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ISBN: 980-12-1936-X
Depósito Legal Nº: lf25220060702192
Juan Barreto
Crítica
de la Razón
Mediática
Ensayos sobre biopolítica y potencia política del cuerpo
(Pre-textos para un debate por el socialismo)
Caracas, 2006.
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G. Deleuze y F. Guattari.
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Índice
AGRADECIMIENTOS.....................................................................................11
PRO(LOGOS).......................................................................................................15
COMUNICACIÓN: EL CLÍMAX
DE LA ERA POSMODERNA. Rigoberto Lanz.......................................17
LOS NUEVOS MUNDOS SIMBÓLICOS. Nelson Guzmán.................25
TRAYECTOS CLAVES PARA PENSAR
EL SOCIALISMO COMO PASIÓN. Magaldy Téllez..............................33
Primera Parte
APROXIMACIÓN A UNA CAJA DE HERRAMIENTAS....................87
I . CRISIS DE LA TEORÍA DEL VALOR Y NUEVO
DISPOSITIVO INFORMACIÓN-COMUNICACIÓN.................89
II. UN EJERCICIO SOBRE MATERIA OSCURA
Y AGUJEROS NEGROS, VIRUS Y ADN.....................................111
III. UN ACERCAMIENTO CRÍTICO A LAS TRADICIONES
Crítica de la Razón Mediática
8 El espíritu americano............................................................................144
Influencia, inoculación y efectos.........................................................146
Problema de modelos...........................................................................155
Otros aportes.........................................................................................162
Tendencias y aportes desde América Latina.....................................169
Segunda Parte
CULTURA(S), CAMPOS Y MASSMEDIÁTICA....................................177
I. CAMPOS HÍBRIDOS Y LECTURAS TRANSVERSALES..........179
II. ¿UNA TEORÍA LINGÜÍSTICA DEL VALOR?...........................195
Las interacciones lingüísticas como soporte de relaciones
de poder simbólico...............................................................................195
Poder oblicuo y metafórico.................................................................198
III. UNA INCURSIÓN EN LA ESTÉTICA........................................211
Una estética............................................................................................212
Pérdida o extravío del aura..................................................................217
Tercera Parte
UNA VISIÓN DEL SIGNIFICANTE-SIGNO
Y DEL LENGUAJE..........................................................................................233
I. CAMINOS DE LA SEMIÓTICA.......................................................235
La implicación significante-signo-sentido-lenguaje..........................235
El significante-signo como pliegue.....................................................240
La construcción simbólica...................................................................247
Lenguaje y hegemonía..........................................................................254
El sentido como preformativo............................................................256
II. LOS FANTASMAS DEL SENTIDO:
EN EL GIRO HERMENÉUTICO DE LA SEMIÓTICA...........259
Hermenéutica y reconstrucción..........................................................259
Hermes, el ladrón..................................................................................267
Por una semiótica hermenéutica.........................................................270
Una aproximación a la opacidad.........................................................275
III. EL MITO: PASAJE NARRATIVO
DEL SIGNIFICANTE-SIGNO AL SÍMBOLO...........................279
Simbolizar: ¿una tarea del lenguaje?...................................................279
La interpretación, o la comprensión de un significante-signo
Crítica de la Razón Mediática
Cuarta Parte 9
SUBJETIVIDAD, DISPOSITIVOS Y MASS-MEDIA...........................299
I. MASSMEDIÁTICA Y CONSTRUCCIÓN
DE SUBJETIVIDAD.............................................................................301
La subjetividad: heterogénesis descentrada del sujeto.....................301
Masmediática: una lógica de sentido..................................................309
II. LA SUBJETIVIDAD MASSMEDIÁTICA......................................323
Las marcas de los signos massmediáticos.........................................323
Entre operadores y operaciones.........................................................327
III. TV: ¿DISPOSITIVO O APARATO?...............................................343
TV: Un collage de lo social y un tinglado de sentido......................343
La forma y lo sagrado...........................................................................360
La superabundancia del signo mediático...........................................362
IV. ENTONCES LO MEDIÁTICO:
MANUAL PARA VER TV...................................................................373
Quinta Parte
DE LA OPINIÓN PÚBLICA
A LAS DEMOCRACIAS MASS-MEDIÁTICAS......................................381
I. LA MEDIÁTICA EN LA HEGEMONÍA
DE LA PRODUCCIÓN INMATERIAL...........................................383
Una lectura de la opinión pública como régimen............................383
Aún Marx................................................................................................391
Por qué el poder de la mediática.........................................................395
La sobredeterminación mediática de la producción inmaterial.....398
II. LA SOCIEDAD MEDIÁTICA..........................................................407
El predominio del significante en la forma-signo............................407
La colonización de la democracia.......................................................416
III. LA MASSMEDIATIZACIÓN DE LA POLÍTICA:
SU DEVENIR HOY............................................................................425
La banalización de la política: una tecnología del biopoder...........426
La massmediática y los procesos de desintegración........................436
Problemas de legitimación en las democracias mediáticas.............440
El aura no desaparece, se desplaza.....................................................445
IV. LA MEDIÁTICA EN SU OCURRENCIA POLÍTICA..............455
Crítica de la Razón Mediática
10 Sexta Parte
LA APUESTA POR LA DISTOPÍA DE LAS MULTITUDES:
HACIA UNA REFUNDACIÓN DE LA POLÍTICA............................473
I. SUBJETIVIDAD Y POLÍTICA: DEL CONSENSO
A LA VOLUNTAD POLÍTICA DE LA MULTITUD..................475
Otra idea de Estado: entre lo efímero y lo permanente.................476
La aporía del proceso constituyente:
una nueva subjetividad política...........................................................489
II. DE LA REVUELTA
A LA REINVENCIÓN DEL PUEBLO..........................................497
Adiós a la sociedad civil.......................................................................497
La resistencia, o el poder constituyente del pueblo.........................503
III. EL FINAL DE LA MOSCA: LA TELA ARÁCNIDA
AL HILO DEL CUERPO-POTENCIA..........................................527
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................621
GLOSARIO.........................................................................................................643
ÍNDICE ONOMÁSTICO..............................................................................691
Crítica de la Razón Mediática
Juan Barreto
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AGRADECIMIENTOS
emancipatorias y pasiones.
Juan Barreto
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PRO(LOGOS)
Pro(Logos)
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COMUNICACIÓN:
EL CLÍMAX
DE LA ERA POSMODERNA
Rigoberto Lanz
Pro(Logos)
Pro(Logos)
Pro(Logos)
Pro(Logos)
Pro(Logos)
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LOS NUEVOS
MUNDOS SIMBÓLICOS
Nelson Guzmán
Pro(Logos)
Pro(Logos)
como cura, como catarsis, sin ese vahído que son las mercancías 27
de la industria cultural, ante la miseria, los hombres morirían
sofocados, tristes, procelosos. No siendo el sentido de la legiti-
midad propuesta, la industria cultural trabaja con el acicate de la
felicidad.
Barreto toma distancia de las interpretaciones sociológi-
cas que estudian el mundo de los medios de comunicación como
simple técnica de dominio. A su juicio lo que está en disputa son
las guerras de las interpretaciones, no es al relativismo cultural a
lo que se refiere, tampoco a la concepción del arte como estéti-
ca pura, ni al fragor del caos. Lo que está en disputa es el cuadro
de construcción de la subjetividad como discurso, como argu-
mento, como poder y en esa simbólica los hombres ocupan luga-
res preferenciales.
Barreto nos presenta las disputas históricas en lo relativo
a la construcción del concepto de comunicación. Se ha pretendi-
do situar a los individuos y a las sociedades en relación a sus refe-
rencias, al grupo, a los estímulos. La comunicación planteada
como logro, como técnica, como necesidad de conformar una
ingeniería de lo social ha generado un discurso que apunta hacia
la estabilización.
Barreto da cuenta en su trabajo del pensamiento haber-
masiano y de su gramática de conformación de lo social.
Habermas se reclama de la modernidad, considera que ésta es un
proyecto inconcluso, y en su afán de darle coherencia al Logos
propone el diálogo perlocutorio.
Los argumentos deben servir para la paz, y para dar
raciocinio hacia lo que amenaza con caerse. Los argumentos de
Habermas se sostienen en la ideología universalista; este autor
confía en la razón, trata de rehabilitarla. Sabe que el caos está en
Crítica de la Razón Mediática
Pro(Logos)
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libro sino como una singularidad más cuya voz entra en las múl-
tiples voces de este libro, como se entra a una fiesta sin más pro-
pósito que la fiesta misma, por lo que ella ofrece.
Juan Barreto
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Pro(Logos)
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tro, en la que todas las partes están muchas veces [y] cualquier 35
lugar es otro lugar», un lugar múltiple que se bifurca delante de
sus pasos, de sus juegos y de sus deseos de ser otro Asterión. Así,
desmiente la creencia de que él es un prisionero. Y, también,
quien al meditar sobre su morada, dice del otro, de los que fin-
gen que van a visitarlo y les muestra la casa, de los que entran y
corren alegremente a buscarlo, del que espera como su redentor
haciendo resonar estas preguntas: «¿Cómo será mi redentor?
¿Será un toro o un hombre, será tal vez un toro con cara de hom-
bre? ¿O será como yo? », cuya fuerza debilita la de Teseo: «¿Lo
creerás Ariadna?... El minotauro apenas se defendió».
Asterión, en efecto, habla de la exploración de su propia
morada, en la que percibe que no hay un centro ni un camino fijo
y recto, que no es el prisionero de la construcción de Dédalo
sino el viajero perenne que no requiere del hilo de Ariadna, sino
de sus recorridos, que importan no por su inicio y su fin sino por
ellos mismos como experiencia en y con el laberinto. Porque en
el laberinto cada camino desemboca en otros, cada bifurcación
conduce a otras y ningún punto está desligado del otro.
Así me hizo recorrer Juan Barreto su libro, de modo que,
al menos por mi singular exploración en él puedo decir que sí
acudió a la cita con Deleuze, inscrita como marca a la entrada de
su libro, su transitoria morada. De hecho, el (la) lector(a) podría
comenzar y continuar por cualquier parte o ensayo, pero cada
parte o cada ensayo les hará invitaciones para ir a otros y entrar
en ese vasto y plural campo de relaciones que se abren entre la
massmediática, la construcción de subjetividad y la política.
Y, así, me imagino que Juan recorrió sus propios laberintos
para elaborar su Crítica de la razón mediática, seducido por la inquie-
tud acerca de cómo funciona el dispositivo información-comuni-
Crítica de la Razón Mediática
Pro(Logos)
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UN INTENTO
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I. Prigogine
Juan Barreto
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de saber poder.
Pero resulta que toda idea con pretensiones de verdad
proviene de un universo en el que intervienen además de los
8 R. Jastrow. Citado por Dyson, en El infinito en todas las direcciones, Metatemas,
Juan Barreto
Barcelona, 2004.
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(Mimeografiado).
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V. Forrester.
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bres que no tienen nada que ver con lo que se ha conocido hasta 57
ahora13. Lo que supone la aparición de problemas éticos y polí-
ticos más peliagudos que las discusiones que hoy todavía, aun-
que nada desdeñables, preocupan a algunos sobre los contenidos
de La TV, sin entrar en otras consideraciones de mayor o distin-
ta profundidad.
Los eventos de nuevo tipo también son el producto del
trabajo vivo y en ese sentido trabajo subjetivo y subjetividad
general, por eso son condiciones generales de producción de
sentido que pueden ser leídas y asimiladas por las nuevas gene-
raciones humanas como diagramas de fuerzas que operan desde
su propia existencialidad, como generadores de actualidad que
obran produciendo obsolescencias humanas no adaptadas al
cambio tecnológico.
Es decir, el nuevo dispositivo también crea una nueva
fragmentación y corte, un nuevo pliegue intersubjetivo como el
ocurrido entre el hombre del campo y el de la ciudad. Se trata de
un dinamismo que en un mismo espacio territorial, actúa despla-
zando a numerosos contingentes sociales no habituados o entre-
nados en la comprensión y uso de la nueva tecnología. A este
efecto se le conoce bajo el lugar común de brecha social o brecha
generacional tecnológica.
La tendencia es a que los cambios profundicen la diferen-
cia respecto a los usos y consumos del dispositivo información-
comunicación-actualidad, por ejemplo, que el mundo de los lla-
13 Uno de estos nuevos actores son las nuevas tribus sociales que se están agru-
pando alrededor de los hipertextos y del cyberespacio. Los cyberpunks contie-
nen en su interior a los hacker, cyfer, cyberhippies y demás especies que hoy pulu-
lan alrededor de la tecnología. Tienen sitios en donde se reúnen, realizan
encuentros mundiales, congresos, peticiones a los gobiernos y los más radica-
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20 Ibid., p. 123.
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F. Savater.
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22 “Sin duda las vueltas y revueltas de la moda no pueden ser separados del
inmemorial ethos del despilfarro demostrativo de las luchas simbólicas que
acompañaron la expresión de los nuevos focos de riqueza… una nueva relación
con la individualidad se abre paso, la moda conjuga siempre el gusto por la imi-
Crítica de la Razón Mediática
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23 “La mediación se impone ahora como realidad absoluta del sistema infor-
mativo. Tal mediación aspira incorporar al individuo a una reedición de los
procesos primordiales de apropiación de sentido“. J. Martín-Barbero,
Pretextos, Gedisa, Barcelona, 1999, p. 83.
24 O. Calabrese, La era neobarroca, Cátedra, Madrid, 1993.
Juan Barreto
25 Ibid., p. 26.
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J. Baudrillard.
Aires, 2001.
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28 "Y finalmente, ¿qué soy yo? ¿Qué es uno mismo? Y ante esta pregunta, la
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72 El drama de la escritura
(El cómo de la forma o estilo)
G. Deleuze.
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Primera Parte
APROXIMACIÓN A UNA
CAJA DE HERRAMIENTAS
M. Foucault.
Crítica de la Razón Mediática
Juan Barreto
I 89
El dinero no hiede.
C. Marx.
tado en una subjetividad social general del saber, cada vez más pri-
vado y separado, pero paradójicamente cada vez más colectivo.
1970.
Primera Parte / Ensayo I
9 Veáse I. Wallerstein, Utopística o las opciones históricas del Siglo XX, México,
Juan Barreto
2003.
Primera Parte / Ensayo I
Aires, 2003.
Primera Parte / Ensayo I
lándola. El poder sólo puede alcanzar un dominio efectivo sobre toda la vida
de la población cuando llega a constituir una función vital, integral, que cada
individuo apoya y reactiva voluntariamente. Como dice Foucault: 'Ahora la vida
Primera Parte / Ensayo I
10 y 11.
Primera Parte / Ensayo I
en el microcosmos.
2 J. Arnau, asegura que una reflexión mucho más compleja que la elabora-
da por occidente, surgió en la India en el siglo II, por el filósofo y monje
budista Nãgarjunã. En La palabra frente al vacío, Fondo de Cultura Económica,
Juan Barreto
México, 2005.
