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UNA PROTEÍNA HUMANA PUEDE DESENCADENAR LA ENFERMEDAD DE

PARKINSON

El CIMA de la Universidad de Navarra participa en un estudio internacional que abre la puerta a


detener la progresión de este proceso neurodegenerativo
Una investigación internacional, en la que participa el Centro de Investigación Médica Aplicada
(CIMA) de la Universidad de Navarra, ha demostrado que las formas patológicas de una proteína
son capaces de iniciar y extender en ratones y primates el proceso neurodegenerativo que
tipifica la enfermedad de Parkinson. El hallazgo, publicado en la portada de marzo de Annals of
Neurology, abre la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos que permitan detener la
progresión de la enfermedad de Parkinson.
Estudios recientes han demostrado que formas sintéticas de α-sinucleína son tóxicas para las
neuronas, tanto in vitro (cultivos celulares) como in vivo (ratones), y que pueden propagarse de
una célula a otra. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si la capacidad patogénica de esta
proteína sintética podía hacerse extensiva a la proteína patológica humana que se encuentra en
los pacientes con Parkinson y, por lo tanto, si era relevante para la enfermedad en humanos.
En el presente estudio los investigadores extrajeron agregados de α-sinucleína de cerebros de
pacientes fallecidos con la enfermedad de Parkinson para inyectarlos en el cerebro de roedores
y primates. Cuatro meses después de la inyección en ratones, y nueve meses después de la
inyección en monos, estos animales empezaron a presentar degeneración de las neuronas
dopaminérgicas y acúmulos intracelulares de α-sinucleína patológica en estas células, tal y como
ocurre en la enfermedad de Parkinson. Meses más tarde, los animales también presentaron
acúmulos de esta proteína en otras áreas cerebrales a distancia, con un patrón de extensión
similar al que se observa en el cerebro de los pacientes al cabo de varios años de evolución de
la enfermedad. Estos resultados indican que “los agregados patológicos de esta proteína
obtenidos de pacientes con enfermedad de Parkinson tienen la capacidad de iniciar y extender el
proceso neurodegenerativo que tipifica la enfermedad de Parkinson en ratones y primates”,
asegura el Dr. Miquel Vila, del grupo de Enfermedades Neurodegenerativas del Vall d’Hebron
Institut de Recerca (VHIR) y director del estudio, en el que participa el Dr. José A. Obeso, del
CIMA y la Clínica Universidad de Navarra. Un hallazgo que, añade el Dr. Obeso, “proporciona
nuevas pistas sobre los posibles mecanismos de inicio y progresión de la enfermedad y abre las
puertas a nuevas oportunidades terapéuticas”. Así pues, el siguiente paso consistirá en averiguar
cómo detener la progresión y la extensión de la enfermedad, mediante el bloqueo de la
transmisión célula a célula de la α-sinucleína, así como regulando los niveles de expresión y
deteniendo la conversión patológica de esta proteína.
Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente tras la


enfermedad de Alzheimer. Se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas que producen
dopamina en una región cerebral (la sustancia negra del mesencéfalo ventral) y la presencia en
estas células de agregados patológicos intracelulares de la proteína α-sinucleína, llamados
cuerpos de Lewy. La pérdida de dopamina cerebral como consecuencia de la muerte neuronal se
traduce en las manifestaciones motoras típicas de la enfermedad, como la rigidez muscular, los
temblores y la lentitud en los movimientos.
El tratamiento más eficaz para esta enfermedad es la levodopa, un fármaco paliativo que permite
restaurar la carencia de dopamina. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, el
proceso patológico de neurodegeneración y acumulación de α-sinucleína se extiende
progresivamente más allá del mesencéfalo ventral hacia otras zonas cerebrales. Como
resultado, se produce un empeoramiento progresivo del paciente y la aparición de
manifestaciones clínicas no motoras que no responden a los fármacos dopaminérgicos.
Actualmente no existe un tratamiento que evite, detenga o retrase la evolución progresiva del
proceso neurodegenerativo.

QUÉ ENFERMEDADES PUEDEN TRATARSE CON CÉLULAS MADRE DEL CORDÓN


UMBILICAL?

