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En Toronto, una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, se encuentran

pintorescos barrios que reflejan las distintas nacionalidades de procedencia de sus


habitantes

Dos millones de personas viven en la capital de la provincia de Ontario,


probablemente la ciudad con mayor influencia estadounidense de Canadá debido
a su cercanía con el país vecino. Quizá por eso sea también la urbe canadiense
más multicultural: sólo uno de cada cuatro de sus habitantes es canadiense.
Prácticamente la mitad de su población la componen inmigrantes o hijos de
inmigrantes de todo el mundo llegados a la capital económica del país en busca
de una vida mejor.
Toronto puede presumir de ser una de las ciudades del mundo con más
nacionalidades y más variedad étnica y lingüística, lo que le otorga una riqueza
cultural indiscutible. Esta multiculturalidad, además, constituye un fenómeno
totalmente asumido por su población, que convive en un ambiente de igualdad de
trato y oportunidades, en el que no despuntan episodios de discriminación hacia
las minorías étnicas y nacionales.
La principal minoría de la ciudad es la italiana. La mayor parte de la población
italo-canadiense está asentada en el estado de Ontario y en Toronto los
habitantes de ascendencia italiana superan ya los 400.000. Infinidad de
restaurantes y negocios de Toronto están regentados por descendientes de
italianos e incluso existe un barrio, Little Italy, que se ha convertido en seña de
identidad de esta gran comunidad. En sus calles se suceden comercios,
restaurantes, heladerías y pizzerías, así como el ‘Italian Walk of Fame’, que
recuerda con estrellas en el suelo los nombres de personajes ilustres de origen
italiano.
Otra comunidad muy numerosa es la asiática, especialmente la china. En Toronto
conviven varios barrios chinos que dotan a la ciudad de un carácter pintoresco y
colorido. El Chinatown más céntrico se encuentra entre las avenidas Dundas y
Spadina, al oeste de la ciudad. Se ha convertido en uno de los barrios chinos más
grandes de Norteamérica. Aunque ya habían empezado a establecerse
emigrantes chinos en este área en el siglo XIX, fue a partir de 1960 cuando su
impronta étnica comenzó a consolidarse con la construcción del New City Hall,
que obligó a muchas de las familias que habitaban el Primer Chinatown a
trasladarse a esta zona. Si bien no hay monumentos, su ambiente, restaurantes y
tiendas de alimentación añaden exotismo a Toronto. Durante el año nuevo chino
se decora y organizan desfiles y actividades.
La población sudamericana también es muy relevante en Toronto. Asciende a más
de un cuarto de millón de habitantes. Por ello, escuchar español en esta ciudad
resulta algo bastante habitual. Otras minorías con mucha presencia son la india, la
portuguesa, la griega y la libanesa. Muchas de ellas se agrupan en el barrio de
Kensington, al norte de Chinatown. Este barrio fue poblado primero por irlandeses
y escoceses, a los que más tarde se unieron comerciantes judíos provenientes de
Europa. Posteriormente caribeños, africanos, asiáticos y sudamericanos lo han
convertido en un barrio muy animado. Su oferta de ocio es enorme, con
mercadillos, restaurantes, bares con actuaciones en directo, tiendas de diseño y
comercios especializados. En verano está en todo su esplendor y acoge varias
fiestas étnicas.

Una ciudad segura y animada

La mayoritaria presencia de ciudadanos de otras latitudes ha impreso en Toronto


un carácter particular que la diferencia notablemente de otras ciudades del país y
de Estados Unidos. La gente vive más en la calle y es más abierta, especialmente
en primavera y verano, cuando hace buen tiempo. Además Toronto, como el resto
de Canadá, es un lugar muy seguro donde prácticamente no existe delincuencia.

El mestizaje como seña de identidad

La vida cultural y social de Toronto es una de las grandes beneficiarias de este


mestizaje. Quizás éste sea uno de los factores que ha contribuido a favorecer la
floreciente actividad teatral, la proliferación de librerías siempre repletas o la gran
oferta de restaurantes, bares y discotecas de la ciudad. Este animado ambiente
compensa la corta lista de monumentos y enclaves históricos que reúne la ciudad.
CN Tower, corazón de Toronto

CN Tower

Aunque su nombre completo es Canadian National Tower, su apodo abreviado


como CN Tower forma el que probablemente sea el punto más turístico de
Toronto. Localizada en pleno centro de la ciudad, la torre fue construida por la
Canadian National Railway en 1973 para solucionar problemas de comunicación y,
de paso, convertirla en un símbolo de la industria nacional. Actualmente es la
cuarta estructura de este tipo más alta del mundo y su mirador, situado a 447
metros de altura, el tercero con más altura del planeta. La CN Tower corona
Toronto y lo preside con permiso del Rogers Centre, el estadio del equipo local de
béisbol Toronto Blue Jays, situado en la misma zona.

