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InterSedes: Revista de las Sedes Regionales

ISSN: 2215-2458
intersed@cariari.ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica

Rodríguez Sancho, Javier


La nueva novela histórica: espacio para el encuentro entre literatura e historia en América Latina y el
Caribe en la óptica de Carpentier
InterSedes: Revista de las Sedes Regionales, vol. IV, núm. 6, 2003, pp. 69-84
Universidad de Costa Rica
Ciudad Universitaria Carlos Monge Alfaro, Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=66640605

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Inter Sedes. Vol. IV. (6-2003) 69-84.

LA NUEVA NOVELA HISTÓRICA: ESPACIO PARA EL


ENCUENTRO ENTRE LITERATURA E HISTORIA
EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
EN LA ÓPTICA DE CARPENTIER

Javier Rodríguez Sancho


RESUMEN

Este ensayo efectúa un análisis sobre algunos aspec-


tos de la nueva novela histórica en el contexto de
América Latina y el Caribe con base en los vínculos
que se establecen entre el discurso histórico y el no-
velesco. También estudia algunos componentes dis-
cursivos que conducen a una particular forma de
re-interpretación del discurso historiográfico tradi-
cional. En esta perspectiva, la novela histórica está
visualizada en la función de producir efectos de de-
construcción sobre ese saber histórico, aportando
renovadas interpretaciones del pasado. Se hará uso
de textos historiográficos con la finalidad de apoyar
algunos argumentos en torno a procesos económi-
cos, políticos y sociales en la segunda mitad del siglo
XX y que remiten a los contenidos en la discusión es-
tablecida entre el saber histórico y el literario. Ade-
más, tratamos algunos elementos determinantes se-
gún el fenómeno de la globalización y cómo se han
“reinsertando” la Literatura e Historia en esta coyun-
tura de las últimas décadas en el continente america-
no y el Caribe. Por último, analizamos el Prólogo
que Alejo Carpentier escribió para justificar la teoría
de lo real-maravilloso americano en su novela histó-
rica: El reino de este mundo (1949) y el soporte
ideológico de una identidad latinoamericana. Aquí
abordamos algunas estrategias discursivas empleadas
por el novelista para “seducir” al lector-escritor se-
gún sus puntos de vista.

Palabras clave: novela histórica, discurso, historia, li-


teratura, Alejo Carpentier.

ABSTRACT

This essay proposes an analysis of some new historic


novel aspects in the Latin American and Caribbean
context on the base of the establishment of some
links between the historic and the novel discourse.
The study of discursive components that lead to a
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particular reinterpretation of traditional historio- 1. América Latina y el Caribe: lazos


graphic discourse is approached. In this perspec- entre la Literatura e Historia
tive, the new historic novel is sought in the func-
tion of causing a deconstruction effect about that
En el universo de la literatura, propia-
historic knowledge by introducing renewed inter-
pretation of the past. Historic text will be used in mente en la novela, el subgénero histórico
order to support some arguments around eco- es una variante que repuntó en las últimas
nomic, political and social processes in the second décadas del siglo XX. En particular, la lite-
half of the XX Century which refer to the contents ratura latinoamericana y del Caribe se vio
in the establishment discussion between the his- fortalecida con un subgénero que había
toric and the literary knowledge. Furthermore,
some important elements introduced by the glob-
entrado en un letargo de consideración
alization and the ways how those elements have —por lo menos— durante la primera mi-
beem “reinserted” in the History and in the tad del siglo en mención; esto se corrobo-
Literature, during this phenomenon in the ra con la baja producción narrativa que
American continent, will be analyzed. Finally, the hubo en ese período (Pons 15).
Prologue that Alejo Carpentier wrote in order to
Es pertinente destacar que entre la
justify the Theory of the real-wonderful American
in this historic novel: El reino de este mundo novela histórica surgida en el siglo XIX y
(1949) and the idiologic argument of a Latin- su contrapartida de finales del siglo XX,
American identity will be discussed and analyzed. existe una marcada diferencia. Tanto la
At this point, there is an acquaintance of some dis- primera como la segunda, guardan sus
cursive strategies that the novelist uses in order to respectivas características que las sepa-
“seduce” the reader-writer according to his own
points of view.
ra, en tanto discurso que brinda una vi-
sión diferente del pasado pero desde
Key words: historic novel, discourse, history, litera- premisas particulares y por ende exclu-
ture and Carpentier. yentes. La narrativa del presente sufrió
un viraje importante en cuanto a su for-
ma y fondo en relación con la cosecha
del siglo XIX1. Este aspecto lo retoma-
remos más adelante.
El quehacer histórico como el litera-
rio entendido en la dimensión de indivi-
duos inmersos en colectividades han
evolucionado y modificado sus espacios
discursivos. Somos parte de procesos so-
ciales que se manifiestan en diversos
planos, a saber: político, económico y
sociocultural. Ello deviene en renovadas
“corrientes” que responden a coyuntu-
ras histórico-sociales complejas y que
han generado transformaciones asom-
brosas en la humanidad.
A modo de entender el argumento
que hemos expuesto y de acuerdo con la
producción de la nueva novela histórica
en América Latina y el Caribe, Valeria
Grinberg Pla (2000) citando al crítico