Las células madre entrañan tanta vida como enigmas. Vida, porque a través de su conservación
se pueden tratar diferentes enfermedades como por ejemplo: hematológicas, neurológicas,
oncológicas, aplicaciones en medicina regenerativa… Y enigmas, porque su potencial no deja de
sorprendernos a medida que se confirman nuevos ensayos clínicos con resultados alentadores.
Las investigaciones no paran de avanzar. Estudios preliminares con células madre de la sangre
de cordón umbilical amplían su posible uso clínico para el tratamiento de enfermedades
neurodegenerativas.
No en vano, la sangre del cordón umbilical es la fuente más productiva y valiosa de células
madres jóvenes y vitales, y una importante alternativa al trasplante de médula ósea en pacientes
pediátricos. Además, apunta a otros potenciales usos, como el tratamiento de alteraciones
genéticas (terapia génica) en inmunodeficiencias primarias y enfermedades metabólicas, o para
la regeneración de tejidos dañados no hematopoyéticos (miocardio, sistema nervioso…).
A través de un trasplante autólogo de células madre (el donante es el mismo que el receptor) o
alogénico (el receptor recibe de un donante compatible) se puede tratar un gran número de
enfermedades.
UN ENSAYO CURA A PACIENTES CON ARTRITIS CON CÉLULAS MADRE
El científico Mario Delgado, director del Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra, un
organismo que depende del CSIC y que se ubica en el Campus de la Salud de Granada, empezó
a investigar en el año 2005 sobre cómo el sistema inmunológico se educa para distinguir lo
propio (nuestros tejidos y células) de lo extraño (virus, bacterias, parásitos,...). «Queríamos saber
qué células y moléculas intervienen en esta educación, un término que se conoce como
tolerancia inmunológica, y que es clave, ya que cuando falla se producen los procesos de
autoinmunidad (artritis reumatoide, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn, diabetes tipo 1)»,
explica el protagonista.
El doctor contó con la financiación de la Consejería andaluza de Salud, del Fondo de
Investigaciones Científicas y de la propia empresa Cellerix, que allá por el año 2009 se entregó
en cuerpo y alma al desarrollo de los denominados medicamentos vivos. Así -en Granada-
empezó un camino que se sigue andando hoy día y que incluso está a punto de alcanzar su
meta, cosa que ocurre muy raramente en la ciencia, donde miles de líneas de investigación
terminan en vía muerta.
Hoy, contento pero no conformista, Mario narra en su despacho que aquella 'invención' ha
logrado superar el dificilísimo e intrincado camino de los avances sanitarios y que ya se está
experimentando con células madre mesenquimales (procedentes de la grasa de un individuo
donante) en algunos pacientes españoles que participan en un ensayo clínico repartido en
numerosos hospitales.
«En artritis reumatoide se han obtenido muy buenos resultados, con tres infiltraciones se ha
logrado incluso que desaparezca la enfermedad», narra el director del López Neyra, quien puso
aquel primer grano de arena para que esta terapia celular haya abierto las puertas de la
esperanza a pacientes con quienes anteriormente había fracasado todo el arsenal terapéutico
existente. El poder sanador de lo que 'descubrió' Mario se basa en el efecto de reparación celular
y anti-inflamatorio de esas partículas que se obtienen de simple tejido graso.

Múltiples hospitales
Mario, para que su experimento siguiera el camino necesario y una vez constatado que
funcionaba en animales, 'entregó' sus resultados al campo de la medicina. En concreto, hace
casi dos años se publicó a bombo y platillo que España era pionera en la puesta en marcha de
un estudio multicéntrico sobre un novedoso tratamiento con células madre mesenquimales (de
grasa) para pacientes con artritis reumatoide. Aquel 'bombazo' científico tenía una raigambre
granadina: los laboratorios del López Neyra.

«La principal ventaja de esta terapia -que dos años después se ha constatado que funciona en
pacientes 'desahuciados'- es que utiliza células capaces de frenar la respuesta inmune negativa,
que se toleran muy bien y que podrían tener un efecto terapéutico a largo plazo», explicaba el
reumatólogo del hospital de la Princesa de Madrid, el doctor José María Álvaro-Gracia,
coordinador del estudio con enfermos.
La investigación de Mario Delgado llegó a ser realidad porque convenció a la empresa Cellerix,
de la exministra y bióloga Cristina Garmendia. Esta compañía se integró hace pocos años en
Tigenix, firma líder europea en terapia celular y estos decidieron apostar ella y llevarla a la fase
clínica con humanos.

Tigenix, que ya tiene un producto comercializado con células madre y una sólida plataforma de
ensayos de los que algunos también llegarán al mercado, se quedó con la explotación del
invento 'made in Granada', que llegará a venderse una vez supere los rigurosos trámites que
imponen la agencia europea y española de medicamentos. No obstante su filial española,
Cellerix, tiene la licencia exclusiva de la explotación comercial de la terapia.

Todo el proceso es caro y largo, recalca el director del López Neyra, pero su base es sencilla,
porque arranca de células madre -de grasa, que se puede obtener incluso en liposucciones- que
se encuentran en múltiples tejidos del cuerpo. «Son células inmunomoduladoras, es decir,
capaces de controlar la respuesta inmune. Esta cualidad es la que despertó un gran interés en la
comunidad científica y, concretamente, en el ámbito de la reumatología», explica el granadino de
adopción, quien no descarta que dentro de poco tiempo se puedan vender 'kits' con estas células
sanadoras.

Una de las ventajas de esta terapia, según han manifestado sus impulsores, es que mediante
pocas infusiones (inyecciones o infiltraciones) se pueden tener beneficios a largo plazo. En su
día hubo estudios que demostraron que estas células eran capaces de noquear a la artritis en
animales, pero ahora se ha visto que estos efectos son los mismos en humanos. Así se escribe
la ciencia.
Estos científicos han monitorizado la migración de insectos con un radar
Estos científicos han monitorizado la migración de insectos con un radar
DIGITAL
En Reino Unido un equipo de científicos ha estudiado la migración de insectos con un sistema de
radar.