Primera Parte / Ensayo II
5 A. Gorelik, Adrián, Miradas sobre Buenos Aires, Siglo XXI, México, 2004.
Primera Parte / Ensayo II
6 M. Bisbal, Pensar la cultura de los medios, UCAB, Caracas, 1999. Este concep-
to captura sin pretenderlo, la idea de J. L. Borges, quien habla de la realidad
Juan Barreto
UN ACERCAMIENTO CRÍTICO
A LAS TRADICIONES TEÓRICAS
EN EL CAMPO DE LA COMUNICACIÓN
J. Swift.
S. i ek
Masas e Industria
C. Marx
8 Ibid., p. 30-31.
Juan Barreto
9 Ibid., p. 89
Primera Parte / Ensayo III
R. Goubern
el cambio cultural que ellos catalizan y potencian: ese que conecta las nuevas
difusas condiciones del saber, carácter limitado del conocimiento y horizonte
ilimitado de la información, con las nuevas maneras de ver-narrar (la profun-
da complicidad de la oralidad que perdura como experiencia cultural primaria
como 'la oralidad secundaria' que tejen las gramáticas tecnoperceptivas de la
radio, TV, cine, video), y de ambos con los nuevos modos de estar juntos, esto
es, con las nuevas maneras de habitar la ciudad". J. Martín-Barbero, Mediaciones
Juan Barreto
1992, p. 23.
Primera Parte / Ensayo III
21 Decidimos incorporar esta larga cita de Toni Negri, pues ella habla por sí
sola de la importancia de la teoría del valor de Marx: "Es por ello: 'la sustan-
cia comunal de todas las mercancías, es decir, su sustancia no como materia,
como carácter físico, sino su sustancia comunal como mercancías y por lo
tanto, valores de cambio, es esta, que son trabajo objetivado'; 'la única cosa dis-
tinta del trabajo objetivado es el trabajo no-objetivo, el trabajo que aún se está
objetivando a sí mismo, el trabajo como subjetividad' (Grundrisse, p. 271-72;
182-83). Es la primera vez que encontramos esta caracterización del trabajo.
Con ella hemos entrado en una fase central del análisis de Marx. La separación
capital-trabajo fue el primer momento: este es ahora el segundo- el trabajo
como subjetividad, como fuente, como potencia de toda riqueza. Es sólo
sobre la base de estos pasajes que la teoría de la plusvalía puede ser elaborada:
estos pasajes son partes de la teoría de la plusvalía. Leamos entonces una pági-
na que nos parece más importante que cualquier comentario: 'La separación
de la propiedad y el trabajo aparece como la ley necesaria de este intercambio
entre capital y trabajo. El trabajo colocado como no-capital es: (1) trabajo no-
objetivado (nicht-vergegenstandlichte Arbeit), concebido negativamente (el
mismo aún objetiva, el sí mismo no-producto-bruto: trabajo separado de
todos los medios y objetivos de trabajo, de su entera objetividad. Este trabajo
viviente, existente como una abstracción desde estos momentos de su actual
realidad (también, no-valor); esta completa denudación, existencia puramente
subjetiva del trabajo, arranca toda objetividad. El trabajo es pobreza absoluta:
pobreza no como escasez, sino como exclusión total de la riqueza absoluta. O
también como el no-valor existente, y, por lo tanto, valor de uso puramente
objetivo, existiendo sin mediación, esta objetividad sólo puede ser una objeti-
vidad no separada de la persona: sólo una objetividad coincidiendo con su
Crítica de la Razón Mediática
actividad; no como, él mismo, valor, sino como la fuente viviente del valor. (A
Primera Parte / Ensayo III
sin más. Pero también están los que apuestan al caos de la diver- 141
sidad como posibilidad emancipatoria, al estilo de García
Canclini o de Vattimo. Cada una de estas propuestas es intere-
sante desde el punto de vista de la desterritorialización que ellas
producen respecto del debate iniciado por la Escuela de
Frankfurt.
Ciertamente, desde tales propuestas, puede sostenerse
que la lógica de sentido dominante organiza por caotización,
saturación, exceso, diferenciación y por ley del olvido y actuali-
zación. La homogeneización reterritorializa la proliferación de la
saber, es) riqueza general (en contraste con el capital en el cual ella existe obje-
tivamente, como realidad) como la posibilidad general de la misma, quien se
demuestra como tal en acción. Por ello, no es totalmente contradictorio, o, en
realidad, los postulados mutuamente contradictorios referidos a que el traba-
jo es pobreza absoluta como objeto, por un lado, y es, por otro lado, la posi-
bilidad general de la riqueza como sujeto y como actividad' (Grundrisse, p.
295-96). Pero esto no basta. La subjetividad del trabajo es la del 'trabajo puro
y simple, trabajo abstracto; absolutamente indiferente a su particular especifi-
cidad (Bestimmtheit), pero capaz de todas las especificidades', es también 'una
actividad puramente abstracta, una actividad puramente mecánica, por ende,
indiferente a su forma particular; una actividad meramente formal, o, lo que
es lo mismo, una actividad meramente material (¿stofflich?), actividad pura y
simple' (Grundrisse, p. 296-97-204). La paradoja se complica; y ya no es más
paradoja, es un desarrollo dialéctico de una intensidad excepcional: la oposi-
ción determina subjetividad y esta subjetividad del trabajo es definida como
una abstracción general. La abstracción, la colectividad abstracta del trabajo es
poder subjetivo (potenza). Sólo este poder subjetivo abstracto (potenza), este
prolongado refinamiento del poder del trabajo en su integridad, que destruye
la misma parcialidad del trabajo, puede permitirle al trabajo presentarse como
poder general (potenza) y oposición radical. En este pasaje, la separación del
trabajo y el capital se vuelve la cualidad que define al trabajo. Los dos signifi-
cados de "abstracto", el de "general" y el de "separado", se hallan reunidos y
reforzados en esta creativa subjetividad de los trabajadores, en la potenciali-
dad por poseer, de ser la fuente de toda riqueza posible. Por otro lado, el valor
de uso, en cuanto-trabajo, se halla absorbido en este primer intento de definir.
¡Algo muy distinto a las definiciones naturalistas y humanistas del valor de
uso! En verdad, se requiere una gran ignorancia o una completa mala fe para
Crítica de la Razón Mediática
lía". T. Negri, Marx más allá de Marx, Bourgois, París, 1979, pp. 129-130.
Primera Parte / Ensayo III
El espíritu americano
R. Zallo.
p. 28.
Primera Parte / Ensayo III
C. Parnet
Madrid, 1982, p. 46
Primera Parte / Ensayo III
Problema de modelos
S. Beckett.
51 Ibid., p. 80.
Primera Parte / Ensayo III
…está mucho más cerca de una teoría cuando dice que ‘el medio es 159
el mensaje’… [aunque] totalmente ciego a la forma social de la que
hablamos (la forma general del intercambio), exalta los media y su
mensaje planetario con un optimismo tribal y delirante. Medium is
messages no es una proposición crítica, pero, bajo su forma paradóji-
ca, tiene valor analítico...52
54 Ibid., p. 17.
Primera Parte / Ensayo III
1982, p. 45.
Primera Parte / Ensayo III
68 Ibid., p. 34.
Primera Parte / Ensayo III
Tendencias y aportes
desde América Latina
G. Labica.
ción de los sujetos y los objetos que lo constituyen". T. Negri, Imperio, p. 42.
Primera Parte / Ensayo III
170 xión de Jesús María Aguirre, quien sostiene que hay una variación
cultural discontinua, o sea, que existen comunidades de investiga-
ción con distintos matices y motivaciones, y algunas líneas de cruce
comunes que dotan al subcontinente de una presencia modesta en
el terreno teórico más general. Mario Sambarino asimila esta idea a
la producción de hetero-conocimientos que obedecen a distintos
cortes o fronteras identificatorios.
Indoamericanismo, afroamericanismo, panamericanismo,
pensamiento nacional, globalización y su invitación a los sende-
ros evanescentes del universalismo, y el cruce de las corrientes
tradicionales de las escuelas europeas y americanas, se reflejan en
las tempestades de las estrategias levantadas por los investigado-
res de la “región”. Y, aquí, el término entra en juego en la dimen-
sión considerada por Anthony Giddens: las sociedades no son
un espacio tiempo unificado, coincidente con James Halloran
cuando observa que la universalidad es, en todo caso, el resulta-
do de las respuestas a componentes y variables del desarrollo
paradójico de cada situación concreta, y su proyección contra-
dictoria en relación con otras realidades como, por ejemplo, las
regionales.
De manera que, con Aguirre73, compartimos que no se
puede hablar de un cajón de sastre, haciendo de las lecturas regio-
nales un pensamiento unificado a la medida del territorio, y apos-
tamos por una óptica transdiciplinaria. En efecto, la situación,
como admite Oswaldo Capriles, no ha variado mucho desde los
años 70 a esta parte, excepto honrosas propuestas personales y
esfuerzos colectivos como el ININCO y la revista Comunicación,
en Venezuela. Esto quiere decir que no se puede hablar propia-
mente de corrientes, escuelas o colectivos. Sin embargo, la mayo-
ría sigue vinculado (por lo menos hasta los años 80) a la psicolo-
Crítica de la Razón Mediática
75 Ibid.
76 O. Capriles, "El debate sobre políticas de comunicación en América Latina",
Juan Barreto
177
Segunda Parte
CULTURA(S), CAMPOS Y
MassMediática
G. Vattimo
Crítica de la Razón Mediática
Juan Barreto
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I 179
CAMPOS HÍBRIDOS
Y LectURas tRaNsVeRsaLes
P. Bourdieu
del afán por dar cuenta de la práctica de unos hombres y de unas mujeres que
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4 Ibid., p. 229.
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5 "Según Pierre Bourdieu los habitus dan cuenta, tanto de la inclusión plena de
los cuerpos en la organización de los espacios sociales, como de la inclusión
plena del espacio social en al organización de los cuerpos. En tanto sistemas de
disposición para la práctica en opciones disyuntivas de los "versus".
Cuerpo Vs. Discurso. Pulsión Vs. Representación. Intensidades Vs.
Significación. Cuerpo pulsión Vs. Cuerpo significante. Flujos Vs. Sentido.
Cuerpos reprimidos Vs. Cuerpos liberados. Discurso Vs. Juegos dramáticos.
Cuerpo Vs. Mente. Razón Vs. Pasión. También las apelaciones apresuradas a una
unidad psicosomática que presenta la ficción simplificadora de una articulación
que nunca puede dar cuenta de sí misma. ¿Cuánto del resto enigmático que los
cuerpos plantean a las disciplinas no es afecto inevitable, necesario, de las formas
binarias, dicotómicas, con las que se ha abordado la problemática?
En tal sentido, para pensar los cuerpos no sólo es necesario un atravesamiento
disciplinario que cree condiciones de transversalidad conceptual e institucional,
sino también revisar los a priori lógicos desde donde los cuerpos han sido cate-
gorizados, clasificados, ordenados, teorizados, instituyendo las condiciones de
posibilidad de los saberes sobre el cuerpo, delimitando sus áreas de visibilidad e
invisibilidad, sus principios de ordenamiento, sus formas de enunciabilidad y sus
regímenes de verdad. Y aquí pareciera que el antiguo ordenamiento platónico
alma-cuerpo aún despliega sus efectos, renueva sus eficacias, renaciendo de
pequeñas muertes que nuestro ingenuo positivismo creyó infligirle.
Crítica de la Razón Mediática
Pensar los cuerpos hoy desde una perspectiva desdisciplinaria implica atrave-
sar algunos impensados de los instituidos o sentidos comunes disciplinarios
de las "ciencias de la sociedad" ya que abordar las intensidades maquínicas no
discursivas que ellas componen es pensar los cuerpos como impensados del
lenguaje, las intensidades como impensados de la representación. Problema
filosófico, político y subjetivo ¿cómo pensar las lógicas de la multiplicidad?"
A. M. Fernández, Política y subjetividad, las fabricas recuperadas y asambleas barria-
Juan Barreto
6 Ibid., p. 53.
Juan Barreto
7 Ibid., p. 54.
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9 Ibid., p. 10.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 185
nentes, que confiere a cada una de ellas y a los efectos que ella
ejerce sobre las prácticas, su valor propio».10 Por ello se hace
Juan Barreto
11 Ibid., p. 218.
Juan Barreto
13 Ibid., p. 220.
Juan Barreto
14 Ibid.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 188
ciones individuales y por la manera en que razona en los debates de ideas. Esta
separación persiste aun en últimos textos de un autor tan lúcido como Jurgen
Haberlas, cuando realiza la autocrítica a su viejo libro sobre el espacio público
Juan Barreto
16 Ibid., p. 24.
17 "Continuando el análisis de esta oposición encontramos otra determinación
del trabajo, en tanto está separado y es antagónico. El valor de uso de este tra-
bajo necesario y viceversa. ¿En qué sentido? En el sentido de que cuando el
valor de uso de los trabajadores se encuentra cambiado por el capitalismo en
valor de cambio, cuando las dos entidades autónomas deben confrontarse, y
están firmemente atadas entre sí, se establece una relación que contiene una
medida específica; la medida de trabajo necesario para la reproducción de la
fuerza de trabajo adquirida por el capitalista y sometida a las relaciones genera-
les del capital. El valor de cambio de su mercancía no puede ser determinado
por el modo en que su comprador la usa, sino sólo por la cantidad de trabajo
objetivo contenida en ella; luego, aquí, por la cantidad de trabajo requerida para
reproducir al propio trabajador. Porque el valor de uso que él ofrece existe sólo
como una habilidad, una capacidad (Vermogen) de su existencia corporal; no
posee existencia aparente de esa. El trabajo objetivado en ese valor de uso es el
trabajo objetivado necesariamente corporizado para mantener no sólo la sus-
tancia general en la cual su poder de trabajo existe, es decir, el propio trabaja-
Crítica de la Razón Mediática
dor, sino aquel requerido para modificar esta sustancia general a fin de desarro-
llar su particular capacidad. Esto, en términos generales, es la medida de la can-
tidad de valor, la suma, que obtienen en el intercambio. El desarrollo ulterior
donde se miden los salarios, como otras mercancías, por el tiempo de trabajo
necesario para producir al trabajador como tal, no es el punto que considera-
mos aquí. El hecho de que el valor de uso del trabajo es reducido por el capital
a este límite de intercambio, no modifica ni su calidad ni su relación: el trabaja-
Juan Barreto
20 Ibid., p. 222
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 193
II 195
J. L. Borges.
A. Gabilondo.
Crítica de la Razón Mediática
Caracas, 1990.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 197
N. García-Canclini.
7 Ibid., p. 324.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 200
mismo infinito.
