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Análisis Histórico del


Ritual del Santo Arco Real
F. de P. Castells

Análisis Histórico
Del Ritual del
Santo Arco Real
[Publicado en Londres en 1929]
F. de P. Castells

Análisis Histórico
Del Ritual del
Santo Arco Real

Traducción de
Alberto R. Moreno Moreno

SERIE AZUL
[TEXTOS HISTÓRICOS Y CLÁSICOS]
Análisis Histórico del Ritual del Santo Arco Real
F. del P. Castells

editorial masonica.es®
SERIE AZUL (Textos históricos y clásicos)
www.masonica.es

© 2015 EntreAcacias, S.L. (de la edición)


© 2013 Alberto Moreno Moreno (de la traducción)
EntreAcacias, S.L.
Apdo. de Correos 32
33010 Oviedo - Asturias (España)
Teléfono/fax: (34) 985 79 28 92
info@masonica.es
1ª edición: octubre, 2015
ISBN (edición impresa): 978-84-944486-2-1
ISBN (edición digital): 978-84-944115-4-0
Depósito Legal: AS 02967-2015
Impreso por Ulzama
Impreso en España
Reservados todos los derechos. Queda prohibida, salvo excepción previs-
ta en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación
pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de
los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos
mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad inte-
lectual (arts. 270 y ss. del Código Penal).
Francis de Paula Castells (1867-1934)
por Juan Palomares
AGRADECIMIENTOS

Deseo expresar mi gratitud a Juan Palomares Pérez


por los preciosos dibujos que ha realizado de F. de
P. Castells, entre ellos el que aparece en este libro.
También desearía expresar mi agradecimiento since-
ro y cómplice a Rubén Baidez Legidos, quien se
convirtió en compañero de viaje nada más conocer
este proyecto y ha vivido en primera persona la
aventura de descubrir a F. de P. Castells.
Por último, quisiera dar las gracias al V#H#
Peter Jordan, así como a la Logia Lullingstone nº
1837, por su amable esfuerzo para proporcionar-
nos las fechas y otros datos de la vida masónica
de F. de P. Castells durante su estancia en dicha
Logia.
I would like to thank Worshipful Brother Peter
Jordan and Lullingstone Lodge No. 1837 for
their kind efforts in providing us with the rele-
vant dates and other information regarding F. de
P. Castells’ Masonic life during his membership
of the Lodge.

ALBERTO MORENO MORENO


ÍNDICE

Prólogo 15
CAPÍTULO I | El grado del Arco Real 21
CAPÍTULO II | La Apertura del Capítulo 27
CAPÍTULO III | La preparación del Candidato 37
CAPÍTULO IV | La recepción en el Capítulo 43
CAPÍTULO V | Los Velos 51
CAPÍTULO VI | La Cámara Abovedada 61
CAPÍTULO VII | Los dos descensos preliminares 67
CAPÍTULO VIII La Obligación 71
CAPÍTULO XIX | Los protagonistas de nuestra historia 79
CAPÍTULO X | El Mito central 85
CAPÍTULO XI | Historicidad de la Gran Prueba 91
CAPÍTULO XII | La Investidura 99
CAPÍTULO XIII | La Exhortación al Candidato 105
CAPÍTULO XIV | La Lectura Histórica 111
CAPÍTULO XV | La Lectura Simbólica 115
CAPÍTULO XVI | La Lectura Mística 123
CAPÍTULO XVII | Los Signos del Arco Real 133
CAPÍTULO XVIII | El Cierre del Capítulo 141
Breve biografía de F. de P. Castells 145
PRÓLOGO

Este libro ha sido escrito para ayudar a los Masones del


Arco Real que se toman la Masonería en serio y desean
saber cuál es el contenido que se halla tras nuestras ce-
remonias. Ha sido redactado en forma de ensayo, pero
también pretende arrojar luz sobre el ritual por medio
de referencias a las prácticas de los antiguos Capítulos.
Nuestro propio ritual procede de una revisión del que
fue previamente redactado por el Reverendo Adam
Brown a instancias del Duque de Sussex, hace casi un
siglo. La fecha que se le asigna habitualmente es 1835.
Esta revisión no supone realmente garantía de autori-
dad intelectual, sino que más bien puede decirse que un
nuevo texto suplantó al original. El Duque de Sussex
fue Gran Maestro desde 1813 hasta 1843, y cierto escri-
tor contemporáneo afirmó de dicho ritual que era «de-
masiado incongruente para tener verdadera antigüe-
dad»; al parecer asumió que ese texto debía ser el ritual
original de nuestra Orden, y de su modernidad infirió
que el Arco Real era un Grado de nuevo cuño. No esta-
ba familiarizado con el ritual del siglo XVIII, el cual, a
pesar de ciertas imprecisiones, revela el verdadero ca-
rácter del Arco Real en épocas más tempranas, y arroja

