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SISTEMA LIMBICO

Profesor: WILLIAM GUEVARA ORTEGA

El término sistema límbico es el nombre arbitrario de un sistema funcional de neuronas corticales y


subcorticales. Las interconexiones entre estas neuronas forman circuitos complejos que desempeñan un papel
importante en la memoria y la conducta emocional.

1. El lóbulo límbico (Cíngulo)


La corteza del cíngulo es una gran estructura límbica localizada básicamente en la parte dorsal del
cuerpo calloso. Comprende la circunvolución cingular y su extensión anterior y la región septal, que bordean
al cuerpo calloso, y la circunvolución parahipocámpica del lóbulo temporal, que bordea al tronco encefálico
rostral. Desde un punto de vista anatómico y funcional, el lóbulo límbico está conectado con otras
estructuras. El conjunto del complejo recibe el nombre de sistema límbico. Los dos centros más íntimamente
relacionados con el lóbulo límbico son la formación hipocámpica y la amígdala. Estas dos estructuras son los
centros funcionales claves del sistema límbico.
El cíngulo recibe aferencias de más núcleos talámicos que cualquier otra área cortical. Las neuronas
piramidales del cíngulo se proyectan a las áreas motoras y al estriado, lo que explica el papel de la porción
anterior del cíngulo en las funciones motoras, premotoras y ejecutivas. Es probable que las conexiones
talámicas al cíngulo expliquen su intervención en las respuestas conductuales a estímulos nociceptivos.
Otros sitios de proyección de la región anterior del cíngulo parecen regular las funciones visceromotoras,
autonómicas y endocrinas y las vocalizaciones emocionales.
La región ejecutiva anterior, la cual se considera importante para la integración afectiva y conducta motora,
integra pensamiento, motivación, emoción y movimientos. El cíngulo anterior amplifica y filtra estados
afectivos, y es importante para hacer la transición desde los estados premotor inicial a conductual, también
tiene funciones reguladoras visceromotoras. El cíngulo posterior es importante para la función visoespacial
y de memoria.

2. Tálamo
El grupo nuclear anterior del tálamo recibe proyecciones de los cuerpos mamilares y se conecta de
manera recíproca con el hipotálamo y el cíngulo. Es considerado el “más límbico” de los núcleos talámicos.
El núcleo Dorsomedial recibe proyecciones del lóbulo temporal y amígdala y se proyecta a toda la corteza
prefrontal. Es determinante para la memoria y se considera que integra la información sensitiva con las
emociones. Ambos núcleos tienen gran significado funcional para el tono emocional y la memoria reciente.

3. Formación Hipocámpica
Desempeña un papel clave en la memoria y el aprendizaje. La formación hipocámpica está formada
por 3 partes: la circunvolución dentada, el hipocampo y el giro hipocampal (subículo). La circunvolución
dentada y el hipocampo son archicorteza. El subículo es una zona de transición de la corteza en el hipocampo
y el área entorrinal (área 28 de Brodman), parte de la circunvolución parahipocámpica. La circunvolución
parahipocámpica es neocorteza.
Las principales aferencias de la formación hipocámpica proceden de la parte entorrinal de la
circunvolución hipocámpica. El área entonrrinal recibe sus aferencia desde el cíngulo, que es un gran haz de
fibras localizadas profundamente en las circunvoluciones cingular y parahipocámpica. El cíngulo recibe
aferencias de extensas áreas de la neocorteza, especialmente de la circunvolución cingular y del lóbulo
prefrontal.
La formación hipocámpica es el centro inicial de la vía de reverberación denominada circuito de
Papez, una de las partes más importantes de tal circuito es el fórnix que conecta la formación hipocámpica
con el hipotálamo (cuerpos mamilares). De los cuerpos mamilares va un fascículo que llega a los núcleos
talámicos mediales y laterales y termina en el núcleo talámico anterior. A continuación, este núcleo proyecta
axones a través de la radiación tálamo-cingular que se proyecta a las áreas de asociación prefrontal, parietal
posterior y temporal, a través del cíngulo. Desde el cíngulo, los impulsos alcanzan el área entorrinal de la
circunvolución parahipocámpica y después alcanzan la formación hipocámpica, completando así el Circuito
de Papez. Además del fórnix, otra importante eferencia de la formación hipocámpica procede tanto de
hipocampo propio como del subículo directamente hasta el área entorrinal, a partir de la cual los impulsos
penetran en el cíngulo y alcanzan las áreas de asociación en todos los lóbulos de la corteza cerebral.

Función: La formación hipocámpica es esencial para la formación de nuevas memorias y el aprendizaje. La


extirpación bilateral de la formación hipocámpica, un antiguo procedimiento quirúrgico en el tratamiento de
la epilepsia, origina una pérdida profunda de la memoria reciente y de la capacidad para aprender.
Conservando la memoria del pasado lejano, la inteligencia permanece intacta.
A través del cíngulo y de sus conexiones con todas las partes de la corteza cerebral, la formación
hipocámpica recibe todos los tipos de información. Cuando es importante recordar detalles determinados de
la información o se desea recordarlos la formación hipocámpica emite señales que permiten que estos
detalles se repitan una y otra vez hasta que se almacenan permanentemente en las áreas de la corteza cerebral
para la MLP.