La teoría de los símbolos parte del hecho de que, en las
sociedades divididas en clases, la cultura es también violencia sim-
8 M. de Moragas Spá, Sociología de la comunicación, p. 85.
Juan Barreto
ción con un campo más general que es el gran relato de toda civi-
lización. Es esta correspondencia la que permite que los sistemas
14 Ibid., p. 118.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 203
15 Ibid., p. 47.
16 N. García Canclini, Culturas híbridas., p. 15.
17 Ibid.
18 N. García-Canclini, Imaginarios urbanos, Editorial Universitaria, Buenos
Juan Barreto
Aires, 1997.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 204
24 E. Girardin, Signos para una política, Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1976, p. 22.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 211
III 211
F. Guattari
Madrid, 1984.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 214
C. Marx.
nes, las metamorfosis: las que se han producido en forma de prótesis, esto es,
como excedente de la potencia física de los cuerpos a través de la adquisición
de nuevas herramientas; éstas crecen en forma de red, esto es, se fijan en la
comunicación y la cooperación de los cuerpos; y, por último, las que se cons-
tituyen en el éxodo, en la movilidad espacial y la flexibilidad temporal, en la
capacidad de mestizar cuerpos y lenguas, por la dignidad del animal-hombre".
T. Negri, Arte y multitud, p. 73.
Juan Barreto
4 J. Barreto, Op cit.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 218
arte es por que existen ciertos preceptos estéticos que lo delimi- 221
tan. ¿Cuáles son los que dominan en la posmodernidad? Para
Georges Balandier11, el desorden, el caos, son principios organi-
zadores manejables que inciden transformando los sistemas de
interpretación. Pues ha llegado el momento de la complejidad,
de las nuevas formas del Ser, donde «orden y desorden se entre-
mezclan inextricablemente en desórdenes concurrentes».12
Al respecto, Habermas plantea en sus últimos trabajos
-fundados en las críticas a las teorías francesas sobre posmoderni-
dad estética- las contradicciones entre modernidad cultural y
modernidad social13. Para este autor, la modernidad cultural com-
por primera vez (o lo recomenzaría), ni Espíritu del Tiempo que lo conservaría, lo
propagaría y lo recuperaría. Para cada enunciado existen "emplazamientos" de
sujeto, muy variables por otro lado. Pero precisamente porque diferentes indivi-
duos pueden ocuparlos en cada caso, el enunciado es objeto específico de un
cúmulo según el cual se conserva, se transforma o se repite. El cúmulo es como la
constitución de un stock; no es lo contrario de la rareza, sino un efecto de esa
misma rareza.” G. Deleuze, Foucault, Paidós, Barcelona, 1987, p. 30.
11 G. Balandier, El desorden, Gedisa, Barcelona, 1989.
12 Ibid., p. 56.
13 J. Habermas, Facticidad y validez, Trotta, Madrid, 1998. Sobre este asunto, tam-
bién sostiene: "Kierkegard fue el primero que respondió con un concepto pos-
metafísico 'poder ser si mismo' a la pregunta ética fundamental por el logro o
el malogro de la propia vida. (…) Con todo, los filósofos existenciales, obliga-
dos al ateísmo metódico, reconocieron en Kriekegard al pensador que renovó
la cuestión ética de una manera sorprendente innovadora y suficiente tanto sus-
tancial como formalmente (formalmente suficiente para un pluralismo cosmo-
visivo legítimo, que desautoriza toda tutela en cuestiones ética genuinas. (…)
No sin simpatía, pinta Kriekegard con los atractivos colores del primer roman-
ticismo el cuadro de una existencia frívolamente egocéntrica, negligente e iró-
nica, prendida del placer interesado y del momento. El contraste deseado a este
hedonismo lo constituye una guía de vida decididamente ética, que exige del
particular recogerse y desligarse de las dependencias de un entrono abrumador.
El particular tiene que concentrarse en ser conciente de su individualidad y
libertad. Emancipándose de la autoinfligida cosificación, gana al mismo tiempo
distancia frente a sí mismo. Se recupera de la anónima dispersión de una vida
sin respiro y fragmentada, dando así continuidad y transparencia a la propia
Crítica de la Razón Mediática
16 Ibid., p. 121.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 223
19 Ibid., p. 136.
Juan Barreto
20 Ibid., p. 145.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 225
21 Ibid., p. 163.
22 "Todo orden produce un autoaislamiento y define, intimándolo, todo exce-
so. El enemigo se hace enemigo cultural, 'bárbaro', gran invención de la época
Juan Barreto
24 Ibid., p. 176.
2a PARTE_segunda parte 7/25/14 4:21 PM Page 227
233
Tercera Parte
L. Silva.
Crítica de la Razón Mediática
Juan Barreto
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:43 PM Page 235
I 235
CAMINOS DE LA seMiÓtica
… hacer de la lengua un trabajo …, actuar
en la materialidad de lo que,
para la sociedad, es un medio de contacto
y comprensión, ¿no es, de golpe, hacerse
extraño a la lengua? El acto llamado
literario, a fuerza de no admitir distancia
ideal en relación a lo que significa, introduce
la extrañeza radical en relación a lo que se
piensa que es la lengua portadora de sentido.
J. Kristeva.
la implicación
significante-signo-sentido-lenguaje
R. Barthes.
C. Marx.
242 el que afirma que no hay distancia entre las palabras y las
cosas, pues el signo es el eslabón de fusión entre unas y otras.
Los distintos estilos semióticos del signo son dados
por las pasiones dominantes en la subjetividad de los mundos
de la vida, donde las reservas de sentido revelan sus efectos
de superficie. Los signos son sinuosos laberintos que mani-
fiestan ciertas sustancias ontológicas. El signo es de materia
rizomática en tanto no comienza ni termina y, como la hier-
ba, crece por el medio dependiendo de sus articulaciones. Los
signos son, pues, estrategias para hacer que funcione el senti-
do, para articular la significación.
Desde luego, seguir pensando el signo desde la semió-
tica estructural y sus trayectorias históricas, lo coloca en esta-
do de inactualidad con relación a los problemas de la teoría10.
Un proyecto de inteligibilidad del signo supone un giro
semiótico, tal y como lo plantea Paolo Fabbri:
En los últimos años se ha producido un giro en el modo de estu-
diar los problemas de la significación. Este giro no es como se
había dicho hace pocas décadas una ruptura epistemológica... es
como un nuevo pliegue en la semiótica, otro modo de plegar la
tela muy compleja formada por el modo estratificado que tene-
mos de significar.11
entre significantes, indica ese agujero en la trama del lenguaje que apunta
hacía más allá de ella, quebrando el juego de sus referencias recíprocas y,
al mismo tiempo, fundándolo. El postulado de un significado trascenden-
te es, en definitiva, constitutivo del estructuralismo, puesto que le provee
el núcleo a partir del cual todo sistema puede articularse como tal. Pero, a
la vez, es destructivo de aquél, dado que, para ello, debe sostenerse en una
premisa que escapa, por definición, a su concepto; esto es, disloca el prin-
cipio estructuralista de la inmanencia del sistema de referencias mutuas
entre signos o elementos. Este postulado señala, en fin, el punto en que el
estructuralismo entronca con la tradición metafísica occidental. Ambos
comparten una misma ansiedad por una presencia total (cuya matriz fun-
damental Derrida la descubre en el intuicionismo fenomenológico husser-
liano), la ilusión de una referencia inmediata al objeto, no mediada por la
materialidad del lenguaje". E.J. Palti, Op. cit., pp. 95-96.
11 P. Fabbri, El giro semiótico, Gedisa, Barcelona, 1999, p. 57.
12 Ibid., p. 36.
13 «Un discurso es ‹la totalidad estructurada resultante de la práctica arti-
culatoria›. Sin embargo, la premisa en que descansan tales prácticas articu-
Crítica de la Razón Mediática
16 Ibid., p. 120.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:43 PM Page 247
G. Deleuze, F. Guattari.
19 M. Foucault, Las palabras y las cosas, Siglo XXI, México, 1968, p. 38.
20 Ver: P. Guiraud, La semiología, p. 112.
21 M. Foucault, Esto no es una pipa, Anagrama, Barcelona, 1993.
Juan Barreto
22 Ibid., p. 10.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 250
del enunciado: éste no remite a una forma única, sino a posiciones intrín-
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 252
secas muy variables que forman parte del propio enunciado…éste tiene
un "objeto discursivo" que no consiste en modo alguno en un estado de
cosas al que hace referencia, sino que deriva, por el contrario, del propio
enunciado. Es un objeto derivado que se define precisamente en el límite
de las líneas de variación del enunciado como función primitiva. Al mismo
tiempo, de nada sirve distinguir tipos de intencionalidad diferentes de los
cuales unos podrían ser cumplidos por estados de cosas, y otros perma-
necerían vacíos, siendo en ese caso ficticios o imaginarios en general […]
Si los enunciados se distinguen de las palabras, de las frases o de las pro-
posiciones, es porque comprenden en si mismo, como sus "derivadas", las
funciones de sujeto, las funciones de objeto, las funciones de concepto.
Sujeto, objeto y concepto sólo son precisamente funciones derivadas de la
primitiva o del enunciado. Por eso el espacio correlativo es el orden dis-
cursivo de los emplazamientos o posiciones de sujetos, de objetos y de
conceptos en una familia de enunciados. Es el segundo sentido de "regu-
laridad": esos diversos emplazamientos representan puntos singulares. Al
sistema de las palabras, frases y proposiciones, que procede por constan-
te intrínseca y variable extrínseca, se opone, pues, la multiplicidad de los
enunciados, que procede por variación inherente y por variable intrínseca
[…] Queda, por último, la tercera porción de espacio, que es extrínseca: el
espacio complementario, o de formaciones no discursivas (instituciones,
acontecimientos políticos, prácticas y procesos económicos). En este
punto Foucault esboza ya la concepción de una filosofía política. Una ins-
titución implica enunciados, por ejemplo, una constitución, una carta,
contratos, inscripciones y registros. Y a la inversa, los enunciados remiten
a un medio institucional sin el cual no podrían formarse ni los objetos que
surgen en tales localizaciones del enunciado, ni el sujeto que habla desde
tal emplazamiento (por ejemplo, la posición del escritor en un sociedad,
la posición del médico en el hospital o en sus consulta, en tal época, y las
nuevas emergencias de objetos" G. Deleuze, Foucault, pp. 33-36.
Crítica de la Razón Mediática
materiales continuos.
Juan Barreto
M. Foucault.
vida social, en los términos de Marx, leído por la idea de polí- 255
tica en Laclau. 29
Al respecto, no deja de ser oportuno recordar que en
el campo semiótico lo real deja de ser tal, para convertirse en
una cadena articulada de esferas de sentido –configuración,
estado de cosas, parámetros, expresividad– unidas en la cons-
trucción de lo real. Sobre esta cuestión, Foucault plantea que
cada cultura en la civilización occidental ha dispuesto de su
sistema de interpretación, con lo cual expresa que el lenguaje
siempre dice algo distinto de lo que se dice, que hay lengua-
jes fuera del lenguaje mismo, de manera que pudiera llevarse
a cabo un proyecto para elaborar un análisis de estos sistemas
de interpretación30.
Puede sostenerse, entonces, que la riqueza cultural del
mundo social dinamiza los escenarios de interacción simbóli-
ca, ajustando los lenguajes y sus representaciones en cadenas
de sentido socialmente arraigadas, tal y como lo enfatiza
Rigoberto Lanz:
Las representaciones ideológicas demandan imperativamente
una colocación por encima de cada fenómeno o situación. Esta
tendencia a trascender los ‘hechos’ otorga a cada relación un
sentido. Independientemente de las modalidades concretas que
adquiere este fenómeno de conciencia, en la vida real, los hom-
bres son modelados por conductas prescritas, por valoraciones
socialmente enraizadas, por un discurso clasificatorio que con-
tiene anticipadamente una gramática de jerarquías.31
Crítica de la Razón Mediática
G. Deleuze.
33 "De hecho, ¿dónde, sino en el cuerpo, desde dentro del cuerpo, como
si conociera danzando, puede experimentar mejor esa mutación?, ¿cómo
podría percibirla si no aferrase el aumento (y la metamorfosis) de poten-
cia del cuerpo? Por supuesto, ya los modernos sabrían que el cuerpo es el
punto central y final de toda constitución del mundo, su sola entele-
quia…Spinoza, en su estupor ante la potencia del cuerpo, pero ya
Maquiavelo y Galileo, recorriendo las geometrías de la ciudad y del cos-
Crítica de la Razón Mediática
mos, por no hablar de los poetas y los pintores, de los arquitectos y los edi-
tores del Renacimiento mediterráneo y nórdico…todos nos relataban en
sus fábulas una "creación" por el hombre. Pero hoy el cuerpo ya no es solo
un sujeto que produce y que, produciendo arte, muestra el paradigma de
la producción en general, la potencia de la vida: en lo sucesivo el cuerpo
es una máquina en la que se inscriben producción y arte. Es todo cuanto
Juan Barreto
II 259
G. Deleuze.
Hermenéutica y deconstrucción
G. Deleuze.
10 Ibid., p. 45.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 264
13 Ibid., p. 130.
Juan Barreto
17 Ibid., p. 28
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 267
Hermes, el ladrón
J. Derrida
1973, p. 67.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 269
mentira.22
G. Deleuze.
27 Ibid., p. 372.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 273
1987, p. 110.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 274
Aristófanes.
Hay que liberar a los fantasmas para que jueguen con el pen-
samiento. La apreciación de las cosas siempre remite al fan-
tasma y ésta a su vez a la función de la imaginación. C.
Castoriadis, en Los dominios del hombre, sostiene que el fantas-
ma no es simplemente mediación entre las categorías y lo
dado empírico, es también resonancia y reminiscencia, resi-
duo y fragmento de memoria. Es sobre todo soporte del pen-
samiento y de lo inteligible, pues toda enunciación dice algo
de otra cosa.
Por eso dice que «el alma nunca piensa sin fantasmas».
Los fantasmas son noemas pioneros del pensamiento y nada
puede el pensamiento sin ellos. Por ello, cuando alguien nos
habla de amor o del color rojo nos asaltan los fantasmas aso-
ciados a cada uno de ellos. De ahí el lenguaje como mitología
de lo cotidiano. Como dispositivo con que se narra al mundo,
nos narramos a nosotros mismos y somos, también esos rela-
tos. Desde este enfoque, se encuentra Prometeo como arque-
tipo del lenguaje que oscurece o enciende.
Crítica de la Razón Mediática
pp. 38-39.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 277
de lenguaje-acontecimiento.
III 279
G. Deleuze.
simbolizar:
¿una tarea del lenguaje?
G. Deleuze.
Crítica de la Razón Mediática
280 era sólo un modo de conocer sino un modo de ser del hom-
bre que, a la vez, asume una reflexión sobre el sentido. A esta
visión del lenguaje se articula el llamado círculo hermenéuti-
co, que se plantea el sentido del sentido.
Con ello, la hermenéutica puede visualizarse como la
búsqueda de un lenguaje intertextual que complemente las
acepciones de posibles sentidos de todos los lenguajes, en
donde el signo juega el papel de transporte natural de las
representaciones y de los intereses simbólicos que se materia-
lizan en ellas. La hermenéutica es, en tal perspectiva, una dis-
ciplina que abarca el máximo contexto y advierte la singular
conexión con la lengua como garante de transmisión y ema-
nadora inmanente de sentido.
