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Daimon.

Revista Internacional de Filosofía


Daimon. Revista Internacional de Filosofía Suplemento 7 (2018)

Suplemento 7 (2018)
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¿Y FRATERNIDAD?
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ISSN de la edición en papel: 1130-0507.


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Depósito legal: V 2459-1989.

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Daimon. Revista Internacional de Filosofía 4 Índice

Suplemento 7 (2018)
Cooperación y fraternidad civil. María Dolores García-Arnaldos................................ 175

¿Fraternidad política con los animales? Hacia una justicia interespecífica. Cristian
Moyano Fernández.................................................................................................... 191

Libertad, igualdad ¿y fraternidad?

Presentación. Libertad, igualdad ¿y fraternidad? Angel Puyol...................................... 5

Esplendor y eclipse de la fraternidad. En Homenaje a Antoni Domènech. María Julia


Bertomeu................................................................................................................... 11

Artículos

Familia humana y fraternidad (política) en la Declaración Universal de Derechos de


1948. María Julia Bertomeu..................................................................................... 17

Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica. Daniel Gamper. 29

La eficacia política de la fraternidad. Núria Estrach Mira............................................. 45

Fraternidad anárquica. La inflexión republicana de Marx. Eugenio Muinelo Paz........ 59

El ideal político a través de los siglos: Schiller y Cohen en torno a la fraternidad y la


revolución del sentimiento. Santiago J. Napoli........................................................ 75

Sobre el concepto de fraternidad política. Angel Puyol................................................. 91

Fellow Feelings: Fraternity, Equality and the Origin and Stability of Justice. Véronique
Munoz-Dardé............................................................................................................. 107

Liberté, Egalité y… ¿cómo se llamaba el tercero, hermano? Joan Vergés Gifra.......... 125

La fraternidad, condición de la justicia. Victòria Camps............................................... 139

Trazas de la fraternidad. Oriol Farrés Juste.................................................................. 151

Fraternidad, metáfora y democracia. Jordi Riba............................................................ 165

Daímon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)


Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 5-9 6 Angel Puyol
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/337791
que la fraternidad reapareció transformada en la idea moderna de solidaridad a partir de
autores franceses como Leroux, Fourier, Renouvier, Fouillée y Bourgeois (Blais 2007).
Sin embargo, la mutación supuso también una mutilación progresiva en que se fue per-
diendo el ideal emancipador a favor de la mera satisfacción de las necesidades básicas
Libertad, igualdad ¿y fraternidad? de los ciudadanos.
La teoría política inspirada en la solidaridad ha tenido tantos infortunios como alegrías
en el campo de la política, pero la idea de solidaridad se ha acabado imponiendo en el
Liberty, equality, ¿and fraternity? vocabulario político y filosófico del siglo XX, tanto para definir las obligaciones morales
hacia los más desfavorecidos de la sociedad como para legitimar los derechos y los deberes
fundamentales de los ciudadanos y los Estados. Así, por ejemplo, la Carta de los Derechos
ANGEL PUYOL1 Fundamentales de la Unión Europea aún vigente recoge a la solidaridad como uno de sus
principios básicos, y el Estado del bienestar ha sido sin duda el mejor exponente de la soli-
daridad en las políticas sociales del siglo XX.
Ahora bien, la preeminencia actual del concepto de solidaridad no significa que la fra-
ternidad haya desaparecido por completo del pensamiento jurídico y político. Respecto al
La Revolución Francesa proclamó un ideal ético y político con tres principios que, para primero, algunos autores nos recuerdan que la fraternidad recorre los fundamentos jurídicos
bien, forman el eje de la democracia y la sociedad modernas: la libertad, la igualdad y la de la Europa actual con una fuerza a menudo invisible pero real3 (Borgetto 1993). Y respecto
fraternidad. Desde entonces, la filosofía política ha dedicado sus mejores esfuerzos a pensar al segundo, en medio del ninguneo generalizado que el presente dedica a la idea laica y
y repensar los dos primeros, pero ha descuidado, incluso ignorado, la tercera parte de la política de fraternidad, resulta sorprendente que el filósofo de la política más importante de
tríada revolucionaria: la fraternidad. Un olvido este que, a nuestro parecer, resulta injusti- los últimos decenios, el norteamericano John Rawls, considere que el principio de diferen-
ficable a tenor de la importancia y la actualidad que debería tener el principio político de cia, a la sazón el principio de justicia más innovador de su conocida Teoría de la justicia
la fraternidad. (1978), es un buen principio porque responde a la idea política de fraternidad, entendida,
Eclipsada2 por el brillo de sus dos compañeras de reparto, la fraternidad ha tenido un según Rawls –al igual que personajes tan dispares entre sí como Robespierre en el siglo
recorrido secundario desde que la facción jacobina perdió el poder en la Francia revolu- XVIII y John Stuart Mill en el siglo XIX– como no querer tener mayores ventajas a menos
cionaria de finales del siglo XVIII. El triunfo liberal de la Revolución trajo consigo el que esto sea en beneficio de los que están peor. Otros destacados filósofos contemporáneos
encumbramiento de los ideales de libertad individual e igualdad de oportunidades y ante como Ronald Dworkin y Gerald Cohen también reivindican el papel protagonista que la
la ley, y marginó el germen revolucionario de la fraternidad, que consistía en garantizar fraternidad debería tener en el fundamento del derecho (Dworkin 2009) y en el modo de
la emancipación real de las clases subalternas, es decir, de todos aquellos que dependían compensar los déficits del igualitarismo comprometido con el mérito y las libertades indi-
de los demás para poder vivir –criados, jornaleros, campesinos y, en general, todo tipo de viduales (Cohen 2011).
pobres–, el 90% de la población francesa de finales del siglo XVIII (Vovelle 1981). La El filósofo estadounidense Harry Frankfurt tenía razón cuando, en 1987, afirmó que
fraternidad prometía la abolición legal de todos los contratos feudales de servidumbre y el problema de la fraternidad como principio político es que nada contracorriente en el
la promesa de que ningún ciudadano o ser humano –que en la Declaración Universal de individualismo que nos arrastra a todos hoy día, y que no se deja convertir fácilmente en
los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 venía a ser lo mismo– acabaría domi- un derecho individual, ni es tan susceptible de un análisis formal o técnico como sucede
nando a otro jurídica, social o económicamente (Gauthier 2014; Domènech 2004; Belissa con la libertad y la igualdad. A pesar de eso –continúa Frankfurt– la tarea de la filosofía
1998). Tras la derrota jacobina mencionada, también quedó arrinconada la fraternidad debería consistir en investigar a fondo el significado de la fraternidad en su sentido polí-
como forma de liberación de los misérables bajo la idea de que todos somos hermanos tico, desentrañar sus implicaciones en los ámbitos sociales, jurídicos, políticos y hasta
y hermanas de una misma humanidad en la que nadie debe tener privilegios arbitrarios económicos, y explicar, si ello es posible, por qué hay que considerar a la fraternidad un
sobre los demás, una marginación que se extendió a los libros de historia política y de valor y un principio especialmente deseables para construir un mundo más justo y demo-
filosofía. La fraternidad volvió al reducto de los valores religiosos y sentimentales en los crático. Ese es el desafío que hemos querido asumir en el monográfico que presentamos
que dormitaba antes de la explosión revolucionaria, y no fue hasta mediados del siglo XIX aquí, con autores y textos que dan varias vueltas de tuerca a la idea de fraternidad para

Recibido: 19/07/2018. Aceptado: 19/07/2018.


1 Universitat Autònoma de Barcelona. Contacto: angel.puyol@uab.cat
3 Muy recientemente, el “Conseil Constitutionnel” francés ha corroborado que la fraternidad es un principio con
2 Toni Domènech es el filósofo que, en nuestro entorno, más ha contribuido a entender y reivindicar el concepto polí-
valor constitucional (Décision n. 2018-717/718 QPC du 6 juillet 2018).
tico de fraternidad. Su artículo de 1993 “…y fraternidad”, publicado en la revista Isegoría (n. 7, pp. 49-48) quedó
refrendado por el excelente libro que le dedicó en 2004 titulado El eclipse de la fraternidad (Barcelona: Crítica).
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7, 2018
Presentación: Libertad, igualdad ¿y fraternidad? 7 8 Angel Puyol

mostrar todos o casi todos sus significados e implicaciones y buscar así su encaje en una la fraternidad aparece como un antídoto contra el individualismo exacerbado de la moder-
mejor comprensión de la compleja realidad social y política que nos está tocando vivir. nidad. Posteriormente, se pregunta cuál debería ser el papel de la fraternidad hoy día, y
El monográfico está estructurado prácticamente en forma de libro. Los primeros artí- sostiene que la fraternidad es una virtud o una obligación moral imprescindible para lograr
culos repasan algunos aspectos históricos del concepto político de fraternidad. María Julia una sociedad más justa. El artículo de Oriol Farrés, que le sigue, sitúa el origen de la obli-
Bertomeu, en el primero de los textos, halla en el articulado de la Declaración Universal gación moral de la fraternidad en una etapa pre-política o pre-institucional, a diferencia de
de Derechos Humanos de 1948 la huella de la fraternidad en uno de sus sentidos políticos las obligaciones de libertad e igualdad que, según él, pertenecen a la política propiamente,
más característicos: la garantía de una libertad igual para todos y su universalización en y recuerda que la institucionalización de la fraternidad ha coqueteado históricamente con
la gran familia humana que compone la humanidad. No por casualidad, el primer artículo episodios de Terror. Eso no significa que debamos abandonar el ideal de fraternidad, que
de la Declaración dice que, habiendo nacido libres e iguales, “todos los seres humanos Farrés asocia a la idea de una ciudadanía insurgente que promueve cambios institucionales
tienen el deber de comportarse fraternalmente los unos con los otros”. El segundo texto, para universalizar los derechos. Posteriormente, Jordi Riba reflexiona, en su texto, sobre
escrito por Daniel Gamper, se centra en el significado de la fraternidad para la Iglesia las conexiones entre la fraternidad y la democracia a partir de la obra del filósofo francés
Católica y una de sus versiones más progresistas, la Doctrina Social. En ella, la fraternidad Jean-Marie Guyau, y apunta que la fraternidad, antes de ser entendida como un elemento
aparece como una virtud de la que deberían hacer gala los creyentes, incluidos los políti- religioso o como uno ilustrado, proyecta el deseo de vivir juntos más allá de las diferen-
cos cristianos, con el fin de humanizar la vida económica y social. En el tercer capítulo, cias y las tensiones que constantemente nos enfrentan y separan. El penúltimo artículo
Núria Estrach señala una tensión inherente a la idea de fraternidad, que nace como una pertenece a María Dolores García-Arnaldos, quien descubre en la fraternidad el antídoto
experiencia sensible para posteriormente convertirse en un concepto racional, y lo hace contra los riesgos de la desconfianza y la falta de cooperación a que nos está conduciendo
repasando los significados de la fraternidad en diversos autores históricos como Mirabeau, la visión moderna de la globalización. En su análisis de la obra de científicos sociales
Robespierre, Anacharsis Coots, Louis Blanc, Flora Tristán y Karl Marx. Eugenio Muinelo, actuales como Luigino Bruni y Michael Tomasello se puede atisbar la necesidad de que
en su artículo, también se centra en los aspectos históricos de la fraternidad desde el
las relaciones humanas, incluso las económicas, estén abiertas a las actitudes fraternas
período de la Revolución francesa hasta el marxismo. A partir del análisis de la fraternidad
si queremos forjar una confianza y una cooperación globalmente exitosas. Finalmente,
en la obra de Antoni Domènech, plantea una reflexión propia en términos marxianos que
Cristian Moyano sostiene la idea original de que hay que fomentar una fraternidad política
le conduce, finalmente, a una reinterpretación de la idea de fraternidad en Lévinas. En el
con los animales. Para él, la relación política con los animales debe superar las ideas de
siguiente artículo, Santiago Juan Napoli contrasta la idea de fraternidad en dos autores
paternalismo, hospitalidad y solidaridad, y debe fundamentarse en la fraternidad en el uso
tan dispares y alejados en el tiempo como Friedrich Schiller y Gerald Cohen a partir del
del espacio público y la prohibición de oprimir a los demás (incluidas todas las especies
nexo que les une, a saber, la necesidad de tejer una comunidad moral y política con las
puntadas del sentimiento fraterno. animales que habitan el planeta).
Los siguientes artículos tienen un enfoque más temático que histórico, aunque persisten Con este monográfico, pues, lleno de propuestas no siempre comunes y de cuantiosos
las referencias más o menos abundantes, según la autoría, a la historia del concepto. El matices antes poco explorados sobre la idea de fraternidad desde un punto de vista político,
texto de Angel Puyol consiste en un análisis conceptual de la idea política de fraternidad queremos sobre todo reivindicar un concepto injustamente apartado de la reflexión sobre
con el fin de identificar los elementos comunes y distintivos de la misma. Sin olvidar la lo político. Y nos damos por satisfechos si, con su publicación en una revista científica de
incardinación histórica del concepto, sobre todo en el período de la Revolución francesa, prestigio, contribuimos a que la fraternidad empiece a asomarse a las discusiones sobre el
Puyol visualiza los rasgos comunes de la fraternidad política a partir de la idea de un vín- bien común y a restablecer el lugar privilegiado que un día le otorgaron los promotores de
culo especial entre los miembros de una comunidad que les impele a vivir como iguales, en la política moderna junto a la libertad y la igualdad.
una incesante llamada a la emancipación, y a ayudarse mutuamente en caso de necesidad.
En el siguiente artículo, Véronique Munoz-Dardé, que escribe el único texto que se publica Referencias
en inglés, defiende la tesis de que, en la obra de John Rawls, la fraternidad no se limita a
legitimar el tercer principio de justicia o principio de diferencia, sino que además cumple Belissa, M. (1998). Fraternité universelle et intérêt national: 1713-1795. Les cosmopoli-
la función de estabilizar el conjunto de la teoría y de las instituciones justas a partir de tiques du droit du gens. Paris: Kime.
los sentimientos fraternos que estas despiertan en los ciudadanos. El texto de Joan Vergés, Blais, M.-C. (2007). La solidarité. Histoire d’une idée. Paris: Gallimard.
que viene a continuación, utiliza las herramientas de la filosofía analítica para realizar Borgetto, M. (1993). La notion de fraternité en droit public français. Paris: Librarie Générale
distinciones pertinentes entre fraternidad y solidaridad, y fraternidad y justicia, con el de Droit et de Jurisprudence.
objetivo de aclarar qué debemos entender exactamente por fraternidad, desde un punto de Cohen, G. (2011). ¿Por qué no socialismo?. Buenos Aires: Katz.
vista normativo, sin confundirla con términos afines. El siguiente artículo lo firma Victoria Domènech, A. (2004). El eclipse de la fraternidad. Barcelona: Crítica.
Camps y comienza con un recorrido por las ideas republicanas del 1848 francés en las que Dworkin, R. (2009). El imperio de la justicia. Barcelona: Gedisa.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7, 2018 Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7, 2018
Presentación: Libertad, igualdad ¿y fraternidad? 9 Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 11-14
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/337541
Frankfurt, H. (2006). La igualdad como ideal moral. En: La importancia de los que nos
preocupa. Buenos Aires: Katz.
Gauthier, F. (2014). Triomphe et mort de la révolution des droits de l’homme et du citoyen:
1789-1795-1802. París: Syllepse.
Hugo, V. (2012). Los miserables. Barcelona: Planeta. Esplendor y eclipse de la fraternidad.
Mill, J.S. (1984). Utilitarismo. Madrid: Alianza. En Homenaje a Antoni Domènech
Puyol, A. (2017). El derecho a la fraternidad. Madrid: Catarata.
Rawls, John (1978). Teoría de la justicia. México: Fondo de cultura económica.
Vovelle, M. (1981). Introducción a la Revolución francesa. Barcelona: Crítica. Splendor and Eclipse of Fraternity.
In Tribute to Antoni Domènech

MARÍA JULIA BERTOMEU1

En el año 2004, la editorial Crítica de Barcelona publicó el texto de Antoni Domènech:


El eclipse de la fraternidad. Una revisión republicana de la tradición socialista, que abrió
un sendero conceptual amplio para pensar en la “metáfora” de la fraternidad dentro de la
tradición socialista en clave republicana. Texto original, provocativo y erudito que –de una
u otra manera– tuvo influencia en los trabajos de este Dossier: colegas, amigos, discípulos, y
compañeros. Vaya entonces como homenaje al filósofo reciente y tempranamente fallecido,
Toni Domènech.
Difícil no recordar cuando –con su voz caediza, su espléndida pluma y su deslumbrante
sapiencia– Toni nos recordaba que la fraternidad es una metáfora conceptual; que cuando
se acuñó la divisa –en 1790– fraternidad significaba la universalización de la libertad repu-
blicana y también –y de consuno– de la igualdad entendida como la reciprocidad de esa
libertad; que la fraternidad republicana revolucionaria se eclipsó por dos motivos: i) porque
la sociedad civil pos-napoleónica dio una apariencia de libertad e igualdad civiles, de libertad
e igualdad, esto es, independientes de las bases materiales de la propiedad, de donde salió
la libertad “liberal” y ii) porque después del fracaso de la II República francesa de 1848 –la
llamada República “fraternal”–, los socialistas políticos, legítimos herederos del legado del
republicanismo democrático tradicional, consideraron con buenas razones que, en la era de
la industrialización, no era ya viable el viejo programa democrático-fraternal revolucionario
de una sociedad civil fundada en la universalización de la libertad republicana por la vía de
universalizar la propiedad privada.
Quince años antes, Toni había publicado su primer libro –dedicado a la memoria del
filósofo marxista Manuel Sacristán Luzón, uno de sus queridísimos maestros –el otro era
Wolfgang Harich– a quienes recordaba casi a diario. El libro llevó el provocador título: De
la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte, y su tesis profunda –al decir del

Recibido: 16/07/2018. Aceptado: 17/07/2018.


1 Investigadora Principal de Conicet. Profesora Titular ordinaria de Etica. Departamento de Filosofía. Universi-
dad Nacional de La Plata, Argentina. Contacto: mjbertomeu@gmail.com
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7, 2018
12 María Julia Bertomeu Esplendor y eclipse de la fraternidad. En Homenaje a Antoni Domènech 13

prologuista Mosterín, y valga también como homenaje al brillante filósofo recientemente más explícitamente el feminismo en la reflexión sobre la fraternidad. En el libro de 2004 Toni
fallecido–, era mostrar que el dilema del prisionero sólo puede superarse mediante la dis- aceptó el reto –por vías rodeadas–, pues dedicó varias páginas y constantes referencias a ‘las
posición de los agentes a cambiar sus preferencias de primer orden. Y esa disposición es mujeres fraternales en acción’, o a ‘las mujeres y proletarios después de Termidor’, o a lo que
propia de una racionalidad ‘erótica’ que la cultura antigua cultivó ejemplarmente –según creía una interpretación errada de Pateman, a quien, por otro lado, valoró siempre y mucho.
Domènech– aquella que aspiraba a criticar racionalmente los deseos y preferencias, a reco- Su estrategia fue mostrar que la fraternidad política revolucionaria francesa no excluyó a las
nocer profundidad en el alma humana, a elegir el mejor curso de acción y también el mejor mujeres, entre otras razones porque ‘la inexorable lógica con la que la fraternité como pro-
deseo. (Domènech, 1989, 22 ss). La racionalidad práctica “inerte”, en cambio, era para grama democrático de plena y universal civilización de la vida social, económica, familiar y
Domènech el conformismo filosófico con los deseos y preferencias dados, la concepción política tenía que traer consigo la cumplida emancipación de las mujeres’.
plana del aparato motivacional humano y la pretensión de que la razón no sea otra cosa que Por otro lado, también en 2004, Domènech dio cabida a las críticas de algunas feministas,
una ‘sierva obediente de deseos y preferencias’. En éste, su primer libro, Domènech propuso al admitir que aun su admirado Robespierre –quien acuñó y contribuyó como nadie a dar
una reconstrucción muy original de la historia de la filosofía, partiendo de la racionalidad todo su significado político a la consigna–, sólo al final de su cortísima vida acabó com-
erótica antigua y la posterior génesis de la racionalidad inerte moderna, comenzando con la prendiendo cabalmente que las ¡mujeres francesas! debían ser reconocidas, en este orden,
destrucción de aquella. Y lo hizo utilizando modelos formales simples y claros, provenientes como ciudadanas, como hermanas de los ciudadanos, como ‘madres de familia’ (utilizando
de la teoría de juegos y de la teoría de la optimización, para así proponer interpretaciones un neologismo político contrapuesto a los padres de familia. (Domènech, 2004, 88 u ss.)
sobre distintas doctrinas filosóficas con una claridad que sus propios autores nunca lograron, Por último, tampoco se le escapó a Toni, en su capítulo “Esplendor y Eclipse de la fraterni-
parafraseando nuevamente al Prologuista Mosterín. dad republicana” del libro de 2004, que con la incorporación de la muchedumbre proletaria a
Ahora bien, aunque el término fraternidad sólo tiene una entrada en el índice analítico la sociedad civil en las primeras décadas de la revolución industrial, hombres, mujeres y niños
del texto de 1989, se trata de una referencia bien jugosa –que preanuncia sus investiga- proletarios comenzaban a ser los famuli de los patrones, que los sometían a una disciplina neo-
ciones posteriores–, acompañada con una cita del Marx “clásico” de los Grundrisse, del doméstica de la fábrica, el taller, la mina o la explotación agrícola. Las primeras generaciones
Marx que se mostraba admirado ante los escritores antiguos, porque ‘su investigación (la del proletariado industrial –nos dice– vieron la incorporación de las mujeres al mundo del
de los antiguos) nunca se pregunta qué forma de propiedad es la más productiva, la que trabajo asalariado como una ‘violación’ más de la independencia de los patronos de familia,
crea más riqueza, sino qué tipo de propiedad crea mejores ciudadanos”. Es en este contexto mientras las mujeres proletarias sufrían –y aún sufren en muchas circunstancias– la doble
que Domènech incluyó una reflexión sobre la fraternidad, sobre los hombres libres, felices, dominación que denunciaba Hubertine Auclert ante la asamblea de los ciudadanos-proletarios.
iguales, fraternos… y virtuosos, en el sentido clásico-republicano de la virtud, esto es, un Hubertine acusaba –en palabras de Domènech–, que no debía exigirse el acceso a la libertad
concepto clásico de virtud siempre atado a una estructura institucional de la propiedad per- sin exigir, al propio tiempo, la igual libertad civil de las mujeres: o todos son igualmente libres
sonal capaz de crear ciudadanos mejores. (Domènech, 1989, 335) –o todos se sacuden del yugo de la loi de famille–, o los burgueses podrán seguir afirmando
Algunos años más tarde –en 1993–, Toni publicó en la Revista Isegoria sus primeras tranquilamente que ellos son “los superiores de los obreros y de las mujeres”. (Domènech,
reflexiones sobre el concepto: … “y fraternidad”, a la que apodó la ‘pariente pobre’ de la 2004, 102 y ss). La discusión continúa abierta, aunque entre algunas feministas de izquierda
tríada revolucionaria francesa; trabajo que él mismo consideró como un embrión –insufi- existe la convicción de que si la apelación a la fraternidad ha sido común a los proyectos de
ciente e imperfecto– de un libro futuro. Y ya en ese momento advertía las dificultades de emancipación política y social desde abajo, también lo es que el lugar de las mujeres en tales
ocuparse de un concepto que –desde una perspectiva histórica y filosófico conceptual– sufría proyectos ha sido históricamente incierto. (Ciriza, 2014)
de un ambigüedad interpretativa desconcertante, porque los que se habían interesado por el El libro de 2004 –sobre el eclipse de la fraternidad– fue un intento por revisar la tradición
término no conseguían ponerse de acuerdo sobre el papel que desempeñó durante la Revo- socialista bajo una lente republicano-democrática, entendiendo a la tradición socialista como
lución, ni tampoco en lo que constituía su legado para la democracia social y al socialismo ‘una terca continuadora, una y otra vez derrotada, de la pretensión democrático-fraternal de
del siglo XIX, por no hablar de las discrepancias sobre su significado doctrinal y filosófico. civilizar el entero ámbito de la vida social: erradicar el despotismo heredado de la vieja loi de
(Domènech, 1993) famillie –tanto el patriarcal doméstico como el del patrón sobre el trabajador–, y erradicar el
Huelga decir que tampoco hoy se ha logrado disipar esa ambigüedad interpretativa en despotismo burocrático-estatal heredero de la vieja loi politique de los Estados monárquicos
torno al concepto de fraternidad, incluso no sería desatinado afirmar que se ha potenciado. Por absolutistas modernos. Lo que convierte a la fraternidad en una innovación política radical
ejemplo, y para mencionar la controversia interpretativa que se fortaleció con el triunfo del respecto de toda la tradición republicana, según Domènech, es justamente el no aceptar la
feminismo académico–, gran parte este feminismo –no todo por cierto– sigue considerando hoy distinción habitual entre la ley civil y la ley de familia. Fraternidad quiere decir universalizar
a la fraternidad como una consigna patriarcal y machista, y propone su abandono y reemplazo la libertad-igualdad republicana y también la elevación de todas las clases <domésticas> o
por el concepto de sororidad. Nos contaba Toni en una cita de su artículo de Isegoría, que ya subalternas a una sociedad civil de personas plenamente libres e iguales. Lo que también
en 1992 Lidia Falcón –en un encuentro en Homenaje al Profesor Aranguren en Madrid–, le significa allanar todas las barreras de clase derivadas de la división de la vida social en
había sugerido hacer un tratamiento conceptual aparte de la «sororidad», es decir, introducir propietarios y no propietarios. (Domenech, 2004, 87)

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
14 María Julia Bertomeu

Y la tesis de Domènech –de carácter histórico y normativo– fue que el sueño democrá-
tico-republicano por excelencia de finales del XVIII y comienzos del XIX lo fue, de una
sociedad basada en la pequeña propiedad agraria más o menos universalmente distribuida, y
la democracia fraternal republicana europea también pretendió que los pobres no-libres, los
esclavos propiamente dichos, y esclavos a tiempo parcial (asalariados) se hermanaran fra-
ternalmente, accediendo de pleno derecho a la vida civil de los plenamente libres e iguales.
En varios de sus escritos posteriores –la gran mayoría de ellos publicados en SinPermiso,
el proyecto político-cultural en el que puso toda su energía y sabiduría hasta el final de
sus días–, Toni reflexionó sobre los ‘actuales tiempos de contrarreforma neoliberal del
capitalismo’, los tiempos de un nuevo imperialismo –de la rapiña y el saqueo de los pue-
blos ‘incivilizados del mundo’ y de la guerra entre las potencias del capitalismo ‘blanco’,
con una dimensión financiera relativamente autónoma de la productiva-industrial’. Se
comprende –nos decía– que en un mundo así los viejos ideales del republicanismo fraternal
cosmopolita hayan desaparecido… (Domenech, 2013, 71-83).
Pero Toni fue siempre un optimista apasionado, y por eso dejó escritos números textos en
los que imaginaba –muy realistamente– rutas y caminos para expropiar –democráticamente–
a los expropiadores, por ejemplo una Renta Básica Universal y –una de sus frases favoritas
que tomó de Keynes– una eutanasia del rentista, de los vampiros rentistas, agregaba. El
camino está abierto y siempre fuimos generosa y desinteresadamente invitados –por Toni– a ARTÍCULOS
acompañarlo.

Bibliografía

Ciriza, Alejandra (2014). El ideal de la fraternidad, también para las mujeres. Lecturas sobre
el Segundo Sexo, Conferencia inédita.
Comité de Redacción de Sinpermiso (2018). Escritos Sin Permiso: Antoni Doménech (1952-
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Doménech, Antoni (1989). De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte,
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Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)


Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 17-27 18 María Julia Bertomeu
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/334111
1. Introducción

La idea política de la fraternidad ingresó en la historia de la mano de la Revolución


Francesa, particularmente después de 1792, es decir, de la mano de la I República revo-
Familia humana y fraternidad (política) en la Declaración lucionaria francesa y su nueva Declaración de Derechos Humanos y Ciudadanos y de la
Universal de Derechos de 1948 República fraternal francesa de 1848. Como los Derechos Humanos, la fraternidad des-
apareció del vocabulario constitucional tras el golpe de Estado de Termidor (1794), y esa
desaparición duró cerca de siglo y medio: los derechos humanos –identificados durante
Human family and political fraternity in the Universal todo el siglo XIX con el Terror, con la República y con la Democracia, términos práctica-
Declaration of Rights of 1948 mente coextensivos para los conservadores y los liberales europeos decimonónicos— no
reaparecieron sino tras la derrota política y militar del nazifascismo con la solemne Decla-
ración Universal de Derechos Humanos por las Naciones Unidas en 1948. La Declara-
ción de 1948 recuperó ideas filosófico-políticas básicas y fundamentales que habían sido
MARÍA JULIA BERTOMEU* ignoradas –en la historia política real—por las Constituciones monárquico-liberales del
XIX o negadas  iusfilosóficamente –en la academia— con el auge del utilitarismo moral
y el positivismo jurídico.
El primer considerando del Preámbulo de la Declaración de 1948 afirma enfáticamente,
Resumen: La Declaración de 1948 recuperó ideas Abstract: The 1948 Universal Declaration of por ejemplo: que la libertad ha de ser universalizada a “todos” y es inalienable, que la
filosófico-políticas básicas y fundamentales que Human Rights revived basic and fundamental “igualdad” bien entendida dimana de la libertad bien entendida, y que la humanidad no está
habían sido ignoradas en la historia política real, politico-philosophical ideas that had been dividida en razas, etnias, géneros, clases o culturas, sino que forma un todo indivisible al
o negadas  iusfilosóficamente en la academia con ignored in actual politics up to that point and
el auge del utilitarismo moral y positivismo jurí- denied by academics as a result of the rise of que llama “la familia humana”. Y ya en el Artículo 1) de esa misma Declaración se incor-
dico. El primer considerando del preámbulo de moral utilitarianism and legal positivism. The pora a la “fraternidad”, no como un adorno retórico o como un encomiable sentimiento
la Declaración de 1948 afirma enfáticamente, por first part of the Preamble to the 1948 Declaration social o –menos— como una consigna culturalmente particularista o arbitraria, sino como
ejemplo: que la libertad ha de ser universalizada emphatically states, for example, that freedom un deber exigible de manera universal: “Todos los seres humanos (…) deben comportarse
a “todos” y es inalienable, que la “igualdad” bien must be universalized to “all” and is inalienable;
entendida dimana de la libertad bien entendida, y that “equality” properly understood derives fraternalmente los unos con los otros”.
que la humanidad no está dividida en razas, etnias, from freedom properly understood; and that El retorno de las grandes ideas iusfilosóficas revolucionarias vino de la mano de la
géneros, clases o culturas, sino que forma un todo humanity is not divided into races, ethnicities, fuerza de los hechos (y de las armas) y de la experiencia histórico-política real. La academia
indivisible al que llama “la familia humana”. Y genders, classes or cultures, but forms an tenía sus propias inercias: el gran Hans Kelsen, campeón del positivismo jurídico demo-
ya en el Artículo 1) de esa misma Declaración se indivisible whole which it calls “the human
incorpora la “fraternidad”, no como un adorno family”. Moreover, Article 1 of the Declaration crático tuvo que conformarse con unas “observaciones metodológicas” muy críticas de la
retórico o como un encomiable sentimiento social incorporates the notion of “fraternity”, not as a Declaración; otros, como Hannah Arendt, la atacaron frontalmente. No es injusto decir que
o –menos– como una consigna culturalmente par- rhetorical flourish or as a commendable social el utilitarismo y el positivismo jurídico siguieron en buena medida dominando en la vida
ticularista o arbitraria, sino como un deber exigible feeling – much less as a culturally particularistic académica como si nada hubiera pasado, al menos hasta los años 60 del siglo XX en que
de manera universal: “Todos los seres humanos or arbitrary slogan – but as a universally
(…) deben comportarse fraternalmente los unos valid duty: “All human beings [...] should act el utilitarismo como doctrina filosófico-política sucumbió como doctrina académicamente
con los otros”. Así pues, reflexionar políticamente fraternally towards one another”. Thus, thinking dominante en parte gracias a la batalladora crítica de John Rawls.
hoy sobre la fraternidad va de la mano de una about fraternity from a political perspective today El gran prestigio político e ideológico de la Declaración de 1948 no puede engañar sobre
reflexión sobre el significado profundo de los dere- goes hand in hand with thinking about the deeper el hecho de que nunca contó con simpatías unánimes entre académicos. Tampoco hoy.  Tras
chos humanos fundamentales. meaning of fundamental human rights.
Palabras clave: fraternidad, derechos humanos, Key words: fraternity, human rights, liberty, la derrota del utilitarismo y del iuspositivismo en los años 70, volvieron a proliferar, desde el
libertad, familia humana, derechos inalienables. human family, inalienable rights. lado de la derecha académica, teorías filosóficas que, como la Robert Nozick, tratan de poner
en duda la naturaleza inalienable de la libertad, o doctrinas que, inspiradas en la reviviscen-
cia de la teoría económica neoclásica, buscan socavar ideológicamente las bases intelectuales
de los derechos sociales y económicos. Y, desde una pretendida izquierda académica, han
vuelto a proliferar ideas tendentes a negar la unidad básica de la humanidad, y un nuevo
relativismo filosófico fundado en la división de la humanidad en “culturas” pretendidamente
encapsuladas, en “etnias” o en “géneros”. Así pues, deliberar políticamente hoy sobre la
Recibido: 10/06/2018. Aceptado: 09/07/2018.
* Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Contacto: mjbertomeu@gmail.com
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
Familia humana y fraternidad (política) en la Declaración Universal de Derechos de 1948 19 20 María Julia Bertomeu

fraternidad, va de la mano de una reflexión sobre el significado profundo de los derechos Si la libertad es inalienable, entonces es un derecho “constitutivo”, no puedo venderlo ni
humanos fundamentales y sobre los argumentos de sus enemigos filosóficos declarados. tampoco regalarlo ni tan siquiera con un supuesto consentimiento. Los derechos instrumen-
El significado inequívocamente liberador de las clases “domésticas” y, en general, sub- tales son enajenables, adquiridos y regulados por el derecho público y privado positivo, pero
alternas, vulneradas y vulnerables que tuvo la divisa de la fraternidad revolucionaria cayó el derecho público nos impide vender nuestra ciudadanía, no puedo vender mi derecho a la
en el olvido después de 1848 europeo, aunque cien años más tarde la recuperaba la gran vida y ni tan siquiera partes de mi cuerpo, no me está permitido celebrar contratos privados
Declaración de Derechos de 1948 en su artículo primero: “Todos los seres humanos nacen de esclavitud voluntaria, ni tampoco están permitidos los contratos laborales privados inde-
libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben terminados en cuanto al tiempo y trabajo (locatio conductio operarum). Todo esto muestra
comportarse fraternalmente los unos con los otros.” Nótese que el comportamiento fraternal que las raíces del derecho público moderno son republicanas, pues poco o nada tendría para
va de la mano de la libertad, igualdad, dignidad y derechos. decir un liberalismo partidario de una concepción de libertad como no interferencia (actual
La nueva Declaración de mediados del siglo XX está desprendida de su forma iusna- y real) ante aquellas decisiones privadas de los individuos que no afectan a terceros. La
turalista, pero no del núcleo republicano de su concepción de la ley y del derecho como importancia de este enunciado no puede ser mayor, pues si el derecho público con que hoy
constitutivos de la libertad civil y política: hay derechos que son constitutivos y, por tanto, contamos no fuese de molde republicano, con origen en el derecho romano (en el que, obvio
inalienables, y el derecho internacional debe velar por su cumplimiento. Comprender este es decirlo, eran nulos de pleno derecho los contratos voluntarios de esclavitud), estarían
núcleo republicano es fundamental para entender el significado de la fraternidad en el permitidos los contratos voluntarios de esclavitud, o la venta del voto y la ciudadanía, y por
mundo filosófico-político moderno. Pues bien, afirmar que la Declaración de 1948 tiene supuesto no lo están. El libertario Richard Nozick honestamente advirtió –hace ya más de 30
un núcleo republicano básico que permite pensar en un concepto de fraternidad ligado al años-, que un liberal consecuente debería aceptar como legalmente permitidos los contratos
reconocimiento de derechos, supone aclarar algunos puntos constitutivos de tal tradición, de alienación de la libertad política con una asociación dominante protectora que asumiera
por ejemplo: el papel de soberano o, en paralelo con este razonamiento de derecho público aplicado al
derecho privado, que un individuo firmara un contrato de esclavitud.
1) que la libertad es inalienable y La concepción de la inalienabilidad de la libertad de molde republicano tuvo sus partida-
2) que los derechos inalienables deben ser universalizados a todos los miembros de la rios y disidentes. La compartieron Vitoria, Las Casas, Locke, Kant y Marx, y mucho antes
familia humana. Veamos. Aristóteles. Lo dejó dicho Vitoria: “la libertad no puede intercambiarse por todo el oro del
mundo”; y también Locke: “…dado que los hombres no tienen el poder sobre su propia
2. La libertad es inalienable vida, tampoco pueden por medio de contrato o de su propio consentimiento convertirse en
el esclavo, ni tampoco ponerse bajo el poder absoluto y arbitrario de otro que pueda quitarle
Declarar que la libertad es un derecho igual e inalienable de todos los seres humanos la vida a placer. Y puesto que no tiene poder absoluto sobre sí mismo, tampoco puede con-
trae consigo claros efectos jurídicos. Implica, en primer lugar, que siendo la libertad ina- cedérselo a otro “ (Locke, 1998, 23), y por supuesto Kant: “un hombre puede ser su propio
lienable, el ordenamiento jurídico (nacional e internacional) debe prohibir algunos tipos de señor (sui iuris) pero no propietario de sí mismo (sui dominus), esto es, no puede disponer
contratos –aparentemente voluntarios– en los que las partes enajenan su libertad, cosa que de sí a su antojo” (Kant, 1989, 270).1
tiene derivaciones jurídicas en el derecho privado y público, nacional e internacional, y, La antigua teoría de la inalienabilidad de los derechos constitutivos, como toda teoría,
además, que libertad e igualdad no son dos principios normativos en pugna sino que están tiene consecuencias distintas cuando los hechos y circunstancias históricas cambian, incluso
intrínsecamente conectados. algunas de ellas insospechadas. Pero su médula normativa permanece a pesar de los mudan-
Si bien la Declaración no se detiene a profundizar expresamente las secuelas jurídicas de zas históricas: la inalienabilidad de la libertad personal y política –la soberanía y la auto-
la inalienabilidad de los derechos iguales de todos, alegar que ciertos derechos son inaliena- propiedad bien entendidas– no es compatible con un concepto negativo de libertad como
bles e iguales es toda una manifestación de principios y de compromisos con una tradición mera ausencia de interferencia real (aplicada a sujetos que prestan su consentimiento a un
histórica de larga data. pacto de sumisión o de alienación de la propia libertad personal a cambio de un salario o de
Con demasiada prisa y bastante frecuencia se tiende a interpretar el debate intra-comisión lo que fuere), si la libertad es inalienable entonces se requieren claras y decididas interven-
como un enfrentamiento entre liberales y comunitarios o entre países hegemónicos y perifé- ciones de los estados y de los organismos internacionales con capacidad de hacer cumplir
ricos, siendo aquellos los impulsores de los derechos subjetivos (egoístas) y éstos de comu-
nidades y estados soberanos que sólo reconocen derechos colectivos. El debate fue intenso 1 Otros muchos, como Luis de Molina, Francisco Suarez, Grotius, Pufendorf y Hobbes, se alinearon claramente
y es bien cierto que algunos de los representantes estaban en las antípodas, el documento en el bando contrario. Grotius, por ejemplo, conociendo a la perfección la obra de Victoria a quien cita habi-
final mostró que también otra tradición estuvo presente: la de los derechos constitutivos ina- tualmente en sus textos, dejó dicho que “los mismos derechos (naturales) que tienen los hombres sobre su
propiedad lo habilitan para convertirse en propiedad de otra persona, dado que es posible alienar una parte o una
lienables, la de la libertad inseparable de la igualdad de derechos, la de la incompatibilidad consecuencia de la propia libertad, y de este modo el otro adquiere un derecho sobre la misma, que se denomina
de la libertad con el temor y la miseria. derecho personal o jus in personam”. Grotius, Hugo (1926) pp.295.

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Familia humana y fraternidad (política) en la Declaración Universal de Derechos de 1948 21 22 María Julia Bertomeu

efectivamente esos derechos inalienables de todos los miembros de la familia humana. A un derecho a pertenecer a una comunidad organizada y como garantía de un lugar en el
partir de la declaración del 48, los Estados miembros quedan comprometidos a asegurar –en mundo que haga significativas sus opiniones y efectivas sus acciones. No hará falta recordar
cooperación con la organización de las Nacionales Unidas-, el respeto universal y efectivo que Arendt reafirmó su famosa consigna recordando una y otra vez que se trataba de “una
a los derechos y libertades fundamentales del hombre (Considerando 6). Este compromiso irónica, amarga y tardía confirmación de los famosos argumentos con los que Edmund Burke
es una obligación que nace de una relación fiduciaria entre los estados y los ciudadanos y se opuso a la Declaración de Derechos del Hombre.” (Arendt, 1949)3.
autoriza a los ciudadanos a pedir cuentas a sus funcionarios cuando se constatan lesiones a Los temores y las miserias están históricamente indexados, claro está, y en el 48 se
los derechos humanos, porque los derechos humanos también son normas constitutivas del trataba de terminar con una política mundial fundada en el nacionalismo, el colonialismo y
estado de derecho. Volveré sobre este punto al final. racismo, perpetradora de masacres que dieron origen al término genocidio. En ese momento
Comprensiblemente no hay en la Declaración una trama conceptual diáfana que permita una parte de los miembros de la familia humana fueron despojados de su personalidad jurí-
inferir de manera evidente el espíritu democrático republicano que animaba a algunos de dica, sin derecho a una nacionalidad, a circular libremente, a participar en el gobierno de
sus redactores –no es casual que no la hubiera dado el pragmatismo triunfante que, quizás su país, a expresar sus opiniones, entre otras cosas. Restituir (al menos tendencialmente) la
con razón, prefirió lograr una declaración aunque hubieran omisiones importantes–. Pero personalidad jurídica de todos los seres humanos –en todas partes– y en función de unos
hay otros indicios –además de la inalienabilidad de la libertad– que podrían tomarse como derechos inalienables e iguales de todos –a pesar de las omisiones, negociaciones y olvidos
ratio cognoscendi de tal espíritu republicano democrático. Por ejemplo, en el segundo con- en la teoría y en la práctica– hizo renacer la teoría y praxis de los derechos humanos que
siderando del Preámbulo asoma un texto claramente anti-hobbesiano: la libertad sólo sería –en el siglo XIX– habían enterrado los imperialismos y nacionalismos en la práctica y el
concurrente con un mundo de seres humanos liberados del temor y la miseria.2 Nada más utilitarismo y el positivismo jurídicos en la teoría.
cercano a la concepción republicana de la libertad como no dominación arbitraria, incom-
patible con un diseño institucional que permita que unos vivan a merced de otros gracias al 3. Los derechos inalienables deben ser universalizados a todos
miedo que le infunden o a la miseria a la que los someten. Hobbes, en cambio, no se cansó
de repetir que el miedo no es obstáculo sino el requisito para la realización de la libertad El primer considerando del “Preámbulo” de 1948 dice –un decir que estuvo a punto de
(personal y política), que el obstáculo no es el miedo sino la ley, que el inicio de la sociedad hacer fracasar la declaración por las marcadas diferencias político filosóficas entre sus miem-
civil anida en el miedo mutuo, que la causa del miedo mutuo se debe tanto a la igualdad bros– que: “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento
natural de los hombres como a la voluntad de hacerse daño mutuamente. de la dignidad intrínseca de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la
Los Preámbulos de 1789 y de 1793 guardan una clara analogía con el del 1948. El familia humana”; el artículo 3), por su parte, aclara que “todo individuo tiene derecho a la
Preámbulo de 1789, por ejemplo, trazó una relación causal entre las calamidades públicas, la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”4
corrupción de los gobiernos y el desprecio de los derechos de los hombres; y la Declaración Los objetivos declarados –la libertad, la paz y la justicia en el mundo– se asientan sobre
francesa de los Derechos del hombre y el Ciudadano, incluida en el Acta Constitucional de la intrínseca dignidad de los derechos inalienables (e iguales) de todos (los miembros de
1793, recuerda que el olvido y desprecio de los derechos naturales de los hombres son las la familia humana). Nótese la doble referencia a conceptos normativos de carácter rotun-
únicas causas de las desgracias en el mundo. La Declaración de 1948 asumió un espíritu damente universalista: se aspira a lograr justicia, paz y libertad en el mundo porque así lo
afín –adaptada a los nuevos acontecimientos y despojada del lenguaje iusnaturalista– y requieren los derechos inalienables de todos los miembros de la familia humana.
volvió a perfilar un nexo causal entre el menosprecio de los derechos humanos y los actos No debemos caer en el error de ver en la frase “familia humana” un refuerzo normativo
ultrajantes de barbarie, temor y miseria humanas. Algunos de los detractores de una y otra inicial para un concepto de familia que luego introduce uno de los articulados –gracias a
de las declaraciones –huelga decirlo– casi llegaron a expresar lo contrario. Así el caso del una victoria lograda por los miembros más conservadores de la comisión– en el apartado 3)
conservador y protoutilitarista Edmund Burke y del utilitarista Jeremy Bentham en el XVIII, del artículo 16: “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad”. Se trata
ambos condenando los excesos teóricos y prácticos de la revolución francesa porque condu- de una confusión fatal que opaca el valor de esa metáfora conceptual de la familia humana
cían al terror y la anarquía y, con algunas variaciones, la heideggeriana Arendt, vocera de la entendida como la unión fraternal (y por eso mismo horizontal) entre los seres humanos
crítica burkeana y admiradora del pragmatismo del conservador inglés Burke, que hizo una iguales en derechos y en dignidad (artículo 1); metáfora que cobra fuerza, también, al hablar
crítica feroz de la declaración en nombre de un enigmático y famosísimo “derecho a tener de seres humanos que en todas partes tienen derecho al reconocimiento de su personalidad
derechos”, que vendría a reemplazar la idealidad e hipocresía de los así llamados derechos
de los hombres del 1948, en nombre de un impolítico derecho a la inclusión entendido como
3 Existe un buen comentario –que incluye una parte del texto de Burke– en Waldron, Jeremy (1987).
4 El libro de Glendon, M.A (2001), recoge una parte de las discusiones entre unos y otros en torno a la conve-
2 Siete años antes, en 1941, en su “Discurso a la Nación”, Franklin Roosevelt había incorporado ya al miedo niencia o inconveniencia de introducir en el Preámbulo “un concepto de dignidad teórico, filosófico, metafísico
dentro de las causas de ilibertad al hablar las cuatro libertades: libertad de palabra, de expresión, de vivir sin e inconveniente, como quedó plasmado en los considerandos. Recomiendo también Hoffmann, Stefan Ludwig
penurias, de vivir sin miedo. (Ed.). (2011), y el texto de Hunt, Lynn (2010).

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Familia humana y fraternidad (política) en la Declaración Universal de Derechos de 1948 23 24 María Julia Bertomeu

jurídica (artículo 6).5 Afirmar que en todas partes los seres humanos tienen derecho al reco- enmiendas de las Declaraciones de Derechos. Afortunadamente hay varios libros de los bue-
nocimiento de su personalidad jurídica –a realizar negocios jurídicos y contraer derechos nos que narran historias de esos años, de los personajes en la escena, de los países o incluso
y obligaciones adquiridas por sí mismos y sin depender de otros–, implica conferir a la continentes a los que representaban,7 contándonos, entre otras cosas, las idas y vueltas en
humanidad en su conjunto (al menos tendencialmente) el carácter de sui iuris, de sujetos de torno al artículo 1 de la Declaración, que fue el último en recibir redacción definitiva: “todos
derechos o, lo que es lo mismo, de sujetos libres republicanamente. los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de
René Cassin –el jurista francés que devino una de las figuras intelectuales de la decla- razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” . Todos y cada
ración– fue el redactor de uno de los tantos borradores que planteaba ligar el concepto de uno de los conceptos que aparecen en el artículo –y en los demás– fueron discutidos una
dignidad con el reconocimiento de la unidad de la humanidad y la garantía de la persona- y otra vez y el resultado fue, obviamente, fruto de un consenso muchas veces forzado y de
lidad jurídica de todos, obviamente entendiendo que se trataba de confrontar las distintas otras muchas de largas y fructíferas deliberaciones (y no de meras negociaciones). Ninguna
ideologías nacionalistas y racistas: crítica honesta de la redacción final debería pasar por alto los detalles de este proceso de
elaboración, sin olvidar que las circunstancias en las que se discutía fueron producto creado
“lo fundamental es que hay una unidad en la sociedad humana, sociedad compuesta por guerras imperialistas cuyas consecuencias siguen hoy azotando a la familia humana en
por seres humanos que pueden compararse entre si, que tienen las mismas aptitudes su conjunto, y especialmente a sus miembros más débiles.
naturales donde sea que estén, esto es lo más importante que debemos introducir en Prima facie, el artículo 1) dice que todos los miembros de la familia humana tienen digni-
nuestra declaración” (…)”. Y continuaba diciendo que: “la idea de deberes recíprocos dad intrínseca porque han nacido con derechos iguales e inalienables.8 Pero esta explicación
es el fundamento del concepto de fraternidad” (UN Commission on Human Rights es expedita pues omite dos conceptos muy discutidos (aunque no centrales) para el tema que
1947e).6 nos ocupa: i) que los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que
ii) porque están dotados de razón y conciencia deben comportarse fraternalmente los unos
Cinco siglos antes, Bartolomé de las Casas ya lo había dicho en una grandiosa y sen- con los otros. Digámoslo, aunque sea de pasada: i) que la inalienabilidad de los derechos
cilla frase: “la humanidad es una”, espantado ante el genocidio perpetrado por España en le corresponda a los miembros de la familia humana por nacimiento no fue, obviamente un
América. Lo cierto es que en el Preámbulo de la Declaración cobra nueva vida la fraterni- texto apreciado por los delegados de los países católicos decididos a extender derechos y
dad revolucionaria francesa, acompañada por una idea republicana de una reciprocidad de dignidades hasta el momento mismo de la concepción, pero la querella se decantó por voto
deberes (y por tanto derechos) a escala global. Los deberes y derechos que le corresponden mayoritario a favor del nacimiento y ii) que los miembros de la familia humana, “dotados
a la humanidad, considerada con una familia cuyos miembros deberían ser –todos ellos– como están de razón y conciencia” deban comportarse fraternalmente los unos con los
personas jurídicas o sujetos por derecho propio (sui iuris). otros, fue una redacción poco feliz y ambigua, tanto si la razón y la conciencia designan
características esenciales de los seres humanos, como si señalan los atributos necesarios
4. Libertad, igualdad y fraternidad para pertenecer como miembro a la familia humana. Basta con recordar que los perpetra-
dores del genocidio no se cansaron de predicar que no todos los hombres son miembros
Ni duda cabe que una de las mejores vías para interpretar un escrito es acercarse a las de la familia humana, y que era preciso evitar los “esencialismos” en un texto político de
discusiones (del texto) en su propio contexto histórico; a los borradores, anotaciones y semejante envergadura.
enmiendas, a las cartas de unos y otros, a la biografías de autores y críticos. Por eso son tan Pero la frase final del tardío y fundamental artículo no es ni filosófica ni políticamente
importantes –y fascinantes– los trabajos que cuentan en detalle las discusiones, borradores y ambigua: declara de manera categórica que la fraternidad es un deber exigible de manera
universal, recuperando así un significado olvidado a mediados del XIX. La fraternidad
5 Obviamente hubo intensas discusiones en las reuniones de la Comisión de Derechos relativas a la conveniencia jacobina –dentro y fuera de Francia– pretendía el ingreso de la inmensa mayoría de
o inconveniencia de incluir el término “familia humana” en la Declaración. Fue René Cassin (el jurista francés,
luego funcionario gaullista y Premio Nobel de la Paz) quien imprimió el sello del universalismo a las discu- alieni iuris a la vida civil y política. En ese momento, para decirlo con Marx, había un
siones, apoyado por varios miembros de países no europeos que, entre otras cosas, vieron el uso del término enemigo común a vencer: los estamentos privilegiados del clero y la nobleza hereditaria,
como una herramienta crítica explícita ante el colonialismo, como cinco siglos antes ocurrió en la Escuela de y en la lucha por la emancipación frente al enemigo cobró sentido la fraternidad como
Salamanca. Curiosa ironía fue que los representantes de estos pueblos fueran los defensores del cosmopoli- una forma de emancipación universal, un momento en que las aspiraciones y los derechos
tismo, historia ésta que todavía no ha sido escrita en su totalidad. Sobre estas discusiones recomiendo el texto
de Sluga, Glenda (2011).
6 El texto de Hoover es interesante, político y muy informativo; aunque incurre en algunos prejuicios metodo- 7 es el capítulo 8, consagrado a analizar las discusiones sobre el Preámbulo y el artículo 1.
lógicos y en una falsa equiparación entre los derechos subjetivos y el liberalismo, que impiden al autor hacer 8 Sobre el concepto de dignidad como fundamento de los derechos humanos recomiendo el instructivo texto
uso de algunas de sus ideas interesantes y de matices importantísimos entre derechos alienables e inalienables. de Waldron, Jeremy (2013). Con el ánimo de echar luz sobre el carácter fundante de la dignidad, Waldron
Un libro también instructivo, que recoge documentos y textos poco conocidos e importantes sobre derechos despeja varias dudas sobre el significado del término y, a pesar de las dificultades del término, hace votos por
humanos es: Ishay, Micheline (2008). Especialmente importante para el tema que nos ocupa, es el capítulo 8, mantenerlo, recordando con Aristóteles, que no es inteligente exigir un grado de precisión no adecuado para
consagrado a analizar las discusiones sobre el Preámbulo y el artículo 1. conceptos como el dignidad porque ‘se trata de cosas prácticas que siempre pueden ser de otra manera’.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
Familia humana y fraternidad (política) en la Declaración Universal de Derechos de 1948 25 26 María Julia Bertomeu

de la sociedad en su conjunto parecían coincidir con las aspiraciones y derechos de una ii) en la interpretación fiduciaria de los poderes públicos, los derechos humanos son
determinada clase. El fracaso de los intentos revolucionarios por universalizar la libertad una parte constitutiva de la soberanía de los estados, una autorización para el uso del
republicanamente entendida fue también el fracaso de la consigna fraternizadora francesa, poder siempre que ese poder respete, proteja y haga efectivo el pleno reconocimiento
que quedó relegada en el cajón de las reliquias de las que luego se ocuparía la religión de los derechos. Si los estados tienen que asegurar el imperio de la ley –la libertad
o la moral de cada uno según su mayor o menor disposición o, en el mejor de los casos, igual de todos compatible con la de todos los demás–, y si los derechos humanos
permaneció agazapada en un sentimiento más o menos noble pero sin un anclaje institu- constituyen el suelo nutricio de ese imperio de la ley, entones los estados tienen el
cional preciso ni precisable. deber de gobernar internamente –y representar a sus ciudadanos internacionalmente–
Cuando el liberalismo se encargó de alimentar la esperanza de mantener un orden social en función de un poder fiduciariamente concedido. (Criddle, 2009)
justo compatible con todo tipo de desigualdades materiales, el sentido de la fraternidad mudó
en solidaridad e incluso en caridad cristiana, ambos ideales más ligados a la beneficencia 5. Conclusión
que al reconocimiento universal de derechos.
Por eso no es de poca enjundia que en 1948 la Declaración de Derechos haya recuperado Una buena parte del olvido de la tradición democrática republicana histórica, y espe-
a la fraternidad como un deber positivo, como aquel que se nombra de manera muy general cialmente del carácter emancipatorio del valor político de la fraternidad, ha sido producto
en el artículo 29): “toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en del triunfo del liberalismo en la primera parte del siglo XIX. Entre otras cosas, porque
ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad”. Si el pleno desarrollo de la per- sus parientes cercanas y compañeras de lucha, la libertad y la igualdad, ya no parecían
sonalidad sólo es posible en comunidad, y si el pleno desarrollo de la personalidad implica estar necesitadas de su compañía luego de haber sido depreciadas mediante intentos
derechos iguales para todos los miembros de la familia humana, el deber de la fraternidad relativamente exitosos por convertirlas en premisas básicas de una concepción liberal
no sería otra cosa que una lucha por el efectivo reconocimiento de los derechos iguales de democracia que cristalizó en el primer tercio del XIX, y que es compatible con todo
de todos los miembros de la familia humana. Las tres consignas revolucionarias francesas tipo de subordinación civil. El liberalismo decimonónico logró depotenciar el carácter
renacieron –aunque por un tiempo breve– hermanadas ante el enemigo común: el genocidio. revolucionario de la tríada, a fuerza de pergeñar un concepto de libertad –la desafortu-
Un nuevo contexto histórico y un terrible conjunto de circunstancias explican la utilidad de nadamente famosa libertad negativa de los modernos de Benjamin Constant y de Isaiah
volver a invocarla. Berlin– entendida como ausencia de interferencia (real y actual pero no disposicional)
Preciso es recordar, además, que en la Declaración de 1948 los derechos y deberes for- compatible con todo tipo de dominación arbitraria. El olvido se debe, también, a que
man un todo sistemático, sin estériles y académicas distinciones entre derechos positivos y esta tradición escindió el potente vínculo trazado por el republicanismo histórico entre
negativos o las libertades de los antiguos y los modernos. Todos ellos son derechos (posi- libertad e igualdad –en esta tradición, la igualdad no competía con la libertad sino que
tivos) derivados de un “concepto más amplio de libertad” del que habla el cuarto conside- era, justamente la reciprocidad en la libertad, e impuso un modo de entender a la igualdad
rando; son derechos que requieren el esfuerzo de los pueblos y naciones a fin de asegurar como un anodino concepto de “igualdad de oportunidades” o ” de carreras abiertas” para
su reconocimiento y aplicación efectiva a nivel nacional e internacional, tal como dice la todos, y olvidando así de manera consciente que ambas– la libertad y por esa misma razón
Proclama de la Asamblea General. también la igualdad– son incompatibles con la dependencia civil o política que soportan
Desde la perspectiva republicana del poder político, quizás podríamos interpretar la Pro- quienes carecen de todo tipo de propiedad personal. De esa manera se perdía o, mejor, se
clama del siguiente modo: “los pueblos y naciones, las instituciones y los funcionarios públi- la apropiaron luego haciendo un uso discrecional del concepto los ultra liberales como R.
cos asumen el deber de asegurar el reconocimiento y aplicación de los derechos humanos Nozick, la poderosa idea propiedad de sí del republicanismo antiguo que significa –ni más
–a nivel nacional e internacional– porque las instituciones, los gobiernos, los funcionarios ni menos– que ser un sujeto por derecho propio (sui iuris) o, lo que viene a ser lo mismo,
públicos y los organismos internacionales detentan un poder sobre los individuos –fiduciaria- gozar de la “capacidad de poder vivir sin tener que pedir permiso a otros.”
mente concedido– en nombre de los derechos de todos los miembros de la familia humana. De la mano de Rawls, el liberalismo anglosajón de izquierda le otorgó un nuevo signi-
La interpretación fiduciaria del poder público autoriza a los estados (y organismos con ficado a la fraternidad, como complemento y soporte del Principio de la Diferencia, o sea
poderes públicos delegados) a ejercer ese poder en nombre del pueblo y respetando la dig- como normativamente ligada a la igualdad. Para Rawls la fraternidad es “la idea de que
nidad de los individuos en tanto sujetos libres y co-beneficiarios del poder de los estados. no querer tener mayores ventajas a menos que eso sea en beneficio de quienes están peor
Eso implica al menos dos cosas: situados” e incluso “es la disposición personal de no aceptar recompensas que no promuevan
el interés de todos”. La consigna reapareció, pero el sentido de la fraternidad recuperado
i) si, como dejó dicho Locke, “todos los poderes… derivan del pueblo” entonces los –al menos en la teoría– en la Declaración de 1948 ya se había perdido nuevamente cuando
funcionarios son sus trustees, y en todo momento tienen que rendir cuentas ante sus Rawls recordaba la divisa revolucionaria, relegada a auxiliar a una teoría de justicia distribu-
acciones públicas (o privadas) que lesionen los derechos o libertades de los benefi- tiva no claramente compatible con otras disposiciones personales que no sean el autointerés,
ciarios y como ya hace tiempo lo advirtió Gerald Cohen.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
Familia humana y fraternidad (política) en la Declaración Universal de Derechos de 1948 27 Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 29-43
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/333671
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Jesus: Tecnos, Madrid. ternos son consustanciales a la naturaleza humana nal duties are inherent to human nature, therefore
Locke, John (1998). Segundo Tratado sobre el gobierno civil, Alianza Editorial, Buenos y por tanto el conflicto entre libertad e igualdad conflicts between freedom and equality diminish.
Aires. queda atenuado. En el contexto de la economía In the context of the global economy, fraternity,
globalizada, la fraternidad, vinculada al princi- linked to the principle of gratuitousness and the
Morsink, Johannes (1999). The Universal Declaration of Human Rights: Origins, Drafting pio de gratuidad y a la lógica del don, se propone logic of gift, is proposed as a way to achieve a
and Intent, University of Pennsylvania Press, USA. como vía para lograr una humanización de una more human economy. In Catholic terms, fra-
Sluga, Glenda (2011). “Renee Cassin Les droits de l’homme and the Universality of Human economía que amenaza con independizarse del ternity requires the principle of subsidiarity. In
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ternidad se acoge al principio de subsidiariedad. of fraternity that presuppose an initial conflict,
the Twentieth Century , Cambridge, Cambridge U.P. Frente a las concepciones contractualistas de la Catholic fraternity presupposes a relational
UN Comission of Human Rights (1947e). “Verbatim Record, 4 February 1947”: Charles fraternidad que parten del conflicto, la fraternidad anthropology that naturalizes the motivation to
Malik Papers, Library of Congress, Manuscripts Division. católica mantiene una antropología relacional que exercise fraternal duties.
Waldron, Jeremy (Ed.) (1987). Nonsense upon Stilst: Bentham, Burke and Marx on the naturaliza la motivación para el ejercicio de los Keywords: fraternity, justice, subsidiarity, insti-
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1. Planteamiento del problema

A diferencia de la libertad y la igualdad, la fraternidad no ha encontrado una traducción


institucional precisa. Libertad e igualdad se han concretado en derechos individuales y colec-
tivos, es decir, los ciudadanos deben poder ejercer las libertades en condiciones de igualdad y
en el caso de que encuentren obstáculos o impedimentos pueden elevar sus reivindicaciones
y quejas a las instituciones del Estado. ¿Cómo sería un derecho a la fraternidad? ¿Qué la
diferencia de la igualdad? ¿No se trata, más bien, de un sentimiento que puede darse entre
ciudadanos pero que no se puede imponer legalmente?

Recibido: 07/06/2018. Aceptado: 02/07/2018.


* Universitat Atutònoma de Barcelona, Profesor de filosofía política y moral. daniel.gamper@uab.cat. Ha publi-
cado recientemente Laicidad europea. Apuntes de filosofía política postsecular (Edicions Bellaterra).
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
30 Daniel Gamper Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica 31

Estas y otras preguntas han alimentado el debate reciente sobre la fraternidad entre los el individuo a sus fines, haciendo de estos el resultado de las decisiones libres y voluntarias de
partidarios de una institucionalización político-jurídica de los vínculos fraternos y los que aquellos (Taylor, 1994; Sandel, 2000). Hay, pues, una opción a favor de una antropología indi-
consideran que se trata de un sentimiento, una metáfora, una exhortación o una idea pre-polí- vidualista que se contrapone a la concepción tomista y aristotélica así como al personalismo que
tica de la que las instituciones pueden beber pero que no admite una concreción institucional. enfatizan la “naturaleza intrínsecamente social del hombre” (Pizzolato, 2012a, 389-391).
En las siguientes páginas, se propone una interpretación de la fraternidad en el contexto El neocontractualismo rawlsiano propone una mediación entre libertad e igualdad, de
de la tradición católica, en concreto desde la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Al inclinar- modo que se presupone ya un conflicto entre ambos principios: las exigencias de la igual-
nos por esta clave de lectura se diría que ya hemos decidido responder negativamente a la dad pueden limitar los deseos de libertad de las personas. Rawls disuelve la contraposición
pregunta sobre la institucionalización de los vínculos fraternos. A primera vista, la DSI trata anteponiendo la libertad a la igualdad. De este modo se protege a los ciudadanos de inter-
de las obligaciones morales y sociales de los fieles, pero no propone soluciones políticas ni venciones que, en aras de la igualdad de oportunidades y de la mejora de condiciones de
arreglos institucionales, fiando la fraternidad a la sociedad civil. Para la Iglesia católica, el los más desfavorecidos, limiten su libertad de acción. A esta visión conflictual subyace una
deber de fraternidad se acoge al principio de subsidiariedad: corresponde a la sociedad civil, antropología de signo individualista, según la cual los individuos no se conciben primaria-
a los cuerpos intermedios, realizar acciones fraternas. Concebida así, la fraternidad católica mente como miembros de una comunidad, sino como amasijos de intereses que se protegen
consistiría en las obras de caridad y beneficencia que desde la gratuidad realizan los creyentes. de intromisiones externas que les impidan satisfacerlos.
El otro polo que guía la presente lectura de la fraternidad en la DSI es el de la economía El atractivo y la enorme potencia de la teoría de la justicia de Rawls radica justamente
globalizada. A partir del principio de gratuidad que debe orientar la relación fraterna, la DSI, en que, a pesar de mantener una visión eminentemente individualista, introduce medidas
en especial en la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI, propone formas de relación correctoras de la desigualdad sin que se vulnere la libre actividad de las personas y sin
social que atenúen los efectos perversos de la economía financiera globalizada. De este modo fiarlo todo a la filantropía, como querría el neoliberalismo anarquista (Nozick, 1974). Con
se recoge el hecho de que la fraternidad, al igual que la solidaridad, se caracteriza por “su el principio de diferencia, Rawls traduce la fraternidad a procedimiento institucional: la
sustancial irreductibilidad a la lógica del mercado” (Rodotà, 2014, 55). La fraternidad intro- arbitrariedad en el reparto de las dotaciones naturales de las personas, lo que él llama “lotería
duce obligaciones morales no contractuales basadas en la lógica del don que no persigue el natural”, justifica que los participantes en la situación original opten por una redistribución
agradecimiento, que no pone al necesitado en situación de inferioridad, que no se atiene a de la riqueza en beneficio de los más desfavorecidos. Dado que no somos responsables de
la simetría y reciprocidad del intercambio contractual (Zamagni, 2009). nuestras circunstancias, vinculamos nuestra suerte a la de los otros. Renunciamos a una
parte de nuestra libertad porque cuando decidimos los términos de la cooperación social nos
2. Palabras preliminares situamos desde el autointerés en el peor de los escenarios posibles (maximin).
Rawls mantiene una mirada individualista y por este motivo debe justificar los deberes
Si contrastamos la filiación cristiana del concepto de fraternidad con su raíz revolucionaria recíprocos a través del tortuoso e ingenioso camino del principio de diferencia. En cambio,
o ilustrada, salta a la vista una diferencia antropológica básica. Las reivindicaciones contempo- desde una antropología cristiana no es necesario construir mecanismos que justifiquen los
ráneas de la fraternidad por parte de la filosofía política no suelen basarse en una concepción sacrificios personales. Para el cristianismo, la fraternidad es una realidad de hecho, a saber,
explícita y concreta de la naturaleza humana. Esta ausencia es habitual en un pensamiento somos hermanos en Cristo, y por tanto los deberes que de ello se siguen no requieren una
que se quiere postmetafísico, antifundacionalista o meramente liberal y que, por tanto, parte justificación ulterior. Si el ser humano es primordialmente un miembro de una comunidad,
de una renuncia razonada a toda afirmación controvertida e indemostrable sobre la esencia es decir, si la comunidad es siempre ya y, por tanto, no existe tal cosa como un individuo
de lo humano. En cambio, el pensamiento católico adopta necesaria y desacomplejadamente aislado, entonces no se da un conflicto entre libertad e igualdad pues los deberes de frater-
una cosmovisión concreta en la que lo humano es definido de manera precisa y dogmática. nidad se generan en esta comunidad previa.
Estos puntos de partida discrepantes hacen casi imposible un trasvase entre ambas esferas del
pensamiento a no ser que se dé una tarea específica de traducción cuya carga debería recaer 3. La fraternidad cristiana según Joseph Ratzinger: teología y globalización
tanto en los secularizados como en los creyentes para que llegara a buen fin.
Sin embargo, si prestamos atención a los rasgos concretos de la fraternidad filosófico-política El concepto de fraternidad desarrollado por Joseph Ratzinger se halla principalmente
contemporánea observamos que la reivindicación de un sesgo “político, no metafísico” no es en en dos textos separados por casi cincuenta años. En un breve tratado de 1960, propuso una
absoluto indiscutible. Así, el principio de diferencia, que se corresponde con la fraternidad en reconstrucción de la fraternidad cristiana para una correcta interpretación de la fe católica.
el sistema de Rawls, está motivado por el autointerés de los individuos (Rawls, 1971)1. Como Este objetivo modesto es superado con creces en la encíclica de 2009, en donde se propone
señalaron en su momento los pensadores comunitaristas, la teoría de la justicia de Rawls antepone la fraternidad cristiana como modelo a adoptar para una superación de las injusticias y
desigualdades en el contexto globalizado. Mientras en el primer texto se trata de un análi-
1 Esta afirmación debería ser contrastada con lo enunciado por el propio Rawls en su tesis de 1942 (Rawls, 2009; sis exclusivamente teológico, el segundo sitúa a la fraternidad como piedra de toque de la
Habermas, 2010). Doctrina Social de la Iglesia.

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32 Daniel Gamper Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica 33

En el libro Die christliche Brüderlichkeit (La fraternidad cristiana) de 1960, Joseph (Ratzinger, 2006, 126). Son tareas que corresponden a los cristianos, que son los menos,
Ratzinger recopila las diversas versiones de la fraternidad en las Escrituras y su posterior frente a los “otros” hermanos, y que se concretan en el servicio misionario: “id, pues; ense-
adaptación por la teología cristiana. Ratzinger desarrolla su análisis en torno a dos problemá- ñad a todas las gentes” (Mt 28,19). El agape se manifiesta en el ejemplar comportamiento
ticas: las semejanzas y desemejanzas entre las interpretaciones de la fraternidad cristiana y de los hermanos cristianos que deben “dirigir su amor a todos los que lo necesitan, sin
las filosóficas; y la tensión en el interior de la propia tradición bíblica entre una fraternidad pedir agradecimiento ni respuesta. Cualquiera que necesita su ayuda es, con independencia
exclusiva y particularista, y una inclusiva y universalista. de sus convicciones, un hermano de Cristo, más aún, una manifestación del Señor mismo”
A propósito de la fraternidad ilustrada, representada en el tríptico revolucionario, escribe (Ratzinger, 2006, 139-140). El cristiano se comporta, pues, fraternalmente cuando atiende
Ratzinger: a los necesitados. Por último, al igual que Jesús vino “a servir y a dar su vida en rescate
por muchos” (Mc 10,45), el cristiano debe verse como uno de los “pocos” que sufren por
“La fraternidad universal es pensada esencialmente desde abajo, a partir de una los “muchos”, por todos. “En su amor y en su sufrimiento sobrepasa todas las fronteras, es
ascendencia y una naturaleza comunes de todos los humanos. Se refiere a algo que verdaderamente ‘católico’” (Ratzinger, 2006, 142).
está detrás de la historia, a una naturaleza humana previa a la historia” (Ratzinger, Hasta aquí la reconstrucción realizada por Ratzinger a mediados del siglo XX a propósito
2006, 32-33). de cómo debe entenderse la fraternidad en el contexto católico. El énfasis de su interpre-
tación recae en la dificultad de realizar el ideal eminentemente abstracto de la fraternidad
La igualdad ilustrada sería una restauración de una naturaleza previa que se ha pervertido secularizada, y por tanto en la importancia de dotar de fuerza motivacional a las acciones
en desigualdades impuestas arbitrariamente a lo largo de la historia. Ratzinger le objeta a fraternas. La comunidad católica unida en torno a la celebración de la eucaristía es el motor
esta “fraternidad excesivamente expandida” que resulta “irrealista y vacía de significado. propulsor de estas acciones. De este modo logra cumplir las exigencias performativas de
[…] En efecto, una fraternidad que debe referirse a todos en igual medida no puede referirse la fraternidad, que, siguiendo su interpretación, son meramente declarativas en la versión
seriamente a nadie” (Ratzinger, 2006, 34). Ratzinger sustituye el universalismo ilustrado por universalista ilustrada. Los cristianos se deciden por una fraternidad, aceptan el mensaje de
la distinción entre dos formas de fraternidad, una hacia el interior del grupo y otra hacia el Cristo, y de ahí nutren las acciones de amor al prójimo que este exige.
exterior. La concreción de esta fraternidad cristiana se halla en un documento redactado en 2009
La fraternidad cristiana se explica desde la trascendencia. Surge debido al “empequeñe- ya como Sumo Pontífice: la encíclica Caritas in veritate. Tomando Populorum progressio
cimiento de las diferencias mundanas ante el encuentro con el único verdaderamente grande, (1967) como referencia, entiende la cuestión social como cuestión antropológica (Ratzinger,
el único verdaderamente Otro: Cristo” (Ratzinger, 2006, 48). Pero, antes de que se dé la 2009, § 75; Viola, 2009; Schlag, Mercado, 2012) y se sitúa de pleno en la Doctrina Social
universalización del vínculo fraterno, se deben cerrar nudos internos en la forma de una de la Iglesia, la cual avanza y se desarrolla a partir de fundamentos metafísicos.
confraternidad, una Bruderschaft que liga a unos pocos: “Para Jesús los hermanos son los El contexto sociocultural y geopolítico de la encíclica es la globalización concebida como
que se hallan unidos a él por la aceptación común de la voluntad de Dios. El sometimiento interdependencia de hecho entre los seres humanos: ¿cómo conjugar la interdependencia
común de la voluntad bajo Dios crea la relación interna de la que aquí se trata. La diferencia económica, comercial y política con la interdependencia ética de las conciencias?
con la ideología ilustrada así como con la fraternidad universal de la Stoa es evidente: la Una parte de la respuesta se halla en el tercer capítulo, donde se especifica qué papel
fraternidad no se entiende en modo naturalista como un fenómeno originariamente natural, corresponde a la fraternidad en la actualización o renovación de la DSI. La fraternidad se vin-
sino que se funda en una decisión espiritual, en el sí a la voluntad de Dios” (Ratzinger, cula a la gratuidad, a la “sorprendente experiencia del don” (Ratzinger, 2009, § 34), la cual se
2006, 52). Existe, en este concepto limitado de fraternidad, una frontera que separa a los contrapone a la concepción de la existencia humana en términos de productividad y utilidad.
creyentes de los que no tienen fe. En Pablo el problema aún no se resuelve, de modo que
el concepto de fraternidad “no está en modo alguno completamente universalizado. Todo “Por su naturaleza, el don supera el mérito, su norma es sobreabundar. Nos precede
hombre puede ser cristiano, pero solo el que lo deviene realmente es hermano” (Ratzinger, en nuestra propia alma como signo de la presencia de Dios en nosotros y de sus
2006, 65). Esta concepción limitada de la fraternidad es especialmente relevante para el expectativas para con nosotros” (Ratzinger, 2009, § 34).
teólogo alemán: “Solo este uso limitado del concepto de hermano es cristiano; la eliminación
de este límite es ilustrada. Solo en esta limitación es en general realizable el concepto de El don supone la trascendencia, el hecho de que el hombre no está solo, y que encerrarse
hermano” (Ratzinger, 2006, 113). en sí de manera egoísta implica el pecado. Un pecado que se manifiesta concretamente en
Esta limitación interna de los hermanos en Cristo tiene también una vertiente universal. una economía que no se somete a las exigencias éticas. El contexto de una crisis que en 2009
Solo los que comparten la fe son propiamente hermanos, pero la tarea de estos no consiste era solo incipiente late en la propuesta de una política que recupere su autonomía frente a
en recluirse en su comunidad o en la feligresía, sino que hay una proyección hacia el exte- la economía, que no se someta a los dictados de esta. Se trata de pasar de una economía
rior. Ahí radica el aspecto performativo de la fraternidad: “La fraternidad (Brüderlichkeit) autónoma a una política autónoma; de una política que va a rebufo de la economía, a una
cristiana realiza su obligación con la totalidad mediante la misión, el agape y el sufrimiento” economía sometida a las leyes y encauzada por la democracia hacia el bien común.

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34 Daniel Gamper Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica 35

La caridad es un don recibido por todos que constituye la comunidad, continúa Benedicto La fraternidad se expresa, pues, en la gratuidad y el don: un principio y una lógica que
XVI. Esta comunidad es universal y puede ser plenamente fraterna, pero solo se logrará conciben la economía como una forma de sociabilidad. Esta lógica del don se contrapone a
si nos apercibimos de que todos hemos sido convocados por la palabra de Dios-Amor. La la centralidad del contrato propia de la visión económica clásica de los intercambios sociales.
fraternidad nace de compartir este vínculo gratuito. Y esta gratuidad se contrapone a las exi- El contrato regula el intercambio de bienes, el dar y el recibir, afianza la confianza sobre
gencias de la economía autonomizada. “El desarrollo económico, social y político necesita, disposiciones legales. En las relaciones contractuales se salvaguardan los derechos del con-
si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión sumidor, del productor y del comerciante, pero no se alimenta el tejido social. De ahí que,
de fraternidad.” (Ratzinger, 2009, § 34). Así, mientras en el mercado impera la justicia con- en el orden establecido por esta encíclica, deban ser complementadas por la lógica del don
mutativa que regula las relaciones de dar y recibir, la DSI atribuye mayor importancia a la que guía las propuestas propiamente políticas de la encíclica:
justicia distributiva y a la justicia social. No se trata de la igualdad aritmética, sino de dar
según las necesidades. No hay intercambio, sino regalo. No hay precios, sino generosidad, “En la época de la globalización, la actividad económica no puede prescindir de la
gratuidad. gratuidad, que fomenta y extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia
y el bien común en sus diversas instancias y agentes. Se trata, en definitiva, de una
“Si el mercado se rige únicamente por el principio de la equivalencia del valor de forma concreta y profunda de democracia económica. La solidaridad es en primer
los bienes que se intercambian, no llega a producir la cohesión social que necesita lugar que todos se sientan responsables de todos; por tanto, no se la puede dejar
para su buen funcionamiento. Sin formas internas de solidaridad y de confianza solamente en manos del Estado” (Ratzinger, 2009, § 38).
recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica.”
(Ratzinger, 2009, § 34) En el ámbito económico, pues, la lógica del don se refleja en la existencia de organizacio-
nes que no están orientadas solo al provecho, que no lo tienen como fin en sí. Organizaciones
La crisis presente se debe a una economía independiente que ha olvidado los vínculos que no están plenamente reguladas, es decir, que disponen de margen de operación frente al
que la anteceden y que no se basa en relaciones de confianza. Si se dan estas relaciones, si Estado, y que forman parte del tejido social.
se reconoce el vínculo comunitario gratuito, es posible mejorar la economía, hacerla más Con su Encíclica, Ratzinger plantea la necesidad de revisar la DSI a causa de la globa-
justa, no solo en términos conmutativos, sino también sociales. De ahí que concluya que es lización. Ya no se trata, como se dijo en Rerum novarum, de la intervención redistributiva
necesario nutrir al mercado de “energías morales”. del Estado, sino de una colonización ética del mercado que sustituya el “dar para tener”
En el intercambio comercial habitual se presupone un precio que debe ser conocido antes y el “dar por deber” que se corresponden respectivamente al mercado y a la imposición
de la transacción y la obligación de actuar recíprocamente una vez se ha cerrado el trato. El fiscal del Estado. Esta colonización ética se daría en la “apertura progresiva en el contexto
intercambio fraterno tiene otras características, pues los implicados se relacionan libremente mundial a formas de actividad económica caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad
sin que se trate de precios ni de la obligación de actuar recíprocamente. Es esta “una relación y comunión” (Ratzinger, 2009, § 39). Quede claro que no se trata aquí de filantropía, un
intersubjetiva frágil: quien inicia la relación corre siempre el riesgo de encontrarse frente a concepto paternalista y no emancipador que no responde a la transformación radical de las
un oportunista que se limita a recibir” (Zamagni, 2009a, 76). La lógica del don pertenece relaciones de intercambio propuestas por el Papa (Viola, 2009, 67).
al ámbito de las obligaciones morales y no al de los deberes legales, de ahí su fragilidad. La globalización es expresión de la unidad de la familia humana, pero debe ser corregida
En la DSI, según Benedicto XVI, se reconoce la validez de la economía de mercado y complementada para reducir su capacidad de erosión de las relaciones sociales. Esta ero-
como creadora de riqueza, pero hay un esfuerzo por encauzarla en términos sociales. La sión se contrarresta enfatizando los vínculos de la familia humana para lograr un desarrollo
actividad económica no puede estar alejada de la ética. Recuerda esto el énfasis durante los colaborativo de los pueblos.
años 80 y 90 en la “responsabilidad social de la empresa” (Zamagni, 2007). Conviene señalar Se manifiesta aquí el universalismo inherente al mensaje cristiano entendido como “la
que en el desarrollo papal de este concepto se aprecia un esfuerzo por evitar las habituales inclusión relacional de todas las personas y de todos los pueblos en la única comunidad
críticas a la RSE, a saber, que se trata de una estrategia de márketing, de una excusa para de la familia humana” (Ratzinger, 2009, § 54). Una fraternidad entre los humanos que no
ocultar deficiencias empresariales, y de una ideología destinada a legitimar un orden eco- excluye a los no creyentes, sino que incluyéndolos puede acrecentar la colaboración hacia
nómico profundamente injusto. En la versión de Zamagni (y de manera menos explícita en el bien común.
Caritas in veritate), la RSE no solo es una operación de transparencia, sino que se vincula La fraternidad se manifiesta en formas de relación no basadas en el provecho, sino en
la eficiencia a otros requisitos más propios de entidades sin ánimo de lucro (Zamagni, 2013). la gratuidad y el don, instrumentos con los que evitar la tendencia de la economía a auto-
nomizarse. El punto de partida no es el individuo como haz de deseos, sino su vínculo con
“En las relaciones mercantiles el principio de gratuidad y la lógica del don, como los otros.
expresiones de fraternidad, pueden y deben tener espacio en la actividad económica Se observa efectivamente que, si bien se identifican los problemas y se señalan los cam-
ordinaria” (Ratzinger, 2009, § 36) bios conceptuales necesarios para solucionarlos, no se indican las medidas concretas. Como

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36 Daniel Gamper Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica 37

se sostiene en la misma encíclica, “la Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no DSI se alinea en la lógica liberal de los cuerpos intermedios entre el Estado y el individuo.
pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados” (Ratzinger, 2009, § Se afianza así una interpretación de la fraternidad que la encomienda a la libre interacción
9). Dentro de este margen de vaguedad propio de la DSI, más dirigida a los fieles que a los ciudadana, alejándola de una institucionalización plena. Correspondería, pues, a los ciuda-
teóricos del Estado, más a los ciudadanos que a los gobernantes, afirma Benedicto XVI que danos la actividad fraterna o caritativa, que no debe encontrar obstáculos institucionales. La
la autoridad política no se debe entender en los términos tradicionales, y que ha adquirido un fraternidad no puede ser obligada, sino voluntaria. El Estado no puede ni debe hacerse cargo
“significado polivalente” (Ratzinger, 2009, § 41), es decir, la soberanía estatal se ha diluido de todas las competencias referidas a la justicia social y delega en la sociedad civil esta tarea.
en la constelación postnacional. La teoría del Estado no puede usar parámetros clásicos. La El Estado del bienestar cede paso a la libre solidaridad entre los ciudadanos.
democracia se debilita en el interior de Estados cuyas fronteras ya no están dibujadas con En Caritas in veritate se dice específicamente sobre el principio de subsidiariedad:
los claros contornos de antaño. Estas son las rerum novarum a las que Caritas in veritate
intenta dar respuesta, para lo cual se apoya en el potencial universalista y no reducido a la “La subsidiariedad es ante todo una ayuda a la persona, a través de la autonomía
escala estatal de la fraternidad cristiana. de los cuerpos intermedios. Dicha ayuda se ofrece cuando la persona y los sujetos
A pesar de que no se halla una respuesta definitiva a cómo debe realizarse la fraternidad, sociales no son capaces de valerse por sí mismos, implicando siempre una finalidad
Benedicto XVI no abandona plenamente la importancia también institucional de las obli- emancipadora, porque favorece la libertad y la participación a la hora de asumir res-
gaciones fraternas. Lo hace a propósito del bien común, otro de los pilares de la Doctrina ponsabilidades. La subsidiariedad respeta la dignidad de la persona, en la que ve un
Social de la Iglesia: sujeto siempre capaz de dar algo a los otros. La subsidiariedad, al reconocer que la
reciprocidad forma parte de la constitución íntima del ser humano, es el antídoto más
“Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad. Trabajar eficaz contra cualquier forma de asistencialismo paternalista.” (Ratzinger, 2009, § 57)
por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, ese conjunto de institu-
ciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se El principio de subsidiariedad, pues, garantiza un espacio social libre de interferencias
configura así como polis, como ciudad. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, para que los ciudadanos se ayuden mutuamente. Benedicto XVI contrapone la subsidiariedad
cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades al Estado en su versión asistencialista, adjetivo con el que quiere denotar que las ayudas
reales. Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilida- estatales a las personas en situación de precariedad no sirven para la emancipación de estas,
des de incidir en la polis. Esta es la vía institucional —también política, podríamos sino que las convierten en clientes del Estado y no atienden sus necesidades profundas ni
decir— de la caridad, no menos cualificada e incisiva de lo que pueda ser la caridad su dignidad.
que encuentra directamente al prójimo fuera de las mediaciones institucionales de La línea de interpretación de este principio la marcó ya como Prefecto para la Congre-
la polis” (Ratzinger, 2009, § 7, mi cursiva). gación de la Doctrina de la Fe con el texto Libertad cristiana y liberación:

No se trata, pues, de limitar el compromiso con el bien común de los cristianos a las “En virtud del principio de solidaridad, el hombre debe contribuir con sus semejantes
actividades libres de la sociedad civil, sino de contribuir a las instituciones políticas que al bien común de la sociedad, a todos los niveles. Con ello, la doctrina social de la
centralizan los esfuerzos para paliar las desigualdades sociales. Por tanto, a la lógica eminen- Iglesia se opone a todas las formas de individualismo social o político. En virtud del
temente liberal propia del principio de subsidiariedad, Benedicto XVI añade la institucionali- principio de subsidiariedad, ni el Estado ni sociedad alguna deberán jamás substituir
zación de las obligaciones fraternas en pro del bien común. Se dibuja, pues, un acercamiento la iniciativa y la responsabilidad de las personas y de los grupos sociales intermedios
mixto a la fraternidad, según el cual hay una labor colaborativa entre la sociedad y el Estado, en los niveles en los que éstos pueden actuar, ni destruir el espacio necesario para su
reduciendo la acción de este a “lo que la sociedad civil no puede alcanzar por sí misma” libertad. De este modo, la doctrina social de la Iglesia se opone a todas las formas
(como reza la definición del diccionario de la RAE de “principio de subsidiariedad”), pero de colectivismo.” (Congregación, 1986, § 73).
reconociendo al mismo tiempo que hay espacios que no pueden ser cubiertos por la sociedad
civil y que por tanto es obligación del Estado ocuparse de ellos. Ni colectivismo, ni individualismo, sino una vía intermedia basada en la concepción
relacional de lo humano (principio de solidaridad) la cual empuja a una cooperación que no
4. El concepto de subsidiariedad en la Doctrina Social de la Iglesia puede ser sustituida por la actividad de las instituciones. Las leyes inscritas en el corazón
de los hombres, leyes naturales, son pues superiores a las leyes creadas por los hombres.
El hecho de que no se ofrezcan modelos claros y precisos sobre cómo debería aplicarse a Estas actitudes de ayuda gratuita refuerzan el tejido social, impulsando a la comunidad hacia
nivel institucional la fraternidad para superar las injusticias del mundo globalizado obedece a “formas más elevadas de sociabilidad” (Pontificio, 2004, § 185). Este principio “protege a
la importancia del principio de subsidiariedad en la Doctrina Social de la Iglesia, tal y como las personas de los abusos de las instancias sociales superiores e insta a estas últimas a
se encuentra ya en Centessimus annus (1991) de Juan Pablo II. Con la subsidiariedad, la ayudar a los particulares y a los cuerpos intermedios a desarrollar sus tareas. Este princi-

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38 Daniel Gamper Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica 39

pio se impone porque toda persona, familia y cuerpo intermedio tiene algo de original que pueden ser el producto de una coacción legal, sino que necesitan de una motivación personal
ofrecer a la comunidad”. El Estado y el aparato público amenazan con tener una presencia que solo puede surgir del compromiso libre y organizado de colectivos que se despliegan
“injustificada y excesiva” (Pontificio, 2004, § 187). La intervención pública debe darse solo en la sociedad sin hallar obstáculos institucionales. En la salvaguarda de la justicia social,
en circunstancias excepcionales y hasta que estas hayan sido superadas, adoptando como el Estado debe reconocer este derecho de libre asociación, pues él solo no puede cumplir
criterio el “bien común correctamente entendido” (Pontificio, 2004, § 188). con sus propias expectativas.
La DSI se adhiere, con su énfasis en el principio de subsidiariedad, a la concepción
liberal de la sociedad, según la cual el Estado debe dejar margen de acción a las iniciativas 5. Conclusiones
ciudadanas. Los motivos para este trabajo cooperativo entre sociedad civil e instituciones
del Estado son tanto de eficacia como de principio: el Estado no puede llegar a todas partes De la lectura de la DSI y la teología ratzingeriana se siguen una serie de desafíos para
y debe respetar la libre iniciativa de las personas. la construcción de un concepto normativo-político de fraternidad.
Este concepto de subsidiariedad encuentra un reflejo en la legislación, como lo demues- El principio de subsidiariedad nos ilustra sobre la dialéctica entre sociedad civil e insti-
tra la modificación en 2001 del artículo 118.4 de la Constitución italiana: “El Estado, las tuciones jurídico-políticas: las instituciones deben beber de los impulsos procedentes de la
Regiones, las Ciudades metropolitanas, las Provincias y municipios favorecen la iniciativa sociedad y deben también corregir las desviaciones que se den en ella. Dicho en otros térmi-
autónoma de los ciudadanos, individualmente o asociados, para el desarrollo de las activi- nos, la fraternidad social puede alimentar o inspirar el comportamiento de las instituciones.3
dades de interés general, sobre la base del principio de subsidiariedad”. La Iglesia no tiene como objetivo señalar cuáles deberían ser las instituciones ni las
Los ciudadanos deben poder determinar libremente cuáles son las prioridades para lograr políticas concretas que deberían realizar la fraternidad o que deberían guiar sus decisiones.
el bien común. El Estado debe solo apoyar, coordinar o gestionar las necesidades identifi- La fraternidad cristiana no tiene, pues, un vínculo directo con la política institucional, es,
cadas por los propios ciudadanos en su interacción fraterna. Esa es su función subsidiaria: como lo pone Hunyadi, “pre-política”, también por tanto pre-jurídica (Rossi, 2013, 808).
no intervenir o intervenir solo en los términos establecidos por la sociedad civil. La lógica En la DSI, la fraternidad no es el espacio de las instituciones políticas, sino el humus
del concepto es la liberal y es la adoptada por las confesiones religiosas cuando se trata de social de estas instituciones. Corresponde a la sociedad civil ejercer las obligaciones frater-
defender un espacio de influencia social, o sea, un pleno uso de la libertad religiosa de pen- nas. En los cuerpos intermedios se aprende la virtud que se extiende hacia toda la familia
samiento y de acción. Como señala Staiano, en la reforma de 2001 actúa una doble matriz, humana. Esta confianza en la sociedad civil contrasta con la fraternidad jacobina que ve en
católica y liberal, centrada en la libertad de acción y el sostén estatal para las asociaciones ella el germen de la desunión a manos de las facciones sociales (Giubboni, 2012).
que fortalecen los vínculos entre las personas y, con ello, la sociedad civil (Staiano, 2006; Como muestra Mark Hunyadi, la fraternidad ha tenido a lo largo de la historia un valor
Cassese, 1995). La Iglesia postconciliar pasa a formar parte de la sociedad civil, reconoce más “retórico y declamatorio que legal o institucional” (Hunyadi, 2006, 154). Se trata,
el pluralismo de la sociedad y está dispuesta a abandonar los “privilegios dados por el poder además, en el caso de la fraternidad cristiana de un concepto performativo, una invocación,
civil”, pero reclama su derecho “en todo momento y en todas partes a predicar la fe con una exhortación a la acción de los individuos y de la sociedad civil, con un potencial trans-
auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin traba formador en la medida en que el mensaje universal trasciende las fronteras estatales y se
alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político, cuando adecúa por tanto a la coyuntura globalizada.4
lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas, utilizando Por otra parte, la reconstrucción de la fraternidad por el joven Ratzinger incluye su doble
todos y solo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según la cara exclusiva/inclusiva. Sin una Bruderschaft previa, una hermandad, no se cuenta con la
diversidad de tiempos y de situaciones” (Gaudium et spes, § 76). fuerza motivacional para las acciones fraternas. Este vínculo solo se puede aplicar a las insti-
Como explica recientemente Finkielkraut, los creyentes se defienden en términos de tuciones de forma metafórica. La fraternidad no puede ser institucionalizada en la medida en
libertad religiosa, utilizando aquello que la religión monoteísta combate cuando está aliada que es un sentimiento que se crea entre los individuos, que puede ser cultivado, y para el cual
con el poder político, la libertad (Finkielkraut, 2014). La actitud liberal se basa en el reco- hay también buenas razones interesadas y desinteresadas. Manteniendo esta doble naturaleza
nocimiento de que “la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada de lo fraterno, Ratzinger critica por excesivamente abstractas las pretensiones universalistas
una en su propio terreno” (Gaudium et spes, § 76)2. El énfasis en la subsidiariedad ofrece de la fraternidad ilustrada subrayando la necesidad de que haya un elemento motivacional,
una justificación para que el Estado reduzca su ámbito de acción, pues debe dejar el campo el cual es el resultado del aprendizaje de la fraternidad en las comunidades de fieles.
libre para que la sociedad, los individuos y los colectivos, se organicen de manera voluntaria
para dotarse de los bienes y de los servicios que creen más deseables. El principio de sub-
sidiariedad acentúa la vertiente no institucional de la fraternidad: las acciones fraternas no 3 Así también cabe entender lo dicho por Jules Dufaure en el discurso de presentación de la constitución de 1848
ante la Asamblea nacional francesa a propósito de la inclusión del derecho de asistencia fraterna en el apartado
VIII de su preámbulo: “por primera vez el precepto cristiano que renovó la cara del mundo hace 1800 años pasa
2 Esta afirmación debería ser contrastada con lo enunciado por el propio Rawls en su tesis de 1942 (Rawls, 2009; a ser la base de todo un código administrativo” (citado en Le Goff, 2013).
Habermas, 2010). 4 Rasgos de la fraternidad que se hallan tanto en el análisis de Hunyadi como en la DSI.

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40 Daniel Gamper Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica 41

Hoy la fraternidad se piensa en contextos que trascienden las fronteras nacionales. Los Hay una disparidad sobre el modo de interpretar la imparcialidad. Para la teoría liberal
desarrollos católicos de la fraternidad prestan atención a la justicia local, a las políticas que la justicia es imparcial cuando no hace diferencias ni muestra sesgos emocionales o ideoló-
los países pueden realizar para mejorar la pobreza y la paz en los territorios nacionales, pero gicos. Esta neutralidad aspira a ser justa en sus principios, pero también en sus efectos. La
el impulso fraterno va más allá de las fronteras en la medida en que vincula a los que están imparcialidad cristiana tampoco hace diferencias entre los seres humanos tomados abstrac-
separados, a los que no se conocen, a los que no comparten con nosotros nada más que la tamente. Sin embargo, se entiende de manera primordial como una práctica referida directa-
misma humanidad. La crítica al institucionalismo en este caso se debe no solo al hecho de mente a un alguien concreto a quien se sirve. Esta práctica implica no tanto la racionalidad
que la fraternidad es algo demasiado importante para dejarlo exclusivamente en manos del o el cálculo de los mejores efectos por parte del agente, sino la totalidad de su persona, sus
Estado, sino también al hecho de que el problema que requiere solución es global y no local. afectos, sus emociones y sus compromisos religiosos y sociales.
Este universalismo desacomplejado del catolicismo no puede ser recogido tal cual por el La fraternidad contractual presupone una decisión antropológica, en concreto, la que se
pensamiento postmetafísico. Sin embargo, hoy, cuando no hay justificación ética para limitar halla implícita en la teoría liberal que abandona el paradigma aristotélico de la naturaleza
la solidaridad a los territorios nacionales, estatales o siquiera continentales, el gesto uni- política del hombre y adopta la perspectiva del individuo que se relaciona cooperativa y
versalista, católico, puede contribuir, con sus justificaciones metafísicas convenientemente conflictivamente con sus congéneres. La toma de partido por la concepción individualista
traducidas, al compromiso internacional de la responsabilidad de proteger de atrocidades y conflictual de la naturaleza humana dificulta la aplicación del concepto de fraternidad, el
masivas y violaciones de derechos humanos. cual se refiere precisamente a una institución natural, en la medida en que los seres humanos
La performatividad de la fraternidad se manifiesta económicamente en la modificación han encontrado un modo de sobrevivir consistente en juntarse en familias y fundar ciudades
radical de los intercambios ciudadanos. Las personas no solo deben reflexionar sobre sus en donde los hombres pueden alcanzar la excelencia, como sostenía Aristóteles. El carácter
estilos de consumo, sino que debe abandonarse el “eficientismo”: la eficiencia como fin previo del vínculo fraterno, a diferencia del carácter posterior del contrato instaurador de la
y no como medio supeditado a fines que no deben ser exclusivamente económicos sino fraternidad, ofrece una guía normativa para la acción social. A saber, nos debemos algo unos a
integradores de la vida social. En este sentido, la fraternidad no se traduce en acuerdos ins- otros porque somos hermanos. La fraternidad contractual en cambio dice que somos hermanos
titucionales, en políticas económicas, sino en una economía reconducida hacia la sociedad. porque nos debemos algo unos a otros. Un abismo ontológico separa ambas afirmaciones.
El mercado es “un momento importante de la esfera pública –esfera que es bastante más El contractualismo liberal concibe las instituciones como filtros que deben garantizar
vasta que la estatal– el cual, si es concebido y vivido como lugar abierto a los principios de que los deberes de fraternidad no sean excesivos, es decir, no atenten contra las libertades
la reciprocidad y del don, puede construir la ‘ciudad’” (Zamagni, 2009a, s80). Esta ciudad individuales. De modo que se trata de calcular la justa distancia que debe darse entre un
mencionada de manera enfática se basa en un vínculo gratuito. No se trata, pues, de dejar individuo y otro. Nunca demasiado lejos como para impedir que nos identifiquemos con
que el mercado colonice la sociedad civil, sino de que la sociedad civil entre en el mercado el prójimo, pero tampoco demasiado cerca, dado que hay que proteger el coto vedado del
para modificar sus reglas, para lograr lo que Zamagni llama un nuevo paradigma científico, individuo. Se da una lógica agonística entre libertad e igualdad concebidas como instancias
el “paradigma relacional” vinculado a la tradición de la economía civil de los humanistas difícilmente reconciliables que redunda en una “fraternidad conflictual” (Massa Pinto, 2011),
italianos y que se halla presente también en la obra de Adam Smith (Zamagni, 2008).5 una norma prescriptiva que impone a los hombres que se traten como si fueran hermanos
Los críticos del liberalismo, y por tanto también del principio de subsidiariedad tal y justamente porque no lo son. Dada una antropología que acentúa el conflicto, la fraternidad
como lo interpreta la DSI, sostienen que una fraternidad limitada a las acciones voluntarias se debe traducir en una imposición del deber de tomar en consideración las demandas de
de la sociedad civil es mera “caridad, beneficencia, compasión”, y presupone y consolida los otros como requisito para una convivencia pacífica.
“la subalternidad de quien es objeto de estas acciones” (Rodotà, 2014, 25). En este contexto, La fraternidad halla un encaje más natural en las propuestas de justicia que parten de
resulta especialmente ilustrativa la recuperación rawlsiana de Munoz-Dardé, que le lleva a una naturaleza humana relacional, pues la motivación se halla ya en el fundamento antro-
proponer una fraternidad contractual que no apela a derechos naturales previos al contrato, pológico. Se entiende aquí la fraternidad como un sentimiento o una metáfora que exhorta
sino al reconocimiento recíproco de los intereses de cada cual y la voluntad de llegar a un o mueve a una acción futura. No es un principio en nombre del cual se reclamen derechos,
acuerdo justo sobre la cooperación social. Este contrato socialdemócrata garantiza que “los sino un modelo que nos invita a la acción.
intereses singulares de cada persona son objeto de una atención común imparcial” (Munoz- Mientras que la fraternidad católica confía en la sociedad civil y sostiene que el Estado
Dardé, 2001, 659). La perspectiva contractualista defiende la importancia de considerar a debe asistir a esta, la fraternidad conflictual y contractual pone el énfasis en las instituciones
los individuos como creadores de los términos de su coexistencia, lo cual los sitúa en una estatales que deben corregir las desigualdades sociales aplicando el principio de fraternidad.
situación autointeresada que implica necesariamente la prioridad de la libertad sobre la El institucionalismo cambia las confianzas metafísicas por la certeza de que existe un poder
igualdad, siguiendo la lógica de John Rawls en A Theory of Justice. coercitivo que puede garantizar el cumplimiento de la ley.6

5 El proyecto de Zamagni se enmarca en una crítica a los economistas técnicos y analíticos, a los cuales contra- 6 El institucionalismo trascendental, como lo llama Amartya Sen, “se dedica de manera primaria a hacer justas las
pone una economía comprometida con una visión antropológica específica del ser humano. instituciones, por lo cual no se ocupa realmente de las sociedades reales” (Sen, 2010, 38).

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42 Daniel Gamper Gratuidad y subsidiariedad: una mirada política a la fraternidad católica 43

Concluyo sosteniendo que las teorías de la justicia que pretenden recoger el legado de Pizzolato, Filippo (2012a): “Fraternità (principio di)”, en: Digesto delle discipline pubbli-
la fraternidad dejando de lado su trasfondo metafísico y sustituyéndolo por una antropo- cistiche, V aggiornamento, Torino, UTET, pp. 378-402.
logía individualista y conflictual, están condenadas a un enorme trabajo de justificación. Pizzolato, Filippo (2012b): Il principio costituzionale di fraternità. Itinerario di ricerca a
Una fraternidad basada en un contrato resulta un buen experimento mental para ilustrar las partire dalla Costituzione italiana, Roma, Città Nuova.
dificultades de la cooperación social, pero supone un uso forzado del término, dado que no Pontificio Consejo “Doctrina y Paz”. (2004): Compendio de la Doctrina Social de la Igle-
aprovecha su enraizamiento en una práctica comunitaria que garantiza la motivación para la sia. [Fecha de consulta: 27 de abril de 2018]. Disponible en: http://www.vatican.va/
acción y ejercita a los individuos en sus deberes fraternos con el prójimo. roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_
Así las cosas, la perspectiva postsecular parece adecuada, pues no descarta que del compendio-dott-soc_sp.html.
acervo religioso surjan energías para construir un consenso ético que contribuya a sostener Ratzinger, Joseph (2006): Die christliche Brüderlichkeit, Múnich, Kösel. (trad.: (2004): La
a las democracias liberales del siglo XXI en su lucha contra la discriminación, la xenofobia fraternidad de los cristianos, Salamanca, Sígueme).
o la destrucción del planeta. La fraternidad cristiana, articulada democráticamente, puede Ratzinger, Joseph / Benedicto XVI, (2009), Caritas in veritate. [Fecha de consulta: 27 de
indicar el límite excesivo hacia el que deben tender las ciudades y la solidaridad entre ellas. abril de 2018]. Disponible en: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encycli-
cals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate_sp.html
Agradecimientos Rawls, John (1971): A Theory of Justice, Oxford, Oxford University Press.
Rawls, John (2009): A Brief Inquiry into the Meaning of Sin & Faith, Cambridge (Mass.),
Este trabajo se enmarca en el Proyecto de Investigación “Fraternidad, justicia y demo- Harvard University Press.
cracia” (FFI 2012-33370). Agradezco las amables ayudas y recomendaciones bibliográficas Rodotà, Stefano (2014): Solidarietà. Un’utopia necessaria, Roma-Bari, Laterza.
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Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 45-57 46 Núria Estrach Mira
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/334041
I. La naturaleza política de la fraternidad

En una primera aproximación general al concepto de fraternidad debemos ubicamos en


la familia humana, porque se refiere a un colectivo de humanos dotados de lenguaje (especie
La eficacia política de la fraternidad* humana), aunque no simplemente. La fraternidad evoca una relación interpersonal de igualdad
específica dentro de una determinada organización humana, la familia1. Conviene recordar la
complejidad que encierra el origen del término familia: derivado del latín famulus que, a su
The political effectiveness of the fraternity vez, proviene de dos términos, el sustantivo servus (esclavo, sirviente) y famelia (fundamento,
patrimonio, sostén, unión en una casa y que alude asimismo al ciclo del nacimiento, desarrollo
vital y muerte). También del griego oikos que se traduce, de forma reveladora, tanto por unidad
familiar como por siniestro (evocando lo que se destruye y, asimismo, lo que excede a la ley
NÚRIA ESTRACH MIRA**
política), fundamento económico, social y político de la antigua Grecia, tal como nos recuerda
Aristóteles en la Política. Radical de ese hibrido constituido también por las leyes que lo orde-
nan –nomia, la oikonomia nos remite al orden que rige en una casa (donde se incluyen esclavos,
Resumen: La fraternidad nace en la experiencia Abstract: Fraternity first rises from sensible mujeres y hombres libres) entendida así como economía doméstica, o en un Estado, economía
sensible y se eleva luego a concepto racional. experience, it becomes a rational concept in del gobierno. Sabemos pues que, desde bien antiguo, la economía tuvo como sostén una relación
Radica ahí la dificultad de la aprehensión de su second place. Hence the difficulty to apprehend dialéctica entre las partes de la familia, a saber: una relación de interdependencia entre el esclavo
doble naturaleza, así como su eficacia política. its dual nature as well as its political efficacy.
y el propietario-amo que fue análoga a las relaciones feudales (De Regno, Tomás Aquino) y
Próxima a conceptos como amistad cívica, soli- Close to other concepts such as civic friendship,
daridad o humanismo, se diferencia de todos ellos. solidarity and humanism, it differs from all of las monarquías absolutas posteriores (Leviatán, Hobbes). Sin duda incorporando matices dife-
Al analizar la fraternidad tal y como emerge a lo them. By analysing the rise of fraternity during renciales, pero repitiéndose en múltiples formas la supeditación de los hijos (esclavos, siervos
largo de la Revolución francesa a través de dis- the French Revolution in the works of different de la gleba, vasallo, súbdito) por el poder patriarcal (Dei, príncipe-sacerdote, señor, amo), por
tintos autores (Mirabeau, Robespierre, Anacharsis authors (Mirabeau, Robespierre, Anacharsis
consiguiente estamos en el terreno de los vínculos de subordinación interhumana.
Cloots, Louis Blanc, Flora Tristán, Karl Marx) Cloots, Louis Blanc, Flora Tristán, Karl Marx)
en un contexto histórico político bien particular in a very specific political and historical context La escisión moderna de la naturaleza humana, entre pública y privada, no se instituci-
de crisis económica que se transmuta en revolu- - that of an economic crisis that transmutes into onalizó legalmente hasta finales del siglo XVIII, tras la Revolución Francesa. El derecho
ción y cambio, llegamos a la conclusión de que revolution and change - we reach the conclusion público reconoció entonces la libertad de todos los hombres, apelando a su esencia natural
la fraternidad es una fuerza de acción colectiva that fraternity is a force of collective action that
más allá de las condiciones económicas, políticas y sociales reales. Mas esa abstracción de
que emerge en ese impás entre lo individual y lo emerges from the impasse between the individual
colectivo que hace necesaria una restructuración and the collective and that calls for a restructuring la vida cotidiana, como sabemos, tuvo como efecto el abandono de la preocupación colec-
del orden económico y político establecido. Por of the established political order. Consequently, if tiva por el destino de tal libertad en la vida material, en la que los hombres quedaron de
consiguiente, si aceptamos que el ser humano se we accept the premise that the human being is a nuevo supeditados a las necesarias relaciones de producción del sistema capitalista (Marx,
hace ser político en la acción, la fraternidad nos political being, fraternity reveals part of our true
1844a,b). No obstante nótese que fue en un contexto ilustrado, donde no existía ese reco-
revela algo de la real naturaleza política, entendida political nature, understood as beyond a mere
más allá del simple pacto social, a saber: cuando social contract, namely: that which arises when the nocimiento político institucional de la libertad y de la igualdad abstractas, en el cual los
el ser humano se apodera de la palabra, dirigida human being seizes the word, directing it towards hombres y mujeres subyugados pudieron identificarse más fácilmente como tal, tanto desde
siempre al otro, conjugándola con la acción. the others and combining it through action. una perspectiva subjetiva como objetiva, lo que a su vez paradójicamente optimizó el pensar
Palabras clave: Fraternidad, soberanía popular, Key words: Fraternity, popular sovereignty,
en la emancipación deseada y sus formas. Gracias a ello, en nombre de la “Libertad, Igualdad
violencia y terror, filosofía política, sentimiento violence and terror, political philosophy, rational
racional, derechos humanos. sense, Human rights. y Fraternidad”, la Revolución Francesa pudo erigir el modelo de República que, a diferencia
de la antigua República romana, no tuvo como sostén la amistad cívica que afianza las leyes,
sino la unión fraternal entre iguales (los subordinados) contra la ley del poder dominante que
establecía relaciones de desigualdad y sometimiento, degradando así la propia naturaleza
humana. Una degradación que por supuesto no se daba en todos los seres humanos.
Por consiguiente para entender la naturaleza política de la fraternidad, en primer lugar,
Recibido: 09/06/2018. Aceptado: 09/07/2018.
* Este artículo ha sido posible gracias al soporte del Ministerio de Economía y Competencia al Proyecto de inves- no debe confundirse con la unión abstracta del humanismo abstracto, a pesar de que al inicio
tigación FFI2012-33370: Fraternidad, Justicia y Democracia. Escrito en mayo de 2015. ciertamente se la enmascaró de un falso universalismo (como veremos). Bien al contrario
** Profesora de Filosofia de la Universidad Autónoma de Barcelona. Departamento de Filosofía. 08193 Bellaterra.
España. E-mail: nuria.estrach@uab.cat Sus investigaciones giran en torno a la filosofía y la política moderna y
contemporanea, con especial atención al pensamiento francés. Ver en relación al presente artículo La fraterni- 1 Maria Julia Bertomeu (2012) trata precisamente de la imposible desvinculación entre la fraternidad y la familia.
dad republicana: un sentimiento racional (en proceso de selección).
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
La eficacia política de la fraternidad 47 48 Núria Estrach Mira

la fraternidad republicana fue una unión específica entre unos seres de lenguaje concretos alcanzables, sólo, gracias a la resistencia colectiva (producto de unir los comunes deseos
situados en una coyuntura determinada. Tampoco se la debe confundir con la solidaridad individuales) que hace emerger el poder político de los supeditados. Y ya no a la inversa,
secular o la amistad cívica antigua, pese a las afinidades. Por su parte, la solidaridad se nos como afirmó Montesquieu en De l’esprit des lois (1748), a saber que la libertad del ser
presenta como una obligación moral de menguar el sufrimiento del otro, ante la evidente humano sólo es posible gracias a la virtud del gobierno republicano democrático. Por
posición privilegiada que nos posibilita ser responsables de hacerlo, no obstante conserva consiguiente, aquí se defiende que la fraternidad ni es normativa, ni afin al esquema del
las relaciones de desigualdad entre las partes de la sociedad que causan el sufrimiento. Poder político sustentado en la separación entre el estado de naturaleza y el estado político,
Relaciones obviamente necesarias para el buen funcionamiento del sistema capitalista, por pues su propia naturaleza vivifica la política real posible en todo ser humano.
ello la política dominante la reconoció sin mayor problema; en el mejor de los casos por
su aplicabilidad inmediata, sin solucionar el verdadero problema político de fondo: la desi- II. La eficacia política de la fraternidad
gualdad económica entre sus miembros. Asimismo, por otra parte, la fuerza centrípeta de
la amistad cívica es verdad que mantiene cierto grado de igualdad entre los miembros de La fraternidad republicana de la Revolución francesa es un claro ejemplo de su
la familia, efecto de la ideología común que hace converger sus voluntades pacíficamente naturaleza política. Recordemos aquí brevemente (para profundizar ver mi estudio “La
hacia el orden establecido. Aristóteles decía “la amistad mantiene unidas las ciudades, y los fraternidad republicana: un sentimiento racional”3) como en Francia, frente a la miseria
legisladores se afanan más por ésta que por la justicia” (1155a 20: 324); pero también es generada por la ausencia de igualdad y libertad entre los excluidos del orden dominante
verdad que el esclavo no deja de serlo en el orden material. y los subordinados dentro de él, la fraternidad republicana hizo emerger la Revolución
A diferencia pues de la abstracción del humanismo fáctico, del desequilibrio de la soli- francesa como efecto de la experiencia común de esa miseria y el deseo de emancipación.
daridad o de la amistad cívica que nace en la paz aún conservando la asimetría de los esta- Fue un sentimiento racional común. Un sentimiento vital de angustia que no engaña, como
mentos, en segundo lugar, observamos que la fraternidad tiene como particularidad ser un si lo hace la razón ordenadora. Ya advertía Hume que toda acción necesaria es efecto de
sentimiento común de distintos miembros de la familia que se igualan racionalmente ante la un sentimiento que hace mover a la voluntad, y no de la razón pues ésta es libre y, por lo
violencia del orden establecido. El efecto es una fuerza centrífuga transformadora del orden tanto, modificable según la costumbre. Evidentemente para Marx el sentimiento humano
económico, social y político que, ciertamente, en algo nos evoca al instinto de supervivencia, ante “el hecho de la pobreza, de la misera” (1844: 48) fue neurálgico en el efecto revolu-
mas lo supera gracias al lenguaje por la vía del común deseo colectivo que iguala a los hom- cionario. Así apareció la fuerza que activó aquella acción política, gracias al sentimiento
racional que sólo se diluye cuando la igualdad y la libertad devienen un dato de hecho,
bres. Así lo dirá de algún modo también Freud en El olvido de los sueños, la incomprensión
desapareciendo así el deseo y con él la fraternidad.
entre los hombres desaparece cuando se encuentran en el fango (1900: 304), por ende la
Por consiguiente, el carácter político de la fraternidad escapa al contrato social que obliga
fraternidad no es una elección libre. Aunque va más allá de las determinaciones genéticas
racionalmente a las partes desiguales a una relación de igualdad que desnaturaliza el propio
y sociopolíticas económicas que implica el nacimiento en una determinada familia, existe
sentido político. La fraternidad revolucionaria, al contrario, lejos de la política entendida
una relación con ambas. La unión fraternal no viene dada por ser hijos directos del mismo
como pacto, es un sentimiento igualitario en el que la libertad y la igualdad deseadas que-
padre, pero sí por la naturaleza política que nace contra la violencia del poder soberano, la
dan dependientes de la acción colectiva que hace emerger el poder natural de los hombres
ley dominante y la censura que le acompaña, o sea la fuerza colectiva contra la negación
subyugados. Su potencial subversivo, por lo tanto, tiene más que ver con el poder natural
de la realidad que escapa a dicha ley. Por consiguiente su especificidad alude a un plano de
que con el derecho natural. Ahí radica su éxito revolucionario.
igualdad en el campo de batalla, donde se debate aquí el carácter político de la fraternidad.
El éxito de la fraternidad francesa fue efecto de una coyuntura en la que se aunaron
Para concluir esta introducción sobre la naturaleza política de la fraternidad, previa diversas fuerzas colectivas contra el antiguo régimen. Su eficacidad política acabó en la
a mostrar la eficacia política práctica de la fraternidad, cabe ya avanzar la tesis de este práctica con la monarquía y sus privilegiados, y de aquellos que la rodeaban, instaurándose
artículo, a saber: la fraternidad es un concepto político que define la fuerza transformadora la República. Otra cuestión, que no abordaremos aquí, es la capitalización posterior por
de unos sentimientos racionales específicos de indignación que emergen en una serie de la burguesía de aquellos esfuerzos colectivos. Es cierto que inicialmente ese sentimiento
seres de lenguaje (zoon politikon) unidos contra una coyuntura económica y política de racional se lo enmascaró de universalismo teórico (libertad y igualdad universal), pero los
opresión que impide el crecimiento de la propia naturaleza humana. La eficacia de dicha sentimientos de miseria ya se habían hecho explícitos en las jacqueries 1788, la Gran Jac-
fuerza se cristaliza en una acción colectiva de naturaleza y consecuencias políticas, aunque querie 1789, aplaudidas por los revolucionarios ilustrados. La necesidad del levantamiento
no sustentada en el pacto social (defendido desde Hobbes, frente a la idiosincrasia divina, popular para cualquier reforma política se evidenciaba con el paso del tiempo, brotaba así
en el que el hombre cede sus derechos naturales en virtud de la paz garantizada por el la fuerza de la fraternidad republicana.
estado), sino en la virtud2 humana. Una virtud cuyos pilares son la libertad y la igualdad
2 De hecho, ya Aristóteles reflexionando sobre la esclavitud en el libro I de La Política afirmó que “no existe por convención o forzada, sino una relación de amistad (1255b 10: 62).
fuerza sin virtud” (1255a 3:60), por ello concluye que incluso la relación entre el amo y el esclavo no debe ser 3 Trabajo en proceso de evaluación en Isegoria.