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estadounidense Seymour Menton cuan- de Maximiliano y Carlota [1987] de Fer-


tifica lo siguiente: [de] 367 novelas his- nando Del Paso; El general en su laberinto
tóricas de las cuales 173 aparecieron entre [1989] de Gabriel García Márquez y El
1949 y 1979, es decir un lapso de 30 años, Entenado [1983] de Juan José Saer son
mientras que las demás restantes 149 salie- importantes ejemplos en la valoración
ron a la luz en tan solo 13 años (Grin- de la nueva novela en el continente
berg Pla 20). (Pons 15)2 El escritor y político peruano-
En este mismo sentido, Karl Kohut español Mario Vargas Llosa nos ofreció
(1997) ha manifestado que la novela La Fiesta del Chivo [2000] parodiando la
histórica es un género representativo y vida del dictador dominicano Rafael
con dimensiones dignas de tomarse en Leonidas Trujillo. Recientemente apare-
cuenta. Dentro de la misma línea, Ra- ció Limón blues [2002] de la costarricen-
món Luis Acevedo (1998) sostiene que se Anacristina Rossi.
uno de los fenómenos más destacados
en la narrativa de Centro América en
los años ochentas y los noventas fue la 2. Contexto de referencia para la
intensificación y cultivo de una nueva narrativa histórica contemporánea
novela histórica (Acevedo 3 citado por
Grinberg Pla 19). No obstante, Menton Las décadas posteriores a la Segun-
(2002) ha cuestionado sus propios ar- da Guerra Mundial (1939-1945) fueron
gumentos, al punto de indicar que ya testigos de una gama de transformacio-
no predomina la nueva novela histórica a nes determinantes en los países indus-
pesar de que el subgénero predomi- trializados. Representaron más de dos
nante sigue siendo la novela histórica a décadas de esplendor conocidas simbó-
secas (19). licamente como la “Edad de Oro” (Hobs-
La nueva novela histórica ha tenido bawm 1996).
asiduos cultivadores e influencia en los En particular hubo una extraordina-
círculos del quehacer narrativo. Entre ria “explosión” en los campos de la ciencia
ese amplio acervo de escritores seduci- y la tecnología, por ende, en los sistemas
dos por el subgénero, citamos algunos productivos, las telecomunicaciones, los
de los más renombrados, a saber: el cu- transportes, entre otros (Torres Martí-
bano Alejo Carpentier con El reino de este nez 1991). Dentro de estos procesos de
mundo [1949] y El arpa y la sombra cambio, el quehacer académico e inte-
[1979]; del Paraguay, Augusto Roa Bas- lectual se vio influido —en universidades
tos con Yo el supremo [1974] y La vigilia e institutos especializados— al calor de
del almirante [1992]; por Argentina, To- los intereses creados por parte de las po-
más Eloy Martínez con La novela de Perón tencias “transnacionalizadas” de posgue-
[1985] y Santa Evita [1987]; Ricardo Pi- rra. Esos cambios llegarían con el paso
glia, Respiración artificial [1980] y Abel del tiempo a países catalogados desde
Possé con Daimón [1978] y Los perros del una perspectiva del desarrollo como del
paraíso [1983]; de México, Carlos Fuen- Tercer Mundo.
tes con La muerte de Artemio Cruz [1962], Lo que se ha dado en llamar ideológi-
Terra Nostra [1975], La campaña [1990] y camente bajo el nuevo [des]orden interna-
Los cinco soles de México [2000]. Asimis- cional condicionó las relaciones entre so-
mo, Noticias del Imperio, la trágica historia ciedades ricas y pobres, industrializadas y
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no industrializadas que devinieron en di- 3. Relaciones evidentes entre el


ferenciadas formas de relaciones sociales, saber histórico y el literario
políticas y económicas (Stiglitz 2002).
Hubo un conjunto de pautas definidas La convivencia que se ha operado en-
en el rumbo de la segunda mitad del si- tre Historia y Literatura es añeja. Dicha
glo XX con sus respectivas consecuen- relación se manifiesta de diversas mane-
cias negativas para millones de personas ras, una de ellas es a partir de la nueva no-
en los cinco continentes, tal como se ob- vela histórica que según Seymour Menton
serva en los informes anuales de las Na- (1993) tuvo su génesis con la propuesta
ciones Unidas (PNUD 2003). de Alejo Carpentier en El reino de esta
Consideramos que esta particular re- mundo (1949) a la cual calificó como la
composición de las relaciones interna- primera verdadera nueva novela históri-
cionales dentro del contexto de la ca (Menton 39).
abrupta Guerra Fría propició condiciones Sobre el Prólogo que Carpentier de-
para una renovada concepción teórica, dicó a esta novela, hablaremos en la últi-
metodológica e interpretativa de la His- ma sección de este ensayo dado que se
toria como disciplina: convierte en punto de interés en la discu-
sión que estamos proponiendo sobre las
La idea de que el conocimiento histórico se pro-
posibilidades que nos brinda la novela
duce en y por el lenguaje implica sin lugar a du-
das una revolución para las concepciones tradi- histórica del continente americano y el
cionales de la historia (...) la característica más espacio caribeño.
importante del cambio de paradigma en la histo- Se había destacado al principio de
ria como ciencia en la segunda mitad del siglo XX este estudio que la novela histórica de-
consiste en definir a la historia como discurso y no cimonónica inscrita dentro de los pro-
como suceder (...) el pasado sólo es cognoscible a
través del discurso. De ello se deduce que es el re-
cedimientos narrativos del Realismo,
lato del pasado el que lo convierte en historia difiere sustancialmente de la aparecida
(Grinberg Pla 4). a finales del XX dado que se aparta no-
toriamente tanto en la forma como en
Con la caída del Muro de Berlín en el contenido. De acuerdo con ello, uno
1989 y el colapso de la otrora Unión So- de esos rasgos distintivos de los novelis-
viética entre 1989 y 1991 (Hobsbawm tas del presente es que muestran una
472) se argumentó lo que algunos agre- aproximación o percepción de “la reali-
sivos ideólogos neocapitalistas llamaron dad” como un todo complejo, proble-
sin temor como el fin de la Historia. In- mático, ambiguo y contradictorio que
dudablemente estos fenómenos trajeron no puede ser aprehendido con certeza
cambios en los paradigmas de un mun- (Grinberg Pla 2).
do globalizado y unipolar (Guerra Bor- No obstante, esta situación ha origi-
ges 2002) y (Contreras 2003). El neoli- nado una polémica que expresa la inte-
beralismo sedujo como canto de sirena y rrogante de si nos encontramos frente al
las múltiples funciones del Estado fue- nacimiento de un nuevo género o si es
ron sustituidas ante la creciente incur- una continuación del mismo. Sin embar-
sión del sector privado nacional e inter- go pretender equipararlos pierde de vis-
nacional en las economías del orbe. ta o no contempla:

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[la] inserción de las novelas históricas en el mar- Lo anterior nos sitúa en la relación
co de los discursos contemporáneos en los que que se establece entre la forma de escri-
por definición se inscribe: el de la novela y el de
bir —por parte del narrador— que ine-
la historiografía. El de la novela, porque es el gé-
nero literario a cuyas convenciones está sometido, vitablemente está condicionado por una
y el de la historiografía, porque con ella compar- forma de leer el texto como lo ha creído
te tema y objetivos: la escritura de la historia...” María C. Pons (1996). Algunos teóricos
(Grinberg Pla 1). definen este asunto como la relación o
contrato de lectura establecido que com-
María Cristina Pons (1996) ha desta-
promete tanto al emisor como al receptor.
cado que la reciente narrativa en el pla-
Es decir, la relación “contractual” implica
no histórico alberga la característica de
una forma de percepción de “la realidad”
funcionar como una relectura que cues-
en este caso histórica con que se está “no-
tiona el pasado, cabalgando sobre los lo-
velando”. El lector se enfrenta a un nivel
mos de la reescritura de la Historia o
de valoración histórica que rompe con los
una interpretación de ésta. Y agrega la
modelos convencionales; es una posibili-
académica: Esta reescritura incorpora,
dad que conduce hacia la deconstrucción
más allá de los hechos históricos mis-
del saber histórico (White 1992).
mos, una explícita desconfianza hacia el
La nueva novela histórica como pro-
discurso historiográfico en su produc-
puesta interpretativa ha tenido auge en
ción de las versiones oficiales de la Histo-
las últimas tres décadas en América Lati-
ria (Pons 16).
na y el Caribe; representa una forma par-
No es ocioso observar que el discur-
ticular de valoración del tiempo ya sea
so histórico responde a intereses creados
presente o pasado, por tanto:
por parte de los grupos de poder tanto
económicos como políticos. La Historia un presente que funciona como punto de conver-
como tal no es neutral dado que ha sido gencia de un tiempo pasado y de otro futuro y se
utilizada como arma para el combate ubica en la voz del narrador (...) Sin embargo, la
ideológico en diferentes momentos y lu- novela histórica constituye tan solo una parte de
gares del mundo. Así el discurso novelís- la apropiación del pasado por las sociedades con-
temporáneas...” (Kohut 19 y 20).
tico nos facilita explicar ese imaginario
colectivo del cual se apropian los secto-
res dominantes para manipularlo en
provecho propio. Hayden White (1992) 4. La ambivalente globalización
explica esa relación en la medida en que en América
garantizan la creencia de que la propia
realidad social puede vivirse y compren- Habíamos mencionado que poste-
derse de forma realista como relato rior a la Segunda Guerra Mundial hubo
(White 12). Se considera que en el mar- una compleja y asombrosa transforma-
co de la globalización, la Historia ad- ción social. Los cambios en la ciencia y la
quiere una funcionalidad distinta para tecnología modificaron las formas de vi-
articularse como metarrelato; por lo que da de millones de personas en los países
el discurso histórico es visualizado en industrializados. El protagonismo del Es-
tanto forma estética, dando cabida a una tado dentro de la lógica del capitalismo y
interminable polémica académica que el socialismo, asumió una gama de fun-
no tiene fin. ciones estratégicas (Graciarena 1999).

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Sin embargo, las décadas de los años se- rurales y urbanas evidencian los desafue-
tentas y ochentas propiciaron una serie ros del mal llamado “desarrollo económico”
de cambios en la estructura formal del y el mito del “progreso”.
Estado. Las crisis del modelo capitalista
y socialista toparon con sus propios lími- 4.1 Debates en torno a la
tes que golpearon el desempeño y las ac- posmodernidad en América
tividades estatales (Stiglitz 2002). Las Latina y el Caribe
políticas neoliberales dirigidas desde la
administración Reagan y apoyadas por Al calor de lo arriba expuesto, diver-
la “dama de hierro” Margareth Thatcher sos teóricos han sostenido una amplia
ofrecieron “respuestas rápidas” pero peli- polémica en torno a los cambios sufridos
grosas al modificar y comprimir el aparato por las sociedades contemporáneas. Aun-
estatal con lo que la “Edad de Oro” había que sin ponerse de acuerdo se considera
perdido su brillo según lo explica Erick que las condiciones sociales actuales han
Hobsbawm (1996). Por otra parte, el uni- marcado pautas diferenciadas en compa-
verso soviético se desplomó estrepitosa- ración con la primera mitad del siglo
mente en las postrimerías de la “Década XX. La sociedad está permeada por una
Perdida” y para 1991 era una esperanza ro- crisis sostenida de códigos y valores sim-
ta que había comenzado con la Revolu- bólicos que avizoran un cambio de épo-
ción de Octubre de 1917. ca; las condiciones actuales evidencian
El ocaso del siglo XX mostró un con- novedosas formas de subsistencia indivi-
flictivo panorama internacional: milita- dual y colectiva desgarradoras.
rismo, galopante deterioro del ambiente, Algunos académicos afirman que la
corrupción, narcotráfico, entre otras ca- esencia en lo que se ha dado por llamar co-
lamidades. Según el último informe de mo posmodernidad está contenida en la
Naciones Unidas, más de la mitad de la metáfora oriental de la Torre de Babel. Lo
población del mundo vive por debajo de cierto es que la variedad de elementos que
la línea de la pobreza, asediados por el involucra no encuentra una explicación
analfabetismo, las carencias nutriciona- contundente entre los estudiosos del fenó-
les, la no disponibilidad de servicios bási- meno por lo que es combatida sin cuartel
cos tales como: agua potable, educación para desarraigar el término del vocabula-
primaria, electricidad, salud comunita- rio académico. En el contexto americano
ria, entre otros rubros claves que afectan ciertos discursos en torno a la visualización
gravemente la calidad de vida. En Améri- de la posmodernidad son confusos e im-
ca Latina y el Caribe son más de precisos, razón por la cual, debemos admi-
227.000.000 los pobres de acuerdo con tir que existen diversos niveles y significa-
los números del PNUD (2003). dos de la misma. Parafraseando a Federic
La globalización y su culto por la eco- Jameson (1997) es importante tener pre-
nomía de mercado marcaron la ruta fini- sente su argumento en tanto:
secular de una buena porción de países
del planeta. La concentración de la ri- suponer una evolución discontinua de las diferen-
tes sociedades de los diferentes mundos, del prime-
queza en manos de pocas transnaciona-
ro hasta el tercero, y la globalización de la cultura.
les definió reglas injustas en la conduc- Histórica y cronológicamente hablando, existen va-
ción de las economías contemporáneas. rios niveles de modernización que se sobreponen y
Las abismales diferencias entre las zonas que hacen imposible nombrar la existencia de un