Por esta razón, podemos afirmar que la hermenéutica
es posibilidad de transversalidad en el método, que también
habita en los espacios de la filosofía, la cual renace aquí como
el lenguaje de todos los lenguajes, como mediación entre el
mundo cultural y el universo simbólico. En cuanto a la capa-
cidad del lenguaje, Ortíz-Osés ha expresado que éste es más
abarcante que el propio Ser: «mientras que no todo pasa por
el Ser (por ejemplo, la nada), por el lenguaje pasa todo, pues
incluso puede hablarse con sentido de la nada».1
Y aún más trascendente nos lo muestra Cassirer, al
considerar al lenguaje como el «lugar de tránsito o mediación
entre el inframundo mítico y el supramundo lógico-racional»2.
De ahí que el lenguaje funcione como mediador entre la origi-
nal función mítica y la derivada función semántica (o referen-
cial), sin embargo, como ente aparte no se identifica con nin-
guna de sus dos funciones. El momento de la comprensión
hermenéutica, o el proceso de explicitación, se inician en el
Crítica de la Razón Mediática
5 Ibid., p. 26.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 282
6 "En definitiva, la tragedia (la apuesta, que es lo que cuenta) supone una
creencia que se conoce que es tal, que sabe que no puede aspirar a ser más
que ello -esto es, una mera creencia privada ya, una vez quebrado el tipo
de transparencia que proveía el determinismo, de toda garantía objetiva -
pero que, para serlo, no puede tampoco, sin embargo, resignarse a no ser
algo más que ello: indudablemente, no tiene sentido apostar si no contá-
Crítica de la Razón Mediática
semos más que con una mera creencia, esto es, si existiera la posibilidad
de alguna evidencia (ya sea de que Dios existe o de que no existe) pero,
inversamente, no sería razonable apostar si aceptáramos que se trata de un
mera creencia ‹un pura ‹construcción discursiva›, ‹un ‹mito›, en palabras de
Laclau y Mouffe." E. J. Palti, Op. cit. p. 85.
7 L. Garagalza. Op. cit., p. 110.
Juan Barreto
C. Parnet.
9 Ibid., p. 53.
10 Ibid., p. 56.
11 P. Ricoeur, La metáfora viva, Trotta, Madrid, 2001, p. 332.
Juan Barreto
15 Ibid., p. 79.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 287
F. Guattari.
A. Breton.
290 «El sentido del mundo tiene que existir fuera de él», dice. Es al
interior de la proposición, pero también fuera de ella, que el sen-
tido se manifiesta.
De ahí que el mundo sea la totalidad de los hechos,
no de las cosas, y en Wittgenstein, un hecho es algo en el
mundo. Un estado de cosas es la manera de manifestarse
del mundo18. Para él, los objetos forman la sustancia del
mundo y su conexión (estado de cosas) es una relación
inestable que produce la representación figurada en el len-
guaje que les da nombres. En sintonía con este plantea-
miento, Barthes afirma, en Fragmentos de un discurso amoroso,
que sujeto y objeto llegan a la palabra en el momento
mismo en que es proferida y que el sentido es constitutivo
de la enunciación.19
El sentido de la proposición depende de la existencia
de los objetos nombrados, aunque otra proposición de senti-
do haya designado nuevos objetos de sentido. Al respecto,
Wittgenstein escribió: «Una proposición sólo puede decir cómo es una
cosa, no lo que es». Lo que viene a decir que la figura es un mode-
lo de realidad que encuentra expresión en modelos de pensa-
miento. La manera «como se comportan las cosas» es el hablar
de los modelos que pueden ser verdaderos o falsos.
Figura-lenguaje y mundo son inefables. Wittgenstein
no cree, como los positivistas lógicos, que la significación y
el sentido son físicos en primera instancia. Para él, el senti-
do está asociado a colecciones de sensaciones, a experien-
cias sensibles, a observaciones interpretadas.
22 Ibid., p. 142.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 292
Verdad y método, p. 371. Así, el sabio fija los parámetros desde los cuales es
posible una toma de partido desde la posibilidad de la comprensión des-
prejuiciada, es decir, la fundación del juicio sin la carga argumentativa de
la descalificación.
25 L. Garagalza, Op. cit., p. 146.
26 G. Deleuze y F. Guattari, ¿Qué es la filosofía?, Anagrama, Barcelona,
Juan Barreto
1993, p. 23.
3a PARTE.qxp_Maquetación 1 7/25/14 3:44 PM Page 294
299
Cuarta Parte
SUBJETIVIDAD,
DISPOSITIVOS
Y MASS-MEDIA
A. Piscitelli.
Crítica de la Razón Mediática
Juan Barreto
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 301
I 301
MASSMEDIÁTICA
Y CONSTRUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD
Los medios sobreviven a punta de golpes
simbólicos que imponen sustantivos
y calificativos para el uso colectivo. Cuestión
de palabras se diría, pero hay algo más:
la imposibilidad de los medios de sostener
un discurso coherente y crítico sobre
sí mismos, mientras su mirada siempre
expone y enjuicia a los otros.
P. Bourdieu.
La subjetividad:
heterogénesis descentrada del sujeto
P. Virilio.
Crítica de la Razón Mediática
1 Para Spinoza, Sabiduría "Es pues, no meditar sobre la muerte sino sobre la
vida". Liberarse buscando lo útil a su conservación, la alegría del cuerpo ente-
ro en su capacidad de activar, pues, "El hombre es un cuerpo, máquina com-
pleja, un alma"…orden de las acciones y pasiones del cuerpo, orden de las
acciones y pasiones del alma". B. Spinoza, Ética, Alianza, Madrid, 1987,
Juan Barreto
(Prólogo).
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 304
2 "… Existe en toda cultura, entre el uso de lo que pudiéramos llamar los
códigos ordenadores y la reflexiones sobre orden, una experiencia desnuda
del orden y sus modos de ser. Se trata de mostrar en qué ha podido conver-
tirse [esa experiencia], a partir del siglo XVI, en una cultura como la nuestra:
de qué manera, remontando, como contracorriente, el lenguaje tal como era
hablado, los seres naturales tal como eran percibidos, los cambios tal como
eran practicados, ha manifestado nuestra cultura que hay un orden y que a las
modalidades de este orden deben sus leyes los cambios, su regularidad los
seres vivos, su encadenamiento y su valor representativo las palabras[…]
Ahora bien, esta investigación muestra dos grandes discontinuidades en la
episteme de la cultura occidental: aquella con la que se inaugura la época clá-
sica (hacia mediados del siglo XVII) y aquella que, a principios del XX, seña-
Crítica de la Razón Mediática
1978. (Prefacio).
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 305
F. Guattari.
Crítica de la Razón Mediática
Resulta ocioso, de más está decirlo: los medios están allí, delan-
te de nosotros, o nosotros dentro de ellos, disueltos. Tomárselo
en serio significa dar cuenta del pasmoso e insistente proceso
Juan Barreto
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 310
310 que esto supone. Los distintos lugarejos y callejones hacia donde
nos conducen los media son, también, verdaderos containers de
cotidianidad, sitios de des-encuentro, lugares comunes y refugios
seguros; la única referencia de obligación y de ciudadanía para la
realización simbólica de mucha gente.
Giovanni Sartori ve en el progreso tecnológico una rup-
tura con las antiguas prácticas sociales y el surgimiento de un
nuevo modelo de humanidad caracterizado por el tele-ver y el
video-vivir, en donde todo acaba por ser mediatizado por la
visualización: «La imagen es pura y simple representación visual»10, en
donde el pensamiento como representación del mundo quedaría,
si no ausente, desplazado. De modo que surge una contradicción
entre el entender y el ver.
Esta hipótesis coincide de algún modo con la esgrimida
por P. Bourdieu, quien, en su libro Sobre la televisión11, consigue
incongruencias y problemas entre el pensamiento y la veloci-
dad de distribución de la imagen en la TV. Ella reduciría todo
contenido a su banalización en tanto tópico. Serían máquinas
instruccionales que estarían cambiando las formas culturales de
la modernidad: ¿Con afirmaciones recientes como éstas asisti-
mos a un neo culturalismo elitesco, o es que ese debate no ha
sido saldado?
10 Ibid., p. 35.
11 P. Bourdieu, Sobre la televisión, Anagrama, Barcelona, 1997.
12 "Con todo, la cuestión de la producción en relación con el biopoder y socie-
dad de control revela una debilidad real de la obra de los autores quienes hemos
tomado prestadas estas nociones. Deberíamos aclarar, que las dimensiones 'vita-
les' o biopolíticas de la obra de Foucalt relativas la dinámica de la producción.
En la década de 1970, Foucault sostuvo varios trabajos que no es posible com-
prender el paso del Estado 'sobre no', del Antiguo Régimen al Estado 'discipli-
nario', moderno, sin tener cuenta en qué medida el contexto biopolítico fue pro-
Crítica de la Razón Mediática
do en un mundo. El valor de uso y todas las demás referencias a los valores y los
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 311
París, 1993.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 314
314 presionan unas a otras cual placas tectónicas que pueden com-
plementarse o fracturarse, dependiendo de las contradicciones
presentes en la “Polibio” subjetiva más general y en el paradóji-
co impacto e influencia que puedan tener, por efecto de trasmi-
graciones nómadas.
Este impacto advierte del surgimiento de distintas sub-
jetividades periféricas, que también se mueven al interior de las
redes de comunicación-información, dada la abolición relativa
de las distancias y al dispositivo de actualización mediática
que, paradójicamente, actúa como efecto perverso sobre su
propia lógica unificadora y totalizadora. De modo que la pro-
liferación de subjetividades también puede ser excéntrica al
gobierno del capital.
El orden posfordista de la sociedad de la información es
absolutamente totalitario, pero sus efectos, si así puede llamarse
al contacto experiencial que produce en el cuerpo el encuentro
con la máquina mediática, no es necesariamente homogeneiza-
ción, también es posibilidad de proliferación de subjetividades
múltiples. Igualmente, las formas más amplias de explotación del
trabajo que supone este régimen incluyen formas sociales de
inmaterialidad que invaden la vida en sus articulaciones intelec-
tuales y afectivas, con incidencia en los tiempos de producción
de las mezclas de saberes y memorias de la subjetividad, que no
necesariamente ni de forma inmediata repercuten creando un
diagrama de archivo controlable.
Lo dicho presupone concebir la sociedad como un
torrente de energías modelísticas que performatizan el mate-
rial plástico de lo social, conforme a un conjunto de paradig-
mas estéticos específicos. Estas energías son un complejo de
fuerzas que van hiperfoliando en capas sucesivas a los indivi-
Crítica de la Razón Mediática
del Estado y la génesis de las maneras en la mesa (así como las for-
mas que acompañan a otras supuestas ‘funciones naturales’, tales
como escupir, defecar, dormir o fornicar) siguen una lógica socioge-
nética y sicogenética, respectivamente.19
Juan Barreto
del afuera e incorporarla a las retículas del archivo. Aquí el régimen de enun-
ciación y el de visibilidad entran en juego con el espacio llamado público: El
lugar de la ciudadanía donde son crispadas o atenuadas las sensibilidades, ros-
tro (milos) visible de la subjetividad y sus múltiples trayectorias. Es decir, la
sensibilidad es a la subjetividad (Benjamin) su fantasmal gloria.
21 F. Guattari, "Conferencia dictada para el Instituto Francés de Cultura", en
Juan Barreto
mos tratar tales aspectos como aspectos desde los cuales analizamos elemen-
tos internamente relacionados que son mutuamente constitutivos. Caso de
hacerlo así, no podemos sino concebir a los "individuos" como personas que
se individualizan a través de la socialización; como tampoco podemos recha-
zar en tal caso la estrategia de conceptualizar la "subjetividad" como el resul-
tado de relaciones epistémicas y prácticas con uno mismo que emergen de, o
están integradas, en relaciones de uno mismo con otros". J. Habermas, La
Juan Barreto
24 Ibíd., p. 6.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 320
II 323
LA SUBJETIVIDAD MASSMEDIÁTICA
N. Katerine Hayles.
Las marcas
de los signos massmediáticos
P. Virilio.
A. Gramsci.
tigos de una afluencia creativa y de ayuda sin precedentes orquestada por los
media. Band Aird, Restaurantes del corazón, Téléthon, Reality Show: tras los
objetos, el ocio, el sexo, los buenos sentimientos han hecho su entrada en la
arena mediática... Cuanto más se debilita la religión del deber, más generosi-
dad consumimos; cuanto más progresan los valores individualistas, más se
multiplican las escenificaciones mediáticas de las buenas causas y más audien-
cia ganan". Ibid., p. 182
Juan Barreto
4 Ibid., p. 181.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 329
en cuanto mantenimiento y aumento del valor real y efectivo, no del valor pura-
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 337
dad en que consiste el capital tiene que se elaborada, es decir, consumida por el
trabajo, y por otra, la mera subjetividad del trabajo como pura forma tiene que
ser negada y objetivada en la materia del capital". K. Marx, Grundisse, 1,
Barcelona, Crítica, 1978. Citado por T. Negri, "Un pensamiento fundante", en
revista Anthropos, Nº 144, Barcelona, junio 1993.
18 J. Baudrillard, "La precesión de los simulacros", en J. Baudrillard, Cultura
Juan Barreto
20 Ibid., p. 422.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:04 PM Page 341
III 343
M. Chion.
A. Piscitelli.
Crítica de la Razón Mediática
frecuencias variables: "no es algo que se contempla; es, por el contrario, una
máquina de contactar, que está simplemente encendida todo el tiempo. Por eso
no hay ninguna afinidad entre ver TV y reflexionar o analizar un fenómeno. TV-
ver es un proceso pasivo pero increíblemente eficiente de archivar y asociar
información para utilizar más tarde". Ibid., p. 193.
6 G. Deleuze, "Optimismo, pesimismo y viaje (carta a Serge Daney)”,
Juan Barreto
7 Ibid., p. 119.
8 S. Zunzunegui, Pensar la imagen, Cátedra, Madrid, 1992, p. 211.
9 Pensar desde el aparato comunicacional supone: "En primer lugar, la con-
Crítica de la Razón Mediática
348 ria del sentido» que nada tiene que ver con lo postulado por
MacLuhan -«el medio es el mensaje»-, quien se pierde en la pura
existencia del medio.
Lo que aquí se pone en evidencia es que los massmedia
engendran una sensación de totalidad, es decir, se vuelven la
generalidad de lo social que sanciona lo verdadero. Especie de
mosaico, o campo de sentido, “un cuarto ver”, dentro de una
dimensión singular: el espectáculo conectado al imaginario
colectivo de los sujetos, expresión de eso que llamamos el mito
unificador de la comunidad ideal.
El medio cotidianiza todo lo que toca, lo desacraliza y
desencanta, pero lo sume en la singularidad del instante y en el
criterio de valor social de lo relevante. Convertir en espectáculo
es asimilar imágenes y signos de carácter universal, reducidos al
marco binario de los pares opuestos, borrando toda anfibología
y restando zonas opacas y conflictivas en torno a discursividades
más complejas (producción lisa)11. Y, como parece pertinente
observar, producir es reordenar, organizar en una historia, a
veces descontextualizar o contextualizar en términos informati-
vos y de mercado.