. 15 .
luz sobre muchas de las cosas que decimos y hacemos
hoy en día.
Es preciso resaltar dos hechos: primero, que cuanto
más atrás vamos en el tiempo, más rico y elaborado se
vuelve el Ritual del Arco Real; y en segundo lugar, que
Londres siempre tuvo tendencia a modernizar y abre-
viar el ritual. Para encontrar a los auténticos tradiciona-
listas de hace dos siglos debemos alejarnos del centro
de la circunferencia, abandonando Londres y volviendo
a las antaño Colonias Americanas1.
Al analizar el objeto de nuestro Ritual hemos compa-
rado la práctica actual con la desarrollada en otros pe-
ríodos, pues creemos que, si queremos dotar a las ce-
remonias de veracidad, es indispensable que elucide-
mos el significado de las distintas ceremonias. Desde el
siglo XVIII el sentido del Ritual se ha oscurecido debido
a su gran deterioro y al hecho de que el elemento dra-
mático ha sido abreviado en exceso. Actualmente las
ceremonias del Arco Real se realizan de manera super-
ficial, y muchos Compañeros las contemplan como una
temible jerigonza en la que es mejor no investigar con
demasiado detalle. En cualquier caso es un hecho que,
durante más de un siglo, tanto en la Lectura Simbólica
como en la Mística se han estado diciendo cosas que no
eran correctas sin que nadie se atreviese a corregirlas.
Teniendo en cuenta que estos textos, tal y como los co-
nocemos ahora, son producciones relativamente mo-
dernas, y que su memorización implica un esfuerzo
considerable, es preciso realizar algunos cambios.

1 El Ritual Americano al que F. de P. Castells hará constante refe-

rencia a lo largo de este libro es en realidad la versión empleada


por los Capítulos creados en suelo americano con patente de la
Gran Logia de Masones Libres y Conforme a las Antiguas Insti-
tuciones, o como se les conocía popularmente, Los Antiguos, de
fuerte impronta irlandesa.

. 16 .
Muchos Masones del Arco Real de hoy en día con-
templan las Lecturas como una carga pesada y difícil.
Los Hermanos de ese sector de la Fraternidad conocido
como Los Antiguos (denominación empleada en fecha
tan temprana como 1726), fueron grandes adalides del
Arco Real y mostraron su más sincero interés por él, al
tiempo que sostenían que era la forma más pura de
Francmasonería. Pero cuando a comienzos del siglo XIX
los Antiguos combinaron su fuerza con los Modernos,
aunque el Arco Real pasó a ser reconocido generalmen-
te como «la Orden Suprema», la simplificación a que
fue sometida hizo más daño que el que podría haber
causado un renegado que hubiese publicado su ritual.
Podemos presumir de la gran expansión de su organi-
zación; hemos aumentado también en número; pero
por otra parte el prestigio de la Orden dista de haber
crecido, como tampoco lo ha hecho su influencia.
Esperamos que este libro ayude a muchos lectores a
darse cuenta de que hay mucho más en nuestra Orden
de lo que el ensayo ocasional de nuestro actual ritual
les ha llevado a pensar. Para contrarrestar el mal del
que nos hemos lamentado, deberíamos exaltar única-
mente a hombres capaces de apreciar nuestras ceremo-
nias, y deberíamos ser capaces de evitar una declama-
ción mecánica cuando tengamos que ocupar la Silla del
Muy Excelente. El propósito de este libro es verificar los
puntos de vista propuestos en aquellos libros que le
han precedido, a saber, La Antigüedad del Santo Arco
Real y El Origen de los Grados Masónicos. De hecho,
creemos que hemos demostrado ampliamente dichos
puntos de vista. El origen de la Masonería es mucho
más natural de lo que se nos ha dado a entender; pero
muchos de nuestros académicos, en lugar de arrojar luz
sobre la cuestión, únicamente han adulterado su conte-
nido. Aunque el Arco Real sea la forma más pura de
Francmasonería, hasta hace poco no ha habido ningún