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La fraternidad masónica moderna sería otro ejemplo, sensibles a la contradicción exis- Ateo militante y diputado de la Convention, Anacharsis propuso la confederación de
tente entre el reconocimiento racional de la naturaleza libre del hombre y la historia de la individuos (la familia universal), por oposición a la división en corporaciones rivales (pro-
esclavitud del hombre. Tan solo recordar aquí como ésta, en contra de la tiranía y la escla- hibidas con la loi Chapelier); arguyendo la dificultad de vital importancia que éstas añadían
vitud del hombre por el hombre también dentro de la ley, se politizaron y promulgaron un para contrarrestarlas legalmente y no así a los simples individuos. Y por oposición a las
sectarismo universalista para luchar por la fraternidad universal que implicaba potenciar federaciones de países adyacentes, propuso una ciudadanía única; argumentado que ésta
la igualdad (familiar, social, religiosa y derechos) y libertad (la no subyugación como con- desciende los enfrentamientos, odios y rivalidades, propios de las envidias de las divisiones
dición de lo político), para lo cual articularon proliferas sociedades secretas de subversión que escinden el interés común de los hombres. “La unidad, la naturaleza entera nos ruega
contra todo poder tiránico, conservando así una soberanía comunal fundamentada en la la unidad ” (…) el género humano vivirá en paz, cuando no forme que un solo cuerpo, la
ayuda fraternal. La fraternidad masónica se entremezcló con múltiples asociaciones de Nación única” (Anacharsis, 1792:7 y 20). Ni tiranos, ni pueblo, debía ondear la bandera del
resistencia. Por su parte los sans-culottes (asociación de campesinos, jornaleros, artesanos) género humano: una nación única, una asamblea y un príncipe (16). Sin la tiranía en África,
debatían estrategias revolucionarias en asociaciones, muchas de ellas prohibidas, como los arguyó, se acabó la servidumbre en América. Toda República democrática y social con aspi-
Club des Cordeliers (franciscanos), Club de l’Évêché, Société fraternelle des deux sexes, raciones universales debía oponerse a cualquier división general, lo que incluía la feudalidad
Club helvétique, que finalmente se adhieren al Club de los jacobinos (dominicanos), donde universal, así como la feudalidad interior o nacional, y las federaciones de masas. De este
se preparará la Revolución y cuya fuerza política pronto vio su expresión de valentía en la modo Anacharsis Cloots defendió lo que denominó la fraternidad general (14), para lo cual
misma Assemblée nacional constituante, en boca de francmasón Mirabeau. era necesario aunar la fuerza común del género humano. O sea, instaurar “la souveraineté
La coyuntura revolucionaria se precipitó cuando la monarquía fue detenida en junio de universelle, la nation unique, le Peuple humain” (189), el único modo –a su parecer– en el
1791 en Varennes, antes de lograr escapar en busca de ayuda de las monarquías vecinas, y cual la ley podría luego defender toda práctica cultural, todo culto y culturas, y en nombre
reenviada por la fuerza a París. A pesar de que luego Louis XVI aprobó la Constitución el de la fraternidad general aplicar los derechos humanos universales.
3 setiembre, promulgada al día siguiente, la monarquía constitucional a penas duró un año.
Todas las monarquías europeas estaban a la expectativa pero, traicionada la voluntad de la *
Nación, la Assamblée nationale tenía que tomar decisiones. Los miembros más conservado-
res, temerosos de la intervención militar extranjera y de perder definitivamente sus privile- Lejos de las grandilocuentes ideas universalistas ilustradas, que el mismo Anacharsis
gios, defendieron pactar con el antiguo régimen. Los jacobinos, liderados por Robespierre, Cloots apuntó, lo cierto era que el tiempo apremiaba. La urgencia de mediar la miseria hizo
fueron partidarios de cortarle la cabeza. Al contrario, los girondinos, encabezados por Bissot, que las demandas inmediatas de los sans-coulottes tomaran cuerpo en La Commune insu-
intentaron evitar todo juicio y, al mando de la primera Convention, en su defecto abrogaron rrectionnelle de Paris, a partir 10 de agosto de 1792, aboliéndose así la Monarquía constitu-
la monarquía y propusieron extender la revolución al extranjero con el objetivo de liberar al cional y aprobándose ese mismo día la ley agraria que sustituyó el sistema feudal a favor de
mundo entero de la opresión y la tiranía. Relativizando así también los defectos de la propia los campesinos. La evidente amenaza contrarrevolucionaria hizo que la Assemblée Nationale
monarquía y erigiendo su modelo de libertad como universal. creara la Convention Nationale con el objetivo de reelaborar la Constitution en nombre de
En este contexto de transición política, en memoria del filósofo griego crítico de las la soberanía nacional. El pueblo ciertamente cedía su soberanía a los commis de confiance,
leyes (Anacarsis), Anacharsis Cloots fue el nombre que adoptó el rico prusiano de ori- que eran los órganos oficiales que debían velar por ella y, en caso contrario, se reservaban
gen holandés, y nacionalizado francés, Jean-Baptiste Cloots. Éste ilustrado, frente a la el derecho a recuperarla. No obstante, la Convention inicialmente estuvo al mando de los
indiferencia de los representantes políticos de la nobleza más conservadora y sensible girondins, por lo que éstos intentaron evitar todo juicio a la Monarquía, lo que les llevó a
tanto a la desestabilización del poder monárquico como a la agitación popular, arguyó con destituirla de forma urgente el 21 de setiembre y proclamar la I République française. Al
espíritu crítico la necesidad de la emancipación humana del despotismo patriarcal. Para lo mismo tiempo que: oponían resistencia a la reelaboración de la Constitution de 1791, así
cual defendió, por un lado, extender la guerra revolucionaria al resto de Europa, y no sim- como a la aplicación de la ley agraria; y expandían sus actividades belicosas. Lo que llevó,
plemente matar al tirano con la fuerza de un arma como defendían los jacobinos, al tiempo en menos de un año, a los montagnards jacobinos encabezados por Robespierre a tomaron
que argumentó la importancia de juzgar al Rey. la Convention. En ese breve período de oposición los montagnards se habían dedicado a pre-
Crítico con Robespierre y con la nobleza parlamentaria, miembro también del Club de sionar para que la Convention procesara oficialmente al Rey, lo que sucedió del 10 al 26 de
los Jacobinos y a favor explícito de Mirabeau, Anacharsis Cloots en su texto La République diciembre 1792 y, declarado culpable, fue guillotinado del 21 de enero de 1793. Más tarde,
universelle, ou Adresse aux tyrannicides (1792) defendió en nombre del amor a la patria ya al mando de la Convention, en efecto reelaboraron la primera Constitución francesa.
universal, representado por la universalización de la libertad y de la igualdad humana, y Esa fue la temida fraternidad republicana cuya fuerza política concreta, sin lugar a dudas,
no por amor al dinero como hacía la nobleza, la urgencia de abolir la tiranía. Pues aunque esta vez fue más que captada por sus adversarios. No era la pariente pobre y dócil de la
programar en política es importante, se decía que también lo era evitar los retrasos que la triada revolucionaria, sino la peligrosa y poderosa. Se trata del peligro que implica el común
urgencia de la situación exigía: la unión de los hombres con intereses comunes. sentimiento de humillación que se materializa en la unión de hombres y mujeres que abrazan

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juntos el poder colectivo de su naturaleza política, gracias a identificar al otro como un igual, damentos de la Revolución. ¿Qué significó pues la “Fraternité ou la mort”? existen varias
un hermano, frente al patriarcado en cualquier de sus formas. Por consiguiente, no cabe duda interpretaciones. Dos posibles son, por un lado, la de la historiografía oficial conservadora
tampoco que para el poder dominante fue urgente silenciarla. De tal modo que, para ganar la que desde la posición del poder tradicional asoció exclusivamente la fórmula con el Terror
baza política, la aristocracia financiera conservadora y la alta burguesía movieron los hilos amenazante: o te unes a mi causa o eres mi enemigo, así que por asociación la fraternidad
de la razón en un juego de estrategia que nuevamente les garantizase el poder. Así aprove- era normativa. Una norma obligatoria para la vida, pues su desobedecimiento comportaba
chando el triunfo del laicismo del estado, se asoció a la fraternidad con la religión y sectas el precio o el castigo de la muerte en un contexto de violenta lucha política. Una interpre-
de cualquier tipo, estigmatizando especialmente a los masones. Sin embargo, la Convention tación de gran importancia, es cierto, para disolver los matices históricos. Sin embargo, la
montagnard aprobó el 24 junio 1793 la primera constitución Republicana, Constitution de otra interpretación posible es que la“fraternité ou la mort” significó elegir la opción de la
l’an I, y la Déclaration des droits de l’homme [Ddh]. En las que se proclamó el sufragio fraternidad, es decir, la unión colectiva contra una situación experimentada e insostenible de
universal, se aumentaron los derechos sociales, como el derecho a la educación, al trabajo miseria o, en su defecto, dejar que la experiencia de la miseria avance y con ella la muerte.
o la subsistencia, y se declaró explícitamente que “el objetivo de la sociedad es el bienestar Interpretación ésta más conforme con la sensibilidad revolucionaria. De hecho así decía la
común” (art. 1 Ddh) y que “lo sagrado” era el auxilio de los ciudadanos desdichados, bien consigna de los trabajadores indignados en Lyon tiempo más tarde: “Vivre en travaillant
proporcionándoles trabajo, bien asegurándoles los medios de existencia en caso de incapa- ou mourir en combattant!”(Blanc, 1839:4). Aunque es cierto que el término está empapado
cidad laboral (art. 21). Es cierto que se mantuvo como uno de los derechos naturales a la de lenguaje. En todo caso el peligro de esta fraternidad como fuerza liberadora era efecto
propiedad privada (pero esta vez aludía explícitamente al derecho a la existencia), junto a de la unión de hombres y mujeres en condiciones de igualdad, en cuanto al sentimiento
la libertad, la seguridad y se incorporó la igualdad. A pesar de todas estas modificaciones de miseria (más que diluyendo realmente las diferencias materiales) y a estar supeditados
constitucionales –o precisamente por ellas- no llegó a ser aplicada por conflictos internos que individualmente al orden social dominante (más que libres por naturaleza), peligro que al
llevaron a la Convention Nationale (dividida entre montagnards, le marais y los girondins) tiempo alejó ciertos peligros que habían acompañado a la política institucionalizada.
a establecer el octubre de ese mismo año el gobierno revolucionario. ¡Cómo no! La fuerza de acción de la fraternidad siguió provocando resistencias políticas
Los Montagnards entonces declaran acordar fraternidad y seguridad a todos los pueblos formales durante la primera República, que duró hasta 1799. Hubo que esperar paciente-
que quieran retomar la libertad. Al mando del poder de la República, a los pocos meses, mente el declive del imperio napoleónico, de la primera y de la segunda restauración monár-
tras la nueva tensión conspiratoria de la oposición aristocrática (con apoyo internacional) quica, para ver oficialmente reconocida por primera vez las tres divisas republicanas. Esto no
Robespierre en Rapport sur les principes de morale politique qui doivent guider la Con- sucedió hasta la segunda República (1848-1852), también llamada República fraternal, fruto
vention nationale dans l’administration de la République (1794), declaró que se debía con- de las revueltas populares y consiguientes masacres (Rouen) durante las dos últimas décadas.
ducir al pueblo por la razón y a los enemigos del pueblo por el terror; el cual, arguyó, sin Por entonces la influencia de las proposiciones socialistas de Louis Blanc, elaboradas en
la virtud es funesto, y la virtud sin terror es impotente. “El Terror no es otra cosa que la la Organization du travail (1839), hizo que el gobierno provisional de 1848 lo incorporase
justicia rápida, severa, inflexible : por consiguiente ella es una emanación de la virtud; es interesadamente como uno de los once miembros responsables. Blanc sintetizó las bases del
menos un principio particular que una consecuencia del principio general de la democracia socialismo en la célebre frase “De chacun selon ses facultés, à chacun selon ses besoins”.
aplicado a las más apremiantes necesidades de la patria” El gobierno de la revolución era Una reformulación de la propuesta de gobierno inventada por Saint-Simon, en l’Organiza-
para Robespierre la libertad absoluta, sí, pero contra la tiranía, “ya que la libertad consiste tion (1819), sintetizada en el aforismo “À chacun selon ses capacités, à chaque capacité selon
en obedecer a las leyes que nos hemos dado, y la servidumbre a ser obligado a someterse a ses oeuvres”. Una propuesta de gobierno compuesta por tres cámaras de expertos: la primera
una voluntad extranjera” (1950: 164), por consiguiente, se trata de una virtud política. La de inventores formada por artistas e ingenieros; la segunda formada por matemáticos, físicos
Convention montagnard cuatro meses más tarde aprobó la Loi 22 prairial o Loi prairial, que y fisiólogos; la tercera por diputados, con responsabilidad sobre la agricultura e industria.
duró seis semanas (del 10 junio al 27 de julio 1794), con la que se instauró un tribunal de Con la reformulación de este aforismo saintsimoniano, Blanc arguyó que cada uno debe
justicia inmediata contra “los enemigos del pueblo”. Legitimaron así la causa revolucionaria, trabajar según sus posibilidades (sus fuerzas físicas y sus medios intelectuales) para producir
más allá del derecho burgués, abogados, tribunal auditor, etcétera, de cuya parcialidad la de tal forma que luego cada cual pueda cubrir sus necesidades, sin verse éstas mediadas
sociedad francesa venían sufriendo desde hacía mucho tiempo. Mas es cierto que la sentencia por el capital. De este modo, “el interés personal deja de ser una excitación al odio para
acusatoria de dicho tribunal significó la ejecución inmediata, por lo que a este breve período convertirse en un medio de concordia, una invitación a la fraternidad; el estimulo individual
se le denominó “el Gran Terror”. Consiguen no obstante frenar la contra-revolución. no pierde nada de su energía, y se convierte en moral” (1839:138).
Aunque en dicha Constitution de l’an I tampoco apareció la tríada francesa, no obstante, La instauración de un nuevo orden social basado en la complementariedad fraternal era
la fórmula « Liberté, Egalité, Fraternité ou la mort » por ordenes expresas del último alcalde el objetivo de Blanc. En el que uno de los pilares debía ser el igualitarismo, arguyendo que
de Paris bajo la Commune, Jean Nicolas Pache (influenciado directamente por el editor de éste permite escapar de la espiral de empobrecimiento intrínseca a la egoísta competencia (ya
origen español Antoine-François Momoro, antimonárquico y anticatólico), apareció por sea entre obreros, entre máquinas y obreros, así como entre patronos) industrial que produce
primera vez en todas la fachadas públicas oficialmente el 21 de julio para recordar los fun- el libre mercado derivando en superproducción generadora de crisis industriales, en el que

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los monopolios se comen a la pequeña y mediana burguesía (el mismo argumento que cinco democrático con sufragio universal. Contra las desigualdades económicas que enriquecen a la
años más tarde Marx expuso en los Manuscritos del 44). Sin olvidarse de las deplorables aristocracia financiera, defendió la nacionalización de la banca. Contra el individualismo que
consecuencias de la pauperización de las masas, pues con la agresiva competencia el pueblo promulga la libertad y la igualdad abstractas, olvidándose de las diferencias de nacimiento
se moría de hambre, “la competencia es para el pueblo un Sistema de exterminación” (28), determinadas por las diferencias del orden colectivo, defendió un estado democrático pleno que
se emborracha y se ve abocado a la prostitución, “la competencia produce miseria” (81). vele por el bien colectivo. Postulados cuyas raíces, en efecto, se hallaban también en la primera
También Marx lo denunció así más tarde en La sagrada familia (1844a). Contra la compe- Revolución Francesa. En nombre de la cual, Blanc defendió la necesidad de una revolución
tencia del libre mercado, Blanc defendió la competencia fraternal “Mejoramiento moral y pacífica sin más vertimiento de sangre, resultado de conciliar todos los intereses de clase.
material de todos, por la libre competencia de todos y su fraternal asociación! Lo que entra Aquella paz armoniosa no era afín con los intereses del gobierno conservador, sin
en la heroica divisa que nuestros padres escribieron, hace cincuenta años, sobre la bandera embargo, la hostilidad de Louis Blanc contra cualquier revuelta sangrienta era perfecta para
de la revolución: Liberté, égalité, fraternité” (1839:8). frenar el movimiento masivo de 1848. Así que el gobierno provisional (que duró de febrero
No obstante a diferencia de Marx, que presumió el trágico devenir de la competencia a mayo de ese mismo año), aún contrario al socialismo, aprovechó el discurso contradictorio
capitalista, el pacifismo de Blanc, influenciado por Fourier así como por la teoría del aso- de Blanc (en el que argumentaba beneficios tanto para la burguesía, como para el proleta-
ciacionismo del saintsimoniano Buchez, le llevó a pensar en la instauración de un colec- riado) y le propuso formar parte de él para llevar a cabo su proyecto de organización del
tivismo real dentro del orden establecido: se trataba de un orden social transitorio gracias, trabajo. Aunque en realidad el objetivo del gobierno era mostrar el error de la colectivización
por un lado, a los talleres sociales fraternales creados, dotados de leyes y supervisados por de la tierra y de los talleres sociales, cuyas ganancias, a propuesta de Blanc, debían repartirse
el Estado en provecho de todos. Unos talleres por consiguiente antagónicos a los talleres en tres partes: la primera en salarios para los trabajadores; la segunda para cubrir gastos de
autónomos del Estado, instaurados por la política del laissez-faire et laissez passer tras el los más viejos, enfermos e industrias en crisis; y la tercera para conseguir extender el modelo
final de la primera Revolución francesa en nombre del individualismo del trabajo, así como
de competencia fraternal contra la competencia individualista. A Blanc le fue encomendada
a la ley natural que les acompañaba. Fueron precisamente las nefastas consecuencias de
la tarea de llevar a cabo los “talleres nacionales”, una especie de talleres sociales en los que
estos últimos lo que llevó a Blanc a defender: “la libertad para Todos, esa libertad que
se contrataban obreros “en paro” y se les daba trabajo útil (construir carreteras, puentes,
buscaremos en vano por todos lados donde no se encuentre la igualdad y la fraternidad,
etcétera), pero no productivo. El objetivo final era mostrar, objetivamente, que las propuestas
sus hermanas inmortales” (16). Y, por otro lado, gracias a convertir en propiedad comunal
de Blanc no cambiaban nada la estructura fundamental del orden establecido. Por supuesto
el trabajo agrícola (monopolizado hasta entonces por los especuladores). Todo ello era el
sin su complicidad. Blanc, sin olvidar que las leyes habían estado al servicio de los intereses
preludio de lo que denominó “la réalisation complète du principe de fraternité”(124); un
burgueses, estaba convencido que también gracias a ellas el Estado podía conciliar los interés
nuevo orden social importante para todas las capas sociales y en el que el rol de la ciencia
y la educación era fundamental. colectivos e impedir el restablecimiento de la libre competencia. “Es verdad que las leyes
La fraternidad devino así, por primera vez, un principio constitucional en 1848. His- han sido hechas hasta ahora en vista de la asociación de los capitales, en vez de serlo en
toriador además de hombre político, Blanc añadió a dicha complementariedad fraternal, vista de la asociación de las fuerzas y de los sentimientos. (1839:274). Defendió así que las
la nacionalización de la Banca (con el objetivo de evitar la deuda pública del Estado al leyes debían abandonar los intereses capitalistas y velar por la asociación de fuerzas y de
precio de alimentar a la aristocracia financiera) y la instauración de un Estado democrático sentimientos. No obstante, las desconfianzas hacia el poder conciliador de las leyes no se
supervisado por el sufragio universal, es decir, los poderes del Estado al servicio del pueblo hicieron esperar. Una de las voces más celebres fue la de Proudhon, en La Voix du peuble,
sobre el principio de que los elegidos son los siervos de los electores y responsables de su cuando se preguntó por qué santa razón el Estado tiránico se convertiría en un estado pro-
gobierno. Estas eran sus soluciones a las cuestiones que él mismo se formula, en Histoire tector de todos. ¡Se abría el debate! Mas Blanc estaba pensando en un Estado al servicio del
de la Révolution de Février 1848: pueblo, no en un Estado totalitario o insensible a las injusticias del libre mercado.

“¿Cómo hablar de libertad a aquel que es esclavo del hambre y de la ignorancia? **


¿Dónde está la Igualdad cuando el trabajo de unos hace fructiferar el dinero de
los otros? ¿Cómo entender la Fraternidad cuando el legislador hace leyes no para La fraternidad general de Louis Blanc nunca se materializó. Es cierto que esta vez
proteger a los más débiles (en el sentido del contrato social, es decir, con el fin de se trataba de una idea de fraternidad sin enmascaramientos burgueses, ni principios abs-
garantizar la vida y para luchar contra la miseria) sino al contrario para garantizar tractos al servicio de intereses partidistas bien palpables. Aunque su voluntad de evitar
al más fuerte una libertad la cual sólo él puede disfrutar?” (vol. 2) todo vertimiento de sangre, frenando un levantamiento insurreccional, y, a la par, querer
conciliar los intereses de todas las clases sociales, hizo un flaco favor a su proyecto de
Contra la libertad que deriva en trabajo alienado y la ley natural que acompaña a la reforma fraternal, boicoteado por el gobierno. La pensadora francesa Flora Tristán (que
competencia capitalista, Blanc defendió la fraternidad obrera y la ley protectora de un estado tenía contacto con Blanc y conocía bien su obra), a pesar de estar de acuerdo con su

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pacifismo, no vio tan claro la conciliación armoniosa de todos los intereses a través de las facultades, iguales a las de los hombres, y derechos (olvidados en Ddhc) se hacían clave
leyes generales, así que defendió, en l’Union Ouvrière (1843), una fraternidad de clase. para la emancipación y la educación obrera garantía contra la miseria del futuro de la Nation.
La miseria de los trabajadores y las trabajadoras era para Flora Tristán la pandemia más La unión universal también fue un reclamo de Flora Tristán, es cierto, pero de los obreros
fuerte del siglo XIX. El mal radicaba en la ignorancia que hundía al hombre y a la mujer y obreras independientemente de sus oficios: carpinteros, herreros y cualquier otro oficio.
en la esclavitud, la división de la clase obrera generada por la competencia capitalista, a la Cabe señalar especialmente que se trataba de una unión, no una asociación, es decir, que no
cual describió como la guerra del siglo XIX que venía a sustituir la guerra entre provincias hacía falta tener el mismo oficio, ni tan sólo conocerse, sino más bien el querer ayudarse
propia de la edad media. Para Tristán la única solución posible, a dicha situación material y entre los miembros de la misma sociedad para extirpar el mal: la miseria obrera. Por lo
moral, era exigir (más allá de cualquier derecho natural) el derecho al trabajo, a la instruc- tanto, se trataba de la fraternidad de clase en nombre de la humanidad, no de la creación
ción y a la representación delante de la nación. En nombre de lo cual arguyó amenazante que de una sociedad particular que diese consuelo a los sufrimientos particulares, ni la creación
salirse de esa miseria sin violencia de la clase más numerosa y útil era, eso sí, fundamental de asociaciones corporativas del tipo que fuere, pues partía de la premisa que nada grande
para toda la sociedad. Precisamente en la miseria humana real se fundamentó su crítica a la podría crearse en la sociedad que fuere en nombre individual. Como nada grande hicieron
Declaración de derechos del hombre, pues, se pregunta: ¿de qué sirve el reconocimiento de las distintas sociedades caritativas que desde el establecimiento del cristianismo se habían
la igualdad absoluta ante Dios y la libertad de conciencia y de expresión a los obreros que dedicado a consolar los sufrimientos individuales de los pobres, a pesar de lo cual los pobres
no tienen pan? Anteponiendo el derecho a la vida a cualquier derecho constitucional, reclamó siguieron pobres, ignorantes y, por lo tanto, esclavos. Por consiguiente, la única fraternidad
el derecho al trabajo postulado en la equidad. Ya que el derecho a la vida para el pobre es el posible es la fraternidad de clase en nombre de la dignidad humana.
derecho a trabajar, lo único que le permite comer. Apoderándose del reconocimiento de la
propiedad privada a la clase obrera que establece la propia Ddh (1793), arguyó que cierta- Bibliografía
mente esa propiedad en los obreros son los brazos útiles para la producción, pero para poder
Aristóteles (1985): Ética Nicomáquea. Trad. cast. Julio Pallí Bonet. Madrid, Gredos.
gozar de forma segura y garantías de esa propiedad se debe reconocer el derecho al trabajo.
Aristóteles (1999): La Política, Trad. cast. Manuela García Valdés. Madrid, Gredos.
De hecho Marx un año más tarde, en Manuscritos 44, afirmó que el obrero en realidad no
Bertomeu, M.J. (2012): “Fraternidad y mujeres. Fragmento de un ensayo de historia con-
es propietario de su fuerza de trabajo en la medida que no existe garantía de esta propiedad
ceptual” en Estudios Filosóficos (Antioquía) nº 46. Universidad de Antioquía, pp. 9-24.
siempre devaluada. La burguesía consideró una ofensa para sus intereses la doble exigen-
Bertomeu, M.J. (2010): Contra la teoría (de la Revolución Francesa) en Res pública, nº
cia de Tristán: la primera el derecho al trabajo, por considerarlo un ataque a la verdadera
23, pp. 57-79.
propiedad privada, y la segunda el derecho a la organización del trabajo (garantía de esa Blanc, L. (1848/2016): Pages d’histoire de la Révolution de Février 1848, Vol. 2. Paris,
propiedad), pues a su parecer era un era un ataque a los derechos de la libre competencia. Lacroix/ePub
Esta oposición ancestral a los derechos colectivos, afianzó el poder de la clase obrera. Por Blanc, L. (1839): Organisation du travail. Paris, BSIF.
ende, Tristán afirmó la fraternidad, sí, pero de la clase obrera ancestral. Blanqui, A. (2006): Maintenant, il faut des armes. Paris, La fabrique.
La fraternidad de clase era la única posible para defender realmente los intereses de Cloots, A. (1792): La République universelle, ou Adresse aux tyrannicides, par Anacharsis
la clase obrera y acabar definitivamente con su humillación consecuencia de la oficina de Cloots, orateur du genre humain. Paris, Marchands de Nouveautés.
caridad, el auspicio y el depósito de mendicidad. Pero, ¿cómo hacerlo? La propuesta de Domenech, A.J. (2004): El eclipse de la fraternidad. Barcelona, Crítica.
Tristan, en l’Union Ouvrière (1843), fue la construcción de un Palais de l’Union Ouvrière. Freud, S. (1900/2000): La interpretación de los sueños. Argentina, Amorrortu editores.
Para lo cual hacía falta, en primer lugar, recaptar dinero. Por ello sugirió, por un lado, una Gauthier, F. (2010): “Robespierre, théoricien du droit naturel à l’existence” http://www.xn-
cuota anual de dos francos a cada trabajador y, por otro lado, y en nombre de la fraternidad -lecanardrpublicain-jwb.net/spip.php?article381
general (Blanc participó con una donación), pidió colaboración a la burguesía. Aunque la Gauthier, F. (1992): Triomphe et mort du droit naturel en Révolution 1789-1795-1802. Paris,
indiferencia de ésta a servir de la forma que fuere a los intereses del pueblo, le llevó a criticar PUF.
de vacío dicho concepto. La recaptación económica tenía que servir, en segundo lugar, para Gauthier, F. (2013): Robespierre, théoricien et acteur d’une république démocratique et
proteger los intereses de clase obrera ante la Nación que los explotaba. O sea, un buen abo- social au colloque Henri Gillemin.
gado que preservara los intereses de la clase explotada y reclamara una ley de organización Guide Aciereux, F. (1906/2004): Historia de la Filosofia de la Franc-maçonnerie universal.
del trabajo. Sin duda, una fuerza revolucionaria mucho más amenazadora para los intereses Paris, Rev. Hiram Abif.
burgueses, pues impedía que se repitiese la historia de 1789, en la que los obreros hicieron la Hobsbawm, E. J. (1971): Las revoluciones burguesas. Madrid, Guadarrama.
revolución con los burgueses, pero sólo estos se beneficiaron de ella. Los obreros y obreras Hume, D. (2005): Tratado sobre el entendimiento humano. México, FCE.
debían ahora unirse para buscar representantes ante la nación que defendiesen sus intereses Marx, K. (1844a): La sagrada familia. Madrid, Akal.
de clase. En los que se debía incluir al 50 % de la población obrera, las mujeres. Cuyas Marx, K. (1844b/2013): Manuscritos económicos y filosóficos. Madrid, Alianza.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
La eficacia política de la fraternidad 57 Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 59-73
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/333991
Mona, O. (1992):“Liberté, égalité, fraternité” en Pierre Nora (dir.), Lieux de Mémoire, vol.
III: Les France. De l’archive à l’emblème. Paris, Gallimard.
Montesquieu (1748/1998). De l’Esprit des Lois. Madrid, Tecnos.
Pascal, B. (1670/2004): Pensées. Paris, Gallimard.
Plutarco, M. (1999): Vidas paralelas, Tomo I, ed. elaleph. www.elaleph.com. Fraternidad anárquica. La inflexión republicana de Marx
Robespierre (1950): Œuvres complètes, Vol. VIII. Paris, PUF.
Tristan, F. (1844): Union ouvrière. Paris, Chez tous les libraires.
Soboul, A. (1948/2005): La Révolution française. Paris, PUF. Anarchical Brotherhood. Marx’s Republican Inflection
Soboul, A. (1958/1966): Les sans-culotte parisiens en l’An II. Mouvement populaire et
gouvernement révolutionnaire. Paris, Clavreuil.
EUGENIO MUINELO PAZ*

Resumen: apoyándonos en la rehabilitación por Abstract: this paper aims to pay attention to the
Antoni Domènech del concepto de fraternidad, necessity of reinterpreting today Marx’s political
pretendemos señalar la necesidad de reinterpretar thought in the light of the political concept of
hoy a la luz del mismo el pensamiento político brotherhood, recently rehabilitated by Antoni
de Marx. Tanto sus escritos de juventud como los Domènech. In his early writings, so much as in
de madurez brindan una teoría crítica del Estado Capital, Marx offers a critical theory of State and
y del Derecho que estaría animada por una inso- Law, which would be, according to our reading,
bornable inspiración ética. Esta nada tendría que inspired by an ethical calling. That would have
ver con la tan denostada “moralización” de la nothing to do with the so called “moralization of
política. Más bien, en la estela de Levinas, tende- politics”. On the contrary, as Levinas has shown,
remos a leerla como una an-arquía de lo político it would be question more likely of an an-archy of
que nos obligaría a complementar la tradición his- the political, which will push us to complement
tórica del republicanismo. the historical tradition of Republicanism.
Palabras clave: capitalismo, dominación, frater- Key words: capitalism, domination, brotherhood,
nidad, republicanismo, anarquía. republicanism, anarchy.

1. La fraternidad preterida1

Desde los eruditos y penetrantes trabajos del malogrado Antoni Domènech no puede
caber duda de que la fraternidad fue, de la tan cacareada tríada republicana, el valor más
olvidado, el más sometido a un sistemático y deliberado ejercicio de obliteración histórico-
conceptual. Es, pues, obligado partir de su obra para rescatarlo, reescribir su genealogía y su
historia y, sobre todo, redescubrir las potencialidades que aún sigue albergando para pensar
e intervenir la política hoy. Como sabemos por su espléndido Eclipse de la fraternidad, el

Recibido: 08/06/2018. Aceptado: 09/07/2018.


* Universidad Complutense de Madrid. Personal Investigador en el departamento de Filosofía y Sociedad.
E-mail: emuinelo@ucm.es. Líneas de investigación: filosofía política, filosofía y sociología del derecho, filo-
sofía y sociología de la religión. Publicaciones recientes: “El anarcorrepublicanismo marrano de Karl Marx” en
Política Común, vol. 16 (2017) y “El Pablo de Žižek” en Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políti-
cas, vol. 21, nº 2 (2018).
1 El presente trabajo se inscribe en mi proyecto de tesis doctoral, hecho posible gracias a un contrato predoctoral
UCM-Banco Santander (CT 17/17-CT17/18) en el marco del proyecto de investigación Biblioteca Saavedra
Fajardo V (FFI2016-75978-R), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
60 Eugenio Muinelo Paz Fraternidad anárquica. La inflexión republicana de Marx 61

núcleo vivo de la tradición republicana es la exigencia incondicional de que todo sujeto consideró que las deliberaciones e iniciativas plebeyas obstruían la armonización entre un
político se libere el yugo, no sólo de la loi politique de la dominación expresa, sino también, expansionismo mercantilista cada vez más exacerbado (mayor abundancia de tierras y de
y sobre todo a partir de la emergencia de las sociedades capitalistas, de la loi de famille mano de obra esclava) y un apego piadoso a las viejas tradiciones romanas del ius civile.
(travestida de loi civil) que rige tácitamente en el ámbito de la dominación económica. Así, el republicanismo ciceroniano plasma una racionalidad aristocrática asentada sobre el
La perspectiva histórica que nos ofrece Domènech es desde luego de un horizonte presupuesto de la prioridad incuestionable del consensus iuris sobre la multitudo informe
amplísimo y de una minuciosidad extrema. Así pues, su exposición completa excede con vinculada “de cualquier manera”, como se dice en De republica, 1, 25, 39: “La república
mucho lo que podamos abordar aquí, si bien no dejaremos de hacernos eco de sus hitos es, por lo tanto, la cosa del pueblo (res populi). Sin embargo, pueblo no es toda unión de
fundamentales. El primero de ellos es para Domènech la insólita elaboración por parte hombres congregados de cualquier manera (hominum coetus quoquo modo congregatus),
de Efialtes de un programa de democracia plebeya radical en la Atenas del s. V a.C., sino la unión de una multitud asociada por el consenso del derecho y la común utilidad
desmantelado al poco de constituirse, entre otros factores, por la presión oligárquica y (coetus multitudinis iuris consensu et utilitatis communione sociatus)”. El tránsito de la
por las reticencias aristocráticas de los detentadores del saber, demasiado preocupados mera aglomeración caótica de hombres a una verdadera societas lo posibilita el estable-
como estaban por pergeñar una pulcra e impoluta koinonía politiké incontaminada por cimiento de un repertorio vinculante de normas y sanciones que regulen objetivamente
la injerencia de los no posidentes (en realidad, del dêmos propiamente dicho)2. Al hilo las transacciones privadas de los cives entre sí. No en vano, las nociones más nítidamente
de la Política aristotélica, comenta Domènech que desde ella sólo la virtud o excelencia definidas y articuladas de todo el derecho privado romano, de largo recorrido histórico,
(areté) otorgaba la aptitud para el mando, y que todo aquel que estuviese a constreñido serán las de propiedad y contrato, mediadas por la difusa aequitas formal y simétrica que
a vivir del fruto de su trabajo (esto es, carente de eleuthería, de toda actividad autotélica le era inherente a toda persona que entraba en una relación contractual con cualquier otra.
y no puramente instrumental) era por naturaleza incapaz de desarrollar la areté. Lo que Como es natural, el carente de dominium, de domus, quedaba excluido del juego de las
de democrático pueda haber en Aristóteles sería, pues, siempre según Domènech, puro relaciones igualitarias entre los domini (quienes de facto establecen el consensus iuris) y
pragmatismo: su elaboración, tan preñada de consecuencias en el contexto de la República abocado a la inexistencia civil.
Romana, de la “constitución mixta” no sería sino una “politeía, una República en la que, No obstante, a pesar de estas distorsiones aristocratizantes Domènech cree poder identi-
sin excluir del todo al pueblo llano, quede asegurado el mando a las clases superiores” ficar algo así como un “éthos general de la libertad republicana del mediterráneo clásico”,
(Domènech, 2004, 51); en definitiva, una pátina democrática que disimulase y contuviese vehiculado a través de la filosofía práctica griega y la jurisprudencia romana, y basado, en
los conflictos, la stásis latente de una sociedad atravesada de unos antagonismos tan pal- el plano de derecho privado, en el “respeto absoluto […] de la voluntad de los libres” y en
marios como inconciliables. Lo que inquietaba a Aristóteles tras la reforma efiáltica (una la “indivisibilidad” e “inalienabilidad de la personalidad libre”, así como, iuspublicística-
de cuyas claves de bóveda era la retribución de fondos públicos para los cargos políticos) mente, en la consideración del “Estado” como “una enorme fictio iuris, merced a la cual el
era, no tanto que el plebeyo dejase de ser un idiótes ajeno a la vida pública de la pólis, aparato administrativo de la República –…– se construía jurídicamente como un individuo
cuanto que pasase a serlo, dedicándose a sus asuntos particulares, el virtuoso desengañado libre más de la sociedad civil, completamente despojado de cualquier majestad” (Domènech,
con la intrusión del intrínsecamente perverso dêmos en el ágora. 2004, 77). Será en la Asamblea de 1789 donde eclosione verdaderamente el germen de tal
Asimismo, como apuntábamos, la República Romana experimentó un proceso similar éthos de la mano de la autoafirmación revolucionaria del Tercer Estado, si bien, como es
de cierre oligárquico tras la promulgación en el 287 a. C. de la Lex Hortensia, verdadera sabido, sometido a distintas modulaciones. Dos, fundamentalmente: la del “pueblo llano” (en
conquista del ala plebeya frente al poder omnímodo del Senado. Aquí el lugar de Aristóte- realidad, como agudamente entrevió Robespierre, un verdadero “Cuarto Estado”), volcado
les lo vendrían a ocupar en el relato de Domènech los anticatilinarios: el optimate Cicerón hacia la constitución de una sociedad de (recíprocamente, esto es, fraternalmente) libres
y Salustio, siempre reacios a la plena integración política de “quien depende civilmente e iguales, exenta de todo tipo de dominación vertical; por otro lado, el “pueblo burgués”,
de otro, de […] quien necesita del permiso de otro para poder vivir y navegar por la vida interesado en la disolución estamental y en la constitución de una sociedad de (formalmente)
civil” (Domènech, 2004, 59). De inestimable relevancia para toda la ulterior evolución libres e iguales, dotada de una dominación sedicentemente neutral que impida el acceso
histórica de Occidente fue en Roma la formación de un dispositivo jurídico formal y material a la libertad e igualdad prometidas.
abstracto capaz de disciplinar y moldear reticularmente la totalidad del cuerpo social. Se La consigna robesperriana de la “Fraternidad” aglutinaría en sí misma todo el programa
2 Ha de notarse que es a través de la traducción latina como societas civilis que el término llegará a transmutarse
democrático-radical que se opone, según la distinción diseñada por Montesquieu, no sólo a la
(o quizás no tanto, si secundamos las críticas de Domènech) en la civil society historiada por Ferguson y apolo- intromisión de la loi politique en la loi civil, sino sobre todo al mantenimiento de una esfera
getizada por Adam Smith, también ella una comunidad exclusivamente formada por los posidentes anclados en socialmente invisible gobernada por la loi de famille, y de la que, en última instancia, proce-
el “individualismo posesivo” que tanto Hegel como Marx atacaron con su noción de bürgerliche Gesellschaft. den gran parte de nuestras categorías jurídicas, no siendo la “familia” sino el conjunto de los
Si bien es cierto que estos (sobre todo Hegel) no podían por menos de ver en la koinonía aristotélica algo bien
distinto: de hecho, la propia noción hegeliana de Sittlichkeit en la que el bourgeois y el citoyen vendrían a coin-
famuli, de los dependientes del pater familias, del dominus, único sujeto jurídico reconocido
cidir o integrarse dialécticamente, inspiradora inconfesa de más de una intuición marxiana, se deja derivar de por el derecho civil. No es azaroso, pues, que el ideal ilustrado por excelencia haya sido el
ella sin demasiadas estridencias. de la emancipación. ¿Qué significaba, en efecto, la emancipatio sino la transformación del

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hijo de sujeto alieni iuris en sujeto sui iuris? La fraternidad nombraría así una suerte de Contra tal “familiarización” larvada de la sociedad civil, así como contra la reautonomi-
emancipación universal, de muerte del Padre simbólico que interrumpiría el perpetuo ciclo zación monárquica del Estado político, se dirigieron furibundamente las Revoluciones de
patriarcal-patrimonial inaugurando el hermanamiento horizontal de todos los dominados. 1848 y ese retoño suyo tardío que será la Comuna de París. Tal contexto de luchas enconadas
Domènech dibuja de la siguiente manera los contornos regulativos de esa insistentemente contra y neutralización progresiva del potencial revolucionario del ideal de la fraternidad
anhelada comunidad de hermanos de horda ya “desprimitivizada”, ya hermanos sin Padre: democrática (“civilización” tanto de la loi politique, servidumbre supracivil, como de la
loi de famille, servidumbre subcivil) será el humus histórico-cultural en el que fermente la
Pues por lo mismo que «fraternidad» quiere decir universalización de la libertad/ reconstrucción socialista de la tradición republicana revolucionaria concebida por Marx bajo
igualdad republicana, quiere decir también: elevación de todas las clases «domésti- el rótulo de “comunismo”. Y es que el propio Marx, si bien escéptico ya hacia el uso ideolo-
cas» o civilmente subalternas a una sociedad civil de personas plenamente libres e gizado de la noción de fraternidad como mixtificación burguesa y nivelación aparentemente
iguales. Lo que implica: allanamiento de todas las barreras de clase derivadas de la democratizante de propietarios y desposeídos, no puede por menos de ser tenido por uno de
división de la vida social en propietarios y desposeídos. Lo que implica: una redistri- los mayores adalides con los que la causa histórica de la fraternidad haya contado jamás.
bución tal de la propiedad, que asegure universalmente el «derecho a la existencia»
(Domènech, 2004, 87). 2. El republicanismo de Marx y la crítica de la dominación

Una vez más, el impulso republicano de la Constituyente se vio frustrado por el orden El sentido histórico-conceptual de la fraternidad que hemos querido explorar en lo ante-
posnapoleónico jurídicamente cristalizado en el Code Civil, que mediante un ensamblaje rior llega a su madurez autoconsciente según Domènech en la I Internacional y su proyecto,
subrepticio de loi civil y loi de famille logró hacer aparecer al desposeído (quien, en buena abanderado en primera persona por Marx, de una “federación fraternal” de las clases trabaja-
lógica, caería bajo la loi de famille) como posidente (como perteneciente, eo ipso, al ámbito doras de los distintos países con vistas a la republicanización de la vida colectiva (deposición
de la loi civil): concretamente de esa mercancía tan sui generis, diseccionada genial y del aparato estatal como excrecencia de la sociedad civil: esto es, la célebre y no siempre
perspicazmente por Marx, que es la fuerza de trabajo. Por obra y gracia de esta prodigiosa correctamente entendida “extinción del Estado” a la que tendremos ocasión de regresar) y
transustanciación jurídica que es el fetichismo de la mercancía, un contrato entre libres del modo de producción (asociación entre libres e iguales para una apropiación común de
e iguales se torna, en apariencia inexplicablemente (Hic Rhodus, hic salta, como reza la las fuerzas productivas). Pues bien, antes de pasar revista a cómo se recoge esta tradición
irónica y desafiante admonición que nos lanzaba Marx), en una forma de despotismo irres- republicana de la democracia fraternal en los escritos históricos de Marx y a cómo impregna
tricto nada más se traspone el intercambio de equivalentes inicial. La libertad civil, remedo indirectamente, como a su través, la rigurosa analítica de las formas económicas que es
desvaído de la isonomía antigua, se conjuga así con la más crasa subalternidad de quien El capital, hemos de situarnos en el punto crítico del itinerario marxiano en que por vez
pasó a llamarse “proletario”, nuda fuerza de trabajo y de reproducción social. Y en este primera asoma la noción de una “verdadera democracia” en toda su radicalidad: el escrito
punto matiza Domènech incluso las interpretaciones más agudas y lúcidas (Marx y Weber) del 43 en torno a la Crítica del derecho político de Hegel, sobre cuya ineludibilidad para la
del trabajo libre asalariado, según él imbuidas de un vestigio de liberalismo metodológico comprensión de lo que en Marx pueda haber de republicano nos ha llamado la atención con
que les habría impedido constatar, más allá de la asimetría material del punto de partida en su acostumbrada maestría Miguel Abensour.
la negociación del contrato laboral (la cual no pasaría de ser una especie de dominación Vaya por delante una advertencia acerca de lo complejo y poco obvio del gesto teórico
“implícita”), la violenta dominación estrictamente patriarcal (de ahí, nota pertinentemente que supone un libro como La democracia contra el Estado: si Marx nos sigue interpelando
Domènech, lo significativo de la metáfora del “patrón”) que se ejerce en el interior del hoy acuciantemente es por su sostenida voluntad de revelar lo inaceptable de una institución,
proceso productivo mismo3. el Estado, cuya finalidad sea, no tanto la de absorber y totalizar la multiformidad equívoca,
conflictiva y plural del cuerpo social (el Estado racional de Hegel y su caricatura totalitaria),
3 Para hacerle justicia a Marx habría que tener en consideración también ciertos pasajes de su obra de madurez cuanto sobre todo, y ello es lo relevante hoy, la de obturar, aparentando dejar libre curso a las
que servirían de contrapunto a una supuesta visión pacífica, desprovista de autoritarismo, de las relaciones labo- iniciativas y movimientos sociales y “representarlos” especularmente, la autopercepción por
rales en el modo de producción capitalista, la cual tampoco es del todo tan extraíble de sus escritos de juventud
como parece querer sugerir Domènech. En cualquier caso, el Marx maduro sostiene con firmeza que lo que dependencia personales” (Marx: 2007, 92); y, al respecto del despotismo autoritario fabril al que se ven some-
supone la dominación en condiciones capitalistas no es su difuminación o atenuación, sino la férrea implemen- tido los trabajadores a pesar de las tendencias hacia la socialización del trabajo propias del modo de producción
tación sistémica y estructural de relaciones de dominación anteriormente dotadas de un carácter “personal” y capitalista: “La conexión entre sus funciones, su unidad como cuerpo productivo global, radican fuera de ellos,
“concreto”, pero que no dejan de ser igualmente despóticas (o, en un sentido jurídico, tal vez incluso más, si se en el capital, que los reúne y mantiene cohesionados. La conexión entre sus trabajos se les enfrenta idealmente
piensa en la centralidad de una figura como la de la conjuratio en el cosmos jurídico medieval y protomoderno) como plan, prácticamente como autoridad del capitalista, como poder de una voluntad ajena que somete a
al desprenderse del mismo. Sirvan como ejemplo los dos siguientes fragmentos, tomados de los Grundrisse y su objetivo la actividad de ellos. Por consiguiente, si conforme a su contenido la dirección capitalista es dual
de El capital respectivamente: “Hasta tal punto estas relaciones externas [en el sentido de impersonales, abs- porque lo es el proceso de producción mismo al que debe dirigir -de una parte proceso social de trabajo para la
tractas, etc.] no son una remoción de las «relaciones de dependencia», que más bien constituyen únicamente la elaboración de un producto, de otra, proceso de valorización del capital-, con arreglo a su forma esa dirección
reducción de éstas a una forma general; son ante todo la elaboración del principio general de las relaciones de es despótica” (Marx: 2010, 403).

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parte de la sociedad de su politicidad misma. Tal sería el “Estado democrático”, clamoroso ción de la política necesariamente como dominación de...sobre… que ponga fin al tumulto
oxímoron para Abensour y, no en menor medida, para Marx. Como para Lefort y Rancière originario en el que, por el contrario, consiste más bien el vivere civile para Maquiavelo.
(y otros aún más egregios como Maquiavelo: no en vano reza el subtítulo de la obra, en En el anti-teoreticismo (que no irracionalismo, evidentemente, sino justamente de una
guiño simultáneo a Lefort y Pocock, “Marx y el momento maquiaveliano”, que se suma al racionalidad filosófica inusitadamente penetrante, fuera de lo común) de Marx no con-
de Clastres del título principal), el antagonismo y la división insuturables constituyen para viene aquí detenerse demasiado, aunque no quiero dejar de notar que, atravesando como
Abensour el núcleo más íntimo de lo político, cuya verdad “insurgente”, “salvaje”, sería atraviesa la totalidad de la obra marxiana, está también presente en el manuscrito del 43,
la apertura irreductible de lo social en la experiencia democrática radical, no clausurable donde resuena irónicamente el retruécano, esa figura retórica tan cara a Marx para poner
ni encorsetable en el lecho de Procusto del tan confusamente esgrimido en nuestros días de manifiesto las inconsistencias de aquello que combate, de que en la filosofía hegeliana
“Estado de Derecho”. Abensour es sensible, no obstante, al peligro de maniqueísmo que del derecho lo que verdaderamente impera “no es la lógica de la cosa [esto es, del Dere-
entraña la dicotomía empleada con profusión por Castoriadis entre lo instituyente y lo cho y del Estado], sino la cosa de la lógica” (Marx, 1982, 331), de que la racionalidad,
instituido y no quiere ceder a lo que él, imputándoselo a Buber, denomina un “anarquismo la sustancialidad, la subjetividad, etc., del Estado en Hegel no son más que aplicaciones
«burdo»” (Abensour, 2017, 33), una mera inversión del esquema hegeliano en el que una ad hoc del grandioso aparato conceptual desplegado en la Ciencia de la lógica, pero que
sociedad espontánea y naturalmente “buena”, una vez despojada del caparazón político- igualmente pueden servir para dar cuenta de cualesquiera fenómenos por muy dispares que
estatal, se reconciliaría definitivamente consigo misma4. Abensour, en la senda de Marx, sean (la revolución de los planetas, la fotosíntesis o la tragedia griega, por ejemplo). Pero
busca todo lo contrario: repolitizar la sociedad ante la amenaza inminente, profetizada en como siempre, Marx no se enmaraña aquí en una disquisición puramente epistemológica al
su día por Carl Schmitt, de su neutralización consensual-gestionariamente consumada. Pero, desenmascarar que “Hegel, en vez de concebirlos [los predicados] como predicados de sus
contra Schmitt, tal estrategia no pasa por un robustecimiento catecóntico del Estado clásico sujetos, sustantiva los predicados y luego, mediante una operación mística, los convierte a
hobbesiano, sino por la invención de espacios políticos no-estatales, por la revivificación posteriori en sus sujetos” (Marx, 1982, 336): si denuncia el carácter abstracto de los con-
del sujeto real de lo político: el dêmos, incategorizable en la tríada hegeliana de familia, ceptos fundamentales de la teoría política de Hegel es porque de él se derivan posiciones
sociedad civil y Estado, y como permeándola a toda ella transversalmente, que, en su pura “prácticas” (en puridad, no serían tales, pues la praxis en Marx no se deja pautar por teoría
irrupción y autodeterminación (eso sí, nunca coincidente consigo mismo, sino escindido, alguna) radicalmente incompatibles con la autodeterminación real del pueblo de la que
autocuestionándose permanentemente sin osificación ni identificación algunas que lo fijen), dimanaría la “verdadera democracia”. Caso paradigmático sería sin lugar a dudas el de la
desborda los límites y horada la estructura de toda forma de dominación (mal llamada) soberanía estatal: si prescindimos de su sujeto real, todos los hombres de carne y hueso que
política. de facto detentan el poder (mas no en el sentido del contractualismo, ni rousseauniano ni
“Desorden fraternal”, “no-dominación”, “vínculo político no coercitivo” (Abensour, hobbesiano: el individuo es siempre ya social, no ingresa en la socialidad desde una renun-
2017, 40): tales son algunas de las precarias expresiones, por lo que de meramente negativas cia a su supuesta potestad “natural” radicalmente individual; aquí nos movemos más bien,
tienen (pero, ¿cómo tematizar positivamente lo no-dicho de la historia?), de las que Aben- tal vez, tras la pista de La Boétie: el tous Un soberano no es tal sino por la segmentación
sour se vale para dibujar esa difícil comunidad política ayuna de dominación y ajena a la idiotizante de los tous uns), y partimos de su esencia objetivada e independiente de él (la
forma-Estado. Y es que, efectivamente, en el Marx del 43 estaba en cuestión precisamente soberanía), podremos luego resubjetivizarla y como incorporarla, encarnarla en la figura de
la posibilidad de inaugurar un discurso sobre lo político irreductible a formas filosófico- un sujeto determinado que pasaría a diferenciarse de todos los demás. Este, huelga decirlo,
políticas anteriores. Ello es lo que lo emparenta con Maquiavelo, y no tanto la tradición del no tiene por qué ser siempre uno físicamente, como bien diagnóstico Lefort en su crítica del
humanismo cívico florentino escrutada por H. Baron y Pocock. También Maquiavelo quiso totalitarismo como incorporación imaginaria, pero sí en el caso del monarca constitucional
desestabilizar y subvertir el doble dispositivo que recorre toda la tradición de la filosofía hegeliano que Marx tiene aquí en mente.
política: por un lado, la delimitación y diferenciación escrupulosas del ámbito de la teoría Marx asiente únicamente a la premisa menor del silogismo político hegeliano, que
con respecto al de la praxis que hagan subsumible esta en aquella, y, por otro lado, la concep- podríamos desgranar de la siguiente manera: 1) existen la personalidad y la subjetividad
(entiéndase: del Estado); 2) personalidad y subjetividad sólo pueden ser predicados de la
persona del sujeto; ergo, 3) la persona es Uno, es realización concreta de la esencia una
4 No se trata, pues, aclara Abensour en el prólogo a la edición italiana ante las críticas suscitadas por su obra, de la personalidad y de la subjetividad, y una será la persona que encarne la soberanía (la
de un anti-institucionalismo indiscriminado, sino de una institución de la libertad y de la no-dominación: “la
democracia insurgente, lejos de ser por principio hostil a cualquier institución y a toda relación con el pasado, personalidad y subjetividad del Estado). Con ello, protesta Marx, Hegel nos introduce de
es selectiva. Llevada como cualquier movimiento político a inscribirse en el tiempo, distingue entre las insti- contrabando una ontología totalizante y unitaria que imposibilita de todo punto la ontología
tuciones que favorecen la acción política del pueblo y las que no la favorecen. El criterio para su decisión es la plural democrática. Por el contrario, “debiera proseguir Hegel, lo Uno sólo tiene verdad
no-dominación. No hay antagonismo sistemático entre la democracia insurgente y las instituciones, siempre y pura y simplemente como muchos unos. El predicado, la esencia, jamás agota las esferas de
cuando estas trabajen por conservar ese estado de no-dominación y actúen como diques de contención del deseo
de dominar de los grandes, y hagan posible, haciéndolo, las experiencias de libertad del pueblo” (Abensour, su existencia en un Uno, sino en muchos Unos” (Marx, 1982, 340). El sujeto real concreto
2017, 42). existente es siempre ya sujeto-con, excéntrico, incapaz de reunir en sí mismo sin resto toda

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su propia sustancialidad. Y a un sujeto tal a Marx no le duelen prendas en atribuirle el nom- pliegan a la lógica no-política de la dominación y a su desactivación de la potencia política de
bre de pueblo: comunidad tan “metafísicamente” imposible como “políticamente” necesaria, lo social. Pero, y esta es la gran artimaña del Estado hegeliano (que no es para Marx sino la
diseminada en la serie imprevisible e iterable in infinitum de los “muchos Unos” a la que más lograda descripción y teodicea filosófica del Estado moderno tout court), lo que se pasa
no cabe oponer ni cabe subsumir en ninguna “soberanía”. por alto presuponiendo la validez a priori del orden constitucional es que, a su vez, “la consti-
En una intuición fulgurante, Marx le reconoce a Hegel que, en efecto, “si la soberanía existe tución se hallaría hors de loi si se hallara fuera del poder legislativo” (Marx, 1982, 367), si se
en el monarca, resulta una necedad hablar de una soberanía antagónica en el pueblo, ya que hurtase a la insistente (an-árquica, como veremos) exigencia democrática por parte del pueblo
el concepto de soberanía excluye la posibilidad de una existencia doble [léase: plural] y, más de estar en condiciones de implicarse y formar parte activa de su propia constitución política.
aún, antagónica” (Marx, 1982, 341-342; cursiva nuestra). Así pues, aunque el propio Marx De lo dicho hasta aquí se colige con meridiana claridad que Marx se alinea expresamente
no lo formule así, seducido como estaba por la potencia semántica de la consigna revolucio- en la tradición democrático-popular que Domènech nos ha ayudado a desempolvar del
naria de la “soberanía popular”, nos topamos con una disyunción excluyente: o democracia archivo oculto de la historia. Es por ello que no debe sorprender que el texto del 43 conduzca
o soberanía (Estado), tertium non datur. Dado que lo político consiste en el antagonismo en línea recta, pasando por la crítica de la recomposición burguesa tras (y a través de, como
íntimo e igualitario del pueblo consigo mismo, todo intento por bloquearlo subordinando se interpreta con clarividencia en El 18 Brumario) las embestidas de 1830 y 1848, al elogio
alguno de sus elementos al orden formalmente político del Estado (la Constitución) es, por entusiasta y sincero de la Comuna de París. En ella leyó Marx la nunca antes acometida
ello mismo, despolitizante: aniquila la dimensión propiamente constituyente del dêmos en aras tentativa de subvertir los fundamentos mismos del Estado como forma de dominación y de
de su esquematización constitucional pasiva. Contra el “pueblo” de la Constitución (equiva- apuntar directamente, sin enredarse en los mecanismos ideológicos de la representación que
lente, sin demasiadas fricciones, a la sociedad civil burguesa, “impolítica” en sí misma y sólo paralizan las tendencias revolucionarias inherentes al sufragio universal, a su “carácter de
pseudopolitizada mediatamente a través del trampantojo de la “representación”), por tanto, la poder nacional del capital sobre el trabajo, de fuerza pública organizada para la esclavización
constitución del pueblo. Es en ese sentido en el que Marx tilda a la democracia de “enigma social y de máquina del despotismo de clase” (Marx, 2014, 32). Una toma de poder animada
resuelto de todas las constituciones” (Marx, 1982, 343): en ella, el principio formal de las mis- por un tal espíritu republicano (recordemos: lo que Marx propugna es una politización de la
mas (la orientación hacia el “interés general” determinada por unas directrices que la multitud, sociedad) dista mucho de poder ser reducida a mero “golpe de Estado”, a mera substitución
cuyo interés se trata precisamente de favorecer, ha recibido externamente del poder racional de una forma de dominación por otra; de ahí la reivindicación por parte de los proletarios
del Estado) deviene principio material: la multitud se dota a sí misma de ese poder y anula insurrectos de una “república social”, no meramente “política” (en el sentido degradado de
la distinción abstracta e ideológica entre bourgeois y citoyen. Ello implica que el Estado se la expresión que, como hemos visto, se deja traducir por “formal” o “estatal”), la cual en
revele, no como instancia de lo universal, sino como “contenido particular”, como puro apa- realidad “no expresaba más que el vago anhelo de una república que no acabase sólo con
rato administrativo, podríamos decir, para la subvención de las necesidades organizativas del la forma monárquica de la dominación de clase, sino con la propia dominación de clase. La
dêmos, perdiendo de tal manera su carácter propiamente político, el cual vendría a desplazarse Comuna era la forma positiva de esta república” (Marx, 2014, 35).
hacia la autodeterminación misma, siempre lábil e imprevisible, del pueblo. El pueblo en armas contra el ejército permanente y el cuerpo policial ajenos e independi-
He aquí un párrafo de pasmosa actualidad, casi dos siglos después, cuando imperan y zados de la propia sociedad civil al servicio del statu quo; funcionarios electos por sufragio
proliferan regímenes democráticos (sedicentes “Repúblicas” algunos de ellos, para más inri) universal, responsables y revocables en todo momento, contra la sumisión del funcionariado
más o menos homologados por todo el orbe: al poder del Estado que le había alumbrado y que le había otorgado un cargo al que se afe-
rraba con rígida obstinación, ... Podrían añadirse innumerables innovaciones estrictamente
En todos los Estados distintos de la democracia, el Estado, la ley, la Constitución institucionales que la Comuna haya aportado (enseñanza gratuita y libre de injerencias
son lo dominante, sin que realmente dominen, es decir, sin que penetren de un modo ideológicas, por citar un último e importantísimo ejemplo), pero el denominador común de
material el contenido de las demás esferas no políticas. En la democracia, la cons- todas ellas era sin duda la comunalización, la descentralización política e institucional de la
titución, la ley, el Estado mismos son solamente la autodeterminación del pueblo y nación, la cual, lejos de implicar su desmembración (de hecho, en ningún momento se puso
el contenido material de éste, en cuanto es constitución política (Marx, 1982, 344). sobre la mesa la abolición del “Gobierno” central, por mucho que, eso sí, se decretase su
exención de todo poder soberano), como argüían aviesamente los adversarios del pueblo,
El Estado político ha de dejar de pretender ser, por tanto, la racionalización formal (con- contribuía a su propia formación como tal:
densada por antonomasia en el aparato burocrático) del por sí mismo caótico y sumido en el
bellum omnium contra omnes Estado “material”, empírico. Ha de manifestarse por fin como No se trataba de destruir la unidad de la nación sino, por el contrario, de organizarla
la “ilusión política de la sociedad civil” (Marx, 1982, 374), pues en el fondo ni el soberano, mediante un régimen comunal, convirtiéndola en una realidad al destruir el poder del
ni el funcionario, etc., son otra cosa que personas privadas autorizadas y legitimadas a llevar Estado, que pretendía ser la encarnación de aquella unidad independiente y situada
la gerencia de los asuntos “generales” por el orden constitucional positivo, dentro del cual ha por encima de la nación misma, en cuyo cuerpo no era más que una excrecencia
de enmarcarse necesariamente toda acción del poder legislativo, y que, en consecuencia, se parasitaria (Marx, 2014, 37).

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Excrecencia parasitaria que no hacía sino perpetuar la esclavitud social de los producto- se caracteriza eminentemente por el hecho de que quien la vende es propietario de ella, no se
res bajo la fachada de su emancipación sedicentemente política. Es por ello que la realización enajena sí mismo completamente en el contrato laboral a la manera del esclavo, sino que la
verdaderamente política de la nación conduce inexorablemente, a través de la despolitización pone a disposición de su comprador transitoriamente para que este, durante ese ínterin, haga
del Estado y la repolitización de la sociedad, a la erradicación de la propiedad privada de un uso temporal de ella en la producción de otras mercancías que encarnen un valor de cam-
los medios de producción (que es la que posibilita la dependencia y la dominación en el bio mayor que aquel por el cual se apropió de la fuerza de trabajo. Pero, como dictamina un
régimen de igualdad jurídica del trabajo “libre” asalariado) y a la asociación “republicana” locus classicus marxiano, “él y el poseedor de dinero se encuentran en el mercado y traban
de productores libres e iguales. relaciones mutuas en calidad de poseedores de mercancías dotados de los mismos derechos, y
Si secundamos la propuesta hermenéutica de Nicos Poulantzas, habrá que reconocer que sólo se distinguen por ser el uno vendedor y el otro comprador; ambos, pues, son personas
que también en el propio Capital, a despecho de ser una descripción científica de la matriz jurídicamente iguales” (Marx, 1984, 204). Por qué uno aparezca como poseedor de esa extraña
del modo de producción capitalista y un análisis explícito de su nivel económico, “las otras mercancía que es su propio tiempo de vida y el otro como poseedor de dinero es un factum
instancias -lo político, lo ideológico- están muy presentes […], pero en cierto modo en hueco, brutum que, como tal, carece de toda inteligibilidad o razón de ser ulterior (siempre y cuando
por sus efectos en la región económica” (Poulantzas, 2007, 14). Es más, nos atreveríamos a no historicemos esa relación, que es justo lo que se propuso Marx).
aventurar, en El capital hay también “en hueco”, no sólo una teoría del Estado capitalista, La perversión de la dominación capitalista reside, pues, en lo que podemos llamar la
sino un desfondamiento crítico de toda posible noción autónoma y separada de Estado que consumación de su carácter ideológico mediante su desideologización material: se presenta
no sería sino la impronta republicana que desde su temprano enfrentamiento con Hegel en cierta medida como inexistente, estando como están dominante y dominado nivelados en
modula y orienta todo su pensamiento. De El capital se desprende con suficiente evidencia el plano jurídico (y, ¿qué es la perversión sino una relación puramente negativa e imaginaria
que el Estado, en su autonomía específica con respecto a las demás instancias del modo de con la Ley que torna esta aún más férrea y constrictiva?). No hay factores, ya sean de índole
producción capitalista, desempeña el papel decisivo de contener dentro de un marco insti- natural (el esclavo era mero instrumentum vocale “por naturaleza”), ya de índole estamental
tucional y jurídico soportable el conflicto de clases (en realidad mediante una premeditada (siervos de la gleba), que pudieran justificar una asimetría entre ambos. En cambio, como
y calculada no-intervención que se limita a fijar y a dotar de vigor a un “sistema” de dere- es sabido, la dependencia y la dominación en las formaciones sociales precapitalistas eran
cho que regula la totalidad de las relaciones sociales vertebrándola sobre ciertas nociones inmediatas y explícitas, socialmente identificables, jurídico-políticamente sancionadas y, por
fundamentales: sujeto, propiedad, contrato, intercambio, etc.), erigiéndose así en el factor añadidura, revestidas de una cobertura ideológica (religiosa, fundamentalmente) que las legiti-
más relevante de la cohesión social, en sutil conjunción con sus aspectos técnico y especí- maba. En condiciones capitalistas, como hemos apuntado, la dominación y la dependencia no
ficamente ideológico. Cabría declinar de otro modo, por lo demás, la percepción de lo que son menos inmediatas: el capital, trabajo muerto acumulado, domina el trabajo vivo de manera
hay de político en El capital transmitida por Poulantzas: lo político no es propiamente el directa, pero tal dominación tiene lugar extrajurídicamente y fuera de todo desdoblamiento
modo en que el Estado mantiene latente el conflicto; como hemos insinuado ya en la estela ideológico. ¿Cómo ocurre ello? El jurista marxista E. Pašukanis nos legó al respecto algún
agonista de Rancière y Lefort (quienes, dicho sea de paso, interpretaron a nuestro modo de un atisbo iluminador: el Estado no es simplemente el “aparato de la clase dominante”; es una
ver erróneamente la concepción marxiana de la “sociedad sin clases” como un ideal más de “fuerza impersonal” que
sociedad reconciliada consigo misma, autotransparente y “metapolítica”, sin reparar en la
veta republicana en la obra marxiana que estamos intentando desenterrar y que habría que no media cada relación de explotación, puesto que el asalariado no está obligado
restituirle de una vez), lo político no es sino el conflicto, el disenso mismo: condición de política y jurídicamente a trabajar para un patrón determinado, sino que vende for-
posibilidad de la emergencia de toda novedad histórica, de toda apertura de lo social. malmente su fuerza de trabajo por medio de un libre contrato. […] Las relaciones de
El Estado capitalista conseguiría más bien suspender lo político mediante un peculiar dominación y de servidumbre pueden así existir igualmente en el modo capitalista de
efecto de aislamiento operado por un armazón jurídico-ideológico centrado en la categoría producción, sin separarse, por tanto, de la forma concreta bajo la cual aparecen: como
de “individuo desnudo” que Marx acertó a identificar en los Grundrisse como presupuesto dominación de las relaciones de producción sobre los productores. Pero dado que
conceptual e histórico de la formación social capitalista (categoría que ha de retrotraerse al precisamente no aparecen aquí bajo una forma enmascarada […] pasan inadvertidas
carácter formal y abstracto del derecho privado romano, verdadera matriz histórica, a través a los ojos de los juristas” (Pašukanis, 1976, 120-121).
de sus fluctuantes evoluciones medievales y de su conmixtión con el derecho canónico en lo
que se dio en llamar el ius commune, del derecho moderno). Tal efecto consistiría en que “las Como en La carta robada de Poe, la dominación capitalista se hace inexpugnable de
estructuras jurídicas e ideológicas -…- instauran, en su nivel, a los agentes de la producción puro clamorosa y evidente, mientras que el poder del Estado idealmente no implica sino una
distribuidos en las clases sociales en «sujetos» jurídicos y económicos, y tiene como efecto, coacción abstracta, general, objetiva e imparcial que protege a todos los miembros suyos que
sobre la lucha económica de clases, ocultar, de manera particular, a los agentes sus relaciones entren en relaciones jurídicas entre sí. Escrita hace casi un siglo, la obra de Pašukanis, pese a
como relación de clase” (Poulantzas, 2007, 159). La compraventa de fuerza de trabajo, piedra lo tosco en ocasiones de su lenguaje, no ha perdido un ápice de su vigencia, y creo que todos
angular en la arquitectónica del capital y verdadera differentia specifica que este trajo consigo, podremos reconocer en ella algo de lo difuso, volátil y obsceno de la gobernanza neoliberal.

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Mucho más recientemente, y centrándose no tanto en la forma jurídica cuanto en las A la manera de la cura analítica, sólo es posible aprehender la historicidad de la formación
nociones basilares de valor y capital, Moishe Postone ha propuesto que el carácter “abs- social capitalista (y, en consecuencia, desprenderse de ella como destino) al reparar, como nos
tracto” de la dominación capitalista se debe a que la independencia jurídica de las personas indica Postone, en su dualidad constitutiva y autodestructiva, mas no en el sentido un tanto
distorsiona el hecho de que el tiempo de vida que se entrega a la producción se homogeneiza obtuso y determinista de Rosa Luxemburg y Henryk Grossmann, sino en uno secretamente
y se descualifica, pues la propia dinámica del valor (histórica, recordemos, no natural y emparentado con la ambivalencia freudiana: “El capital es la forma alienada de ambas
eterna, como quisieron los economistas liberales y algunos marxistas) succiona, para repro- dimensiones [abstracta como valor y concreta por su carácter social] del trabajo social en el
ducirse y revalorizarse, cada vez más tiempo abstracto (trabajo “social”, el vivo y el muerto, capitalismo, enfrentada a los individuos como Otro totalizador y extraño” (Postone, 2006,
que no es el de este o aquel trabajador presionado por este o aquel capitalista, y que es la 449). Sólo desde la perspectiva de la crítica y de la historicidad podremos caer en la cuenta
fuente última del valor y del plusvalor, por muy velada que esté por la pseudo-equivalencia de que toda totalización es fallida (e intrínsecamente injusta), de que el crimen, por decirlo
salarial), constituyendo una forma de dominación que con Jorge Alemán, nunca es perfecto: toda formación social estará transida de dominación
única y exclusivamente mientras la propiedad y Bentham no sean sustituidos en el Edén de la
no puede ser suficientemente aprehendida en tanto dominación y control de la mayo- circulación por la fraternidad preterida. De que ello siempre será posible, aunque sólo sea utó-
ría de las personas y de su trabajo por unos pocos. En el capitalismo, el trabajo social picamente posible, nos ha dejado constancia la “extravagante hipótesis” de Emmanuel Levinas.
no es sólo objeto de dominación y explotación sino que es, en sí mismo, el territorio
esencial de la dominación. El modo impersonal, abstracto y «objetivo» de domina- 3. La “extravagante hipótesis” de un republicanismo anárquico
ción característico del capitalismo está en relación intrínseca con la dominación de
los individuos por su trabajo social (Postone, 2006, 186). Han de tomarse las apresuradas líneas que siguen más bien como un bosquejo que
incite a una ulterior investigación, en modo alguno como consideraciones conclusivas. Una
El paso de El capital en que esto se tematiza de una manera más explícita es sin duda interrogación será la última palabra: ¿cabe reducir la torsión marxiana de lo político a la
el capítulo, de tan prolongada y sostenida Wirkungsgechichte (Lukács, Sohn-Rethel, Borke- tradición del republicanismo canónico cuyo marco histórico nos ofrece Domènech? Nuestra
nau,…, casi cabría decir que hasta Žižek y su sagaz relectura lacaniana de la ideología), sobre sospecha es que en cierto modo lo excede, que la fraternidad que se transparenta en Marx
el fetichismo de la mercancía, el cual no consistiría sino en una objetivación ontologizante de remite a una de las fuentes que la tradición política ha cegado deliberadamente por lo que
lo que son relaciones sociales históricamente determinadas. Lo que aquí nos interesa es que, de desestabilizador para su autorreferencialidad concéntrica en ella pudiera esconderse: la
en una formación social estructurada exclusivamente en torno al y a través del intercambio de revelación bíblica. Desde luego, la tesis no es novedosa. Benjamin, Bloch, J. P. Miranda,
mercancías (y tal fue “la gran transformación” de que nos habló Polanyi), el trabajo abstracto, Dussel, entre otros muchos, la han ensayado con diversa fortuna. Por otra parte, contradice
independiente por completo del producto al que haya podido dar lugar (o, lo que viene a ser lo la sólida argumentación histórica de Domènech, quien, haciéndose eco de las increpaciones
mismo, la abstracción uniformizante del tiempo de la vida de los individuos: verdadera “sustan- maquiavelianas a la Iglesia, realiza en De la ética a la política una impenitente crítica del
cia” del valor), deviene la forma privilegiada de mediación social, de relación con el otro: esta “apoliticismo” paulino como germen de una funesta domesticación de las poblaciones que
se reduce, por ende, a la adquisición de algunos de sus bienes para mi uso como contrapartida las hará dóciles y pusilánimes. No es este el lugar de revisarla, pero desde luego la literatura
de una parte del valor de cambio que a mí me granjea la venta de mi fuerza de trabajo. Pues, reciente sobre el tema (Taubes, Badiou, Agamben, Žižek,…; por nuestras latitudes, J. L.
evidentemente, la sociedad capitalista no está compuesta de robots ni de ángeles, y en última Villacañas) daría pie a la discusión.
instancia el producto ha de ser consumido: valor de uso y valor de cambio, no obstante, son En cualquier caso, no pretendo ni mucho menos con estas someras indicaciones, lo
dos caras de la misma moneda, la forma-valor; y esa mercancía tan peculiar y enigmática que cual por fuerza habría de ser deshonesto, “judaizar” a Marx, condición de la que él renegó
es la fuerza de trabajo, para ser consumida, abandona ese “Edén de derechos humanos innatos” expresamente, sino captar las resonancias vivas, metamorfoseadas por ese proceso cultural
que es la esfera de la circulación y en el que imperan “la libertad, la igualdad, la propiedad y aún no bien entendido que fue la asimilación, de una “tradición oculta” que piensa el saber,
Bentham”, e ingresa en “la oculta sede de la producción” (Marx, 1984, 214). Es en la esfera de lo político y, en general, la (in)condición humana de otro modo. Abensour extracta de la
la producción donde propiamente se valoriza el valor y se reproduce el capital a escala ampliada, obra de Levinas, tal vez la más sólida traducción a lenguaje filosófico de la tradición del
imprimiéndole a la totalidad social una dinámica y una dirección (generando tiempo histórico,
aun a su pesar5) de autovalorización incesantes que entra en conflicto con el carácter puramente social, se opone y domina a los individuos. En este sentido la dimensión abstracta del trabajo se «apropia»,
abstracto y monótono del tiempo del que dicha dinámica se alimenta para subsistir. por así decirlo, de la dimensión concreta” (Postone, 2006, 449). La autocontradictoriedad del capital no es de
orden, pues, ni lógico ni ontológico, no nos garantiza su necesario “derrumbe”: consiste en que desata, con su
5 “La dialéctica, en la que cada nuevo nivel de productividad es redeterminado como nivel básico del marco tendencia hacia la autovalorización incesante, una dinámica histórica por su misma naturaleza contraria a la
temporal abstracto de referencia que funciona como una norma coaccionadora socialmente general, puede ser dominación abstracta. Que ésta siga estando guiada por el “sujeto automático” sólo depende de que este siga
conceptualizada como un proceso por el cual el carácter social del trabajo, en tanto actividad productiva, se siendo capaz de absorber abstractivamente el trabajo concreto de los individuos vivientes. Pero no es a priori
convierte estructuralmente en un atributo de la totalidad, totalidad que, aunque esté constituida por la práctica vaticinable ni que lo siga siendo ni que no.

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profetismo ético judío con la que contamos, algo así como una “extravagante hipótesis”: Obras citadas
lo político como limitación, no de la violencia, sino de la responsabilidad hiperbólica
para con el otro mediada por la llegada del tercero que introduce la medida y la justicia Abensour, Miguel (2007): Para una filosofía política crítica, Anthropos, Barcelona.
(no abstractas, sino dirigidas a una singularidad intransferible, pues seguimos estando Abensour, Miguel (2017): La democracia contra el Estado. Marx y el momento maquiave-
ante un otro del otro: imposible no evocar aquí la Crítica del programa de Gotha); lo liano, Catarata, Madrid.
político como “el tiempo del paso de la disimetría de la relación ética a la reversibilidad Domènech, Antoni (2004): El eclipse de la fraternidad. Una revisión republicana de la
entre ciudadanos” (Abensour, 2007, 302), reversibilidad siempre tensionada por lo an- tradición socialista, Crítica, Barcelona.
árquico y u-tópico, por lo irreducible a principio, de la relación ética, de la proximidad: Levinas, Emmanuel (2003): De otro modo que ser o más allá de la esencia, Sígueme,
relativización de lo político que es más su fisura y sobredeterminación internas que esa Salamanca.
reducción a una instancia ajena (la “ética”) que buscan ciertas lecturas ideologizantes de Marx, Karl (1982): “Crítica del Derecho del Estado de Hegel”, en Escritos de juventud,
Levinas. En los intersticios de lo político se abre una exigencia infinita: la de un “más FCE, México D.F.
allá del Estado en el Estado”, como Levinas intituló una de sus lecturas talmúdicas. En Marx, Karl (1984): El capital. Crítica de la economía política, Libro I, Vol. 1, Siglo XXI,
él ha de seguir reverberando, por muy tenuemente que sea, el emplazamiento que, contra Madrid.
todos los presupuestos de la “antropología” liberal, el otro me hace antes de todo consen- Marx, Karl (2007): Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grun-
timiento o compromiso por mi parte, “antes de cualquier relación contratada” (Levinas, drisse), vol.1, Siglo XXI, México D.F.
2003, 148). Es en este sentido dia-crónico, irrecuperable e intematizable por el saber, que Marx, Karl (2010): El capital. Crítica de la economía política, Libro I, Vol. 2, Siglo XXI,
la inyunción bíblica de amar al prójimo lo convierte, “de golpe”, en mi hermano, más allá Madrid.
de toda biología, de todo parentesco y de todo melifluo humanitarismo, y desbaratando la Marx, Karl (2014): “Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de Tra-
lógica irrefrenable del conatus individualista posesivo: bajadores sobre la guerra civil en Francia en 1971”, en Marx, Karl; Engels, Friedrich;
Lenin, Vladimir Illich (2014): La Comuna de París, Akal, Madrid.
Aquí la fraternidad precede a la comunidad del género. Mi relación con el otro en Pašukanis, Evgeni (1976): Teoría general del derecho y marxismo, Labor, Barcelona.
tanto que prójimo confiere sentido a mis relaciones con todos los otros. Todas las Postone, Moishe, (2006): Tiempo, trabajo y dominación social, Marcial Pons, Madrid.
relaciones humanas, en tanto que humanas, proceden del desinterés. […] Ello quiere Poulantzas, Nicos (2007): Poder político y clases sociales en el Estado capitalista, México
decir de modo concreto y empírico que la justicia no es una legalidad que rige las D.F., Siglo XXI.
masas humanas, de la cual se saca una técnica de «equilibrio social» poniendo en
armonía fuerzas antagónicas, lo cual sería una justificación del Estado dejado a sus
propias necesidades. […] La justicia, la sociedad, el Estado y sus instituciones –los
intercambios y el trabajo comprendido a partir de la proximidad–; todo ello significa
que nada se escapa al control propio de la responsabilidad del uno para con el otro.
Es importante encontrar todas estas formas a partir de la proximidad, en la cual el ser,
la totalidad, el Estado, la política, las técnicas o el trabajo están en todo momento a
punto de encontrar su centro de gravitación en ellos mismos, de juzgar por su propia
cuenta (Levinas, 2003, 239).

Cabría leer, para concluir, este texto como una suerte de “manifiesto” republicano que
invierte por completo las coordenadas metafísicas, psíquicas, morales, jurídicas y económi-
cas desde las que pensamos la política y nuestra vida en común al menos en dos sentidos:
rebatiendo que la praxis tenga un “principio” (el “saber”, el “interés”, …) y revelando su
(in)condición an-árquica, sólo sostenida por la “proximidad” del prójimo y la justicia inte-
matizable que brota de la coordinación horizontal de los distintos “otros”. Pero, ciertamente,
se trata de un republicanismo aún por venir, cuyo barrunto en la obra marxiana, que aquí
hemos intentado desplegar, tal vez sea uno de los acicates que nos sigan exhortando a beber
de ella para enfrentarnos a nuestro incierto futuro.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 75-89 76 Santiago J. Napoli
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/330501
Cuando la materia de análisis la constituye la sociedad actual o, siendo más abarcado-
res, el género humano en su expresión más reciente, el peso que implica la realización del
diagnóstico es tal que cualquier solución o remedio propuestos despiertan sospechas. Esta
situación se agrava cuando los efectos negativos ya han empezado a manifestarse, pues en
El ideal político a través de los siglos: Schiller y Cohen en este caso se requiere el hallazgo un medicamento curativo en lugar de uno preventivo.
torno a la fraternidad y la revolución del sentimiento Además del diagnóstico y el remedio debe tenerse en cuenta la manera en que se relacio-
nan el uno con el otro, lo cual refiere inmediatamente a la cuestión de la administración del
propio fármaco. Si se prueba que los efectos de este último pueden ser beneficiosos, entonces
The political ideal through centuries: Schiller and Cohen on la vía de aplicación, la terapia a seguir y las dosis recomendadas son factores importantes.
Y si, como se dijo, se trata de la sociedad real y efectiva, la decisión de cómo administrar
fraternity and revolution of sentiment el remedio no puede ser apresurada, dada la sensibilidad del elemento a tratar.
Dos pensadores de diverso trasfondo académico, herederos de tradiciones políticas y
filosóficas casi diametralmente opuestas e hijos de épocas inconmensurables entre sí en
SANTIAGO J. NAPOLI* muchos aspectos, se aproximan, sin embargo, en el diagnóstico, el remedio y su administra-
ción respecto de la sociedad de su tiempo. Friedrich Schiller (1759-1805) y Gerald Cohen
(1941-2009) descubren, en el seno de una humanidad signada por el incipiente o desarrollado
capitalismo, según el caso, que habitan bajo el régimen de las mayores desigualdades a las
Resumen: El presente trabajo analiza los diag- Abstract: This paper analyses the diagnoses, que ha dado lugar la historia hasta el momento.
nósticos, las soluciones, y el modo de implemen- solutions and means of implementation of an El análisis sociopolítico de ambos autores revela que, lejos de hacerse cargo de la desigual-
tación de un orden social igualitario por parte egalitarian social order outlined by Friedrich dad, su actualidad se ha encargado de incentivarla. Pero el elemento de mayor interés tiene
de Friedrich Schiller y Gerald Cohen. Para ello, Schiller and Gerald Cohen. To accomplish that,
ambos pensadores consideran la necesidad de both thinkers consider the urgency of eradicating que ver con las soluciones ofrecidas por Schiller y Cohen, pues ambas tienen que ver con
erradicar el egoísmo y la desconfianza mediante egoism and mutual mistrust through a cultural el fomento de ciertas actitudes en el individuo, revelando una fuerte preocupación de índole
una transformación cultural de tipo fraternal, transformation of a fraternal type, encouraged by práctica. La implementación de tales virtudes se daría a través de un cambio en la manera
fomentada por el “temple de ánimo estético” an “aesthetic mood” (Schiller) and a “principle de sociabilizar y requiere una transformación primordialmente sensible. Este tercer elemento,
(Schiller) y el “principio de comunidad” (Cohen). of community” (Cohen). Therefore, the authors
Asimismo, los autores enfatizan la relevancia de emphasize the significance of an aspect common imprescindible a la hora de conseguir una sociedad más libre y justa1, aproxima a los pensa-
un aspecto común a sus reflexiones: la pugna to their reflections: the struggle for the realization dores alemán y canadiense, pero ahora al parecer los aleja de la moral, o al menos de la pura
por la realización de una “revolución del senti- of a “revolution of sentiment”, a tool recognized normatividad. La implementación del remedio para mejorar la sociedad pasa a formar parte
miento”, herramienta reconocida como la más as the most appropriate to teach human being the del reino de las motivaciones, las prácticas comunes, la sociabilidad, el gusto y la estética.
adecuada para educar al hombre en el valor de la value of fraternity.
fraternidad. Keywords: Cohen, Fraternity, Equality, Este trabajo se propone mostrar las herramientas teóricas diseñadas por Schiller y
Palabras clave: Cohen, Fraternidad, Igualdad, Recognition, Schiller, Sentiment. Cohen para combatir las desigualdades presentes en la sociedad de su época. Para ello
Reconocimiento, Schiller, Sentimiento. será necesario, en primer lugar, exponer el análisis sociopolítico de cada autor desde su

1 Entendemos que la preocupación central de Schiller strictu sensu es cómo conseguir una sociedad más libre,
1. Introducción mientras que Cohen se interesa más por lograr una sociedad más justa. En este sentido podría pensarse que la
igualdad perdería importancia, debido a que la desigualdad dejaría de ser uno de los problemas centrales. Pero,
como veremos más adelante, la libertad schilleriana y la justicia coheniana se identifican casi completamente
Una vez llevado a cabo un determinado diagnóstico, resulta conveniente evaluar qué con la noción de igualdad y, cuando no lo hacen, los autores se encargan de mostrar que sin ella jamás podría
efectos se siguen del estado de cosas observado. También suele ser necesario dar cuenta de darse una sociedad libre o justa.
las intensidades de tales efectos, es decir, las velocidades con las que serían capaces de alte- La preocupación por la desigualdad tal como atraviesa la obra de Cohen se exhibe con gran claridad en el tra-
bajo de Eliane Saadé (2015) a la luz de la crítica del politólogo canadiense al concepto de justicia desarrollado
rar o destruir el propio objeto de diagnosis u otros en relación con él. Finalmente, si se busca por John Rawls. La autora demuestra que la crítica de Cohen “constituye el rescate de la íntima relación entre
evitar o revertir situaciones nocivas, el descubrimiento de un remedio se vuelve urgente. justicia e igualdad” (Saadé, 2015, 216). Salvo que se aclare lo contrario, las traducciones son todas propias.
Más adelante se verá que Schiller intenta mostrar que la desaparición de las desigualdades redunda en un incre-
Recibido: 08/05/2018. Aceptado: 09/07/2018. mento de la libertad de los hombres. Asímismo, el dramaturgo forma un concepto de libertad compatible con
* Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur (UNS) – CONICET, Argentina. Correo: santi- la igualdad: la libertad estética (ästhetische Freiheit). Dicha noción, que no es objeto de análisis del presente
napo@gmail.com. Licenciado en Filosofía, becario doctoral por el Consejo Nacional de Investigaciones Cientí- trabajo, es tratada en un artículo de Klaus Düsing (2014), especialmente en la medida en que se separa de la
ficas y Técnicas (CONICET) . Líneas de investigación: teoría del conocimiento en el Romanticismo temprano libertad de la razón práctica postulada por Kant, para constituirse como una libertad más igualitarista.
alemán, en particular en los pensamientos de Schiller y Novalis.
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
El ideal político a través de los siglos: Schiller y Cohen en torno a la fraternidad ... 77 78 Santiago J. Napoli

situación histórica. A tal efecto, se tendrá en cuenta el hecho de que Schiller se constituye Antes de abstraerse sobre elementos de teoría política u observar los tipos de gobierno
como un representante del pensamiento liberal/romántico alemán de finales del siglo XVIII, predominantes, el dramaturgo alemán echa una mirada a la sociedad europea de su tiempo.
mientras que Cohen se hace eco del igualitarismo socialista relativo al marxismo analítico Allí, descubre el siguiente panorama:
anglosajón2. Así, se hará manifiesta la perspectiva desde la cual ambos pueden decir que su
actualidad es desigual, injusta, decadente o egoísta. En segundo lugar, se intentará exponer el egoísmo ha fundado su sistema en el seno de la más refinada sociabilidad y, sin
en qué consiste la solución propuesta para mitigar o eliminar las desigualdades. Se observará sacar ventaja de un corazón sociable, padecemos todos los males y sufrimientos de
entonces el rol jugado por las nociones de ethos igualitarista (egalitarian ethos) en el caso de la sociedad. Sometemos nuestro libre juicio a su opinión despótica, nuestros senti-
Cohen y de temple de ánimo estético (ästhetischer Zustand) en el caso de Schiller, en tanto mientos a sus extraños usos, nuestra voluntad a sus tentaciones. Frente a sus derechos
afines a la idea de fraternidad (fraternité) tal como fue concebida a partir de la Revolución sagrados solo imponemos nuestra arbitrariedad. Una orgullosa autosuficiencia encoje
Francesa. En tercer lugar, se exhibirá el modus operandi de la transformación sensible o el corazón del hombre de mundo, que suele latir más armónico en el rudo hombre de
motivacional en el individuo y en la sociedad. Dicha revolución en el sentimiento facilita la naturaleza. Como en una ciudad que se incendia, cada uno intenta salvar sus tristes
una aproximación a la idea de igualdad a través de la sociabilidad, concepto estimado tanto posesiones de la devastación3 (Schiller, 2004, 580).
por Schiller como por Cohen en sus vertientes ética y estética, respectivamente. Finalmente,
serán exhibidas las consideraciones conclusivas sobre lo trabajado. Lo observado por Schiller no es más que una sociedad decadente en la cual reina el
Respecto de Schiller, el cuerpo central de análisis lo constituyen las Cartas sobre la espíritu del individualismo y el lucro. El poeta reconoce que “lo útil es el gran ídolo de
educación estética del hombre (Schiller, 2004, 570-699), también denominadas Cartas la época, al que deben someterse todas las fuerzas y tributar homenaje todos los talentos”
estéticas y publicadas bajo el nombre de Über die ästhetische Erziehung des Menschen in (Schiller, 2004, 572). Su crítica a la moral egoísta y materialista del apenas desarrollado
einer Reihe von Briefen en el año 1795. El texto en cuestión expone las cuestiones centrales capitalismo es compartida por gran cantidad de pensadores posteriores. Entre ellos destacan
del pensamiento estético y político de Schiller en su etapa de mayor madurez filosófica. los llamados “socialistas utópicos” o “pre-marxistas”, quienes, al igual que Schiller, no atri-
En cuanto a Cohen, se trabajará esencialmente en torno a los textos ¿Por qué no el buyen los males de la época a un régimen económico determinado sino a la propia cultura
socialismo? (Cohen, 2011) y Si eres igualitarista, ¿cómo es que eres tan rico? (Cohen, de la Modernidad y su debilidad moral4.
2001a), donde aparecen las reflexiones más importantes en torno a la superación de las Con la Ilustración, el hombre adquirió nuevas habilidades, pero también acentuó algunos
desigualdades sociales. Esto no implica desconocer lo dicho en otras obras, especialmente de sus vicios. En este sentido, Schiller reconoce que
lo desarrollado en Rescuing Justice and Equality (2008) y lo esbozado en el breve ensayo
Vuelta a los principios socialistas (2001b). la cultura, muy lejos de liberarnos, desarrolla una exigencia con cada fuerza que
nos inculca; los lazos de la materia nos oprimen cada vez más angustiosamente, de
2. El diagnóstico: la sociedad desigual como reino del egoísmo tal modo que el miedo a perder ahoga incluso nuestro ardiente deseo de mejorar, y
hace valer la máxima de la obediencia ciega como la suprema sabiduría de la vida5
Friedrich Schiller es un intelectual consciente de su tiempo. Las Cartas sobre la educa- (Schiller, 2004, 281).
ción estética del hombre, redactadas entre 1793 y 1795, intentan resolver la cuestión más
apremiante del momento: la conquista de la libertad y de la igualdad para una sociedad Schiller reconoce que el cultivo del aspecto racional del individuo posibilitó el desarrollo
moderna. El autor declara que “tanto el filósofo como el hombre de mundo fijan sus ojos, de la libertad de comercio y de pensamiento, permitió la tolerancia religiosa y perfeccionó
esperanzados, en el escenario político, donde ahora parece resolverse el gran destino de la el trato entre los hombres. A esto se añade una relativa mejora material de las condiciones
humanidad” (Schiller, 2004, 572). Este escenario no es otro que el representado por la Revo- de vida. Todas estas ventajas hacen posible dejar atrás el alto grado de salvajismo predo-
lución Francesa, cuyos turbulentos acontecimientos trascendieron las orillas del Rin para dar minante en épocas pasadas. No obstante, también se descubre una serie de vicios que, lejos
lugar a los análisis de muchos intelectuales de la Ilustración, el Clasicismo de Weimar y el de elevar el género humano, lo envilecen incluso por debajo de la animalidad. Además del
Romanticismo alemanes. citado egoísmo, predomina una fuerte incredulidad general y una marcada censura hacia la
sensibilidad de las llamadas “clases inferiores”.

2 El marxismo analítico es la línea teórica de trabajo desarrollada por el “grupo de septiembre” desde finales de
los años setenta. Entre otras cosas, los marxistas analíticos reconocen la necesidad de repensar el marxismo y 3 Todas las traducciones de la obra son propias.
la posibilidad del socialismo a la luz de conceptos como justicia, igualdad, explotación o mercado. Asimismo, 4 Asimismo, reconocemos también el principal antecedente a la crítica de Schiller en la figura de Jean-Jacques
apelan a las herramientas teóricas propias de la filosofía analítica. Una caracterización exhaustiva, junto con Rousseau, quien en 1750 mostró en su Discours sur les sciences et les arts cómo el exceso de cultura, producto
el rol que ocupan los trabajos de Gerald Cohen en la conformación del grupo, puede encontrarse en Gargarella del “civismo”, traía consigo la pérdida de las buenas costumbres, presentes en épocas más primitivas.
(1999, 99-123). 5 Todas las traducciones de la obra son propias.

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El reino del egoísmo y la desconfianza redunda en un clima general de miedo y titubeo, ¿Por qué los mejor posicionados operan de manera maximizadora, aún bajo las restriccio-
donde los déspotas de la razón y los salvajes no cultivados son incapaces de reconocerse nes del principio de diferencia rawlsiano? Cohen respondería: sencillamente porque pueden.
como iguales. Frente a ello, Schiller cree hallar la única solución posible, tal como veremos Se admite entonces la existencia de una determinada disposición de valores morales que no
más adelante, en el fenómeno de la bella sociabilidad propiciada por el temple de ánimo necesita que las personas sean justas, sino más bien lo contrario. En el marco del capitalismo
estético. “debe atribuirse a los más productivos un egoísmo antiigualitarista” (Cohen, 2001a, 164). Al
Gerald Cohen pone la lupa sobre su propio siglo y observa aspectos que bien podrían parecer, los principios del mercado requieren una sociedad en la que, como en el panorama
emparentarse con el diagnóstico social de Schiller. Sus análisis son el fruto de un largo schilleriano, reinen el egoísmo, la desconfianza y el miedo.
período de trabajo en torno al concepto de justicia, cuyo disparador fue la obra cumbre del La pérdida de ciertas virtudes y hábitos a partir de la consolidación del capitalismo no
pensador John Rawls: Teoría de la Justicia (2000), publicada originalmente en el año 1971. significa que este último las haya hecho desaparecer y haya instaurando otros valores en su
A esto se agrega una larga búsqueda por repensar el socialismo a la luz de los acontecimien- lugar. Cohen afirma:
tos históricos de finales del siglo XX. Estas circunstancias hacen que la obra del teórico
político canadiense esté marcada por sus críticas a la noción de justicia rawlsiana, al mismo el capitalismo no inventó ni la codicia ni el temor, por supuesto: están profundamente
tiempo que intenta hallar los conceptos apropiados para constituir una justicia social más arraigados en la naturaleza humana. Pero al contrario que su predecesora – la civili-
igualitaria que la de su predecesor6. zación feudal -, que tenía la gracia (cristiana o alguna otra) de condenar la codicia,
Cohen vislumbra, como Schiller, que el predominio de determinados elementos es el capitalismo la celebra (Cohen, 2011, 34).
corrosivo para cualquier sociedad que se precie de bregar por la igualdad de sus miembros.
Así, argumentará contra el principio de diferencia postulado por Rawls y defendido por sus El capitalismo ha hecho virtudes a partir de ciertos vicios, como es el caso del temor y
discípulos. Dicho principio, en una de sus formulaciones más conocidas, dice: el egoísmo; en ello yace parte de su novedad. La posibilidad de eliminar las desigualdades
pasa, según Cohen, por el lado de la ética, pues es una cuestión de valores y convicciones
las desigualdades económicas y sociales han de ser estructuradas de manera que personales. Esta idea desestima la mera transformación de la estructura económica preten-
sean para: dida por muchos de los marxistas hacia mediados del siglo XX. De hecho, Cohen reforzará
a) mayor beneficio de los menos aventajados, de acuerdo con un principio la imagen del propio Marx como alguien especialmente preocupado por los valores de su
de ahorro justo, y época, es decir, por la ideología predominante. Gracias a ello, el intelectual alemán escaparía
b) unidos a los cargos y las funciones asequibles a todos, en condiciones al relato según el cual habría elaborado una teoría completamente más allá de toda moral y
de justa igualdad de oportunidades (Rawls, 2006: 280). toda justicia. Junto a Cohen, y en gran medida gracias a él, “muchos analíticos han encon-
trado, en aquel ‘residuo [ideológico]’, el corazón de la contribución marxista a nuestra vida
Rawls, indica Cohen, pretende que las desigualdades sean al menos desigualdades justas, contemporánea” (Gargarella, 1999, 123).
al beneficiar a los menos aventajados y establecer una igualdad de oportunidades equitativa. Cohen cree que, si se quiere un orden social menos desigual, como indicaría cualquier
Pero lo que el principio de diferencia no contempla es la propia sociedad a la que se intenta formulación clásica del socialismo, el camino no puede dejar de lado la transformación ideo-
aplicar. Si, dadas ciertas desigualdades, se beneficia efectivamente a los menos aventajados, lógica. Todo lo que el capitalismo corrompió deberá ser restituido mediante una metamor-
esto sucede “solo en tanto los productores talentosos operan como maximizadores auto- fosis, no solamente de las instituciones, sino directamente de las personas. Siguiendo este
interesados” (Cohen, 2008, 114). El principio de Rawls distribuye en favor de una menor razonamiento, el politólogo canadiense sostiene que sin el desarrollo de un ethos igualitario
desigualdad solo porque obliga a los más talentosos, es decir, a aquellos que producen y jamás podrá alcanzarse la sociedad más justa.
ganan más7, a ser justos con los menos afortunados. Pero Cohen muestra cómo dicha obli-
gación no invalida el hecho de que los más aventajados “requieran incentivos desiguales 3. Comunidad y sociabilidad: el renacer de la fraternidad
para producir más” (Cohen, 2008, 104).
Una vez desnudados los valores que imperan en el mundo desigual, puede ofrecerse la
solución para salir de la apremiante situación actual. Cohen no piensa que un cambio de
6 Este trabajo se interesará por la refutación de Cohen a los conceptos de la teoría rawlsiana solo en la medida en actitud en las personas baste para conseguir la mentada igualdad, pero sí está convencido de
que ayude a comprender los problemas intrínsecos a la sociedad capitalista y la serie de soluciones propuestas la necesidad de “que el dominio de la igualdad socialista de oportunidades se vea templado
para lograr una organización más justa e igualitaria. Dicho en otras palabras: se hará hincapié más en la parte por un principio comunitario” (Cohen, 2011, 30). Aparece aquí nuevamente la idea de un
constructiva que en la parte crítica de la obra de Cohen. socialismo realizado en plenas circunstancias de justicia y no más allá de la misma.
7 Cohen utiliza la expresión “talentoso” (talented) justamente para hacer referencia a aquellas personas capaces
de realizar su trabajo de manera más eficiente y productiva que el resto bajo las mismas circunstancias. En este El principio comunitario, a diferencia de la igualdad socialista de oportunidades, reclama
sentido, se trata del grupo social más beneficiado por la “lotería natural”. a una sociedad “que a las personas les importen los demás, y que siempre que sea necesario

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y posible los cuide” (Cohen, 2011, 30). Si se logra que cada uno adquiera e interiorice este de la igualdad yace en la eliminación de dicha unilateralidad. El régimen político más justo
principio, se habrá conseguido un ethos igualitario, tan significativo como la igualdad de se consigue en la medida en que el individuo deja atrás sus dos impulsos contrapuestos10,
oportunidades liberal e incluso comparable a la igualdad socialista, pues su cumplimiento que lo llevan a querer o bien la ciega sensibilidad o bien la inflexible racionalidad. El arma
conlleva un cambio no meramente institucional, sino una repercusión directa en el interior con la que se cuenta para lograrlo es la belleza, donde entran en juego razón y sensibilidad
de cada individuo. por igual, sin excluirse la una a la otra.
En la consecución del principio de comunidad se ingresa en el ámbito de la ética, que Existe, para Schiller, un temple de ánimo estético, en el cual ni la racionalidad ni la sen-
en este caso nada tiene que ver con la ética del intercambio egoísta que impera en el capi- sibilidad constriñen al hombre. Cuando se experimenta la belleza, sea en la naturaleza, sea
talismo. Se trata de una ética de la reciprocidad comunitaria8, definida por Cohen una vez en el arte, sea en otro ser humano, se experimenta la libertad. “El hombre solo es hombre
postulado el principio de comunidad: cuando juega” (Schiller, 2004, 618), dice el poeta alemán, y solo cabe jugar con aquello
en lo que reconocemos el germen de la belleza. La mentada libertad schilleriana es de tipo
la reciprocidad comunitaria es el principio anti-mercado según el cual yo le sirvo estético, pues hace del individuo una totalidad plenamente determinable y no determinada
a usted no debido a lo que pueda obtener a cambio por hacerlo, sino porque usted por ninguna facultad en particular. Asimismo, ella posee la ventaja de poder trasladarse al
necesita o requiere mis servicios, y usted me sirve a mí por la misma razón (Cohen, orden social para eliminar los males propios del reino del egoísmo y la desconfianza mutua.
2011, 33). El temple de ánimo estético al que lleva la belleza permite, en el plano intersubjetivo,
“aprender a apreciar el modo armónico (bello) en el que el otro se nos presenta” (Acosta,
El principio de comunidad muestra la presencia de la justicia en el seno de una sociedad. 2012, 242). El reconocimiento estético acontece cuando las cadenas de la moral y la sen-
Gracias a ella, los individuos tienen la posibilidad de transformar una realidad desigual cada sibilidad ya se han roto, pues ambos elementos se encuentran aunados en la belleza. Surge
vez que procuren por los demás y les sirvan sin esperar nada a cambio. Esto no significa así el elemento transformador, la sociabilidad (Geselligkeit), que para Schiller repercutirá en
ignorar lo que sucede con la estructura económica ni dejar de lado los modos de producción una escala mayor para dar como resultado un Estado estético (ästhetischer Staat).
imperantes en cada época; se trata simplemente de reconocer que el comunismo tiene que Schiller se encarga de distinguir el Estado estético, que logra un auténtico carácter socia-
ser justo, y que “entre las ‘sencillas leyes’ de la moral y la justicia [comunistas] figura la ble, del Estado dinámico de la naturaleza y el Estado ético de la moral:
fraternidad” (Lizárraga, 2013, 10).
El propio Rawls reconoce la importancia de la fraternidad al emparentarla con el princi- el Estado dinámico apenas puede hacer posible la sociedad en la medida en que
pio de diferencia y por ello también con la virtud aristotélica de “no querer tener mayores somete la naturaleza a través de la naturaleza; el Estado ético solo puede hacerla
ventajas a menos que esto sea en beneficio de quienes están peor situados” (Rawls, 2006, (moralmente) necesaria, en la medida en que subordina la voluntad individual a la
107). Cohen, como se advirtió, cuestiona tal principio bajo su forma institucional9 al deve- voluntad general. Únicamente el Estado estético puede hacerla real, pues cumple la
lar su absoluta compatibilidad con una sociedad egoísta y maximizadora. Sin embargo, él voluntad del todo a través de la voluntad del individuo. Si la necesidad empuja al
mismo retoma la tarea de hacer que su propio principio de comunidad, ahora emparentado hombre a la sociedad y la razón siembra en él principios sociables, solo la belleza
con la fraternidad, funcione en el marco de un igualitarismo socialista. Así es como reco- solo puede darle un carácter sociable11 (Schiller, 2004, 668).
noce la latencia de aquel estandarte de la Revolución Francesa en una antigua aspiración
socialista: “extender el principio de comunidad al conjunto de nuestra vida económica” Como ocurría con el principio de comunidad de Cohen, la belleza logra la templanza
(Cohen, 2001b, 163). de la justicia inflexible, impuesta por las leyes de la razón. Con ello demuestra que “los
La tarea de promover la fraternidad comunitaria para lograr el ideal de igualdad implica elementos conceptuales solo pueden arraigar a través de la transformación producida por
una completa metamorfosis social. Si la solución es la adquisición de un nuevo ethos igua- los afectos más puros” (Napoli, 2017, 18), necesaria para sortear la rigidez del imperativo
litarista, el camino que conduce a ella tiene que ver con el medio por el cual el individuo moral. Aparece aquí una amistad o simpatía que se genera con el gusto estético y que hace
puede ser transformado a fin de interiorizar el nuevo principio de comunidad. Más adelante posible una sociedad más libre y fraternal.
se verá de qué tipo de transformación se trata. Ahora bien, cabe preguntar en qué sentido el carácter sociable elimina las desigualdades
Schiller reconoce que la única manera de dejar atrás el reino del egoísmo es engendrar en de un orden político que Schiller definió como individualista, mezquino y materialista. La
la sociedad una totalidad de carácter. El hombre es el ser más unilateral de todos, y el secreto

8 Cohen afirma que toda sociedad es una red de provisión mutua. Pero “en la sociedad de mercado ese carácter 10 Existe poca bibliografía en castellano sobre el desarrollo antropológico que realiza Schiller a partir de la Carta
mutuo es solo un producto derivado de una actitud que no es mutua, sino fundamentalmente de no reciproci- XI, llamado comúnmente “teoría de los impulsos”. Un trabajo recomendable al respecto es el de Berghahn
dad” (Cohen, 2011: 37. Cursivas en el original). (2009), quien expone el mayor descubrimiento de Schiller: el impulso intermedio gracias al cual el hombre
9 En términos rawlsianos, Cohen criticaría la sola aplicación del principio de diferencia en la “estructura básica escapa a la unilateralidad de la razón y la sensibilidad, denominado “impulso de juego” (Spieltrieb).
de la sociedad”. 11 Cursivas en el original.

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propia naturaleza de la belleza brinda una de las respuestas posibles a esta cuestión. La respecto a otra vieja panacea, que no es (excepto, a veces, indirectamente) una apolo-
experiencia frente a un escenario constituye uno de los modelos por antonomasia. Allí, gía de la desigualdad, sino una receta para eliminarla. Esta panacea dice que para que
se supere la desigualdad, es necesario que haya una revolución en el sentimiento o
se estimula la independencia respecto de la sensibilidad y la racionalidad, que dividen en la motivación, en oposición a una (mera) revolución en la estructura económica13
al hombre según el estamento o la moda, y se hace a los espectadores iguales entre (Cohen, 2001a, 163).
sí, hermanándolos a través de una simpatía unificadora. Esta igualdad del hombre
delante del escenario brinda un breve panorama acerca de la aún no lograda igualdad Schiller, por su parte, asegura que, para precipitarse en el mundo estético, el individuo
del hombre frente a la ley, que tendría lugar fuera del teatro (Zumhof, 2014, 283). debe ser capaz de transformarse partiendo de su misma realidad efectiva, pues “para llegar
[al temple de ánimo ideal] el hombre necesita una total revolución en su pleno modo de
Como sucede en el escenario, la experiencia de lo bello no permite ni el egoísmo ni la sentir, sin la cual ni siquiera podría encontrar el camino que conduce al propio ideal”14
búsqueda desmesurada por aventajarse sobre otros, precisamente porque el propio reco- (Schiller, 2004, 662). La legalidad de lo bello comienza con la propia naturaleza sensible;
nocimiento estético no autoriza a una desigualdad en el trato. Schiller afirma que “en este al transfigurarla, ya se halla en el camino que conduce hacia la igualdad.
reino de la apariencia estética se cumple también el ideal de igualdad” (Schiller, 2004, Todo indica que tanto el Estado estético como la sociedad igualitaria en circunstancias
669), puesto que cada persona descubre en la otra una manifestación de la bella apariencia. justas presuponen una revolución sensorial. Cohen no ve otro modo de llegar a su mentado
Así es como “se establece un modo de interacción entre individuos en el que nadie posee ethos igualitarista que mediante el establecimiento de un hábito fuertemente arraigado en
mayores privilegios” (Acosta, 2012, 243). La sociabilidad estética es una expresión más las propias motivaciones. Dicha labor es ardua, pues presupone un cambio en la estrategia
de la fraternidad, que permite la unidad entre los hombres y los hace capaces de borrar los formativa de la propia subjetividad. Por fortuna, se trata de un elemento ya presente en la
vicios del feroz salvajismo y la rígida legalidad de la razón. En este sentido, es una “bella propia tradición socialista. De hecho, la propuesta de adquirir un ethos igualitarista es plena-
comunicación [que] unifica la sociedad, porque se refiere a lo que hay en común en todos mente compatible “con el énfasis de Marx – y de otros tantos socialistas – en la solidaridad
y cada uno de los hombres12” (Schiller, 2004, 668-669). y la cooperación como valores cruciales del comunismo” (Lizárraga, 2016, 205).
Dicho ideal solo se cumple en el reino donde impera la belleza, es decir, en el Estado El ethos igualitarista lleva dentro de sí el aspecto humano sensible. En la medida en que
estético. Fuera de este ámbito de perfección social, la igualdad y la libertad todavía no están es “un grupo de sentimientos y actitudes en virtud del cual su práctica normal y sus presiones
garantizadas. Queda por ello la ardua tarea de expandir la sociabilidad con la finalidad de informales son lo que son” (Cohen, 2001a, 197), el ethos no puede disociarse de la formación
aproximarse al ansiado Estado estético. Como se verá, es en este último punto donde las en el sentimiento que conduce a la sociabilidad, que a su vez lleva a la igualdad. Es en el propio
propuestas de Schiller y de Cohen se aproximan más, aún a instancias de su distancia his- reino de la materia, tal como afirma Schiller, donde los educadores del futuro fundarán una
tórica e ideológica. segunda Ilustración, en este caso de carácter estético y no solamente político o civilizatorio.
La templanza de la belleza, afirma el dramaturgo, permite reconocer en el otro un espí-
4. Una completa revolución de los sentidos ritu estéticamente libre, y por ello mismo de igual naturaleza que el propio. En este estado
de equilibrio, no se cuestionan ni se censuran los defectos morales. Gracias a ello, puede
El viejo valor de la fraternidad se ejemplifica, por un lado, en el carácter sociable del decirse que la formación estética, que comienza en la sensibilidad y en las primeras mane-
temple de ánimo estético. Por otro lado, aparece en el principio de comunidad, que atempera ras sociales, constituye una verdadera filantropía, “contrapuesta a una filantropía hipócrita
la pura igualdad socialista de oportunidades. A pesar de que Schiller y Cohen descubren la consistente en juzgar rigurosamente a los demás de acuerdo a un ideal de perfección que
solución para eliminar el régimen de las desigualdades en los aspectos estético y ético del uno mismo no está dispuesto a cumplir” (Acosta, 2012, 245).
hombre respectivamente, ello todavía no indica nada acerca del modo en que dicha solución Schiller cree que la libertad y la igualdad se cumplen en el Estado estético porque la sen-
es dispuesta para un determinado cuerpo social. sibilidad recibe una completa transformación, en la cual incluso la facultad racional es cuida-
La estrategia para la introducción del hábito social igualitarista apunta a la sencilla dosamente formada para no ser exigente, egoísta o despiadada. Así, acontece una revolución
facultad de la sensibilidad. Cohen reconoce que el camino hacia el socialismo exige una político-sensorial en la comunidad, que transforma la miseria de la realidad sensible sin por
considerable disminución del egoísmo en el comportamiento individual y social. En este ello precipitarse en una idealidad moral. Esta transformación obliga al sabio, al ilustrado y al
sentido, expresa su afinidad con talentoso a dejar atrás su individualismo e inclinarse con agrado ante todo otro hombre para
reconocer nuevas naturalezas no-unilaterales. En esta sociedad educada estéticamente, “todos,
incluso los instrumentos de trabajo, son ciudadanos libres, con los mismos derechos que el
12 Siguiendo esta tesis, Jürgen Habermas interpreta la sociabilidad propuesta por Schiller en clave política, al
punto de entender en el fenómeno estético la manifestación de una auténtica razón comunicativa (Cfr. Haber- 13 Cursivas en el original.
mas, 1986, 62-64). 14 Cursivas en el original.

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más noble de ellos, y el entendimiento, que somete violentamente a sus fines a la paciente ¿Cómo influir directamente sobre la sensibilidad? ¿Es necesario realizar el cambio ya
masa, debe aquí pedir su asentimiento” (Schiller, 2004, 669). No hay lugar para privilegios desde la propia materialidad, es decir, desde las facultades antiguamente llamadas “inferio-
ni desventajas ofensivas; si la sociabilidad estética pasa a formar parte de la vida política, la res”? ¿Puede un ethos estético o igualitario penetrar en el área de lo pre-racional, o solo sale
propia comunicación se encargará de facilitar la amistad y la igualdad entre cada individuo. a la luz junto con aquello que ya es racional? Ni Schiller ni Cohen dan respuestas seguras al
Entiéndase aquí que la igualdad estimulada por Schiller puede fácilmente confundirse respecto. En el mejor de los casos, persisten en sus argumentaciones a favor de la igualdad,
con el concepto de libertad que brinda el mismo autor. Esto ocurre porque se trata de una y demuestran una vez tras otra por qué se trata de una transformación deseable. La sobria
concepción predominante en los años iniciales de la Revolución Francesa que el politólogo labor pedagógica de ambos autores parece concluir justo donde habían elaborado el diag-
Étienne Balibar denomina proposition d’Égaliberté. Se trata de una idea que enlaza la nóstico social acertado y creían haber dado con una potencial solución para la desigualdad.
igualdad con la libertad, según la cual “las situaciones en las cuales ambas están presentes
o ausentes son necesariamente las mismas”15 (Balibar, 2014, 48). Schiller, como tantos otros 5. Consideraciones finales
intelectuales afines con los ideales de la revolución, está convencido de que “no hay un solo
ejemplo de condiciones que eliminen o repriman la libertad que no eliminen o limiten – es A pesar de los dos siglos que los separan, Gerald Cohen y Friedrich Schiller encuen-
decir, que no extingan – la igualdad, y viceversa” (Balibar, 2014, 49). tran la misma serie de problemas estructurales en sus respectivas sociedades. Las palabras
El problema de la escisión entre igualdad y libertad no aparece de manera evidente en la “egoísmo” y “miedo” resuenan tanto para el poeta alemán como para el profesor de teoría
obra de Cohen16. Sin embargo, su propuesta formativa que parte del sentimiento y las moti- política canadiense, hecho que indica no solo la persistencia de tales vicios en el capitalismo
vaciones lo convierte, al igual que a Schiller, en heredero de los valores de la Revolución actual, sino además del mayor de los perjuicios acarreado por ellos: la desigualdad.
Francesa, especialmente en lo concerniente al concepto de fraternidad. Hacer del principio Respecto de las soluciones propuestas, así se trate de situaciones ideales o factibles,
de comunidad un hábito, es decir, un ethos, es llevar nuevamente la amistad a la sociedad. ambos pensadores se inclinan por el cultivo de una virtud olvidada: la fraternidad. Ella apa-
En este sentido, puede decirse que Cohen propone un modelo de comunismo con un alto rece como la indicada para templar una sociedad, lo que equivale a liberarla de las ataduras
grado de sociabilidad, quizás mayor que cualquier esbozo previo. e inflexibilidades que la constriñen. ¿Por qué un liberal-cosmopolita del siglo XVIII enfa-
La solución coheniana no excede los límites de la moral (como sí parece hacerlo la tizaría la misma virtud que un socialista del siglo XXI? La respuesta está en su confianza
propuesta de Schiller), puesto que Cohen entiende que “la acción inspirada moralmente no en la propia fraternidad para transformar los valores corrosivos dominantes en la sociedad.
es por su naturaleza una acción impuesta” (Cohen, 2008, 193). La extinción relativa del Cohen cree encontrar la templanza fraternal en el principio de comunidad, en tanto
egoísmo puede tomar la vía ética tranquilamente y sin culpas, ya que en definitiva se trata de elemento capaz de favorecer un tipo de justicia que establece lazos sociales no egoístas y
una educación en el hábito y en la costumbre, y no en exigencias demandadas externamente. escapa a la insuficiente igualdad de oportunidades socialista. La comunidad, como se dijo,
Si en el Estado estético reina un espíritu fraternal gracias a la templanza de la belleza y no al es el valor anti-mercado por excelencia, pues es el más indicado para generar simpatía en
cumplimiento del deber, en la sociedad comunista se logra poco a poco un ethos igualitarista, cada miembro de una sociedad. Cohen está convencido de ello al expresarlo en forma de
un grupo de sentimientos y actitudes cuya práctica normal no requiere realizar un esfuerzo anhelo: “que en la sociedad haya más comunidad, y no menos, ciertamente debería ser algo
desmedido o tomar decisiones sublimes. En este sentido, ni el temple de ánimo estético de positivo” (Cohen, 2011, 43).
Schiller ni el ethos igualitario de Cohen son ideales por encima del hombre efectivo; ambas Schiller, por su parte, afirma que en la realización del Estado estético desaparece el
nociones tienen su arraigo en la propia naturaleza sensible, social y cotidiana de cada uno. pernicioso régimen de las desigualdades, pero repara en la condición previa de lograr el
Ahora bien, el elemento más rico y a la vez más problemático aparece de modo emi- carácter social que encarna la fraternidad o amistad republicana17. El individuo descubre
nente en el concepto de “revolución en el sentimiento”. Schiller y Cohen creen ver en esta su propia constitución estética en el momento en que abandona el antagonismo existente
transformación el genuino desarrollo, o bien del principio de comunidad, o bien del carácter entre sus naturalezas sensible y racional. Desde ese momento, es capaz de establecer formas
estético. En estos casos no cabe plenamente una ética normativa, en la medida en que la de comunicación solidarias, sin necesidad de tratar a otros con desprecio ni exigirles una
pretendida adquisición de cualquier principio debe ahora tener cuenta el aspecto irascible emancipación imposible de realizar. Cuando “el otro despierta (…) en nosotros la tendencia a
del hombre, es decir, sus sentimientos o motivaciones. La formación de espíritus bellos u abrirnos a lo inconcebible de la singularidad de la existencia individual” (Acosta, 2012, 243),
hombres justos parece necesitar comenzar por los hábitos, el cuerpo y la vida. estamos antropológicamente equipados para reconocernos estéticamente como hermanos y
conjurar así el dominio del egoísmo y la desconfianza mutua.
15 En ese mismo artículo, Balibar define el concepto revolucionario de fraternidad como la mediación comunitaria
entre la igualdad y la libertad. La otra mediación posible, que también opera desde tiempos de la Declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano, es la establecida por el concepto de propiedad (Cfr. Balibar, 2014, 51-56).
16 En determinados apartados de Rescuing Justice and Equality, el autor argumenta contra ciertas objeciones 17 El término “amistad republicana” (republikanische Freundschaft), que Schiller utiliza como equivalente a la
relativas a la incompatibilidad igualdad/libertad provenientes del liberalismo. Se ve entonces forzado a resolver fraternidad, refiere más a sus dramas que a sus textos filosóficos. Se manifiesta como una virtud en Guillermo
ciertos dilemas (incluso trilemas) a los que se prestaría su propio igualitarismo (Cfr Cohen, 2008, 181-228). Tell [1803] y especialmente en Don Carlos, Infante de España [1787].

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
El ideal político a través de los siglos: Schiller y Cohen en torno a la fraternidad ... 87 88 Santiago J. Napoli

La revolución en el sentimiento es la piedra de toque que tanto Schiller como Cohen Entre los más de dos siglos que separan a Schiller y Cohen se encuentra el pensamiento
colocan a modo de herramienta formativa para el logro de una sociedad más igualitaria. político de Karl Marx. El influyente escritor expresa con claridad, a mediados del siglo XIX,
Si el incentivo de las “virtudes” capitalistas (Cohen) e ilustradas (Schiller) han dado como una idea que bien podrían ejemplificar los dos autores sobre los que gira el presente trabajo.
resultado un incremento de las desigualdades, entonces una educación en el gusto18 (Schiller) Cuando la fraternidad acontece a través de la revolución de los sentidos, las elucubraciones
y en el principio de comunidad (Cohen) bien puede revertir sus efectos perniciosos. Por un respecto de la ideología o la economía política se tornan superfluas. En un conocido pasaje
lado, a través de una vía ética (Cohen) que se complementa con la justicia institucional socia- signado por su tono poético, Marx dice:
lista se revierten los mayores perjuicios para la sociedad: el egoísmo y el miedo. Entonces,
un ethos igualitarista se forma poco a poco a medida que se transforman la sensibilidad y si los artesanos comunistas se unen, la teoría, la propaganda, etc., les sirve ante
las motivaciones de los miembros de la sociedad. Por otro lado, la vía estética (Schiller) todo como un fin. Pero, al mismo tiempo, se apropian, así, de una nueva necesidad,
permite la revolución que comienza con el sentimiento para lograr el cambio de mentalidad la necesidad de la sociedad, y lo que aparece como medio se convirtió en fin. Este
que elimina la unilateralidad y facilita la comprensión mutua y el reconocimiento de los movimiento práctico se puede observar en sus resultados más esplendorosos cuando
deseos y las necesidades de todos. En ambos casos se observa una transformación sensible vemos unidos a los ouvriers socialistas franceses. Fumar, beber, comer, etc., ya dejan
y corporal y no inteligible ni espiritual, si bien ella misma resulta, en el largo plazo, en la de ser medios de la unión o medios que unen. La sociedad, el club, la diversión, que a
adquisición de toda una nueva serie de creencias. En este último sentido, se trata también su vez tienen a la sociedad como fin, les es suficiente; la hermandad de los hombres
de una metamorfosis ideológica. no es para ellos una mera frase, sino una verdad, y la nobleza de la humanidad nos
Para concluir, un breve experimento hermenéutico. Si, sin considerar las circunstancias ilumina desde las formas endurecidas por el trabajo” (Marx, 2010 [1844], 165-166).
históricas ni los medios utilizados, el Estado estético postulado por Schiller se precipitara y
estuviera ahora mismo entre nosotros, ¿Qué tipo de sociedad obtendríamos? Probablemente Referencias
una en la que cada uno se hallaría en condiciones de reconocer en el otro a un hermano. En
ese mundo, nadie sería juzgado según su utilidad. Si esta sociedad gozara también de una Acosta, Emiliano (2012): “Schiller y el reconocimiento del otro en su otredad”, en Pensa-
relativa abundancia material, entonces el reino de la bella apariencia sería una comunidad miento, Vol. 68, Nro. 256, Universidad Pontificia Comillas, Madrid, pp. 225-247.
plena, donde la realización de la igualdad no sería una carga sino una práctica cotidiana. En Balibar, Étienne (2014) [1989]: Equaliberty: political essays, traducido al inglés por James
este sentido, y tal vez solo en este sentido, Schiller se aproximaría a una sociedad comunista Ingram, Duke University Press, Durham.
marcada por un ethos igualitarista. Berghahn, Klaus (2009): “La revolución estética del citoyen Schiller”, en Jirku, Brigitte,
Si, por otra parte, el mismo ethos igualitarista anhelado por Cohen conquistara el corazón Rodríguez González, Julio (eds.), El pensamiento filosófico de Friedrich Schiller, Uni-
y la mente de cada individuo, ¿qué tipo de sociedad obtendríamos? Si a esto le agregamos versitat de València, Valencia, pp. 67-80.
una relativa abundancia material, nos encontraríamos sin dudas frente al reino del ocio, a Cohen, Gerald, (2001a): Si eres igualitarista, ¿cómo es que eres tan rico?, Paidós, Barce-
la primacía de la fraternidad por sobre el mercado, al momento en el que la justicia deja de lona.
ser demandada, porque es la misma bella comunidad de iguales la que produce lo que desea Cohen, Gerald, (2001b): “Vuelta a los principios socialistas” en Gargarella, R. y Ovejero, F.
y obtiene lo que necesita. En este sentido, y tal vez solo en este sentido, “el comunismo se (eds.) Razones para el socialismo, Paidós, Buenos Aires, pp. 153-170.
deja leer como una estética más que como una ética”19 (Lizárraga, 2016, 197). Cohen, Gerald, (2008): Rescuing Justice and Equality, Harvard University Press, Cambridge
(Massachusetts).
Cohen, Gerald, (2011): ¿Por qué no el socialismo?, Katz, Buenos Aires.
18 Cabe recordar que, según Schiller, el resultado político directo de la adquisición del gusto estético es el carácter Düsing, Klaus (2014): “Ethische und ästhetische Freiheit bei Kant und Schiller”, en Rom-
social, que a su vez es la manifestación de la plenitud y la autorrealización de un individuo.
19 Dicho modelo implica una estética de la armonía y la medida en la cual, paradójicamente, ninguna de las dos berg, Regi
son necesarias, pues yacen en el interior del hombre en tanto hábito o ethos. En esta situación hipotética, las ne (ed.), Friedrich Schiller zum 250. Geburtstag, Königshausen & Neumann, Würzburg,
leyes de la belleza son todo lo que hay en el mundo. Ellas no pueden romperse, pues no hay nada fuera de ellas. pp. 73-90.
En este caso, no sería posible la asociación establecida por Terry Eagleton entre una estética de la norma y una Eagleton, Terry. (2010): “Communism: Lear or Gonzalo?” En Costas Douzinas y Slavoj
estética más allá de la norma (Cfr. Eagleton, 2010, 101-109) en relación con la fase inferior del socialismo y
la fase superior del mismo, respectivamente, etapas que el teórico literario toma directamente de Karl Marx. Žižek (eds.), The Idea of Communism, Verso, London-New York, pp. 101-109.
Cuando las reglas y proporciones de lo bello (sin importar su contenido) habitan en el interior del individuo, Gargarella, Roberto (1999): Las teorías de la justicia después de Rawls, Paidós, Buenos
ellas son, por así decirlo, parte de su propia fisiología. Entonces, ya no es posible ni necesario romper esas Aires.
reglas para pasar de una fase estética socialista a una fase estética comunista. Dicho en otras palabras: ya no se Habermas, Jürgen (1986): “Exkurs zu Schillers Briefen über die ästhetische Erziehung des
necesita “la indolente plenitud sin normas” (Lizárraga, 2016, 195), en tanto no hay legislación exterior, sino que
más bien encontramos hábito, costumbre, incorporación. Bajo la suposición del absoluto reinado de un ethos Menschen”, en Der philosophische Diskurs der Moderne, Suhrkamp, Frankfurt am Main,
igualitarista, entendemos, las dos fases del comunismo pasarían a ser la misma cosa. pp. 59-65.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
El ideal político a través de los siglos: Schiller y Cohen en torno a la fraternidad ... 89 Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 91-106
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
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Schriften, Alt, Peter-Andre, Meier, Albert. & Riedel, Wolfgang (eds.), Hanser, München, Resumen: La fraternidad es una idea política Abstract: Fraternity is a political idea with a long
pp. 570-699. con una larga trayectoria histórica y forma parte historical trajectory and forms part of the birth of
Zumhof, Tim (2014): “Moralische Anstalt oder unnatürliches Vergnügen? – Rousseaus del nacimiento de la política moderna durante modern politics during the period of the French
el período de la Revolución francesa junto a las Revolution together with the ideas of freedom and
Theaterkritik und Schillers Apologie der Schaubühne: Anregungen für einen literatur- ideas de libertad e igualdad. No obstante, la fra- equality. However, fraternity has received very
historischen Deutschunterricht”, en Reitemeyer, Ursula & Zumhof, Tim, Rousseau zur ternidad ha recibido muy poca atención por parte little attention from contemporary political philo-
Einführung (eds.), Lit, Berlin, pp. 255-288. de la filosofía política contemporánea. En este sophy. In this article, I make a conceptual analysis
artículo, realizo un análisis conceptual de la idea of the political idea of fraternity in order to iden-
política de fraternidad con el fin de identificar los tify the common and distinctive elements of it.
elementos comunes y distintivos de la misma. Key words: Fraternity. Brotherhood. Political
Palabras clave: Fraternidad. Fraternidad política. fraternity. Egalitarianism. Relational equality.
Igualitarismo. Igualdad relacional. Ayuda mutua. Mutual aid. Social justice.
Justicia social.

1. Introducción1

En el libro El derecho a la fraternidad (2017), expuse la necesidad de repensar la idea


política de fraternidad. En él, realicé una inspección histórica de la fraternidad como idea
política, remontándome al concepto de amistad cívica en Platón y Aristóteles, transitando
por la concepción cristiana de la fraternitas, la irrupción revolucionaria de la fraternité a
finales del siglo XVIII y llegando, finalmente, a la transformación de la fraternidad en la
moderna idea de solidaridad. En la segunda parte del libro, analicé las críticas más comunes
a la idea pública de fraternidad, críticas que la vinculan al paternalismo, el patriarcado y la
violencia, respectivamente; y repasé las conexiones contemporáneas entre la fraternidad, la
justicia y el derecho.
En el presente artículo, me propongo conceptualizar la fraternidad como idea política,
es decir, identificar un ideal de fraternidad política común a todas sus concepciones2 con el

Recibido: 07/06/2018. Aceptado: 09/07/2018.


