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UNA POBLACIÓN “INGENUA” QUE SE CONVIERTE EN OLVIDO

En Colombia, los campesinos son seres que se van al olvido ya que, el gobierno

no les presta la debida atención que merecen.

El estado ve en estas personas una característica especial “la ingenuidad” al

momento de introducir leyes que no favorecen al país, especialmente al campo.

Esta ingenuidad hace que se vea que son un grupo minorista donde su voz no

tiene tanta validez.

¿Por qué sucede esto? O ¿Por qué el campo que es tan importante es visto de

esta manera? Son preguntas muy interesantes, el gobierno solo ve al campo

como un estilo de explotación, donde lo más importante es obtener todos los

productos que el campesino día a día con mucho esfuerzo logra producir, ya

que para nadie es un secreto que son la base de la economía colombiana.

Pero en realidad no es el gobierno el principal causante de este olvido, también

muchas personas que residen en la ciudad ven al campesino como una cosa

insignificante, como una forma de burla haciéndolos creer que son inferiores al

resto.

Los habitantes de Campoalegre, un pueblo unido por un mismo beneficio,

donde una ley absurda les cambió la vida de forma injusta. Pero ¿Qué causó

esta injusticia? Simplemente la ley 9.70 que se introdujo en el mandato de Juan


Manuel Santos con el TLC que firmó con Estados Unidos, ¿Por qué se dice

que les cambió la vida?, Los campesinos son obligados a comprar semillas

netamente certificadas las cuales garantizarían productos “mejorados y de

mayor calidad” (según el ICA), pero resultó ser una farsa total. El problema era

cada vez más grande, ya que solo se tenía el derecho de sembrar una semilla

certificada por año, esto hizo que la población de campo alegre bajará su ritmo

económico. Además de que tuvieran que dejar de lado prácticas ancestrales

que ayudaban a conservar sus raíces.

Los campesinos se ayudan unos a otros con el objetivo de conservar sus

raíces, y esto se ve reflejado en el uso de semillas de origen natural sin ninguna

modificación, dando de esta manera un producto de alta calidad.

Lamentablemente las leyes de semillas certificadas pretenden mejorar la

calidad de variedades y semillas, y por ende se dice que ayudará a “proteger

"a los agricultores contra el uso de semillas de menor calidad. Al introducir una

ley como está sé tiene que tener en cuenta al agricultor, cosa que no hicieron

con los campesinos de Campoalegre. Además de eso no se dan cuenta el daño

que trae a la salud del ser humano al consumir un producto donde sus genes

originales son modificados.

Pero, ¿Qué tiene que ver el TLC con esto? Para la firma del TLC con Estados

Unidos, Colombia asumió varios compromisos, entre los cuales destaca el

cambio legislativo en cuanto al manejo de las semillas en nuestro país. Más


allá de lo anterior, las semillas son un patrimonio de los pueblos y del mundo

en general, porque nadie es el dueño de ellas y nadie puede reclamar derechos

de propiedad sobre los mismos.

Bajo estas premisas que en el papel resultan altamente positivas ahora somos

condicionados a utilizar este tipo de semillas por criterios legales, económicos

y de superioridad, quebrantando el derecho de todos los pueblos a decidir qué

sembrar e igualmente a decidir qué comer. Por ese simple motivo el TLC le

cambió la vida a más de un agricultor colombiano.

Para completar este sombrío panorama, aquella práctica antigua de selección

de los mejores frutos de la cosecha para ser utilizados como semillas es

igualmente condenada y perseguida ya que las semillas certificadas están

protegidas por patentes, derechos de autor y propiedad intelectual que impide

su continuado uso de manera gratuita y esto se hace extensivo a las semillas

nativas lo cual incrementa los costos para el campesino haciendo la promesa

de altos rendimientos y rentabilidad en las cosechas.

La Resolución 9.70 de 2010 es muestra de cómo se alinea Colombia

con las políticas internacionales sobre el alimento, la resolución es claramente

reglamentaria y policiva, el objeto principal es el control de las semillas al

interior del país con un obvio desequilibrio hacia los obtentores vegetales.

