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UNIVERSIDAD PRIVADA

DE TACNA

FACULTAD DE DERECHO Y
CIENCIAS POLÍTICAS

DERECHO PENITENCIARIO
TEMA:

1).Sustitución de las penas privativas


de libertad.
2).Las medias de seguridad privativas
de libertad en el código penal.
3). La cadena perpetua. Aspectos
legales y Constitucionales.
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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

AREA:

DERECHO PENITENCIARIO

TEMAS:

1).Sustitución de las penas privativas de libertad.


2).Las medias de seguridad privativas de libertad en el código penal.
3). La cadena perpetua. Aspectos legales y Constitucionales.

DOCENTE:

Dr. Juan P. Noa Torres.

DISCENTES:

 Yomira Paloma QUISPE ESCALANTE.


 Gustavo DÍAZ.

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INTRODUCCIÓN

Los temas tocados en las siguientes páginas, analizadas y

Las medidas de seguridad, en estos últimos años la Corte Suprema de Justicia


de la República, con la incorporación a su seno de ilustres penalistas como
magistrados titulares ha alcanzado un protagonismo que se ve plasmado en las
Ejecutorias que emite, situación que se refuerza con la inclusión del artículo
301º-A al Código de Procedimientos Penales, mediante el Decreto Legislativo
Nº 959[1], que precisa el carácter vinculante de la interpretación jurisprudencial
que adopta la Corte Suprema en temas penales especiales. Por nuestra parte
ávidos de las nuevas tendencias dogmáticas del Derecho Penal, hemos
resaltado la importancia de la sentencia con carácter vinculante Nº Exp Nº104-
2005-AYACUCHO, emitida por la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema, en la cual se precisan los presupuestos, el procedimiento y la
oportunidad de la aplicación de las medidas de seguridad y en especial la medida
de internación, tema poco abordado en la doctrina nacional y de suma
importancia en la teoría de las consecuencias jurídicas del delito en relación al
agente inimputable.

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DEDICATORIA

Queremos dedicar en primer lugar este


trabajo con el debido respeto que se
merece a su persona por hacer de nuestra
existencia, tenga un propósito.

Por segundo lugar queremos dedicar a


nuestros queridos padres por hacer de
nosotros personas de bien para esta
sociedad y servir en el desarrollo de
nuestro país.

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INDICE DEL CONTENIDO:

DEDICATORIA ............................................................................................ 8

MARCO TEORICO.............................................. Error! Bookmark not defined.

CAPITULO I ..................................................................................................... 10

I. SUSTITUCIÓN DE LAS PENAS PRIVATIVAS DE LIBERTAD. ................ 10

1.1.LA COVENSIÒN DE LA PENA. ................................................................. 11

1.2.DIFERENCIA CON LA SUSTITUCIÓN DE LA PENA. ............................... 11

1.3.PROBLEMÁTICA PARA LA APLICACIÓN DE LA CONVERSIÓN DE LA


PENA. .............................................................................................................. 12

1.4. CONCLUSIÓN: ...................................................................................... 28

CAPITULO II

II.LAS MEDIAS DE SEGURIDAD PRIVATIVAS DE LIBERTAD EN EL CÓDIGO


PENAL.

CAPITULO III .......................................................................................................

III. LA CADENA PERPETUA. ASPECTOS LEGALES Y


CONSTITUCIONALES. .................................................................................... 36

1.1. CONCLUSIÓN: ......................................... Error! Bookmark not defined.

1.2. BIBLIOGRAFÍA:...................................................................................... 57

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CAPITULO I

SUSTITUCIÓN DE LAS PENAS PRIVATIVAS DE LIBERTAD

En la Exposición de Motivos sostiene que “La Comisión Revisora, a pesar de


reconocer la potencia criminógena de la prisión, considera que la pena privativa
de libertad mantiene todavía su actualidad como respuesta para los delitos que
son incuestionablemente graves. De esta premisa se desprende la urgencia de
buscar otras medidas sancionadoras para ser aplicadas a los delincuentes de
poca peligrosidad, o que han cometido hechos delictuosos que no revisten mayor
gravedad. Por otro lado, los elevados gastos que demandan la construcción y el
sostenimiento de un centro penitenciario, obligan a imaginar formas de
sanciones para los infractores que no amenacen significativamente la paz social
y la seguridad colectivas”.

La norma sustantiva vigente ha considerado cinco modalidades de medidas


alternativas que son las siguientes:

a) Sustitución de Penas Privativas de Libertad.

b) Conversión de Penas Privativas de Libertad.

c) Suspensión de la Ejecución de la Pena.

d) Reserva del fallo condenatorio.

e) Exención de Pena.

De estas la que tiene mayor aplicación en el sistema judicial es la suspensión de


la ejecución de la pena y en un menor grado la reserva del fallo condenatorio y
en un porcentaje casi nulo la sustitución, conversión y exención de la pena; ello
como se dijo en un comentario anterior debido a la falta de difusión en la
comunidad jurídica de la posibilidad de aplicación de estas penas alternativas;
siendo lo que motiva el presente, la aplicación de la conversión de la pena
privativa de libertar y su problemática.

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LA COVENSIÒN DE LA PENA.

Este sustituto penal puede ser definido como la conmutación de la pena privativa
de libertad impuesta en la sentencia, por una sanción de distinta naturaleza. En
el caso del derecho penal peruano la conversión de la pena privativa de libertad
puede hacerse con penas de multa, de prestación de servicios a la comunidad y
de limitación de días libres. En otros países, en cambio, la conmutación suele
realizarse únicamente con penas de multa.

Y para que proceda esta medida alternativa se exige como condiciones: a) Que
la pena impuesta en la sentencia condenatoria no exceda entre dos a cuatro
años de pena privativa de libertad; y, b) Que en el caso concreto no sea posible
aplicar al sentenciado una suspensión de la ejecución de la pena o una reserva
de fallo condenatorio.

DIFERENCIA CON LA SUSTITUCIÓN DE LA PENA.

La Sustitución de Penas Privativas de Libertad se encuentra regulada en el


artículo 32º y 33º del Código Penal. Ella está vinculada con la operatividad de
dos clases de penas limitativas de derechos: la prestación de servicios a la
comunidad y la limitación de días libres.

Siguiendo el razonamiento de COBO-VIVES estamos ante un auténtico


sustitutivo penal, ya que la medida que analizamos involucra, como efecto, la
aplicación en lugar de la pena privativa de libertad, de otra pena de naturaleza
distinta y no de tentiva del condenado.

Resultan ser las principales características y diferencias existentes entre la


conversión con la sustitución de la pena:

• La conversión de la pena opera cuando la pena impuesta en la sentencia


condenatoria no exceda entre dos a cuatro años de pena privativa de libertad;
mientras que en la sustitución de la pena lo cual la pena a imponer no supere los
cuatro años de pena privativa de libertad.

• En la conversión de la pena en el caso concreto exige como requisito


especial que no sea posible aplicar al sentenciado una suspensión de la

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ejecución de la pena o una reserva de fallo condenatorio; y en la sustitución de
la pena no se requiere requisito alguno.

• Los tipos de pena sustituidos en la conversión de la pena son: multa,


prestación de servicios a la comunidad y limitación de días libres; para la
sustitución de la pena lo son únicamente la prestación de servicios a la
comunidad y limitación de días libres.

PROBLEMÁTICA PARA LA APLICACIÓN DE LA CONVERSIÓN DE LA

PENA.

El juicio de valoración que realiza el juez para emitir una sentencia, no sólo se
limita a determinar o no la producción del hecho denunciado y de ser el caso
establecer al responsable del mismo; sino que una vez convencido del la
participación del agente, debe elaborar otro procedimiento destinado ahora a
determinar la pena a imponer, y establecer si cabe una pena alternativa y
escoger entre el abanico de posibilidades la pena acorde con el hecho cometido.

Como se comentó en un artículo anterior, se señaló que uno de los principales


motivos por los cuales no se aplicaba la pena de prestación de servicios a la
comunidad, era por que no existía la logística adecuada para realizar el
seguimiento y control de la ejecución de la pena. En cuanto a la Limitación de
Días libres no se aplica por falta de infraestructura o locales adecuados y
personal especializado (psicólogos, educadores) para su debido cumplimiento;
situación que ahora ha variado ya que en la actualidad el Instituto Nacional
Penitenciario, cuenta con suficientes entidades receptoras, así como personal
especializado. Por lo que, corresponde ahora a los Jueces valorar la posibilidad
de asumir el compromiso de convertir las penas privativas de libertad en penas
de prestación de servicios de la comunidad y/o limitaciones de días libres, en los
delitos de escasa relevancia penal y social, y vencer la cultura de la pena
privativa de libertad; por lo que superado este obstáculo, corresponde analizar si
existen otras dificultades para la aplicación de esta pena alternativa.

A diferencia de la sustitución de la pena la que como se dijo se trata de un


auténtico sustituto penal, la conversión de la pena presenta ciertas dificultades
para su aplicación, advirtiéndose entre estos dificultades las siguientes:

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En primer lugar encontramos, lo expresado en el artículo 52 del Código Penal, el
que refiere “En los casos que no fuera procedente la condena condicional o la
reserva del fallo condenatorio, el Juez podrá convertir la pena privativa de
libertad no mayor de dos años en otra de multa, o la pena privativa de libertad
no mayor de cuatro años en otra de prestación de servicios a la comunidad o
limitación de días libres, a razón de un día de privación de libertad por un día de
multa, siete días de privación de libertad por una jornada de prestación de
servicios a la comunidad o por una jornada de limitación de días libres.”
Literalmente la norma señala “En los casos que no fuera procedente la condena
condicional o la reserva del fallo condenatorio el Juez podrá convertir la pena…”;
lo que implica que el juez después al hacer una valoración de la pena a imponer,
concluye que no son procedentes las penas de la condena condicional o reserva
del fallo; y si estas penas no resulta procedentes, entendiéndose que no están
de acuerdo al derecho, resulta como consecuencia lógica que la pena a dictarse
es una de mayor gravedad (detención); por lo que mal podría convertirse una
pena privativa de libertad efectiva, a que el juez concluyo en aplicar, en una de
limitación de días libres o de prestación de servicios a la comunidad, si se
entiende que estas son más beneficiosas para el condenado, que presenta un
pronóstico favorable de conducta futura; por lo que la redacción del artículo 52
del Código Penal implica una motivación especial por parte del operador judicial,
a diferencia de las otras penas alternativas.

El artículo 53 del Código Penal contempla como causales de revocación de la


conversión de la pena, que el condenado no cumpla en forma injustificada con
el pago de la multa o de la prestación de servicios signado a la jornada de
limitación de días libre, ello a diferencia de las penas suspendidas o reserva del
fallo, que señalan una serie de reglas de conducta impuestas por el juez en la
sentencia; es consabido que dentro de las pretensiones de la parte afectada por
un acto ilícito, es de que le sea resarcido la restitución del bien, así como el daño
y perjuicio causado, lo que se plasma en la reparación civil; y si esta se halla
comprendida como una regla de conducta (reparar el daño ocasionado por el
delito), quien puede ser requerido por el órgano jurisdiccional a instancia de la
parte para que cumpla con su obligación, estando facultado el juez los
requerimiento o amonestaciones expresas, llegando incluso a la revocación de

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la pena (sea suspendida o reserva del fallo) cuando el obligado se mantiene firme
o constante en no reparar el daño, habiéndose pronunciado en tal sentido la
Corte Suprema.

En la doctrina y en el derecho comparado se suelen emplear las expresiones


medidas alternativas, sustitutivos penales o subrogados penales, para identificar
a un variado conjunto de procedimientos y mecanismos normativos, que tienen
como función común la de eludir o limitar la aplicación o la ejecución de penas
privativas de libertad, de corta o mediana duración. DE LA CUESTA
ARZAMENDI precisa que se trata de mecanismos que operan de modo diferente
sobre la "pena privativa de libertad que tratan de sustituir o evitar:

- Algunos sirven para una ejecución atenuada, más suave, moderada de la


privación de libertad.

- Otros, basados en la no necesidad para el sujeto concreto de una pena


cualitativamente tan grave, buscan la sustitución pura y simple de esas penas
por otras, pretendidamente menos dañosas para el individuo y la sociedad.

- Existen también sistemas que apoyados, en la probable falta absoluta de


necesidad de pena, procuran la evitación de la prisión a través de la instauración
de períodos de prueba, que si se superan satisfactoriamente no darán lugar a la
imposición de pena alguna.