Esto significa la cobertura del tiempo social, con un cri-
terio de igualdad en relación a los contenidos, los estilos en
estándar. Ni quiere decir que, eventualmente, este espacio de la
industria cultural no privilegie actitudes y programas de buena
factura, pero de lo que estamos hablando es de la naturaleza de
la realidad producida mediáticamante, pues el menú mediático
supone la producción para una inteligencia promedio acostum-
brada a la fragmentación:
11 "El escozor de lo cotidiano ya no se mitiga en la emisión de una colecti-
Crítica de la Razón Mediática
No se trata, pese a las apariencias, de dar a luz una especie de discur- 349
so carente de sentido, sino que la propia organización interna de la
televisión asegura la permanencia del sentido más allá de las manipu-
laciones del espectador. Se mantiene intacta -e incluso se refuerza,
confiriéndole además un carácter marcadamente lúdico- la ilusión pri-
mordial de la TV: la manipulación de nuestros poderes ante la realidad,
su aprehensión aparente directa, su organización del espectáculo.12
12 Ibid., p. 203.
13 J. M. Ferry, D. Wolton y Otros, El nuevo espacio público, Gedisa, Barcelona,
1992.
Juan Barreto
14 Ibid, p. 129.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:05 PM Page 350
opera como gel, o ambiente espeso, también opera aboliendo las distancias
entre el adentro y el afuera, entre mercancía y producción inmaterial, pues
es de suyo materialidad del trabajo inmaterial. Es decir, subsun-
Juan Barreto
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:05 PM Page 352
352 ción real del trabajo material por un lado y, por el otro, síntesis
dinámica del consumo material y el inmaterial en un solo y
mismo movimiento, lo cual significa un cambio cualitativo en el
metabolismo del plano e consistencia del capital como lógica.
El valor, escondido bajo la forma dineraria (forma fetichi-
zada), como liquidez de la relación de clases, también se compri-
me y sobre-acelera en la medida que el trabajo inmaterial y el con-
sumo asociado a esta forma dominante se despliegan y consoli-
dan. El capital, que es siempre movimiento (Marx tenía el coraje
de este concepto), se mueve exprimiendo al trabajo que en la ace-
leración no logra distinguir que él es la sustancia primera de todo
valor y tampoco distingue en el sobremovimiento cuál es su rela-
ción con el capital constante. En otras palabras, la supergravedad
de la aceleración de la circulación, producto del impacto tecnoló-
gico, se impone sobre el trabajo (que aparece como sobre deter-
minado al valor) y el tiempo del trabajo, que se comprime y redu-
ce por sobregravedad, como ocurre con los agujeros negros.
El nuevo estatus valor acelerado nace “separado del tra-
bajo”, como capa densa de nueva opacidad, borrando, sin abolir
-esto no sería posible-, toda la sustancia del trabajo que contiene.
Aproximándose por identidad al momento del dinero como rela-
ción separada del trabajo y como imagen-movimiento de la lógi-
ca del capital. Así actúa el dispositivo información-comunicación
al interior del campo económico: haciendo estallar sus fronteras.
Cobra entonces nueva vigencia el concepto de mercancía
de Marx (otra vez siempre es bueno una nueva lectura), cuando
habla de una sustancia común-trabajo y del trabajo como «conjunto
de objetos conformados» y no como cosa que se equipara a can-
tidades fijas de esfuerzo, o de tiempo acumulado, que puede ser
homologado a un valor arbitrario como el dinero. El trabajo es
Crítica de la Razón Mediática
19 Esto coincide con lo expuesto por Rosa Ma. Rodríguez cuando afirma que
hoy la información es "exceso, abultamiento plenipotenciario, asfixia y bloqueo.
La acumulación de la información va haciendo estallar los vientres repletos de las
memorias terminales; generando a su vez códigos, fichas de estrategias y meto-
Crítica de la Razón Mediática
24 Ibid., p. 32.
Juan Barreto
26 L. Vilches, La televisión: efectos del bien y del mal, Paidós, Barcelona, 1993, p. 150.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:05 PM Page 360
La forma y lo sagrado
I. Mészáros.
La superabundancia
del signo mediático
Barcelona, 2003.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:05 PM Page 364
364 A los voceros de este estilo los vemos desfilar cada maña-
na como el rociador de un medio ambiente -cuando no están eter-
namente presentes en la ausencia parlante de la cotidianidad
mediática-. Son los funcionarios de la información. Sujetos capa-
ces, con el talento de hacer cada vez más oculto lo que a su vez
es cada vez más evidente: la irracionalidad de esta forma de vida.
Podemos contemplar, por horas sin fin, estupefactos, como
ponen en marcha el funcionamiento masivo de un dispositivo
productor, traductor y legitimador de ciertos enunciados. En
todo caso no se trata de una estupidez cualquiera, sino de toda una
operación de adecuación de cualquier mentalización a los impe-
rativos sistémicos de la razón instrumental.
Estas formaciones de superabundancia, súper gravedad o
gravedad masiva, son una memoria y un archivo que apela a la
producción de información-actualidad instantánea por exceso y
saturación. Son containers de fragmentos de registros y huellas de
acontecimientos implosivos. La espiritualidad telepredicada, la
diversión, la política, la especulación económica, son reorientados
a ese orden de visibilidad y enunciabilidad. Por eso, hay que pro-
fundizar las tensiones, el contra sentido, cuando todos los cami-
nos en la dirección de la democratización y la participación, por
“el nuevo orden informativo internacional” y por “la libertad de
expresión”, parecieran crear una brecha desenmascaradora.
En lo social todo es campo de ejercicio de poder y de
resistencias, y en ese sentido tales luchas parecieran legítimas y,
de cierta manera, como banderas políticas lo son. Pero tanto
entusiasmo no debe erigirse en límite para ocultar que ninguna
de estas propuestas atacan el problema de fondo: la metamorfo-
sis del capital y la construcción de su nuevo dispositivo informa-
ción-comunicación.
Crítica de la Razón Mediática
33 Pues, por ejemplo, "Ni Ted Turner, de CNN, ni Rupert Mardoch, de News
Crítica de la Razón Mediática
35 Ibid., p. 203.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:05 PM Page 367
37 Ibid., p. 131.
Juan Barreto
38 Ibid.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:05 PM Page 369
ria resultante de los individuos, es decir, uno, más uno, más uno, 371
en una suma idéntica.
La sustancia de este dispositivo es del orden de lo lúdi-
co y de la combinatoria, que secuestra y reduce la opinión al
narcisismo frío del medium. Nos convertimos en terminal que
vehicula el imaginario instrumental del bien común. La idea de
la opinión pública postula también «la igualdad de los ciudada-
nos, basada en la semejante desposesión de la fuerza propia
por el poder... parte esencial del predominio del ejercicio de la
opinión pública en los países modernos»42. El todo contiene
su propia imagen simbólica «en cada aspecto concreto de lo
real» que se materializa en la nomenclatura jurídico-política de
la sociedad.
Sin embargo, siempre surge, de pronto, la desmesura cua-
litativa e intangible del fantasma, con toda su alteridad, como
relación que no se deja traducir por el aplanamiento mediático.
La desafiliación ideológica de las instituciones imaginarias
(Derrida) del biopoder, aparece en quienes piensan y ejercen la
democracia cuando se niegan a ser representados anticipando
gestos y figuras, retóricas y actos de habla que se van desplegan-
do en forma de prácticas que comienzan a hacer su espacio y su
permanencia dispuesta a suplir el orden representativo desde
nuevas técnicas y otros saberes. O, dicho de otro modo, desde
la sustancia del poder constituyente como lo que se resiste a ser
dominado, que siempre está allí y se cuela por los resquicios no
capturados por el biopoder en su operación de transformación
de lo liso en estriado.
41 F. Savater, Panfleto contra el todo, Alianza, Madrid, 1989, p. 77. "En este sis-
Crítica de la Razón Mediática
IV 373
ENTONCES LO MEDIÁTICO:
MANUAL PARA VER TV
T. Adorno.
2 Ibíd., p. 17.
4 a PARTE.qxp_cuarta parte 7/25/14 4:05 PM Page 375
1977, p. 226.
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5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 381
381
Quinta Parte
DE LA OPINIÓN PÚBLICA
A LAS DEMOCRACIA
MASS-MEDIÁTICAS
R. Debray.
Crítica de la Razón Mediática
Juan Barreto
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 383
I 383
LA MEDIÁTICA
EN LA HEGEMONÍA DE LA
PRODUCCIÓN INMATERIAL
J. Baudrillard.
J. Attali.
2 Ibíd., p. 45.
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 385
da (todos deben buscar su 'felicidad' por el camino que se les antoje más pro-
vechoso)". J. Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, Gustavo Gili,
Barcelona, 1981, p. 140.
4 "La opinión pública tiene la forma del entendimiento humano sano; está
extendida entre el pueblo al modo de los prejuicios y aun en esa turbulencia
refleja, de todos modos, 'las verdaderas necesidades y las tendencias correc-
Juan Barreto
12 J. Habermas, Op. cit., p. 268. Cabe añadir que: "La opinión pública es el
correlato de la dominación […] algo que sólo existe políticamente en deter-
minadas relaciones entre el dominio y el pueblo". G. Schmidtchen, Befragte
Nation. Citado por J. Habermas, Ibid., p. 267.
Juan Barreto
E. Laclau.
Lo vemos caminando las calles, cada vez que las multi- 393
tudes cruzan las esquinas, expresándose en los oscuros paladares
del hambre cotidiana de las mayorías, robando la calma al pre-
sente, inquiriendo a los espíritus satisfechos, sembrando inquie-
tud al paso de su sombra. Poniendo fuera de quicio, diría
Hamlet, a los problemas referidos a la libertad, reproduciendo
obsesiones, prohibiendo el reposo a cualquier forma de buena
conciencia, pues siempre trasparece desde sus contextos difíciles,
desde su humanidad falible e insuficiente, pero con todas sus
chimeneas, caprichos y chisteras.
La modernidad registra sus marcas, reaparecen sus con-
juros trazados a martillazos, habitamos sus laberintos y topamos
con los tropos de sus fantasmas, descritos en su ontología mate-
rialista. No hay que ser marxista -tampoco aristotélico, hegeliano
o cualquier cosa- para agradecerle algo a este pensamiento. Sólo
los renegados reniegan.
Los que apostamos a las resistencias, a la memoria que
libera, a más de 500 años de luchas, a la emergencia insurgente
de sus proclamas, ante los obreros del mundo, sabemos que si
bien Marx vale más que una misa, también hace oportuna una
nueva interpelación y una nueva, reclamada y distinta apuesta
por su lectura crítica. Lo hacemos, pues, a contracorriente de los
posmodernos de derecha que se regodean ante cualquier asfixia
intelectual, ante lo cual cabe la pregunta por la ética política
como voluntad móvil para instalarse en el optimismo inspirador
del sabio, renuente a cualquier fatalismo histórico.
A Marx debemos la inspiración impugnadora de su alien-
to para que vuelva la esperanza, personalizada en ocasiones polí-
ticas y en los distintos disturbios del devenir. Que nadie se escan-
Crítica de la Razón Mediática
394 como un bálsamo, pues aún nos sigue hablando desde lengua
extranjera. Es decir, desde aquello que se extraña y desgarra en
la palabra pues no se reconoce en el sujeto (el deseo, el consumo
y su materialidad) que lo nombra.
No hay que ser marxista o tener miedo a serlo, para
toparse con la prosa de su poesía a veces dramática, que clava la
puntería de su flecha, sin titubeos, en esa construcción curiosa
que Derrida denomina «ocasión singular», para sumergirse en
un porvenir difuso, que se vislumbra a partir del trabajo, meta-
morfoseado en la subjetividad del trabajo mismo y su sustancia,
en esa fábrica del sujeto que es la creación, la producción y la
resistencia.
Valga este homenaje y advertencia a los que temen a su
faro, a su alter, al arte de asediar que nos deja y nos sirve para
refundar el materialismo, para tener una idea aproximada sobre
nuestros fantasmas y sobre nosotros mismos. El devenir de la
fortuna, lo que somos y vamos siendo no es un destino, el capi-
talismo tampoco. Marx lo sabía. Por eso su herencia y el rastro
que seguimos desde sus marcas es una provocación para todos
los dispuestos a caer en ella. Estas líneas indican de algún modo
las trazas de este libro.
Seguramente los prejuicios de siempre, los de aquellos
que renunciaron y renuncian cada día a la impugnación radical de
todo lo existente, se apoyarán en ellas para columpiar el despres-
tigio. Mientras tanto, en contra del esfuerzo inútil de un puñado
de voluntades tristes, él sigue allí, como Prometeo de Treveris,
como espolón de proa ante los mares de la incertidumbre del
presente que debemos navegar, ante la niebla opaca de la sub-
sunción real y los arrecifes impuestos por el biopoder del
Crítica de la Razón Mediática
R. Debray
bles que la desean sin merecerlo y que sólo son dignos de vender-
se a la servidumbre», recurriendo a palabras de Víctor Hugo.
Juan Barreto
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 398
R. Debray.
frente a las necesidades del patrón. Éste podrá invocar los placeres psíquicos
de la "satisfacción del trabajo" como acicate para el trabajador, pero eso supo-
ne que el patrón está dispuesto a estructurar la situación laboral de manera
que exista alguna "satisfacción" en el cumplimiento del trabajo. El asunto se
convierte entonces en político, y se resuelve con el poder de negociación. De
ahí que la definición de eficiencia nos remonte directamente a la fuerza polí-
Juan Barreto
toda la sociedad en una nueva forma mutante del valor: la comu- 405
nicación-información. Lo hace, descentrando la noción de trabajo y
colonizando el espacio-tiempo de la producción de saberes; en
fin, informatizando a la sociedad para su utilización productiva.
Es el paso de la coerción al control como nueva fase de la domi-
nación. La comunicación-información deviene, entonces, dispositivo de un
régimen de visibilidad y enunciabilidad.
II 407
LA SOCIEDAD MEDIÁTICA
J. Baudrillard.
J. Baudrillard.
Baudrillard nos recuerda que ni el sexo ni la locura son los ver- 409
daderos malditos de la civilización contemporánea, es la seducción,
juego ritual por excelencia y única instancia que la ratio occiden-
tal no ha podido dominar. Aquí se sustenta la condena moral de
los signos, pues la seducción siempre es del demonio, y la teatra-
lidad, el simulacro, el ritual calculado de los gestos, las palabras y
los silencios, sus cualidades.
«El signo es mucho más que una connotación de la mer-
cancía, mucho más que un suplemento semiológico del valor de
cambio»3, escribió Baudrillard, en El espejo de la producción, remar-
cando las dimensiones inéditas de la transformación social que
ello produce. Una dimensión es el hecho de que la propiedad de
los medios de producción ya no es lo que estructura las relacio-
nes sociales, sino el dominio del código. De ahí que Baudrillard
sostenga que hoy la competencia sea una ficción de sí misma,
pues el capitalismo monopolista ha hecho imposible la ley de la
oferta y la demanda que, también, entra en el orden de la simu-
lación, mientras ha sido sustituida por el cálculo estratégico.