* Profesor titular de Filosofía moral en la Universitat Autònoma de Barcelona. E-mail: angel.puyol@uab.cat.
Recientemente, ha publicado El derecho a la fraternidad (Madrid: Catarata, 2017) y ha compilado, junto a
Anna Estany, el libro Filosofía de la epidemiología social (Madrid-México: CSIC y Plaza y Valdés, 2016).
1 Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación FFI-2015-64858-P del Ministerio de Economía y Com-
petitividad.
2 Aquí es útil la distinción entre concepto y concepción que realiza John Rawls (1978, 21-2).
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
92 Angel Puyol Sobre el concepto de fraternidad política 93

fin de definir la propia fraternidad política. No se trata de ofrecer una definición completa Aristóteles insistió en que la consanguineidad ayudaba a fomentar los lazos fraternos
o definitiva del concepto de fraternidad, puesto que su historia, como la de cualquier otro entre los ciudadanos de Atenas. Por eso, fomentó que los diferentes clanes de la ciudad-
concepto político de largo recorrido, está llena de matices y diferencias. El objetivo es más estado, que se identificaban con lazos familiares de parentesco, se entremezclasen para
bien encontrar los elementos comunes a la fraternidad que nos permitan identificarla como que, de ese modo, el vínculo ciudadano fuese tan fuerte como el natural. La fraternidad
una idea política singular, trazarle una historia propia y utilizarla como una idea sugerente o amistad cívica que imaginó Aristóteles tenía una base claramente étnica. Pensaba que
y vigorosa que nos ayude a interpretar mejor el pensamiento político contemporáneo. el vínculo fraternal se reforzaba con el parentesco. Los nacionalismos de carácter étnico
La conclusión del artículo es que el ideal público de fraternidad se define como un vín- mantienen hoy día esa misma idea de que la relación fraternal se da sobre todo, o es más
culo y una relación entre los miembros de una comunidad humana que les impele a vivir intensa, entre los miembros de una determinada familia genética. Sin embargo, la relación
como iguales y a ayudarse mutuamente en caso de necesidad. El ideal de fraternidad se fraternal no se reduce a la interpretación genetista. La fraternitas cristiana, por ejemplo, no
convierte en político cuando tiene implicaciones políticas, es decir, cuando se convierte en se fundamenta en vínculos se sangre, sino espirituales. Cualquier individuo puede formar
guía de las prácticas, leyes e instituciones políticas. En su sentido político, la fraternidad parte de la fraternidad cristiana con independencia de su origen étnico. Es más, la fuerza
contiene una llamada a la emancipación, en todos los ámbitos de la sociedad, de todos los moral de la fraternidad cristiana se deriva precisamente de un universalismo que trasciende
individuos que forman o deberían formar parte de la comunidad fraterna. A continuación, cualquier frontera étnica o genética. Por su parte, la fraternización medieval acogía a todos
examinaré el significado de la fraternidad a partir de sus tres principales elementos cons- cuantos pertenecían a los gremios profesionales, sin tener en cuenta los lazos genéticos e
titutivos (el vínculo relacional, la igualdad y la ayuda mutua) y mostraré en qué sentido la incluso afectivos que sus miembros mantuviesen entre sí. El nexo de unión de los miembros
fraternidad actúa como una idea o principio político y no meramente como un sentimiento fraternos de los gremios medievales coincidía con los objetivos profesionales y sociales del
o una virtud moral de los agentes o miembros de la comunidad. gremio, unos objetivos que podían compartir individuos con orígenes sociales y naturales
diferentes. Lo mismo ocurre con la fraternización sindical en nuestros días: los miembros del
2. Un vínculo relacional sindicato comparten un objetivo común con el que se identifican como afiliados sin importar
sus respectivos orígenes sociales y étnicos. En el caso de la Revolución francesa, la frater-
La fraternidad es un concepto relacional que indica un tipo determinado de relación nité pretendió unir inicialmente a todos los franceses bajo un mismo objetivo político, pero
que existe o debería existir entre los individuos. La relación fraternal surge de un vínculo pronto sirvió para reclamar una relación fraternal entre todos los pueblos y seres humanos5.
común entre los individuos, algo que estos comparten y que les une. Desde un punto de Así pues, no hay nada en el principio político de fraternidad que impida su extensión más
vista metafórico3, la fraternidad representa la relación ideal que mantienen los hermanos y allá de los vínculos naturales, incluso hasta una completa universalización.
hermanas4 entre sí, una relación basada en el vínculo de la hermandad. El uso político de En una relación fraternal, se comparte algo en común, pero lo que se comparte no es un
la relación fraternal aparece cuando dicha relación se traslada a las leyes, instituciones y bien, sino un rasgo fundamental de los agentes. Cuando los individuos comparten un bien
prácticas políticas. No obstante, la relación política fraternal no depende de lazos consan- como el alimento, la vivienda, una autopista o un destino de vacaciones, hay un bien común
guíneos, étnicos o de género. La fraternidad como idea política señala que los miembros que cada uno de ellos usan, pero no necesitan tener nada más en común. La relación de los
de una comunidad política, incluso si carecen de lazos naturales o naturalizados entre ellos, individuos que comparten un determinado bien es solo incidental. En cambio, el vínculo
aspiran a relacionarse entre sí como lo harían idealmente los hermanos y hermanas de una fraterno se da cuando los individuos comparten algo fundamental entre ellos, algo que les
misma familia extendida que es la sociedad. proporciona aquello que son o que desean ser dentro de la comunidad. El rasgo fundamental
que comparten los miembros de una comunidad fraterna es el vínculo igualitario de todos
3 La fraternidad es una metáfora conceptual. El propósito cognitivo de una metáfora es tratar de entender un ámbito ellos en relación al fin de la comunidad. En el caso de la fraternidad platónica y aristotélica
de la realidad más o menos abstracto a partir de otro dominio que nos resulta más conocido o concreto, buscando y de la fraternitas cristiana, ese vínculo proviene de una ascendencia común. En el siglo
o estableciendo correspondencias más o menos sistemáticas entre los elementos y las relaciones entre esos ele-
mentos en uno y otro ámbito. Así pues, la metáfora conceptual de la fraternidad vincula el ámbito privado de la V a.C., los descendientes de los atenienses reconocían en su común ascendencia étnica el
familia y el ámbito público de la sociedad civil o política. Sobre el uso metafórico de la fraternidad como con- vínculo que les unía como iguales, mientras que los cristianos se veían y se ven a sí mismos
cepto político, ver Véronique Munoz-Dardé, La fraternité: un concept politique?, Florence: European University como hijos de un mismo Padre. Como veremos en seguida, una de las características del
Institute PhD theses, 1994, pp. 90-103; y A. Domènech, “La metáfora de la fraternidad republicano-democrática vínculo fraterno, a diferencia de otros tipos de vínculos comunitarios, es la relación nece-
revolucionaria y su legado al socialismo contemporáneo”, Revista de Estudios Sociales, n. 46, 2013, pp. 14-23.
4 Una de las críticas que se suelen verter sobre la idea de fraternidad es que, debido a su origen etimológico mas- sariamente igualitaria que mantienen entre sí todos sus miembros. La expresión política
culino (frater o hermano, a diferencia de soror o hermana), presumiblemente la fraternidad excluiría a las muje- del vínculo igualitario aparece con mayor fuerza en la fraternidad revolucionaria. En ella,
res. Esta critica, formulada por autoras como Phillips (1988) y Pateman (1989) cae en la falacia de identificar la el vínculo no depende de una ascendencia común, sino del reconocimiento de una misma
etimología con el significado de un concepto. Así, por ejemplo, “amor” viene del latín amare o amor de madre,
y virtud viene de vir o fuerza masculina; sin embargo, el significado actual de ambos conceptos no excluye ni a
hombres ni a mujeres tanto de la capacidad de amar como de la de ser virtuoso o virtuosa. Para una defensa de 5 Para una visión histórica de la idea política de fraternidad, véase Puyol, op. cit., cap. 1. Un trabajo pionero sobre
la idea política de fraternidad frente a las críticas feministas, véase Puyol (2017, cap. 2). la fraternidad política se debe a A. Domènech, El eclipse de la fraternidad, Barcelona: Crítica, 2004.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
94 Angel Puyol Sobre el concepto de fraternidad política 95

naturaleza en todas las personas, reconocimiento que se convierte en la base de una igualdad A menudo, la fraternidad se asocia a una visión comunitarista de la política contraria
de derechos y libertades. El rasgo fundamental que comparten los miembros de la comunidad al liberalismo o a la defensa de la libertad individual. Sin embargo, la fraternidad, siendo
fraterna revolucionaria es la humanidad común, que iguala a todos por naturaleza. La huma- un ideal comunitario, no es incompatible ni con el liberalismo ni con la libertad individual.
nidad o naturaleza común es lo que hermana a todos los ciudadanos en primera instancia, Anthony Cunningham ha mostrado que el ideal de fraternidad política no solo no es contra-
y finalmente a todos los seres humanos. Dado que la naturaleza humana es común, si los rio al liberalismo, sino que es una de sus exigencias. “La fraternidad política nos hace estar
“derechos del hombre y del ciudadano” tienen su justificación en la naturaleza (“los hombres unidos como un mismo pueblo con la capacidad de cuidarse y preocuparse por el valor igual
nacen libres e iguales”, reza el artículo primero de la Declaración de Derechos del Hombre de cada ciudadano, y comprometido con los principios políticos que muestran esa relación.”
y del Ciudadano de 1789), entonces los derechos humanos deben universalizarse: todos los (1990, 129). Los ideales de libertad e igualdad no se pueden mantener en la práctica política
seres humanos, qua hermanos y hermanas, tienen los mismos derechos fundamentales. La únicamente a través del cálculo de individuos auto-interesados. El éxito político de los idea-
imagen naturalista de la relación política es simbólicamente muy potente: todos los seres les liberales requiere del compromiso de la ciudadanía que, consciente de formar una comu-
humanos están hermanados en el reconocimiento de los derechos naturales. Si la libertad, nidad (liberal) y no una mera asociación de intereses egoístas, se compromete moralmente
la seguridad, la subsistencia y la igualdad de trato son derechos sociales y políticos con con la defensa común de la forma de vida liberal, una forma de vida que debe ser entendida
una base natural, deben extenderse a todos los seres humanos. Así pues, la esclavitud, la como un fin compartido e indivisible y no como un simple medio para satisfacer los intereses
servidumbre, la discriminación, la violencia, la hambruna, son contrarias a los derechos del privados. Cunningham opone el ideal de sociedad liberal fraterna a la comunidad política
hombre y del ciudadano, es decir, a los derechos de la humanidad en su conjunto. Esa es la hobbesiana de facto en que los individuos se asocian entre sí por meros intereses egoístas sin
fuerza política de la idea revolucionaria de fraternidad. más derechos y obligaciones comunes que los que negocian a partir de una lucha de poder
El rasgo fundamental que se comparte en una relación fraternal es intrínseco a los agen- perpetua. “Una concepción fraternal, sin embargo, rechaza esta imagen en favor de una que
tes, pero no necesariamente involuntario. Lo importante no es la naturaleza voluntaria o nos describe como colaboradores en la búsqueda compartida de prácticas, leyes e institu-
involuntaria del rasgo compartido, sino la identificación de los agentes con ese rasgo común ciones que mejor expresen el espíritu de los principios de la moralidad política adoptados
y el compromiso de todos ellos de protegerlo y fomentarlo, una identificación y un compro- como fines indivisibles.” (ídem). Las obligaciones políticas de una sociedad liberal fraterna
miso que exige una decisión libre y voluntaria por parte de cada uno de los miembros de no se fundamentan en derechos naturales abstractos ni en un contrato social fáctico, sino que
la sociedad fraternal. En otras palabras, la fraternidad política puede estar vinculada a una surgen de una asociación (fraterna) de individuos libremente vinculados entre sí por algo más
ascendencia común, una humanidad universal, un origen nacional mitificado, la ficción de que el simple interés egoísta. La fraternidad política no considera a la sociedad como una
un contrato social originario o cualquier otra imagen compartida de unión social y política, inevitable carga en la vida de los individuos, sino como el lugar en que la vida vale la pena
pero lo que vuelve realmente fraterna a una sociedad es la libre asunción individual del rasgo para la mayoría de ellos. En una comunidad liberal fraterna, la fidelidad de los ciudadanos
fundamental común que iguala a sus miembros como si fuesen hermanas y hermanos. El a los ideales de libertad individual e igualdad de derechos importa precisamente porque es
parentesco es involuntario, y ciertas formas de ciudadanía también lo son, pero una de las una extensión lógica de la preocupación sincera de cada uno de nosotros por los demás. La
características de la fraternidad como idea política es que los vínculos fraternales se pueden lucha contra la discriminación racial, por ejemplo, no representa el triunfo de los intereses
elegir. Para Aristóteles, los vínculos fraternales, a diferencia de los vínculos estrictamente egoístas de los ciudadanos inmersos en una negociación política a través de las relaciones
familiares, surgen de fines compartidos por individuos libres. Tal como señala en su Ética, de poder, sino que, por encima de todo, representa el compromiso “con la igualdad, puesto
“la amistad de los hermanos se parece a la de los compañeros, porque son iguales… También que, sin ella, la afirmación de que somos hermanos suena hueca, y nuestra fidelidad a las
se parece a esta la amistad de los miembros de una timocracia, pues en ella los ciudadanos obligaciones sociales se degrada hasta convertirse en mera prudencia, pura y simple (…) El
aspiran a ser iguales y equitativos.”6 (EN, 1161a). Por su parte, la comunión con la frater- compromiso liberal con la igualdad y la libertad está mejor logrado dentro de un marco de
nidad cristiana es elegida por los creyentes; y el compromiso con la fraternidad sindical o fraternidad política.” (Cunningham, 1990, 130 y 136, respectivamente). Una interpretación
la masónica es también el resultado de una elección individual. La fraternidad como idea adecuada de los ideales de libertad e igualdad en la tradición liberal revela que dichos ideales
política no es incompatible con la libertad de elección del individuo que desea pertenecer o se entienden mejor solo cuando se combinan con el ideal de fraternidad.
dejar de pertenecer a la comunidad fraterna. Como sostiene Andreas Esheté, “la propuesta de Conviene, también, señalar la relación que existe entre la fraternidad y los sentimientos.
contemplar los vínculos dentro de las asociaciones amplias bajo el aspecto de la fraternidad A menudo, se asocia la fraternidad a un sentimiento; por ejemplo, al amor entre los miem-
se deriva, por tanto, de la consideración de que la fraternidad es un lazo familiar que puede bros de la comunidad fraterna. Sin embargo, el sentimiento no es una condición necesaria
existir libre de las cadenas naturales de lo doméstico.” (1981, 34). de la fraternidad. Los individuos que mantienen una relación fraternal entre sí no están
obligados a compartir unos determinados sentimientos, ni el sentimiento es la causa o la
6 En la alusión de Aristóteles a la timocracia para definir la amistad fraterna no debemos ver una reducción de principal motivación de la fraternidad. Para que exista fraternidad, los individuos deben ser
la fraternidad a las relaciones entre ricos frente a los pobres, sino la necesidad de que exista una aproximada
igualdad de renta para que la fraternidad fructifique. Dicho de otra manera, el modelo político de la fraternidad conscientes de tener un fin común indivisible que les vincula de un modo especial hasta el
exige la desaparición de desigualdades socioeconómicas profundas dentro de la comunidad. punto de que se reconocen y se sienten identificados con él, pero ese mutuo reconocimiento

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no necesita traducirse en un sentimiento psicológico de fraternización. Los sentimientos individuos tenían encargadas tareas de gobierno mientras que otros debían obediencia polí-
fraternos pueden existir o no y, de existir, pueden actuar efectivamente como refuerzo del tica. En la fraternitas cristiana, la figura de Dios se eleva con autoridad por encima de todos
compromiso personal con el vínculo fraternal, pero no son imprescindibles para que se los hermanos en la fe, y la Iglesia comprometida con la fraternidad nombra a algunos de
produzca una relación fraternal. Los ciudadanos que mantienen una relación fraternal entre sus fieles para dirigir a la comunidad. En los monasterios medievales, el Abad o el Prior se
sí no tienen que amarse unos a otros como un requisito sine qua non para asumir voluntaria encargan de velar para que los demás frailes respeten la reglas de la comunidad. Tanto en
y conscientemente los derechos y obligaciones que exige la relación fraternal. El recono- los gremios medievales como en la masonería y el sindicalismo aparece la figura de un líder
cimiento de los otros miembros de la comunidad como individuos igualmente necesarios e o un comité que ejerce la tarea de dirección del grupo. En todas esas instituciones fraterna-
importantes para la consecución del fin compartido es suficiente para asumir y mantener el les, existe una jerarquía justificada por la gobernabilidad de la institución. Como recuerda
compromiso personal con los vínculos, los derechos y las obligaciones fraternas. Max Weber, “una asociación es siempre en algún grado asociación de dominación por la
simple existencia de su cuadro administrativo” (1984, 43). La jerarquía es consustancial a
3. Una igualdad fraternal toda institución social. Sin embargo, la jerarquía de las organizaciones fraternales tiene la
característica de que tiende a respetar sistemas y métodos de elección entre iguales (como la
La fraternidad es una relación entre iguales. Esta es una característica fundamental de deliberación entre iguales, la elección por mayoría o la elección por turnos) para determinar
la fraternidad como idea política. En la oración fúnebre a Pericles, recogida por Platón en quién gobierna. El Papa de Roma, el Abad, el Maestro masón, el líder sindical, el gobernante
el Menéxeno, la fraternidad se asocia a la igualdad de los ciudadanos de Atenas. “Nosotros, republicano, todos ellos son elegidos por sus iguales con métodos de elección que dan (o
en cambio, y nuestros hermanos, nacidos todos de una sola madre, no nos consideramos deberían dar) las mismas oportunidades a cada uno de los miembros de la comunidad. Las
esclavos ni amos los unos de los otros, sino que la igualdad de nacimiento según naturaleza únicas desigualdades tolerables en una sociedad fraternal son las que se justifican con el fin
nos obliga a buscar una igualdad política de acuerdo con la ley y a no hacernos concesiones de reforzar el respeto a la igualdad fundamental de sus miembros.
los unos a los otros por ningún otro motivo que por la estimación de la virtud y de la sen- Si una institución social no mantiene una relación de igualdad entre sus miembros, no
satez.” (Menéxeno, 238e-239a). Aristóteles, por su parte, para quien también “los hermanos podemos considerarla fraternal. La fraternidad entre padres e hijos puede aparecer cuando
son iguales”, añade que esa relación igualitaria entre los hermanos libremente asociados los hijos ya se han emancipado de sus padres. Hasta ese momento, entre ellos puede y
está estrechamente vinculada con la democracia: “La democracia se encuentra, principal- debería haber una relación de beneficencia presidida por la obligación de atender al más
mente, en las casas donde no hay amo (pues en ella todos son iguales)” (EN, 1161a). En la vulnerable, pero no por una igualdad de cuidado, ni por una igualdad de estatus y de obliga-
fraternitas cristiana, los hermanos son iguales entre sí en su relación con Dios, y la idea de ciones. En las relaciones entre un amo y su esclavo, pueden haber afectos y cuidados mutuos,
fraternidad es utilizada por lo textos vaticanos recientes como fundamento ético y político pero la relación entre ellos nunca puede ser de fraternidad porque no comparten los mismos
de la lucha contra las desigualdades y las injusticias sociales y económicas (Francisco, derechos y obligaciones. Lo mismo ocurre con los miembros de una comunidad nacional.
2014; Benedicto XVI, 2009). En las diferentes formas de fraternización medieval y moderna Los afectos mutuos y la identificación nacionalista que se puede establecer entre ellos no
(monástica, gremial, masónica o sindical), la igualdad es un rasgo fundamental de la relación implica necesariamente la obligación de verse y tratarse como iguales en las relaciones
fraternal. Los miembros de todas esas comunidades fraternas se ven a sí mismos en todo sociales y políticas. De hecho, las relaciones entre los miembros de una comunidad nacional
momento como iguales en estatus, derechos y obligaciones. Y en la concepción ilustrada de son compatibles con todo tipo de desigualdad de derechos y de poder. Las relaciones entre
la fraternidad que surge durante los movimientos revolucionarios de finales del siglo XVIII los miembros de una comunidad nacional, o las relaciones entre un amo y su esclavo, pueden
en Estados Unidos, Francia y otros países europeos, la fraternidad señala el tipo de relación ser solidarias, benéficas o compasivas, pero no fraternas.
igualitaria que deben mantener los ciudadanos libres de la República. Una sociedad fraternal es una sociedad de iguales, una sociedad que muestra igual res-
En ocasiones, se utiliza la idea de fraternidad para definir formas de relación humana que peto y consideración por todos los miembros de la sociedad. Naturalmente, la igualdad es
no están presididas por la igualdad, como la relación entre padres e hijos, entre los miembros un concepto complejo y polisémico que ha hecho correr mucha tinta en la filosofía política
de una comunidad nacional (Esheté, 1981, 28), o entre amos y esclavos. Sin embargo, este actual. No obstante, la igualdad fraternal es una idea muy próxima a lo que podríamos llamar
tipo de relaciones no reproduce la idea de simetría e igualdad que mantienen idealmente igualdad relacional o social. En la filosofía política contemporánea, la igualdad relacional se
los hermanos y hermanas entre sí. El uso de la fraternidad en relaciones no igualitarias se refiere a la igualdad de estatus, que sostiene que la igualdad no debe ser entendida única-
puede deber a la confusión entre dependencia social y asimetría social. Los iguales pueden mente como igualdad distributiva o como parte únicamente de una teoría de la justicia dis-
depender unos de otros para lograr un fin común sin alterar la relación simétrica que man- tributiva, sino sobre todo como el modo en que los individuos se relacionan entre sí y cómo
tienen entre ellos desde un punto de vista ético y político. Y si la consecución del fin común las instituciones les tratan. Las teorías de la justicia distributiva, al considerar a la igualdad
exige cierta jerarquía desde el punto de vista de la eficiencia, dicha jerarquía siempre se debe como una medida de distribución justa, tienden a reducir el significado ético y político de
justificar desde la igualdad fundamental que une a los miembros del grupo. En la fraternidad la igualdad a una medida distributiva -o redistributiva- de los recursos sociales o de cual-
igualitaria de los ciudadanos de la Atenas clásica o de la Francia revolucionaria, algunos quier otro equalisandum, como el bienestar, las capacidades básicas o las oportunidades. En

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contraste con la igualdad distributiva, la igualdad relacional pone el énfasis en la estructura No obstante, existen dos diferencias fundamentales entre la igualdad fraternal y la
de las relaciones sociales. Para la igualdad relacional, una sociedad de iguales no se limita igualdad relacional. La primera es que, a diferencia de la igualdad relacional, la igualdad
a distribuir los bienes o los recursos con igualdad, sino que “tiene que crear condiciones de fraternal contiene un vínculo entre los iguales que va más allá del reconocimiento formal de
respeto mutuo y auto-respeto, y así superar las divisiones jerárquicas.” (Wolff, 2007, 135). la igualdad mutua. En realidad, dicho vínculo es la razón última o fundamental que justifica
Los igualitaristas relacionales consideran que la igualdad no es, en primera instancia, la igualdad. La igualdad relacional, tal como aparece en el igualitarismo contemporáneo,
un ideal distributivo, sino un ideal relacional, “un ideal moral que gobierna las relaciones explica en qué debería consistir la igualdad, de qué modo deben tratarse las personas que se
entre las personas… la igualdad así entendida no se opone a la suerte, sino a la opresión, a ven a sí mismas como iguales, pero no dice nada acerca de por qué debemos relacionarnos
las jerarquías hereditarias de estatus social, a las castas, a los privilegios de clase y la rígida como iguales (más allá del círculo vicioso de que debemos tratarnos como iguales porque
estratificación de clases, y a la distribución antidemocrática del poder.” (Scheffler, 2003, somos iguales), qué es lo que nos convierte en iguales y a la vez nos vincula como tales. En
21-22). La igualdad relacional denuncia las cinco caras de la opresión de las que habla Iris este sentido, la igualdad fraternal incorpora un lazo comunitario en la sociedad de los iguales
Marion Young7 (explotación, marginación, carencia de poder, imperialismo cultural y vio- que permite pensar las relaciones igualitarias como relaciones de unión e interdependencia
lencia sistemática) de un modo que no puede hacer el paradigma normativo de la igualdad fundamentales y no meramente instrumentales. El vínculo fraternal impide que los iguales
distributiva, y explica con mayor clarividencia las principales luchas y movimientos sociales se vean a sí mismos como seres aislados entre sí, extraños unos a otros y auto-suficientes,
de la historia a favor de la igualdad social (la lucha contra la esclavitud y la servidumbre, individuos despreocupados por cómo les va a los demás, como si la libertad y el bienestar
y a favor de los derechos de los trabajadores, los derechos civiles y la emancipación de la propios estuviesen totalmente desconectados de la libertad y el bienestar de los otros.
mujer). La igualdad social aspira a construir una sociedad de iguales en que las diferencias En una sociedad fraterna, los individuos se deben tratar como iguales, pero además
naturales y sociales no se conviertan en opresión. En este sentido, la igualdad relacional comparten una explicación de por qué son iguales, por qué a unos les deben importar los
o igualdad social es un concepto que recoge las tesis de pensadores igualitaristas clásicos otros, y por qué es importante crear las condiciones sociales, políticas y jurídicas para que
como Rousseau y Marx, para quienes la igualdad siempre fue el antídoto contra las diferentes a unos les importen los otros. La opresión no es el único obstáculo de la igualdad fraterna.
formas de expresión de la opresión. La indiferencia social ante el bienestar y el malestar objetivo de los demás es otro modo
Pues bien, el principio político de fraternidad asume la tesis central de la igualdad rela- de violar la igualdad fraternal. La igualdad fraternal sostiene que somos iguales porque nos
cional de que la igualdad que debe haber entre los miembros de una comunidad fraterna es vemos a nosotros mismos como una comunidad de hermanos y hermanas que comparten
una igualdad de estatus, sin dominación arbitraria ni opresión. Recordemos, por ejemplo, un igual estatus ahora y siempre, que aceptamos que esta es la razón por la cual deberíamos
que, en la oración fúnebre a Pericles, la defensa de la igualdad fraternal de los ciudadanos vivir y decidir juntos lo que es importante para nosotros como comunidad, y que debemos
de Atenas se presenta como un freno a la opresión (Menéxeno, 238e-239a), y que, en la hacerlo sin establecer relaciones asimétricas, porque la condición de hermandad no justifica
fraternización medieval y moderna, los miembros de la comunidad comparten los mismos ningún privilegio o dominación arbitrarios entre unos y otros. En una sociedad fraternal, los
derechos y obligaciones sin que nadie tenga un poder superior a otro que no esté consen- individuos no se limitan a vivir en un mismo espacio geográfico o político, cada uno de ellos
tido por todos y al servicio de la igualdad fundamental. En la Francia revolucionaria, las dedicado únicamente a buscar su bienestar propio y estableciendo vínculos contractuales con
prácticas, leyes e instituciones políticas se diseñan para evitar la dominación arbitraria y la los demás tan solo a partir de intereses egoístas o estratégicos. En una sociedad fraternal,
opresión entre ciudadanos fraternos. Así, por ejemplo, en el proyecto de Constitución fran- los individuos saben que su igualdad fundamental implica la preocupación de todos hacia
cesa de 1793 redactado por Durand-Maillane, se lee lo siguiente: “La República francesa, cada uno y de cada uno hacia los demás, y saben también que la desgracia de uno de ellos
fundada en los principios naturales y razonables de libertad, igualdad y fraternidad que es una desgracia para el resto, y que la fortuna de los que están mejor, si no se ha obtenido
deberían unir a la humanidad, declara que su territorio es accesible a todos los extranjeros y a través de la opresión, es una buena noticia también para todos. Una sociedad fraterna
nadie sufrirá nunca más servidumbre o esclavitud.”8 La fraternidad ateniense y la fraternidad no es incompatible con el individualismo a condición de que exista una preocupación de
revolucionaria identifican la fraternidad con una sociedad de iguales en contra de la opresión todos y cada uno por defender las condiciones sociales que permiten el desarrollo único y
y la dominación arbitraria. singular de la individualidad. En una sociedad fraterna, el desarrollo de la singularidad y
la emancipación individual es una empresa colectiva porque se asume que la tarea de sacar
adelante la propia vida requiere del esfuerzo y del apoyo de toda la comunidad, es un fin
común vinculado al fin de la comunidad.

7 Iris Marion Young. La justicia y la política de la diferencia, Madrid: Cátedra, 2000 (especialmente el cap. 2). 4. La ayuda mutua
Pocos años después, Young elaboró con más profundidad su idea de injusticia estructural como fuente de la
desigualdad injusta en Responsabilidad por la justicia, Madrid: Morata, 2011.
8 Durand-Maillane, Examen critique du Project de constitution présenté le 16 mars 1793, A-P., 14ème annexe à La segunda diferencia que distingue a la igualdad fraternal de la relacional es que, en
la séance du 17 avril, p. 390, T. 62. una sociedad fraterna, cada uno de sus miembros tiene el deber de ayudar a los demás y

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el derecho a recibir ayuda en caso de necesidad. La ayuda mutua es una exigencia moral y interpretación de Robespierre: “los hombres de todos los países son hermanos, y los dife-
política de la fraternidad. Cuando Platón y Aristóteles relacionan el éxito de la ciudad con rentes pueblos deben ayudarse entre ellos según su poder, al igual que los ciudadanos de un
los vínculos ciudadanos de la amistad cívica, están definiendo una sociedad fraterna como mismo Estado” (2005, 202).
aquella formada por ciudadanos que aceptan las obligaciones de la amistad en el espacio La ayuda mutua es un deber moral y político inherente a una sociedad fraternal. Dicha
público. La más importante de esas obligaciones es la de ayudarse mutuamente en caso de ayuda mutua se basa en la reciprocidad. Puede tratarse de una reciprocidad directa entre
necesidad. Platón afirma, en la República, que “es justo beneficiar a los amigos” (336a), y dos miembros de la comunidad fraterna o de una reciprocidad generalizada, que obliga a
Aristóteles, en su Ética Nicomáquea, recuerda que, en la amistad, “debe haber una buena cualquier miembro de la sociedad a ayudar a cualquier otro. Las pensiones públicas finan-
disposición recíproca y que cada uno desee el bien del otro” (EN, 1156a), de modo que si los ciadas por el Estado, por ejemplo, funcionan siguiendo un modelo de fraternidad social en
ciudadanos se deben tratar como amigos con una fórmula especial de amistad denominada que la población sana y trabajadora ayuda, a través de sus impuestos, a pagar las pensiones
amistad cívica, es decir, siguiendo las pautas de una fraternidad política9, deben asumir el a jubilados y enfermos. En cualquier caso, la reciprocidad fraterna no es equivalente a la
deber de la ayuda mutua como un deber de reciprocidad consustancial a la amistad cívica reciprocidad del mercado, de la compraventa comercial, de la recompensa económica, sino a
o fraternidad política10. Al fin y al cabo, la ayuda mutua es también el origen de la ciudad. una reciprocidad comunitaria, tal como la expone el filósofo contemporáneo Gerald Cohen.
“En tal caso, cuando un hombre se asocia con otro por una necesidad, con otro por otra Para Cohen, la reciprocidad comunitaria se estructura con el principio de comunidad que,
necesidad, habiendo necesidad de muchas cosas, llegan a congregarse en una sola morada para el pensador canadiense, es un sinónimo del principio de fraternidad11. “La reciprocidad
muchos hombres para asociarse y auxiliarse. ¿No daremos a este alojamiento común el comunitaria es el principio anti-mercado según el cual yo le sirvo a usted no debido a lo que
nombre de ‘Estado’?” (Platón, República, 369c). En una línea de argumentación similar, pueda obtener a cambio por hacerlo, sino porque usted necesita o requiere mis servicios, y
Aristóteles recuerda que la ciudad tiene el deber de garantizar que todos los ciudadanos usted me sirve a mí por la misma razón” (2011, 33). La idea de Cohen no difiere del principio
tengan sus necesidades básicas cubiertas. “No somos de la opinión de que deba ser común de fraternidad tal como lo enuncia un autor tan dispar como Max Weber. Para el pensador
la propiedad, como algunos han defendido –aunque sí común respecto al uso que se haga de alemán, “Cuando el mercado se abandona a su propia tendencia autónoma, no repara más
ella, como entre amigos- ni de que pueda faltarle a ningún ciudadano el sustento.” (Política, que en la cosa, no en la persona, no conoce ninguna obligación fraternal (…) El mercado
1330a). Sin ayuda mutua en caso de necesidad, no hay amistad cívica ni fraternidad política, es, en sus raíces, extraño a toda relación fraternal.” (1984, 494). La ayuda mutua fraternal
es decir, no se cumple la premisa ciudadana de que “Vosotros, todos cuantos habitáis en el no se basa en un intercambio proporcional y calculador, sino en otro que debe ser generoso
Estado, sois hermanos.” (Platón, República, 415a). y desinteresado, un intercambio en que el más capacitado debe ayudar al más necesitado
La fraternidad cristiana, por su parte, sirve de fundamento a la ayuda prioritaria al más como parte de las obligaciones que los iguales mantienen entre sí en una sociedad fraternal12.
necesitado, como proclama la conocida parábola del buen samaritano. La obligación y el No hay que confundir la ayuda mutua fraterna con la caridad y la compasión. La caridad
derecho de ayuda mutua que identifica a una comunidad fraternal lo hemos visto también en consiste en el acto de dar o ayudar sin esperar retorno, pero siempre asume una asimetría,
diferentes experiencias históricas de fraternización: en la Regla de san Benito, que dirige la una interacción de arriba abajo, en la que la parte más privilegiada da a la que lo es menos.
vida monástica desde el siglo VI, donde se afirma que “Se distribuía según lo que necesitaba La compasión, por su parte, es un sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a
cada uno”; en las obligaciones fraternales de los gremios medievales, cuyos miembros “se alguien y que impulsa, a través de la piedad, a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo
sentían, en efecto, obligados a proporcionarse ‘ayuda mutua’ como ‘hermanos’” (Black, o a evitarlo. Cuando la ayuda mutua se justifica por la caridad o la compasión, se quiebra
1984, 26); en las logias masónicas, cuyas “instituciones fraternales enfatizaron un ethos de la creencia de que lo que justifica dicha ayuda es la pertenencia a una sociedad de iguales.
obligación mutual y responsabilidad colectiva por el bienestar de los demás.” (Clawson, En la caridad y la compasión, aquellos que reclaman o reciben beneficios o bienestar no
1989, 41-2 y 25; cif. 256); en los sindicatos, para los que “ el fundamento de la fraterniza- son vistos como iguales, pares o hermanos que tienen derecho a una caja común. En cam-
ción es la mutualidad”, tal como sostiene el manifiesto original de La Fraternidad Obrera bio, en una sociedad fraterna, los que reciben ayuda de los demás no solamente deben ser
Alemana de 1848. También podemos rastrear la ayuda mutua en las obligaciones fraternas siempre tratados como iguales por los que ayudan, sino que la ayuda se realiza en nombre
de los ciudadanos libres e iguales del republicanismo revolucionario francés, ahora en la de un derecho fraterno igualitario. La ayuda fraterna exige como condición la inexistencia
de asimetría en las relaciones sociales.
9 Anthony Townsend Kronman señala tres ideas principales que aparecen en la concepción aristotélica de la fra-
ternidad política: el deseo de los ciudadanos de a) vivir juntos, b) en una relación de igualdad, y c) deseando el
bien del otro por sí mismo y no por una razón instrumental, sabiendo que el otro desea lo mismo (1979, 131).
10 La amistad es una relación privada y afectiva que es imposible que se produzca entre extraños y que está nece- 11 Para Cohen, la concepción de la comunidad es equivalente a la idea de fraternidad en Rawls: “Sin embargo, la
sariamente limitada a pocas personas. La amistad cívica, en cambio, es una relación pública que es posible que comunidad, o como Rawls lo denomina, la fraternidad,…” (2008, 15).
se produzca entre extraños y sin lazos emocionales profundos. Aristóteles pensó que la amistad cívica estaba 12 La idea marxista de “a cada uno según sus necesidades y de cada uno según sus capacidades” se puede interpre-
limitada a un grupo pequeño (por ejemplo, los habitantes de la Atenas clásica). La fraternidad política también tar como un principio social de fraternidad, pese a que Marx (1985, 116 y 130) siempre desconfió del término
es una relación pública que se puede producir entre extraños y sin necesidad de afectos personales profundos, fraternidad por identificarlo con la pretensión idílica de negar la lucha de clases a favor de una falsa reconcilia-
pero no está restringida a un número limitado o pequeño de individuos. ción social.

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Además, por la puerta de la caridad y la compasión (o la piedad) entran con facilidad de garantizar las condiciones de una sociedad libre de opresión, puesto que la ayuda mutua
sentimientos ajenos a un ethos igualitarista y fraternal: el individuo más capacitado se se convierte en una obligación social incluso cuando la necesidad de las personas no está
acaba sintiendo socialmente superior y trata al más necesitado como a un inferior, mien- provocada por ningún tipo de dominación u opresión. Para la igualdad relacional, mostrar
tras que este, con el trato compasivo o caritativo, tiende a interiorizar un sentimiento de un verdadero respeto por las personas no significa solamente hacerlas responsables de sus
inferioridad. Ambos sentimientos alejan a unos y a otros del igual respeto y considera- decisiones y de los riesgos que estas conllevan, sino también, y sobre todo, evitar cualquier
ción que debe presidir la relación fraterna, la relación entre individuos que han decidido forma de opresión que empuje a las personas a tomar decisiones que no tomarían en un con-
tratarse como lo hacen idealmente los hermanos y las hermanas entre sí. La ayuda mutua texto libre de opresión. Para Anderson, “vivir en una sociedad igualitaria, entonces, es estar
tampoco debe confundirse con una simple equidad en el trato, de forma, por ejemplo, que libre de la opresión para participar y disfrutar de los bienes de la sociedad.” (1999, 315). Así,
los más capaces o talentosos estén obligados a ayudar a los menos capaces o talentosos siguiendo un ejemplo de la propia Anderson, una sociedad igualitaria no debería abandonar
porque estos últimos no son responsables de su situación. Ese tipo de equidad puede a su suerte a una mujer que se ha vuelto pobre porque decidió dejar su trabajo para cuidar
resultar humillante para los receptores de la ayuda porque, como señala Jonathan Wolff, a los miembros más vulnerables de su familia debido a que la sociedad está estructurada de
al fundamentarse en una desigualdad natural públicamente desvelada, produce “efectos tal modo que las mujeres son las que acaban asumiendo este tipo de cuidados necesarios.
nocivos sobre el respeto y el respeto a uno mismo, causados por la revelación vergon- La igualdad relacional defendida por Anderson ayuda a esa mujer porque su situación es el
zosa.” (1998, 122). Una humillación de este tipo es contraria tanto al ethos igualitario resultado de la opresión.
como al fraterno. Ahora bien, supongamos un escenario con algunos cambios en el ejemplo de Anderson.
En el contexto de la caridad, la compasión y la equidad, las relaciones sociales son Supongamos que la mujer tiene un hermano y que ambos deciden libremente que es él
asimétricas, distintas a la igualdad relacional13. En cambio, cuando la ayuda al necesitado quien deja el trabajo para cuidar a los padres de ambos, enfermos de Alzheimer, mientras
es la respuesta social a un derecho individual, al trato justo que merece todo aquel a quien que la hermana se traslada a una ciudad lejana para aprovechar una buena oportunidad
se considera social y políticamente como un hermano o hermana, es decir, como a un profesional. En este caso, el hermano es quien, al dejar su trabajo, se ha empobrecido.
igual, entonces desaparecen las bases de los sentimientos de soberbia y de humillación y Imaginemos que al cabo del tiempo también la hermana se empobrece debido a una suma
se vuelve realidad el objetivo que Rawls persigue en su teoría de la justicia al sostener de malas decisiones financieras y al abandono de su próspero trabajo porque no quería
que una sociedad justa es aquella que garantiza “las bases sociales de la autoestima”, es vivir lejos de su familia. En esta situación, puede ocurrir que no haya habido ningún tipo
decir, que crea la infraestructura social necesaria para garantizar que los individuos puedan de opresión que explique las decisiones de ambos hermanos14. ¿Significa esto que una
tener confianza en el valor de sus propias vidas y en los propósitos que les acompañan. sociedad de iguales no tiene el deber de ayudarles para salir de la pobreza y facilitarles
Recordemos que, para Rawls, la base social del respeto a uno mismo representa el más una residencia junto a sus padres gravemente enfermos que no se deberían desplazar? En
importante de los bienes primarios de una sociedad justa. Una sociedad fraterna considera una sociedad fraternal, el respeto mutuo entre iguales no se reduce a evitar toda forma de
que la ayuda mutua en caso de necesidad es un deber, pero también un derecho, un derecho opresión, sino también a ayudarse mutuamente en caso de necesidad con independencia de
individual o de ciudadanía, un derecho inherente al vínculo fraternal e igualitario que une que la necesidad esté vinculada a la opresión. ¿La fraternidad es, entonces, indiferente a la
a los miembros de la comunidad. responsabilidad individual? No. Ahora bien, en una sociedad fraterna, la responsabilidad
Se puede argüir que la tesis de la igualdad relacional descrita más arriba parece defender individual no justifica, en ningún caso, que los individuos lleguen a vivir por debajo de
que la ayuda mutua es ya una exigencia moral y política de la idea de igualdad, de modo unas condiciones de vida razonablemente buenas o dignas. El acceso a tales condiciones de
que el principio de fraternidad no añadiría nada relevante a esa tesis. Los defensores de vida suficientemente buenas o dignas no se puede perder ni siquiera como consecuencia de
la igualdad relacional argumentan “que la razón que los igualitaristas de la suerte ofrecen las propias elecciones15. La fraternidad política, al presuponer la igualdad relacional, exige
para ayudar a las víctimas de la mala suerte bruta expresa una profunda falta de respeto la ausencia de opresión, pero además contiene un deber de ayuda mutua en situaciones
hacia ellos.” (Anderson, 1999, 295). Sin embargo, para los igualitaristas relacionales, el de ausencia de opresión que recoge una intuición moral y política que no es obvio que
respeto debido a las personas está asociado fundamentalmente a la ausencia de opresión, a esté incluida en la igualdad relacional, a saber, la idea de que los iguales se deben ayuda
crear las condiciones sociales suficientes para que no surja ningún tipo de opresión en la mutua entre ellos en caso de necesidad como consecuencia del vínculo que les une como
sociedad. “Los igualitaristas buscan abolir la opresión –esto es, las formas de relación social iguales. La ayuda mutua fraterna es un deber comunitario entre iguales, lo que lo convierte
mediante las cuales algunas personas dominan, explotan, marginan, degradan e infligen
violencia sobre otras.” (Anderson, 1999, 313). En cambio, la igualdad fraternal va más allá 14 Asumamos que el hermano elige libremente cuidar a sus padres sin que se pueda sostener que ha sido empujado
a ello por prejuicios sociales, y que la hermana también es responsable de sus elecciones personales, profesio-
nales y financieras.
13 La fraternidad contiene una visión igualitaria y emancipadora de la ayuda mutua que tampoco existe necesa- 15 En este argumento, dejo al margen el ámbito específico y especial de la responsabilidad individual por actos
riamente en la idea de solidaridad. Para una distinción entre fraternidad y solidaridad, véase Puyol, op. cit, pp. criminales. No obstante, incluso en el caso de los convictos, la sociedad tiene la obligación fraternal de cubrir
37-48. las necesidades básicas que no tienen que ver con la privación carcelaria de la libertad de movimientos.

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automáticamente en un derecho que nada tiene que ver con la caridad, la compasión o la humanos vinculados por un principio e igualdad. El compromiso fraterno de apoyo mutuo
equidad. Estos tres principios se pueden dar en relaciones desiguales y humillantes, pero entre iguales es inherente a la relación ideal entre hermanos y hermanas, mientras que, en
no así el derecho a la ayuda mutua entre verdaderos iguales. una sociedad de iguales no fraterna, los individuos deben firmar, si lo desean (¿y por qué
También se puede plantear que la igualdad relacional recoge la idea de que una socie- lo iban a desear si no comparten algo así como un vínculo fraterno entre ellos?)17, un con-
dad de iguales “garantiza el acceso efectivo a las condiciones sociales de la libertad de trato suplementario de ayuda mutua en caso de necesidad cuando dicha necesidad no está
todos los ciudadanos” (Anderson, 1999, 326), asumiendo que un acceso desigual a las causada por una forma objetivable de opresión. El concepto político de fraternidad incluye
condiciones sociales de la libertad individual es, en sí misma, una muestra de opresión. En de suyo la cláusula del deber de ayuda mutua en caso de necesidad sin tener que justificar,
ese caso, la situación de vulnerabilidad social en que queda la familia del ejemplo anterior suplementariamente, por qué hay que ayudar a quien tiene una necesidad básica insatisfecha
supone un acceso desigual y dificultoso a las condiciones sociales de la libertad y, por ese que no es resultado de la opresión.
motivo, su situación debería ser revertida por la sociedad de iguales porque dicho acceso Una sociedad fraterna ayuda a la familia del ejemplo anterior con razones que no se
desigual es, en sí mismo, una forma de opresión. Ahora la opresión se define, de un modo derivan de la caridad, la compasión, la piedad o cualquier forma de humanitarismo. La
amplio, como los obstáculos que la sociedad impone a los individuos para llevar a cabo ayuda que ofrece una sociedad fraterna proviene de un derecho y un deber comunitario
sus planes de vida. Esta es una visión arriesgada de la opresión, puesto que da alas a que entre iguales que se ejerce en función de la capacidad y la necesidad. Este es el elemento
cualquier individuo que ve frustrado sus planes de vida por circunstancias ajenas a su distintivo de la fraternidad en comparación con la igualdad relacional, que ofrece ayuda a
control sienta o piense que está siendo oprimido por terceros. Imaginemos que la familia los más vulnerables solo en caso de que su vulnerabilidad sea el resultado de algún tipo
del ejemplo anterior vive en el interior del país, donde tienen la vieja casa familiar tan de opresión; y en comparación también con cualquier forma de humanitarismo asimétrico,
querida y reconocible para los padres con Alzheimer; eso, unido a la pobreza, impide que que ofrece ayuda de un modo tendente a que dicha ayuda represente o sea percibida por la
el hermano cuidador pueda visitar regularmente a su hija pequeña, que vive con su madre persona ayudada como un modo de humillación y falta de respeto igualitario.
a cientos de kilómetros de distancia en un lugar junto al mar, el sitio que además permitiría La igualdad de estatus y la obligación de ayuda mutua en caso de necesidad son dos
al hermano mencionado realizar las actividades marinas que mejor definen sus planes de objetivos de una sociedad fraterna que se refuerzan mutuamente. Por una parte, los indivi-
vida profesionales y personales. ¿Podemos considerar la situación del hermano como el duos con las necesidades básicas insatisfechas son más vulnerables a los abusos de poder,
resultado de la opresión solo porque no puede cubrir adecuadamente la doble necesidad incluso si la incapacidad personal para satisfacer dichas necesidades no es el resultado de
de estar cerca tanto de sus padres como de su hija? Si la respuesta es que sí, la definición ningún abuso; y, por otra parte, las víctimas de los abusos de poder tienen más dificultades
de opresión se vuelve tan amplia que parece diluir las causas de la opresión que concitan para satisfacer sus necesidades básicas, tanto si esas dificultades son el resultado de dichos
acuerdos y consensos claros16. abusos como si no lo son. Cuando la igualdad de estatus no va acompañada del apoyo mutuo
El concepto político de fraternidad, que expresa la idea de que la sociedad debería ser en caso de necesidad, se abandona a los individuos a su suerte y se renuncia a una de las
como una familia extendida de hermanos y hermanas, capta mejor que la mera igualdad obligaciones comunitarias que está lamentablemente ausente en la igualdad relacional: el
relacional la idea moral de que los individuos se deben ayudar entre sí en caso de necesi- fomento de la emancipación personal incluso en ausencia de opresión. Y cuando la ayuda
dad por el simple hecho de que se consideran a sí mismos y se desean tratar como seres mutua en caso de necesidad no se vincula a la igualdad de estatus, se convierte fácilmente
en caridad, en un paternalismo insultante y humillante para los que deberían ser tratados
16 Todas las formas de ayuda mutua que recoge el concepto de igualdad relacional tienen como horizonte acabar como iguales. Así pues, una sociedad fraterna asume de suyo la responsabilidad social por
con la opresión. Incluso cuando se trata de utilizar la igualdad como medida distributiva, acaba dependiendo evitar conjuntamente tanto los abusos de poder como las necesidades básicas insatisfechas
del objetivo de eliminar la opresión: “requiere que todos tengan un acceso real a recursos suficientes para de cualquiera de sus miembros.
evitar ser oprimido por otros” (Anderson, 1999, 320). En ocasiones, la opresión no se ejerce de un modo
directo, sino que es el efecto perverso o a largo plazo de una opresión ejercida hace tanto tiempo que ya
no existen los individuos o los grupos que oprimían, a pesar de que persisten sus efectos. Marie Garrau y
Cécile Laborde (“Relational Equality, Non-Domination, and Vulnerability”. En: C. Fourie, F. Schuppert, e I.
Wallimann-Helmer, eds., Social Equality: On What It Means to be Equals. Oxford Scholarship Online. 2014)
describen la existencia de una “vulnerabilidad estructural a largo plazo” que padecen algunas personas en 17 Se puede argumentar que, alternativamente, los iguales desearían egoístamente un contrato de reciprocidad,
los casos, por ejemplo, de “preferencias adaptativas”, “descualificación social” y “desafiliación”, fenómenos incluso de reciprocidad generalizada, en el que todos ayudan a todos en caso de necesidad. El problema de que
que consisten en producir vulnerabilidad (carencia de las condiciones sociales completas para ejercer la la ayuda mutua se base únicamente en el interés egoísta es que está constantemente sometida a la tensión de
autonomía) a través de una estructura social injusta. Ambas autoras consideran que una sociedad de iguales evaluar, en cada caso, si el incumplimiento o la cancelación del contrato podría ser más beneficioso para un
debe compensar a las víctimas de esa vulnerabilidad estructural a largo plazo porque, aunque puede que ya individuo desde el punto de vista de su autointerés. El contrato fraterno es mucho más estable porque se funda-
no exista una dominación explícita en esa situación, esta sigue siendo el resultado de una opresión. En el menta en un vínculo permanente y ajeno al cálculo del autointerés, a la posibilidad racional de que el individuo
modelo de la igualdad fraterna, en cambio, no es necesario detectar ningún tipo de opresión, ni a corto ni a que está mejor prescinda de la ayuda al más necesitado. Así pues, una sociedad con igualdad fraternal es más
largo plazo, ni en el presente ni en el pasado, para justificar el deber y el derecho a ser ayudado en caso de estable también que una sociedad de iguales sin fraternidad desde el punto de vista de las exigencias éticas y
que las necesidades básicas de los iguales no estén cubiertas. políticas de la ayuda mutua.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
106 Angel Puyol Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 107-123
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
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Recibido: 07/06/2018. Aceptado: 09/07/2018.
losophy, 4 (1). * I am grateful for the helpful suggestions and comments received, in particular, from Victoria Camps, Joan
Verges Gifra, Angel Puyol Gonzalez, Tom Sinclair and Mike Martin.
** Véronique Munoz-Dardé is Professor of Philosophy at UCL and also teaches in the Department of Philosophy
at UC Berkley (munoz_darde@berkeley.edu & v.munoz@ucl.ac.uk). Her research is principally in practical
reasoning, ethics and political philosophy, as well as in eighteenth century political thought, particularly that of
Rousseau and Hume. For a list of recent publications, see https://ucl.academia.edu/VeroniqueMunozDarde. The
research which led to this paper was carried out under the aegis of the research group ‘Fraternidad, Justicia y
Democracia’ (Barcelona).
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
108 Véronique Munoz-Dardé Fellow Feelings: Fraternity, Equality and the Origin and Stability of Justice 109

In a well-known article devoted to the importance of sufficiency, Harry Frankfurt notes Rawls must have had in mind in the passing observations on fraternity scattered throughout
in passing the surprising lack of serious exploration of the ideal of fraternity with respect the text in TJ we can better understand the place of sentiments in a Rawlsian just society.
to liberty and equality: Finally, and ultimately most importantly, Rawls’s own position on the question of fraternity
goes a long way to answering Frankfurt’s challenge: it provides us with at least the contours
In the Sterling Memorial Library at Yale University (which houses 8.5 million of the political ideal of fraternity.
volumes), there are 1,159 entries in the card catalog under the subject heading In the first section, I sketch briefly Rawls’s first comments on fraternity in the chapter on
“liberty” and 326 under “equality”. Under “fraternity”, there are none. This is ‘The tendency to equality’, and the questions they raise. I address the first of my concerns
because the catalog refers to the social ideal in question as “brotherliness”. Under above in the following section: focusing on egalitarian criticisms of Rawls, to the effect that
that heading there are four entries! Why does fraternity (or brotherliness) have his conception of fraternity is either incoherent or individualistic and selfish, and as a result
so much less salience than liberty and equality? Perhaps the explanation is that, insufficiently egalitarian; I question whether these criticisms properly understand the role of
in virtue of our fundamental commitment to individualism, the political ideals to fraternity in Rawls’s theory. The third section is concerned with the second of my concerns:
which we are most deeply and actively attracted have to do with what we suppose to I turn to the role of sentiments in Rawlsian theory in order to outline the role that an ideal
be the rights of individuals, and no one claims a right to fraternity. It is also possible of fraternity, and fraternal sentiments, may play within a just state. In this discussion, I
that liberty and equality get more attention in certain quarters because, unlike emphasize the contrast between sentiments as a basis of political structures and sentiments
fraternity, they are considered to be susceptible to more or less formal treatment. as instruments of support of just society. This furnishes us with the materials to provide an
In any event, the fact is that there has been very little serious investigation into
answer to Frankfurt, and I conclude by briefly outlining what a reasonable understanding
just what fraternity is, what it entails, or why it should be regarded as especially
of the political ideal of fraternity might consist in.
desirable. (Frankfurt, 1987, p. 24)
1. Rawls, Fraternity and Ties of Sentiment
Frankfurt’s remarks remain pertinent: the political ideal of fraternity is still elusive, even
if the word is often used rhetorically to signal the need for greater social solidarity. It may
Some aspects of Rawls’s treatment of fraternity are well-known and have been amply
seem that fraternity does not sit comfortably in the logic of individual rights expressed by
commented on. In this section, I briefly revisit some of these remarks on fraternity in the
liberty and equality, and in general within our current focus on distributive justice. Yet by
the time Frankfurt wrote these lines, Rawls had already suggested a possible interpretation first part of TJ, highlighting their puzzling structure.
of the ideal of fraternity, and perhaps even of a ‘right to fraternity’. In this, he was echoing Rawls’s initial lines on the ideal of fraternity are notorious: he notes that ‘In compari-
a trend to be found in the French Revolution and throughout the nineteenth and twentieth son with liberty and equality, the idea of fraternity has had a lesser place in democratic
century: the use of the idea of fraternity to advocate that all citizens and, in particular the theory. It is thought to be less specifically a political concept, not in itself defining any of
most deprived and powerless, should be full participating members of society, sharing in the democratic rights.’ Immediately following on from this, Rawls proposes that his differ-
decisions, and in benefits from social cooperation. (See David, 1987 and 1992.) ence principle (DP) constitutes a standard of justice that matches the idea of fraternity, and
Rawls’s proposal for the ideal of fraternity has met with very little enthusiasm: the only expresses its fundamental meaning from the standpoint of social justice. The ‘principle of
comments I have found which have focused on this aspect of his book have been by egalitar- fraternity’, or DP, stipulates that inequalities in the distribution of primary goods are to be
ian and communitarian critics. Thus G.A. Cohen claims that the acceptance of inequalities ‘to the greatest benefit of the least-advantaged members of society’. Put succinctly, Rawls’s
in Rawls’s principles is inconsistent with relations of fraternity, and Michael Sandel remarks thought is that the difference principle requires that the fruits of social cooperation in society
that the individualistic logic of justice and rights threatens to undermine valuable communal be channelled to those who are most in need, the worst off among us; and he adds that this
sentiments of fraternity.1 The idea of fraternity is not essential to Rawls’s central arguments is precisely the most natural meaning that we can give to the political ideal of fraternity.
in A Theory of Justice (19712), and he didn’t return to it, emphasizing instead the idea of The Difference Principle is one of the key principles for the main political and social
solidarity. However, his proposal is interesting, for three reasons. First, a too commonplace institutions of society (the Basic Structure of Society) chosen in an Original Position of
criticism of Rawls’s theory is that it is overly individualistic in form, and focused too much equality, where parties are placed behind a Veil of Ignorance. (They do not know their par-
on matters of self-interest; were such a criticism valid, then there should be a fundamental ticular conception of the good life, their place in society, class position, social status, race
conflict between the ideal of fraternity and Rawlsian principles: demonstrating the lack of or ethnic group, sex, intelligence, natural endowments, and so forth.) These principles are:
conflict helps put in its place this form of critique. Second, in articulating explicitly what
(a) Each person has the same indefeasible claim to a fully adequate scheme of equal
1 G. A. Cohen’s criticism is developed in a series of articles, the first and the most eloquent of which is (Cohen,
1992), particularly pp. 321-322. See also Sandel (1982, pp. 32-35). basic liberties, which scheme is compatible with the same scheme of liberties for
2 Hereafter A Theory of Justice is abbreviated TJ. Pages and quotes are from the 1999 revised edition. all; and

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110 Véronique Munoz-Dardé Fellow Feelings: Fraternity, Equality and the Origin and Stability of Justice 111

(b) Social and economic inequalities are to satisfy two conditions: first, they are to exactly, the way in which the major social institutions distribute fundamental rights and
be attached to offices and positions open to all under conditions of fair equality of duties and determine the division of advantages from social cooperation.’ TJ, p. 6)
opportunity; and second, they are to be to the greatest benefit of the least-advantaged Accordingly, some egalitarian, feminist and communitarian readers see the surprising
members of society (this last clause being the Difference Principle).3 focus on individual sentiments in the paragraphs just quoted of TJ as symptomatic of two
fundamental defects of the Rawlsian theory of justice. First, Rawls needs individuals to
Rawls draws a connection early on in TJ, between these principles and the traditional already share a sentiment of fraternity in order for society to be just; yet his limiting the
political ideals of liberty, equality and fraternity. He writes: scope of justice to the manner in which major social institutions distribute fundamental
rights and duties is narrowly focused on the legal structure to the exclusion of a fraternal
We can associate the traditional ideas of liberty, equality, and fraternity with ethos. Second, by so limiting himself to mere background legal justice, Rawls is committed
the democratic interpretation of the two principles of justice as follows: liberty to endorsing injustices which are beyond the scope of the legal structure: in the family, or
corresponds to the first principle, equality to the idea of equality in the first principle more generally in individual transactions.
together with equality of fair opportunity, and fraternity to the difference principle. Over the years, Rawls’s defenders have responded to these criticisms, emphasizing the
In this way we have found a place for the conception of fraternity in the democratic plausibility of a division of labour between a just background structure and principles for
interpretation of the two principles, and we see that it imposes a definite requirement individuals. Rawlsians have argued that a plausible theory ought to have space both for
on the basic structure of society. (TJ, p. 90, emphasis added) justice, and for our legitimate individual pursuits and attachments. The justice of back-
ground institutions makes fair transactions between individuals possible, and allows people
However, having suggested the idea of a ‘definite requirement’ imposed by his conception to engage with the partiality of their concerns: their attachments to those they love, their
of fraternity, Rawls does not go on to explain what the obligations of fraternity are; rather, he individual intellectual interests, what they value.4 However, this form of response leaves
focuses on the kind of sentiments and motivations involved in the idea of fraternity: untouched the role of sentiments within a Rawlsian society. And this leaves in play a more
fundamental concern. For surely, the idea that a society suitably permeated by a fraternal
The difference principle ... seems to correspond to a natural meaning of fraternity: ethos would be more egalitarian, and so more just, seems interesting and plausible. And this
namely, to the idea of not wanting to have greater advantages unless this is to the invites a further critique of Rawls.
benefit of others who are less well off. The family, in its ideal conception and often Starting from this possibility, critics have raised a number of questions. The most important
in practice, is one place where the principle of maximizing the sum of advantages is concern the very formulation of principles of justice, and in particular the difference principle.
rejected. Members of a family commonly do not wish to gain unless they can do so Thus critics have pitched Rawls’s sentiments against his principles: they claim that his gnomic
in ways that further the interests of the rest. Now wanting to act on the difference remarks on fraternity stand in stark contrast to what they see as an endorsement of unjust ine-
principle has precisely this consequence.’ (TJ, loc. cit., emphasis added) qualities through the difference principle. Would people truly motivated by a fraternal concern
for the least well off, they ask, model their conduct on a principle which justifies inequalities
This extension of personal sentiments to political motivation is not entirely novel, but it in wealth and income, or would they affirm a more egalitarian principle? In other words: isn’t
seems deeply suspicious to many readers of Rawls. Are fraternal political sentiments a nec- aligning the political ideal of fraternity with Rawls’s difference principle a mistake? A second,
essary pre-condition for the principles to work? In other words, do citizens in a Rawlsian related, set of questions have focused on the scope of principles of justice. Why limit the scope
society already need to be motivated by fraternal sentiments in order to comply with what of the difference principle just to the basic structure? Some inequalities may be beyond the
the difference principle requires? If such sentiments are an essential requirement on citizens scope of legal structures, such as gender attitudes in the family, for example. But does this
of the just society, why is their role neither discussed nor emphasized before this point in the mean that they should be regarded as beyond the scope of justice? Shouldn’t principles of
outline of the theory? If, on the other hand, fraternal feelings are irrelevant to the operation justice apply directly to citizens’ individual conduct? Surely, critics insist, even after citizens
of the principles within just society, why bother to mention them at all in relation to the dif- have duly paid their taxes, there are still some fraternal (and sororal) duties demanding that
ference principle? Moreover, the comparison between sentiments among citizens to feelings they do what they can for the least well-off. Correspondingly, some authors consider that the
among family members seems severally problematic. Among other concerns, Rawls seems least well-off must do their bit, and not claim compensation for inequalities which are the result
to be abandoning the division between principles for personal conduct on the one hand, of choices they are responsible for. The Rawlsian ideal, by focusing on legal structures rather
and, on the other hand, principles for the Basic Structure of society: the main institutions than on principles for individual conduct, this second line of attack concludes, does not give
of society and their combined actions and policies. Yet that distinction is at the very core of us a correct account either of citizens’ responsibilities or of the ideal of fraternity.
his theory. (‘For us the primary subject of justice is the basic structure of society, or more
4 I have had my say on feminist perspectives in (Munoz-Dardé, 1998). For a Rawlsian take on egalitarianism see
3 As formulated in (Rawls, 2001, pp. 42-43). Hereafter Justice as Fairness: A Restatement is abbreviated JFR. (Scheffler, 2003). In a spirit more sympathetic to egalitarian criticisms, see also (Estlund, 1998).

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112 Véronique Munoz-Dardé Fellow Feelings: Fraternity, Equality and the Origin and Stability of Justice 113

The most interesting and thorough pursuit of these lines of criticism remains that formu- Later on, Cohen returns to the question of motivation and the tension which he finds
lated by G.A. Cohen, to whom I turn in the next section. My focus will be on disentangling within Rawlsian theory between the selfish inclinations of well-placed individuals (he calls
internal and external criticisms that are knotted together in this line of thought. In particular, them ‘the talented’) who demand higher rewards to be productive and the ideal of fraternity:
our questions will be: 1) whether Rawls’s lines quoted on the ideal of fraternity reveal a
tension internal to his theory between the fraternal motivation of individuals who affirm the Either the relevant talented people themselves affirm the difference principle or
difference principle and the inequalities allowed by that principle and 2) whether a more they do not. That is: either they themselves believe that inequalities are unjust if
plausible principle ought to be formulated to replace the difference principle which does they are not necessary to make the badly off better off, or they do not believe that
proper justice to the ethos of fraternity. In other words: according to this egalitarian critique, to be a dictate of justice. If they do not believe it, then their society is not just in
would the correct understanding of the ideal of fraternity be more Rawlsian than Rawls, or the appropriate Rawlsian sense, for a society is just, according to Rawls, only if its
instead an alternative to Rawlsian justice? members themselves affirm and uphold the correct principles of justice.
Apart, then, from the very special cases in which the talented literally could not, as
2. Cohen’s Fraternity: More Rawlsian than Rawls? An Alternative to Rawlsian Justice? opposed to the normal case where they (merely) would not, perform as productively as
they do without superior remuneration, the difference principle can justify inequality
As anticipated above, G. A. Cohen has more than one line of attack against Rawls’s only in a society where not everyone accepts that very principle. It therefore cannot
Difference Principle: some of these are addressed to the form and content of principles of justify inequality in the appropriate Rawlsian way. (Cohen, 1997, p. 8)
justice in Rawls, some to their scope, and some to the problem of (fraternal) motivation prior
to the formulation and operation of principles. In sum: Cohen’s view is that a more egalitarian society would result if principles of justice
were directly motivating individuals. In particular those ‘talented’ to produce could choose:
One of the earliest arguments pressed by Cohen concerns the distinction between a basic
i) to work hard without special incentives; and ii) to work at occupations which benefit the
structure to which principles apply and the norms which govern individuals: for Cohen,
least well-off. Cohen illustrates this thought, and its radically egalitarian implications for
justice is a virtue which should directly require things of individuals, and is not merely a
the ideal of fraternity, with the simple example of two brothers:
matter of institutional structure, concerned with redistribution through taxation. (Cohen,
1997) The initial focus of Cohen’s egalitarian criticism is on the motivation of individuals
Two brothers, A and B, are at benefit levels 6 and 5, respectively, in New York, where
and how this accords or conflicts with the ideal of fraternity.
they live. If they moved to Chicago, their levels would rise to 10 and 6. If they moved
It is worth noting first that Cohen’s reading of the Difference Principle takes it to have to Boston, they would rise to 8 and 7. Is fraternity, as Rawls means to characterize
the function of justifying inequalities. Whereas the spirit in which the principle is written it, consistent with A proposing that they move to Chicago? If so, it is a thin thing.
is rather one of clearly imposing severe constraints on existing inequalities. So, for Cohen, Or is Rawlsian fraternity strictly maximizing? In that case, Boston is the choice, and,
what he reads as the justification of inequalities through the Difference Principle is identical in a feasible set with no bar to redistribution, equality is the result. (Cohen, 1992, p.
to the commonplace point made about market economies: even the least well-off in society 322, emphasis added)
receive benefits if the most talented in society are motivated by hefty salaries to be highly
productive. Having thus construed the Difference Principle, Cohen comments that it is true Cohen’s alternative proposal to Rawls, focused on how just individuals within a just
that the least well-off would be even worse off if incentives were not given: in that sense, society might be motivated, and which he suggests may be more Rawlsian than Rawls,
advantages to the best off have been gained in ways which improve the prospect of the least seems explicitly focused on the equality of outcomes. The properly fraternal response, for
well-off. However, Cohen remarks, if the better off were really motivated by the Difference Cohen, is one in which the brothers ‘maximize’ what fraternity demands, and in which equal-
Principle and a spirit of fraternity, they would not insist in being bribed to be productive, ity is the result. Now, it isn’t yet clear how we are to interpret this maximizing conception.
and so the worse off would be even better off: At an abstract level, we may puzzle over a conception which tells agents to aim at state
of affairs which have as much equality as possible. Cohen seems to conceive the way in
A society of maximizers with taxation and regulation dictated by the lax difference which equality in states of affairs polices our actions on a model parallel to that in which
principle is necessarily preferable from the point of view of the worst off to a laissez- utilitarians conceive of the welfare of states of affairs. That is: states of affairs are better or
faire society; but in neither society is the conduct of high fliers consistent with the worse in terms of their closeness to perfect equality. To define a ranking of state of affairs
essentially socialist value of fraternity or with motivation informed by the difference from best to worst in virtue of how equal people are presents formal similarities with the
principle. Rawls must give up either his approval of incentives to the exercise of consequentialism of utilitarianism, and might be just as controversial.5
talent or his ideals of dignity, fraternity, and the full realization of persons’ moral
natures. I think the ideals are worth keeping. (Cohen, 1992, p, 322) 5 For this point, see my (Munoz-Dardé, 2005)

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
114 Véronique Munoz-Dardé Fellow Feelings: Fraternity, Equality and the Origin and Stability of Justice 115

Be that as it may, Cohen’s proposal is at first more attractive than that: his view is that choices and those which are the result of bad brute luck. (b) On the other hand, Cohen’s new
in a properly fraternal society a more generous distribution would result than Rawls allows egalitarianism still has roots in Rawls’s original discussion: Rawls’s focus on fairness and
for, because there would be less inequalities. However, unlike Rawls’s Difference Principle on ‘inequalities which are arbitrary from a moral point of view’ is presented as a commit-
which does not establish any distinction among the worst off, Cohen’s egalitarianism is ment to eliminating arbitrary inequalities. According to this second reading, Rawls endorses
severely constrained: it is only the inequality of those who are worse off through no choice one of the core elements of the luck egalitarianism of Cohen: justice demands that we even
or fault of their own which matters. Cohen’s exact proposal is that a properly fraternal soci- out the effects of brute luck. Moreover, Rawls should accept that the very motivation for
ety would be luck-egalitarian: it would eliminate, as far as possible, the effects of involuntary the Difference Principle, namely the value of fraternity and a concern for the worst-off, is
inequalities.6 Involuntary inequalities are those that do not appropriately reflect the choices inconsistent with inequalities justified by the difference principle.
of those who suffer them. The idea is that we distinguish between inequalities which are Which of these ways of telling the story should we prefer? Is Cohen’s conception of
a result of choices agents are responsible for, and inequalities which are the result of bad fraternity a rival theory to Rawls, or rather a more coherent formulation of the core Rawlsian
brute luck. Justice demands that the impact on people of the latter form of inequalities be doctrine? As we shall see in more detail below, Cohen tries to have things both ways. Can
eliminated, or at least lessened. In other words, Cohen believes that a proper understanding he successfully and coherently press both his luck-egalitarianism and his incentives critique?
of fraternity should a) focus on the fact that it is bad that some, through no fault or choice In Anarchy, State and Utopia, Nozick accuses Rawls of arguing for economic egalitarian-
of theirs, are worse off than others and b) motivate us to reduce involuntary inequalities. ism by overemphasizing social contingencies and natural chance, and underestimating the
The ambition that Cohen and other luck egalitarians share is to delineate a responsibility centrality and importance of individual responsibility and autonomy. Luck egalitarians echo
and choice based form of egalitarianism, and it is that form of egalitarianism which Cohen and endorse this criticism. Recall that Rawls’s Difference Principle stipulates that social
reads off from, or into, the ideal of fraternity. Cohen holds that it is objectionable, at least to and economic inequalities are just if they are to the greatest benefit of the least-advantaged
some extent, for some to be worse off than others through no fault, or choice, of their own. members of society. In so stipulating the Difference Principle, Rawls does not introduce a
If one person is worse off than another through no fault or choice of her own, the situation distinction between inequalities deriving from choices people have voluntarily made, and
is unfair, and hence that the inequality between the two people is objectionable. This focus social and economic inequalities which derive from unchosen features of those who are
on the value of fairness seems well summarized by Larry Temkin’s claim that egalitarians disadvantaged relative to others.
‘generally believe that it is bad for some to be worse off than others through no fault or Picking up and expanding on Nozick’s criticism, luck egalitarians such as Cohen com-
choice of their own. The connection between equality and comparative fairness explains plain: i) that the Difference Principle inappropriately rewards those who are responsible for
both the importance, and limits, of the “no fault or choice” clause.’ (Temkin, 2003, p. 62) their deficit in primary goods, e.g. those able-bodied who choose not to work, or to work
Now, Cohen often presents his own view of fraternity as more Rawlsian than Rawls. less hard than others, and ii) that the index of primary goods used in the Difference Principle
Clearly the emphasis on equality, fairness and the fate of the least well-off all seem to echo is insensitive to, and fails to compensate for, disadvantages some suffer relative to others
core Rawlsian concerns. At the same time, Cohen is critical of Rawlsian egalitarianism. through no fault of their own. That is, Rawls accepts as just a distribution in which some
How are we to understand the relation between Cohen and Rawls, does the criticism call are disadvantaged through brute luck, e.g. because they are handicapped or severely ill.
for an internal revision of Rawlsian accounts of justice, or for an entirely different form of If the focus is on these two complaints, then the best way of interpreting Cohen’s
egalitarianism? emphasis on fraternity is that his account aims at defining an alternative, more robust, form
There are in fact two ways in which Cohen’s luck-egalitarianism relates critically to of egalitarianism by accommodating into our principles for distribution such concerns with
Rawls: (a) On the one hand, Cohen wishes to formulate a superior form of egalitarianism, responsibility for the outcome of one’s choices, and with deficits which are the effects of
free of what is considered problematic in Rawls’s theory, namely the insensitivity of the bad brute luck.
Difference Principle to the distinction between inequalities which are created by voluntary However, there are other ways in which Cohen addresses the ideals of fraternity and
equality and these contrast and potentially conflict with this first line of criticism. From this
6 See Cohen (1989, 916). The term luck egalitarianism is used by Cohen to characterize his own view, but it is other viewpoint, the core concern of luck-egalitarianism (namely, involuntary inequalities)
originally coined by Elizabeth Anderson in her (Anderson, 1999) to bundle together a number of egalitarian is continuous with Rawls’s insistence on fairness and his focus on inequalities which are
authors whose views she wished to criticize for their emphasis ‘on correcting a supposed cosmic injustice’. ‘morally arbitrary’. The question Cohen raises is how to reconcile the Rawlsian emphasis
Luck egalitarianism, she writes, is ‘the view that the fundamental aim of equality is to compensate people for
undeserved bad luck—being born with poor native endowments, bad parents, and disagreeable personalities, on arbitrary inequalities with the exact formulation of Rawlsian egalitarian principles of
suffering from accidents and illness, and so forth.’ As a result, luck egalitarianism is focused on eliminating justice. Cohen’s luck egalitarianism seeks to offer such a reconciliation. By demanding that
‘the impact of brute luck from human affairs’. The focus on involuntary inequalities is the commitment of no one be disadvantaged, or advantaged, by arbitrary factors it aims to define an egalitari-
authors Anderson described as luck egalitarian: principally G. A. Cohen and Ronald Dworkin, but also Richard anism truer to the focus on fairness, and so more Rawlsian than Rawls, so to speak. More
Arneson, Eric Rakowski, as well as John Roemer. Of those, only G. A. Cohen is happy to borrow the term luck
egalitarianism to describe his view, namely that ‘accidental inequality is unjust’ (Cohen, 2008, p. 8). See my precisely, there are two supposed inconsistencies, internal to Rawlsian fraternity principle,
(Munoz-Dardé, 2014), from which the following few paragraphs in the text are retaken, with slight alterations. that the luck egalitarianism of Cohen aims at resolving:

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i) On the one hand, the Difference Principle is, as mentioned, insensitive to the ‘a principle of redress’, that is ‘the [luck egalitarian] principle that undeserved inequalities
choice/luck distinction. However, Rawls seems to make use precisely of this call for redress’ (TJ, p, 100). Rawls further explains that ‘the difference principle is not of
distinction when he argues that the system of natural liberty unjustly allows course the principle of redress. It does not require society to try to even out handicaps as if
‘natural and social contingencies’ to have a strong impact on distribution: all were expected to compete on a fair basis in the same race.’ (TJ, p. 101)
‘[I]ntuitively, the most obvious injustice [of that system] is that it permits Why, then, does Rawls emphasize the ‘moral arbitrariness’ of facts such as natural
distributive shares to be improperly influenced by these factors so arbitrary from endowments and social factors? Justice, for Rawls, may not demand the elimination of
a moral point of view.’ (TJ, pp, 62-63, emphasis added). all effects of bad brute luck; nevertheless, he stresses that a society which systematically
ii) On the other hand, Rawls stresses the ‘capacity to take responsibility for our disadvantages some of its members on the basis of morally arbitrary factors, such as their
ends’ and considers unjust to give a greater share of primary goods to those with natural endowments or the social environment in which they are born, is unjust. This type
expensive taste: of morally arbitrary discrimination can happen through overt exclusion, but also simply
‘[I]t is regarded as unfair that [those with less expensive taste] should have less because contingent social factors may happen to favour an ethnic, gender or social group in
in order to spare others from the consequences of their lack of foresight and self- the distribution of resources. A just society, according to Rawls, addresses these injustices
discipline.’ (Rawls, 1999, pp. 369-370. at the outset, by redistributing to ensure for all fair and favourable background conditions.
The priority of fair background conditions and the role of our institutions in insuring that
This treatment of expensive tastes is read by G. A. Cohen through luck egalitarian lenses they are in place is thus what lies behind the Rawlsian emphasis on the moral arbitrariness
thus: ‘People with expensive tastes could have chosen otherwise, and if and when they press of certain factors. It constitutes an explanation and defence of the Difference Principle, and
compensation, others are entitled to insist that they themselves bear the cost ‘of their lack of to the extent that it is here invoked, the ideal of fraternity. To those who claim that they did
foresight or self-discipline’.’ (Cohen, ‘On the Currency of Egalitarian Justice’, 913) nothing but work hard without violating anybody’s rights, or that they competed in condi-
To these criticisms, both internal and external, we saw that Cohen adds the view that tions of formal equality of opportunity for positions which required certain talents, and
a fraternal, egalitarian ethos should supplement principles of justice: individuals should be so ought to reap the rewards of their efforts, Rawls responds that ‘the kind of limits and
motivated to minimize inequalities. We are now in a position to return to Rawls and his provisos that in Locke’s view apply to separate transactions of individuals and associations
considered views on fraternity: in the next section I shall provide an exegesis and defence in the state of nature are not stringent enough to ensure that fair background conditions are
of his position. Let us however begin with the response to the luck egalitarianism of Cohen. maintained.’ (JFR, 53)
There is a ready response both to the internal and external criticisms offered to Rawls A just society for Rawls is not one that meets luck-egalitarian requirements, but rather
here. A proper understanding of Rawls’s own explanation of the Difference Principle and one in which each person is given the opportunities to develop their abilities, and can do
the importance of fraternity does not require us to move beyond Rawls’s own principles to so with the guarantee of fair equality of opportunities with others similarly talented and
the luck egalitarian position favoured by Cohen. Moreover, Cohen’s luck egalitarianism is inclined. What matters is not that the consequences of bad brute luck be as far as possible
neither a convincing alternative to Rawls, nor a plausible elaboration of the intuitions which eliminated, nor that life chances be evened out (which, among other things, would require
ground political egalitarian movements. the abolition of the family: see TJ, p, 448 and Munoz-Dardé, 1998), nor a fortiori that our
First, Cohen is mistaken to think that he can best Rawls at his own game. How can expensive tastes, however acquired, be satisfied in the same measure as that of others. What
Rawls’s principles, and in particular the principle of fraternity (or rather the Difference matters is that all have enough resources to satisfy their interest in pursuing a good life.
Principle), be made consistent with what Rawls himself says about moral arbitrariness, and In sum, then, there is no internal tension of the sort identified by luck egalitarians in the
about natural talents, expensive tastes and self-discipline? Does Rawls rely on premises Rawlsian account. Nor, pace Cohen, is there any need to re-incorporate individual responsibil-
regarding choice and luck which the formulation of his principles then contradicts? To these ity into that story. In brief, all individuals have two types of responsibilities: first to contribute
questions, Rawlsians briskly retort that Rawls’s arguments support his own principles rather to maintaining favourable background social circumstances; second, to make a sensible use of
than luck egalitarianism. ‘[T]he best explanation of the fact that Rawls’s theory of justice their share of primary goods, without imposing unreasonable demands on others.
does not respect the distinction between choice and circumstances,’ Scheffler writes, ‘is that This may settle the internal question of consistency within Rawls’s own text: his appeal
Rawls is not attempting to respect it. He simply does not regard the distinction as having to fraternity should not be seen as inconsistent with the work he sets the Difference Principle
the kind of fundamental importance that it has for luck egalitarians.’ (Scheffler, 2003, p. 7) to. But that doesn’t yet address the more fundamental question: does he properly address
Let us note that Rawls clearly denies that inequalities which are the result of genetic the concerns bound up in our thoughts about fraternity? Are luck egalitarians truer to our
and social luck are unjust, or that they ought to be eliminated: ‘The natural distribution is intuitive ideals of fraternity and equality than Rawls?
neither just nor unjust; nor is it unjust that persons are born into society at some particular Certainly Cohen offers no compelling case for this. By comparison with a view focused
position. These are simply natural facts. What is just or unjust is the way that institutions on compensating people for undeserved bad luck, Rawlsian theory is in fact more theo-
deal with these facts.’ (TJ, p. 87) He thus distinguishes between his theory and what he calls retically ambitious. Instead of the main emphasis on choice and luck, it aims at finding

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room for the multiple values which a well-ordered society must attend to: respect for persons, were the right principle of justice, something would still be missing from a Rawlsian theory
needs, opportunities, fairness, solidarity, fraternity, and so on. Politically, its perspective on of justice. And this is the internal tension that Cohen finds between Rawls’s limitation of
individual responsibility aims at providing a feasible utopia. It does not ask society to aim principles to the basic structure of society, on the one hand, and Rawls’s own espousal of the
at the compensation of all disadvantages that derive from unchosen features, all accidental ethos of fraternity, on the other. To be exact, there are two targets of criticism. First, individu-
inequalities (something that cannot be fully delivered anyway). Nor does it have the sometimes als are not properly motivated by the ideal of fraternal solidarity in the Rawlsian story. And
implausibly harsh consequence that people should bear the full price of their choices, and be second, as a result of this, a social ethos of fraternity cannot be cultivated among citizens.
denied compensation for disadvantages that result from these choices. We should acknowledge that there is something plausible in this position, and in the aspi-
The Rawlsian account constitutes a multifaceted theoretical take on the political ideals of ration to formulate an ideal of fraternity which can be espoused by individuals, and which
equality and fraternity. In line with these ideals, it explains and motivates the need to elimi- can also inform social cooperation between them. Cohen’s insight is that a merely legal and
nate many types of unjust inequalities. Moreover, a Rawlsian society is prepared to repair ‘structural’ reading of Rawlsian principles is an impoverished conception of justice. Rawlsian
inequalities which are not purely the result of brute luck. Contrary to the contentions by luck principles of justice may be conceived to apply to the Basic Structure, but that surely cannot
egalitarians, a Rawlsian society measures up entirely to the standards of political egalitarianism mean that justice is limited to mere legal constraints such as taxation.
in its distributional and social policies. Indeed, once one reflects on the concerns of political However, when we treat these aspirations as a critique of Rawls, it becomes less compel-
egalitarianism, a Rawlsian society arguably gets closer to their ends than any society guided ling. There is no reason within Rawls’s own approach to adopt the strictly ‘structural’ reading,
by luck egalitarian policies would. with its overly narrow understanding of what justice demands. Indeed, a proper attention to
Rawls’s lines on fraternity in the third part of TJ shows such a reading is inadequate to the text.
3. Fraternity, Equality, and Rawlsian Sentiments
To recognize the proper role of fraternity in Rawls’s thinking, we need to separate out
questions about what might be our initial motivations to enter into a just society, or to act
However, even if a fraternal society is not luck egalitarian, it may remain true that a fra-
justly, and what sentiments we might have within a well-ordered society which are such as to
ternal sentiment, or motivation, is missing from the Rawlsian picture, and that would be the
preserve or make stable just ways of living.
kernel of truth in Cohen’s critique. We saw earlier that Cohen has the following thought: if
One problem we saw with the comments Rawls makes in the first part of TJ regarding the
the Difference Principle encourages people with abilities and drive, the ‘talented’, to demand
ideal of fraternity is that there is no explanation of the relation between definite moral and
higher rewards than others in order to be productive, then it encourages them to act moved
not by fraternity, but rather by self-interest. What the ‘talented’ demand is to be substantially legal requirements imposed by the Difference Principle and fraternal sentiments. However, in
better paid than others in order to be productive. In so doing they are formally complying with the third part of TJ, Rawls returns to fraternity, and there he delineates the connexion between
the letter of the Difference Principle: the least well-off are better off than they would be if the sentiments and requirements of fraternity. Rawls provides this elucidation in the section
talented worked less productively: say because of a trickle-down effect. But at the same time devoted to stability (§ 76): briefly, he suggests that sentiments of fraternity can be cultivated
the ‘talented’ flout the ‘natural meaning’ attributed by Rawls to fraternity: that of ‘not wanting through principles which can be justified to all, and in particular to the least well-off. The
to have greater advantages unless this is to the benefit of others who are less well off.’ (See suggestion, therefore, is that an ethos of fraternity is what results from appropriately justifiable
Cohen 1982, pp. 8 and 16ff.) principles of justice. And in turn, Rawls sees the existence of a fraternal ethos as one of the
Notice that this complaint of an internal tension does not need to focus on inequalities as necessary elements of stability of just principles.
such, but rather on plight of the badly off, and on the kind of fraternal sentiments, or senti- Rawlsian contractualism is anti-consequentialist: it contrasts with theories which are
ments of benevolence that the better off should have if moved by the spirit of the different focused on features of state of affairs, such as that they maximize welfare or equality.
principle. (Recall Cohen’s example cited above of the two brothers facing the move to Chicago However, one political impulse that Rawls shares with utilitarians and with egalitarians is
or to Boston.) that a just society is one in which the needs of the least well off receive proper attention.
As mentioned earlier, there are at several aspects to this objection against Rawls’s treatment In Rawlsian terms, a just society is one in which social cooperation guarantees to each
of fraternity. We can distinguish between (i) the view that different principles would result if individual, especially the worst off, an adequate scheme of liberties, opportunities and
fraternal sentiments were given their due place at the outset, so to speak and (ii) the idea that resources to flourish. In order to fulfil that role a conception of justice needs to be stable:
the principles of justice are merely formal, i.e. that they need to be supplemented by fraternal just institutions need to be preserved. ‘To insure stability [of a just scheme of cooperation]
sentiments. men must have a sense of justice or a concern for those who would be disadvantaged by
As regards (i), Cohen does not really distinguish between egalitarian principles and what their defection, preferably both.’ (TJ, p, 435)
the idea of fraternity requires: on his view, a fraternal society would be luck-egalitarian. This More specifically, Rawls considers that three conditions must be fulfilled for a concep-
is his substitution for Rawls’s difference principle in TJ that we have discussed, and rejected, tion of justice to be stable: it must be ‘perspicuous to our reason, congruent with our good,
above. However, the additional thought, as per (ii) is that even if the Difference Principle and rooted not in abnegation but in affirmation of the self.’ (TJ, p. 436) Thus in contrast

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to utilitarianism (and also to any egalitarianism similarly focused on states of affairs), So far, I have presented an exegesis and defence of a Rawlsian conception of the politi-
Rawlsian contractualism is a conception of the political order such that: cal ideal of fraternity, and its attention to an ethos of fraternal relations. I have highlighted
the relation of the Difference Principle to distributions of resources which are necessary for
(i) it is justifiable to each person: each individual can have a clear awareness of the the flourishing of each member of the political community. In conclusion of this section let
reasons in support of the political principle of fraternity; me highlight some aspects which seem particularly attractive of this take on the political
(ii) claims of individuals cannot be neglected or overridden for the sake of aggregated ideal of fraternity.
benefits or state of affairs; and Some philosophers see their role as laying down the rules of the ideal city. By contrast,
(iii) individuals can adopt it and conform to it without abnegation, self-denial or Rawls begins from certain features of human societies and hypotheses about our moral psy-
excessive sacrifice. chology to envisage what the characteristics of a just society might be. For Rawls, as for
Hume, justice is an artificial virtue which is made both possible and necessary by certain
All three aspects are essential, and contrast with rival views such as utilitarianism or the features of human societies. Like Hume, Rawls considers that human beings are such that
egalitarianism of luck egalitarians. There are several contrasts with rival views. First, Rawl- they have a sense of solidarity and benevolence towards each other; that sentiment is how-
sian fraternity does not appeal to the impersonal goodness of state of affairs (the aggregate of ever weak: hence the need for the artifice that rules of justice provide. This is Rawls’s first
well-being, or maximizing equality). In its place, it formulates an ideal of reciprocity which empirical hypothesis: the fact of a weak sense of benevolence of human beings towards each
builds on our capacity of appreciation of the good of others as echoing our own claims. other makes justice both possible and necessary. In the context of each political community,
Second, there is no ad hoc balance to be stricken between altruism understood as abnegation this initial sentiment manifests itself in an inclination to meet the needs of the badly-off;
and selfish claims of individuals. Instead, others with whom we share social institutions, in the same manner, sisters and brothers in a family often tend to help the badly off among
caught in the same boat as us, so to speak, can quite properly make demands on us for their them. Call this first rationale ‘the lifeboat’: the idea that morality requires that we meet the
needs to be met; and we in turn can expect and demand that our needs should also be met needs of the badly-off, at least within the political community.
by others. In this context, the idea of fraternity is essentially a reciprocal concern for the This initial fraternal inclination is however not operative without a favourable institu-
good of each person. Reciprocity of concern aims at giving each person ‘a secure sense of tional framework. Again, Rawls no less than Hume stresses the artificial nature of political
their own worth’, and that in turn ‘forms the basis for the love of humankind’ (TJ, p. 438). society and that its virtues lie in this artifice. A political society, if well run, ought to have
institutions such that the badly-off receive the necessary resources for flourishing. Given
The effect of [the difference principle and its relation to the idea of fraternity] is limited resources, a proper attention to the need of the least well-off will render certain
to heighten the operation of the reciprocity principle. As we have noted, a more inequalities problematic. If some enjoy superfluous goods whilst the needs of others are
unconditional caring for our good and a clearer refusal by others to take advantage unmet, society is not well run. This tendency towards lesser inequality is supplemented
of accident and happenstance, must strengthen our self-esteem; and this greater good by a further thought: if people in a given society cooperate to produce goods and services,
must in turn lead to a closer affiliation with persons and institutions by way of an they should receive a just share of the product of their social cooperation. Call this second
answer in kind. (TJ, p. 437) rationale ‘the boat we built’: fairness requires that the least well-off do as well as possible.
Enter the principle of fraternity: social and economic inequalities are to be to the greatest
benefit of the least-advantaged members of society.
For Rawls, ideals of reciprocity and solidarity that the Difference Principle embodies
To these initial points, Rawls adds two further empirical hypotheses. The first hypothesis
offer protection to each individual. In addition, the public knowledge that our shared institu-
regards what we all care about or value in the institutions that we live within, namely that
tions are built to meet the needs of each individual encourages the development of an ethos
how they run be justifiable to each and every one of us; that principles meet this condition
of fraternity.
is something we value. The principle of fraternity, or that is to say, the Difference Principle,
Rawls can agree, therefore, that ‘justice requires an ethos governing daily choice which
meets that demand for justification. Rather than an exhortation to the better-off that they do
goes beyond one of obedience to just rules’ (Cohen, 2000: 136). But unlike his critics he
more to deliver more welfare or to maximize equality, it is a principle that can be shared by
offers a compelling version of the possibility and genesis of such an ethos.7
the better-off and the least well-off: all can see it as a rule which expresses an interest they
7 Compare the effects of lacking accounts of motivation in utilitarianism: ‘The concern which is expressed have that society be run to meet the needs of each, the needs of all. (Arguably this empiri-
for all persons by counting each as one (by weighing everyone’s utility equally) is weak compared to that cal element is what is missing from Kant’s view of the possibility of a just constitution for
conveyed by the principles of justice. Thus the attachments generated within a well-ordered society regulated a people of demons.)
by the utility criterion are likely to vary widely between one sector of society and another. Some groups may
acquire little if any desire to act justly (now defined by the utilitarian principle) with a corresponding loss
The final empirical hypothesis is that the weak sentiment of benevolence present in
in stability.’ (TJ, p. 437) One contention of my article is that a similar remark holds, a fortiori, for a concern human beings is fortifiable by rules which are publicly justified and regarded as just. Hence
with equality as a feature of states of affairs. the idea which we saw in the last section of an ethos of fraternity. The good which results

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122 Véronique Munoz-Dardé Fellow Feelings: Fraternity, Equality and the Origin and Stability of Justice 123

from the Difference Principle is a shared fraternal ethos: an endorsement of shared norms David, M. (1987) Fraternité et Révolution française, Paris: Aubier.
of cooperation; and this in turn makes rules of justice more stable, though approval of com- David M. (1992), Le printemps de la fraternité: genèse et vicissitudes 1830-1851, Paris:
pliance with the rules. A just society, thinks Rawls, is one in which members shape their Aubier.
society together. The have-nots see themselves in a position to claim resources on the basis Estlund, D. (1998) ‘Liberalism, Equality and Fraternity in Cohen’s critique of Rawls’, Jour-
of this collective enterprise: society does not only do the best by them, but it is also a society nal of Political Philosophy, Vol. 6, Issue 1, pp. 99–112.
which they partake in shaping. In turn, the haves see it as reasonable for the have-nots to Frankfurt, H. (1987) ‘Equality as a Moral Ideal’, Ethics, Vol. 98, No. 1, pp. 21-43.
make that claim, because they identify with the community as a collective enterprise, and Munoz-Dardé, V. (1998) ‘John Rawls, Justice in and Justice of the Family’, The Philosophi-
see their interest in a well-run society satisfied. Organizing a society alongside the difference cal Quarterly, Vol. 48, No 192, pp. 335–35.
principle thus results in all seeing themselves as properly belonging. Munoz-Dardé, V. (2005) ‘Equality and Division: Values in Principle’, Proceedings of the
Aristotelian Society, supplementary volume 79, pp. 255-284.
Conclusion Munoz-Dardé, V. (2014) ‘Luck Egalitarianism’, Rawls Lexicon, eds David Reidy and Jon
Mandle, Cambridge University Press, pp. 471-480.
At the beginning of this article, I mentioned criticisms which represent Rawlsian theory Nozick, R. (1974) Anarchy, State, and Utopia, New York: Basic Books.
as addressed to selfish motivations, insufficiently egalitarian and deaf to social dimensions of Rawls, J. (1971) A Theory of Justice, Cambridge Mass.: Harvard University Press, Revised
a just society. By contrast, we saw that sentiments can play a role not only in the explanation edition 1999.
of circumstances of justice, and so in the initial conditions from which justice is made pos- Rawls, J. (1999) ‘Social Unity and Primary Goods’, Collected Papers, ed. Samuel Freeman,
sible and constructed, but also in providing a social glue to keep a just society going once set Cambridge Mass.: Harvard University Press, pp. 369-370.
up. This is the key role Rawls attributes to fraternity: sentiments of fraternity do not have a Rawls, J. (2001) Justice as Fairness: A Restatement, Cambridge, Mass: Harvard University
foundational role, and are excluded from the description of the veil of ignorance and the way Press, edited by Erin Kelly.
we arrive at the Difference Principle; however it has the role of ongoing social cement, and Sandel, M. (1982) Liberalism and the limits of justice, Cambridge: Cambridge University
so offers the possibility of re-interpreting the double significance of the Difference Principle. Press.
In subsequent work, Rawls abandons any reference to fraternity, and focuses instead on Scheffler. S. (2003) ‘What is Egalitarianism’, Philosophy & Public Affairs, Vol. 31, No 1,
solidarity. Fraternity comes associated with other collateral ideas, from the family to reli- pp. 5-39.
gious and revolutionary sentiments, through the solidarity enjoyed by members of guilds Temkin, L. (2003) ‘Egalitarianism Defended’, Ethics, vol. 113, pp. 764-782.
in the middle ages. What remains after TJ is the focus on reciprocity and justification of Wiggins, D. (2009) ‘Solidarity and the Root of the Ethical’, Tijdschrift voor Filosofie, 71,
institutions to each member of political society, and on the need to find principles which No 2, pp. 239-269.
leave no one with the sentiment that they are ‘left behind’. And that seems the most plausible
way of rendering the elusive but appealing political ideal of fraternity.8

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8 See for example the justification of the difference principle in JFR, p. 128ff. For an exploration of an anti-
consequentialist conception of the political value of solidarity, see (Wiggins, 2009).

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 125-138 126 Joan Vergés Gifra
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/330231
justicia es un intento de reconciliar ambos ideales y reducir los posibles focos de tensión
normativa. No dice nada de la fraternidad1. Así pues, tras un prometedor alumbramiento, la
fraternidad vivió algún momento dulce en el siglo XIX –la Revolución de febrero de 1848
en Francia, también llamada República de la Fraternidad, o el movimiento del “solidarismo”
Liberté, Egalité y… ¿cómo se llamaba el tercero, hermano? encabezado por León Bourgeois y en el que Émile Durkheim destacó, llegando a ser la
ideología no oficial de la III República. Sin embargo, la impresión general –tal como recoge
el título del magnífico libro de Antoni Domènech– es que la fraternidad, como ideal, entró
Liberté, Egalité and… how was the third one called, brother?* en declive. Ahora bien, ¿qué fue exactamente lo que entró en declive? Dicho de otro modo,
¿qué nos estamos perdiendo? ¿Podemos ofrecer una caracterización de la fraternidad? ¿Qué
necesitamos para ofrecerla? El propósito del presente texto es intentar responder de algún
modo estas cuestiones.
JOAN VERGÉS GIFRA**
Empezaremos con una breve disquisición de carácter terminológico. Posiblemente una
expresión clara del declive de la fraternidad – aparte de que, a diferencia de la Libertad,
la Igualdad o la Justicia, carezca de representación alegórica en las obras iconográficas
Resumen: En este artículo nos planteamos tres Abstract: In this article we have three objectives.
(Invoka, 2006, 4)– sea que el término aparece poco en los discursos políticos y en los
propósitos. En primer lugar, trazar una distinción First, we draw a distinction between fraternity medios de comunicación. O que tienda a confundirse con otras palabras como “solidaridad”,
entre la fraternidad y la solidaridad. En segundo and solidarity. Second, we try to find out what “consenso”, “concordia”, “integración” o “cohesión”. Más allá de la mera cuestión termi-
lugar, intentamos averiguar qué relación mantie- relationship there might be between fraternity and nológica, intentaremos acotar el concepto al que deseamos prestar atención distinguiendo
nen la fraternidad y la justicia. Para ello, presen- justice. Thus we present a tipology of possibili-
tamos una tipología de posibilidades. Finalmente, ties. Finally we suggest a conceptual explanation
la fraternidad de la solidaridad. A continuación, nos preguntaremos por la fuente normativa
sugerimos una explicación conceptual de por qué of why the concept of fraternity fell in decadence. de la fraternidad y, en concreto, si es por razones de justicia que debemos ser fraternos. A
el concepto de fraternidad cayó en declive. Keywords: Fraternity, Solidarity, Justice tal efecto ofreceremos una tipología de respuestas y a modo tentativo –pero no conclusivo,
Palabras clave: Fraternidad, Solidaridad, Justicia. porque no tendremos espacio para desarrollarlo– sugeriremos cuáles de ellas son más ade-
cuadas. En el apartado de conclusiones añadiremos un par de observaciones sobre el estatus
de la fraternidad.
1. Introducción
El interés de nuestra reflexión es de carácter clarificador, pero también explicativo.
Una y otra cosa, la intención clarificadora y la explicativa, están ligadas. Y, como en cual-
La consigna “Libertad, Igualdad, Fraternidad” surgió por primera vez en un célebre
quier proyecto teórico, esa ligazón debería rendir frutos. Nuestro propósito no es relatar las
discurso que Robespierre hizo ante la Asamblea Nacional el 5 de diciembre de 1790. En
vicisitudes por las que el concepto ha pasado a lo largo de la historia, ni tampoco capturar
él defendía que la defensa de la República competía a todos los ciudadanos mayores de
el verdadero significado de la fraternidad –si es que tal cosa tiene sentido. Sin embargo,
18 años, y no tan sólo a los adinerados. Cualquier ciudadano debía poder formar parte de
hacernos una idea más clara de la fraternidad tal vez nos ayude, por ejemplo, a elevar una
la Guardia Nacional de su comuna y llevar en el pecho las palabras “Libertad, Igualdad,
hipótesis explicativa de por qué el ideal cayó en desgracia. Eso haremos al final del texto.
Fraternidad” (Domènech, 2003, 12). A partir de ese momento la proclama hizo fortuna. No
tan sólo como lema de la Revolución Francesa. Para muchos, la libertad, la igualdad y la
fraternidad son todavía los ideales que definen el marco político de nuestra modernidad
política. Con todo, el tercer elemento de la tríada no ha sido igual de afortunado que los 1 Según Domènech, el debate sobre la fraternidad es ajeno al pensamiento norteamericano por razones his-
otros dos. Así, por ejemplo, cuando Rawls da cuenta del propósito general de su teoría –y tóricas: “Las colonias norteamericanas llegaron a conocer –¡y cómo!- la esclavitud en las grandes haciendas
decir Rawls es hablar del mainstream en filosofía política– hace referencia a la tensión que algodoneras del sur, pero no el inmenso gradiente de servidumbres, patronazgos y clientelismos granfamiliares
característicos de la América española y portuguesa. De aquí... que la consigna de la fraternidad no tuviera
existe en el pensamiento político actual entre la libertad y la igualdad: su concepción de la necesidad de arraigar en la tradición política de EE.UU.” (Domènech, p. 15). Domènech afirma que Rawls, que
pertenecería a esta tradición, habría entendido mal la fraternidad al caracterizarla en términos psicologizantes
Recibido: 06/05/2018. Aceptado: 09/07/2018. (Domènech, 2003, 12). Para demostrarlo cita un fragmento de A Theory of Justice en el que Rawls afirma que
* La publicación de este texto se enmarca dentro del proyecto de investigación “Justicia y democràcia: hacia la fraternidad, efectivamente, ha ocupado un lugar menor en la teoría de la democracia y “canaliza más bien
un nuevo modelo de solidaridad” financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, ref. FFI2015- determinadas actividades mentales y formas de conducta”. Es cierto que Rawls afirma tal cosa. Sin embargo,
64858-P. no es menos cierto que a renglón seguido mantiene que su propósito es alejarse justamente de tal planteamiento
** Profesor titular de Filosofía Moral y director de la Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo en la psicologizante y conferir a la fraternidad un aspecto normativo que pueda ser institucionalizado en la estructura
Universidad de Girona. Líneas de investigación: Rawls, nacionalismo, diversidad religiosa. Publicaciones más básica de la sociedad (véase el párrafo §17 de Rawls, 1999). De ahí su propuesta, como veremos, de identificar
recientes: La libertad: una inmersión ràpida (2018), The Catalan Process: Sovereignty, Self-Determination and el principio de la diferencia con la fraternidad! Todo lo contrario, pues, de lo que nos sugiere Domènech.
Democracy in 21st Century (2018; coedición junto a Peter A. Kraus). Email: joan.verges@udg.edu
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2. El problema terminológico en huelga y aportan fondos a la caja de resistencia. La función tradicional de los sindicatos
ha sido promover y articular justamente la ayuda mutua entre los trabajadores. Esta ayuda
2.1. Una cierta tipología de casos mutua adopta una forma negativa –“negativa” aquí no debe entenderse, claro está, en térmi-
nos valorativos– cuando hay huelgas generales y se forman piquetes. La justificación última
No es difícil hallar ejemplos de lo que aquí entenderemos por fraternidad. El 10 de de los piquetes en una huelga general no es otro que asegurar que todos los trabajadores
setiembre de 2012, el periódico francés Libération abrió portada con una foto de Bernard se ayuden efectivamente entre sí, incluso cuando pueda interesarles no hacerlo. Se trata de
Arnault –el propietario del grupo de artículos de lujo LVMH y primera fortuna de Fran- evitar que el trabajador devenga un “esquirol”, la peor condición de un trabajador, merece-
cia– con una maleta en la mano y la frase “Casse-toi riche con!” –traducible al castellano dora de reprobación y oprobio.
por “Lárgate, rico capullo!”2. El motivo de ese titular era que Arnault había pedido nacio- No obstante, la fraternidad socioeconómica no es el único tipo de fraternidad. Cuando en
nalizarse ciudadano belga a fin evitar el impuesto del 75% sobre los ingresos superiores diciembre de 2014 el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña admitió a trámite la querella
al millón de euros que el gobierno de François Hollande quería imponer a los ricos. Inme- por desobediencia contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, por haber organizado la
diatamente Arnault interpuso una denúncia contra el periódico por injurias. Sin embargo, “consulta” alternativa del 9N, inmediatamente se produjo en Cataluña un alud de autoincul-
Sylvain Bourmeau, el director adjunto de Libération, se preguntaba “¿acaso no insulta él a paciones por parte de ciudadanos corrientes. “Todos a una con el president” fue la consigna.
los franceses si decide realmente irse y abandonar el país?”. Finalmente, Arnault no cursó Por otra parte, tras la frustrada proclamación de la República Catalana el 27 de octubre de
la denuncia e incluso renunció a su petición de nacionalidad belga. 2017 enseguida se creó una “caja de solidaridad” para hacer frente a los onerosos procesos
Este sería un ejemplo “en negativo” de una muestra de fraternidad de carácter socioeco- judiciales abiertos contra los líderes independentistas catalanes y, especialmente, ayudar a
nómico. El problema que los periodistas de Libération –y buena parte de la opinión pública sus familias.
francesa– veía en la solicitud de pasaporte belga por parte de Arnault era que fuera justa- Otra muestra de fraternidad de este tipo –que podríamos llamar “fraternidad política”
mente él, la primera fortuna francesa, quien les quisiera abandonar en tiempos difíciles. En – tuvo lugar en Francia después de que el 8 de enero de 2015, los hermanos Kouachi, en
la famosa portada, el periódico hablaba del caso Arnault como “el símbolo del egoísmo de nombre de Al Qaeda en la Península Arábiga atentaran contra el semanario satírico Charlie
los más afortunados”. Hebdo –con el resultado conocido de doce personas asesinadas. Inmediatamente, en todo
Un ejemplo en positivo del mismo fenómeno lo podemos encontrar en 2009 en la el mundo, pero especialmente en el país galo se produjeron manifestaciones de apoyo al
petición –todavía en el aire– formulada por un notable grupo de ricos alemanes de que el semanario. El lema espontáneo y más utilizado fue “Je suis Charlie Hebdo”. A la mañana
gobierno de Angela Merkel les aumentara los impuestos a fin de hacer frente a la crisis siguiente de una masiva manifestación en París, el 11 de enero, Libération abría el periódico
económica. A la cabeza de este grupo y de la “Appells für eine Vermögensabgabe” está el con una foto de la multitud y la frase “Nous sommes un peuple”.
psiquiatra berlinés Dieter Lehmkuhl. Cuando se le pregunta por las razones de la iniciativa, Los ejemplos de apoyo de este tipo no son raros. En España, el asesinato de Miguel
suele responder que es injusto que la carga de la crisis recaiga principalmente sobre los ciu- Ángel Blanco –regidor del PP en la localidad vizcaína de Ermua– en 1997 a manos de
dadanos de clase media. Pero la propuesta se sustenta en “un buen argumento en términos ETA originó una oleada extraordinaria de muestras de apoyo y de rechazo a la crueldad de
económicos y políticos; [el dinero obtenido] estimularía la economía y reduciría la deuda la banda armada. Se trata del mismo tipo de resorte motivacional que el diario ABC persi-
pública y también la galopante desigualdad que socava la democracia y destruye el tejido guió y logró despertar en enero de 2004 cuando hizo pública una reunión del dirigente de
social de la sociedad”3. Iniciativas similares han surgido en otros países: en Francia, grandes ERC Josep Lluís Carod-Rovira –en aquel entonces conseller en cap del gobierno catalán
fortunas pidieron que les aumentaran la presión fiscal y en Italia un grupo de empresarios presidido por Pasqual Maragall– con la cúpula de ETA cerca de Perpiñán. Aunque Carod-
mostró su predisposición a comprar deuda soberana si persistían las tensiones en los mer- Rovira siempre lo ha negado, según ABC el político catalán había ido a negociar que ETA
cados financieros. no cometiera atentados en Cataluña, dando a entender con ello que no había pedido que no
Estos serían ejemplos de “no egoísmo” por parte de los ciudadanos más pudientes o, lo hiciera en el resto de España4.
en nuestra opinión, ejemplos de fraternidad socioeconómica. Históricamente, sin embargo, Hasta aquí la enumeración de ejemplos. Hemos identificado dos tipos de casos, al menos:
el tipo de fraternidad socioeconómica más notable y recurrente ha sido la fraternidad entre el socioeconómico y el político. Posiblemente habrá más tipos, pero ahora no podemos entre-
miembros de la clase obrera. En su manifestación positiva, son innumerables los ejemplos en tenernos en completar una tipología. Lo que aquí nos interesa es diferenciar el fenómeno
los que los trabajadores de una empresa se solidarizan con los trabajadores de otra empresa subyacente a estos ejemplos de conducta social de otro tipo de fenómeno, notablemente
distinto. Nos referimos a aquellos casos en los que unas personas o grupos salen en socorro
2 El grupo LVMH incluye marcas de productos moda como Louis Vuitton, Givency, de champán como Moët &
Chandon y Don Pérignon, o de perfumería como Christian Dior o Sephora. La expresión “Casse-toi riche con”
hace referencia a la reacción que tuvo Nicolas Sarkozy en 2008 cuando un señor se negó a darle la mano. Ante 4 Carod-Rovira siempre ha negado que fuera a negociar que ETA no atentara en Cataluña. Sin embargo, sí reco-
el rechazo, el presidente francés le espetó airado “Casse-toi pauvre con!”. noce que recriminó a los etarras su visión de que Cataluña es una parte de España. Véase, por ejemplo, su relato
3 Véase http://www.appell-vermoegensabgabe.de/index.php5?show=english. Las cursivas son nuestras. de los hechos en “De Perpinyà a Aiete”, ELPuntAvui de 21/10/2011.

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de otras personas o grupos que se hallan en situación de necesidad, principalmente huma- meramente una exigencia de transferencia de recursos institucionalizada y se olvida de la
nitaria. ONGs como Médicos sin Frontera, Cáritas, Intermón-Oxfam, etcétera, responden necesaria disposición a satisfacerla por parte de los sujetos afectados por tal exigencia, pierde
mayoritariamente a este tipo de motivación. Vamos a presuponer que el lector intuye a lo que sustancia en cuanto fraternidad o solidaridad fraterna.
nos referimos. Nuestra propuesta es llamar al primer fenómeno “fraternidad” y al segundo La fraternidad presupone que entre ciertos individuos se puede dar una relación de un
“solidaridad”. Los términos “fraternidad” y “solidaridad” son muchas veces intercambiables, cierto tipo, a saber, una relación de iguales. La metáfora de “ser hermanos” alude inmedia-
apuntan al mismo concepto5. A la conducta de socorro y de ayuda mutua entre trabajadores, tamente a esta condición: todos los hermanos son iguales entre sí en el seno de una familia.
a la respuesta de los catalanes ante la inculpación de su president, a la movilización de los Como se ha resaltado muchas veces, la metáfora es de origen cristiano: todos, como hijos
franceses ante el atentado contra Charlie Hebdo, etcétera; todas estas conductas también de Dios, somos iguales y, por consiguiente, debemos tratarnos como hermanos. Una rela-
podrían ser identificadas mediante la palabra “solidaridad” y nos entenderíamos. Con todo, ción entre dos individuos será fraternal si sirve para demostrar que ambos pertenecen en
“solidaridad” muchas veces se usa para referirse a ejemplos de ayuda desinteresada en igual medida a una comunidad o grupo particular, es decir, que están sujetos a las mismas
situaciones de escasez extraordinaria. Es posible, además, que hoy en día ese sea el uso obligaciones y a los mismos derechos. La noción de igualdad es fundamental, aquí.8 Pero se
dominante del término. De ahí la necesidad de introducir consideraciones terminológicas. plantea como el objetivo de otra relación ya existente de igual pertenencia a una comunidad
No es que nos interese la precisión terminológica antes que nada. Lo que nos interesa aquí o grupo –que, en algún caso, puede llegar a ser el conjunto de la humanidad. A menudo, la
es distinguir conceptos. Al primer conjunto de casos también podríamos llamarlo “solidari- atención hacia el ideal igualitario –el fin del trato igual– oculta el hecho o presupuesto de la
dad-1” y al segundo “solidaridad-2”, o “solidaridad fraterna” y “solidaridad humanitaria”. relación particular existente de una igual pertenencia. Pero ambos polos son fundamentales:
Pero creemos que es bueno mantener el término “fraternidad” y asociarle un uso específico el polo normativo y el polo fáctico. La idea de igualdad aparece, por decirlo así, por ambos
que recoja algunos de los rasgos más destacados de la tradición republicana-socialista en costados. Por otra parte, la pertenencia a una comunidad o grupo particular suele estar articu-
la que surgió6. Con este propósito en mente, a continuación trazaremos un contraste entre lada institucionalmente y el trato igual que se persigue también podría ser institucionalizado.
fraternidad y solidaridad –o, si se prefiere, entre dos propuestas de uso de los términos En cambio, el concepto de solidaridad parece tener un dominio más amplio y no presenta
“fraternidad” y “solidaridad”. este juego de polaridades en relación con la idea de igualdad. Ni es operativo solamente
entre personas que podemos considerar igualmente pertenecientes a un grupo o comunidad,
2.2. Fraternidad y solidaridad: ingredientes y contraste ni apunta a la satisfacción del ideal igualitario. La solidaridad se da más bien entre desiguales
y sin que se plantee el objetivo de un igual trato. La solidaridad apunta más bien a una pers-
Ambos conceptos, fraternidad y solidaridad, son de naturaleza tripartita. Denotan al pectiva universal o universalista. Y parece estar más vinculada a una moralidad mínima o
mismo tiempo una relación (un hecho), una disposición (una actitud) y una exigencia (una thin que a una moralidad gruesa o thick9. Tampoco presupone un contexto institucionalizado
norma). Cada uno de estos ingredientes nos lleva a identificar un criterio con el que carac- o el objetivo de una relación institucionalizable. Bill Gates, cuando dona dinero al Tercer
terizarlos y contrastarlos entre sí. No es extraño encontrar teóricos que tan sólo se fijan Mundo a través su fundación está siendo solidario con aquellos que necesitan el dinero. Pero
en uno de estos ingredientes y se olvidan de los otros. Pero entonces la caracterización es no persigue establecer o consolidar una relación de fraternidad con ellos.
incompleta, cuando no problemática puesto que la expone a tensiones inadvertidas. Tratar En lo tocante a la disposición, la fraternidad y la solidaridad se parecen en la medida que
la fraternidad como si fuera solamente una disposición subjetiva, por ejemplo, conlleva que identifican conductas responsivas ante la situación de otros. Uno se solidariza con aquellos
parezca imposible llegar a institucionalizarla. Y a la inversa, tratarla meramente como una a quienes falta algo esencial o importante; uno demuestra mantener una relación fraterna
exigencia institucionalizable conlleva desposeer el concepto del componente subjetivo que con otros si coopera y desea cooperar sinceramente con ellos, es capaz de responder a sus
explica y justifica su conversión en norma jurídica. Así, por ejemplo, uno podría afirmar que peticiones, sale en su ayuda si es preciso, etcétera. En ambos casos debe existir, pues, una
la “solidaridad entre territorios” que prescribe la Constitución Española7, cuando deviene actitud, una predisposición sincera a colaborar y ayudar a otros. Es la actitud propia de quien
satisface deberes positivos para con otros. Sin embargo, en el caso de la fraternidad, a dife-
5 Según Habermas, “fraternidad” es el “concepto clave de la religión de la humanidad secularizada que se radi- rencia de la solidaridad, es tan relevante el atender los requerimientos y peticiones del otro
calizó y que el primer socialismo y la doctrina social del Catolicismo fusionaron con el concepto de solidaridad
durante la primera mitad del siglo XIX” (Habermas, “Democracy, Solidarity and the European Crisis”, confe- como el no atenderlos. En el caso de la solidaridad, valoramos muy positivamente aquel que
rencia impartida en la Universidad de Lovaina el 26 de abril de 2013). sale en ayuda de quien lo necesita y tal vez lamentemos que aquel que no ayuda, no ayude.
6 Naturalmente, no es en absoluto casual que utilizemos la palabra “fraternidad” para referirnos al concepto en el Pero no se lo recriminamos abiertamente o lo utilizamos para denigrarle públicamente. En
que deseamos centrarnos. Sin embargo, como dijimos, es sintomático del declive en el que cayó el concepto de fra-
ternidad que tengamos confusiones de carácter terminológico. Habermas, en su Teoría de la acción comunicativa 8 No es extraño, pues, que a veces se haya cuestionado qué añade la fraternidad a la igualdad. Tal es la pregunta
habla de “integración” (Habermas, 1987, vol.2, cap.VI); otros hablan de “concordia” (Domingo 2012); etcétera. que Javier Lucas se plantea, si bien en su caso hablando de “solidaridad” para referirse a lo que nosotros iden-
7 Especialmente en los artículos 2 y 138. El término “solidaridad” aparece también en el 45, 156, 158. Como tificamos mediante el término “fraternidad”: “Una vez reconocida jurídicamente la igualdad, ¿para qué, sino a
vemos, la CE habla de “solidaridad”, no de “fraternidad”. La palabra “fraternidad” no aparece en ningún artí- efectos retóricos, acudir a la solidaridad?” (De Lucas, 1993, 27).
culo. Pero entendemos que el uso que se le da es el que aquí queremos recoger con “fraternidad”. 9 “Minimalism makes for a certain limited, though important and heartening, solidarity”, (Walzer 1994, 11).

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cambio, con la fraternidad, tan importante es el responder positivamente a las peticiones de No está nada claro que la respuesta de Habermas sea satisfactoria –especialmente que
los otros como el no fallarles –cumplir con un deber negativo. En la sección anterior pusi- tan sólo haya obligaciones éticas en comunidades pre-políticas. En este escrito, sin embargo,
mos ejemplos “en positivo” y “en negativo” del fenómeno de la fraternidad. Los ejemplos dejaremos la pregunta en el aire. Y es que para poder responderla, para comprender mejor
“en negativo” son casos en los que se da una reacción airada contra alguien porque no ha qué clase de obligación pudiera ser la fraternidad –moral, legal o ética–, antes, creemos,
respondido a la exigencia propia de una relación fraternal. La fraternidad exige tanto que deberíamos abordar la cuestión de su contenido normativo. Determinar la fuente normativa
cooperemos como que no fallemos a aquellos con quienes debemos cooperar. La solidaridad de la fraternidad, saber de qué ámbito normativo brota la obligación de ser fraterno posible-
exige socorrer a aquel que lo necesita, pero se trata de una exigencia de carácter más bien mente podría ayudarnos a resolver la duda sobre su adscripción a una clase u otra.
supererogatorio. El no satisfacerla no nos hace merecedores de reproche automáticamente.
En términos de exigencia o tipo de norma, pues, la fraternidad se aproxima a lo que, 3. Fraternidad y justicia: una tipología
siguiendo a Rawls, podríamos llamar obligación, mientras que la solidaridad sería más bien
un deber natural. Según Rawls, las obligaciones poseen tres características: (i) emergen de ¿Qué nos exige la fraternidad? ¿A qué nos obliga? La pregunta es demasiado general.
actos voluntarios, compromisos expresos o tácitos; (ii) su contenido está definido por una Intentaremos acotarla fijándonos en un ámbito normativo concreto, a saber, la justicia. Pre-
institución o práctica social; y (iii) se deben a individuos concretos, a aquellos con quien guntémonos, pues, ¿es de justicia ser fraternos? ¿Es por razones de justicia que deberíamos
uno coopera. Los deberes naturales, también exhiben tres características, pero (i) valen con responder al ideal de la fraternidad? Pensar en la justicia, cuando estamos hablando de fra-
independencia de que haya habido actos voluntarios o compromisos expresos o tácitos; (ii) ternidad, parece, de entrada, natural. En una ocasión, el estadista francés George Clemenceau
no presentan ninguna conexión necesaria con instituciones o prácticas institucionales; y (iii) proclamó: “La gran fórmula de la Revolución –Libertad, Igualdad, Fraternidad- contiene en
se deben a las personas en general.10 tres palabras todos los Derechos del hombre, todas las reformas sociales, todos los precep-
Habermas nos sugiere además la posibilidad de caracterizar la obligación ínsita en la tos de la moral y se puede resumir en una fórmula todavía más breve: Justicia” (Inkova,
fraternidad por contraste con otras obligaciones. En este sentido, el tipo de obligación que 2006, 3). Sin embargo, no está nada claro qué tipo de relación existe entre la justicia y la
incorpora la fraternidad diferiría tanto de las obligaciones morales como de las obligacio- fraternidad y hasta incluso puede ponerse en duda que entre los dos conceptos haya ninguna
nes legales. Las obligaciones morales se imponen por sí mismas, en sus propios términos, conexión. Como veremos, la tipología de respuestas es variada. A continuación enunciare-
mientras que las legales se imponen en última instancia mediante coerción y por el general mos cinco. Las tres primeras son afirmativas, las dos últimas negativas. Así, pues, ¿es por
cumplimiento que esa coerción garantiza. ¿Es posible, pues, que la fraternidad incorpore un razones de justicia que debemos ser fraternos?
tercer tipo de obligación, una obligación de carácter ético (sittlich) como la que se da entre (1) Una primera respuesta consiste en decir que sí, que es de justicia ser fraternos y ello por
miembros de una misma familia? La metáfora que hay detrás de la idea de fraternidad así razones intrínsecas a los dos conceptos. Es decir, la conexión entre la justicia y la fraternidad
parece insinuarlo. Pero Habermas lo descarta, puesto que supedita la existencia de obliga- atañe al significado de los conceptos. El vínculo es analítico. Decir fraternidad es decir también
ciones éticas a la existencia de una comunidad pre-política casi-natural y, en su opinión, la justicia; y viceversa. No tendría sentido, sería contradictorio afirmar que en una sociedad justa
fraternidad es necesariamente política, es decir, no presupone la existencia de comunidades el valor de la fraternidad puede estar ausente. El discurso de Clemenceau parece apuntar en
pre-políticas casi-naturales11. esta dirección de conexión semántica entre los conceptos. Asimismo, cuando Richard Rorty
sostiene que la justicia no es sino una forma de lealtad ampliada consistente en solidarizarse
con aquellos que pertenecen a nuestro grupo más amplio, también estaría afirmando que entre
10 Véase A Theory of Justice, §19. La caracterización de Rawls se inspira en la obra The Concept of Law de H. la justicia y lo que él llama “solidaridad” –y aquí llamamos “fraternidad”– existe una conexión
Hart. Otros autores han intentado trazar una distinción entre “obligación” y “deber”: Joel Feinberg, Harry íntima, semántica. De hecho llega a sugerir que no perderíamos nada si dejáramos de hablar
Beran, Rex Martin, etcétera. Jorge F. Malem sigue la estela de estos autores, aunque su explicación no coincide de “justicia” y en su lugar habláramos de “lealtad ampliada”12.
plenamente con la que acabamos de ofrecer de Rawls: “En resumen, para que exista una obligación es necesaria
la realización previa, voluntaria y consciente de un acto que es condición necesaria de la misma… Los deberes, (2) Una segunda respuesta, también afirmativa, consiste en dar al concepto de fraternidad
que pueden ser naturales, posicionales o de obediencia, no se adquieren voluntariamente, ni se asumen con abs- un sentido concreto incorporándolo a una concepción de la justicia determinada. Lo que da
tracción de su contenido. Su función es la de prescribir, enseñar, indicar o aconsejar cuál es la conducta correcta un significado normativo y operativo al concepto de fraternidad es el hecho de figurar en
teniendo en cuenta todos los factores relevantes que rodean al caso (deber de juicio final)” (Malem 1988, 22). una concepción de la justicia. No se trata, por tanto, de que los conceptos de fraternidad y
En el lenguaje corriente las palabras “deber” y “obligación” suelen usarse indistintamente en el mismo sentido.
Ello no quita, sin embargo, que no sea pertinente trazar una distinción conceptual a fin de introducir clarifi- justicia estén semánticamente conectados, sino que una comprensión sustantiva de la justi-
caciones relevantes. Podríamos decir que el intento que realizamos en este texto de trazar una distinción entre
“solidaridad” y “fraternidad” se inspira en el esfuerzo de estos autores por trazar una distinción entre “deber” y 12 “¿Sería posible reemplazar la noción de “justicia” por aquella otra de “lealtad a un grupo”, el grupo
“obligación”. de conciudadanos, la especie humana, o el grupo de todas las cosas vivientes? ¿Se perdería nada con esta
11 Habermas, op. cit. Habermas habla de “solidaridad” en lugar de “fraternidad”, pero, como vimos, en su opinión sustitución?” (Rorty 2000, p. 228). En opinión de Rorty, no se perdería nada. Véase también Richard
ambos términos remiten a un mismo concepto. Según nuestra lectura, en este artículo estaría más bien hablando Rorty,1989. Naturalmente, uno entenderá que podamos encasillar a Rorty en este primer tipo de respuesta si
de “fraternidad”. tiene en cuenta su concepción pragmatista del significado.

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cia incluirá una caracterización determinada de la fraternidad. En este caso, afirmar que es el Estagirita la amistad y la justicia son cosas distintas, pero existe una cierta conexión:
posible que una sociedad justa no realice el valor de la fraternidad no será contradictorio “La amistad también parece mantener unidas las ciudades, y los legisladores se afanan más
sino, simplemente, equivocado: se deberá a una mala caracterización del concepto de justi- por ella que por la justicia…. Y cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de
cia. El error no será pues de carácter analítico, sino sustantivo. En este punto, posiblemente justicia, pero aun siendo justos, sí necesitan de la amistad, y parece que son los justos los
sea ilustrativo tener presente la distinción entre concepto y concepción (Rawls 1999, 5)13. que son más capaces de amistad” (Aristóteles 1155a, 323). Así pues, Aristóteles constata
Esta segunda respuesta, entonces, consiste en afirmar que, efectivamente, es de justicia una relación entre ambas, pero no llega a afirmar que la amistad y la justicia estén intrín-
ser fraternos, pero la asociación entre la fraternidad y la justicia se realiza no través de los secamente unidas15.
conceptos, sino a través de una concepción de la justicia. La cuarta y quinta respuestas son negativas: no es por razones de justicia que deberíamos
El mejor ejemplo de este segundo tipo de respuesta es la propuesta que nos hace John ser fraternos, sino por otro tipo de razones.
Rawls de ver en el Principio de la Diferencia (PD) una expresión clara y definida del valor (4) Podría ser que la razón por la que debemos ser fraternos es que si no lo somos,
de la fraternidad. Vinculando la fraternidad al PD, le otorgamos un lugar i un rol específico entonces tendremos bajos resultados en algún tipo de actividad que apreciamos. Por ejem-
en la estructura básica de la sociedad. plo, uno podría decir, si no hay fraternidad, entonces la sociedad estará menos unida y, en
consecuencia, será menos fuerte para hacer frente a los retos del futuro en comparación con
The difference principle, however, does seem to correspond to a natural meaning of otras sociedades. Cuando en una sociedad no hay fraternidad no se está faltando a ningún
fraternity: namely, to the idea of not wanting to have greater advantages unless this requisito de justicia propiamente, pero tiene consecuencias negativas en algún otro aspecto
is to the benefit of others who are less well off. The family, in its ideal conception de por sí deseable –en el ejemplo señalado, tiene consecuencias en la eficiencia colectiva.
and often in practice, is one place where the principle of maximizing the sum of Por consiguiente, las razones por las que deberíamos ser fraternos tienen que ver con la
advantages is rejected. Members of a family commonly do not wish to gain unless deseabilidad propia del objetivo que la requiere, pero si ese objetivo pudiera conseguirse
they can do so in ways that further the interests of the rest. Now wanting to act on por otros medios, entonces nos podríamos cuestionar si debemos ser fraternos o no. El plan-
the difference principle has precisely this consequence. (Rawls 1999, pp. 90-91). teamiento vuelve a ser consecuencialista. Tal vez, una versión ruda de utilitarismo pudiera
suscribir este tipo de explicación.
En opinión de Rawls, el principio de las libertades básicas iguales expresaría el ideal de (5) La quinta respuesta se aleja de la cuarta al no adoptar un planteamiento consecuen-
la libertad; el principio de oportunidades equitativas expresaría el ideal de la igualdad y el cialista. Consiste en decir que la fraternidad pertenece a un ámbito normativo distinto al de
principio de la diferencia expresaría el ideal de la fraternidad. la justicia, pero a un ámbito con fuerza normativa al fin y al cabo. Es por razones distintas
(3) Las dos primeras respuestas son afirmativas en un sentido parecido: establecen una a la justicia que debemos ser fraternos, pero hay razones independientes para serlo. A partir
conexión interna, por decirlo así, entre el concepto o una concepción de la justicia y la de aquí, caben dos posibilidades: (5a) cabe la posibilidad de que la fraternidad no pertenezca
fraternidad. Por el contrario, el tercer tipo de respuesta a la pregunta de si es de justicia ser en absoluto al ámbito de la justicia y que pertenezca solamente a otros ámbitos; y (5b) cabe
fraternos establece una conexión más bien externa en la medida que la razón por la que es la posibilidad de que la fraternidad pertenezca a algún ámbito distinto al de la justicia, pero,
de justicia ser fraternos tiene que ver con las consecuencias para la justicia de que en una no obstante, también incida en aspectos propios del ámbito de la justicia. Naturalmente, al
sociedad exista o no exista fraternidad entre sus ciudadanos. Sin fraternidad, la justicia sale presuponer al menos dos ámbitos normativos distintos, en ambos casos se da la posibilidad
perjudicada; con fraternidad, la justicia sale reforzada. Pero ello es así por razones contin- de que la fraternidad esté en tensión con la justicia.
gentes, no porque haya una conexión entre conceptos o concepciones. El planteamiento es Según nuestra opinión, la posición de G.A. Cohen se movería entre (5a) y (5b). Cohen
consecuencialista. Si tomamos por un momento y con las salvedades pertinentes el concepto sostiene que el socialismo distinguirá entre el principio de justicia y el principio de comu-
aristotélico de “amistad” como un pariente próximo de la fraternidad, entonces posible- nidad. El primero puede llegar a justificar la existencia de ciertas desigualdades entre
mente tengamos un ejemplo de este tercer tipo de respuesta en lo que sostiene Aristóteles ciudadanos: las desigualdades que resultan de elecciones libres que uno posteriormente
cuando habla de la amistad (philia) y la justicia14. En primer lugar, parece claro que según podría lamentar y las que resultan de factores azarosos. Estas dos formas de desigualdad son
compatibles con la igualdad de oportunidades socialista y no hay razones de justicia para
13 Véase A Theory of Justice, p.5. En Political Liberalism Rawls aclara que “the concept is the meaning of a
eliminarlas (Cohen, 2009, 24-33). Sin embargo, estas desigualdades “repugnan a los socia-
term, while a particular conception includes as well the principles required to apply it... People can agree on
the meaning of the concept of justice and still be at odds, since they affirm different principles and standards listas cuando se dan en un grado suficientemente importante, porque entonces contradicen
for deciding those matters. To develop a concept of justice into a conception of it is to elaborate these requisite
principles and standards” (Rawls 1993, 14fn). 15 La cosa es más compleja, sin embargo. El texto de Aristóteles está repleto de aperturas interpretativas. Así por
14 El concepto de philia en Aristóteles es más amplio que el de fraternidad. Hay philia en contextos en los que ejemplo, cuando habla de los regímenes desviados, afirma lo siguiente: “En las desviaciones, como apenas hay
difícilmente nosotros diríamos que puede haber fraternidad, por ejemplo, entre animales. Con todo, el concepto justicia, tampoco hay amistad y, especialmente en la peor, pues en la tiranía no hay ninguna o poca amistad”
incluye lo que entendemos por fraternidad y, por consiguiente, en algunos párrafos podemos encontrar afirma- (Aristóteles 1161a). En este sentido, parecería que Aristóteles está intentando establecer una conexión más
ciones que contribuirían a conceptualizarla. íntima entre la justicia y la amistad.