- Finalmente, hay hasta instituciones orientadas a la evitación completa,


condicional o no, de toda reacción penal y no exclusivamente de la plasmada en
privación de libertad" (José L. de la Cuesta Arzamendi. Alternativas a las Penas
Cortas Privativas de Libertad en el Proyecto de 1992, en Política Criminal y
Reforma Penal. Editoriales de Derecho Reunidas. Madrid, 1993, p. 322 y ss.).

En atención, pues, a sus formas y efectos sobre la pena privativa de la libertad,


cuya utilización formal o material flexibilizan, cabe considerar a tales medidas,
sustitutivos o subrogados como decisiones e instrumentos de despenalización.
Es más, ya el Sub-Comité de Descriminalización, del Comité Europeo sobre
Problemas de Criminalidad, en un conocido informe emitido en 1980, les

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otorgaba dicha calificación político criminal. Según el citado documento "el
concepto de despenalización define todas las formas de atenuación dentro del
sistema penal. En este sentido el traspaso de un delito de la categoría de
"crimen" a la de delito menor, puede considerarse como una despenalización.
Esto también ocurre cuando se reemplazan las penas de prisión por sanciones
con menores efectos negativos o secundarios, tales como multas, sistemas de
prueba, trabajos obligatorios, entre otros" (Descriminalización. Informe del
Comité Europeo sobre Problemas de la Criminalidad. Estrasburgo 1980. EDIAR.
Buenos Aires. 1987, p. 23). Por su parte, en España, ENRIQUE RUIZ VADILLO,
aunque con ciertas reservas ha sostenido que "también se despenaliza cuando
se establece un sistema de medidas alternativas" (Cfr. Enrique Ruíz Vadillo.
Descriminalización y Despenalización. Reforma Penal y Descriminalización, en
Reformas Penales en el Mundo de hoy. Instituto Vasco de Criminología. San
Sebastián. 1984,p. 378). El origen de estos procedimientos y mecanismos
despenalizadores varía en atención a su modalidad. Así por ejemplo, los
sistemas de prueba como la condena condicional y el régimen de la probación
se vienen empleando desde finales del siglo pasado. Mientras que el mayor
número de sustitutivos o medidas alternativas, hoy conocidos, han sido
promovidos a partir de los movimientos de la política criminal de la década del
sesenta (En ese sentido José Luis De La Cuesta Arzamendi. Ob. cit., p. 322).
Sin embargo, en todos ellos subyace un mismo objetivo: neutralizar el acceso a
la prisión por breves períodos de tiempo. Sobre todo, en atención a que la
experiencia criminológica demuestra que este tipo de encarcelamientos breves,
resultan estigmatizantes y negativos para el condenado. Y además al contrariar
toda expectativa de prevención general o especial resienten las exigencias del
principio de humanidad (Cfr. M. Cobo del Rosal - T - S. Vives Antón. Derecho
Penal. Parte General. 2da Ed. Tirant Lo Blanch. Valencia, 1987, p. 633).

Ahora bien, como ha destacado ELENA LARRAURI, el uso judicial


indiscriminado que se ha venido haciendo de medidas alternativas, así como su
excesiva formalización, suscitaron, a mediados de los ochenta, importantes
cuestionamientos en torno a su utilidad real. En lo esencial se ha objetado que
aquéllas no ejercen un efecto relevante sobre el acceso a los centros carcelarios,

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ni sobre su descongestión. Asimismo, se afirma que estos procedimientos han
extendido de modo desmesurado el control penal fuera de la cárcel, y que lo han
delegado a agencias extra-penales que actúan con ausencia de garantías para
los condenados. Por último, se cuestiona también que la proyección de los
sustitutivos sobre formas leves de criminalidad, configura un instrumento de
reafirmación y de relegitimación de la cárcel, no apoyando en nada las
propuestas superadoras de la prisión, que son enarboladas desde la criminología
crítica y el abolicionismo. En otros términos: el uso de medidas alternativas
tendría un signo reaccionario y simbólico, serían más que alternativas
"complementos" de la cárcel.

Al respecto, la jurista barcelonesa señalaba: "Adicionalmente resultaba que las


alternativas estaban complementando a la cárcel. Se afirmaba que la población
reclusa no había disminuido un ápice, por lo que en vez de alternativas a la cárcel
resultaba más apropiado hablar de complementos o añadidos. Este efecto de
complemento parecía deberse a varios motivos: por su presunta benevolencia
las alternativas eran aplicadas más frecuentemente de lo que hubiera sido una
condena de cárcel, al introducir nuevos requisitos introducían paralelamente
nuevos motivos de encarcelamiento si estos se vulneraban, al expandir la
capacidad de la cárcel los tribunales volvían a sentenciar a la cárcel, al fracasar
respecto de los considerados delincuentes duros relegitimaban que para estos
la cárcel era la única posibilidad. En breve se producía una bifurcación: la cárcel
seguía repleta con los delincuentes considerados más peligrosos y las
alternativas iban dirigidas a sectores (jóvenes, delincuentes por primera vez,
delincuentes de cuello blanco) que tampoco eran tradicionalmente condenados
a la cárcel. Las alternativas se configuraban como alternativas a la puesta en
libertad".Otro efecto disfuncional de los sustitutivos tiene más bien un origen
psicosocial. En efecto, su presencia normativa produce en los sectores sociales
una agudización del espectro de inseguridad ciudadana o del sentimiento
socializado de la víctima, principalmente cuando aquellas medidas se aplican a
formas de delincuencia que coyunturalmente se estiman relevantes. Pues bien,
la respuesta política que a ello otorga el Estado se materializa, generalmente, en
una decisión sobrecriminalizadora que vuelve a abrir las vías de la cárcel, sea
porque se anula la aplicación de tales medidas de modo general o específico, o

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debido a que se incrementan los mínimos penales de los delitos cuestionados
para hacerlos inaccesibles a los alcances despenalizadores de las medidas
alternativas. Un claro ejemplo de esta consecuencia negativa lo podemos
apreciar en la Ley 26461 (promulgada el 24 de mayo de 1995). Este dispositivo
legal se originó en la reacción de diversos grupos de presión ante el tratamiento
"benigno", que por vía de los sustitutivos penales alcanzaba la represión de los
delitos aduaneros de contrabando y defraudación de rentas de aduanas. La
nueva legislación elevó los mínimos de las penas privativas de libertad a cinco
años, con lo que los mencionados ilícitos quedaban fuera del radio de acción de
los subrogados penales. Paralelamente se impedía que los jueces pudieran
considerar las dimensiones del injusto o la condición personal del agente, para
decidir la efectividad de la pena de prisión aplicable. Similar actitud político-
criminal se ha adoptado frente al delito de defraudación tributaria a través del
Decreto Legislativo 813 (Promulgado el 19 de abril de 1996).

Sin embargo, muchas de las críticas expuestas han sido absueltas de modo
consistente, con dos argumentos tan simples como realistas y sólidos. Por un
lado, se ha dejado en claro que el objetivo de las medidas alternativas nunca ha
sido el de abolir la prisión. Y, por otro lado, que a pesar de sus disfunciones los
sustitutivos siguen siendo un medio de control penal menos dañino que la cárcel
(En ese sentido: Francisco Muñoz Conde - Mercedes García Arán. Derecho
Penal. Parte General. Tirant Lo Blanch. Valencia. 1993, p. 496 y ss.). De allí,
pues, que no debe estimarse como negativo que el derecho penal
contemporáneo siga incorporando sustitutivos penales en mayor o menor
proporción. Praxis que, por lo demás, podemos fácilmente detectar como todavía
predominante, con una rápida revisión de los Códigos Penales promulgados en
los últimos quince años.

Es así que encontramos medidas alternativas o sustitutivos penales, en el


Código Penal Portugués de 1982; en el Código Brasileño de 1984; en el Código
Penal Cubano de 1987; en el Código Penal Peruano de 1991; en el Código
Francés de 1992 y en el Código Penal Español de 1995. Pero, además, el
volumen y la diversidad de los subrogados penales que se incluyen en tales

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Códigos es mucho más amplio y rico en opciones, que los que fueron
incorporados al influjo del movimiento descarcelatorio de los sesenta en el
Proyecto Alternativo Alemán de 1966; en el Código Penal Austriaco de 1974; en
el Código Penal Alemán de 1975; y en los Códigos Sudamericanos y
Centroamericanos que se elaboraron en base a los lineamientos del Código
Penal Tipo para Latinoamérica sobre todo el Costarricense y el Colombiano.

Estimamos, pues, atinado y coherente para una política criminal mínimo-


garantista seguir apostando por las medidas alternativas, aunque resulta
oportuno reflexionar mejor sobre sus alcances y modos, a fin de otorgarles la
mayor efectividad posible. Obrar de otra manera, eliminando o reduciendo su
presencia normativa, frente a lo que es y representa materialmente la prisión en
sociedades como la peruana, sería rechazar inconsecuentemente a uno de los
pocos medios que permiten compatibilizar el castigo penal con la dignidad
humana y con serias proyecciones de prevención especial. Al respecto
MERCEDES GARCIA ARAN ha comentado lo siguiente: "... por mucho que no
quepa ocultar el contenido de control presente en este tipo de instituciones, no
puede negarse que éste es menor que el ofrecido por la cárcel y si se renuncia
a ejercerlo en determinados casos, ello es un beneficio de consideraciones que
tienden a evitar la desocialización del condenado, el efecto estigmatizador de la
prisión y sus consecuencias sobre la dignidad humana. Por tanto, una política
criminal orientada a la sustitución de las penas cortas de prisión por reacciones
penales de distinta naturaleza se basa fundamentalmente en una concepción del
Derecho Penal como última ratio, que en el caso español puede encontrar un
válido apoyo en la proclamación constitucional de la libertad como valor superior
del ordenamiento jurídico". Los sustitutivos penales que conoce la doctrina y el
derecho vigente, merecen una identificación funcional más acorde con el efecto
que directamente ejercen sobre las penas privativas de libertad. En ese sentido,
manifiestan que no todos los modelos que se agrupan genéricamente bajo dicha
denominación cumplen, en realidad, la función sustitutiva que ideográficamente
se les signa. Y ello porque como bien apuntan los autores citados, determinados
"remedios" contra las penas privativas de libertad "en lugar de sustituir dichas
penas por otras, o por medidas, lo que prescriben, o mejor, desempeñan, es, en
definitiva, una función suspensiva, es decir comportan, sin más, su inejecución

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o ejecución incompleta, cual es el caso de la condena condicional... o la libertad
condicional... Se trata, en consecuencia, de unos beneficios, o si se quiere, de
unos paliativos más que auténticos sustitutivos penales... Los problemas de la
sustitución de la pena, pues, deben concretarse, en sentido estricto, en aquellas
hipótesis en que la pena privativa de libertad, no se aplica pero su lugar es
ocupado por pena de otra naturaleza y contenido o, sencillamente, por una
medida. La sustitución de la pena tiene sentido cuando es cambiada por una
pena o medida, y no cuando es sustituida, sin más, por la libertad del condenado,
pues entonces no estaríamos ante un proceso sustitutivo de una consecuencia
jurídica por otra, sino nada más que ante la cesación de la pena y de sus efectos".
Esta posición que en gran parte asumimos, nos permite excluir del concepto de
medida alternativa o sustitutivo penal, a la liberación condicional y a los criterios
de oportunidad o procedimientos de "divertion". Estos últimos, de predominio
carácter procesal, permiten que los órganos titulares de la acción penal puedan
-bajo ciertos presupuestos- abstenerse de ejercitarla (En nuestro medio el
artículo 2º del Código Procesal Penal de 1991, ha introducido este tipo de
procedimientos).

Ahora bien, el listado de medidas alternativas o sustitutivos penales que


actualmente existen en el derecho penal comparado, es muy extenso y variado
en tipos y características. En todo caso, para alcanzar una clasificación más o
menos exhaustiva de sus diversas manifestaciones, conviene referirnos a dos
importantes documentos de la materia. En primer lugar, el Informe General de la
Secretaría General de las Naciones Unidas, presentado al Segundo Congreso
O.N.U. sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, realizado el
Londres en agosto de 1960 (Citado por José María Rodríguez Devesa - Alfonso
Serrano Gómez. Derecho Penal Español. Según dicho informe, pueden operar
como sustitutivos de la pena privativa de libertad los mecanismos y
procedimientos que a continuación se detallan:

- Suspensión Condicional de la pena.

- Aplicación de Libertad Vigilada en Régimen de Prueba.

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- Multa.

- Arresto Domiciliario.

- Prestación de Trabajos o Servicios al Estado o Instituciones Oficiales


Semioficiales.