Este dispositivo, clave en el orden del consumo, consiste
en la abolición de la «contingencia de la demanda» y opera en
agenciamientos de «instancias semiológicas» como la publicidad
y el consumo. En virtud de tal dispositivo, todo se vuelve obje-
to de consumo y el signo ha dejado de “significar”, es decir, ya
no refiere a otra cosa que a sí mismo, o, más acertadamente, al
código. De modo que no es casualidad que en nuestra época los
saberes triunfantes sean los llamados «saberes del significante» -
la informática, la cibernética y la semiología-.
El predominio del significante en la forma-signo nace en
un mundo que abandonó el ciclo de la expansión mercantil y ha
desplazado a la forma-mercancía. Algo que, a nuestro juicio, se
Crítica de la Razón Mediática
7 Ibid., p.145.
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8 Ibid., p.176.
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9 Ibid., p. 182.
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 415
416
La colonización de la democracia
A. Touraine.
dadera urdimbre social". H. Béjar, La cultura del yo, Alianza, Madrid, 1993, p. 123.
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 417
aquella frase de Kafka: «Hay mucha esperanza pero no para nosotros». 417
Este es el marco problemático. La forma democrática y las nue-
vas esferas de sentido que se abren paso colonizando lo social,
desde donde no se realiza ideal alguno.
Stella Martini12 nos habla del acontecimiento mediático
como colonizador de las prácticas democráticas, reducidas a
elección o selección de ofertas emocionales y paquetes de dis-
cursos que articulan en madejas de sentido prejuicios, noticias
muertas, datos, actitudes y opiniones, que producen la selección, la
decidibilidad: «Lo que ocurre disimula los valores en la diversi-
dad de enfoques y de ofertas» y el modelo secuencial de McQuail
parece imponerse. Al respecto, ya D. Wolton advertía sobre los
efectos de la hiper-información y la distorsión del evento por la
ocurrencia del ver-decir en la noticia, que valora como acontecimiento
el surgimiento de cada nueva información en la avalancha de
información. Por eso, a la hora de construir y explicar la ocu-
rrencia política, los medios se asumen como el único instrumen-
to legítimo de verificación y de cierre.
Tampoco hay evasión sino emoción y creencias, es decir,
ritual del espectáculo vaciado de relato, estereotipo de una cier-
ta puesta en escena, una dramatización. Democracia en los efec-
tos especiales y poder de convocatoria teledirigido, que compor-
ta un desplazamiento de lo político hacia lo mediático, o más
bien una reabsorción de lo político al interior de otra lógica: el
espectáculo.
«La edad de los media impone el poder permanente de
las imágenes... Pero la continuidad de lo espectacular banaliza,
borra las distancias y la separación sin los cuales la política no
tiene espacio propio, reemplaza el secreto (una de las fuerzas del
gobernante), por el ruido», dice Balandier13. Lo que replantea el
Crítica de la Razón Mediática
victoria, a sufrir una decepción similar a la del soberano del cuento? ¿Saben
que, en este fin de siglo, el poder se ha desplazado? ¿Que ha huido de esos
lugares precisos que circunscribe la política? ¿No corren el riesgo de exhibir
demasiado de prisa el espectáculo de su impotencia? ¿De verse obligados a
andarse con rodeos, a retroceder, a retractarse? ¿Y constatar que el verdade-
ro poder está en otra parte, fuera de su alcance?" I. Ramonet, "El poder de
Juan Barreto
p. 181.
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 422
III 425
LA MASSMEDIATIZACIÓN
DE LA POLÍTICA: SU DEVENIR HOY
A. Hitler.
J. Ramoneda.
las masas son el afán maniático de los mass media por la cuanti- 429
ficación y toda cuantificación a identidades definidas, organiza-
das y distribuidas, razón por la cual, son la abolición de la multitud
por ritual estadístico, por volumen cuantitativo y pérdida cualita-
tiva. La razón de lo social y el imperativo de mantener a las
masas dentro del sentido massmediático, hace circular la idea de
la opinión pública, que se hace metafísica cuando medio y masa no
coinciden, pues esta última devino multitud.
Pero la ceguera ante tal devenir tiene como consecuencia
la conversión discursiva de las nociones clásicas de la política
como pueblo, sociedad civil, democracia, opinión, ciudadanía,
comunidad, que, entre otras, han sido trocadas en "entidades
nebulosas" y flotantes, cuya existencia ya no es política sino esta-
dística. En tal sentido, la estrategia mediática del poder consiste
en sumergirse en las masas como concepto abstracto, como
número sin referente, es decir, desde un régimen de enunciación-
opinión, para de allí extraer su legitimidad y construir un régi-
men de derecho, concentrando su legitimidad en una voluntad
que sella una hegemonía.
Sin embargo, plurales experiencias muestran que, pese a
la pretensión de lo Uno que funciona en la lógica massmediática
como parte de las lógicas del capital y del ejercicio del biopoder,
siempre hay un resto, una potencia que opera singularizándose
en diversas formas de ejercer la resistencia. Por esto hay veces
que la estrategia mediática del poder no resulta y la articulación
entre política y subjetividad cobra cuerpo en los cuerpos que for-
man masa y singularidades, cuyas intensidades y afectaciones se
ponen de manifiesto en las masas que se revelan con violencia o
con indiferencia, con el silencio o con su irrupción revoluciona-
ria por otras vías. Por estos episodios, siguiendo a Baudrillard,
Crítica de la Razón Mediática
recortes mediáticos.
Hoy, parafraseando al poeta Válery, el dominio de la
política es aquel en que nada se sostiene, sino por arte de magia
Juan Barreto
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 435
Seyla Benhabib.
3 Para Eliseo Verón: "Después que los medios han producido, los aconteci-
mientos sociales empiezan a tener múltiples existencias fuera de los medios: se
les retoma al infinito en la palabra de los actores sociales, palabra que no es
mediática. Es por eso que dicha realidad es 'nuestra' realidad, vale decir inter-
Juan Barreto
6 Ibid., p. 199.
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 440
Problemas de legitimación
en las democracias mediáticas
M. Hardt y T. Negri.
Crítica de la Razón Mediática
S. Mezzadra.
tencia, con motivos sólo materiales, sólo afectivos o sólo racionales respecto
de valores. Más bien, cada uno procura suscitar y cultivar la creencia en su
legitimidad". Weber afirma: "La necesidad en que se encuentran la pretensión
de este circuito es dar respuestas válidas que refuercen un mundo de vida
vigente hasta hoy. Las formas culturales producidas industrialmente, permi-
ten estructurar justificaciones a lo que ocurre dando por satisfechas a los indi-
viduos". M. Weber, Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México,
Juan Barreto
1987, p. 137.
5a PARTE_Maquetación 1 7/25/14 4:24 PM Page 453
26 Ver: I. Mészáros, Más allá del capital, Vadel Hermanos, Caracas, 1995.
Juan Barreto
IV 455
LA MEDIÁTICA
EN SU OCURRENCIA POLÍTICA
J. Derrida.
La mediática
como dispositivo de captura
G. Deleuze.
tamente visible, en carne y hueso: como aquello que es 'a la primera ojeada'
(auf den resten Blick). Ese buen sentido fenomenológico vale, quizás, para el
valor uso. (…) El esquema fantasmal parece indispensable a partir de ahí. La
mercancía es una 'cosa' sin fenómeno, una cosa fugaz que sobrepasa a los sen-
tidos (es invisible, intangible, inaudible e inodora), pero semejante transparen-
cia no es del todo espiritual, conserva ese cuerpo sin cuerpo que, como ya
hemos reconocido, proporcionaba la diferencia entre el espectro y el espíri-
Juan Barreto
Hollywood en los años 30, 40 y 50, y los trabajos recopilados por 461
D. Mato sobre la presencia de las distintas razas en la publicidad
y los medios venezolanos.3
Cuando el dispositivo mediático se alinea en torno al
deseo político, afirma su nomenclatura y desconoce la existencia
del otro. La visión que surge de esta lógica, sesga y arbitra la con-
flictividad social pretendiendo secuestrar la producción de senti-
do y el estatuto de titularidad social de la verdad para un grupo
de intereses, condenando las multitudes a la infamia, es decir, a
la oscuridad. Diremos, parafraseando a Bourdieu, que el campo
mediático desemboca así, en uniformización y banalización.
El régimen de luz y visibilidad de la mediática toca a cier-
tos actores sociales dotándolos de legitimidad, de aquello que
debe ser dicho y mostrado, transformado en hecho público. Lo
mediático es, en sí mismo, orden de exclusión, pues al legitimar
a unos crea un afuera. Fobias, temores, mentiras y prejuicios,
violencia simbólica contra lo otro no reconocido y excluido, es
ascendido al rango de información y comentario.
Comienza así un proceso de naturalización de una oferta
fraudulenta que es capaz, incluso, de utilizar a los periodistas
como propagandistas que no toman distancia ética de los intere-
ses que el medio representa y se involucran como agentes de la
difusión de propaganda política encubierta presentada como
información, o asumiendo rol de “experto” para el uso de un
pretendido discurso académico, verdadero por definición. La
información interesada sustituye cualquier tipo de género,
cerrándose a alguna pretensión de veracidad o de arbitraje social
desde el medio. Cuando esto ocurre, los medios son también, en
este sentido, parte de la confrontación, pues inscriben en lo
social, de manera directa y sin otras mediaciones, la relación de
Crítica de la Razón Mediática
F. Guattari y T. Negri.
Crítica de la Razón Mediática
LA APUESTA POR LA
DISTOPÍA DE LAS MULTITUDES:
HACIA UNA REFUNDACIÓN
DE LA POLÍTICA
I 475
SUBJETIVIDAD Y POLÍTICA:
DEL CONSENSO A LA VOLUNTAD
POLÍTICA DE LA MULTITUD
…no existen sujetos puros del cambio; siempre
están sobredeterminados por las lógicas
existenciales. Esto implica que los sujetos
políticos siempre son, de una manera u otra,
sujetos populares. Y en las condiciones del capi -
talismo globalizado, el espacio de esta
sobredeterminación se amplía claramente.
E. Laclau.
J. Baudrillard.
1989, p. 297.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 478
cias y los mensajes. Esto supone devolver los medios a una ciu-
dadanía radicalizada y reconstituida desde una ruptura con el
11 M. Téllez, "Reinventar la comunidad, interrumpir su mito", en X.
Martínez y M. Téllez (compiladoras). Pliegues de la democracia, CIPOST,
Juan Barreto
pp. 203-204.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 488
J. Derrida.
tradicciones sociales fuertes y diluye a las clases, con todo y sus 491
intereses, en el mundo de las opiniones correctamente canaliza-
das, confundiendo Estado de derecho con estado de opinión.
Porque más allá de ellos, no hay posibilidad de nuevos actores
que irrumpan en lo social.
Esto hace pensar a muchos que se trata de una sociedad
aparte, formada por ciudadanos libres de compromiso y con
poder. Sus opiniones reflejadas mayoritariamente en los medios
sería la única una fuerza válida para ser controladora del poder
del Estado, es decir, lo civil sería un poder aparte y separado de
lo social y, como tal, fuente de toda legitimidad. Los medios
serían sus canales naturales para teledirigir al Estado y los intér-
pretes de sus deseos, por lo cual, medios y Estado serían una sola
cosa y lo civil su forma de control.
Pero, volvamos a las preguntas ¿Qué pasa cuando la
“horda”, la “anomalía salvaje”, “el accidente” de la gente en la
calle, irrumpe trastocando lo instituido? Y a parte de la respues-
ta: los portadores de realidad del discurso político y los represen-
tantes de la sociedad civil desaparecen devorados por la fuerza
del acontecimiento, pierden sus pasaportes e inmunidades y
rompen su imaginario vínculo con la gente que no se deja
“representar”. Derrida, en su libro Fuerza de Ley, sostiene que
así como el derecho no es la justicia, aunque trabaja desde el
mito de la justicia irreductible, inmutable y eterna, tampoco la
representación es el objeto y el sujeto, aunque exprese el contra-
to y el mito del bien.
Además, la violencia actúa como fantasma articulador
entre una y otra, entre derecho y justicia, como instaurador del
principio mítico de autoridad, aunque no aparezca expresa-
mente en el contrato social. Tal como la presentan Derrida y
Crítica de la Razón Mediática
II 497
DE LA REVUELTA A
LA REINVENCIÓN DEL PUEBLO
J. Rancière.
A. M. Fernández.
Crítica de la Razón Mediática
Barcelona, 1996.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 503
La resistencia, 503
J. Rancière
5 Ibid., p. 285.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 505
Ahora bien, esta postura debe tomar en cuenta los cam- 505
bios en la naturaleza de la sociedad y el paso de la sociedad dis-
ciplinaria a la sociedad del control. Sobre este paso Deleuze
plantea un cambio de discusión, o en otros términos, cambiar de
registro y analizar a las sociedades desde el modelo civilizatorio
de la cultura dominante, que no es exactamente el modelo insti-
tucional disciplinario. Adentrarse en el nuevo papel del dominio
mismo en lo que se denomina nuevas configuraciones de senti-
do: «El estudio socio-técnico de los mecanismos de control…
debería ser un estudio categorial capaz de describir eso que
ahora se está instalando en el lugar de los centros de encierro
disciplinario, cuya crisis está en boca de todos».6
En efecto, para Deleuze, al hablar del control hay que
remitirse a las nuevas subjetividades contenidas en estos proce-
sos y a las colectividades de sentido que se configuran, asegurán-
dose nuevos espacios, aún no imaginados, más allá de la red ins-
titucional existente, desplazando la agonía de la cárcel, la escue-
la, la familia, etc., y recreando lo social desde la trilogía pensar-
crear-resistir. Hoy, «solamente se pretende gestionar su agonía»,
dice Deleuze, al referirse a las actuales esferas de dominio en
donde no será posible seguir afirmando la democracia como un
juego de representación de mayorías y minorías.7
Y, como admite Martín Hopenhayn8, ni el desencanto ni
la perplejidad son el final de la historia, son en todo caso el fin de
un pensamiento utópico que apostó su suerte a la mediación y a
la filosofía del diálogo. Numerosos relatos se mueven en el terre-
no de las nuevas utopías, otras apuestas en desarrollo comienzan
a abrirse paso más allá del discurso político, múltiples estrategias
de bajo perfil estallan por todas partes y la idea mitificada de las
9 Ibid., p. 280.
10 "Los tiempos de desbordes, de intensa creatividad colectiva -durante los
cuales los grupos sociales liberan gigantescas energías- actúan como relámpa-
gos capaces de iluminar las sociabilidades subterráneas, moleculares, sumergi-
das, ocultas por el velo de las inercias cotidianas en las que se imponen los
Crítica de la Razón Mediática
México. 2004.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 510
20 Ibid., p. 45.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 519
21 "Badiou anuncia así el tema de una nueva obra, Ser, aparecer, verdades
(…). De todos modos, lo que Badiou señala aquí es una aporía inherente a su
modelo que ninguna reelaboración subsiguiente podría resolver: el Ultra-
Uno, lo que media entre sí y el vacío y hace advenir al Ser al acontecimiento,
no es algo definible dentro de dicho modelo, tornando así indecible la distin-
ción entre acontecimiento y seudoacontecimiento (como señala Laclau, "la
distinción entre Verdad y simulacro no puede, en definitiva, formularse por-
que no tiene lugar de enunciación dentro del sistema de Badiou"). El Ultra-
Uno es, en última instancia, sólo el nombre puesto a un problema, un índice
dirigido a aquello que el sistema de Badiou presupone pero no puede pensar-
se desde el interior de sus marcos (en sus palabras, se trata de una "inversión",
es decir, "una paradoja convertida en un concepto"). Y es en él también que
dicho sistema revela su sentido último. Esto se expresa en la presencia implí-
cita, pero nunca articulada, de una segunda torsión en su modelo. En efecto,
tras las fisuras del concepto de Ultra-Uno, es decir, tras lo que llama "la
segunda de las paradoja de la acción" (la de un acontecimiento a sí mismo),
que genera la primera torsión, subyace una segunda torsión que indica la
Crítica de la Razón Mediática
so. De allí que en la tradición liberal las paradojas relativas a la soberanía popu-
lar se vean obturadas en el nivel de la Ley en tanto que índice que revelan su
aporética intrínseca, es decir, como constitutivas de sus mismos conceptos,
para reducirse a cuestiones de lo que en la teoría legal se denomina adjudica-
tivo (la aplicabilidad de una norma general a un caso particular), esto es, a
aspecto conflictivos". Op. cit., p. 137.
