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2. Tálamo
El grupo nuclear anterior del tálamo recibe proyecciones de los cuerpos mamilares y se conecta de
manera recíproca con el hipotálamo y el cíngulo. Es considerado el “más límbico” de los núcleos talámicos.
El núcleo Dorsomedial recibe proyecciones del lóbulo temporal y amígdala y se proyecta a toda la corteza
prefrontal. Es determinante para la memoria y se considera que integra la información sensitiva con las
emociones. Ambos núcleos tienen gran significado funcional para el tono emocional y la memoria reciente.
3. Formación Hipocámpica
Desempeña un papel clave en la memoria y el aprendizaje. La formación hipocámpica está formada
por 3 partes: la circunvolución dentada, el hipocampo y el giro hipocampal (subículo). La circunvolución
dentada y el hipocampo son archicorteza. El subículo es una zona de transición de la corteza en el hipocampo
y el área entorrinal (área 28 de Brodman), parte de la circunvolución parahipocámpica. La circunvolución
parahipocámpica es neocorteza.
Las principales aferencias de la formación hipocámpica proceden de la parte entorrinal de la
circunvolución hipocámpica. El área entonrrinal recibe sus aferencia desde el cíngulo, que es un gran haz de
fibras localizadas profundamente en las circunvoluciones cingular y parahipocámpica. El cíngulo recibe
aferencias de extensas áreas de la neocorteza, especialmente de la circunvolución cingular y del lóbulo
prefrontal.
La formación hipocámpica es el centro inicial de la vía de reverberación denominada circuito de
Papez, una de las partes más importantes de tal circuito es el fórnix que conecta la formación hipocámpica
con el hipotálamo (cuerpos mamilares). De los cuerpos mamilares va un fascículo que llega a los núcleos
talámicos mediales y laterales y termina en el núcleo talámico anterior. A continuación, este núcleo proyecta
axones a través de la radiación tálamo-cingular que se proyecta a las áreas de asociación prefrontal, parietal
posterior y temporal, a través del cíngulo. Desde el cíngulo, los impulsos alcanzan el área entorrinal de la
circunvolución parahipocámpica y después alcanzan la formación hipocámpica, completando así el Circuito
de Papez. Además del fórnix, otra importante eferencia de la formación hipocámpica procede tanto de
hipocampo propio como del subículo directamente hasta el área entorrinal, a partir de la cual los impulsos
penetran en el cíngulo y alcanzan las áreas de asociación en todos los lóbulos de la corteza cerebral.
4. Corteza Entorrinal
La corteza entorrinal se localiza en la parte anterior del giro parahipocampal, en el área 28 de
Brodmann. Está situada en la cara medial del lóbulo temporal y su citoarquitectura hace pensar que es una
zona de transición entre el hipocampo y la neocorteza temporal. Recibe aferentes de muchas regiones
neocorticales, y sus eferentes se proyectan principalmente al hipocampo., y también a la porción anterior del
girus cinguli, del giro dentado y de la amígdala. Por esta razón la corteza entorrinal se considera una
estación de relevo que transfiere información sensitiva, motora y cognitiva desde la neocorteza al
hipocampo, y por consiguiente a todo el sistema límbico.
5. Núcleo Amigdalino
La amígdala desempeña un importante papel en la conducta y en las emociones. Tiene forma de almendra y se
localiza por debajo del uncus, cerca del extremo dorsomedial del lóbulo temporal. Consta de una serie de subnúcleos
divididos en un grupo basolateral y pequeños grupos corticomediales y centrales.
Conexiones: El grupo nuclear basolateral está muy bien desarrollado en los seres humanos y recibe sólidas conexiones
de las áreas sensoriales de la corteza cerebral y el tálamo. El grupo corticomedial, poco desarrollado en el ser humano,
recibe aferencias del bulbo olfatorio. Desde los núcleos basolaterales y corticomediales, la información alcanza el
núcleo central. La principal eferencia de la amígdala es la vía amigdalina ventral. Esta eferencia efectúa un recorrido
dentro de la sustancia perforada anterior y suministra las aferencias hasta el núcleo basal, el hipotálamo y el núcleo
talámico dorsomedial. El núcleo Dorsomedial posee sólidas conexiones recíprocas con la corteza prefrontal a través de
la radiación tálamo-prefrontal. A través del fascículo uncinado, un haz de asociación que conecta la parte anterior del
lóbulo temporal y la parte orbitofrontal del lóbulo frontal, también se establecen sólidas conexiones entre la amígdala
basolateral y la corteza prefrontal. La estría terminal se encarga de unir el núcleo central con el hipotálamo y la región
septal. La amígdala derecha y la amígdala izquierda están conectadas por la comisura anterior.