- Reparación de los Daños causados.

- Asistencia Obligatoria a Centros de Educación.

- Promesa con Fianza o sin ella de observar buena conducta en un período de


tiempo.

- Amonestación o Represión Judicial o Administrativa a puerta cerrada o en


sesión pública.

- Obligación de comparecer durante un corto tiempo periódicamente ante una


autoridad determinada.

- El perdón Judicial.

- La Revocación temporal o definitiva del permiso de conducir.

- Prohibición de ausentarse del país durante un tiempo no mayor de seis meses,


sin previa autorización judicial o administrativa.

- Obligación de someterse al cuidado o asistencia de un servicio social con el fin


de seguir un tratamiento como paciente externo durante cierto período.

Y en segundo lugar, debemos citar las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas
sobre las Medidas No Privativas de la Libertad o Reglas de Tokio, aprobados por
la Asamblea General de la O.N.U. en diciembre de 1990. El artículo 8.1 de dichas
Reglas señala como medidas alternativas las siguientes:

- Sanciones Verbales, como La Amonestación, La Represión y La Advertencia.

- Liberación Condicional.

- Penas Privativas de Derechos o Inhabilitaciones.

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- Sanciones Económicas y Penas de Dinero, como Multas y Multas sobre los
ingresos calculados por días.

- Incautación o Confiscación.

- Mandamientos de Restitución a la víctima o de Indemnización.

- Suspensión de la Sentencia o Condena Diferida.

- Régimen de Prueba y Vigilancia Judicial.

- Imposición de Servicios a la Comunidad.

- Obligación de acudir regularmente a un centro determinado.

- Arresto domiciliario.

- Cualquier otro régimen que no entrañe internamiento.

- Alguna combinación de las sanciones precedentes.

En atención, pues, a la variedad de opciones mencionadas, resulta también


heterogéneo el proceder de la doctrina al procurar una clasificación u
organización sistemática de estas medidas de evitamiento de la cárcel (Cfr. Silvia
Valmaña Ochaíta. Sustitutivos Penales y Proyectos de Reforma en el Derecho
Penal Español. Ministerio de Justicia. Madrid. 1990, p. 26 y ss.). Estas
diferencias quedan expuestas, por ejemplo, en la complejidad y multiplicidad de
criterios de ordenación que emplea JESCHECK (Cfr. H. H. Jescheck.
Alternativas a la Pena Privativa de Libertad en la Moderna Política Criminal, en
Estudios Penales y Criminológicos VII, 1985, p. 15 y ss.) y en la simpleza y
concreción con que agrupa a los sustitutivos penales (Cfr. Carlos García Valdez.
Alternativas legales a la Privación de Libertad Clásica, en Prevención y Teoría
de la Pena. Editorial Jurídica Cono Sur. Santiago de Chile. 1995, p. 197 y ss.).
Veamos cada uno de estos sistemas de clasificación.

Para el profesor alemán, quien en 1985 publicó un importante estudio


comparativo internacional sobre las medidas alternativas a la prisión (H.H.
Jescheck. Die Freiheitsstrage un ihre Surrogate im Deutschem und

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ausländischen Retch. Nomos Verlagsgesellschaft. Baden-Baden, 1985), los
sustitutivos penales pueden ser sistematizados en cuatro grupos:

a) Formas Especiales de Privación de Libertad de Corta y Mediana Duración. A


modo de ejemplo ubica en este nivel al arresto de fin de semana del
Anteproyecto de Código Penal Español de 1983 (Art. 36º) y a la Semidetención
que introdujo en el Código Penal Italiano la reforma de noviembre de 1981 (Art.
53º).

b) La Suspensión Condicional de la Pena y otras Instituciones de Prueba. En


esta categoría se incluyen sobre todo la probation inglesa y la condena
condicional de origen franco-belga. Pero también son de considerar otras
opciones semejantes, que exigen períodos de prueba y reglas de conducta como
el aplazamiento del pronunciamiento de pena (ajournement de prononcé de la
peine) que contempla el derecho penal francés desde 1975 y que se incluye
también en el Código Penal promulgado en 1992 (Art. 132º-63).

c) La Pena de Multa. En cualquiera de sus versiones, esto es, como multa de


aplicación global o con la utilización del sistema de días-multa. Jescheck,
además, considera que la pena de multa constituye "la alternativa más
importante a la pena privativa de libertad" (Ob. cit., p. 28), y que su aplicación
sustitutiva se encuentra difundida en la mayoría de países. El Código Penal
Alemán de 1975, por ejemplo, le otorga dicha función en su Art. 47º.

d) Otros Sustitutivos de la Pena Privativa de

Libertad. Corresponden a esta variable abierta cinco opciones de distinta


naturaleza y operatividad, como la indemnización del ofendido; la dispensa de
pena que, por ejemplo, contempla el Código Penal de Portugal de 1982 (Art.
75º); la represión pública prevista en el Código Penal Español recientemente
derogado (Art. 89º); las penas de inhabilitación en cuanto operan como penas
principales; y la pena de trabajo al servicio de la comunidad que contienen en
Sudamérica varios Códigos Penales como el Boliviano de 1973 (Art. 28º) y el
Brasileño de 1984 (Art. 43º). Cabe anotar que el Proyecto Alternativo Español de

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1982 (Art. 74º) y el Código promulgado en 1995, también incluyeron este tipo de
sustitutivos penales (Art. 49º).

Por su parte la clasificación española de GARCIA VALDEZ, resulta por su


concreción bastante práctica. En ella encontramos fundamentalmente dos tipos
de sustitutivos:

a) Alternativas Clásicas de Tratamiento en Libertad en Régimen de Prueba. La


Suspensión del Fallo que contenía el Anteproyecto Español de 1983 (Art. 71.4)
y que como Reserva del Fallo Condenatorio recepcionó el Código Penal Peruano
de 1991 (Art. 62º). Aquí, por lo demás, GARCIA VALDEZ coloca también otras
alternativas similares, sobretodo la Suspensión de la Ejecución de la Pena, en el
esquema que actualmente en Sudamérica poseen el Código Penal Argentino
(Art. 26º) y el Código Penal de Colombia de 1980 (Art. 68º).

b) Alternativas Superadoras de la Privación de Libertad Clásica. Bajo esta


designación el precitado autor hispano incorpora todas las demás formas
sustitutivas conocidas, como el arresto de fin de semana; el trabajo en provecho
de la comunidad; los mecanismos de renuncia a la sanción como la dispensa de
pena o el perdón judicial; los procedimientos de diversión; y, claro está, la pena
de multa.

Cabe señalar, finalmente, que en cuanto a otros esquemas clasificatorios


también resulta coherente el propuesto por DE LA CUESTA ARZAMENDI, quien
lo organiza en base a cuatro modalidades de medidas: sistemas de privación de
libertad atenuada (arresto de fin de semana); sustitución de la pena privativa de
libertad por otras penas (multa, trabajo en provecho de la comunidad);
instituciones probatorias (suspensión condicional de la pena y suspensión del
fallo); otras alternativas (dispensa de pena, perdón judicial, conciliación
delincuente-víctima.

Corte Suprema sostiene que no es posible amparar una solicitud de conversión


de pena luego de emitida la sentencia. Precisa que esta es una facultad
discrecional del juez derivada de la valoración de la personalidad del agente y
las circunstancias particulares del hecho punible.

DERECHO PENITENCIARIO Página 23


La conversión de la pena, prevista en el artículo 52 del Código Penal, permite al
juzgador imponer en los delitos leves una pena distinta a la prevista
originalmente. Así, puede modificarse penas de cárcel de hasta cuatro años por
otras de multa o de limitación de días libres.

Sobre el particular, la Corte Suprema ha precisado que la facultad del juzgador


de convertir la pena deriva de la valoración que realiza al momento de la
determinación judicial de la pena concreta. Por lo tanto, no es posible la
conversión luego de emitida la sentencia.

Y es que al emitir un fallo, el juzgador valora la personalidad del agente y las


circunstancias que rodean al hecho punible, para decidir si, previo proceso
intelectivo, procede o no la conversión de la pena aplicable al caso concreto.

Así lo ha dispuesto la Corte Suprema en la Casación N° 382-2012-La Libertad,


en donde rechazó la decisión de la Sala Penal de Apelaciones de La Libertad de
convertir una pena privativa de libertad con carácter de efectiva por una de
limitación de días-libres.

LA SUSPENSIÓN DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA

Se trata de uno de los procedimientos tradicionales de limitación de las penas


cortas privativas de libertad. Se le conoce con distintas denominaciones, pero
las más admitidas en el derecho penal comparado son condena condicional y
suspensión de la ejecución de la pena. Curiosamente algunas legislaciones
utilizan simultáneamente ambas denominaciones, por ejemplo el Código Penal
Peruano (Cfr. Arts. 57º y 58º). Sin embargo, para un sector doctrinal resulta más
adecuado el término suspensión de la ejecución de la pena, puesto que, señalan,
la condena no es suspendida en sus efectos accesorios o de indemnización civil.
Lo único que se deja en suspenso es la ejecución efectiva de la pena privativa
de libertad que se impuso al condenado. En ese sentido se pronuncia entre
nosotros VILLAVICENCIO TERREROS y, en España, GARCIA ARAN.
HURTADO POZO, al comentar el Código Penal de 1924, señalaba que el
término condena condicional era más coherente con la fuente helvética, que
siguió en legislador nacional.

DERECHO PENITENCIARIO Página 24


En realidad, pues, como bien aclaran COBO-VIVES estamos ante una medida
de suspensión de la ejecución de la pena privativa de libertad, y no de sustitución
de dicha pena, como ha venido ocurriendo con las medidas alternativas que se
han analizado anteriormente. "La simple suspensión de la condena no
representa, hablando en puridad, un mecanismo de sustitución de la pena, sino,
en todo caso, una renuncia provisional al pronunciamiento o ejecución de la
misma que, en su momento, puede convertirse, en definitiva. Sustituir es cambiar
una cosa por otra, y no es eso lo que sucede en la suspensión".

La suspensión de la ejecución de la pena pertenece a lo que GARCIA VALDEZ


califica como formas de tratamiento en régimen de libertad. Su operatividad
consiste en suspender la ejecución efectiva de la pena privativa de libertad
impuesta en la sentencia condenatoria. De esta manera, pues, el sentenciado no
ingresa a un centro carcelario para cumplir la pena fijada por la autoridad judicial,
él queda en libertad, pero sometido a un régimen de reglas de conducta y a la
obligación de no delinquir.

Tales reglas y obligaciones deben ser observadas por el condenado durante un


plazo de tiempo que se expresa en la ley o en la sentencia, y que se le denomina
período de prueba. Si el plazo mencionado se vence sin que haya mediado
incumplimiento de reglas o comisión de nuevo delito, se da por extinguida la pena
y se suprime la condena de los registros judiciales correspondientes. Caso
contrario, procederán a aplicarse al condenado mayores restricciones o se le
revocará la suspensión, debiendo, en consecuencia, de cumplir en su totalidad
la pena privativa de libertad que se le impuso en la sentencia.

LA EXENCIÓN DE PENA

Esta medida alternativa se relaciona con los criterios generales del llamado
perdón judicial. Esto es, con la facultad conferida por la ley al órgano
jurisdiccional para dispensar de toda sanción al autor de un hecho delictivo.

El fundamento de la exención de pena resulta de consideraciones de prevención


especial y de oportunidad o merecimiento de pena. De modo tal, que en atención
a las circunstancias del hecho punible, a las condiciones personales del autor o

DERECHO PENITENCIARIO Página 25


partícipe, o a la naturaleza de los bienes jurídicos afectados, la respuesta
punitiva aparece en el caso concreto como innecesaria o desproporcionada.

En términos concretos la medida que analizamos puede definirse como una


condena sin pena. Ella implica, por tanto, una declaración de culpabilidad pero
además una renuncia del Estado, a través del Juez, a sancionar el delito
cometido. En el derecho extranjero existe singular predilección por los
procedimientos de renuncia a la pena. En ese sentido, el artículo 169º del Código
Penal Italiano autoriza al Juez a perdonar la pena, declarándola extinguida, si el
autor del delito es menor de dieciocho años y siempre que la pena que
correspondería aplicarle no exceda a dos años de pena privativa de libertad. Por
su parte, el Código Penal Alemán, en su artículo 60º, permite renunciar a la pena
cuando la sanción a imponer es inferior a un año de pena privativa de libertad y
las consecuencias del hecho ilícito han afectado de modo relevante a su autor.
Pero además el legislador germano exige que la decisión de dispensar la sanción
no produzca riesgos a la defensa del orden jurídico, vale decir, que ella no afecte
criterios de prevención general.

