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Registro: 189916
Instancia: Pleno
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XIII, Abril de 2001
Materia(s): Común
Tesis: P./J. 39/2001
Página: 93
La sola circunstancia de que el afectado conozca de la existencia del juicio en el que funge como
parte y comparezca al mismo, a pesar de no haber sido legalmente emplazado, desvirtúa su
carácter de persona extraña al procedimiento, por lo que si promueve el juicio de amparo
indirecto, ostentándose con tal carácter, el Juez de Distrito debe sobreseerlo con fundamento en
el artículo 74, fracción III, de la Ley de Amparo, fundamentalmente porque el promovente ya no es
persona extraña al juicio por haber comparecido al procedimiento ordinario, quedando en
posibilidad de defenderse dentro del contencioso y, en su oportunidad, si es el caso, acudir al
amparo directo, fundamentándose la improcedencia en los artículos 73, fracción XVIII y 114,
fracción V, aplicada en sentido contrario, de la propia ley; sin que lo anterior implique que el
promovente del amparo indirecto, por el hecho de ostentarse como tercero extraño, quede al
margen del término previsto en el artículo 21 de la Ley de Amparo, esto es, al plazo de quince días
contados a partir del día siguiente al en que tenga conocimiento del juicio, bajo el argumento de
que la falta o ilegalidad del emplazamiento sea una violación de gran magnitud, pues si bien la
improcedencia por extemporaneidad o consentimiento tácito basado en los artículos 21 y 73,
fracción XII, del propio ordenamiento, puede llegar a configurarse, tal circunstancia no se surte
necesariamente porque puede suceder que el afectado por la falta de emplazamiento promueva
el juicio de garantías antes de que transcurra el plazo referido y en tal supuesto no cabría
sobreseer por inoportunidad de la demanda, ya que seguiría en pie la otra causal.
Contradicción de tesis 12/2000-PL. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Primero en
Materia Civil del Sexto Circuito, Primero en Materias Civil y de Trabajo del Segundo Circuito y
Segundo en Materia Civil del Séptimo Circuito. 27 de febrero de 2001. Unanimidad de diez votos.
Ausente: Juventino V. Castro y Castro. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretaria: Maura Angélica
Sanabria Martínez.
El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada hoy veintinueve de marzo en curso, aprobó, con
el número 39/2001, la tesis jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a veintinueve
de marzo de dos mil uno.
El único caso en el que no es necesario agotar recursos ordinarios es aquel donde no se le llama a
juicio a un interesado, pues así lo señala el artículo _________ de la ley de amparo y lo corrobora
la tesis que se cita:
Eb todos los demás casos donde una persona con interés en un asunto comparece, es necesario
que se ajuste a las reglas del procedimientos y haga valer los medios ordinarios de defensa que la
ley prevé para la salvaguarda de sus derechos.
"Octava Época "Instancia: Tercera Sala "Fuente: Semanario Judicial de la Federación "Tomo: VI,
Primera Parte "Tesis: 3a./J. 44/90 "Página: 188
"AMPARO. PROCEDE EL JUICIO PROMOVIDO POR UNA PERSONA EXTRAÑA AL JUICIO NATURAL,
SIN NECESIDAD DE AGOTAR RECURSOS ORDINARIOS.-Los terceros extraños afectados por
determinaciones judiciales dictadas en procedimientos a que son ajenos, no están obligados a
agotar recursos ordinarios o medios legales de defensa antes de ocurrir al amparo, en virtud de
que el artículo 107, fracción III, inciso c), de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, no sujeta al tercero extraño al principio de definitividad que rige en el juicio de
garantías, lo que sí hace con las partes del juicio en que se producen los actos reclamados, como lo
disponen los incisos a) y b) de la fracción y precepto constitucional citado. El artículo 114, fracción
V, de la Ley de Amparo, no debe interpretarse como una limitación para el tercero extraño, sino
como una posibilidad adicional de que, ante una determinación judicial dictada en un
procedimiento en que es tercero, pueda interponer los recursos ordinarios o medios legales de
defensa, si ello conviene a sus intereses y resulta, a su juicio, mejor medio para obtener respeto a
sus derechos, caso en el cual dispondrá de la acción constitucional contra la resolución que se
dicte en el recurso ordinario o medio de defensa intentado, y ello sin perjuicio de su derecho de
acudir directamente al juicio de garantías, interpretación que es congruente con el espíritu y texto
del artículo 107 constitucional."
Amparo en revisión 131/2005. Antonio Carlos Villarreal Bremer. 22 de junio de 2005. Unanimidad
de votos. Ponente: Arturo Ramírez Pérez. Secretario: Jesús Eduardo Medina Martínez.
