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Pensadores

de la Economía Colombiana

La ciencia de la Hacienda Pública


y la intervención del Estado en la
economía de los pueblos

Esteban Jaramillo*

Ciencia de la Hacienda Pública


La existencia en el hombre de necesidades de diversa índole
y su aspiración natural a satisfacerlas son el orígen de las insti-
tuciones políticas. El sér humano, al igual de las demás criaturas
vivientes, busca la satisfacción de aquellas exigencias de su or-
ganización física y moral, con el menor sacrificio posible y con
el máximun de utilidad y eficacia.

De esas necesidades, unas se satisfacen por el esfuerzo del


individuo, aisladamente o con el concurso particular de sus se-
mejantes, y otras, por medio de la sociedad política o civil; mas
para que pueda realizarse completamente la satisfacción de unas y otras, es necesaria al
hombre la vida en común con sus semejantes, en la cual, si aquellas necesidades aumen-
tan, se multiplican también los medios de satisfacerlas.

La vida en sociedad es natural al hombre, y desde los tiempos de Aristóteles se


ha dicho que aquél es un animal político y social. No han faltado quienes sostengan
que el hombre es por naturaleza un sér antisocial, que rechaza y mira con aversión
la comunidad con sus semejantes, y que sólo entra en ella porque su instinto le dice
que es más conveniente para él la vida en sociedad, pues por medio de ella satisface
mejor sus necesidades. Mas tan extraña teoría es a todas luces insustentable. ¿Cómo
pudo el hombre primitivo darse cuenta de las ventajas que le reportaba la vida en
sociedad, si no las había experimentado, puesto que su inclinación natural lo retraía
de la comunidad con sus semejantes? El ser humano, como los otros animales, busca
la reunión con los demás seres de su especie, y al través de todas las épocas de la
historia se le ve formando parte, primero de la familia, después de la tribu, luego del
clan, y por último de la sociedad civil y política.

* Fue el más connotado economista en los años veinte y treinta y por consiguiente ministro de Hacienda en
varios de los gobiernos de esa época.

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Imagen: ColArte Aquel patrimonio es lo que constituye la


Hacienda Pública. Puede definirse ésta dicien-
do que es el conjunto de bienes materiales de que
disponen los que gobiernan las entidades políti-
cas, para atender a la satisfacción de las necesi-
dades colectivas.

La Hacienda Pública es cosa distinta de la


Ciencia de la Hacienda Pública, llamada también
Ciencia de las Finanzas y Ciencia Fiscal. Esta es
el conjunto de reglas y principios que determinan la
manera de constituir, administrar e invertir el patri-
monio público. En la constitución del patrimonio
público, la Ciencia Fiscal estudia la manera de
formarlo, analizando detalladamente las distin-
tas fuentes de ingresos que componen el Tesoro
o el Erario Público, así de aquellos que emanan
de los bienes de la comunidad misma, como de
los que provienen del tesoro de los particulares.
En la administración del expresado patrimonio, la
Toda sociedad presupone la existencia de un Ciencia Fiscal estudia la organización que debe
gobierno, es decir, de un poder de representación, darse al manejo y recaudación de los dineros pú-
de dirección y de defensa. En la primera forma de blicos, señalando las normas para que aquellas
sociedad este poder es ejercido por el padre de fa- funciones se desempeñen con la mayor eficacia,
milia. En la tribu y en el clan desempeña las fun- equidad y economía. Y por último, en la inversión
ciones de gobierno o jefe de la colectividad el más de los fondos públicos, dicha ciencia establece los
fuerte, el más anciano o el más virtuoso, como principios fundamentales de los gastos comunes,
guerrero, juez y sumo sacerdote, para atender a la a fin de que aquéllos se decreten y se realicen
defensa de la comunidad, al castigo de los delitos en forma tal y en tal cuantía que correspondan
y contravenciones y a la dirección del sentimiento debidamente a la satisfacción de las necesidades
religioso, natural al hombre. colectivas, dentro de las conveniencias económi-
cas de la respectiva entidad política.
De la necesidad biológica, social e histórica
del gobierno, surge otra necesidad: la de un pa- Objeto de la Ciencia de la Hacienda Pública
trimonio colectivo, es decir, de cierta cantidad es no solamente la que pertenece a la Nación,
de bienes materiales, puesta a disposición del sino también las de los Departamentos y los
gobierno, para que éste pueda llenar las funcio- Municipios, es decir, de las diversas entidades
nes que le incumben, pues ni los encargados de de derecho público.
servicios públicos los prestan gratuitamente, ni
los objetos y elementos de todo género, necesa- En el siglo pasado y en lo que va corrido del
rios para el desempeño de la labor gubernativa, presente las cuestiones relacionadas con la Ha-
se pueden adquirir ordinariamente sin com- cienda Pública han adquirido excepcional impor-
pensación alguna. En las sociedades primitivas tancia, debido a las siguientes causas: al aumento
aquel patrimonio tuvo que ser de muy escasa constante de las necesidades públicas; al desarro-
importancia, dado el sencillo mecanismo de los llo considerable de la riqueza en casi todos los
gobiernos patriarcales o de tribu; pero a medida países del mundo; al ensanche cada día mayor de
que la labor del gobierno ha ido extendiéndose la misión social y civilizadora del Estado; al pro-
e intensificándose, la cantidad de bienes nece- greso enorme del capitalismo, que crea constan-
sarios para llevarla a cabo ha aumentado cons- temente nuevas formas de beneficios pecuniarios,
tantemente, hasta llegar a las cifras colosales de y a la implantación en la mayor parte de los pue-
los modernos presupuestos. blos del orbe de instituciones democráticas, que

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intensifican y extienden minuto por minuto las tuando quizás el parlamento