En Latinoamérica cabe referirse al artículo 64º del Código Penal Boliviano que
regula el perdón judicial. En lo esencial la medida sólo puede aplicarse cuando
el agente es primario, si el delito cometido no tiene pena conminada mayor de
un año de pena privativa de libertad, y siempre que pueda deducirse de la
levedad del hecho o de los motivos que impulsaron a su autor, que éste no
volverá a cometer nuevo ilícito. El Código Penal Boliviano, además, establece
que el perdón judicial no afecta el pago de la reparación civil (Art. 65º).

El Código Penal Peruano se ocupa de la exención de pena en el artículo 68º.


Este dispositivo tuvo por fuente legislativa extranjera al artículo 75.I del Código
Penal Portugués de 1982. Su incorporación en el proceso de reforma tuvo lugar
a través del Proyecto de Código Penal de setiembre de 1989 ( Art. 71º).

En cuanto a la denominación dada por el legislador nacional ella resulta equívoca


y poco afortunada, en la medida que con el término exención de pena se
designan también en el Código Penal supuestos diferentes a los que contempla
el artículo 68º. Ello ocurre, por ejemplo, en el caso de los artículos 178º (
exención de pena por subsiguiente matrimonio del autor con la víctima de un

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delito contra la libertad sexual) ó 406º ( exención de pena en caso de
encubrimiento real o personal). Algo similar resulta de las normas sobre derecho
penal premial que contemplan la Ley 25499 (Art. 1º, II) y el Decreto Legislativo
824 (Art. 19º, a) que también consideran una "exención de pena" para "los
arrepentidos" involucrados en actos de terrorismo o tráfico ilícito de drogas. Por
consiguiente, quizás hubiera sido preferible designar a éste sustitutivo penal con
otra nomenclatura, como dispensa de pena o renuncia de pena, tal como ocurre
en el derecho comparado.

La legislación peruana establece dos requisitos para la procedencia de la


exención de pena. Uno, cualitativo, está en función del tipo de pena conminada
en la ley para el delito cometido. Y el otro, valorativo, toma en cuenta el grado de
culpabilidad del autor o partícipe.

El primer requisito señala que la medida es procedente si la pena prevista para


el delito cometido es privativa de libertad no mayor de dos años o se trata de
pena de multa o de pena limitativa de derechos.

El segundo requisito alude a que la culpabilidad del agente sea mínima. Este
criterio no ha sido desarrollado por el legislador. Tampoco la doctrina y la
jurisprudencia nacionales han estructurado sobre el particular criterios de
interpretación uniforme. En tal sentido, cabe sostener de lege data algunas
consideraciones al respecto. En principio, es de afirmar que la ley toma en cuenta
la culpabilidad concreta y personal del autor o partícipe, por lo que ella se mide
en función de la presencia de circunstancias que aminoren su intensidad como
lo son la imputabilidad relativa, la concurrencia de un error de prohibición
vencible o de un error de comprensión culturalmente condicionado vencible, o la
producción de un estado de necesidad exculpante imperfecto o de un miedo que
en el contexto aparezca como superable. Ahora bien, por extensión se asume
también la posibilidad de una menor culpabilidad en el caso del cómplice
secundario.

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CASO EJEMPLO

Un sujeto condenado por el delito de omisión a la asistencia familiar solicitó la


conversión de su pena al sostener que ya había cumplido con cancelar los
devengados. Sin embargo, en primera instancia se le rechazó el pedido.

La Sala Superior, en contraste, declaró fundada su solicitud y convirtió la pena


en una de prestación de servicios a la comunidad. El fiscal superior consideró la
decisión como una interpretación errónea de las instituciones jurídicas e
interpuso recurso de casación.

Finalmente, la Corte Suprema declaró fundado el recurso de casación


interpuesto por el fiscal superior y, en consecuencia, confirmó la resolución de
primera instancia porque la conversión de la pena la Sala Superior no se
encontraba facultada realizar la conversión.

En esta misma casación, la Suprema recalca que a diferencia de las causales


de revocación de la pena -como la omisión del pago de la multa, la prestación de
servicio o la limitación de días-libres-; la revocación de la suspensión de la pena
radica en el incumplimiento de las reglas de conductas impuestas por el juez de
la sentencia.

CONCLUSIÓN:

Es evidente que el objetivo primordial de las penas alternativas, es de la


aplicación de una pena justa, con percepción favorable por la sociedad,
venciendo la cultura de pena privativa de libertad, que ha mostrado no ser
eficiente; pero que las alternativas que se den tampoco constituyan penas
simbólicas y conseguir más bien una buena recepción social, con respecto a los
tipos de delitos que encajen dentro de un catálogo idóneo para la aplicación de
las penas alternativas.

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CAPITULO II

LAS MEDIAS DE SEGURIDAD PRIVATIVAS DE LIBERTAD EN EL

CÓDIGO PENAL.

Buscar una definición de medida de seguridad no es tarea fácil, pues desde su


ingreso de manera sistematizadas al derecho penal a fines del siglo XIX con el
advenimiento de la ideología positivista, muchos autores agrupados en diversas
corrientes del pensamiento jurídico y filosófico han tomado el tema sin precisar
el concepto de “medida de seguridad”. Sin embargo para una adecuada

DERECHO PENITENCIARIO Página 29


comprensión de tema que nos ocupa, ponemos algunas definiciones al respecto;
así tenemos que (medidas de seguridad) “son las medidas complementarias o
sustitutivas de las penas, que, con fines preventivos, puede imponer el juez a
personas inimputables que hayan exteriorizado su peligrosidad criminal o de los
que puede temerse que vuelvan a delinquir”; en el mismo sentido se tiene que
“las medidas de seguridad son las prescripciones que el Juez, cuando ha
constatado la culpabilidad de un acusado responsable, impone tanto
accesoriamente a la pena tanto en lugar de ella, con el objeto de prevenir delitos.
El juez hará uso de ellas cuando la condición personal del delincuente hace que
respecto de él la pena no tendría ningún efecto preventivo”.

En la doctrina nacional encontramos que las medidas de seguridad han sido


definidas como “…una consecuencia jurídica que consiste en privar
temporalmente de ciertos bienes jurídicos a quienes han realizado un tipo penal,
careciendo de culpabilidad, pero revelando con ello al propio tiempo su
peligrosidad social”; en similar sentido Bramont-Arias Torres define que: “las
medidas de seguridad son tratamientos que se brindan a los sujetos cuando
están dentro de alguno de los supuestos del artículo 20º numeral 1) –inimputable
total o relativo- y tiene como fundamento evitar que estas personas consideradas
como peligrosas comentan nuevos delitos”.

Dentro de la pléyade extrajera encontramos las siguientes definiciones: “La


medida de seguridad es la consecuencia jurídica del “injusto típico” realizado por
un sujeto inimputable o semi inimputable, o bien por un sujeto imputable que en
todo caso acredita una cualificada actitud de peligrosidad criminal de futuro y que
requiere para desvirtuar ésta un tratamiento singularmente adecuado a su
personalidad”; y “…desde un punto de vista formal, se entiende por tal la
consecuencia jurídica imponible por el ordenamiento jurídico a quien ha
cometido culpablemente un hecho punible, o quien ha transgredido la ley penal
en situación de inculpabilidad, atendida su inimputabilidad, o como dice la
doctrina, la medida de seguridad es la privación de bienes jurídicos, impuesta
jurídicamente por el estado con un fin socializador o asegurativo, a persona
socialmente peligrosa con ocasión de la comisión de un delito, y, en principio
mientras aquel fin no se complete”.

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En conclusión las medidas de seguridad pueden definirse como la consecuencia
jurídico penal aplicable a un inimputable (total o relativo) que ha cometido un
ilícito penal, imponiéndosele privaciones de bienes jurídicos que tienen por
finalidad evitar la comisión de nuevos delitos, debiéndose aplicar en función del
sujeto peligroso encaminando a la prevención especial, como medios orientados
a readaptar al que ha infringido la ley penal a la vida social libre, es decir, a
promover su (re)educación o curación, según la necesidad.

SISTEMA MONISTA, SISTEMA DUALISTA y SISTEMA VICARIAL.

La doctrina define tres tipos de sistemas: a) Sistema Monista, que propone la


aplicación de un sólo medio de sanción jurídica al culpable del delito, ya sea de
la pena o las medidas de seguridad, pero no ambas; b) Sistema Dualista,
también conocido como “doble vía”, que admite la aplicación de las penas y
medidas de seguridad; y, c) Sistema Vicarial, esta tercera posición llamada
también “sustitutiva”, permite la aplicación combinada de la pena y las medidas
de seguridad, ya que inicialmente se puede sancionar con una pena y en su
ejecución puede ser sustituida por una medida de seguridad o viceversa, tal y
conforme lo recoge el Código Penal peruano.

LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL CODIGO PENAL.

Las medidas de seguridad se encuentran estrechamente vinculadas a la


imputabilidad penal del autor. El Código Penal de 1991, dedica parte de su
articulado a la regulación de las medidas de seguridad y parte de la presunción
de que todas las personas son imputables, estableciendo ciertos casos de
inimputabilidad, los que se encuentran previstos en el artículo 20º, numerales 1)
y 2) (anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia y alteraciones en la
percepción; y, que el sujeto menor de 18 años es inimputable). Es decir, que, la
pena atiende sobre todo al acto cometido y su base es la culpabilidad
(responsabilidad del autor) y en la medida de seguridad se atiende a la
peligrosidad.

La preeminencia que alcanzó la tesis de la prevención especial y la ineficacia de


la pena retributiva –teoría absoluta de la pena-, en la manera como había sido
concebida en los viejos códigos, hicieron que irrumpiera en la legislación y en la

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doctrina una serie de recursos tendientes a facilitar el tratamiento de
delincuentes de acuerdo a su personalidad. Estos recursos son designados con
la denominación de medidas de seguridad, y que complementando o
suplantando a la pena deben cumplir con la prevención especial, es decir,
disminuir o hacer desaparecer las causas que hacen del agente un ser peligroso.

La aplicación de una de estas medidas requiere que la personalidad del agente


se adecue a una categorías de inimputabilidad (total o relativa), y que se haya
cometido una acción prevista en la ley como delito. En todos los casos, es
indispensable que el agente haya actuado culpablemente y se haga merecedor
a una pena; con esto se restringe ya de manera sensible el poder del Estado a
recurrir a este tipo de medios de prevención de la delincuencia, los cuales
representan en la práctica, como en el caso de la pena, la privación o restricción
de derechos inalienables de la persona humana.

CLASES DE MEDIDAS DE SEGURIDAD

Las medidas de seguridad son tratamientos que se brindan a los sujetos cuando
están dentro de alguno de los supuestos descritos en el artículo 20º numeral 1)
del código acotado sustantivo -inimputabilidad total o relativa-, y tienen como
fundamento evitar que estas personas consideradas como peligrosas cometan
nuevos delitos. El codificador nacional, siguiendo a los proyectos suizos
incorporó al sistema de sanciones del Código Penal de 1991, la internación y el
tratamiento ambulatorio como medidas de seguridad aplicables.

La internación, se encuentra definida en el artículo 74º del Código Penal y se


aplica a los inimputables dentro de instituciones especializadas en el tratamiento
de estos sujetos, con fines terapéuticos o de custodia. Esta medida es destinada
a los inimputables que padezcan de enfermedad mental de carácter permanente
o transitorio. La duración de esta medida no puede exceder el máximo legal de
la pena privativa de libertad que hubiera correspondido aplicarle por el delito
cometido. La autoridad del centro de internación debe rendir un informe cada
seis meses al Juez con el objeto de establecer el tratamiento progresivo. Cabe
destacar que la internación de los sujetos inimputables, según el Código de
Ejecución Penal se debe realizar en Centros Hospitalarios, Centros
Psiquiátricos, Centros Geriátricos, Centro para madres con hijos, los que

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cuentan con local con guardería infantil y Centros para la ejecución de medidas
de seguridad determinadas por la ley.

El tratamiento ambulatorio, es una medida de seguridad que se aplica a los


inimputables relativos conjuntamente con su pena, está regulada en el artículo
76º del Código Penal. En este caso, a diferencia de la medida anterior, el sujeto
no está recluido en una institución, sino que es examinado periódicamente a fin
de merituar el tratamiento recibido y su progresión o desarrollo para integrarse a
la sociedad como miembro útil.