La resolución, palabras más palabras menos, prohíbe el uso de semillas criollas


o nativas. como si fuera poco estas semillas están ligadas aún paquete

tecnológico de insumos, los cuales también son una obligación adquirirlos.

Un claro ejemplo de que el uso de estas semillas no dió los resultados

esperados, se ve evidenciado en el 2007 con la modificación del algodón. Pero

¿Qué tiene que ver esto? El gobierno optó por la utilización de semillas

modificadas de algodón para producir más y con la expectativa de que estas

semillas resistirán las plagas. Los resultados evidenciaron menor utilidad de los

cultivos con semillas genéticamente modificadas que con las tradicionales esto

unido a que estas semillas cuestan el doble que las tradicionales, debido a que

una parte del valor de la semilla es el valor como tal y la otra es el valor de la

tecnología que dio origen a la misma o dicho en otras palabras los derechos de

propiedad y por esta razón el uso de semillas genéticas desfallece.

Además de todo lo que genera está resolución trae consigo una grande

“inversión”, por dicho motivo el gobierno le permite al agricultor acceder a la

política de acreditación solo si se cultiva este tipo de semillas. Pero ¿Qué pasa

con aquellos agricultores que no pueden tener acceso? El gobierno de alguna

u otra forma lo obliga a pertenecer a esa acreditación. Por dicho motivo se ve

una pérdida de Soberanía sobre lo que sembramos y decimos comer.

Con ayuda del paro agrario ocurrido en el 2013 se llegó a un acuerdo de

congelamiento de esta resolución, pero esta medida tan solo fue un paño de
agua tibia que atiende los síntomas inmediatos pero que está lejos de ayudar

a solucionar esta problemática. Aún no se define si es legal el uso de semillas

criollas, si se puede hacer reservas sobre las mismas y si el campesino está

obligado a usar las semillas certificadas.

Por dicho motivo, para los agricultores de campo alegre que han vivido esta

resolución día a día, es muy difícil poder llevar a cabo productos de alta calidad,

y lo que el ICA y el gobierno no quieren entender es que estas semillas dañan

el suelo y la ilusión de muchos agricultores, por qué no es nada justo que se

tenga que obligar a alguien a realizar algo que no quiere, pero pues como se

trata de los campesinos para ellos si la justicia está por encima de sus ideales.

Pero, ¿Por qué somos tan ciegos y no queremos ver la realidad que está

sufriendo el campesino? La vida cotidiana de muchas personas que no

pertenecen al sector campesino, está simplificada o reducida de la menor

manera posible, donde les importa sólo lo que pase a su alrededor, pero no lo

que pueden llegar a ver, según Prieto, D. L. (2014) asegura que la población

se está conformando poco a poco de manera individualista y egoísta dejando

de lado la importancia que tiene el campo para la humanidad. Por eso es

inevitablemente cambiar la forma de pensar de estas personas.


Por esta y muchas razones más es que el campesino no solo aquí en Colombia

sino en todo el mundo, es despreciado, burlado y hasta inferior, ya que son las

mismas personas las encargadas de hacer ver esta realidad que agobia al país.

Teniendo esa ideología absurda y estúpida, el gobierno no tuvo duda alguna

sobre introducir esta resolución y acabar con la libertad de muchos agricultores

colombianos, especialmente los agricultores de Campo alegre.

Debemos ser conscientes del daño que se está haciendo a este sector como

lo es campo, los campesinos básicamente son mejores personas, ya que no es

nada fácil estar trabajando fuertemente para que sus derechos no sean

respetados. No los consideremos personas ingenuas ya que pueden ser

humildes, pero nunca estúpidas. Además, se tiene el deber de prestarles más

atención debido a que son una población que necesita la ayuda del estado para

lograr sus propósitos.

Referencias Bibliográficas

Prieto, D. L. (2014). Política de Semillas en Colombia. Recuperado de:

http://hdl.handle.net/10654/11726.
UNA POBLACIÓN “INGENUA” QUE SE CONVIERTE EN OLVIDO
PRESENTADO POR:

Oviedo Sierra Paz de María

PRESENTADO A:

Nicolás Francisco Maestre Preciado

BOGOTÁ D.C

UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO

REDACCIÓN BÁSICA

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