funciones de la administración pública. inglés, pocos son los Diputados
que en materia de Hacienda
A la Hacienda Pública están vinculados to- tienen ideas claras y bien ma-
dos los ramos del servicio administrativo, así duradas. De ahí la necesidad,
en la Nación, como en los Departamentos y en especialmente en tiempos de
los Municipios. La defensa nacional, la paz y sufragio universal, de una gran
el orden internos, la administración de justicia, difusión de los principios que
el cultivo de las relaciones exteriores, la ins- rigen la Economía del Estado,
trucción y educación del pueblo, los distintos porque es ilusoria toda fiscali-
medios de comunicación, las obras higiénica y zación del Parlamento e inútil
de sanidad, el servicio de las deudas públicas, la crítica de la prensa sobre la
el tren administrativo, las empresas sociales y política financiera de la minoría
de filantropía oficial, todo tiene que ver con la gobernante, cuando ambas no
mayor o menor cantidad de dinero necesario van acompañadas de un exac-
para que aquellos servicios correspondan al fin to conocimiento de los hechos
primordial de toda organización política, que financieros y de sus consecuen-
consiste en procurar a los hombres la mayor cias políticas y económicas».
suma posible de bienestar sobre la tierra.
«Un pueblo -dice Novicow-
De aquí la necesidad imperiosa de un estudio se halla siempre guiado por un
que tan directamente atañe a vitales intereses de pequeño número de hombres,
la sociedad, y que por desgracia no ha recibido y librar del error a esos pocos
entre nosotros, de los hombres públicos del país, hombres, equivale a librar de él
todo el cuidado y la atención que merece. Prueba al pueblo entero y a prepararle
de ello es la manera, empírica unas veces, utó- mejores destinos».
pica otras, y siempre superficial, como se tratan
las cuestiones fiscales en nuestros Parlamentos, Los campos en que se
Asambleas y Concejos Municipales. ¿Y cómo no mueven la actividad financiera
ha de ser así, si en la Universidad Nacional no se y la economía privada presen-
hacían, hasta el año pasado, estudios de Hacienda tan diferencias sustanciales,
Pública por los alumnos de la Facultad de Dere- de las cuales las más notorias
cho y Ciencias Políticas? Un caso de excepción a son las siguientes:
esta general incuria, que debe registrarse con be-
neplácito, fue la iniciativa tomada por la Asamblea
de Cundinamarca en 1918, al crear la Cátedra de
Hacienda Pública en el Colegio Mayor de Nuestra
Señora del Rosario de Bogotá, iniciativa que corre
pareja con aquella otra, no menos encomiable, de
la misma Asamblea, de establecer por primera vez,
anticipándose al Congreso, el impuesto proporcio-
nal sobre la renta de los ciudadanos.

Mas no es Colombia el único país a que pue-


de extenderse esta censura. Léase lo que a este
respecto dice el Profesor de la Universidad de Bo-
lonia, Federico Flora: «Y sin embargo, aunque los
representantes de la nación concurren anualmen-
te en todos los países civilizados a la determina-
ción de los ingresos y gastos del Estado, no es
decir demasiado, advierte Geficken, que, excep- Imagen: www.fotosimagenes.org

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1.ª La economía privada bienes materiales, como las vías de monopolios, o estableciendo
tiene por objeto primordial fo- de comunicación, la beneficen- tributos de carácter obligatorio,
mentar el bienestar de un redu- cia pública y otros análogos; o decretando expropiaciones, o
cido número de individuos, que procurándose los servicios de
componen la familia, mientras 3.ª La economía privada los funcionarios públicos me-
que la economía pública se contempla sólo el presente o un diante el señalamiento de asig-
propone satisfacer necesida- futuro próximo, que es el de la naciones fijas, sin otra forma de
des de la colectividad política, vida del individuo o de su fami- contrato que el nombramiento
cuyo radio de acción es mucho lia; mientras que la economía fi- de los titulares respectivos. Sólo
más amplio; de lo cual resulta nanciera mira a un futuro remo- en casos especiales adquiere el
una enorme diferencia entre la to, que es el de la comunidad, Estado, por medio de contrato,
cuantía de los recursos necesa- de duración indefinida. Esta los objetos necesarios para la
rios al individuo y la de aqué- diferencia impone criterios muy labor administrativa; pero aun
llos que demandan las exigen- distintos para una y otra activi- en este caso se advierte la dife-
cias de la comunidad política; dad, desde el punto de vista de rencia entre las dos actividades,
las obligaciones del individuo y porque la entidad pública paga
2.ª La economía privada se del Estado, pues si el primero el precio de aquellos objetos
propone en primer término sa- no debe por lo regular acometer con dinero obtenido casi siem-
tisfacer necesidades materiales empresas de muy larga duración pre por imposición, y el indivi-
de los individuos, tales como ni contraer deudas que hayan duo, con fondos adquiridos por
la alimentación, el vestido y la de redimirse en un lapso muy él, en comercio libre;
habitación, y secundariamen- extenso, las entidades públicas
te, la adquisición de bienes de sí pueden hacerlo, porque cuen- 5.ª Las entidades públicas,
carácter inmaterial, como la tan con un futuro de duración cuando se procuran lo necesa-
educación intelectual, moral y indefinida. De aquí las deudas rio para satisfacer las exigencias
estética; al paso que la econo- perpetuas de los Estados; de la comunidad, no tienen en
mía pública o financiera busca, cuenta el lucro o beneficio pe-
ante todo, la satisfacción de 4.ª El individuo se procura cuniario de su actividad finan-
necesidades colectivas de orden las cosas que le son necesarias ciera cuyo fin primordial es pro-
inmaterial, como son la defensa por medio de contratos o con- curar el bien común.
nacional, la conservación de la venciones de carácter volunta-
paz pública, la protección de los rio y sujetos a la ley de la libre El individuo sí busca siem-
derechos, la administración de competencia; al paso que el Es- pre o casi siempre una ganan-
justicia, la instrucción pública, tado obra en el ejercicio de su cia efectiva en las operaciones
etc., y de un modo secundario, actividad económica por medio industriales y comerciales que

Imagen: BanRepCultural

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lleva a cabo. Aun en las empre- que limitarse a consideraciones


sas industriales que maneja la de carácter general sobre su ne-
entidad política se limita a exi- cesidad e importancia;
gir como precio de los servicios
que presta el costo efectivo de 7.ª Las entidades políticas
ellos, sin dejar un margen de no pueden atender a los gastos
utilidad, y aun se observa con públicos por medio de una sola
frecuencia que por muchos de renta, debido a los inconve-
esos servicios no se carga si- nientes de todo género que se
quiera el monto de lo que cues- presentan para recaudar de una
tan, pues se llevan a cabo úni- fuente única sumas tan cuan-
camente con fines de utilidad tiosas como las que exigen los
pública. De aquí que el Estado presupuestos oficiales. Debido
no sea negociante, industrial o a esto, todos los Estados y en-
empresario en la forma en que tidades políticas tienen diversas
lo son los particulares pues se fuentes de ingresos públicos,
propone, ante todo, realizar mientras que el individuo pue-
una utilidad de orden social, de derivar su subsistencia de
moral o político; una sola renta; tos necesarios, es decir, procu-
rarse las rentas suficientes para
6.ª En la economía del Esta- 8.ª El Estado, al ejercitar su atender a aquellas necesidades
do no es posible fijar con pre- actividad económica, no debe colectivas que deben ser sa-
cisión en cada caso la utilidad proponerse atesorar o acumular tisfechas. Pero esta diferencia,
o rendimiento líquido de las fondos que permanezcan ocio- exagerada por los escritores
erogaciones que se hacen, lo sos en las arcas públicas, o que socialistas, no debe entenderse
que no pasa con la economía se capitalicen sin otro objeto en sentido absoluto, pues su
privada, pues el individuo pue- que formar caudales de reserva; aplicación podría conducir a la
de de ordinario determinar la al paso que el individuo sí bus- prodigalidad administrativa, o a
utilidad o la pérdida que le han ca ordinariamente un margen que se gravara a la comunidad
dejado sus negocios. Esto pro- de capitalización, que no con- con cargas tributarias superio-
viene del carácter generalmente sume en la satisfacción de sus res a su capacidad económica,
inmaterial de los servicios que necesidades. La acumulación la cual tiene límites definidos,
prestan las entidades públicas, de ingentes sumas de dinero como son la magnitud de las
cuya utilidad no puede redu- por parte de las entidades po- riquezas de aquélla y el mon-
cirse a números. ¿Cómo puede, líticas envuelve graves peligros, to de su renta. Si este límite
por ejemplo, hacerse el balan- puesto que aquéllas son tenta- se sobrepasa, puede producirse
ce de la utilidad que reporta la ciones para aventuras bélicas o un verdadero retroceso, afec-
instrucción pública o la admi- para gastos extravagantes y su- tando las fuentes mismas de
nistración de justicia? De aquí perfluos. Las sumas excedentes la riqueza pública. Mas si, con
provienen la facilidad con que en los presupuestos públicos un criterio de respeto exage-
se atacan los gastos públicos en sólo pueden servir para realizar rado hacia los contribuyentes,
la prensa y en el parlamento, y obras de progreso, o para dis- se reducen los gastos públicos
la dificultad para defenderlos. minuír el peso de los tributos; a cifras que no alcanzan a sa-
Es arma política de extraordi- tisfacer todas las necesidades
naria eficacia la censura al Go- 9.ª Por último, en la econo- colectivas indispensables, viene
bierno por los gastos que lleva mía privada el individuo debe forzosamente otro género de
a cabo, pues los representantes proponerse amoldar sus gastos retroceso, tan perjudicial como
del Poder Ejecutivo están de a sus entradas; y en la econo- el primero, pues el Estado se
ordinario imposibilitados para mía pública, el Estado debe, pone en incapacidad de llenar
comprobar con números la uti- por lo general, acomodar las debidamente su misión políti-
lidad de tales gastos, y tienen entradas del Tesoro a los gas- ca, administrativa, económica