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Liberté, Egalité y… ¿cómo se llamaba el tercero, hermano? 135 136 Joan Vergés Gifra

a la comunidad: la comunidad está bajo presión cuando aparecen grandes desigualdades. El es natural pensar que nuestra respuesta está más condicionada por el modo cómo situamos
influjo de la igualdad de oportunidades socialista, por consiguiente, tiene que quedar tempe- la idea de fraternidad en nuestro universo moral que por el significado propio del término.
rado por un principio de comunidad” (Cohen 2009, 34). G.A. Cohen no habla de fraternidad, Dicho de otro modo, el vínculo meramente conceptual entre la fraternidad y la justicia queda
como vemos, sino del principio de comunidad. Pero, según nuestra opinión, está incidiendo en entredicho tan pronto como nos apercibimos de que la conexión entre ambos conceptos
en el mismo concepto que aquí hemos denominado “fraternidad”16. Y es que lo que este dependerá del lugar que ocupen en el entramado de principios morales propios de una
principio demanda es que “la gente se preocupe por y, donde sea necesario y posible, se concepción compleja –en este caso podríamos hablar de un vínculo concepcional. Eso hace
ocupe de los demás y que, asimismo, se preocupe de que las personas se preocupen por especialmente viables las respuestas dos y cinco. Las respuestas tres y cuatro, en cambio, no
los demás” (Cohen 2009, 35). El principio de comunidad sirve para expresar una forma de nos permitirían realizar estas observaciones y, por consiguiente, de entrada, tendrían menos
reciprocidad entre las personas –la reciprocidad comunal– distinta de la reciprocidad que se credibilidad. No obstante, como acabamos de advertir, para poder defender esta postura con
da en una sociedad de mercado. En una sociedad de mercado el cooperar con otros responde más firmeza convendría realizar una disquisición más amplia y profunda.
al interés de obtener a su debido tiempo algo a cambio. El cooperar con otros no es valioso Terminaremos con un comentario final que, a partir de algunas cosas que hemos dicho
por sí mismo. El socialismo no puede conformarse con este tipo de cooperación interesada sobre la fraternidad, pretende ser una explicación sobre el porqué del declive de este ideal –y
y, por consiguiente, persigue un tipo de cooperación valiosa por sí misma, una cooperación que, tal vez, nos dé alguna pista sobre qué tipo de respuesta sería la más adecuada. La idea de
que exprese el deseo de ir juntos. La metáfora que Cohen utiliza para ilustrar su idea de fraternidad tan sólo puede funcionar en el seno de una ideología más o menos igualitaria que
socialismo es la de una acampada. Cuando vamos de acampada nos interesa principalmente presuponga la existencia previa de una comunidad o grupo. Como dijimos anteriormente, la
ir juntos, no que cada uno tenga aquello que debe o merece tener. Cohen se pregunta en
fraternidad presupone una igualdad de hecho inicial y una igualdad normativa final. Es decir,
voz alta, sin embargo, si el principio de comunidad no entrará en contradicción a veces con
el valor de la fraternidad depende, al menos, de una articulación determinada del valor de la
el principio de justicia. La pregunta queda en el aire (Cohen 2009, 37). Por consiguiente,
igualdad. Pero articular el valor de la igualdad, darle un contenido normativo preciso supone
según él, estaría claro que la fraternidad no pertenece al ámbito de la justicia en exclusiva.
también articular el valor de la libertad. Una persona recibe el mismo trato que otra si a la
Lo que no queda claro es si mantiene alguna conexión con él –una conexión que Cohen no
primera se le permite hacer lo mismo –tiene los mismos derechos– que a la segunda. En el
habría sabido elaborar.
marco de la modernidad política, donde el concepto clave es el de ciudadanía, la igualdad y
4. Un par de observaciones a modo de conclusión la libertad individuales son conceptos que se requieren mutuamente. Adoptan un contenido
determinado en la medida en que son articulados de un modo u otro, es decir, en la medida
Hasta aquí la tipología de respuestas a la pregunta de si es por razones de justicia que en que forman parte de una concepción sustantiva sobre los objetivos que una sociedad
deberíamos ser fraternos. ¿Con qué respuesta nos quedarnos? ¿Cuál es más adecuada? Para debiera perseguir. Los ideales de máxima libertad individual y de trato igualitario precisan
responder esta pregunta debidamente se requeriría una elucubración compleja y extensa, que de una concepción para tener un significado concreto, ciertamente, pero son susceptibles de
reservamos para otra ocasión. No obstante, nos atrevemos a afirmar que, a nuestro parecer, ser vistos como objetivos deseables y legítimos del diseño institucional de una democracia.
las respuestas más potentes y sólidas son la segunda y la quinta. Establecer una conexión tan ¿Podemos decir lo mismo con respecto a la fraternidad? ¿Podemos plantearnos el objetivo
íntima entre justicia y fraternidad, tal como hace la primera respuesta, parece ser excesivo. de la fraternidad?
Nos percatamos de ello cuando nos formulamos ciertas preguntas. ¿En la Alemania nazi, Como dijimos, la fraternidad, igual que la solidaridad, posee una naturaleza tripartita: es
por ejemplo, no hubo muestras de fraternidad entre aquellos que suscribían el nacionalso- al mismo tiempo una relación, una disposición y una exigencia o norma. Fijarse tan sólo en el
cialismo? ¿No es cierto que los hermanos Kouachi presentaron los ataques contra Charlie hecho relacional o en el factor normativo puede llevar a pensar que la fraternidad constituye
Hebdo como una muestra de fraternidad hacia los musulmanes humillados por las caricaturas un ideal perseguible, un ideal sustantivizable en políticas concretas. Sin embargo, cuando
de Mahoma? ¿Podemos estar de acuerdo con esa presentación? Si contestamos que sí, pero nos fijamos en la fraternidad en cuanto disposición, postular la fraternidad como objetivo
al mismo tiempo juzgamos las ideologías nazi y yihadista como claramente injustas, enton- político deviene más complicado.
ces negamos implícitamente que exista un vínculo conceptual. Si decimos que no, entonces Dicho de otro modo, la fraternidad no puede conseguirse por los mismos mecanismos
que podemos conseguir que una sociedad sea más igualitaria o más libre. Los conceptos de
16 Una prueba de ello, creemos, es que en otros lugares haya elevado contra Rawls la objeción de que su PD no
puede ser interpretado como siendo aplicable tan sólo a la estructura básica de la sociedad. En su opinión, igualdad y la libertad denotan relaciones y normas, pero no necesariamente disposiciones.
Rawls no es coherente al afirmar que su PD expresa el ideal de la fraternidad y afirmar al mismo tiempo que Que una sociedad sea libre o igualitaria tiene que ver primariamente con las condiciones
el PD se aplica exclusivamente a la estructura básica: “No querer «mejorar a menos que puedan hacerlo de tal objetivas que presenta –Rawls diría, de su estructura básica–, no de las actitudes de los
forma que mejoren los intereses de los demás» es incompatible con la motivación egoísta de los maximizadores
del mercado, que el principio de la diferencia no condena en su interpretación puramente estructural” (Cohen, ciudadanos. Puede incluso darse el caso que una sociedad sea más libre o más igualitaria
2001, 182). que otra –en términos objetivos– y sin embargo los ciudadanos no se percaten plenamente

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Liberté, Egalité y… ¿cómo se llamaba el tercero, hermano? 137 138 Joan Vergés Gifra

de ello y que incluso sean más infelices17. En cambio, con respecto a la fraternidad el Invoka, Olga (ed.) (2006), Justice, Liberté, Egalité, Fraternité, Ginebra: Institut Européen
componente subjetivo parece insoslayable. No hay fraternidad en una sociedad si no existe de l’Université de Genève.
una cierta disposición, una cierta actitud por parte de una mayoría de sus miembros. La Habermas, Jürgen (1987), Teoría de la acción comunicativa, Madrid: Taurus.
pregunta es ¿podemos generar esa actitud? En este punto el escepticismo parece justificado. Habermas, Jürgen (2013), “Democracy, Solidarity and the European Crisis” http://www.
Con respecto a la actitud fraternal sucede posiblemente algo parecido a lo que sucede con socialeurope.eu/2013/05/democracy-solidarity-and-the-european-crisis-2/
la amistad. La amistad, como la fraternidad y la solidaridad, también posee una naturaleza Malem, Jorge (1988), Concepto y justificación de la desobediencia civil, Barcelona: Ariel.
tripartita: una relación, una disposición y una exigencia. Dos personas no son amigas si no Rawls, John (1999), A Theory of Justice, Cambridge Ma., Harvard UP.
podemos decir de ellas que mantienen una relación en la que se dan ciertas actitudes –deseo Rawls, John (1993), Political Liberalism, Nueva York: Columbia UP.
de estar y actuar con el amigo, tendencia a gozar de sus virtudes, disposición a tolerar sus Rorty, Richard (2000), El pragmatismo, una versión, Barcelona: Ariel.
defectos, etcétera– y ciertos compromisos –reconocimiento del imperativo de ayudarle en Rorty, Richard (1989), Contingency, Irony and Solidarity, Cambridge: Cambridge UP.
caso de necesidad, de favorecerle aunque no haya necesidad, etcétera. La amistad suele Walzer, Michael (1994), Thick and Thin: Moral Argument at Home and Abroad, Notre
verse como algo deseable. Pero no podemos hacer que dos personas sean amigas. La amis- Dame: University of Notre Dame.
tad –como el amor, la felicidad, etcétera– no se consigue, se da. En este sentido, constituye
un caso claro de lo que Jon Elster ha llamado “subproducto”. Los subproductos son estados
deseables que uno no puede obtener directamente y con respecto a los cuales suele ser con-
traproducente perseguir su consecución (Elster, 1988, cap.II). Nuestra sugerencia es que la
fraternidad también sería un subproducto. En una sociedad se dará la disposición propia de
la fraternidad, conjuntamente con el tipo de relación y la exigencia que le son consustancia-
les, porque en ella sucederán otras cosas, distintas a la persecución de la fraternidad. Habrá
fraternidad, por ejemplo, porque en ella las instituciones velan porque todos los ciudadanos
sean tratados igualitariamente como individuos autónomos y, gracias a ello, pueden creer
que la comunidad les pertenece en igual medida –es decir, cuál hermanos, poseen el mismo
estatus. O porque creen ser miembros en igual medida de un colectivo humano con un relato
compartido, etcétera.
Estos dos aspectos de la fraternidad –su dependencia con respecto a otros conceptos y,
especialmente, con respecto a la igualdad; su condición de subproducto– tal vez nos ayuden
a explicar el porqué de su declive en tanto que discurso explícito y articulado. Pero posi-
blemente también nos ayuden a entender hasta qué punto ese declive era esperable y hasta
incluso deseable.

Referencias

Aristóteles (1985), Ética a Nicómaco, Madrid: Gredos.


Cohen, Gerald A. (2001), Si eres igualitarista, ¿cómo es que eres tan rico? Barcelona:
Paidós.
Cohen, Gerald A. (2009), Why not Socialism? Princeton: Princeton UP.
De Lucas, Javier (1993), El concepto de solidaridad, México DF: Distribuciones Fontamara.
Domingo, Tomás De (2012), Justicia transicional, memoria histórica y crisis nacional,
Pamplona: Thompson Reuters- Aranzadi.
Domènech, Antoni (2003), El eclipse de la fraternidad, Barcelona: Crítica.

17 De ahí la paradoja, recogida cada año por ciertos estudios, que las sociedades más justas del planeta no figuran
entre las más felices. Según el Happy Country Index Costa Rica, Colombia y Vietnam son los países más feli-
ces, mientras que Alemania figura en el puesto 47.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 139-149 140 Victòria Camps
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/333491
doctrinas de una de las escuelas helenistas más atractivas. En cualquiera de los dos casos,
la amistad es restrictiva: une a los iguales, en la acepción de Aristóteles, o a los seducidos
por la forma de vida que predica Epicuro. Sólo cabe retener del concepto la necesidad de
un vínculo que una a los individuos, ajeno a las normas y más espontáneo que ellas, sin el
La fraternidad, condición de la justicia cual es imposible construir una vida común. Más allá de esa reminiscencia, el pasado más
evidente de la fraternidad moderna y revolucionaria es la fraternidad cristiana que deriva del
mandamiento del amor. En este caso, el vínculo quiere hermanar, en principio, a todos los
Fraternity as a Condition of Justice* cristianos y, por extensión, a todo los hombres y mujeres, en su calidad de hijos de Dios.
Es ahí donde la metáfora funciona mejor: el cristianismo puede hablar de hermanos en la
fe gracias a la filiación divina, una hermandad que sólo es real para el creyente y que, al
mismo tiempo, obliga, puesto que las metáforas dan imágenes de una realidad que está lejos
VICTÒRIA CAMPS**
de reflejarlas sin equívocos. Hablamos de un término a la vez descriptivo y normativo. El
“ama al prójimo como a ti mismo” es un imperativo que, a diferencia de otros imperativos
éticos no amparados por la religión, se refuerza en la esperanza. En efecto, la fraternidad
Resumen: El artículo empieza con un recorrido Abstract: The article starts with an overview of
o la igualdad de todos los hombres ante Dios, que en el mundo terrenal dejan mucho que
por las ideas republicanas del 1848 francés en the idea of fraternity developed by the republican desear, en el reino de los cierlos serán una realidad.
torno a la fraternidad como idea fundamental para French thinkers around 1848. Fraternity was seen Algo de la reminiscencia cristiana se mantiene en el ideal de fraternidad de la célebre
combatir el individualismo e instaurar un nuevo as the main idea to fight individualism and set up tríada de la revolución francesa. Especialmente cuando la apelación a la fraternidad se
orden social. No obstante, el ideal de fraterni- a new social order. But fraternity has been rapidly
dad es rápidamente ignorado por el pensamiento ignored by contemporary thought, contrary to
convierte en uno de los reclamos del republicanismo francés de 1848. Conceptos como el
político contemporáneo, contrariamente a o que what has happened to the two other mottos of de asociación y cooperación son ideas clave con vistas a abordar los problemas de carácter
ocurre con los dos otros dos términos de la divisa French Revolution –liberty and equality. We político, económico y social en el seno de la lucha de clases, como se desprende del siguiente
revolucionaria: la libertad y la igualdad. La autora are wondering now weather it is necessary to texto: “Desde los pastores de la Iglesia a los representantes de la economía burguesa, todas
se plantea si conviene recuperar el concepto de recover the concept of fraternity and in what
fraternidad y en qué sentido. ¿Es una virtud en sense it should be understood. Is it a virtue in the
las bocas hablan de asociación como de un hecho mágico y maravilloso, una suerte de
el sentido aristotélico? Pese a que hay filósofos aristotelian sense of the word? It seems to the ‘ábrete sésamo’ que debía realizar la edad de oro de la fraternidad universal” (Gaumont,
contrarios a esa idea, se defiende la tesis de que es author the more understandable way to consider 1924, t.I, p. 238). Efectivamente, para los republicanos franceses, asociaciación y coope-
difícil que sin fraternidad pueda hacerse justicia fraternity –a virtue or moral obligation essential ración son sinónimos de fraternidad, y suponen una nueva estructuración de las actividades
y que, en consecuencia, la fraternidad no puede for social cooperation or justice.
ser vista sino como una virtud o una obligación Keywords: Fraternity, Justice, Socialism, Virtue,
económicas, una alternativa a la forma de organización liberal. “Si se nos preguntara cual es
moral imprescindible como base de la coopera- Cooperation. vuestra ciencia, responderemos: ¡La Fraternidad! ¿Cuál es vuestro principio? ¡La Fraterni-
ción social. dad! ¿Cuál es vuestra doctrina? ¡La Fraternidad! ¿Cuál es vuestro sistema? ¡La Fraternidad!”
Palabras clave: Fraternidad, Justicia, Socia- (Le Populaire, 4/11/1844).
lismo, Virtud, Cooperación.
Frente a la exaltación del individuo y las libertades individuales, propia del pensamiento
liberal, la asociación es un principio que conlleva la solidaridad entre los hombres y que da
cuenta de que la fraternidad es un valor que une a las personas. Justifica que existan obliga-
1. La construcción de la fraternidad moderna
ciones recíprocas entre los individuos y de la sociedad hacia ellos. El principio de asociación
pone a los problemas colectivos por delante de los individuales, es vista como la condición
Es una obviedad decir que la fraternidad no es un concepto moderno. Según sean los pre-
necesaria para construir una sociedad armónica, fraternal, solidaria, sin antagonismos deri-
cedentes que queramos encontrarle, podemos remontar el origen del concepto a la filosofía
vados del individualismo. Es la manera de acabar con el espíritu egoísta e individualista.
griega y, en concreto, al papel que ocupa en ella la amistad. Me refiero tanto a la amistad
A su vez, con la idea de asociación se buscaba sustituir la dispersión de esfuerzos
aristotélica, virtud fundamental de la ética y de la política, como a la amistad epicúrea
individuales por el fomento de la cooperación. Tal era la idea matriz del socialismo como
que es el sustento de la comunidad de filósofos del célebre jardín donde se discutían las
alternativa al dominio del capital sobre la clase obrera: “El socialismo era, para los traba-
jadores más ilustrados, la supresión del predominio atribuido al capital, y una alianza entre
Recibido: 02/06/2018. Aceptado: 02/07/2018. los trabajadores para la producción industrial, alianza fundada en el principio de fraternidad:
* Este artículo se ha elaborado gracias al proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Economía y era el trabajo ejecutado en común para el beneficio común” (Audiganne, 1845, p. 208). De
Competitividad FFI-2015-64858-P. esta forma, se trataba de introducir una doctrina humanitaria de conciliación, a partir de la
** Universitat Autònoma de Barcelona. Catedrática Emérita. victoriacamps@gmail.com. Autora del libro reciente
La fragilidad de una ética liberal (Bellaterra, El espejo y la lámpara, 2018).
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
La fraternidad, condición de la justicia 141 142 Victòria Camps

convicción de que el individuo no es un átomo aislado que sólo existe en tanto que miembro b) La paz social, que no es otra cosa que la efectiva reconciliación de los intereses
de una comunidad. Convicción que, sin embargo, debía hacerse compatible con la creencia individuales y colectivos, derivada de la convicción de que en ninguna sociedad
en la libertad que era el principio de las teorías políticas de Rousseau y Kant. La fraternidad existen individuos que sólo sean individuos. La instauración de un régimen fraternal
y la solidaridad como disposiciones del individuo a tener en cuenta al otro preservaban la debía consistir en el fin de la lucha de todos contra todos y de la libre competencia:
libertad sin dejar por ello de propiciar la acción comunitaria en beneficio de todos. “Pidiendo justicia para los pobres, velamos por el rico, al que un golpe de suerte
Este socialismo que se estructura y se expande en la segunda mitad del siglo XIX tiene puede precipitar en la pobreza. Pidiendo protección para los débiles, pensamos
un marcado carácter religioso, lo cual no es contradictorio con el anticlericalismo de la también en vosotros, poderosos de la actualidad, pues el viento de las vicisitudes
mayoría de quienes lo propugnan y defienden. A diferencia del socialismo alemán, el francés humanas puede de un momento a otro despojaros de vuestra fuerza. Sí, todos los
no deja de lado sus raíces religiosas y le cuesta entender el socialismo separado del mensaje hombres son hermanos; sí, todos los intereses son solidarios” (Blanc, 1839, p. 14).
cristiano. En realidad, a propósito del sentido religioso de la fraternidad republicana, lo que En la comunidad fraternal, todos velan por todos, no hay intereses privativos de un
menos cuenta es la fe en un ser trascendente, y lo que más, la doctrina moral del cristianismo. sector porque los intereses “verdaderos” son los de todos los ciudadanos.
La moral cristiana es considerada necesaria como guía de la acción política porque señala c) El principio de asociación debe sustituir al individualismo. Sólo a partir de él se con-
una vía de regeneración y salvación que se contrapone a la concepción del individuo aislado. cibe correctamente la república que no consiste sólo en la alternativa a la monarquía,
El adalid de dicho movimiento es Luois Blanc que, en su Cathécisme socialiste, se expresa ni siquiera en la proclamación del sufragio universal. Mientras se fomente el egoísmo
sin equívocos: “¿Qué es el socialismo? Es el Evangelio en acción […] El socialismo tiene y los individuos se conciban como seres aislados o, lo que es peor, antagónicos, no
como meta realizar entre los hombres estas cuatro máximas fundamentales del Evangelio: se conseguirá la unidad social, política y moral. En el orden económico, el principio
1) amaos los unos a los otros; 2) no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti; de asociación se concreta en las cooperativas, como alternativa al régimen salarial.
3) el primero de entre vosotros debe ser el servidor de los demás; y 4) ¡paz a los hombres d) Libertad, igualdad y fraternidad son valores complementarios. La libertad formal
de buena voluntad!” (Blanc, 1849, p. 39). intensamente criticada por Marx no hace a los proletarios “libres de hecho”, que es
Con la mente dirigida a la divisa revolucionaria –Liberté, egalité, fraternité-, Blanc no lo que se trata de conseguir. Para ello, hay que proporcionarles algo más que liber-
predicaba la lucha de clases, sino más bien la armonía entre todos los hombres y las clases tad, a saber, instrumentos de desarrollo y de trabajo. Sin la igualdad y la fraternidad,
sociales. A diferencia del principio de autoridad y del individualismo, los dos principios que buscaremos en vano la libertad que será sólo un engaño.
habían dirigido la historia hasta el momento, la opción por la fraternidad era percibida como
el principio de una organización social capaz de resolver los mayores conflictos. Efectiva- Así pues, el principio de fraternidad, a ojos de Blanc, consiste en una nueva forma de
mente, las sociedades gobernadas por el principio de autoridad aceptaban ciegamente la exis- concebir la sociedad, como una gran familia. Un valor, en opinión de Blanc, anterior a la
tencia de desigualdades y estaban fácilmente dispuestas a justificar la coacción y someterse justicia porque no procede del hombre sino de Dios. La proximidad del concepto al clima
a las tradiciones. Por su parte, el principio individualista sitúa al individuo al margen de la existente en las comunidades cristianas, donde todos sus miembros se sienten hermanos, es
sociedad, lo enfrenta a ella al otorgarle un sentimiento exaltado de sus derechos individuales evidente. La comunidad así entendida no sólo obliga a cada uno de sus miembros a ayudar a
sin hablarle de sus deberes. La fraternidad, por el contrario, “considerando solidarios a los los más necesitados, sino que, sobre esa base, son conciliables la libertad del individuo y la
miembros de la gran familia, tiende a organizar un día las sociedades, obra del hombre, pertenencia del mismo a la colectividad. No lo son, en cambio, en un sistema donde lo que
basándose en el modelo del cuerpo humano, obra de Dios, y basa el poder del gobierno en la rige es la libre competencia. En definitiva, lo que el principio de fraternidad pretende poner
persuasión, en el consentimiento voluntario de los corazones” (Blanc, 1847-1862, pp. 9-10). de manifiesto es la necesidad de reconciliar la perspectiva individual y la colectiva desde
A juicio de Blanc, abrazar el ideal de fraternidad implica una serie de reivindicaciones la convicción de que sólo si se adoptan ambas perspectivas podrá abordarse eficazmente el
y críticas al individualismo imperante, que se concretan en los que deberían ser los hitos funcionamiento de la comunidad política2.
fundamentales de un nuevo orden económico y social. Son los siguientes1:
2. La fraternidad como virtud
a) El sufragio universal cuyo reconocimiento significa la primera medida en la adopción
del principio de fraternidad y el fin del período marcado por el individualismo. A Sin el encumbramiento de la fraternidad por el éxito de la divisa revolucionaria fran-
juicio de Blanc, la Revolución de 1789 estuvo marcada, en primer término, por el cesa, que ha dado nombre desde entonces a los valores de la modernidad, y sin el posterior
carácter individualista propio de pensadores ilustrados como Voltaire. Ahora debía
imponerse la doctrina de Rousseau, una nueva revolución en nombre de la fraternidad 2 No se le oculta a Blanc que lo que se sigue en la práctica del principio de fraternidad es irrealizable sin una
como condición de las libertades individuales. intervención efectiva del estado que debería ser “el regulador supremo de la producción”, procurando la exis-
tencia de talleres sociales y cooperativas, controlando la igualdad de salarios, así como atendiendo a las necesi-
dades básicas de los trabajadores con fondos de asistencia social y aliviando a la industria en épocas de crisis.
1 En lo que sigue, me baso en el estudio de Jesús González Amuchastegui, 1989. Cf. González Amuchastegui, 1989, pp. 301 ss.

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La fraternidad, condición de la justicia 143 144 Victòria Camps

desarrollo del concepto por republicanos como Louis Blanc, es posible que el ideal de una la segunda mitad del siglo XX es testigo de la aparición de muchas formas de movimien-
humanidad fraternal hubiera caído inmediatamente en el olvido o se hubiera conservado, tos sociales impulsados así mismo por un compromiso de solidaridad. Dicha tendencia ha
en todo caso, como una reminiscencia de la doctrina cristiana. De hecho, como noté en mi crecido en los últimos años. La crisis que empezó en 2008 no ha hecho sino reforzar entre
libro Virtudes públicas (Camps, 1990, pp. 33 sigs.), de los tres valores revolucionarios, el nosotros la importancia y el valor de las movilizaciones solidarias, poniendo de relieve que
de la fraternidad ha sido el que ha tenido una vida más corta. Rápidamente fue ignorado éstas pueden llegar a ser más eficaces que la acción política.
por la filosofía y por la política, debido sin duda a sus connotaciones religiosas y, sobre Desde tal perspectiva, podríamos concluir que el intento de recuperar la fraternidad
todo, a la dificultad de convertirlo en un principio normativo. Se puede legislar sobre la es un intento estéril. ¿Qué puede decirnos la fraternidad que no lo diga ya el concepto de
libertad y sobre la igualdad, pero no sobre la fraternidad. Ésta, o bien se les supone a los solidaridad? Si a la solidaridad la calificamos sin problemas como una virtud en el sentido
humanos como un derivado lógico de concebirse como miembros de una misma especie, o aristotélico del término, una cualidad que debería formar parte del carácter de la persona,
bien se descarta como una metáfora bella pero imposible e incluso inútil para corregir las ¿cabe decir lo mismo de la fraternidad?
desigualdades y las injusticias que se ciernen inexorables sobre la mayoría de seres humanos. Una de las pensadoras que, desde la filosofía, ha estudiado con más detalle y profundi-
Por otro lado, fraternidad viene de frater, “hermano”, un término poco compatible con dad la cuestión de cómo debemos “pensar la fraternidad” en nuestro tiempo es Véronique
las reivindicaciones feministas que pronto vieron en él una prueba más de la dominación Munoz-Dardé, quien se propone explicar el carácter político del concepto, la única forma
masculina sobre las mujeres. Es cierto que, como acabamos de ver, la idea de hermandad de entenderlo, a su juicio, desde los atributos que hoy le convienen: una “fraternidad
entre los humanos estaba presente en los idearios socialistas del siglo XIX y que, en muchos ciudadana, laica o republicana”. En diálogo, sobre todo, con John Rawls, quien menciona
casos, era concomitante al ideal de luchar por sociedades más igualitarias, en las que todos escasamente el concepto pero, sin embargo, lo considera una exigencia necesaria para lo
y cada uno de los individuos pudieran gozar de una libertad real y no sólo formal, pero fue que él denomina “la estructura básica de la sociedad” (luego lo veremos con más detalle),
la igualdad como derecho la idea que se impuso políticamente, en tanto que la fraternidad
Munoz-Dardé trata de corregir la intuición de que la fraternidad es pre-política, como
debió verse como un concepto innecesario y superfluo. En todo caso, la noción fue pronto
algo que “se situa a priori, en el terreno de las actitudes del espíritu, de las convenciones,
sustituida por otra, la de solidaridad, que carecía de connotaciones religiosas y machistas y
de las formas de conducta, o de comportamientos movidos por el sentimiento” (Munoz-
parecía más apropiada para llenar el vacío que no cubría el principio de igualdad.
Dardé, 1994, p. 85). Esa es, en efecto, la manera habitual de entender el concepto, como
La pregunta que nos planteamos hoy al propósito es si conviene o no recuperar la idea
un valor que no llega a ser político, porque, como puso de manifiesto Jules Michelet, “si
de fraternidad y, en caso afirmativo, qué sentido habría que darle. Es un hecho, y las críticas
la fraternidad se escribe en imperativo, deja de ser fraternal” (Ozouf, 1988, p.738). Pero
más incisivas al pensamiento liberal se han ocupado de señalarlo, que en las sociedades
liberales se echa de menos algo que consiga agregar voluntades, cohesionar a las personas a Munoz-Dardé no le satisface esa identificación de la fraternidad con un sentimiento.
y comprometerlas en torno a proyectos comunes. Dicho de otra forma, en tales sociedades Tampoco quiere verla como el medio o el fin que se necesita para constituir una comuni-
es difícil construir ciudadanía. Los individuos de las democracias liberales se han acostum- dad de valores, sino como “la expresión de un problema, que provisionalmente definiré
brado a vivir atomizados, a las grandes sociedades les falta la calidez de la comunidad. Y como el de la tensión entre el punto de vista impersonal –el que define las instituciones
ello ha ocurrido después de que se haya dado un impulso decisivo al ideal de igualdad, tras equitativas como aquellas que se apoyan en el igual valor de todas las hermanas y herma-
la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y el papel que en ella tienen, por nos- y el punto de vista personal de cada uno de los hermanos y hermanas sobre lo que
primera vez, los derechos sociales. No sólo nos encontramos hoy en unas condiciones que consideran que es el sentido de su vida, primero, para ellos mismos, y después, para los
han puesto de manifiesto que los logros conseguidos por el estado de bienestar parecen tener demás. Definida así, la noción de fraternidad pondrá el acento más nítidamente sobre los
fecha de caducidad, sino que los conflictos y las guerras no han cesado. Nada permite esperar elementos conflictuales y de tensión que sobre el consenso y la solidaridad grupal, de la
que estemos evolucionando hacia sociedades más fraternales, con un sentido de pertenencia que se distinguirá conceptualmente” (ibid., pp. 113-114).
a una humanidad común, del que puedan derivarse logros notables. Con esta precisión, la autora focaliza uno de los problemas fundamentales de las socie-
En Virtudes públicas concluía que la solidaridad –no la fraternidad que la consideré dades liberales: la dificultad de conciliar, en cada persona, la perspectiva personal y la
obsoleta– era una de las virtudes que sin ninguna duda requerían las democracias de nuestro impersonal. Inspirándose en Nagel, piensa que es la coexistencia de ambas perspectivas la
tiempo. La solidaridad, decía allí, tenía dos funciones en nuestros estados sociales de dere- que da lugar a los principios éticos que nacen de la confluencia de lo universalizable y lo
cho: 1) impulsar medidas de equidad y, por lo tanto, promover políticas redistributivas más particular. El problema en cuestión está cerca, y así lo reconoce la autora, de la dificultad
justas; 2) complementar los fallos de la justicia distributiva, proporcionando alivio y ayuda de lograr un “pluralismo razonable”, en la acepción de Rawls. Es, además, el meollo de la
allí donde las medidas de equidad no llegan. En las sociedades laicas de los siglos XX y filosofía política moderna: cómo hacer compatibles la libertad y la igualdad, el individuo y
XXI, el cristianismo –mejor, el cristianismo más progresista- había visto claro que su misión la sociedad. Sólo una sociedad fraternal ofrece a los grupos y a los individuos “las mejores
fundamental estaba en el terreno de la solidaridad y, por lo tanto, en sus contenidos morales. armas para gestionar la paradoja en sí mismos entre los dos puntos de vista morales, el
Muchas organizaciones religiosas se habían ido convirtiendo en ONGs potentes. Además, personal y el impersonal” (ibid., pp. 125).

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A mi juicio, la perspicacia de Munoz-Dardé se encuentra en poner de relieve que es Uno de los aciertos de la teoría de la justicia rawlsiana, a mi juicio, es el dejar claro
cada individuo quien debe conseguir la síntesis de lo personal y lo impersonal ya que sin que el sujeto de la justicia son las instituciones políticas. A los tres poderes del estado
ese logro la lucha por la justicia sólo encuentra obstáculos, los obstáculos derivados de los –legislativo, ejecutivo y judicial- compete aplicar los principios de justicia, porque sólo
intereses personales de cada individuo o grupo. Ahora bien, si la conjunción de lo universal ellos tienen capacidad y potestad para hacerlo. Los individuos, en todo caso, podemos
y lo particular ha de ser un logro personal, algo que vendría a caracterizar el compromiso ser solidarios y suplir las deficiencias de las instituciones públicas. Allí donde no llega la
que deben adquirir los ciudadanos en las democracias actuales, y algo que se ve como justicia, pueden llegar la caridad o la beneficencia. Ahora bien, no cabe duda de que los
imprescindible a la luz de los conflictos y tensiones sociales, ¿por qué no entender la frater- contenidos de la justicia –o los contenidos de lo que Rawls denomina “bienes primarios”–
nidad como una virtud, en el sentido aristotélico de “una disposición adquirida voluntaria”? han ido ampliándose y enriqueciéndose a lo largo de los años. Basta ir a la Constitución
Munoz-Dardé rechaza explícitamente la concepción de la “fraternidad-crítica”, así como de los Estados Unidos para darse cuenta de cómo las distintas enmiendas agregadas a lo
la de la “fraternidad-virtud” porque, dice, en este último caso, no es algo que deba formar largo de los años han ido sustanciando unos derechos que, en un principio, dejaban mucho
parte de la “naturaleza política del hombre”. Es decir, comparte, en este punto, el rechazo que desear. El sufragio de las mujeres, la abolición de la esclavitud, el reconocimiento de
de Rawls a un “humanismo cívico” de raíz aristotélica. No acabo de ver por qué. Tampoco los derechos civiles no tuvieron capacidad normativa hasta que fueron incorporados a la
lo veo justificado en Rawls. Si lo que refleja la necesidad de fraternidad es la dificultad de Constitución. Antes de ello, la práctica de la esclavitud o la discriminación sexual o racial
conseguir la síntesis de lo universal y lo particular, si conseguir la coexistencia en uno mismo eran aceptadas como opciones de lo que hoy denominamos “vida buena”, opciones de
del punto de vista parcial e imparcial es un deber moral, porque sin esa condición la mora- individuos que libremente escogían unas formas de vivir dentro del marco de lo legalmente
lidad personal no se sabe qué es ni en qué consiste, ¿no se deduce de ahí que ese esfuerzo permitido. Parece ser, pues, que los criterios de justicia no pueden deslindarse de unas
–esa manera de ser, esa actitud- debe formar parte de la condición moral y política del ser determinadas concepciones de vida buena. A medida que éstas van descartando ciertas
humano? ¿Y si es así, no estamos hablando de una virtud? Es un hecho que la fraternidad prácticas como injustas y discriminatorias, dichas prácticas o estilos de vida dejan de ser
entre los humanos es inexistente, pero la ética nos dice que sería bueno que existiera. ¿No aceptables desde un punto de vista normativo y la sociedad en su conjunto es instada a
es pensarla, en tal caso, como una virtud que debe ser adquirida, una “obligación moral” rechazarlas. Se convierten en normas de justicia.
imprescindible para proteger a la sociedad de los excesos de individualismo y egoísmo? Si esto es así, entre la vida buena y la justicia se da una relación de continuidad que
Tampoco John Rawls parece entender la fraternidad como una virtud, sino más bien hace difícil verlas como ámbitos separados y distintos. Es cierto que uno es libre de ele-
como un principio necesario en su teoría de la justicia, pero menos político que la libertad gir la religión que quiera, sí, pero sólo en la medida en que su doctrina no interfiera y,
y la igualdad (Rawls, 1971, pp. 105 ss.). Por eso piensa que no ha tenido desarrollo en la por supuesto, no dañe, la vida de los demás. Las dificultades que tenemos para condenar
teoría democrática. Rawls se pregunta por el lugar de la fraternidad en su propia teoría, y ciertas formas abusivas de la libertad de expresión dan cuenta de que las fronteras entre
lo encuentra en el principio de la diferencia, pues considera que el rechazo a aceptar unas la justicia y el bien no son claras. Dicho de otra forma, aunque en una sociedad liberal, el
ventajas mayores en la redistribución de los bienes primarios, a menos que éstas repercutan individuo ha de gozar de libertad para construir su vida a su antojo, esa libertad no sólo
en beneficio de los más desfavorecidos, responde al significado natural de la fraternidad. Si tiene los límites establecidos por la ley, sino otros límites menos precisos, que no siempre
lo entiendo bien, Rawls viene a decir que sin la idea de fraternidad quizá no se explicaría pueden fijarse normativamente, pero cuya ausencia o ignorancia pone en cuestión que la
esa tendencia de los individuos de una sociedad bien ordenada a admitir desigualdades sólo vida que uno se propone construir pueda ser denominada “buena”. Como dijeron hace
con la condición de que los más desfavorecidos se beneficien de ellas. ¿Pero de dónde sale años los filósofos analíticos, lo bueno es una cualidad indefinible, lo que no significa que
dicha tendencia, que no es tan obvia? ¿Es tan inherente a la condición humana como lo es, no sepamos qué es. O, por lo menos, no es tan difícil señalar aquellas formas de vida
por ejemplo, la compasión y que sólo precisa ser redirigida adecuadamente? ¿Es un valor que claramente no son buenas, pese a que quizá cumplan los requisitos impuestos por la
que se adquiere en las sociedades que luchan por adecuar sus instituciones a los principios legalidad vigente. Muchas de las consecuencias de la globalización financiera, como las
de la justicia? ¿Es un valor imprescindible para adquirir el sentido de la justicia? ¿O ambas políticas fiscales proclives al fomento de la acumulación de la riqueza, la fuga de capitales
cosas a la vez? Y, en el caso de constatar el fallo o la falta de ese valor, ¿qué se puede hacer fuera de los países de residencia de las élites económicas y la falta de compromiso de
para promoverlo? éstas con los problemas de sus sociedades, todo ello, aun cuando pueda justificarse desde
los marcos legilativos vigentes, ha derivado en pautas de comportamiento que dudaría-
3. La justicia y la vida buena mos en calificar como componentes de una “vida buena”. Es “buena” para las élites, no
cabe duda, pero no lo es si las palabras “ética” o “moral” siguen teniendo un significado
Las preguntas anteriores me llevan a considerar la distinción que establece Rawls entre mínimamente unívoco.
las obligaciones de justicia y el concepto de vida buena. Una distinción que tal vez sirva para El libro de Robert & Edward Skidelsky, How Much Is Enough? expone con agudeza
fines heurísticos, pero que, como tantas abstracciones filosóficas, choca con una práctica el problema que intento plantear. Ambos autores parten de la teoría de la justicia de John
que se resiste a reproducir el rigor de los conceptos filosóficos. Rawls, pero discrepan precisamente en la tesis de que los requerimientos de la justicia

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puedan separarse de determinadas concepciones del bien. Para hacerlo, echan mano del 4. Las estructuras de la fraternidad
concepto de fraternidad, como se desprende de la siguiente cita con la que concluye el
libro: “La igualdad se funda en la fraternidad, y no al revés. De ahí se sigue que no puede Escribía Enrique Gil Calvo, en un artículo reciente, que el eslogan de la revolución
haber una respuesta abstracta, a priori, como la que intenta Rawls a la pregunta: ‘¿Cuánta burguesa: “libertad, igualdad, fraternidad” había sido sustituido por este otro: “libertad,
desigualdad es excesiva?’”(Skidelsky, 2012, p. 160). igualdad, competitividad”, pues “la fraternidad ha quedado arrumbada en nombre de la
Tienen razón. La misma que no le falta a Jürgen Habermas, cuando se cuestiona la competitividad neoliberal” (Gil Calvo, 2014). Efectivamente, las estructuras económicas
posibilidad de construir una Europa más democrática si no se consigue que los Estados de ese capitalismo que el socialismo decimonónico combatió con prédicas de fraternidad
dejen de mirar hacia sí mismos y sus intereses y se muestren más solidarios. En una con- y armonía, siguen en pie. Lejos de aminorar las desigualdades, las políticas a favor de los
ferencia pronunciada en abril de 2013, con el título “Democracia, solidaridad y la crisis derechos humanos y de la justicia no han conseguido sostener el movimiento iniciado tras
europea”, Habermas desarrollaba la idea de que la solidaridad es un acto político, a dife- la Segunda Guerra Mundial a favor de una garantía real de los derechos sociales. El célebre
rencia de las obligaciones morales que nacen de lazos comunitarios, como las que vinculan libro de Thomas Piketty, El capitalismo del siglo XXI, ha revelado con datos indiscutibles
a los miembros de una familia. Dichos lazos son vínculos de la Sittlichkeit, que también que las desigualdades han crecido más que nunca en los últimos treinta años. Es decir, en
se dan en las relaciones de solidaridad, con la diferencia de que éstas no se sustentan en lugar de conseguir desmantelar las estructuras capitalistas lo que se está desmantelando es
relaciones prepolíticas, como las familiares, sino en asociaciones políticas o intereses polí- el estado social.
ticos. En suma: “Las conductas basadas en la solidaridad presuponen contextos políticos, La reflexión hecha hasta aquí a propósito de la función que el principio de fraternidad
es decir, artificiales” (Habermas, 2013). puede tener en nuestro mundo me lleva a dos conclusiones no muy alejadas de las que ya
Habermas identifica la solidaridad con la fraternidad. Asume que la base de la fra- vislumbré en Virtudes públicas: 1) Está claro que las sociedades que aspiran a ser más libres
ternidad es religiosa, pues todas las religiones aluden a una comunidad de creyentes por e iguales no conseguirán sus objetivos si sus ciudadanos no son capaces de cultivar la fra-
encima de las comunidades locales. Piensa que, en la primera mitad del siglo XIX, la ternidad o la solidaridad (no consigo poder diferenciar un concepto del otro en cuanto a sus
idea de fraternidad se fusionó con la de solidaridad, en el contexto de la lucha de clases, aplicaciones prácticas); 2) Esto es así porque si es cierto que sin igualdad no hay libertad
donde adquirieron sentido las llamadas a la solidaridad por parte de los movimientos real, también lo es que sin fraternidad no se avanza hacia una mayor igualdad. No se avanza
obreros para combatir las relaciones competitivas del mercado. Esas relaciones regulan porque ni los ciudadanos exigen a sus gobiernos medidas más equitativas, ni están dispuestos
los intercambios mercantiles, pero son insuficientes como regla de las relaciones humanas. a compensar las muchas injusticias que el sistema económico va produciendo.
“Lo que se requiere, en cambio, es solidaridad, un esfuerzo cooperativo, a partir de una ¿Quiere esto decir que la fraternidad ha de ser entendida como un principio político o
perspectiva política compartida, para promover el crecimiento y la competitividad en la como una virtud? Mi conclusión es que ambas maneras de caracterizarla no son incompa-
zona euro como conjunto” (ibid.). tibles. La fraternidad es una virtud (o un deber moral) que debe ser cultivada por todos y
Estamos en un círculo, uno de los círculos característicos del razonamiento filosófico. cada uno de los ciudadanos que se enorgullezcan de serlo. Una virtud adquirida a través de
En las sociedades democráticas es preciso que las instituciones funcionen bien y cumplan la educación y a través de un ethos social y cultural que la reconozca como algo valioso. El
con su cometido de atender al bienestar colectivo. Al mismo tiempo, necesitamos una ciu- problema no está tanto en la educación, sino en la no existencia de ese ethos. Porque la cons-
dadanía dispuesta a cooperar con los principios de la justicia y a construir sus vidas (bue- trucción de un determinado ethos no depende sólo de la buena voluntad de los individuos,
nas) desde tal perspectiva. Pero eso no ocurre. No porque carezcamos de las instituciones que nunca será generalizada, sino de cambios estructurales en la sociedad que promuevan
y de los principios de justicia adecuados, no porque desconozcamos o hayamos dejado de otro tipo de valores que los económicos. Creo que es ahí donde se sitúa la necesidad de
suscribir los derechos fundamentales, sino porque no se dan los vínculos de fraternidad entender la fraternidad no sólo como virtud, sino como un principio político. Un principio
o solidaridad entre las personas, vínculos imprescindibles para que los ideales de justicia que, efectivamente, no puede ser normativo en el sentido en que lo es una ley tributaria
no sean un puro engaño. El círculo es este: la fraternidad es una condición para la justicia, que obliga a redistribuir las rentas, pero que es político en la medida en que contribuye a
pero no parece florecer allí donde están vigentes y teóricamente se acatan los principios de modificar estructuras que obstaculizan el cultivo de la fraternidad o no le otorgan el valor
justicia. La pregunta que atormenta a Rawls sigue en pie: ¿cómo es posible la cooperación que merece. Precisamente, a raíz de la crisis económica, se está viendo con mayor claridad
social? Es la misma pregunta para la que Kant no halló una respuesta convincente: ¿cómo que sin cambios estructurales de calado no sólo no se podrá sostener el estado de bienestar,
es posible que la razón moral obligue? En términos más concretos, podemos evocar las sino que no se conseguirán reducir los vicios de un sistema que, como todo el mundo está
palabras de Oran Pamuk en una entrevista reciente: “Si existe la fraternité, hacer que cierta de acuerdo en reconocer, sólo genera más desigualdades.
gente se deje la vida en pequeños barcos está en las antípodas. La política antiinmigratoria Si la fraternidad tiene que convertirse en un vínculo que armonice de verdad a las per-
y la derecha casi racista están acabando con los valores de Europa”. sonas, se necesitan asociaciones y movimientos que la promuevan. Hace falta introducir el
Valores reconocidos, sin duda, pero que nunca han dejado de ser algo más que meros sentido de la cooperación en el seno de las organizaciones económicas, como, por ejemplo,
valores teóricos, esto es, para decirlo con Sartre, palabras que nombran algo que no existe. propugna La economía del bien común de Christian Felber. Es una flagrante contradicción

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
La fraternidad, condición de la justicia 149 Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 151-164
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/331141
–explica Felber– que los valores que rigen en la estructura familiar y en muchas estructuras
sociales no tengan un parangón en las organizaciones económicas o en las organizaciones
políticas. Los movimientos sociales surgidos desde la crisis económica, los nuevos partidos
políticos nacidos con la intención de regenerar el ethos democrático y mantener la autenti-
cidad de los compromisos sociales, pueden ser un buen punto de partida de esos cambios Trazas de la fraternidad*
estructurales a favor de una fraternidad más real.

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Other Press. rado tantas luchas y reivindicaciones de derechos desde 1789 hasta nuestros días, la frater-
nidad es el principio marginado. No solo desde un punto de vista académico, sino también
desde un punto de vista práctico. ¿Qué podría significar realizar la fraternidad? La libertad

Recibido: 14/05/2018. Aceptado: 09/07/2018.


* Este artículo es resultado del proyecto de investigación FFI2015-64858-P, titulado: Justicia y democracia:
hacia un nuevo modelo de solidaridad, y financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (España).
** Investigador postdoctoral docente en el Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Líneas de investigación: Filosofía política, Teoría de la democracia, Populismo, Solidaridad, Posthistoria y
Ética Aplicada a los Determinantes Sociales de la Salud. Publicaciones recientes: Farrés, O. (2017), «La filoso-
fía del derecho de Alexandre Kojève», DOXA. Cuadernos de Filosofía del Derecho, nº 40, pp. 203-222; Farrés,
O. (2018), «De vuelta al fin de la historia. Una interpretación ética de la condición posthistórica en Alexandre
Kojève», PENSAMIENTO. Revista de Investigación e Información Filosófica, vol. 74, nº 280, pp. 521-540.
Correo electrónico: Oriol.Farres@uab.es
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
152 Oriol Farrés Juste Trazas de la fraternidad 153

y la igualdad han recibido una gran atención teórica, pero a menudo la fraternidad es vista durante la Revolución (Ozouf, 1988, 734). Pero el horizonte comunitario nunca desaparece
como una reclamación retórica que apela a los sentimientos, como pura propaganda. ¿Es la del todo: precisamente las relaciones fraternales son relaciones de camaradería, militancia y
fraternidad un sentimiento? ¿O es sencillamente una proclama a la que se asocia la República compañerismo en situaciones históricas muy particulares, las cuales suelen aparecer en con-
Francesa a partir de 1848?1. El cometido de este artículo es desentrañar el potencial polí- textos de lucha y oposición a otros grupos, esto es, a los privilegiados, déspotas u opresores.
tico, aparentemente amorfo y vago, de la fraternidad. Este principio excluido, casi siempre La fraternidad, por lo tanto, oscila entre la extensión universal sin calidez, y la intensidad
olvidado, debe entenderse en términos de emancipación. Pensar las trazas de la fraternidad comunitaria sin una aspiración ecuménica e integradora.
en la historia del pensamiento político nos pone en camino de rehabilitar no solo un princi- Un primer paso necesario para dilucidar el significado del término “fraternidad” es
pio teórico fundamental, sino quizá también una orientación clave para la práctica política enfocarlo a partir de la metáfora que evoca. La metáfora conceptual de la fraternidad es, en
concreta en la actualidad. ¿Qué sentido puede tener la fraternidad políticamente entendida? efecto, la de los hermanos. En este caso, es la familia la que sirve de fuente para concebir
Para responder a esta cuestión, es esencial centrarse en lo que la vincula, si bien a su las relaciones de la ciudadanía, que es la meta de la metáfora (Domènech, 2013, 15). La
vez también la separa, de sus hermanas libertad e igualdad. La fraternidad no remite a los metáfora nos indica la semejanza entre los lazos de hermandad y los lazos en el interior
derechos individuales, como sí lo hacen la libertad y la igualdad. Además, “la libertad y la del cuerpo político –los rasgos comunes son lo que posibilitan la asociación entre estos dos
igualdad no presuponen ningún vínculo afectivo entre los individuos” (Domènech, 1993, dominios de la metáfora. Pero precisamente lo esencial aquí es que la fraternidad se basa
51), aunque tampoco presupongan lo contrario. Son neutrales e indiferentes al respecto. Esto en la diferencia entre los dos ámbitos. Justamente es como diferentes a los hermanos de
significa que el problema de la fraternidad remite al espinoso problema de las relaciones sangre, y porque realmente no lo son, que se prescribe una relación de “fraternidad” entre
entre los ciudadanos. A la libertad y la igualdad ello no les afecta. Les basta afirmar que los ciudadanos. Ellos son como hermanos. La idea de fraternidad implica la focalización de
se tiene derecho a la libertad de expresión o reunión y a la igualdad de oportunidades, un aspecto de la familia (la relación entre hermanos), con lo cual se deja de lado el aspecto
para poner tres ejemplos claros, siendo así que estas propiedades de libertad e igualdad jerárquico de la paternidad, por ejemplo. Los hermanos-ciudadanos son, en consecuencia,
se atribuyen directamente a los individuos (aunque se conciban desde la universalidad o hermanos sin padre, huérfanos que solo se tienen a sí mismos, recíprocamente, con lo cual
se afirmen universalmente) y se concretan a partir de un genitivo. Esto no ocurre con la se destaca la dimensión de la horizontalidad propia de la fraternidad. Es más, esta idea de
fraternidad. Para empezar, difícilmente se puede concebir como un derecho al modo de la fraternidad lleva a la práctica a concebir, finalmente, las relaciones en la esfera pública entre
libertad y la igualdad (¿qué significaría el derecho a ser fraternales?); y a continuación, no padres e hijos en términos de hermandad ciudadana, suprimiendo el carácter jerárquico pro-
existe en absoluto una fraternidad de. La fraternidad, sea lo que sea, vale para ella misma pio de la tradicional esfera familiar (“familia” viene de “famulus”, esto es, de “esclavo” o
y no necesita un ámbito específico a partir del cual concretarse. “sirviente”). Es por ello que su potencial político más característico es el de la emancipación.
El problema normativo de las relaciones entre individuos, enmarcadas desde la fraterni- En efecto, la idea de “emancipación” también tiene un trasfondo metafórico que se ori-
dad, es un problema de filosofía moral y política sustantivo, un problema que parte de una gina en el dominio de la familia, justamente en el punto en que las relaciones familiares se
doble crítica: por un lado, la fraternidad implica un cuestionamiento radical de las relaciones modifican sustancialmente por el hecho de que los miembros emancipados dejan de formar
comunitarias heredadas por la vía de la tradición; por el otro, también implica una crítica a lo parte de la familia en cualidad de dependientes y son bienvenidos a la esfera pública por sí
que en sociología se ha dado en llamar “atomización” o “individualismo” en las sociedades mismos. La fraternidad, pues, sería lo más cercano a entender la relación entre el conjunto
modernas. En otras palabras, los principios de la Revolución francesa, por ser revoluciona- de los ciudadanos emancipados. O dicho de otra manera, la fraternidad no se da, sino que se
rios, no son anti-individualistas en sí mismos (Domènech, 1993, 51), pero a su vez también construye políticamente. Es un programa de transformación política de primer orden. Pero
debe admitirse que sin la fraternidad quedan incompletos. ¿Qué es lo que les falta? Pues esta transformación política, inherente a la idea de fraternidad, nunca se desvincula del todo
precisamente una propuesta sobre cuáles deberían ser las relaciones entre los ciudadanos de la igualdad o la libertad, sus otras dos compañeras en la triada revolucionaria francesa. Al
en el seno de la nueva realidad política configurada una vez se ha abandonado el Antiguo contrario, todo sucede como si la fraternidad fuese un marco de referencia para comprender
Régimen. Y esta es una cuestión que mezcla, necesariamente, el horizonte universalista y el sentido último del proyecto de construcción política de la igualdad y la libertad.
el horizonte comunitario en una combinación compleja. El horizonte universalista es claro Para ver esta relación entre la libertad y la igualdad, por un lado, y la fraternidad, por
desde el momento en que la fraternidad se concibe en términos de hermandad basada en la el otro, se recurrirá la filosofía política de Étienne Balibar. Y en concreto, a su proposición
común humanidad; esto es, se podría afirmar que en este sentido de “fraternidad” los herma- de la igualibertad (égaliberté).
nos son los hijos de una madre común llamada “humanidad”, con lo cual alcanzamos, así, la
acepción más universalista de la fraternidad: un ejemplo de ello es el de los “árboles de la 2. Igualibertad y fraternidad
fraternidad” que se plantaron en las fronteras, entre países, cantones o ciudades, de Francia
La proposición de la igualibertad (égaliberté) es una de les grandes contribuciones de
1 Aquí cabe recalcar que la “fraternidad” solo aparece en un artículo adicional de la Constitución de 1791. Tanto Étienne Balibar (2010) a la filosofía política. Se presenta como un enunciado, pero a su vez,
la Constitución de 1793 como la Carta de 1830 francesas la ignoran por completo. también, como una propuesta política. De ahí, que, anfibológicamente, Balibar aúne los dos

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sentidos del término “proposition”: proposición semántica y proposición política al mismo dire comme la libération de la liberté elle-même par rapport à une puissance extérieure ou
tiempo. Se trata, en efecto, de un enunciado que hunde sus raíces en la Declaración de los intérieure qui la récupère et la transforme en son contraire.” (Balibar, 2010, 72). Balibar no
derechos del hombre y del ciudadano de 1789. La filosofía de Balibar es un claro ejemplo puede demostrar positivamente esta tesis, por lo que utiliza una estrategia de tipo negativo.
de la fortuna histórica y teórica que ha tenido el desarrollo de los principios de libertad e No demuestra directamente la equivalencia entre igualdad y libertad, sino que demuestra
igualdad. No se puede decir lo mismo del tercero en discordia, la fraternidad. Sea como sea, la imposibilidad de separarlas. Y lo hace por reducción al absurdo de las consecuencias de
la reflexión filosófica sobre la libertad y la igualdad ha tendido a verlas como dos opuestos trazar una distinción entre ellas: en las situaciones históricas donde se ha limitado la liber-
que se debían armonizar. Este ha sido el lugar común dado por sentado, esto es, la topología tad, necesariamente, al mismo tiempo, se limitaba la igualdad, y a la inversa, “parce qu’il
que ha permitido delimitar los diferentes sentidos de “libertad” e “igualdad” en el debate n’y a pas d’exemple de conditions supprimant o limitant la liberté qui ne suppriment o une
filosófico. Balibar escribe a propósito de ello: “[L]e liberalisme contemporain n’est pas le limittent –c’est à dire n’abolissent– l’égalité, et inversement.” (Balibar, 2010, 71). Por ello,
seul à poser que « liberté » et « égalité », en dehors de limites très étroites (celles d’une forme el movimiento revolucionario por excelencia, surgido de la Revolución de 1789, es una doble
juridique), s’excluent l’une l’autre : cette conviction est largement partagée par le socia- afirmación de libertad e igualdad, de igualibertad.
lisme ou plus généralement par le progressisme social des différentes « minorités », dans El paso siguiente es la institución de estas conquistas revolucionarias, y de ahí la
le moment même où, pratiquement, il apparaît que les revendications de liberté et d’égalité Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. La igualibertad no es origina-
se conditionnent l’une l’autre.” (Balibar, 2010, 57). Y es en este sentido que Balibar, contra ria, no se tiene, sino que se alcanza mediante la acción política y, en algunos episodios
esta tendencia mayoritaria, propone una identificación entre la libertad y la igualdad. ¿Cómo históricos capitales, mediante la lucha revolucionaria. Y en una nota a pie de página,
debe entenderse esta aparente fusión de contrarios? Balibar escribe que a veces llega por la “embriaguez de la fraternidad” (Balibar, 2010, 16),
Para responder a esta pregunta, antes será necesario ver como se articula la diferencia como en la noche del 4 de agosto de 1789, uno de los mitos de la Revolución francesa.
entre libertad e igualdad. La distinción formal entre ambas es fundamental para captar Es importante esta referencia a la fraternidad. Pero lo cierto es que incluso en una teoría
el desarrollo de la filosofía política contemporánea. Bastarán dos ejemplos para entender política como la de Balibar, en gran parte basada en la Revolución francesa, la fraternidad
esta gestión de la diferencia postulada entre libertad e igualdad. Por un lado, Rawls sos- está ausente. Ello es muy sintomático: no se le da ni mucho menos el peso que tienen la
tiene que la libertad tiene una “prioridad lexicográfica” con respecto a la igualdad. Esto libertad y la igualdad, sintetizadas en el constructo teórico de la igualibertad. A lo más,
es, como es sabido, que el primer principio de la justicia tiene que ser satisfecho plena- aparece enlazada a la idea de comunidad (Balibar, 2010, 76-77, 79). Pero quizá, siguiendo
mente antes de dar cumplimiento al segundo. La libertad de expresión, por ejemplo, es esta idea de la “embriaguez de la fraternidad”, podamos ver lo que significa en el contexto
un principio inviolable que debe tener prioridad sobre, por poner otro ejemplo, derechos de la lucha por la igualibertad.
muy importantes, como el derecho a la vivienda. Tener garantizada la libertad (el primer Para ello, es útil recordar el llamado por Balibar “teorema de Arendt”. Se trata, justa-
principio de la justicia) posibilita que se pueda llevar a cabo una lucha para conquistar el mente, de la problemática sobre los derechos del hombre y del ciudadano. En Los orígenes
segundo (que se encontraría en el segundo principio de la justicia). No ocurre a la inversa. del totalitarismo, Arendt explica que los derechos humanos, en cuanto tales, se vieron
Por más que tengamos garantizada una vivienda, ello no nos asegura poder alcanzar la refutados por la experiencia histórica de las guerras mundiales. En la narrativa de las Revo-
libertad de expresión si ésta no goza antes de reconocimiento jurídico (Gargarella, 2014, luciones modernas, los derechos del ciudadano se basaban sobre los derechos humanos,
31). Pero por otro lado, la filosofía política de Rancière sería, precisamente, la antítesis que eran previos y naturales, y que las distintas constituciones reconocían o declaraban. La
de esta postura, y lo haría con argumentos igualmente plausibles. Según Rancière, la polí- posición de Arendt es que los derechos humanos no preexisten a los derechos de los ciuda-
tica se basa en la lucha por la igualdad. Habrá política allí donde se cuestione un orden danos, sino que son inventados por ellos. Esto no significa que la posición de Arendt sea
que deja aparte los que no tienen parte. El motor de la política sería, en consecuencia, la positivista: no dice que los derechos humanos se deban reducir a las leyes positivas que los
inclusión y la lucha de los sin parte para tener acceso a la ciudadanía. La igualdad, y no garantizan y articulan. Se trata más bien de pensar que la idea de los derechos humanos es
la libertad, delimitaría el campo de lo político en contraste con las formas tradicionales una construcción de un mundo común. Los derechos no son propiedades de los individuos,
de la legitimación del poder. sino el resultado de las relaciones recíprocas que ellos mismos entretejen. Así, la ausencia
Ante este escollo entre la libertad y la igualdad, Balibar argumenta que el problema de un fundamento firme en la forma de unos derechos humanos intrínsecos se combina con
de fondo es un malentendido que separa la libertad y la igualdad, cuando en realidad no una política de defensa intransigente de estos mismos derechos humanos. Por paradójico que
son más que dos caras de la misma moneda. Pero no lo son en el sentido de que exista parezca, en Arendt la defensa de los derechos humanos no parte de su afirmación teórica.
una identidad lógica entre ellas. Su posición no es esencialista. Se trata más bien de una No existen por sí mismos, y es precisamente por ello que se deben conservar en la práctica.
verdad universal de tipo histórico: “En effet, si la liberté n’est pas égalité, alors ou bien Es una alternativa teórica al iusnaturalismo, una alternativa que promueve el cuidado de este
elle est supériorité, « maîtrise », ou bien elle est assujettissement et dépendance de quelque mundo común, precisamente por ser de carácter frágil, sujeto a las contingencias históricas,
puissance, ce qui est absurde. Donc, corrélativement, l’égalité doit être pensée comme la y que implica un compromiso en el mantenimiento de esta invención de lo humano. Es por
forme générale de la négation radicale de tout assujettissement et de toute maîtrise, c’est-à- ello que Balibar, con respecto a los derechos humanos, opta por la conveniencia de “organi-

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ser internationalement leur protection lorsque la solidarité nationale ne s’applique plus, et La reciprocidad es la base misma de esta lucha política. Y esta reciprocidad se distingue
notamment dans les situations de guerre où les communautés nationales entrent en conflit de la idea filosófica tradicional de la “comunidad”. Arendt no propugna una vuelta al zôon
et s’excluent les unes les autres.” (Balibar, 2010, 207-208) politikón antiguo. Balibar arguye: “C’est une idée beaucoup plus radicale et, philosophi-
El principio de fraternidad cobra aquí toda su importancia. Justamente porque va más quement, aux antipodes: hors de l’institution de la communauté –non pas bien sûr au sens
allá de la idea de una “solidaridad nacional” y engloba, hermanándola, al conjunto de la d’une “communauté organique”, autre mythe naturaliste, symétrique, mais au sens de la
humanidad. La fraternidad, en consecuencia, tiene dos características que, en el fondo, réciprocité des actions, ce que Kant appelait le “commerce” ou “l’action réciproque” –il
están estrechamente vinculadas. Por un lado, no se identifica con la institucionalización n’y a pas d’êtres humains. Les humains n’existent pas comme tels, et donc ils ne sont
de la igualibertad; dicho de otro modo, no puede haber leyes de fraternidad porque se pas, absolument parlant. Rien n’est donc plus erroné que de lire Arendt comme si elle
trata precisamente del principio que posibilita la lucha por los derechos. Por esta razón, la tentait d’abolir ou de relativiser l’association de l’idée d’humanité avec celle des droits en
fraternidad no es el complemento a la libertad y la igualdad, sino su misma base. Volve- général, car il s’agirait plutôt de la renforcer. Arendt ne cherche pas à “relativiser” l’idée
remos sobre ello más adelante. Por otro lado, la fraternidad no se cierra en el ámbito del des droits (ou de droits de l’homme), mais à l’inverse, à la rendre indissociable et indis-
Estado, sino que es un principio que enfatiza la extensión de una comunidad que rebasa cernable d’une construction de l’humain qui est l’effet interne, immanent à l’invention
las comunidades estatales particulares. Un ejemplo de ello son las palabras de Robespierre historique des institutions politiques. Il faut dire en toute rigueur que les êtres humains
en 1793, en las que critica al Comité de constitution por el hecho de estar regulando para “sont leurs droits”, ou existent par eux.” (Balibar, 2010, 210-211)
unas criaturas que viven en un rincón del globo, y así olvida los lazos de fraternidad que se El problema de fondo es que esas mismas instituciones que posibilitan que los indivi-
extienden más allá de las fronteras de los diferentes países2. Por decirlo de alguna manera, duos devengan “humanos” por el acto de conferirse derechos son las mismas que repre-
la fraternidad está “más allá del Leviatán” (Marramao, 1995; Resta, 2005). sentan una amenaza para ellos. Nos referimos a la antinomia que recorre la formación
La reciprocidad propia del principio de fraternidad se convierte en un deber que no del Estado-nación. Si bien por un lado ha posibilitado una esfera de universalización de
puede encontrar su fundamento en las regulaciones de los estados nacionales, puesto que a derechos, por el otro lado los ha limitado a un grupo arbitrario: la nación. La historia de
menudo estos son la “coraza de un orden establecido, que a priori limita las futuras luchas esta institución representa un duro golpe a la universalización de los derechos. En primer
por la libertad y la igualdad.” (Balibar, 2013, 34). La fraternidad, en este sentido, es la lugar, por la deriva colonial en la que poblaciones enteras pasaban a ser consideradas
palanca que posibilita la continuación de las luchas futuras por extender y profundizar la “no ciudadanos”, “excluidos” o “ciudadanos de segunda clase”. En segundo lugar, por
igualdad y la libertad. Este principio de fraternidad no puede estar nunca instituido. Lo las guerras imperialistas, que llegaron a enfrentar a los grupos nacionales entre sí. Y por
que se instituye, en todo caso, es una cuota de igualibertad en la forma de unos nuevos último, en tercer lugar, por la deriva que conduce a segregar a ciudadanos de un mismo
derechos conquistados, que a su vez generan obligaciones. Pero el plano político no agota país, hasta negarles sus propios derechos ciudadanos y, con ellos, obviamente también los
nunca la fraternidad al que se debe. “La politeía no consiste en instituir la reciprocidad derechos humanos, como en el caso de los judíos bajo la Alemania nazi. Ello no significa
sobre la base de una igualdad dada, preexistente o así supuesta, sino en extender la idea que el Estado-nación sea intrínsecamente pernicioso. Solamente significa, a ojos de Arendt
de la igualdad, en producirla de forma activa como “ficción”, transgrediendo sin cesar y Balibar, que se encuentra en una posición incompleta. Por sí mismo es insuficiente para
los límites impuestos por la “naturaleza” (o aquello que se presenta con este nombre, es consolidar la esfera de lo humano, de los derechos que por y a través de ellos se genera
decir, la tradición). Sin duda no es casual que esta “inversión dialéctica” de la formulación lo humano. La política se convierte en su contrario (antipolítica) si renuncia al proyecto
tradicional de los derechos del hombre y del ciudadano, en su enunciación filosófica, cosmopolita, proyecto que toma su valor del principio de fraternidad.
provenga de una mujer, por lo demás gran lectora de los griegos y de su oposición entre Balibar, a continuación, propone su teoría de la arché aoristos. Debemos la idea de una
nómos y physis.” (Balibar, 2013, 31) arché aoristos a Aristóteles. Es la magistratura indeterminada que ejercerían los ciudada-
En efecto, esta mujer es Hannah Arendt. Ella estaría recuperando el debate entre filó- nos según su definición en el tercer libro de la Política. Como es sabido, Aristóteles se
sofos y sofistas sobre nómos y physis. No existen unos derechos humanos por naturaleza. encuentra en la tesitura de tener que definir qué es la ciudadanía. Puesto que no es posible
Estos son fruto de unas convenciones humanas, que justamente construyen, inventándola, encontrar un criterio que permita circunscribir perfectamente quién es y quién no es ciuda-
una esfera nueva a la que llamamos “humanidad”. Como se ha dicho, los derechos de los dano, Aristóteles acaba concluyendo que el ciudadano se caracteriza por su participación.
ciudadanos no son una “construcción segunda”, añadida sobre una “construcción primera” Y en concreto, por su participación en las tareas del gobierno o en las tareas judiciales.
que serían los derechos innatos. Es desde los derechos ciudadanos que se puede instituir lo Puesto que se trata de un potencial de participación, Aristóteles afirma que esta participa-
humano. El plano de esta institución es el conflicto político entre opresores y oprimidos. ción es una magistratura indefinida o ilimitada. Y añade que propiamente esta definición
valdría para la democracia. A ojos de Balibar, esto implica que existe siempre una reserva
de poder por parte de la ciudadanía que desestabiliza el sistema político. Aristóteles luego
2 “Le procès que Robespierre fait en 1793 au Comité de constitution, accusé d’avoir réfléchi pour un « troupeau
de créatures humaines parqué sur un coin du globe » et de n’avoir pas fait place à l’idée que les hommes de tous reelabora esta primera propuesta a partir de otras posibles definiciones de ciudadanía,
les pays sont frères. ” (Ozouf, 1988, 734) como la de mandar y obedecer por turnos, o como la de acceso a la magistraturas en

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función de las competencias y según la ley. Ahora bien, la arché aoristos plantea preci- Hunyadi escribe que la noción de fraternidad enriquece la visión liberal del individuo
samente el problema de la ciudadanía como aquello que, por indefinido, indeterminado o sin necesidad de reificarlo en una pertenencia comunitaria prepolítica. Desde esta posi-
ilimitado, no se puede instituir nunca definitivamente. De ahí que Balibar asocie la arché ción, reclama la necesidad de renovar el debate filosófico entre liberalismo y comunita-
aoristos antigua a la idea moderna, basada en Arendt, de una desobediencia cívica (y no rismo justamente a partir de la noción de fraternidad. Y es que la concepción “soberanista”
simplemente “civil”). El ciudadano es aquel que puede desobedecer. En términos moder- que los liberales tienen del individuo, convirtiéndolo en un átomo portador de derechos
nos, se reserva una parte inalienable del poder constituyente que nunca puede agotarse en protectores, se opone secamente a la concepción “integrada” que tienen los comunitaris-
los poderes constituidos. tas, que a su vez hacen del individuo un ser necesariamente englobado dentro de un todo
Esta forma de insurrección se llama “conquista de la democracia” o, según la famosa cultural que le sobrepasa. Aquí parece que el problema de la comunidad es el problema
formulación de Arendt, “derecho a tener derechos”. Es decir, es la raíz combativa de la de su prepoliticidad. En efecto, aquello que es comunitario se supone que es prepolítico,
ciudadanía que la enfrenta a un orden establecido que precisamente tiende a reprimir no filtrado por la fuerza igualitaria de la ley republicana (y por lo tanto, particularista).
la potencia insurreccional. La ciudadanía, entendida como “derecho a tener derechos”, Lo prepolítico estaría sustrayéndose a toda deliberación y, en consecuencia, idealmente
implica que es a partir de ella que luego se institucionalizan los derechos particulares, a no podría ser objeto de debate público. El problema aquí es que el “nosotros” comunitario
los que tradicionalmente se ha asociado el concepto de “ciudadanía”. Lo interesante de (de pertenencia, heredado tradicionalmente) es unificador, ciertamente, pero sobre todo es
la propuesta balibariana es que, en el fondo, este “momento anarquista” en la institución excluyente, ya que se define por oposición a todos aquellos que no comparten los rasgos
de lo político, el derecho a tener derechos en términos de reciprocidad en los movimien- identitarios que configuran el “nosotros” comunitario. Lo que constituye la comunidad del
tos de emancipación colectiva, es una expresión del principio de fraternidad. Balibar no “nosotros” es un vínculo identitario compartido, una marca positiva y, por encima de todo,
desarrolla la idea, pero es el principio que se echa de menos en su propuesta teórica. Aquí distintiva, que compartirían los miembros de la comunidad de pertenencia. Así, formarían
reaparece el problema del olvido de la fraternidad, que es un común denominador de la una “comunidad” en el sentido de que tendrían algo en común que los diferenciaría de
filosofía política contemporánea. Para que la proposición de Balibar encaje claramente en otras comunidades posibles. Este esencialismo en los planteamientos no tiene nada que ver
el espíritu revolucionario de 1789, a la igualibertad se le debe añadir la fraternidad. Y esto con la fraternidad. Ella se distingue tanto del individuo aislado del liberalismo (individuo
por dos razones: la primera ya está anunciada por el mismo Balibar. Se trata de entender “bola de billar”, dice Hunyadi), como de la gigantesca “bola de billar” de la comunidad.
este paradigma del “momento anarquista” o “noche del 4 de julio” como “embriaguez “Les liens prépolitiques de fraternité ne sont pas prépolitiques au sens où ils détermine-
de la fraternidad”. Este fondo de reciprocidad que instituye un mundo común en el cual raient des marques positives d’appartenance a priori soustraites à toute discussion, et où ils
afloran los derechos por y a través de los cuales surge lo humano es un fondo de frater- fixeraient une identité à partir d’une quelconque marque distinctive: ils sont prépolitiques
nidad. No podría ser de otro modo, puesto que estos derechos se ganan a partir de una au sens où ils se nouent en-deçà des institutions positives, sans qu’ils soient –et ceci est
lucha común y se extienden universalmente; por decirlo así, los individuos se los otorgan décisif- naturels pour autant.” (Hunyadi, 2006, 164)
mutuamente en una interrelación fraternal que abole todo privilegio. La segunda razón La idea básica de esta alternativa a la pertenencia es el reconocimiento y la apertura al
es obvia: este principio de fraternidad es lo contrario al principio cerrado de comunidad. otro, independientemente de que se compartan o no rasgos de identidad comunitaria. Por
Su espacio es cosmopolítico. Se trata de la “política a venir” (Derrida, 2005) que va más ello, la fraternidad no debe confundirse con la referencia a una comunidad preestablecida
allá de las instituciones del Estado-nación y los principios políticos nacionalistas. Política y natural. Fraternidad y comunidad se desdoblan. La fraternidad es preinstitucional porque
supranacional y de alcance planetario justamente por ser una afirmación de los derechos es el principio que subvierte todo orden político para profundizar y ampliar el alcance de
humanos, compartidos fraternalmente por todos los miembros de la humanidad histórica- los derechos que otorga. Y ello es así porque, contrariamente a la libertad y la igualdad las
mente en construcción. cuales necesitan una traducción institucional para que se puedan garantizar, la fraternidad
tiene una fuerza subversiva propia, “une forcé subversive des institutions elles-mêmes”
3. Fraternidad y comunidad (Hunyadi, 2006, 166). Y es por esta razón que la fraternidad, según Hunyadi, tampoco
debe confundirse con los dispositivos institucionales de la justicia, si bien los puede ins-
Es un lugar común de la filosofía política afirmar que el tercer principio de la tríada pirar. La justicia institucional se basa en la libertad y la igualdad, en su reconocimiento y
revolucionaria francesa, a saber, la fraternidad, en realidad debe entenderse en términos su cobertura legal, pero es la fraternidad la que, sin una traducción institucional concreta,
de “comunidad”. Mark Hunyadi, sin embargo, ha mostrado como la fraternidad no puede se convierte en la condición de posibilidad de la igualibertad en las instituciones. Si se
concebirse en lo que desde la filosofía política se ha dado en llamar “comunidad”, puesto quiere fijar institucionalmente la fraternidad, por necesidad se la desnaturalizará. Dicho
que no alude a la idea de pertenencia. Como hemos visto, sucede más bien a la inversa. La de otra forma, la fraternidad no debe asimilarse a la justicia, pero tampoco a la caridad o
fraternidad funda un mundo común, pero este mundo común no preexiste. En este apartado la filantropía: la fraternidad es el principio que rige las acciones caritativas, justas o filan-
del artículo, vamos a discutir el problema de la prepoliticidad de la fraternidad –o mejor trópicas. Pero el principio no debe confundirse con su aplicación. La fraternidad remite a
dicho, vamos a ahondar en su vertiente preinstitucional. una base previa de reconocimiento, que como apunta Hunyadi no es la propia del recono-

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cimiento en Hegel. Según Hunyadi, la fraternidad puede activarse de forma unilateral y, ternidad tienen cita obligada con los sucesos de 1789 (otro ejemplo es el papel fundacional
en consecuencia, no entra en el esquema hegeliano de la “lucha por el reconocimiento”. de la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano en Balibar). El juramento
Ahora bien, la fraternidad también se encuentra explícitamente reivindicada en el es una práctica habitual en lo que podríamos denominar la “fraternidad en las armas” o
contexto de los grupos que luchan para ampliar, profundizar o reclamar sus derechos. Es “fraternidad defensiva” (Ozouf, 1988). Es la que se da entre las comunidades particulares
la fraternidad militante, un componente ineludible de la cuestión que nos ocupa. Y ello es que están en lucha contra el orden establecido, como explica Marcel David en referencia
así desde la Revolución francesa. “La fraternité est enfin, au moment où la Révolution n’a a la fraternidad jacobina o sans-culotte. Los juramentos de fraternidad, justamente, tienen
pas révélé ses divisions et ses contradictions internes, une prescription, une obligation à lugar en este contexto de oposición entre grupos. Los revolucionarios franceses, por ser
l’action qui enjoint de réaliser concrètement la solidarité à la fois sociale et politique. Elle camaradas en las luchas, se consideraban hermanos entre sí.
est militante et elle n’hésite pas à prendre les armes contre les privilégiés, contre les des- Este hermanamiento está sujeto a la erosión del tiempo, a las posibles traiciones, a
potes, contre les loups qui déchirent les humains. Au début de la Révolution, la fraternité las divisiones internas. Todo esto lo pone en peligro. Es por ello que aparece un tipo de
considère encore ces loups comme des humains capables de s’amender. Elle se réserve “reciprocidad mediada” que se llama “juramento”. No es una reciprocidad inmediata,
le droit toutefois de contraindre ces humains non fraternels aux réquisits de la fraternité irreflexiva, directa y espontánea, sino que el mismo juramento explicita la mediación de
tels que les définit l’ordre du jour politique. Il faut se faire militante en attendant d’être esta nueva reciprocidad entre los integrantes del grupo. “Lorsque la liberté se fait praxis
fraternité triomphante.”  (Tosel, 2009, 118). Estas bases de reciprocidad en la conquista commune pour fonder la permanence du groupe en produisant pour elle-même et dans
de los derechos, que se movilizan a partir de los colectivos de trabajadores, por ejemplo, la réciprocité médiée sa propre inertie, ce nouveau statut s’appelle le serment.” (Sartre,
no pueden entrar en el circuito de las instituciones, sino que precisamente se mantienen 1960, 439) La reciprocidad, en este caso, está ya siempre en función del juramento. Es
fuera de ellas para condicionarlas, forzarlas, subvertirlas y obligarlas a consolidar los prin- este juramento el que da la estabilidad al grupo, su inercia y su permanencia. Pero tam-
cipios de la libertad y la igualdad (justicia). Si se quisiera hacer una “ley de fraternidad”, bién es por ello que la fraternidad está condicionada al cumplimiento de lo jurado. Y lo
se imposibilitaría este avance exterior a la institución, pero siempre referido a ella, que jurado no es otra cosa que las obligaciones recíprocas o la ayuda mutua que posibilitan la
permite que no se estanque. La obligación institucional de la fraternidad es un abuso que existencia del grupo. Sartre aplica la matriz dialéctica para mostrar que en los grupos de
conduce al Terror, que convierte a la fraternidad en su contrario: “incompatibilité de la acción revolucionarios hay una forma de fraternidad que se basa en la violencia. Pero esta
fraternité avec la loi de la Terreur” (Hunyadi, 2006, 153). violencia no es la de la pertenencia a una comunidad basada en unos rasgos identitarios
Uno de los pensadores que mejor ha intuido la relación de la fraternidad con el Terror comunes. No se trata de la exclusión del diferente.
en el seno de la comunidad es Jean-Paul Sartre en su primer tomo de la Crítica de la “Et cette fraternité n’est pas, comme on la présente sottement quelquefois, fondée
razón dialéctica. Mona Ozouf presenta la problemática de modo preciso al comentar la sur une ressemblance physique en tant qu’elle exprime l’identité profonde des natures.
divisa “La fraternité ou la mort”. Según esta autora, “[o]n retrouve donc ici l’exclusion Pourquoi donc un petit pois, dans une boîte de conserve, serait-il dit le frère d’un autre
constitutive d’une fraternité de combat. Pour tout groupe révolutionnaire, Sartre l’a bien petit pois de la même boîte? Nous sommes frères en tant qu’après l’acte créateur du ser-
mis en lumière, la clôture est indispensable au sentiment de la fraternité, la violence ment nous sommes nos propres fils, notre invention commune.” (Sartre, 1960, 453) En el
inséparable de l’action collective. Violence dirigée contre les ennemis extérieurs, mais otro, en el hermano del grupo juramentado, no se reconoce a otro ejemplar de la misma
aussi les ennemis intérieurs: le doute, la fatigue, le désespoir, ou plus simplement encore esencia, sino al compañero necesario en el acto de romper con la dominación. En este
la pente démobilisante du temps qui passe, autant d’invitations pour chacun des membres sentido, la existencia de los compañeros en lucha está en dependencia recíproca. Y es en
du groupe à l’abandonner en reprenant la liberté du chacun pour soi. Cette conscience esta interdependencia que se funda la identidad del grupo. “[N]ous fraternisons parce que
de la nature dissolvante du temps explique l’obsession du serment pendant la Révolution nous avons prêté le même serment, parce que chacun a limité sa liberté par l’autre, c’est à
française. Chaque frère donne par avance aux autres, au cas où il déserterait la cause dire très exactement la limite commune et réciproque de nos libertés.” (Sartre, 1960, 456)
commune, le droit de le châtier et s’enchaîne au groupe devenu souverain : c’est la fra- Contra el libre poder de secesión y de alienación, es decir, de desintegración del grupo,
ternité-terreur. Terreur, puisque le groupe est détenteur du droit d’éliminer les traîtres en se da la libre relación de la fraternidad-terror. Fraternidad: porque es un lazo, que se puede
réalité ou en puissance. Mais fraternité, puisque chacun salue en l’autre son propre moi et experimentar como un sentimiento (pero no reductible a este sentimiento), de unión de todos
reconnaît à l’autre la possibilité de se reconnaître en lui.” (Ozouf, 1988, 735) entre todos. Pero Terror: porque se debe actuar contra el sospechoso de traición, es decir,
Ciertamente, uno de los puntos estratégicos en el análisis de la cercanía entre fraternidad contra el que hace uso de su libertad contra el grupo. En el contexto de los grupos revolu-
y Terror es la cuestión del juramento (del serment, en francés). La práctica del juramento cionarios a lo largo de la historia contemporánea –de la mentalidad partisana de ser “parte”
en el marco de las fiestas de la fraternidad era habitual en los tiempos de la Revolución o “partido”–, hay siempre la sospecha de una posibilidad de “indisciplina” que justifica la
francesa, ya desde el “moment des Féderations” o de la reunión de los órdenes en 1789. amenaza del Terror.
Conviene reflexionar sobre este fenómeno. De hecho, Sartre basa buena parte de sus aná- Obligar a ser fraternal, paradójicamente, vacía de contenido la misma idea de fraterni-
lisis en la dinámica revolucionaria francesa, así como muchos autores que tratan de la fra- dad. Según Sartre, no hay forma posible de salir de esta dialéctica que sujeta la fraternidad

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al Terror. “Le lien immédiat de la liberté et de la contrainte a fait naître une réalité neuve, que seront les hommes les uns par rapport aux autres quand, à travers de toute l’histoire, ils
un produit synthetique du groupe en tant que tel. ” (Sartre, 1960, 456) La fraternidad-terror se pourront se dire liés affectivement et activement les uns aux autres. ” (Sartre, 1991, 61).
constituye la inteligibilidad del grupo que ha prestado juramento. Esto es tanto como decir
que en la misma existencia del grupo (grupo de reciprocidad mediada y reflexiva), ya se 4. Conclusiones
da una tendencia a la coerción como “violencia de la libertad”. No hace falta que estas
comunidades se identifiquen a partir de unos rasgos comunes, aunque esto también suele La exigencia de fraternidad activa la idea de una ciudadanía insurgente que promueve cam-
aparecer en tanto que “señas de identidad”. La sola idea de una comunidad que se mantiene bios institucionales para universalizar los derechos, y lo hace a partir de la intuición de horizon-
libremente implica un grado violencia implícita que el juramento reconoce abiertamente: talidad que se da en la analogía de los hermanos que luchan fraternalmente. La fraternidad sería,
“Jurer, c’est dire en tant qu’individu commun: je réclame qu’on me tue si je fais sécesion. en definitiva, un dispositivo permanentemente institucionalizable, pero nunca institucionali-
Et cette réclamation n’a d’autre but que d’installer la Terreur en moi-même comme libre zado de una vez por todas; esto es, una fuerza moral o un deber que conduce a la emancipación
défense contra la peur de l’ennemi. ” (Sartre, 1960, 530). Al libre poder de secesión y alie- de los colectivos subalternos, excluidos o discriminados. Que sea un dispositivo continuamente
nación se responde con la represión contra los llamados “traidores” a la Revolución; por institucionalizable significa que, como potencia insurgente, plantea cambios institucionales para
ejemplo, contra los departamentos que se querían sustraer al poder de la Convención durante lograr mayores niveles de igualdad y libertad, es decir, profundiza en la igualibertad. Ahora
la Revolución francesa. Toda esta represión se realiza en nombre del lema de “Fraternidad bien, a la pregunta sobre qué tipo de relaciones se esperan de los ciudadanos emancipados en
y Unidad”. Sustraerse a las leyes de la República implica una regresión en las conquistas el plano de la República, la idea de fraternidad precisamente se reivindica como alternativa a
de la ciudadanía y una reacción contra los avances revolucionarios. la comunidad. No es un cometido de las instituciones el forjar una comunidad y unos vínculos
En la última obra publicada de Sartre, no obstante, se da un desplazamiento importante constitutivos entre los ciudadanos. Las instituciones, ciertamente, pueden motivar los lazos
de fraternidad y las “fiestas federativas” republicanas durante la Revolución francesa son un
respecto al problema de la fraternidad. Si en la Crítica de la razón dialéctica la fraterni-
ejemplo precioso de ello. Pero no hay sanción posible por parte de las instituciones políticas
dad es indisociable del Terror, en L’espoir maintenant Sartre explica que hay una relación
si no se da la fraternidad entre los ciudadanos, como sí que ocurre con la justicia –o con las
previa a la dialéctica entre la formación del grupo y su violencia constitutiva, que es una
erosiones de la libertad y la igualdad ciudadanas. La fraternidad es prepolítica, no en el sentido
relación de “reconocimiento recíproco”. De hecho, como explica Arnaud Tomès, en la Crí-
comunitario, pero sí en el sentido de que no aparece cristalizada en las instituciones. De ahí el
tica de la razón dialéctica Sartre ya se había referido a esta relación, si bien no la llamaba
aspecto de reconocimiento que tiene en autores como Sartre o Hunyadi.
“fraternidad”. “C’est qui est premier, c’est la reconnaissance de l’autre comme le même
El deber de fraternidad es de carácter ético, puesto que hace referencia a las relaciones
que moi, dans la mesure où nous sommes tous des êtres de praxis. Il n’y a pas de lutte de reciprocidad entre los ciudadanos al margen de la tutela del Estado. Que sea de carácter
pour la reconnaissance, mais cette reconnaissance est donnée d’emblée et est elle-même ético, no obstante, no implica ni mucho menos que no tenga consecuencias políticas. En
présupposée par celui qui la nie.” (Tomès, 2009, 179). Dicho de otra manera, como expresa efecto, las tiene. Pero la fraternidad no se agota en la realización práctica de las medidas
Sartre de un modo impactante en la Crítica de la razón dialéctica, “para tratar a un hombre políticas implementadas. Estas constituyen su resultado, en el sentido de que la fraternidad,
como un perro, primero hace falta haberlo reconocido como hombre”. Lo primero es el en términos de lucha y movilización ciudadana, puede, en algunos casos, alcanzar una serie
reconocimiento de lo humano. Luego, en l’Espoir maintenant, Sartre retoma esta idea de de objetivos concretos. Pero esta misma dinámica de fraternidad no tendrá nunca una traduc-
una fraternidad primera. En la relación de fraternidad, “la naissance est tellement le même ción institucional: lo que se institucionaliza es igualdad y libertad. Balibar expresa la misma
phenomène que pour le voisin que, d’une certaine manière, deux hommes qui parlent entre idea cuando argumenta que la potencia insurreccional debe resistir dentro de los órdenes
eux ont la même mère. Ce n’est pas sans doute la même mère empirique […] ; c’est une constituidos para que “el derecho a tener derechos” (esto es, la ciudadanía) pueda seguir su
certaine idée, mais qui nous appartient à tous deux aussi bien qu’a quiconque.”  (Sartre, dinámica de alcanzar nuevas cuotas de justicia. La “invención de lo humano” (Balibar, 2010)
1991, 57) En este sentido que esboza Sartre, la fraternidad es una relación afectiva que se da, coincide, así, con una “democratización de la democracia” (Abensour, 2007). Este movi-
primariamente, entre los seres humanos. Es este reconocimiento recíproco, que no implica miento es inconcebible sin la fuerza moral y política de la fraternidad, esta relación elemental
una lucha por el reconocimiento à la Hegel, el que da lugar a la moral (Sartre, 1991, 63). de reciprocidad que toma la forma de comunidades militantes organizadas, las cuales, con
También aquí encontramos la idea con la que partíamos en este artículo: la fraternidad no es todas sus contradicciones, ahondan en la universalización efectiva de los derechos humanos.
un complemento añadido a la igualdad y la libertad, sino más bien la condición, basada en La fraternidad es un irrealizable: “prácticamente necesaria, pero imposible de realizar en
la reciprocidad en las relaciones humanas, para su realización efectiva. Y es por ello mismo cualquier práctica”, como dice Kant sobre la fraternidad universal en la Tugendlehre (§47).
que difícilmente se podrá institucionalizar. La fraternidad es el movimiento permanente en la Fijar institucionalmente la fraternidad conduciría de forma ineluctable al Terror. La frater-
lucha para conseguir mayores cuotas de dignidad humana. Sartre ahonda en esta temática al nidad, finalmente, desprovista del componente violento y comunitarista, se convierte en el
apuntar que la fraternidad no solo es una condición primera o un hecho primitivo, sino que principio que activa la lucha por los derechos humanos. Y a su vez, estos posibilitan una
también deviene el ideal a realizar, una idea reguladora o un porvenir. “La fraternité est ce relación cada vez más fraternal entre todos los ciudadanos del mundo.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
164 Oriol Farrés Juste Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 165-174
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/333911
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Kant, I. (1989), La metafísica de las costumbres, Madrid: Tecnos. Marie Guyau, que a diferencia de las expuestas Jean-Marie Guyau, unlike those made by other
por otros autores contemporáneos, se encuentra contemporary authors, it is closer to the current
Marramao, G. (1995), Dopo il Leviatano. Individuo e Comunità, Torino: Bollati Boringhieri. más próxima de la crisis actual. Guyau asocia el crisis. Guyau associates the effect of the crisis
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Rancière, J. (2000), Le partage du sensible : esthétique et politique, Paris: Fabrique : Dif- concepto de fraternidad que Guyau expone nada exposes Guyau has nothing to do with religious
tiene que ver con una fraternidad religiosa o ilus- or illustrated fraternity. In any case, this is an
fusion Les Belles Lettres. trada. En todo caso, se trata de una fraternidad orphan fraternity. From this orphan, exposed
Rawls, J. (1999), A Theory of Justice, Oxford: Oxford University Press. huérfana. Desde esta orfandad, expuesta mediante through the use of metaphor, a project of
Resta, E. (2005), Il diritto fraterno, Roma-Bari: Laterza. el uso de la metáfora, se construye un proyecto modernity, particularly sensitive to live together,
Sartre, J.P. (1960), Critique de la raison dialectique, París: Gallimard. de modernidad, especialmente sensible al vivir whose fundamental element loss claim of a
juntos, que tiene como elemento fundamental la human project that escape to the ravings of this
Sartre, J.P. y Lévy, B. (1991), L’espoir maintenant, París: Verdier. reivindicación perdida de un proyecto humano is built.
Tomès, A. (2009), «Fraternité et terreur chez Sartre», en: F. Brahami y O. Roynette (eds.): que escape a los desvaríos del presente. Keywords: Fraternity, democracy, metaphor,
Fraternité. Regards croisés, París: Presses Universitaires de Franche-Comté, pp. 177-187. Palabras clave: Fraternidad, democracia, metáfora, irreligion, modernity, crisis, Jean-Marie Guyau.
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O. Roynette (eds.): Fraternité. Regards croisés, París: Presses Universitaires de Franche-
Comté, pp. 113-134. 1. Fraternidad: regreso y renovación

No es raro que la fraternidad, en un mundo que conoce una crisis sin precedentes,
se encuentre de regreso. Lejos de cualquier proselitismo religioso, nos transporta a una
reflexión sobre la innecesaria necesidad de vincularlo todo a cálculos económicos. Y a pesar

Recibido: 07/06/2018. Aceptado: 09/07/2018.


* Este articulo forma parte de los proyectos: FFI2012-33370, Fraternidad, Justicia y Democracia, financiado por
el Ministerio de Economía y Competitividad. Y Justicia y democracia: hacia un nuevo modelo de solidaridad.
FFI-2015-64858-P del Ministerio de Economía y Competitividad.
** Universitat Autonoma de Barcelona- Laboratoire d’études et des recherches “Logiques contemporaines de la
philosophie-Université Paris 8. Profesor de Filosofia. Jordi.riba@uab.cat Líneas de investigación: solidaridad,
democracia, renovación de sujetos colectivos. Últimas publicaciones: “What’s new in our democracies?” en
Weariness of Democracy (Editor Obed Frausto, Sarah Vitale and Jason Powell), Verso, N. York, in press. “La
contruction de solidarités dans des temps d’incetitudes” en Un nouveau regard sur la solidarité (Editor Jordi
Riba, Patrice Vermeren), l’Harmattan, Paris, 2018.
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de su modesto status de « parente pauvre », en la divisa republicana (Ozouf, 1988, 731), nos devenir histórico, tal como son los casos, entre otros, de Charles Taylor en su obra, The
invita a tomar conciencia de las insuficiencias de la libertad y de la igualdad apostadas en el secular age, o Marcel Gauchet en La Historia política de la religión. Frente a ello, y en
registro individualista de los derechos subjetivos. Si la igualdad engendra una llamada de lo franca oposición, Revault d’Allonnes en su libro La crise sans fin, viene a afirmar que: “la
social en términos de corrección-redistribución, lo hace en modo comparativo entre indivi- crisis sin fin es una labor sin fin y no un fin.” (Revault d’Allonnes, 2012, 73). Las palabras
duos que permanecen externos los unos con los otros. Y una vez satisfechos sus derechos, de Revault resultan contundentes para la asociación de crisis con modernidad:
cada cual regresa a su cobijo. Únicamente la fraternidad permite explicar la dinámica moral
y política de la atención al otro, tanto la ayuda que le es dada como la acción común de La crisis surgida de un sistema de inquietud extrema revela la necesidad de un nuevo
cara a un obrar en justicia. Encontrándose anclada en la relación, la fraternidad es la virtud comienzo. El mundo que se ha perdido, el mundo abandonado por Dios, se convierte
del entre dos, el alma del vínculo social tan a menudo jurídicamente despreciado. De ahí la en una tarea a efectuar. (Revault d’Allonnes, 2012, 73)
llamada de adhesión en la Revolución francesa: « la fraternité ou la mort ». (David, 1987)
A pesar de este radical posicionamiento, la fraternidad no fue totalmente dejada de lado Ya no quedan, entonces, nuevas verdades por transmitir. Las transformaciones continuas
ni en el periodo de la III Republica francesa, caracterizado por la aparición del concepto acaecidas en las sociedades modernas, ya en época de Guyau, hacen que la tradición deje de
substitutorio de solidaridad. Continuó presente en el discurso de ciertos autores y no de los ser el elemento organizativo tanto de las acciones individuales como de las colectivas. Toc-
menores. Jules Michelet por ejemplo, para quien « la fraternité, c’est le droit par dessus le queville había subrayado que este fenómeno había que asociarlo a la dinámica democrática.
droit ». También el importante jurista Maurice Hauriou hizo de la fraternidad un sinónimo Para este nuevo inicio, señala el filósofo francés, hay que valerse de la hipótesis. El
de la sociabilidad. Como un « élan vital » bergsoniano, una estrella que tira del carro de la filosofar supone riesgo, la hipótesis es el riesgo en el pensamiento. En un mundo sin refe-
solidaridad mucho más cercana de lo terreno. Para Hauriou, la fraternidad se muestra más rentes las razones del filosofar quedan ya expuestas por Guyau al completar la concepción
fundadora que la solidaridad. Pero será Jean-Marie Guyau uno de los filósofos franceses de Epicuro con respecto al placer, al hacerlo extensivo también al placer del riesgo. Los
más interesantes del siglo XIX, quien con su interpretación de la modernidad dará un vuelco humanos sienten ese placer por esto somos capaces de elaborar hipótesis, pues son éstas la
a la interpretación de la fraternidad hecha hasta entonces. Lo hará a partir del concepto de expresión del riesgo en el pensamiento, ante la súbita orfandad en la que el pensamiento
irreligión, antesala de una fraternidad huérfana, tremendamente sugerente para nuestra época contemporáneo ha caído. ¿Cómo hacerlo? La propia crisis permanente propicia una cierta
marcada por la crisis sin fin; en la que hay que dar respuesta a si será posible el manteni- imposibilidad de su formulación en forma argumentativa fuerte. Es lo que Revault, tomán-
miento del vínculo societaria, sin la contribución de un principio que no posea el descredito dolo de Blumenberg, llama aconceptualización.
al cual se han visto abocados los elementos mayores de la democracia. La fraternidad reno- La crisis no deja de ser el final de una aproximación temporal permanente entre dos
vada va asociada a la democracia como elemento de permanencia de este modelo societario. formas de conceptualizar, por un lado, la kantiano-platónica y por otro, la socrática. La
crisis permanente, ya lo hemos señalado, no es solamente una crisis de fundamentación y
2. Una reconstrucción del espacio moderno bajo el signo de la crisis permanente de normatividad, lo es también de identidad. La crisis del concepto viene dada por el hecho
que las acciones pulverizan tanto las categorías políticas como los criterios del juicio moral,
Bien que el síntoma a partir del cual se hace evidente el regreso de la fraternidad perte- para ello Revault entiende que en la imposibilidad de aportar la idea de verdad se encuentra
nece a parámetros político-económicos, no es menos cierto que el fenómeno de crisis, va más la revelación de la crisis de nuestra época.
allá, tanto en los planteamientos esenciales, como en el tiempo. En el periodo que Guyau Hay que dar respuestas nuevas. Unas, como es el caso del filósofo contemporáneo Alain
desarrolla su obra, finales del siglo XIX, se confirman una serie de evidencias, que llevan Badiou, reconstruyendo la forma de verdad en el sentido de un proceso más que en una
a pensar que la crisis del pensamiento filosófico posee semblantes distintos con respecto a fundamentación, en el cual unas condiciones y las propias acciones la hacen posible; otras,
las crisis precedentes, hasta el punto de afirmar que esta crisis está caracterizada por poseer frente a la dificultad de interpretar tanto las condiciones como las propias acciones que
un carácter definitivo. posibilitan tal verdad, recurren a la metáfora.
Guyau, pionero en la idea de una crisis definitiva de modernidad, supo exponer con luci- Este recurso a la metáfora se propone dotar de sentido a un periodo de desconcierto, que
dez, y antes que otros, el hecho de que la filosofía y la acción que de ella se deriva habían deja a la intemperie todas las vastas perspectivas que fueron abrigadas por la Ilustración.
entrado en una crisis permanente. Acorde con la idea de modernidad inacabada (Habermas, Es posible que, por la propia entidad del recurso, sea visto como un discurso oposicional,
2002) que se configura a partir de la crisis permanente, que Revault d’Allonnes ha planteado echado en falta este discurso que no puede efectivamente darse; pero que, no obstante, cubre
de nuevo, afirmando que “esta ruptura con la tradición, que inaugura una tradición de la desde una perspectiva no estrictamente política, ese espacio vacío.
ruptura va afectar la dimensión normativa de la modernidad” (Revault d’Allonnes, 2012, Uno de esos discursos es el desarrollado por Guyau que a pesar de no haber escrito nin-
73). De ahí la duda que concibe sobre aquello que podría estimarse pertenece únicamente a gún texto específicamente político, de sus escritos se desprenden formas de aproximación a
tiempos de crisis, que se suceden en el curso de la historia, y que permiten la consecución lo político que lo acercan al discurso de confrontación de lo moderno como proyecto con lo
de los cambios sociales, para acabar convirtiéndose en la forma recurrente de explicar el real. Esta consciencia de modernidad en proceso de crisis definitiva suscitó a nuestro filósofo

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un discurso pionero, que aparece hoy a los espíritus antidogmáticos como un breviario de Al final de su l’Esquisse Guyau introduce una metáfora que anticipa y esclarece esta idea
esperanza”(Pageard, 1984), para aquellos que habían visto con asombro como las prome- que vincula la irreligión con la fraternidad.1 La metáfora es, en palabras de Revault, la capa-
sas de un progreso ilimitado del positivismo fueron barridas por vientos de regresión. Los cidad de producir un sentido nuevo, pero dando entrada a una situación original, esencial,
hechos iban más allá de las predicciones. Ninguna ley era capaz de dar cuenta de ellos, pues tanto de la existencia como del lenguaje. La expresión metafórica posee dos características
éstos no obedecían a ninguna regularidad causal, pero se perpetuaban en el establecimiento propias, se trata de una forma discursiva innovadora y reveladora de algo que permanece o
de tendencias y móviles contradictorios e irreconciliables. bien oculto o bien fuera del sentido propio del discurso formal.
Guyau quiso dar cuenta por ello, de la imposibilidad de un poder capaz de dirigir la
acción del mundo. De esta forma de crisis, tal como se define por Guyau como ausencia 4. La metáfora de Guyau de la fraternidad
de un principio absoluto, ya no era posible esperar una restauración de las viejas formas y
modelos, sino aprender a subsistir permanentemente en ella. Guyau percibía que se enfren- La metáfora nos abre la puerta a un mundo que a pesar de que nos pertenece es anterior
taba a una situación de desorden nuevo, pero al mismo tiempo, también creía que era capaz a nuestra capacidad de objetivar lo real. Se trata de la misma función que otorgamos a la
de responder a los espíritus que sentían esa preocupación, trazando las líneas generales de ficción y al relato, por su efecto de abolición de la referencia al mundo dado. Se otorga
un terreno común donde el pensamiento podría reunirse de nuevo. entonces rango de verdad a la metáfora por bien que presente de entrada el efecto de ten-
sión con una verdad difícil de poner en evidencia. La metáfora es en verdad una estrategia
3. De la irreligión a la fraternidad discursiva que libera una “función descubridora.” (Ricoeur, 1975, 311)
La metáfora expresa orientaciones en vista a la observación del mundo de la vida que
Guyau que fue pionero en la idea del fin de la modernidad como progreso y de la demo- no pueden cristalizar en conceptos puros, pero que aportan una dimensión tácita de inteli-
gibilidad. Por ello, seguramente, Blumenberg la reconoce como figura esencial de lo que él
cracia sin fundamentación, también aporta en su obra L’irreligion de l’avenir esta forma de
nombra la aconceptualización (Blumenberg, 1995). Ésta forma de proceder no es realmente
cohesión, asistida del sentimiento religioso. La irreligiosidad del porvenir a la que Guyau
nueva, posee contrariamente, una larga tradición. Siendo la metáfora por excelencia que
espera llegar es aquella que se encuentra en la búsqueda de un ideal no solamente indivi-
muestra la basta problemática de la existencia la de la navegación marina que Blumenberg
dual, sino social que vaya más allá de la realidad. Las ideas desarrolladas en L’Irreligion
recorre en su libro Naufragio con espectador. Por ello, resulta, si cabe, de más interés recu-
de l’avenir poseen una vinculación con dos obras precedentes de Guyau consagradas a la
rrir al “filósofo-poeta” Jean-Marie Guyau, avanzado en su formulación de la crisis sin fin
estética y a la moral. En ellas, Guyau vincula la fecundidad vital al sentimiento estético,
y autor también de un uso metafórico de la navegación, para mostrar su perspectiva de la
moral y religioso en su conjunto. La vida es más que auto-mantenimiento, es sociabilidad, vinculación de la crisis de modernidad con la condición humana y el vínculo político que las
es acercamiento a los demás. ensambla con firmeza en un espacio que, a pesar de su permanente incertidumbre, irrumpe
Guyau se extiende sobre este asunto en dos lugares concretos: en l’Esquisse en el apar- como invitación a la acción sin fin.(Tassin, 2012).
tado sobre la sanción de amor y de fraternidad, y en L’Irreligion de l’avenir, al hablar de Que una buena metáfora2 aclara la mente, es una afirmación de Wittgenstein que no
“anomia religiosa”. Dice Guyau que en el seno de toda religión existe una fuerza disolvente, hay que despreciar; y cierto es que Guyau se ayudó de una metáfora para representar su
la misma que le ha servido para constituirse frente a otras religiones, que es la independencia pensamiento seguramente por diversos motivos:3 de modo que cuestionara el orden de lo
del juicio individual. Es esta una fuerza con la que se puede contar para llegar al final de la moderno, que lo confrontara como proyecto con el orden de lo real. Bajo la metáfora del
religión. Resulta interesante ver cómo de manera semejante Marcel Gauchet explica el pro- Leviatán, viejo navío abandonado a su suerte, Guyau fue capaz de expresar la fragilidad del
ceso que ha hecho de la religión católica la religión de la salida de la religión. A su manera vínculo entre lo pensado y lo real.4
Guyau, un siglo antes, evoca una circunstancia parecida, su concepción de la modernidad
y del proceso de constitución del espacio político, pero de manera bien distinta a Marcel
Gauchet.
Pero también señala que esa misma fuerza disolvente de las religiones no va a quedar
en nada. Las inteligencias liberadas del dogma, continuarán asociándose para defenderse
1 Véase mi introducción a Jean-Marie Guyau, Esquisse d’une morale sans obligation ni sanction, Payot, París,
de las desgracias humanas, para luchar contra los contratiempos. Esta asociación, tiene su 2012. « Anomie et solidarité : les mots du politique chez Guyau ».
principio en la conciencia de fraternidad que habita en las conciencias, que a pensar de 2 Resulta sumamente explicativo el capítulo IV del libro de M. Revault La crise sans fin. Essai sur l’expérience
haberse liberado de dogmas perturbadores, sigue siendo consiente de los avatares en los que moderne du temps op. cit, dedicado a la metáfora: “Crisis, metáfora, modernidad.”
3
su integridad se encuentra. La idea de fraternidad no sólo representa un estadio de la evolu- He explicado más ampliamente los motivos en mi libro Jean-Marie Guyau : modernité et politique en crise
permanente, Paris, Lignes, en prensa.
ción humana, sino la conciencia misma de una condición que libre de los grandes dogmas, 4 Véase aquello que señala a este propósito P. Ricoeur, Essais d’herméneutique, vol 2. Du texte à l’action, Seuil,
toma conciencia de su estado de soledad esencial, compartida con el resto de la humanidad. París, 1986, p. 275: “lo que nos sucede siempre es distinto a lo esperado”.

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Ninguna mano nos dirige, ningún ojo vela por nosotros, el timón está roto desde hace esa expansión vital, intuición del propio Guyau, los humanos pueden y deben luchar contra
largo tiempo o más bien nunca lo hubo, hay que construirlo: es una gran tarea, y esta ese estado de deriva originario. La fertilidad vital viene en substitución de los discursos
es nuestra tarea. (Guyau, 2012, 222) finalistas y deterministas anteriores. Acepta aquello que fue rechazado ya en su tiempo y
sigue siendo negado por muchos: el carácter profundamente disparatado del mundo actual.
Si la modernidad política se encuentra representada por la idea de progreso, la suya es la (Mugnier-Pollet, 1966, 41). Podemos decir que el discurso de Guyau no es el discurso de la
política sin fundamento. Así lo muestra Guyau en su metáfora: ninguna tormenta amenaza la tranquilidad, de la ataraxia. La única realidad es la deriva frente a la cual solamente queda
navegación, sino que es la falta de timón lo que hace ir el navío a la deriva. Pero también, la opción de la lucha. Todo esto, en el curso de pocos años, será ratificado y desarrollado
en la metáfora de Guyau, con o sin timón, no hay ninguna posibilidad de encontrar tierra por Simmel incidiendo en el hecho de que tampoco existe garantía alguna de éxito en este
firme o refugio. El pascaliano “estamos embarcados” se convierte en estado perpetuo. Ello proyecto.7
es sensiblemente diferente a lo sostenido por Hegel: Revault d’Allonnes no deja de considerar este hecho en su libro a partir de dos de los
grandes representantes del pensamiento del s. XX:
Aquí podemos afirmar que nos encontramos en casa y que podemos como haría un
marino, después de un largo periplo, gritar: ¡tierra! Descartes es uno de esos hombres Tanto Michel Foucault como Claude Lefort se habían percatado al principio de los
que han vuelto a empezar por el inicio, y es con él que debuta la cultura, el pensar años 80 (a pesar de las diferencias que les separaban) del cambio de las formas de
los Tiempos modernos.(Hegel, 1985, 1379) contestación en el seno de la época contemporánea. Levantando acta de su “disemi-
nación”, de su transversalidad, de la diversidad de sus objetos (la familia, la mujer,
Guyau aporta una visión diferente de la metáfora del naufragio.5 El discurso político- el niño, la sexualidad, la justicia, la situación de los detenidos, la gestión de las
irreligioso de Guyau es revelador del desconcierto de la modernidad ante la imposibilidad empresas, la protección de la naturaleza, etc.…) (Revault d’Allonnes, 2012, 142)
de la realización de los grandes relatos, de la crisis en definitiva que asola la modernidad
en su conjunto. Por ello, y no tanto para salir de ella, sino para la encajadura en esta nueva En efecto, un siglo más tarde a Guyau, tal como señala Revault, Lefort escribía con parecido
realidad, se hacen coincidir la crisis de la razón y el final de la idea de progreso con el adve- propósito al propuesto por Guyau, que era necesario elevar la reflexión a una práctica que
nimiento de la filosofía de la acción. El mar es concebido por nuestro filósofo, a la manera no sea muda. De esta manera la experiencia democrática se ve atravesada por experiencias
de Arendt,6 como el exterior del Jardín, y el pequeño Sócrates que observa es la imagen de antagónicas. (Lefort, 1981)
la humanidad enfrentada al gran problema de la ausencia de referentes representado en la
metáfora de Guyau de la ausencia de un timón para dirigir el barco. 5. Fraternidad y democracia
No hay efectivamente un discurso político preestablecido, ni lo puede haber, como no
hay un timón que dirija la nave. Y frente a esta doble inexistencia, el discurso de Guyau En esta crisis actual, que es vivida como perenne, el uso de la metáfora se revela de
resulta fructífero pues al mismo tiempo que presenta el lugar vacío desde donde construir una gran ayuda para su explicación. Guyau, clarividente precoz, describe de manera total el
el timón, afirma que solo se puede construir desde las individualidades solidarias. Guyau hecho esencial en el que la humanidad se encuentra después del fin de los grades relatos:
introduce así la acción como expresión de vitalidad, que convierte al espectador en actor. irrupción de lo político y conflicto con la hasta entonces visión finalista de la historia. La
Su misión ya no será técnica: conducción de la nave para alejarla del naufragio, sino que consecuencia crítica de esta metáfora aflora como ausencia de fundamento, como en la
devendrá política: eludir la deriva en la que la humanidad se encuentra sumida en ausencia imposible normatividad capaz de abastecer unos principios de acción capaces de ir más allá
de principios rectores: de la estricta realidad en la cual se mueven los individuos unidos en su vivir en común.
Mientras que los sistemas más antiguos representaban únicamente una tensión en la acti-
El agente moral desempeña aquí el mismo papel que el artista: debe proyectar fuera vidad interna, en el presente nos enfrentamos a un término medio situado entre escepticismo
las tendencias que siente en sí, y construir un poema metafísico con su amor.(Guyau, y fe, entre la incertidumbre y la afirmación categórica. A través de la acción aquello que se
2012, p. 161) muestra como incierto puede convertirse en realidad. Guyau no pide creer ciegamente en
un ideal, sino trabajar, teniendo fe en él, en pro de su construcción.
Hay en la metáfora una invitación obligada a la construcción permanente que se cobija La vida está llena de esas incertidumbres que nos oprimen por todas partes. Esto es una
en la antropología. Los humanos son concebidos como energía que debe gastarse. Gracias a certeza que constituye la base de nuestra libertad. La anomia, concepto introducido por
Guyau, se explica por este proceso de singularización que la humanidad vive. Se desconoce,
en efecto, qué nos aportará el futuro, pero por la acción se opera, se trabaja, se emprende
5 Ver H. Blumenberg, Naufragio con espectador, Madrid, Visor, 1995.
6 Ver el “pensamiento” de Pascal que Hannah Arendt utiliza reiteradamente en sus escritos para establecer la
distinción entre dos formas determinadas de concebir el trabajo filosófico. 7 G. Simmel, El conflicto, Sequitur, Madrid, 2010.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
172 Jordi Riba Fraternidad, metáfora y democracia 173

(Revault d’Allonnes, 2012, p.134). La actividad hace ganar el futuro. Gastamos energía sin ese lugar vacío de lo político, mostrando de nuevo el conflicto entre filosofía y política, en
la sensación de que se está llevando a cabo un desperdicio inútil, o podemos imponernos especial vinculación con las ideas de Guyau. Siendo justamente este su problema principal,
restricciones porque esperamos que el futuro nos recompense. la imposibilidad de conformar a la vez el doble sentido que el concepto república posee, las
No hay lugar para el lamento, sino por el contrario, hay que construir un pensamiento cosas políticas y la politeia para constituirse como república universal. Para llegar a ella,
que tenga en cuenta ese cambio. Guyau a este respecto, señala que el verdadero mandato es nada mejor que recordar unas palabras de Feuerbach en su libro Principios de la filosofía
aquel que nos damos a nosotros mismos no en nombre de alguna autoridad superior, sino del futuro (1843): “la esencia del hombre reside solamente en la comunidad, en la unidad
de un principio particular superior a todo mandamiento.8 del hombre con el hombre, una unidad que, empero, no reposa sino en la realidad de la
Este principio, por lo tanto, va más allá de la idea de la disciplina, de la ley y del Estado. diferencia entre el Yo y el Tú”.
La única regla válida es aquella que toma en cuenta los hechos; es decir, que los seres están Esta irrupción lo político permite la consolidación del republicanismo de las cosas polí-
dotados de sentido y pensamiento, y que esta especificidad es la realidad y la esencia de ticas, haciendo más visible el conflicto secular entre política y filosofía que Arendt sitúa
nuestra naturaleza. Este es el punto de partida para la explicación y la creación de una polí- históricamente en la condena de Sócrates por parte de Atenas. La singularidad de este anta-
tica. Revault evoca el libro de Daniel Innerarity, El futuro y sus enemigos, concretamente gonismo ha permitido a autores como Miguel Abensour, Jacques Rancière y otros desarrollar
su subtítulo, “De la confiscación del futuro a la esperanza política”, para preguntarse si su pensamiento. Los cuales no han hecho más que actualizar el conflicto bajo la premisa de
es concebible encarar de manera positiva la incertidumbre del porvenir y partir desde esta un principio epocal singular, que configurado bajo la premisa de lo democrático contiene
hipótesis para invertir el planteamiento: aquellos elementos que el progresivo abandono de los referentes teológicos lo encaminan a
devenir un pensamiento sin referentes; y la sociedad a organizarse bajo esta premisa.
¿De qué manera dotar de sentido y forma a la incertidumbre para crear un espacio La democracia no debe ser vista, bajo esta concepción asociada al principio fraternal,
abierto de posibilidades? La imagen de la crisis actual, relacionada sin embargo con como una forma cristalizada, como una organización de poderes sino como un movimiento
procesos de destemporalización y de desincronización, refuerza paradójicamente la sin interrupción. Una acción política que se opone a las formas establecidas que impiden
idea de que el tiempo es el elemento constitutivo de la existencia social y política. su realización. El conflicto deviene en esta situación como el eje mayor que en lugar de
La política implica el dominio o la organización tanto del tiempo como del espacio. impedir, remarca la especificidad del vivir juntos.
(Revault d’Allonnes, 2012,145) Las limitaciones propias de la escritura filosófica ponen de manifiesto, es cierto, la pro-
pia imposibilidad del establecimiento de un vínculo permanente entre lo factual y lo real.
Entonces la cuestión es ver cómo Guyau llega a situarse más allá del fin de la religión, Simmel llamó crisis de la cultura a este desfase entre la acción siempre viva y sus productos.
para imaginarse el espacio de la irreligión en el cual habrá desaparecido la idea de una Hay por ello pensar la democracia sin que ella posea más alternativa que ella misma en su
modernidad en progreso y habrá emergido la idea de una fraternidad huérfana, indispensable realización permanente. Y sin que exista tampoco un tiempo histórico más allá del presente.
para el mantenimiento del vínculo social. En definitiva, la aportación interpretativa de la metáfora guyautista, da sentido con-
El modelo político hacia el cual Guyau ve tender la humanidad, acorde con su idea de temporáneo a una situación, que vista con ojos retrospectivos, otorga una permanencia a
fraternidad, es lo que él llama republicano federado. (Guyau, 1887, XVIII) Sobre esta forma la sentencia revolucionaria de la fraternidad o la muerte, sin duda, intensamente actual, del
política se extiende poco, pero afirma de manera tajante que debería permitir la convivencia momento que la humanidad vive. La incertidumbre democrática lefortiana, cobra nuevos
de todo tipo de individualidades religiosas y cualquier tipo de asociación que esas individua- impulsos, no ya frente a los peligros exteriores, sino por la propia circunstancia en que la
lidades quieran formar. La anomia religiosa es, según Guyau, la que mejor representa este democracia se inscribe. Y frente a los cuales, ya sólo resta la expresión de esa fraternidad
estado, dado que tiene efectos cruciales para la individualidad moderna, es decir, la que se huérfana que en su momento Guyau puso de manifiesto y que en palabras de Hegel, toma el
da en el proceso de secularización del devenir democrático. lugar del destino, y por ello, se trata de una modernidad inacabable y persistente que se abre
como un aliento a lo que Miguel Abensour ha llamado el impulso utópico.(Abensour, 2011).
Cristo habría podido afirmar: no he venido a traer la paz al pensamiento, sino la lucha
incesante de las ideas; ni el reposo, sino el movimiento y el progreso del espíritu; Bibliografía
tampoco la universalidad de los dogmas, sino la libertad de creencias, que es la con-
dición primera de su expansión final. (Guyau, 1887, XIX). Abensour, M, (2011). Utopiques II, Paris: Sens et Tonka.
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Expresado de otra manera, la verdad esencial de una democracia sería aquella en la que Blanchot, M. (1971). L’amitié, Paris: Gallimard.
irrumpen con fuerza las cosas políticas. Claude Lefort se encargó de poner de manifiesto Blumenberg, H. (1995). “Perspectivas para una teoría de la aconceptualización” en Naufra-
gio con espectador, Madrid:Visor.
8 Véase a este respecto, G. Agamben, Qu’est-ce que le commandement?, Bibliothèque Rivages, París, 2013. Castel, R. (1995). La métamorphose de la question sociale, Paris: Fayard.

Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
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relaciones entre las personas. Frente a esta ten- between people. Faced with the towards
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Paris: Seuil. vivencia democrática, integradora y solidaria, que democratic, integrative and solidary coexistence
responda al reto de la globalización y la interde- that responds to the challenge of globalization
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digma de la fraternidad: la globalización de la fraternity: the globalization of solidarity as a
solidaridad como respuesta a la crisis de la glo- response to the crisis globalization.
balización. Key words: cooperation, public trust, interdepen-
Palabras clave cooperación, confianza pública, dence, liquid modernity, civil fraternity
interdependencia, modernidad líquida, fraternidad
civil.

Introducción

No es una novedad afirmar que la crisis en la que estamos inmersos es una “crisis globa-
lizada” ya que afecta a un considerable número de países y se extiende a muchos aspectos de
la vida personal, social y política de las personas y grupos que componemos la humanidad.
Si nos situamos en la Unión Europea –donde se consideró prioritario poner en marcha el
mercado común y la moneda única, pensando que así se edificaba una unión cimentada en

Recibido: 09/06/2018. Aceptado: 09/07/2018.


* Doctorado Interuniversitario en Lógica y Filosofía de la Ciencia por la Universidad de Santiago de Compostela.
E-mail: dolores.arnaldos@rai.usc.es. Líneas de líneas de investigación: epistemología, filosofía de la lógica,
filosofía social. Recientemente ha publicado: “Elizabeth Anscombe: razones y acciones” en Mª Gloria Ríos
Guardiola, Mª Belén Hernández Glez., E. Esteban Bernabé (eds.), Mujeres con luz, Murcia: Editorial EDITUM
(2017), pp. 89-108; y, “El problema de la justificación del conocimiento básico”, aceptado para su publicación
en Revista Anales del Seminario de Historia de la Filosofía. Madrid: UCM.
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
176 María Dolores García-Arnaldos Cooperación y fraternidad civil 177

aspectos concretos de la vida de las personas y de los Estados–, vemos que tampoco escapa un nuevo modo de organizar la sociedad y, como consecuencia de ello, es necesaria una nueva
de dicha crisis. Tras el entusiasmo inicial, el proyecto de una Europa unida comienza a forma de hacer política y de plantear una economía en función de la nueva sociedad, un nuevo
mostrar ciertas carencias. No parece suficiente la búsqueda de unidad económica. modelo que debe estar basado en la solidaridad y centrado en las personas.
En Europa se aspira a un proyecto que lidere también la unidad social y política que, Algunas propuestas5 para regenerar el sistema de valores sostienen que es posible
respetando la diversidad, la haga mucho más fuerte y solidaria. Se sueña con una Europa de desde el paradigma de la fraternidad social. Una nueva forma de hacer economía y política
los Derechos Humanos, donde el centro sean las personas y su dignidad. Una Europa basada basado en la fraternidad, en las relaciones de las personas y los pueblos. Aspectos esen-
en los derechos y deberes del ciudadano, de cada ciudadano sin ninguna discriminación, ciales del paradigma de la fraternidad son la acción colectiva, la cooperación y la ayuda
en el respeto y la integridad de las personas. Esa Europa de los Derechos Humanos sería la mutua (o responsabilidad de ayudar a otros)6, pero también, el respeto a la dignidad de
Europa de la unidad en la diversidad. La Europa de las personas con sus propias identidades, las personas, la solidaridad y la cohesión social. Esto significa que sólo se saldrá de la
con la pluralidad de culturas, diversidad de lenguas. Una Europa que se construya desde crisis, desde valores basados en la solidaridad, asentada en la confianza mutua, ya que, sin
la democracia, que respete la identidad de pueblos y regiones y sea un instrumento eficaz cooperación, sin confianza, no hay desarrollo. Si además se considera cualquier idea de
para resolver los problemas sociales y económicos desde la garantía del interés general. Una destino común, el individualismo egoísta y depredador es incompatible. La solidaridad7,
Europa unida, y no uniforme, basada en la diversidad y en la plena garantía de los derechos como la fraternidad, comparten el compromiso de ayuda mutua y para ello, se requiere
de todos los ciudadanos. Pero, cómo se podría realizar ese proyecto. cooperación.
Una de las hipótesis acerca del origen de la crisis de Europa es que surge de la crisis de
las relaciones y de los valores humanistas fundacionales del proyecto europeo. Esto nos sitúa 1. Cómo nace la cooperación
frente al significado profundo de una integración y a la cuestión de si realmente se apoya en
un patrimonio compartido con raíces culturales comunes. Si falta esa base, cómo será posible Esto nos lleva a un lugar común, a una pregunta que hunde sus raíces en el pensamiento
superar las diferencias entre pueblos y las exigencias de cada Estado, que simplemente se antiguo: cómo nace la cooperación humana, ¿nacen los sujetos naturalmente egoístas e
yuxtaponen en lugar de avanzar en una mayor interdependencia. Se hace necesario, pues, individualistas y después la vida en común les impone sus normas sociales de cooperación
un nuevo enfoque que vaya más allá de la ambición, la competición o el interés propio para o, en cambio, nace el ser humano propenso a la cooperación y es la vida en común, el opor-
apostar en un proyecto que conlleve ventajas mutuas, interdependencia y fraternidad: tunismo, la escasez de recursos, lo que hace que los individuos se comporten de un modo
prudente, oportunista?
Fraternity is in fact the forgotten principle of Modernity in Western society. When the El libro del psicólogo evolucionista americano, Michael Tomasello, Altruisti nati, pro-
founders of Modernity announced the new principles of the new world, liberté egalité pone una solución de inspiración rousseauniana8, a partir de experimentos de economistas,
fraternité, they said something crucial: individual freedom and social equality are not basada en la tesis de que la especie humana es naturalmente altruista, pero poco a poco, se
enough for building the new post-ancient régime society, because neither liberty nor va adaptando a las normas. Tomasello busca nuevas respuestas, a partir de la observación
equality say “bond”, relationships among persons.1 cotidiana de niños entre el primer y el segundo año, a la cuestión acerca de si tendemos a la
cooperación naturalmente o no. El resultado de los experimentos, según expone, ha demos-
Pero, ¿por qué sería la fraternidad una respuesta a la crisis globalizada? trado que cualquier niño es naturalmente social y está dispuesto a ayudar dejando de lado su
El argumento podríamos formularlo así: la crisis en la que estamos inmersos tiene entre provecho personal, antes incluso de que sus padres le introduzcan en lo que llamamos “buena
sus causas una profunda crisis de relaciones entre las personas. Frente al desanclaje relacional educación”. Pero este altruismo inicialmente indiscriminado, luego se vuelve selectivo9.
de la modernidad “líquida”2, una respuesta viable es apostar por el riesgo del compromiso3 y
la confianza que, junto con la cooperación promuevan “bienes relacionales”4, como la solida-
ridad o la fraternidad. Si superamos esta crisis de relaciones, asumiendo nuevos paradigmas 5 Además de la obra citada anteriormente de L. Bruni (2012) en el área económica, en el ámbito de la filosofía
políticos y sociales, aseguraremos la base de una nueva convivencia democrática, integradora política, por ejemplo, A. M. Baggio (2006), Il principio dimenticato. La fraternità nella riflessione politologica
y solidaria, que responda al reto de la globalización y la interdependencia. Es necesario, pues, contemporanea, Roma: Città Nuova. En el ámbito del Derecho, una obra reciente es: A. Cosseddu (ed.), (2016),
I sentieri del giurista sulle tracce della fraternità. Ordinamento a confronto, Torino: G. Giappichelli Editore.
6 P. Spicker (2006), Liberty, Equality, Fraternity, Bristol: The Policy Press, p. 120.
1 L. Bruni (2012), The Genesis and Ethos of the Market, Hampshire: Palgrave Macmillan, p. 206. 7 «The concepts of solidarity and fraternity share a commitment to mutual aid and social responsibility. Solidar-
2 Z. Bauman (2002), Modernidad líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. ity differs from fraternity by emphasising moral obligation, rather than cooperation, as the binding force which
3 El compromiso es uno de los elementos de la fraternidad: «To be fraternal was to be bound to other people, by ties guides social action». P. Spicker, Ibídem, p. 130.
of obligation or commitment». P. Spicker (2006), Liberty, Equality, Fraternity, Bristol: The Policy Press, p. 119. 8 Dice Tomasello: «Qui sosterrò una tesi che in línea di massima si schiera con la visione di Rousseau, ma la
4 La categoría de “bien relacional” fue introducida en el debate teórico a finales de los ochenta y en España en los integra con alcune riflessioni critiche». M. Tomasello (2010), Altruisti nati. Perché cooperiamo fin da piccoli,
noventa, sobre todo con la publicación de M. Nussbaum (1995), La fragilidad del bien. Cfr. L. Bruni, (2008), Bollati Boringhieri, p. 21.
El precio de la gratuidad, Madrid: Ciudad Nueva, p. 89. 9 Cfr. M. Tomasello, Ibídem, p. 52.