Juan Barreto
24 Ibid., p.153.
Juan Barreto
25 Ibid., pp.170-171
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 522
tía política del burócrata, por ejemplo, expresión de esta raciona- 523
lidad, es de suyo una toma de partido por lo existente, una ética
weberiana de la responsabilidad, minima moralia, y operación de
una ideología que se presenta a sí misma gobernando las prácti-
cas de la vida cotidiana, por medio de un posicionamiento pre-
tendidamente profesional y no ideológico.
Recordemos a C. Schmitt en El concepto de lo político,
y en Legalidad y legitimidad, donde arguye que la política es una
lógica amigo-enemigo. Por eso, el pueblo no es universal, razón
por la cual discutir sobre la constitución del pueblo es establecer-
se en una toma de partido, en cada uno de sus momentos y en la
constitución del devenir de sus prácticas. Esto supone de suyo
una ruptura completa con el régimen de opinión que controla el
deseo, tal cual lo plantea Žižek, régimen en el cual la felicidad ya
no pertenece al orden de la verdad sino al de la opinión, lo que
significaría que ser feliz es más o menos igual a consumir masi-
vamente algo con lo que estamos o no de acuerdo.
Salir del estado de postración seductora de la postpolíti-
ca y su característica «interpasividad acelerada extrema del indi-
viduo, en cambios que nada cambian» (Žižek), nos obliga a rom-
per el oportunismo del historicismo evolutivo tanto en la prácti-
ca política como en el mundo de la teoría y, por torsión o ejerci-
cio de la voluntad, crear los momentos de quiebre y de ruptura.
Nada de esperar. Nada llega o viene dado. Hay que hacer estallar
al capital y sus lógicas desde la explosión increíble del poder de
la potencia constituyente de la democracia de base. Dicho así, el
poder constituyente de la multitud corporeizado en el pueblo
como su límite político.
Lenin lo sabía: «La revolución sólo puede ser autorizada
sino por si misma». Nada es prematuro ni tiene hora adecuada
Crítica de la Razón Mediática
2005.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 527
III 527
EL FINAL DE LA MOSCA:
LA TELA ARÁCNIDA AL HILO
DEL CUERPO-POTENCIA
B. Spinoza.
T. Negri.
1 "¿Por qué los cuerpos han sido siempre lugares tan estratégicos en las accio-
nes biopolíticas? Han cambiado las significaciones imaginarias que cada época
ha construido en relación a los cuerpos. Diferentes han sido los discursos y
las prácticas, mitos y los regímenes de verdad en relación a ellos. Pero siem-
pre se ha dicho qué tienen que hacer, dónde y cómo tienen que estar los cuer-
pos. Estos han obedecido, acatado, pero también resistido, transgredido, esta-
Crítica de la Razón Mediática
EPÍLOGO 561
I. Bordelois.
Epílogo
Epílogo
Epílogo
Epílogo
M. Foucault.
¿Haría falta una arqueología que permita una lectura de los sig-
nos como letras sueltas que por sí solas no dicen nada? ¿Como
trazos jeroglíficos vaciados de toda resonancia, desmagnetizados
de la fuerza rizomática y viral, del gesto y el derroche fáustico del
significado? ¿Como tropos de sentido sin-sentido. En esa direc-
ción proponemos una numeración alfabética aleatoria y decre-
ciente como el ritmo que hay de la A, a la B:
.- Todo sale y pasa por el cuerpo: Todo es cuerpo de
A cuerpos siempre físicos1. Siempre diagrama de dia-
Epílogo
Epílogo
B .-nuevo
La mediática, una de las formaciones terminales del
dispositivo de control, opera como forma de
ejercicio de biopoder. Lo hace, desde la performatividad modeli-
zadora del adentro y el afuera de la subjetividad, en doble movi-
miento, continuo y simultáneo, liquidando sus distancias y cons-
truyendo entornos de mezclas y contornos difusos. Así, la subje-
tividad queda formada por redes de mosaicos arborescentes y
rizomáticos, retículas y aparatos de tejido visible e invisible, de
prácticas que hoy constituyen una esfera autónoma con preten-
sión de una cierta universalidad que marca, a decir de Deleuze, el
tiempo y los flujos del paso de la coerción al control y la varia-
ción de la «potencia de activar y la fuerza de existir» (Spinoza).
Este paso comporta la relativización del afuera, hacién-
dolo difuso para que los aparatos de coacción sólo actúen en
Crítica de la Razón Mediática
Epílogo
Epilogo
D .-tribución
La mediática, como dispositivo maquínico de dis-
y recorte, es en sí misma un régimen de
sentido información-comunicación, con distintas bifurcaciones
y regímenes subsidiarios. Es decir, una semiótica, un campo de
relaciones complejas de un orden de discurso y, por eso de sen-
tido que hace posible un territorio específico de delimitación
con sus zonas de transparencia y de opacidad que gramaticalizan
lo social y su alteridad. Como orden discursivo, la mediática deja
pasar ciertas intensidades y represa otras por máquina abstracta.
De ahí que estas mediaciones sean espacios-tiempos desde
donde es posible vivir los mitos afiliados a ciertos rituales y dis-
tintas miradas referidas a cada uno de los actores y de los suje-
tos que se constituyen5.
ción crítica del sujeto cartesiano implica, a su vez, poner en discusión -tanto
en el plano estrictamente filosófico, como en el plano político, pero también
en las territorializaciones disciplinarias- la noción de representación, y la rela-
ción identidad diferencia. El sujeto trascendental, escindido metafísicamente
del mundo, sólo puede conocer a través de las representaciones que constru-
ya de la realidad. A. M. Fernández, Op. cit., p. 255.
6 Como afirma M. Téllez en su ensayo "Reinventar la comunidad, interrum-
Juan Barreto
Eoílogo
diciones de recorte para ver lo que hay que ver, decir lo que hay
que decir y hacer lo que hay que hacer.
Juan Barreto
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 572
Epílogo
572
G .-cristalizan
Régimen de visibilidad y régimen de enunciación se
como sentido en la sociedad del capital,
expresándose como superficie estriada y máquina de corte en un
régimen de opinión y un régimen de derecho, que son la manifes-
tación, en las sociedades posdemocráticas, del mito de la comu-
nidad idéntica a sí misma: “comunidad de la opinión pública” y
“comunidad del Estado de Derecho”, cuyas lógicas suponen la
construcción mitológica del consenso como realización del deseo
colectivo, el ideal resuelto que articula lo simbólico y lo imagina-
rio en un arquetipo universal de comunidad reducida a lo Uno.7
H .-regímenes,
Los mass media, en la intersección de estados de
son aparatos terminales, efectos de super-
ficie, distribuidores por agenciamiento y máquina propagadora
del mito del consenso. Máquina mitológica, en términos de R.
Esposito: mito del mito, del mito... Pues el mito es un metarrela-
to que actúa como continuidad estriada, obturando las fisuras
conflictivas de lo social por aplastamiento simbólico, y que no
tolera su interrupción en tanto que flujo del poder de una lógica.
I .-propagación
La mediática funciona como gel y dentro de él, por
de un cierto ambiente espeso (de opi-
nión) que contiene un virus. Aquí seguimos la sugerencia de
Deleuze: cambiar de pregunta, ya no tanto qué es, sino más bien
cómo funciona. Por ello, podemos hablar del boom mediático
como régimen de sentido que funciona por superposición de
órdenes, tal cual ocurre con los virus y las células. Para entender
tal funcionamiento recurramos a cómo funcionan los virus. Los
virus son plásmidos, unidades genéticas autónomas que depen-
den por completo de las células hospedadoras y, por ende, son
carentes de un sistema productor propio de energía y sentido,
pueden ser trozos de ADN o ARN producto de una mitosis
Crítica de la Razón Mediática
"Democracia o consenso")
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 573
Epílogo
democracia, ya citado.
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 574
Epílogo
M .-atraer
La mediática actúa como un Agujero Negro, al
hacia sí, por succión, a las otra esferas, al
someterlas a una lógica auto-referida, al actuar como ordena-
dor de las energías sueltas que aplana dos dimensiones: la
actualidad y la información en un mismo dispositivo, el de
actualidad-información. Este dispositivo curva el espacio-tiem-
po de la energía social, acelerando linealmente lo real, creando
un campo gravitatorio intenso que evita el despliegue de nue-
vas multiplicidades fuera de su lógica, actuando por sustracción
y vaciando el sentido original de cada campo o esfera. Pero ello
no siempre resulta de ese modo, pues, de pronto, más bien
deriva en líneas de torsión de las distintas capas o dimensiones
de lo real que giran sobre sí mismas, como lo hace el ADN, en
una explosión de sentido que deviene en caos semiótico por
saturación y sobre-información -como cuando las mitocon-
drias escapan en la mitosis celular-. No es fácil ecualizar el
torrente de energía mediática cuando ésta ha sido desatada y,
Crítica de la Razón Mediática
Epílogo
N .-cuenta
No es posible hablar de mediática, sin tomar en
los modos de producción de sentido del
nuevo dispositivo información-comunicación y sus formas de
diseminación. El sentido lo entendemos, acompañados con
Deleuze, como sustancia y potencia, momento del aconteci-
miento del lenguaje en el que el devenir se abre paso buscando
posibles tránsitos y bifurcaciones, delimitaciones que actúan por
sinapsis, por conexiones aleatorias, en redes fractales, por múlti-
ples singularidades de carácter rizomático que se desplazan a dis-
tintas velocidades y líneas de fuga simultáneas hacia otros cam-
pos, y que se condensan, a veces, en planos de consistencia, en
trazas o esbozos, en cartografías renovables que dibujan un hori-
zonte de eventos, el cual podría ser explicado desde claves de la
mecánica cuántica.
Ñ .-deLasentido
mediática es también una madeja de cadenas
y narratividades, repertorios interpreta-
tivos, sistemas de enunciación y de formación de memoria, de
archivo intertextual, de energías modelizadoras del gusto, filia-
ciones, prácticas y, en fin, de deseo materializado en un mundo
de vida o habitus. Esta madeja hace posible migraciones de
sentido, juegos especulares y el surgimiento de una lingüistici-
dad capaz de conducir a distintas formaciones interpretativas
que actúan en espacios de procedimientos y recortes, dando
Crítica de la Razón Mediática
Epílogo
O .-miento,
Desde la mediática, como dispositivo de agencia-
fluyen distintas potencias y juegos de filtros,
que establecen dinamismos de diagramas de identidades (prácti-
cas, mundos de la vida, estilos: habitus), que recuperan y reorde-
nan fragmentos de sentido, los que de otro modo serían residua-
les, según los nuevos modelos de teorías de partículas, de la mecá-
nica cuántica. En la mediática no hay desperdicios. Velocidad,
ubicuidad, instantaneidad, sistemas de distinción mutante y dife-
rencial, producen series dispares de sentido que instituyen fantas-
magorías y sistemas de simulacro de la oralidad secundaria mediá-
tica, tratando continuamente de retomarse a sí misma.
P .-Industria
Recuperar la dimensión crítica del concepto
Cultural, nos parece fundamental para
estudiar el modo de funcionamiento de la massmediática.
Desde luego, adecuando este concepto a una revisión de sus
implicaciones epistemológicas y prácticas. Por ello, la remisión
al debate frankfurtiano no es ociosa, obedece a la necesidad de
actualización y re-despliegue de una categoría que ha sido
negada e incomprendida, incluso por lo más avanzado del
pensamiento latinoamericano que, por ello mismo, hoy luce
insuficiente.
Crítica de la Razón Mediática
Q .-ducción
La Industria Cultural incorpora el modo de pro-
de la vida espiritual a la formación social
global del mundo de la vida, como lógica de sentido, y permite
Juan Barreto
6a parte_Maquetación 1 7/25/14 4:26 PM Page 577
Epílogo
R .-Industria
La deconstrucción-reconstrucción del concepto
cultural es posible desde la puesta en juego
de una semiótica que no desperdicie la posibilidad de un “giro”
hermenéutico, desde el cual dar cuenta del sentido como proce-
so masivo y continuo de simbolización, que consigue en los
medios un “lugar” de perversión o desnaturalización de la pro-
ducción de las esferas autónomas de sentido, actuando por con-
taminación viral.
S .-comprendiendo
Resemantizar la multivocalidad de la mediática,
cómo actúa su lógica en la tarea de
construir una interculturalidad con pretensiones universales den-
tro de su propio dispositivo, y la manera en que borra las anfibo-
logías sin disfrazar o eufemizar la función del signo, anteponién-
dose a su reificación, es misión de la teoría. Porque las contingen-
cias narrativas del mundo instituido de significado de la mediáti-
ca, obedecen a una forma de expresión y una forma de conteni-
do que configuran, a nuestro entender, la semiótica del régimen
de un dispositivo dominante. Ésta es, a su vez, una configuración
significativa específica en donde connotación y denotación se
superponen formando pliegues y sobrepliegues, dependiendo de
Crítica de la Razón Mediática
Epílogo
578
T .-geneización
La fragmentación del pliegue mediático y la homo-
del sentido por disgresión y dispersión, la
hibridación, no son más que el efecto de superficie de un fenó-
meno nuevo, signado por la excentricidad o descentramiento pro-
pio de la mediática. Al ocurrir de nuevas prácticas asociadas a la
mediática, P. Virilio lo denomina visiónica, relación objeto-visión-
mirada-práctica, asociada a una expresividad, un habitus, un con-
junto suelto de sensibilidades difusas. Campo emocional de la
subjetividad reducida a la mirada que mira desde un nuevo régi-
men de lo visible y lo enunciable: la massmediática. En razón de
ello, la cultura como espectáculo (Subirats), no es un accidente, es
el reacomodo de los campos a otras lógicas derivadas, a nuevos
pliegues y mesetas gobernadas en buena medida por la mediática.