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y social. El sistema empírico y el príncipe lo explotaba como


de equilibrar presupuestos me- cosa propia; era una Hacien-
diante la simple reducción de da en que, como dice Fustal
los servicios públicos, sin hacer de Coulanges, “la monarquía
esfuerzo alguno por arbitrar feudal no tenía sino rentas se-
recursos al Erario, es rechaza- ñoriales; no tenía rentas reales;
do por todos los expositores sus recursos consistían única-
de Hacienda Pública. El orden mente en lo que se llamaba su
y la economía deben presidir a dominio”; la Hacienda Regalís-
toda correcta organización fis- tica correspondiente a las gran-
cal; pero no con el propósito de des monarquías absolutas y de
abstenerse de satisfacer necesi- derecho divino, en las que las
dades efectivas, sino de hacerlo necesidades públicas se con-
con el menor costo posible. De fundían en cierto modo con
aquí que todo presupuesto de las del monarca y de las clases
rentas y gastos imponga dos aristocráticas, que gozaban de
investigaciones, a cual más ne- especiales privilegios o regalías,
cesaria: la que exige la deter- y la noción del impuesto se
minación precisa de los gastos, confundía con la de expolia-
indispensables para una eficaz ción; y por último, la Hacienda
labor gubernativa, y la que de- Tributaria, derivación del mo-
manda el conocimiento perfec- derno régimen representativo,
to de la potencia económica del en que la soberanía reside en
país, que es el termómetro de la nación y de ella emanan, por
su capacidad tributaria. el ejercicio del derecho electo-
ral, los poderes públicos que
De las diferencias apunta- ordenan los gastos e imponen
das entre las dos actividades, los tributos. Por esta razón no
la económica y la financiera, son mirados hoy aquellos gra-
surge la necesidad de un cri- vámenes como imposiciones
terio distinto para el logro de dictatoriales de una autoridad
los fines que ambas se propo- extraña al pueblo y reñida con
nen alcanzar, lo que supone sus intereses, sino como exi-
a la vez capacidades distintas gencias hechas a la sociedad
en los que manejan negocios por sus genuinos representan-
particulares y en los que asu- tes, para atender al Gobierno
men la dirección de las finan- de todos y para todos.
zas del Estado.
Los fondos y objetos nece-
Los tratadistas de Ciencia sarios para atender a los servi-
Fiscal distinguen tres clases cios públicos pueden adquirirse
de Hacienda Pública, corres- de tres maneras: gratuitamente
pondientes a los tres últimos como en los antiguos tributos
períodos históricos de la hu- de ayuda o benevolencia del
manidad, según la forma de pueblo, usados en Inglaterra, o
las instituciones políticas que los que obtenían, por medio de
en ella han imperado, a saber: ruegos a los súbditos de Amé-
la Hacienda patrimonial de la rica, los Monarcas españoles, o
Edad Media, en que el dominio los que recauda la Iglesia por
del suelo era el signo caracte- el sistema de limosnas; obli-
rístico de la autoridad política, gatoriamente, como en todos

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los impuestos exigidos de ma- en ordenaciones de la potestad


nera periódica e invariable por soberana -leyes, ordenanzas,
las entidades públicas a los decretos, acuerdos- los prin-
ciudadanos, que disfrutan de cipios de la ciencia pura y las
la protección del Estado, y en enseñanzas de la política fiscal.
forma contractual, o sea por
convenciones de venta, permu- A la primera y a la tercera
ta, arriendos y préstamos, ya de estas investigaciones corres-
sean expresas, ya tácitas, como ponden, respectivamente, la
en las tasas que se cobran por ciencia y el arte fiscal; la ciencia
ciertos servicios. que define y el arte que realiza.
Ambos son igualmente necesa-
La actividad financiera tie- rios: la ciencia sin el arte con-
ne, como dice Flora, dos mo- duce a la utopía; el arte sin la
mentos: la determinación de ciencia lleva al empirismo.
los gastos necesarios a los entes
políticos, y la apropiación de El siguiente ejemplo deter-
los recursos indispensables para mina mejor el campo de acción
efectuar aquéllos. Alrededor de de las cuatro investigaciones
estas dos funciones gira todo el anotadas. Hay, un principio en
estudio de la Hacienda Pública. virtud del cual los ciudadanos
deben contribuir para las car-
Este estudio comprende gas públicas en la medida de su
cuatro clases de investigacio- capacidad tributaria.
nes, a saber: a) investigación
abstracta, que corresponde Este principio corresponde
a la ciencia pura, y que bus- a la Ciencia Fiscal. La manera
ca las causas primeras y ana- como ese principio se ha enten-
liza los principios generales y dido en distintas épocas corres-
constantes que rigen la econo- ponde a la investigación his-
mía de las entidades públicas; tórica. El modo de aplicarlo a
b) investigación histórica, que un país y en un momento dado
observa el curso de las institu- con la mayor ventaja posible, es
ciones fiscales a través de los del resorte del arte fiscal; y per-
Imagen: Ecopetrol

tiempos, y descubre, a la luz de tenece, por último, a la investi-


las enseñanzas de la historia, gación jurídica o legislativa, la
los beneficios o daños que han realización de tal principio y su
traído consigo; c) investigación implantación en las leyes y dis-
política, que busca la manera posiciones fiscales.
más conveniente de aplicar a
la vida real y a las circunstan- La Ciencia de la Hacienda
cias de lugar y de tiempo, los Pública puede tener fines fisca-
principios de la ciencia pura, les, sociales y económicos. El pri-
procurando, con la adapta- mero es el primordial; los otros
ción a aquellas circunstancias, dos son secundarios. Procurarle
que la realización de las leyes ingresos al fisco y determinar la
generales se efectúe de mane- manera de invertirlos en bene-
ra armónica con los intereses ficio de la comunidad, es el fin
económicos y sociales de la principal de este estudio; pero
entidad respectiva, y d) investi- al realizarlo, se pueden obtener
gación legislativa, que traduce también fines sociales y fines

