You are on page 1of 2

LA CRÍTICA DE HUME

A LAS NOCIONES DE DIOS, SUSTANCIA Y SUJETO

Prof. Lucas D. Baccelliere

1
Dos épocas se dicen diferentes entre sí en la medida en que lo son las categorías que conforman sus
cosmovisiones respectivas. En este sentido, toda época solo puede ser comprendida auténticamente
cuando se la contempla a través del prisma de sus propios caracteres; pensar una época significa
fijar la mirada en aquellas categorías que manifiestan concretamente los diversos aspectos de su
cosmovisión particular.
Pero una época no puede cerrarse absolutamente en sí misma, sino que en cierto momento
ha de abrirse y devenir otra. Para ello, debe rasgarse su linealidad y producirse un salto cualitativo
que permita la introducción de nuevas categorías que den lugar, a su vez, al surgimiento de una
nueva época, siendo este un proceso que no puede darse más que a partir de la intervención en la
historia de algunos hombres que osen ver más allá de las estructuras y los conceptos naturalmente
aceptados por sus contemporáneos. Aunque hay que aclarar que este salto del que hablamos no
determina de una vez y para siempre la transición hacia una nueva era, sino que la transformación
de las perspectivas culturales ‒particularmente las filosóficas, que son las que nos incumben de
manera especial‒ se realiza paulatinamente, intercalándose las nuevas ideas con expresiones del
pensamiento actual ‒de cada época‒ e incluso con renacimientos de paradigmas antiguos.
El pensamiento de David Hume (1711-1776) puede ubicarse entre aquellos que rompen la
continuidad de la propia coyuntura para instaurar nuevas inquietudes en el plano de la discusión
científico-filosófica. Si asumimos las revoluciones galileana y cartesiana como los motores
principales de la ciencia y la filosofía modernas1, la crítica humeana orientada a las nociones de
sujeto, Dios y sustancia puede considerarse como una crítica a la Modernidad misma, pues lo que
tal crítica corroe no es otra cosa que las categorías estructurantes más íntimas del pensamiento
moderno. Claro está que el Dios y la sustancia que están en juego aquí no son el Dios medieval y la
sustancia aristotélica; ambos conceptos han sufrido modificaciones profundas y han sido
reelaborados para una aplicación más conveniente, aunque esto no logra encubrir el hecho de que
los pensadores modernos, aun cuando ellos mismos se jacten de lo contrario, no han suplantado los
problemas de antaño por otros completamente nuevos, sino que han vuelto a plantear las mismas
cuestiones que sus despreciados escolásticos, aunque claramente bajo perspectivas renovadas.

1
Koyré, A., Estudios de historia del pensamiento científico, pág. 180.
Entonces, nuestra tarea consistirá, en primer lugar, en mostrar brevemente de qué modo las
nociones de sujeto, Dios y sustancia son estructurantes respecto del pensamiento moderno; y, en
segundo término, en explicitar ‒ahora sí exhaustivamente‒ la crítica humeana a tales nociones, sus
principales particularidades y sus más relevantes consecuencias.

a. ¿Cómo aparecen Dios, el sujeto y la sustancia en la Modernidad?


b. ¿Hasta qué punto la filosofía de Hume se abstrae de estos conceptos?
c. ¿Qué Dios y qué sustancia ataca Hume?
d. ¿Cómo se forma históricamente la noción de sujeto?
e. ¿Qué sujeto ataca Hume?

You might also like