Una lógica que Guattari denomina capitalística, «exceso de senti-
do, excrescencia», homogeneización por saturación, sobreabun-
dancia del signo, lógica de supermercado.
U .-cuerpo
Somos parte de las redes mediáticas del cuerpo, o
de las redes mediáticas. Nada ni nadie escapa
a la fuerza gravitatoria de su lógica de sentido: criterio de reali-
dad mediáticamente fabricada, actualización permanente, tiem-
po real, reducción de lo real al dispositivo informativo sintético
de la simplificación por canalización, clausura de las respuestas,
y nueva forma de la memoria colectiva. Por eso hablamos del gel
mediático, que es de suyo agenciamiento y dispositivo, campo
cultural de intercepción de otros campos y subcultura. Todo ello,
al mismo tiempo, dentro de una lógica que puede ser explicada
desde la matemática de conjuntos y del conjunto como disposi-
tivo maquínico de captura. Por ejemplo, la vida es una lógica,
pero dentro de ella hay conjuntos diferenciales que crean cam-
Crítica de la Razón Mediática
Epílogo
V .-espeso
La mediática penetra, y ya está allí, en el cuerpo
de la subjetividad, por dispersión, resonancia,
negación o afinidad, creando posibilidades para el cuerpo sin
órganos del biopoder. La relación de esta superficie mediática,
híbrida con las formas profundas de la subjetividad, es el tránsi-
to del adentro y el afuera en un doble movimiento, la carga ritual
de los mitos y la vida imaginaria, tal cual lo presenta Foucault. Lo
que hace de la mediática el dispositivo de enlace de la madeja en
nuevos anclajes: echando mano de mentalizaciones, predisposi-
ciones culturales, procesos gestálticos, etc.
W .-ción
La mediática funciona como máquina de produc-
de subjetividades, organizando y articulando los
imaginarios que hacen plano de consistencia en los procesos de
subjetivación como procesos que hacen entrar en la meqamáqui-
na, es decir, el biopoder, el gobierno del capital en la subjetivi-
dad, instalado como dispositivo de producción de las condicio-
nes de su propia reproducción. Porque el biopoder actúa estrian-
Crítica de la Razón Mediática
Epílogo
X .-deLasubjetividad
masmediática como dispositivo de producción
involucra, dentro de su mismo
campo, procesos de desterritorialización y reterritorialización,
desplegando y desembocando en redes de memoria, oralidad,
expresión emotiva y tramas de distinta consistencia, caotización,
descolocación de habitus, saturación y exceso, diferenciación, ley
del olvido y en organización por homogeneización de la diferen-
cia, que materializan nuevos campos de habitus. Es decir, como
atunes de distintas marcas en un anaquel de supermercado que
se maravilla con la cantidad y “variedad democrática” de la ofer-
ta. En fin, todo un campo de producción de un repertorio dis-
cursivo que impregna al objeto, el sujeto y el lenguaje, permitien-
do al deseo realizarse por medio del gusto y sus puestas en esce-
na, en el ejercicio democrático de “la diferencia” a la carta, siem-
pre actualizada por el criterio de actualidad.
Y .-dinamiza
La mediática es nudo de lugar y no lugar, que
lo real, incorporando líneas de fuerza,
de inmersión y de superficie que restituyen (o superponen) y
reterritorializan distintas temporalidades, e imprimen veloci-
dades divergentes y especulares a los procesos y, a veces, los
acelera y los dispara en direcciones múltiples casi siempre caó-
ticas que pueden incluso conspirar contra sí misma. Aunque la
Crítica de la Razón Mediática
Epílogo
Epílogo
Epílogo
Epílogo
J. L. Borges.
Crítica de la Razón Mediática
Juan Barreto
POST-Escriptum_post-ESCRIPTUM 7/25/14 4:28 PM Page 585
POST-Escriptum_post-ESCRIPTUM 7/25/14 4:28 PM Page 587
587
Por el socialismo
Post-scriptum
Hô Chí Minh.
Post-scriptum
Post-scriptum
Post-scriptum
590 Por toda la admirada deuda que llevo con esos héroes de
la resistencia, anónimos casi todos, es que no puedo más que lla-
mar alegría a esas décadas de desmesura oscurantista a la que
oponíamos la osadía de un pensamiento impugnador, confron-
tado ante la enormidad descomunal del pensamiento único y
unánime impuesto por el enemigo -el de siempre- que enfrentá-
bamos con ardor y sin miedo, al lado de nuestro puñado de ami-
gos de la edad (poco comunes y bastante irreverentes en relación
con la vida cotidiana de otras gentes). Creo que sin esos días no
sería posible que hoy viviéramos estas horas.
En este nuevo momento cruzado de azares y esperanzas
que despiertan movimientos, que aceleran los tiempos y los pre-
cipitan, cuando Moctezuma resucita y vuelve a gritar: !Los dio-
ses tienen sed! regresa también con ímpetu todo un movimiento
intelectual y moral, cargado de autocrítica, experiencias y memo-
rias, cruzando las tormentas y arrojado en medio del mar de la
intemperie, que deja en las pieles profundas el ardor de lo vivi-
do. Surge de distintos confines un nuevo pensamiento impugna-
dor. La elasticidad del devenir une y separa, los ríos van y vienen
pero terminan encontrándose siempre. Era de esperarse enton-
ces esta recuperación del pensamiento crítico, la recreación de las
ideas siempre refrescantes con las que nos topamos de nuevo,
con alegría y sin sorpresa. Vamos en el curso, siguiendo la brisa
que sopla, consiguiendo reflexiones, prácticas y camaradas en los
que cobra cuerpo el sí a una vida fecunda.
No nos asombra estar aún a bordo del mismo barco
–que otros abandonaron y que algunos se niegan a tomar–, re-
abrazando la emoción que se hizo fuego para broncear la arcilla
de una amistad profunda, invulnerable, que vuelve siempre, una
y otra vez, inflamada de razones que nos ayudarán eternamente
Crítica de la Razón Mediática
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Segundo movimiento:
sobre lo escrito
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de, por ejemplo, los inmigrantes, el uso corriente del término ile- 595
gales, el desempleo crónico, la acentuada demarcación entre lo
especializado y lo no especializado, el control del tiempo libre
como tiempo útil para el consumo como producción de deman-
da y subjetividad, el exterminio de la diferencia en la prolifera-
ción de nuevas tribus. Y, en fin, de tantas otras formas de violen-
cia del mercado como Significante Amo.
Otro asunto: la condición de materialidad, o posibili-
dad, del orden de delimitación o las determinaciones orgánicas
de los procesos de subjetivación y del biopoder. ¿Se trata acaso
de un asunto que transcurre sólo en el marco del terreno teó-
rico, sin ningún referencial práctico concreto, es un juicio sin-
tético a priori?
En el texto hablamos de manera muy general de las
determinaciones biopolíticas de la existencia de la vida humana
y de una neurobiología de las ideas-pasiones y los sentimientos
asociados a ello. Hicimos referencia al modo de producción de
las emociones en la subjetividad y las formas de ver y de sentir.
Tomamos en cuenta el papel de los péptidos, polipéptidos así
como el de las neuronas complejas en los comportamientos y
prácticas; pero, además, incorporamos una especial referencia al
papel de los cualias de la percepción. Suerte de redes neuronales
autodeterminadas que se organizan como bancos de memorias
genéticas, experienciarios que aseguran la posibilidad de que, por
ejemplo, el cuerpo no confunda las ondas de calor con las de
determinado color. Así mismo, sería importante señalar que los
cualias actúan también como integrones de planos y mosaicos de
diagramas, que completan imágenes y formas; por ejemplo, en la
comprensión del dibujo o la caricatura de un rostro que nos sea
familiar, permitiendo la apertura a nuevos campos de asociacio-
Crítica de la Razón Mediática
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Tercer movimiento:
Entre dinosaurios y unicornios.
Un ensayo de Javier Biardeau
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coactiva” generalizada.
En síntesis, las controversias contemporáneas entre
modernos (liberales, conservadores y radicales), posmodernos
Juan Barreto
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Y cuanto más democráticas sean las instituciones, cuanto más vivaz 613
y enérgico sea el pulso de la vida política de las masas, tanto más
directo y exacto será el influjo ejercido por estas, por encima de rígi-
das etiquetas de partido, de listas electorales envejecidas, etc. Cierto:
toda institución democrática tiene limitaciones e insuficiencias, cosa
que comparte, desde luego, con cualquier institución humana. Pero
el remedio que han hallado Trotsky y Lenin, la eliminación de la
democracia en general, es peor que la enfermedad que ha de curar:
porque obstruye la fuente viva de la que podrían emanar, y sólo de
ella, los correctivos de todas las insuficiencias inherentes a las ins-
tituciones sociales. La vida política activa, enérgica y sin trabas de
las más amplias masas populares.
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BIBLIOGRAFÍA 621
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BISBAL, Marcelino: Pensar la cultura de los medios, UCAB, Caracas, 1999.
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Juan Barreto
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LANG, Gustav y LANG, Karl: Mass communication and public opinion,
Basic Books, Nuew York, 1981.
Juan Barreto
POSTERIOR_POSTERIORES 7/25/14 4:29 PM Page 632
643
GLOSARIO
646 do el límite a partir del cual se define lo bello, lo que concita emo-
ciones y el habitus. Es un discurso que construye un objeto pura-
mente significante referido sólo a sí mismo, expresión original de
cierta sensibilidad y, en este sentido, el último movimiento de la
separación del trabajo en relación con el capital y el máximo esta-
do de opacidad, pues sella la fisura entre producción y sentido, ade-
más de prefigurar el carácter de una época. El debate Benjamin-
Adorno sobre el aura en la obra de arte, en la era de la reproduc-
ción en serie, ilustra la tensión alrededor de este concepto.
658 como différance, que significa tanto diferir como deferir. El con-
cepto derridiano de différance nombra el hecho de que nuestra
experiencia cognoscitiva (perceptiva e intelectual) de ser-en-el-
mundo, se produce como un proceso inacabado de diferencia-
ción cuya irreductibilidad se basa en “marcar tiempos”, o defe-
rir, y “marcar distancias”, o diferir. En virtud del acento derridia-
no en el campo de la textualidad, el pensamiento de la diferencia
ha tenido especial impacto en el terreno del lenguaje; sin embar-
go, este concepto abre un espacio teórico para la reflexión críti-
ca sobre nuestros modos de conocer y, sobremanera, para la
indagación relativa a la ética del reconocimiento sustentada en la
relación de alteridad con el otro y lo otro, en su irreductible dife-
rencia, y en la relación de alteridad como devenir otro de nos-
otros mismos, respecto de lo que pensamos, decimos, hacemos
y sentimos. Reconociendo en todos estos actos la irreductible
pluralidad que nos constituye, así como el conflicto de interpre-
taciones que provienen del carácter polisémico de la lengua y de
la pluralidad de contextos en los que ella se despliega.
668 pues las cosas no están por un lado y las palabras que los nom-
bran por otro. Existe, pues, un carácter lingüístico de la realidad,
un carácter lingüístico de la conciencia, unos lenguajes del pen-
samiento (filosófico, científico, político, etc.), de modo que el
pensamiento del lenguaje y el saber del lenguaje también se pro-
ducen en el lenguaje y como lenguaje. Es esta condición la que
hace posible que los agenciamientos colectivos de enunciación
se constituyan como líneas de fuga al modo de lenguaje que ofre-
ce la estructura organizada y jerarquizada, por excelencia, desde
y en la cual el sujeto ordena lo que aprende dentro de sí, activan-
do la máquina de conceptos que es el pensamiento.
cia” o “de inmanencia”. Las líneas de fuga son, pues, configura- 669
doras de los cuerpos sin órganos que desmontan continuamente
el organismo o “plano de organización” creando intensidades
puras en el devenir acontecimiento que constituye la diferencia
entre “ser” y “llegar a ser”. Las líneas de fuga son un corte en el
sentido que asume velocidades y direcciones, cuantificables o no,
y apuntan a la diferencia. Asimilable al concepto heiddegeriano
de arrojamiento, la línea de fuga se constituye en la salvaje ano-
malía de un movimiento de desterritorialización, por fractura.
684 lidad básica y que, sin guardar relación alguna con lo real, se hace
simulacro de sí misma. En la condición posmoderna, bajo la
fuerza de los mass media, los simulacros dan lugar a una hiperre-
alidad simulada, algo que es “más real que lo real”. El simulacro
funciona, hoy, como un dispositivo que hace posible el metabo-
lismo de la circulación del régimen capitalista.
· Teoría del valor: Eje o punto crítico central para fundar una
teoría que parta de una epistemología materialista de la potencia
de la vida humana reducida a tiempo de trabajo, extorsionado en
su explotación intensiva.
COLSON, Daniel: 68
COOPER, Edwin y JOHODA, Gustav: 151
Juan Barreto
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694 FOUCAULT, Michel: 05, 30, 36, 38, 54, 65, 69, 70, 71, 80, 87,
97, 106, 107, 143, 144, 201, 217, 221, 222, 223, 224, 240, 241,
248, 249, 250, 251, 252, 254, 255, 264, 269, 276, 277, 278, 289,
303, 304, 305, 306, 310, 316, 317, 319, 320, 329, 331, 390, 392,
395, 432, 445, 448, 453, 504, 511, 514, 532, 553, 566, 567, 569,
579, 596, 601, 605
FOWELER, Roger: 377
FREDMAN, James: 149
FRIEDMAN, George: 138
GABILONDO, Ángel: 195
GADAMER, Hans George: 71, 262, 269, 270, 271, 274, 276
291, 292, 293, 554
GARAGALZA, Luis: 273, 274, 280, 281, 283, 284, 285, 286,
292, 293
GARCÍA BERRIO, Eduardo: 358
GARCÍA-CANCLINI, Néstor: 165, 173, 179, 188, 189, 198,
202, 203, 204, 551, 552
GAUTHIER, Guy: 136
GIBSON, William: 47
GIRARDIN, Ernest: 209
GÓMEZ R, Jesús: 157, 347
GONZÁLEZ, Carlos: 206
GONZÁLEZ, Jesús: 357
GORELIK, Adrián: 121
GREIMAS, Alan: 248, 253, 291, 312
GUATTARI,Félix:05, 36, 71, 91, 107, 121, 124, 168, 169, 205,
211, 225, 227, 228, 245, 246, 247, 248, 267, 272, 287, 293, 294,
Crítica de la Razón Mediática
295, 307, 304, 309, 313, 317, 318, 319, 320, 321, 325, 329, 392,
401, 432, 439, 440, 453, 465,
GUÉHENNO, Jean-Marie: 421
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ŽIŽEK, Slavoj: 48, 49, 55, 60, 103, 104, 120, 121, 126, 212, 392,
442, 443, 444, 523, 524, 542
Juan Barreto