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modelo modernizador de desarrollo igual y pare- Creemos que los encasillamientos


jo (Jameson citado por Kohut 11 y 12). teóricos necesariamente orientan hacia
una disgregación del objeto de estudio;
En consonancia con lo planteado por ejemplo, son desiguales las posturas
por Néstor García Canclini, un común de los estudiosos en la Unión Europea
denominador de acercamiento con el fe- que en América Latina o el Caribe, por
nómeno de la posmodernidad es la hete- las razones antes esgrimidas. También
rogeneidad. Esto complica su abordaje e hay convergencias dignas de tomarse en
implica otra dificultad para asumir un consideración, pero en esencia nos pre-
asunto cargado de elementos teóricos. guntamos ¿qué se entiende por posmo-
Asimismo afirma el crítico: se plantea co- dernidad?, ¿cómo funciona? o ¿es válido
mo una pluralidad de movimientos centrífu- hablar de ello? La respuesta será dada a
gos en la búsqueda de nuevos valores (citado cuentagotas, tal como corresponde a
por Kohut 12). Sumado a esta opinión, una discusión posmoderna.
el reconocido académico y novelista ita- Otros aspectos que no queremos de-
liano Umberto Eco (1987) arguye que: jar fuera del debate son las cambios de
“posmoderno” es un término que sirve para paradigma operados en las ciencias. Es-
cualquier cosa. tos han traído —en algunos casos— re-
Lo cierto es que el caos en la torre bí- planteamientos al interior de su queha-
blica continúa vigente. Posiblemente es cer y desde luego, a las concepciones
en esta dimensión donde el asunto se que de ellas tenemos. Allan Sokal (1996)
convierte en una cuestión apasionante ha creído conveniente proponer un vín-
para los investigadores del tema, tal co- culo clave entre las ciencias naturales y
mo lo corrobora Francisco Rodríguez las humanas dado que ambas se constru-
Cascante (2002) quien sostiene la tesis yen a partir de discursos uniformadores
de que: que se sustentan en torno a los nexos
inevitables entre la realidad física y la so-
Las diferentes concepciones sobre la posmoderni-
cial. El modelo de la Teoría Cuántica así
dad no solamente han generado enfrentamientos
a nivel ideológico, cuyo origen más claro puede lo confirma. Hoy día se reconoce la ne-
observarse en la discusión Lyotard-Habermas, si- cesidad de la transferencia de saberes co-
no también apropiaciones y discusiones que han mo parte de una amalgama determinan-
puesto en tela de juicio las categorías de aprehen- te para el avance de las ciencias. No de-
sión de la realidad a las que estábamos acostum- bemos perder de vista que son resultado
brados en las distintas disciplinas sociales...” (Ro-
dríguez Cascante 71).
de una ideología dominante y fruto de
las relaciones de poder político y econó-
La multiplicidad de líneas de pensa- mico controlado (Sokal 217).
miento produce una explosión inevita-
ble con el concepto y sus significados. 4.2 Niveles de impacto en la literatura
La divagación teórica conduce a reco-
nocer que somos producto del momen- Los cambios sociales acaecidos en el
to histórico-geográfico y que la coyun- último tercio del siglo XX, transforma-
tura actual de la globalización es un ron los diferentes ámbitos del quehacer
complejo catalizador que hace difusa humano, las ciencias sociales no estuvie-
las nociones. ron exentas de estos giros históricos

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(Torres Rivas 2001). La literatura tampo- condiciones para la reescritura de la His-


co ha escapado de la embestida presen- toria con el propósito de enmendar los
te.Es pertinente recordar que el propósi- vicios de antaño.
to del presente ensayo radica en analizar No es de sorprendernos que con el
la relación existente entre la Literatura e auge de una renovada novela histórica
Historia, muy en particular, estamos tra- en América Latina y el Caribe hayan con-
tando las cualidades de la nueva novela vergido diversas variables con lo que se
histórica como zona de conflicto entre operó, según Marco Aurelio Larios
ambos saberes. Una de las preocupación (1997):
de este estudio está orientado en virtud
de las dificultades que mediatizan a di- un descreimiento del pasado histórico. Por esta
chas disciplinas, entre ellas, a la Historia “incredulidad” postmoderna la nueva novela his-
tórica abandona los perfiles marmóreos de los hé-
y la percepción que los individuos tienen roes (...) Este abandono de la historiografía mo-
sobre ésta. derna, legitimadora de un único relato oficial so-
bre la historia (...) facilita la creación de nuevos
4.2.1 El aparato escolar: otro de los lenguajes fundados en la paradoja, la ironía, la im-
cómplices del sistema pugnación, la alteridad, la simultaneidad, el ana-
cronismo....” (Larios citado por Kohut 134 y 135).