Amparo en revisión 50/2006. Francisco Javier López Bravo. 30 de marzo de 2006. Unanimidad de
votos. Ponente: Arturo Ramírez Pérez. Secretario: Pablo Peña Canela.
Amparo en revisión 141/2006. Ramón Alejandro de Anda Rivera. 18 de mayo de 2006. Unanimidad
de votos. Ponente: Arturo Ramírez Pérez. Secretario: Oswaldo Salvador Sosa Serrano.
Amparo en revisión 164/2006. Josefina Hernández Romo. 1o. de junio de 2006. Unanimidad de
votos. Ponente: Arturo Ramírez Pérez. Secretario: Jesús Eduardo Medina Martínez.
Nota: La tesis P./J. 39/2001 citada, aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, Tomo XIII, abril de 2001, página 93, con el rubro: "PERSONA EXTRAÑA A
JUICIO. CARECE DE TAL CARÁCTER QUIEN COMPARECIÓ AL PROCEDIMIENTO NATURAL, POR LO
QUE DEBE SOBRESEERSE EN EL JUICIO AL ACTUALIZARSE LA CAUSAL DE IMPROCEDENCIA
PREVISTA EN EL ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XVIII, DE LA LEY DE AMPARO, EN RELACIÓN CON EL
DIVERSO 114, FRACCIÓN V, APLICADA EN SENTIDO CONTRARIO, DEL PROPIO ORDENAMIENTO,
AUN CUANDO HAYA SIDO PROMOVIDO DENTRO DEL TÉRMINO ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO 21
DE LA PROPIA LEY."
Época: Octava Época
Registro: 395038
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Apéndice de 1995
Tomo VI, ParteTCC
Materia(s): Común
Tesis: 1082
Página: 748
No basta con que en una controversia constitucional, pueda actualizarse una transgresión a las
reglas que rigen al juicio de garantías, para que el Tribunal Colegiado en la revisión, ordene la
reposición del procedimiento, para el efecto de que sea reparada, sino que es menester que esa
violación, por ser de carácter procedimental, genere un estado de indefensión a la parte que la
sufre y, además, trascienda al sentido del fallo; esto es, que la misma necesariamente sirva de
base para negar la protección federal o sobreseer en el juicio, en perjuicio de una parte, o bien
para conceder el amparo en beneficio de la otra.
Amparo directo 557/2003. José Rafael López Mañón y otra. 2 de septiembre de 2003. Unanimidad
de votos. Ponente: Virgilio A. Solorio Campos. Secretario: Faustino García Astudillo.
Véase: Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, Tomo III, Segunda Parte-1, enero a
junio de 1989, página 323, tesis de rubro: "EMPLAZAMIENTO, ILEGALIDAD DEL. CONVALIDACIÓN
POR COMPARECENCIA DEL DEMANDADO A JUICIO AL CONTESTAR LA DEMANDA."
PRECLUSION DEL DERECHO DE LAS PARTES PARA RECURRIR LAS RESOLUCIONES ADVERSAS A
SUS INTERESES. SU OPERANCIA NO IMPLICA VIOLACION PROCESAL.
Si se advierte que por la inactividad procesal de la quejosa, operó en el juicio mercantil del que
emanan los actos reclamados, la preclusión de su derecho para ejercitar los recursos procedentes
contra los autos por los cuales se ordenó la publicación de probanzas, se turnaran los autos a las
partes para alegar y se citó para sentencia, es infundado el concepto de violación que aduce, como
violación procesal, que el juzgador hubiera dictado el fallo reclamado con base en las situaciones
jurídicas que devinieron en el procedimiento como consecuencia de aquella preclusión.
La preclusión es uno de los principios que rigen el proceso y se funda en el hecho de que las
diversas etapas del proceso se desarrollan en forma sucesiva, mediante la clausura definitiva de
cada una de ellas, impidiéndose el regreso a momentos procesales ya extinguidos y consumados,
esto es, en virtud del principio de la preclusión, extinguida o consumada la oportunidad procesal
para realizar un acto, éste ya no podrá ejecutarse nuevamente. Además doctrinariamente, la
preclusión se define generalmente como la pérdida, extinción o consumación de una facultad
procesal, que resulta normalmente, de tres situaciones: a) de no haber observado el orden u
oportunidad dada por la ley para la realización de un acto; b) de haber cumplido una actividad
incompatible con el ejercicio de otra; y c) de haber ejercitado ya una vez, válidamente, esa
facultad (consumación propiamente dicha). Estas tres posibilidades significan que la mencionada
institución no es, en verdad, única y distinta, sino más bien una circunstancia atinente a la misma
estructura del juicio.
Amparo directo 4398/87. Agustín González Godínez y otra. 15 de diciembre de 1987. Cinco votos.
Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: María Estela Ferrer Mac Gregor Poisot.