EXEGESIS DE LA JURISPRUDENCIA VINCULANTE QUE ESTABLECE

LOS PRESUPUESTOS, EL PROCEDIMIENTO Y LA OPORTUNIDAD

DE APLICACIÓN DE LA MEDIDA DE SEGURIDAD DE INTERNACION.

Culminado el proceso penal, en donde se ha establecido la responsabilidad


penal del autor, existen dos alternativas: la primera y más común es imponer una
pena (sanción jurídica aplicable a quien aparece como responsable de una
infracción penal)[16], y, la segunda, es la aplicación de una medida de seguridad,
esta última, materia de análisis en relación a la Ejecutoria vinculante de fecha 16
de marzo del 2005 (Exp Nº 104-2005-AYACUCHO) que establece los
presupuestos, el procedimiento y la oportunidad de aplicación de la medida de
seguridad de internamiento previsto en el considerando octavo de la referida
resolución.

a)las medidas de seguridad son sanciones que se aplican judicialmente a los


inimputables o inimputables relativos que han cometido un hecho punible; que la
medida de internación es privativa de libertad y solo puede aplicarse cuando
existe el peligro potencial de que el inimputable pueda cometer en el futuro otros
delitos considerables graves. Por tanto la internación es una medida de
seguridad que conlleva graves efectos restrictivos en la libertad de las personas;
no cabe duda que la Corte Suprema, es este punto considerativo de su
Ejecutoria, precisa que para imponer una medida de seguridad el agente (sujeto
activo inimputable total o relativo) previamente ha tenido que realizar un hecho
previsto como delito, es decir, la conducta realizada debe estar recogida dentro
de un tipo penal; igualmente, precisa que la medida de seguridad de internación

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prevista en inciso 1) del artículo 71º del Código Penal, sería homóloga a la pena
privativa de libertad y que corresponde aplicar al juzgador sólo cuando exista un
peligro potencial de que el innimputable pueda cometer nuevos delitos; es decir,
que, para la aplicación de la medida de internamiento o internación –como lo
define el texto punitivo- se debe hacer una prognosis delictual del agente,
teniendo en cuenta su peligrosidad y su comportamiento que a futuro revele la
comisión de nuevos hechos delictivos.

b)tratándose de una sanción, la medida de internación sólo puede ser impuesta


en la sentencia y luego de que en juicio se haya acreditado la realización del
delito por el inimputable y su estado de peligrosidad; en este extremo la Sala
Penal Permanente de la Corte Suprema, nos ilustra respecto al momento de la
aplicación de la medida de seguridad de internación, definiendo que sólo debe
imponerse en la sentencia[17], a las resultas del proceso penal en donde se debe
de haber comprobado la configuración del delito, al igual que la inimputabilidad
y grado de peligrosidad del sujeto, para lo cual se debe contar con los informes
médicos y psiquiátricos que determinen el trastorno metal o enajenación que
altere la percepción, voluntad o pensamiento del inimputable y el tratamiento a
seguirse con fines preventivos y terapéuticos. Asimismo, asume posición en el
sentido que en el sistema penal nacional sólo se aplican medidas de seguridad
post-delictuales, que son las que suponen que el sujeto haya demostrado su
peligrosidad con la comisión de un determinado delito.

c)la duración de la medida de internación no puede ser indeterminada, por eso


el operador judicial debe definir en la sentencia su extensión temporal, la cual,
conforme lo establece el artículo setenticinco ab initio, en ningún caso puede
exceder los límites cuantitativos de la pena privativa de libertad concreta que se
hubiera aplicado al procesado si hubiera sido una persona imputable. En este
punto se tiene que la internación siendo homóloga de la pena privativa de la
libertad no puede ser indeterminada, pues como es sabido una sanción de
naturaleza indeterminada no persigue ningún fin preventivo o curador; en tal
sentido la Corte Suprema, de conformidad con lo señalado en el artículo 75º del
Código Penal establece el criterio que el Juez al momento de expedir resolución
final debe fijar el tiempo de duración de la internación; interpretación acertada
debido que en la práctica de manera reiterativa el operador judicial no establecía

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la extensión temporal de la medida de seguridad impuesta, por lo que la
interpretación vinculante desarrollada constituye un avance en la dogmática
penal; sin embargo, consideramos que no ha establecido el control judicial
respecto al centro de internación que periódicamente debe emitir informe sobre
el grado de evolución del interno, y que, si bien, aparece regulado en el citado
artículo del código sustantivo, igualmente se mencionada en el considerando
décimo de la ejecutoria, hubiera sido importante definirlo en esta instancia como
un precedente vinculante; en conclusión, la medida de internamiento no puede
resultar ni mas gravosa ni de mayor duración que la pena abstractamente
aplicable al hecho cometido, ni exceder el límite de lo necesario para prevenir la
peligrosidad del autor.

d)la duración de la medida de seguridad de internación debe ser proporcional a


la peligrosidad potencial del agente y coherente con las recomendaciones que
sobre el tratamiento a aplicar haya precisado el perito psiquiatra; en este punto
se hace referencia al “principio de proporcionalidad” en la aplicación de la medida
de seguridad, con la peligrosidad delictual del agente, la gravedad del hecho
cometido y los que probablemente cometiere si no fuese tratado[18]. Así la
significación de la proporcionalidad está pues en los delitos futuros que pueda
cometer el agente, resultando el delito cometido y por el cual ha sido sancionado
el menos importante, porque en primer plano de las medidas se encuentra la
necesidad de seguridad general, asegurando a la población para no sufrir
futuros delitos.

CONCLUSION

De todo lo analizado podemos establecer que la medida de seguridad de


internación, es una medida post-delictual; es decir que, se aplica una vez que el
inimputable haya realizado un hecho tipificado como delito, y que mediante ese
hecho demuestre su peligrosidad hacia futuro que revele la comisión de nuevos
hechos delictivos. Asimismo, es de inferirse válidamente que la internación tiene
una naturaleza preventiva; pero a su vez posee también una clara naturaleza
aflictiva, pues importa el sometimiento del inimputable a una privación o
limitación de derechos entre ellos la libertad individual. De modo final,
consideramos, que es necesario establecer un procedimiento penal aplicable a

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los sujetos imputables, pues actualmente en el Código de Procedimiento
Penales y en nuevo Código Procesal Penal, no se ha establecido un
procedimiento especial para este tipo de casos. De otro lado es necesario
destacar que la interpretación jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia de
la República, es un aporte trascendente al derecho penal nacional, respecto a la
aplicación de las medidas de seguridad.

CAPITULO III

LA CADENA PERPETUA. ASPECTOS LEGALES Y

CONSTITUCIONALES.

Las penas que impone el Estado deben cubrir exigencias de respeto a los
derechos humanos como forma de expresión del Estado constitucional de
Derecho. Sin bien el Estado está facultado para reprimir el delito imponiendo
penas privativas de la libertad por ser el único titular de la violencia, no puede
hacer uso de la violencia penal de modo extremo a través de penas privativas de
la libertad de larga duración, peor aún, de la propia cadena perpetua.

Consideramos que la cadena perpetua constituye un problema para el Derecho,


para el Estado de Derecho y para la sociedad que merece ser investigado desde
diferentes perspectivas para demostrar que es una pena desfasada, inviable y

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que no cumple con eficacia ninguna finalidad dentro del Estado Social y
Democrático de Derecho.

La cadena perpetua en el Perú ha sido incorporada a la legislación nacional


como consecuencia de la instauración de un Derecho Penal de Emergencia,
producto de una situación coyuntural del fenómeno terrorista de las últimas
décadas del Siglo XX, se trata de una reacción irracional ante un determinado
tipo de criminalidad, sanción que se impuso para el delito de terrorismo, y que
se extendió para distintas figuras delictivas que importaban gravedad. Pese a la
sobrecriminalización y vigencia de la cadena perpetua la criminalidad muestra,
cada vez, formas más sofisticadas, que no se han podido controlar en el Perú,
por lo demás, su presencia en el arsenal punitivo del Estado sólo significa una
grave amenaza a los Derechos Humanos como la pena de muerte, debiendo
excluirse de nuestro ordenamiento penal no sólo por razones teóricas sino de
política criminal moderna.

La cadena perpetua, subsiste en la realidad jurídica nacional como problema sin


resolver, sin haberse levantado las observaciones de la comisión y de Corte
Interamericana de Derechos Humanos en cuanto a su vigencia y sus
implicancias respecto de los estándares de respeto a los derechos humanos.

El problema de esta pena no pasa solamente por intentar colocar límites a su


intemporalidad, sino por la forma de su ejecución. Las condiciones
intracarcelarias y carencias críticas del sistema penitenciario en el país,
constatados por la Defensoría del Pueblo, especialmente en los establecimientos
penales denominados de “máxima seguridad”, reservados para la ejecución de
esta pena, hacen que siga siendo una pena cruel, inhumana y degradante, por
ende inconstitucional.

Sin embargo en el Perú, gracias a las sentencias dictadas por el Tribunal


Constitucional y la emisión del Dec. Leg. 921 que crea el régimen jurídico de la
cadena perpetua, esta pena mantiene vigencia, habiéndose procurado una
aparente solución sólo en torno a su intemporalidad con un plazo nominal de 35
años para su revisión, sin haber llegado a declarar su inconstitucionalidad y
excluirla definitivamente de nuestra sistemática penal.

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CONCEPTO

RAUL PEÑA CABRERA: sobre la cadena perpetua dice: “es una privación de la
vida y no sólo de la libertad, una privación del futuro y una muerte de la
esperanza de vida. Todo porque es una pena eliminativa, no en sentido físico
pero que excluye por siempre a una persona de la co-existencia humana”

GERMAN SMALL ARANA, puntualiza su visión acerca de la cadena perpetua


desde la perspectiva del Derecho Penitenciario: “La cadena perpetua constituye
para mí, una muerte en vida del sentenciado y, pierde en cuanto a la pena la
última fase del sistema progresivo que es la reincorporación social”

CARACTERISTICAS

De la definición de la pena cadena perpetua se derivan las siguientes


características:

• Es una pena privativa de libertad, se equipara con la prisión, reclusión


perpetuas o “de por vida”.

• Es una pena intemporal, ilimitada, culmina con la muerte del sentenciado en un


establecimiento penal.

• Es una pena eliminatoria, inocuizadora. No sólo priva de la libertad al individuo


sino además impide el ejercicio de sus derechos como persona humana.

• Es una pena desocializante porque aparta totalmente al sentenciado de la


sociedad con el riesgo de prisonización.

• Es una pena tasada, no admite criterios de graduación de la pena, no es posible


la determinación judicial graduada de la pena, porque es para toda la vida.

• Es una pena de exclusión. “la pena de cadena perpetua es una pena que
excluye al ciudadano, al reo de la sociedad, no solamente marginándolo, sino
sepultándolo en una cárcel, privando al ser humano de cualquier posibilidad, al
menos desde el punto de vista conceptual de recuperar la libertad”.

• Es una pena indeterminada desde la fase legislativa de la pena. VICTOR


PRADO SALDARRIAGA puntualiza su carácter indeterminado al señalar que “es

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una pena que no tiene un límite de duración final y que por consiguiente se aparta
de lo que corresponde al tratamiento actual de la pena privativa de libertad”.

• Es una pena indivisible CADENA PERPETUA, SUS IMPLICANCIAS CON LOS


FINES DE LA PENA La cadena perpetua es una pena que ha sido incorporada
en catálogos punitivos de diversas latitudes del mundo, el Perú no es ajeno a
esta realidad. Lamentablemente la cadena perpetua por su naturaleza y sus
características presenta serias implicancias con los fines de la pena que se tratan
de explicar mediante las denominadas “teorías de la pena”, que a través de
diversos principios o axiomas procuran fundamentar las penas y al hacerlo le
otorgan fundamento al propio Derecho Penal.

Los fines de la pena se circunscriben a la retribución, la prevención general, la


prevención especial y a criterios mixtos que buscan convergencia entre la
prevención y retribución.

Por este motivo, en la doctrina penal, existe el temor fundado de optar por la

tendencia hacia la prevención general puramente intimidatoria que puede inducir


a “caer en un terror penal, por la vía de una progresiva agravación de la amenaza
penal” como función de disuadir; pero y, -como bien observa Enrique Bacigalupo-
“ello permite... elevar las penas indefinidamente caso típico de la cadena
perpetua, pues, cuanto más grave sea el mal amenazado, más fuerte será el
efecto intimidante”. La cadena perpetua vista así desde la prevención general
negativa, resulta ser más intimidante que disuasoria, la doctrina es categórica, al
respecto Javier Villa Stein, afirma: “la cadena perpetua puede resultar
intimidatoria ciertamente y desde esta perspectiva operar como mecanismo de
prevención general negativo”, por tanto la cadena perpetua deviene en ineficaz
a las pretensiones disuasorias.