Durante décadas el sistema educativo


en Primaria y posteriormente en Secun- 4.3 Los estudios culturales3 en el
daria funcionó controlado y con pocos continente
cuestionamientos en beneficio de los
grupos de poder político y económico. La literatura es parte del rompecabe-
El sistema de Instrucción Pública desde zas social que contribuye a reconfigurar
la segunda mitad del siglo XIX cooperó desde sus posibilidades, un tipo de queha-
con los propósitos de “modernizar” a los cer intelectual específico. La crítica litera-
sectores populares latinoamericanos en ria así lo comprueba y entre los elementos
valores liberales, según los principios del que mejor representan su vigencia, está la
orden y el progreso europeos que llega- ensayística, con notable expansión en el
ron hasta nuestro continente (Abarca plano académico internacional.
Vásquez 2003). Los llamados estudios culturales son
En este contexto, la enseñanza de la un reflejo del acervo reflexivo de los últi-
disciplina histórica fue de utilidad para mos años. Las relaciones que se estable-
los sectores ricos. Dentro de esta lógica el cen entre la cultura y la literatura son
tratamiento de la Historia estuvo confi- dignos de analizarse con detenimiento.
gurada de acuerdo con paradigmas euro- Al interior de éstos tenemos ensayos lite-
peos positivitas, una historia lineal —cro- rarios y con carácter científico. Estos se
nológicamente ordenada— propio de perfilan hacia contextos culturales de la
un Estado Nacional con cuño liberal. No última década a saber: estudios poscolo-
obstante, con el paso de las décadas hu- niales, la crítica feminista y hacia la teo-
bo un rejuvenecimiento académico que logía de la liberación según Karl Kohut
replanteó el quehacer histórico; la histo- (1997). Aunque van más allá como lo
riografía oficial entró en franco cuestio- expresa Reynoso (2000) en su agria crí-
namiento como lo ha hecho notar Vale- tica y su espacio preferido es la cultura
ria Grinberg Pla (2000). Se generaron las popular, además: están constantemente

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renegociando su identidad y reposicio- literatura posmoderna en la región.


nándose dentro de mapas intelectuales y Otros sostienen que desde Borges pa-
políticos cambiantes (Grossberg citado sando por los protagonistas del llamado
por Reynoso 22). “Boom” de los años sesentas hasta los es-
Sin embargo, han despertado encon- critores del denominado “posboom”, es
tradas polémicas y reticencias entre críti- decir, la segunda mitad del siglo XX es-
cos latinoamericanos dado que están tuvo impregnada por una literatura pos-
“bajo sospecha” debido a que represen- moderna, tal como lo ha sintetizado
tan una imposición más en las relaciones Raymond Williams (1995). Este argu-
de poder entre los depositarios del cono- mento es cuestionado por académicos
cimiento académico de países como Es- latinoamericanos.
tados Unidos en contraposición con
nuestra situación regional universitaria 4.4 Se han suscitado ¿cambios de
no anglosajona. No obstante existen al- paradigma en la Historia?
gunos aportes de estudiosos latinoameri-
canos, entre ellos, Néstor García Cancli- Hemos insistido en que la menciona-
ni. Por tanto, los estudios culturales: da posmodernidad es problemática a to-
das luces. Los diversos enfoques que ha
son hoy una novedad exportada por la red metro-
suscitado se orientan en direcciones di-
politana centrada en los Estados Unidos, y existen
muchas discusiones en América Latina sobre los ferenciadas que guardan en el interior
riesgos de transferencia y reproducción periféri- sus propias complejidades, algunas ya
cas de su modelo (Richard 187). apuntadas. Además se han generado
condiciones que fraguaron una crisis de
Al mismo tiempo no debemos soslayar paradigmas y según Lyotard (1986) se
que en Norteamérica ha surgido un fenó- convirtieron en el fin de los metarrelatos
meno literario particular en el que se da con los cuales se había interpretado “la
una especie de fusión entre el periodismo realidad” (Lyotard citado por Torres Ri-
con la ficción y con aceptación en algunos vas 162).
círculos profesionales denominado como Una de las discusiones elementales
nonfiction (Espinoza 2002). Esto revela en que ha estado sobre el tapete es acerca
parte, las aristas de una gama de aspectos de la problemática del “tiempo histórico” y
que convergen ante las posibilidades que sus tres niveles convencionales: pasado,
brinda la literatura en sociedades con un presente y futuro. Aunque no exista con-
contundente arsenal mediático. senso, las diversas posiciones asumidas
Pero en la porción de América que reconocen su problemática: dificultades
nos interesa ¿cómo impacta a la literatu- teórico-metodológicas, conceptuales y
ra latinoamericana los cambios provoca- epistemológicas. Pero ¿para qué se re-
dos por la llamada globalización? Para construyen los acontecimientos huma-
observadores del fenómeno, algunas nos?, ¿evolucionan las estructuras socia-
producciones de Jorge Luis Borges, Julio les? o ¿quién y por qué lo hacen? entre
Cortázar, además de Cien años de sole- otras preguntas, develan un juego ideoló-
dad (1967) y El amor en los tiempos del cóle- gico de importancia capital. Aquí observa-
ra (1985) de Gabriel García Márquez, re- mos metafóricamente los hilos de un teji-
presentan puntos de inflexión hacia una do social que bordan los grupos de poder.

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El sociólogo y antropólogo francés mano de este recurso narrativo para