Inconformidad 60/2000. Contralor General del Distrito Federal. 26 de abril de 2000. Cinco votos.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Roberto Javier Sánchez Rosas.
Inconformidad 339/99. Fausto Rafael Pérez Rosas. 17 de mayo de 2000. Cinco votos. Ponente:
Juventino V. Castro y Castro. Secretario: Roberto Javier Sánchez Rosas.
Reclamación 2/2000. Luis Ignacio Ayala Medina Mora y otra. 17 de noviembre de 2000.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Juventino V. Castro y Castro. Ponente: Juan N. Silva Meza.
Secretario: Manuel González Díaz.
Contradicción de tesis 92/2000-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Segundo,
Tercero, Séptimo y Décimo Segundo, todos en Materia Civil del Primer Circuito. 19 de septiembre
de 2001. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Juventino V. Castro y Castro. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretario: Heriberto Pérez Reyes.
Tesis de jurisprudencia 21/2002. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de
veinte de marzo de dos mil dos, por unanimidad de cinco votos de los señores Ministros:
presidente Juan N. Silva Meza, Juventino V. Castro y Castro, Humberto Román Palacios, José de
Jesús Gudiño Pelayo y Olga Sánchez Cordero de García Villegas.
PRECLUSION.
Si durante la tramitación del juicio se desecha alguna prueba y el auto relativo no es recurrido en
apelación, dicho auto crea la correspondiente situación procesal de preclusión, y por ello mismo el
juzgador no está obligado a examinar dicha prueba en su sentencia.
Amparo directo 3430/50. Felipe de J. Chablet. 25 de julio de 1951. Unanimidad de cinco votos. La
publicación no menciona el nombre del ponente.
Amparo en revisión 159/96. Fernando Juárez Vargas y otro. 8 de agosto de 1996. Unanimidad de
votos. Ponente: Guillermo Baltazar Alvear. Secretario: Guillermo Salazar Trejo.
1. Consta que con fecha veintinueve de diciembre de mil novecientos cuarenta y dos, un grupo de
personas encabezadas por Amado Moriel Salallandia promovió ante la dependencia de la
Secretaría de Agricultura, entonces competente para estos efectos, solicitud para adquirir, a título
oneroso, predios rústicos de "El Franqueño", considerándose que eran de propiedad nacional. 2.
Después de diversos trámites, el perito autorizado por dicha secretaría, ingeniero Modesto
Holguín, en cumplimiento de las disposiciones legales conducentes, se constituyó, precisamente, en
el predio de referencia, acompañado por las personas propietarias de los predios colindantes, para
realizar el deslinde correspondiente. Entre tales personas figuró la señora Aurora Benítez Perches,
cuya firma aparece al calce del acta que con tal motivo fue levantada. Dicha acta es de fecha
veinticinco de septiembre de mil novecientos cuarenta y siete, y corre agregada en copia
certificada expedida por el secretario general del Departamento de Asuntos Agrarios y
Colonización, a fojas de la 109 a la 113 del cuaderno de amparo. Lo anterior significa que la señora
Benítez de Perches, tuvo oportuno conocimiento del procedimiento instaurado, antes de
pronunciarse la resolución combatida a través de este juicio de garantías. 3. Por otra parte, del
informe rendido el veintiséis de septiembre de mil novecientos cuarenta y siete por el propio perito
autorizado, se desprende que dentro del procedimiento respectivo se consideró a los señores Juan
Perches Franco y Aurora Benítez de Perches, como afectados, en virtud de la inscripción que a favor
de dichas personas aparece en el Registro Público de la Propiedad en Hidalgo del Parral,
Chihuahua, respecto de los terrenos de que éstos últimos se ostentan como propietarios. El propio
perito autorizado hace constar que: "Además, creo muy pertinente hacer la aclaración, que las
partes que se consideran afectadas y que son la señora Aurora Benítez de Perches y Juan Perches,
no se presentaron a deducir sus derechos dentro del período o tiempo que previene la ley relativa,
después de publicados los avisos de deslinde, así como ni después de dicho período fijado en los
respectivos avisos de deslinde. 4. Consta, igualmente, que se giraron los citatorios a las personas
que se consideraron afectadas; que se hicieron las publicaciones de ley en el Periódico Oficial del
Estado y en el periódico "El Heraldo", así como la constancia del presidente municipal de Santa
Bárbara, Chihuahua, con la indicación de que fueron fijadas las convocatorias de deslinde del
predio "El Franqueño". 5. Existe también, la certificación del Juez Menor de Santa Bárbara,
Chihuahua, en funciones notariales, que hace constar, que con fecha ocho de septiembre de mil
novecientos cincuenta y cuatro, todos y cada uno de los solicitantes para adquirir terrenos en "El
Franqueño" cumplieron con los requisitos exigidos por la Ley de Terrenos Baldíos, Nacionales y
Demasías, en el sentido de fijar en lugares visibles del terreno que tienen solicitado, los avisos y
croquis a que se refiere dicha ley, así como también que se hicieron las acotaciones que el mismo
ordenamiento exige. Como consecuencia de lo anterior, debe llegarse a la conclusión de que los
señores Juan Perches y Aurora Benítez de Perches tuvieron conocimiento del procedimiento
instaurado ante las autoridades competentes, que culminó con el acto que hoy reclama, sin que
hubieran presentado y mucho menos fundado oposición alguna en defensa de sus intereses, por lo
que puede afirmarse que la declaratoria que los quejosos, ahora recurrentes, combaten en este
juicio de amparo , no viola las garantías individuales contenidas en los artículos 14 y 16 de la
Constitución Federal, porque si bien es cierto que los recurrentes Martín Dickerson Roberts
Watkins, Evelen M. Watkins y Larry Merrill Watkins, no fueron notificados dentro del
procedimiento, ni tuvieron oportunidad de formular oposición, los señores Juan Perches y Aurora
Benítez de Perches sí tuvieron la oportunidad de hacer dicha defensa en el momento legalmente
idóneo y, por tanto, no puede considerarse violada la garantía de audiencia de los causahabientes,
si no fue violada respecto de sus causantes.