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económicos. Los primeros se alcanzan repartien- política se entiende el imperio de las institucio-
do las cargas públicas en forma tal, que pesen nes democráticas, está demostrado que son ellas
lo más ligeramente posible sobre las clases ba- las que han engendrado métodos más correctos,
jas, e invirtiendo los recursos del tesoro en obras justos y eficaces para la repartición de las cargas
de fomento e interés social, para levantar el ni- públicas, para el buen manejo de los intereses co-
vel físico y moral de aquellas clases. En todos munes y para la debida fiscalización del empleo
los países civilizados se procura lograr este fin de ellos. Pero también puede decirse a la inver-
social de la Hacienda Pública, en cuanto no se sa: «dadme buenas finanzas y yo os daré buena
afecten con ello las bases mismas de la actual política», pues los gobiernos sin recursos están
organización de la sociedad; pero los partidarios incapacitados para llenar muchas de las funcio-
del socialismo de Estado se esfuerzan, cada día nes inherentes a una sana política. La penuria en
con mayor tesón, por convertir el fisco en ins- que se hallan los conduce muchas veces a la ar-
trumento para alcanzar una soñada igualdad de bitrariedad, y la oposición que, por eso mismo,
fortunas, especialmente por medio de elevados les hacen los partidos, declarándolos responsables
impuestos progresivos y con medidas tendien- de todos los desastres fiscales y económicos, les
tes a la nacionalización de la propiedad privada. crea nuevos obstáculos para el desarrollo de una
Los fines económicos se realizan organizando los política amplia, seria e imparcial.
impuestos, y especialmente el de aduanas, con el
criterio de protección a ciertas industrias, o des- Íntima relación tiene también la Ciencia de
tinando fondos del Erario a la ejecución de obras la Hacienda Pública con la Economía Política;
públicas que fomenten el desarrollo de aquéllas. pero hoy ya no es aquélla una parte de ésta,
como se la consideró por el ilustre Adam Smith
La política interior y la Hacienda Pública se y por algunos de sus discípulos. Ya hemos visto
hallan por doquiera estrechamente ligadas. “Dad- cuántas diferencias existen entre la actividad
me buena política y yo os daré buenas finanzas”, financiera y la actividad económica, diferen-
decía el barón Luis, Ministro de Hacienda de cias que naturalmente tienen que imponer una
Francia en la Monarquía de Julio. Y en efecto, separación en los campos donde se mueven
buena política es la garantía y la protección de aquellas dos disciplinas. Hemos visto también
todos los derechos, el ejercicio de la justicia dis- que la Ciencia Fiscal se roza estrechamente con
tributiva, la imparcialidad oficial en la lucha de cuestiones políticas y sociales, que no son pro-
los partidos, el obedecimiento a la constitución piamente del dominio de la Economía Política.
y a las leyes, el respeto por las obligaciones del Y por último, el mismo Adam Smith reconoció
Estado y el empleo de los hombres capaces en el tácitamente aquella diferencia cuando sentó,
manejo de los haberes públicos; y está atmósfe- entre los principios fundamentales de toda sana
ra de protección y de justicia; de honor a la fe imposición, aquel en virtud del cual las cargas
pública y de imparcialidad oficial, es la más pro- públicas deben distribuírse entre los asociados
picia para el desenvolvimiento económico, para en proporción a su capacidad o habilidad tribu-
la ordenada marcha de las finanzas públicas y taria, principio mucho más hondo que los de la
para consolidar el crédito del país. Y si por buena ciencia económica, puesto que tiene su raíz en

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la justicia. Mas si son distintas las dos ciencias, Sagrada, provino de los excesivos impuestos;
están íntimamente enlazadas, pues desde los la decadencia de la tercera civilización egipcia
tiempos de Diomedes Cárafa, se conoce como tuvo un origen semejante, según algunos his-
uno de los principios esenciales de la Ciencia toriadores; la ruina del imperio romano, según
de la Hacienda Pública el que aquel autor con- Mommsen, fue ocasionada, entre otras causas,
signaba en la siguiente fórmula: «El príncipe por la presión de cargas públicas abrumadoras;
debe recordar que la riqueza de sus súbditos las revoluciones inglesas contra Juan sin Tierra,
es el fundamento real de la prosperidad de las y más tarde contra Carlos I y Jacobo II, fue-
finanzas de aquél». La situación económica del ron motivadas principalmente por cuestiones
país, el estado de sus industrias el desarrollo fiscales; la gran revolución francesa, que Taine
de sus riquezas, la prosperidad de su comercio, califica de «ola de hambre, que subió de unos
son circunstancias que influyen de manera de- estómagos vacíos a unos cerebros enfermos»,
finitiva en la organización fiscal, pues poco o tuvo también causas fiscales y económicas:los
nada puede obtener el Erario de los asociados, impuestos excesivos, el derroche de la Corte, la
si el tesoro de éstos se encuentra en estado de falta de fiscalización de los gastos públicos y la
penuria. Por otra parte, el ejercicio de la acti- ruina de las industrias; la revolución de los Co-
vidad financiera puede tener hondas repercu- muneros en Colombia fue una protesta armada
siones en la situación económica del país: los contra pesadas cargas fiscales; la emancipación
fuertes impuestos tienden a producir el desa- de las colonias inglesas y españolas de Amé-
liento en las industrias, la inmovilización de la rica provino, en parte muy considerable, de
propiedad, la limitación de los consumos o la absurdos regímenes tributarios; la guerra del
mala distribución de la riqueza; las medidas Transvaal fue debida al inicuo repartimiento de
fiscales inconvenientes, como las emisiones de los impuestos, y la lucha política encarnizada
papel moneda de curso forzoso, perjudican la que se entabló en Inglaterra desde 1909 contra
circulación monetaria, y los monopolios oficia- la preponderancia de la Cámara de los Lores
les impiden y embarazan la libre competencia. y que ha culminado en el incontrastable pre-
dominio de la Cámara de los Comunes, para
Si para los hombres públicos es indispensable todo lo relacionado con cuestiones financieras,
el conocimiento de los principios de esta ciencia, no ha tenido otro motivo que la necesidad de
no es indiferente para los particulares, pues la ma- quitarle a aquélla el derecho del veto para esta-
yor parte de los actos de la vida económica, social blecer tributos sobre las propiedades de la clase
y jurídica de los hombres tiene que ver con las aristocrática, que Lloyd George necesitaba para
finanzas públicas. A todo podemos escapar, se ha fines sociales y de defensa nacional.
dicho, menos a los impuestos y a la muerte.
Auxiliares importantes de la Ciencia de la
La transgresión de los principios de la Cien- Hacienda Pública son: la Historia Fiscal, la Le-
cia Fiscal ha sido en todas las épocas de la gislación fiscal comparada, la estadística, la con-
historia causa y origen de grandes conmocio-
nes políticas y sociales. Si, como dice Flora,
en otro tiempo intervenían la piedad y la au-
dacia de las jóvenes princesas para inducir a
los príncipes a abolir los más odiosos impues-
tos, estos fueron casos de excepción, pues lo
ordinario es que los pueblos, abrumados por
el peso de tributos injustos y excesivos, han
apelado a la revolución para libertarse de ellos,
y bien puede decirse que en el fondo de las
grandes luchas armadas que han agitado a la
humanidad, ha habido causas fiscales y econó-
micas más o menos profundas. El cisma de las
tribus de Israel, de que nos habla la Historia