Pierre Bourdieu (2002), crítico acérrimo “asaltar a la historia oficial”, asimismo
de los efectos devastadores del neolibera- Amalia Pulgarín (1995) denuncia una
lismo, reconoce que entre los cuestiona- manipulación consciente y sentencia
mientos al modelo económico actual, es diciendo:
necesario destacar que se impone un dis-
curso dominante generado desde los cen- la historia oficial es una construcción imaginaria y
tros metropolitanos de poder político- textualizada, transmitida como cierta, la historia
privada necesita igualmente de ese proceso de
militar y económico. Sin embargo, él imaginación, ha de ser inventada para ofrecer la
plantea con sospecha si tales condiciones contrarréplica igualmente imaginativa del discur-
sociales son óptimas para sustentar tales so oficial, a la búsqueda de la historia subterránea,
discursos ante un nuevo orden interna- de la historia aún no contada...” (Pulgarín 207).
cional. Bourdieu sostiene que el discurso
neoliberal no es como los demás ya que A partir de las posibilidades que se
pretende instaurase como la descripción le atribuyen a la novela histórica con-
científica de “lo real”. En última instancia temporánea consideramos que ésta ha
“lo real” terminaría convirtiéndose en la arrebatado una significativa cuota de
visión unipolar del imperio transnacio- poder al discurso dominante. En otras
nal estadounidense o de la Unión Euro- palabras, la arena movediza del discurso
pea quizás. oficial ha perdido credibilidad y vigencia
ante este nuevo protagonista discursivo
4.4.1 La nueva novela histórica frente con el cual podemos “reinterpretar” el pa-
al discurso histórico oficial sado. Además para evitar caer en valora-
ciones absolutas o exacerbadas sobre la
Debe entenderse que la literaria lati- narrativa debemos reconocer que tam-
noamericana y del Caribe en las últimas bién la poesía, el teatro y el cine son me-
décadas del concluido siglo XX, fue el es- dios para el cuestionamiento de estructu-
cenario donde irrumpió la nueva novela ras formales de dominación.
histórica. Su relación con la visualización Algunos estudiosos consideran al
del pasado es inevitable, a tal punto de discurso histórico en tanto forma estéti-
convertirse en una opción o alternativa pa- ca y lo caracterizan como metarrelato,
ra apropiarse de éste sobre la base de un por lo que se pone en la picota a la his-
discurso novedoso que difiere del articula- toria “como ciencia” cuestionándola
do por los poderosos durante décadas. Se desde su base misma. Esto es ¿otro de
convirtió en un medio para la denuncia los estropicios que ha provocado la glo-
político-social de procesos históricos balización? el cual posibilita la decons-
continentales, regionales y locales. Es trucción de algunos conceptos y premi-
por esa razón que ha abierto espacios pa- sas tradicionales de las ciencias sociales,
ra operar replanteamientos ante versio- apoyándose en la literatura y como lo
nes añejas con las que hemos visualizado afirma Marco Aurelio Larios (1997) la
a colectividades humanas. novela y la historia son dos discursos de in-
El novelista mexicano Fernando Del vención que se apasionan por el tiempo [...] y
Paso elogia a los escritores que han echado recrean una dramática del devenir humano.

Inter Sedes
La nueva novela histórica: Espacio para el encuentro entre literatura e historia en... 79

5. Alejo Carpentier y su Prólogo a la narra una sucesión de hechos extraordinarios, ocu-


novela El reino de este mundo rridos en la isla de Santo Domingo (Carpentier 17)

Carpentier (1904-1980) dedicó un Sobre el argumento de un conjunto


prólogo a El reino de este mundo (1949) pe- de situaciones histórico-políticas desa-
ro ¿cuáles fueron las razones que lo moti- rrolladas en la isla de Saint Domingue —
varon? Pretendemos descifrar algunos as- Haití y República Dominicana actual—
pectos determinantes que están detrás del Carpentier construye su propuesta litera-
citado Prólogo. Debemos destacar que es- ria5. Al tiempo que previene al lector
tamos tratando con la primera nueva nove- acerca del argumento, el cual, ha sido ar-
la histórica de acuerdo con Seymour Men- mado a partir de un rico acervo docu-
ton (1993) en América Latina y el Caribe; mental. Nos atrevemos a conjeturar que
la misma representó una transición hacia esta estrategia discursiva contribuye a di-
una renovada narrativa en el continente sipar en el lector dudas sobre la veraci-
según la crítica literaria. dad de lo narrado. En palabras de Sergio
Ramírez Mercado son “mentiras verdade-
5.1 El Prólogo: una particular ras” (Ramírez 2000); por tanto, lo nove-
interpretación discursiva sobre lado sería tangible en archivos —por en-
América de— en cientos de folios con nombres,
fechas y lugares:
Seymour Menton (1993) acredita a El
reino de este mundo como la primera nueva Porque es menester advertir que el relato que va
a leerse ha sido establecido sobre una documenta-
novela histórica en América Latina y el ción extremadamente rigurosa que no solamente
Caribe. Al mismo tiempo que el Prólogo4 respeta la verdad histórica de los acontecimientos
representó, según la opinión de Alexis [...] sino que oculta bajo una aparente intempora-
Márquez Rodríguez (1982), una propues- lidad, un minucioso cotejo de fechas y de crono-
ta discursiva sobre la que se legitima e ini- logías (Carpentier 17 y 18).
cia —a modo de una acta notarial— la nue-
va narrativa latinoamericana. Sin embargo y en aparente contra-
Carpentier expuso su teoría de lo dicción con el relato carpenteriano, la
real-maravilloso americano usando co- oralidad, entiéndase por ello: tradicio-
mo vehículo algunas estrategias de ma- nes, costumbres, leyendas, ceremonias y
nipulación discursiva que justificaba su más, transmitidas de generación en ge-
obcecada tesis de una singularidad ame- neración entre negros esclavos del Cari-
ricana sin referente posible. Por tanto, él be a través del Vudú, son argumentos
hilvanó a través de una forma diferente que configuran un sentido en la trama
de saber —no convencional— y así con- del texto. Entonces, el documento escri-
figurar o hacer inteligible la idea acerca to que defendió Carpentier en el Prólo-
de una región singular en el mundo. go ¿evidencia sus limitaciones en rela-
Aparentando un nivel de “ingenuidad” ción con lo “no escrito”? o ¿fue una con-
teórica nos advierte en el Prólogo: tradicción irresuelta por el autor? Pues
parece lo contrario; algunos críticos no
Sin habérmelo propuesto de modo sistemático, el lo visualizan de esta forma, porque reco-
texto que sigue [El reino de este mundo] ha res- nocen en ello, una estrategia mas que
pondido a este orden de preocupaciones. En él se una contradicción en el procedimiento.