4. Corteza Entorrinal
La corteza entorrinal se localiza en la parte anterior del giro parahipocampal, en el área 28 de
Brodmann. Está situada en la cara medial del lóbulo temporal y su citoarquitectura hace pensar que es una
zona de transición entre el hipocampo y la neocorteza temporal. Recibe aferentes de muchas regiones
neocorticales, y sus eferentes se proyectan principalmente al hipocampo., y también a la porción anterior del
girus cinguli, del giro dentado y de la amígdala. Por esta razón la corteza entorrinal se considera una
estación de relevo que transfiere información sensitiva, motora y cognitiva desde la neocorteza al
hipocampo, y por consiguiente a todo el sistema límbico.

5. Núcleo Amigdalino
La amígdala desempeña un importante papel en la conducta y en las emociones. Tiene forma de almendra y se
localiza por debajo del uncus, cerca del extremo dorsomedial del lóbulo temporal. Consta de una serie de subnúcleos
divididos en un grupo basolateral y pequeños grupos corticomediales y centrales.
Conexiones: El grupo nuclear basolateral está muy bien desarrollado en los seres humanos y recibe sólidas conexiones
de las áreas sensoriales de la corteza cerebral y el tálamo. El grupo corticomedial, poco desarrollado en el ser humano,
recibe aferencias del bulbo olfatorio. Desde los núcleos basolaterales y corticomediales, la información alcanza el
núcleo central. La principal eferencia de la amígdala es la vía amigdalina ventral. Esta eferencia efectúa un recorrido
dentro de la sustancia perforada anterior y suministra las aferencias hasta el núcleo basal, el hipotálamo y el núcleo
talámico dorsomedial. El núcleo Dorsomedial posee sólidas conexiones recíprocas con la corteza prefrontal a través de
la radiación tálamo-prefrontal. A través del fascículo uncinado, un haz de asociación que conecta la parte anterior del
lóbulo temporal y la parte orbitofrontal del lóbulo frontal, también se establecen sólidas conexiones entre la amígdala
basolateral y la corteza prefrontal. La estría terminal se encarga de unir el núcleo central con el hipotálamo y la región
septal. La amígdala derecha y la amígdala izquierda están conectadas por la comisura anterior.

Funciones: El núcleo amigdalino programa respuestas conductuales apropiadas. En los animales que
dependen en su mayor parte del sentido del olfato, la amígdala programa las respuestas conductuales
apropiadas emitiendo señales hasta los diversos centros que controlan dichas actividades. La conducta del ser
humano se basa principalmente en experiencias no olfatorias que se proyectan desde todas partes de la
corteza cerebral a través del cíngulo hasta los núcleos basolaterales. Después de evaluar la naturaleza de la
aferencia, es decir, agradable, desagradable, alarmante, peligrosa, etc., el núcleo basolateral manda señales a
los centros, principalmente al hipotálamo, tálamo y otros centros límbicos, que suscitan respuestas viscerales
y motoras apropiadas. La corteza orbitofrontal y la circunvolución cingular proporcionan la percepción de las
emociones mientras que el hipotálamo facilita la expresión de las emociones. Podríamos resumir sus
funciones en Conductas individuales de preservación, aprendizaje y procesamiento emocional.
Las lesiones bilaterales de los núcleos amigdalinos provocan profundas alteraciones de la
conducta. Por ejemplo, las lesiones quirúrgicas de las amígdalas en pacientes con una conducta agresiva
intratable, producen una conducta plácida y una disminución de la excitabilidad emocional.
El síndrome de Klüver-Bucy implica la extirpación de la porción anterior de los lóbulos
temporales en monos. En este síndrome la vía visual y otros sistemas sensoriales quedan desconectados del
lóbulo límbico. Esta pérdida de la amígdala, uncus, polo anterior del temporal, porciones de la formación
hipocámpica, altera los patrones de conducta. Estos animales presentan: agnosia visual, oralismo, impulso a
tocar todo lo que ve, docilidad (no muestran enojo y temor), hiperfagia y dieta alterada, hipersexualidad
marcada (auto, homo o heterosexual). En los seres humanos no se muestra el síndrome completo, y son
característicos cambios conductuales más complejos, como afasia, amnesia y demencia. Puede ocurrir por
encefalopatía postraumática, encefalitis por herpes, anoxia, Alzheimer, etc.

