuscular:

 Adultos: 5 mg por vía oral o intramuscular al inicio de la


crisis. En caso necesario, puede administrarse una dosis
suplementaria

Tratamiento del hipo persistente:

Administración intramuscular:

 Adultos: en varios estudios, el haloperidol en dosis de 2


a 5 mg fue efectivo en el tratamiento del hipo de origen
variado

Tratamiento de la agitación en pacientes sin


enfermedades mentales:

Administración oral o intramuscular

 Adultos: se han utilizado dosis de 0.5 a 2 mg en el caso


de agitación moderada que pueden llegar a dosis de 5 a
10 mg en el caso de agitación grave

Pacientes con insuficiencia hepática: no se han publicado


pautas de tratamiento en la insuficiencia hepática moderada.
En la disfunción hepática grave, el haloperidol no debe ser
utilizado. En los pacientes con insuficiencia renal, no parecen
ser necesarios reajustes en las dosis.
CONTRAINDICACIONES

Algunas de las formulaciones del haloperidol no deben ser


administradas por vía intravenosa. El decanoato de haloperidol ha sido
diseñado para su administración intramuscular y no se debe
administrar i.v. en ningún caso.

Se debe utilizar el haloperidol con precaución en pacientes con


tirotoxicosis o hipertiroidismo.

Los agentes antipsicóticos, incluyendo el haloperidol pueden ocasionar


síntomas extrapiramidales o distonías que pueden ser graves. Por
ejemplo, el laringoespasmo severo impide la respiración y puede ser
fatal. Se recomienda precaución cuando el haloperidol se administra a
pacientes con enfermedades pulmonares

Los pacientes con hipocalcemia tienen un riesgo mayor de padecer


reacciones distónicas, por lo que el haloperidol debe ser administrado
con precaución en esta población

Raras veces el haloperidol ocasiona hipotensión o precipita una angina.


Sin embargo se debe utilizar con suma precaución en pacientes con
enfermedades cardíacas. Raras veces se han comunicado torsades de
pointes después de la administración intravenosa del haloperidol,
aunque cuando se han producido lo han sido después de dosis > 100
mg/día. Se recomienda una monitorización frecuente del
electrocardiograma. Los pacientes con una enfermedad cardíaca
preexistente o que muestren una prolongación del QT tienen un riesgo
mayor. Los ancianos son propensos a desarrollar hipotensión después
del haloperidol, en particular las mujeres

Algunas de las reacciones adversas inducidas por el haloperidol pueden


parecerse a varias enfermedades neurológicas tales como la encefalitis,
la encefalopatía, meningitis, síndrome de Reye o tétanos. Además, el
haloperidol puede suprimir los síntomas de estos desórdenes en el caso
de que estuvieran presentes. El haloperidol está contraindicado en
pacientes en coma o con una depresión tóxica profunda del sistema
nervioso central. Además, los pacientes con historia de encefalopatía
secundaria a una cirrosis tienen un riesgo mayor de que potencien los
efectos del haloperidol sobre el SNC

Aunque no parece que una enfermedad hepática re-existente aumente


la probabilidad de una ictericia en los pacientes tratados con
haloperidol, se recomienda precaución al tratar estos pacientes.

Los niños con una enfermedad aguda como la la varicela, una infección
del sistema nervioso central, las paperas, deshidratación o
gastroenteritis tiene un riesgo mayor de desarrollar síntomas
extrapiramidales, en particular distonías.

En raras ocasiones se han comunicado reacciones hematológicas


después de un tratamiento con haloperidol teniendo un riesgo mayor
los pacientes que han experimentado una enfermedad hematológica
previa. Si en cualquier momento se observase dolor de garganta u
otros signos de infección debe realizarse un análisis de sangre completo
y considerar la discontinuación del haloperidol.