. 17 .
intento serio por adentrarse en nuestro Grado Supre-
mo, al cual consideramos como tal, como si fuera poco
¡desde 1738!
Hay muchas de las llamadas Logias de Investigación,
pero estas han limitado sus actividades casi exclusiva-
mente a la fórmula que la Gran Logia de Londres en-
contró para la genuina Francmasonería de épocas ante-
riores. De hecho, el trabajo de estas Logias consiste fre-
cuentemente en papeles que tratan con temas que no
tienen ni la más remota conexión con la Masonería.
Cuando, hace algunos años, informamos al Secretario
de la Logia Quatuor Coronati (sin duda alguna, la más
eficiente de las Logias de Investigación) de que había-
mos descubierto el origen de la Palabra Sagrada, y que
estábamos deseosos de comunicar esa información a
cualquier Capítulo de Arco Real que se encargase de
asuntos arqueológicos, este nos respondió ¡que no exis-
tía tal Capítulo! Sin duda hay necesidad de un Capítulo
de Investigación, un Capítulo que intente establecer la
roca de la que fuimos cortados en lugar de tratar con
indiferencia los asuntos relacionados con el pasado de
esta antigua y honorable institución.
Por último, quisiéramos reconocer nuestra deuda de
gratitud con el Gran Bibliotecario, V.H. Gordon Hills,
por su incansable amabilidad al poner a nuestra dispo-
sición cualquier volumen susceptible de ayudar en esta
compilación que ofrecemos ahora a la Fraternidad Ma-
sónica.

. 18 .
Convocatoria de la Logia nº 169, de Bos-
ton, emitida en 1760. En ella se aprecia to-
da la simbología yorquina. El texto reza:
«Hermano A. B#, se desea que os reunáis
con el Venerable Maestro y los Hermanos
de la Logia nº 169 de Antiguos Masones
yorquinos en el día … por la noche en casa
del Hermano S. N. a las 9 en punto. Por
orden del Venerable Maestro, afectuosa-
mente de tu Hermano F. R., Secretario».

. 19 .
CAPÍTULO I
EL GRADO DEL ARCO REAL

El Grado del Arco Real no siempre ha presentado la


forma actual; ni siquiera es hoy en día el mismo en to-
das partes. Anteriormente era mucho más extenso y
comprendía otras representaciones rituales aparte de la
reconstrucción del Templo del Rey Salomón.
En Irlanda fue diseñado tomando como tema central
los acontecimientos descritos en 2 Crónicas 34 (seme-
jantes a 1 Reyes 22): hacia el año 624 a.C. La «Casa del
Señor» (el Templo de Jehová) debía ser reparado, y al
así hacerlo se descubrió la cámara bajo los cimientos. El
versículo 14 dice:
Y mientras sacaban la plata (es decir, dinero) que había
sido llevada a la Casa de Jehová, Hilcías el Sacerdote
halló el Libro de la Ley de Jehová otorgado por Moisés.
Del mismo modo el Capítulo de Arco Real irlandés es
presidido por tres personajes históricos: el Rey Josías, el
Sumo Sacerdote Hilcías y el Escriba Safán. En él se re-
presenta una sucesión de tres Grados, a saber, el de Ex-
celente Maestro, Super-Excelente Maestro, y el Arco
Real. Desde luego, podríamos decir igualmente que en-
tre nosotros el Arco Real consta de tres Grados, pues