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tabilidad y las ciencias sociales en general. La cambio, es un hombre de buena fe, un purita-
historia fiscal nos da a conocer los resultados no, un convencido, de una lealtad incontrastable
de las instituciones financieras al través de los a los cánones de su credo político y económico.
siglos, la evolución histórica de los sistemas ren- Antes de 1914 habría sido un buen Presidente
tísticos y de los gastos públicos y las influencias de los Estados Unidos, uno de tantos estadistas
que han tenido en el adelanto, estancamiento y mediocres, apacibles y silenciosos, a quienes una
progreso de los pueblos las aplicaciones prácticas riqueza colectiva ingente y un progreso nacio-
de aquella ciencia. La Legislación fiscal compa- nal incesante, les comunicaba el brillo glorioso
rada nos enseña la manera como las principios de los grandes conductores. Era la época en que
de dicha ciencia se han traducido en mandatos la fórmula económica del Gobierno consistía en
de la potestad soberana. La Estadística reduce a no hacer y dejar hacer. Diez y seis años más tarde
números la situación económica de los países, su la fórmula resultó desastrosa, y el Presidente que
población, su riqueza, sus rentas, el estado de su la aplicó, con obstinación apenas comparable a
comercio, en una palabra, los factores esencia- su buena fe, tuvo que presenciar desde la torre
les de su capacidad fiscal. La Contabilidad oficial almenada de su individualismo, el hundimiento
hace ver la situación en cada período fiscal de financiero de su país, el de su propio prestigio y
los ingresos y egresos públicos, y es la norma el del partido político que lo llevó al poder y que
segura para conocer los resultados prácticos de parecía invencible.
los presupuestos de rentas y gastos, es decir, del
último balance de la política financiera del Par- El libro de Hoover plantea el problema, cada
lamento y del Gobierno. Por último, todas las día más palpitante, de la intervención del Esta-
ciencias sociales son auxiliares de la Ciencia Fis- do en la economía de los pueblos. Para Hoover la
cal, porque los principios de ella están llamados libertad resuelve por sí sola todos los problemas
a tener aplicación práctica en la sociedad civil económicos, así se trate del valor de la moneda,
y política de los hombres, que es el objeto de como del precio de los salarios, del equilibrio entre
aquellas disciplinas. Lo dicho hasta aquí demues- la producción y el consumo, del reparto y distribu-
tra la importancia y complejidad de este estudio ción de la riqueza. «Dentro del espíritu de libertad,
y las dificultades que presenta, superiores a veces dice, hemos desarrollado constantemente altos ni-
a la capacidad de los más hábiles financistas. veles de vida y nobles ideales en las relaciones de
los hombres, un gran sistema de adelanto para la
humanidad». «El liberalismo cayó primero en los
La intervención del Estado en la países de su origen, y hoy se encuentra amenaza-
economía de los pueblos
Revista del Banco de la República, agosto,
1935. No. 94.
Imagen: Internet - Desconocido

La Casa Editorial de Charles Scribner’s Sons,


de New York, publicó a fines del año pasado
un libro de Herbert Hoover, titulado «El Desafío
a la Libertad» (The Challenge to Liberty), obra
vigorosa de combate, que puede servir de ca-
tecismo y de guía filosófica a los creyentes de-
votos del liberalismo económico. El infortunado
ex-Presidente, que vio desencadenarse durante
su administración el cataclismo financiero de
mayores proporciones que registra la historia de
la gran democracia del Norte, no es un escri-
tor brillante, ni un consumado financista, ni un
gran técnico en asuntos de Gobierno; pero en

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dad, seguridad y bienestar. Pero