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Por su parte, Luigino Bruni10 está de acuerdo con Tomasello en la idea aristotélica de Una distinción que viene de relieve a primera vista entre bienes económicos y bienes
que el ser humano es un animal social; sin embargo, subraya que el ser humano desde relacionales es que, a diferencia de los bienes económicos privados que disminuyen o se
su nacimiento no es ni un primate, ni el “buen salvaje” de las comunidades primitivas11, pierden con su consumo, los bienes relacionales se caracterizan por ser bienes que aumen-
sino que el ser humano nace ya humano. También está de acuerdo con Tomasello en que, tan con su uso. Es decir, si, por una parte, al consumir un bien privado, a mayor número
como en todo gran debate, ambas posiciones contienen algún grado de verdad12, pero de consumidores disminuye la utilidad particular, en el caso de los bienes relacionales, por
subraya especialmente que la teoría de Rousseau no excluye totalmente la de Hobbes13. el contrario, al aumentar los consumidores, aumenta la utilidad de todos.
Según Bruni, los niños no son egoístas que persiguen el propio interés buscando la segu- La felicidad pública, según Bruni, forma parte de los bienes relacionales; es uno de los
ridad por temor a los demás, ni tampoco nacen como el “buen salvaje” y con el tiempo bienes, como la amistad, que nacen y mueren con la relación misma, donde lo fundamental
se van corrompiendo conforme van interactuando en el entramado social. Descubrir en es la reciprocidad, de ahí su fragilidad. Precisamente, la fragilidad de los bienes relaciona-
qué momento y de qué modo nace la cooperación humana comprende múltiples factores; les tiene que ver con la ambivalencia radical que encontramos en la vida en común: la vida
además de la evolución de la interacción humana, uno de los factores a tener presente es es buena, pero vivirla es frágil –como sostiene Martha Nussbaum15–. Es decir, al no estar
la capacidad de discernimiento en esa evolución. Desde el punto de vista de Bruni, Toma- en nuestra mano el control de la respuesta de los otros, la amistad, la confianza, conlleva
sello parece estar atribuyendo al niño una capacidad de discernimiento muy elevada. Si así de algún modo la tragedia. Nos encontramos, pues, con una paradoja: no puedo separar
fuese, deberíamos resolver primero la cuestión siguiente: ¿la capacidad de mind-reading, la vida buena de la tragedia; ya que la vida buena, es civil; no puedo prescindir de los
de leer la mente del otro comienza a una edad temprana o, en cambio, la capacidad de demás para ser feliz. Esta ambivalencia, sostiene Bruni, recorre las relaciones humanas.
leer las intenciones del otro madura con la vida en común? Siendo así que la vida buena es, a la vez, tragedia y fortuna, herida y don, la pregunta es:
Bruni se sitúa más bien en el marco del postulado kantiano de la “insociable sociabi- «¿cómo podemos estar juntos sin exterminarnos?». Según Bruni, la historia nos muestra
lidad” humana14, esto es, la consideración de que la vida en común es ambivalente. Ahora varios intentos de soluciones a este problema.
bien, de qué modo esta ambivalencia influye en la vida económica y social. La tesis de En las culturas antiguas, las comunidades eran jerárquicas pero el punto de referencia
Bruni es que la “insociable sociabilidad” humana afecta directamente a un tipo de bienes era, en general, el grupo, el clan, la tribu; no eran comunidades fraternas, sino sagradas, las
denominados bienes relacionales. Dos de los bienes relacionales que se recaban de la coo- cuales convergían en un mediador sagrado. La individualidad no había emergido todavía
peración humana –y que influyen notablemente en el ethos del mercado– son la confianza y ante cualquier enfrentamiento, no se miraba al otro individuo en cuanto otro, entre ellos
pública y la felicidad pública. había un mediador. El centro, la mirada estaba puesta en la comunidad, en el grupo, no
Es un tema propio de la Etica a Nicómaco la idea de que el hombre feliz tiene nece- en el individuo. De ahí que, como una solución a la ambivalencia, Bruni defienda que «la
sidad de amigos: «se puede ser rico en soledad, pero para ser felices es necesario ser, al primera inmunidad de la historia fue la comunidad misma»16.
menos, dos». Esta idea aristotélica, actualizada por autores como M. C. Nussbaum o A. La segunda solución la encontramos en la philia: la amistad entre iguales. Es necesa-
MacIntyre según la cual la eudaimonia, la vida feliz, tiene que ver con la vida en común, rio para que el mercado funcione, para que haya desarrollo, que pueda fiarme del otro.
–junto con la idea de la obligación de obrar conforme a la virtud con respecto a los otros Por lo tanto, ante la cuestión «¿cómo evito que el otro me haga daño?», la solución es
(Ética a Nicómaco 1130 b)– adquiere todavía mayor relieve en la situación a la que se crear comunidades de iguales; la diversidad no se admite porque hiere. Estas son tesis
ha llegado en la actualidad: una situación en la que ya no somos capaces de transformar que defienden posturas en la línea del comunitarismo (A. MacIntyre, M. Walzer, Ch.
los bienes en bienestar, es decir, en la que no conseguimos estar mejor con más cosas. Taylor, M. Nussbaum) desde las cuales se afirma que se requiere una comunidad cultural
Nos encontramos así una parte del mundo en la que, mientras aumentan los bienes eco- necesariamente homogénea que mantenga ciertos valores. Bruni va advertir, al respecto,
nómicos tradicionales, los bienes relacionales parecen ser escasos. Hay una indigencia, que el peligro siempre presente en el comunitarismo va a ser la exclusión17. Desde mi
en el ambiente económico, de bienes relacionales tales como la reciprocidad, la amistad, punto de vista, se podría señalar, además, que esta segunda solución es reductiva ya que
la fraternidad y el compromiso civil. la economía, el mercado, así como la política, comienzan no sólo con “lo próximo”, sino

10 L. Bruni (2010), L’ethos del mercato. Un’introduzione ai fondamenti antropologici e relazionali dell’economia,
Milano: Mondadori.
11 Se alude a la “sencilla y natural civilidad” de los salvajes, idea que promovió J. J. Rousseau (1750) “Discurso 15 Martha C. Nussbaum (1986), The Fragility of Goodness: Luck and Ethics in Greek Tragedy and Philosophy.
sobre las ciencias y las artes” en Del contrato social/Discurso sobre las ciencias/Discurso sobre el origen de la Trad. Esp.: La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega, Madrid: Visor, 1995.
desigualdad, Madrid: Alianza Editorial, 1982. 16 L. Bruni (2012), The Genesis and Ethos of the Market, Hampshire: Palgrave Macmillan, p. 34 y ss.
12 Cfr. M. Tomasello, Ibídem, p. 21. 17 Habermas plantea la cuestión del siguiente modo: ¿cómo integrar al otro en la comunidad fundada sobre la
13 T. Hobbes (1651), Leviatán, Madrid: Alianza, 1989; y (1658) De homine. Trad. Ingl.: Man and citizen: Thomas afirmación de la igualdad de derechos y el igual respeto de cada cual, cuando la fuerza de las cosas conspira
Hobbes’s “De homine”, Hassocks: Harvester Press, 1978. para disponer los unos de los otros? (J. Habermas (1999), La inclusión del otro. Estudios de teoría política,
14 I. Kant (1784), Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Filosofía de las Barcelona: Paidós, p. 21). En La inclusión del otro, Habermas pondrá a examen las precondiciones sociales,
Historia, Madrid: Tecnos, 1987, p. 8. culturales e institucionales a las que se somete el ejercicio práctico y sus límites o barreras.

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principalmente con “lo otro”18. Hay que recordar que la llegada de la Modernidad nos Incluida la teoría de juegos»24. Por otra parte, también es posible ser solidario o actuar
puso frente a una nueva paradoja; mientras, por una parte, se descubría en el otro un tú, fraternalmente sin ser altruista:
con la consiguiente conquista de sus derechos individuales en cuanto persona; por otra
parte, se fue afirmando en un proceso gradual, el enfoque individualista que dio lugar a Genovesi tells us that it is possible to maintain a fraternal attitude towards those
las ideas –predominantes en la historia reciente– como las del “homo homine lupus” de taking part in an exchange on the market, without necessarily having to embrace
Hobbes y la del homo oeconomicus solitario y solipsista de Smith. Por ello se hizo tan altruism. The idea of fraternity or friendship, as found in Genovesi, is not a kind of
popular en las teorías económicas posteriores la metáfora de “Robinson Crusoe” 19. Hobbes behavior (like altruism, for instance) or a set of preferences (social or “other-regar-
considera que los seres humanos son egoístas racionales en condición de igualdad. Al ding”, as we shall see), but rather it is a way of perceiving and reading the market
querer las mismas cosas, en ausencia de una autoridad externa, la condición de igualdad as the collective action of a team25.
da lugar al conflicto. Sin embargo, un estado de conflicto permanente es indeseable por lo
cual, es preferible pactar acuerdos y crear un tercer poder coercitivo que pueda sancionar. Precisamente, la escuela napolitana de Genovesi (el cual trataba como sinónimos la
Dichas ideas generaron instituciones “leviatánicas”, instituciones en las que un tercero –el ayuda mutua, la fraternidad y la amistad), según señala Bruni, trató de rescatar la idea de
contrato, el estado, el mercado– se encargaba de que nuestras relaciones no terminasen en philia, de fraternidad y ponerlas en el centro de la vida en común como un tipo cualificado
de socialidad26. Por su parte Bruni, retoma esta idea de fraternidad que, como veremos, le
conflicto o que los conflictos fuesen resueltos. Es interesante recordar que ese “tercero” es
permitirá hablar del ethos del mercado. Se trata de una nueva forma de amistad o fraternidad
creado por el pacto, pero no es parte del pacto, ya que todos ceden sus derechos y recibe
civil:
el poder absoluto. En este caso, no nos encontramos con el mediador sagrado, al contrario
de lo que ocurría en las culturas antiguas; el mediador es ahora el mercado.
(…) but not the fraternity that refers to shared bloodlines in family and clan ties and
El planteamiento individualista de la ciencia económica a partir de la Modernidad tomó
neither the fraternity often used by closed and discriminating communities. Rather, it
forma en lo que Martin Hollis20 llamó egoísmo filosófico, es decir, «ego entra en relación is civil fraternity combined with freedom and equality. This fraternity or civil friend-
con alter sólo instrumentalmente, cuando y si necesita de él, y, por tanto, las relaciones ship on the part of the members of a community means feeling part of a common
interpersonales tienen sentido sólo como medio. Individualismo e “instrumentalidad” son, destiny, of being united by a link less exclusive and elective than intimate friendship,
pues, dos caras de la misma moneda»21. Un camino para eliminar este individualismo but which is capable of generating feelings of reciprocal sympathy, and which can
de la ciencia económica se buscó a través de la matemática con la “teoría de juegos”22. and should even be expressed in ordinary market transactions27.
Aunque significó un paso adelante ya que en el juego se parte al menos de dos –el juego
más famoso es el dilema del prisionero que representa la situación en la que se hallan Bruni parte de la capacidad del ser humano de generar empatía y reciprocidad. No obs-
dos prisioneros23 por ejemplo–, actualmente se ha llegado a demostrar que la metodología tante, estamos presuponiendo, de algún modo, que la fraternidad (la libertad y la igualdad)
de la teoría de juegos no termina de superar la teoría económica clásica “instrumental e son los principales valores o principios que pueden guiar una economía civil o una política
individualista”. Es posible ser altruista e individualista a la vez y, en realidad, «son el social; pero, ¿qué sucede cuando el conflicto no nace de los principios sino de las priorida-
individualismo, el egoísmo filosófico –y, (…) la lógica instrumental– la verdadera causa des, los deseos o las tendencias? Para muchos, tales principios no son ni siquiera un objetivo.
del fracaso de la idea de racionalidad económica y de la teoría económica basada en ella. Algunos podrían optar alternativamente por el trinomio: “trabajo”, “familia”, “país”28.
Nos encontramos, pues, con que el ser humano experimenta una nostalgia y un deseo del
18 Otra es la visión, usual en la teoría económica desde la modernidad, donde se afirma desde un enfoque indivi- otro, pero a la vez tiene miedo de él, y este entrecruzamiento de ambivalencias es debido,
dualista: «En economía se parte del presupuesto de que los individuos no están unidos unos a otros por nexos sobre todo, a la escasez de recursos, de oportunidades y a las diferencias al establecer prio-
indisolubles, antes de comenzar las transacciones; por tanto, es posible el ejercicio intelectual de separar ego
de alter, edificando así una ciencia individualista donde se puede analizar el yo, el agente individual, indepen- ridades. Precisamente, “vivir en sociedad” puede causar heridas, angustia e inseguridad,
dientemente de sus relaciones con el otro». L. Bruni (coord.), (2001), Economía de comunión. Por una cultura provocar una crisis de relaciones y esto nos alerta de la necesidad de una reflexión pausada
económica centrada en la persona, Madrid: Ciudad Nueva, p. 70. acerca de la realidad y de cómo las personas nos situamos en ella29.
19 L. Bruni, Ibídem, p. 71.
20 Cfr. M. Hollis (1998), Trust within reason, Cambridge.
21 L. Bruni (coord.), (2001), Economía de comunión. Por una cultura económica centrada en la persona, Madrid:
Ciudad Nueva, p. 74. 24 L. Bruni, Ibídem, p. 79.
22 Cfr. J. Von Neumann y O. Morgenstern (1944), Theory of Games and Economic Behavior, Princenton. 25 Bruni, L. (2012), The Genesis and Ethos of the Market, Hampshire: Palgrave Macmillan, p. 158.
23 Una lectura que se hace del dilema del prisionero es que «en situaciones de interdependencia, el buscar el 26 Cfr. Bruni, L. Ibídem, p. 123.
provecho individualista no sólo no lleva al bien común: ni siquiera lleva al bien individual» (L. Bruni, Ibídem, 27 L. Bruni (2012), The Genesis and Ethos of the Market, Hampshire: Palgrave Macmillan, p. 206.
p. 78). Sin embargo, hay que tener en cuenta que el resultado del dilema va a depender de qué hipótesis de 28 Cfr. P. Spicker (2006), Liberty, Equality, Fraternity, Bristol: The Policy Press, p. 177.
racionalidad se está secundando. 29 Cfr. Z. Bauman (2005b), Identidad. Conversaciones con Benedetto Vecchi. Madrid. Losada, p. 12.

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2. ¿Es posible la cooperación y la interdependencia en la Modernidad líquida? conocimiento, del yo y de la comunidad (Rorty)34. Queda lo meramente contingente. No
hay una identificación con una naturaleza humana común sino sólo proximidad con quien
Al inicio señalamos que, si superamos la crisis de relaciones, asumiendo nuevos para- tiene un vocabulario semejante al nuestro o nuestras mismas prioridades. Se deja de ver la
digmas políticos y sociales, aseguraremos la base de una nueva convivencia democrática, historia como un marco de realización humana. La sociedad ni se percibe como propiedad
integradora y solidaria, que responda al reto de la globalización y la interdependencia. Pero, común, ni como una empresa en la que todos contribuyen. Desaparece el sujeto histórico
¿qué causa la crisis de relaciones? y el ser humano deja de definirse como “ser social” por su lugar en la sociedad que antes
Zygmunt Bauman30 nos puede arrojar luz al respecto. En varias obras31 y en el marco era parte de lo que determinaba su comportamiento y su conciencia.
de una relectura de la sociología moderna que Bauman ha realizado acerca del tema de la Ante estos cambios, todavía queda explicar las dependencias mutuas de los agentes
identidad, introduce la idea de una identidad líquida: autónomos en el espacio social y su disposición a actuar. El problema es la desconexión
social, “coordinación sin integración”, sumada a la falta de compromiso propias de la
En lenguaje simple, todas estas características de los fluidos implican que los líqui- modernidad. Además, la noción de “espacio social” se vacía progresivamente de contenido
dos, a diferencia de los sólidos, no conservan fácilmente su forma. Los fluidos, por con la llegada y aumento de los “no-lugares”35 como aeropuertos o centros comerciales;
así decirlo, no se fijan al espacio ni se atan al tiempo. (…) La extraordinaria movi- en las ciudades de la modernidad líquida no hay lugares de encuentro.
lidad de los fluidos es lo que los asocia con la idea de “levedad”. (…) Asociamos Las consecuencias son varias, entre ellas que, en esta sociedad, los ciudadanos se
“levedad” o “liviandad” con movilidad e inconstancia: la práctica nos demuestra convierten en “sujetos de riesgo”. De hecho, una de las secuelas de la modernidad es que
que cuanto menos cargados nos desplacemos, tanto más rápido será nuestro avance. deja desechos como resultado, según Bauman. Uno de los productos, en efecto, de las
Estas razones justifican que consideremos que la “fluidez” o la “liquidez” son migraciones y la globalización son los “residuos humanos”. Pero todos estamos en poten-
metáforas adecuadas para aprehender la naturaleza de la fase actual – en muchos cial situación de riesgo, con lo cual se establecen mecanismos de autodefensa, o, como
sentidos nueva– de la historia de la modernidad32. lo llama Bauman “estrategias de vida” de la posmodernidad como el culto al cuerpo36.
Por otra parte, en el análisis de cómo la modernidad pierde las referencias morales e
Ahora bien, ¿cómo hemos llegado a la consideración de que la identidad personal es institucionales duraderas o “fuertes” (sociedad, familia, nación), se destaca el desarraigo
algo “líquido” y cómo afecta esto a los vínculos humanos? permanente y desmembración continua de los individuos. Las instituciones fuertes pasan
En los lugares “desarrollados” del planeta, según Bauman, se está creando un escenario a verse como instituciones “zombi”, ni vivas ni muertas37. Puestas en entredicho las insti-
nuevo que plantea nuevos desafíos. En primer lugar, el paso de lo que denomina la fase tuciones “fuertes” que resultaban ser el anclaje de la identidad en la modernidad sólida, es
“sólida” de la modernidad, a la “líquida”, es decir, «a una condición en la que las formas decir, anclaban la vida a unos referentes más allá del yo, ¿qué anclaje de la identidad cabe
sociales (las estructuras que limitan las elecciones individuales, las instituciones que señalar en la modernidad líquida? ¿Cómo se entiende la identidad si no está “anclada” en
salvaguardan la continuidad de los hábitos, los modelos de comportamiento aceptables) la familia, sociedad?
ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo, porque se Así, mientras en la modernidad sólida el problema era cómo lograr una identidad
descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas adquirida a través de la determinación social y cómo conservarla, en la modernidad liquida
y, una vez asumidas, ocupar el lugar que se les ha asignado»33. el problema es qué identidad se va a elegir y cómo acomodar los cambios a la variación
Bauman va más allá de la posmodernidad cuando se refiere a la modernidad líquida. Se continua de las metas. En ese sentido, se puede entender la modernidad líquida como era
podría decir que la posmodernidad es la modernidad menos sus ilusiones, es un segundo de la evitación, en donde se diluyen la tradición y las instituciones (se da un proceso de
desencanto, una era caracterizada por su ambivalencia insoslayable, la duda continua,
el escepticismo, la contingencia moral y el pluralismo (dada la decadencia del Estado).
34 Especialmente en R. Rorty (1989), Contingency, irony and solidarity, Cambridge: Cambridge University Press.
Es una nueva sociedad en desequilibrio constante. Pero, la posmodernidad coincide con Pero también en: R. Rorty (1991), Objectivity, relativism, and truth. Philosophical papers. Volume I, Cam-
la modernidad líquida en las siguientes características: ambas se liberan de la idea de bridge: Cambridge University Press. Y en R. Rorty (1999), Philosophy and Social Hope. Londres: Penguin
progreso; el valor del universalismo ilustrado se sustituye por el relativismo y el escepti- Books. Trad. esp.: El pragmatismo, Barcelona: Ariel, 2000.
cismo. Ahora se trata de “interpretar” y “traducir” la realidad. Se anuncia el triple fin del 35 M. Augé (1993), Los no-lugares. Espacios del anonimato. Antropología sobre la modernidad. Barcelona:
Gedisa. 2009. Marc Augé acuñó el concepto “no-lugar” para referirse a los lugares de paso que no tienen impor-
tancia suficiente para ser considerados como “lugares”. Un no-lugar es una habitación de hotel, un aeropuerto
30 Z. Bauman (2002), Modernidad líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. o un supermercado. Carece de la configuración de los espacios, es circunstancial, se define prácticamente por el
31 Z. Bauman (2005a), Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, Madrid: Fondo de Cultura pasar de individuos.
Económica. Z. Bauman (2005b), Identidad, Madrid: Losada. Z. Bauman (2007), Tiempos líquidos, Barcelona: 36 Hay una diferencia entre la idea de “salud” (propia de la modernidad sólida) y la de “estar en forma” (propia de
Tusquets. la modernidad líquida). Esta tiene que ver con la idealización del cuerpo que se construye en la posmodernidad.
32 Z. Bauman (2002), Modernidad líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, p. 8. 37 Así lo denomina U. Beck (U. Beck y E. Beck-Gernsheim. Individualización. Barcelona, Paidós, 2004; citado en
33 Z. Bauman (2007), Tiempos líquidos, Barcelona: Tusquets, p. 7. Béjar 2007, 98).

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destradicionalización, de desinstitucionalización) la familia y el Estado ya no son los lamos antes, ya no son adquiridas sino auto-constituidas. No obstante, cabe señalar que
núcleos clave de la identidad. Hemos pasado de la era del enfrentamiento a la era de la esta tarea hay que entenderla bien. Un sujeto no puede constituir su identidad sin referirse
evitación. En el ámbito afectivo, por ejemplo, esto se observa en las parejas que rompen a algo distinto de sí mismo puesto que cada ser se define en relación a otro, somos seres
ante el primer obstáculo, se corta en vez de tratar de reconstruir el equilibrio. Las anclas relacionales40. Es posible, asimismo, una vuelta a las referencias sin dimitir de la respon-
de una relación sólida se ven ahora “cargas inerciales”. Frente a la inseguridad del amor sabilidad propia, es decir, sin dimitir del ejercicio de la libertad (dar/negar consentimiento)
se inventan estrategias como la de la flotación: la relación se establece eliminando los en la constitución de nuestra identidad41. Precisamente, esta identidad inaprensible nos
elementos morales, se suspende cualquier responsabilidad en relación al otro, se pide una hace cada vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de
“relación pura”: nadie pide cuentas al otro por el abandono, el daño, el descuido, el des- crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia colectiva por el
precio o el desamor. Se deja atrás la idea de compromiso y se reemplaza por la de conexión bien individual a partir del común. Es la apuesta de Bauman por la interdependencia. En
(nueva forma de referirse a la vinculación social). Puesto que ya no hay instituciones dura- ese sentido, Bauman identifica una “zona gris” en la que no logran entrar los mercados,
deras y nos vemos obligados a un desenraizamiento, queda únicamente la identidad, pero zona que éstos desdeñan y que querrían extirpar de raíz del mundo que está bajo su poder.
¿qué identidad? En la modernidad líquida, una exigencia para poder sobrevivir es la de Esa zona gris es:
construirse una identidad. La identidad se tiene que crear, se tienen que moldear máscaras
de supervivencia. Se reemplaza la determinación heterónoma (conducta orientada por los «(…) una comunidad, un vecindario, un círculo de amigos, compañeros de vida y de
demás y por las reglas sociales) por una auto-determinación aparentemente autónoma, pero por vida: un mundo donde la solidaridad, la comprensión, el intercambio, la ayuda
que se acaba convirtiendo en algo compulsivo y obligatorio. Se trata de un yo en forma mutua y la compasión (todas nociones ajenas al pensamiento económico y aborreci-
de tablilla donde se puede escribir, borrar y escribir de nuevo. La consecuencia de esto es bles para la economía práctica) dejan en suspenso o dan la espalda a las elecciones
que no podemos pintar el itinerario de nuestras propias vidas ya que la identidad también basadas en la racionalidad y la búsqueda del propio interés individual. Un mundo
es algo temporal, formada por episodios cerrados, como una colección de imágenes; pero, cuyos habitantes no son competidores ni objetos de uso y consumo, sino compañeros
a diferencia de la fotografía, que fija las imágenes (y pertenece a la modernidad sólida), (que ayudan, que reciben ayuda) en el constante e interminable esfuerzo conjunto
como una cinta de video que en cualquier momento se puede borrar y grabar de nuevo. de construir una vida en común y de hacer que esa vida en común sea más fácil»42.
Puesto que una de las características de la modernidad líquida es la falta de finalidad, la
configuración de la identidad permanecerá siempre como una labor inconclusa.
Como hemos visto, en la modernidad líquida, el individuo tiene que pasar por un proceso
para poder integrarse a una sociedad cada vez más global38, pero sin identidad fija. Dadas necesidades vitales producidas y alimentadas por la labor en el proceso de la vida. La condición humana de la
las múltiples mutaciones que el sujeto debe enfrentar en su vida actualmente, es necesario labor es la misma vida» (H. Arendt (2009), La condición humana, Buenos Aires: Paidós, p. 21). «(…) la palabra
‘labor’, entendida como nombre, nunca designa el producto acabado, el resultado de la labor, (…)» (H. Arendt,
hacerse con una identidad flexible y versátil, pero visto desde el propio sujeto solo se ve la Ibídem, p. 98).
fragilidad y el constante desgarro. Si antes, la sociedad sólida se caracterizaba por el sentido 40 Así, si se quiere destruir una identidad, se destruye cualquier relación. Uno de los proyectos más atroces de
de pertenencia del individuo a los distintos estratos sociales, ahora, las identidades globales, destrucción de un pueblo es descrito por un testigo directo: Primo Levi. De hecho, los así llamados “campos de
volubles y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo. aniquilación” son lugares de destrucción de la identidad: «Entonces por primera vez nos damos cuenta de que
nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En un instante, con
Otro problema es que en la sociedad líquida (al contrario que en la sólida en que se intuición casi profética, se nos ha revelado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse: una
caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo a los distintos estratos sociales), condición humana más miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado
el mismo término “sociedad” se va difuminando y se va sustituyendo por el de “red”. Se las ropas, los zapatos, hasta los cabellos; si hablamos no nos escucharán, y si nos escuchasen no nos entende-
reemplaza la calle como lugar de encuentro, por el mundo virtual de Internet, la sociedad rían. Nos quitarán hasta el nombre: y si queremos conservarlo deberemos encontrar en nosotros la fuerza de
obrar de tal manera que, detrás del nombre, algo nuestro, algo de lo que hemos sido, permanezca» (Primo Levi,
por la “red”, los vínculos por los “flujos”. Bauman lo expresa así: «cuando encendemos el Si esto es un hombre).
móvil, apagamos la calle». 41 «Pero éste era el sentido, (…): que precisamente porque el Lager es una gran máquina para convertirnos en
Según Bauman, la búsqueda de la identidad es una labor39 y una responsabilidad de animales, nosotros no debemos convertirnos en animales; que aun en este sitio se puede sobrevivir, y por ello
cada persona; se trata de la tarea de construirse a sí mismo. Las identidades, como seña- se debe querer sobrevivir, para contarlo, para dar testimonio; y que para vivir es importante esforzarse por
salvar al menos el esqueleto, la armazón, la forma de la civilización. Que somos esclavos, sin ningún derecho,
expuestos a cualquier ataque, abocados a una muerte segura, pero que nos ha quedado una facultad y debemos
38 No obstante, dice Bauman: «La idea de que nada en la condición humana se da de una vez por todas ni se defenderla con todo nuestro vigor porque es la última: la facultad de negar nuestro consentimiento. Debemos,
impone sin derecho de revisión ni reforma (de que todo lo que es necesita “ser hecho” primero y que, una vez por consiguiente, lavarnos la cara sin jabón, en el agua sucia, y secarnos con la chaqueta. Debemos dar betún
hecho, puede cambiar indefinidamente) se halla en la era moderna desde sus inicios» (Z. Bauman (2005b), a los zapatos no porque lo diga el reglamento sino por dignidad y por limpieza. Debemos andar derechos, sin
Identidad, Madrid: Losada, pp. 175-176). arrastrar los zuecos, no ya en acatamiento de la disciplina prusiana sino para seguir vivos, para no empezar a
39 En un sentido semejante al que podemos encontrar en Arendt: «Labor es la actividad correspondiente al proceso morir» (Primo Levi, Si esto es un hombre).
biológico del cuerpo humano, cuyo espontáneo crecimiento, metabolismo y decadencia final están ligados a las 42 Z. Bauman (2005a), Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, Madrid: FCE, p. 97.

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La necesidad de solidaridad, dice Bauman, resiste y sobrevive a los embates del mer- diverso. Si tenemos en cuenta que, solo si forman parte de instituciones justas y eficaces y
cado. Es más, Bauman llega a afirmar que la solidaridad, el amor al prójimo, es condición si se apoyan en la confianza, en el capital social y en las virtudes cívicas de los ciudadanos,
para la supervivencia. Así, si la construcción de la identidad parecía una estrategia en la entonces los mercados construyen la sociedad civil, podemos concluir que en el mercado
modernidad líquida para sobrevivir, con el ingrediente del amor al prójimo, «la superviven- se pueden establecer condiciones de colaboración para alcanzar objetivos comunes. Uno de
cia de un humano se transforma en la supervivencia de la humanidad en el ser humano»43. los aspectos más relevantes es que el mercado no funciona sin confianza; concretamente,
en sociedad, es lo que llamamos confianza pública. Para ejemplificarlo se vale de un juego
3. La apuesta por la confianza pública y la fraternidad civil de la Teoría de Juegos46: el juego de la confianza.
A grandes rasgos, el juego es el siguiente: una persona (A) inglesa quiere comprar a otra
Por su parte, Bruni sostiene que es posible y es deseable que sea la “zona gris” –en térmi- persona (B) norteamericana un sello de Lincoln que ha visto anunciado por internet, para
nos de Bauman–, la que entre en los mercados. En ese sentido argumenta que no tienen razón cuya compra no se hace contrato por ser de valor menor. La situación es que A debe mandar
ni Hobbes, ni Rousseau al sostener el egoísmo, por una parte, o el altruismo, por la otra. Es previamente el dinero a B y B después realiza el envío. Para A se dan dos posibilidades:
necesaria otra solución al problema de la ambivalencia. Si el hombre feliz, como decíamos se puede fiar o se puede no fiar. Si no se fía, el resultado es (0,0): si no paga, no se hace
al inicio, necesita de la amistad, entonces la felicidad depende de la reciprocidad, que no es el negocio. En el caso en que A se fíe, pueden darse dos situaciones, que B envíe el sello:
un mero contrato, aunque el contrato sí sea una forma de reciprocidad. La reciprocidad44 es resultado (2, 2); o que no lo envíe: resultado (-1, 2).
algo más básico aún que el egoísmo o el altruismo, también en los niños. Es importante detenerse en el hecho de que en el momento en que A paga hay un
De los estudios realizados en los últimos años, basados en observaciones a niños y incentivo para B a traicionar el negocio porque ahora está en ventaja. ¿Cuál sería, pues, el
adultos, de los que hay una gran literatura empírica, y de la práctica social, afirma Bruni45, equilibrio perfecto? Si asumimos que el equilibrio es (0, 0), nos encontramos de nuevo en el
se muestra que hay una norma fundamental a la que responden los seres humanos. Una Estado hobbesiano, lo cual significa que prevalece el miedo. Bruni quiere poner de relieve
norma que explica desde la vida familiar, a la cooperación dentro de las empresas, a lo que que las civilizaciones no avanzan cuando ven este tipo de juego y se bloquean. Avanzan en
sucede en el mercado. Esta dimensión que no es ni egoísmo ni altruismo sino la capacidad cambio, cuando se arriesgan y juegan47. Sin confianza no hay desarrollo. La confianza es
que tienen las personas de cooperar por objetivos comunes, generosos o arriesgados es la una alianza, un proyecto colectivo, es lo que Bruni ha llamado, la felicidad pública.
reciprocidad. La reciprocidad es un comportamiento condicional por el que se es gentil Esta propuesta busca sostener que es posible una economía civil que encuentre soporte
(kind), cordial, generosos no hacia todos de modo indiscriminado, sino hacia sujetos de los institucional en la colaboración y la asistencia mutua. Si se crean las circunstancias desde
cuales nos esperamos un comportamiento recíproco en el futuro. En cambio, no se es kind, las cuales no se incentiven los comportamientos individualistas, no es necesario salir (o
si podemos llegar a pensar que el otro no se comportará de modo análogo. En este caso, resguardarse en la “zona gris”, según los términos de Bauman) de dicha economía de mer-
señala Bruni, hay que destacar una dimensión importante y es que, un acto de confianza cado. Para ello, se requiere que se respeten dos condiciones: en primer lugar, asumir que
arriesgado genera o produce reciprocidad. Esto significa que la reciprocidad no es un dato el ser humano es capaz de colaboración y de sociabilidad y que está a la espera de que se
que existe en nuestro ADN, o en determinadas comunidades o tradiciones, sino que es algo creen las condiciones que hagan posible tal actitud; tanto el mercado como la sociedad se
que se desarrolla cuando alguien, o alguna minoría activa, es capaz de poner en movimiento pueden concebir, de este modo, como expresión de la reciprocidad, poniendo de relieve
comportamientos de confianza arriesgados. Dichos comportamientos pueden activar a su el valor intrínseco de las interacciones sociales. Su acción sólo es plenamente eficaz si
vez, comportamientos de reciprocidad. Bruni la denomina reciprocidad indirecta o social. también los demás se comportan del mismo modo, pero no condiciona su comportamiento
Pero, ¿qué sucede cuando se trata de convivir en sociedades en las que no es posible al de los otros; en segundo lugar, considerar el mercado –u otro espacio social– no como
establecer relaciones recíprocas? Para responder, Bruni se concentra en el mercado como algo que, de por sí, puede regular la complejidad de las relaciones humanas, sino que debe
institución fundamental. En su libro El ethos del mercado, –entendiendo por ethos no estar dentro de un marco institucional y cultural que sostenga y promueva las actitudes
tanto la “ética” o los comportamientos morales, sino un estilo de vida, un modo de vivir de colaboración.
juntos– ofrece una visión amplia y sugerente sobre el funcionamiento del mercado como A mi juicio, tanto la propuesta de Bruni como la identificación de la “zona gris” de Bau-
institución fundamental para gobernar la cuestión de las relaciones entre extraños, como man ponen de relieve que la fraternidad no es un punto de llegada, sino el punto de partida.
lugar de encuentro de personas e instituciones y como modelo de desarrollo económico Hay zonas (los sí-lugares o espacios de fraternidad), a veces sólo fragmentos, que sabemos
distinguir de los “no-lugares”. Cuando no es así, para reconocerlos, quizás solo hace falta
43 Bauman, Z. Ibídem, p.107. Bauman explica la distinción entre supervivencia y amor al prójimo y a uno mismo un acto de confianza arriesgado.
en las páginas siguientes de un modo muy luminoso (cfr. Bauman, Ibídem, 108 y ss.).
44 Bruni analiza, por una parte, la no-reciprocidad y por qué no conseguimos cooperar según la teoría económica 46 Bruni, L. (2012), The Genesis and Ethos of the Market, Hampshire: Palgrave Macmillan, p. 161 y ss.
y por otra, describe tres formas de reciprocidad que no desarrollaremos aquí. L. Bruni (2008) El precio de la 47 Podemos encontrar, no obstante, el problema de que los jugadores no sean conscientes de que, en realidad, les
gratuidad, Madrid: Ciudad Nueva, p. 106 y ss. interesa cooperar, o también que anticipen o no la reciprocidad negativa del otro jugador deteriorando la repu-
45 L. Bruni (2012), The Genesis and Ethos of the Market, Hampshire: Palgrave Macmillan, p. 110 y ss. tación, cooperación y confianza puesta en juego.

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4. Conclusión Nussbaum, Martha C. (1986), The Fragility of Goodness: Luck and Ethics in Greek Tragedy
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En definitiva, podemos optar por defendernos a nosotros mismos y vivir la crisis de
relaciones como un mal necesario o forjar un nuevo pacto social en donde nos comprome-
tamos en los espacios sociales, económicos y políticos en la cooperación y asistencia mutua.
El paradigma de la fraternidad civil es una apuesta por esto último: la globalización de la
solidaridad como respuesta a la globalización de la crisis.

Referencias

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Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento nº 7 (2018), pp. 191-206 192 Cristian Moyano Fernández
ISSN: 1130-0507 (papel) y 1989-4651 (electrónico)
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/333791
mismo padre», trataba de respaldar los esfuerzos de la clase trabajadora, los descamisados,
por emanciparse durante la Revolución francesa. Este valor propugnado por Robespierre
iba dirigido a un grupo oprimido que no tenía los mismos derechos que los estamentos
favorecidos por la jerarquía feudal, a fin de hermanarse y luchar por una causa común:
¿Fraternidad política con los animales? la realización autónoma que no había logrado el derecho de igualdad o el de libertad. Su
Hacia una justicia interespecífica reclamo y exigencia fue útil para un reconocimiento político más justo. Pero de su función
como dispositivo que encendiera y catalizase los derechos de los individuos más oprimidos,
no tenía por qué inferirse un sentimiento fraternal en un sentido familiar o privado, sino que
Political fraternity with animals? su implicación iba encarada a la esfera pública. Servía para estimular a ensanchar el círculo
Towards an interspecific justice* de la moral, no para centrarse tanto en la afección fraterna como en el respeto político fra-
terno (aunque no significa que ambas derivas de la moral sean plenamente independientes).
Del mismo modo, reflexionar sobre una fraternidad política con los animales aquí nos
sirve para estimular a la moral y a la política para dedicar mayor atención a los derechos
CRISTIAN MOYANO FERNÁNDEZ** de los seres vivos no humanos. Unos derechos que no tienen por qué predicarse de forma
totalmente justificada si se parte de un discurso basado en la libertad, en la igualdad o en
la solidaridad. Entiendo, aquí, que la fraternidad es una idea que puede complementar los
clásicos debates acerca de los derechos de los animales no eclipsando el resto de valores,
Resumen: En este artículo se ofrecerán tres razo- Abstract: In this paper three reasons will be sino sumando otro enfoque prolífico. Para ello, ofreceré tres razones. La primera se sus-
nes a fin de defender una fraternidad política con given in order to defend a political fraternity tentará en la historia del desarrollo del capitalismo para comprender a los animales como
los animales. La primera comprenderá a los ani- with animals. First, animals will be considered as miembros de la misma clase social oprimida que los humanos. La segunda consistirá en
males como miembros de la misma clase social members of the same oppressed social class like
oprimida que los humanos durante el desarrollo humans during capitalist development. Second, analizar el concepto de ciudadanía matizando su rasgo de participación política y recon-
capitalista. La segunda analizará el concepto de the concept of citizenship will be analyzed duciendo la asignación de tal condición hacia la característica de compartir un espacio
ciudadanía matizando su rasgo de participación refining its political participation feature and común. La última complementará a la segunda al introducir el dinamismo orgánico y los
política y resaltando el rasgo de compartir un highlighting the trait of sharing a common space. tiempos ecológicos en el espacio de convivencia, dando cuenta de las acciones que ligan
espacio común. La tercera introducirá el dina- Third, an organic and ecological dynamism
mismo orgánico y ecológico en el espacio de con- will be introduced in the space of coexistence. a los distintos individuos en un continuum vital. Planteadas estas consideraciones que nos
vivencia. Finalmente, mediante una relativización Finally, through a relativization of the concept acercan a los animales en un sentido triple, concluiré que nuestra relación política con
del concepto de vulnerabilidad, se concluirá que of vulnerability, it will be concluded that our ellos no ha de ser en todo caso paternalista o basada en lazos de hospitalidad o solidaridad,
nuestra relación política con los animales no ha de political relationship with animals should not be como varios autores sostienen, sino que es preciso construirla sobre la fraternidad. Sobre
ser siempre paternalista, hospitalaria o solidaria, always paternalistic, hospitable or solidary, but
sino también fraternal. also fraternal. este último punto, apuntaré la urgencia de atender al carácter de la vulnerabilidad, pero
Palabras clave: animales no humanos; fraterni- Keywords: non-human animals; fraternity; social criticando el trato meramente asistencial que la reduce a una cualidad individual en lugar
dad; clase social; ciudadanía; interdependencia; class; citizenship; interdependence; vulnerability. de estructural. El tipo de fraternidad, tal y como la presentaré, exige una consiliencia que
vulnerabilidad. reúna una comprensión interdisciplinar.
1. Introducción
2. La clase social invisible de los animales
Este artículo no pretende defender una fraternidad política con los animales a ultranza,
de igual modo que no hay consenso unívoco sobre la necesidad de una fraternidad universal A todos los miembros del pueblo llano del siglo XVIII no les unían lazos de sangre, del
entre seres humanos. La fraternidad política, más allá de su sentido cristiano de «hijos de un mismo modo que con todos los animales no formamos una familia en sentido consanguíneo.
Lo que unía a los campesinos, artesanos y descamisados era una clase social explotada.
Recibido: 07/06/2018. Aceptado: 02/07/2018. Unas condiciones de opresión ante las que querían resistirse y, en ocasiones, sublevarse.
* Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación «Justicia y democracia: hacia un nuevo modelo de
Una situación de trabajo exhaustivo y maltrato similar a la que padecían los animales que
solidaridad», con código FFI2015-64858-P, financiado por el Ministerio de España.
** Investigador en formación y doctorando del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma se empleaban para labrar los campos, allanar caminos, producir más alimentos, lanas y
de Barcelona (UAB). Líneas de investigación: bioética; teorías de la justicia; salud pública; ética animal; otras mercancías, o transportar personas y objetos. Sin embargo, mientras los individuos del
ecologismo; ética alimentaria. Publicaciones recientes: «¿Alimentarnos libremente o por igual? Solidaridad e estamento más bajo de la sociedad hicieron de su situación de injusticia una causa común
identidad» en la Revista de Bioética y Derecho, nº 42, 2018. «Identity or solidarity food: ex-ante responsibility
de resistencia y emancipación, los animales quedaron al margen.
as a fair culture approach» en Springer, S. y Grimm, H. (eds.), Professionals in food chains, EurSafe Conference
Proceedings, Wageningen Academic Publishers, 2018. Contacto: cristian.moyano@uab.cat
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¿Fraternidad política con los animales? Hacia una justicia interespecífica 193 194 Cristian Moyano Fernández

La reivindicación proclamada por los sans-culottes de unos derechos políticos auténti- Pero aun con la aparición de los primeros derechos, que los animales pudieran ser consi-
camente iguales a los del resto de la sociedad francesa, explotó con la Revolución de 1789. derados nuestros hermanos, en tanto miembros de la misma clase social que los campesinos,
Pedían libertades e igualdad, pero lo que les ayudó a alzarse por su consigna de justicia fue artesanos y proletariado de la época no era una aceptación fácil. Karl Marx negaba esta
la fraternidad exigida por Robespierre1. El grito que ataba un lazo a la distinción entre loi de idea, amparándose en que sólo los hombres modificaban y manufacturaban con una visión
civil y loi de famille de Montesquieu logró la calurosa acogida de los numerosos plebeyos y creatividad de la que los demás animales carecían. La función de los animales respondía
demócratas que lidiaban por la emancipación de cualquier dependencia con su señor feudal a los planes y propósitos humanos, mientras que el trabajo sólo podía ser «una característica
para poder subsistir. “Emanciparse” pasó a ser sinónimo de “hermanarse”, lo que levantó una exclusivamente humana»6. Así, para Marx, los animales eran meros instrumentos, mercan-
conciencia política generalizada de que los trabajadores dejaban de estar subyugados a todo cías y formas de capital circulante. Anteriormente, Adam Smith sí que había considerado a
señor o patriarca para únicamente aceptar como progenitor a la nación o la patria. Por fin, los animales como equivalentes a los humanos en lo respectivo a la fuerza del trabajo. Para
en la Francia de la época las exigencias de la libertad e igualdad conseguían su unificación el economista escocés, ambas especies producían más que un valor económico, generaban
gracias a la fraternidad, que rompía con el despotismo patriarcal. plusvalía y, en ese sentido, ambos eran trabajadores7. ¿Qué punto de vista parece más acer-
tado y qué implicación puede tener la aceptación de uno u otro?
«Los individuos no son ciudadanos porque sean hermanos o hijos naturales de una El historiador Jason Hribal defiende la tesis de que los animales trabajadores han cum-
misma madre o nación y de un mismo padre o patria. Son hermanos, políticamente plido una función clave en el desarrollo de la fuerza industrial8. No obstante, el sociólogo
hablando, porque, al pertenecer a una nación y una patria, son ciudadanos. La patria Bob Torres ve dos problemas con esta forma de pensar: la primera es que mientras los
ya no es la tierra de los padres, como en la antigua Grecia, sino el espacio privilegiado humanos ven una separación entre el hogar y el trabajo, los animales nunca lo hacen; y la
de la libertad y la igualdad»2. segunda es que los animales no pueden resistir ante su explotación, carecen de voz y no
pueden unirse, planear y luchar hasta provocar un cambio. Son dos críticas que Hribal no
Esta conciencia de clase surgida ante la pretensión de insubordinación civil y abolición tarda en refutar. Primero, tal y como argumenta, el objetivo del capitalismo consiste en
de la ley de familia ayudaría a fertilizar buena parte de las ideas socialistas que irrumpirían difuminar la separación entre vida y trabajo: los estudiantes hacen deberes en casa, bajo
políticamente en 1848. La historia hegemónica nos cuenta que la fuerza que se opuso al el patriarcado las mujeres son las encargadas de realizar las tareas domésticas, el trabajo
crecimiento del capitalismo y de las desigualdades durante las revoluciones industriales se lleva desde la oficina al hogar, cada vez aparecen más negocios domésticos, etc. De
parece fraguada exclusivamente por los seres humanos trabajadores. No obstante, obviar manera que la primera objeción, bajo el prisma del mecanismo capitalista, señala más
la participación de los animales en este motor revolucionario es una visión parcial de la similitudes que diferencias entre animales y humanos. Segundo, los animales sí han mos-
historia política. trado resistencia ante el proceso productivo: moviéndose despacio a propósito, ignorando
Curiosamente, los movimientos en defensa de los derechos de los animales se dispararon órdenes, pateando, mordiendo, saltando o escapando. No se puede ignorar que albergan
desde finales del siglo XVIII, a raíz de importantes escritos que se enfocaban en la com- una intencionalidad. De hecho, el mismo Marx reconocía que si la energía generada por los
pasión o en evitar el dolor innecesario3, y de autores anglojacobinos que inspirados por la caballos era la peor de todas se debía en buena parte a que ellos tenías su propia cabeza9.
Revolución francesa defendieron las semejanzas entre los oprimidos del Tercer estado y los No era que los animales no tuvieran voz, sino más bien que los estábamos silenciando,
animales. Como asevera el historiador Jason Hribal: «su éxito se demostró con la publica- negando nuestras verdaderas relaciones de clase. La cualidad de agencia comúnmente
ción de tres libros trascendentales: The Cry of Nature: An Appeal to Mercy and to Justice se ha asignado como constitutiva a la especie humana, especialmente cuando se preten-
on Behalf of the Persecuted Animals (1791), de John Oswald; On the Conduct of Man to día construir una identidad que denotase estatus y privilegios jurídicos. Aristóteles, por
Inferior Animals (1797), de George Nicholson y An Essay on Abstinence from Animal Food ejemplo, no concebía a los esclavos como agentes autónomos, sino que su agencia se
(1802), de Jospeh Ritson»4. desvanecía bajo la voluntad del amo, quien los usaba como instrumentos de producción,
A principios del siglo XIX la promoción de la lástima y la compasión fue insuficiente y como su propiedad. Así, los esclavos no poseían razón ni capacidad de iniciativa, sino
las negociaciones de la moral tuvieron que ceder el paso a unas negociaciones políticas. Sur- que era su naturaleza e instintos lo que les permitía reaccionar ante las normas despóticas
gieron las demandas de unos derechos políticos que protegieran legalmente a los “animales dictadas por su amo10.
irracionales”. Y en 1822 el Parlamento británico promulgó la primera ley contra el maltrato
animal, aplicada a aquellos domésticos y de propiedad, como caballos, burros y ganado5.

1 Domènech, A. (2004), El eclipse de la fraternidad, Barcelona: Crítica, p. 83. 6 Marx, K. (1990), Capital, Nueva York: Penguin Classics, vol. 1, pp. 283-284.
2 Puyol, A. (2017), El derecho a la fraternidad, Madrid: Catarata, p. 31. 7 Smith, A. (2011), La riqueza de las naciones, Madrid: Alianza.
3 Bentham, J. (1982), An Introduction to the Principles of Morals and Legislation, London: Methuen. 8 Hribal, J., Los animales son parte de la clase trabajadora, op. cit.
4 Hribal, J. (2014), Los animales son parte de la clase trabajadora, Madrid: Ochodoscuatro, pp. 89-90. 9 Marx, K., Capital, p. 497, op. cit.
5 Singer, P. (2011), Liberación animal, Madrid: Taurus. 10 Aristóteles (2004), Política, Madrid: Tecnos, Libro I, cap. 4, pp. 123-126.

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Si en la antigua Grecia o en las colonias americanas el estatus jurídico de ser una pro- de preocuparnos por la suerte de seres que aún no han nacido, que viven lejos de nosotros
piedad invisibilizaba la agencia del individuo esclavizado, la industrialización impulsora o que son demasiado numerosos para que podamos representárnoslos y sentir empatía por
de la globalización arraigó la estratificación de clases sociales que eclipsaría la posibilidad ellos. Al ser capaces de proyectarnos en el tiempo y el espacio, a nuestra memoria histórica,
de una comunidad realmente libre e igualitaria. Pero la noción de hermandad encendió la desarrollamos una identidad con una cualidad diferente a la del animal: más temporal, más
chispa de varias revoluciones durante los últimos siglos, articulándose sobre la conciencia colectiva. Estos matices de la identidad humana nos brindan un modo de vivir la política
de formar parte de una misma clase social oprimida. Una fraternidad que no contó con los especial, el modo de vivir propio del ciudadano.
animales, a pesar de demostrar albergar esa conciencia de ser miembros de una colectivi- Podemos estar más o menos de acuerdo con esta explicación de lo que implica ser
dad explotada, ofreciendo una resistencia ante sus dominadores en numerosas ocasiones11. un ciudadano. Pero es cierto que la forma de vida de los animales es distinta a la de los
¿Por qué entonces no se habla de extender la fraternidad política hacia ellos? A menudo humanos por lo que respecta a la temporalidad: ellos viven en una dimensión unitaria del
se responde que los animales no pueden ser ciudadanos, presuponiendo que la asignación presente, nosotros linealmente desanclada del mismo14. Sin embargo, lo que no queda tan
de tal condición es suficiente para dejar abierta la posibilidad de una fraternidad, y su claro es que nosotros vivamos en un grado más extenso el sentimiento de comunidad y que
ausencia justifica su exclusión. Pasemos a analizar esta cuestión de la ciudadanía. presentemos una mayor inteligencia colectiva. De ser así, ¿tendría sentido que seamos la
especie que más ha destruido su entorno ecológico en un tiempo evolutivo tan escaso? La
3. La ciudadanía invisible de los animales memoria histórica y la empatía hacia las colectividades o las generaciones futuras motivada
por la abstracción imaginativa, son dos mecanismos racionales de conectar con una suerte
Los humanos no existimos al margen de la naturaleza, desconectados del mundo ani- de cosmopolis. Pero que sean abstracciones resultantes de la proyección temporal propia
mal. Al contrario, a lo largo de la historia y en todas las culturas, hay una clara tendencia del humano es una cosa, y otra que esta sea la única vía para sentir que se forma parte de
a entablar relaciones con animales. De hecho, en palabras del ambientólogo Paul Shepard, una comunidad trascendente a los individuos más allegados de nuestro. Ciervos y elefantes,
los animales «nos han hecho humanos»12. Así que prohibir relaciones de explotación con además de tener una impresionante memoria espacial, exhiben una actitud de duelo cuando
los animales no implica desligarnos de formas significativas de interacción con ellos, sino uno de sus familiares fallece. Aves, como el pinzón, reacciona con su canto a las pertur-
más bien reconocer la necesidad de promover unos derechos positivos relacionales que baciones climáticas. Algunos animales no tienen reparos en adoptar incondicionalmente
complementen a aquellos negativos. crías de especies que podrían potencialmente ser su depredador. Las abejas o las hormigas
Corine Pelluchon sostiene que no es fácil afirmar que los animales sean nuestros conciu- se organizan repartiendo diversas tareas y cuidando de su comunidad. ¿Podemos decir que
dadanos, ya que no sienten ni se consideran a sí mismos miembros de nuestra comunidad en sus actos no hay una percepción, aunque sea probablemente inconsciente, de una tras-
política. Y es que «la ciudadanía requiere que se tenga la percepción de un interés general cendencia del yo individual hacia una intuición comunitaria? No todo acto animal es sólo
que forma el espíritu de una comunidad, su identidad política y su constitución o politeia»13. instinto de supervivencia. Que la empatía sea más racional y menos instintiva, ¿implica que
Entonces sólo los humanos pueden ser plenamente los ciudadanos, los animales no: ellos los humanos somos merecedores de la categoría de ciudadanos y no ellos, los animales? Son
son sujetos políticos. En tanto demuestran albergar intereses y preferencias individuales que preguntas que precisan de una continuada reflexión.
comunican (a su manera) disponen de una agentividad fundamental para el reconocimiento Por su parte, Sue Donaldson y Will Kymlicka, en Zoópolis, también insisten en que hay
político no extensiva a la condición de ciudadanos. Para Pelluchon, es el carácter de agencia que comprender las relaciones entre humanos y animales en términos explícitamente políticos
lo que les permite formar parte del círculo de la justicia y que se les conceda unos derechos. y no sólo desde la ética aplicada15. Para ello, se centran en la idea de la ciudadanía, puesto
De manera que los animales no son sólo pacientes morales, sino que son sujetos morales y que ésta permite asignar los derechos no sólo en virtud de la categoría de persona (moral),
políticos. ¿Pero en qué se distinguen los animales de las personas dependientes, como recién sino también según la organización política. Es decir, el hecho de ser persona o no, puede
nacidos o discapacitados mentales, si a los primeros no se les considera ciudadanos pero a desembocar en el reconocimiento de unos derechos u otros, pero tal cualidad no tiene por qué
las segundas sí? Se insiste en que no debe confundirse su situación política. Un individuo afectar a aquellos derechos predicados de la condición de ser un ciudadano, que se repartirán
humano puede ser considerado autónomo porque no vive de la misma manera la percepción según otras circunstancias variables. Es desde esta visión política a la que apela la ciudadanía
de un trato desigual: los animales no sienten la injusticia de un modo colectivo, pero los que pongo sobre la mesa y abre la posibilidad de una fraternidad con los animales.
humanos sí. Los seres humanos concebimos nuestra identidad asociándola a una comunidad A mucha gente le cuesta considerar ciudadanos a los animales porque en la idea de
que va más allá del círculo estrecho de los seres presentes o más allegados. Somos capaces ciudadanía suelen ver como intrínsecas múltiples acciones de participación política. Los
animales no votan, no entablan debates públicos ni tampoco se movilizan políticamente por
11 Una resistencia animal que se sumó a la humana y frenó, a veces, la perpetuación de la dominación y el avance cuestionar unas decisiones públicas, en la línea argumentada por Bob Torres de que hay una
del capitalismo. Los animales pueden considerarse agentes políticos. Véase Hribal, J., Los animales son parte
de la clase trabajadora, op. cit.
12 Shepard, P. (1997), The Others: How Animals Made us Human, Washington DC: Island Press. 14 Rowlands, M. (2009), El Filósofo y el lobo, Barcelona: Seix Barral.
13 Pelluchon, C. (2018), Manifiesto animalista. Politizar la causa animal, Barcelona: Reservoir Books, p. 61. 15 Donaldson, S. y Kymlicka, W. (2018), Zoópolis, Madrid: Errata Naturae, pp. 33-34.

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ausencia de agencia. Pero más allá de discutir sobre la disposición activa o no de agencia, una «época de formas interdependientes»19. Esto implica no dejar excluidos los derechos de
Donaldson y Kymlicka desplazan la discusión hacia otros derroteros, aclarando que las ideas los animales salvajes de la preocupación de una justicia internacional, dado que sus formas
de participación política activa son sólo un aspecto de la ciudadanía16. Como apuntan, parte de vida, inevitablemente, coexisten con las nuestras en un mundo común.
del problema deriva en la reducción de la teoría política a una sola dimensión de la misma: Cabe matizar que para el derecho vigente de nuestro país, en especial el artículo 610 de
la actividad política democrática. Los animales no pueden aportar razones que se sometan nuestro Código Civil, los animales son simplemente cosas, con dueño o momentáneamente
a un consenso entrecruzado deliberativo, una condición esencial para la construcción de la sin él: bienes objeto de apropiación. Igual que en momentos históricos anteriores los esclavos
democracia según autores de referencia, como John Rawls o Jürgen Habermas. ¿Pero acaso eran la propiedad de sus amos o las mujeres la propiedad de sus padres o esposos, hoy los
pueden los niños o la gente con demencia o discapacidades psíquicas graves? La resolución animales son propiedad de ciertos sujetos de derecho en las formas que determina el dere-
que dan los autores de Zoópolis es desplazar el foco que se centraliza en la agencia de una cho civil. Y por lo que respecta a los animales salvajes, mientras se encuentran en libertad
democracia política para atender a otras características cruciales de la ciudadanía, como son son cosas sin dueño objeto de ocupación. Vivimos en una sociedad en el que la legislación
la nacionalidad o la soberanía popular. Para ellos, «la actividad política no es un umbral o considera que una persona jurídica puede ser una entidad, una fundación o una empresa,
criterio que determina quién es ciudadano; de forma que quienes no puedan ejercer tal o pero que un animal sólo es una cosa, un mero objeto corpóreo. Habrá quien aducirá que «lo
cual forma de actividad quedan relegados a un estatus de no ciudadanos»17. característico de tener un derecho es que la persona que lo tiene lo puede reclamar»20, es
Anita Silvers y Leslie Francis han propuesto diseñar nuevos modelos de actividad depen- decir, que tenga una cierta voz política. Pero autores como Hans Kelsen, ya han explicado
diente para los ciudadanos incapaces de comunicarse con una voz política. El objetivo de que lo esencial de un derecho no es que su mismo titular pueda reclamarlo, sino que algún
éstos consistiría en captar la percepción que tiene una persona de su bien subjetivo, expre- sujeto jurídico con capacidad de obrar (que no tiene por qué ser necesariamente el mismo
sado mediante una comunicación interiorizada en lugar de verbal. Entonces, los individuos titular) pueda reclamarlo en beneficio del titular. Del mismo modo, afirma Feinberg:
incapaces de expresar racionalmente su preferencia precisarían de un colaborador que
ayudase a construir una suerte de guión de sus conceptos de vida buena, basándose en la «Sencillamente no es cierto (…) que la capacidad de entender lo que es un derecho
representación de imágenes, la emisión de sonidos, ciertos movimientos y reacciones como y la capacidad de poner en marcha la maquinaria legal por iniciativa propia sean
reír o llorar18. Todos pasamos por etapas de nuestra vida en las que necesitamos una actividad necesarias para la titularidad de un derecho. Si ése fuera el caso, ni los retrasados
asistida de esa clase para poder formar parte, en sentido participativo, de la ciudadanía. El mentales ni los bebés humanos tendrían derechos en absoluto. (…) Los niños y los
paso de la ética a la justicia con las personas en situación de dependencia supone ir más allá retrasados mentales inician acciones jurídicas no por iniciativa propia, sino a través de
de cuidar de ellas e invitarlas a participar en el mundo de alguna manera, para que lo que las acciones de representantes legales que están apoderados para hablar en su nombre.
tengan que decir influya también en las decisiones colectivas. La actividad política debería Si semejante situación no encierra ningún absurdo conceptual, ¿por qué lo habría en
verse como algo inherente a una relación entre ciudadanos, no de forma independiente como el caso de que un apoderado representante a un animal?»21.
atributo de los individuos que exista con anterioridad a la interacción de éstos.
Ahora bien, cabe matizar que para construir relaciones de actividad dependiente o asis- 4. La interdependencia invisible de los animales
tida, se necesita un grado de intimidad y proximidad que tal vez no sea viable ni deseable
en el caso de los animales salvajes. Pero no puede obviarse que incluso estos animales Más allá de la cohabitación de un espacio común, existen más razones para sustentar la
viven en relaciones complejas de interdependencia con los humanos que deberían regularse idea de una fraternidad política entre humanos y animales no humanos. La pólis, como se
según unas normas de justicia. Pensemos, por ejemplo, en los numerosos mamíferos que ha comentado, es el espacio donde compartimos recursos, ejercemos la funciones vitales
se alimentan de unas determinadas plantas amenazadas por la lluvia ácida y en los peces básicas, especialmente nos relacionamos estableciendo contactos (directos o indirectos)
asfixiados por la acumulación de aluminio en sus agallas. Pensemos en las tortugas y balle- y, en definitiva, donde todos vivimos sobre una misma tierra y bajo un mismo cielo. Esta
nas de los océanos cuyas vidas peligran por ingerir múltiples deshechos plásticos. ¿Y qué consideración nos permite pensar acerca de una zoopolis. Pero en esta dimensión territorial
hay del gélido hábitat del oso polar cada vez más deteriorado por el cambio climático? Es no hay fenómenos estáticos, inmutables y permanentes, sino que acontecen constantes pro-
realmente improbable que a día de hoy haya animales salvajes que vivan en territorios vír- cesos dinámicos. La interrelación que se muestra en el espacio común es cambiante, queda
genes a los que no haya llegado indirectamente la huella humana. Como afirma Gary Calore, inmersa a su vez en una dimensión temporal. Este nuevo vector posibilita los intercambios
la dominación de los seres humanos sobre el planeta ha demostrado que la individualidad y
la independencia son estrategias evolutivas destinadas al fracaso y que nos aproximamos a 19 Calore, G. (1999), «Evolutionary Covenants: Domestication, Wildlife and Animal Rights», en Cohn, P. (ed.),
Ethics and Wildlife, Lewiston: Melleb Press, pp. 219-263.
16 Donaldson, S. y Kymlicka, W., Zoópolis, p. 105, op. cit. 20 Tugendhat, E. (1993), Justicia y derechos humanos, Barcelona: Publicacions Universitat de Barcelona, p. 15.
17 Donaldson, S. y Kymlicka, W., Zoópolis, p. 111, op. cit. 21 Citado de Riechmann, J. y Mosterín, J. (1995), Animales y ciudadanos, Madrid: Talasa, p. 214. Véase en
18 Silvers, A. y Francis, L. (2005), «Justice through Trust: Disability and the “Outlier Problem” in Social Contract particular Feinberg, J. (1980), «Human Duties and Animal Rights», en Rights, Justice and the Bounds of
Theory», Ethics, 116, pp. 40-76. Liberty, Princeton: Princeton University Press.

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y la transformación de los fenómenos. Ello nos aproxima a una comprensión distinta de Leonardo Boff sintetiza cinco maneras de encadenar y relacionar las realidades del
nuestra relación con el resto de seres vivos: si la zoopolis nos da a entender que compartimos universo entre sí, cinco lógicas que conciben el mundo según: la identidad, la diferencia, la
el ambiente de un modo unidireccional, una ecopolis nos sugiere que las relaciones dentro dialéctica, la reciprocidad, la pericorética. Esta última, la pericorética, remite a la expresión
de un entorno común se dan en múltiples direcciones. Por ejemplo, los plásticos abocados griega de circularidad e inclusión de todas las relaciones y de todos los seres relacionados27.
a los océanos y que son consumidos por las ballenas de mar adentro, no sólo ilustra daños Es la más compleja, pues no excluye lo coyuntural, el tiempo o las contingencias pasajeras,
lejanos de nuestros actos cotidianos y locales, como ya las éticas de la globalización tratan de y va en contra de las clásicas inferencias científicas de reducir ordenada y linealmente hacia
explicar, sino que el proceso es más complejo: la asfixia de las ballenas reduce enormemente lo simple. Es una epistemología que pone en juego en todo momento y en todas direcciones
la cantidad de fitoplancton producido lo cual ralentiza la absorción de CO2 y favorece el el diálogo entre identidad y diferencia, por lo que la interculturalidad se manifiesta en un
cambio climático22. Como éste, existen numerosos ejemplos que evidencian la urgencia de proceso de constante relación. Lo que Tomás de Aquino definiría como estar sentados en
entender la globalización de un modo interdependiente entre distintas especies y no como si un mismo sitio, insistiendo en «la existencia de unos en otros»28.
las vidas de los animales importasen simplemente en tanto receptores de nuestras acciones En este sentido, el otro no es ya plenamente un ente separado biológicamente de noso-
globales. Lo que hagan con sus vidas o lo que les ocurra, también nos afectará a nosotros. tros, pero con quien nos podemos encontrar, empatizar, compartir los recursos del entorno
En un sentido bastante literal, nuestra vida es su vida, y viceversa. La relación horizontal y entablar una relación permeada por la cultura pero orgánicamente distanciada. El otro
que mantenemos deja de trazar un límite de alteridad marcado por nuestros cuerpos físicos, es un ente que, de algún modo, está orgánicamente fuera y dentro de nosotros. Aquí la
para desdibujar dicho límite del organismo individual, dado que compartimos nuestras vidas diferenciación humano-animal pasa a ser todavía más irrelevante. La fórmula «yo soy, si tú
con una profundidad ecológica que suele pasarnos inadvertida. eres», también trabajada por Franz Hinkelammert, nos indica que el sujeto no aparece en el
Francis Bacon fue uno de los pioneros en impulsar el proyecto ilustrado a partir del cual cálculo de los intereses egoístas en el mundo de la mercancía, sino en la afirmación de la
la razón descomponía las formas de vida con tal de analizarlas, clasificarlas y dominarlas en ecodependencia del ser humano: el tú de la fórmula puede ser tanto el otro humano como
busca de verdades inductivas. Una metodología que no ha hecho sino fomentar el pensamiento el otro animal y la naturaleza en su conjunto.
dualista, conquistador y patriarcal en Occidente23, siguiendo la línea cartesiana, donde todo
aquello situado más allá del propio cogito se objetiva y reduce. Sin embargo, esta forma de «La misma autorrealización como sujetos nos compromete ahora con la responsabi-
pensar empezó a virar en los años sesenta con el desarrollo de planteamientos que configuraban lidad por el globo, es decir, se trata de una responsabilidad global. La otra cara de la
una revolución holística en la manera de ver la vida24. La hegemonía del reduccionismo y de la autorrealización resulta ser la afirmación del otro, e incluida en él, también la de la
especialización predominante de la Época Moderna y de la Ilustración quedaría debilitada por naturaleza. No podemos asegurar nuestra vida destruyendo la vida del otro. Tenemos
los numerosos estudios que encuentran en la interdependencia la clave ontológica. José Ferra- que afirmar también la vida del otro.
ter Mora ya advirtió agudamente esta concatenación sistémica entre el individuo y la realidad […]El ser humano está involucrado en esta realidad porque su vida depende de ella.
al proponer su método integracionista25. Todos estos son enfoques que desde la década de los Si esta realidad se hunde, también el ser humano se hunde. El ser humano vive en
noventa la ciencia ecológica ha corroborado con el descubrimiento de las cascadas tróficas. una autopoiesis con la realidad externa, como la llama Humberto Maturana»29.
Desde la ecología ya no se explica todo desde una perspectiva bottom-up, en la que las partes
concretas (y bajas de la cadena trófica) se hallan separadas, sino que el top-down nos revela La manera de relacionarnos con el entorno varía según si la perspectiva reduce el con-
la conexión que se aprecia entre todo ser vivo (desde lo alto de la cadena trófica). junto de un sistema a sus componentes básicos o si, por contra, resalta las propiedades emer-
Cuando respiramos aire no inhalamos oxígeno porque nuestra capacidad racional así lo gentes del sistema. Si consideramos las otras formas de vida como un recurso que podemos
merezca, sino que es resultado de la actividad fotosintética de bacterias, algas y de plantas a tratar como mercaderías explotables, en lugar de como partes de una trama interconectada
lo largo de millones de años. Y que la cantidad de fitoplancton y de plantas sea el adecuado de la que dependemos, la ética y la política irán en consonancia en sus argumentos. Pero
para asegurar un ambiente estable y favorable para nuestra existencia estable no es debido si asumimos una bioética y una biopolítica como disciplinas emergentes que afrontan más
a una causa ajena a los millones de animales que existen en el planeta. Las cascadas trófi- adecuadamente la fragilidad del estado de nuestras vidas, nos acercamos a la sensible idea
cas producidas por una relación de top-down entre los seres vivos, configuran ecosistemas, que reconoce la interdependencia y no jerarquiza moral y políticamente con tanta sencillez
diseñan geografías y habilitan climas específicos26. a los individuos basándose en rasgos menos relevantes (como pudiera ser la condición de
racionalidad kantiana). Ello no quiere decir que la razón humana no sea útil para construir
22 Monbiot, G. (2017), Salvaje. Madrid: Capitán Swing. una comunidad armónicamente sostenible; lo es, ya por el mero hecho de comprender
23 Shiva, V. (1995), Abrazar la vida, Madrid: Horas y Horas, pp. 46-54. racionalmente la convivencia ecodependiente que mantenemos con nuestro entorno. Lo que
24 Canadell, À. y Vicens, J. (2004), La textura de la vida, Barcelona: Documenta Universitaria, p. 76.
25 Ferrater, J. (1979), De la materia a la razón, Madrid: Alianza. 27 Boff, L. (2002), Grito de la Tierra, Grito de los Pobres, Madrid: Trotta.
26 Terborgh, J. & Estes, J. A. (ed.). (2010), Tophic cascades. Predators, prey and the changing dynamics of nature, 28 Aquino, T. (2010), Suma Teológica, I, cap. 42, Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, pp. 197-204.
Washington DC: Island Press. 29 Hinkelammert, F. (1998), El grito del sujeto. Costa Rica: Departamento Ecuménico de Investigaciones, p. 292.

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¿Fraternidad política con los animales? Hacia una justicia interespecífica 201 202 Cristian Moyano Fernández

significa es que tal rasgo no es un motivo que justifique un espacio político privilegiado res- A efectos prácticos, ciertamente lo que busca la fraternidad es el pleno respeto (predicado
pecto al resto de seres vivos, es decir, una carta de derechos que proporcionalmente a nuestra usualmente con derechos negativos) así como la voluntad de auxiliar y mejorar las condi-
capacidad de desarrollarnos y realizarnos sea superior a la de los animales no humanos. ciones de vida de los individuos, humanos o no, desfavorecidos o en peligro (con derechos
El término de proporcionalidad es un matiz importante, dado que para el florecimiento de positivos). Especialmente si la causa de tal vulnerabilidad es debida a la interacción humana.
nuestra especie tal vez sea fundamental, por ejemplo, suscribir el derecho a practicar el culto Y, en este sentido, el respeto o la solidaridad podrían parecer suficientes para garantizar una
religioso que prefiramos30, el derecho al voto o a la enseñanza, pero semejantes derechos no justicia interespecífica. Sin embargo, en ocasiones hace falta apuntar más alto para crear
realzan ninguna capacidad básica de otras especies animales. El tipo de derechos que pueden conciencia, motivar y movilizar hacia el cambio. La fraternidad política reclamada durante
conferirse a un posible titular depende de las características efectivas que tal criatura posea. la Revolución francesa no es que en sí misma, literalmente, añadiese unos privilegios más
Es arduo precisar qué derechos necesita cada especie para su plena realización y, por ende, ambiciosos que la plena libertad e igualdad política. Sino que sirvió como construcción
desde la legislación política, habrán de reconocerse. Cada forma de vida vive su propia simbólica que motivaría y empujaría hacia la esas libertades e igualdades que, en realidad,
individualidad, y por tanto la filosofía moral y la filosofía política requieren del diálogo no se estaban haciendo efectivas. Más allá del sentido literal biológico de hermandad, el
con biólogos, ecologistas, etólogos y otros expertos para crear un consenso interdisciplinar sentido metafórico añadió una visión que complementaría la aproximación por un mejor
que sea justo con las capacidades de todas las especies. Este sería un gran paso hacia una reconocimiento de derechos jurídicos para todos.
justicia interespecífica. En concreto, sobre la alternativa de promover la hospitalidad antes que la fraternidad,
Es un paso, no obstante, que no viene solo. Para ello de partida necesita del apoyo de es menester recordar que la noción de hospitalidad implica una relación donde un anfitrión
una serie de derechos compartidos más elementales, como es el de fraternidad entre todas invita, hospeda, a quien se haya fuera. Sin embargo, no se trata de que los animales estén
las especies, pues éste nos lleva a preocuparnos por la realización particular de sus vidas plenamente fuera de nuestra casa, ya que los límites de la pólis son vagos por las razones que
mediante el reconocimiento de los otros como hermanos. aquí se han esbozado y ello dificulta la exclusión tácita de una cierta ciudadanía compartida.
En el presente trabajo, más allá de hacer pivotar los derechos animales en base a argu- Una relación de hospitalidad con los animales no se perturba ante una lógica separatista y
mentos como la sintiencia individual31, el eje que impulsa la reflexión es la justicia rela- fronteriza, sino que puede acomodarse ante fisuras estructurales que desplace el «nosotros»
cional y la del reconocimiento. Los razonamientos que la sostienen no toman el interesante del «ellos».
rumbo de indagar en nuestro parentesco genético, como ya han hecho otros autores32. Y Asimismo, en contraste con la solidaridad, la fraternidad tiene la ventaja de no confor-
no por evitar patinar ante la falacia naturalista, sino porque considero más urgente primar marse con un trato supeditado al paternalismo entre un individuo superior que controla, en
el debate en torno a las condiciones estructurales de convivencia, dado que en el espacio cierto sentido, la vida de otro inferior. La fraternidad brinda a cada uno la posibilidad de
compartido y globalizado cada vez son mayores las capas de vulnerabilidad al ignorarse la desarrollarse de acuerdo a su propia individualidad. En este sentido, Angel Puyol, sobre la
interdependencia. distinción entre fraternidad y solidaridad dice:

5. La emancipación fraternal y el estructuralismo de la vulnerabilidad «En cuanto a la solidaridad propiamente dicha, si bien es cierto que esta idea acoge
con facilidad el sentido asistencial de la fraternidad, plasmado en el Estado de bien-
Entre los mismos que defienden unos derechos para los animales no hay univocidad a estar, se desentiende por completo de su sentido emancipador, esto es, de la lucha
la hora de asumir que merecen un derecho político a la fraternidad. ¿Para qué ir tan lejos contra las múltiples formas sociales de exclusión, sumisión, arbitrariedad, discrimi-
si a nivel conceptual podemos asegurar su bienestar mediante medidas como la compasión, nación y humillación.
la hospitalidad o la solidaridad? No cualquier persona se siente cómoda tratando al resto Además, la fraternidad exige que los fraternos se traten entre sí como iguales, como
de seres humanos como hermanos, razón para no apoyar tampoco la fraternidad con los iguales son las hermanas y hermanos de una misma familia, mientras que la solida-
animales. ¿Acaso no basta con demostrar respeto o con otras formas distributivas o de ridad no se siente incómoda con relaciones asimétricas. Nos solidarizamos con los
reconocimiento que, aparentemente, imparten justicia? pobres del tercer mundo, con los desplazados por las guerras y con las ballenas en
extinción, pero no cuestionamos la posición privilegiada o los mayores derechos de
quienes ejercen la solidaridad»33.
30 Este es un ejemplo que James Rachels apunta mientras defiende la extensión del derecho a no ser torturado a
toda especie sintiente. Véase Singer, P. y Regan, T. (1989), Animal Rights and Human Obligations, Englewood Entonces, la beneficencia de reducir nuestro trato a ser hospitalarios o solidarios con
Cliffs: Prentice-Hall, p. 124. ellos, no evita la separación asimétrica que operan de fondo, así como tampoco empodera a
31 Esta probablemente haya sido el punto de partida para reflexionar sobre los derechos de los animales que mayor los animales a través del reconocimiento de unos privilegios que deberían ser iguales a los
popularidad ha obtenido las últimas décadas, gracias a los planteamientos de Peter Singer y Tom Regan, entre
otros, inspirados por el utilitarismo benthamita.
32 Mosterín J. (2014), EL triunfo de la compasión, Barcelona: Alianza, pp. 84-88. 33 Puyol, A., El derecho a la fraternidad, p. 11, op. cit.

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¿Fraternidad política con los animales? Hacia una justicia interespecífica 203 204 Cristian Moyano Fernández

nuestros. Parte de los argumentos usados por la ética de la compasión y la ética del cuidado, de responsabilidad. Ulrich Beck ya ha sostenido que esta situación compartida de riesgo
o por la solidaridad y el paternalismo en filosofía política, se sustentan sobre una concepción global trasciende el poder decisivo de los Estados nacionales e implica la supresión de las
de la vulnerabilidad que dificulta afrontar adecuadamente el problema de la justicia. fronteras entre el hombre, la bestia y las plantas36. Esto puede llevar la comunidad de la
La posibilidad de un derecho animal a ser tratado fraternalmente supera la interacción Tierra postulada por Aldo Leopold a su actualización política y moral. Además, diversos
asistencial que reduce la vulnerabilidad a una cualidad individual en lugar de estructural. autores expanden los deberes no sólo hacia los seres no humanos, sino también hacia las
Igual que la ciudadanía no radica en una cualidad de la persona individualmente, sino en generaciones futuras, protegiendo así una justicia intergeneracional37.
una condición del territorio y del entorno (así como de la relación que mantienen los seres ¿Pero este deber universal no va en detrimento del objetivo propio del cosmopolitismo
vivos con éste), lo mismo ocurre con la vulnerabilidad. Y es que no debemos simplemente ecológico? Al no hallar fronteras que acoten nuestra responsabilidad, ¿una presunta frater-
reconocer individuos o grupos vulnerables, sino las estructuras que los vulneran. Por ello, nidad universal no resulta poco pragmática? Pensar que todo ser vivo (y aún por nacer)
considero acertado el planteamiento de pensar en capas de vulnerabilidad34, puesto que tiene unos derechos que debemos respetar, ¿no abruma nuestro sentido ético y hace infértil
supone un refinamiento de la bioética que va más allá de la simple etiqueta o corsé teórico. la legislación política? Es cierto que la aproximación a una justicia universal tal y como
Es una metáfora que tiene en cuenta el dinamismo y la relacionalidad de los seres. auguraba Arendt puede contraer una serie de lamentaciones y desmotivaciones empáticas
Así pues, la fraternidad no se entiende aquí como un reconocimiento entre individuos dada la inmensa complejidad del contenido incluido en el círculo moral. Alasdair MacIntyre
descontextualizados, con indiferencia del lugar en el que viven, in abstracto (como podría también ha argumentado desde el comunitarismo la imposibilidad efectiva de establecer
estipular un modelo contrafáctico rawlsiano). Se entiende, más bien, como un puente que un acuerdo universal38. Y hay filósofos, como Fernando Savater, que se han enrocado en
une a los individuos bajo un espacio local. ¿Qué es este espacio que ha de reconocer la el argumento de que dada nuestra capacidad racional de someter las pautas motivacionales
política para desarrollar su trato fraternal? La pólis, un entorno de ciudadanía. Ahora bien, o de conducta de forma pre-reflexiva a la crítica y la revisión, y crear nuevas formas de
¿cómo es ésta? A día de hoy, con fronteras difusas debido a la interdependencia que ha pro- conducta, nos separa un abismo ontológico respecto al resto de especies que puede justificar
piciado la globalización y la fragilidad global ante los problemas ecológicos (presentes en un trato diferenciado39. Así, se preguntan: ¿por qué invertir esfuerzos y exigencias en otras
todo el globo), nos encontramos ante un marco cosmopolita. Si la fraternidad desempeña su especies cuando el ser humano ya padece suficientes injusticias merecedoras de atención?
papel, como se ha dicho, entre aquellos que son considerados ciudadanos, que pertenecen
Ante las críticas que sugieren sesgar derechos y deberes con pretensiones interespecíficos
a la (cosmo)pólis, ¿quién se beneficiará más del trato fraternal? Aquellos que cohabiten en
o universales, dadas las dificultades de aplicación efectiva, quiero concluir exponiendo tres
la pólis pero bajo un manto de vulnerabilidad. No que sean vulnerables por sí solos, sino
breves razones de por qué pensar en pos de una fraternidad política que vaya más allá de
porque los actuales derechos de igualdad o libertad no les concedan una condición de vida
nuestros allegados humanos no es una idea descabellada:
suficiente para su florecimiento, para su emancipación. Aunque todos los seres humanos
Primero, todos los derechos son prima facie. Esto implica que los derechos no suponen
podemos considerarnos ciudadanos que precisan con cierta urgencia un trato fraternal dada la
una igualdad efectiva y que, a la práctica, chocan constantemente entre sí. Pero la existen-
inestabilidad ecológica en la que vivimos y compartimos, especialmente aquí nos hemos cen-
cia de conflictos entre derechos no anula la importancia de los mismos a la hora de tratar
trado en los animales no humanos. Esto es porque ellos, a pesar de compartir con nosotros
injusticias40.
esa capa de vulnerabilidad ecológica e interdependencia (hecho que les hace pertenecientes
a la misma comunidad política), sus derechos son escasamente reconocidos. Esto es porque Segundo, la moral ha de ser elástica. La razón instrumental no es el único uso de la
ellos, aun siendo nuestros conciudadanos, son tratados como si su relación con el entorno capacidad intelectiva del ser humano. Albergamos también la razón simbólica y cordial y el
fuera menos importante que la nuestra. uso de todos nuestros sentidos corporales y espirituales. Como dice Leonardo Boff, «junto
al logos (razón) está el eros (vida y pasión), el pathos (afectividad y sensibilidad) y el dai-
6. Conclusión: ¿exigir fraternidad interespecífica es demasiado? mon (la voz interior de la naturaleza). Conocer no es sólo una forma de dominar la realidad.
Conocer es entrar en comunión con las cosas»41. Entonces, debería ser misión de la filosofía,
En los años 50 Hannah Arendt ya afirmaba que la solidaridad de la humanidad podía del amor por el saber, esforzarse por extender el círculo de la moral.
terminar siendo un peso insoportable, de manera que un altruismo cósmico derivase en la Y tercero, es complicado, pero no imposible: hay estrategias para fomentar el contagio
apatía política, un nacionalismo partidario del aislamiento político o una rebelión deses- emocional, la empatía. Un contacto local que visibilizara las condiciones en las que se
perada contra todos los poderes35. En el presente, nuestras intervenciones sobre el medio 36 Beck, U. (1998), La sociedad del riesgo, Barcelona: Paidós, p. 66.
afectan a la comunidad entera de vida sobre la tierra, lo cual exige una perspectiva universal 37 Autores como Andrew Dobson, Edith Weiss, Bryan Norton, Jörg Tremmel y Jorge Riechmann, son algunas de
las voces representativas en esta cuestión.
38 MacIntyre, A. (1987), Tras la virtud, Barcelona: Crítica.
34 Luna, F. (2011), «Vulnerabilidad: un concepto muy útil. Abandonando los “corsets teóricos”», Revista 39 Savater, F. (2011), Tauroética, Madrid: Turpial, p. 29.
Redbioética/UNESCO, año 2, vol. 2, nº 4, pp. 85-90. 40 Mosterín, J. y Riechmann, J., Animales y ciudadanos, p. 148, op. cit.
35 Arendt, H. (1993), La condición humana, Barcelona: Paidós. 41 Boff, L., Grito de la Tierra, Grito de los Pobres, op. cit.

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¿Fraternidad política con los animales? Hacia una justicia interespecífica 205 206 Cristian Moyano Fernández

encuentran los animales en laboratorios, granjas industriales o mataderos, por ejemplo, Silvers, A. y Francis, L. (2005), «Justice through Trust: Disability and the “Outlier Problem”
podría ser una manera de sensibilizarnos por los millones de individuos que son explotados in Social Contract Theory», Ethics, 116, pp. 40-76.
sin que reciban el más mínimo tacto fraternal. En cuanto a los animales salvajes más alejados Singer, P. y Regan, T. (1989), Animal Rights and Human Obligations, Englewood Cliffs:
de los núcleos de nuestras ciudades, hay métodos que consisten en colocar cámaras u otros Prentice-Hall.
medios ocultos para detectarlos sin que se interfiera apenas en su estilo de vida. A partir de Singer, P. (2011), Liberación animal, Madrid: Taurus.
ahí, el aprendizaje por sus formas de desenvolverse en el mundo, la pura admiración estética Smith, A. (2011), La riqueza de las naciones, Madrid: Alianza.
de las distintas formas de vida, pueden inhibir un tanto el prejuicio antropocentrista. Terborgh, J. & Estes, J. A. (ed.). (2010), Tophic cascades. Predators, prey and the changing
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Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018) Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 7 (2018)
Primera edición, 2015

FRANÇOIS GODICHEAU Y PABLO SÁNCHEZ LEÓN


(eds.)

LC KD305 Dewey 340.5246 S724m


Palabras que atan
Metáforas y conceptos del vínculo social en Este libro y el proyecto de investigación
internacional que representa se han
la historia moderna y contemporánea beneficiado del apoyo del Consejo
regional de Aquitania, del Gobierno de
en las Monarquías Ibéricas Euskadi y de la Embajada de Francia en
Madrid.ulo o

Título original: Les ligueurs de l’exil. Le refuge catolique français après 1594

© 2015, François Godicheau y Pablo Sánchez León (eds.)


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sin el consentimiento por escrito del editor.
ISBN: 978-84-375-0734-7
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Impreso en España
274 pablo sánchez león

ción Sindical Revolucionaria que contenía el decálogo de reivindicacio-


nes de los insurrectos. Lo que sí resulta novedoso es el empleo de las
siglas UHP –normalmente dibujadas con puntos a continuación de cada
X. ¡UNÍOS, HERMANOS PROLETARIOS! TRAYECTORIA DE mayúscula–, tal y como revela la necesidad del periodista de explicar al
LA METÁFORA CONCEPTUAL DE FRATERNIDAD público lego su significado, que no captó del todo bien. El mero empleo
EN LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA de las siglas pone sobre la pista de que en cambio para otros públicos,
como el formado por los insurrectos y más en general para quienes
podían mostrar simpatía por su causa, el contenido del eslogan formaba
PABLO SÁNCHEZ LEÓN parte de un repertorio tan habitual o fácilmente comprensible que hacía
Universidad del País Vasco redundante su extensa y pormenorizada escritura.
«UHP» era, sin duda, un eslogan movilizador hacia dentro del movi-
miento revolucionario, pero aparecía igualmente como un mensaje
Para mi hermano Fernando cifrado hacia fuera de él, hasta el punto de poder funcionar como una
barrera semántica de disuasión. Este doble y contrapuesto carácter señala
La revista Crónica, semanario gráfico de ámbito nacional durante la Se- su condición de recurso de inclusión y exclusión. No estamos, pues, ante
gunda República, dedicó su número 259 a cubrir el levantamiento ini- un simple artefacto de propaganda, sino ante un referente identitario en
ciado en Asturias en octubre de 1934, cuando este se hallaba ya en receso. toda regla y de corte abiertamente político, que separa amigos de enemi-
Su redactor jefe, Luis G. de Linares, se desplazó en persona al escenario gos.2 Y ello a pesar de la evidente ambigüedad de la frase, o precisamente
de la insurrección, y escribió una crónica cargada de valoraciones negati- debido a ello: pues la expresión «Uníos, Hermanos Proletarios» puede
vas sobre el «movimiento marxista» cuyas «avanzadillas rojas» habían interpretarse como un reclamo de unidad entre los miembros de un grupo
hecho de Gijón durante ocho días «una ciudad comunista».1 Aunque el concreto, pero también como un llamamiento dirigido a los de otro
reportaje se centraba más bien en la restauración del orden por parte del grupo para que se adhieran activamente a una causa común. El matiz no
ejército y las tropas moras –la portada de la revista es un soldado marro- es irrelevante. Resulta indudable que el eslogan tiene que ver con la uni-
quí apoyado en su fusil Máuser en posición de apuntar para disparar–, dad, y por tanto, con la relación entre un sujeto individual y su referente
elaboró aquel por medio de anécdotas e imágenes que capturasen el espí- grupal, pero en el caso de la primera interpretación, la unidad es la fina-
ritu de esa «locura» que se había pagado con la vida «de millares de lidad del mensaje mientras que en el otro está predefinida, se da como un
muertos». Señalaba así, por ejemplo, que «[h]a flotado la bandera roja, predicado natural del ente interpelado, y lo que justifica el mensaje es la
con la hoz y el martillo, en muchos edificios». En la página 12 de la implicación individual en un objetivo compartido.
revista, una fotografía tomada por el propio periodista de un vehículo Esta doble posibilidad del vínculo entre individuos, o del individuo
negro iba acompañada de este pie: «Uno de los automóviles que fueron con el grupo más amplio, atraviesa las páginas del presente capítulo, pero
requisados por los revolucionarios. Sobre el parabrisas y los faros se ven, lo hace partiendo del interés por otra duplicidad más evidente en el eslo-
escritas en pintura roja, las iniciales U. H. P., que significan: “Unión gan popularizado en la revolución de Asturias del 34. Por un lado, des-
Hermanos Proletarios”». taca la caracterización del sujeto colectivo al que se dirige la expresión, los
Reportajes como el de Linares sirvieron para divulgar entre el público proletarios en su conjunto. Nuevamente, la ambigüedad puede hacer per-
lector y, sobre todo, entre el público conservador, el eslogan de los revo- der de vista que esos proletarios, si bien son el destinatario del mensaje,
lucionarios de Asturias. No daba este forma léxica a una idea nueva, sino han de ser asimismo sus emisores si este aspira a gozar de autenticidad.3
que se reducía más bien a una reescritura de la máxima del revoluciona- El proletariado figura, pues, como sujeto y como objeto de una arenga
rismo internacionalista: «Proletarios de todos los países, uníos» es, de que es a la par expresión y factor de la vinculación entre sus miembros;
hecho, la expresión que el reportero dijo haber hallado junto al cadáver
de un obrero muerto, estampada sobre el rojo de un carné de la Oposi- 2 PIZZORNO, 1989 y 1987.
3 Acerca de la relación entre identidad y autenticidad convienen las reflexiones de
TAYLOR, 1994. Para Taylor, auténtico es todo sujeto que se expresa siempre por referen-
1 Crónica (24 de octubre de 1934). cia a un mismo grupo o audiencia de reconocimiento.

273
¡uníos, hermanos proletarios! 275 276 pablo sánchez león

vinculación que adopta a su vez la forma de unidad política. Pero igual- a un eslogan excluyente de clase, implica dar cuenta de la inserción de la
mente importante es que el eslogan interpela al proletariado por medio semántica de «fraternidad» en la cultura política moderna española. Es
de una referencia clara al universo semántico de «fraternidad». Conviene aquí donde este artículo trata de ofrecer una perspectiva que aproveche
recordar que no hay rastro en cambio de ella en la arenga clásica del las aportaciones de una historia conceptual y de una metaforología
movimiento obrero que reclama la unidad de los trabajadores de todo el semántica sensibles a los cambios contextuales en la retórica de la afir-
mundo. El eslogan adquiere en este punto su mayor originalidad, pero mación ciudadana y la dignificación de los trabajadores.
también alcanza una complejidad que lo convierte en fuente para una
investigación histórica.
Pues «fraternidad» forma parte del legado intelectual de la Revolu- Fraternidad: metáfora y concepto entre tradiciones e ideologías
ción francesa, de manera que tenía un recorrido ya largo a la altura de de pensamiento-acción
1934. Aunque no contamos con estudios sobre la posteridad de la tríada
Libertad-Igualdad-Fraternidad en los siglos XIX y XX, el caso sugiere que No debería hacer falta abundar en que «fraternidad» es uno de los térmi-
existe una relación entre procesos políticos revolucionarios y el recurso nos esenciales para representar el vínculo social en la modernidad. En la
al lenguaje de fraternidad.4 Ahora bien, la de Asturias, que ha sido consi- famosa tríada revolucionaria, así como «Libertad» define la esfera del
derada la última revolución social de Europa occidental,5 no iba dirigida sujeto frente al poder, e «Igualdad» la relación del sujeto frente a la ley o
contra un ancien régime, sino que se planteó en un contexto histórico el orden social, «Fraternidad» invoca las relaciones entre sujetos, o si se
presidido por la instauración de una república democrática. El intento de prefiere, trata de imaginar el vínculo entre el individuo y el colectivo.
dar cuenta de esa revolución social en democracia inspira este estudio del Aunque en los tres casos se trata de un ideal a alcanzar, solo esta última
lenguaje moderno de fraternidad en España; también orienta su mirada adopta la forma de una metáfora, referida al campo semántico de la fami-
hacia las relaciones entre revoluciones políticas y construcción, amplia- lia sanguínea. Lejos de ser un capricho del lenguaje, su plasmación en un
ción y redefinición de ciudadanía, entendiendo esta no tanto en términos tropo literario viene a reflejar que la Fraternidad no tiene la misma consis-
de logros jurídicos instituidos, sino como una identidad –la de sujetos tencia semántica que los otros dos vocablos heredados de la Revolución
políticos convencidos de su capacidad de autodeterminación colectiva y francesa: a diferencia de ellos, no ha llegado a tener alcance jurídico-
autogobierno– expresada en procesos de acción política colectiva con- constitucional ni puede ser fácilmente concebida en un sentido normativo.
tingentes por definición. Sobre esta base, se trata de mostrar que la pre- Esto no significa que no haya podido ser tratada de imponer, incluso de-
sencia de la metáfora de la fraternidad en escenarios como el de Asturias cretada, mas en la práctica para fines de exclusión distintos, incluso con-
en 1934 no es puramente retórica; de hecho, tampoco hay tras ella un trapuestos, a los que en principio su semántica proclama. En conjunto,
simple empleo metafórico, sino que este se halla cargado de dimensiones como señala Mona Ozouf, el vocablo permanece «enigmático» tanto
semánticas de calado, conceptuales. como «problemático» y, por ende, «difícilmente asimilable» en las cultu-
Por otro lado, la fraternidad a la que hace referencia el eslogan no es ras políticas pos-revolucionarias.6
de la humanidad en su totalidad ni de la nación en su conjunto, sino la de Llamar a alguien «hermano» sin que medie un vínculo de sangre es
un grupo social concreto, por extenso que este sea, dentro de una socie- una forma de implicarlo en una familia redimensionada, en la cual lo que
dad más amplia. La referencia a una hermandad solo entre proletarios predomina es un universo de afectos y valores poco negociables, como la
pone de manifiesto el empleo de «fraternidad» con fines de inclusión y lealtad, la solidaridad y la reciprocidad, que no son de por sí ideológicos.
exclusión. No estamos, sin embargo, ante un atributo normativo del Esto favorece que la fraternidad sea invocada más bien en un sentido
concepto, que en principio puede englobar al conjunto de la humanidad figurado y analíticamente indefinido, al cual se adecua bien el recurso a
y, de hecho, ha dado pie normalmente a usos universalistas. Explicar ese una metáfora. Ahora bien, se trata de un tropo no exento de contenido
proceso en su ámbito de aplicación hasta quedar aparentemente reducido conceptual: este aparece normalmente en el discurso moderno en estrecha
relación con el campo semántico de la emancipación. En efecto, obser-
vado de modo prospectivo, «fraternidad» es un concepto acuñado y
4 Abundan en cambio los enfoques normativos sin contextualización histórica. Un
ejemplo es SPICKER, 2006.
5 PÉREZ LEDESMA, 1987, p. 269; el autor nos recuerda que se trató de una revolución 6 OZOUF, 1989, pp. 158 y 159. Son, de hecho, escasos los trabajos sobre el concepto

fracasada. en la época contemporánea. Un clásico es el de MCWILLIAMS, 1973.


¡uníos, hermanos proletarios! 277 278 pablo sánchez león

empleado en principio contra los imaginarios patriarcales, de domina- Esta dimensión conceptual no lo libra, sin embargo, de acoger en su
ción y, en general, de ordenación axial, sobre los que se fundamentaba el uso discursivo importantes aporías, en general derivadas de que toda
orden social tradicional.7 No es ciertamente un neologismo de la moder- retórica de fraternidad ha de moldearse por referencia a representaciones
nidad; bien al contrario, contaba con una prolongada trayectoria en la ontológicas del sujeto –esencialmente individualistas de un lado y colec-
teología moral cristiana antes de ser reacuñado por la Ilustración radical tivistas de otro, con variantes dentro de esta, unas de corte holista, otras
francesa como vínculo social alternativo adecuado a un mundo que define de tipo orgánico– que coexisten en los lenguajes de la modernidad pese a
sujetos capaces de auto-determinarse. su mutua incongruencia.11 Estos imaginarios ontológicos no se corres-
Son estas razones suficientes para considerar el tropo de la fraterni- ponden, por cierto, necesariamente con determinadas ideologías; de
dad como un ejemplo de metáfora conceptual.8 Esta calificación no es hecho, como espero mostrar, no son uno, el individualista, patrimonio
gratuita: obedece al objetivo de superar su reducción a un simple arte- del liberalismo, y el otro, el colectivista, del socialismo en sus diversas
facto movilizador.9 En realidad, la invocación a la fraternidad acarrea variantes, sino que ambos están de una u otra forma presentes en todas
complejidades teóricas y prácticas siempre que reaparece en contextos las ideologías modernas. Asimismo, toda concepción moderna de ciuda-
discursivos presididos por relaciones contractuales basadas en la propie- danía está igualmente atravesada por esas dos matrices dicotómicas, indi-
dad privada, como es habitual en la modernidad. Pues imaginar la frater- vidualista y colectivista, aunque sea de un modo no siempre consciente
nidad comporta predefinir sujetos cuyas relaciones interpersonales no para los autores, los publicistas y sus audiencias.12
están basadas en el cálculo coste-beneficio, y practicarla supone instituir Toda esta mezcla de indefinición, complejidad e incoherencia puede
espacios sociales en los que las fronteras entre derechos y obligaciones se ayudar a entender que, en contraste con los otros dos vocablos concep-
hallan desdibujadas. Vista así, la fraternidad no es sino la inversión espe- tuales de la Revolución francesa, «Fraternidad» haya tenido escasa
cular del tipo de vinculación social propio de una sociedad capitalista. El influencia directa sobre los grandes diseños institucionales de la moder-
órdago que representa en ese sentido es doble: cuestiona el ideal de una nidad. Ello no significa que haya protagonizado una historia de rango
sociedad basada en individuos desvinculados y carentes de lazos afectivos menor o que estemos ante un campo semántico residual. Lo que sucede
tanto como arremete contra las relaciones de cooperación que dominan en es que su relevancia se halla menos en su cambiante contenido semántico
la práctica en el capitalismo, las cuales reproducen formas de jerarquía y que en su función dentro de la oferta de recursos de pensamiento-acción
dominación tradicionales cuando no las reinventan. Frente a esto no modernos.
plantea, sin embargo, una simple restauración de los lazos densos pro- Pues, como el ejemplo del eslogan «UHP» exhibe con claridad, el len-
pios de las comunidades cerradas y pequeñas del Antiguo Régimen, sino guaje de fraternidad es apropiado para los dos referentes de identidad
la recomposición de estos como baluarte contra la erosión de la autono- política centrales de la modernidad: la ciudadanía y la clase social. Estos
mía individual y su redimensionamiento hasta abrazar grupos de tamaño son a su vez el legado de una prolongada actividad reflexiva, encarnada
grande. En tanto que concepto moderno, conjuga así todo un espacio de respectivamente por esquemas filosóficos de pensamiento-acción y por
experiencia, aunque este tienda a definirse más bien por defecto o ideologías. La tesis de este capítulo es que la fraternidad ha funcionado
rechazo a los vínculos heredados de carácter axial, y un sugerente hori- en buena medida como nexo de significado entre imaginarios de ciuda-
zonte de expectativa, expresado en el sueño de un mundo sin superiores danía e ideologías revolucionarias anticapitalistas, de manera que en
jerárquicos, presidido por relaciones horizontales entre iguales.10 ausencia de esta metáfora conceptual la democracia y el socialismo resul-
tarían incompatibles o inconmensurables, al impedir en la práctica que el
sujeto construya la realidad de modo significativo y pueda actuar políti-
7 FRIGO, 1985.
8 Véase una revisión de la literatura sobre las relaciones entre conceptos y metáforas camente en consecuencia.
en el análisis social del lenguaje en PALTI, en FERNÁNDEZ SEBASTIÁN y CAPELLÁN DE
MIGUEL (eds.), 2013. Véase también TRIM, 2011. Acerca de las metáforas del vínculo
social, véase RINGMAR, 2008, y sobre las que aquí interesan, HONOHAN, en CARVER y 11 Véase DUMMONT, 1980.
PIKALO, 2008. 12 Una argumentación sólida teórica a este respecto, véase en LECA, 1990. Una inter-
9 Que es el que predomina en los enfoques morfológicos de análisis conceptual y pretación del mismo fenómeno en clave histórica, véase en POCOCK, 1992. Incluso la
semántica histórica. Véase, p. e., FREEDEN, 2013. concepción individualista de la ciudadanía conlleva una comunidad de referencia, es
10 KOSELLECK, 1993. OZOUF dice que, al ser invocada, la fraternidad «promete su decir, un colectivo. Sobre este asunto, véase SÁNCHEZ LEÓN e IZQUIERDO MARTÍN,
extensión y realización», op. cit., p. 169. 2003.
¡uníos, hermanos proletarios! 279 280 pablo sánchez león

Siendo siempre un término vinculado a los imaginarios sobre el vínculo España, desde la instauración del orden liberal en el primer tercio del XIX
social, en España, hacia 1930, el lenguaje de fraternidad había pasado a hasta su crisis en el primer tercio del siglo XX.
formar parte del repositorio de recursos de ideologías omnicomprensi-
vas, con su repertorio de dogmas, preceptos y programas, así como sus
necesidades de organización, estrategia y acción política colectiva en Virtud política, fraternidad y jerarquía: los límites a la
nombre de las clases sociales. Pero lejos de ser patrimonio de alguna de emancipación social en el liberalismo isabelino
ellas, el empleo discursivo de «fraternidad» en movilizaciones sociales
amplias indica que funcionó como referente de identidad más allá de ide- Por paradójico que parezca, la fraternidad moderna se instituyó en
ologías, como una suerte de común denominador por encima de otras España en un primer momento como un espacio de experiencia esencial-
diferencias manifiestas y notorias entre -ismos tan declaradamente com- mente, es decir, como un supuesto pasado a recuperar. Pese a las diferen-
petitivos y a menudo excluyentes como eran el anarquismo, el socia- cias en el valor y el énfasis dado al término, todos los liberales del período
lismo y el republicanismo en la España del primer tercio del siglo XX. isabelino compartían el mito de un momento prístino en el que la emoti-
«Fraternidad» es, pues, también una metáfora conceptual esencial en las vidad fraternal había presidido las relaciones entre españoles o, al menos,
culturas del liberalismo decimonónico, tanto en la hegemónica como en entre aquellos más ilustrados y convencidos que compartían aspiraciones
sus versiones críticas. de libertad política. Dicho tiempo mítico coincidía con el de implantación
Con todo, el imaginario de clase no agota las posibilidades de signifi- de la primera Constitución liberal entre 1812 y 1814, y su restauración
cado de «fraternidad» como metáfora del vínculo social. Si hacemos caso durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823). Para los progresistas, y en
a Mona Ozouf, así como el ideario en que desemboca el concepto de general para quienes valoraban positivamente esa doble experiencia de
«Libertad» es el liberalismo, y el que desencadena el de «Igualdad» es el supresión del Antiguo Régimen, con la Constitución de Cádiz «[l]a
socialismo, el que en principio cuadra mejor con la Fraternidad es «el nación había adquirido nuevo ser y nueva vida» alrededor de un pro-
ideal republicano» de la virtud política opuesta tanto a la tiranía como a grama de reforma y progreso que dejaba espacio a la discrepancia entre
la corrupción.13 La intuición es acertada, pues, en efecto, solo la fraterni- opiniones sin menoscabo de la calidad del autogobierno recién estre-
dad parece mostrarse capaz de reunir en un solo campo semántico la nado. En un escenario así, se consideraba que «[l]a alegría, la más pura
censura contra las formas arbitrarias de dominación –heredadas o nue- fraternidad y estrecha unión reinaba entre todos los españoles».15 Pero
vas– que acompañan el establecimiento de los estados nacionales y contra incluso entre los moderados, que ofrecían un balance más en claroscuro
las tendencias a la corrosión del carácter o la desnaturalización identitaria de la primera experiencia constitucional, en línea con las máximas de los
que se disparan con el avance de las relaciones contractuales de mercado. doctrinaires franceses, se reconocía el valor de un tiempo en que «[e]l
Estamos, en ese sentido, ante un sentimiento político de enorme magni- común peligro [de reacción], así como el común empeño en una tarea»,
tud para la vida social en la modernidad. vista a la vez como «trabajosa» y «gloriosísima», «nos unía con estrechos
El problema reside en cómo estudiarla desde un enfoque homogéneo lazos», hasta el punto de tener «bastante de fraternal en nuestro modo de
que permita, en su búsqueda, transitar entre ideales cívicos e ideologías considerarnos y tratarnos».16
sociales. Por suerte, en los últimos tiempos se ha abierto camino una De esa experiencia los conservadores no extraían, sin embargo, deseo
línea que aborda las ideologías modernas, tanto el liberalismo como las alguno de reproducir las condiciones de una fraternidad que había
surgidas de la crítica a este, desde su imbricación con el ideal de la virtud venido acompañada de la obsesión por activar a cada tanto la voluntad
cívica de la tradición republicana y su radical compromiso con la pro- general, con el consiguiente riesgo de desorden y el recurso a la violen-
moción del interés colectivo sobre el particular, por parte de sujetos cia. Los progresistas, en cambio, sí. Evaristo San Miguel apoyaba movi-
dotados de capacidad de autodeterminación.14 Apoyándome en ella, paso mientos como las juntas urbanas de 1836 –que motivaron la reimposi-
a analizar los cambiantes usos de la metáfora conceptual de fraternidad en ción temporal de la Constitución de Cádiz y, eventualmente, reabrieron
el ciclo constitucional en el liberalismo español– no solo porque «los
13 OZOUF, op. cit., p. 161.
14 Vid. especialmente STEDMAN JONES, «Introducción», en MARX y ENGELS, 2005; y
de un modo general, DOMÈNECH, 2003. Un enfoque sobre el republicanismo clásico que 15 ARGÜELLES, 1835, p. 419.
aquí seguimos es el de POCOCK, [1975] 2002. 16 ALCALÁ GALIANO, 1878, p. 219.
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síntomas más vivos de alegría y regocijo» hubieran venido «acompaña- período de la Regencia del general Espartero (1840-1843) se expresó de
dos del orden, de la tranquilidad, y de la calma más perfecta», sino por- forma reiterada el rechazo a las supuestas tendencias autoritarias del
que «aquellas manifestaciones tan patrióticas de los ciudadanos no fue- gobierno en nombre de «la voluntad de la Nación, representada por sus
ron acompañadas de gritos, de reacciones ni venganzas». Y remataba: Juntas», las cuales eran vistas como reflejo de que «una es ya la voluntad
«Ninguna violencia desmintió nunca aquellas protestas de fraternidad de la Nación, uno el pensamiento» de un pueblo que, al ponerse en
[…] ni una lágrima costó […] un cambio tan radical en el sistema de movimiento, lo hacía «grita[n]do “paz y fraternidad”».19
gobierno».17 El trienio esparterista finalizó con una cruda combinación de violen-
El predominio de la fraternidad se presentaba como garantía de revo- cia y retórica de unión y fraternidad entre todos los liberales que, para
luciones pacíficas; lo que en cambio esta no podía asegurar por sí sola era bastantes, tenía mucho de impostado. El nuevo período de mayorías
su propia reproducción en el tiempo. El contexto era además de inesta- conservadoras trajo a su vez consigo un cambio en la estructura de tem-
bilidad, pues el levantamiento carlista, un conflicto civil calificado sin poralidad del concepto. Hasta entonces se consideraba que la fraterni-
ambages de «guerra fratricida» que rompía la unidad del cuerpo político dad era una realidad histórica con episodios datables que, al estar origi-
nacional, situaba el disfrute de los beneficios del nuevo orden liberal en nada en un rasgo del carácter español, podía ser activada siempre que se
el horizonte de una incierta reconciliación nacional. A corto plazo, sin dieran condiciones adecuadas de unidad. En adelante pasaría a ser más
embargo, la amenaza que la reacción legitimista representaba para las bien un desiderátum, postergado por las querellas internas entre los dos
nuevas conquistas de libertad operaba como un resorte de cohesión grandes partidos liberales, pero que además dependía de un «espíritu de
entre liberales por encima de diferencias entre afinidades ideológicas. fraternidad» tan indefinido y metafórico como costoso de fomentar, y
No es extraño, pues, que fuera en la Milicia Nacional donde se extendió ante el cual la tradición de la virtud cívica se topaba con competidores
más el lenguaje y la praxis de fraternidad en la década de 1830: en la cul- nada desdeñables. Uno era el más genérico «espíritu de asociación», tér-
tura política de la milicia se daban cita la definición por exclusión del mino acuñado desde una estrecha antropología individualista y habitual-
enemigo proabsolutista con la igualdad de trato entre voluntarios ciuda- mente acompañado de la más que optimista convicción de que promover
danos armados –varones normalmente propietarios– que reconocían el interés individual no acarreaba problema alguno para la salvaguarda
solo diferencias de rango dependiendo de méritos militares y juraban su del interés colectivo;20 para esta línea de pensamiento, el sentimiento
compromiso con la preservación de una virtud política efectiva y eficaz. político de fraternidad era algo perfectamente prescindible. El otro era
La sensación de fragilidad interna en la nueva comunidad política se un más inveterado repositorio de máximas morales en las que la fraterni-
disparó, no obstante, conforme se acercaba el final de la guerra carlista. dad ocupaba un lugar, en cambio, destacado, pero debidamente vaciado
Con la irrupción del conflicto entre posiciones liberales de rasgos exclu- de toda noción de individuo autónomo. Jaime Balmes, en su popular
yentes, las expresiones de fraternidad comunitaria se volvieron tan invia- ensayo comparativo del protestantismo con el catolicismo, de mediados
bles como reiterados los reclamos nostálgicos de unidad. En un pro- de la década de 1840, se preguntaba con orgullo:
grama de 1839 dirigido a «[e]lectores progresistas e indecisos» la cita
electoral se planteaba en unos términos de absoluta excepcionalidad, ¿Quién ha abolido entre los pueblos cristianos la esclavitud? ¿Fue el
presentando a los moderados como una amenaza para las conquistas de Cristianismo? ¿Y fue él solo, con sus ideas grandiosas sobre la dignidad
derechos ciudadanos: «la seguridad individual desaparece para vosotros del hombre, con sus máximas y espíritu de fraternidad y caridad, y ade-
y vuestras familias si no os unís con fraternidad y fortaleza», urgía el más con su conducta prudente, suave y benéfica? Me lisonjeo de poder
manifiesto.18 De ahí que se instase a los simpatizantes a emitir el voto manifestar que sí.21
«buscando el punto de unión» por encima de «accidentes que puedan
dividirnos». Este tipo de exclusiones hacia fuera y de temores hacia den-
tro en las distintas familias liberales no harían sino exacerbarse a comien-
19 «Comunicación de la Junta de Valencia» (28 de junio de 1843), en CABALLERO,
zos de la década de 1840. En los levantamientos urbanos que jalonaron el
1857, p. 346.
20 Dos buenos ejemplos de esta literatura que se enmarcan además bien en los extre-

mos temporales de este primer período del liberalismo español son LABORDE, 1834, y
17 SAN MIGUEL, 1838, p. 32. ECHEVARRÍA E IRUNCIAGA, 1848.
18 El Constitucional (9 de julio de 1839). 21 BALMES, 1857-1858 [1844], p. 85.
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Esta definición concurrente de «fraternidad» estaba tan arraigada en políticos, surgidos, en parte, de la creciente fractura entre la sociedad
la cultura social de los españoles que resultaba fácil de divulgar; la otra civil y la clase política, y en parte también, de la reacción en la opinión
jugaba por su parte a favor de unos tiempos de creación de negocios y pública a los escándalos de corrupción y las tendencias autoritarias de los
empresas lucrativas amparadas por nuevas instituciones de inversión de gobiernos conservadores. Sobre todo, se haría notorio entre los emergen-
capitales y, en general, de fomento de la iniciativa privada en el mercado. tes republicanos en su intento de reunir los restos de la tradición de la vir-
Carentes ambas de dimensión política, al promoverlas los moderados tud política adecuándolos críticamente a la hegemonía del lenguaje liberal.
dejaban, no obstante, un amplio espacio para la nostalgia, especialmente La fraternidad aparecía ya en los primeros panfletos de los demócratas,
entre todos los que se consideraban postergados en el nuevo concierto desbordando el mercado como panacea de la perfectibilidad humana. Para
constitucional abierto en 1845. Fernando Garrido, por ejemplo, con la libertad económica los «agentes
El 48 europeo hizo explotar el imaginario fraternal y movió a su rein- propagadores» de la civilización habían pasado a ser «las artes, las cien-
terpretación entre propios y ajenos. España quedó bastante al margen de cias, el comercio», pero «sobre todo, las ideas de fraternidad, de fusión
esa «primavera de los pueblos», pero sus ecos llegaron sobradamente. de todos los pueblos y de todas las razas en una gran familia».24 Aquellas
Una vez pasada la tormenta, los moderados parecían tener en principio eran, además, revalorizadas en sentido abierta y específicamente polí-
ventaja en la interpretación del sentido de los sucesos, que incluía refle- tico, pues su relevancia se cifraba en que «constituyen el dogma de la
xiones sobre el uso de la metáfora de la fraternidad. Para el veterano democracia moderna». La relación de la fraternidad con otros conceptos
político Antonio Alcalá Galiano, se habían equivocado quienes pensa- fuertes de personalidad política estaba servida, pues además aquella era
ban que volvían «los deshechos de 1793».22 En su opinión, la tríada de la para los republicanos de primera hora un seguro de unidad muy por
Revolución de 1789 estaba toda ella obsoleta, aunque había que recono- encima de la monarquía, la cual también había sembrado la historia de
cer que con su efímero revival llegaban «doctrinas» que sí tenían, en cam- conflictos, represión y desunión, y había sacrificado a su paso la libertad,
bio, «bastante novedad». La referencia al socialismo era tan clara como lo que la condenaba a ser una institución transitoria y superable.
negativa, pues a renglón seguido se afirmaba que su aparición se efec- Para los conservadores, en cambio, si la vida de la fraternidad como
tuaba «con trazas de delirio» al «proclamar […] como basas sobre que ha sentimiento político podía darse por amortizada era porque, en el mejor
de labrarse el edificio de la sociedad francesa, y la constitución y la dicha de de los casos, su horizonte de expectativa estaba ya alcanzado desde el
los pueblos todos», no solo la igualdad, sino, asimismo, «la fraternidad». momento en que los españoles, pese a las «desavenencias» con las anti-
Lo que más espantaba al viejo conservador era que dicha proclamación guas colonias americanas, habían logrado mantener con ellas «cierto
fuera hecha en abstracto, pues, aunque hubieran quedado ya atrás los grado de estrecho y amistoso parentesco»: con esos que reconocen «ser
tiempos en que el juramento fraterno era «obligatorio» y «venía acompa- nuestros hermanos», sentenciaba un prócer conservador, la «fraterni-
ñad[o] de amenaza de muerte», lo que los revolucionarios del 48 no pare- dad» era una realidad heredada, cuyo «sello» «es el habla».25 Para los
cían entender con su empleo más bien metafórico del término es que republicanos en auge, en cambio, la fraternidad pulsaba la orientación
futura del liberalismo. En el prólogo a un panfleto del demócrata José
sin llegar hasta el fratricidio, hermanos hay que se odian y perjudican María Orense, el orador y político republicano Emilio Castelar distinguía
gravemente, y otros a quienes mueve el interés, si ya no a aborrecerse, a tres atributos del hombre, que no dudaba en definir como «instituciones»:
entrar en disputas ruines y en pleitos de manera que si entre hermanos el pensamiento, la voluntad y la justicia. Cada uno de ellos se correspondía
naturales y cortos en número no siempre hay ternura fraternal, ha de ser con una de las tres «categorías sociales» de la herencia revolucionaria fran-
difícil encontrarla entre hermanos figurados y muy numerosos.23 cesa: la Libertad con el pensamiento, la Igualdad con la justicia, y la Fra-
ternidad con la voluntad, que había que considerar como «una fuerza
Esta crítica a las nuevas doctrinas por tratar de volver a conjugar la social, como una actividad que nunca muere, como un elemento para
igualdad con la fraternidad a costa de la libertad no podría, sin embargo, impulsar a sus fines la gran máquina de que todos somos parte».26 Ahora
parar la apropiación del lenguaje de hermandad entre nuevos sujetos

24 GARRIDO, 1854, p. 11.


22 ALCALÁ GALIANO, 1848, p. 82. 25 ALCALÁ GALIANO, 1862, p. 19.
23 Ibid., p. 83. 26 CASTELAR, «Prólogo», en ORENSE, 1858, p. VI-VII.
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bien, la única manera de garantizar ese flujo constante de energía social –«sin las cuales no hay asociación»– en las prácticas de consumo y de
capaz de proveer «al hombre su libertad, la integridad de su ser», y con producción. Muy en particular, Garrido afirmaba que «para que haya
ello «que la actividad de todos sea igualmente provechosa» y «el pro- asociación es necesario que la fraternidad se establezca de una manera
greso se realice por concurso de todas las fuerzas sociales», era procla- efectiva entre todos los miembros de la asociación: la fraternidad, es decir,
mando el sufragio universal. el amor, la adhesión de cada uno para todos y de todos para cada uno».
Mientras ganaba terreno como rasgo consustancial a la condición ciu- Debidamente ubicada en un esquema ideológico más amplio, esta
dadana activa, la fraternidad aparecía en este ideario sufragista esbozada versión del «espíritu de fraternidad» tenía muy poco de metafórico, pero
como garantía de la integridad personal en una sociedad que dividía a la el autor no se engañaba ante las dificultades de lograr este promisorio
población entre propietarios y no propietarios, obligándolos a cooperar horizonte de expectativa: «El lazo necesario entre la Libertad, la Igual-
en términos de enorme desigualdad. Correspondió también a los llama- dad y la Fraternidad todavía no se ha encontrado, y yo aseguro que las
dos republicanos «socialistas» ofrecer desde comienzos de la década de dificultades materiales y morales que las asociaciones encuentran no
1860 la primera elaboración del concepto de «fraternidad» desde funda- desaparecerán mientras no se encuentre ese lazo». El problema no era
mentos económicos y sociales. Lo hicieron partiendo de que el trabajo «es solo teórico o de conocimiento: se requería también definir unos fines
el arma más poderosa de [la] emancipación» del hombre, que Fernando colectivos que asegurasen «una poderosa unidad […] de aspiraciones»
Garrido trataba de vincular con «los progresos de la libertad política».27 tal que «todas las almas aspiren a la realización de un mismo ideal».
El resultado no era, sin embargo, una reivindicación del obrerismo, sino, La fraternidad había pasado a ser efecto, no ya causa, de una unidad
en línea con la tradición republicana, del varón propietario con autono- de objetivos de cooperación económica para cuya definición el ideal de
mía de recursos como garante de la virtud cívica frente a los extremos de la virtud cívica no parecía suficiente tradición de apoyo. Pero, además,
la tiranía y la corrupción. El ideólogo republicano comenzaba desar- esta acabada concepción de la fraternidad como vínculo social no conte-
mando de razones a «[c]iertos demócratas, que ponen un singular nía ninguna noción fuerte de emancipación respecto de otros grupos
empeño desde hace algún tiempo, en combatir el Socialismo», incluso en sociales o poderes instituidos: al contrario, representaba el reconoci-
la forma mínima de asociaciones obreras, porque «no creen que lleve miento de una nueva comunidad inclusiva presidida por «la fraternidad
consigo la extinción del proletariado, ni mucho menos la transformación entre las clases acomodadas y trabajadoras», que garantizaría que «estas
y regeneración de la sociedad».28 A continuación de esta defensa de la adquieren los medios de elevarse al nivel de las clases medias, que con-
libertad de asociación, arremetía también contra otro tipo de demócratas cluirán por refundirse entre las productoras».29 De lo que se trataba,
que «están íntimamente convencidos de que la actual organización eco- según subrayaría el propio Garrido en otra de sus obras, era de «inspirar
nómica de la sociedad es fatal, y por lo tanto que siempre habrá pobres» a las clases acomodadas sentimientos fraternales hacia las trabajadoras»,
y especuladores que vivan del trabajo ajeno porque para ellos «el bienes- y viceversa.30
tar y el trabajo son incompatibles». A estos les respondía que, dados los Semejante definición de «fraternidad», que seguía contenida dentro
principios en los que se asienta el sistema industrial vigente, la incompa- de una loi de famille heredada y todo lo más revisada en cuanto a los
tibilidad era más bien la que se daba «entre la libertad e igualdad de dere- derechos de los súbditos, era consustancial al imaginario social del libe-
chos y la fraternidad social». ralismo isabelino. La hermandad así proclamada era una máxima de vin-
La solución estaba en fomentar con medidas políticas el «espíritu de culación humana universal, y no podía ser patrimonio de ningún grupo
asociación», pero entendido ahora como una agregación de voluntades social. Estamos, en este sentido, en la prehistoria de una definición como
individuales con capacidad de actuar con autonomía en la esfera econó- la del slogan «UHP». En lo que sí reclamaban, en cambio, estos republi-
mica, sin constricciones por parte de poderes exteriores, del Estado o el canos una competencia excluyente era en las matrices intelectuales y
capital. La manifestación celular de este espíritu estaba en unas «asocia- morales de la metáfora conceptual. Sin negar la contribución histórica de
ciones fraternas» que equilibrasen la libertad, la igualdad y la fraternidad la religión, y en particular del cristianismo, arremetían duramente contra la
mezcla de caridad y solidaridad que daba pie a la beneficencia paterna-
27 GARRIDO, 1864, t. I, p. 10.
28 GARRIDO, 1864, t. I, p. 43. Las consecuencias a escala macroestructural de esta fra-
ternidad implantada en cada unidad del cuerpo social no eran pequeñas, habida cuenta de 29 GARRIDO, 1864, I, p. 409.
que «[l]a asociación obrera» representaba «en pequeño la República». 30 GARRIDO, 1865-67, II, p. 1372.
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lista aún dominante, por ser la primera un sentimiento impolítico y estar individualista tan radical que volvía insalvable la distancia con cualquier
la otra desvinculada de valores de justicia e igualdad. En su historia de las noción no agregativa de lo colectivo. De esta manera, cuando comenza-
clases trabajadoras, escrita en clave de dignificación del trabajo como vía ron las discrepancias entre facciones ideológicas por cuestiones tan varia-
hacia la propiedad, Garrido dedicó, de hecho, un epígrafe entero a com- das como la milicia nacional, la libertad de organización sindical, y sobre
batir las «[p]retensiones del catolicismo de representar el sentimiento de todo la articulación territorial, los discursos se enconaron irremediable-
fraternidad».31 La crítica iba directamente dirigida a una Iglesia que la mente debido al peso de supuestos irreconciliables. Cuando el republi-
había relegado a simple retórica dirigida a mantener a las masas en posi- cano Pi i Margall reivindicaba que el modelo de organización federal «es
ción de sojuzgamiento y esperanza en un bienestar trascendente. Emilio el mejor de los sistemas para unir a los pueblos sin que ninguno sufra
Castelar se le sumaría poco después, ya en plena crisis del régimen libe- quebranto en su libertad», el argumento se fundaba en que «emancipa a la
ral isabelino, al censurar las «doctrinas de la fraternidad» cristiana «que nación y a la vez a las regiones y municipio». Ciertamente, la idea de que
tantas veces han salido» de los «labios» del clero, tomando una definitiva las partes territoriales del Estado pudieran mirarse entre sí sin desigual-
distancia: «era necesario que viniera una generación y dijera a las muche- dades en cuanto a reconocimiento ni jerarquías jurisdiccionales cua-
dumbres: practicadla; no hagáis lo que la Iglesia católica, que en nombre draba, en principio, tanto con un imaginario holista como con uno agre-
de la fraternidad oprime al pensamiento y siembra la guerra civil entre gacionista; en la práctica, sin embargo, las discrepancias entre quienes
los hombres».32 asumían que «la base de la organización federal está […] en los munici-
Admoniciones como esta tendrían su prueba de fuego en el llamado pios, que, luego de constituidos dentro de las condiciones naturales de
Sexenio Revolucionario (1868-1874), cuando la alianza entre las fuerzas su vida, crean y forman las provincias, a las que más tarde debe su origen
de oposición permitió una combinación de conspiración y movilización el Estado», y quienes solo podían concebir la autonomía territorial desde
que acabó con el reinado de Isabel II, impulsando un profundo cambio la preexistencia y preeminencia de un centro orgánico, se llevaron por
constitucional con el reconocimiento del sufragio universal masculino. delante la breve experiencia de la Primera República española de 1873.35
En las numerosas proclamas de las juntas urbanas pareció, por un ins-
tante, que se regresaba a esa edad de oro de la fraternidad entre liberales,
en un contexto ahora de pionero establecimiento de la democracia.33 El Emancipación sin ciudadanía: la metáfora conceptual de
concepto republicano de «fraternidad» se desplegó entonces en medio la fraternidad en las ideologías del cambio de siglo
del éxito de una revolución reconocida como veloz e inocua, contribu-
yendo a una redefinición radicalmente inclusiva de la comunidad polí- Pese al fracaso de la experiencia republicana en la Revolución Gloriosa
tica en la que se querían borrar no solo las desavenencias heredadas entre de 1868, la historia de la metáfora conceptual de fraternidad continuó en
liberales, sino las cesuras instituidas entre gobernados y gobernantes, el período siguiente de Restauración monárquica (1875-1923); lo hizo,
entre el sujeto y el objeto del orden social en su conjunto. no obstante, en un contexto de avance neto de representaciones colecti-
La plasmación institucional de esa fraternidad sería, no obstante, de vas heredadas y en formación que presuponían la vinculación colectiva
nuevo escurridiza. Como bien recordaría Garrido en ese contexto, «los como un fenómeno natural. Ya en sus orígenes, el liberalismo había con-
goces de la fraternidad […] no se alcanzan más que en momentos de entu- sagrado como soberano a un pueblo o nación española entendido como
siasmo».34 En un contexto de rápido viraje de una retórica revolucionaria un todo indivisible cuya constitución natural se daba por descontado.36
a otra de obsesión por el orden, parte del problema residía en que el Existía además una tradición en la cultura popular del liberalismo espa-
marco constitucional establecido en 1869 se apoyaba en un imaginario ñol que reproducía imágenes axiales dicotómicas como artefactos para la
imaginación política: pueblo/plebe, ricos/pobres, etc.37 Durante la década

