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TALLER DE LECTURA, ESCRITURA Y ORALIDAD II

PROF. CLAUDIA LÓPEZ SWINYARD


PROFESORADO EN LENGUA Y LITERATURA
ESTUDIANTE: M. GALA FERRARI
27 de ABRIL de 2016

TRABAJO PRÁCTICO N° 1

 Consigna:

- elegir alguna de las siguientes imágenes (explorar bien toda la información visual que
tiene, lo que puede estar fuera de campo, sensaciones que producen los colores o las
luces y las sombras, altura de la cámara, punto de vista, etc.)
- escribir un autorretrato como si fueras esa persona: inventar nombre, edad, qué hacés
allí, relación con el fotógrafo, descripción de paisaje y vestimenta, trabajar con las
sensaciones y los pensamientos del personaje. Tiene que estar escrito en primera
persona del singular.
- escribir en archivo aparte el protocolo de escritura del texto: las decisiones que fuiste
tomando para escribir, acciones, tiempos, etc.

El éxito de la pérdida

Tal vez me reconozcas, alegre lector. Tal vez me reconozcas más por aquello que he
perdido que por aquello que he obtenido. Tal vez debiera comenzar por el principio y
no por el final.
Mi nombre es Majorelle y he llegado a la veintena hace algunos años, mi madre y mi
padre frecuentan mi misma profesión y nuestro escenario de preferencia siempre han
sido los castillos. Arduas mañanas, fructíferas tardes y largas noches donde el ir y venir
de los pasos de aquellas personas que están encargadas de su parte en los quehaceres de
las torres y los cortinados decorados y los ornamentos y las molduras y las costuras de
los atavíos suntuosos entre los cuales envolvemos nuestros cuerpos para salir. Porque

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nos encanta salir de los recintos cerrados de la desolación, de la tinta negra en los
papeles llenos de manchas y borrones y de las luces blancas y artificiales. Porque nos
encanta entrar para descubrir y explorar los mundos encantados que nos rodean. Nos
rodean las murallas y los puentes levadizos y los bosques mágicos poblados de
fantásticas criaturas y de hechiceras y hechiceros, malignos y benignos por igual. Y
cabalgamos en nuestros briosos corceles y sobre sus nobles grupas alcanzamos a
contemplar amaneceres que pintan horizontes multicolores y de ensueño y las nubes
veteadas y los haces de luz que se filtran por doquier iluminando el paisaje.
Sin embargo, todo lo cautivante que tiene la perspectiva decorativa y visual y
acogedora de semejante situación me ha causado problemas. A continuación, voy a
relatar un hecho muy puntual que revelará lo que estoy tratando de decir. Érase una vez,
una larga escalera que se volvía un tanto sombría al anochecer y que conducía a un
majestuoso castillo ubicado en un reino muy muy lejano. Yo debía descender por tales
escalones y en un atuendo azul y vaporoso que me hacía dificultoso cualquier tipo de
movimiento en todas las direcciones. Muchas personas insistieron en que semejantes
ropajes debían de ir acompañados de un par de zapatitos de cristal con ornamentos de
brillantes que refulgirían hasta en una noche sin luna. Acepté estas peticiones a
regañadientes y ascendí para descender, no obstante, ¡oh, sorpresa! en mi descenso
tropecé cuando iba camino abajo y dejé mi calzado del pie derecho atrás. Cuando noté
la dureza y el frío de la medianoche bajo mi pie derecho, ya había bajado siete
escalones y las puntas de los pies se me entumecían poco a poco y en la desesperación
de la situación sólo podía sentir el enrojecimiento cálido y furioso que se había
apoderado de mis mejillas a razón de la vergüenza que estaba experimentando en esos
momentos. La peor parte de la historia fue que el momento de consternación no fue un
acontecimiento aislado y pasajero sino que se propagó en lo que fue después la difusión
de las fotos que habían capturado ese instante de error y horror del cual la protagonista
era yo misma.
Y, ahora, alegre lector, he de ser sincera. No soy una princesa medieval sino una
actriz que se dedica a aceptar roles tales en las obras que representamos en el Thêatre de
Marrakech y mi madre y mi padre son dos personas que podrían vivir tranquilas y
felices, y más tranquilas y más felices si se pudieran abstener de asistir a las obras que

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ponemos en escena cada fin de semana. Mi gesto de consternación que he descripto
anteriormente es tan sólo la incomodidad que me causaba haber perdido un zapato
mientras bajaba la escalera en una de las escenas cruciales de la obra y ¡qué disgusto!
me llevé después cuando vi las fotos que el fotógrafo había capturado y había impreso y
desperdigado por todo el pueblo de mi traspié en escena. No obstante, esta pérdida de
mi zapato fue tema de discusión entre risas y comentarios irónicos acerca de cómo
llevaba a cabo mis roles, pero eso fue sólo al principio. Más tarde, mi directora solicitó
reunión a cada integrante de nuestra asociación de artistas que nos encargamos de las
actuaciones, las luces, el libreto y el decorado y ese día asistimos todas y todos a su
convocatoria. Lo que tiene de extraordinario es que, generalmente, alguna o alguno de
nosotros no podía ir por razones diversas; sin embargo, esa vez estuvimos todas y todos
presentes. Y fue ese día y en ese momento cuando los comentarios adversos acerca de
mis tropiezos se convirtieron en la mayor fuente de mis éxitos.
Fue así, la directora entró y nos comunicó la idea brillante que se le había ocurrido
después de todos los pósters que ostentaban mi zapato perdido, mi estupor, la cola del
vestido que había bordado en parte mi madre y en parte una de mis mejores amigas, la
luz disipada y neblinosa que emborrachaba al paisaje, la poca distinción de los detalles
que inundaban y desbordaban la imagen, su calidad borrosa que lograba distanciar al
zapato de mi personaje para lograr ofrecer un cuadro de sentimientos contrariados y
desencontrados en una trama argumental misteriosa y entretenida que era lo que
siempre habíamos buscado para complacer nuestros deseos de exponer semejante
escena frente a nuestra audiencia.
Y esta es, alegre lector, la anécdota de la perdición de un zapatito de cristal que ha
desembocado en mi éxito como actriz en escena y la razón por la cual muchas personas
me conocen como la otra Cinderella1.