. 21 .
cada una de las tres Principalías tiene secretos peculia-
res restringidos a cada una, y los distintos Principales
son instalados en la Silla en un Cónclave por separado.
La diferencia entre los rituales irlandés e inglés ha si-
do tratada en el anterior libro La Antigüedad del Santo
Arco Real. Se ha considerado que en nuestro ritual el
hallazgo del Libro de la Ley hace referencia al mismo
acontecimiento conmemorado en el Arco Real irlandés,
pero no podemos corroborar esa opinión, pues conside-
ramos que en la reconstrucción del Templo bajo Zoro-
babel, Ageo y Josué se produjo un redescubrimiento de
la cámara bajo los cimientos, siendo este redescubri-
miento al que hacen referencia los rituales ingleses.
Originalmente, nuestros «Santos Antepasados» ensa-
yaban la totalidad de la Historia Sagrada desde Adán
en adelante; y, naturalmente, con anterioridad al re-
torno desde Babilonia y la reconstrucción del Templo,
debía tener lugar el descubrimiento del Libro de la Ley
Sagrada por parte de Hilcías durante el reinado del Rey
Josías. En la subdivisión de ceremonias que tuvo lugar,
no obstante, el ritual que sobrevive todavía en Irlanda
ha mantenido el hallazgo de la Ley por parte de Hilcías,
excluyendo el suceso posterior; mientras en Inglaterra y
Escocia hemos perdido todo rastro del descubrimiento
del Libro de la Ley durante el reinado del Rey Josías,
habiendo perdurado en la memoria el acontecimiento
similar bajo Zorobabel, Ageo y Josué. Los Grados de
Excelente Maestro y Super-Excelente Maestro hacen re-
ferencia a la revelación de Dios ante Moisés y a la mi-
sión que le fue encomendada por Él en dicha ocasión. Y
cuando consideremos los Signos empleados por los
Masones del Arco Real apreciaremos que fueron ex-
traídos del relato que nos proporciona el Volumen de la
Ley Sagrada referente a la experiencia de Moisés en el
Monte Horeb. Esto se debe a que dichos Grados han
comenzado a existir al dividir el Arco Real, su progeni-

. 22 .
tor común, el cual comprendía originalmente la con-
memoración de los Tres Grandes Originales.
Durante los últimos trescientos años, los rituales im-
presos han sido sustancialmente idénticos en forma y
contenido, consistiendo sus diferencias únicamente en
detalles menores. En Escocia el Arco Real es trabajado
de forma prácticamente igual que en Inglaterra, que-
dando limitado al tercer Gran Original.
En Estados Unidos se siguen mayoritariamente los ri-
tuales antiguos; se dice que Pensilvania es el estado que
se mantiene más próximo a Inglaterra. Un ritual, el úni-
co estadounidense que pudimos encontrar en la biblio-
teca de la Gran Logia, impreso en Wisconsin en 1892,
ofrece unas ceremonias totalmente remodeladas; no
obstante contiene todos los elementos esenciales de
nuestro Grado Supremo.
En la biblioteca de la Logia Quatuor Coronati, el
Hermano Songhurst nos mostró el ritual practicado por
William Finch en 1804, quien, al ser expulsado por la
Gran Logia, fundó una organización masónica inde-
pendiente en su propio domicilio de Londres. No se se-
para sustancialmente del ritual seguido por el Capítulo
de Deptford en 1797; fue notablemente simplificado,
pero las Secciones resultaban muy elaboradas. Las pe-
culiaridades del ritual de Finch son probablemente fru-
to de su aportación personal, resultando por ello se-
cundarias. Evidentemente el ritual del Arco Real nunca
ha sido estandarizado.
Richard Carlile ha preservado el Cuestionario o Sec-
ciones como se realizaban en 1825. Es una pena que se
les haya dejado caer en el olvido, de modo que actual-
mente no conservemos nada semejante en el Grado Su-
premo. Nuestro Grado del Arco Real hace referencia al
período en que Ciro, una vez que hubo conquistado
Babilonia, autorizó el retorno del pueblo judío que ha-
bía sido llevado cautivo a ese país. La élite intelectual