Subir a la CN Tower es toda una experiencia que cada año viven más de dos
millones de viajeros. En su interior, un ascensor de cristal conduce al visitante
hasta la cima, donde las vistas se pueden disfrutar desde el mirador, en los
ventanales de un restaurante y, para los más valientes, a través del suelo de
cristal dispuesto en algunas zonas.
Desde la torre, las vistas al centro financiero de la ciudad son espectaculares. Al
otro lado, el lago Ontario roza el horizonte dejando a la vista las Toronto Islands y
el Toronto Island Park, pequeñas islas cercanas al puerto en las que es posible
disfrutar de un día de naturaleza y barbacoas al aire libre a pocos minutos de la
gran ciudad.

Atractivos culturales

Beisbol

Gracias a la rica diversidad de nacionalidades y distintas culturas del mundo que


conviven y han convivido en la ciudad, la mezcla de todas ellas se vive en Toronto
en sus calles. Desde el centro de la ciudad, repleto de altos rascacielos, hasta el
barrio de Chinatown, los puestos de comida de todo tipo o los eventos y
festividades celebrados en el barrio griego o Greektown, localizado en Danforth
Avenue.

Los recintos culturales en Toronto se dividen en los que han sucumbido al carácter
moderno y vanguardista de la ciudad y los que, en cambio, han conservado su
forma tradicional. Dentro del primer grupo, el mayor atractivo cultural es el Museo
Real de Ontario o Royal Ontario Museum que, con sus más de 40 galerías, es el
quinto museo más grande de América del Norte y el más importante del país en
cultura mundial e historia natural. Sin embargo, lo que más llama la atención al
visitante antes de conocerlo es su espectacular fachada, formada de cristales y
formas futuristas. Además, el museo se encuentra situado muy cerca del enorme
Queens Park, un parque perfecto para pasear, descansar o pasar el día. Otras
estructuras modernas son la cúpula de cristal diseñada por Santiago Calatrava en
Brookfield Place que, conocida como la Galería Allen Lambert, conecta Bay Street
con Heritage Square, y la Galería de Arte de Ontario, un impresionante y moderno
edificio. En cuanto a puntos más clásicos o tradicionales, el más visitado lo forma
sin duda la famosa Casa Loma. Construida por el multimillonario Henry Mill Pellatt
en 1914, se trata de una enorme mansión de 98 habitaciones que el señor
finalmente tuvo que vender debido a los altos costes de mantenimiento. El
ayuntamiento de Toronto, sito en el City Hall de la ciudad que también merece una
visita, compró la mansión y la abrió como museo a partir de 1937. Cerca del City
Hall, la Catedral de St. James y su pequeño parque ofrecen una bella y antigua
imagen que contrasta con los enormes rascacielos.

Las vecinas maravillas naturales


A pesar de los atractivos de Toronto, dos de sus puntos fuertes se encuentran
fuera de la propia ciudad.

Cataratas del Niágara.

El primero de ellos lo forman las llamadas Thousand Islands o Las Mil Islas,
vestigios de una cadena montañosa de granito que actualmente se puede visitar
en cruceros turísticos de un día. La visita transcurre desde las riveras hasta las
construcciones de la zona de Kingston, testigo de la historia y el crecimiento de
Canadá.El segundo es quizá el más importante de la región. A una hora y media
aproximadamente desde el centro de Toronto, la frontera con los Estados Unidos
alberga uno de esos lugares que todos deseamos conocer alguna vez: las
Cataratas del Niágara. Su localización entre estos dos países de América del
Norte hace que cruzarlas signifique visitar dos naciones el mismo día entre
enormes cascadas y caídas de agua. La experiencia de cruzarlas en una pequeña
embarcación es indescriptible. Rodeados de agua que parece caer desde el cielo,
el adiós a Toronto es más difícil con su bella imagen en el recuerdo.

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