6. Región septal
Está poco desarrollada en el ser humano. Esta región incluye la circunvolución paraterminal y
el área subcallosa anterior a la lámina terminal, y los núcleos septales por encima de la parte mediana de la
comisura anterior. La región septal recibe aferencias del hipocampo y posee conexiones reciprocas con el
hipotálamo, la amígdala y la circunvolución cingular. La región septal y las partes adyacentes del hipotálamo
anterior se proyectan hasta la formación reticular del mesencéfalo a través del haz prosencefálico, que es un
sistema de fibras hipotalámicas difusas y la estría medular del tálamo. Esta conexión de la región septal
suministra a la formación reticular aferencias de los centros respiratorios, cardiovascular, salival y otros
centros que responden a los acontecimientos emocionales. En estudios con animales de experimentación, la
estimulación eléctrica de la región septal, áreas del hipotálamo a lo largo del haz prosencefálico medial así
como partes del tálamo y del mesencéfalo sugiere que esta vía puede asociarse con fenómenos de
recompensa o placer.
Los estudios en el ser humano sugieren que las conexiones del tronco encefálico con la región
septal pueden modificarse mediante fármacos antipsicóticos y que la variable y las áreas con las que se
conecta pueden participar en la euforia asociada con el consumo de narcóticos. Por otra parte, en varones
ancianos, después de una lesión septal, se han descrito pruebas clínicas recientes de un notorio aumento de la
actividad sexual.

MANIFESTACIONES FUNCIONALES DEL SISTEMA LÍMBICO


Después de tener un rol incuestionable en nuestra esfera afectivo-emocional el sistema límbico
parece tener otras funciones que es bueno recalcarlas. El sistema límbico puede actuar como un eslabón entre
el sistema sensorial y la actividad motivada, posiblemente el sistema límbico otorgue el sustrato esencial que
influye en los sistemas motores de la conducta intencional
El papel del sistema límbico en la memoria ha quedado demostrado plenamente, sobre todo la acción
del hipocampo y la amígdala, para los eventos o sucesos recientes. Esto se ha corroborado en animales y
humanos. Probablemente el hipocampo no sea el sitio para conservar la memoria, sino más bien se relaciona
con la decisión de grabar y almacenar la información para ser utilizada más adelante, y en realidad el
almacenamiento de la información sea una función de todo el cerebro o de muchas de sus regiones.
La estimulación de ciertas regiones del sistema límbico en animales hace que el animal busque
mayor estimulación; tratará de estar moviendo continuamente la palanca para recibir una recompensa, lo que
constituye una expresión de refuerzo positivo de la autoestimulación. Estos sitios nodales han sido llamados
centros de placer o recompensa. Mientras que la estimulación de otros centros excita al animal al punto de
hacerle evitar nuevas estimulaciones, estos sitios han sido llamados centros de castigo o aversión. Ambos
pueden estar localizados a escasos milímetros de distancia.
Las crisis uncinadas son generalmente, consecuencia de la irritación producida por un tumor (u otro
proceso patológico) de la región del uncus y de la amígdala. El área inmediata está asociada con el sistema
olfatorio y posiblemente con el gustatorio. Un paciente que presenta lesiones en esta área puede tener un aura
olfatoria; la alucinación generalmente consiste en la percepción de un olor desagradable que en realidad no
existe. Asociada a esta alucinación olfatoria está la dificultad de describir el temor a la falta de realidad del
medio ambiente.

LA CORTEZA PREFRONTAL COMO ESTRUCTURA LÍMBICA


La corteza prefrontal puede ser la representación cortical mayor del sistema límbico. Esta
interpretación se basa en criterios morfológicos y conductuales. La corteza prefrontal tiene conexiones
recíprocas múltiples con muchas estructuras centrales del sistema límbico, entre las que se incluyen la
corteza del lóbulo límbico y el hipotálamo. Las interconexiones frontohipotalámicas son la única ruta directa
conocida desde la neocorteza al hipotálamo. Funcionalmente la corteza prefrontal puede ser un eslabón
importante entre otras regiones de la corteza cerebral y el sistema límbico; se cree que en este
encadenamiento actúa como un canal a través del cual la corteza prefrontal registra y modula mecanismos
límbicos, y por lo tanto ejerce influencia sobre los estados afectivos y motivacionales del organismo.
Las lesiones del la zona orbitofrontal causa desinhibición, falta de tacto, impulsividad y disminución
de la preocupación por las reglas sociales. Los individuos presentan además deficiencia en la
autoconciencia, perseveración, preocupación por la higiene e incapacidad para obtener utilidad de la
experiencia. En contraste, los individuos con lesión en la zona dorsolateral son apáticos, bradifrénicos, no
tienen iniciativa y muestran desinterés por el pasado o futuro. Tienen dificultad para desempeñar conductas
dirigidas hacia un objetivo.
Existen asimetrías hemisféricas para las emociones, las lesiones del hemisferio izquierdo originan estados
afectivos negativos, como la depresión y las “reacciones catastróficas”. Las lesiones en el hemisferio
derecho tienden más a ocasionar euforia, anosognosia y negación hemiespacial. Es más probable que los
pacientes con esta lesión no estén preocupados o no se den cuenta de sus defectos y muestren anormalidades
de la conciencia. Estudios electrofisiológicos revelan que cuando la activación derecha es mayor se
relaciona con la depresión, y cuando mayor es la activación izquierda, con felicidad

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