Los pacientes bajo tratamiento anticonvulsivante, con historia de


epilepsia o con alteraciones del electroencefalograma deben ser
tratados con precaución ya que el haloperidol disminuye el umbral
convulsivo. Se deben evitar dosis elevadas de haloperidol en estos
pacientes

El haloperidol puede reducir la presión intraocular y no obstante


empeorar un glaucoma de ángulo cerrado debido a sus propiedades
anticolinérgicas. Se recomienda precaución en estos casos de
glaucoma.
El haloperidol se clasifica dentro de la categoría C de riesgo en el
embarazo. Se han comunicado dos casos de malformaciones de las
extremidades cuando se utilizó el haloperidol en el primer trimestre de
la gestación, aunque se no ha podido establecer una relación causal. El
haloperidol sólo debe usarse durante el embarazo si los beneficios para
la madre superan el posible riesgo para el feto.

El haloperidol se excreta en la leche materna, aunque se desconocen


sus posibles efectos sobre el lactante. Por lo tanto no se aconseja la
lactancia durante los tratamientos con haloperidol.

El haloperidol se debe usar con precaución en pacientes con hiperplasia


prostática. Los efectos anticolinérgicos del haloperidol o de un agente
antiparkinsoniano pueden empeorar la retención urinaria. El haloperidol
está contraindicado en pacientes con Parkinson. El bloqueo
dopaminérgico producido por el haloperidol puede empeorar
gravemente una enfermedad de Parkinson preexistente, posiblemente
discapacitando al paciente.

El haloperidol puede interrumpir el mecanismo hipotalámico de la


regulación de la temperatura. Por este motivo, los pacientes deben
evitar la exposición a temperaturas extremas para prevenir el
desarrollo de hipertermia o hipotermia.

Los antipsicóticos, incluyendo el haloperidol, estimulan la secreción de


prolactina, debiéndose usar con precaución en pacientes con historia de
cáncer de mama

El tabaquismo reduce las concentraciones plasmáticas del haloperidol


en un 67% en comparación con los no fumadores. Deben ajustarse las
dosis de haloperidol o mejor aún, prohibir el tabaco al paciente.
INTERACCIONES

No se recomienda el uso concomitante del haloperidol con otros


antipsicóticos tales como la olanzapina o las fenotiazinas, debido a que
puede incrementarse la intensidad de las reacciones adversas como la
somnolencia, la sedación y la hipotensión ortostática. Igualmente,
pueden potenciarse los efectos extrapiramidales.

La carbamazepina y la rifampina son potentes inductores de las


isoenzimas del citocromo P450 y pueden reducir las concentraciones
plasmáticas del haloperidol hasta en un 50% al aumentar su
metabolismo y, aunque no hay dados precisos, otros inductores del
P450 como los barbitúricos pueden aumentar el aclaramiento del
haloperidol. Por lo tanto, si alguno de estos fármacos es utilizado en
combinación con el haloperidol, se deben monitorizas los niveles
plasmáticos de este aumentando las dosis si fuese necesario. De la
misma manera, si se discontinua un tratamiento con estos fármacos
inductores, las concentraciones plasmáticas de haloperidol deben ser
monitorizadas reduciéndose las dosis de la manera más adecuada.

Se han comunicado casos de un síndrome encefalopático cuando se ha


administrado haloperidol con litio. Este síndrome se caracteriza por
debilidad, letargia, fiebre, confusión, síntomas extrapiramidales,
leucocitosis y nitrógeno ureico elevado y se produce cuando las
concentraciones de litio son > 1.2 mEq/L. Se recomienda, por lo tanto,
la monitorización de los niveles plasmáticos de litio en los pacientes
tratados concomitantemente con haloperidol

En un pequeño estudio, la administración de indometacina en pacientes


tratados con haloperidol incrementó el número y la intensidad de las
reacciones adversas producidas por el haloperidol, en particular la
somnolencia. Se desconoce si otros anti-inflamatorios no esteroídicos
producen el mismo efecto, por lo que se recomienda precaución cuando
se añaden AINEs a un tratamiento con haloperidol.

En algún caso, se ha observado una interferencia del haloperidol con los


anticoagulantes orales. Se recomienda precaución si se prescribe el
haloperidol a pacientes anticoagulados

En general los neurolépticos, incluyendo el haloperidol, deben ser


utilizados con precaución cuando se administran a pacientes bajo
tratamiento antihipertensivo debido a que pueden potenciarse los
efectos de ambas medicaciones. Por el contrario, el haloperidol
interfiere con los efectos antihipertensivos de la guanetidina.