31 GARRIDO, 1870, p. 253.


32 GARRIDO et al., 1871, p. 138. 35 Vid. los texto de Pi i Margall en su «Manifiesto a la Asamblea Republicana Fede-
33 Así, p. e., al triunfar la sublevación en la capital, la Junta llamaba al pueblo madri- ral» de 1870, en MIGUEL GONZÁLEZ, 2007, p. 383.
leño a celebrar una «fiesta cívica […] cuyo principal ornato sea el popular regocijo, con 36 En este imaginario de pueblo como objeto y sujeto político se mezclaban arraiga-

el ejército y el pueblo fraternalmente unidos», Gaceta de Madrid (3 de octubre de 1868), das tradiciones de cultura católica con influencias del jacobinismo de la Revolución fran-
recogido en DE LA FUENTE y SERRANO GARCÍA, 2005, p. 48. cesa. Véase PORTILLO, 2000.
34 GARRIDO, 1870, p. 165. 37 PÉREZ LEDESMA, 1991.
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de 1870, la movilización social, la frustración de nuevos sujetos políticos Pese a estas diferencias y a otras, como el valor concedido a la violen-
en busca de reconocimiento y la represión del internacionalismo obrero cia, para ambas ideologías en formación, la clase social se consideraba
terminaron de fraguar una nueva dualidad burgueses/proletarios, desti- por igual un ente colectivo dado que solo necesitaba activar su unidad
nada a marcar el discurso de las emergentes ideologías finiseculares política para poder cambiar radicalmente el orden social; independiente-
desde cesuras de corte clasista. mente de consideraciones de estrategia, la autoorganización y la revolu-
Este binomio excluyente funcionaba bien dentro de una cultura de tra- ción aparecían como dimensiones inseparables de la emancipación
dición corporativa acostumbrada a leer moral y políticamente las crecien- social. Hacia fuera, la clase debía dar apariencia de cohesión; de ahí la
tes desigualdades económicas. Sustituyendo el hasta entonces dominante tendencia a denominar «unión» a los primeros sindicatos clasistas que se
término «Cuarto Estado», normalmente empleado dentro de discursos de formaban con la agregación de obreros manuales. También debía expre-
integración política, el lenguaje del proletariado daría forma en las décadas sar exclusión, pues la proliferación de sindicatos y partidos se producía
siguientes a toda una cultura social de excluidos de los derechos de ciuda- en la estela de una crisis de representación sin precedentes que llevaba a
danía o sus beneficios. El centro de todo el imaginario identitario de este los dirigentes y a las bases obreras a desarrollar un lenguaje en cierta
submundo cultural de clase giraba en torno de una reconceptualización de medida intraducible y unas prácticas intracomunitarias poco asimilables
la «emancipación». Ya durante el Sexenio, los líderes de las primeras orga- por la sociedad política del nuevo consenso liberal. En medio de estas
nizaciones obreras internacionalistas comenzaron a hablar de «emanci- derivas semánticas y sociales, la fraternidad perdía su componente de
pación social», que vinculaban al éxito de una «Revolución social» que dignificación de una personalidad de ciudadano en busca de reconoci-
estaba empezando a ser definida, no por extensión, sino por contraposi- miento. Lo hacía, sin embargo, justamente al tiempo que la apropiación de
ción a «la Revolución política», cuyos medios –el sufragio universal– se la metáfora conceptual por parte de nuevas ideologías disparaba su empleo
consideraban al alcance de la mano por la simple evolución social: mien- retórico dentro de ese espacio cultural exclusivo y endógeno. En ese con-
tras la emancipación, sin adjetivos, se hallaba entre las «naturales conse- texto comenzó a hacerse habitual el saludo «hermanos proletarios» entre
cuencias» del ejercicio de los derechos políticos, los internacionalistas los miembros de organizaciones extraparlamentarias y revolucionarias.40
interpretaban la emancipación social como un fin en sí mismo.38 La componente metafórica ganaba claramente terreno en el nuevo
Compartiendo el objetivo de lograr la quiebra de los vínculos tradi- empleo retórico: no en balde, con ella se trataba de reducir simbólica-
cionales y el establecimiento de unas nuevas relaciones sociales sin pro- mente la inmensa distancia entre un espacio de experiencia de solidaridad
piedad privada ni Estado, las diferencias acerca de los medios y tempos defensiva intracomunitaria (o incluso intraorganizativa), autorreferencial
para alcanzarlo generaron en cambio marcadas diferencias entre ideolo- y local, y un postergado horizonte de expectativa política triunfante,
gías. La crisis del experimento democrático coincidió además en España abierto y universal. Nada de esto impedía evoluciones conceptuales.
con las secuelas de la Comuna de París de 1870, cuya memoria de Una vez que el liberalismo dejó de ser la oferta única de escatologías
derrota terminó de fraguar una postura en el emergente anarquismo, modernas, el vínculo entre ideales de ciudadanía e ideologías se relajó,
denominada «antipolítica», según la cual las organizaciones proletarias pero ello mismo permitió nuevas orientaciones semánticas y discursivas,
no otorgaban reconocimiento a las instituciones del gobierno represen- pues además de cuestionar la propiedad privada y el Estado, las ideolo-
tativo ni a las autoridades estatales.39 Entre los socialistas marxistas, por gías del cambio revolucionario soñaban con un mundo sin fronteras
su parte, la participación en política seguía teniendo valor, pero siempre entre nuevas naciones emergentes o con proyección imperialista, lo cual
que respondiera a las necesidades y exigencias de las organizaciones cla- favoreció la acuñación de una versión de la fraternidad de extensión glo-
sistas y su dogmática y excluyente concepción de la toma del poder. bal y sentido esencialmente cultural, con experimentos señalados como
la moda del esperanto. En este enfoque se identificaba a los obreros –vis-
tos como urbanos e industriales según principios dogmáticos– con la
38 Véase, p. e., el discurso de Rafael Farga i Pellicer en La Federación, el 21 de junio humanidad futura en su conjunto, aun cuando los trabajadores manuales
de 1870, en BATTANER, 1977, p. 46. En el caso de España, el rápido y exitoso avance del
imaginario de emancipación como horizonte colectivo de expectativa se produjo desde
finales de la década de 1870, conforme las nuevas generaciones de artesanos fueron asis- 40 Véase, p. e., la publicación libertaria Bandera Social, del 5 de julio de 1885, p. 3.
tiendo a la creciente imposibilidad de autonomizarse individualmente en talleres propios Entre los socialistas, tal vez debido a su organización por oficios, la retórica de fraterni-
siguiendo la tradición gremial. Véase PÉREZ LEDESMA, 1997. dad se reservaba más para la salutación y sociabilidad entre las diversas secciones sindi-
39 Véase, en general, ÁLVAREZ JUNCO, 1976. cales de la UGT (Unión General de Trabajadores).
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de los estados nacionales donde más se extendieron el anarquismo y el medida metapolítica, pero siempre dentro de un molde retórico más
socialismo eran, paradójicamente y en su mayoría, campesinos, jornaleros bien infrapolítico.43 La obsesión con la conciencia de clase explica, por
y pequeños propietarios agrícolas, además de artesanos especializados.41 su parte, la orientación de las ideologías revolucionarias finiseculares
La separación campo-ciudad pasaría a ser fuente de fracturas identitarias hacia la educación, sobre todo moral e ideológica, de los obreros. Por esa
que también trataban de recomponerse con el recurso a la fraternidad. vía se produciría la socialización de la metáfora conceptual de fraterni-
De hecho, España se convirtió desde finales del siglo XIX en el desta- dad entre las clases populares españolas de varias generaciones sucesivas,
cado caldo de cultivo de una sensibilidad conscientemente libertaria que pues tampoco la especialización pedagógica sería patrimonio de ninguna
se extendía por los nuevos bastiones industriales del norte tanto como ideología, y menos aún de alguna organización concreta. De hecho, pese
por el atrasado campo del sur. Lo hacía sustituyendo, en cierta medida, a la creciente competencia entre organizaciones sindicales y políticas cla-
el viejo republicanismo como referente ideológico, debido en parte a que sistas, todo ese magma cultural proletario, con sus ateneos anarquistas y
los líderes republicanos históricos, integrados en el juego parlamentario sus casas del pueblo socialistas, se hallaba sustancialmente conectado
presidido ahora por la corrupción y el caciquismo, fueron abandonando entre sí.44
la retórica de la emancipación revolucionaria desde la llegada del sufragio Una revista de comienzos de siglo titulada Palabra Libre, que se defi-
universal masculino, en 1891. En una suerte de testamento político, el nía como «periódico republicano de cultura popular», acogía en sus pági-
anciano prócer republicano Francisco Pi i Margall destacaba el auge del nas biografías de personajes situados incluso a la derecha de las posiciones
anarquismo, que «se ha esparcido en pocos años por Europa y América» republicanas, ofreciendo semblanzas que iban desde el laborista británico
y tiene «ya en muchos pueblos y en muchas naciones su iglesia, publica Lloyd George al intelectual libertario español Francisco Ferrer y Guardia,
libros y folletos, sostiene periódicos» y da mítines «más o menos nume- pasando por socialistas tan variados como Charles Fourier y Karl Marx;
rosos». Pues bien, lo que más le sorprendía de los anarquistas no era que en todos ellos la fraternidad figuraba como elemento valorativo impres-
vertieran «de palabra su odio a la sociedad presente», sino que «su fe en la cindible.45 En sus páginas podían encontrarse, junto con nuevas elabora-
sociedad futura» les condujera a cometer actos violentos que, haciendo ciones, viejos argumentos anticlericales en materia de fraternidad.46 Así,
sombra a «los mártires cristianos», les condenase a arrostrar con tanta en un número publicado en 1910, año de la creación del sindicato anar-
entrega «la muerte deseosos de vengar, no sus propios agravios, ni los de quista CNT (Confederación Nacional del Trabajo) –y ¡en el cual figura
sus compatriotas sino los de cualquiera de sus correligionarios».42 también un artículo firmado por el futuro intelectual reaccionario
Difícilmente se encontrará una definición más ajustada de «fraterni- Ramiro de Maeztu!–, aparecen contrapuestos una serie de conceptos
dad ideológica», pues no debería perderse de vista que la comunidad de como Progreso/Reacción, Igualitarismo económico/Privilegio econó-
referencia de esta antropología solidaria no era la clase social de los sin mico, etc. El antónimo de «Fraternidad» no es aquí ninguna forma axial
propiedad, sino solo una minoría dentro de ella, la formada por el
«obrero consciente», agente indispensable para la revolución que, una 43 Las matrices religiosas en el lenguaje y la retórica santificadora no eran exclusivas
vez producido, se identificaría con la causa de la supresión de toda forma
de los anarquistas. En el caso de los socialistas, alcanzaría a la figura del fundador del
de dominación hasta el punto de llegar a no poner límites al sacrificio PSOE. Véase PÉREZ LEDESMA, «¿Pablo Iglesias, santo? La mitificación de un líder socia-
personal. Así, también conviene señalar el salto en el lenguaje sobre el lista», en El obrero consciente, pp. 142-151.
vínculo social al universo semántico de la religión, una esfera en cierta 44 Era así habitual encontrar entremezcladas en unas y otras bibliotecas obras de

Bakunin y de Kropotkin junto con clásicos marxistas. Véase SÁNCHEZ LEÓN e


IZQUIERDO MARTÍN, «Lenguajes, públicos, ortodoxia», op. cit.
41 La percepción, por parte de las ideologías revolucionarias, de las clases agrarias, 45 Al futuro primer ministro inglés le auguraban un triunfo electoral con el argu-

especialmente los pequeños propietarios, como realidades sociales condenadas a la extin- mento de que «[e]s el imperativo categórico de la Humanidad que impone a un pueblo el
ción, es el tema del clásico de SHANIN, 1983. deber de traducir en leyes los apotegmas sagrados de la fraternidad» (Palabra Libre, 5
42 PI I MARGALL, 1911, p. 40. El viejo republicano se preguntaba retóricamente: [8 de enero de 1911], p. 1). De Ferrer y Guardia se predicaba que la fundación de escue-
«¿Qué es esa fe que tanto puede?», y, tras responderse que esos jóvenes anarquistas creen las «como la Moderna», en la que se enseñan «libremente las verdades conquistadas», es
en la regeneración social con «cierta beatitud» y, sobre todo, ven «próxima» la reinstau- «preparar un porvenir de fraternidad» (Palabra Libre, 13 [5 de marzo de 1911], p. 3).
ración de una mítica «edad de oro» en cuyo nombre «[s]e entienden y fraternizan […] sin 46 Palabra Libre, núm. 3 (25 de diciembre de 1910), p. 6: «La caridad es una institu-

distinción de nacionalidad ni sexo y en todas partes se prestan apoyo y fuerza», admitía: ción que solo sirve para perpetuar la injusticia […] Hay que reaccionar y arrojar lejos
«Esos anarquistas, ¿por qué no decirlo?, me son simpáticos». El texto, literariamente pre- de nosotros los sentimientos caritativos y trocarlos en sentimientos de justicia y frater-
sentado como una carta de un Carlos a un Eusebio, lleva data del 22 de marzo de 1898. nidad».
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de dominación, sino un «Egoísmo social» como efecto de la penetración de A corto plazo, sin embargo, el final de los negocios empresariales
las relaciones capitalistas y la división del trabajo, y cuya imparable exten- producidos por la neutralidad y la llegada de la Revolución soviética
sión resultaba especialmente inadmisible una vez que se reconocía ya la provocaron un repunte de la conflictividad, un trasvase de lealtades y
proliferación en España de una acuciante «Cuestión social» medible en una redefinición programática que no hicieron sino aumentar la compe-
términos de desigualdad, exclusión, y cada vez más, de conflictividad.47 tencia entre organizaciones proletarias. Con todo, la recuperación del
«Fraternidad» se conjugaba también, en general, con el concepto de valor de la política, y en clave de un imaginario cívico, se fue produ-
«paz», hasta el punto de dar pie al auge del antimilitarismo como espacio ciendo en cada ideología por separado. En el caso del anarquismo, el
de reivindicación política. En España, la Semana Trágica de 1909 –proba- motivo fue el golpe militar del general Primo de Rivera de 1923 que, ade-
blemente, el estallido social más virulento desde comienzos de la Restau- más de suprimir las garantías constitucionales de 1876, desató una dura
ración y que justificó una simbólica represión contra las experiencias de campaña de represión y prohibición contra sus organizaciones obreras
pedagogía libertaria– se desencadenó contra el sistema de reclutamiento –especialmente acusada en su bastión de Barcelona–, forzando a muchos
conscriptivo, en el que se mezclaban flagrantes tratos de favor con una activistas al exilio. En el París del mítico café La Rotonde, una nueva gene-
protesta más soterrada contra las aventuras neoimperialistas de las elites ración de militantes revolucionarios tomaron contacto con figuras públi-
liberales españolas. Pero fue el estallido de la Primera Guerra Mundial, cas de la izquierda del liberalismo, el republicanismo y el catalanismo,
un conflicto derivado de la competencia no cooperativa entre naciones, como Blasco Ibáñez, Ortega y Gasset, Unamuno o Francesc Macià;50 y
lo que abrió en canal una disputa en el seno de las organizaciones obre- al año de la llegada al poder del Directorio Militar, promovieron una
ras europeas que vino a reactivar a la larga la tradición de la fraternidad insurrección armada contra la dictadura de Primo de Rivera.
republicana. El problema de fondo tenía que ver con que, frente a las El panfleto que llamaba a coordinar el levantamiento dentro y fuera
optimistas previsiones de los padres del internacionalismo obrero, de España tiene un inequívoco lenguaje de la tradición republicana:
Bakunin y Marx, el desarrollo del capitalismo industrial conllevaba una
expansión significativa de la clase obrera descualificada, pero no así un Tú, pueblo, que te matan trabajando en los talleres, en el campo, en las
aumento comparable de su conciencia revolucionaria. El reconoci- minas y en la guerra, hazte justicia. No soportes más la tiranía de los
miento de que también los obreros eran susceptibles de «corrupción» sayones que te oprimen. Rebélate ya […] Álzate, que bastará un gesto
por la vía de las mejoras salariales sacudiría la orientación de los partidos tuyo para hacer correr, despavoridos, a los [militares] que parecen valien-
y sindicatos de la II Internacional, comportando enconados debates tes y fanfarrones.51
sobre la relación entre vanguardia revolucionaria y virtud política, que se
harían especialmente acusados en el marxismo.48 Lo que es menos cono- Conviene subrayar que el «gesto» que se esperaba contra la «tiranía»
cido es que también en España, aunque no entró en la guerra, la polémica era identificado sin ambages con una revolución. El anarquismo preser-
se reprodujo en las filas del socialismo, lo cual auguraba una mayor sen- vaba así su idiosincrasia ideológica, incluso su arraigada percepción nega-
sibilidad por la recuperación de ideales de ciudadanía y una ruptura con tiva de la política institucional, pero asumiendo a su vez una retórica de
el sistema clientelista y patrimonialista de la Restauración.49 defensa incondicional de las libertades contra el predominio del interés
privado desatado y la arbitrariedad autoritaria. Más aún, aunque equipa-
rado a las clases trabajadores, se reincorporaba un lenguaje de pueblo
47 Palabra Libre, 17 (02 de abril de 1911), p. 5. Sobre la trayectoria de ese concepto
como sujeto y objeto de la emancipación colectiva y el autogobierno. Eso
véase CAPELLÁN, «Cuestión social», en FERNÁNDEZ SEBASTIÁN y FUENTES, 2002. sí, ese pueblo trabajador aparecía también como una entidad colectiva
48 MAYER, 1993. Es conocida la polémica entre Karl Kautsky y Rosa Luxemburgo

acerca de la preservación del interés colectivo por encima de los de las organizaciones y dada, integrada y cohesionada, cuyos miembros solo necesitaban ponerse
sus cuadros. Véase DOMÈNECH, op. cit., pp. 181-190. en movimiento para, entre todos, derribar la tiranía militar de una vez.
49 Véase un resumen de la postura del ideólogo socialista Jaime Vera en relación con

esta cuestión en SÁNCHEZ LEÓN e IZQUIERDO MARTÍN, «Lenguajes, ortodoxia, públi-


cos», op. cit., p. 230. Vera consideraba que al haber faltado en Alemania al producirse la 50 Sobre este exilio político en su conjunto, véase GONZÁLEZ CALLEJA (en MARTÍ-
crisis que desembocó en la guerra mundial «una voz que por amor a la misma patria ale- NEZ, CANAL y LEMUS [eds.], 2010).
mana, e inspirada por los ideales humanos comunes a todos los pueblos, haya clamado 51 España, un año de dictadura. Editado por el Grupo Internacional de Ediciones

por la paz», el socialismo retrasaba su penetración entre los europeos, cada vez más cons- Anarquistas, el texto se imprimió en un taller parisino, en el que trabajaban anarquistas
cientes del valor de la ciudadanía. españoles, llamado La Fraternelle. Véase MARTÍN SÁNCHEZ, 2012, p. 23 ss.
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El levantamiento urdido contra la dictadura fracasó estrepitosamente, obrero y las organizaciones anarquistas le llevaba, justamente al año del
pero la prolongación del régimen autoritario alentó una profunda recon- golpe militar, a solicitar, para la causa de derribar no ya la dictadura sino
figuración del republicanismo español, en la obra teórica y práctica de la monarquía, el concurso de «todos los ciudadanos que perciban con
Manuel Azaña. Nada más producirse el cierre del Parlamento, Azaña claridad lo que el civismo reclama de ellos», incluyendo en lugar desta-
elaboró un panfleto en el que identificaba el nuevo régimen con un «des- cado «la del proletariado, en sus cuadros políticos y profesionales».55
potismo amparador y restaurador de las potencias reaccionarias, incom- En relación con las elites liberales, el valor de la propuesta de Azaña
patibles con la libertad», poniendo así en perspectiva una historia del residía en su capacidad de hacerse con el legado del regeneracionismo
liberalismo español caracterizado por unas elites que «desconfiaban que venía presidiendo la retórica del reformismo oficial, desde comien-
demasiado de las fuerzas populares, o realmente no les asistían lo bas- zos del siglo XX, sin perder un ápice de combatividad en su rearme inte-
tante».52 Su apuesta por la democracia se distanciaba, sin embargo, de la lectual republicano. Frente a la obsesión nacionalista de los regeneracio-
postura de los republicanos del cambio de siglo, pues no se paraba en el nistas, Azaña afirmaría que «[n]inguna obra podemos fundar en las
sufragio universal, y de hecho, implicaba todo un órdago a la tradición tradiciones españolas, sino en las categorías universales humanas».56
liberal española en su conjunto: «Democracia quiere decir que los hom- Con todo, el problema de la identidad nacional atravesaba sus postula-
bres libres defienden, ejercen, garantizan por sí mismos la libertad. Y si dos produciendo una suerte de dúplice antropología irresuelta: de un
no lo hacen no son libres, aunque sean liberales».53 lado, un ciudadano activo y virtuoso en busca de reconocimiento; de
Quien así hablaba, lo hacía con pleno convencimiento de que «los otro, una nación cultural y moral necesitada de dignificación colectiva.
conceptos esenciales que orientan o guían la gobernación de un pueblo Ambos sujetos, individual y colectivo, respectivamente, eran concebidos
culto» estaban «catalogados y clasificados desde hace siglos» en obras de un modo igualmente ontológico, y la contradicción solo se salvaba
que permitían conocer «su raíz», que no era otra que la del animal polí- discursivamente asumiendo que ambos estaban necesitados de un mismo
tico de la tradición aristoteliana. Con esas herramientas intelectuales el proceso de emancipación de los poderes tradicionales que impedían su
sistema entero de la Restauración era demolido como expresión de una desarrollo siguiendo la famosa tríada de la Revolución francesa.57
«corrupción» política y moral, identificada con «un vasto sistema en La fraternidad aparecía aquí uniendo de forma simbólica lo que la
acción perpetua para desvalorizar los caracteres, desacreditar la abnega- lógica seguramente no soportaría, pues por encima de todo daba al dis-
ción, el sacrificio, la sencillez y la modestia, y premiar la bajeza, la simu- curso en su conjunto un aire de plausibilidad, como si su éxito solo
lación, el rendimiento».54 dependiera de activar la voluntad colectiva. Su programa regenerador
Hasta aquí, la recuperación de la virtud cívica resultaba tan enérgica leído en clave de la tradición republicana permitía a Azaña, por cierto,
como más bien de manual. Donde el pensamiento de Azaña entraba por reapropiarse para nuevos fines del viejo argumento conservador de una
terrenos inhabituales dentro de la tradición liberal española era en su hermandad entre los pueblos hispanos al alcance de la mano por la tra-
explicación de las causas del caciquismo y la oligarquía como fundadas yectoria histórica común imperial y posimperial.58 También hacia dentro
en un «feudalismo económico» del que se nutrían el Estado y quienes se
dedicaban a la patrimonialización de lo público. Esta interpretación en
clave de economía política permitía a Azaña acercarse al universo inte- 55 AZAÑA, «Manifiesto de Acción Republicana» (mayo de 1925), en Obras Comple-

lectual de las ideologías revolucionarias y convivir con sus lenguajes de tas, t. II, p. 410.
56 Véase AZAÑA, «Tres generaciones del Ateneo», de finales de 1930, en Obras Com-
clase, incluyendo referencias recurrentes al proletariado y a la burguesía,
aunque también a unas clases medias que eran, en su ideario, el sostén pletas, t. II, p. 1012.
57 Véase, p. e., la siguiente retahíla de supuestos en «Apelación a la República»: «La
natural de una nueva aristocracia de la virtud a la que solo un régimen nación introduce al individuo en la historia, lo incorpora a una obra secular, más amplia
republicano permitiría ser sujeto político pleno. Junto con la sensibili- que su vida personal, le hace partícipe y obrero de un gran parcela del patrimonio de la
dad social, la abierta crítica a los métodos de represión del movimiento humanidad. El individuo, moral y jurídicamente, es anterior a todos los organismos
nacionales, a todo gremio, a toda clasificación. La nación es superior a todos los antago-
nismos de clase, a toda diferencia económica, intelectual u otra» (Obras Completas, t. II,
52 AZAÑA, «Apelación a la República» (1924), en Obras Completas, t. II, pp. 370 y p. 377). Sobre la concepción de la República en Azaña como vuelta de España a su ser
372, respectivamente. ontológico natural, véase JULIÁ, «República», en FERNÁNDEZ SEBASTIÁN y FUENTES, 2008.
53 AZAÑA, op. cit., p. 377. 58 Lo que correspondía hacer con las repúblicas americanas es «la colaboración en
54 AZAÑA, op. cit., pp. 374 y 381, respectivamente. principio de igualdad, en defensa de los intereses superiores de la cultura española y ame-
¡uníos, hermanos proletarios! 297 298 pablo sánchez león

de la comunidad política nacional, una concepción fuerte de la fraterni- mente de clase, sino que su empleo convivía con semánticas cívicas revi-
dad presidía la alternativa propuesta. A la altura de 1930, tras la caída de talizadas.61
Primo de Rivera, Azaña podía ya argumentar que la dictadura había Cuando la monarquía decidió salir del impasse tras la crisis de los
logrado un efecto completamente contraproducente: «Ha destruido los gobiernos militares y ofrecer unas elecciones municipales con sufragio
partidos monárquicos y la confianza en las promesas regias», y «[h]a des- universal, se encontró con una estrategia de candidaturas unificadas entre
quiciado la economía del país», desfalcando además su riqueza pública; la mayoría de los partidos, que vinculaban la restauración de la democra-
pero asimismo «[h]a sembrado el rencor en todos los corazones».59 En cia con un régimen republicano comprometido con la tarea de «desterrar
ese estado de cosas, la única manera de restaurar las relaciones de con- la política caciquil, por perniciosa y antidemocrática».62 Lo interesante
fianza familiar entre los españoles consistía en acabar con la fuente de la coalición es que, además de considerar que los nuevos ayuntamien-
última de la tiranía y la corrupción: la propia Monarquía. tos nacerían sin legitimidad mientras se mantuvieran dentro de la legiti-
La apuesta era tan ambiciosa que implicaba para el esfuerzo «contar midad monárquica, no buscaba la maximización del número de conceja-
con las izquierdas españolas todas», pero con un criterio sanitario de les ni la competencia entre formaciones, sino la capitalización del voto a
partida, «llamando izquierdas a los que sin ambages, remilgos, ni distin- favor de «la democracia republicanosocialista, que se ha unido para traer
gos, ponen por base de la organización del Estado la forma republicana». la República». Esa postergación del interés partidista en pro de un inte-
La formación de una alianza republicana primero, y de un pacto con rés colectivo superior, se hacía animando a los «promotores» del «frente
otras fuerzas después, sumaría para la causa no solo a intelectuales y a único de las izquierdas» a «la compenetración cordial de todos los repu-
ciudadanos de a pie, sino muy particularmente a los socialistas. Estos blicanos entre sí», pero, por encima de todo, asumiendo estar en una
estaban, justamente entonces, abandonando una actitud de diálogo con encrucijada en la que «la abnegación, la fraternidad y la elevación de
las instituciones de la dictadura asumida en el intento de evitar que la miras» producirían «en los ciudadanos aquella satisfacción interior que
conculcación de libertades resultase fatal para las condiciones de los tra- les conducirá resueltamente a las urnas con la seguridad de la victoria».63
bajadores, en una etapa de expansión neta de los monopolios estatales y El pronóstico resultó sobradamente certero el 12 de abril de 1931.
de la comercialización agraria en la economía española. Conforme el
régimen militar dio muestras de deterioro, los socialistas capitalizaron
el mantenimiento de su organización sindical lanzándose a una cam-
paña de afiliación entre viejos y nuevos sectores socioeconómicos que, «Nuevo feminismo», firmado por Hildegart Rodríguez Carballeira, afirma que «todas
además de rendir importantes frutos, era bendecida con la metáfora de las mujeres, aunque militemos en campos políticos distintos […] sabemos que entre
fraternidad.60 El contenido del término no era, sin embargo, estricta- nosotras existe un vínculo de fraternidad: el de este nuevo feminismo, rebelde y
pujante», p. 2; y en fin, un editorial de 30 de marzo de 1931, en el que la Comisión Eje-
cutiva arranca asumiendo que «[l]os jóvenes socialistas españoles, trabajadores del mús-
ricana. Y con esta fraternidad verdadera, que no sea de tópico de discurso de final de culo en su mayoría, nos sentimos hermanados con los estudiantes en esta lucha contra el
banquete, y con esta llaneza, que no sea la arrogancia del conquistador antiguo que reco- régimen monárquico que tiraniza a España» a través de un «lazo fraternal que nos une,
rre los dominios de sus abuelos, sino de un ciudadano igual a otro, con esto podemos por nuestro cariño y adhesión a unos ideales que consideran indispensable la República
nosotros hacer en el mundo un peso sin par», beneficiándose de «aquellos lazos que esta- para el logro de sus fines», p. 1. La UGT incrementó su afiliación a una media de 10.000
blecen los idiomas, la comunidad de raza y una comunidad de historia, que ha sido igual ingresos semanales en las semanas siguientes a la proclamación de la República. Véase
durante unos cuantos siglos», AZAÑA, «Discurso en la sesión de clausura de la asamblea PÉREZ LEDESMA, 1987, p. 266.
Nacional de Acción Republicana», del 14 de septiembre de 1931, en Obras Completas, 61 Como muestra, un artículo de la revista Renovación titulado «Patriotismo y

III, p. 60. humanitarismo», cuyo autor, tras reconocer que «[l]a Humanidad, que ha llegado en lo
59 AZAÑA, «llamada al combate», 11 de febrero de 1930, en Obras Completas, t. II, físico a un grado de adelantamiento pasmoso […] no ha pasado, en lo moral, del salva-
p. 939. jismo cavernario» (p. 4), se preguntaba: «¿Debemos por ello declararnos vencidos cuan-
60 P. e., en la revista Renovación, órgano de prensa de las Juventudes Socialistas en los tos propugnamos ideales de paz y fraternidad entre los hombres y los pueblos?», para
meses antes de la proclamación de la Segunda República, en su número de 30 de noviem- reclamar a continuación con ímpetu internacionalista un tribunal internacional que diri-
bre de 1930, un artículo sobre «Juventud Rural» apuntaba a la «falta de cultura» como miera los conflictos entre naciones.
causa de que «el individuo no acierte a pensar que su interés individual está íntimamente 62 «La unión republicana. Declaraciones del señor Azaña en Nosotros», 12 de junio

ligado al de los demás», y afirma que «únicamente en la unión fraterna y solidaria con el de 1930, en Obras Completas, t. II, p. 974.
resto de hermanos de explotación es donde han de encontrar las armas para lograr su 63 «Ante las elecciones. Circular de Alianza Republicana, publicada en El Sol», 24 de

propia emancipación», p. 2. Otro de 20 de enero de 1931 en la misma revista, titulado marzo de 1930, en Obras Completas, t. II, pp. 1017 y 1018, respectivamente.
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Fraternidad cívica de clase y sus enemigos: la revolución social como ellas uno de los lemas de la Ilustración radical, debidamente adecuados al
praxis política defensiva contexto de una democracia republicana con marcada sensibilidad
social: la reforma agraria buscaba fundar sobre bases estables la «Liber-
«Si en España hay República, es porque antes ha habido revolución».64 tad» al dotar de propiedad a los jornaleros tradicionalmente sometidos al
A las pocas semanas de la proclamación de la Segunda República el 14 de arbitrio de los terratenientes y caciques locales, asegurando así para ellos
abril de 1931, el propio Manuel Azaña se esmeraba por subrayar que «la una autonomía material que podría complementarse con la independen-
República tiene un origen revolucionario». Aumentaba así exponencial- cia moral esperable de una ambiciosa política de educación pública; la
mente la sensación de que la historia española contemporánea entraba en creación de los jurados mixtos por primera vez situaba a los trabajadores
un vórtice que condensaba en un presente acelerado toda la experiencia en «Igualdad» frente a los empresarios en materia de litigios y, aunque
acumulada de la modernidad y sus proyecciones de futuro promisorio. aspiraba a disminuir la conflictividad laboral, reconocía de modo institu-
Pues, al igual que en la otra ocasión pasada, la caída de la Monarquía cional las divisorias de clase, y por ende, la personalidad política de sus
borbónica había tenido lugar esta vez en forma de una toma del poder organizaciones colectivas sindicales y partidistas para promover objeti-
tan súbita como pacífica que permitía identificar a un pueblo unido por vos de emancipación de los grupos subalternos; por último, el reconoci-
encima de legítimas diferencias de adscripción ideológica y partidista. La miento de capacidad de autogobierno para Cataluña acababa con unas
ausencia de violencia era además en sí misma la expresión de una confra- relaciones territoriales basadas en la pura centralización administrativa y
ternización más allá también de cesuras de clase o credo, disparando la promovía el mutuo reconocimiento de la diversidad cultural e institucio-
memoria de experiencias anteriores de convivencia colectiva desde la nal de los pueblos de España.66
dignificación política como ciudadanos. Este esquema puede servir como elaboración ex post, mas no como
La fiesta ciudadana estaba servida; mas la nueva legitimidad debía ser guía prospectiva del sentido de las reformas, pues la «Fraternidad» no
garantizada en el tiempo. Azaña se mostraba aquí rotundo: «habrá Repú- podía quedar reducida en el nuevo orden de cosas a servir de inspiración
blica en España mientras se gobierne con espíritu revolucionario, y la para una nueva interterritorialidad sin dejar peligrosamente al descu-
República quedará instaurada definitivamente en España cuando la revo- bierto la cuestión esencial de la lealtad y la obligación de los nuevos ciu-
lución haya concretado su obra, pero no mientras tanto». Esta referencia dadanos, de todos ellos de modo individual, al margen de sus referentes
al espíritu revolucionario tenía, no obstante, escasos sesgos ideológicos, colectivos de adscripción, hacia las instituciones que les garantizaban
salvo ser entendida nada menos que como «la más alta forma de civismo», hacerse por fin «dueños de sus destinos». Fue ahí donde se plantearon
lo cual comprometía a todos los ciudadanos plenos y activos recién estre- los problemas más delicados, de complicado abordaje y azaroso resul-
nados con la promoción de la virtud política republicana.65 tado para el primer gobierno republicano. En un sentido general, la defi-
El Gobierno de coalición republicano-socialista se lanzó desde su nición del sujeto que conformaba la nueva comunidad política estaba
constitución tras el triunfo en las elecciones parlamentarias de ese mismo atravesada por una retórica que yuxtaponía sin clarificación conceptual
año a una política de reformas que tenía, según sus propios diseñadores, imaginarios individualistas y holistas, y ello daba pie a un tipo de dis-
tanto de ruptura radical con el pasado como de reconstrucción del curso que confundía de modo recurrente el ser con el deber ser. En una
Estado en clave de la tradición de la Revolución francesa. De alguna entrevista de noviembre de 1931, el aún presidente del Gobierno Provi-
manera, las tres prioridades del nuevo Gobierno reflejaban cada una de sional, Manuel Azaña, no dudaba en afirmar que «la disciplina política y
social» en que debía apoyarse el nuevo régimen, «mucho más rígida que
en los regímenes que se mant[ienen] sobre la autoridad de la tradición»,
64 AZAÑA, «Discurso en el mitin del Partido de Unión Republicana Autónoma» «ha de fundarse en el cumplimiento del deber cívico» de sus miembros
(Valencia, 7 de junio de 1931), en Obras Completas, t. III, p. 19. individuales; pero a renglón seguido, confesaba creer «en las virtudes
65 AZAÑA, «Discurso en el banquete ofrecido por el partido Acción Republicana a innatas de mi pueblo, en su innato sentido de la justicia y en su funda-
sus candidatos a diputados», 17 de julio de 1931, en Obras Completas, t. III, p. 36. En
otro discurso preelectoral confesaba: «yo me alegro mucho de que haya desaparecido el
entusiasmo. El entusiasmo en política sirve de poco. Es una cosa fugaz, una llamarada que
a veces esclarece, a veces deslumbra; pero que si tras ella no hay un fuego tenaz, pronto se 66 AZAÑA ofrecía así a la configuración territorial del país una «autonomía tan

extingue y nos deja sumidos en las tinieblas» («Discurso en la sesión de clausura de la grande como su voluntad colectiva le apetezca, sin perjuicio de la solidaridad moral de
Asamblea Nacional de Acción Republicana», en Obras Completas, t. III, p. 50). los pueblos hispánicos» entre sí, en Obras Completas, t. III, p. 40.
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mental honradez, bien patente en los puntos de vista éticos que suele semántica en competencia con la de fraternidad: al contrario, lo que
tener para juzgar las cuestiones de gobierno».67 hacía el campo conceptual de la solidaridad era ofrecer recursos inter-
Donde no había ambigüedad alguna era en la convicción de que «el pretativos complementarios para hacerse cargo de las abundantes situa-
principio de un régimen libre es puramente moral». De aquí es de donde ciones en las que las relaciones entre trabajadores, incluso entre los más
hay que interpretar que deriva toda la rígida política anticlerical de la conscientes y mejor organizados –y a menudo precisamente debido a
Segunda República, pues la consolidación de la virtud cívica obligaba ello–, estaban necesariamente atravesadas por la desigualdad, de manera
ante todo a mantener bajo control, cuando no a desarticular, la principal que, al mediar barreras artificiales, no era esperable que la fraternidad se
fuente de moral impolítica: la Iglesia católica y su tentacular poder produjera de forma espontánea o natural. El campo semántico de «fra-
social, que no solo permeaba las costumbres de los españoles sino que ternidad» se descomponía así, ocupando «solidaridad» el universo de la
además se exhibía sin cortapisa en el nivel público. A este criterio, Azaña organización para la unidad. Ya el Congreso de Ginebra de la AIT de
añadía además el hecho de que «la sumisión al deber moral» cívico era la 1873 reclamaba «la solidaridad en la lucha contra el capital, para realizar
única garantía de «la respetabilidad y el prestigio de quien gobierna». En la emancipación del trabajo», una vez que los estatutos reconocían el fra-
la práctica, esta obsesión con la dignidad de los representantes por razón caso hasta la fecha de la emancipación, debido a «la falta de solidaridad
de su legitimidad funcionó como recurso para elaborar una polémica entre los obreros de las diferentes profesiones de cada país»; previa-
Ley de Defensa de la República que, aunque justificada en que la revolu- mente, el congreso de Zaragoza de 1872 había declarado que «[n]osotros
ción republicana solo había puesto los cimientos políticos de su regene- todo lo pondremos por la solidaridad, y para que esta exista, es necesaria
ración social a corto plazo, venía a definir la fraternidad en términos la unión bien fundada».70
negativos, esto es, por exclusión de unos enemigos de la virtud política Con el tiempo, sin embargo, conforme la organización se convirtió
invocados antes incluso de aparecer.68 en un fin en sí misma, el término «solidaridad» vino a ser empleado cada
Los primeros señalados como tales, rompiendo la identificación plena vez más como una medida interna de la lealtad y el compromiso de los
entre la legitimidad republicana y esa «inmensa masa popular» de la que, miembros de toda organización solidaria que se preciase con la causa de
según Azaña, «sale el resorte que nos mueve adelante para conseguir esta la destrucción del Estado y sus episodios de acción revolucionaria vio-
obra revolucionaria», fueron los «obreros conscientes» adscritos al lenta; azuzado especialmente por la existencia de una enorme masa de
poderoso sindicato anarquista CNT.69 Las movilizaciones y huelgas presos políticos que en su misma condición expresaban a las claras los
promovidas por este fueron entonces consideradas como la expresión de límites de toda fraternidad posible, la apelación a la solidaridad fue tor-
un irredentismo revolucionario que revelaba más bien su falta de recono- nándose en un vehículo de distinción dentro de los así llamados «grupos
cimiento en la emergente democracia industrial republicana. En la rápida de afinidad» y «grupos de acción específicos», que formaban el esqueleto
ruptura del nuevo liderazgo anarquista con la legalidad republicana ope- operativo de la acción colectiva anarquista, funcionando a la altura de la
raban tradiciones de competencia sindical excluyentes y maximalistas
con la ahora bien reconocida UGT, pero también otras evoluciones 70 LORENZO, 1974, vol. I, pp. 9 y 38, y vol. II, p. 13, respectivamente. La destilación
estratégicas de más largo plazo, dentro de las cuales fue determinante la del concepto provino inicialmente de la crítica a las manifestaciones de «cooperación
deriva semántica de otros conceptos del vínculo social paralelos al de insolidaria» (II, p. 115) que presidían las relaciones contractuales en la economía de mer-
«fraternidad», como «solidaridad». cado avaladas por el orden liberal, pero lo determinante fue la denuncia, que daría origen
La terminología de la solidaridad había acompañado al anarquismo a la Internacional, de la situación de «atomismo insolidario», que mantenía a los trabaja-
español desde sus mismos orígenes. No se trataba, en principio, de una dores en la «esclavitud» (I, p. 8). La solidaridad impulsaba desde las cajas de resistencia
locales a los llamamientos a la federación internacional de trabajadores, alumbrando asi-
mismo los «pactos de solidaridad» entre sindicatos, es decir, todas las alternativas a la
entrada en el juego en la política convencional. El volumen de referencias a solidaridad y
67 «Entrevista en Ahora», 9 de noviembre de 1931, en Obras Completas, t. III, pp. a fraternidad es con todo equiparable en el texto clásico de Anselmo Lorenzo. Una
120 y 123, respectivamente. buena medida de su complementariedad aparece ya en un llamamiento a los trabajadores
68 «Yo estoy encantado con que la República tenga enemigos. Si la República no de Portugal de 1870: «Operarios portugueses, hermanos, compañeros de trabajo que
tuviera enemigos habría que inventárselos […] La existencia de los enemigos de la Repú- somos en el mismo lugar y tiempo, esencialmente fraternales deben ser nuestras aspira-
blica es una señal de salud, una señal de robustez, una señal de que la República existe y ciones, ligados están todos nuestros intereses, solidarizados deben estar nuestros esfuer-
labora en republicano» (AZAÑA, «Discurso en la sesión de clausura», p. 52). zos, y tanto más deben estarlo, entendedlo bien, cuanto unos mismos son nuestros gran-
69 AZAÑA, «Discurso en el mitin», p. 21. des peligros» (I, p. 140).
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llegada de la República como un mecanismo endógeno de radicalización fundidad los fundamentos de la soberanía popular, el parlamentarismo y
y exclusión de las posiciones más moderadas.71 la participación política ciudadana. La fraternidad como sentimiento polí-
Con todo, por mucho que la huida hacia delante de los posicionamien- tico era también uno de sus blancos favoritos. El reaccionario Juan Donoso
tos más extremistas resultase incompatible con la paz social necesaria para Cortés dedicó razonamientos enteros a refundar la fraternidad, no ya en
las reformas institucionales en marcha, la «gimnasia revolucionaria» la Biblia, sino en una emoción tan poco vinculable con el imaginario de
decretada por el liderazgo anarcosindicalista contra las instituciones de la emancipación como es el dolor.74 Esta concepción, entre teológica y
orden público republicanas no dejaba de ser una interpretación posible moralizante, se mantuvo en primer lugar en el discurso de activistas car-
del mismo discurso de revolución de las autoridades republicano-socia- listas y tradicionalistas reincorporados al juego político, reactivándose y
listas.72 En cambio, lejos de venir a cohesionar la base social de apoyo al perfilándose sobre todo desde finales del siglo XIX a partir de la Doctrina
nuevo régimen, la represión de la militancia anarquista se convirtió indi- Social de la Iglesia, que destacó el apostolado como uno de los referentes
rectamente en una importante fuente de deslegitimación de la coalición de identidad que los católicos debían poner en práctica aprovechando las
republicano-socialista. A corto plazo, además, ni las tentativas de revo- libertades ciudadanas del liberalismo y la movilización social por la
lución social ni las intentonas de reacción golpista resultaron tan amena- democracia. La metáfora de fraternidad tuvo también su parte en este
zadoras para la continuidad de las políticas reformistas como la propia proceso, siempre dentro del binomio amor-dolor.75
interacción entre los partidos del arco parlamentario. La doble lealtad Aunque la vis política de dicha conceptualización era en principio de
del Gobierno a sus identidades políticas republicana y socialista se tensó baja intensidad, se vio alterada profundamente con la llegada de la
hasta volverse incompatible. De hecho, la ruptura de la coalición refor- Segunda República y la política escrupulosamente laicista del gobierno
mista no se planteó tanto en términos de discrepancias ideológicas cuanto, de Azaña. En un ambiente caldeado por el anticlericalismo, los propa-
más bien, de quiebra de una confianza mutua que remitía a un problema gandistas católicos comenzaron a intentar hacer valer su supuesta condi-
de incapacidad para definir fines compartidos duraderos o, si se prefiere, ción de mayoría social, reclamando la adecuación de las políticas de la
de confraternización.73 Sin embargo, una vez efectuada, la salida de los nueva República a los presupuestos morales y dogmáticos de su confe-
socialistas del gabinete dejó el escenario político en una situación de sión religiosa.76 Esta postura se acompañó de un rearme intelectual de lo
anomia que permitió el rápido surgimiento de un nuevo y amenazador que no era ya sino una ideología moderna con un ropaje tradicionalista y
sujeto colectivo abiertamente anticívico. una orientación política reaccionaria, fijando su atención de un modo
Para comprender la factura de este hay que partir de la evolución del especial en la concepción del vínculo social. A la altura de 1933, aprove-
liberalismo conservador desde mediados del siglo XIX. Ya durante la chando la Semana Santa, la prensa católica realizaba una nada disimulada
década de 1840, se produjo en el campo ideológico moderado en el poder profesión de compromiso con una «verdadera fraternidad cristiana»,
una deriva intelectual explícitamente antiliberal que cuestionaba en pro-

74 «El dolor pone una cierta manera de igualdad entre todos los que padecen, lo cual
71 Véase TAVERA, 2011 y 2008. En un principio, solidaridad se empleaba para distin- es ponerla en todos los hombres, porque padecen todos: por el gozar nos separamos, por
guir el apoyo a las víctimas legítimas de la represión anarquista de sus posibles sucedá- el padecer nos unimos con vínculos fraternales», DONOSO CORTÉS, 1851, p. 273.
neos delincuentes; así, una declaración de la sección española de la AIT de 1883 estable- 75 A lo largo del siglo XIX la Iglesia católica fue definiendo como fiesta de la fraterni-

cía que «Nosotros, al rechazar toda solidaridad con los que hayan cometido o puedan dad confesional el Corpus Christi, instituida como símbolo de que el Dios-hombre, al
cometer hechos criminales, nos hacemos solidarios y aceptamos toda la responsabilidad poner su corazón a sufrir por los humanos, los hermanaba en el reconocimiento como
de nuestros actos en la propaganda del socialismo revolucionario o de las ideas anár- iguales dentro de la comunidad de fieles. Desde comienzos del XX, la geografía española
quico-colectivistas», LORENZO, El proletariado militante, op. cit., t. II, p. 317. Véase una se fue llenando de enormes estatuas en lugares públicos dedicadas al Sagrado Corazón de
perspectiva amplia sobre este concepto en STJERNØ, 2004. Jesús, cuyo solo tamaño reflejaba el sesgo axial que lo fraternal venía a adoptar dentro de
72 Sobre la estrategia revolucionaria anarquista respecto del orden establecido en la escatología católica redefinida cada vez más como ideología. Acerca de esta política
1931, véase UCELAY DA CAL y TAVERA, 1994. En general, sobre la relación del concepto cultural de la Iglesia, desafiada durante la República y la Guerra Civil, interesa el estudio
de revolución con el purismo ideológico y dentro de una percepción milenarista del de Germán LABRADOR MÉNDEZ, Iconoclastia y memoria, de próxima aparición.
tiempo inscrita en la tradición política occidental, véase POCOCK, [1975] 2002. 76 CRUZ, 2006. El imaginario de esta «civilidad católica» tenía a su favor una larga
73 El ideólogo marxista Luis Araquistáin, cuando los socialistas abandonaron el tradición que había definido desde las Cortes de Cádiz a España como «nación de los
gabinete, solo pudo acusar a los republicanos de izquierdas de «deslealtad». Véase BIZ- católicos». Véase PORTILLO, op. cit. Sobre la variedad y la evolución de la semántica del
CARRONDO, 1975, p. 137. concepto de Pueblo en este contexto, véase FUENTES, «Pueblo».
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entendida como «el amor al prójimo» y consistente en «el ejercicio cons- en marcha –en la economía, la sociedad, la política y la cultura– con un
tante de la caridad, base de toda civilización y de la vida y progreso de único término omnicomprensivo: «fascismo».
los pueblos, si han de vivir en la paz que Cristo predicó sobre la tierra».77 Hasta qué punto la CEDA era o no un partido fascista «de manual»
En ese mismo año, otro artículo de revista, titulado «Sumisión a la jerar- es una cuestión historiográfica legítima planteada desde el presente: de
quía», subrayaba que en «[e]l amor a la Iglesia importa la sumisión filial lo que no cabe duda es de que para todo el amplio espectro ideológico
a su autoridad».78 prorrepublicano se trataba de un partido abiertamente antisistema que,
Correspondió, sin embargo, a intelectuales reaccionarios de la talla de aprovechando los canales de participación democráticos, estaba repro-
Ramiro de Maeztu, el ofrecer la más acabada reconceptualización de «fra- duciendo los medios de toma del poder de los nazis alemanes.81 Que
ternidad» en clave neoconfesional y fuertemente axial. En las páginas de tanto el integrismo ideológico católico como el fascismo representaban
la revista Acción Española, Maeztu escribió negro sobre blanco que «[l]a una amenaza para la Libertad y la Igualdad de la tradición revoluciona-
fraternidad de los hombres no puede tener más fundamento que la con- ria y liberal, es una obviedad; lo que no ha perderse de vista es que, ante
ciencia de la común paternidad de Dios».79 Lo hizo, como cabía esperar, todo, representaban la inversión especular de la Fraternidad entendida
dentro de un marco animado por la intención de demoler los tres axiomas como vínculo social genuino de una modernidad que definía sujetos
de la tradición ilustrada radical, convenientemente presentados como conscientemente autónomos frente a la dominación despótica y la pro-
fundamento de la democracia liberal. El hecho de que esta concepción moción de tipos de virtud impolítica o antipolítica. Si resultaba amena-
antiemancipatoria de la fraternidad se incluyera en un ensayo titulado zador el acercamiento entre el catolicismo reaccionario y el fascismo era
«El valor de la hispanidad» pone de manifiesto, asimismo, que lo que porque juntos ofrecían una oferta moral alternativa en la que el sujeto se
estaba en juego para los propagandistas católicos no era solo combatir el aseguraba una identidad por medio de la pertenencia activa a una comu-
caldo de cultivo de una fraternidad cívica de la República, sino también nidad de referencia, que podía ser nacional, estatal y a la vez confesional,
arrebatarle al legado del regeneracionismo el imaginario ontológico de la pero siempre a costa de asumir una relación heterónoma consigo mismo.
nación española, aprovechando la ambigua manera con que este había En España, la naciente prensa explícitamente fascista también desa-
interpretado el papel de la religión en las glorias del pasado imperial.80 rrollaría desde temprano la reapropiación axial de la fraternidad, puesta
Todo este ideario político, aireado en un tono victimista y a la vez al ahora servicio de una antropología nacionalista contraria a la condi-
crecientemente agresivo, cuajó en la esfera de la opinión pública debido, ción de ciudadano individual autónomo. El periódico El Fascio se
en buena medida, a que sirvió como vehículo para la recomposición estrenó con un artículo centrado en las tres palabras de la Revolución
política de la derecha tradicional, que había quedado descabezada con el francesa que, según el autor –que firmaba como «E.»–, el «Estado libe-
derrocamiento de la monarquía. Esta anómala situación permitió a su ral» escribía en su frontispicio pero no sabía rellenar de contenido sus-
liderazgo ocupar un espacio ideológico amplio que se adentraba plena- tantivo. En particular, la democracia liberal «rompe en pedazos la Fra-
mente en la extrema derecha, en proceso de vertiginosa deriva antiliberal ternidad», pues «el sistema democrático funciona sobre el régimen de
en toda Europa, en el contexto de la brutal crisis del capitalismo y el final mayorías» y «[p]ara que haya mayoría y minoría tiene que haber por
de la etapa de negocios especulativos de la primera posguerra mundial.
Pues la aparición de un partido de derecha confesional en España –la
CEDA, Confederación Española de Derechas Autónomas– coincidió 81 Recientemente ha surgido una interpretación que trata de separar a la CEDA de

además con la doble caída de la República de Weimar en Alemania y de toda analogía fuerte con el fascismo. Véase ÁLVAREZ TARDÍO, 2012. Su denuncia de que
la socialdemocracia en Austria, y esto derivó, en el seno de la izquierda, «[n]o parece muy científico mirar a la CEDA con los ojos de quienes eran sus adversa-
rios en 1934» tiene el enorme problema de que no viene acompañada de ninguna teoría
en una veloz identificación de todas las reacciones antiliberales puestas sobre la cuestión empírica que realmente importa a cualquier análisis histórico intere-
sado en esclarecer las motivaciones de una acción política en su contexto: por qué, inde-
pendientemente de lo que pensemos o sepamos nosotros hoy acerca de la CEDA, aque-
77 La Época, 14 de abril de 1933, p. 3. llos adversarios –que el autor identifica con «la izquierda republicana y los socialistas»–
78 La Lectura Dominical, 12 de agosto de 1933, p. 311. no dudaron en definir las aspiraciones de la organización política de la derecha católica
79 Acción Española, III/15, pp. 225-234. Véase la cita en la p. 228. como abiertamente contrarias a los fundamentos de la legitimidad de la Segunda Repú-
80 Véase sobre el ideario de este propagandista, y en particular sobre su concepción blica y profascistas. El autor, de hecho, se ve obligado a reconocer entre otras cosas que
de la Hispanidad, VILLACAÑAS BERLANGA, 2000; véase, asimismo, GONZÁLEZ CUEVAS, la CEDA «no era un grupo homogéneo partidario de la democracia representativa libe-
2003. ral», p. 130.
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necesidad «división». Para disgregar al partido contrario tiene que haber conocido viraje discursivo de los socialistas españoles capitaneados por
por necesidad «odio». «División» y «odio» se mostraban incompatibles el líder sindical de abolengo Francisco Largo Caballero, y que se vio exa-
con la «fraternidad». Se ponderaba así el valor de la divisa ilustrada radi- cerbado una vez que los socialistas, pese a ser una de las opciones más
cal, pero lo que la hermandad invocada como alternativa no era ya la de votadas, tuvieron que pasar a la oposición, dejando el Gobierno en manos
unos iguales emancipados de toda tutela jerárquica, sino el lazo interper- de una minoría republicana conservadora que a su vez necesitaba los apo-
sonal que se esperaba a partir de la preexistencia de una nación ontológi- yos de la CEDA, un partido cuyas credenciales democráticas y republi-
camente imaginada, situada por encima de los individuos que la compo- canas eran notoriamente inexistentes.
nían y a cuya identidad daba sentido.82 Una parte de esa reorientación ideológica y estratégica ha sido ade-
Difícilmente se hallará una concepción de la fraternidad más opuesta cuadamente interpretada como una opción posible dentro de la lógica
a la de la tradición republicana occidental, aunque ahora igualmente interna del socialismo marxista y su lenguaje sobre el conflicto de clases,
invocada como sentimiento político. Este no debía presidir, en verdad, la toma violenta del poder y el establecimiento de una «dictadura del
solo los vínculos del individuo con las instituciones estatales, sino que se proletariado».84 Contó además con un ideólogo dispuesto a darle forma,
extendía a las relaciones sociales en su conjunto para arremeter específi- en la persona de Luis Araquistáin.85 Sin embargo, nunca se han explicado
camente contra una lucha de clases tan admitida como denostada, frente de forma satisfactoria no ya las causas del súbito radicalismo retórico de
a la cual se proponía una subjetividad interclasista alejada de la tradición Largo Caballero, sino más bien el hecho de que este viniera acompañado
liberal de la armonía social y volcada, en cambio, a favor de un esquema de un tipo de movilización que ya entonces se planteó de manera anfibo-
de ordenación vertical de la sociedad en grupos humanos unidos por la lógica como una insurrección popular, una huelga general reactiva y/o
figura del líder en torno de una configuración institucional edificada una revolución social.86 La aparente distancia entre las arengas y los
para dar sentido a todas las dimensiones de la vida individual y colectiva, hechos no ha dejado de sorprender a propios y extraños, pero nunca se
totalitaria.83 ha dilucidado por qué semejante radicalización discursiva, fuese o no
En la misma primera página del periódico podía leerse: «El marxismo auténtica, estuvo acompañada de una praxis como mínimo imprecisa y
es el reverso de la civilización». No hacía falta ser socialista para com- contradictoria, y que nunca renunció en el discurso a una retórica de
prender que la apuesta fascista no iba dirigida solo contra la antropolo- carácter defensivo.87
gía de la tradición política occidental, sino también y directamente con-
tra las ideologías sociales modernas que la tenían por fundamento.
Aunque las organizaciones fascistas eran aún marginales, la campaña 84 JULIÁ, «Preparados para cuando la ocasión se presente» y, del mismo, «Los socia-
para las elecciones de 1933 estuvo marcada por ostentosas manifestacio- listas y el escenario de la futura revolución».
nes de simpatía hacia el fascismo italiano y alemán a cargo del liderazgo 85 Véase BIZCARRONDO, op. cit. Araquistáin hizo publicar los discursos que Largo

de ese emergente fanatismo confesional hecho ideología. El auge de este Caballero ofreció en mítines por diversos escenarios de la Península durante el verano y
nuevo espacio político disparó el convencimiento entre los partidos de la el otoño de 1933, hasta las elecciones, que fueron reunidos en el libro Discursos a los tra-
bajadores.
izquierda de que las instituciones democráticas no soportarían la prueba 86 En general los expertos, o bien han tomado al pie de la letra las soflamas revolu-
de un gabinete de un signo tan contrario. En ese ambiente de soflamas cionarias de Largo Caballero desde el verano de 1933, considerándolas un programa de
antirrepublicanas y de aumento de la violencia callejera, se produjo el revolución social en toda regla dirigido a la toma del poder contra la legalidad republi-
cana, o bien han tratado de vaciar la retórica largocaballerista de contenido presentán-
dola como una mezcla más o menos táctica de amenaza verbal ante la presión de las
bases, especialmente los jóvenes, y ante la competencia creciente de fuerzas políticas
82 De ahí que el problema de la división y el odio instituidos por el liberalismo situadas a su izquierda. Véase una revisión reciente de las principales posturas historio-
democrático fuera que «los miembros de un mismo pueblo dejan de sentirse integrantes gráficas en ARÓSTEGUI, Largo Caballero.
de un todo superior, de una alta unidad histórica que a todos los abraza». La patria que- 87 En la reunión conjunta del PSOE con la UGT, del 25 de noviembre de 1933, Largo

daba así reducida a «mero campo de lucha, donde procuran despedazarse dos –o muchos– Caballero argumentó que «el compromiso debe ser para realizar un movimiento revolu-
bandos contendientes», surgiendo una «voz sectaria» que silencia «la voz entrañable cionario a fin de impedir el establecimiento de un régimen fascista», ARÓSTEGUI, op. cit.,
de la tierra común, que debiera hermanarlos a todos», El Fascio, núm. 1 (16 de marzo de p. 341. Antes, en la sesión de la Ejecutiva del partido del 9 de noviembre había buscado
1933), p. 1. fijar el «movimiento que se ha de realizar si la acción de los elementos derechistas obliga
83 El desarrollo de esta parte de los presupuestos del fascismo español puede verse en a defender violentamente las conquistas logradas dentro del régimen republicano», con-
AZPIAZU, 1934. cretando «el alcance y desarrollo que ha de tener dicho movimiento», op. cit., p. 343.
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Pues por mucho que los líderes socialistas se encontrasen en una situa- Esta racionalidad expresiva explicaría el carácter defensivo de la movi-
ción de desconcierto e incertidumbre, como es sabido, la tradición con la lización, vinculado al peso de un imaginario político de corte cívico, no a
que contaban era más bien de experiencias presididas por la moderación y cuestiones estratégicas ni menos aún a derivas ideológicas, ambas de difí-
la negociación con las instituciones establecidas, lo cual difícilmente desem- cil explicación, o a accidentes puramente biográficos como la compli-
bocaría en la anómala y compleja revolución defensiva planteada por la cada y cambiante personalidad de Largo Caballero.89 Ahora bien, una
línea dominante de Largo Caballero. En suma, lo que no ha sido abor- movilización política sin límites en el compromiso con la cosa pública
dado con suficiente especificidad y profundidad es el hecho de que la no tiene por qué plantearse como una revolución, ni servirse del lenguaje
opción estratégica elegida pudiera elaborarse con mínimos de inteligibili- revolucionario. En este punto operaban, sin embargo, condiciones con-
dad en un único discurso sin producir estupor o incluso rechazo abierto textuales dadas. «Revolución» era, no hay que olvidarlo, el concepto
entre otros dirigentes o ideólogos socialistas con capacidad de producir matriz de toda la legitimidad cívica del 14 de abril, hasta el punto de que
discurso. O dicho de otra manera, es el oxímoron conceptual «revolución el propio Azaña lo había convertido en intercambiable con los términos
defensiva» como posibilidad discursiva, más que como derivación teórica, «república» y «democracia». Era además, qué duda cabe, el eje vertebra-
lo que nunca ha sido tratado como un problema histórico que reclama dor del lenguaje del socialismo marxista desde su surgimiento tres cuartos
una comprensión debidamente contextualizada. de siglo atrás. El levantamiento de Asturias de 1934 se planteó, es cierto,
Desde la perspectiva aquí adoptada, es posible ofrecer una interpreta- como una revolución social, pero con ello los socialistas españoles esta-
ción a la reorientación del liderazgo socialista y su apuesta por apoyar la ban señalando su capacidad de representar y movilizar a la clase obrera no
insurrección revolucionaria de octubre de 1934 que se haga cargo de su como grupo social, sino en tanto que sujeto virtuoso capaz de imponer
singularidad y complejidad semántica. La implicación socialista en la un regreso a los principios fundacionales de la legitimidad republicana.90
revolución asturiana ha sido en general admitida como parte de un Y es que el sujeto de ese levantamiento no podía, en cambio, ser el
esquema más amplio de huelga general, orquestada en respuesta a la común de los ciudadanos, no solo porque ninguna fuerza política estaba
amenaza que representaba la incorporación al Gobierno de una fuerza entonces en condiciones de representarlos de un modo adecuado y de
considerada abiertamente contraria a los fundamentos de la república forma mayoritaria, sino además porque las elecciones de 1933 habían
democrática. Lo que, en cambio, no ha sido es debidamente anclada en el permitido interpretar que la ciudadanía española seguía atravesada por la
repertorio de acciones colectivas instadas por la exigencia de virtud inse- corrupción moral. En otras palabras, el ciudadano virtuoso no podía ser
parable de la identidad cívica. En la tradición republicana occidental, los convocado como pueblo. En cambio, sí podía serlo como clase trabaja-
riesgos de corrupción o tiranía se exorcizan por medio de un mecanismo dora. Para empezar, los obreros del campo y de la ciudad estaban en su
restaurador del purismo cívico. Ese ridurre ai principii –en la frase acu- mayoría organizados, de manera que podían ser movilizados de forma
ñada por Maquiavelo– es un rasgo constitutivo de toda auténtica vita colectiva por un liderazgo, con seguridad plural pero suficientemente
activa ciudadana, que se impone en situaciones en las que se dispara la
sensación de amenaza contra la integridad de los referentes que garanti-
garantiza ni permite anticipar su éxito colectivo. De producirse este, sin duda la amenaza
zan la condición moral y jurídica de la ciudadanía: en semejantes encru- a los referentes cívicos disminuirá e incluso desaparecerá, pero no es ese resultado posi-
cijadas, la apuesta por un tipo de acción expresiva de rechazo hacia el ble el que motiva la acción colectiva, sino la necesidad de expresar pública y política-
poder despótico o destructor de la moral pública se convierte en una mente el rechazo moral a la amenaza de tiranía o corrupción.
89 Esta tesis se hace cargo especialmente bien de la postura de todo el espectro
obligación autodeterminada para el ciudadano consciente; dicha acción
de repudio carece además, en principio, de límites, pues en esa praxis situado a la derecha de Largo Caballero, desde Indalecio Prieto, en las filas del PSOE, a
Manuel Azaña y sus seguidores de Izquierda Republicana. Pero incluso en el caso del
identificante el sujeto se juega la estabilidad de los referentes que le pro- exministro socialista, la explicación es mucho más rigurosa que las habituales. Una sínte-
porcionan sensación de integridad moral.88 sis reciente sobre el viraje de Largo Caballero desde 1933 a cargo de un especialista en la
materia continúa despachándolo como un «camino disparatado», «absurdo» y «sin sen-
tido», reproduciendo así el tipo de juicio de valor sin alcance analítico emitido en aquel
88 Véase POCOCK, El momento maquiavélico, passim. Aquí la presentamos reinter- tiempo por la derecha antirrepublicana. Véase MACARRO, 2012, pp. 93 y 94, respectiva-
pretada a la luz de los procesos de producción y reproducción de identidad ofrecidos por mente.
el sociólogo y filósofo político PIZZORNO, 1989. El argumento no es instrumental: ante 90 Véase STEDMAN JONES, op. cit. Sobre las variadas semánticas del concepto de revo-

situaciones de amenaza a las libertades, los ciudadanos con conciencia cívica no se movi- lución en este período, véase FUENTES, «Revolución», en FERNÁNDEZ SEBASTIÁN y
lizan calculando costes contra beneficios, sino en un tipo de acción expresiva que no FUENTES (dirs.), 2008.
¡uníos, hermanos proletarios! 311 312 pablo sánchez león

reducido como para resultar eficaz. Pero, además, aunque las fuerzas no sea deformada por doctrinas contrarias al Estado republicano y a los
republicanas tenían sin duda por referente de su identidad la virtud polí- principios de nuestra Constitución republicana». A continuación, admi-
tica, el contexto abierto con la posible entrada de la CEDA en el Go- tió haber «sacrificado principios de partido e intereses de clase», pero no
bierno les motivaría a su rechazo, aunque solo como una amenaza de por acuerdos de la coalición solo «en bien de la República», blasonando
tiranía en ciernes. del «celo con que ponemos el interés público sobre el privado» y sobre
Los socialistas, sin embargo, por su doble identidad de republicanos cómo abandonar el Gobierno suponía «quitar la piedra angular del edifi-
y marxistas, podían tener una percepción del problema del fascismo cio que estamos levantando» y «alentar todas las fuerzas contrarrevolu-
–por exagerada o equivocada que se muestre vista desde fuera y sobre la cionarias» a «debilitar el poder público y el Estado republicano».91 Tras
base de los datos que el historiador puede recabar ex post– centrada en declarar que «los socialistas españoles, atentos no solo a los ideales de
sus efectos sobre la integridad moral de los ciudadanos en tanto que tra- nuestro partido […] no desertaremos de nuestro deber», y mostrarse
bajadores. En efecto, la teorización marxista de la crisis del 29 trajo con- dispuesto a llevar «la revolución española a los fines que le señaló la
sigo una interpretación del rampante desempleo masivo como señal de voluntad popular», haciéndolo «por todos los medios que para ello sean
una corrupción interna a la clase obrera mundial, un cáncer encarnado precisos», el orador cambió de tono y se dedicó a analizar el nuevo ene-
en el auge del lumpemproletariado, el cual, careciendo completamente de migo emergente a escala mundial, al que aún denominaba «nacionalismo
conciencia de clase, era susceptible de un exitoso encuadramiento polí- a ultranza», cuya táctica era, en sus palabras, «despertar en las mentes
tico por parte de un nuevo caudillismo populista, nacionalista y milita- ineducadas de las masas hambrientas la idea de que las causas de la mise-
rista que se estaba abriendo paso fracturando por la mitad toda la tradi- ria no están en el régimen económico imperante, sino en la política de
ción republicana y de la Ilustración radical. Y ello con la finalidad de, otros países». A esto había que añadir «la creciente proletarización de
más allá de restar fuerzas numéricas y activos a la unión de la clase obrera, una parte de la clase media», pues en su caída esta se deja persuadir de
ser lanzado contra las organizaciones sindicales y políticas clasistas mis- que «la culpa de ello la tiene el extranjero, o el marxismo, o los judíos, o
mas, por medio de las cuales los trabajadores aseguraban su autonomía cualquiera otro motivo igualmente equivocado», pero una vez conven-
colectiva y una capacidad de respuesta frente a la desintegración de su cida «forma la levadura de los movimientos ultranacionalistas, por un
identidad por parte de poderes autoritarios, heredados o emergentes. instinto de conservación desesperado».92
La identidad que estaba en juego con el auge del fascismo no era bajo En los siguientes meses, Largo Caballero y otros líderes socialistas
esta percepción, por tanto, solo la de la ciudadanía: era también, y ante dedicarían discursos a profundizar por separado en las dos vertientes de
todo, la de la clase social, que permitía a los trabajadores, para empezar, la amenaza que representaba el fascismo respecto a subvertir completa-
ser un sujeto colectivo potencialmente portador de la virtud política. mente el sentido de la emancipación humana.93 La reflexión hecha ante
Solo desde las tradiciones ideológicas que remitían al Manifiesto Comu- sus colegas latinoamericanos anticipaba no obstante ya los fundamentos
nista podía, en suma, comprenderse la doble amenaza –la tiranía y la del remedio contra la amenaza fascista. Apoyándose en la tradición que
corrupción– que se cernía sobre las sociedades surgidas del legado de la contemplaba las relaciones con los países de Hispanoamérica como un
Revolución francesa. Este doble temor fue, de hecho, expuesto por el
propio Largo Caballero en un discurso que precedió a sus conocidas
arengas a los trabajadores en el verano de 1933; en él incluyó además 91 LARGO CABALLERO, «Discurso en Ginebra en la comida celebrada por las Delega-

toda una reactualización de la semántica de Fraternidad. En el speech que ciones hispanoamericanas a la Conferencia Internacional del Trabajo», en Obras Com-
ofreció, dentro de la reunión de la OIT en Ginebra, al ser invitado a par- pletas, t. V, pp. 1731, 1732 y 1733, respectivamente.
92 LARGO CABALLERO, ibid., pp. 1734 y 1735, respectivamente. En España, aseguraba
ticipar en una comida con las delegaciones hispanoamericanas, el exmi- entonces, no había «ningún peligro de que se produzca ese nacionalismo exasperado,
nistro socialista anticipó ya en la primavera de ese año muchos de los porque no existen las causas que se dan en otros países»; entre otras, según aseguraba,
temas y posturas de su famoso viraje radical; y al hacerlo ante una audien- «[n]o hay millones de parados que oscilan entre la revolución social y el ultranaciona-
cia compuesta por colegas de organizaciones sindicales extranjeras, dis- lismo». En apenas unos meses su percepción había cambiado drásticamente al respecto.
93 Especialmente Luis Araquistáin, que había atestiguado el proceso de toma del
tinta a la habitual en sus mítines, pudo fundamentar sus argumentos en
poder por los nazis en Alemania, en el prólogo a los Discursos a los trabajadores de Largo
una clave más reflexiva e intelectual. Caballero, aseguraba que el fascismo no buscaba solo acabar con las conquistas obreras,
Comenzó apoyando una política educativa pública y libre de atadu- sino crear «un alma esclavista» que permitiera el regreso a un mundo de sujetos sin dere-
ras eclesiásticas para garantizar que «el alma de las nuevas generaciones chos ni personalidad jurídica. Véase BIZCARRONDO, op. cit., p. 130.
¡uníos, hermanos proletarios! 313 314 pablo sánchez león

espacio de experiencia fraternal, el líder socialista aseguró a sus homólo- nidad cívica de clase que la insurrección invocaba. Dicha alianza, eso sí,
gos del otro lado del océano Atlántico lo siguiente: «[s]omos una lección tendría que ser en la práctica proactiva, pues una revolución solo podía
viva de historia», realidad a partir de la cual anticipaba que «si nos man- ser realizada en forma de un proceso de acción colectiva dirigido contra
tenemos moralmente unidos como tipo de una civilización que cerró su los centros de poder, que es lo que sucedió con éxito inicial en Gijón y en
ciclo de dominio y se presenta como ejemplo de fraternidad internacio- Barcelona. A diferencia de la de 1931, que la trajo, esta revolución pro-
nal […] acabaremos inclinando de nuestro lado la balanza política del rrepublicana implicaría el ejercicio de la violencia.
mundo».94 «Lo que pase después no se puede prever»: incluso Largo Caballero
En suma, no solo en la explicación, sino también en la descripción del asumía el carácter contingente de la decisión política de desencadenar un
proceso discursivo que llevó al partido socialista a orquestar una revolu- movimiento insurreccional, aunque como tantos otros seguramente nunca
ción defensiva en España a raíz de la inminente entrada de la CEDA en anticipó la magnitud de la derrota y la subsiguiente violencia represiva,
el Gobierno de la Segunda República española, se ha de tener necesaria- que incluyó la ilegalización de las formaciones políticas obreras y repu-
mente en cuenta la metáfora conceptual de fraternidad. Esta funcionó blicanas por parte del Gobierno, y la entrada en prisión de activistas por
como un factor indispensable de las decisiones políticas que se tomaron, miles.95 Pese a su estrepitoso fracaso y la reacción en el corto plazo, el
y al mismo tiempo como el signo de un profundo cambio en el lenguaje levantamiento alumbró, no obstante, un nuevo lenguaje que tendría en la
de la ciudadanía social. Y es que la fraternidad como sentimiento político fulgurante reorganización de la izquierda y en el triunfo del Frente
constituía el único elemento realmente común a las diversas ideologías Popular a comienzos de 1936 su más clara manifestación.96 El eslogan
sociales surgidas en el seno de la cultura política del liberalismo hispano. «Uníos, Hermanos Proletarios» y sus siglas «UHP» funcionaron como
Al ser invocada e interpelada, los confines de esa clase obrera imaginada emblema de ese rearme ideológico y estratégico. La terminología de la
entraron en un vertiginoso proceso de redefinición inclusiva, que tuvo fraternidad incluida en la arenga se revela así como signo de la creciente
su primera expresión organizativa en la reapertura del diálogo de las sec- relevancia de la tradición republicana en el contexto de la crisis de la
ciones de la UGT y de las asociaciones del PSOE con las formaciones Segunda República. De alguna manera, venía a ser la expresión de que
clasistas situadas a su izquierda: anarquistas y comunistas. los obreros españoles, por revolucionarios que se percibieran, estaban
El problema, obviamente, es que una vez puesto en circulación ese adquiriendo su conciencia de clase, incluso construyendo su identidad
concepto de «revolución social» entraban en juego interpretaciones con- revolucionaria, con referentes semánticos de una tradición de pensa-
currentes, pero no de forma necesaria convergentes con su significado. miento-acción que los concebía, en primer término, como ciudadanos
Difícilmente irían los cuadros anarquistas a una simple revolución capaces de autodeterminación política colectiva.
defensiva de la legitimidad republicana originaria, por no hablar de los Ahora bien, lo que no puede perderse de vista es que con esa identifi-
comunistas, por entonces decididos a no colaborar con fuerzas políticas cación de la virtud con la clase obrera se entraba en un contexto en el que
republicanas. Tácticamente, la convocatoria de una huelga revoluciona- los imaginarios de corte holista u orgánico pasaban a primer plano. En
ria fue sin duda una opción arriesgada, en buena medida porque dejaba a comparación con el imaginario de «pueblo», el de «clase», en cualquiera
los socialistas a merced de sus competidores anarquistas y comunistas, de sus tradiciones ideológicas de referencia –socialista, anarquista o comu-
que tenían una percepción bien diferente del proceso abierto en 1931. nista estalinista o antiestalinista–, tenía mucho más cortocircuitada la com-
Ahora bien, allí donde se dio un acuerdo mínimo entre las tres fuerzas ponente antropológica individualista. Para todas ellas el proletariado
bajo los auspicios de una recién formulada Alianza Obrera, la revolución funcionaba como un supuesto que no necesitaba mayor aclaración, un
estaba servida, pues tanto anarquistas como comunistas y socialistas sujeto naturalizado y del que importaba, ante todo, que se personase
podían entender con un común denominador el significado de la frater-

95 La frase la pronunció al parecer en la reunión de la Ejecutiva un año antes de los


94 LARGO CABALLERO, «Discurso en Ginebra», p. 1738. Como puede apreciarse, sucesos de octubre de 1934. Véase ARÓSTEGUI, op. cit., p. 344.
Largo Caballero anticipaba una lucha a escala mundial entre dos formatos de fraterni- 96 JULIÁ, 1998. Aunque los anarquistas se mantuvieron al margen de ese proceso de

dad, solo uno de los cuales reflejaba a la vez el internacionalismo y la superación de las alianzas en la izquierda, convergieron parcialmente con sus habituales competidores
formas de dominación vertical. Aunque el primero no viniera aquí expresado en térmi- debido a que la movilización a favor de los presos vino a definir la solidaridad como
nos clasistas, es evidente que el público al que se dirigía el líder español, al tratarse de mínimo común denominador de la emergente confraternización entre organizaciones,
delegados sindicales, seguramente lo traduciría así. ideologías y tendencias.
¡uníos, hermanos proletarios! 315 316 pablo sánchez león

como sujeto activo; de ahí que el espacio de experiencia de la fraternidad ayudad; la fraternidad en el dolor por la causa de España es el mejor aci-
fuera desde 1934 vivido como una constante llamada a la unidad política, cate para sacrificarse, si conviene, sabiéndose protegido».99
expresión última de la identidad obrera y precondición de la realización Ciertamente, la fraternidad política de la tradición republicana vivió
de las expectativas del vínculo social fraterno. su momento de gloria durante la defensa de la Segunda República, con
En ese formato colectivista radical, la fraternidad funcionaba sin duda fenómenos como la unificación de las organizaciones juveniles socialis-
como un mecanismo de inclusión, pero, asimismo, de exclusión. Los tas y comunistas, la creación de una milicia popular de defensa o la inter-
«hermanos proletarios» no podían admitir en sus filas a esos que Largo vención de las Brigadas Internacionales. El eslogan «UHP» acompañó
Caballero había señalado como las fuerzas contrarrevolucionarias de la muchos de estos procesos, y otros como las colectivizaciones agrarias
derecha: «los residuos monárquicos […] la aristocracia feudal y latifun- anarquistas. Frente a ello, el triunfo del ejército franquista trajo consigo
dista […] la oligarquía eclesiástica, [e]l militarismo, [e]l caciquismo la reimposición de una concepción de la «fraternidad» completamente
local»…97 Para quienes hablaban por estos, por su parte, los revolucio- contraria a la tradición de la Revolución francesa, que hundía sus raíces
narios de Asturias eran simplemente «rojos» que comenzaban a repre- en una amalgama de tradiciones cristianas y de fanatismo ideológico
sentar la anti-España de los valores tradicionales y superiores que debían neoconfesional. Cuando en los años cincuenta y sesenta la denomina-
imponerse a cualquier precio. Además de reproducir un imaginario ción de Cruzada de Liberación Nacional fue dando paso a su concep-
colectivista, aunque en versión especularmente invertida, ambas concep- ción como una «guerra fratricida» cuyas heridas había que restañar por
ciones del «amigo» y el «enemigo» estaban adquiriendo el tono retórico medio de una reconciliación nacional, el punto de partida fue esa noción
de un fanatismo religioso que entendía la exclusión como algo absoluto, impolítica o prepolítica de «fraternidad».100 Sobre ella se ha fundado la
y su consecución, como un compromiso a vida o muerte. democracia española posfranquista.
De todo este recorrido a largo plazo por la metáfora conceptual de
fraternidad se pueden extraer algunas conclusiones generales de carácter
teórico y metodológico. Una es que la «fraternidad» no es tanto un con-
Epílogo
cepto relacionado con la sensación de pertenencia a un grupo –un tejido
de emociones y valores de difícil definición, aunque indispensables para
Desde el triunfo del Frente Popular en enero de 1936, el uso del eslogan
la acción colectiva– cuanto una forma de acción política instada en nom-
«UHP» tendría ya una naturaleza de pura propaganda movilizadora.
bre de la libertad y de la igualdad. Vista así, su condición híbrida, entre
También su alternativa y negación. Así, por ejemplo, en la edición del 24
una metáfora y un concepto, es en realidad su principal ventaja retórica,
de marzo de 1936, El Siglo Futuro se hacía eco de la incautación de los
pues permite transmitir una idea del vínculo social capaz de contrarres-
tranvías de Ciudad Lineal a cargo de un recientemente constituido Con-
tar de una sola vez los dos principales problemas a los que se enfrenta la
sejo de Obreros, quienes al parecer sustituyeron las siglas de la Compa-
virtud cívica –la tiranía y la corrupción–, si bien a costa de resultar elu-
ñía Madrileña de Urbanización (CMU) por las siglas UHP, «que, como
siva de cara a la teorización y la institucionalización formal.
es sabido», escribía el cronista, «constituye el grito revolucionario y gue-
Por otro lado, la Fraternidad de la tradición política señala las posibi-
rrero de la amalgama marxo-comunista [sic] que devastó Asturias».98 En
lidades, pero también los límites, de la tradición republicana para resol-
otra parte del diario aparece, sin embargo, un encendido artículo a favor
ver los problemas del autogobierno en una sociedad capitalista, pues el
de donaciones al Socorro Blanco para ayuda de los tradicionalistas o
republicanismo clásico, por ser anterior a la Ilustración, es ambiguo en la
«tradicionalista-carlistas», que urge con estas palabras: «Presidentes de
cuestión del sujeto de la virtud, que puede ser tanto un individuo como
Círculos, bienhechores anónimos, hermanos católicos, patriotas todos,
un colectivo. El carácter preideológico de esa tradición deja abierta la

97 LARGO CABALLERO, «Discurso en Ginebra», op. cit., p. 1732. 99 Y remata: «¡Ayudad al Socorro Blanco y ayudáis a España!», El Siglo Futuro, 24 de
98 Y continúa: «El tranvía no admitía viajeros, pero se llenó de extremistas amena- marzo de 1936, p. 10.
zantes. No hicieron más que un viaje. En el pueblo de Fuencarral, la Gestora socialistoi- 100 JULIÁ, 2006. Para encontrar en la segunda mitad del siglo XX en el mundo hispano

decomunistoide [sic] saludó a los “viajeros” con el puño en alto y felicitó a los capitostes una recuperación de esa fraternidad cívica de clase como sentimiento político defensivo,
del Consejo Obrero, que contestaron con el U.H.P. y con las estrofas más escogidas de hay que acercarse al Chile de Salvador Allende y su experiencia de socialismo democrá-
“La Internacional”», El Siglo Futuro, 24 de marzo de 1936, p. 8. tico, también aplastado por una forma de tiranía con corrupción de la moral cívica.
¡uníos, hermanos proletarios! 317 318 pablo sánchez león

cuestión del sujeto de la política, permitiendo experimentos basados en Referencias bibliográficas


una identidad cívica, pero sin ciudadanía civil.
Por otro lado, parece bastante claro que, independientemente de sus ALCALÁ GALIANO, Antonio, Breves reflexiones sobre la índole de la crisis por
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nidad se han caracterizado por apoyarse en un imaginario del sujeto miento Tipográfico de Ramón Rodríguez de Rivera, 1848.
como ciudadano capaz de autodeterminación. Esto debería incitar a una —, Discursos leídos ante la Real Academia Española en la recepción pública del
historización del concepto de «violencia» que cuestione la fácil identifi- señor D. Juan Valera, Madrid, Imprenta de Manuel Galiano, 1862.
cación de esta con una actividad ilegal frente al monopolio ejercido por —, Recuerdos de un anciano, Madrid, Imprenta Central, 1878.
el Estado moderno de derecho, y que tenga en cuenta la posibilidad his- ÁLVAREZ JUNCO, José, La ideología política del anarquismo español (1868-
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Desde el presente, la violencia de los españoles en los años treinta REZ TARDÍO, M. y DEL REY REGUILLO, F., El laberinto republicano: la
puede, con todo, mostrarse tan desorbitada como fruto de la intransi- democracia española y sus enemigos (1931-1936), Barcelona, RBA, 2012, pp.
gencia. La tarea del historiador consiste, no obstante, en tratar de com- 101-134.
prenderla, lo cual no quiere decir justificarla, pero sí, en cambio, analizar ARGÜELLES, Agustín de, Examen histórico de la reforma constitucional, Lon-
cómo es que para muchos de ellos pudo haber estado justificada. El dres, Imprenta de Carlos Wood e hijos, 1835.
rechazo moral a priori no es un buen camino para el conocimiento. Y ARÓSTEGUI, Julio, Largo Caballero: el tesón y la quimera, Madrid, Debate, 2012.
menos aún en casos como el de la revolución defensiva de 1934, asunto AZAÑA, Manuel, Obras Completas, Madrid, Ministerio de la Presidencia / Cen-
que nos interpela de otra manera más profunda, en la medida en que tro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2007, vols. II y III.
nosotros somos también ciudadanos sometidos todavía a amenazas de AZPIAZU, Joaquín de, El estado corporativo, Madrid, Razón y Fe, 1934.
tiranía y corrupción en nuestro presente. Esto debería aportarnos una BALMES, Jaime, El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones
importante prevención deontológica. En los últimos años se ha abierto con la civilización europea, Barcelona, A. Brusi, 1857-1858 [1844].
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República fueran dignos de encomio, las prácticas violentas de muchos BIZCARRONDO, Marta, Luis Araquistáin y la crisis socialista en la II República,
ciudadanos son ontológicamente indistinguibles e igual de inadmisibles Madrid, Siglo XXI, 1975.
que las de quienes las usaron para tratar de acabar con el autogobierno CABALLERO, Fermín, Vida del Exmo. Sr. D. Joaquín María López, Madrid,
ciudadano en los años treinta.101 Este tipo de razonamiento pierde de Imprenta de Minuesa, 1857.
vista que, con mucha probabilidad, quienes escriben hoy acerca del CAPELLÁN, Gonzalo, «Cuestión social», en FERNÁNDEZ SEBASTIÁN, J. y FUEN-
pasado ciudadano de los españoles, en la medida en que viven en un régi- TES, J. F. (dirs.), Diccionario político y social del siglo XIX español, Madrid,
men de libertades, también se verían abocados seguramente, bajo deter- Alianza, 2002, pp. 206-215.
minadas condiciones de amenaza para su condición como ciudadanos, a CASTELAR, Emilio, «Prólogo», en ORENSE, J. M. de, Lo que hará en el poder el
ejercer o justificar la violencia. Por suerte, los analistas del pasado son partido democrático y lo que no hará en el poder el partido progresista, Madrid,
también animales políticos, aunque en ocasiones aparezcan tan deforma- Imprenta de la América, 1858, pp. I-VIII.
dos por el prurito profesional que ellos mismos tiendan a menospreciar CRUZ, Rafael, En el nombre del pueblo. República, rebelión y guerra en la
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DISCURSO DE ANGOSTURA
DISCURSO DE ANGOSTURA
Señor:-¡ Dichoso el Ciudadano que baxo el escudo de las armas
(Angostura, 15 de febrero de 1819)
de su mando ha convocado la Soberanía Nacional, para que exerza
su voluntad absoluta!. Yo, pues, me cuento entre los seres mas favo-
recidos de la Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir
á los Representantes del Pueblo de Venezuela en este Augusto Con-
Este dicurso es considerado por la historiografía como una de las
greso, fuente de la Autoridad legítima, depósito de la voluntad sobe-
obras más relevantes de Bolívar. Su título original fue «Discurso
rana y árbitro del Destino de la Nacion.
pronunciado por el General Bolívar al Congreso General de
Venezuela en el acto de instalación» En este documento el Li-
Al trasmitir á los Representantes del Pueblo el Poder Supre-
bertador planteaba, entre otros puntos: sus concepción política en
mo que se me habia confiado, colmo los votos de mi corazon, los de
una forma acabada, reconociendo además la autoridad del Congre-
mis ConCiudadanos y los de nuestras futuras generaciones, que todo
so. Igualmente, analizaba el pasado de Venezuela para comprender
lo esperan de vuestra sabiduría, rectitud y prudencia. Quando cum-
la situación que se vivía en 1819. Expone sus ideas en cuanto a la
plo con este dulce deber, me liberto de la inmensa autoridad que me
educación y argumenta lo conveniente del poder central. Asimismo,
agobiaba como de la responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis
establece la Orden de los Libertadores para recompensar el heroís-
débiles fuerzas. Solamente una necesidad forzosa unida á la voluntad
mo patrio.
imperiosa del Pueblo me habria sometido al terrible y peligroso en-
cargo de Dictador Jefe Supremo de la República. Pero ya respiro
devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena
he logrado mantener en medio de las tribulaciones mas horrorosas
que pueden afligir á un cuerpo social.

No ha sido la época de la República, que he presidido, una


mera tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía
popular : ha sido, sí, el desarrollo de todos los elementos
desorganizadores: ha sido si la inundacion de un torrente infernal
que ha sumergido la tierra de Venezuela. Un hombre ¡y un hombre
como yo! ¿que diques podría poner al ímpetu de estas devastaciones?
-En medio de este piélago de angustias no he sido mas que un vil
juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una
débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal. Fuerzas irresisti-

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Simón Bolívar, Ideario Político

bles han dirigido la marcha de nuestros sucesos. Atribuírmelos no rán, sin duda, los sufragios del Congreso y á ellos se encargará del
seria, justo y seria darme una importancia que no merezco. ¿Quereis Gobierno, que tan cordial y sinceramente acabo de renunciar para
conocer los autores de los acontecimientos pasados y del órden ac- siempre.
tual?. Consultad los anales de España, de América, de Venezuela:
examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos mandata- La continuacion de la autoridad en un mismo individuo
rios, la influencia de la religion y del dominio extranjero: observad freqüentemente ha sido el término de los Gobiernos Democráticos.
los primeros actos del Gobierno Republicano, la ferocidad de nues- Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares,
tros enemigos y el carácter nacional. No me pregunteis sobre los porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo
efectos de estos trastornos para siempre lamentables, apenas se me en un mismo Ciudadano el Poder. El Pueblo se acostumbra á obe-
puede suponer simple instrumento de los grandes móviles que han decerle, y él se acostumbra á mandarlo, de donde se origina la
obrado sobre Venezuela. Sin embargo, mi vida, mi conducta, todas usurpacion y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la Libertad
mis acciones públicas y privadas están sujetas á la censura del Pue- republicana, y nuestros Ciudadanos deben temer con sobrada justi-
blo. - Representantes! vosotros debeis juzgarlas. Yo someto la histo- cia que el mismo Magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los
ria de mi mando á vuestra imparcial decision, nada añadiré para mande perpetuamente.
excusarla: ya he dicho quanto puede hacer mi apología. Si merezco
vuestra aprobacion, habré alcanzado el sublime título de buen Ya, pues, que por este acto de mi adhesion á la Libertad de
Ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dió Venezuela, Venezuela puedo aspirar á la gloria de ser contado entre sus mas
al de Pacificador que me dió Cundinamarca, y á los que el mundo fieles amantes; permitidme, Señor, que exponga con la franqueza de
entero puede darme. un verdadero Republicano mi respetuoso dictámen en este Proyecto de
Constitución, que me tomo la Libertad de ofreceros en testimonio de
Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el mando Su- la sinceridad y del candor de mis sentimientos. Como se trata de la
premo de Venezuela.- Vuestro es ahora el augusto deber de salud de todos, me atrevo á creer que tengo derecho para ser oido
consagraros á la felicidad de la República: en vuestras manos está por los Representantes del Pueblo. Yo sé muy bien que vuestra sa-
la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria: ellas biduría no ha menester de consejos, y sé tambien que mi proyecto
sellarán los Decretos que fijen nuestra Libertad. En este momen- acaso os parecerá erróneo, impracticable. Pero, Señores, aceptad con
to el Gefe Supremo de la República no es mas que un simple benignidad este trabajo, que mas bien es el tributo de mi sincera
Ciudadano, y tal quiere quedar hasta la muerte. Serviré sin em- sumision al CONGRESO que el efecto de una levedad presuntuosa.
bargo en la carrera de las armas miéntras haya enemigos en Ve- Por otra parte, siendo vuestras funciones la creacion de un cuerpo
nezuela. Multitud de beneméritos hijos tiene la Patria capaces de político y aun se podria decir la creacion de una sociedad entera,
dirigirla: talentos, virtudes, experiencia y quanto se requiere para rodeada de todos los inconvenientes que presenta una situacion la
mandar á hombres libres, son el patrimonio de muchos de los mas singular y difícil, quizás el grito de un Ciudadano puede advertir
que aquí representan el Pueblo, y fuera de este Soberano Cuerpo la presencia de un peligro encubierto ó desconocido.
se encuentran Ciudadanos que en todas épocas han mostrado
valor para arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos, y el Echando una ojeada sobre lo pasado, veremos quál es la base
arte en fin, de gobernar á otros. Estos ilustres varones merece- de la República de Venezuela.

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Simón Bolívar, Ideario Político

Al desprenderse la América de la Monarquía Española, se ha de tanta importancia en las grandes Revoluciones. Lo diré de una
encontrado semejante al Imperio Romano quando aquella enorme vez, estábamos abstraidos, ausentes del universo en cuanto era
masa cayó dispersa en medio del antiguo mundo. Cada relativo á la ciencia del Gobierno.
desmembracion formó entónces una Nacion Independiente con-
forme á su situacion ó á sus intereses; pero con la diferencia de que Uncido el Pueblo Americano al tripe yugo de la ignorancia,
aquellos Miembros volvian á restablecer sus primeras asociaciones. de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni
Nosotros ni aun conservamos los vestigios de lo que fué en otro poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros las lec-
tiempo: no somos Europeos, no somos Indios, sino una especie ciones que hemos recibido y los exemplos que hemos estudiado,
media entre los Aborígenes y los Españoles. Americanos por naci- son los mas destructores. Por el engaño se nos ha dominado mas
miento y Europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado mas bien
disputar á los naturales los títulos de posesion, y de mantenernos en que por la supersticion. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un
el país que nos vio nacer contra la oposicion de los invasores; así, Pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia
nuestro caso es el mas extraordinario y complicado. Todavía hay destruccion; la ambicion, la intriga, abusan de la credulidad y de
mas; nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra exis- la inexperiencia de hombres ag!enos de todo conocimiento polí-
tencia política ha sido siempre nula y nos hallábamos en tanta mas tico, económico ó civil: adoptan como realidades las que son puras
dificultad para alcanzar la Libertad, quanto que estábamos coloca- ilusiones; toman la licencia por la Libertad, la traicion por el pa-
dos en un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente triotismo, la venganza por la Justicia. Semejante á un robusto
se nos habia robado la Libertad, sino tambien la tiranía activa y do- ciego que, instigado por el sentimiento de sus fuerzas, marcha
méstica. Permítaseme explicar esta paradoja. con la seguridad del hombre mas perspicaz, y dando en todos los
escollos no puede rectificar sus pasos.
En el régimen absoluto, el Poder autorizado no admite lí-
mites. La voluntad del déspota, es la Ley Suprema executada ar- Un Pueblo pervertido si alcanza su Libertad, muy pronto
bitrariamente por los Subalternos que participan de la opresion vuelve á perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que
organizada en razon de la autoridad de que gozan. Ellos están la felicidad consiste en la práctica de la virtud: que el imperio de
encargados de las funciones civiles, políticas, militares y religio- las Leyes es mas poderoso que el de los tiranos, porque son mas
sas; pero al fin son Persas los Sátrapas de Persia, son turcos los inflexibles, y todo debe someterse á su benéfico rigor: que las
Baxaes del gran Señor, son Tártaros los Sultanes de la Tartaria. – buenas costumbres y no la fuerza, son las columnas de las Leyes:
La China no envía á buscar mandarines á la cuna de Gengis Kan que el exercicio de la Justicia es el exercicio de la Libertad. Así,
que la conquistó. Por el contrario, la América todo lo recibia de Legisladores, vuestra empresa es tanto mas ímproba quanto que
España que realmente la habia privado del goce y exercicio de la teneis que constituir á hombres pervertidos por las ilusiones del
tiranía activa; no permitiéndonos sus funciones en nuestros asun- error, y por incentivos nocivos. La Libertad, dice Rousseau, es un
tos domésticos y administracion interior. Esta abnegacion nos alimento suculento, pero de difícil digestion. Nuestros débiles
había puesto en la imposibilidad de conocer el curso de los nego- conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho ántes
cios públicos: tampoco gozábamos de la consideracion personal que logren digerir el saludable nutritivo de la Libertad. Entumidos
que inspira el brillo del poder á los ojos de la multitud, y que es sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras

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Simón Bolívar, Ideario Político

de las mazmorras, y aniquilados por las pestilencias serviles, ¿se- Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opresion;
rán capaces de marchar con pasos firmes hácia el augusto Templo pero son rarísimas las que han sabido gozar de algunos preciosos
de la Libertad? ¿Serán capaces de admirar de cerca sus espléndidos momentos de libertad: muy luego han recaido en sus antiguos vicios
rayos y respirar sin opresion el éter puro que allí reina? políticos: porque son los Pueblos, mas bien que los Gobiernos, los
que arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la dominacion, los hace
Meditad bien vuestra eleccion, Legisladores. No olvideis insensibles á los encantos del honor y de la prosperidad nacional, y
que vais á echar los fundamentos á un Pueblo naciente que miran con indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la Liber-
podrá elevarse á la grandeza que la naturaleza le ha señalado, tad, baxo la tutela de Leyes dictadas por su propia voluntad. Los
si vosotros proporcionais su base al eminente rango que le fastos del universo proclaman esta espantosa verdad.
espera. Si vuestra eleccion no está presidida por el genio tute-
lar de Venezuela que debe inspiraros el acierto al escoger la Solo la Democracia, en mi concepto, es susceptible de una
naturaleza y la forma de Gobierno que vais á adoptar para la absoluta Libertad; pero ¿qual es el Gobierno democrático que ha
felicidad del Pueblo; si no acertais, repito, la Esclavitud será reunido á un tiempo, poder, prosperidad y permanencia? ¿Y no se
el término de nuestra transformacion. ha visto por el contrario la Aristocracia, la Monarquía cimentar gran-
des y poderosos Imperios por siglos y siglos? ¿Que Gobierno mas
Los anales de los tiempos pasados os presentarán millares antiguo que el de China? - ¿Que República ha excedido en duracion
de Gobiernos. Traed á la imaginacion las naciones que han brilla- á la de Esparta, á la de Venecia? - ¿El Imperio Romano no conquistó
do sobre la tierra, y contemplareis af ligidos que casi toda la tierra la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de Monarquía? ¿Quien
ha sido y aun es, víctima de sus Gobiernos. Observareis muchos es mas grande que la Inglaterra?. Estas Naciones, sin embargo, han
sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la sido ó son Aristocracias y Monarquías.
costumbre de mirar al género humano conducido por pastores
de pueblos, no disminuyese el horror de tan chocante espectácu- A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado
lo, nos pasmariamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al
superficie del globo como viles Rebaños destinados á alimentar á entrar en su noble carrera. Amando lo mas útil, animada de lo mas
sus crueles conductores. La naturaleza á la verdad nos dota al justo, y aspirando á lo mas perfecto al separarse Venezuela de la
nacer, del incentivo de la Libertad; mas sea pereza, sea propension Nacion Española, ha recobrado su Independencia, su Libertad, su
inherente á la humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila Igualdad, su Soberanía Nacional. Constituyéndose en una Repúbli-
aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplarla en ca Democrática, proscribió la Monarquía, las distinciones, la noble-
este estado de prostitucion parece que tenemos razon para per- za, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del hombre, la
suadirnos, que los mas de los hombres tienen por verdadera aquella Libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos
humillante máxima, que mas cuesta mantener el equilibrio de la eminentemente liberales jamas serán demasiado admirados por la
Libertad, que soportar el peso de la tiranía. ¡Ojalá que esta máxi- pureza que los ha dictado. El primer Congreso de Venezuela ha es-
ma contraria á la moral de la naturaleza, fuese falsa! ¡Ojalá que tampado en los anales de nuestra lejislatura con carácteres indele-
esta máxima no estuviese sancionada por la indolencia de los bles, la Majestad del Pueblo dignamente expresada al sellar el acto
hombres con respecto á sus derechos mas sagrados! social mas capaz de formar la dicha de una Nacion.

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Simón Bolívar, Ideario Político

Necesito de recoger todas mis fuerzas para sentir con toda la estension, al género de vida de los Pueblos? ¿referirse al grado de
vehemencia de que soy susceptible, el supremo bien que encierra en Libertad que la Constitucion puede sufrir, á la religion de los habi-
sí este Código inmortal de nuestros derechos, y de nuestras Leyes. tantes, á sus inclinaciones, á sus riquezas, á su número, á su comer-
Hay sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un cio, á sus costumbres, á sus modales?. ¡He aquí el Código que
amante de la patria: ellos rebosan agitados por su propia violencia, y debiamos consultar, y no el de Washington!!!
á pesar del mismo que los abriga, una fuerza imperiosa los comuni-
ca. Estoy penetrado de la idea de que el Gobierno de Venezuela La Constitucion Venezolana sin embargo de haber tomado
debe reformarse; y que aunque muchos ilustres Ciudadanos piensan sus bases de la mas perfecta, si se atiende á la correccion de los
como yo, no todos tienen el arrojo necesario para profesar pública- principios y á los efectos benéficos de su administracion, difirió esen-
mente la adopcion de nuevos principios. Esta consideracion me ins- cialmente de la Americana en un punto cardinal, y sin duda el mas
ta á tomar la iniciativa en un asunto de la mayor gravedad, y en que importante. El Congreso de Venezuela como el Americano partici-
hay sobrada audacia en dar avisos á los Consejeros del Pueblo. pa de algunas de las atribuciones del Poder Executivo. Nosotros,
ademas subdividimos este Poder habiéndolo cometido á un Cuerpo
Quanto mas admiro la excelencia de la Constitucion Federal colectivo sujeto por consiguiente á los inconvenientes de hacer pe-
de Venezuela, tanto mas me persuado de la imposibilidad de su riódica la existencia del Gobierno, de suspenderla y disolverla siem-
aplicacion á nuestro Estado. Y, segun mi modo de ver es un prodigio pre que se separan sus miembros.
que su modelo en el Norte de América subsista tan prósperamente
y no se trastorne al aspecto del primer embarazo ó peligro. Apesar Nuestro triunvirato carece por decirlo así, de unidad, de
de que aquel Pueblo es un modelo singular de virtudes políticas y de continuacion y de responsabilidad individual; está privado de accion
ilustracion moral: no obstante que la Libertad ha sido su cuna, se ha momentánea, de vida contínua, de uniformidad real, de responsabi-
criado en la Libertad, y se alimenta de pura Libertad: -lo diré todo, lidad inmediata, y un Gobierno que no posee quanto constituye su
aunque baxo de muchos respectos, este pueblo es único en la histo- moralidad debe llamarse nulo.
ria del género humano, es un prodigio, repito que un sistema tan
débil y complicado como el Federal haya podido regirlo en circuns- Aunque las facultades del Presidente de los Estados Unidos
tancias tan difíciles y delicadas como las pasadas. Pero sea lo que están limitadas con restricciones excesivas, exerce por sí solo todas
fuere de este Gobierno con respecto á la Nacion Americana debo las funciones gubernativas que la Constitucion le atribuye y es indu-
decir, que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situacion bitable que su Administracion debe ser mas uniforme, constante y
y naturaleza de los Estados tan distintos como el Ingles Americano verdaderamente propia; que la de un poder diseminado entre varios
y el Americano Español. ¿No sería muy difícil aplicar á España el individuos cuyo compuesto no puede ser menos que monstruoso.
Código de Libertad política civil y religiosa de Inglaterra?. Pues aun El Poder Judiciario en Venezuela es semejante al Americano, indefi-
es mas difícil adaptar en Venezuela, las Leyes del Norte de América. nido en duracion, temporal y no vitalicio: goza de toda la indepen-
¿No dice el Espíritu de las Leyes que estas deben ser propias para el dencia que le corresponde.
Pueblo que se hacen? ¿que es una gran casualidad que las de una
Nacion puedan convenir á otra? ¿que las Leyes deben ser relativas á El Primer Congreso en su Constitucion Federal consultó mas
lo fisico del pais, al clima, á la calidad del terreno, á su situacion, á su el espíritu de las Provincias, que la idea sólida de formar una Repú-

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Simón Bolívar, Ideario Político

blica indivisible y central. Aquí cedieron nuestros Legisladores al Providencia para mejorar á los hombres, tan sublime, tan Santa, es
empeño inconsiderado de aquellos provinciales seducidos por el un diluvio de fuego en Constantinopla, y el Asia entera arderia en
deslumbrante brillo de la felicidad del Pueblo Americano pensando vivas llamas si este libro de paz se le impusiese repentinamente por
que las bendiciones de que goza son debidas exclusivamente á la código de religion, de Leyes y de costumbres.
forma de Gobierno y no al carácter y costumbres de los Ciudada-
nos. Y en efecto, el exemplo de los Estados Unidos por su peregrina Séame permitido llamar la atencion del Congreso sobre una
prosperidad era demasiado lisonjero para que no fuese seguido. materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente
¿Quien puede resistir al atractivo victorioso del goce pleno y absolu- que nuestro Pueblo no es el europeo, ni el Americano del Norte:
to de la Soberanía, de la Independencia, de la Libertad? ¿Quien pue- que mas bien es un compuesto de Africa y América que una
de resistir al amor que inspira un Gobierno inteligente que liga á un emanacion de la Europa; pues que hasta la España misma, deja de
mismo tiempo, los derechos particulares á los derechos generales: ser Europea por su sangre Africana, por sus Instituciones y por su
que forma de la voluntad comun la Ley Suprema de la voluntad carácter. Es imposible asignar con propiedad, á qué familia humana
individual? ¿Quien puede resistir al imperio de un Gobierno bienhe- pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el Eu-
chor que con una mano hábil, activa y poderosa dirige, siempre y en ropeo se ha mezclado con el Americano y con el Africano, y este se
todas partes, todos sus resortes hácia la perfeccion social que es el ha mezclado con el Indio y con el Europeo. Nacidos todos del seno
fin único de las instituciones humanas? de una misma Madre, nuestros Padres, diferentes en orígen y en
sangre, son extrangeros, y todos difieren visiblemente en la epider-
Mas por halagüeña que parezca y sea en efecto este magnífico mis: esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia.
sistema Federativo, no era dado á los Venezolanos gozarlo repenti-
namente al salir de las cadenas. No estábamos preparados para tan- Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la Constitucion,
to bien; el bien, como el mal, dá la muerte quando es súbito y exce- intérprete de la naturaleza, de una perfecta igualdad política. Quando
sivo. Nuestra Constitucion Moral no tenia todavía la consistencia esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en Francia y en
necesaria para recibir el beneficio de un Gobierno completamente América, deberiamos nosotros consagrarlo para corregir la diferen-
Representativo, y tan sublime quanto que podia ser adaptado á una cia que aparentemente existe. Mi opinión es, Legisladores, que el
República de Santos. principio fundamental de nuestro sistema depende inmediata y ex-
clusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela.
Representantes del Pueblo! -Vosotros estais llamados para Que los hombres nacen todos con derechos iguales á los bienes de la
consagrar, ó suprimir quanto os parezca digno de ser conservado, sociedad, está sancionado por la pluralidad de los sabios; como
reformado, ó desechado en nuestro pacto social. A vosotros perte- tambien lo está, que no todos los hombres nacen igualmente aptos á
nece el corregir la obra de nuestros primeros Legisladores; yo querria la obtencion de todos los rangos; pues todos deben practicar la vir-
decir, que á vosotros toca cubrir una parte de las bellezas que contie- tud y no todos la practican; todos deben ser valerosos, y todos no lo
ne nuestro Código político; porque no todos los corazones están son; todos deben poseer talentos, y no todos los poseen. De aquí
formados para amar á todas las beldades; ni todos los ojos, son ca- viene la distincion efectiva que se observa entre los individuos de la
paces de soportar la luz celestial de la perfeccion. El libro de los sociedad mas liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad
Apóstoles, la moral de Jesus, la obra Divina que nos ha enviado la política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la des-

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Simón Bolívar, Ideario Político

igualdad física y moral. La naturaleza hace á los hombres desiguales, Un Gobierno Republicano ha sido, es y debe ser el de Vene-
en génio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las Leyes corrigen zuela; sus bases deben ser la Soberanía del Pueblo, la division de los
esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la Poderes, la Libertad civil, la proscripcion de la Esclavitud, la abolicion
educacion, la industria, las artes, los servicios, la virtudes, le den una de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para
igualdad ficticia, propiamente llamada política y social. Es una refundir, digamoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las
inspiracion eminentemente benéfica la reunion de todas las clases opiniones políticas y las costumbres públicas. Luego, extendiendo la
en un estado, en que la diversidad se multiplicaba en razon de la vista sobre el vasto campo que nos falta por recorrer, fixemos la
propagacion de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz atencion sobre los peligros que debemos evitar. Que la Historia nos
la cruel discordia. ¡Quántos zelos, rivalidades y odios se ha evitado!. sirva de guia en esta carrera. Aténas, la primera nos dá el exemplo
mas brillante de una Democracia absoluta, y al instante la misma
Habiendo ya cumplido con la Justicia, con la humanidad, Atenas nos ofrece el exemplo mas melancólico de la extrema debili-
cumplamos ahora con la política, con la sociedad, allanando las di- dad de esta especie de Gobierno. El mas sabio Legislador de Grecia
ficultades que opone un sistema tan sencillo y natural, mas tan débil no vió conservar su República diez años, y sufrió la humillacion de
que el menor tropiezo lo trastorna, lo arruina. La diversidad de orígen reconocer la insuficiencia de la Democracia absoluta para regir nin-
requiere un pulso infinitamente firme, un tacto infinitamente delica- guna especie de sociedad, ni aun la mas culta, morigerada y limitada,
do para manejar esta sociedad heterogénea cuyo complicado artifi- porque solo brilla con relámpagos de Libertad. Reconozcamos, pues,
cio se disloca, se divide, se disuelve con la mas ligera alteracion. que Solon ha desengañado al Mundo, y le ha enseñado quan difícil es
dirigir por simples Leyes á los hombres.
El sistema de Gobierno mas perfecto es aquel que produce
mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social La República de Esparta que parecia una invencion quimérica,
y mayor suma de estabilidad política. Por las Leyes que dictó el produjo mas efectos reales que la obra ingeniosa de Solon. Gloria,
primer Congreso tenemos derecho de esperar que la dicha sea el virtud, moral, y por consiguiente la felicidad nacional, fue el resulta-
dote de Venezuela; y por las vuestras, debemos lisonjearnos que do de la legislacion de Licurgo. Aunque dos Reyes en un Estado son
la seguridad y la estabilidad eternizarán esta dicha. - A vosotros dos mónstruos para devorarlo, Esparta poco tuvo que sentir de su
toca resolver el problema. ¿Cómo, despues de haber roto todas doble trono; en tanto que Aténas se prometia la suerte más esplén-
las trabas de nuestra antigua opresion podemos hacer la obra dida, con una soberanía absoluta, libre eleccion de Magistrados
maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros hierros no freqüentemente renovados. Leyes suaves, sabias y políticas. Pisístrato,
se cambien en armas liberticidas? Las reliquias de la dominacion usurpador y tirano fué mas saludable á Aténas que sus Leyes; y Pericles,
Española permanecerán largo tiempo ántes que lleguemos á aunque tambien usurpador, fué el mas útil Ciudadano. La República
anonadarlas: el contagio del Despotismo ha impregnado nuestra de Tébas no tuvo mas vida que la de Pelópidas y Epaminondas;
atmósfera, y ni el fuego de la guerra, ni el específico de nuestras porque á veces son los hombres, no los principios los que forman
saludables Leyes, han purificado el aire que respiramos. Nues- los Gobiernos. Los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios
tras manos ya están libres, y todavía nuestros corazones padecen que sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades:
de las dolencias de la servidumbre. El hombre, al perder la Liber- ¡hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados consti-
tad, decia Homero, pierde la mitad de su espíritu. tuyen las Repúblicas.