Debe reputarse como consentido el acto que no se impugnó por el medio establecido por la ley, ya
que si se hizo uso de otro no previsto por ella o si se hace una simple manifestación de
inconformidad, tales actuaciones no producen efectos jurídicos tendientes a revocar, confirmar o
modificar el acto reclamado en amparo, lo que significa consentimiento del mismo por falta de
impugnación eficaz.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXII, diciembre de 2005,
página 2365, Tribunales Colegiados de Circuito, tesis VI.3o.C. J/60; véase ejecutoria en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXII, diciembre de 2005,
página 2366.
Amparo directo 52/94. Isabel Paredes Peña de Espinoza. 22 de marzo de 1994. Unanimidad de
votos. Ponente: Angel Gregorio Vázquez González. Secretaria: Blanca Estela Quezada Rojas.
Si se atiende, en primer término a que los artículos 107, fracción III, inciso a), de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y 161 de la Ley de Amparo, exigen para que las
violaciones procesales puedan ser reparadas a través del juicio de amparo directo, haber agotado
durante el curso mismo del procedimiento los recursos ordinarios correspondientes, si se
cometieron en primera instancia, y que de no haber sido reparadas, que el motivo de
inconformidad se reitere en agravios al apelar el fallo definitivo; y en segundo, a que acorde con
los principios de preclusión y firmeza de las resoluciones judiciales, conforme a los cuales, una vez
que tales resoluciones han causado estado, sea por no haberse agotado los recursos o medios de
defensa ordinarios establecidos para combatirlas, o por haberse ya tramitado los conducentes,
dichas resoluciones quedan firmes para ese procedimiento, sin que las autoridades que conozcan
del juicio, ya sea en primera o segunda instancias puedan volver a examinarlas o desconocer sus
consecuencias en el proceso y mucho menos revocarlas o modificarlas en una actuación posterior,
así se tratare de la sentencia definitiva, ante lo cual, aun cuando al apelar el fallo de primer grado
se hubiera reiterado el motivo de inconformidad en relación con una actuación considerada como
violación procesal, si ésta ya fue analizada al resolver el recurso ordinario previsto contra tal
determinación, la autoridad ad quem no puede analizar esa inconformidad con vista a remediar el
vicio, en atención a que con anterioridad ya se había negado la reparación solicitada, agotándose
con tal pronunciamiento la posibilidad de que las autoridades de instancia subsanen la violación
procesal cometida; debe concluirse que los conceptos de violación que en el amparo directo se
expresen para tratar de remediar dicha infracción, deben estar encaminados a poner de
manifiesto la ilegalidad de la resolución pronunciada en el recurso ordinario que se hubiere
agotado al recurrir la actuación en que se cometió y no la determinación del tribunal de segundo
grado en la que, al resolver la apelación promovida contra la sentencia definitiva, se negare a
ocuparse de esa cuestión, pues aquélla es la que rige la situación procesal que motiva la
impugnación y no dicha abstención. Por tanto, ante la potestad federal debe ponerse de
manifiesto que al atender los motivos de inconformidad que se hubieren expresado al agotar el
recurso ordinario se infringió la ley; sin que sea dable ocuparse de la legalidad del auto
inicialmente pronunciado, pues lo que sobre el particular rige, como se indicó, son las
consideraciones expresadas al resolver la impugnación formulada en su contra, y éstas son las que
deben ser atacadas en los conceptos de violación.