Además la cadena perpetua contradice los fundamentos ideológicos de la


prevención, que, según los relativistas son de índole “humanitaria, utilitaria,
racional y social, debido a que apuestan por el hombre que ha delinquido en la
búsqueda de su capacitación y educación”, la pena de cadena perpetua es
inhumana, irracional, no contribuye a la reinserción social del condenado de por
vida, su capacitación, educación y tratamiento, son quimeras frente a la realidad

DERECHO PENITENCIARIO Página 39


y condiciones irreversibles de su privación de libertad, por tanto, ilusorio pensar
en logros basados en el tratamiento penitenciario.

Desde la vertiente de la prevención general positiva, a través de la pena se busca


como tendencias actuales “la afirmación y aseguramiento de las normas

fundamentales”, reforzar la confianza y el respeto hacia las normas que han sido
vulneradas; sin embargo, cabe reflexionar si por la necesidad de “aseguramiento
de las normas fundamentales” ¿se justifica la aplicación de una pena tan grave
como la cadena perpetua?, ¿importa acaso más la vigencia y confianza en el
derecho que la vida de un hombre que perderá toda posibilidad de recuperar su
libertad? ¿Es a través de la cadena perpetua, que se puede alcanzar la
afirmación del derecho en un Estado social y democrático y de derecho?, la
respuesta negativa es categórica porque esta pena colisiona con los propósitos
del Estado Social y democrático del derecho y, por el contrario muestra a un
Estado autoritario y arbitrario que apela a penas desproporcionadas como la
cadena perpetua para mantenerse y conservar el

sistema. Es necesario contrastar la realidad legal con la realidad social y


constatar si por la aplicación de la cadena perpetua mejora o cambia la actitud
de los ciudadanos de respeto por el derecho y si se refuerza, gracias a la cadena
perpetua la confianza en el sistema penal, y en general en el sistema social;
poder apreciar así la influencia de la cadena perpetua en la disminución de la
criminalidad y si puede coadyuvar a la solución de los problemas sociales que
inciden en la producción delictiva.

LA CADENA PERPETUA COMO ALTERNATIVA A LA PENA DE

MUERTE

La pena de cadena perpetua surge en sí como alternativa a la pena de muerte


casi a fines de la Edad Moderna, con la presencia del movimiento liderado por
BECCARIA, HOWARD, BENTHAM y otros, denominado “período de la
ilustración”.

DERECHO PENITENCIARIO Página 40


Por la influencia del Iluminismo, desde el siglo XVIII el mundo jurídico ingresaría
al debate sobre la humanización de las penas y a los cuestionamientos de la
pena de muerte, y al mismo tiempo al encumbramiento de la pena privativa de la
libertad, entre ellas las penas indeterminadas. “Como dice JESCHECK, los más
grandes y diversos problemas en conexión con la crisis de la política criminal se
presentan en la pena privativa de la libertad”

Sin embargo, y, el propósito de eliminar la pena de muerte se comienza a pensar


como alternativa en penas de prisión a perpetuidad; o, en su caso, al no
desaparecer la pena capital podría conmutarse con la pena privativa de libertad
de por vida. En efecto: “la idea de humanización no pudo impedir, de todos
modos, que se mantuvieran la pena de muerte. Pero, por lo demás, la pena
privativa de libertad, configurada como reclusión o como prisión, fue el núcleo
central del sistema penal de aquellos tiempos.”. Se une a ello la influencia del
POSITIVISMO en el siglo XIX con las ideas de utilidad social de la pena,
figurando entre otras instituciones “la reclusión indeterminada para los
multireincidentes”. Estos criterios, a pesar del transcurso del tiempo y los
movimientos de reforma penal modernos, como los esfuerzos abolicionistas se
mantienen. En consecuencia, tanto la pena de muerte como el encierro a
perpetuidad continúan inscritos en los catálogos de penas de diversos países.

“La pena de privación perpetua de libertad, propuesta por BECCARIA como


sustitutiva de la muerte”270, subsiste. “BECCARIA y sus compañeros de 1792
rechazan la pena capital con estos tres argumentos: “primero, porque no es justa
no siendo necesaria; segundo, porque es menos eficaz que la pena perpetua
dotada de una suficiente y repetida publicidad; tercero, porque es irreparable.

Tanto la pena capital como la cadena perpetua son penas crueles e inhumanas,
guardan entre sí muchas similitudes con leves diferencias, resulta así difícil
comprender los argumentos que proponen la privación de libertad a perpetuidad
como mecanismo válido y necesario para sustituir a la pena de muerte. Ambas,
la pena capital, como la cadena perpetua son intolerables a la luz de los
principios de humanización de las penas que tienen expresión en la dignidad de
la persona humana, de donde fluyen derechos como la vida y la libertad.

DERECHO PENITENCIARIO Página 41


La pena de muerte como la cadena perpetua impiden apreciar los resultados de
la prevención especial sobre el delincuente, no puede reintegrarse a un muerto
a la sociedad, tampoco a quien se le condena a morir en vida. Ambas penas
impiden apreciar el criterio de culpabilidad porque son penas tasadas, como bien
sostiene José Luis CASTILLO ALVA: “la cadena perpetua y la pena de muerte
son penas fijas o tasadas que en sustancia no admiten graduación alguna, por
más que se modifiquen los mecanismos de ejecución.

Esta característica resta a las mencionadas penas en su legitimidad, dado que


impide una valoración adecuada y consecuente aplicación de las circunstancias
atenuantes y de la personalidad del reo en quien suele concurrir, por lo general,
alguna anomalía psíquica que debe terminar disminuyendo el quántum de la
sanción cuando se comete algún delito grave.

La cadena perpetua y la pena de muerte suelen alterar la dañosidad social del


hecho o la importancia del bien jurídico protegido, magnificándola, reflejando con
ello criterios totalitarios y sesgos antidemocráticos..., agrega el mismo

autor que no sólo se quebranta, así el principio de humanidad sino también el


principio de proporcionalidad que es su derivado. Influencia de las Corrientes
Abolicionistas de la Pena de Muerte en las legislaciones del mundo Siguiendo la
tendencia abolicionista de la pena de muerte dominante en el mundo del siglo
XX, el Perú en su código de 1924, promulgado bajo la Constitución de 1920 que
admitía la pena de muerte para delitos como el homicidio calificado, la traición a
la patria, no siguió el cauce constitucional y optó por sustituir la pena capital,
prevista en el Código de 1963, por la pena de internamiento de duración
indeterminada, con un mínimo de 25 años; criterio cuyo fundamento aparece en
la Exposición de motivos del Código Penal de 1924.

Basta para garantizar la seguridad social la severidad del internamiento


indeterminado; siendo insuficiente, por el contrario, la pena de 15 años de
penitenciaría que venía imponiéndose por los jueces en reemplazo de la pena
capital, conforme al código de 1863.

La tendencia abolicionista de la pena de muerte subsiste, el Perú continúa en


esta línea, actualmente se sigue considerando a la cadena perpetua como

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mecanismo alternativo a la pena de muerte. José HURTADO POZO opina: “a
pesar de la violencia cruenta de las acciones terroristas cometidas por Sendero
Luminoso y de la posibilidad que dejaba el artículo 140° de la Constitución de
1993 para imponer la pena de muerte por el delito de terrorismo, esta no fue
prevista en las diversas disposiciones penales dictadas para reprimir a los
responsables. En su lugar, se recurrió a la pena de cadena perpetua para
reprimir los casos más graves, calificados de traición a la patria.

La difícil disyuntiva de optar entre la cadena perpetua o la pena de muerte,


continúa en pleno siglo XXI, pese a los cambios sociales, científicos,
tecnológicos que experimenta la época, que demanda no precisamente,
sustitución de penas, sino sustitución de políticas que promuevan mayores
espacios de desarrollo para el ser humano. Es innegable, que la vigencia de este
binomio: PENA DE MUERTE-CADENA PERPETUA no va a cambiar la realidad,
no coadyuva a la mejora del Derecho Penal contemporáneo, por el contrario
colisiona con su evolución fundamentalmente bajo el paradigma del Estado
Social y Democrático de Derecho.

CADENA PERPETUA COMO INSTRUMENTO DE CONTROL SOCIAL

FORMAL Y POLITICA CRIMINAL EN EL PERU

AMBITO PENAL

El Estado peruano ha optado por una política criminal que se sustenta en el


sistema de control social formal, limitándose a las respuestas penales como
estrategia político criminal.

La cadena perpetua en el Perú se introduce en la legislación nacional mediante


el D.L. 25475 para combatir el terrorismo que se desarrolló en las últimas
décadas del siglo XX, posteriormente se amplía su aplicación a delitos comunes
como la violación sexual de menores y figuras comprometidas con la criminalidad
organizada.

La adopción y conservación de la cadena perpetua, en la legislación nacional,


desde el régimen fujimorista, hasta el presente se debe a la acción del Poder

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Ejecutivo, mientras el Congreso de la República no plantea aún alternativas
político criminales idóneas a la cadena perpetua.

La tendencia que sigue el Perú en materia político criminal muestra un claro


excedente de punición, incongruente con la vocación democrática del Perú,
contando aún con la cadena perpetua, a pesar del nivel de civilización de la
sociedad peruana, que no permite actuar como bárbaros ni seguir pensando que
la pena de muerte ni la cadena perpetua sean las únicas alternativas para casos
de delitos graves, como sostiene José Luis Castillo Alva: “el cáncer no se cura
con el sida o el sida no se cura con el ébola, y reflexiona pensando que “ la pena
de cadena perpetua sirve para aplacar conciencias y calmar a la población; pero
no representa desde el punto de vista de la prevención general positiva o de la
prevención especial positiva un gran aporte en cuanto a la lucha contra la
delincuencia”. La cadena perpetua en el Perú responde a una “política de
apaciguamiento que busca ante todo, dar la impresión de que se combaten los
atentados por medio de normas expedidas al día siguiente de su ocurrencia. Al
no existir voluntad política para procurar soluciones de fondo, se intenta
demostrar interés en los problemas sociales, como el planteado con la constante
“inseguridad ciudadana” propiciando mayor rigor para las penas y exhibiendo
medidas drásticas para contentar a algunos sectores de la población, como
consta en algunos registros periodísticos: “justicia recoge clamor del país,
Ministra María Zavala sustentó los alcances de cada uno de los decretos
Legislativos que buscan hacer más efectivas las sanciones contra el crimen
organizado, titulares que dejan entrever que, el país desarrolla políticas
criminales sin criterio de organicidad, meramente coyunturales.

La cadena perpetua se ha convertido en el principal símbolo del control social


formal de lucha frente al terrorismo y otros delitos singularmente graves. Sin
embargo, lejos de significar un instrumento eficaz de lucha contra la subversión
no ha logrado su eliminación, el fenómeno subsiste, pese a haberse impuesto
esta condena de por vida a quienes lideraron el partido Comunista “Sendero
Luminoso”, junto a otras penas sumamente graves de 25, 20, 30 años de
privación de la libertad para sus dirigentes. La respuesta penal que da el Estado
peruano frente al terrorismo a través de la cadena perpetua, únicamente busca
neutralizar terroristas y apartarlos de la sociedad. No busca una solución integral

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del fenómeno, ni interesa la eficacia de esta pena, como mecanismo de control
social; por el contrario se ha convertido en un elemento que obstruye la
posibilidad de adoptar otras políticas alternativas frente a este grave problema,
limitando la creatividad e iniciativa de los gobernantes al acudir a esta pena como
un fácil e inmediato recurso, que en realidad, guarda en sí misma un mero
simbolismo penal.

En la lamentable historia subversiva del Perú, destaca la actuación del PC.


“Sendero Luminoso” y el MRTA. “Movimiento Revolucionario Tupac Amaru”, este
último que, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación es “responsable del
1.5% de las víctimas fatales”695. A diferencia de Sendero Luminoso que “fue
responsable del 54% de las víctimas fatales reportadas a la CVR”696. El
accionar de Sendero luminoso continua, en menor dimensión. El alto porcentaje
de víctimas atribuido a Sendero Luminoso, (sin contar con los daños materiales)
debe merecer un mayor análisis por parte del Estado para mejorar su estrategia
anti subversiva.