1
Cenicienta en inglés porque es más internacional así debido al conocimiento general del personaje
plasmado en la pantalla cinematográfica por Disney.

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PROTOCOLO DE LECTURA DEL TRABAJO PRÁCTICO Nº 1

En primer lugar, observé cada una de las imágenes y qué elementos atraían más mi
atención en cada caso. Las imágenes en blanco y negro despertaban cierta curiosidad en mí
acerca del color y las tonalidades de los sujetos y objetos retratados como, así también,
cierto dejo de tristeza y angustia. Por ejemplo, las dos primeras imágenes que representan
una visión quejumbrosa y de pesadumbre, en relación con las gamas de grises y la
desolación que perpetraban esas situaciones desde mi punto de vista. La imagen de la chica
reflejada en la ventana me gustaba en un principio, pero los espejos y los reflejos me
resultan una temática complicada de abordar si no cuento con cierta bibliografía específica
acerca de cómo se percibe y qué se intenta retratar cuando se hace uso de esta clase de
visuales. Algo parecido me pasaba con la imagen de la joven en ropa interior y antifaz, me
parecía una visual interesante, pero difícil de abordar desde mi perspectiva. En cuanto a las
tres imágenes que retratan a las actrices y al actor de Hollywood, me pareció interesante
que Scarlett Johansson estuviera en papel de princesa de cuento de hadas, mientras que
Angelina Jolie parece encontrarse en una sesión fotográfica profesional a los efectos de
cumplir con los requisitos de cierta revista en particular, y que Leonardo DiCaprio se halla
en una situación de sesión fotográfica profesional pero con una actitud y un concepto tan
completamente distintos a los de Angelina Jolie.
En segundo lugar, procedí a elegir cuáles me parecían mejores teniendo en cuenta las
variables de cuál me gustaría más para elaborar un texto y cuál me gustaba más por
elección visual. Mis tres favoritas eran la de la chica en el reflejo de la ventana, la de
Scarlett en el papel de Cinderella y la de Leonardo con el ganso en el campo. Hice una
puesta en comparación de las tres y elegí a Scarlett que había dejado atrás un zapatito de
cristal al bajar las escaleras en una composición de luces y sombras con un juego de
profundidad y centros, donde el sujeto (Scarlett) retratado no es el centro visual de la
imagen sino el objeto retratado (el zapatito de cristal) y el movimiento de la cola del vestido
de Cenicienta de Scarlett. Cabe destacar que he notado que basé mi elección en mi
inclinación a apreciar cómo Scarlett Johansson interpreta sus roles, dejando pasar el hecho
de que el personaje retratado en la imagen no es Scarlett Johansson sino Cenicienta, la
famosa princesa adaptada al mundo cinematográfico por Disney. Es decir, elegí la imagen

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de Cenicienta porque me gusta Scarlett Johansson por sus papeles interpretados en la
industria cinematográfica.
En tercer lugar, procedí a elaborar el texto teniendo en cuenta las claves orientativas
como la relación del personaje con el fotógrafo, cuál era su nombre, su edad, qué hacía en
la vida para llegar a encontrarse en una situación semejante, etcétera. Para el desarrollo del
texto comencé a pensar los juegos de luces y sombras y cómo trasladar lo que estos
aspectos de la imagen me transmitían incorporándolos y transportándolos al contexto de
formar parte de un personaje que ha de relatar su historia en primera persona, la historia de
un acontecimiento que forma parte de su vida. Mis primeras ocurrencias estuvieron
relacionadas a dónde iba a ubicar a mi personaje en la línea de tiempo, había optado por
situarme en la época medieval, pero, a último momento, decidí que mi personaje tenía un
sentido del humor y una perspectiva divertida de ciertos sucesos que se presentan como
momentos de desesperación y que, luego, al contemplarlos desde cierta distancia respecto
al tiempo, el espacio y el punto de vista, se vuelven momentos graciosos que funcionan
como objeto de divertimento tanto para los de afuera como para nosotros mismos.
Finalmente, las ideas de los tropiezos y las risas y el éxito de la escena frente a un
público dispuesto me llevaron a darle una terminación al relato de Majorelle, sobre todo,
cuando comencé a vincular su traspié a la caída de Jennifer Lawrence en la entrega de los
Oscars en el 2013. He de admitir que le cobré afecto a mi personaje y quedé satisfecha con
su recorrido y su conclusión acerca de lo ocurrido que la llevó a la cumbre de su éxito como
actriz porque también está cumpliendo con el objetivo de expresar la admiración que siento
hacia Scarlett Johansson, la mirada que siempre encuentra el lado positivo de las cosas y la
voz lúdica de la parodia.

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