es maléfica y estéril esa libertad
cuando contribuye a agravar los
males sociales, a hacer más no-
torias e irritantes las desigualda-
des económicas, a crear situa-
ciones odiosas de privilegio o a
privar del sustento a los menos
capaces. La libertad de industria,
la libertad de comercio, la liber-
Imagen: Internet - Desconocido
tad de cambios son excelentes;
pero cuando el ejercicio de esas
do en muchas otras regiones. Ciertamente, la suerte del liberalismo libertades trae consigo la explo-
depende hoy principalmente de las grandes naciones, América, el tación injusta de los obreros, los
Imperio Británico y Francia. Es dentro de estos países donde las for- atentados contra el porvenir de
talezas de la libertad aunque muy debilitadas, pueden sostenerse. Si la raza, las crisis de superpro-
ellas caen, caerán también los reductos menos fuertes. En América, ducción, el desempleo, el acapa-
donde la libertad tuvo más brillo y alumbró con su luz a los demás ramiento de los géneros alimen-
países, está hoy amenazada y en peligro». ticios o la ruina de la moneda,
falta a sus deberes esenciales el
Para Hoover, las amenazas de la libertad no son solamente el Estado que no interviene para
fascismo, el nacismo, el socialismo y el comunismo, cuyos resultados poner a raya esa libertad enemi-
finales son la implantación de la tiranía y la abolición del Gobierno ga del bien público.
del pueblo. En su concepto, esas formas europeas de estatismo no
son las que amenazan la libertad en América, la única América de La absoluta libertad econó-
que él habla, o sea los Estados Unidos del Norte. Aquí el peligro mica es una utopía social, por
consiste, según él, en los nuevos ensayos de economía dirigida o la sencilla razón de que sólo es
regimentada. «Todo paso fuera de la libertad trae consigo otro, y concebible dentro del reinado de
éste impone un tercero. El apetito de poder crece con toda opor- otra utopía, la igualdad econó-
tunidad de ejercerlo, y el poder sobre los derechos de los hombres mica, puesto que en este caso los
conduce, no a la humildad, sino a la arrogancia, y la arrogancia pide contendores luchan con armas
constantemente más poder. Unos pocos pasos dislocan de tal ma- iguales. Pero dada la existencia
nera las fuerzas sociales, que el despotismo viene a ser inevitable en inevitable de la desigualdad eco-
alguna forma, y la libertad sucumbe». Es no sólo el intervencionismo nómica, la libertad económica es
llamado a juicio por el liberalismo económico, sino el Gobierno de la consagración del derecho del
Franklin Roosevelt enjuiciado por su antecesor en forma vehemente más fuerte, derecho cuyo ejerci-
y perentoria. Pero el problema que el estatismo plantea es diferente. cio puede conducir a la explota-
No se trata de saber si la intervención del Estado en los asuntos ción y la ruina sin control de los
económicos implica una limitación a la libertad, pues siempre que menos capaces. Por eso el libe-
el poder soberano penetra en el dominio de las actividades privadas ralismo económico en la forma
en cualquier forma que sea, restringe la libertad individual, lo mismo absoluta en que fue consagra-
cuando prescribe reglas de higiene pública o reglamenta el tránsito do por la Revolución francesa y
interurbano, que cuando prohíbe los «trusts» o dicta normas sobre defendido por los economistas
la organización bancaria. Lo que se trata de saber es si la libertad, clásicos, sólo tuvo su realización
entendida así en forma irrestricta, es el bien supremo de los pueblos, efectiva a principios del pasado
y si esa libertad debe limitarse cuando quiera que su ejercicio sin siglo, y con ¡qué resultados! La
control puede ocasionar graves males a la comunidad. más inhumana y escandalosa ex-
plotación de la clase obrera y la
Nada más benéfico y fecundo que la libertad cuando dentro acumulación de inmensas fortu-
de ella se desenvuelven en forma armónica y equilibrada las activi- nas a expensas del trabajo y del
dades económicas de los pueblos, procurándoles justicia, tranquili- dolor humanos. Ese repugnante

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espectáculo mostró el absurdo los problemas más difíciles que


que entrañaba un sistema eco- puede presentársele a un hom-
nómico en que cada uno podía bre de Estado. Ante todo, hay
enriquecerse como pudiera y que tener en cuenta la índole
como quisiera, y en que el Es- de cada país, sus tradiciones, su
tado, indiferente e inerme, de- grado de cultura social, política
jaba hacer, dejaba pasar, como y económica, Inglaterra es re-
si fuera una entidad extraña al fractaria, por muchos motivos,
conglomerado social. Desde en- al intervencionismo; los Esta-
tonces ese liberalismo pertenece dos Unidos lo toleran cuando
a la historia, y ha venido implan- se realiza, según los métodos
tándose y extendiéndose por el de Roosevelt, en forma que co-
mundo, bajo formas múltiples rresponde al temperamento na-
y variadas, el intervencionismo cional, amigo de las cosas gran-
económico del Estado. des y de las emociones fuertes;
Alemania es un país organizado
A ese intervencionismo se históricamente para tener siem-
le llama hoy economía dirigida, pre una economía intervenida.
economía regimentada, y eco-
Imagen: Televisión de Galicia
nomía compensada. Lo apro- Toda intervención del Es-
piado de cada uno de esos ca- tado en las actividades econó-
lificativos depende de la forma, micas, favorece, en forma más
más o menos extensa o intensa, o menos directa determinados
de la intervención del Estado y intereses y afecta otros. Hay
de los fines que persigue. Ejem- que contar y, pues, para llevar
plos clásicos de la economía a cabo esa intervención, con
dirigida los encontramos en las resistencias de los intere-
las organizaciones socialistas y ses afectados. Los industriales
fascistas, y de la economía regi- claman porque el Gobierno in-
mentada en la revolución eco- tervenga para defenderlos, por
nómica del Presidente Roose- medio de altas murallas aran-
velt. La economía compensada celarias, contra la competencia
obedece a una teoría interme- extranjera; pero ponen el grito
dia, que justifica la interven- en los cielos cuando el Estado,
ción del Estado cuandoquiera en busca de un simple equili-
que ella es necesaria para ob- brio económico, interviene para
tener por compensación deter- defender a los consumidores y
minados bienes sociales, como a los obreros contra los abusos
la elevación del nivel de vida de de los industriales. Se necesita,
las clases trabajadoras. pues, un alto espíritu de im-
parcialidad y de justicia, una
Defender, en el campo so- comprensión muy clara de los
cial y filosófico, como una te- intereses generales, para que
sis más o menos académica, el la intervención aparezca como
intervencionismo del Estado, es cosa equitativa y respetable, y
cosa que no presenta serias di- no como persecución sistemá-
ficultades. Pero determinar en tica a determinados gremios y
la práctica sobre las realidades como favor injustificado a otros.
económicas de cada país has-
ta dónde puede y debe llegar Pero el gran escollo del in-
ese intervencionismo, es uno de tervencionismo consiste en la