El Estado Peruano, para enfrentar a Sendero Luminoso no observó en factores


poderosos que concurrieron en su actuación y provocaron las pérdidas humanas
y materiales que se conoce. Nos referimos a la ideología fundamy la edad de
sus militantes, junto a la disciplina militarizada, que marcaron hitos psicológicos
y políticos en sus activistas.

Según Carlos Tapia (Ex Miembro de la Comisión de la Verdad) Sendero


Luminoso es un partido político no democrático que cuenta con una ideología
organizada para la destrucción y la muerte. Es un Partido Político que tiene una
ideología marxista, Lennista, Maoísta”, por su parte, Sofia Mager (ex miembro
de la Comisión de la Verdad)698, manifestó: “no sólo es una banda de
delincuentes, si se les aprecia en ese sentido, se impide analizar el proceso de
violencia que vivió el país”, apreciaciones que se han plasmado en el “Informe
de la Comisión de la Verdad y Reconciliación”:

En efecto la ideología fundamentalista de Sendero Luminoso fue uno de los


factores principales que actuó como vector en el desarrollo del proceso de
violencia que vivió el país; y, que aún continua, debiendo apreciarse en su
verdadera magnitud, ahora y para el futuro, ya no sólo para comprender aquel

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proceso de violencia que atravesó el Perú; también sus motivaciones políticas,
que el propio Tribunal Constitucional precisara al señalar los alcances de los
ilícitos penales que constituyen “terrorismo”, afirmando que “el elemento que ha
de caracterizar este tipo de ilícito es la finalidad política y/o ideológica de la
agrupación organizada”.

Mientras desde el punto de vista psicológico, en los militantes de Sendero


Luminoso se habría producido una inhibición en la inteligencia, por sus ideas,
por su dogmatismo, que habría influido en su comportamiento; donde intervino
una instancia mediatizadora como es el pensamiento cargado de la ideología
fundamentalista de Sendero Luminoso, es decir el peso de sus ideas los llevó a
tomar las armas “realizar actos terroristas” que la ley penal tipifica como delitos.
Al dogmatismo se sumó la edad de sus militantes, ya que aglutinó en sus filas
potencial humano joven (niños, adolescentes) cuyas edades fluctúan entre los
10 y 25 años, esto es, una edad temprana Para el inicio de la actividad
subversiva. La edad que fue factor gravitante para su incursión en la lucha
armada, por las características propias de la “etapa de la adolescencia
entendiendo ésta entre los 14 y 20 años aproximadamente” como afirma
Oswaldo Varela, que es contestataria, de autoafirmación, una edad efervescente
en la que los jóvenes se sumergieron en el fundamentalismo ideológico de
Sendero Luminoso, produciéndose una peligrosa convergencia de ambos
factores, en cuyo caso la eficacia de penas como la cadena perpetua, resultó ser
un mito porque no podían abdicar de su ideología, del pensamiento que los formó
y creció con ellos. Finalmente, la disciplina que impuso la organización
senderista a sus integrantes, bajo un sistema militarizado donde cada uno debía
cumplir con sus roles y “tareas” asignadas incluso arriesgando sus vidas, cuenta
como otro factor decisivo en el desenvolvimiento de los activistas senderistas.
Aspectos que para efectos de combatir el fenómeno terrorista deben tomarse en
consideración para el diseño de una estrategia político-criminal idónea, no
debiendo confundir estos factores psicológicos con los elementos materiales y
los recursos de los que se podría valer la subversión como el narcotráfico.

Si la cadena perpetua carece de eficacia para delitos como el terrorismo y otros


delitos graves como la violación de menores o delitos que afectan a la seguridad
ciudadana, no encuentra justificación alguna su conservación. La Política

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criminal tiene que abrirse más a soluciones políticas y sociales. Para enfrentar el
fenómeno terrorista en el caso peruano no es suficiente adoptar mecanismos
legalistas, menos penas draconianas como la cadena perpetua, se debe
enfatizar en mecanismos extrapunitivos, en armonía con los altos fines del
Estado Constitucional de Derecho, fundamentalmente desde políticas
estructurales, a partir del rediseño del modelo económico para mejorar la calidad
de vida de la población, además de exigir el ejercicio de valores respetuosos de
la “cosa pública” y respeto por el interés público.

Las soluciones para el terrorismo y la delincuencia común organizada no se


pueden reducir solamente a medidas represivas, se debe responder
estructuralmente con políticas de Estado sostenibles.

El modelo de economía de libre mercado en expansión, lo único que logrará será


servir de abono a la subversión y el malestar social.

SENTENCIAS CON CADENA PERPETUA

En el Perú se han dictado numerosas sentencias imponiendo cadena perpetua,


debiendo distinguir aquellas dictadas bajo el gobierno de facto del ingeniero
Alberto Fujimori Fujimori y las que se prolaron una vez reconstituido el Estado
de Derecho.

Con la legislación antiterrorista se creó una forma agravada del delito de


terrorismo bajo el tipo penal de “Traición a la Patria” con la pena de cadena
perpetua y que fue impuesta por Tribunales militares, por haberse habilitado al
Fuero Militar para el juzgamiento de civiles, así como por la jurisdicción penal
ordinaria, con jueces y fiscales, con identidad secreta “Jueces sin Rostro”.

Destaca el proceso donde se condenó a: Manuel Ruben Abimael Guzmán


Reynoso, Elena Albertina Iparraguirre Revoredo y Zenón Walter Vargas
Cardenas, como autores del delito de: TRAICION A LA PATRIA en agravio del
Estado la pena de:

CADENA PERPETUA, con expediente N° 002-EP-92, de 09 de octubre de 1992,


confirmada por Sentencia del Tribunal Supremo Militar Especial N° 02-TP-92
IJM, del 13 de octubre de 1992. Este como los demás procesos seguidos ante

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Tribunales Militares y Jueces “Sin Rostro” fueron cuestionados por los recortes
a los Derechos Humanos y garantías así como por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, cuestionamientos que el Tribunal Constitucional recogió, y,
como consecuencia se pronunció por su NULIDAD mediante sentencia N° STC-
0010-2002-AI/TC, por ende, NULAS las cadenas perpetuas impuestas,
disponiendo un nuevo juzgamiento para todas las personas que habían sido
juzgadas con mecanismos irregulares, nulidades declaradas posteriormente
mediante los Dec. Leg. 922 y 926, cuya constitucionalidad también fue ratificada
por el Tribunal Constitucional.

El Poder Judicial ha impuesto esta pena extrema a procesados por terrorismo,


también por delitos de robo agravado, secuestro agravado, en mayor número en
casos de violación de menores seguida de muerte. Si bien se ha notado cierta
resistencia en los Magistrados de distintas Cortes Superiores para aplicar ésta
pena, la misma que debe alcanzar “Unanimidad” en el voto de los integrantes de
la Sala Penal, respectiva, como prevé el Artículo 392 Inc. 4) del nuevo Código
Procesal Penal: “Para imponer la pena de cadena perpetua se requerirá decisión
unánime”, ésta misma conducta no se refleja necesariamente en los Magistrados
de la Corte Suprema de Justicia, donde se han revocado sentencias con penas
temporales y sustituido éstas, por la cadena perpetua, casos en los cuales han
resultado gravitantes los dictámenes del Ministerio Público. Debemos puntualizar
que el Fiscal opina; pero la decisión razonada “con criterio de conciencia” le
corresponde solamente al Poder Judicial, máxime si se trata de la imposición de
“Una cadena perpetua”.

Para el caso específico del delito de terrorismo, el Poder Judicial ha creado una
Sala Especial con competencia a nivel nacional para el juzgamiento de
terroristas, nos referimos a la Sala Penal Nacional con sede en la ciudad de Lima,
la misma que ha sustanciado los nuevos juicios para quienes fueron
sentenciados por el Fuero Privativo Militar y Jueces con identidad secreta,
órgano jurisdiccional que continua en funciones, contando en su haber con
sentencias que condenaron a Cadena Perpetua a dirigentes del PCP – Sendero
Luminoso.

SENTENCIA CON CADENA PERPETUA POR DELITO DE TERRORISMO

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RECAIDA EN EL CASO DE ABIMAEL GUZMAN REINOSO Y CUPULA

DIRIGENCIAL DEL PCP – Sendero Luminoso. El 13 de octubre del 2006 la Sala


Penal Nacional emitió Sentencia en el Expediente Acumulado N°560-03 seguido
contra Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso, Elena Albertina Iparraguirre
Revoredo y otros por los delitos contra la tranquilidad pública-terrorismo,
terrorismo agravado, afiliación a organización terrorista e incitación y apología
del terrorismo en agravio del Estado y otros; que fue materia de Recursos de
Nulidad y Consulta ante la Corte Suprema de Justicia que resolvió a través de la
Segunda Sala Penal Transitoria con Ejecutoria Suprema R.N. N°5385-2006 del
14 de diciembre del 2007, sentencia que impuso a Manuel Rubén Abimael
Guzmán Reinoso y Elena Albertina Iparraguirre Revoredo, cadena perpetua,
pena que por decisión de la Corte Suprema también se amplía para María
Guadalupe Pantoja Sánchez y Laura Eugenia Zambrano Padilla, en todos los
casos bajo el fundamento al que la Sala recurre, de la TEORIA planteada por
ROXIN sobre la autoría mediata por dominio de la voluntad, por dominio del
aparato organizado de poder, en cuya virtud el autor directo y el autor mediato
responde penalmente por los hechos. La sentencia precisa:

“El Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso era definitivamente una
organización ilícita, con una estructura y dirección claramente establecidas y
diferenciadas. Los organismos de dirección estaban constituidos por el Comité
Central. El Buró Político y El Comité Permanente, llamado también Dirección
Central; Los miembros que formaban parte del Partido Comunista del Perú –
Sendero Luminoso, sean estos Dirigentes, Cuadros Militantes, Combatientes o
“Masas”, estaban subordinados por jerarquía a los acuerdos de los órganos de
dirección, las directivas y las consignas, las que obligatoriamente debían ser
cumplidas, DECIMO CUARTO: Sobre la responsabilidad de los acusados:
Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso Se le imputa ser el máximo Dirigente
de la Organización PCP “Sendero Luminoso”, presidiendo el Comité Central, el
Comité Permanente y el Buró Político, habiendo liderado la denominada lucha
armada..., provocando mediante la realización de actos terroristas, alarma, terror
y zozobra en la población, En consecuencia, a juicio del colegiado, dado el nivel
que ostentaba en el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso y toda su
participación en el proceso de aprobación de los planes de acciones armadas,

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órdenes concretas y sistemas de control de toda la organización, resulta ser el
máximo y principal responsable de todo los hechos declarados probados en esta
sentencia, siéndole atribuible su intervención en calidad de autor mediato por
dominio en la organización de los delitos de terrorismo agravado Elena Albertina
Iparraguirre Revoredo.

Por lo que a juicio de la Sala el dominio que ejercía sobre la organización nos
lleva a atribuirle en calidad de autora mediata los hechos declarados probados
en esta sentencia y que han sido ejecutados en el marco de los planes que en
cada caso aprobaron, así como por los informes y balances con los cuales se les
dio cuenta de dicho accionar y particularmente con el reconocimiento de la
ejecución de los atentados como exitosos o destacables en el Seno del Comité
Central, todo ello con el propósito de desestabilizar a la sociedad y el Estado y
de esa manera facilitar sus posibilidades de alcanzar por medio de la violencia
extrema el poder, En consecuencia, las CADENAS PERPETUAS impuestas a
los miembros de la cúpula del PCP – Sendero Luminoso, a criterio de la Sala
Penal Nacional, encontraron sustento en la Teoría de ROXIN por haber
ostentado calidad de AUTORES MEDIATOS por dominio de la voluntad – los
combatientes subordinados a la dirigencia del PCP – Sendero Luminoso – por
dominio del aparato organizado de poder – representado en este caso por la
“Dirección Central” de SL.