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La Constitucion Romana es la que mayor poder y fortuna ha los guian á la Libertad: que los errores é infortunios del mundo an-
producido á ningun Pueblo del mundo; allí no habia una exacta tiguo enseñen la sabiduría y la felicidad al mundo nuevo”. Que no se
distribucion de los Poderes. Los Cónsules, el Senado, el Pueblo ya pierdan, pues, las lecciones de la experiencia, y que las escuelas de
eran Legisladores, ya Magistrados, ya Jueces; todos participaban de Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y de América nos instru-
todos los Poderes. El Executivo compuesto de dos Cónsules padecia yan en la difícil ciencia de crear y conservar las Naciones con Leyes
el mismo inconveniente que el de Esparta. A pesar de su deformi- propias, justas, legítimas, y sobre todo útiles; no olvidando jamas que
dad no sufrió la República la desastrosa discordancia que toda la excelencia de un Gobierno no consiste en su teoría, en su forma,
prevision habria supuesto inseparable de una Magistratura compuesta ni en su mecanismo, sino en ser apropiado á la naturaleza y al carác-
de dos individuos, igualmente autorizados con las facultades de un ter de la Nacion para quien se instituye.
Monarca. Un Gobierno cuya única inclinacion era la conquista, no
parecia destinado á cimentar la felicidad de su Nación; Un Gobierno Roma y la Gran Bretaña son las Naciones que mas han sobre-
monstruoso y puramente guerrero elevó á Roma al mas alto esplen- salido entre las antiguas y modernas, ámbas nacieron para mandar y
dor de virtud y de gloria, y formó de la tierra un dominio Romano ser libres, pero ámbas se constituyeron no con brillantes formas de
para mostrar á los hombres de quánto son capaces las virtudes polí- Libertad, sino con establecimientos sólidos. Así, pues, os recomien-
ticas, y quán diferentes suelen ser las instituciones. do Representantes, el estudio de la Constitucion Británica que es la
que parece destinada á operar el mayor bien posible á los Pueblos
Y pasando de los tiempos antiguos á los modernos encontra- que la adoptan; pero por perfecta que sea estoy muy léxos de
remos la Inglaterra y la Francia, llamando la atencion de todas las proponeros su imitacion servil. Quando hablo del Gobierno Britá-
Naciones, y dándoles lecciones eloqüentes de toda especie en mate- nico solo me refiero á lo que tiene de Republicano; y á la verdad
ria de Gobierno. La Revolucion de estos dos grandes Pueblos como ¿puede llamarse Monarquía un sistema en el qual se reconoce la so-
un radiante meteoro ha inundado el mundo con tal profusion de beranía popular, la division y el equilibrio de los Poderes, la Libertad
luces políticas, que ya todos los seres que piensan han aprendido civil, de Conciencia, de Imprenta, y quanto es sublime en la política?
quáles son los derechos del hombre y quáles sus deberes, en qué ¿Puede haber mas Libertad en ninguna especie de República? ¿y puede
consiste la excelencia de los Gobiernos y en qué consisten sus vicios. pretenderse mas en el órden social?. Yo os recomiendo esta
Todos saben apreciar el valor intrínseco de las teorías especulativas Constitucion como la mas digna de servir de modelo á quantos aspi-
de los Filósofos y Legisladores modernos. En fin, este astro, en su ran al goce de los derechos del hombre y á toda la felicidad política
luminosa carrera, aun ha encendido los pechos de los apáticos espa- que es compatible con nuestra frágil naturaleza.
ñoles, que tambien se han lanzado en el torbellino político, han he-
cho sus efímeras pruebas de Libertad, han reconocido su incapaci- En nada alterariamos nuestras Leyes fundamentales, si adop-
dad para vivir bajo el dulce dominio de las Leyes y han vuelto á tásemos un Poder Legislativo semejante al Parlamento Británico.
sepultarse en sus prisiones y hogueras inmemoriales. Hemos dividido como los americanos la Representacion Nacional
en dos Cámaras: la de Representantes y el Senado. La primera está
Aquí es el lugar de repetiros, Legisladores, lo que os dice el compuesta muy sábiamente, goza de todas las atribuciones que le
eloqüente Volney en la Dedicatoria de su Ruinas de Palmira: “A los corresponden, y no es susceptible de una reforma esencial, por que
Pueblos nacientes de las Indias Castellanas, á los Jefes generosos que la Constitucion le ha dado el orígen, la forma y las facultades que

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requiere la voluntad del Pueblo para ser legítima y competentemente do establecer porque como ha dicho un célebre Republicano, seria
representada. Si el Senado en lugar de ser electivo fuese heredita- destruir á la vez la Igualdad y la Libertad. Es un oficio para el qual
rio, seria en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra Re- se deben preparar los candidatos, y es un oficio que exige mucho
pública. Este Cuerpo en las tempestades políticas pararia los rayos saber, y los medios proporcionados para adquirir su instruccion. Todo
del Gobierno, y rechazaria las olas populares. Adicto al Gobierno no se debe dejar al acaso y á la ventura en las elecciones: el Pueblo se
por el justo interes de su propia conservacion, se opondria siem- engaña mas fácilmente que la naturaleza perfeccionada por el arte; y
pre á las invasiones que el Pueblo intenta contra la jurisdiccion y la aunque es verdad que estos senadores no saldrian del seno de las
autoridad de sus Magistrados. Debemos confesarlo: los mas de los virtudes, tambien es verdad que saldrian del seno de una educacion
hombres desconocen sus verdaderos intereses, y constantemente ilustrada. Por otra parte, los Libertadores de Venezuela son acreedo-
procuran asaltarlos en las manos de sus Depositarios: el individuo res á ocupar siempre un alto rango en la República que les debe su
pugna contra la masa, y la masa contra la autoridad. Por tanto es existencia. Creo que la posteridad veria con sentimiento, anonada-
preciso que en todos los Gobiernos exista un cuerpo neutro que dos los nombres ilustres de sus primeros bienhechores: digo mas, es
se ponga siempre de parte del ofendido y desarme al ofensor. Este del interes público, es de la gratitud de Venezuela, es del honor Na-
cuerpo neutro para que pueda ser tal, no ha de deber su orígen á la cional, conservar con gloria, hasta la última posteridad, una raza de
eleccion del Gobierno, ni á la del Pueblo, de modo que goce de hombres virtuosos, prudentes y esforzados que superando todos los
una plenitud de independencia que ni tema, ni espere nada de estas obstáculos, han fundado la República á costa de los mas heróicos
dos fuentes de autoridad. El Senado hereditario como parte del sacrificios. Y si el Pueblo de Venezuela no aplaude la elevacion de sus
Pueblo, participa de sus intereses, de sus sentimientos y de su es- bienhechores, es indigno de ser libre, y no lo será jamas.
píritu. Por esta causa no se debe presumir que un Senado here-
ditario se desprenda de los intereses populares, ni olvide sus debe- Un Senado hereditario, repito, será la base fundamental del
res Legislativos. Los Senadores en Roma y los Lores en Londres, Poder Legislativo, y por consiguiente, será la base de todo el Gobier-
han sido las columnas mas firmes sobre que se ha fundado el no. Igualmente servirá de contrapeso para el Gobierno y para el
edificio de la Libertad política y social. Pueblo: será una potestad intermedia que embote los tiros que recí-
procamente se lanzan estos eternos rivales. En todas las luchas, la
Estos Senadores serán elegidos la primera vez por el Congre- calma de un tercero viene á ser el órgano de la reconciliación: así el
so. Los sucesores al Senado llaman la primera atencion del Gobier- Senado de Venezuela será la traba de este Edificio delicado y harto
no, que debería educarlos en un colegio especialmente destinado susceptible de impresiones violentas: será el iris que calmará las tem-
para instruir aquellos tutores, Legisladores futuros de la Patria. pestades y mantendrá la armonía entre los miembros y la cabeza de
Aprenderian las artes, las ciencias y las letras, que adornan el espíritu este cuerpo político
de un hombre público: desde su infancia ellos sabrian á qué carrera
la Providencia los destinaba y desde muy tiernos elevarian su alma á Ningun estímulo podrá adulterar un Cuerpo Legislativo
la dignidad que los espera. investido de los primeros honores, dependiente de sí mismo sin
temer nada del Pueblo, ni esperar nada del Gobierno, que no
De ningun modo seria una violacion de la igualdad política la tiene otro objeto que el de reprimir todo principio de mal y propa-
creacion de un Senado hereditario; no es una nobleza lo que preten- gar todo principio de bien; y que está altamente interesado en la

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existencia de una sociedad en la qual participa de sus efectos funes- Qualquiera que sea el Ciudadano que llene estas funciones, se
tos ó favorables. Se ha dicho con demasiada razon que la Cáma- encontrará auxiliado por la Constitución: autorizado para hacer bien,
ra Alta de Inglaterra, es preciosa para la Nacion porque ofrece no podrá hacer mal, porque siempre que se someta á las Leyes; sus
un baluarte á la Libertad, y yo añado que el Senado de Venezue- Ministros cooperarán con él; si por el contrario, pretende infringir-
la, no solo seria un baluarte de la Libertad, sino un apoyo para las, sus propios Ministros lo dejaran aislado en medio de la Repúbli-
eternizar la República. ca, y aun lo acusarán delante del Senado. Siendo los Ministros los
responsables de las transgresiones que se cometan, ellos son los que
El Poder Executivo Británico está revestido de toda la autori- gobiernan, porque ellos son los que las pagan. No es la menor ven-
dad Soberana que le pertenece; pero tambien está circunvalado de taja de este sistema la obligacion en que pone á los funcionarios
una triple línea de diques, barreras y estacadas. Es Gefe del Gobier- inmediatos al Poder Executivo de tomar la parte mas interesada y
no, pero sus Ministros y subalternos dependen mas de las Leyes que activa en las deliberaciones del Gobierno, y á mirar como propio
de su autoridad, porque son personalmente responsables, y ni aun este Departamento. Puede suceder que no sea el Presidente un hom-
las mismas órdenes de la autoridad Real los eximen de esta res- bre de grandes talentos ni de grandes virtudes, y no obstante la ca-
ponsabilidad. Es Generalísimo del Exército y la Marina; hace la paz rencia de estas cualidades esenciales el Presidente desempeñará sus
y declara la guerra; pero el Parlamento es el que decreta anualmente deberes de un modo satisfactorio, pues en tales casos el Ministerio
las sumas con que deben pagarse estas fuerzas militares. Si los Tri- haciendo todo por sí mismo, lleva la carga del Estado.
bunales y Jueces dependen de él, las Leyes emanan del Parlamento
que las ha consagrado. Con el objeto de neutralizar su poder, es in- Por exorbitante que parezca la Autoridad del Poder Executivo
violable y sagrada la Persona del Rey, al mismo tiempo que le dejan de Inglaterra, quizás no es excesiva en la República de Venezuela.
libre la cabeza le ligan las manos con que debe obrar. El Soberano de Aquí el Congreso ha ligado las manos y hasta la cabeza á los Magis-
Inglaterra tiene tres formidables rivales, su Gabinete que debe res- trados. Este cuerpo deliberante ha asumido una parte de las funcio-
ponder al Pueblo y al Parlamento: el Senado que defiende los intere- nes Executivas contra la máxima de Montesquiu, que dice que un
ses del Pueblo como Representante de la Nobleza de que se compo- Cuerpo Representante no debe tomar ninguna resolucion activa: debe
ne; y la Cámara de los Comunes que sirve de órgano y de Tribuna al hacer Leyes y ver si se executan las que hace. Nada es tan contrario
Pueblo Británico. Ademas, como los Jueces son responsables del á la armonía entre los Poderes como su mezcla. Nada es tan peli-
cumplimiento de las Leyes, no se separan de ellas, y los Adminis- groso con respecto al Pueblo, como la debilidad del Executivo; y si
tradores del Erario siendo perseguidos no solamente por sus propias en un Reyno se ha juzgado necesario concederle tantas facultades,
infracciones, sino aun por las que hace el mismo Gobierno, se guar- en una República son estas infinitamente mas indispensables.
dan bien de malversar los fondos públicos. Por mas que se examine
la naturaleza del Poder Executivo en Inglaterra, no se puede hallar Fixemos nuestra atencion sobre esta diferencia y hallarémos
nada que no incline á juzgar, que es el mas perfecto modelo, sea para que el equilibrio de los Poderes debe distribuirse de dos modos. En
un Reyno, sea para una Aristocracia, sea para una Democracia. las Repúblicas el Executivo debe ser el mas fuerte, porque todo cons-
Aplíquese á Venezuela este Poder Executivo en la persona de un pira contra él, en tanto que en las Monarquías el mas fuerte deber ser
Presidente, nombrado por el Pueblo ó por sus Representantes, y habre- el Legislativo, porque todo conspira en favor del Monarca. La
mos dado un gran paso hácia la felicidad Nacional. veneracion que profesan los pueblos á la Magistratura Real es un

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prestigio que influye poderosamente á aumentar el respeto supersti- que no sea su propia delicadeza una causa de decadencia. Por lo
cioso que se tributa á esta autoridad. El esplendor del Trono, de la mismo que ninguna forma de Gobierno es tan débil como la
Corona, de la Púrpura: el apoyo formidable que les presta la Noble- Democrática, su estructura debe ser de la mayor solidez, y sus
za: las inmensas riquezas que generaciones enteras acumulan en una instituciones consultarse para la estabilidad. Si no es así contemos
misma Dinastía: la proteccion fraternal que recíprocamente reciben con que se establece un ensayo de Gobierno y no un sistema
todos los Reyes, son ventajas muy considerables que militan en favor permanente: contemos con una sociedad díscola, tumultuaria y
de la Autoridad Real, y la hacen casi ilimitada. Estas mismas ventajas anárquica y no con un establecimiento social donde tengan su impe-
son, por consiguiente, las que deben confirmar la necesidad de atri- rio la felicidad, la paz y la justicia.
buir á un Magistrado Republicano, una suma mayor de autoridad
que la que posee un Príncipe Constitucional. No seamos presuntuosos, Legisladores; seamos moderados
en nuestras pretensiones. -No es probable conseguir lo que no ha
Un Magistrado Republicano es un individuo aislado en medio logrado el género humano, lo que no han alcanzado las mas grandes
de una sociedad, encargado de contener el ímpetu del Pueblo hácia y sabias Naciones. La Libertad indefinida, la Democracia absoluta,
la licencia, la propension de los Jueces y Administradores hácia el son los escollos á donde han ido á estrellarse todas las esperanzas
abuso de las Leyes. Está sujeto inmediatamente al Cuerpo Legislati- Republicanas. Echad una mirada sobre las Repúblicas antiguas, so-
vo, al Senado, al Pueblo: es un hombre solo resistiendo al ataque bre las Repúblicas modernas, sobre las Repúblicas nacientes. Casi
combinado de las opiniones, de los intereses y de las pasiones del todas han pretendido establecerse absolutamente Democráticas, y a
Estado social, que como dice Carnot, no hace mas que luchar con- casi todas se les han frustrado sus justas aspiraciones. Son laudables
tinuamente entre el deseo de dominar, y el deseo de substraerse á la ciertamente hombres que anhelan por instituciones legítimas y por
dominacion. Es, en fin, un atleta lanzado contra una multitud de una perfeccion social; pero ¿quién ha dicho á los hombres que ya
atletas. poseen toda la sabiduría, que ya practican toda la virtud, que exigen
imperiosamente la liga del Poder con la justicia? . Angeles, no hom-
Solo puede servir de correctivo á esta debilidad, el vigor bien bres, pueden únicamente existir libres, tranquilos y dichosos,
cimentado y mas bien proporcionado á la resistencia que necesaria- exerciendo todos la Potestad Soberana.
mente le oponen al Poder Executivo, el Legislativo, el Judiciario y el
Pueblo de una República. Si no se ponen al alcance del Executivo Ya disfruta el Pueblo de Venezuela de los derechos que legíti-
todos los medios que una justa atribucion le señala, cae inevitable- ma y fácilmente puede gozar; moderemos ahora el ímpetu de las
mente en la nulidad ó en su propio abuso, quiero decir, en la muerte pretensiones excesivas que quizás le suscitaria la forma de un Go-
del Gobierno, cuyos herederos son la anarquía, la usurpacion y la bierno incompetente para él: abandonemos las formas federales
tiranía. Se quiere contener la Autoridad Executiva con restricciones que no nos convienen: abandonemos el triunvirato del Poder
y trabas: nada es mas justo, pero que se advierta que los lazos que se Executivo, y concentrándolo en un Presidente, confiémosle la auto-
pretenden conservar se fortifican sí, mas no se estrechan. ridad suficiente para que logre mantenerse luchando contra los in-
convenientes anexos á nuestra reciente situacion, al estado de guerra
Que se fortifique, pues, todo el sistema del Gobierno, y que que sufrimos, y á la especie de los enemigos externos y domésticos,
el equilibrio se establezca de modo que no se pierda, y de modo contra quienes tendremos largo tiempo que combatir. Que el Poder

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Legislativo se desprenda de las atribuciones que corresponden al que embaraza la marcha del Estado, y no habrá esa complicacion
Executivo, y adquiera no obstante nueva consistencia, nueva influen- que traba en vez de ligar la sociedad.
cia en el equilibrio de las autoridades. Que los Tribunales sean re-
forzados por la estabilidad y la independencia de los Jueces, por el Para formar un Gobierno estable se requiere la base de un
establecimiento de Jurados, de Códigos civiles y criminales que no espíritu nacional, que tenga por objeto una inclinacion uniforme
sean dictados por la antigüedad, ni por Reyes conquistadores, sino hácia dos puntos capitales, moderar la voluntad general, y limitar la
por la voz de la Naturaleza, por el grito de la Justicia y por el genio de autoridad pública. Los términos que fixan teóricamente estos dos
la Sabiduría. puntos, son de una difícil asignacion; pero se puede concebir que la
regla que debe dirigirlos, es la restriccion, y la concentracion recípro-
Mi deseo es que todas las partes del Gobierno y Administracion, ca á fin de que haya la menos frotacion posible entre la voluntad y el
adquieran el grado de vigor que únicamente puede mantener el equili- poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la prác-
brio, no solo entre los Miembros que componen el Gobierno, sino tica y por el estudio. El progreso de las luces es el que ensancha el
entre las diferentes fracciones de que se compone nuestra Sociedad. progreso de la práctica, y la rectitud del espíritu es al ensancha el
Nada importaria que los resortes de un sistema político se relaxasen progreso de las luces.
por su debilidad, si esta relaxacion no arrastrase consigo la disolucion
del Cuerpo social, y la ruina de los asociados. Los gritos del género El amor á la Patria, el amor á las Leyes, el amor á los Magistra-
humano en los campos de batalla ó en los campos tumultuarios dos son las nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el
claman al Cielo contra los inconsiderados y ciegos Legisladores, que alma de un Republicano. Los Venezolanos aman la Patria, pero no
han pensado que se pueden hacer impunemente ensayos de quiméri- aman sus Leyes, porque estas han sido nocivas y eran la fuente del
cas instituciones. Todos los Pueblos del mundo han pretendido la mal: tampoco han podido amar á sus Magistrados porque eran
Libertad; los unos por las armas, los otros por la Leyes, pasando iniqüos, y los nuevos apénas son conocidos en la carrera en que han
alternativamente de la anarquía al despotismo ó del despotismo á la entrado. Si no hay un respeto sagrado por la Patria y por las Leyes, y
anarquía; muy pocos son los que se han contentado con pretensio- por las Autoridades, la sociedad es una confusion, un abismo: es un
nes moderadas, constituyéndose de un modo conforme á sus me- conflicto singular de hombre á hombre, de cuerpo á cuerpo.
dios, á su espíritu y á sus circunstancias. No aspiremos á lo imposi-
ble, no sea que por elevarnos sobre la region de la Libertad, des- Para sacar de este caos nuestra naciente República, todas nues-
cendamos á la region de la tiranía. De la Libertad absoluta se des- tras facultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa
ciende siempre al Poder absoluto, y el medio entre estos dos térmi- del Pueblo en un todo: la composicion del Gobierno en un todo: la
nos es la Suprema Libertad social. Teorías abstractas son las que Legislacion en un todo: y el espíritu nacional en un todo. Unidad,
producen la perniciosa idea de una Libertad ilimitada. Hagamos que Unidad, Unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros Ciu-
la fuerza pública se contenga en los límites que la razon y el interes dadanos es diferente; mezclémosla para unirla: nuestra Constitucion
prescriben: que la voluntad nacional se contenga en los límites que ha dividido los poderes; enlacémoslos para unirlos: nuestras Leyes
un justo Poder le señala: que una Legislacion civil y criminal análoga son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y moder-
á nuestra actual Constitucion domine imperiosamente sobre el Po- nos; que este edificio monstruoso se derribe, caiga y apartando has-
der Judiciario, y entónces habrá un equilibrio, y no habrá el choque ta sus ruinas, elevemos un Templo á la Justicia, y baxo los auspicios

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de su Santa inspiracion dictemos un Código de Leyes Venezolanas. que algunos Legisladores antiguos y modernos han establecido con
Si queremos consultar monumentos y modelos de Legislación, la ménos utilidad del género humano.
Gran-Bretaña, la Francia, la América Septentrional los ofrecen ad-
mirables. Legisladores!. Por el Proyecto de Constitucion que reverente-
mente someto á vuestra sabiduría, observareis el espíritu que lo ha
La educacion popular debe ser el cuidado primogénito del amor dictado. Al proponeros la division de los Ciudadanos en activos y
paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una Repúbli- pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos
ca, moral y luces son nuestras primeras necesidades. Tomemos de mas grandes palancas de la industria, el trabajo y el saber. Estimu-
Atenas su Areópago, y los guardianes de las costumbres y de las lando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo mas
Leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales domésticos; difícil entre lo hombres, hacerlos honrados y felices. Poniendo res-
y haciendo una Santa alianza de estas instituciones morales, renove- tricciones justas y prudentes en las Asambleas Primarias y Electora-
mos en el Mundo la idea de un Pueblo que no se contenta con ser les, ponemos el primer dique á la licencia popular, evitando la con-
libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus currencia tumultuaria y ciega que en todos tiempos ha imprimido el
austeros establecimientos, y formando de estos tres manantiales una desacierto en las Elecciones, y ha ligado por consiguiente, el des-
fuente de virtud, demos á nuestra República una quarta potestad acierto á los Magistrados, y á la marcha del Gobierno; pues este acto
cuyo dominio sea la infancia y el corazon de los hombres, el espíritu primordial, es el acto generativo de la Libertad ó de la esclavitud de
público, las buenas costumbres y la Moral republicana. Constituya- un Pueblo.
mos este Areópago para que vele sobre la educacion de los niños,
sobre la instruccion nacional; para que purifique lo que se haya co- Aumentando en la balanza de los poderes el peso del Congre-
rrompido en la República, que acuse la ingratitud, el egoísmo, la so por el número de los Legisladores y por la naturaleza del Senado,
frialdad del amor á la Patria, el ocio, la negligencia de los Ciudada- he procurado darle una base fixa á este primer Cuerpo de la Nacion
nos: que juzgue de los principios de corrupción, de los exemplos y revestirlo de una consideracion importantísima para el éxito de sus
perniciosos, debiendo corregir las costumbres con penas morales, funciones soberanas.
como las Leyes castigan los delitos con penas aflictivas, y no sola-
mente lo que choca contra ellas, sino lo que las burla; no solamente Separando con límites bien señalados la Jurisdiccion Executiva,
lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que viola la de la Jurisdiccion Legislativa, no me he propuesto dividir sino enla-
Constitucion, sino lo que viola el respeto público. La jurisdiccion de zar con los vínculos de la armonía que nace de la Independencia,
este Tribunal verdaderamente Santo, deberá ser efectiva con respec- estas potestades Supremas cuyo choque prolongado jamas ha deja-
to á la educacion y á la instruccion, y de opinion solamente en las do de aterrar á uno de los contendientes. Quando deseo atribuir al
penas y castigos. Pero sus anales ó registros donde se consignan sus Executivo una suma de facultades superior á la que ántes gozaba, no
actas y deliberaciones, los principios morales y las acciones de los he deseado autorizar un Déspota para que tiranize la República, sino
Ciudadanos, serán los libros de la virtud y del vicio. Libros que con- impedir que el despotismo deliberante no sea la causa inmediata de
sultará el pueblo para sus elecciones, los Magistrados para sus reso- un círculo de vicisitudes despóticas en que alternativamente la anar-
luciones, y los Jueces para sus juicios. Una institucion semejante que quía sea reemplazada por la oligarquía y por la monocracia. Al pedir
mas que parezca quimérica, es infinitamente mas realizable que otras la estabilidad de los Jueces, la creacion de Jurados y un nuevo Códi-

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go, he pedido al Congreso la garantía de la Libertad Civil, la mas tarios de Estado darán cuenta al Congreso de sus diferentes Depar-
preciosa, la mas justa, la mas necesaria, en una palabra, la unica tamentos exhibiendo al mismo tiempo los documentos y archivos
Libertad, pues que sin ella las demas son nulas. He pedido la que servirán de ilustracion para tomar un exacto conocimiento del
correccion de los mas lamentables abusos que sufre nuestra Judi- estado real y positivo de la República.
catura, por su origen vicioso de ese piélago de Legislacion Espa-
ñola que semejante al tiempo recoge de todas las edades y de todos Yo no os hablaria de los actos mas notables de mi mando, si
los hombres, así las obras de la demencia como las del talento, así estos no incumbiesen á la mayoria de los Venezolanos. Se trata, Se-
las producciones sensatas como las extravagantes, así los monu- ñor, de las resoluciones mas importantes de este último período. La
mentos del ingenio como los del capricho. Esta Enciclopedia Ju- atroz é impía esclavitud cubria con su negro manto la tierra de Vene-
diciaria -Monstruo de diez mil cabezas, que hasta ahora ha sido el zuela, y nuestro Cielo se hallaba recargado de tempestuosas nubes
azote de los Pueblos Españoles, es el suplicio mas refinado que la que amenazaban un diluvio de fuego. Yo imploré la proteccion del
cólera del Cielo ha permitido descargar sobre este desdichado Dios de la humanidad, y luego la Redencion disipó las tempestades.
Imperio. La esclavitud rompió sus grillos y Venezuela se ha visto rodeada de
nuevos hijos, de hijos agradecidos que han convertido los instru-
Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y mentos de su cautiverio en armas de Libertad. Sí, los que ántes eran
las costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, me he sentido Esclavos, ya son Libres: los que ántes eran enemigos de una Madras-
con la audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la tra, ya son Defensores de una Patria. Encareceros la justicia, la nece-
oscura antigüedad, y de aquellas olvidadas Leyes que mantuvieron, sidad y la beneficencia de esta medida, es superfluo quando vosotros
algun tiempo, la virtud entre los Griegos y Romanos. Bien puede sabeis la Historia de los Helotas, de Espartaco y de Haytí: quando
ser tenido por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me vosotros a sabeis que no se puede ser Libre y Esclavo á la vez, sino
lisonjeo que no desdeñareis enteramente un pensamiento que mejo- violando á la vez las Leyes naturales, las Leyes políticas y las Leyes
rado por la esperiencia y las luces, puede llegar á ser muy eficaz. civiles. Yo abandono á vuestra soberana decision la reforma ó la
revocacion de todos mis Estatutos y Decretos; pero yo imploro la
Horrorizado de la divergencia que ha reynado y debe reynar confirmación de la Libertad absoluta de los esclavos, como imploraria
entre nosotros por el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno Fede- mi vida y la vida de la República.
rativo, he sido arrastrado á rogaros para que adopteis el Centralismo
y la reunion de todos los Estados de Venezuela en una República Representaros la historia Militar de Venezuela seria recordaros
sola é indivisible. Esta medida, en mi opinion, urgente, vital, reden- la historia del heroismo Republicano entre los Antiguos; seria deciros
tora, es de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneracion que Venezuela ha entrado en el gran quadro de los sacrificios hechos
será la muerte. sobre el Altar de la Libertad. Nada ha podido llenar los nobles
pechos de nuestros generosos guerreros, sino los honores sublimes
Mi deber es, Legisladores, presentaros un quadro prolixo y fiel que se tributan á los bienhechores del género humano. No comba-
de mi Administracion Política, Civil y Militar, mas seria cansar dema- tiendo por el poder, ni por la fortuna, ni aun por la gloria, sino tan
siado vuestra importante atención, y privaros en este momento de solo por la Libertad, títulos de Libertadores de la República son sus
un tiempo tan precioso como urgente. En conseqüencia, los Secre- dignos galardones. Yo, pues, fundando una sociedad sagrada con

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Simón Bolívar, Ideario Político

estos ínclitos varones, he instituido el órden de los Libertadores de que ya no quiere dominios sino desiertos; Ciudades, sino ruinas;
Venezuela. -Legisladores! A vosotros pertenecen las facultades de co- vasallos, sino tumbas. La Declaracion de la República de Venezuela
nocer honores y condecoraciones: vuestro es el deber de exercer es el Acta mas gloriosa, mas heroica, mas digna de un Pueblo Libre;
este acto augusto de la gratitud nacional. es la que con mayor satisfaccion tengo el honor de ofrecer al Con-
greso ya sancionada por la expresion unánime del Pueblo Libre de
Hombres que se han desprendido de todos los goces, de to- Venezuela.
dos los bienes que ántes poseian como el producto de su virtud y
talentos: hombres que han esperimentado quanto es cruel en una Desde la segunda época de la República nuestro Exército care-
guerra horrorosa, padeciendo las privaciones mas dolorosas y los cía de elementos militares: siempre ha estado desarmado: siempre le
tormentos mas acerbos; hombres tan beneméritos de la Patria, han han faltado municiones: siempre ha estado mal equipado. Ahora los
debido llamar la atencion del Gobierno; en consecuencia he manda- Soldados Defensores de la Independencia no solamente están arma-
do recompensarlos con los bienes de la Nacion. Si he contraido dos de la Justicia, sino también de la fuerza. Nuestras tropas pueden
para con el Pueblo alguna especie de mérito, pido á sus Represen- medirse con las mas selectas de Europa, ya que no hay desigualdad
tantes oigan mi súplica como el premio de mis débiles servicios. en los medios destructores. Tan grandes ventajas las debemos á la
Que el Congreso ordene la distribucion de los Bienes Nacionales, liberalidad sin límites de algunos generosos extrangeros que han vis-
conforme a la Ley que á nombre de la República he decretado á to gemir la humanidad y sucumbir la causa de la razon, y no la han
beneficio de los Militares Venezolanos. visto tranquilos espectadores, sino que han volado con sus protecto-
res auxilios, y han prestado á la República quanto ella necesitaba
Ya que por infinitos triunfos hemos logrado anonadar las hues- para hacer triunfar sus principios filantrópicos. Estos amigos de la
tes Españolas, desesperada la Corte de Madrid ha pretendido sor- humanidad son los genios custodios de la América, y á ellos somos
prender vanamente la conciencia de los magnánimos Soberanos que deudores de un eterno reconocimiento, como igualmente de un
acaban de extirpar la usurpacion y la tiranía en Europa, y deben ser cumplimiento religioso á las sagradas obligaciones que con ellos he-
los protectores de la legitimidad y de la Justicia de la Causa America- mos contraído. La deuda Nacional, Legisladores, es el deposito de la
na. Incapaz de alcanzar con sus armas nuestra sumision, recurre la fe, del honor y de la gratitud de Venezuela. Respetadla como la Arca
España á su política insidiosa: no pudiendo vencernos ha querido Santa, que encierra no tanto los derechos de nuestros bienhechores,
emplear sus artes suspicaces. -Fernando se ha humillado hasta con- quanto la gloria de nuestra fidelidad. Perezcamos primero que que-
fesar que ha menester de la proteccion extrangera para retornarnos brantar un empeño que ha salvado la Patria y la vida de sus hijos.
á su ignominioso yugo; á un yugo que todo poder es nulo para im-
ponerlo! -Convencida Venezuela de poseer las fuerzas suficientes La reunion de Nueva Granada y Venezuela en un grande Es-
para repeler á sus opresores, ha pronunciado por el órgano del Go- tado ha sido el voto uniforme de los pueblos y Gobierno de estas
bierno su última voluntad de combatir hasta expirar, por defender Repúblicas. La suerte de la guerra ha verificado este enlace tan anhe-
su vida política, no solo contra España, sino contra todos los hom- lado por todos los Colombianos; de hecho estamos incorporados.
bres, si todos los hombres se hubiesen degradado tanto, que abrazasen Estos pueblos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus dere-
la defensa de un Gobierno devorador cuyos únicos móviles son una chos, sus destinos. Al contemplar la reunion de esta inmensa comar-
Espada exterminadora y las llamas de la Inquisicion. Un Gobierno ca, mi alma se remonta á la eminencia que exige la perspectiva colo-

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cion nacional. Nos referimos a Simon Bolivar, el "Libertador" del


Norte de America del Sur.
El caso se agudiza por el hecho de que Marx no se pregunta
acerca de lo progresista o legitimo que puede ser en si mismo
ese movimiento de independencia nacional, y por el hecho de
que, pasado ya un siglo, la justificacion por el atraso tuvo un caso
prima facie mejor que en el mundo moderno, que en escala in-
ternacional esta preparado para el socialismo, desde la perspecti-
CARLOS MARX Y SIM6N BOLIVAR va marxista.
APUNTE SOBRE EL LIDERAZGO AUTORITARIO EN UN No pretendo decir que el caso se cierre con poner en evi-
MOVIMIENTODE LIBERACI6N NACIONAL dencia los puntos de vista de Marx; el prop6sito es solamente es-
tablecer los hechos en el caso de Marx, a pesar de que hayan sido
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discutidos, como veremos. Tambien veremos que los enfoques de
Marx, objeto de polemica a lo largo de un siglo, fueron discutidos
hace pocos afios cuando se los relacion6, otra vez, con una gran
disputa hist6rica latinoamericana sobre Bolivar.
La politica contemporanea esta familiarizada con el discuti- No se trata solamente de Bolivar. Resulta extrarnoque actual-
ble tema de la justificacion de las dictaduras autoritarias en los mente existan "marxistas" que piensen que el sosten de las dic-
taduras modernizantes es una idea nueva, reciente, para los socia-
paises en desarrollo, donde el atraso economico y politico de la
poblacion y de la sociedad es utilizado para probar lo desventa- listas, que data aproximadamente del fin de la Segunda Guerra
joso de las instituciones democraticas con control popular desde Mundial. En realidad, el movimiento socialista comenz6 con el
la base. Existen, en terminos generales, dos posturas: una defien- concepto de "dictadura educativa", como lo he analizado en otro
de solamente a aquellos regimenes autoritarios que se orientan ha- trabajo, y nada podria ser mas natural. En los tiempos de Marx
cia una dependencia del poder norteamericano y que protegen tambien existian presiones sociales en los paises no desarrollados
con apropiada vehemencia las inversiones de capital extranjero; la y, despues de todo, habia muchos paises que se encontraban en
otra solo justifica a aquellas dictaduras que reemplazan a las anti- ese estado. Los primeros paises subdesarrollados que Marx trata
guas clases terratenientes por una nueva clase burocratica colec- hist6ricamente no fueron otros que Inglaterra, Francia y Alema-
tivista de gobernantes, o por lo menos que parecen estar en ca- nia, en el momento en que se enfrentaban con las tareas iniciales
mino de constituirla. En tanto el primer tipo de dictadura se con- de industrializaci6n, bajo una clase gobernante explotadora que
vierte automaticamente en un miembro del "mundo libre", en la estaba desempefiando con absoluta complacencia un determinado
jerga de Washington, el uiltimo tipo puede adoptar un apodo se- papel hist6rico. Las paginas mas apasionadas de Marx estan re-
mejante a "comunismo" o "socialismo africano", etcetera, con las servadas para denunciar las formas opresivas del gobierno capi-
correspondientes referencias al marxismo de que se trate. talista de la Revolucion Industrial. La forma politica que a menu-
El tema de este trabajo no esta constituido por la serie de ar- do ejerce la funcion modernizante de la nueva clase burguesa en
la Francia subdesarrollada fue el bonapartismo, y no existe fuer-
gumentos que se emplea actualmente para justificar el autoritaris-
mo "progresista", sino por la relaci6n que mantiene la perspectiva za politica que Marx haya desollado mas exhaustivamente.
de Marx con esta cuestion, aunque su nombre es bastante a me- Empero, el caso de Bolivar pone de manifiesto con mayor cla-
nudo torado en vano. Marx, ciertamente, no tuvo oportunidad de ridad la simetria que se da entre aquel problema subyacente y el
expresar su opini6n sobre los regimenes de Castro, Nkrumah, Mao, actual. A decir verdad, Marx veia a Bolivar como un caso de bo-
Nasser y otros semejantes; pero si se dedico a un caso que seria, napartismo; pero aqui se trataba de un bonapartismo que no sur-
aparentemente, ejemplo casi indiscutible de un gobernante auto- gia despues de Termidor, y menos auin surgia luego de un inter-
ritario "progresista" que condujo un gran movimiento de libera- valo hist6rico completo tal como el que correspondi6 al tercer Bo-
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naparte; mas bien Bolivar fue comprometido integramente en la provoc6 la hostilidad personal; introdujo asi en el articulo una
conducci6n de un pujante movimiento nacional de liberaci6n, en sistematica detraccion del caracter y de las aptitudes personales de
forma semejante a lo que ocurre en muchos casos modernos. Bolivar, tomada de autores que le eran contrarios.
Estableceremos en primer lugar la perspectiva de Marx Debemos destacar que el articulo de Marx sobre Bolivar no
acerca de Bolivar. es ni recomendable ni importante en lo que atanie a la informa-
cion que contiene sobre el tema, acerca del cual existe actualmen-
te una mayor cantidad de material disponible. Interesa sobrema-
II nera por lo que nos dice acerca de Marx, de sus reacciones en el
plano politico frente a lo que lee sobre Bolivar. Ciertamente, hay
Que Marx estudiara a Bolivar fue un hecho casi accidental. una accion reciproca entre la reacci6n de Marx y determinados
En 1857, el director del New York Tribune, publicaci6n que ha- hechos referidos a Bolivar, que investigaremos mas adelante, pero
bia recibido contribuciones de Marx desde 1851, le pregunt6 si el prop6sito que nos anima es comprender a Marx. Seria inutil
deseaba colaborar en la proyectada New American Cyclopaedia, tratar de corregir la exagerada y extrema subvaloraci6n que hace
principalmente en temas de historia militar, biografia y proble- Marx del talento militar y de las actividades de Bolivar. El articu-
mas terminologicos.1 En la lista de Dana, entre los generales cu- ]o contiene muchos datos biograficos equivocados.2 Empero, como
yo nombre comenzaba con la letra "B" figuraba, por ejemplo, la causa de todo ello fue la evaluaci6n politica realizada por Marx,
Bernadotte, cuya biografia era semimilitar, semipolitica; y, sin vamos a criticar exclusivamente la interpretaci6n de Bolivar co-
duda, el nombre de Bolivar se incluia en esta lista entre los li- mo autoritario y bonapartista.
deres militares. Como Engels -quien escribia articulos para El articulo de Marx3 sobre el "Libertador" (el encomillado
Marx- ya estaba sobrecargado con los articulos estrictamente mi- pertenece a Marx) establece primero sus antecedentes de clase,
litares, Marx se comprometi6 a hacer el de Bolivar. "la nobleza criolla de Venezuela", de la cual su familia era una
En ninguno de los escritos o en la correspondencia de Marx de las mas pudientes. Nos dice tambien de su segunda visita a
hasta ese momento se alude a Bolivar; por consiguiente no exis- Europa, "donde estuvo presente en la coronaci6n de Napole6n co-
te ningun indicio de que haya dedicado algun pensamiento a Bo- mo emperador, en 1804, y en su asunci6n de la corona de hierro
livar antes de comenzar la investigaci6n en el Museo Britanico de Lombardia, en 1805". Despues de referirse a la temprana ca-
para elaborar el articulo. Por la correspondencia Marx-Engels so- rrera de Bolivar en la guerra de la independencia, Marx escribe:
bre el trabajo de la Cyclopaedia sabemos que Marx comenz6, co- "Habiendose proclamado a si mismo <dictador y libertador de las
mo era tipico en 1e, con los articulos de varias enciclopedias -de provincias occidentales de Venezuela... creo ,la orden del Liberta-
la lengua inglesa, francesa y alemana por lo menos- que se ocu- dor>>, estableci6 un cuerpo militar elegido -es decir de elite- bajo
paban del tema. la denominaci6n de guardia personal y se rode6 con el boato de
El resultado de esta investigaci6n fue una intensa reacci6n de una corte". Empero, "su dictadura pronto evidenci6 una anarquia
hostilidad politica hacia Bolivar por parte de Marx. Esto se plas- militar, al abandonar los asuntos mas importantes en manos de
m6 plenamente en el articulo de la Cyclopaedia, pese a que se su- favoritos, quienes malgastaron los fondos del pais y luego recu-
ponia iba a ser expresado en un lenguaje incoloro e imparcial. rrieron a medios abominables para reponerlos".
Como ocurre a menudo con Marx, la hostilidad politica tambien Poco mas adelante Marx describe uno de los actos teatrales
comunes en la carrera de Bolivar, en el que el general se niega
1 La New American Cyclopaedia fue editada por GEORGE RIPLEYy CHARLES DANAen a continuar como dictador para "ceder" finalmente a pedido de
16 volimenes (Nueva York, Appleton, 1958-63). Dana, gratamente impresionado por la
brillantez de los articulos sobre temas militares enviados por Marx (aunque en realidad
2 Incluido el nombre del tema, que aparece como "Bolivar y Ponte". Marx segu-
escritos por Engels), no quiso que este continuara escribiendo sobre temas polemicos
para la NAC debido a que pretendia un tono objetivo e imparcial para la enciclopedia ramente no comprendi6 el apellido. Bolivar y Ponte era el nombre del padre, pero
y, en su opini6n, Marx no conseguiria adoptar ese criterio en los articulos ideol6- el suyo era Sim6n Bolivar y Palacios. Aun en 1963 los editores de la Marx-Engels
gicos. La historia detallada de la relaci6n entre Marx y la NAC sert incluida en la Werke (volumen 29) repetian el error de Marx en el indice por nombres.
introducci6n de una edici6n que reine los articulos de Marx y Engels, que estoy 8 Escrito a comienzos de febrero de 1858; publicado en la NAC, vol. 3, paginas
preparando actualmente. Aparecera bajo el titul'o Articles in the New American 440-446; el articulo original en ingles se reimprimi6 solamente en Revolution in Spain
Cyclopaedia. (Marxist Library, vol. 12, Nueva York, International Publishers, 1939).
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los partidarios: "...el dictador se hallaba asi investido por algun triga, tuvo exito, por algunas semanas al menos, en afianzar su
tipo de sancion legal". Luego, a traves del relato de los aconteci- codigo sobre el Peru". Pero en Colombia estallo un conflicto "en-
mientos militares, continua considerando a Bolivar como un dic- tre los centralistas o partidarios de Bolivar y los federalistas, bajo
tador, y destaca cuidadosamente el pedido que este formula, en cuyo nombre los enemigos de la anarquia militar -esto es, de
el consejo de 1816 de su estado mayor, justamente antes de que la dictadura de Bolivar- se habian unido con los militares riva-
se reanudara la guerra, para "unificar en su persona el poder ci- les". Bolivar uso "un pretexto para echar abajo la Constituci6n
vil y militar" y, con igual cuidado, el deseo de otros lideres de la (colombiana) y reasumir la dictadura".
independencia, quienes preferian en cambio confiar el poder ci- El Congreso de Panama de 1827 tuvo "por objeto aparente es-
vil a una asamblea representativa. A pesar de su promesa -se- tablecer un nuevo c6digo democratico internacional", pero "lo que
gun el relato de Marx- de "convocar un congreso y de no inter- el realmente pretendia era que America del Sur entera se cons-
venir en la administracion civil", decret6 al entrar en Barcelona tituyera como una republica federal, a la que gobernaria como
"...la ley marcial y la union de todos los poderes en su persona". dictador".
Seguidamente habla de la purga del rival de Bolivar, el ge- Pero su poder se diluia. "El Congreso de Ocania, convocado
neral Piar -uno de los incidentes mas oscuros de la carrera de por Bolivar con la intencion de modificar la Constitucion en fa-
Bolivar-, y sefiala que este ultimo lo llamaba un "Napole6n en vor del poder arbitrario que ejercia, se abrio el 2 de marzo de
el retiro". Escribe que al ser convocado el Congreso Nacional de
1828, con un elaborado discurso que insistia en la necesidad de
febrero de 1819, "el mero nombre (de congreso) resulta bastante nuevos privilegios para el poder ejecutivo". Pero los partidarios
poderoso para crear un nuevo ejercito", oponiendo asi el llamado de Bolivar se retiraron. "Bajo la amenaza de sus bayonetas, la
a la movilizacion popular por parte de una institucion represen-
asamblea popular... de nuevo le confiri6 el poder dictatorial".
tativa contra los corruptores efectos de los m6todos dictatoriales Un intento de asesinato "lo obligo durante algun tiempo a intro-
de Bolivar.
ducir una especie de terrorismo militar. Sin embargo, no puso las
Luego continuia centrandose sobre el rol autoritario de Boli- manos sobre Santander, aunque este habia participado en la cons-
var en cuanta oportunidad se le presenta. El Congreso de Angos- piracion, pero si ajustici6 al general Padilla, a quien no se le
tura, detalla, destituy6 al hombre de Bolivar, Zea, y "al recibir prob6 absolutamente ningun delito pero que, como hombre de
esta noticia, Bolivar precipitadamente hace marchar su legion color, no pudo resistir".
extranjera hacia Angostura ...y restituye a Zea en su cargo. El El resto es un resumen breve de la perdida de poder de Boli-
doctor Roscio fascinandolo con los proyectos de un poder centralL var y de su muerte, ocurrida en 1830.
zado, lo condujo a proclamar la aRepublica de Colombia,...".
Considerando que el articulo se suponia imparcial, Marx va
Se lleva a cabo el Congreso de Cuicuta de 1821 y "luego Bo-
presentando claramente una vision en extremo hostil del autori-
livar pretende nuevamente renunciar, renovados ya sus poderes". tarismo de Bolivar, lo cual se revela en la seleccion de datos y
"...A traves de su guardia colombiana influy6 en los votos del en el enfasis del texto. A traves de todo esto, el mismo caracter
Congreso de Lima que, el 10 de febrero de 1823, le transfiere la progresista de la lucha por la independencia no solo no es cuestio-
dictadura, mientras 1e aseguraba su reeleccion como presidente nado, sino que se lo supone confiadamente. La critica de Bolivar
de Colombia mediante una nueva propuesta de alejarse del poder".
siempre se halla circunscripta al esquema de que su politica de-
Tras sefialar la constituci6n de la Republica de Bolivia, Marx bilita la lucha por la independencia. Ya hemos visto esto cuando
dice: "Aqui, donde las bayonetas de Sucre -su general- estu- Marx contrapone la instancia popular del congreso revoluciona-
vieron supremas, Bolivar dio libre escape a sus tendencias de po- rio a los aspectos negativos de la dictadura de Bolivar. En otro lu-
der arbitrario introduciendo el ?C6digo bolivianoo, una imitacion gar Marx explica que las fuerzas de Bolivar "cuanto mas avanza-
del Codigo de Napole6n. Su plan era trasladarlo de Bolivia al Pe- ban, acrecentaban mas sus recursos; los excesos crueles del espa-
ru, y del Periu a Colombia, manteniendo contenidos los primeros fiol se daban por todas partes mientras se reclutaban sargentos
estados por tropas colombianas y el ultimo mediante la legi6n ex- para el ejercito de la independencia". Habla del "nuevo entusias-
tranjera y soldados peruanos. Por la fuerza, combinada con la in- mo del pueblo" por la independencia, que se "convierte en insa-
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tisfaccion" a causa de la dictadura de Bolivar, permitiendo asi que Revolution in Spain, que aparecio en castellano bajo el titulo La
el espafiol se recobrara. Este es el tono de muchos puntos del Revolucion Espaiola. No existe ninguna nota que trate el enfo-
articulo. Considera la liberacion de los negros esclavos como una que de Marx. Solo en 1951, cuando el Partido Comunista de los
de las fuerzas revolucionarias, aunque no reconoce la interven- Estados Unidos, dirigido por W. Z. Foster, public6 la Outline Po-
cion de Bolivar en ello. Podemos agregar que otro de los articu- litical History of the Americas, el articulo de Marx fue citado
los de la NAC es "Ayacucho", escrito por Marx y Engels en co- favorablemente.
laboraci6n, donde se describe esta batalla decisiva como un triun- Pero esta paso a ser la "linea equivocada" sobre la historia de
fo de las fuerzas revolucionarias: "Asi fue destruido definitiva- Latinoamerica. Cuando aparecio la segunda edicion de la Sochi-
mente el dominio espafiol",4 etcetera. neniia, el volumen 14 (1959) incluia un severo ataque al articulo
Por lo tanto, en la opinion de Marx, el bonapartismo de Boli- de Marx, el cual tambien fue fielmente traducido en Alemania
var se contrapone a los intereses de la revolucion. El tema no es, Oriental, bajo el titulo Marx-Engels Werke (vol. 14, 1961). El
evidentemente, la lucha nacional, sino el rol politico que juega ataque de los editores comunistas se expresa en los terminos
Bolivar en ella. usuales de "excusa" hacia Marx por no conocer en su tiempo
Este es solamente uno de los articulos elaborados por Marx nada mejor. Describen las fuentes utilizadas por Marx como in-
y Engels para la NAC que el editor Dana cuestiona, debido a la dignas de confianza (tal como en realidad lo eran) e incluyen
manifiesta tendencia contraria a Bolivar En una carta dirigida junto a esta censura tambien una interpretacion de Bolivar co-
a Engels el 14 de febrero de 1858 Marx escribe: mo "dictador". Sus pretensiones referidas al caracter "progresis-
"Con relacion al extenso articulo sobre Bolivar, Dana ex- ta" de Bolivar incluyen lo que sigue:
preso sus dudas debido a que no esta escrito en un estilo "Tuvo exito en integrar a esta lucha los elementos patrio-
imparcial, y me pregunt6 acerca de las fuentes. Por supuesto, ticos de los criollos terratenientes... la burguesia y la masa
se las proporcione, aunque se trata de un pedido peculiar. del pueblo, incluidos los indios y los negros".
En cuanto al estilo tendencioso, abandone algo el tono en-
Y se desentiende de Marx como sigue:
ciclopedico para estar en lo cierto. Ver al mas cobarde, des-
preciable y vil truhan descrito como Napole6n I era demasia- "Marx naturalmente no poseia en aquel tiempo otras fuen-
do absurdo. Bolivar es un verdadero Soulouque". tes a su disposicion que las obras de los autores mencionados,
"Souloque" es s61o una referencia nominal al emperador de cuya parcialidad era entonces poco conocida. Por consiguien-
Haiti. Marx y otros antibonapartistas lo empleaban comuinmente te era inevitable que Marx elaborara una opinion unilateral
como un apodo de Napoleon III. Esto resume la opini6n de Marx de la personalidad de Bolivar, tal como se refleja en este en-
sobre Bolivar, entendido como un tipo de dictador bonapartista. sayo. Esa ambicion de poder personal, magnificada en las
obras mencionadas, no pudo dejar de influir en la actitud de
Marx hacia Bolivar..."
III El alegato principal de que "Marx naturalmente no poseia
El articulo de Marx sobre Bolivar practicamente no se cono- en aquel tiempo otras fuentes a su disposicion" que los libros
ci6 hasta que se volvio a publicar, si bien en una traducci6n al que cita contrarios a Bolivar, intenta sugerir que el enfoque de
Marx sobre Bolivar fue simplemente el resultado de una infor-
ruso, en la Marx-Engels Sochineniia, volumen 11, 2a parte, en 1934.
En 1937 fue incluido en la colecci6n de publicaciones comunistas macion erronea, mas que de una opinion politica. Pero aun si
uno concede que Marx inocentemente acept6 la "informacion erro-
4 Pueden hallarse mas datos acerca de las opiniones
que Marx sostenia en este
nea", esto no modifica el significado politico de su reaccion ante
periodo sobre la independencia latinoamericana del control europeo en los despachos ella. Si se reacciona ante la noticia de que los Estados Unidos han
(1861-62) para el New York Tribune y el Vienna Presse contra la intervenci6n en
Mexico. Asimismo, en la colecci6n Marx-Engels, The Civil War in the Unites States arrojado una bomba H sobre Pekin denunciando a Washington,
(N. Y., International Pub., 1937); consultar tambien las pAginas 64, 201 sobre Haiti, ello es un indice de las opiniones politicas que se sostienen, aun
Cuba y America Central, y "The Mexican Improglio", el filtimo articulo de Marx
que apareci6 en Tribune el 10 de marzo de 1862. si la noticia resulta falsa posteriormente.
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Marx reacciona ante su imagen de Bolivar con un tipo de Sin embargo, si nos limitamos al problema particular del au-
ataque politico que en nuestros dias no solamente es ridiculizado toritarismo de Bolivar, el panorama no es tan complicado. Los
por el Realpolitiker comunista sino tambien por una legion de numerosos y violentos denunciantes de Madariaga han tenido po-
burgueses "realistas", que sostienen que los paises no desarrollados co que decir acerca de los hechos en este sentido y prefirieron ig-
necesitan dictadores. La conclusion es forzosa: Marx pone un va- norarlos o justificarlos con una amplia variedad de comunes argu-
lor humano por encima de la libertad democratica, lo cual es aje- mentos antidemocraticos.6 Seggunla estructura de los hechos que
no a estas dos variedades de "realismo". expone Madariaga, el ataque de Marx en contra de la politica
Por otra parte y ateniendonos a los hechos, lo que sostienen dictatorial de Bolivar adolece solamente de indulgencia.
los editores comunistas es completamente falso. No es cierto que Pese a esto, el siguieinte paragrafo, debido a la "guerra a
"Marx... no tuviera otras fuentes a su disposicion", etcetera. No muerte" (*) en torno de Madariaga, no se fundara en su obra,
es cierto que en el momento en que Marx escribi6 el articulo sino en un trabajo que ha logrado la mas amplia aceptaci6n en
prevaleciera y se aceptara una actitud contraria a Bolivar. los circulos latinoamericanistas (no latinoamericanos). Me refie-
Ya hemos senialado que, al trabajar en estos articulos, Marx ro a la obra Simon Bolivar, de Gerhard Masur.7
recurrio a diversas enciclopedias inglesas, francesas y alemanas. 6 Consignar las obras en contra de Madariaga seria, sin duda, una tarea impor-
Los articulos que leyo en ellas no s61o no lo critican sino que tante. Dejando aparte diarios y revistas, hemos podido encontrar los siguientes inten-
son abiertamente favorables a Bolivar. Esto puede verificarse tos, mfs o menos serios, de refutar a Madariaga:
a) ELEAZARL6PEZ CONTRERAS, Temas de historia bolivariana (Madrid, 1954); capitulo
facilmente consultando las ediciones de aquel momento de la "El Bolivar de Madariaga". Describe equivocadamente el contenido de la obra de
Madariaga, le asigna simplemente un tono apol'ogetico y no analiza el autoritarismo
Encyclopaedia Americana, la Encyclopaedia Britannica, la Pen- de Bolivar.
ny Encyclopaedia, la Encyclopedie du XIX Siecle, el Dictionnaire b) FERNANDODiEZ DEMEDINA,
refutaci6n a Madariaga".
Sariri (La Paz, 1954), capitulo "Los dos Bolivares:
Un ditirambo sobre el h6roe; no considera nuestro tema.
de la Conversation, el Brockhaus Conversations-Lexikon. Para los c) JOAQUIN GABALD6N MARQUEZ, El Bolivar de Madariaga y otros Bolivares (Cara-
cuatro paises representados aqui, la imagen es inequivoca. El ar- cas, 1960). Principalmente un esfuerzo literario por maldecir a Madariaga; no analiza
el tema que nos interesa.
ticulo de Marx fue elaborado con este material, y fue precisamen- d) M. A. OSORIO JIMtNEZ, Bibliografia critica de la detracci6n bolivariana (Cara-
te por ello que el editor Dana lo cuestiono con aprension. cas, 1959). La secci6n sobre el libro de Madariaga cita devotamente a A. F. Brice.
Las cuatro obras que siguen se analizan en la secci6n V de este articulo.
LECUNA, Catdlogo de errores y calumnias en la historia de Bolivar
e) VICENTE
Tratemos ahora la pretension de los editores comunistas de (Nueva York, 1956), tomo 19, filtimo capitulo "El odio de Madariaga a Bolivar'.
que la erudicion moderna acaba con la opinion de Marx sobre el f) ENRIQUEDE GANDiA, Bolivar y la libertad (Buenos Aires, 1957).
g) ANGEL FRANCISCO BRICE, El "Bolivar" de Marx ampliado por Madariaga (Ca-
rol politico de Bolivar, y de que Marx "exagero" la ambicion de racas, 1952); reimpreso como primera parte de su Bolivar, libertador y estadista
poder personal por parte de Bolivar. (Caracas, 1953).
h) BRICE, Bolivar visto por Carlos Marx (Caracas, 1961).
En este articulo no podemos analizar el estado de las inves- No me ha sido posible obtener el folleto de VICENTEDONOSOTORRESZPor qud
Madariaga difama al Libertador? (La Paz, 1962), pero el titulo n'o promete mucho. La
tigaciones modernas sobre las ambiciones dictatoriales de Boli- biografia de Bolivar reciente mas apreciable, en la opini6n de algunos, es El Liber-
var. Seria una ardua tarea. Por una parte, existe la hagiografia tador, por AUGUSTO MIJARES (Caracas, 1964); contiene unas pocas referencias sobre
los puntos especificos de Madariaga, pero no sobre nuestro tema. Aunque Mijares n'o
comun, o apologia de Bolivar, de la mayoria de los autores latino- se aparta completamente de la critica,
mente el moderado caracter apologetico
su prefacio, titulado "Justicia", expone habil-
de su obra: "Exigir que un autor sea objetivo
americanos que se ocuparon del tema. Por la otra, la opinion al relatar una vida apasionada no tiene sentido... La representaci6n clasica de la
justicia como una estatua vendada que sostiene una balanza no me atrae. Prefiero
completamente opuesta esta representada principalmente por Sal- la justicia combativa de los santos y de 'os heroes." "Declaro que este trabajo de
vador de Madariaga, en su devastador trabajo titulado Bolivar,5 investigaci6n de ninguna manera disminuy6 mi respeto hacia el Libertador y que
concluyo su biografia con la misma devoci6n con que la comence", dice al finalizar.
cuyo impacto se atenuo definitivamente por la tendencia en fa- Otro iluminador pasaje pertenece al prefacio de R. C. PARDOpara el folleto de
vor de los espafioles, hasta el punto de abandonar, completamen- A. F. BRICE (citado anteriormente bajo el apartado h). Al explicar la idoneidad
sefiera de Brice escribe: "El corrige los errores y aclara los conceptos, sin ofender
te, la documentacion masiva que emplea. El resultado fue un fu- a nadie, y rescata al Libertad'or sin tacha de esta objeci6n. Puede decirse que Brice,
como un buen bolivariano, tiene una profunda fe en el Libertador y asi desentrafia
ror en contra de Madariaga que no podemos tratar aqui. los puntos mas oscuros con un minimo de temor". Dificilmente podria decirse algo con
mayor claridad.
* En espafiol en el original.
6 La edici6n espafiola de Bolivar fue publicada en dos VolCimenes (Ciudad de
7 Editorial de la Universidad de Nueva M6xico, 1948. Pese al amplio reconoci-
Mexico, 1951). La edici6n inglesa (Londres, Nueva York, 1952) consta de un volumen y
contiene menos documentaci6n. miento de que goza no fue traducido al espafiol hasta 1960, y luego publicado en
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El libro de Masur no es imparcial ni pretende serlo. Esta En el Congreso de Angostura, en 1819,Bolivar -segfun Masur-
francamente a favor de Bolivar y a menudo es tendencioso en ya buscaba, aunque no lo propuso abiertamente, una presidencia
forma abierta. Masur trata frecuentemente los hechos contradic- de por vida, con control absoluto del poder nacional sin respon-
torios acerca del autoritarismo de Bolivar con apasionados argu- sabilidad ante el congreso o las cortes. Su alocuci6n ataca la "de-
mentos para justificarlo. Pero lo importante es que presenta mu- mocracia absoluta" -esto es, a la democraia-, y Masur sefiala
chos hechos. que "sus conceptos sobre el estado se acercaban mas a los de Na-
poleon que a los que sostenian los hombres del Terror". En rea-
lidad, "las ideas de Bolivar se aproximaban a las de Napoleon y
IV anticipan en algo al sistema fascista". 21 pensaba en funcion de
una elite, "irreconciliable con los principios democraticos", y Ma-
La politica de Bolivar deberia ser considerada en dos perio-
sur sefiala -lo que es bastante obvio- que hasta el dia de hoy
dos -antes y despues de la victoria militar final, ocurrida en
America del Sur esta gobernada por la misma elite oligarquica
1825-, no porque exista realmente un cambio cualitativo entre de ricos.
ellos sino por la naturaleza de las interpretaciones. Mientras se
desarrollaba la lucha, la dictadura de Bolivar puede defenderse En 1821 el Congreso de Cuicuta adopt6 una constitucion de
estimandola como una necesidad militar, aunque no lo fuera. corte demasiado democratico para su gusto. Este es "el toque de
difuntos para Colombia", se lament6. Culpo a "abogados e ideo-
Despues de la victoria ya no es posible seguir razonando de este
modo. De esto deriva el enfoque -que hemos sintetizado al tra- logos". "Al fin -escribio- los literatos tanto haran que la Repu-
tar la critica a Marx de los editores comunistas- de que Bolivar blica de Colombia los desterrara como Platon desterr6 a los poe-
asumio solamente en los ultimos afios una actitud autoritaria ob- tas de su republica. Estos sefiores piensan que su opinion es el
deseo del pueblo, sin advertir que en Colombia el pueblo esta
jetable.
El primer pronunciamiento politico importante de Bolivar en el ejercito...". (La aseveracion es falsa si la interpretamos li-
fue el manifiesto de Cartagena, en 1812. Sefiala su primera solici- teralmente, ya que el ejercito era muy pequefio; pero Bolivar quie-
tud clara de un gobierno "fuerte" altamente centralizado. "Nues- re decir que el pueblo que valia eran los militares). En cuanto a
tros compatriotas -dijo- aun no son capaces de ejercer sus de- los demas, "su uinico derecho es seguir siendo ciudadanos pasivos",
rechos legales". Y "el gobierno debe probar que es fuerte y des- escribi6, y nuevamente censura a quienes pretendian una repu-
blica como la del Norte.
piadado sin hacer caso de la ley o de la constitucion hasta tanto
sea establecida la paz". Lo que Bolivar entendio como dictadura Su oportunidad para insistir en la necesidad de la dictadura
se revel6 al anio siguiente, cuando sus fuerzas tomaron Caracas se presenta con los exitos militares. En 1822, despues de tomar
y asumio abiertamente el papel de dictador. Guayaquil, provoca deliberadamente "anarquia y confusion" -di-
En su "Carta desde Jamaica", de 1815, insiste sobre la impo- ce Masur-, de modo de poder declararse a si mismo dictador de
sibilidad de otorgar derechos democraticos al pueblo: "Mientras la provincia para salvarla de esa misma anarquia y confusion.
nuestros conciudadanos no adquieran las aptitudes y virtudes que Pretendio seguidamente erigirse como dictador de Colombia. Pri-
distinguen a nuestros hermanos del norte, un sistema democratico mero solicit6 la presidencia con poderes ilimitados. "Estoy con-
radical, lejos de beneficiarnos, traera la ruina sobre nosotros. No vencido -escribio- de que en Colombia solo puede mantenerse
el orden y el bienestar mediante el poder absoluto". Mientras una
poseemos, lamentablemente, esas caracteristicas...". En aquel mo-
mento Bolivar estaba pensando en funcion de un senado heredi- aspera resistencia en Colombia le impide alcanzar su objetivo,
tario compuesto por las familias pudientes criollas de las clases llega a ser dictador del Perui despues de la victoria de 1823.
mas altas, junto a una camara baja elegida por votacion califica- Cuando se alcanzo la paz despues de la batalla de Ayacucho,
da (seguin los bienes que se poseyesen). en las postrimerias del afio 1825, Bolivar no abandon6 el campo
sino que, por el contrario, presion6 con mayor intensidad que
Mexico (donde se conoci6 tambien la edici6n espafiola del libro de Madariaga). A nunca para lograr implantar un regimen autoritario en todas las
Masur ciertamente no se le puede atribuir ninguna simpatia hacia la obra de Mada-
riaga; la ataca violentamente en la Hispanic American Historical Review.
nuevas republicas. Su prop6sito se concret6 bajo la forma de la
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Constituci6n boliviana, escrita por 1e mismo, cuya adopcion pro- cuando enfrento la decisi6n de ascender al poder a la zaga de
puso hacia el final de su vida a todos los otros paises individual sus legiones pretorianas, ya era una ruina psiquica por motivos
y colectivamente, asi como tambien la proyectada Federacion de completamente diferentes; su fallecimiento se produjo al afio si-
los Andes, su ansiado imperio. guiente.
"La constitucion de Bolivar -escribe Masur- limita tanto Teniendo en cuenta estos hechos, vemos que la ambicion por
como es posible la influencia que el pueblo pueda ejercer sobre parte de Bolivar de una dictadura personal no fue "exagerada"
el gobierno; imita al gobierno consular de Napoleon". "No ad- en nada por Marx -contrariamente a lo que pretenden los edito-
mite ninguna forma de autonomia". De las tres camaras legisla- res comunistas- y, asimismo, que las investigaciones modernas
tivas, los censores son responsables de la "moral social" y elegidos no contradicen la imagen total dada por Marx en este sentido. Por
de por vida. Los tribunos (supervisores administrativos) y los se- el contrario, de todas las referencias enciclopedicas del periodo que
nadores, electos mediante un complicado sistema, nunca son elegi- mencionamos, solamente la de Marx esta de acuerdo con la ver-
dos libremente por una segunda vez; a los ciudadanos solo se dad historica. Hemos analizado la medida en que atafien al pro-
les permite presentar candidatos, de los cuales cada camara eli- blema politico.
ge sus propios sucesores. El "sol" de este sistema es el presidente,
quien recibe el nombramiento de por vida y designa a su su-
cesor, el vicepresidente (cuyo cargo es hereditario), que tambien V
desempena las funciones de primer ministro.
Esto lleva a Masur a escribir que lo antedicho "hace de Bo- Los hechos son una cosa, las racionalizaciones justificadoras
livia simplemente una monarquia sin monarca, con un rey ele- son otra. Hasta este momento, pasado ya un siglo desde que Marx
gido tal como en la Iglesia Catolica o en el Sacro Imperio Romano" formulara su protesta en contra de la vision y las metas antide-
-salvo que el Papa no elige su sucesor-. Bolivar explicita este mocraticas de Bolivar, ,que otra voz ha estado dispuesta a criti-
criterio: "De acuerdo con este proceder serian anuladas las elec- car este autoritarismo, o a contraponer la fe en las instituciones
ciones, que son el mayor azote de las republicas y que solo pue- democraticas en contra del lider dictatorial del movimiento de
den provocar la anarquia". Masur agrega: "Las otras partes de la independencia?
la constitucion no requieren un analisis detallado. Los paragrafos Remitiendonos a los hagiografos sudamericanos que tocaron
vinculados con los derechos humanos son cortos y algo vagos; los este tema encontramos solamente las justificaciones usuales.8 En-
referidos a la administracion son tradicionales; los que abarcan la
administracion de justicia estan abiertos a la critica". rique de Gandia propone una aseveracion tipica: la Constitucion
Boliviana, autocratica sin duda, era "un reflejo de las ideas mo-
Colombia resistio la imposicion del sistema de Bolivia; asi lo narquicas que en ese entonces eran apoyadas por Bolivar, San
hizo tambien Peru, pero Bolivar lo impuso por la fuerza en el mes Martin y la mayor parte de la gente razonable (sic)". Pero no
de agosto de 1826. Masur lo expresa con dolor: "Bolivar estaba por una mayoria abrumadora del pueblo, ni aun hace un siglo
acostumbrado al poder dictatorial". En el Peru "su posicion asu- y medio. A lo largo de una decada, hasta que los constructores
mio las caracteristicas y prerrogativas de un sultanato". Nos hace de mitos lo convirtieron en el "dios sol", las masas maldecian su
presente que "Bolivar habia dicho en muchas ocasiones que Ame- nombre aun despues de la muerte; a ellos Marx les habla ahora.
rica del Sur solo podria ser gobernada por un despota astuto". Pa- "Bolivar -escribe este apologista- hizo una constituci6n para
ra lograr este fin, Bolivar se alio cada vez en mayor medida con poder gobernar energica y tranquilamente". Todos los dictadores
el clericalismo reaccionario, para anadir el poder de la Iglesia al lo hacen. Pero el esquema de una presidencia de por vida, de la
apoyo de los ricos y de los hacendados. vicepresidencia hereditaria y de una legislatura que se perpetua-
Como y por que Bolivar no pudo lograr la dictadura perso- ba a si misma era una fantasia aun en 1826; no podria mantener
nal por la que suspiraba, a pesar de su prestigio como "Liberta- al pueblo tranquilo como no fuera en sus tumbas.
dor", es otro tema; el nudo de esta cuestion es la tenaz resistencia
s Consultar al respecto la nota 6.
que opuso la masa del pueblo a sus propositos. Alrededor de 1829,
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Vicente Lecuna, alto presbitero de Caracas, que se adhiere al table'. (Aunque en el libro de Masur nada hay que muestre a
culto a Bolivar, solo tiene esto para decir acerca del tema en su Bolivar buscando una democracia, de cualquier tipo que esta sea).
ataque a la obra de Madariaga: "El sefior Madariaga carece de En un lugar escribe: "Su intenci6n era totalitaria", pero (pese
visi6n politica. No comprende la grandeza de las ideas continen- a que no logro hacerla realidad) pocas paginas mas adelante dice:
tales de Bolivar para formar un gran estado * ni la Constituci6n "Su dictadura no deberia ser comparada o confundida con el
Boliviana, que fue concebida con el prop6sito de lograr la estabi- abuso de poder que caracteriza a los tiranos totalitarios de nues-
lidad politica necesaria para su creacion". Estabilidad politica so- tros dias". Lo cual es verdad seguin a donde se apunte; las aspi-
bre todo era tambien la gran visi6n del Reich de mil afios de Hi- raciones de Bolivar eran bonapartistas, como lo vio Marx; y uno
tler. A. F. Brice lo dice con mas crudeza; explica que la "demo- no deberia ser anacronico.
cracia" no requiere un "gobierno del pueblo por el pueblo", ni El juicio de Masur se resume asi: "Bolivar qued6 como un
por la mayoria del pueblo, sino unicamente por los "ciudadanos dictador, pero no cabe duda de que en ese momento era la uinica
activos", sin que exista necesariamente bajo un regimen de sufra- solucion posible". Una extrania pretensi6n; lejos de ser la uinica
gio universal. Este principio politico se propone tambien hoy. solucion posible, resulta indiscutible que la dictadura de Bolivar
Carleton Beal, en su obra titulada Eagles of the Andes: South no fue en absoluto una soluci6n: fracaso ignominiosamente. El
American Struggles for Independence (Filadelfia, 1963), presta
peligro de "anarquia" al que Masur se refiere con frecuencia,
poca atencion al aspecto politico, pero en el capitulo final no deja haciendo eco a Bolivar, surgio como consecuencia del choque en-
de explicar que "no existe base para un gobierno democratico o tre los esfuerzos de la oligarquia gobernante para imponer con-
representativo"; la misma racionalizaci6n que el mismo autor po- troles opresivos sobre el pueblo y la reaccion de este contra esa
dria formular actualmente para Rusia o Cuba, e igualmente falsa.
opresi6n. Tal "anarquia" podia ser evitada, logrando asi la "tran-
El trabajo de V. A. Belaunde, Bolivar and the Political Trought
quilidad" de que hablaba Gandia, unicamente si las masas incli-
of the Spanish American Revolution (Baltimore, 1938), critica a naban la cabeza sin luchar. Siempre el sueno de ley y orden del
veces el ultimo periodo de Bolivar; empero, el resumen del pre- autoritario.
facio es una franca apologia de la "originalidad" del "programa de
una democracia organica, jerarquica y tecnica" (sin definir) en ,Que podemos decir, finalmente, acerca del verdadero mo-
contra de la "democracia individualista". La denomina "cesaris- delo de liberal moderno que es Salvador de Madariaga? Sabemos,
mo democratico", que tiene un "valor unico" porque "libera la por supuesto, que se afana por hacer presente la dictadura de
estructura politica de los deseos de los individuos", respecto de Bolivar, destruyendo las pretensiones de rendirle culto. Pero su
lo cual "Bolivar tuvo una intuici6n del verdadero mal de la de- posici6n es a favor y no en contra. Esto se observa claramente, ya
mocracia pura...". que lo estima justo en sus ambiciones: "Bolivar queria una mo-
Hemos mencionado anteriormente que Masur, mientras va nocracia; y Bolivar era justo", dice en bastardilla. "Lejos de ad-
herir a aquellas concepciones que han conducido al sufragio obli-
presentando hechos condenables en cantidad suficiente como un
gatorio y a conceder el voto a los analfabetos en su propia tie-
erudito, trata empenosamente de encubrir la dictadura de Boli- rra nativa, Bolivar divide a los ciudadanos en activos y pasi-
var. (En el prefacio llega a expresar su acuerdo con "la esencia
vos...". Y "el congreso lo escuch6 y le concedi6 su reino sin tro-
del credo politico de Bolivar"). Habiendo establecido que los he-
no y aun el senado hereditario; el nuevo estado deberia haber
chos muestran a Bolivar como autoritario, el lo describe como un
comenzado la vida independiente bajo mejores auspicios". En rea-
"dem6crata autoritario". Al igual que Belauinde, designa el re-
lidad, Madariaga cree que Bolivar era remiso al no propugnar
sultado "cesarismo democratico". Y no define ninguno de estos abiertamente una monarquia directa.
terminos. Poco mas adelante, luego de haber dicho que las ideas
El enfoque del liberal espafiol es practicamente el mas reac-
de Bolivar "anticipan en algo el sistema fascista" (una asevera-
cion mas fuerte de la que haria cualquiera), todavia encontrara cionario, en forma abierta, de todos los que hemos considerado
hasta ahora. La conexi6n que mantiene con la tesis total no es
posible decir: "Queria una democracia, pero una democracia es- dificil de ver; virtualmente la hace el propio autor: "Bolivar pre-
* Lo cual no es cierto con respecto a Madariaga (nota del autor). tendia la reconstruccion del imperio espafiol sin el rey de Espa-
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na". Si ello es asi, zpor que entonces (desde la visi6n de Mada- en que esto estimula al pueblo a organizarse para la revolucion.
Un pueblo no "alcanza la madurez" ni se "capacita" para la de-
riaga) derramar la sangre de un continente para cambiar miera-
mente un monarca coronado por otro sin coronar?9 mocracia sino mediante su propia lucha por lograrla, en contra
del poder que le dice que lo esta "formando", y en contra de los
servidores intelectuales que defienden a la dictadura con estos
VI argumentos.
Existe aparentemente una contradiccion: si el pueblo no tie-
De este modo Marx queda, actualmente, como uno de los po- ne otra manera de "prepararse" para la democracia que luchando
cos defensores de las aspiraciones democraticas por las cuales los por ella, entonces se infiere que debe comenzar a luchar por con-
sudamericanos del norte lucharon en contra de su "Libertador". seguirla antes de que pueda afirmar que esta "preparado". Y en
No acepta las racionalizaciones para justificar la dictadura, que la historia este ha sido el uinico camino para el progreso de la
no han cambiado sensiblemente en un siglo y medio.l0 democracia en el mundo. La solucion de la contradiccion se en-
Sefialamos al comienzo que en este trabajo no se discutiria cuentra siempre en el proceso de revolucion mismo. Esta dialec-
en si el tema del autoritarismo, en contra de aquellos que aun ha- tica sera constantemente escarnecida por aquellas mentalidades
Ilarian ridicula la idea de contraponer un conflicto en favor de que saben como alabar las luchas revolucionarias solo despues de
los derechos democraticos a la dictadura "realista" de Bolivar. Pe- que han sido reducidas mediante la camisa de fuerza de una nueva
ro al menos hemos vuelto a exponer el tema. institucion opresiva.
Por una parte se encuentra la formulacion de Masur para
justificar el autoritarismo, ya bien conocida en la epoca de Marx.
La dictadura de Bolivar, dice Masur, era "una dictadura forma- RESUMEN
tiva; intentaba llevar a la madurez a un pueblo inmaduro". Este El autor senala que existen dos corrientes politicas contemporaneas
es el concepto de "dictadura educativa", una de las ideas mas que justifican las dictaduras autoritarias en los paises en desarrollo. Una
ampliamente aceptadas por los primeros socialistas y comunistas de ellas defiende solo los movimientos que se orientan hacia una depen-
que Marx combatia. dencia con respecto a las inverisones extranjeras y la otra a aquellos que
Pero en la historia no se encuentra ninguna dictadura que reemplazan a las antiguas clases terratenientes por nuevos lideres buro-
craticos. Segun el autor esta idea no es nueva. Hace ya un siglo fue ana-
forme a las masas para hacerlas participes de una democracia lizada y combatida por Marx en sus trabajos sobre el regimen bonapar-
"madura", salvo en la medida en que las "capacite" para luchar tista en Francia y en su articulo sobre Bolivar. El autor considera este
contra ella. Al igual que nunca el dominio imperialista de un ultimo trabajo como la refutacion de aquellas posiciones. Marx analizaba
el papel que jugara Bolivar en la lucha nacional. Su gobierno fue para
pueblo atrasado lleg6 a prepararlo para que se gobernase por si el un ejemplo de bonapartismo y autoritarismo. Esta posicion, que pone
mismo mediante la carga del hombre blanco, salvo en la medida el valor humano por encima de las libertades democraticas, difiere pro-
fundamente, segun el autor, tanto de la realpolitik sustentada actualmen-
9 Cf. Madariaga, ob. cit., paginas 338, 522-23, 529, 602. te por los comunistas como del realismo de los sectores burgueses. Su
10 Pero la mayor laguna en el articulo de Marx, en este articulo, y generalmente conclusion general es que el pueblo no se capacita para la democracia
en todas las obras apologeticas de Bolivar, es no prestar atenci6n a la lucha de clases
de los habitantes del campo contra la oligarqufa criolla gobernante que dirige la sino mediante la propia lucha por lograrla, contra el poder que pretende
revoluci6n. A pesar de su gran incidencia como factor hist6rico, que surge clara- formarlo y contra los intelectuales que apoyan a la dictadura.
mente de una cantidad de hechos en los trabajos de Madariaga y de Masur, este
imbito permanece sin ser investigado, particularmente la extrema pequefiez de la
base de la revoluci6n entre las clases mas bajas y los indios, quienes oscilaban entre
la apatia y la posici6n en favor de Espafia. El reciente libro de JUANBoscH, Bolivar
SUMMARY
y la guerra social, es muy sugestivo, principalmente porque coloca la conduccibn de
la dictadura por parte de Bolivar en el contexto de los intereses de la clase gober-
nante. En Ensayos de historia social venezolana, de FEDERICO BRTroFIGUEROA (Caracas The author assess that contemporary politics is familiar with moot
1960), puede verse que los comunistas sudamericanos no se interesan por el anAlisis issue of the justification for authoritarian dictatorship in developing
marxista. De todas maneras, todavia se puede expresar una ctitica mas respecto de
la polemica de los editores del MEW en contra de Marx, sobre la pretensi6n de que countries: one defending only those movements oriented toward depen-
Bolivar "tuvo exito en integrar a esta lucha los elementos patri6ticos de los criollos dence on foreign capital investments and the other vindicating only those
terratenientes, la burguesia y la masa del pueblo, incluidos los indios y los negros".
CARLOSMARX y SIM6N BOLfVAR 311

dictatorship that replace the old holding classes with new bureaucratic
rulers- The author assess that it is not a new idea. A century ago it was
analysed and contradicted by Marx in his work on the Bonapartist re-
gim in France and in his article on Bolivar. The latter is viewed as a
refutation of those positions. Marx considered Bolivar movement as a
case of bonapartism. For him Bolivar's bonapartism was counterposed
to the interests of the revolution. The issue is crearly not the national
struggle but Bolivar' political role in it. This position that put a human
value on democratic value is opposite to the present communist real-
politik and to the bourgeois realism. The general conclusion of this paper
is that a people do not become "trained" for democracy except by their
own fight for democracy, against the power that tells them it is "training"
them and against the intelectuals that apologize for the dictatorship.
Un bicentenario para repensar sin miedo
Cuando en 1989 se cumplió el bicentenario de la Revolu-

BICENTENARIO ción francesa la cultura política europea rememoró antiguos


debates postergados. Las urgencias políticas del momento no
dejaron margen a la serenidad. ¡Había que liquidar con pre-
mura y caiga quien caiga toda huella de pensamiento crítico!
La bochornosa caída del muro de Berlín prometía arrasar con
cualquier proyecto de emancipación radical que pretendiera
ir más allá del límite histórico alcanzado por la Revolución
DEL BOLÍVAR DE KARL MARX francesa de 1789. Revolución que, dicho sea de paso, no era
concebida de manera integral como habían sugerido las in-
AL MARXISMO BOLIVARIANO vestigaciones de Albert Soboul y otros clásicos de la historio-
grafía marxista sino que incluso era reducida a la caricatura
DEL SIGLO XXI* del denominado “terror jacobino”.1
Dos décadas después de aquella celebración europea que
pretendía enterrar definitivamente a Karl Marx bajo el polvo
Néstor Kohan**
y los escombros de esa pared caída en Berlín, las piruetas del
calendario remiten ahora a otra fecha histórica, centrada en
esta oportunidad en América Latina. En este nuevo bicente-
nario del año 2010 nos encontramos cara a cara con el inicio
en 1810 de la independencia continental frente al colonialis-
¿Adónde irá Bolívar? ¡Al brazo de los hombres mo europeo.2 Nuevamente afloran numerosos debates políti-
para que defiendan de la nueva codicia, cos e interrogantes teóricos postergados donde la discusión
y del terco espíritu viejo, la tierra sobre el pasado nos sugiere repensar el horizonte presente y
donde será más dichosa y bella la humanidad! futuro.
Pero nuestro tiempo es notablemente distinto al clima
(José Martí, Discurso del 28 de octubre de 1893) asfixiante de 1989... Dos décadas después de la caída del muro
de Berlín, el sistema capitalista atraviesa una nueva crisis
Les repitió por milésima vez la conduerma aguda, sólo comparable con la de 1929. Nos encontramos bien
de que el golpe mortal
lejos de la euforia etílica que emborrachó la futurología neoli-
contra la integración fue invitar a los Estados Unidos
al Congreso de Panamá, como Santander beral de Francis Fukuyama así como también de la orgía triun-
lo hizo por su cuenta y riesgo, falista de Bush padre y su cómplice germano Helmut Kohl. En
cuando se trataba de nada menos que de todo el orbe crecen hoy las resistencias y la indisciplina, se
proclamar la unidad de la América. generalizan las tensiones sociales y las contradicciones an-
tagónicas del capital emergen exacerbadas a flor de piel.
(Gabriel García Márquez, El general en su laberinto) En ese nuevo marco mundial Estados Unidos (y su siste-
ma vigilante de policía mundial disfrazado de “multicultura-
lismo”) se enfrenta a nuevos disidentes radicales. Retorna a
*Tomado de Rebelión, 6 de septiembre de 2010.
** Investigador y docente en la Universidad de Buenos Aires. escena la prédica antiimperialista, el viejo sueño de herman-

47 48
dad latinoamericana, los ideales libertarios y proyectos eman- todavía más. Porque en nuestro continente, la pugna por cons-
cipadores todavía incumplidos de Simón Bolívar, José Carlos tituir una gran nación integradora frente a la dominación
Mariátegui y Ernesto Che Guevara. Una tradición de pensa- (externa e interna) estuvo presente de manera inacabada e
miento crítico que este nuevo bicentenario nos invita a re- inconclusa desde sus mismos inicios.
pensar, recuperar y actualizar. Ya en 1810, y desde entonces en adelante, el proyecto po-
lítico independentista aspiraba en sus promotores más radi-
Bolívar y el problema (inconcluso) de la cales constituir una gran nación latinoamericana (sus cla-
nación latinoamericana ses dominantes y las elites locales, débiles, mezquinas y mio-
Durante los últimos años desde los centros académicos pes socias menores de la dominación externa, fueron tam-
que marcan y condicionan a agenda del debate teórico se de- bién responsables del fracaso de ese ambicioso proyecto de
cretó el fallecimiento repentino y se labró el acta de defun- soberanía integral). En este sentido la nación no estaba en
ción “definitiva” del estado-nación. Con la emergencia de la Nuestra América constituida esperando a que se la libere.
globalización, se nos dijo, dejó de tener sentido la lucha por la Había que constituirla al mismo tiempo que emanciparla.
liberación nacional en los países dependientes, periféricos, La nación latinoamericana, “un solo país, la Patria Gran-
coloniales o semicoloniales ya que supuestamente habría de”, como la denominaba el libertador Simón Bolívar [1783-
desaparecido el imperialismo y ningún estado-nación ocupa- 1830], es todavía hoy, dos siglos después, un proyecto incon-
ría ese rol tan característico de la dominación del capital que cluso, pendiente y a futuro.
marcó a fuego todo el siglo XX.3 Retomar ese proyecto nos permitiría descentrar los fal-
Dejando a un lado la refutación de ese lugar común tan sos dilemas que dicotomizan el debate con los falsos térmi-
difundido por los monopolios de (in)comunicación, de endeble nos de globalización desterritorializada versus nacionalismo
fundamentación teórica, débil sostenimiento empírico y sos- estrecho y provinciano. Cosmopolitismo falsamente univer-
pechosa posición política,4 creemos que hoy se torna necesa- sal (que en realidad generaliza como “universal” valores y
rio e imperioso abordar y retomar esta problemática desde un culturas típicas y exclusivas del american way of life) versus
ángulo bien distinto. fundamentalismos parroquiales (cuanto más débiles, más
A diferencia de la tradicional “cuestión nacional” tal como intolerantes).
fue abordada por los clásicos del marxismo europeo —nacio- El proyecto político que impulsó Simón Bolívar en las lu-
nes oprimidas y aisladas que luchaban por romper esa do- chas de independencia era mucho más complejo, rico y radi-
minación y desplegar su soberanía al interior de su propio cal que esa idea fofa, amorfa, vagamente humanitarista y
estado nación—, la cuestión nacional latinoamericana poseía absolutamente genérica, muy a gusto del pensamiento “polí-
y posee otra dimensión, riqueza, extensión y complejidad. En ticamente correcto” de nuestros días, al estilo de las ONG
el caso europeo, muchas veces las naciones ya estaban cons- europeas o norteamericanas o incluso de la UNESCO. Bolívar
tituidas desde inicios de la modernidad y lo que quedaba aún pensaba sus proyectos incluyendo como eje la educación po-
pendiente era sacarse de encima la indignante bota imperial pular (qué él resumía como “Moral y luces” siguiendo a su
de las naciones opresoras. Polonia fue, quizás, uno de los ca- maestro Simón Rodríguez [1769-1853]) pero siempre a partir
sos emblemáticos junto con Irlanda en el siglo XIX. La misma de la confrontación. La única libertad auténtica se conquista
Irlanda y fundamentalmente Euskal Herria (el país vasco) luchando. La batalla de las ideas sola y aislada es buena, pero
constituyen todavía en la actualidad un fenómeno análogo de sin confrontación jamás podrá vencer. La hegemonía consti-
opresión nacional. tuye la combinación de la persuasión del consenso pero al
Sin embargo, cuando abordamos esta misma discusión mismo tiempo de la confrontación a través del ejercicio de la
en América Latina el problema se condensa y se complejiza fuerza material. La zorra y el león.

49 50
El libertador había proyectado e imaginado su utopía ra- nalismo” estrecho, provinciano y parroquial, la unidad conti-
dical de “Patria Grande” del siguiente modo: “Es una idea pro- nental contra la dominación: “Seguramente la unión es la
digiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración
nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con [...] lo que puede ponernos en aptitud de expulsar a los espa-
el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres ñoles, y de fundar un gobierno libre. Es la unión, ciertamen-
y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobier- te, mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino
no que confederase los diferentes estados que hayan de for- de efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos”.10 Idea que
marse [...]”.5 En el mismo sentido sostenía: “Yo deseo más reafirma una y otra vez sosteniendo: “Unidad, unidad, uni-
que otro alguno ver formar en América la más grande nación dad, debe ser nuestra divisa”.11
del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su
libertad y su gloria”.6
Aunque se negaba a construir castillos utópicos en el aire Clase y nación
debido a las guerras de liberación (que desarrollaba junto con En nuestra América, liberarnos entonces de la domina-
José de San Martín [1778-1850] en el sur y otros revoluciona- ción colonial, neocolonial e imperialista presupone al mismo
rios continentales que compartieron y pelearon por ese mis- tiempo construir la Patria Grande. No habrá liberación na-
mo proyecto durante aquella época) y a las disputas internas cional sin emancipación social y jamás lograremos reorgani-
que desangraban el continente, Bolívar aspiraba a un siste- zar la nueva sociedad sobre bases no capitalistas ni mercan-
ma republicano —el más avanzado en aquel entonces— para tiles si al mismo tiempo no logramos constituir ese proyecto
esa Patria Grande. Educado por el maestro Simón Rodríguez, inacabado de Patria Grande, rompiendo con toda sumisión y
ponía a la igualdad en lo más alto de su pensamiento: “He dependencia. No hay ni puede haber dos “etapas” separadas
conservado intacta la ley de las leyes —la igualdad— sin ella (como le gustaba repetir al señor Stalin) ni dos revoluciones
perecen todas las garantías, todos los derechos. A ella debe- diferentes: el proceso de la revolución latinoamericana es y
mos hacer los sacrificios. A sus pies he puesto, cubierta de deberá ser al mismo tiempo socialista de liberación nacio-
humillación, a la infame esclavitud”.7 nal, es decir, de liberación continental. La dominación de clase
De allí que afirme: “Por estas razones pienso que los ame- y la cuestión nacional no conforman procesos escindidos en
ricanos, ansiosos de paz, ciencias, artes, comercio y agricul- tiempo y espacio sino hilos de un mismo tejido social que se
tura, preferirían las repúblicas a los reinos, y me parece que conformó de esa forma —subordinada al sistema capitalista
esos deseos se conformarán con las miras de Europa”.8 mundial a través de sus socios locales, las burguesías lúmpe-
Esa república era concebida por Bolívar como una instan- nes y dependientes— desde nuestros inicios históricos.
cia intermedia de equilibrio entre “la libertad indefinida, ili- Por eso Mariátegui —el primer marxista de Nuestra Amé-
mitada y la democracia absoluta”—para él el ideal, pero que rica— pudo escribir un siglo después de Bolívar que “La mis-
no concibe como posible pues sería necesario contar con “án- ma palabra Revolución, en esta América de las pequeñas re-
geles, no hombres”— y el despotismo tiránico. Resumiendo voluciones, se presta bastante al equívoco. Tenemos que rei-
ese sentido republicano, donde no se cansa de elogiar las elec- vindicarla rigurosa e intransigentemente. Tenemos que res-
ciones periódicas (para que el pueblo no se acostumbre a obe- tituirle su sentido estricto y cabal. La revolución latinoame-
decer y el gobierno no se acostumbre sólo a mandar, según ricana, será nada más y nada menos que una etapa, una fase
sus propias palabras), Bolívar resume su proyecto afirmando de la revolución mundial. Será simple y puramente, la revo-
que no combate “por el poder, ni por la fortuna, ni aun por la lución socialista. A esta palabra, agregad, según los casos,
gloria, sino tan solo por la libertad ”.9 todos los adjetivos que queráis: “antiimperialista”, “agraris-
La salida estratégica era, a contramano de tanto “nacio- ta”, “nacionalista-revolucionaria”. El socialismo los supone,

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los antecede, los abarca a todos”.12 1897]. En su correspondencia Marx reconoce que ese trabajo
Ese es precisamente el programa bolivariano y mariate- es realizado por necesidad: “El continuo estercolero periodís-
guista que retoma y actualiza Ernesto Che Guevara en el úl- tico me aburre. Me ocupa mucho tiempo, dispersa mis es-
timo de sus mensajes al mundo, oportunidad en la que par- fuerzos y, en último análisis, no es nada [...] Las obras pura-
tiendo de su experiencia concreta al frente de la Revolución mente científicas son algo completamente diferente”. No obs-
cubana sintetiza su interpretación sociológica e historiográ- tante, esos artículos le permiten ampliar la mirada y des-
fica de la historia de Nuestra América, de donde deduce un prenderse de muchos tics eurocéntricos que habían teñido
proyecto estratégico y político a futuro: “Por otra parte las bur- su prosa en años anteriores.15 Algunos escritos y artículos
guesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposi- del período los incorpora, incluso, a El capital. Engels lo ayuda
ción al imperialismo —si alguna vez la tuvieron— y sólo for- (redactando textos que Marx firma para cobrarlos). En total, el
man su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o re- Tribune publica 487 artículos de Marx: 350 escritos por él, 125
volución socialista o caricatura de revolución”.13 por Engels y 12 en colaboración. Marx mantiene ese vínculo
Hoy, en el siglo XXI, ya está completamente fuera de dis- periodístico desde 1851 hasta 1862.
cusión que ese proyecto mariateguiano y guevarista de revo- En abril de 1857 Charles Dana invita a Marx a colaborar
lución socialista continental o, en otras palabras, ese proyec- también sobre temas militares en la Nueva Enciclopedia
to de Patria Grande antiimperialista y socialista al mismo Americana (comprende 16 volúmenes y más de 300 colabora-
tiempo, está inspirado directamente en el ideario indepen- dores). En total, la Enciclopedia publica 67 artículos de Marx y
dentista bolivariano. Engels, 51 de ellos escritos por Engels (con investigación de
Marx en el Museo Británico). La colaboración de ambos no
El “Bolívar” de Marx pasa de la letra “C”. Entre otros, Marx escribe el capítulo “Bo-
Sin embargo, no podemos ni debemos desconocer las agu- lívar y Ponte” sobre el libertador americano (aproximadamen-
das tensiones que marcaron la relación entre el universo te entre septiembre de 1857 y enero de 1858).16
cultural inspirado en los sueños libertarios de Simón Bolívar Como ya señalamos, Marx realiza una evaluación suma-
y la lectura política que se deriva de la concepción materia- mente negativa de Bolívar. No comprende su papel de primer
lista de la historia y la filosofía de la praxis cuyo padre funda- orden en la emancipación continental del colonialismo espa-
dor ha sido Karl Marx. ñol ni su proyecto de construir una gran nación latinoameri-
Varios problemas pasaron a la herencia del movimiento cana (“la Patria Grande” en el lenguaje de Bolívar).
revolucionario latinoamericano y mundial debidos al tan poco Resulta más que probable que las fuentes historiográfi-
feliz artículo escrito por Marx a fines de 1857 y comienzos de cas —férreamente opositoras al líder independentista— que
1858, mientras redactaba la primera versión de El capital, Marx encuentra en el Museo Británico y en consecuencia
hoy conocida como los Grundrisse (cuya redacción sólo inte- utiliza tiñan su sesgado análisis. Para investigar, Marx recu-
rrumpe momentáneamente por necesidades económicas). En rría siempre a las bibliotecas públicas y en ellas sólo encon-
aquel trabajo periodístico-biográfico Marx se esfuerza por de- tró esa bibliografía disponible.
nostar a Bolívar hasta el límite que le permite su prosa, en- Su pequeño ensayo biográfico se basa principalmente en
volviéndolo en una suerte de bonapartismo reaccionario.14 los trabajos del general francés H.L.V. Ducoudray Holstein (que
En la gestación del artículo incidieron diversas variables. llevan por título Memorias de Simón Bolívar, presidente Liberta-
Para sobrevivir exiliado en Londres, Marx comienza a traba- dor de la República de Colombia, y de sus principales genera-
jar como periodista, colaborando a la distancia en el New York les; historia secreta de la revolución y de los hechos que la
Daily Tribune —por entonces uno de los periódicos más leídos precedieron, de 1807 al tiempo presente. Boston, 1829); en
de EEUU— por invitación de Charles Anderson Dana [1819- las Memorias del general Miller al servicio de la República del

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Perú, de los hermanos británicos William y John Miller (Lon- en ese momento, por la ausencia de una voluntad nacional y
dres, 1828 y 1829, dos volúmenes) y en los trabajos del coro- popular de las elites criollas que habían encabezado la inde-
nel británico Gustavo Hippisley (tituladas Una narración de la pendencia. Esta debilidad de las elites, aunada a la ausencia
expedición a las riberas del Orinoco y del Apure, en Suramérica; de masas populares con un proyecto autónomo, configuran
la cual salió de Inglaterra en noviembre de 1817 y se integró una situación histórica que no favorece la apertura, en el
a las fuerzas patrióticas en Venezuela y Caracas. Londres, pensamiento de Marx, de un horizonte de búsqueda teórica
1829). Todos ellos son soldados europeos que, por diversos análogo al que ya había considerado para otros procesos, o a
motivos, mantuvieron conflictos personales con Bolívar.17 los que consideraría en el futuro— Irlanda, Rusia”.21
Analizando críticamente esas mismas fuentes pertene- De todos modos, justo es subrayar y destacar que en su
cientes a “tres autores conocidos y considerados como los discutible escrito sobre Simón Bolívar, aun lleno de dudosas
mayores desertores de la Legión Británica” y tratando ade- e ilegítimas impugnaciones contra el libertador americano,
más de sistematizar ese injustificado ataque de Marx en toda Karl Marx no deja de reconocer que “La intención real de Bo-
la línea, Vicente Pérez Silva enumera las acusaciones con- lívar era unificar a toda América del Sur en una república
tra el libertador que bosqueja la pluma de Marx: a) oportunis- federal”.22
mo, b) cobardía, c) traición, d) realismo, e) fanfarronería, f)
deserción, g) imprevisión, h) irresponsabilidad, i), venganza, ¿Polemizar con el populismo abandonando a Bolívar?
j) tendencia o gusto por la dictadura, k) incapacidad, l) indo- Lo paradójico del asunto reside en que no sólo Marx —por
lencia y finalmente m) ambición.18 De todas ellas no se deri- las limitaciones señaladas— equivocó el camino cuando de-
va sino una opinión prejuiciosa, que realmente asombra pues bía encontrarse con Bolívar. Varias décadas después uno de
ese estilo de escritura y de investigación se encuentra au- los principales fundadores del marxismo latinoamericano,
sente en el 99 por ciento de la obra de Marx, paradigma uni- Aníbal Norberto Ponce, vuelve a incurrir en idéntico error.
versal si los hay de lo que debe ser un investigador científico Erudito, original y creador —él fue probablemente la prin-
y crítico. Para justificar la superficialidad o lo erróneo de esos cipal fuente en la que incursionó el Che Guevara a la hora de
juicios históricos de Marx se ha subrayado que su autor es- reflexionar y escribir sobre “el hombre nuevo” como núcleo
cribió esas líneas sobre Bolívar con extrema rapidez y única- del socialismo y la sociedad del futuro—, Ponce apela al dis-
mente con el fin de ganarse el pan, robándole tiempo a lo que cutible artículo de Marx para polemizar con el populismo lati-
más le interesaba en ese momento que era comenzar a re- noamericano. Con ese objetivo publica en el primer número
dactar nada menos que El capital, lo cual no deja de ser cier- de su revista Dialéctica aquel trabajo sobre Simón Bolívar,23
to. Sin embargo, el objetivo alimenticio-salarial no resulta reproducido con la intención de contrarrestar los artículos “Por
suficiente para legitimar esa incomprensión prejuiciosa pues la emancipación de América latina” del peruano Víctor Raúl
el mismo Marx le confiesa a Engels que el editor Dana le ha Haya de la Torre y “Bolivarismo y Monroísmo” del mexicano
reprochado el “estilo partisano” empleado en el mencionado José Vasconcelos. Ponce no sólo lo publica sino que además
artículo.19 Es decir que Marx no escribe así respondiendo a lo celebra, al describirlo “tan jugoso a pesar de su aspecto
una demanda de su empleador —como suele suceder en el seco y áspero”. En lugar de disputarle al populismo fundado
periodismo comercial— sino por decisión propia, incluso con- por el APRA de Haya de la Torre la tradición antiimperialista
trariando la opinión de su editor, quien se queja y le reprocha —como hicieron Mariátegui en Perú y también Mella, prime-
dicho ataque.20 ro en Cuba y luego en México—, Ponce cree convertirse en
Esforzándose por indagar una razón más profunda de este un auténtico “marxista” despojándose de toda ligazón con la
desencuentro de Marx con Bolívar, Ana María Rivadeo sostie- herencia bolivariana. Notable error que si en tiempos de Marx
ne: “La historia de América Latina se caracteriza, en efecto, era, después de todo, comprensible por la falta de información

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y el carácter sesgado de la escasa bibliografía accesible en el guerrillera —junto con su cuaderno de notas militares (ya
Museo Británico sumada a las otras circunstancias mencio- publicado en 1967 como Diario de Bolivia , hoy famoso) y su
nadas en las que escribió su ensayo, en Ponce no deja de cuaderno de notas y extractos filosóficos (todavía inédito en el
constituir un tropezón teórico que nada le debe ni le aporta al año 2010)— un cuaderno de poesías. En ese cuaderno verde,
pensamiento socialista, comunista y revolucionario de Nues- donde Guevara reproducía las poesías que más amaba y que
tra América.24 Sobre ese tipo de errores se apoyarán diversos tanto lo habían marcado en su experiencia vital, elaborando
adversarios y polemistas del marxismo, provenientes tanto algo así como su antología personal, encontramos escrita de
de la Academia oficial como del nacionalismo burgués.25 su puño y letra... “Un canto para Bolívar” de Pablo Neruda.27 Si
Aun siendo un discípulo directo del libro Humanismo bur- en los campamentos guerrilleros de Bolivia les daba para leer
gués y humanismo proletario de Aníbal Ponce —de quien adop- y estudiar a sus combatientes las historias de la guerra de
ta su reiterada insistencia en el humanismo marxista y en liberación de José de San Martín, Juana Azurduy y otros re-
la construcción del “hombre nuevo”—, Ernesto Che Guevara volucionarios de 1810,28 también llevaba en su mochila el
marca distancia en torno a la crítica injusta de Marx hacia recuerdo incandescente de Simón Bolívar. Guevara además
Bolívar que había celebrado su maestro argentino. Por eso, al de sanmartiniano y martiano, no cabe duda, era un boliva-
intentar reflexionar sobre la ideología que inspiró a la Revo- riano convencido. Sabía bien que en Nuestra América la mejor
lución cubana el Che escribe: “A Marx, como pensador, como manera de ser un marxista revolucionario consecuente, in-
investigador de las doctrinas sociales y del sistema capitalis- cluso a pesar de la apreciación errónea del maestro Marx, es
ta que le tocó vivir, puede, evidentemente, objetársele cier- ser bolivariano.
tas incorrecciones. Nosotros, los latinoamericanos, podemos,
por ejemplo, no estar de acuerdo con su interpretación de El marxismo bolivariano del siglo XXI
Bolívar o con el análisis que hicieran Engels y él de los mexi- Varias décadas después del asesinato del Che Guevara a
canos, dando por sentadas incluso ciertas teorías de las razas manos de la CIA y el ejército boliviano (porque el Che, convie-
o las nacionalidades inadmisibles hoy. Pero los grandes hom- ne recordarlo frente a tanto hipócrita que hoy lo homenajea
bres descubridores de verdades luminosas, viven a pesar de como si fuera Gandhi o la Madre Teresa de Calcuta, no se
sus pequeñas faltas, y estas sirven solamente para demos- murió en su cama de muerte natural ni de un resfrío...) el
trarnos que son humanos, es decir, seres que pueden incu- mensaje insumiso retorna.
rrir en errores, aún con la clara conciencia de la altura al- El posmodernismo ya tuvo sus dos minutos de fama y sus
canzada por estos gigantes de pensamiento. Es por ello que treinta segundos de gloria. Que en paz descanse, rodeado de
reconocemos las verdades esenciales del marxismo como in- tumbas académicas, becas millonarias y las pompas fúne-
corporadas al acervo cultural y científico de los pueblos y los bres de grandes monopolios de (in)comunicación. Sus ventrí-
tomamos con la naturalidad que nos da algo que ya no nece- locuos locales continúan moviendo las manos y la boca, si-
sita discusión”.26 Guevara rescataba entonces la necesidad guen buscando oídos jóvenes para inculcar resignación y “rea-
de crear al “hombre nuevo” que había enseñado Ponce, pero lismo”, pero ahora casi nadie los escucha. En Nuestra Améri-
como pensaba que era más necesario y vigente que nunca el ca vuelven a sonar los tambores de la rebelión. Cada vez se
proyecto de crear la Patria Grande latinoamericana, no cele- escuchan más cerca. Día a día son menos los que creen que
braba ni compartía el artículo de Marx sobre Bolívar que aquel el futuro está debajo de la bandera prepotente de los Estados
había publicado para discutir con el populismo. Unidos de Norteamérica.
Quizás por mantener este punto de vista, al final de su Bolívar vuelve a inspirar nuevas rebeldías, las antiguas
vida, en las selvas de Bolivia, el Che llevaba en su mochila y otras nuevas que resignifican sus antiguas proclamas de
liberación continental incorporando nuevas demandas, dere-

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chos y exigencias populares. los bolcheviques, los combatientes libertarios y comunistas,
Su inspiración contemporánea, a la altura del siglo XXI, los partisanos, los maquis, los guerrilleros insurgentes y to-
asume las formas más variadas y los estilos más diversos, dos los luchadores y luchadoras del tercer mundo.
atravesando desde los movimientos sociales hasta los sacer- Si en este bicentenario Karl Marx anduviera por nues-
dotes tercermundistas, desde los gobiernos bolivarianos has- tros barrios, ¿no caminaría al lado nuestro repitiendo con José
ta la lucha insurgente y guerrillera, desde el presidente Hugo Martí “Patria es humanidad” y llevando en el hombro, tam-
Chávez 29 hasta el Movimiento Continental Bolivariano bién él, su bandera de Bolívar?
(MCB)30 y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-
Ejército del Pueblo (FARCEP).31 No es casual. Todos se inspi- Notas
1. Los mitos anticomunistas del pensamiento de derecha —nunca asu-
ran en Simón Bolívar.
midos como tales— de aquel momento que dibujaban esa caricatura
¿Este resurgir de la prédica bolivariana constituye una en el bicentenario de la Revolución francesa se nutrían de diversas
expresión de “folclore latino” y una exótica cortina de humo fuentes, desde los panfletos más “eruditos” de la historiografía revi-
tropical o expresa la crisis profunda de una manera posmo- sionista del profesor francés François Furet hasta recursos más po-
pulares como el film comercial Danton, del director polaco Andrezj
derna de entender la historia donde únicamente se destaca-
Wajda (basado a su vez en la obra de teatro “El caso Danton”, de
ban las discontinuidades, los cortes absolutos y “el capricho- Stanislawa Przybyszewska, bastante más proclive hacia Robespierre
so, contingente y aleatorio suceder de capas geológicas” (como que la película, según reconoció posteriormente el mismo Wajda).
le gustaba decir a Michel Foucault)? ¿El hecho político y teóri- 2. En realidad las resistencias contra la dominación colonial, la explo-
tación salvaje y otros mecanismos fundamentales de la acumulación
co de nuevas luchas sociales actuales que marcan una con-
originaria del sistema capitalista a escala mundial comenzaron des-
tinuidad explícita y directa con las luchas históricas del pa- de la misma llegada de los “civilizados” de la espada, la cruz, la
sado no merecería una reflexión de largo aliento y una nuevo hoguera, la violación y la tortura de los pueblos sometidos. Dos de
programa de investigación dejando atrás los equívocos poses- los principales hitos de esa extensa secuencia de luchas han sido la
insurrección continental liderada por Tupac Amaru y Tupac Katari y
tructuralistas de las décadas de 1980 y 1990?
la independencia de Haití, esta última concretada seis años antes
En el horizonte del siglo XXI vuelve a aparecer el antiguo que el proceso desatado en 1810.
pero nuevo proyecto integrador de todas las formas de lucha 3. En ese sentido dos afamados ensayistas nos explican y aleccionan:
convergiendo en el sueño rebelde de la Patria Grande, una “Muchos ubican a la autoridad última que gobierna el proceso de
globalización y del nuevo orden mundial en Estados Unidos. Los que
sola gran nación latinoamericana, una revolución socialista
sostienen esto ven a Estados Unidos como el líder mundial y única
a escala continental y mundial. Un proyecto radical cuya nue- superpotencia, y sus detractores lo denuncian como un opresor im-
va racionalidad histórica aspira a sembrar la diversidad mul- perialista. Ambos puntos de vista se basan en la suposición de que
ticolor de voces, luchas y rebeldías dentro de un suelo común Estados Unidos se hayan vestido con el
manto de poder mundial que las naciones europeas dejaron caer. Si
de hegemonía socialista, antiimperialista y anticapitalista.
el siglo diecinueve fue un siglo británico, entonces el siglo veinte ha
No es cierto que “desapareció el sujeto”. ¡No! El sujeto vuelve sido un siglo americano; o, realmente, si la modernidad fue europea,
y retorna multiplicado con mucha más fuerza (y menos inge- entonces la posmodernidad es americana. La crítica más condenato-
nuidad) que antes. Dejando atrás el cinismo del doble discur- ria que pueden efectuar es que Estados Unidos está repitiendo las
prácticas de los viejos imperialismos europeos, mientras que los pro-
so, el macartismo, la razón de Estado, la demonización y el
ponentes celebran a Estados Unidos como un líder mundial más
delgado límite de las protestas “permitidas” (siempre restrin- eficiente y benevolente, haciendo bien lo que los europeos hicieron
gidas a tímidas reformas de guetto, fagocitables dentro de las mal. Nuestra hipótesis básica, sin embargo, que una nueva forma
instituciones del sistema); el ejemplo insumiso de Bolívar nos imperial de soberanía está emergiendo, contradice ambos puntos de
vista. Estados Unidos no constituye –e, incluso, ningún Estado–
invita a recuperar la vocación de poder —trágicamente “olvi-
nación puede hoy constituir– el centro de un proyecto imperialista”,
dada” o denostada por los nuevos reformismos—, la ética in- véase Antonio Negri y Michael Hardt (2000): Imperio. Buenos Aires,
flexible y la rebeldía indomesticable de los viejos comuneros, Paidos, 2002. p. 15.

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4. Hemos intentado refutar en detalle semejante punto de vista en nues- superación y cambio de paradigma en la madurez, véase nuestro
tros libros Toni Negri y los desafíos de “Imperio”. Madrid, Campo de Marx en su (Tercer) Mundo, Buenos Aires, Biblos, 1998 (reedición
ideas, 2002 (reeditado en Italia con el título Toni Negri e gli equivoci di cubana posterior La Habana, Juan Marinello, 2003). Particularmen-
“Imperio”. Bolsena, Massari Editore, 2005) y también en el libro Nues- te el último capítulo.
tro Marx (en www.rebelion.org y www. lahaine. org). Resulta curioso 16. El margen de imprecisión de cuatro meses para ubicar la redacción
que a estos ensayistas y a muchos otros apresurados enterradores del del ensayo deriva de las discordancias entre los biógrafos que han
estado-nación —solamente cuando se trata de los estados-naciones de tenido acceso a los originales.
países dependientes— no les llame la atención que en toda película 17. Véase la extensísima nota Nº25 de Pedro Scarón donde analiza en
norteamericana aparezca hasta el hartazgo la banderita de las barras detalle cada una de las fuentes utilizadas por Marx, en Karl Marx y
y las estrellas. ¿Lo interpretarán como un símbolo de “multicultura- Friedrich Engels: Materiales para la historia de América Latina (prepa-
lismo”...? ración y notas del traductor Pedro Scaron), ob. Cit., nota 25, pp.105
5. Véase Simón Bolívar: “Carta de Jamaica” [Kingston, 6 de septiembre 108, particularmente 106.
de 1815]. En Tres documentos de Nuestra América. La Habana, Casa de 18. Véase Vicente Pérez Silva, “Bolívar visto por Carlos Marx”. En Simón,
las Américas, 1979. p. 28.  Quijote de América. Antología de ensayos sobre Simón Bolívar, presen-
6. Véase Simón Bolívar: “Carta de Jamaica”, ob. cit., p. 23. tación y compilación a cargo de Juvenal Herrera Torres, Caracas,
7. Véase Simón Bolívar: “Discurso en la presentación de la Constitución Instituto Municipal de publicaciones de la Alcaldía Municipio Liber-
de Bolivia”. Recopilado en Toby Valderrama y Alejandro Mena: Rum- tador, 2005, pp. 246-247.
bo al socialismo, Caracas, Fundación Fondo Editorial Fabricio Ojeda, 19. Véase Carta de Marx a Engels del 14 de febrero de 1858, en Karl
2006, pp. 14-15. Marx y Friedrich Engels: Materiales para la historia de América Latina
8. Véase Simón Bolívar: “Carta de Jamaica”, ob. cit. p.25. (preparación y notas del traductor Pedro Scaron), ob. cit. p. 94.
9. Véase Simón Bolívar: “Discurso al inaugurar el Congreso de La Angos- 20. Tratando de explicar ese prejuicio de Marx hacia el Libertador ame-
tura” (1819). Recopilado y comentado en la obra de Felipe Larrazábal: ricano José Aricó intenta derivar de la problemática de origen hege-
Simón Bolívar. Vida y escritos del Libertador (Biblioteca Ayacucho, 1918), liano de Marx su crítica a Bolívar. Al cuestionar a su maestro en la
tres tomos. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, dialéctica, Marx habría seguido girando en torno a la pareja catego-
2008. Particularmente tomo II, pp. 133-142. rial “Estado-sociedad civil”, invirtiéndola y otorgando primacía a esta
10. Véase Simón Bolívar: “Carta de Jamaica”, ob. cit. p. 29 30. última por sobre aquel otro. De allí que le costara tanto trabajo com-
11. Véase Simón Bolívar: “Discurso al inaugurar el Congreso de La An- prender el modo en que en las revoluciones de independencia ame-
gostura”, ob. cit. tomo II, p. 139 ricana es el Estado el que funda la sociedad civil y no al revés.
12. Véase José Carlos Mariátegui “Aniversario y balance” (Editorial de la Véase José Aricó: Marx y América Latina. Buenos Aires, Catálogos,
revista Amauta, N°17, año II, Lima, septiembre de 1928). En el apén- 1988. Para llegar a esa conclusión Aricó sistematiza y compendia
dice a nuestro libro Introducción al pensamiento marxista. Buenos Ai- las investigaciones previas de Georges Haupt, Claudie Weil, Renato
res, La Rosa Blindada, 2003. p. 181. Levrero, Hal Draper y Roman Rosdolsky. En cambio, “se olvida” de
13. Véase Ernesto Che Guevara: “Mensaje a los pueblos del mundo a mencionar como fuente a Ernest Mandel (de quien adoptó como pres-
través de la Tricontinental” (16/4/1967). En el apéndice a nuestro tada la idea según la cual Marx comenzó a ocuparse de la periferia
libro Introducción al pensamiento marxista, ob.cit, p. 241 y en Obras, del mercado mundial estudiando el comercio exterior de Gran Bre-
Casa de las Américas, 1970. En términos generales, la idea de León taña. Véase Ernest Mandel: La formación del pensamiento económico
Trotsky para el futuro de Nuestra América no era muy distinta de de Karl Marx de 1843 hasta la redacción de "El capital". Madrid, Siglo
esta lectura bolivariana del Che Guevara, donde la clave de la libe- XXI, 1974. p. 135). Aricó también “se olvida” de mencionar a otra de
ración reposaría en la unidad continental y en la revolución socia- sus fuentes y uno de sus principales antecesores, Jorge Abelardo
lista, aunque Trotsky lo planteara en un estilo literario y con térmi- Ramos. Más de una década antes que Aricó, Ramos ya había aventu-
nos no siempre habituales en la cultura política de América latina. rado el origen hegeliano del prejuicio de Marx hacia Bolívar y Amé-
“Por los Estados Unidos Soviéticos de Sud y Centro América”, véase rica Latina..., justamente la tesis central del libro de Aricó. Afirma-
León Trotsky, Escritos latinoamericanos, Buenos Aires, CEIP, 1999. ba Ramos: “Estos infortunados juicios de Marx sobre Bolívar estaban
“El futuro de América Latina” (1940), pp. 156-157. sin duda influidos por la tradición antiespañola prevaleciente en
14. Véase Karl Marx: “Bolívar y Ponte”. Originalmente publicado en el Inglaterra, donde vivía Marx, y por el común desprecio europeo ha-
tomo II de The New American Cyclopedia y reproducido en Karl Marx cia el Nuevo Mundo, cuyos orígenes se remontaban a los filósofos de
y Friedrich Engels: Materiales para la historia de América Latina (pre- la Ilustración y a las observaciones olímpicas de Hegel en su Filoso-
paración y notas del traductor Pedro Scaron), México, Siglo XXI, fía de la historia universal”. Agregaba también: “Como en los tiem-
1975. pos de Hegel, los pensadores de Europa, Marx entre ellos, conside-
15. Sobre el eurocentrismo en la escritura juvenil de Marx y su posterior raban a la América Latina como un hecho geográfico que no se había

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transmutado todavía en actividad histórica”. Véase J. A. Ramos: “Bo- se encubre con una terminología aparentemente neutral. A Marx y
livarismo y marxismo” [1968]. En su libro Marxismo de Indias. Barce- al marxismo Chavolla les reprocha su “eurocentrismo” -del que su-
lona, Planeta, 1973. pp. 207 y 216. puestamente nunca se habrían desembarazado. Curiosamente, en
21. Véase Ana María Rivadeo: El marxismo y la cuestión nacional (tesis de su libro toda la bibliografía se cita en francés, aún cuando el idioma
doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México dirigida de Marx es el alemán y el del autor el castellano. Incluso, para
por Adolfo Sánchez Vázquez), México, UNAM, 1994. p. 72. El plan- “quedar bien” con el jurado francés, se citan en ese idioma títulos de
teo de Rivadeo no deja de ser útil, sugerente, riguroso y puntilloso libros que sólo han sido editados en Argentina o México, como los
en la reconstrucción de las fuentes de Marx, sin embargo, por mo- de Pasado y Presente. ¿Una muestra más de eurocentrismo?
mentos su trabajo académico —desarrollado en plena euforia de lo Para el segundo caso, tenemos en mente al ensayista argentino
que académicamente se dio en denominar “la crisis del marxismo”— José Pablo Feinmann, de gran presencia mediática en nuestros días
permanece demasiado pegado al relato de Aricó, Portantiero y otros a través de la TV, quien en su libro Filosofía y Nación (escrito en
ensayistas del mismo grupo intelectual (ya por entonces ex marxis- plena euforia del populismo nacionalista entre 1970 y 1975,
tas o conversos a la socialdemocracia) que a su vez eran deudores publicado en 1982 y reeditado sin modificar una sola palabra en
del historiador Halperín Donghi y otros profesores de no pocas sim- 1996 con un prólogo posmoderno) afirma con notable liviandad que
patías liberales. De allí que por momentos la autora termine subesti- Marx es... “un pensador del imperio británico”, un ingenuo apologista
mando esa supuesta “falta de voluntad nacional” en las masas popu- de la dominación colonial sobre los pueblos sometidos.
lares latinoamericanas... ¿cómo explicar entonces la persistencia Hemos intentado una crítica de ambos autores en nuestro libro
de las luchas de emancipación a nivel continental durante dos si- Con sangre en las venas (Apuntes polémicos sobre la revolución, los
glos a pesar de tantas represiones, genocidios, golpes de estado, sueños, las pasiones y el marxismo desde América Latina), Bogotá,
intervenciones norteamericanas y dictaduras militares? Ocean Sur, 2007. pp.9-15.
22 . Vé ase Karl Marx: “Bolívar y Ponte ”, o b. Cit. pp. 90-91. 26. Véase Ernesto Che Guevara : “Notas para el estudio de la ideología
23. Véase Karl Marx: “Simón Bolívar”. Publicado en la revista dirigi- de la Revolución cubana”. Publicado originariamente el 8 de Octubre
da por Ponce Dialéctica N°1, Buenos Aires, marzo de 1936, pp. 1-14. de 1960 en La Habana, en la revista Verde Olivo. El artículo fue
(traducción del original inglés de Emilio Molina Montes). Recopila- reproducido posteriormente en infinidad de editoriales y sitios. Por
do también en las Obras completas de Ponce, Buenos Aires, Cartago, ejemplo en Ernesto Che Guevara: Obras, La Habana, Casa de las
1974. 4 tomos. Américas, 1970. Dos tomos. Sin embargo, en algunas
24. Muy poco tiempo después —menos de dos años— de haberlo publica- ediciones posteriores este párrafo donde el Che Guevara pone
do, durante su exilio mexicano, Ponce revisa las posiciones presu- distancia crítica frente al injustificado ataque de Marx sobre Bolívar
puestas en su primera celebración del trabajo de Marx sobre Bolívar. fue inexplicable y sorprendentemente —¿por un error?— suprimido...
En tierras mexicanas publica cinco artículos sobre la cuestión na- 27. Véase Ernesto Che Guevara : El cuaderno verde del Che (poesías de
cional latinoamericana y el problema indígena. En esos últimos tra- Pablo Neruda, León Felipe, Nicolás Guillén y Cesar Vallejo). Prólogo
bajos truncos —Ponce fallece casi inmediatamente— denomina a de Paco Ignacio Taibo II, México, Seix Barral-Planeta, 2007. La poesía
nuestro continente “la América indígena” a contramano de su juve- a Simón Bolívar se encuentra reproducida en pp.82-84.
nil adhesión a la herencia liberal de Domingo Faustino Sarmiento 28. Según nos testimonia Harry Villegas Tamayo, alias Pombo. Véase
de innegables connotaciones positivistas, darwinianas y racistas. nuestra entrevista al hoy general cubano, compañero del Che en
Tomando en cuenta ese notable cambio de mirada sobre la cuestión Sierra Maestra, Congo y Bolivia, en nuestro Che Guevara: El sujeto y
nacional y el latinoamericanismo entusiasmado que se produce en el poder, Buenos Aires, Nuestra América-La Rosa Blindada, 2005.
su exilio mexicano es más que probable que Ponce hubiera vuelto a 29. Véase Antonio Aponte (seudónimo colectivo): 100 granos de maíz (varios
repensar y, ahora sí, a recuperar como propia la herencia de Bolí- tomos con los títulos Fusiles, libros y rosas y La hora de los hornos),
var. Véase nuestro De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo Caracas, Fundación Fondo Editorial Fabricio Ojeda, 2006, 2007 y
argentino y latinoamericano, Buenos Aires, Biblos, 2000 (reeditado 2008; Amílcar Figueroa Salazar: La revolución bolivariana. Nuevos
en versión ampliada en Cuba, La Habana, Centro Juan Marinello, desafíos de una creación heroica, Caracas, El Tapial, 2007; Amílcar
2008). Particularmente el capítulo dedicado a Ponce “Humanismo y Figueroa Salazar: ¿Reforma o revolución en América Latina. El proceso
revolución”. venezolano, México, Ocean Sur, 2009; Menry Fernández Pereyra
25. Estamos pensando, para el primer caso, en el profesor mexicano, (director de la Escuela de Guerra del Ejército Venezolano): Bases
director del Instituto de Estética de la Universidad de Guadalajara, históricas, políticas y filosóficas de la Guerra Popular de Resistencia,
Arturo Chavolla y su triste libro (en realidad tesis de doctorado de- Caracas, Parlamento Latinoamericano, 2009; J.T.Núñez Tenorio:
fendida en París): La imagen de América en el marxismo, Buenos Aires, Bolívar y la guerra revolucionaria (Reencarnar el espíritu de Bolívar),
Prometeo, 2005. El libro de Chavolla resulta un típico producto aca- Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 2007; Movi-
démico de nuestra época, donde el rechazo visceral del marxismo miento revolucionario marzo-28: Bolívar y Marx: Dos pensamientos...

63 64
un mismo sueño, Caracas, Escuela Nacional de formación, 2008.
30. Véase “Manifiesto Bolivariano por Nuestra América”. En Correo
Bolivariano, Caracas, Coordinadora Continental Bolivariana, 2006.
pp. 21-24.
31. Véase FARC-EP: “Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia”. En
AA.VV.: Manuel Marulanda Velez. El héroe insurgente de la Colombia de
Bolívar, s/datos, 2008; Jesús Santrich: “Bolivarismo y marxismo:
Un compromiso con lo imposible”en www. lahaine.org; Jesús
Santrich: “Bolívar, la Comuna, Marx y otros ejemplos”, en Correo
Bolivariano, Caracas, Coordinadora Continental Bolivariana, 2006.
pp. 87-88; Iván Márquez y Jesús Santrich (ambos comandantes de
las FARC-EP): El asesinato del Libertador y la lectura bolivariana de la
historia. Un enfoque desde la guerrilla bolivariana de las FARC, Caracas,
s/ datos, 2006. Dado el carácter clandestino e insurgente de estos
autores, sus textos, de difícil acceso, no son estudiados en la
universidad. Sin embargo, valdría la pena hacerlo... ¿O habrá que
esperar otras cuatro décadas, como sucedió con el pensamiento y
los escritos de Ernesto Che Guevara, para poder comenzar a leer y
estudiar su pensamiento en cátedras, talleres y seminarios?