En algunos casos, la administración concomitante de haloperidol y


guanetidina ha producido demencia, aunque no ha sido establecida la
relevancia de esta interacción.

La fluoxetina, la fluvoxamina y otros antagonistas selectivos de la


recaptación de serotonina pueden potenciar los efectos
extrapiramidales del haloperidol. Adicionalmente, en el caso de la
fluvoxamina se ha observado que este fármaco ocasiona un aumento
de las concentraciones plasmáticas de haloperidol. Se recomienda
tomar precauciones si se administran estos antidepresivos
conjuntamente con el haloperidol.

Los pacientes bajo tratamiento con haloperidol muestran una reducción


de la respuesta presora al metaraminol, a la norepinefrina y a la
fenilefrina. Esto es debido a que los neurolépticos pueden bloquear los
efectos -adrenérgicos de la epinefrina ocasionando una condición
paradójica denominada "reversión epinefrinógena". Esta condición
puede conducir a una severa hipotensión, taquicardia e incluso a un
infarto de miocardio. El haloperidol, al poseer unas propiedades -
adrenérgicas menos potentes que la clorpromazina y otros
antipsicóticos, tiene un menor riesgo de producir esta condición cuando
se administra epinefrina. Igualmente, las propiedades vasoconstrictoras
de la dopamina pueden ser reducidas por los neurolépticos, por lo que
las infusiones de dopamina practicadas con objeto de mejorar la
perfusión renal pueden ser inútiles debido al bloqueo del haloperidol.
Por la misma razón, el haloperidol puede antagonizar los efectos de la
bromocriptina, la cabergolina, la pergolida y la levodopa.

La quinidina afecta la farmacocinética del haloperidol, reduciendo sus


niveles plasmáticos máximos y aumentando el área bajo la curva. Se
desconoce la significancia clínica de esta interacción.

Aunque el tratamiento concomitante del haloperidol con fármacos


anticolinérgicos centrales puede ser útil para minimizar las distonías, a
veces los efectos anticolinérgicos pueden ser aditivos, al poseer el
haloperidol efectos anticolinérgicos propios. Entre estos fármacos, los
que penetran fácilmente en el sistema nervioso central como la
atropina, benztropina, oxibutinina y escopolamina, son los que pueden
interaccionar más fácilmente con el haloperidol.

El exceso de haloperidol está asociado a distonías y parkinsonismo y,


en algunos pacientes, la administración concomitante de tacrina puede
predisponer a estas reacciones adversas. Se ha comunicado un caso en
el que la adición de tacrina al haloperidol ocasionó el desarrollo de
parkinsonismo, cuyos síntomas remitieron a las 8 horas de retirar
ambas medicaciones.

El haloperidol puede potenciar los efectos depresores de otros fármacos


que actúan sobre el sistema nervioso central como los ansiolíticos,
sedantes o hipnóticos. Entre estos fármacos hay que destacar los
barbitúricos, las benzodiazepinas, la entacapona, los anestésicos
generales, los agonistas opiáceos y los antidepresivos tricíclicos

El haloperidol puede inhibir la isoenzima CYP 2D6, reduciendo en


metabolismo del tramadol. La administración de ambos fármacos
aumenta las concentraciones plasmáticas del tramadol y reduce las
concentraciones del metabolito activo. Como consecuencia, se reduce la
eficacia analgésica de este fármaco y aumentan las reacciones
adversas, en particular la posibilidad de convulsiones, debidas por un
lado al aumento de las concentraciones del analgésico y de la reducción
del umbral convulsivo producido por el haloperidol.

Se ha asociado el uso del haloperidol con una reducción de la respuesta


anticoagulante de la warfarina. Se recomienda monitorizar los
parámetros de la coagulación si se administra haloperidol a pacientes
anticoagulados.

La cevimelina es metabolizada por las enzimas CYP3A4 y CYP2D6 del


citocromo P450. La administración de inhibidores de estas enzimas,
como el haloperidol, induce un aumento de las concentraciones
plasmáticas de cevimelina.