Los argumentos de la Sala Penal Nacional encontraron respaldo en la Corte


Suprema, en cuya Ejecutoria expresa:

La autoría mediata a través de aparato de poder abarca tanto al abuso de una


estructura de poder estatal, como y sobre todo a una estructura no
gubernamental como en los supuestos de la macrocriminalidad o criminalidad
organizada como la presente:

Lo relevante desde la perspectiva de la autoría mediata con uso de aparatos de


poder es el hecho que existe una estructura jerárquica, con ejecutores fungibles
y en el que el hombre de atrás ejerza un dominio de hecho, cuya decisión se
tramita a través de una cadena de mando, en la que cada agente transmisor sea
igualmente un autor mediato. Esta dinámica en la transmisión de la voluntad del
autor mediato es factible de presentarse en una organización criminal. Más aún,

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si la estructura de poder es altamente jerarquizada y la fungibilidad de sus
miembros está fuertemente condicionada por la verticalidad y el centralismo. En
consecuencia, teóricamente es posible evaluar la conducta del líder o cabecilla
de una organización terrorista dentro de ese contexto organizacional. En el caso
materia de este pronunciamiento la autoría mediata por dominio de organización
que se imputa a Guzmán Reinoso y sus co procesados parte por determinar si
el denominado Partido Comunista del Perú conocido como “Sendero Luminoso”
se configuró como un verdadero aparato organizado de poder donde la cúpula
dirigencial pueda responder a título de autor mediato en tanto sus militantes de
base o cuadros intermedios fueron ejecutores materiales o autores inmediatos
de los delitos que se les atribuye...

Asimismo con relación a la sentenciada Iparraguirre Revoredo, nos remitimos a


los argumentos expresados en el considerando 4.5.4 respecto a su condición de
autora mediata; esto es, que la sentenciada... tuvo el dominio del hecho en la
perpetración de los actos materiales ejecutados por los miembros de la
organización terrorista, asumiendo en este sentido, que la sentenciada dominó
el curso causal de los actos desplegados por los ejecutores o intermediarios
materiales”.

Con estos fundamentos (extraídos de la amplitud considerativa de la Resolución


en comentario) La Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema
determinó No Haber Nulidad en las sentencias condenatorias impuestas a los
miembros de la cúpula senderista, por tanto incuestionables las CADENAS
PERPETUAS para Abimael Guzmán Reinoso y Elena Iparraguirre Revoredo, a
diferencia de los casos de María Guadalupe Pantoja Sánchez y Laura Eugenia
Zambrano Padilla en cuya condena la Corte Suprema estableció “Haber
Nulidad”, elevando para ambas la pena de treinta y cinco años de pena privativa
de libertad a CADENA PERPETUA, por haber sido líderes o “cabecillas” de la
organización senderista, debiendo compartir responsabilidades con su co
sentenciado Guzmán Reinoso.

La sentencia impuesta a Abimael Guzmán Reinoso y sus co sentenciados, sin


duda, es un logro desde el punto de vista estrictamente jurídico, y; en especial
para la jurisprudencia penal nacional por su amplitud y riqueza argumentativa en

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cuanto al tratamiento y aplicación de la teoría de la autoría mediata para
determinar la responsabilidad penal “del hombre de atrás”, de quienes actúan
bajo organizaciones criminales estatales o no. Sin embargo, consideramos que
este éxito teóricodoctrinario no tiene la misma dimensión en la realidad del país,
particularmente en cuanto a las penas impuestas a miembros de la cúpula de
Sendero Luminoso, como la pena extrema de CADENA PERPETUA. Si bien,
puede haberse calificado como una sentencia ejemplificadora, esas penas no
logran el objetivo de la prevención general positiva, no están protegiendo a la
sociedad peruana del fenómeno de la subversión, este continua, claro está con
un ámbito más focalizado (zona denominada del “VRAE”), con características
propias y evidente tendencia al crecimiento, que el Estado no logra controlar
desde el frente militar. Constatamos así nuevamente la miopía de nuestros
gobernantes. Este es un problema social, y, visto desde una macroperspectiva
insistimos en señalar que las ideas, la pobreza, la postergación no se pueden
combatir con armas, especialmente en los lugares históricamente olvidados,
donde la ausencia permanente del Estado ha hecho crisis, entonces se necesita
más presencia del Estado en el Perú profundo con políticas de Estado “para
desarrollar”.

SENTENCIAS CON CADENA PERPETUA POR OTROS DELITOS

El Poder Judicial ya registra en sus anales numerosas sentencias con CADENA


PERPETUA impuesta por distintas Cortes Superiores, por delitos de violación
sexual en agravio de menor de edad seguida de muerte, robo y secuestro
agravado, entre las más frecuentes, condenas que pese a su gravedad,
encuentran argumentos que van sentando jurisprudencia. Sin embargo, surge
un tema preocupante para los derechos humanos: “Los errores judiciales”, que
en su momento, fueron materia de debate respecto de la pena de muerte y que
hoy deben merecer atención con mayor énfasis reflexivo por el riesgo que
pueden correr muchos inocentes de ser enterrados en vida con una cadena
perpetua injusta, que tendría efectos devastadores en el ser humano que la
sufra, por tanto las decisiones judiciales para imponer una pena tan grave como
la cadena perpetua, tienen que estar sustentadas no sólo en el conocimiento del
Derecho por los Magistrados, sino también en el adecuado manejo del principio
del debido proceso, además de observar en la verdadera responsabilidad y el

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cuidado escrupuloso al emitir sus fallos condenatorios, mientras se mantenga
esa pena en el país.

SENTENCIA EN CASO DE VIOLACIÓN SEXUAL DE MENORES

Sentencia recaída en la Causa N°98-0105-10-1701-SP-01 dictada en Puerto


Maldonado de 11 de setiembre de 1998 por la Sala Mixta Descentralizada e
Itinerante de Puerto Maldonado (Corte Superior de Justicia de Cusco y Madre de
Dios) seguida contra José Jacinto Gonzáles Ramos por delito de Violación
Sexual en Agravio de la Menor con iniciales D. A. Ch.

“... CUARTO.- Que el tipo penal de violación sexual de la menor de sólo cinco
años de edad,por el que se juzga al acusado José Jacinto Gonzales Ramos por
dañar el bien jurídico protegido de la integridad psicosomática o biológica de una
menor en formación; el menosprecio que ha habido de los valores morales de la
sociedad, la sanción se hace drástica, ante la única alternativa de pena que nos
concede el Artículo Primero del Decreto Legislativo Ochocientos Noventaiseis.

Asimismo se ha establecido que el procesado ha tenido una infancia muy dura,


hasta fue víctima de abuso sexual y ante su impotencia se reprime en sus
manifestaciones emocionales sólo atina a llorar;...

TERCERO.- ... concurrieron al debate oral dos sicólogos presentando sus


peritajes por separado, debidamente ratificados, esclareciendo que el
encausado tiene una personalidad de tipo esquizoide, como aquella persona
reprimida en sus manifestaciones emocionales, estado de la cual también puede
desinhibirse en determinado momento dando paso a sus instintos sexuales
desviados y con mayor facilidad si consume bebidas alcohólicas;...

SEXTO.- ... la imposición de la pena de cadena perpetua presupone la


responsabilidad manifiesta y probada del Sujeto Activo del Delito en hechos
extremadamente graves y con ella se reafirme los valores morales de la sociedad
e intimide a los peruanos proclives al delito a no cometerlos y sirva de medida
disuasiva en las personas de bajos instintos, ...”

Del tenor de esta sentencia se aprecia que la cadena perpetua se impuso como
sanción “drástica” y como una alternativa para una figura tan grave como la

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violación de un menor de cinco años; pero, no obstante haber observado en las
condiciones personales del infractor que significarían atenuantes, la Sala Penal
no pudo tomarla en consideración por tratarse, de una pena fija o tasada
imposibilitando la graduación de la pena.

El delito de violación sexual en agravio de niños, desde la perspectiva de la


víctima es un tema muy delicado, por la naturaleza del bien jurídico tutelado de
alto valor para la sociedad, que merece respuestas contundentes desde el
Estado; sin embargo, creemos que la cadena perpetua no es la respuesta
idónea, más aún si se tiene en cuenta que este tipo de delitos, como en este
caso, es producto de CONDUCTAS desviadas, de individuos a quienes es difícil
intimidar, peor aún que la cadena perpetua no constituye una “medida disuasiva”,
por el propio perfil de personalidad que traen.

Otro factor que contribuye a la comisión de estos delitos que se presentan con
frecuencia, es que el victimario también fue víctima del mismo delito en su
infancia, no obstante –no sufrir desviación sexual– en la adultez incurre en
violación sexual de menores, es un problema de trauma psicológico no superado
y que aflora bajo circunstancias particulares como la ingesta de drogas o alcohol,
donde efectivamente se manifiesta “el monstruo” que se instaló en ellos en su
infancia, la agresión sexual se repite como ocurrió con condenados a cadena
perpetua por la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Cusco de 15 de
marzo del 2007 y la Sala Mixta de Pasco de la Corte Superior de Pasco de 18
de abril del 2007, sentencias ratificadas por la Sala Penal Permanente de la
Corte Suprema de Justicia; en ambos casos los sujetos violaron a dos niños de
3 y 4 años, respectivamente “después de haber ingerido bebidas alcohólicas”.
Lo grave es cuando se trata de individuos de personalidad psicopática como en
el caso del sentenciado a cadena perpetua por delito de violación sexual de
menor seguida de muerte, cuya sentencia ratificó la Sala Penal Permanente de
la Corte Suprema de Justicia mediante Ejecutoria Suprema R. N. N° 536-2005-
CUSCO de 28 de abril del 2005 y declaró NO HABER NULIDAD en la sentencia,
considerando entre otros aspectos:

“... Que en la pericia Psicológica de fojas cuatrocientos treinta y dos aparece que
presenta una personalidad psicopática con rasgos disociales; ...conducta

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planeada previamente, reconoce el delito imputado sin embargo trata de justificar
su conducta es evasivo, cauto y suspicaz, no se atemoriza con la infracción de
las normas, dificultad en el control de impulsos, infantilismo e inmadurez
emocional...” A este individuo la cadena perpetua sólo logrará apartarlo de la
sociedad y protegerla de su peligrosidad; pero, jamás enmendará sus culpas por
ser característica propia de la psicopatía.

Estos problemas a futuro no se solucionarán con la cadena perpetua, éste en un


asunto de educación, fortalecimiento de valores en la familia y la escuela,
fundamentalmente un problema de SALUD PUBLICA que demanda una mayor
inversión pública en el cuidado psicológico de niños y adolescentes (atención
temprana de problemas psicológicos), por tanto mayor presupuesto para salud y
educación, como para la protección y cuidado de la infancia.

CONCLUSION

La cadena perpetua promueve un Derecho Penal injusto, en tanto se aleja de los


derechos humanos, y atenta a la dignidad humana.

Los derechos humanos funcionan como baremos del sistema jurídico, por tanto,
la cadena perpetua al soslayar los principios constitucionales que defienden a la
persona humana y los principios universales que protegen los derechos
humanos deviene en ilegítima y por ende injusta.

La cadena perpetua en el Perú como máxima pena que afecta la libertad del
individuo no obedece a un Programa Político Criminal, pese a haberse
incorporado en nuestra sistemática penal como mecanismo de control penal de
una situación coyuntural como el terrorismo, se ha tornado permanente la alarma
penal en el país.

La cadena perpetua es una pena tasada que impide su graduación en el


momento de la determinación judicial de la pena.

El Derecho Penal peruano, históricamente ha sufrido un retroceso al colocar en


la cúspide de la escala penal la cadena perpetua, que, por el contrario, colisiona
con las bases del Estado Social y Democrático de Derecho, destacando por su
marcado simbolismo penal.

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En nuestra legislación nacional han adquirido notoriedad algunas figuras
delictivas para las cuales se ha establecido la cadena perpetua tales como: la
violación sexual de niños menores de 7 años, el robo agravado, el terrorismo, el
secuestro agravado, entre otros delitos graves; mientras que, para delitos como
el homicidio simple, el homicidio calificado, el parricidio, donde se halla de por
medio la vida humana como el bien jurídico de más alto valor, no existe como
obligatoria pena conminada la cadena perpetua, esto demuestra que para la
Parte Especial del Código Penal se presenta un discurso contradictorio sobre la
prelación de bienes jurídicos.

La cadena perpetua con el tratamiento jurídico actual que se le ha otorgado en


el país, mantiene aún implicancias con el inc. 22) del Art. 139º de la Constitución
Política del Perú, pese al intento por parte del Estado efectuado a través del
Tribunal Constitucional y el legislador para poner límites a su intemporalidad, no
habiendo logrado compatibilizar esta pena con el principio de humanidad de las
penas, que el Tribunal Constitucional reiterativamente lo invoca en su Sentencia
Nº STC-0010-2002-AI/TC.

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1.1. BIBLIOGRAFÍA:

 Wikipedia
 https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect.
 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española" 2008. © 1993-
2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
 ABOGADO: JAIME ALBERTO MORENO CHIRINOS
 http://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/handle/cybertesis/1189/Aguirre_as%2
81%29.pdf?sequence=1&isAllowed=y
 http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/publicaciones/cathedra/1998_n3/la
_med_alt_priv_lib.htm

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