Funciones: El núcleo amigdalino programa respuestas conductuales apropiadas. En los animales que
dependen en su mayor parte del sentido del olfato, la amígdala programa las respuestas conductuales
apropiadas emitiendo señales hasta los diversos centros que controlan dichas actividades. La conducta del ser
humano se basa principalmente en experiencias no olfatorias que se proyectan desde todas partes de la
corteza cerebral a través del cíngulo hasta los núcleos basolaterales. Después de evaluar la naturaleza de la
aferencia, es decir, agradable, desagradable, alarmante, peligrosa, etc., el núcleo basolateral manda señales a
los centros, principalmente al hipotálamo, tálamo y otros centros límbicos, que suscitan respuestas viscerales
y motoras apropiadas. La corteza orbitofrontal y la circunvolución cingular proporcionan la percepción de las
emociones mientras que el hipotálamo facilita la expresión de las emociones. Podríamos resumir sus
funciones en Conductas individuales de preservación, aprendizaje y procesamiento emocional.
Las lesiones bilaterales de los núcleos amigdalinos provocan profundas alteraciones de la
conducta. Por ejemplo, las lesiones quirúrgicas de las amígdalas en pacientes con una conducta agresiva
intratable, producen una conducta plácida y una disminución de la excitabilidad emocional.
El síndrome de Klüver-Bucy implica la extirpación de la porción anterior de los lóbulos
temporales en monos. En este síndrome la vía visual y otros sistemas sensoriales quedan desconectados del
lóbulo límbico. Esta pérdida de la amígdala, uncus, polo anterior del temporal, porciones de la formación
hipocámpica, altera los patrones de conducta. Estos animales presentan: agnosia visual, oralismo, impulso a
tocar todo lo que ve, docilidad (no muestran enojo y temor), hiperfagia y dieta alterada, hipersexualidad
marcada (auto, homo o heterosexual). En los seres humanos no se muestra el síndrome completo, y son
característicos cambios conductuales más complejos, como afasia, amnesia y demencia. Puede ocurrir por
encefalopatía postraumática, encefalitis por herpes, anoxia, Alzheimer, etc.
6. Región septal
Está poco desarrollada en el ser humano. Esta región incluye la circunvolución paraterminal y
el área subcallosa anterior a la lámina terminal, y los núcleos septales por encima de la parte mediana de la
comisura anterior. La región septal recibe aferencias del hipocampo y posee conexiones reciprocas con el
hipotálamo, la amígdala y la circunvolución cingular. La región septal y las partes adyacentes del hipotálamo
anterior se proyectan hasta la formación reticular del mesencéfalo a través del haz prosencefálico, que es un
sistema de fibras hipotalámicas difusas y la estría medular del tálamo. Esta conexión de la región septal
suministra a la formación reticular aferencias de los centros respiratorios, cardiovascular, salival y otros
centros que responden a los acontecimientos emocionales. En estudios con animales de experimentación, la
estimulación eléctrica de la región septal, áreas del hipotálamo a lo largo del haz prosencefálico medial así
como partes del tálamo y del mesencéfalo sugiere que esta vía puede asociarse con fenómenos de
recompensa o placer.
Los estudios en el ser humano sugieren que las conexiones del tronco encefálico con la región
septal pueden modificarse mediante fármacos antipsicóticos y que la variable y las áreas con las que se
conecta pueden participar en la euforia asociada con el consumo de narcóticos. Por otra parte, en varones
ancianos, después de una lesión septal, se han descrito pruebas clínicas recientes de un notorio aumento de la
actividad sexual.