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falta muy frecuente de verda- que mantuvo por algunos años te, se rompió en todas partes,
deras capacidades técnicas en- en febril actividad los negocios, con las naturales consecuencias
tre los funcionarios del Gobier- las industrias y el comercio; en de la ruina de las industrias, la
no. Formar esas capacidades, los Estados Unidos, fue la infla- paralización del crédito, el des-
crear verdaderos organizadores, ción del oro que habían amon- empleo y el hambre. Entonces
es tarea larga y difícil. tonado en cantidades fantásti- los pueblos volvieron hacia el
cas durante los primeros años Estado los ojos suplicantes
Por otra parte, la extensión del conflicto negociando con buscando, en la única entidad
e intensidad del intervencionis- los países beligerantes, oro que aparentemente fuerte que que-
mo depende principalmente de lanzaron a todos los vientos de daba en pie, alivio y remedio
la época en que trate de im- la rosa náutica en forma de cré- para los males sin cuento que
plantarse. Hasta 1914 el Estado dito fácil e imprudente; y en los aquel cataclismo inesperado les
penetraba en el campo econó- pueblos latinoamericanos, fue hacía padecer. Y los gobiernos,
mico individual con gran par- la inflación de los empréstitos, uno por uno, en distintas dosis
simonia y moderación, porque que a manos llenas les brinda- y medidas, bajo formas diver-
el ritmo normal y acompasado ban los inexpertos banqueros sas, con métodos más o menos
de los negocios, las industrias, del Norte. Aquello fue la orgía audaces y con despreocupación
el comercio y los cambios, ha- de los millones; la producción más o menos visible de viejas
cía por lo general innecesaria industrial y agrícola aumentan- normas jurídicas y filosóficas,
o poco aconsejable esa inter- do en proporciones colosales, fueron interviniendo como ci-
vención; una larga época de alimentada por el crédito, y los rujanos llamados de urgencia,
paz internacional había crea- consumos creciendo sin cesar en aquellos organismos econó-
do una situación de equilibrio como reacción contra las pri- micos, amenazados de muerte.
y estabilidad en las relaciones vaciones de la guerra y con la Al mismo tiempo que la in-
económicas de los pueblos y de facilidad que brindaba la abun- tervención realizada en forma
los individuos. La guerra que dancia de los medios de pago. constitucional por los parla-
estalló en aquel año trajo con- mentos y los Gobiernos, en los
sigo, después de la contienda Mas de repente, y sin que se pueblos que habían logrado
armada, una batalla económica dieran cuenta los que maneja- conservar sus instituciones de-
de proporciones fantásticas y ban la enardecida máquina de mocráticas en medio del cata-
un estado de desequilibrio no la inflación, aquella prosperi- clismo social y económico, fue-
conocido hasta entonces. La ri- dad ficticia y engañosa estalló ron surgiendo y prosperando
queza positiva destruída por la en una llamarada de pánico y las dictaduras: dictadura rusa,
guerra, quedó sustituída por la desconcierto. Y vino la crisis, dictadura magyar, dictadura
riqueza aparente e ilusoria del la catástrofe financiera y eco- yugoeslava, dictadura polone-
papel moneda; el mundo eco- nómica; el equilibrio entre la sa, dictadura turca, dictadura
nómico y financiero se agitó oferta y la demanda que se española, dictadura italiana,
enloquecido en una atmósfera había mantenido artificialmen- dictadura alemana.
de inflación deslumbrante, que
no le dejó ver el espectáculo
real de una humanidad empo-
brecida por la destrucción y la
matanza, desprovista de las an-
tiguas normas que limitaban y
coordinaban sus actividades, y
sobre todo, relajada en los re-
sortes morales que antes de la
Imagen: Ecopetrol

guerra contribuían a mantener


en un sano equilibrio la balan-
za económica. En Europa, fue
la inflación del papel moneda la

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Pensadores de la Economía Colombiana

Los Estados Unidos habían venido desde 1783 entregados a Investido de tan amplios
la filosofía liberal del “laissez faire”, y en el espacio de siglo y poderes y rodeado de un nu-
medio habían llegado a ser el pueblo más rico de la tierra. En meroso equipo de profesores,
1933 cuando el presidente Hoover abandonaba la Casa Blanca economistas, teorizantes, con-
desengañado y triste ese país se hallaba al borde de la banca- sejeros y asesores, el Presidente
rrota. Las industrias paralizadas, los bancos cerrados, el crédito acometió el mayor y más audaz
muerto, veinte millones de desocupados y el hambre imperando ensayo de intervencionismo
donde siempre había reinado la mayor hartura. El desequilibrio económico hecho hasta aho-
entre la industria y la agricultura había llegado a extremos in- ra por un Gobierno de forma
calculables, «mientras la agricultura moría de hambre porque republicana. El pensamiento
era demasiado rica». Las deudas acumuladas durante la infla- cardinal del presidente y sus
ción constituían un peso enorme que agobiaba lo mismo a los colaboradores fue el de procu-
deudores que a los acreedores. Los precios habían descendido rar una repartición más equita-
al más bajo nivel conocido hasta entonces. El trabajo humano tiva y razonable de las riquezas
alcanzaba cotizaciones irrisorias. La moneda excesivamente va- nacionales. A ese pensamiento
lorizada estaba fuera del alcance de los trabajadores e indus- básico han obedecido todas las
triales. Los bancos no encontraban la manera de utilizar sus medidas radicales implantadas
cuantiosos depósitos en oro y la falta de liquidez de sus activos por el Gobierno de Roosevelt,
hacía su situación cada vez más azarosa y difícil. empezando por el abandono
del patrón de oro y la baja del
En tan críticos momentos fue llevado en triunfo a la Presiden- valor del dólar, Roosevelt, a
cia de la República Franklin Roosevelt. El Congreso, incapaz de quien sus principios económi-
obrar y bajo la tremenda presión de las circunstancias, se apresuró cos y todos sus antecedentes
a investirlo de carácter de Dictador, un Dictador al estilo romano lo hacían mirar con horror la
que era un magistrado republicano a quien confería el Senado, en depreciación de la moneda, se
circunstancias críticas e insólitas y por un tiempo determinado, po- vio forzado por la realidad des-
deres excepcionales. Roosevelt tuvo facultades casi ilimitadas para piadada e inmodificable, a de-
cambiar el valor de la moneda, para reorganizar las industrias, el cretar el abandono del patrón
comercio y la agricultura, para modificar el sistema bancario, para de oro, probablemente con la
hacer uso del crédito del Estado en alta escala y para desarrollar un misma repugnancia con que el
inmenso plan de obras y trabajos públicos que ocupara millones de Secretario del Tesoro en la gue-
brazos. Facultades análogas y menos limitadas había conferido dos rra de secesión, presentó, con
años antes el Congreso de Colombia al Presidente Olaya Herrera lágrimas en los ojos, el proyecto
para conjurar la crisis económica. de ley para emitir papel mone-
da. Rebajado el valor de la mo-
neda, subió automáticamente
el del trabajo, se mantuvo firme
el de los objetos industriales, se
acrecentó el de los productos
agrícolas y se redujo el de las
deudas de toda clase.

Dentro de aquel mismo pen-


samiento de buscar una mejor
repartición de la riqueza, se
organizó y subvencionó la limi-
tación de los cultivos agrícolas
cuya producción excesiva de-
primía los precios y arruinaba la
industria, dando a los agriculto-
Imagen: Internet - autor desconocido res compensaciones razonables

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Pensadores de la Economía Colombiana