Inter Sedes
80 Javier Rodríguez Sancho

La pertinencia y recurrencia a las fuentes Se puntualiza que parte de la inten-


“no escritas” es interpretado como un arti- cionalidad del Prólogo, interpretado
ficio adrede e intencional del autor que dentro del marco de la historiografía lite-
produce dividendos en beneficio de lo raria latinoamericana, aglutinó aspectos
articulado. Por tanto: de interés que se orientan hacia un nor-
te específico:
da cuenta de una concepción de la historia no tra-
dicional, de una historia total, en volumen, de una modificar la estrategia vigente a partir de la formu-
historia cultural, construida a partir del diálogo lación de su propuesta teórica sobre lo que él mis-
entre las distintas prácticas significantes y no úni- mo llamó lo real maravilloso americano [...] el Pró-
camente a partir de la visión oficial, puesta de ma- logo va dirigido a un lector-escritor, fundamental-
nifiesto en la escritura. Al rescribir una historia mente latinoamericano (Sánchez Molina 41 y 42).
que no es la legítima-por lo tanto, la conocida y di-
fundida- cuestiona la “verdad” de la fuentes oficia-
les y ofrece una “verdad” más, una versión más,
En virtud de lo citado, entendemos
otra versión sobre la historia (Sánchez Molina 88). que Carpentier determinó desde su Pró-
logo mismo una forma específica de lec-
En el desarrollo de los capítulos de la tura, un “contrato de lectura” que acredita
novela, no aparecen como protagonistas de buena manera al género novela, es
de las revueltas negras los líderes tradi- consustancial con ella y un aspecto que
cionales de la revolución haitiana defini- también involucra a la novela histórica
da como “revolución desde abajo” que según lo ha planteado Ana Cristina Pons
triunfó en 18046 aunque acaecida entre (1996). Dicho de otra forma, el autor in-
finales del siglo XVII y primeras dos dé- duce conscientemente al lector hacia un
cadas del XVIII, ni su más conocido cau- destino predeterminado, lo manipula
dillo, Toussaint L´Ouverture, menos aún, con sutileza hacia una forma de interpre-
Dessalines, Rigaud o Rochambeau. En la tar su texto, se lo presenta como algo
trama aparecen con poca preponderan- creíble o verosímil.
cia, y de forma marginal, provocando La relación dialógica que se establece
una evidente tensión con lo propuesto entre el Prólogo y el texto de la novela es
por la historia convencional que los ha evidente. Responden a una época de cam-
presentado desde las cumbres del presti- bios y transformaciones continentales,
gio y la gloria revolucionaria. nos referimos a los años cincuentas y co-
Precisamente esta es una de las múl- mo Sánchez Molina lo sugiere dado que
tiples posibilidades de la nueva novela “se está modificando la forma de hacer literatu-
histórica al abrir espacios para edificar ra”. Carpentier fue co-responsable en di-
renovadas versiones y como lo destaca cha transición y así lo hace ver Fernando
Sánchez Molina (1997) a partir de lo su- Aínsa Amigues (1995) quien afirma que
balterno y regional, de los textos olvida- Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes y Au-
dos, de la memoria colectiva donde rese- gusto Roa Bastos fueron parte importante
mantiza las interpretaciones caducas del en la configuración de la nueva novela
pasado, apropiándose de éste desde otra histórica, pero es Carpentier quien os-
óptica, no oficial y fraguada desde el Vu- tenta el mérito como “iniciador” de la re-
dú7 . Este particular mérito se lo debe- novada narrativa.
mos al ingenio novelesco de Carpentier y Pero volviendo la mirada al asunto de
a las facultades que nos posibilita la na- la permanencia de Carpentier en Europa y
rrativa contemporánea. el carácter que le imprimió París durante

Inter Sedes
La nueva novela histórica: Espacio para el encuentro entre literatura e historia en... 81

más de una década, es fundamental la Masson y Tanguy en beneficio del pintor


impronta personal de lo que conoció, en cubano Wilfredo Lam quien nos enseñara la
particular nos referimos a la corriente magia de la vegetación tropical, la desenfrena-
del Surrealismo. Allí tuvo el contacto di- da Creación de Formas de nuestra naturaleza
recto con grandes exponentes del género (Carpentier 14); éste despuntó en la plás-
que le proporcionó pautas para depurar tica moderna con suceso según un núme-
lo que buscaba en el plano teórico sobre ro especial de la revista Cahiers d`Art del
su desvelo americano. Él reconoció que año 1946 y desde luego, superior a cual-
el Surrealismo no contenía los ingredien- quiera de sus colegas franceses. En última
tes aptos para interpretar adecuadamente instancia, el Prólogo funcionó como una
lo que entendía como la realidad america- plataforma teórico-metodológica que
na. Ese producto europeo, descuadraba sustentó un estilo particular de narrativa
en relación con el “continente imaginario” que ofrecía una propuesta para lectores-
que estaba tratando de constituir desde escritores latinoamericanos de un perío-
una perspectiva epistemológica a modo do. En eso consistió parte del magisterio
de una deriva continental que evoluciona carpenteriano
en diversas eras geológicas.
Sin duda y como lo explicitó, fue de- 5.2 Es posible ¿construir
terminante el viaje que efectuó a la isla de una identidad desde un Prólogo?
Haití en 1943, lo que desencadenó su es-
tro literario, ello se corrobora en el con- La respuesta es clara: no. Sin embar-
tenido de las primeras líneas del Prólogo. go, el problema de la identidad latinoa-
Él recurrió a la comparación entre las mericana está presente en el Prólogo su-
condiciones cotidianas que presenta la pracitado; la novelística carpenteriana
América “maravillosa” contrapuesta con la despuntaba por este horizonte y su pro-
europea. Por tanto, Haití es el anclaje ducción estuvo matizada por el tema de
donde asienta su ficcionalización, según la identidad como se deja ver en su na-
el autor, sin comparación con los obsole- rrativa (Sánchez Molina 1998)
tos clisés del Viejo Continente. Se articula Salta a la vista que Carpentier no
en primera persona y bajo la estrategia de fue pionero al proponer una visión dife-
programar el sentido del texto como lo rente de América, al nivel de Simón Bolí-
habíamos mencionado y le hace ver al lec- var, José Martí o Vasconcelos, pero como
tor lo que sintió y vio en esa isla: ellos, heredó una influencia intelectual
europea de peso. Este lastre se incubó
me vi llevado a acercar la maravillosa realidad re- lentamente en el plano temporal, desde
cién vivida a la agotante pretensión de suscitar lo el período colonial entre los siglos XVI
maravilloso que caracterizó a ciertas literaturas eu-
hasta principios del XIX, pasando por la
ropeas de estos últimos treinta años [...] en una
historia imposible de situar en Europa (Carpen- efervescencia de los procesos de inde-
tier 13 y 18). pendencia política y adicionando luego
la influencia norteamericana con sus
Este aparente desprecio por lo extra- productos culturales (Quesada Monge
continetal y echando mano de otro de 2001). Por ello, para los escritores lati-
sus artificios discursivos —para citar un noamericanos, desmarcarse de tales pro-
ejemplo— desvirtúa la trayectoria de ar- puestas no fue ni ha sido tarea fácil. Se-
tistas europeos, tal es el caso de André gún Carpentier (1985) hasta en el estilo
Inter Sedes
82 Javier Rodríguez Sancho