65
Karl Marx
m o iir>/..ftsátieeiétti del
Friedrich Engels alemán, notas y advertencia de
este libro fueron hechas por Pe­
dro Scaron
Materiales para la historia
de América Latina

Tapa: Miguel De Lorenzi


Diagramación: José Grimberg
Primera edición: agosto de 1972
© Ediciones Pasado y Presente
Casilla de Correo 80. Córdoba
Queda hecho el depósito de tey
Cuadernos de Pasado y Presente / 30 Impreso en la Argentina/Printed in Argentina

Córdoba
A MODO DE INTRODUCCION Occidente europeo a expensas del mundo extraeuropeo.
1) Una primera, con fecha de comienzo imprecisa pero
no posterior a 1847, y que se cierra aproximadamente con
el término de la guerra de Crimea (1856), Lo característico
de este período es que Marx y Engels combinan el repudio
moral a las atrocidades del colonialismo con la más o
América Latina ' rara vez fue objeto de atención preferente, menos velada justificación teórica del mismo. Los famosos
o siquiera sostenida, por parte de Marx y Engels. Para la artículos sobre la dominación británica en la India enuncian
conciencia europea del siglo XIX esta región del mundo era notablemente esta posición, reseñada así por el propio Marx
casi una térra incógnita, y sólo grandes acontecimientos (la en una carta del 14 de junio de 1853 a Engels: “He prose­
lucha por la independencia hispanoamericana, la guerra de guido esta guerra oculta [a favor de la centralización ] en
México, la intervención anglo-franco-española contra ese mi primer artículo sobre la India, en el que se presenta
mismo país) obligaban a no pocos estudiosos y p^líticps del como revolucionaria la destrucción de la industria vernácula
Viejo Mundo a recordar que el término “Amérida” no por Inglaterra. Esto les resultará muy shocking [a los edito-
siempre era un sinónimo exactamente intercambiable por la ñalistas de The New-York Daily Tribüne, el periódico nor­
denominación “Estados Unidos”. Pese a sv talento y a sus teamericano en el que colaboraba Marx]. Por lo demás, la
intereses poco menos que enciclopédicos, Marx y Engels no administración británica en la India, en su conjunto, era
fueron eri ese aspecto una excepción. Los textos suyos cochina y sigue siéndolo hasta el presente”4 A juicio de
referidos directa o indirectamente a América Latina, aunque Marx y Engels el capitalismo desarrollado de países como
más abundantes de lo que generalmente se supone, repre­ Inglaterra ejercía una influencia “civilizadora” (en ocasiones
sentan una parte muy pequeña de su obra total. ellos mismos ponían esta palabra entre comillas) sobre los
Estos Materiales para la historia de América Latina cons­ “países bárbaros”, aún no capitalistas; los sacaba de su
tituyen también, y en muy primer lugar, materiales para la quietud (una quietud muy hegueliana, dicho sea entre
historia del pensamiento marxiano. En contra de teorías paréntesis) para arrojarlos violentamente a la senda del
muy difundidas, según las cuales con la redacción del Marti-. progreso histórico5, Las consecuencias devastadoras de la
ftestó comunista quedarían trazadas, poco menos que defi­ libre competencia a escala mundial eran tan positivas, en
nitivamente, las grandes líneas de la concepción que Marx último análisis, como las que resultaban de aquélla en el
se había formado del mundo, líneas que en los decenios interior de un país capitalista cualquiera. La libertad comer­
sucesivos sólo conocerían una prolongación armoniosa, el cial aceleraba la revolución social. Era natural, entonces,
análisis de estos textos contribuye a hacer patente que la que Marx, aun cuando “solamente en ese sentido revolucio­
evolución del pensamiento de Marx y Engels sobre la cues­ nario”, se pronunciara en esa época “a favor del libre
tión nacional es extremadamente compleja. Diríamos que cambio” 6. Todavía a fines del decenio de 1850 Marx se
accidentada, inclusive. La filosofía alemana, la economía burla del proteccionista Carey porque éste, aunque conside­
política inglesa y el socialismo francés, vale decir lo ^ue raba “armónico” el aniquilamiento de la prodaeeiá» patriar­
Lenin llamó con acierto las “tres fuentes” o “tres partes cal por la industrial dentro'de tm país determinado, tenía
integrantes del marxismo”2, se fusionaron aquí menos feliz­ por “inarmónico” el que la gran industria inglesa disolviera
mente; más conflictiva y trabajosamente que en otras esfe­ las formas “patriarcales o pequeñoburguesas’\de la produc­
ras del ideario de Marx* ción nacional de otros países. Carey relegaba al olvido “el
Es posible reconocer varias etapas en el desarrollo del contenido positivo de estos procesos de disolución [. ..] en
pensamiento de Marx y Engels sobre el problema nacional, su manifestación plena, correspondiente al mercado
y en particular sobre la expansión de los grandes pjaíses del mundial” 7
Dentro de la misma Europa, determinadas naciones eran 1864 y la muerte de Marx. Si desde cierto punto de vista es
para Marx y Engels las portadoras dei progreso histórico, exacto que Marx es uno de los principales fundadores de la
mientras que las demás no tenían otra misión que ia dejarse Internacional^, no menos cierto es que ésta contribuye,
absorber por sus vecinos más poderosos5 ¿Esta tesis, puede aunque no a fundar, sí a desarrollar el internacionalismo de
preguntarse el lector, no contradecía la exigencia intemacio­ Marx, a liberarlo de elementos contradictorios con ese inter­
nalista formulada en el Manifiesto, la consigna que deman­ nacionalismo 12. Es notable, en este período, el cambio de
daba la unidad de los proletarios de todos los países, posición de Marx con respecto a la cuestión irlandesa.
excluyendo implícitamente las rivalidades nacionales entre Mientras que en 1848 Marx hacía suya la ambigua consigna
ellos? Marx y Engels, muy posiblemente, habrían respon­ cartista de “establecer una firme alianza entre los pueblos
dido que la pregunta estaba mal planteada: aquella consigna de Irlanda y Gran Bretaña” *5, en cartas, de noviembre de
sólo podía tener validez para las relaciones entre países... 1867 le escribe a Engels: “Antes consideraba imposible la
donde hubiera proletarios. “En todos los países civilizados separación entre Irlanda e Inglaterra. Ahora la considero
el movimiento democrático aspira en última instancia a la inevitable, si bien después de la separación puede establecer­
dominación política por el proletariado. Presupone, por se una federación” “Lo que necesitan los irlandeses es:
■ende, que exista un proletariado; que exista una burguesía 1 . Gobierno propio e independencia de Inglaterra. 2 . Una
dominante; que exista una industria que produzca al prole­ revolución agraria [ . . ] 3. Tarifas protectoras contra Ingla­
tariado y que haya vuelto dominante a la burguesía. De terra [subrayado de Marx], La Unión [de 1801 entre
todo esto no encontramos nada en Noruega ni en la Suiza Inglaterra e Irlanda], al dejar sin efecto las tarifas protecto­
de los primitivos cantones”9. (los subrayados son nuestros ras establecidas por el parlamento irlandés, destruyó toda
—P. S.). A fortiori, pretender aplicar a la guerra entre vida industrial en Irlanda” 14 . El librecambista (“seulement
Estados Unidos y México, por ejemplo, ios principios de lo dans ce sens révolutionnaire’’) de 1848, en 1867 es un
que después se llamó internacionalismo proletario, habría lúcido expositor de la necesidad de que países como Irlanda
sido visto por Marx y Engels como él colmo de la desubi­ defiendan de la competencia británica, erigiendo barreras
cación histórica. protectores, sus incipientes industrias. No menos profunda
2) Hacia 1856 se abre una nueva etapa en el pensa­ es la evolución del pensamiento de Marx, durante el perío­
miento de Marx y Engels sobre el problema nacional y do, con respecto a la India. Aunque no generaliza sus
colonial, la cual dura, también aproximadamente, hasta la hallazgos empíricos en este terreno, el autor de El capital se
fundación de la Internacional (1864). Se trata de una fase aproxima a la noción del subdesarrolloJ5. Estamos lejos de
de transición, Marx y Engels no revisan claramente sus la tesis según la cual el capitalismo inglés, meñstofélica-
concepciones teóricas sobre la relación entre las grandes mente condenado a hacer él bien pese a su naturaleza
potencias europeas y el mundo colonial o semicolonial, maligna, engendraría la industria moderna en su inmensa
pero en sus escritos acerca del tema el aspecto que preva­ colonia asiática. “Más que la historia de cualquier otro
lece, en la mayor parte de los casos, es la denuncia de los pueblo, la administración inglesa en la India ofrece una
atropello#-de, agüellas potencias y la reivindicación del dere­ serie de experimentos económicos fallidos y realmente
cho que «sistí a a chinos, indios, etc., de resistir contra los descabellados (en la práctica, infames). En Bengala crearon
agresores u ocupantes extranjeros 10 Un hecho interesante una caricatura de la gran propiedad rural inglesa; en la
es que la mayor parte de los trabajos de Marx y Engels India Sudoriental, una caricatura de la propiedad parcela­
sobre el colonialismo se ubican en esta etapa, que en cierta ria; én el Noroeste, en la medida en que les fue posible,
medida coincide con la de su actividad periodística más transformaron la comunidad económica india, con su pro­
intensa. piedad comunal de la tierra, en .una caricatura de sí mis­
3) Los límites del tercer período se pueden fijar entre ma”^ . (Agregaríamos: en todos los aspectos, y no sólo
en las relaciones agrarias, crearon, en vez de un capitalis­ irnos siguientes, la militancia en ia. Internacional y en el
mo a imagen y semejanza del sistema dominánte en la movimiento socialista europeo hace que pronunciamientos
metrópoli, una caricatura del capitalismo, un capitalismo de este género se vuelvan cada vez menos publicables, por
subdesarrollado. No podían crear otra cosa.) El apoyo de lo que se los relega a lo que Marx denominaba el “len­
Marx a la rebelión de los indios ya no es, en esos años, guaje brutal de las cartas” 20 Todavía en 1882, en corres­
de índole pura o fundamentalmente moral. Diversos tex­ pondencia con. Kautskv y Bernstein, Engels reitera con
tos sugieren a las claras que Marx se ha persuadido de la variantes no esenciales su actitud de 1849 respecto a los
incapacidad de Inglaterra para cumplir, en la India, con la eslavos de los Balcanes, “doscientos nobles pueblos de
segunda fase de la “doble misión” que él le asignara en bandoleros”, “pintorescas nacioncitas” aliadas del zar y a
los artículos de 1853, id est, la de “sentar los fundamen­ las cuales únicamente después de la caída de éste se les
tos materiales de la sociedad occidental en Asia”i7 podría conceder la independencia, aunque nunca, por
A fines de este período, meses .antes de la muerte de ejemplo, el derecho de que impidieran “la extensión de la
Maní, Engels realiza una importantísima contribución teó­ red ferroviaria europea hasta Constantinopla”2;
rica al definir, respondiendo a consultas de Kautsky, la La cuarta etapa, como hemos señalado, la constituyen
política que a su juicio debía mantener, en sus relaciones los años que van de la muerte de Marx a la de Engels.
con el mundo colonial, el proletariado victorioso. Partien­ Aunque en aspectos particulares éste desarrolla con acier­
do —al igual que en los Principios del comunismo, redac­ to, durante el período, conceptos suyos o de Marx sobre
tados por él 35 años atrás— de la tesis de que la revolu­ el. problema nacional22, en general es ésta una fase de
ción socialista sería llevada a cabo por la clase obrera de estancamiento, cuando no de involución. El mundo que
los países europeos más adelantados (y por la de los Esta­ queda más allá de Europa y de los Estados Unidos des­
dos Unidos), Engels establece lo siguiente: 1) el proleta­ pierta cada vez menos el interés del viejo militante, y su
riado se hará cargo “provisionalmente” de las colonias actitud ante los problemas europeos presenta notorias afi­
pobladas por indígenas, a las que “habrá de conducir, lo nidades con la posición “patriótica” que, ante la primera
más rápidamente posible, a la independencia”; 2 ) “el pro­ de las guerras mundiales, adoptara la socialdemocracia ale­
letariado que se libera a sí mismo no puede librar guerras mana. En 1891, cuando parece inminente el estallido de
coloniales” ; 3) “el proletariado victorioso no puede impo­ una contienda bélica entre Alemania, por un lado, y
ner a ningún pueblo felicidad alguna sin socavar con ello Rusia y Francia por el otro. Engels asegura a Bebel y
su propia victo ria”-^. —- otros dirigentes socialistas que si Alemania es atacada “todo
Antes de pasar a la etapa cuarta y final (esto es, al medio de defensa es bueno”: ellos deben “lanzarse contra los
último período de la vida de Engels), señalemos un hecho rusos y sus aliados, sean quienes sean”. Podría ocurrir, inclu­
significativo:, a lo largo de los tres períodos descritos, la so, sostiene Engels, que en ese caso “nosotros seamos el
evolución del pensamiento de Marx y Engels es, en lo que único partido belicista verdadero y decidido” 23 La justifi­
respecta al problema nacional en el marco de Europa con­ cación de estos criterios de Engels, esboeada desde un
tinental, muchísimo ihás lenta que en lo tocante ít las punto de vista intemacionalista por Lenin y Zinóviev en
relaciones entre Inglaterra e Irlanda o entre las grandes 1915, no nos parece convincente. Los autores de El socia­
potencias europeas y el mundo extraeuropeo. En 1866, en lismo y la guerra arguyen que las «condiciones no eran las
una serie de artículos escrita a solicitud de Marx, Engels mismas en tiempos de Engels que en 1914: en el siglo
sigue negando a los “residuos de pueblos” (servios, che­ XIX no existía el “imperialismo actual”, ni “condiciones
cos, rumanos incluidos) el derecho a una existencia nacio­ ya maduras para el socialismo”, ni “partidos socialistas de
nal independiente, a la que sí son acreedores los grandes masas en todos los países beligerantes”24 Pero el imperia­
pueblos dotados de “fuerza vital”, “viables” 19 En los lismo (incluso en la acepción restringida que da Lenin al
término en su obra clásica de 1916) era ya una pujante utilizara en el parlamento británico para demostrar la in­
realidad en 1891, y no creemos que la inexistencia de sensatez e ilicitud de esa política.
“condiciones ya maduras para el socialismo” o de “parti­ Insuficientemente representada, en cambio, está la etapa
dos socialistas de masas” en tal o cual país beligerante, que ubicamos entre la fundación de la Internacional y la
pueda esgrimirse para legitimar la participación de la clase muerte de Marx. Se echan de menos, en particular, análi­
obrera en una guerra imperialista. En esencia, Stalin tenía sis de la claridad y contundencia alcanzadas por algunos
razón cuando observó, en una no muy conocida carta de de los que en esa misma época Marx dedicara a Irlanda y
1934, que en sus análisis de la situación europea a princi­ a la India. Los textos “latinoamericanos” escritos por el
pios del decenio de 1.890 Engels, indebidamente, había viejo Engels en sus doce últimos años de vida, aunque
dejado de lado “la lucha imperialista por las colonias y interesantes, tampoco caracterizan suficientemente la evo­
esferas de influencia” y “las contradicciones imperialistas lución experimentada, en ese período, por sus ideas sobre
eñtre Inglaterra y Alemania”, y considerado, también erró­ el problema nacional.
neamente, que el zarismo ruso seguía siendo en esa época Párrafo aparte merece el artículo sobre Bolívar, escrito
“el último respaldo de la reacción europea en su conjun­ por Marx en 1858. El más grande de los teóricos euro­
to” Tales errores no tenían sólo “valor «histórico»”, sino peos del siglo XIX compone una biografía de la más rele­
una “importante significación práctica”. Habían llevado a vante figura latinoamericana de esa centuria; si el resulta­
Engels a suponer que la guerra imperialista de la Alemania do no fue todo lo importante que pudt) ser, ello se debe,
burguesa contra la Rusia zarista tenía un carácter punto en parte, a algunos de los motivos que harto esquemática­
menos que liberador. La secuencia de razonamientos de mente hemos esbozado en páginas precedentes. Aunque
Engels, concluía Stalin, era análoga a la secuencia de razo­ por esa fecha Marx evolucionaba hacia posiciones diferen­
namientos que condujo a la socialdemocracía alemana, en tes, compartía aún el juicio monocordemente pesimista de
agosto de 1914, a pronunciarse por “la defensa de la su maestro Hegel sobre América Latina. Otros elementos
patria burguesa contra la barbarie rusa, etc”2-5 gravitaron también en él, y siempre en el mismo sentido
¿Se ajusta la periodización anterior a los textos de negativo. La afición de Bolívar por la pompa, los arcos
Marx y Engels sobre América Latina? En líneas generales, triunfales, las proclamas, así como el naciente culto a la
sí, y particularmente en lo tocante a las dos primeras personalidad del Libertador, pueden haber inducido a
etapas. Los clásicos del marxismo pasan de un respaldo Marx a ver en aquél una especie de Napoleón III auant la
categórico y entusiasta a la expansión norteamericana, en lettre, esto es, alarmantes similitudes con un personaje
la etapa que tentativa y aproximadamente hemos fechado que despertaba en Marx el más abismal y justificado de
entre 1847 y 1856, a la crítica de la misma en el perío­ los desprecios. (No nos consta que alguna vez haya com­
do que va, poco más o menos, de 1856 a 1864. En 1861 parado a Luis Bonaparte con el general y político sud­
y años siguientes Marx se opone resueltamente a la inter­ americano, pero sabemos en cambio que los asimiló por
vención anglo-franco-española en México, pero jio deja de separado al mismo teriium comparationis, el emperador
ser significativo —y típico del período que nos ocupa— haitiano Soulouque.) Lo curioso es que Marx --cuya infor­
que el fundamento exclusivo de sus críticas a los interven­ mación sobre Bolívar era insuficiente, pero no tan pobre
cionistas sea algo tan poco “marxista”, o si se quiere tan como suele creerse— en su ensayo biográfico pasó como
poco específicamente “marxista”, como el viejo derecho sobre ascuas o sencillamente dejó de lado temas que, de
de gentes. Los interesantes artículos de Marx en defensa no encontrarse tan entregado a la tarea de demoler la
de México podrían haber sido firmados por más de un figura del Libertador, tendrían que haberle interesado vi­
burgués honesto, hostil a la política pirata de Paimerston vamente. En las Memorias del general Miller, sin duda ia
y Napoleón III, y no resulta extraño, por ello, que se les mejor de' las fuentes por él consultadas, aparecen escasas
pero sugerentes referencias a la actitud de las clases socia­ tico”77 Ei problema consiste, a nuestro juicio, en saber
les latinoamericanas ante la guerra independentista, a la si la aplicación creadora de los elementos revolucionarios
situación de los indios y el alcance de la abolición boliva- y perdurables <Jel marxismo es compatible con. ocultacio­
riana del pongo y de la mita, al proyecto de Bolívar de nes y escamoteos de los escritos de Marx. Modestamente,
vender las minas del Bajo y el Alto Perú a capitalistas entendemos que no. La verdad, como decía Lenin, es
ingleses (proyecto resistido por las clases altas, partidarias, siempre revolucionaria.
dicho sea de paso, de que las minas se cedieran gratuita­ Esta recopilación tiene, que sepamos, do.? antecedentes.
mente). Pero de esos y otros temas, cuyo tratamiento por El primero es la selección México en la obra de Marx y
la pluma de Marx hubiese podido ser tan enjundioso, no Engels, de Domingo P de Toledo y J., publicada hace -33
encontramos huellas en la biografía de Bolívar, centrada años en la revista El Trimestre Económico y, como sepa­
en la historia militar y política. Con ello no queremos rata, por Fondo de Cultura Económica. El recopilador
significar que ese extenso artículo carezca de relevancia. —que, naturalmente, sólo incluyó trabajos sobre México—
Más importante que como biografía bolivariana, sin em­ en la mayor parte de los casos utilizó como fuente la no
bargo, el opúsculo de Marx tiene un valor propio como muy confiable traducción francesa de Molitor. El segundo
documento para el estudio de Marx. precedente es Marx y América Latina, una antología que
Algunos de los textos de Marx y Engels incluidos en publicáramos en 1968 en la revista montevideana Cuader­
ese volumen pueden resultar sorprendentes a quienes, en nos de Marcha. No incluía —salvo un par de excepciones-
materia de marxismo, se hayan limitado a la lectura de trabajos de Engels, ni los pasajes sobre América Latina
obras escogidas (ad usum Delphini) o de ciertos manuales. que figuran en las obras más difundidas de Marx, y tam­
Puede ocurrir, asimismo, que algunas personas entiendan poco muchos fragmentos que ubicamos con posterioridad
que la publicación de tales textos no es oportuna, o in­ a aquella fecha- La presente recopilación es aproximada­
cluso que es peijudicial, ya que el conocimiento de los mente unas tres veces más amplia que la de 19Ö8. No
mismos podría menoscabar el buen nombre de los clási­ pocas dé las páginas que la componen son inéditas en
cos, o alentar la suposición de que “marxista” (si por este castellano.
adjetivo se entiende lo que tiene que ver con la obra de Como el lector podrá apreciar por la referencia bibliográ­
Marx) no en todos los casos equivale exactamente a fica que sigue a cada texto, nuestra fuente principal han
“científico”. Para edificación de “esas almas crédulas, a sido las Marx Engels Werke (MEW), publicadas en la Re­
quienes produce escalofríos cada duda de que Marx y pública Democrática Alemana. Dicha edición supera noto­
Engels pudieran alguna vez haberse equivocado en una riamente no todas, pero sí muchas de las fallas que distin­
coma” 20, transcribimos lo que sobre otro culto, el dedica­ guían a las recopilaciones hechas durante la época de
do a Bolívar, ha expresado el historiador venezolano Ger­ Stalin. En todos los casos en que nos ha sido posible,
mán Carrera Damas; “Es natural, pues, que más de una hemos traducido directamente del inglés o el francés los
conciencia se alarme cuando no ve coincidir la representa­ textos de Marx y Engels redactados en esos idiomas,.
ción que del héroe se há hecho con la reaiidad de su vida Cuando no logramos ubicar el original inglés de algún es­
histórica, y comprensible también, tratándose de tales con­ crito dé Marx, tomamos de base la traducción alemana de
ciencias, que no se haya vacilado en mutilar, en disimular, MEW y, caso que la hubiera, alguna versión castellana, lo
en tergiversar lo que les parecía incongruente <&on su enfo­ que en todas las oportunidades se indica expresamente.
que, hasta el punto de que bien podríamos pensar que el Agrupamos los textos por temas: tratándose en muchos
culto a Bolívar acabará por hacer de su vida ese relato casos de fragmentos, una ordenación puramente cronoló­
insulso, muestrario de virtudes y predestinación, en que gica habría producido un resultado lindante con el caos.
han sido convertidas las vidas de santos para uso catequís­ En cada caso, empero, se anota la fecha de publicación
del trabajo, y frecuentemente ia de redacción. De esta NOTAS A LA INTRODUCCION
suerte el autor podrá restablecer la vinculación cronoló­
gica entre textos ubicados en capítulos diferentes.
Siempre que nos pareció necesario añadimos notas ex­
plicativas —alguna vez polémicas— que habrían sido mu­
cho más breves si nuestra disponibilidad de tiempo hubie­
se sido mayor. En el caso de la biografía de Bolívar la
extensión de las notas se debe, en parte, a que cada vez
que nos pareció aconsejable citamos los argumentos con
que el propio Bolívar respondió a críticas formuladas con­ 1. Incluimos bajo ésta denominación —en rigor impropia— toda la
tra él, críticas que decenios más tarde fueran recogidas América no estadounidense ni canadiense, o sea, no sólo los países
por Marx. independientes de origen hispánico o portugués, más las colonias
Resolvimos diversas dificultades de traducción gracias a americanas retenidas por España hasta 1898, sino también a Haití y
las posesiones inglesas» francesas y holandesas del Caribe y la Gua­
la ayuda de Margarita' Rittau, a quien dejamos aquí cons­ yana, y asimismo las culturas indígenas —pre o poscolombinas— que
tancia de nuestro reconocimiento. se desenvolvieron en el territorio ocupado por esos países y colo­
nias»
P. S. 2. V. I. Lenin, Obras completas , Buenos Aires, t. XIX, 1960, p,
12. En Sobre el materialismo histórico (1893), Mehring había seña­
lado ya que la superioridad de Marx y Engels sobre Feuerbach
radicaba en que los primeros no sólo conocían “la filosofía alema­
na, sino también la revolución francesa y la industria inglesa”
(Franz Mehring, Gesammelte Schriften , Berlín, t X III, 1961, p,
304).
3. En momentos en que ciertos teóricos procuran borrar, o cuan­
do menos relegar al plano de lo meramente lingüístico, la profunda
huella dejada po/ la filosofía hegueliana en Marx, séanos permitido
recordar el hecho obvio de que en Marx y Engels influyeron pode­
rosamente no sólo el internacionalismo de diversci®''''iBk3^'iall¡^ 'fraiace-"
ses, sino también las concepciones de Hegel en torno al problema
nacional. Véase, por ejemplo, Marx Engels Werke (en adelante
MEW), Berlín, t. III, p* 148, o t. VI, p. 172, donde a texto
expreso se señalan coincidencias con Hegel, o compárese MÉW , t.
VI, p. 27&, ^ 4 * XV I, p. 158-159, con pasajes paralelos de las
Vorlesungen über die Philosophie der Geschichte dedicados a los
.“pueblos sin historia”, los “residuos de pueblos”, etc.
4. MEW , t, X X V III, p. 266-267. Es altamente ilustrativo compa­
rar la creencia de Marx en el sistema ferroviario como precursor de
la industria moderna en la India, con las conclusiones de modernos
historiadores «*dk£fiebre la forma y el grado en que ese sistema
distorsionó, frenó incluso, el desarrollo económico del país.
5. Que el capitalismo occidental, y en particular el inglés, genera­
ba capitalismo por osmosis, con casi tanta seguridad como eí rey
Midas transformaba en oro todo lo que tocaba, era para Marx algo
tan evidente en -esos años que llegó a plantearse, en octubrede
1858, la posibilidad de q\ie la inminente revolución socialista en el
continente europeo fuera aplastada, “ya que en un terrain mucho
mas amplio” (terreno que para él incluía a China, Japón, Australia, o sectores de la gran asociación obrera fuera necesariamente más
etc.) “el mevement de la sociedad burguesa aun es ascendant” intemacionalista que la de Marx, Más bien queremos recordar, con
(MEW, t, X XIX, p. 360). La reflexión de Marx* dicho sea de paso, palabras tomadas en préstamo a German Carrera Damas, que “los
contribuye a destruir la aventurada conjetura de Stalin, según la grandes hombres son a la ver. ductores y aprendices de sus propias
cual la teoría de loa clasicos del marxismo sobre la “extinción del obras” (Germán Carrera Damas, El culto a Bolívar, Caracas, 1969,
estado” era inaplicable a las condiciones de la URSS, puesto que P. 83).
aquéllos no habrían previsto la posible existencia de un cerco anti­ 13. Carta <ie la Association Démocratique de Bruselas* firmada en-
socialista (cñ\ J. Stalin, Cuestiones del leninismo y Moscú, 1946, p. tre otros por Marx, a los Fraternal Demócrata de Londres. MEW) t.
592-593). IV, p. 601,
6. Karl M#rx, Discours sur la question du libre échange> en la 14. MEW, XXXI, p. 376 y 400,
recopilación políglota Marx/Engels, Kleine ökonomische Schriften , 15. No hacemos hincapié en el término, que usamos a falta de
Berlín, 1S55, p. 535. La evolución de Engels respecto al problema otro mejor o más difundido,
del proteccionismo y el libre cambio no fue idéntica ^ la de Marx;
exponerla en detalle nos obligaría a salirnos de los límites que nos 16. Das Kapital> t. III, cap. 20, nota 50; MEW, t, XXV, p. 346, n.
hemos trazado. En un artículo de 1853 se anticipa borrosamente esta misma idea.
7. Karl Marx, Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie, 17. Compárense esos artículos (”The Bñtish Rule in India”, “The
Berlin, 1953, p, 846-847; ese pasaje se repite, con algunas variantes, East India Company”, “The Future Resuits o.£ the British Rule in
en la primera versión de la Contribución a la critica de la econo­ India”) con la carta del 19 de febrero de 1881 a Danielson, en la
que Marx describe el ''"proceso de desangramiento” al que es some­
mía política; ibid., p. 917-918. tida la gran colonia y expresa sus esperanzas en un levantamiento
8. En el marco de las concepciones de Marx y Engels sobre el nacional contra Inglaterra,
problema nacional, la integración antagónica entre el internacionalis­ 18. MEWt t. XXXV, p. 357-358. Kautsky creía que “nuestrós prin­
mo de filiación socialista y lo que simplificando un tanto podemos cipios sólo tienen Validez incondicional para los pueblos de nuestro
denominar herencia ideológica hegueliana, se manifiesta incluso en mundo cultural”. Le escribió a Engels que “la posesión de la India
casos en que la actitud de aquéllos era básicamente internacionalis- por el proletariado inglés sería ventajosa para ambos. Para éste co­
ta, como en la cuestión polaca. Véase, por ejemplo, la carta de mo fuente de materias primas” (sie), y para “el pueblo indio por­
Engels a Marx del 23 de mayo de 1851, donde su autor (aunque que el mismo, abandonado a su-suerte, sería dominado nuevamente
transitoriamente) reniega del apoyo dado a Polonia por él y Marx por el peor de los despotismos”. Según el futuro guía teórico de la
en 1848-49. Segunda Internacional, “posiblemente al proletariado le convenga
9. Friedrich Engels, “ Der Schweizer Bürgerkrieg” (artículo de no­ que Inglaterra no pierda la India”, y de ahí que quisiese saber cuál
viembre de 1847), MEW, t. IV r p; 392¿ era, en opinión de Engels, la importancia que tenían “las colonias
10. Un motivo no insignificante de este cambio puede haber sido para la industria inglesa, no sólo para las clases dominantes ” (subra­
que mientras que en 1853 Marx creía que la penetración inglesa en yado. nuestro — P. S.). Congruentemente, enunciaba un sencillo*pro­
Asia oponía una barrera a la expansión rusa, hacia 1856 se ha grama —que poco después harían suyo socialistas latinoamericanos
coiivencido de que, por el contrario, los ingleses no hacen más que del tipo de Juan B. Justo—, una especie de solución final„ para “las
abrirles el camino a los rusos. Aunque extraña, esta idfea coincide tribus salvajes en le medida en que no sean asimilables por la civili­
con la evaluación, bastante exagerada, que,Marx y Engels habían zación moderna” : “tendrán que desaparecer de la faz de la tierra”
hecho del poderío ruso, a juicio de ellos el principal enemigo de la (Friedrich Engels* Briefwechsel m it Karl Kautsky , editada y refun­
revolución europea occidental. dida por Benedikt Kautsky, Viena. 1955, p. 56 y 59). Las discre­
11. La carta en que Marx comunica a Engels la fundación de la pancias de esa época entre Engels y Kautsky, como lo subraya éste
Internacional por obreros de Londres y París y describe su propio en una nota y lo demuestra la correspondencia posterior entre am­
papel en los primeros momentos de la misma —desde su presencia, bos, no afectaron “en nada nuestras buenas relaciones” (ibíd.y p.
como “figura muda”, en la sesión constitutiva hasta su transforma­ 73).
ción en redactor casi exclusivo del Mensaje (que sólo más tarde se 19. “ ¿Qué tiene que ver con Polonia la clase obrera?” MEV/7 t.
denominaría inaugural), constituye un buen documento probatorio XVI, p, 153 y ssM especialmente 156*159.
de que también a la biografía de Marx conviene aplicar la tesis 20. Véase la jugosa queja de Marx (carta a Engels del 10 de se­
marxista sobre la relación dialéctica entre los individuos geniales y tiembre de 1870) contra la publicación inconsulta, hecha por el
las masas, (Qfr. MEW , t. XXX, p. 10 y ss.) comité socialdemócrata de Brunswick, de una opinión suya acerca
de la influencia que la victoria prusiana sobre Francia ejercería en
12. Con esto no queremos decir que la actitud ée otros individuos
la orientación del movimiento obrero continental (MEW, t. X XXIII,
p. 270).
21. Engels suponía, además, que a la mayor parte de los eslavos
de Austria y Hungría les bastaría con “seis meses de independen­
cia” para “implorar su readmisión” (MEW, t. XXXV, p, 269-273 y
278-284). Su parecer sobre alguno de esos “pueblos pigmeos” mejo­
ró en 1886, cuando las presiones rusas (retiro de los técnicos mili­
tares, ruptura de relaciones) no lograron doblegar la decisión búlga­ BOLÍVAR Y PONTE25
ra de liberarse de la tutela zarista (véase MEW, t. XXI, p* 312-315).
Sería injusto dejar de lado que en esas cartas de 1882, junto a
pronunciamientos nada comparables, Engels, en su larga luohz con­
tra la creencia de que existen *'pueblos escogidos de la revolución”, (a]
enuncia tesis sumamente acertadas, como la de que en el movimien­
to obrero “la cooperación internacional sólo es posible entre igua­ BOLÍVAR Y PONTE, Simón, el “Libertador” de Co­
les, e incluso un prim-us inter pares sólo [¿es posible? , i<&s necesa-
rio? ] para la acción inmediata” (MEW, t. XXXV, p, 270), lombia, nació el 24 de julio de 1783 en Caracas y murió
22. Un ejemplo: cuando le explica a Danielson, en 1892, que en en San Pedro, cerca de Santa Marta, el 17 de diciembre
Rusia el problema no había consistido en si sucumbía o no la de 1830. Descendía de una de las familias mantuanas, que
manufactura local, sino en quién la aniquilaba: la importación de en la época de la dominación española constituían la no­
mercancías británicas o la propia gran industria rusa. “ Con protec­ bleza criolla en Venezuela. Con arreglo a la costumbv-a de
cionismo, los rusas desempeziaban esa tarea; sin proteccionismo, los los americanos acaudalados de la época, se le envió a
ingleses” (original inglés de la carta en la edición políglota Marx/
Engels, Briefe über das Kapital, Berlin, 1954, p. 354). Europa a la temprana edad de 14 años. De España pasó a
23. MEW, t. XXXVIII, p. 176, 188, 176. Francia y residió por espacio de algunos años en París20
24. Lenin [y Zinóviev], El socialismo y la guerra, en V» I. Lenin, En .1802 se casó en Madrid y regresó a Venezuela, donde
Obras completas , ed, cit., t* XXI, p. 310-311. Zinóviev fue coautor su esposa falleció repentinamente de fiebre amarilla. Lue­
de ese trabajo, aunque en las ediciones actuales del mismo suela go de este suceso se trasladó por segunda vez a Europa y
escamotearse ese dato. Véase ibid., t, X X III, p. 16, o t. XXIV, p. asistió en 1804 a la coronación de Napoleón como empe­
157, donde el propio Leniñ se refiere al “folleto de Zinóviev y
Lenin [o de Lenin y Zinóviev] El socialismo y la guerra”, rador, hallándose presente, asimismo, 'cuando Bonaparte se
25. J, W. Stalin, “ Uber Engels*Artikel Die auswärtige Politik des ciñó la corona de hierro de Lomba?día. En 18Ö927 volvió
russischen Zarentums ”, en Marx/Engels/Lenin/Stalin, Zur deutschen a su patria y, pese a las instancias de su primo José Félix
Geschichte, t, II, p. 1212-1213. Se trata de una réplica de Stalin, Ribas, rehusó adherirse a la revolución que estalló en
fechada el 19 de julio de 1934, a la propuesta de Adoratski de Caracas el 19 de abril dé 18102#. Pero, con posterioridad
publicar en un número especial de la revista Bolshevik el artículo
de Engels “La política exterior dei zarismo ruso” , Stalin vetó la
a ese acontecimiento, aceptó la misión de ir a Londres
iniciativa (retomando de hecho la vieja política editorial socialdemó- para comprar armas y gestionarla protección del gobierno
crata de ocultamiento o publicación mutilada de importantísimos británico. El marqués de Wellesley, a la sazón ministro de
textete de los clásicos del marxismo), pero sus críticas a Engels no relaciones exteriores, en apariencia le dio buena acogidg..
se difundieron hasta mayo de 1941, pocas semanas antes dei ataque pero Bolívar no obtuvo más que la autorización de expor­
alemán contra la URSS, Ya en 1930 el primer secretario del PCUS
había censurado —aunque sin nombrar a sus autores, tomando -co* tar armas abonándolas al contado y pagando fuertes dere­
mo blanco visible de sus críticas a Kautsky— concepciones expues­ chos. A su regreso de Londres se retiró a la vida privada,
tas por Engels y Marx en Revolución y contrarrevolución en Alema - nuevamente, hasta que en setiembre de 1811 el general
nia. (Cfr. -h Stalin, Obras, Moscú, t. X II, 1965, p. 382.)
26. Franz Mehring, Karl Marx — Geschichte seines Lebens, en
Gesammelte Schriften, Berlín, t. III, I960, p„ 491.
27. German Carrera Damast El culto a Bolívar, ed* citM p. 76«
Miranda, por entonces comandante en jefe de las fuerzas “Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como
insurrectas de mar y tierra, lo persuadió de que aceptara recompensa ái servicio prestado al rey de España con la
el rango de teniente coronel en el estado mayor y el entrega de Miranda”-*2.
mando de Puerto Cabello, la principal plaza fuerte de Se autorizó así a Bolívar a que se embarcara con des­
Venezuela29 tino a Curazao, donde permaneció seis semanas. En com­
Cuando los prisioneros de guerra españoles, que Miran­ pañía de su primo Ribas se trasladó luego a la pequeña
da enviaba regularmente a Puerto Cabello para mantener­ república de Cartagena. Ya antes de su arribo habían hui­
los encerrados en la ciudadela, lograron atacar por sorpre­ do a Cartagena gran cantidad de soldados, ex combatien­
sa a la guardia y la dominaron, -apoderándose de la ciuda­ tes a las órdenes del general Miranda. Ribas les propuso
dela, Bolívar, aunque los españoles estaban desarmados, emprender una expedición contra los españoles en Vene­
mientras que él disponía de una fuerte guarnición y de zuela y reconocer a Bolívar como comandante en jefe. La
un gran arsenal, se embarcó precipitadamente por la no­ primera propuesta recibió una acogida entusiasta; la segun­
che con ocho de sus oficiales, sin poner al tanto de lo da fue resistida, aunque finalmente accedieron, a condi­
que ocurría ni a sus propias tropas, arribó al amanecer a ción de que Ribas fuera el lugarteniente de Bolívar.
La Guaira y se retiró a su hacienda de San Mateo50 Manuel Rodríguez Torices, el presidente de la república
Cuando la guarnición se enteró de la huida de su coman­ de Cartagena, agregó a los 300 soldados así reclutados
dante, abandonó en buen orden la plaza, a la que ocupa­ para Bolívar otros 500 hombres al mando de su primo
ron de inmediato los españoles al marido de Monteverde, Manuel Castillo. La expedición partió a comienzos de ene­
Este acontecimiento inclinó la balanza a favor de España ro de 1813. Habiéndose producido rozamientos entre
y forzó a Miranda a suscribir, el 26 de julio de 1812, por Bolívar y Castillo respecto a quién tenía el mando supre­
encargo del congreso, el tratado de La Victoria, que so­ mo, el segundo se retiró súbitamente con sus granaderos.
metió nuevamente a Venezuela al dominio español57 El -Bolívar, por su parte, propuso seguir el ejemplo de Casti­
30 de julio llegó Miranda a La Guaira, con la intención llo y regresar a Cartagena, pero al final Ribas pudo per­
de embarcarse en una nave inglesa. Mientras visitaba al suadirlo de que al menos prosiguiera en su ruta hasta
coronel Manuel María Casas, comandante de la plaza, se Bogotá, en donde a la sazón tenía su sede el Congreso de
encontró con üñ grüpo1 numeroso, en el que se contaban Nueva Granada. Fueron allí muy bien acogidos, se les
don Miguel Peña y Simón Bolívar, que lo convencieron de apoyó de mil maneras y el congreso los ascendió al rango
que se quedara, por lo menos úna noche, en la residencia de generales. Luego de dividir su pequeño ejército en dos
de Casas. A las dos de la madrugada, encontrándose Mi­ columnas, marcharon por distintos caminos hacia Caracas.
randa profundamente dormido, Casas, Peña y Bolívar se Cuanto más avanzaban, tanto más refuerzos recibían; los
introdujeron en su habitación con cuatro soldados arma­ crueles excesos de los españoles hacían las veces, en todas
dos, se apoderaron precavidamente de su espada y su pis­ partes, de reclutadores para el ejército independentista. La
tola, lo despertaron y con rudeza le ordenaron que se capacidad de resistencia de los españoles estaba quebranta­
levantara y vistiera, tras lo cual lo engrillaron y entrega­ da, de un lado porque las tres cuartas partes dé su ejérci­
ran a Monteverde. El jefe español lo remitió a Cádiz, to se componían de nativos, que en cada encuentro se
donde Miranda, encadenado, murió después de varios años pasaban al enemigo-?-?; del otro debido a la cobardía de
de cautiverio. Ese acto, para cuya justificación se recurrió generales tales como Tízcar, Cajigal y Fierro, que a la
al pretexto de que Miranda había traicionado a su país menor oportunidad abandonaban a sus propias tropas. De
con la capitulación de La Victoria, valió a Bolívar el espe­ tal suerte ocurrió que Santiago Mariño, un joven sin for­
cial favor de Monteverde, a tal punto que cuando el pri­ mación, logró expulsar de las provincia.? de Cumaná y
mero le solicitó su pasaporte, el jefe español declaró: Barcelona a los españoles, al mismo tiempo que Bolívar
ganaba terreno en las provincias occidentales. La única tuida por los vecinos caraqueños más influyentes y les
resistencia seria la opusieron los españoles a la columna manifestó que no deseaba soportar más tiempo el fardo
de Ribas, quien no obstante derrotó al general Monteverde de la dictadura. Hurtado de Mendoza, por su parte, fun­
en Los Taguanes y lo obligó a encerrarse en Puerto Cabello damentó en un prolongado discurso “la necesidad de que
con el resto de sus tropas-34 el poder supremo se mantuviese en las manos del general
Cuando el gobernador de Caracas, general Fierro, tuvo Bolívar hasta que el Congreso de Nueva Granada pudiera
noticias de que se acercaba Bolívar, le envió parlamenta­ reunirse y Venezuela unificarse bajo un solo gobierno*«
rios para ofrecerle una capitulación, la que se firmó en La Se aprobó esta propuesta y, de tal modo, ía dictadura
Victoria. Pero Fierro, invadido por un pánico repentino y recibió una sanción legal.
sin aguardar el regreso de sus propios emisarios, huyó se­ Durante algún tiempo se prosiguió la guerra contra los
cretamente por la noche y dejó a 'más de 1.500 españoles españoles, bajo la forma de escaramuzas, sin que ninguno
librados a la merced del enemigo. A Bolívar se le tributó de los contrincantes obtuviera ventajas decisivas. En junio
entonces una entrada apoteótica. De píe, en un carro de de 1814 Boves, tras concentrar sus tropas, marchó de Ca­
triunfo, al que arrastraban doce damiselas vestidas de labozo hasta La Puerta, donde los dos dictadores, Bolívar
blanco y ataviadas con los colores nacionales, elegidas to­ y Mariño, habían combinado sus fuerzas. Boves las encon­
das ellas cftfcre las mejores -familias caraqueñas, Bolívar, tró allí y ordenó a sus unidades que las atacaran sin
con la cabeza descubierta y agitando un bastoncillo en la dilación. Tras una breve resistencia, Bolívar huyó a Cara­
manó, fue llevado en una media hora desde la entrada cas, mientras que Mariño se escabullía hacia Cumaná59
de la ciudad hasta su residencia^ Se proclamó “Dictador Puerto Cabello y Valencia cayeron en las manos de Boves,
y Libertador de las Provincias Occidentales de Venezuela” que destacó dos columnas (una de ellas al mando del coro­
—Mariño había adoptado el título de “Dictador de las nel González) rumbo a Caracas, por distintas rutas40-. Ri­
Provincias Orientales”—, creó la “Orden del Libertador”- ?ó bas intentó en vano contener el avance de González. Lue­
formó un cuerpo de tropas escogidas a las que denominó go de la rendición de Caracas a este jefe, Bolívar evacuó
su guardia de corps y se rodeó de la pompa propia de a La Guaira, ordenó a los barcos surtos en el puerto que
una corte. Pero, como la mayoría de sus compatriotas, zarparan para Cumaná y se retiró con el resto de sus
era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y su dicta­ tropas hacia Barcelona. Tras la derrota que Boves infligió
dura degeneró pronto en una anarquía militar, en la cual a los insurrectos en Arguita, el 8 de agosto de 1814,
los asuntos más importantes quedaban en manos de favo­ Bolívar abandonó furtivamente a sus tropas, esa misma
ritos que arruinaban las finanzas públicas y luego re­ noche, para dirigirse apresuradamente y por atajos hacia
currían a medios odiosos para reorganizarlas. De este Cumaná, donde pese a las airadas protestas de Ribas se
modo el novel entusiasmo popular se transformó en des­ embarcó de inmediato en el “Bianchi”, junto con Mariño
contento, y las dispersas fuerzas del enemigo dispusieron y otros oficiales47 . Si Ribas, Páez y los demás generales
de tiempo para rehacerse. Mientras que a comienzos de hubieran seguido a los dictadores en su fuga, todo se
agosto de 1813 Monteverde estaba encerrado en la fortale­ habría perdido. Tratados como desertores a su arribo a
za de Puerto Cabello y al ejército español sólo le qúedaba Juan Griego, isla Margarita, por el general Arismendi,
una angosta faja de tierra en el noroeste de Venezuela, quien les exigió que partieran, levaron anclas nuevamente
apenas tres meses después el Libertador había perdido su hacia Carúpano, donde, habiéndolos recibido de manera
prestigio y Caracas se hallaba amenazada por la súbita análoga el coronel Bermúdez, se hicieron a la mar rumbo
aparición en sus cercanías de los españoles victoriosos, al a Cartagena42 . Allí a fin de cohonestar su huida, publicaron
mando de Boves-37. Para fortalecer su poder tambaleante una memoria de justificación, henchida de frases altisonantes4-?
Bolívar reunió, el I o de enero de 1814, una junta consti­ Habiéndose sumado Bolívar a una conspiración para
derrocar al gobierno de Cartagena, tuvo que abandonar de 1815. Morillo destacó de inmediato poderosos refuer­
esa pequeña república y seguir viaje hacia Tunja, donde zos a Santa Marta y poco después sus fuerzas se adueña­
estaba reunido el Congreso de la República Federal de ron de Cartagena. Previamente, empero, el 10 de mayo de
N'ieva Granada. La provincia de Cundinamarca, en ese 1815, Bolívar se había embarcado con una docena de sus
entonces,- estaba a la cabeza de las provincias independien­ oficiales en un bergantín artillado, de bandera británica,
tes que se negaban a suscribir el acuerdo federal neograna- rumbo a Jamaica. Una vez llegado a este punto de refugio
dino, mientras que Quito, Pasto, Santa Marta y otras publicó una nueva proclama, en la que se presentaba co­
provincias todavía se hallaban en manos de los españoles. mo ia víctima de alguna facción o' enemigo secreto y
Bolívar, que llego el 22 de noviembre de 1814 a Tunja, defendía su fuga ante los españoles como si se tratara de
fue designado por el congreso comandante en jefe de las una renuncia al mando, efectuada en aras de la paz públi­
fuerzas armadas federales y recibió la doble "misión de ca.
obligar al presidente de la provincia de Cundinamarca a Durante su estada de ocho meses en Kingston, los gene­
que reconociera la autoridad del congreso y de marchar rales que había dejado en Venezuela y el general Arismen-
luego sobre Sänta Marta, el único puerto de mar fortifica­ di en la isla Margarita presentaron una tenaz resistencia a
do granadino aún en manos de los españoles. No presentó las armas españolas45 Pero después que Ribas, a quien
dificultades el cumplimiento del primer cometido, puesto Bolívar debía su renombre, cayera fusilado por los espa­
que Bogotá, la capital de la provincia desafecta, carecía ñoles tras la toma de Maturín, ocupó su lugar un hombre
de fortificaciones. Aunque la ciudad había capitulado, de condiciones militares aun más relevantes. No pudiendo
Bolívar permitió a sus soldados que durante 48 horas la desempeñar, por su calidad de extranjero, un papel autó­
saquearan. En Santa Marta el general español Monta!vo, nomo en la revolución sudamericana, este hombre decidió
que disponía tan sólo de una débil guarnición de 200 entrar al servicio de Bolívar. Se trataba de Luis Brion.
hombres y de una plaza fuerte en pésimas condiciones Para prestar auxilios a los revolucionarios se había hecho
defensivas, tenía apalabrado ya un barco francés para ase­ a la mar en Londres, rumbo a Cartagena, con una corbeta
gurar su propia huida; los vecinos, por su parte, enviaron de 24 cañones, equipada en gran parte a siw propias ex­
un mensaje a Bolívar participándole que, no bien aparecie­ pensas y cargada con 14.000 fusiles y una gran cantidad
ra^ abrirían las puertas de la ciudad y expulsarían a la de otros pertrechos. Habiendo llegado demasiado tarde y
guarnición. Pero en vez de marchar contra los españoles no pudiendo ser útil a los rebeldes, puso proa hacia Los
de Santa Marta, tal como se lo había ordenado el congre­ Cayos, en Haití, adonde muchos emigrados patriotas ha­
bían huido tras la capitulación de Cartagena. Entretanto
so, Bolívar se dejó arrastrar por su éncono contra Castillo,
el comandante de Cartagena, y actuando por su propia Bolívar se había trasladado también a Puerto Príncipe,
donde, a cambio de su promesa de liberar a los esclavos,
cuenta condujo sus tropas contra esta última ciudad, parte
el presidente haitiano Pétion le ofreció un cuantioso apo­
integral de la República Federal4* Rechazado, acampó en
yo material para una nueva expedición contra los españo­
La Popa, un cerro situado aproximadamente a tiro de lee de Venezuela. En Los Cayos se encontró con Brion y
cañón de Cartagena. Por toda batería emplazó un peque­ los otros emigrados y en una junta general se propuso a
ño cañón, contra una fortaleza artillada con unas 80 pie­ sí mismo como jefe de la nueva expedición, bajo la con­
zas. Pasó luego del asedio al bloqueQ, que duró hasta dición de que, hasta la convocatoria de un congreso gene­
comienzos de mayo, sin más. resultado que la disminución ral, él reuniría en sus manos los poderes civil y m ilit a r ^ .
de sus efectivos, por deserción o enfermedad, de 2.400 a Habiendo aceptado la mayoría esa condición, los expedi­
unos 700 hombrea En el ínterin una gran expedición es­ cionarios se hicieron a la -mar el 16 de abril de 1816 con
pañola mandada por el general Morillo y procedente de Bolívar como comandante y Brion en calidad de almiran­
cádiz había arribado a la isla Margarita, el 25 de marzo
te. En Margarita, Bolívar logró ganar para su causa a fuese nominal— de que llamaran una vez más a Bolívar
Arismendi, el comandante de la isla, quien había rechazado como comandante en jefe, bajo la condición expresa de
a los españoles a tal punto que a éstos sólo les restaba un que convocaría al congreso y no se inmiscuiría en la ad­
único punto de apoyo, Pampatar. Con la formal promesa de ministración civil. El 31 de diciembre de 1816 Bolívar
Bolívar de convocar un congreso nacional en Venezuela arribó a Barcelona con las armas, municiones y pertrechos
no bien se hubiera hecho dueño del país, Arismendi hizo proporcionados por Pétion. El 2 de enero de 1817 se le
reunir una junta en la catedral de Villa dei Norte y sumó Arismendi, y el día 4 Bolívar proclamó la ley mar­
proclamó públicamente a Bolívar jefe supremo de las re­ cial y anunció que todos los poderes estaban en sus ma­
públicas de Venezuela y Nueva Granada. El 31 de mayo nos. Pero 5 días después Arismendi sufrió un descalabro
de 1816 desembarcó Bolívar en Campano, pero no se en una emboscada que le tendieran los españoles, y el
atrevió a impedir que Mariño y Piar se apartaran de él y dictador huyó a Barcelona49 Las tropas se concentraron
efectuaran, por su propia cuenta, una campaña contra nuevamente en esa localidad, adonde Brion le envió tanto
Cumaná. Debilitado por esta separación y siguiendo los armas como nuevos refuerzos, de tal suerte que pronto
consejos de Brion se hizo a la vela rumbo a Ocumare [de Bolívar dispuso de una nueva fuerza de 1.100 hombres.
la Costa], adonde arribó el 3 de julio de 1816 con 13 El 5 de abril los españoles tomaron la ciudad de Barcelo­
barcos, de los cuales sólo 7 estaban artillados. Su ejército na, y las tropas de los patriotas se replegaron hacia la
se componía tan sólo de 650 hombres, que aumentaron a Casa de la Misericordia-so, un edificio sito en las afueras.
800 por el reclutamiento de negros, cuya liberación había Por orden de Bolívar se cavaron algunas trincheras, pero
proclamado. En Ocumare difundió un nuevo manifiesto, de manera inapropiada para defender .contra un ataque
en el que prometía “exterminar a los tiranos” y “convo­ serio una guarnición de 1.000 hombres. Bolívar abandonó
car al pueblo para que designe sus diputados al congre­ la posición en la noche del 5 de abril, tras comunicar al
so”47. Al avanzar en dirección a Valencia, se topó, no coronel Freites, en quien delegó el mando, que buscaría
lejos de Ocumare, con el general español Morales, a la cabeza tropas de refresco y volvería a la brevedad. Freites recha­
de unos 200 ¡soldados y 100 milicianos. Cuando los cazadores zó un ofrecimiento de capitulación, confiado en la proipe-
de Morales dispersaron la vanguardia de Bolívar, éste, se­ sa, y después del asalto fue degollado por los españoles, al
gún un testigo ocular, perdió “toda presencia de ánimo y igual que toda la guarnición^ .
sin pronunciar palabra, en un santiamén volvió grupás y Piar, un hombre de color, originario de Curazao, conci­
huyó a rienda suelta hacia Ocumare, atravesó el pueblo a bió y puso en práctica la conquista de la Guayana, a
toda carrera, llegó a la bahía cercana, saltó del caballo, se cuyo efecto el almirante Brion lo apoyó con sus cañone­
introdujo en un bote y subió a bordo del «Diana», dan­ ras. El 20 de julio, ya liberado de los españoles todo el
do orden a toda la escuadra de que lo siguiera a la pe­ territorio, Piar, Brion, Zea, Mariño, Arismendi y. otros
queña isla de Bonaire y dejando a todos sus compañeros convocaron en Angostura un congreso de las provincias y
privados del menor auxilio”45 Los reproches y exhorta­ pusieron al frente del Ejecutivo un- triunvirato; Brion, que
ciones de Brion lo indujeron a reunirse a los demás jefes detestaba a Piar y se interesaba profundamente por Bolí­
en la costa de Cumaná; no obstante, como lo recibieron var, ya que en el éxito del mismo había puesto en juego
inamistosamente y Piar lo amenazó con someterlo a un su gran fortuna personal, logró que se designase al último
consejo de guerra por deserción y cobardía, sin tardanza como miembro del triunvirato, pese a que no se hallaba
volvió a partir rumbo a Los Cayos. Tras meses y meses presente. Al enterarse de ello Bolívar, abandonó su refu­
de esfuerzos, Brion logró finalmente persuadir a la mayo­ gio y se presentó en Angostura, donde, alentado por
ría de los jefes militares venezolanos —que sentían la Bricm., disolvió el congreso y el triunvirato y los remplazó
necesidad de que hubiera un centro, aunque simplemente por un “Consejo Supremo de la Nación”, del que se nom­
bró jefe, mientras que Brion y Francisco Antonio Zea modificó nuevamente el curso de las cosas. En Angostura
quedaron al frente, el primero de la sección militar y el Bolívar encontró a Santander, natural de Nueva Granada,
segundo de la sección política-*2. Sin embargo Piar, el quien le solicitó elementos para una invasión a ese territo­
conquistador de Guayana, que otrora había amenazado rio, ya que la población local estaba pronta para alzarse
con someter a Bolívar ante un consejo de guerra por de­ en masa contra los españoles. Bolívar satisfizo hasta cierto
serción, no escatimaba sarcasmos contra el “Napoleón de punto esa petición. En el ínterin, llegó de Inglaterra una
las retiradas”, y Bolívar aprobó por ello un plan para fuerte ayuda bajo ia forma de hombres, buques y muni­
eliminarlo. Bajo las falsas imputaciones de haber conspira­ ciones, y oficiales ingleses, franceses, alemanes y polacos
do contra los blancos, atentado contra la vida de Bolívar afluyeron de todas partes a Angostura?0 Finalmente, el
y aspirado al poder supremo, Piar fue llevado ante un doctor [Juan] Germán Roscio, consternado por la estrella
consejo de guerra presidido por Brioñ y, condenado a declinante de la revolución sudamericana, hizo su entrada
muerte, se le fusiló el 16 de octubre de 1817-W. Su en escena, logró el valimiento de Bolívar y lo indujo a
muerte llenó a Mariño de pavor. Plenamente consciente de convocar, para el 15 de febrero de 1819, un congreso
su propia insignificancia al hallarse privado del concurso nacional, cuya sola mención demostró ser suficientemente
de Piar, Marino, en una carta abyectísima, calumnió públi­ poderosa para poner en pie un nuevo ejército de aproxi­
camente a su amigo victimado, se dolió de su propia riva­ madamente 14.000 hombres, con lo cual Bolívar pudo
lidad con el Libertador y apeló a la inagotable magnani­ pasar nuevamente a la ofensiva-*7
midad de Bolívar. Los oficiales extranjeros le aconsejaron diera a entender
La conquista de la Guayana por Piar había dado un que proyectaba un ataque contra Caracas para liberar a Ve­
vuelco total a la situación, en favor de los patricias, pues nezuela del yugo español, induciendo así a Morillo a retirar
esta provincia sola les proporcionaba más recursos que las sus fuerzas de Nueva Granada y concentrarlas para la defen­
oteas siete provincias venezolanas juntas. De ahí que todo sa de aquel país, tras lo cual Bolívar debía volverse súbita­
el mundo confiara en que la nueva campaña anunciada mente hacia el oeste, unirse a las guerrillas de Santander y
por' Bolívar en una flamante proclama conduciría a la marchar sobre Bogotá^. Para ejecutar ese plan, Bolívar sa­
expulsión definitiva de los españoles. Ese primer boletín, lió el 24 de febrero de 1819 de Angostura, después de de­
según el cual unas pequeñas partidas españolas que forra­ signar a Zea presidente del congreso y vicepresidente de la
jeaban al retirarse de Calabozo eran “ejércitos que huían república durante su ausencia. Gracias a las maniobras de
ante nuestras tropas victoriosas”, no tenía por objetivo Páez, los revolucionarios batieron a Morillo y La Torre en
disipar tales esperanzas-^. Para hacer frente a 4.000 espa­ Achaguas-^y, y los habrían aniquilado completamente si Bo­
ñoles, que Morillo aún no había podido concentrar, dispo­ lívar hubiese sumado sus tropas a las de Páez y Mariño. De
nía Bolívar de más de 9,000 hombres, bien armados y todos modos, las victorias de Páez dieron por resultado la
equipados, abundantemente provistos con todo lo necesa­ ocupación de la provincia de Barinas, quedando expedita
rio para la guerra. No obstante; a fines de mayo de 1818 así la ruta hacia Nueva Granada. Como aquí todo estaba
Bolívar había perdido unas doce batallas y todas las pro­ preparado por Santander, las tropas extranjeras, compuestas
vincias situadas al norte del Orinoco. Como dispersaba sus fundamentalmente por ingleses, decidieron el destino de
fuerzas, numéricamente superiores, éstas siempre eran bati­ Nueva Granada merced a las victorias sucesivas alcanzadas el
das por separado •5-5. Bolívar dejó la dirección de la guerra I o y 23 de julio y el 7 de agosto en la provincia de
en manos de Páez y sus demás subordinados y se retiró a Tunjaöo. El 12 de agosto Bolívar entró triunfalmente a
Angostura. A una defección seguía la otra, y todo parecía Bogotá, mientras que los españoles, contra los cuales se ha­
encaminarse a un descalabro total. En ese momento extre­ bían sublevado todas las provincias de Nueva Granada, se
madamente crítico, una conjunción de sucesos afortunados atrincheraban en la ciudad fortificada de Mompós.
Luego de dejar en funciones al congreso granadino y al que una poderosa expedición a las órdenes de O’Donnell
general Santander como comandante en jefe, Bolívar mar­ estaba a punto de partir de la Península, levantó los
chó hacia Pamplona, donde pasó más de dos meses en decaídos ánimos del partido español. A pesar de que dis­
festejos y saraos. El 3 de noviembre llegó a Manteca!, ponía de fuerzas holgadamente superiores, Bolívar se las
Venezuela, punto que había fijado a los jefes patriotas arregló para no conseguir nada durante la campaña de
para que se le reunieran con sus tropas. Con un tesoro de 1820. Entretanto llegó de Europa la noticia de que la
unos 2.000.000 de dólares, obtenidos de los habitantes de revolución en la isla de León había puesto violento fin a
Nueva Granada mediante contribuciones forzosas, y dispo­ la programada expedición de O’Donnell. En Nueva Grana­
niendo de una fuerza de aproximadamente 9,000 hom­ da, 15 de las 22 provincias se habían adherido al gobier­
bres-, un tercio de los cuales eran ingleses, irlandeses, no de Colombia, y a los español-es sólo les restaban la
hanoverianos y otros extranjeros bien disciplinados, Bolí­ fortaleza de Cartagena y el istmo de Panamá. En Vene­
var debía hacer frente a un enemigo privado de toda zuela, 6 de las 8 provincias se sometieron a las leyes
clase de recursos, cuyos efectivos se reducían a 4.500 colombianas. Tal era el estado de cosas cuando Bolívar se
hombres, las dos terceras partes de los cuales, además, dejó seducir por Morillo y entró con él en tratativas que
eran nativos y mal podían, por ende, inspirar confianza a tuvieron por resultado,, el 25 de noviembre de 1820, la
los esp a ñ o le s öJ Habiéndose retirado Morillo de San Fer­ concertación del convenio de Trujillo, por el que se esta­
nando de Apure en dirección a San Carlos, Bolívar lo blecía una tregua de seis meses. En el acuerdo de armis­
persiguió hasta Calabozo, de modo que ambos estados ticio no figuraba una sola mención siquiera a la República
mayores, enemigos se encontraban apenas a dos días de de Colombia, pese a que el congreso había prohibido, a
marcha el uno del otro. Si Bolívar hubiese avanzado con texto .expreso, la conclusión de ningún acuerdo con el
resolución, sus solas tropas europeas habrían bastado para jefe español si éste no reconocía previamente la indepen­
aniquilar a los españoles. Pero prefirió prolongar la guerra dencia de la república**4.
cinco años más. El 17 de diciembre, Morillo, ansioso de desempeñar un
En octubre de 1819 el congreso de Angostura había papel en España, se embarcó en Puerto Cabello y delegó
forzado a renunciar a Zea, designado por Bolívar, y ele­ el mando supremo en Miguel de Latorre; el 10 de marzo
gido en su lugar a Arismendi. No bien recibió esta noti­ de 1821 Bolívar escribió äLätörre participándole que las
cia, Bolívar marchó con su legión extranjera sobre Angos­ hostilidades se reiniciarían al término de un plazo de 30
tura, tomó desprevenido a Arismendi, cuya fuerza se redu­ días. Los españoles ocupaban una sólida posición en Cara-
cía a 600 nativos, lo deportó a la isla Margarita e invistió bobo, una aldea situada aproximadamente a mitad de
nuevamente a Zea en su cargo y dignidades. El doctor camino entre San Carlos y Valencia; pero en vez de reu­
Roscio, que había fascinado a Bolívar con las perspectivas nir allí todas sus fuerzas, Latorre sólo había concentrado
de un poder central, lo persuadió de que proclamara a su primera división, 2.500 infantes y unos 1.500 jinetes*
Nueva Granada y Venezuela como “República de Colom­ mientras que Bolívar disponía aproximadamente de 6.000
bia”, promulgase una constitución para el nuevo estado infantes, entre ellos la legión británica, integrada por
—redactada por Roscio-*- y permitiera la instalación de un 1.100 hombres, y 3.000 llaneros a caballo bajo el mando
congreso común para ambos países<52. El 20 de enero de de Páez. La posición del enemigo le pareció tan imponen­
1820 Bolívar se encontraba de regreso en. San Fernando te a Bolívar, que propuso a su consejo de guerra la con­
de Apure. El súbito retiro de su legión extranjera, más certación de una nueva tregua, idea que, sin embargo,
temida por los españoles que un número diez veces mayor rechazaron sus subalternos. A la cabeza de una columna
de colombianos, brindó a Morillo una nueva oportunidad constituida fundamentalfneate por la legión británica,
de concentrar r e fu e r z o s ói? Por otra parte, la noticia de Páez, siguiendo un atajo, envolvió el ala derecha del ene­
migo; ante la airosa ejecución de esa maniobra, Latorre en parte con el reconocimiento oficial dd nuevo estado
fue el primero de los españoles en huir a rienda suelta, por Inglaterra, en parte por la conquista de las provincias
no deteniéndose hasta llegar a Puerto Cabello, donde se altoperuanas por Sucre, quien unificó a las últimas en una
encerró con el resto de sus tropas. Un rápido avance del república independiente, la de Bolivia. En este país, some­
ejército victorioso hubiera producido, inevitablemente, la tido a las bayonetas de Sucre, Bolívar dio curso libre a
rendición de Puerto Cabello, pero Bolívar perdió su tiem­ sus tendencias al despotismo y proclamó el Código Boli­
po haciéndose homenajear en Valencia y Caracas. El 21 viano, 70 remedo del Code Napoleón. Proyectaba trasplan­
de setiembre de 1821 la gran fortaleza de Cartagena capi­ tar ese código de Bolivia al Perú, y de éste a Colombia,
tuló ante Santander¿-5. Los últimos hechos de armas en y mantener a raya los dos primeros estados por medio
Venezuela —el combate naval de Maracaibo en agosto de de tropas colombianas, y al último mediante la legión
1823 y la forzada rendición de Puerto Cabello en julio de extranjera y soldados peruanos. Valiéndose de la violencia,
182466— fueron ambos la obra de Padilla. La revolución pero también de la intriga, de hecho logró imponer, aun­
en la isla "36 León, que volvió imposible la partida de la que tan sólo por unas pocas semanas, su código al Perú.
expedición de O’Donnell, y el concurso de la legión britá­ Como presidente y libertador de Colombia, protector y
nica, habían volcado, evidentemente, la situación a favor dictador del Perú y padrino de Bolivia, había-alcanzado la
de los colombianos. cúspide de su gloria. Pero en Colombia había surgido un
El Congreso de Colombia inauguró sus sesiones en ene­ serio antagonismo entre los centralistas, o bolivistas,- y los
ro de 1821 en Cúcuta; el 30 de agosto promulgó la nueva federalistas, denominación esta última bajo la cual los ene­
constitución y, habiendo amenazado Bolívar una vez más migos de la anarquía militar se habían asociado a los
con renunciar, prorrogó los plenos poderes del Libertador. rivales militares de Bolívar. Cuando el Congreso de Co­
Una vez que éste hubo firmado la nueva carta constitucio­ lombia, a instancias de Bolívar, formuló una acusación
nal, el congreso lo autorizó a emprender la campaña de contra Páez, vicepresidente de Venezuela, el último res­
Quito (1822), adonde se habían retirado ios españoles tras pondió con una revuelta abierta, la que contaba secreta­
ser desalojados del istmo de Panamá por un levantamiento mente con el apoyo y aliento del propio Bolívar; éste, en
general de la población. Esta campaña, que finalizó con la efecto, necesitaba sublevaciones como pretexto para abolir
incorporación de Quito, Pasto y Guayaquil a Colombia, se la constitución y reimplantar la dictadura. A su regreso
efectuó bajo la dirección nominal de Bolívar y el general del Perú, Bolívar trajo además de su guardia de corps
Sucre, pero los pocos éxitos alcanzados por el cuerpo de 1.800 soldados peruanos, presuntamente para combatir a
ejército se debieron íntegramente a los oficiales británicos, los federalistas alzados. Pero al encontrarse con Páez en
y en particular al coronel Sands¿7. Durante las campañas Puerto Cabello no sólo lo confirmó como máxima autori­
contra los españoles en el Bajo y el Alto Perú dad en Venezuela, no sólo proclamó la amnistía para los
—1823-1824— Bolívar ya no consideró -necesario' represen­ rebeldes, sino que tomó partido abiertamente por ellos y
tar el papel de comandante en jefe, sino que delegó en el vituperó a los defensores de la constitución; el decreto del
general Sucre la conducción de la cosa militar y restringió 23 de noviembre de 1826, promulgado en Bogotá, le con­
sus actividades a las entradas triunfales, los manifiestos y cedió poderes dictatoriales 77.
la proclamación de constituciones6«. Mediante su guardia En el año 1826, cuando su poder comenzaba a decli­
de corps colombiana manipuló las decisiones del Congreso nar, logró reunir un congreso en Panamá, con el objeto
de Lima, que el 10 de febrero de 1823 le encomendó la aparente de aprobar un nuevo código democrático inter­
dictadura 69; gracias a un nuevo simulacro de renuncia, nacional. Llegaron plenipotenciarios de Colombia, Brasil,
Bolívar se aseguró la reelección como presidente de Co­ La Plata, Bolivia, México, Guatemala, etc. La intención
lombia. Mientras tanto su posición se había fortalecido, real de Bolívar era unificar a toda América del Sur en
una república federal, cuyo dictador quería ser él pero que por ser hombre de color no podía ofrecer resis­
mismo7-. Mientras daba así amplio vuelo a sus sueños de tencia alguna 73
ligar medio mundo a sxi nombre, el poder efectivo se le En 1829, la encarnizada lucha de las facciones desgarra­
escurría rápidamente de las manos. Las tropas colombia­ ba a la república y Bolívar, en un nuevo llamado a la
nas destacadas en el Perú, al tener noticia de los prepara­ ciudadanía, la exhortó a expresar sin cortapisas sus deseos
tivos que efectuaba Bolívar para introducir el Código Boli­ en lo tocante a posibles modificaciones de la constitución.
viano, desencadenaron una violenta insurrección. Los Como respuesta a ese manifiesto, una asamblea de nota­
peruanos eligieron al general Lamar presidente de su repú­ bles reunida en Caracas le reprochó públicamente sus
blica, ayudaron a los bolivianos a expulsar dei país las ambiciones, puso al descubierto las deficiencias de su
tropas colombianas y emprendieron incluso una victoriosa gobierno, proclamó la separación de Venezuela con respec­
guerra contra Colombia, finalizada por un tratado que re­ to a Colombia y colocó al frente de la primera al general
dujo a este país a sus límites primitivos, estableció la Páez. El Senado de Colombia respaldó a Bolívar, pero
igualdad de ambos países y separó las deudas públicas de nuevas insurrecciones estallaron en diversos lugares. Tras
uno y otro. La Convención de Ocaña, convocada por haber dimitido por quinta vez, en enero de 1830 Bolívar
Bolívar para reformar la constitución de modo que su aceptó de nuevo la presidencia y abandonó a Bogotá para
poder no encontrara trabas, se inauguró el 2 de marzo de guerrear contra Páez en nombre del congreso colombiano..
1828 con la íectura de un mensaje cuidadosamente redac­ A fines de marzo de 1830 avanzó a la cabeza de 8.000
tado, en el que se realzaba la necesidad de otorgar nuevos hombres, tomó Caracuta, que se había sublevado, y se
poderes al ejecutivo. Habiéndose evidenciado, sin embargo, dirigió haeia la provincia de Maracaibo, donde Páez lo
que el proyecto de reforma constitucional diferiría esen­ esperaba con 12.000 hombres en una fuerte posición. No
cialmente del previsto en un principio, los amigos de Bolí­ bien Bolívar se enteró de que Páez proyectaba combatir
var abandonaron la convención dejándola sin quorum, con seriamente, flaqueó su valor. Por un instante, incluso,
lo cual las actividades de la asamblea tocaron a su fin. pensó someterse a Páez y pronunciarse contra el congreso 74
Bolívar, desde una casa de campo situada a algunas millas Pero decreció el ascendiente de sus partidarios en ese
de Ocaña, publicó un nuevo manifiesto en el que preten­ cuerpo y Bolívar se vio obligado a presentar su dimisión,
día estar irritado con los pasos dados por sus partidarios, ya que se le dio a entender que está vez tendría que
pero al mismo tiempo atacaba al congreso, exhortaba a atenerse a su palabra y que, a condición de que se retira­
las provincias a que adoptaran medidas extraordinarias y ra al extranjero, se le concedería una pensión anual. El
se declaraba dispuesto a. tomar sobre sí la carga del poder 27 de abril de 1830, por consiguiente, presentó su renun­
si ésta recaía en sus hombros. Bajo la presión de sus cia ante el congreso, Con la esperanza, sin embargo, de
bayonetas, cabildos abiertos reunidos en Caracas, Cartage­ recuperar el poder gracias a la influencia de sus adeptos,
na y Bogotá, adonde se había trasladado Bolívar, lo invis­ y debido a que se había iniciado un movimiento de reac­
tieron nuevamente con los poderes dictatoriales. Una ción contra. Joaquín- Mosquera, el nuevo presidente de
intentona de asesinarlo en su propio dormitorio en Bogo­ Colombia, Bolívar fue postergando su partida de Bogotá y
tá, de la cual se salvó sólo porque saltó de un balcón en se las ingenió para prolongar su estada en San Pedro hasta
plena noche y permaneció agazapado bajo un puente, le fines de 1830, momento en que falleció repentinamente.
permitió ejercer durante algún tiempo una especie de Ducoudray-Holstein nos ha dejado de Bolívar el siguien­
terror militar. Bolívar, sin embargo, se guardó de poner la te retrato: ‘‘Simón Bolívar mide cinco pies y cuatro pul­
«obre Santander, pese a que éste había participado gadas de estatura*, su rostro es enjunto, de mejillas hun-
en la conjura, mientras que hizo matar al general Padilla,
cuya culpabilidad no había sido demostrada en absoluto, 0 1,63 m.
didas, y su tez pardusc? y lívida; los ojos, ni grandes ni
pequeños, se hunden profundamente en las órbitas; su
cabello es ralo. El bigote le da un aspecto sombrío y
feroz, particularmente cuando se irrita. Todo su cuerpo es (De Marx a Engels]
flaco y descarnado. Su aspecto es el de un hombre de 65
años. Al caminar agita incesantemente los brazos. No
puede andar mucho a pie y se fatiga pronto. Le agrada [Londres,] 14 de febrero de 1858.
tenderse o sentarse en la hamaca. Tiene frecuentes y
súbitos arrebatos de ira, y entonces se pone como loco, [ ] Además Dana70 me pone reparos a causa de un
se arroja en la hamaca y se desata en improperios y mal­ artículo más largo sobre “Bolívar”, porque estaría escrito
diciones contra cuantos le rodean. Le gusta proferir sar­ en un partisan style*1, y exige mis authoritiesb Estas se
casmos contra los. ausentes, no lee más que literatura fran­ las puedo proporcionar, naturalmente, aunque la exigencia
cesa de carácter liviano, es un jinete consumado y baila es extraña. En lo que toca al partisanstyle, ciertamente
valses con pasión. Le agrada oírse hablar, y pronunciar me he salido algo del tono enciclopédico. Hubiera sido
biindis le deleita. En la adversidad, y cuando está privado pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al
de ayuda exterior, resulta completamente exento de pasio­ canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el ver­
nes y arranques temperamentales. Entonces se vuelve dadero Soulouque77
apacible, paciente, afable y hasta humilde. Oculta magis­
tralmente sus defectos bajo la urbanidad de un hombre [MEW, t. XXIX, p. 280]
educado en el llamado beau monde, posee un talento casi
asiático para el disimulo y conoce mucho mejor a los
hombres que la mayor parte de sus compatriotas.”
Por un decreto del Congreso de Nueva Granada los le]
restos mortales de Bolívar fueron trasladados en 1842 a | . ] La fuerza creadora de mitos, característica de la
Caracas, donde se erigió un monumento a su memoria. fantasía popular, en todas las épocas ha probado su efica­
Véase: Histoire de Bolívar, par Gén(éral] Ducoudray- cia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable
Holstein, continuée jusqu’á sa mort par Alphonse Viollet de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar. [ ]
(Paris, 1831); Memoirs o f Gen[eral], John Miller (in the
Service o f the Republic of Peru 75; Col[onel] Hippisley’s [De: Herr Vogt. Escrito en febre-
Account o f his Joumey to the Orinoco (London, 1819). ro-s.etiembre y publicado en di­
ciembre de 1860. MEW, t. XIV,
p. 685.]
[Artículo publicado en el tomo
III de The New American Cy-
clopaedia. Escrito en enero de
1858. No disponemos del original
inglés: nuestra versión se basa en
la alemana de MEW, t. XIV,
p. 217-231, y en la española de
Emilio Molina: Carlos Marx, Si­
món Bolívar, Revista Dialéctica,
año I, n“ 1, 1935, Búenos Aires.]
a Tono parcial, prejuiciado.- & Autoridades, fuentes.
[b]

[a] KARL MARX / FRIEDRICH ENGELS

KARL MARX AYACUCHO

[EL AYACUCHISMO] AYACUCHO. Departamento en la República del Perú;


número de habitantes: 131.921. En las cercanías de su
ciudad más importante, que lleva también el nombre de
[ J Los méritos militares de Espartero son tan con­ Ayacucho, se libró la batalla que aseguró definitivamente
trovertidos corno indiscutibles sus defectos políticos. En la independencia de la América española.
una voluminosa biografía publicada por el señor Flórez7# Tras la batalla de Junín (6 de agosto de 1824), el
se hace mucho ruido con la valentía militar y la's dotes virrey español, general La Sema, procuró mediante diver­
estratégicas de Espartero, evidenciadas en las provincias de sas. maniobras cortar las comunicaciones del ejército rebel­
Charcas, La Paz, Arequipa, Potosí y Cochabamba, donde de, al mando del general Sucre. Habiendo resultado esté­
luchó bajo el mando del general Morillo, quien debía riles esos esfuerzos, atrajo a su adversario a la planicie de
someter nuevamente los estados sudamericanos a la autori­ Ayacucho, donde los españoles ocupaban una posición
dad de la corona española. La impresión general que sus defensiva en una altura. La Serna disponía de 13 batallo­
hechos de armas sudamericanos produjeron en el excitable nes de infantería, y además artillería y caballería, con un
ánimo de su patria, empero, está suficientemente caracteri­ total de 9.3Í0 hombres. El 8 de diciembre de 1824 las
zada por el apodo que se le dio con motivo de la desafortu­ vanguardias de ambos ejércitos entraron en contacto, y el
nada batalla de Ayacucho, en la que España perdió para, día siguiente el general Sucre, con 5,780 hombres, se lan­
siempre al Perú y toda América del Sur. Se le .llamó, a zó al ataque. La segunda división colombiana, comandada
partir de entonces, el jefe del ayacuchismo, y a sus partida­ por el general Córdoba, cargó contra el ala izquierda de
rios, los ayacuchos. De todos modos es harto singular que los españoles y rápidamente la desorganizó. La división
este adalid haya sido bautizado históricamente con el nom­ peruana, a las órdenes del general Lamar, tropezó en el
bre de una derrota y no con el de una victoria. [. .] ala izquierda con una resistencia más tenaz y no pudo
(Del artículo “ Espartero”, publica­
avanzar hasta que no llegaron las reservas al mando del
do el 19 de agosto de 1854 en The general Lara. Como el enemigo ahora retrocedía en todos
New-York Daily Tribüne. Escrito los sectores, la caballería se lanzó a la persecución, disper­
el 4 de agosto de ese año. Traduc­ só a su similar española e hizo completa la derrota de la
ción española según Gesammelte infantería. Los españoles tuvieron entre sus caídos a seis
Schriften, etc., ed. cit., t. II, p. 405;
La revolución española, ed. cit., p. generales, y perdieron en total 2.600 hombres entre muer­
92; MEW, t. X, p. 382.] tos, heridos y prisioneros; uno de estos últimos fue el
propio virrey. Las bajas de los sudamericanos ascendieron
a un general y 308 oficiales y soldadas*-muertos, así como
520 heridos, entre los cuales se contaban 6 generales. Al
día siguiente el general Canterac, en quien había recaído
el mando del ejército español, suscribió la capitiu-r ..ion, Ayacucho. (Véase don José Segundo Flórez: Espartero, Ma­
conforme a la cual no sólo él y todas sus tropas pasaban drid, 1844, 4 tomos, y Príncipe: Espartero, Madrid,
a ser prisioneros de guerra, sino también todas las fuerzas 1848.)79
españolas en el Perú, y todas las instalaciones militares, la [Artículo publicado en el tomo II
artillería y los arsenales, así como todo el territorio del de The New American Cyclopasdia.
Perú que aún quedaba en manos de los españoles (Cuzco, Escrito en setiembre-octubre de
Arequipa, Puno, Quilca, etc.), habían de pasar a manos de 1857. MEW, t. XIV, p. 168-189.)
los rebeldes. Los efectivos que de este modo debían consti­
tuirse en prisioneros u-;. ;.5uerra ascendían a un total de casi
12.00* nombres. Con ello la domina* ión española quedaba
definitivamente liquidada, y el 25 de agosto de 1825 el
Congreso de Chuquisaca proclamó la independencia de ia
República de Bolivia.
Con el apodo de “ayacuc; se designa en España a Es­
partero y a sus secuaces en el ejército. Cierta parte de la
camarilla militar que se agrupa én torno de Espartero, inter­
vino a su lado en la guerra centra la insurrección sudameri­
cana, en cuyo transcurso no so*o se vincularon por su cama­
radería de armas sino también pt r su común espíritu aven­
turero; todavía duraba la contienda cuando se comprome­
tieron a apoyarse mutuamente, también en el campo de la
política, tras su regreso a España. Han mantenido escrupu­
losamente ese compromiso, para gran ventaja recíproca
suya. El mote de “ayacuchos” aludía a que Espartero y sus
adictos habrioi' contribuido esencialmente al resultado ad­
verso de esa ...calla. Sin embargo, tal versión es falsa, aun­
que se la ha difundido de manera tan infatigable que aun
hoy mismo se le presta crédito general en España. Espartero
no sólo no participó en la batalla de Ayacücho sino que ni si­
quiera se hallaba en Améísea cuando se libró la misma, pues
el virrey La Sema lo había enviado a España con despachos
para Fernando VII. Se embarcó el 5 de junio de 1824, en
Quilca, en el bergantín inglés “Tiber”, arribó el 28 de se­
tiembre a Cádiz, llegó el 12 de octubre a Madrid y se hizo
a la vela en Burdeos, de regreso a América, el 9 de diciexa»
bre de 1824, el mismo día en que se celebró la batalla de
NOTAS 25, A la biografía de Bolívar nos hemos referido ya en la intro­
ducción, por lo cual cabe ocuparse aquí tan sólo de las fuentes
directas a las que recurrió su autor.
Ya mucho antes, de 1858, el año en q**e Marx redacta este
trabajo, la admiración que en un primer momento experimentaran
por Bolívar importantes figuras de la cultura europea —tan bien
ilustrada por la correspondencia de muchas de ellas con el Liberta­
dor—*había cedido la plaza a una animadversión punto, menos que
general, Los liberales repudiaban el centralismo y autoritarismo de
Bolívar; los republicanos detectaban recetas criptomonárquicas tras
los esquemas de org&aáá&ación política propuestos por el Libertador;
L Buena parte de este capítulo está compuesto por artículos (la, los ideólogos de la expansión europea —y esto nos parece lo deci­
IVa. Vb) preparados por Marx y Engels para The New American sivo— intuían certeramente en los planes bolivarianos de unidad
Cyclopaedia, Se trata» como ha observado entre otros Aníbal Ponce latinoamericana una voluntad de resistencia a aquella penetración,
(“Comentarios marginales”, Dialéctica, año I, n° 1, Buenos Aires, Por lo demás, en la Europa relativamente próspera y culta de
marzo de 1936, p. 37), de trabajos hechos pane lucrando. Esta cir­ principios y mediados del siglo XIX había llegado a uno de sus
cunstancia no parece 'que d&ka llevarnos, sin embargo, a aceptar en puntos más altos el desprecio por esos mismos pueblos a cuyo
bloque la opinión tardía de Engels sobre los mismos, vertida en una saqueo se debía, en muy buena medida, tal prosperidad. Ún filóso­
carta del 29 de enero de 1891 a Hermann Schlüter (MEW, t, fo eminente como Hegel podía creer a pies juntillas que la abulia
XXXVIII, p. 16): 4‘Los artículos en la Cyclopaedia [son] un trabajo de los americanos en general, y la de los guaraníes en particular,
puramente profesional, nada más, pueden seguir enterrados en paz” era tal que en las reducciones un sacerdote “ tenía que hacer repicar
“ Debemos someter a un examen crítico las palabras de Engels, como una campana a medianoche para recordarles {a los indios] el cum­
las de cualquier historiador'1, aconsejó cierta vez Riazánov. En la plimiento de sus deberes conyugales, porque a ellos ni siquiera eso
correspondencia intercambiada por Marx y Engels contemporánea- se les habría ocurrido por sí mismos” (Die Vernunft in der Ge­
mente a su colaboración con la Cyclopaedia figuran no pocos juicios schichte > Hamburgo, 1955, p, 202; desgraciadamente Hegel no nos
elogiosos de Marx a tal o cual artículo compuesto por Engels, y el aclara cómo se las habían ingeniado los habitantes del Nuevo Mun­
propio Marx defendería con calor su biografía bolivaíiana de los do para reproducirse antes de que llegaran los jesuitas turbando, a
reparos opuestos a la misma por uno de los editores de la obra (véase campanadas, los castos sueños de los indígenas). Y. allí donde los
IVb), lo que no se compadece con la idea de que fuera ése un trabajo pueblos sudamericanos habían logrado su independencia, segün
puramente profesional. En segundo término, si bien es cierto que Hegel ello se debía pura y exclusivamente a que habían echado
muchos artículos de Marx v Engels para la Cyclopcedia son poco mano de ^recursos extranjeros” ; l'la caballería de los llanos se ha
memorables, la evidencia interna muestra que no es éste el caso del distinguido; utiliza, empero, el caballo europeo” (sie e ibíd*,
dedicado a Bolívar, Pese a su desubicación y sus errores, creemos que p. 20*3)* O tomemos el ejemplo del cónsul general inglés en el Perú,
se trata de un escrito importante, de un documento ineludible para el Thomas Rowcroft, a quien no se le olvida, cuando escribe a Bolí­
estudio del pensamiento marxiano sobre América Latina. var, mencionar que el navio que lo había traído a las costas perua­
2. Es ésta una breve biografía de un personaje que tuvo alguna nas era “de’•82 cañones”, y que frente a lo latinoamericano se veía
participación en la historia de América Latina: el general William Carr aquejado por tal escepticismo pirroniano que, en un memorando de
Beresford, Colaboró en la tronquista de Trinidad en 1797, y, sobre julio de 1824, veinte días antes de Junín, llega a hablar de “la
todo, estuvo junto con Fopham al frente de la abortada invasión guerra que según se supone lleva a cabo el general Bolívar contra la
británica de 1806 al Plata, Si en la primera de esas fechas el gobierno persona que se considera a sí misma virrey de España” (Webster,
inglés procuró presentarse ante los hispanoamericanos como su docs. 269 y 270, 1.1, pp. 515-516). Tal vez la palma en este terre­
liberador y aliado (proclama de Sir Thomas Picton, desde Trinidad no le corresponda a la propuesta formulada por el viajero y agente
en la que se les llama a “resistir la opresiva autoridad de su gobierno” francés Grañdidier, en un libro algo posterior (1861) ai artículo de
Marx sobre Bolívar, El bondadoso Grandidier quería que se cediera
y se les promete “todos los socorros que deben esperarse de Su a Bólivia el amplio puerto oceánico de Arica; mientras ese país sólo
Majestad Británica” ), en la segunda la finalidad de conquista es
transparente, John Brande Trent (Bolívar and the Independence of poseyera el insignificante puertó de Cobija, en efecto, “nuestros
Spanish America, Londres, 1946, p, 55) destaca la relativa simultanei­ cañones no estarán en situación de respaldar con eficacia los recla­
dad de los desembarcos de Miranda en Venezuela y Popham en mos de los comerciantes franceses injustamente despojados de sus
Buenos Aires, y sugiere, no sin cierta inseguridad, que “la incursión bienes» Si se cediera Arica a Bolivía, entonces ese país dejaría de
ser casi invulnerable y un desierto de cincuenta millas de anchura
ya no podría coadyuvar al mantenimiento de tan lamentable estado chas veces quién es el real autor de los mismos. Aun así, como el
de cosas” (citado en Gustavo Beyhaut, Süd- und Mittelamerika II — general nunca desautorizó lo escrito en su nombre por John Miller,
Von der Unabhängigkeit bis zur Krise der Gegenwart, Francfort dei a los efectos prácticos consideramos como una personalidad única a
Meno, 1965, p. 86). los dos hermanos,) El militar británico tenía algún resquemor perso­
Ahora bien, si en ei plano práctico la forma más adecuada de nal contra Bolívar, que había rehusado nombrarlo cónsul colom­
tratar a esos indolentes latinoamericanos era a cañonazos, en el biano en Londres, y no cabe duda de que muchas frases de su
terreno teórico una de las tantas tareas posibles era la de demoler libro se contradicen con los ditirambos que dedica al Libertador en
críticamente la única figura latinoamericana que había alcanzado un una carta, dirigida a éste, fechada ei 25 de noviembre de 1825:
renombre universal, y que lo había alcanzado precisamente por su "Héroe cuyos principios, caminando sobre la naturaleza y la razón,
asombrosa energía $ sus éxitos militares: la de Bolívar. Sumamente 'han atraído sobre sí la admiración de todos los hombres y de todo
eficaces fueron en ese sentido algunos de los libros escritos por el universo civilizado” (Bolívar y su época. Cartas y testimonios de
oficiales europeos que, a veces fugazmente, habían servido en las extranjeros notables. Comp. de Manuel Pérez Vila, t. I, Caracas,
guerras de te* independencia hispanoamericana, y muy en particular 1953, p. 261), Miller es sin embargo un testigo calificado que había
ios de Ducoudray Holstein y Hippisley, dos de los autores utilizados- intervenido activamente en campañas militares decisivas. Aunque
por Marx. Fundarse en ellos para componer una biografía seria censura con acritud los proyectos políticos de Bolívar, se esfuerza
sobre Bolívar es, mutatis mutandis, como querer escribir una obra por adoptar ante el general sudamericano una actitud imparcial,
objetiva sobre Artigas tomando como fuente poco menos que única Reconoce “sus talentos” (“más adecuados a brillar en la adversidad
el folleto de Pedro Feliciano Sáenz del Cavia, El protector nominal que para consolidar las ventajas originales de sus triunfos” ) y sostie­
de los pueblos libres. ne que a Bolívar “ no debe privársele de la gloria que le correspon­
Tanto Ducoudray como Hippisley tenían muy hondos motivos de” por sus “ inmensos servicios” (Memorias del general Miller, al
de resentimiento personal contra Bolívar: éste había expulsado del servicio de la República del Perú, t. II, Madrid, s.d., p. 318).
ejército al primero y mantenido una agria correspondencia con el La fidelidad de Miller a las repúblicas que había defendido con
segundo sobre sus interminables reclamos de salarios y grados más la espada estaba subordinada a su lealtad fundamental a los intere­
elevados. Ducoudray, quien por otra parte no volvió a Hispanoamé­ ses británicos. Era un librecambista deseoso de que “la primera y
rica luego de su ruptura con Bolívar (1816), se afanó por reunir o más activa nación manufacturera del mundo” sacara “la debida ven­
fraguar, en su alegato de acusación, cuantas imputaciones o simples taja” de las favorables circunstancias que ofrecían las nuevas condi­
chismes pudieran desprestigiar al Libertador. De Hippisley ha dicho ciones peruanas (ibíd.y t, II, p. 261 )> y se congratulaba de la ruinosa
muy bien un historiador tradicionalista venezolano que sus cargos competencia que para la incipiente industria potosina significaban las
reales e innegables contra Bolívar y demás jefes patriotas eran, en mercancías británicas, esto es, de que <cla población indiana, cuyo
esencia, “‘que no daban ración a la europea, que hacían la guerra traje había estado antes reducido a telas groseras de lana hiladas y
«desnudos, sin armas y como podían, y, por último» que no eran tejidas en el país”, principiara “a comprar manufacturas inglesas”
ricos” (Felipe Larrazábal, Vida del Libertador Simón Bolívar, Ma­ (ibid., p. 256). Pero este fallido cónsul colombiano en Londres, que
drid, s.d, [¿1918? ], t. II, p. 162, n.). En una carta a Bolívar, años mucho más coherentemente terminó siendo cónsul británico en ei
después de la aparición del Journey to the Orinoco, Hippisley em­ Ecuador, no es, por ejemplo, la fuente de las referencias despectivas
prendió un zalamero viaje a Canossa, seguramente no conocido por de Marx a la capacidad combativa de los hispanoamericanos, A lo
Marx: “Algunos han comparado a V.E. con Washington, Pero a largo de sus Memorias, de cartas personales o en conversaciones con
Washington le faltaba la grandeza y firmeza de alma, la verdadera diplomáticos, Miller expone su alta opinión sobre los “valientes
independencia de espíritu, la liberalidad de sentimientos y la cons­ americanos del sur”. “ Oír a un oficial criollo comparar su caballefía
tancia con que Bolívar ha inmortalizado su nombre y se ha hecho con la mejor de Europa no puede menos de hacer reír al europeo
sin par en los anales .de la historia,” recién llegado, que halla a primera vista absurda la comparación;
Lo que decimos de Ducoudray y Hippisley sólo en cierta medida pero cuando se ha acostumbrado a ver el poncho y la apariencia
se puede aplicar a las Memorias del general Miller, la otra fuente desaliñada de los soldados y los ha visto batirse, conoce pronto que
utilizada por Marx, (La obra plantea cierto problema de autoría: no hay caballería en Europa que pueda lidiar una campaña contra
aunque el general William Miller habría tenido tai dominio de la los lanceros gauchos, en territorio de América dei Sur” (t. I, p. 189).
pluma como para traducir al castellano el Rasselas de Samuel “La caballería patriota”, escribe Miller después de Junín, “se com­
Johnson, no fue él sino su hermano John quien compuso las Me­ pone tal vez de los mejores jinetes del mundo” (t, II, p, 137), Des*
morias. Para mayor confusión, no se limitó John a utilizar las 4‘car­ cribe con admiración de experto la combatividad bárbara de ésos
tas particulares, diarios y anotaciones” de William Miller, sino que, lanceros colombianos que “generalmente hieren a su enemigo con
fundándose en un viaje suyo a América del Sur, introdujo en el tanta fuerza, con particularidad cuando van a galope, que lo levan­
libro observaciones y comentarios propios, sin que quede claro mu­ tan dos o tres pies encima la silla” (t. II, p, 146). El militar
inglés es particularmente cáustico al referirse a los planes europeos tuyo uno de ios más graves descalabros militares experimentados
de invasión a Sudamérica: “Si hubiera alguna nación extranjera tan por el. jefe venezolano* En una carta del 8 de diciembre de 1814
quijotesca que osara enviar una fuerza considerable a cualquier pun­ (Obras completas , 2a, ed,, t. I, La Habana, 1950, p. 105), Bolívar,
to de la América española, los montoneros, gauchos o guasos darían procurando justificar la guerra a muerte y en particular la ejecución
buena cuenta de ellos, y el clima haría lo demás” (t. II, p. 235), de más de 800 prisioneros realistas en La Guaira, se pregunta:
Muy lejos de explicar los éxitos de Bolívar por la presencia de la “ ¿Esperaría yo la misma suerte infausta del castillo de Puerto Cabe­
legión británica, el general Miller, sin dejar de hacer justicia a rfiu- llo, que destruyo mi patria y me quitó el honor? ” Aunque en esa
chos coterráneos suyos, remata con estas palabras sus comentarios a oportunidad a Bolívar le convenía exagerar la gravedad de su derro­
la caída del último baluarte español en el Perú: “ De este modo la ta, la confesión es concluyente,
heroica constancia y perseverancia de los patriotas, a la cual no
excede la desplegada en circunstancias semejantes por ningún otro 31. La mayor parte de los historiadores coinciden en que la situa­
pueblo en los tiempos antiguos y modernos, se vio coronada con el ción de Miranda era poco halagüeña, no tanto desde el punto de
último y completo triunfo en América del Sur” (t. II, p. 219). vista miiitar (comúnmente se admite que aun después de la caída
Miller no hacía más que extraer las necesarias consecuencias de de Puerto Cabello el ex general de la devolución Francesa contaba
su prolongada experiencia militar en estos países, sumada a un buen con bastantes más soldados que su rival Monteverde), sino en lo
conocimiento de lo ocurrido en las invasiones inglesas al Río de la tocante a sus apoyos políticos y sociales. “Los habitantes ricos y
Plata. Al fin de cuentas el general Whitelocke, ignominiosamente de influencia le rehusaron su ayuda no porque sus sentimientos
derrotado en Buenos Aires por tropas en su mayor parte irregulares, políticos y sociales hubiesen cambiado”, escribe el general Miller,
había llegado a contar con casi tantos soldados como todos —realis­ “sino porque vieron la inutilidad de sacrificar sus propiedades y
tas y republicanos sumados— los que 17 años más tarde se batieron vidas en una tentativa extravagante para contener el torrente de la
en la decisiva batalla de Ayacucho.; con más de dos veces el núme­ opinión pública, habiéndose declarado la masa del pueblo decidida­
ro de hombres que, a las órdenes de Sucre y a “ paso de vencedo­ mente por los principios realistas, y máa aun después del terremoto,
res”, dispersaron las formaciones del último virrey del Perú. Que el cual habían presentado los cutas como un castigo del cielo por
Marx se inclinara en este punto por Ducoudray-Holstein y Hippis- la insurrección” (Memorias, t. II, p. 277-278), Pero la mayor parte
ley, y no por Miller, contribuye a demostrar que su actitud de de los oficiales de Miranda —Bolívar entre ellos— entendieron que
entonces hacia lo latinoamericano era previa, no posterior, a la lec­ la inconsulta rendición de su comandante a los realistas era una
tura de las Obras en las que se fundó para redactar la biografía de pésima salida. Los hecho» posteriores demostraron que si hay un
Bolívar, caso al que es lícito aplicar, parafraseándola, la conocida sentencia
de Rosa Luxemburg sobre ia socialdemocracia alemana es éste. Co­
26. Esa permanencia de Bolívar en París no insumió más de algu­ mo fruto de su capitulación, los patriotas venezolanos obtuvieron lo
nos meses. mismo que, en caso de continuar decididamente, la tacha, habrían
27. bebería decir: en 1807. recibido sólo con la peor de las derrotas: el exilio, el presidio o la
28. En momentos de estallar la revolución de 1810, Bolívar, debi­ muerte.
do a sus actividades conspirativas y por orden del capitán general 32. Marx omite la réplica dei coronel venezolano, que al igual que
de Venezuela, Vicente Emparán, se hallaba confinado en una de sus la declaración de Monteverde figura en las Memorias de Miller: “ Bo­
propias haciendas. José Félix Ribas era tío, no primo, de Bolívar. lívar contestó que lo había arrestado [a Miranda] para castigar un
29. Bolívar siguió actuando en política después de su regreso de, traidor a su patria y no para servir al rey. Esta contestación atre­
Londres, Su discurso del 3 de julio de 1811 en la Sociedad Patrió­ vida estuvo cerca de hacerle comprender en la proscripción gene­
tica, entre cuyos dirigentes se contaba, parece haber ejercido cierta ral”, etc. (op/cit,, t, II, p. 277-278), En un discurso del 2 de enero
influencia en la declaratoria, dos $ías más tarde, de la independen­ de 1814 Bolívar justificaría su actitud con. palabras que —retórica al
cia venezolana. Su designación como comandante de Puerto Cabello margen-^ su conducta posterior había abonado: “ Huí de la tiranía
es bastante posterior (4 de mayo de 1812) a la fecha consignada no para ir a salvar mi vida, ni esconderla* en la oscuridad, sino para
por Marx. exponerla en el campo de batalla, en busca de la gloria y de ia
30. Lös prisioneros realistas contaron en su sublevación con la libertad” (O,C., t, III, p. 591). Según el coronel inglés Beiford Wil­
complicidad del oficial encargado de la guardia, y desde un primer son edecán de Bolívar muehos años más tarde, éste afirmaba siem­
momento dispusieron de armas y de una posición superior. Bolívar pre que con la detención de Miranda —no su entrega a los espa­
les presentó resistencia durante varios días, y difícilmente hubiera ñoles, acotamos, que fue obra de Casas— había procurado castigar
podido huir a San Mateo, que estaba en poder de los realistas, Pero su “ felonía y traición”. La argumentación de Bolívar no carecía
aun dejando de lado los fantasiosos pormenores infamantes agrega­ enteramente de base, escribió Wilson en otro lugar, “pues alegaba
dos por Ducoudray, resulta claro que la pérdida de la plaza consti­ que si Miranda creía que los españoles cumplirían el tratado, tenía
que haberse quedado para que mantuviesen su palabra; si no lo a la creación de Bolivia Resumen de ias guerras de Bolívar,
creía, era un traidor por haber sacrificado su ejército en el tratado. Caracas, .1924, t. I, p. IX).
El general Bolívar añadía invariablemente que él quería fusilar a 38. Hemos retraducido al español las palabras que Marx pone en
Miranda por traidor, pero que los otros no lo dejaron’’ (J. B. boca de Cristóbal de Mendoza. Se^an Larrazábal (op. cit., t í ,
Trend, Bolívar and the índependence p. 84). p, 258), el gobernador político se expresó así en la asamblea dei 2
33, En su análisis de esta fase de la guerra en Venezuela, Marx de enero de 1814: “ [ ] No perdiendo de vísta la necesidad de
magnifica el peso de lo nacional en desmedro de la feroz lucha de establecer un gobierno y de formar un cuerpo de nación respetable,
clases que se desarrollaba no sólo paralelamente a la contienda bel i' sólo debemos encargar por ahora a este mismo jefe (Bolívar] que
ca> sino por momentos como parte esencial de ésta. Aunque era trabaje, desde luego, en la unión indisoluble de Venezuela occiden­
frecuente que parte de los vencidos se pasara no “ en cada encuen­ tal con su parte oriental, y con todas las provincias libres de Nueva
tro^ sino después de cada encuentro a las filas vencedoras (siempre Granada, a cuyo congreso general toca por naturaleza formar la
que tuviera ia suerte de que se le ofreciera esa posibilidad), en naeva constitución [ j.”
1813 los “nativos” de casi toda Venezud*i respaldaban sólidamente 39. Er» la segunda batalla de La Puerta (15 de junio de 1814) ios
la causa realista; casi única excepción era la burguesía terrateniente llaneros de Boves triplicaban en número a las fuerzas de Bolívar y
y comercial, en general partidaria de la independencia, Mariño, el último de los cuales parece haber cometido errores tác­
34, La fuerza de Ribas había derrotado a los realistas en Niquitao ticos que hicieron desesperada la situación de los revolucionarios. A
y Los Horcones. En Los Taguanes el mando republicano estuvo a juzgar por la cantidad de muertos en filas republicanas (2.400 según
cargo de Bolívar mismo, el parte victorioso de Boves, alrededor de la mitad en opinión de
35, .Si nos atenemos a diversos historiadores bolivarianos del siglo estudiosos como Wolfram Dietrich, Restrepo y Trend), la resistencia
pasado (corno O’Leary, flestrepo, Larrazábal, Baralt y Díaz) la en­ de los patriotas fue sumamente encarnizada, aun si tenemos en
trada de Bolívar a Caracas parece haber sido menos apoteótica que cuenta que a muchos de ellos se les lanceó o degolló después del
en la versión de Ducoudray, y más afín, en cambio, a la que según combate.
el romance se tributó a Lanzarote cuando de Bretaña vino: “ De 40. Más exacto sería decir que Boves obligó a levantar el asedio de
repente se vio abrir la numerosa reunión del pueblo, y apareció una Puerto Cabello y puso sitio a Valencia (la cual capituló días des­
tropa de jóvenes hermosas de las familias principales, vestidas de pués de la caída de Caracas).
blanco y llevando en sus manos coronas de laurel y de flores, A su
vista Bolívar desciende de su caballo, y las jóvenes le coronan como 41. til 18 de agosto un ejército de 8,000 hombres a las ordenes de
a vencedor [ , ]” (José Manuel Restrepo, Historia de la revolución José Tomás Morales derrotó en Aragua a las fuerzas de Bolívar
de la república de Colombia en la América Meridional, Bogotá, (unos 3.000 soldados). (Giuseppe) “Bianchi” no era el nombre de
t XV, 1944, p. 180). un barco, sino el apellido del aventurero italiano que comandaba la
escuadrilla de Mariño. Bianchi “confiscó” el tesoro de los patriotas
36, La denominación verdadera era Orden de los Libertadores de (una considerable cantidad de alhajas y plata labrada, procedente en
Venezuela, no del Libertador (véase O.C., t. III, p. 685), En los su mayor parte de las iglesias de Caracas), so pretexto de que se le
comunicados y manifiestos bolivarianos de la época se suele desig­ debían más de cuarenta mil pesos por presas introducidas en los
nar a los oficiales “jefes de los libertadores de Venezuela” ; “liber­ puertos de Cumaná y Margarita, pero finalmente, a instancias de
tadores de Venezuela” a los granadinos, y “libertador” al propio Bolívar, se conformó con una tercera parte del botín.
ejército patriota.
42. Bermúdez, que se encontraba entonces en Maturín, no en
37, De alrededor de 15.000 hombres que llegó a acaudillar Boves,
probablemente ni un centenar fueran de origen español. La opinión Carúpano, no tuvo participación en esos hechos.
—registra con dolorida incomprensión el historiador Larrazábal— “se 43. Marx alude a un artículo del cual, por razones inexplicables,
había pronunciado por los realistas y continuaba pronunciándose sólo figura un minúsculo fragmento en las Obras presuntamente
cada vez más” ; “el país había hecho una sublevación general en Completas de Bolívar (O.C., t. III, p. 649). Es posible que Bolívar
favor del rey” ; más claro aun: “ ¡La parte sensata de Venezuela, la reiterara allí las líneas principales del manifiesto dado «n Carúpano
rica, la ilustrada, quería la independencia [ , . pero el pueblo el 7 de setiembre de 1814, en ei que es peree$$fetoy. f»or debajo de
no! ” (op. cit., t. I, pp, 227, 230, 231),* En la situación militar la cáscara retórica y los arrestos aristocratizantes, una visión más
venezolana comenzó a inñuir también el curso de los acontecimien­ clara de un fenómeno que suscitaba la perplejidad de los jefes revo­
tos en España, que dejaba las manos libres a los realistas: “ El día lucionarios: que “ia masa de los pueblos” procuraba “destruir a sus
que Bolívar entró a Mérida evacuaron los franceses a Madrid, y la libertadores y restituir el cetro a sus tiranos”. Bolívar consigna,
toma de Caracas tuvo lugar cuando las huestes del imperio abando­ entre las causas de aquel hecho, “el grande estímulo de la usurpa­
naban el territorio español” (Vicente Lecu*ia, Documentos referen- ción de los honorés y de la fortuna”, ofrecido por lo« jefes realistas
a “hombres envilecidos por el yugo de la servidumbre y embrute­ Orinoco, a través de territorio enemigo, para asegurar allí una base
cidos por la doctrina de la superstición” (O.C., t III* p, 610*6X1), de operaciones a ios republicanos.
44. Castillo, desobedeciendo al congreso, se había negado a entre­ 52. En ia trayectoria militar de Bolívar hasta esa fecha, dice Germán
gar a las mal armadas tropas de Bolívar “ el propio Marx reconoce Carrera Damas» “no escaseaban, al lado de victorias espléndidas,
que por toda, artillería tenían un cañoncito“- los pertrechos que victorias a medias por mal consolidadas y hasta puras y simples
requerían, oara liberar a Santa Marta y que abundaban en Carta­ derrotas aparatosas ”, y “ no en balde otros jefes, Piar y Mariño entre
gena, (. lan ío en diciembre de 1815 el general español Morillo ellos, no hallaban nada descabellado el equiparar sus propios méritos
ocupó esta última plaza, luego de un mortífero asedio, se jactó de con los de Bolívar” (El culto a Bolívar , Caracas, 1969, pp. 83-84).
haber encontrado en ella 366 cañones con casi 5.000 cartuchos, Una muestra de esa rivalidad, no sólo militar sino también política,
9.000 bombas, 4,0tfO fusiles y carabinas con 135,000 cartuchos fue la convocatoria por Mariño del congteso que se instaló en San
y 3,440 ( de pólvora (cfr. Larrazábal, op. cit., t. I, p. 354, Felipe de Cariaco, el 8 de mayo, y que no fue reconocido por
noia de líufino Blanco fembona; ver también las Memorias de Bolívar,
Miiler, t. U. p. 281). fíl -Consejo de Estado, destinado según Bolívar “a suplir en parte
45. Arisme capituló ante fuerzas españolas muy superiores, pero jas funciones del cuerpo legislativo” (O. C., t. III, p. 654), era un
volvió í> al^.-v en noviembre de 1815 al frente de los peones y cuerpo consultivo integrado por Zea (estado y hacienda), Brion (mari­
pescadores de la isla. na y guerra) v Juan Martínez (interior y.justicia)«
46. Fue Brion quien propuso a Bolívar como jefe de la expedi­ 53. Piar habría instado a varios jefes pardos a proclamar una “re­
ción; el coronel Ducoudray-Holstein era partidario de que la jefa­ pública de hombres libres e iguales” . Sus objetivos se desprenden
tura recayera en el general Bermüdez, Los expedicionarios partieron con alguna claridad de las mismas proclamas con que Bolívar pro­
el 31 de marzo de 1816. curó desprestigiarlo ante el pueblo venezolano (Piar habría defen­
dido “los principios odiosos de la guerra de colores para destruir
47. Bolívar publicó luego de su arribo a la isla Margarita y la así la igualdad que desde día glorioso de -nuestra insurrección
Costa Firme varias proclamas donde se enunciaban, aunque no tex­ hasta este momento ha sido base fundamental”) y ante Jos soldados
tualmente, los propósitos mencionados por Marx. En la de Ocumare (“ ¿Nuestras armas no han roto las cadenas de los esclavos? ¿La
(6 de julio de 1816) se asegura que “vuestros tiranos serán des­ odiosa diferencia de ciases y colores no ha sido abolida para
truidos, o expelidos del país”, y que “luego que tomemos la capital siempre? ¿Los bienes nacionales no se han mandado repartir entre
convocaremos al Congreso General de los representantes del pueblo, vosotros? [. . ] ¿Qué quería, pues, el general Piar para voso*
y restableceremos el Gobierno de la República” (O.C., t. III» tros? ” )< (O.C, t. III, p. 647 y 652.)
p. 636). La causa determinante de la ejecución de Piar no parece haber
48. En su parte oficial (Restrepo, op, cit., t, IV, p, 382), Morales sido, empero, el problema de la “guerra de colores” , sino el deseo
se atribuye 700 hombres. La pequeña tropa de Bolívar era en su de Bolívar de introducir una mayor disciplina en las filas dei ejér­
mayor parte bisoña. cito: el propio Marx censura al Libertador, pocos párrafos más arri*
El “ testigo ocular” citado en el texto, acicateado tan sólo por el ba, por no atreverse “a impedir que Mariño y Piar se apartaran de
deseo de que la historia no perdiera un solo detalle de la vertigi­ él” luego del desembarco de mayo de 1816,
nosa fuga de Bolívar, tiene que haberla acompañado en todo su 54. EÍ 12 y 16 de febrero de 1818 las fuerzas mandadas por
transcurso y a similar velocidad, La cita está tomada de Ducoudray, Bolívar, tras una fatigosa marcha de más de 1.50Ó kilómetros, cau­
quien sin embargo no estaba en Ocumare sino en Carúpano, donde saron unas 500 bajas y pusieron en fuga a las tropas de Morillo en
había quedado tras ser dado de baja del ejército. La descripción Calabozo. En la proclama dada por el jefe venezolano el día 17,
hecha por el coronel fr-ancés de su último encuentro con Bolívar, aunque no figuran exactamente las palabras entrecomilladas por
no habla a favor de su condición de testigo no ya ocular sino Marx, se dice que “los restos del ejército de Morillo [ . . . ] escapan
ecuánime: el jefe patriota, “en coiére” , se había negado a darle la a refugiarse en los muros de Puerto Cabello*1 y que “la victoria
mano a un “homme qui méritait d’etre fusillé, á Tinstant méme”. marcha delante” de las tropas republicanas.
49. Bolívar se retiró a Barcelona, con sus reducidas fuerzas, tras 55. La relación de fuerzas no era ésa en mayo de 1818: Morillo
ser derrotado el 9 de enero por el capitán español Jiménez. contaba con 8 ó 9*000 hombres según las estimaciones más bajas,
50. Así en MBW , “ Armenhaus”* Se trataba de un convento franciscano. con 15,000 conforme a las más altas, y Bolívar con unos 6.000, El
51. Bolívar se oponía a la permanencia del ejército en Barcelona; a localismo de algunos jefes, como Páez, no pocas veces impidió a los
solicitud de las autoridades locales accedió a dejar una guarnición al venezolanos concentrar sus fuerzas. Aun así, el general Morillo,
mando de Pedro María Freites, mientras que él se dirigía hacia el pocos días después dé sus derrotas en Calabozo, reconocía en carta
a Juan Bautista Pardo: MEstos diablos han reunido todo tótili-
mundi, hasta Monagas, que estaba en la provincia de Barcelona; en llaneros al mando de Páez arrollo a la caballería de Morillo, obli-
Guayana sólo han dejado cien hombres de guarnición”. gando a los realistas a refugiarse en Achaguas.
56. La admiración despertada en Europa por la gesta de los patrio­ 60. Las fuerzas republicanas, tras cruzar los llanos inundados y los
tas venezolanos y, fundamentalmente, el hecho de que Inglaterra, Andes, vencieron en Paya (27 de junio), Gámeza (11 de julio),
liquidado definitivamente el peligro napoleónico, se sintiera cada vez Pantano de Vargas (25 de julio) y Boyacá (7 de agosto) a los
menos atada por sus compromisos diplomáticos con España y más realistas, y el 10 de agosto Bolívar entró, casi solo, en una Bogotá
atraída por el tentador mercado hispanoamericano,* contribuyeron a apresuradamente abandonada por el virrey Sámano. La pequeña Le-
que agentes venezolanos como Luis López Méndez pudieran reclutar gión Británica (300 hombres, según Porras Troconis) se distinguió
en el Viejo Mundo, y sobre todo en Gran Bíwafta, una cantidad en algunas de esas acciones, v particularmente en Boyacá, pero
relativamente elevada de mercenarios. Se calcula en 6,000 el núme­ estuvo muy lejos de corresponderle el papel determinante que Marx
ro total de éstos, pero la cantidad de ios que en un mismo momen­ le asigna. El general Miller, una de las fuentes de Marx para este
to luchaban en el ejército de Bolívar fue siempre mucho menor. estudio, se limita a elogiar sobriamente la actuación de sus compa­
Puede ser íitil recordar, con respecto a ese guarismo, que España triotas en la última de esas batallas y atribuye el triunfo al “atre­
envió un total aproximado de 100,000 soldados para reprimir la vido y discreto movimiento” de Bolívar (Memorias, t. II, p.
revolución americana, y que en los ejércitos realistas los españoles 286*237). Otro inglés, el más tarde general Charles Thomas Wright,
solían ser una pequeña minoría (por lo menos las cuatro quintas que alcanzó <jI grado de capitán en Boyacá, califica a ésta de “glo-
partes del ejército vencido en Ayacucho —las cinco sextas, según el rious and astounding victory of Bolívar” y destaca el valor de jefes
general español Valdez— estaban compuestas de soldados peruanos); criollos como Anzoátegui y de la caballería patriota, que en inferio­
que sólo en las enconadas guerras de Colombia murieron, según ridad numérica *' atacó a sus adversarios a la vieja usanza colom­
diversas estimaciones, más de medio millón de personas. A la luz de biana, haciéndolos trizas” (cfr. Porras Troconis, Campañas boliva-
esos datos se llega a la conclusión de que el aporte de los volun­ nanas de la libertad, Caracas, 1953, p. 214-215).
tarios europeos a la causa independentista nunca pudo tener el ca­ 61. Los realistas disponían por esa fecha de 10.000 a 15.000 hom­
rácter punto menos que decisivo que le atribuye Marx. Las moti­ bres, y todavía contaban con el apoyo de casi toda la población en
vaciones d* esos hombres eran en parte políticas (“sin t*ierto espí­ diversas zonas de Nueva Granada y Venezuela.
ritu de aventura y una vaga idea de luchar por la libertad no
habrían ido tantos, ni habrían sido tan efectivos una vez en Amé­ 62. £1 17 de diciembre de 1819 el congreso aprobó, dándole el
nombre de Colombia, la unión de Venezuela, Nueva Granada y
rica” , ha escrito el historiador británico C.K, Webster), pero « Ja Quito. La unificación no sólo de ésos, sino de todos los pueblos
mayor parte de ellos los atrajo la posibilidad de una buena paga, hispanoamericanos era un ideal común a muchos patriotas, y entre
sumada a la promesa de concederles tierras y 500 pesos fuertes al ellos a Roscio y Bolívar. Este se había pronunciado ya el 3 de
término de la guerra, diciembre de 1813, en un informe al Congreso de Nueva Granada,
57. El congreso, citado para el I o de enero de 1819, no pudo a favor de la “unión de toda Sqdamérica en un cuerpo de nación,
reunirse hasta el 15 de febrero. Al convocarlo, afirma Trend (op, de forma que un solo gobierno pueda emplear sus grandes recursos
cit., p. 127), Bolívar procuraba “mostrar al mundo que la Venezuela en un solo objeto, el de resistir todas las agresiones exteriores, en
libre tenía un gobierno efectivo y una constitución democrática, y tanto una creciente cooperación mutua en el interior nos asegura el
que no se mantenía solamente gracias a las proezas bélicas”, apogeo del poder y ia prosperidad” (véase William A, Sherwell,
58. Los apologistas de Bolívar lo convierten en “una suerte de Simón Bolívar El Libertador , Madrid, s.dM p. 101). Esta tesis se
profeta cuyos íntimos motivos se imponían a los demás por su reitera en otros muchos escritos tempranos de Bolívar, a tal punto
grandeza insospechada, y ño por corresponder a lo que bien podría que el Libertador pudo decir en el Congreso de Angostura, no sin
llamarse conciencia colectiva surgida al.c'alor de la guerra” (Germán exagerar un tanto, que “la reunión de la Nueva Granada y Vene­
Carrera Damas, El culto a Bolívart p. 76); Marx comete el error zuela es el objeto único que me he propuesto desde mis primeras
inverso, y atribuye regularmente las iniciativas felices del Libertador armas { .. . ]” (O, C., t. III, p. 704).
a tal o cual de sus colaboradores, con lo cual se vuelve inexplicable 63. 700 irlandeses se amotinaron en marzo de 1820 en Río Hacha,
el ascendiente de que gozaba Bolívar entre los mismos. La idea de exigiendo pagas atrasadas, y poco después se les embarcó para Ja­
la expedición a Nueva Granada figura ya en cartas de Bolívar de maica. Es difícil determinar algo tan subjetivo como si los españoles
agosto de 1818 (O. C., t. 1, pp, 326-327); la misma división de temían a la legión extranjera más que a un numero diez veces
Santander se denominó, a partir de esa fecha, Vanguardia del Ejér­ mayor de colombianos, pero múltiples declaraciones de ios propios
cito Libertador de Nueva Granada. jefes peninsulares (muchos de los cuales habían contribuido en bue­
59. Marx se refiere probablemente a la acción de Las Queseras del na medida a las derrotas napoleónicas en España) permiten ponerlo
Medio (3 de abril de 1819), en la cual una pequeña partida de en duda. Desde el bando opuesto al de William Miller, el general
Morillo coincide con su colega inglés en que las ideas de ios milita­ Bomboná, y el de Sucre, al sur de Quito, que el 24 de ese mes
res europeos sobre su superioridad no tenían más fundamento que venció al enemigo en Riobamba y treinta días más tarde lo aplastó
el prejuicio: “Las nuevas tropas expedicionarias que -venían en el en Pichincha* alcanzando así la independencia de Quito. Ambos
concepto de acabar con la Margarita en quince o veinte días; que ejércitos se hallaban aislados; el irlandés Sands, que junto a otros
suponían a ios rebeldes unas bandas de hombres tímidos y cobardes militares criollos se distinguió en la no muy trascendente batalla de
que desaparecerían at aspecto de los soldados —y que equivocada­ Bom bona, no tuvo participación alguna en la decisiva campaña de
mente tenían entendido que la guerra en América era mucho más Sucre* Sobre las altas condiciones militares de este jefe, véase el
llevadera y menos peligrosa que en Europa, por la clase de enemi­ inglés Miller, Memorias» t. XI, p,180, 219* etcétera.
gos que creían encontrar— han visto con sorpresa que en muy 68> El propio Miller elogia las “excelentes disposiciones” organi­
pocos días en aquella isla hemos tenido siete sangrientos combates. zativas y disciplinarias adoptadas por Bolívar, con respecto al ejér­
Han visto el encarnizamiento y la rabia desesperada de una canalla cito, durante la campaña de 1824. En el período mencionado por
resuelta a morir” (carta al ministro de guerra, 3 de abril de 1817). Marx el Libertador participó en varios combates, entre ellos el de
Tres años después, el mismo Morillo que al llegar a Venezuela ha­ Junín (aunque es posible que no haya estado presente en la fase
bía licenciado desdeñosamente a los llaneros, en ese entonces bajo final de esta batalla; véase Raúl Rivera Serna, “ La campaña de
las banderas del rey, decía de éstos al comandante Albert Roussin: Junín”, Anuario del Depto> de Hi$t de la Univ, de Córdoba, 1963,
“Son hombres terribles. Hombres y caballos están hechos par«* su n° 1, pp. 259-329). No pudo dirigir a los patriotas en Ayacucho
«Urna; sólo ellos pueden resistir la guerra en un país así [ . ]” Y por haberle prohibido el congreso de Colombia que mandara tropas
en otra oportunidad afirmaría (olvidado tai vez de lo que al propio colombianas mientras fuese jefe de estado del Perú,
Bolívar le había costado sacar a esos rudos jinetes de su medio 69v Debería decir: 1824*
natural): “ Dadme cíen mil llaneros y me paseo por Europa en
nombre del rey de España” (véase notas de Rufino Blanco Fom- 70, “ Code Boliviano” en MEW . Marx se refiere ai Código Boliviano
bona en Larrazábal, op. cit,, t. II, p. 486-487, 300, 303). o Constitución dé Bolivia, redactado por Bolívar* Públicamente
el Libertador atribuía paternidad haitiana a ciertos rasgos de esa
64. El armisticio del 26 de noviembre --al que Morillo se vio em­ carta constitucional (“yo he tomado para Bolivia el ejecutivo de la
pujado por los éxitos militares de los patriotas y el progresivo dete­ república más democrática del mundo”, O.C., t. III, p, 765); en
rioro de las posiciones conservadoras en España— fue resistido por privado admitía inspirarse en el Code Napoleon (“ la única cosa
varios jefes colombianos. Historiadores adictos a Bolívar hán sosteni­ sensata que hizo alguna vez Bonaparte” , Webster, doc. 280, t. I, p,
do que éste, gracias al convenio de Trujillo, pudo reforzar conside­ 530). Dejemos al propio Bolívar exponer las líneas principales de su
rablemente su poderío militar y, sobre todo, acelerar el proceso de proyecto (carta a Santander del 27 de diciembre de 1825, O.C., t,
captación de las masas populares por la joven república. Es innega­ II, pp, 291-292): “[ ,, , ] Estoy haciendo una constitución muy
ble que el armisticio, como escribió pocps meses después el minis­ fuerte y muy bieii com&iiiada pata éste país, sin violar
tro colombianoFrancisco'''~Ziä"a'A"CWtiereagh> era ya “ un pas préli- las tres unidades y revocando, desde la esclavitud abajo, todos los
minaire qui doit conduire ä reconnaítre Tindépendance de Co­ privilegios. [ ] El cuerpo legislativo se divide en censores, sena­
lombia” (Webster, doc. 186, t» I, p. 376). El secretario de estado dores y tribunos, [ . . . ] El poder judicial es nombrado parte por el
norteamericano John Quincy Adams iba más allá en 1822-23, y pueblo, y parte por el senado, pero con aprobación del congreso.
calificaba de “ tratados equivalentes a un reconocimiento de la inde­ El poder ejecutivo se componé de un presidente vitalicio, que nom­
pendencia”, o “que reconocían virtualmente su independencia”, a bra a todos los empleos de guerra, hacienda y relaciones exteriores;
lös firmados por Morillo y otras autoridades españolas con los es inviolable. [ >.. ] Los ciudadanos deben ser aquellos que tengan
insurgentes. Las mismas cortes extraordinarias de febrero de 1822 cualidades y habilidades pero no fortuna. El que no sabe escribir,
parecen haberlo entendido así, al declarar nulos e ilegítimos todos ni paga contribución, ni tiene un oficio conocido, no es ciuda­
«esos acuerdos precisamente porque implicaban algún reconocimiento dano.” Si de los doctores juntistas de Charcas René Zavaleta Merca­
de la independencia (véase The Evolution o f Our Latin-American do ha podido sugerir que disfrazaban de silogismos monarquistas los
Policy♦ A Documentary Record , Comp. y ed. por James W. Gantjen- planteam ientos republicanos, de esta constitución bolivariana
bein, N.Y., 1950, p. 19, 23 25-26). puede decirse casi la inversa, o cuando menos que era “un térrftino
65. Cartagena capituló ante el general Mariano Montilla, destacado medio entre el federalismo y la monarquía”, como lo admitía su
por Bolívar para conquistar la plaza♦ propio autor (O.C., t, II, p. 378). Pero no parece haber sido el
66. Puerto Cabello se rindió en noviembre de 1823. “despotismo” lo que encrespó a los latifundistas y propietarios de
67« No se trataba de un cuerpo de ejército sino de dos: el de minas altopéruanos, quienes ya en la discusión del proyecto logra­
Bolívar, que operaba en la región de Pasto (“la Vandea americana'*, ron que algunos de los mejores atributos de éste fueran desvir­
según el Libertado*) y derrotó el 7 de abril a los realistas en tuados (3a abolición de la esclavitud) o suprimidos (la separación de
la iglesia y el estado), y que pocos años después, en julio de 1829, a participar en el congreso, cursada por Bolívar a los gobiernos
abolían la abolición bolivariana —casi puramente jurídica, pero aun hispanoamericanos el 7 de diciembre de 1824 (O.C., t> III, .p. 614;
así molesta— del po«'.go y de la mita. En la república que por I, 2.94; III, 738). Las posibles ambiciones personales del Libertador
ironía etimológica siguió llamándose Bolivia, el cargo presidencial de no habilitan conclusiones simplistas como, pot ejemplo, la de Mitre
hecho resultó 'ser tan vitalicio que para separar del mismo a su en 1864: “ Bolívar lo inventó [al congreso] para dominar a la Amé­
titular el recurso más habitual tue el asesinato (7 casos de 1825 a rica” (cit. por J. A. Ramos, Historia de la nación latinoamericana,
1898, según el cómputo de Aicides Arguedas) o la expatriación. ed. cit., p. 352).
Para ubicar históricamente el proyecto constitucional bolivariano El Congreso de Panamá se planteó, entre otros, el estudio de los
puede resultar provechoso compararlo con constituciones americanas siguientes puntos: establecimiento o renovación de pactos de unión
más o menos contemporáneas, como la estadounidense, compatible o de alianza entre los confederados; celebración de tratados comer­
con la tenencia de esclavos (y de ahí que el cónsul norteamericano ciales y de navegación; medidas a tomar para la liberación de Cuba
en Lima pudiera condenar la “incendiaria diatriba” contra el escla- y Puerto Rico; disposiciones conjuntas tendientes a la abolición de
vismo contenida en el preámbulo a la “ indescriptible constitución” la esclavitud. El congreso deliberó del 22 de junio al 15 de julio de
de Bolívar); la venezolana de 1811, que mantenía la esclavitud, 1826, y aunque los estados plenamente representados fueron sólo
instituía un sistema electoral censita;io y consagraba la religión ca­ cuatro (Colombia, Centroamérica, México y Peru), menos de los
tólica como la del estado; o la también venezolana de 1830 (apro- apuntados por Marx, no debe olvidarse que la Colombia de enton­
bada por otros enemigos del despotismo bolivista), que dividía a los ces abarcaba el territorio en que hoy se levantan 4 repúblicas, y
ciudadanos en activos y pasivos, según su fortuna, y se acompañaba Centroamérica el de 5.
por una ley de manumisión que extendía sensiblemente el período “Ni Gran Bretaña ni los Estados Unidos”, escribe un historiador
de servicio forzoso (esclavitud disfrazada) de los libertos. tan poco inclinado al antimperialismo como George Pendle, “abri­
gaban el menor deseo de alentar la creación de un bloque hispano­
71. No nos es posible determinar si en el origen del proyecto americano” (A History o f Latin America , Londres, 1963, p. 114).
monárquico de Páez —iniciativa que constituyó la causa aparente de Invitado por Santander en contra del deseo de Bolívar, Estados
su diferendo con el congreso— hubo una sugerencia del libertador, Unidos nombró dos observadores, pese a la oposición de senadores
aunque la casi totalidad de los elementos de juicio abonan la tesis norteamericanos. temerosos de que algún negro se sentara a la mesa
contraria. Pero la actitud de Bolívar —que difícilmente desde el de conferencias. Los delegados yanquis no llegaron a verse enfrenta­
Perú, con los rudimentarios medios de comunicación de la época, dos a tan horripilante posibilidad, puesto que uno de ellos murió
habría podido montar una conspiración tan compleja como la que en camino y el otro recibió .la noticia de la terminación del con­
le atribuye Marx— fue desde un principio la de alcanzar una “ tran­ greso cuando se aprestaba a partir con destino al mismo, pero,
sacción amistosa”, “ coiriciliar los intereses de provincia”, proponerse como reconoce Lester Langley, “ se les había dado instrucciones de
como “el árbitro y el componedor de [las] diferencias” y, casi por asistir a la conferencia no con el objetivo de promover algún tipo
encima de todas las cosas, la de “evitar la guerra civil”. Fue la de federación panamericana, sino más bien de impedir un ataque
suya, no cabe duda, una mediación armada (“he debido traer con­ contra Cuba y Puerto Rico” (The Cuban Policy o f the United
migo una fuerza necesaria para hacerme respetar”, le escribe a States, N.Y., 1968, p, 18), Después de ciertas vacilaciones, Inglaterra
Páez); la misma resultó en un compromiso que a corto plazo era se hizo representar por un observador que, conforme a las instruc­
ligeramente favorable a Bolívar, aunque en rigor no satisfizo a nadie ciones de Canning;, procuró recoger información sobre los estadas
(“los amigos de Páez están casi desesperados y dicen que Páez los latinoamericanos, disuadirlos de que liberaran a Cuba y Puerto Rico
ha vendido; los amigos del gobierno dicen qu<* yo desatiendo a los y lograr en general que el congreso o los organismos que de él
fíeles y favorezco a los traidores” ). El equilibrio se rompió progresi­ surgieran fuesen perfectamente anodinos (cfr. Webster, docs.
vamente a favor de Páez, desde el momento en que Bolívar, dejan­ 212-214, t. I, pp. 403-409).
do a sus espaldas el habitual vacío de poder, regresó a Nueva Gra­ La acción balcanizante de las grandes potencias se conjugaba con
nada. (O.C„ t. II, p. 426, 435, 470, 493, 518, 547). las poderosas tendencias centrífugas operantes en América latina, y
72. El objetivo de unificar a toda la América española en una los resultados del congreso fueron de la extrema pobreza que a
república federal distaba de ser secreto. Lo había divulgado Bolívar último momento previo Bolívar: “ El Congreso de Panamá, institu­
en discursos, artículos y proclamas (“para nosotros la patria es la ción que debiera ser admirable si tuviera más eficacia, no es otra
América”, arengaba en noviembre de 1814 a los soldados de Urda- cosa que aquel loco griego que pretendía dirigir desde una roca los
neta); en cartas a otros gobernantes hispanoamericanos (“una sola buques que navegaban* Su poder será una sombra y sus decretos
debe ser la patria de todos los americanos”, debemos formar “de consejos; nada más” ÍO.C., t. II, p. 445),
todas nuestras repúblicas un cuerpo político”, le escribía en junio 73. De la correspondencia de Bolívar se desprende claramente:
de 1818 a Pueyrredón); figuraba, por si fuera poco, en la invitación 1) su convicción de la culpabilidad de Santander (“es el principaF\
“en realidad era el motor”, “ha resultado el más crimina!” ); 2) su XXI, p. 7) dice Engels que “ei rey negro ^ouiouque, de Haití”, fue
temprana decisión de conmutar la posible pena máxima a Santander “el verdadero prototipo de Luis Napoleón IIF\
en la de exilio o prisión (“es menester juzgarle más bien con cle­ 78, José Segundo Flórez, Espartero. Historia de su vida militar 3;
mencia que con rigor, por causa de ser mi enemigo” ), decisión política> etc., 4 tomos, 2a. ed., Madrid, 1844-45.
fortalecida tal vez por ia falta de pruebas concluyentes “para poder­ 79. Príncipe, M.A.; Girón, R,; Satorres, R,; Ribot, A., Espartero:
lo juzgar y condenarlo a muerte”, y seguramente por la presión de su pasado, su presente, su porvenir; etcétera.
varios ministros, corno Tanco y Restrepo, que pese a todo veían en
Santander un padre de la patria (“yo no he podido desoír el dic­
tamen del consejo con respecto a un enemigo publico, cuyo castigo
se habría reputado por venganza cruel”); 3) su fuerte sospecha, más
tarde convicción, de que desde el punto de vista político había sido
un error no Asilar a Santander (“mi existencia ha quedado en el
aire con este indulto, y la de Colombia se ha perdido para siem­
pre”). Aunque se ejecutó no sólo al almirante Padilla, sino también
a otros trece conjurados, es obvio, como el mismo Bolívar lo reco­
noció en sendas cartas a Páez y Pedro Briceño Ménde?, que a
Padilla y Santander no se les había medido con la misma vara: “ Ya
estoy arrepentido de la muerte de Piar, de Padilla y de los demás
que han perecido por la misma «causa; e» adelante no habrá más
justicia para castigar el más feroz asesino, porque la vida de Santan­
der es el pendón de las impunidades más escandalosas. [ . . ] Lo
que más me atormenta es el justo clamor con que se quejarán los
de la clase de Piar y de Padilla. Dirán, con sobrada justicia, que yo
no he sido débil sino en favor de ese infame blanco, que no tenía
los servicios de aquellos famosos servidores de la patria” (O. C., t.
III, p. 31, 34, 55; 55; 48-49).
74. Dejando de lado diversos errores de Marx en la exposición de
los hechos* cabe consignar, con palabras de Carrera Damas, que la
reacción anticolombiana personificada por Paéfc “iba dirigida funda­
mentalmente contra la estructura liberal que se fraguaba en los
congresos de Colombia, impregnados a veces de un tinte anticlerical
y reformador muy apropiado para alarmar, sobre todo, a la recons­
tituida oligarquía venezolana [ . . . ] . De allí que no parezca dema­
siado peregrino considerar la separación de Venezuela de la Repú­
blica de Colombia como una empresa política esencialmente reac­
cionaria, en el sentido histórico de este término” (El culto a Bolí­
vart #d. cit,, p, 47),
75. El título exacto de la obra no era Memom o f General John
Miller, etc., sino Memoirs of General Miller, etc.; como apuntáramos
anteriormente, aunque la redacción de las memorias estuvo a cargo
de John Miller, no fue este sino su hermano William Miller el que
luchó en los ejércitos de San Martín y Bolívar*
76. A juzgar por estas líneas de Marx, su artículo sobre Bolívar
habría resultado demasiado fuerte para Charles Dana, coeditor de
The New American Cyclopaedia; los editores de las MEW mencio­
nan una carta de Dana a Marx, fechada el 25 de enero de 1858,
pero no reproducen su texto.
77. Faustin Soulouque (¿17827-1867), presidente (1847-49) y lue­
go emperador de Haití. En un artículo de junio de 1883 (MEWy~t.

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