. 23 .
hebrea había ampliado y modificado su pensamiento
debido a la convivencia con los babilonios. Sin duda
permanecieron fieles a las antiguas tradiciones de su
pueblo, pero ahora el Volumen de la Ley Sagrada había
adquirido un nuevo significado para ellos. Por ello los
hebreos acabarían siendo el pueblo más comprometido
con el monoteísmo: Jehová ya no sería contemplado
como un «Dios de dioses», uno de entre muchos, sino
como el Único Dios, el Dios Altísimo Vivo y Verdadero.
Y ansiaban el tiempo en que tal concepción de Dios
prevaleciese en todo el mundo.
Tras el regreso a Jerusalén, la reconstrucción del
Templo sería el proyecto que amalgamaría a todos los
hebreos idealistas, quienes, llenos de esperanza y valor,
buscaron reproducir el espléndido edificio del que tan-
to habían oído hablar a sus padres, siendo incluso al-
gunos de ellos lo suficientemente viejos como para ha-
berlo visto en su apogeo. Y ahora ese mismo pueblo nos
ofrecía a los profetas posteriores al exilio, en el cual se
halla el punto de partida de la literatura apocalíptica
que ejercería tanta influencia en el mundo.
Las prerrogativas que el Rey Ciro había conferido a
los exiliados retornados causaron cierto malestar entre
algunos judíos nativos que habían contraído matrimo-
nio con mujeres paganas y samaritanas y se habían
asentado en Jerusalén; los cuales, desde luego, tenían
sus derechos y privilegios. Pero finalmente estas difi-
cultades se solventaron y el Templo fue reconstruido.
Esdras y Nehemías, aunque apenas son mencionados
en los antiguos rituales, merecían todos los honores en
su calidad de principales escribas hebreos, a los cuales
debemos los registros referentes a dicho período. En el
antiguo Ritual Americano aparece un Secretario en lu-
gar del Escriba Esdras, y había también un Capitán de
la Hueste (una especie de Maestro de Ceremonias), un

. 24 .
Capitán del Arco Real y los Grandes Maestros de los
Velos, cuyas respectivas funciones describiremos.
En el Volumen de la Ley Sagrada, Ageo y Zacarías
aparecen como los precursores de una hueste de 42.360
guerreros; pero Zacarías no es mencionado en ninguno
de nuestros textos. Los principales líderes del Retorno
fueron Zorobabel y Josué (ver Zacarías 6, 15 y Esdras 2,
64). Sin embargo, Ageo resalta en dicho movimiento
como visionario e idealista.
Zacarías (3, 7) nos informa de que Josué, en su calidad
de Sumo Sacerdote, tenía el control de los recintos del
Templo. Y sabemos que Zorobabel, por ser descendien-
te de David, fue elevado a la dignidad regia; él era la fi-
gura más sobresaliente entre los hebreos, como lo sigue
siendo actualmente en el Capítulo.
En la época Bíblica debe haber habido un Escriba Jefe,
al que todos los demás Escribas hubiesen de rendir
cuentas. Nuestro Ageo se corresponde con ese persona-
je hipotético, siendo remarcable el hecho de que en los
tiempos antiguos uno de los tres Principales fuese des-
crito como «el Escriba». Ahora que ya no sucede así,
pues el Escriba es el Escriba Esdras, hemos identificado
a Ageo con la figura de un profeta.
En el siglo XVIII los Compañeros del Arco Real creían
que, una vez que el Templo hubo sido destruido, se
erigió un Tabernáculo provisional en el que rendir culto
a Jehová. Suponían que el Capítulo era una representa-
ción de ese Tabernáculo improvisado, que los Francma-
sones eran hombres que habían atravesado ese Taber-
náculo y purificado el Santo Lugar, y que, una vez que
salían del mismo, se encontraban tras el Tabernáculo, y
no lejos de las ruinas del Templo, con un Gran Consejo
formado por Josué, Zorobabel y Ageo, quienes exami-
naban a todos aquellos que manifestaban el deseo de
ser empleados en la gloriosa obra de reconstruir el no-

. 25 .
ble edificio, idea que los Francmasones asimilaban al
templo de una humanidad regenerada.
La maldad del invasor babilonio, el abandono duran-
te setenta años de toda actividad relacionada con el
Templo, y el efecto de la meteorología sobre las ruinas,
hicieron necesario que los canteros, antes que nada, se
ocupasen de los cimientos, y por ello Esdras se refiere a
«la cimentación del Templo» (v.16), aunque posible-
mente la mayor parte de la estructura bajo el nivel del
suelo permaneciese intacta.
Cuando los tres Excelentes Masones (según el Ritual
Americano) se presentan y solicitan empleo, el Gran
Consejo les envían a preparar el terreno, y se les ordena
que comiencen «en la esquina noreste del las ruinas del
antiguo Templo», de donde los Maestros de la Masone-
ría Simbólica extrajeron la idea de que el Aprendiz En-
trado comenzase su experiencia masónica en la esquina
noreste del Templo. Comienzan su trabajo ante un
montón de escombros, pero se les advierte que, en caso
de encontrar «cualquier elemento de la antigua arqui-
tectura», lo lleven al Gran Consejo para su inspección,
sin mostrarlo a nadie más, pues únicamente los tres
Grandes Maestros son los responsables de la empresa.

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