Los fármacos que pueden causar hiperprolactinemia, incluyendo los


antipsicóticos no deben ser administrados concomitantemente con la
hormona liberadora de gonadotropina o con análogos de la misma
((cetrorelix, ganirelix, goserelin, leuprolide, o triptorelina)

REACCIONES ADVERSAS

Son frecuentes los síntomas extrapiramidales durante el tratamiento


con haloperidol, como consecuencia del bloqueo de los receptores. Esta
reacción adversa es más frecuente después de la administración
intravenosa que después de las administraciones oral o intramuscular,
y se caracteriza por reacciones distónicas (acatisia) y
seudoparkinsonismo (disminución de la actividad motora, temblores en
estado de reposo, hipersalivación, anormalidades posturales, etc). Las
reacciones distónicas tienen usualmente lugar entre las 24 y 96 horas
de la administración y suelen ser más frecuentes en pacientes jóvenes,
especialmente en varones y con las dosis más elevadas. La incidencia
de reacciones distónicas puede llegar a ser del 30 al 64% en algunas
poblaciones. La acatisia se desarrolla usualmente a los pocos días de
iniciarse el tratamiento y se presenta en el 25-35% de los pacientes
tratados con todos los potentes neurolépticos. Esta reacción adversa
suele ser controlada mediante la reducción de la dosis o mediante la
administración concomitante de una benzodiazepina (p.ej. lorazepam) o
un beta-bloqueante (p.ej. propranolol, metoprolol).

El seudoparkinsonismo ocurre generalmente al cabo de 1 o 2 semanas


de iniciar el tratamiento antipsicótico, siendo su incidencia del 15 al
35%, aumentando con la edad y siendo más frecuente en las mujeres.

La distonía y el seudoparkinsonismo suelen ser tratados con


anticolinérgicos como la benztropina o la difenhidramina, aunque
también se han utilizado con éxito la amantadina y las benzodiazepinas.
Igualmente puede desarrollarse una distonía tardía caracteriza por un
comienzo retrasado de movimientos coreicos o distónicos. Esta reacción
adversa puede ser persistente y, a veces, irreversible. Ocasionalmente,
el haloperidol debe ser retirado y sustituido por otro antipsicótico.

Se han descrito casos de síndrome neuroléptico maligno en pacientes


tratados con haloperidol. El síndrome neuroléptico maligno se
caracteriza por hipertermia, grave disfunción extrapiramidal,
alteraciones de la consciencia y del estado mental e inestabilidad
autonómica. También se observa un aumento de la creatina
fosfoquinasa, fallo renal agudo y leucocitosis. En algunos casos muy
graves, la muerte puede sobrevenir en un plazo de 3 a 30 días después
del comienzo de los síntomas. Algunos factores que pueden predisponer
a este síndrome el calor, el cansancio físico extremo, la deshidratación
y el uso de la formulación depot (decanoato de haloperidol). En el caso
de que apareciesen síntomas de este síndrome el haloperidol debe ser
inmediatamente discontinuado.

Durante los tratamientos crónicos con haloperidol o después de retirado


el mismo puede desarrollarse discinesia tardía, una condición
caracterizada por movimientos involuntarios de los músculos de la
región perioral (lengua, párpados, mandíbula, cara, etc) o por
movimientos coreoatetoides de las extremidades. La incidencia de esta
reacción adversa es mayor en las mujeres y en los pacientes con
desorden bipolar. En algunos casos, la discinesia tardía puede ser
irreversible. Se cree que la incidencia de esta reacción adversa está
relacionada con la duración del tratamiento y las dosis, aunque se han
comunicado casos aparecidos con dosis bajas y tratamientos cortos. Se
recomienda una monitorización de los desórdenes del movimiento
durante los tratamientos con haloperidol a intervalos de 3 a 6 meses y,
si se observasen síntomas de que se está desarrollando una discinesia
tardía, el haloperidol debe ser retirado.