Hay aspectos de la naturaleza difíciles de estudiar. Es pura lógica: cuanto más pequeño y más
se mueve, más difícil es su estudio. Con los insectos ocurre precisamente esto. Se mueven
mucho, rápido y su tamaño tampoco ayuda. Problemas como la progresiva desaparición de las
abejas resultan insondables por falta de conocimiento. ¿Cómo conseguir datos? Un equipo
internacional de especialistas en biología y medio ambiente ha creado un método que permite
recopilar información sobre la migración de insectos mediante un sistema de radar.
Durante diez años estos científicos han monitorizado la migración de insectos en Reino Unido. Y
lo han hecho con ayuda de un sistema que combina un método tradicional con tecnología radar
sofisticada. La investigación tenía dos vertientes: los insectos más pequeños (con un peso
menor de 10 mg) y los de mayor tamaño. Estos dos grupos se estudiaban de formas diferentes.
El comportamiento de los primeros se podía observar gracias a una red que los atrapaba. El
segundo grupo solo se podía evaluar usando un radar entomológico para observación vertical.
Este dispositivo es capaz de registrar la masa corporal de cada insecto de más de 10 mg, así
como la altitud a la que vuela, su velocidad o el sentido en el que se mueve. Su alcance es de
1,2 kilómetros, con lo que cualquier insecto que volara a menor altura era objeto de estudio.
Las particularidades de la migración de insectos
Para llevar a cabo el estudio los científicos colocaron estos radares en tres lugares del sur de
Reino Unido. Los dispositivos recogieron información de más de 1,8 millones de insectos,
suficiente para extrapolarla y obtener tendencias generales. En total, los insectos representados
en las conclusiones del estudio ascenderían a 3.370 billones. En términos generales esto
significa 3.200 toneladas de insectos.

Migración de insectos
Lo cierto es que la mayoría de los insectos observados pertenecían al grupo de menor tamaño y
fueron atrapados con la red. Pero el estudio de los mayores se volvió más interesante. Los
pequeños viajan de día y se mueven con los vientos dominantes. Los más grandes vuelan de
noche y realizan migraciones estacionales. Se mueven hacia el norte en primavera y hacia el sur
en otoño.
Los de mayor tamaño no se valen pasivamente de los vientos y alcanzan velocidades entre 30 y
60 Km/h. Aunque las mediciones tienen un margen de error considerable una de las tendencias
que se observó fue que en la migración de insectos viajaban el mismo número hacia el norte, en
primavera, que hacia el sur, en otoño.
LA HAMBURGUESA DE HONGOS, UN BOCADO A FAVOR DEL MEDIO AMBIENTE

Una hamburguesa de hongos se convierte en el último plato creado por la cocina a favor del
medio ambiente. ¿Te atreves a darle un bocado?
Hamburguesa de hongos. Sí, sabemos que puede sonar un tanto peculiar, pero es la nueva idea
culinaria para luchar a favor del medio ambiente.
Los productos cárnicos han sido el centro de este desafío durante muchos años, y ahora es el
tiempo del mar. Y es que, el consumo de las especies que habitan las aguas es una importante
fuente de proteínas para los humanos. Una realidad que ha desembocado en la sobrepesca o la
contaminación del ecosistema, y que ha llevado a preguntarse qué hacer para frenar este reto
medioambiental. Por suerte, Good Food Institute tiene la solución.

Buscando el mismo sabor y textura


Con el objetivo de enseñar, y dar visibilidad a la posibilidad de crear alternativas culinarias a los
productos de origen animal, nació el Good Food Institute. Se trata de una organización sin ánimo
de lucro, que ha permitido a la empresa Terramino Foods empezar a experimentar con su última
creación: Son los hongos, junto con las algas, los que componen este menú, donde tanto el
sabor como la textura de esta hamburguesa han sido el reto para conseguir . Y es que, tratar
de imitar las fibras musculares de los animales y su tamaño no es tarea tan fácil. Que se lo
pregunten a la hamburguesa vegetariana. Aunque es otra alternativa culinaria, las plantas no
habían conseguido alcanzar ni el sabor ni la textura de la carne.
Hongos, la solución definitiva
Después de mucho experimentar, al final llegó la solución definitiva en forma de hongo: el koji.
Sí, este curioso ser vivo, muy utilizado en la gastronomía de Japón, resultó contener una
estupenda fuente de proteínas en su biomasa.
El punto negativo se encontraba en el sabor, pero se supo cómo resolverlo rápido. Se trata de un
elemento que tampoco puede faltar en la cocina japonesa. Sí, las algas hicieron su aparición
para dar un característico sabor a pescado a esta hamburguesa, a la que también proporcionan
una cantidad de ácidos grasos omega-3.
Una combinación perfecta que se espera que llegue a finales de 2018 a nuestros platos. ¿Te
atreverás a probarlo?

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