de escritura se muestra un estilo barroco insoslayable que lo llevó a buscar postu-


en la región: continente de simbiosis, de mu- ras epistemológicas autosuficientes para
taciones, de vibraciones, de mestizajes fue ba- desprenderse de tan pesada herencia eu-
rroca desde siempre. ropea y norteamericana. Esta se expresó
Por la senda de lo particular se aven- en lo esgrimido en su Prólogo a El reino
turó Carpentier en casi medio siglo de de este mundo. En las últimas líneas de es-
producción intelectual. De acuerdo con te concluye con una pregunta-respuesta,
lo esbozado, América es diferente por su con carácter de sentencia capital que re-
situación multiétnica y pluricultural, su basa el umbral del optimismo y la origi-
exuberante naturaleza y singular pasado nalidad que lo caracterizó: ¿Pero qué es la
que miles de años atrás logró desarrollar historia de América toda sino una crónica de
“maravillosas” sociedades, ejemplos de ci- lo real-maravilloso? A.C.
vilización como los Aztecas, Mayas e In-
cas en el norte, centro y sur de América.
Tampoco podemos omitir la impronta de- Notas
jada por los imperios coloniales europeos
que implantaron sus simientes durante si- 1. Para conocer mejor esta discusión recomien-
glos en los territorios de ultramar. Esto do: Nacer Ouabbou Tabrait. 2001. Carlos Fuen-
tes: discurso histórico en La muerte de Artemio
contribuía a explicar la “singularidad ame-
Cruz. San José, Universidad de Costa Rica, ade-
ricana” de acuerdo con el novelista. más de Liceth Alvarado González. 2002. La vi-
La sutileza intelectual de Carpentier gilia del almirante: descenso a la caverna de la
lo llevó a salirse de los paradigmas estan- conciencia histórica. San José, Universidad de
Costa Rica.
darizados por Occidente8 y del acervo de
conocimiento convencional o las huellas 2. Sugiero ver: Javier Rodríguez Sancho. 2002. “El
dejadas por los imperios coloniales a lo pavo real y la mariposa: algunas consideraciones
histórico-literarias ” En: Káñina. San José, N° 2,
largo y ancho de la geografía americana, volumen XXVI, julio-diciembre. Universidad de
por lo que trató de quebrar paradigmas Costa Rica.
y modelos, al fabricar su propia teoría.
3. Para visualizar un panorama diferente entre los
Pero ¿cómo elabora esa categoría
detractores del campo, sugiero consultar: Carlos
epistemológica?, desde luego, constru- Reynoso. 2000. Apogeo y decadencia de los estudios
yendo un saber diferente del conocido en culturales. Barcelona, Editorial Gedisa S.A.
Occidente; distanciándose de los cánones
4. La edición que tomamos para el presente estu-
del momento y su teoría de lo real-maravi- dios es tomado de las Obras Completas: Alejo
lloso fue el instrumento para la pretendida Carpentier (1985) El reino de este mundo y Los pa-
meta; pero ¿desde dónde construye esa sos perdidos, 3º edición, volumen 2, México D.F,
Siglo XXI Editores.
categoría? La respuesta no es sencilla, no
obstante, es a partir del recurso que brin- 5. Para conocer algunos aspectos sobre la novela,
da la Historia que se funde con la narrati- además del contexto histórico, sugiero consultar:
va en una relación simbiótica. Esto abrió Javier Rodríguez Sancho. 2002. “¿El reino de este
mundo en Haití? historia y literatura según Car-
el espacio pretendido por él sobre “un sa-
pentier” En: Revista Comunicación, Cartago,
ber” que difiere del oficial y por supuesto, ITCR, volumen 12, Nº 1, año 23, enero-junio.
para persuadir al lector-escritor. También en: www.itcr.ac.cr/revistacomunicacion
Por último, reconocemos que la teo-
6. En el año 2004 se celebran 200 años del triunfo
ría carpenteriana estuvo condicionada de la revolución haitiana y 100 del nacimiento
por un lastre intelectual foráneo, razón de Alejo Carpentier.

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La nueva novela histórica: Espacio para el encuentro entre literatura e historia en... 83

7. Sincretismo fraguado entre el catolicismo occi- Espinoza, Mauricio. 2002. “La era del “cuarto gé-
dental y rituales africanos traídos por los negros nero” En: La Nación, Suplemento Ancora, San
de Dahomey. Los pueblos esclavos lo usaron en José, 21 de julio.
contra de los colonizadores europeos. En su cos-
movisión existe una preocupación más por lo co-
García Canclini, Néstor.1989. “El debate posmo-
tidiano y terreno que por el reino de los cielos.
No es casual el título de la novela.
derno en Iberoamérica” En: Cuadernos Hispa-
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8. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Es-
pañola [DRAE] ha considerado que la noción: Graciarena, Jorge.1999. “Estado periférico y eco-
Occidente se asocia con Europa o los países cu- nomía capitalista: transiciones y crisis” En:
yas lenguas y culturas tienen su origen principal en Marcelo Carmagnani y otros. Para una histo-
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