La somnolencia es un efecto secundario frecuente en los tratamientos


con haloperidol, en particular al comienzo, aunque usualmente va
desapareciendo con el tiempo. Otros efectos adversos sobre el sistema
nervioso central son agitación, ansiedad, alucinaciones, euforia,
insomnio, cefaleas, vértigo y edema cerebral. Pueden desarrollarse
convulsiones especialmente en pacientes con historia previa de
epilepsia y otras anormalidades electroencefalográficas. La
hiperprolactinemia inducida por el bloqueo dopaminérgico del
haloperidol pueden producir hipogonadismo o galactorrea. Algunas
mujeres pueden experimentar alteraciones de la menstruación, así
como ginecomastia, mastalgia y galactorrea. El exceso de prolactina en
los hombres puede producir impotencia, infertilidad y disfunción de la
eyaculación (eyaculación dolorosa)

La administración de haloperidol puede ocasionar una retinopatía


pigmentaria con o sin pigmentación de la piel. Cualquier alteración de la
visión (visión borrosa, miopía nocturna, etc) debe ser rápidamente
investigada. El haloperidol ha sido frecuentemente asociado al depósito
de partículas en la córnea y en el cristalino, además de otras
alteraciones oculares. El uso de cristales ahumados reduce de manera
significativa la aparición de esta reacción adversa.

El uso concomitante de otros fármacos anticolinérgicos aumenta la


posibilidad de que aparezcan efectos secundarios como visión borrosa,
midriasis, xerostomía, naúseas o vómitos, hipersalivación, retención
urinaria y constipación. Otros efectos gastrointestinales producidos por
el haloperidol son anorexia, diarrea y dispepsia.

Se han comunicado algunas reacciones adversa hematológicas


incluyendo leucopenia, leucocitosis y anemia. En raras ocasiones se ha
observado agranulocitosis pero siempre asociada a otros tratamientos
concomitantes.

Los antipsicóticos, incluyendo el haloperidol ocasionan frecuentemente


melanosis después de tratamientos prolongados. Las manchas de la piel
ocurren generalmente en las áreas expuestas al sol. Se recomienda que
los pacientes eviten la exposición al sol y utilicen protectores solares de
un factor de 20 o más. Puede producirse dermatitis de contacto de
alguna de las soluciones de haloperidol entra en contacto con la piel. En
el caso de salpicaduras al manipular los inyectables, debe lavarse
inmediatamente la zona afectada.

El haloperidol puede ocasionar neumonía debido a una deshidratación,


hemoconcentración y reducción de la ventilación pulmonar secundarias
a un depresión del sistema nervioso central.

La mayoría de los pacientes no experimentan ningún problema si se


discontinua abruptamente el tratamiento con haloperidol. Sin embargo,
se han observado ocasionalmente síntomas de discinesia tardía
transitorios cuando se discontinuado bruscamente el haloperidol.

PRESENTACION
 Haldol decanoato, amp 50 y 100 mg GENEVA
 Haldol lactato, amp 5 mg GENEVA
 Haloperidol com Mylan,
 Haloperidol, comp ROXANE

REFERENCIAS

 Shapiro BA, Warren J, Egol AB, et al. Practice parameters for intravenous
analgesia and sedation for adult patients in the intensive care unit. Crit
Care Med 1995;23:1596—1600.
 Shapiro BA, Warren J, Egol AB, et al. Practice parameters for intravenous
analgesia and sedation for adult patients in the intensive care unit. Crit
Care Med 1995;23:1596—1600.
 Gilman JT, Tuchman RF. Autism and associated behavioral disorders:
pharmacotherapeutic intervention. Ann Pharmacother 1995;29:47—56
 Schulman EA, Silberstein SD. Symptomatic and prophylactic treatment of
migraine and tension-type headache.Neurology 1992;42(suppl 2):16—
21.
 Tesar GE, Stern TA. Rapid tranquilization of the agitated intensive care
unit patient. J Intensive Care Med 1988;3:195—201. .
 Lewis JH. Hiccups: causes and cures. J Clin
Gastroenterol 1985;7:539—52.
 Kolodzik PW, Eilers MA. Hiccups (singultus): review and approach to
management. Ann Emer Med 1992;20:565—72.
 Wilt JL, Minnema AM, Johnson RF et al. Torsade de pointes associated
with the use of intravenous haloperidol. Ann Intern Med 1993;119:391—
4.
 Kriwisky M, Perry GY, Tarchitsky D, et al. Haloperidol-induced torsades
de pointes. Chest 1990;98:482—3.
 Raehl CL, Patel AK, LeRoy M. Drug-induced torsade de pointes. Clin
Pharm 1985;4:675—90.

You might also like