por la renuncia a una parte de Imagen: Internet - autor desconocido

sus plantaciones. Con igual pro-


pósito se llevó a cabo una re-
volución aún más intensa en el
campo industrial, mediante la
transformación de los antiguos
«trusts» en grandes organiza-
ciones cooperativas, que sujetas
a códigos o estatutos especia-
les, establecieron reglas para la
producción, la distribución y
el consumo de sus productos,
para mantener a un nivel bas-
tante elevado los salarios y para
disminuir y repartir las horas de trofe social, política y económica de proporciones fantásticas. Roo-
trabajo. Al mismo tiempo, con sevelt puso límite al individualismo, que creó primero la riqueza y
el concurso de los Bancos de las después la ruina del país, y mostró al mundo el error político y so-
Reservas, el Gobierno puso en cial del egoísmo sin freno y de la competencia sin escrúpulos. «En
juego el crédito interno del Es- los negocios humanos -dice André Maurois— lo nuevo no es lo que
tado y se procuró, por medio de no se ha hecho nunca, sino lo que lleva a un organismo dado, en
la emisión de bonos en cantida- un momento definido, el socorro de que tiene necesidad. El pro-
des excepcionales, sumas ingen- grama de Roosevelt ha devuelto a los americanos, en el momento
tes, que le permitieron llevar a en que dudaban de sí mismos, la fe en la posibilidad de obrar. Ha
cabo un inmenso plan de obras devuelto a una democracia, en el momento en que degeneraba en
y trabajos públicos que dieron demagogia, el gusto por la autoridad. Ha impuesto a la autoridad,
ocupación lucrativa a millones en un momento, en que había podido degenerar en tiranía, el
de gentes sin empleo. respeto por la libertad. Por primera vez un jefe de Estado no revo-
lucionario ha rehusado admitir que sea una ley ineludible de la na-
Estas medidas pusieron a turaleza el escándalo insoportable de la abundancia de los bienes
funcionar nuevamente la má- coincidiendo con la miseria y el hambre. Ha tratado de adaptar su
quina económica, conjuraron el país a condiciones nuevas de producción y de introducir en la vida
peligro inminente de la revolu- política métodos que, en la vida física, han dado grandes resulta-
ción social, aliviaron una enor- dos. ¿En estas tentativas tendrá éxito? Nadie lo sabe. La empresa
me cantidad de sufrimientos y es nueva, desmesurada, quizá imposible. Pero, cualquier cosa que
de miseria y le devolvieron la suceda, este hombre que, enfermo como está, ha intentado salvar
fe y la esperanza, la confianza a su país, merecerá que sus conciudadanos, imitando un ejemplo
en sus propios destinos, a una dado hace tiempo por el Senado y el pueblo romano, le agradezcan
colectividad de hombres arrui- por no haber en ningún momento desesperado de la República».
nados, desalentada y abatida.
Contra el intervencionismo de Roosevelt se ha alzado en los
¿Habríanse obtenido estos últimos tiempos, del otro lado del Atlántico, una verdadera fa-
resultados con los métodos y lange de adversarios. Uno de los más autorizados voceros de ella
sistemas del presidente Hoo- fue M. Flandin, Jefe hasta hace poco del gobierno francés. En su
ver? Es muy fácil mostrar las discurso del 4 de noviembre último, denunció como factor esencial
deficiencias, errores y vacila- de desorden el abandono de la libertad económica y proclamó
ciones de la obra de Roosevelt. la necesidad de una gran campaña «contraintervencionista». Este
Lo que es imposible probar es discurso encontró una entusiasta acogida por parte de salientes
que sin ella los Estados Unidos personalidades inglesas, quienes en una carta, manifiesto, publi-
se encuentran hoy en mejor cada en «Le Temps», propugnan resueltamente la libertad de cam-
situación, o que por lo menos bios. «Nosotros nos preguntamos -dice el manifiesto— si no es el
hubieran escapado a una catás- origen de los desórdenes mundiales el desconocimiento del hecho

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de que todos los problemas de del 4 de noviembre, y se la Roosevelt, presidido por una
producción, distribución y con- negó al jefe del Gobierno. La rectitud a toda prueba y una
sumo, de trabajo y de paro, de eterna historia: las realidades buena fe incontestable, recti-
compra y de venta, de benefi- inflexibles de la vida impo- tud de puritanos y buena fe
cios y de pérdidas, deben ser, niéndose a los hombres de Es- de profesores universitarios,
en fin de cuentas, gobernados, tado y echando por tierra sus animado por un noble y eleva-
por la ley fundamental de la teorías y concepciones filosó- do espíritu de justicia social y
oferta y la demanda. Sólo esta ficas: el gobernante ilustrado económica, y puesto en prác-
ley puede reglamentar, al fin, y patriota sometiéndose sin tica con encomiable valor ci-
los límites de la producción, las vacilar a los dictados del bien vil por hombres a quienes no
necesidades de los consumido- público, con sacrificio de sus arredra el peligro de cometer
res, los niveles de los precios, más caras ideas... errores ni detiene una pueril
las condiciones que permi- vanidad para enmendarlos. Su
ten a los comerciantes ejercer En cuanto al resultado fis- obra como toda grande obra
su comercio con éxito y a los cal de las medidas de Roosevelt, de emergencia, es susceptible
obreros trabajar con normali- nadie podía esperar que ellas de reparos, y, sobre todo ado-
dad. Sólo hombres formados dejaran ileso el equilibrio del lece de cierta inestabilidad,
en la práctica de los negocios, presupuesto. Prácticamente los que Roosevelt mismo recono-
en el cultivo y distribución de Estados Unidos han venido desa- ce y se esfuerza por modificar
los productos de la tierra y en rrollando su actividad fiscal sobre tranquilizando aquellos inte-
las infinitas ramificaciones que la base del déficit desde 1931. En reses legítimos que requieren
implican estos procedimientos ese año el déficit empezó con un normas y reglas estables para
podrán ajustarse como convie- exceso de gastos de 463 millones el desarrollo de sus activida-
ne a condiciones que cambian de dólares. En 1934 el déficit se des. Pero de todas maneras
incesantemente, y lo harán mu- elevó a la enorme cantidad de como dice Bernard Fay, es una
cho mejor que pudiera hacerlo 3.600 millones, superior ese défi- gran fortuna para los Estados
ningún Gobierno». cit al total de las rentas de aquel Unidos haber encontrado en
año, que montaron a 3.278 mi- esta hora crítica, en que nece-
Pero, por una cruel ironía llones de dólares. Pero el país sitan cambiar la orientación de
del destino, cuando todavía no se desalienta, animado como su vida nacional y replegarse
no se había extinguido el eco está por el espíritu de Roosevelt. sobre sí mismos, un hombre
del elocuente discurso del cé- A pesar de la crisis, a pesar del que sabe realizar esta magna
lebre estadista francés, ni se déficit, a pesar del desempleo, los empresa con entusiasmo y pre-
había secado la tinta con que Estados Unidos -nación, estados sentarla a sus conciudadanos
se escribió el manifiesto sus- y municipios- gastaron en 1934, con aire de triunfo.
crito por antiguos ministros y en escuelas públicas, 1.800 mi-
embajadores, presidentes de llones de dólares, es decir, más
grandes empresas, banqueros de la mitad del presupuesto de
y hombres de negocios de In- rentas del Gobierno federal. Un
glaterra, caía en Francia el ga- país que hace tan colosal esfuer-
binete presidido por el mismo zo por mantener un alto nivel de
M. Flandin, por haberse nega- cultura, un país que así atiende
do la mayoría de la Cámara de a las necesidades del espíritu,
Diputados a concederle facul- tiene pleno derecho a violar uno
tades omnímodas y extraordi- que otro de los mandamientos
narias, para realizar un gran del decálogo individualista de la
Imagen: The Forward, 1936

experimento de intervención economía liberal.


en el terreno de la moneda y
de los cambios, a fin de evi- Nos seduce sobre manera
tar la catástrofe del franco. La el audaz y estupendo ensayo
Cámara dio la razón al orador intervencionista de Franklin

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