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LA ZAMACUECA O MARINERA

por José Francisco Vallejos Salcedo


Lima, 4 de Abril del 2019
pacovallejos@hotmail.com

ORIGEN
La Zamacueca como música y baile,
aparece en el ambiente cultural limeño a fines de
1700, con nombres diversos. El nombre es
posterior y se difunde rápidamente producto del
gran movimiento independentista.
El investigador argentino Carlos Vega, nos
dice que la Zamacueca debió aparecer en el Perú,
en forma anónima, aproximadamente a partir de
1821, en base a elementos musicales y
coreográficos pre existentes. Esta afirmación es
corroborada por José Gálvez, quien nos cuenta que
leyó una carta de hace 100 años, en el que decía,
que el venezolano Simón Bolívar, amante de los bailes criollos, bailó una Zamacueca en Cajamarca con doña
Manuela Arce, luego en Cajabamba con doña Chepita Ramírez y en Lambayeque con doña Fermina de Burga,
todo esto en los festejos por la batalla de Ayacucho en 1824.
Estos datos no hacen sino confirmar que este baile ya estaba arraigado, desde mucho antes de esa fecha,
en la zona norteña y de su anterior práctica popular. Aquí habría que añadir, de que aparece como “dato
bibliográfico histórico”, pues es evidente que el baile y la música de la zamacueca no fueron inventadas en un día
y hora puntuales sino que fueron el resultado de un largo proceso cultural, en el que se recrearon y fusionaron
elementos andinos, afro-peruanos y europeos; que eran los elementos culturales presentes en la Lima colonial.
Por lo tanto, concluimos, que la Zamacueca que germinó en Lima, ya había llegado a la costa norte mucho antes
de 1824.
También resalta el hecho de que, al inicio de la etapa de nuestra historia conocida como la
Independencia, el Perú era uno de los centros culturales más importantes de América, razón por la cual, las modas
musicales y danzarias eran dictadas desde aquí y tenían eco en toda Sudamérica, Centroamérica y España. Así es
como la Zamacueca, traspasa las fronteras del país, logrando gran acogida, especialmente en Argentina, Uruguay,
Chile, Colombia, Bolivia, Ecuador y México.
El historiador chileno José Zapiola, nos habla de unos bailes peruanos, llamados la “Zamba” y el
“Abuelito” que llegaron a Chile (en tiempos de la colonia) antes que la Zamacueca, y que esta les llegó entre 1824
y 1825, en su libro “Recuerdos de Treinta Años” editado en 1872. Zapiola fue muy amigo de José Bernardo Alcedo,
autor de la letra del Himno Nacional del Perú, con quien visitó el barrio de Malambo en una de sus visitas a Lima,
entrando en contacto con la Zamacueca.
Sin embargo, ya a fines del siglo XVIII, encontramos una acuarela, mandada pintar por el Obispo de
Trujillo Jaime Baltasar Martínez de Compañón (1735-1797) en la costa y sierra norte del Perú, en donde podemos
ver a una pareja bailando, ella con su anaco y el cortejándola con su sombrero; al fondo un cantante haciendo
palmas y el otro tocando una vihuela (guitarra antigua). Esta quizás pueda ser la evidencia gráfica más antigua de
una Marinera norteña, y por si fuera poco, viene acompaña de partituras, cuyas tonadas como “La Donosa” y “El
Congo” (para bailar cantando) están escritas en “3 por 4” y “6 por 8”, ritmo característicos de nuestra actual
Marinera. (“Trujillo del Perú”, Monseñor Jaime Baltasar Martínez de Compañón y Bujanda – Vol. II, 1782).
Estos son, por ahora, los rastros más antiguos de bailes que, posiblemente, dieron origen a lo que hoy
conocemos con el nombre de Marinera. Don Carlos Vega y demás estudiosos de la Zamacueca, no tuvieron la
oportunidad de conocer este dato, que confirman sus teorías sobre la indiscutible peruanidad de este baile, que
tuvo una gran irradiación por todo Sudamérica, a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.
Sin tomar en cuenta los cambios de denominación de la Zamacueca, si consideramos la documentación
más antigua que se tiene sobre la misma, podemos afirmar que su vigencia sobrepasa los dos siglos de presencia
cultural y social en el Perú.

NOMBRE
Sobre el momento y el sitio en que se le bautiza con este nombre, es imposible determinarlo. Este se
pierde en las brumas del tiempo y las historias de la tradición oral popular. De lo único que estamos seguros, es
que este nombre se lo puso el pueblo de Lima. Y, uno de sus nombres iniciales como el de “Zamba”, nos indica
sus raíces afro peruanas. Quedando en el tapete, el posible primer nombre “Fandango”, baile de pañuelo que,
según el investigador español Jaume Ayats, habría llegado de América a
España durante la época colonial, y la ciudad del virreinato que generaba más
bailes y danzas en esa época era Lima.
Según el estudioso peruano José Durand Flores, la primera
información del nombre “Zamacueca”, figura en el Archivo de Indias de
Sevilla (España), que data “…aproximadamente 1780, con estrofas diversas y
una pauta con una línea melódica de la misma”. (Entrevista de Guillermo
Durand A. a José Durand F. 1987). Habría que confirmar este dato para poder
usarlo como referente histórico.
El historiador Juan José Vega, en su articulo “De la Zamacueca a la
Marinera” (2002), nos dice: “La denominación de Marinera nació en los
puertos del sur, no se sabe bien cuando…”. Es una lástima que don Juan José
Vega ya no se encuentre entre nosotros, porque si no, le podríamos
preguntar por el sustento de esta afirmación.
Este baile, antes de generalizarse con el nombre de Zamacueca, se le conoció con diversos nombres (así
están consignados en las crónicas que he podido recopilar). Los cronistas nos hablan de: Zamba, Fandango,
Zapateo, la Zapatea, Sanguaraña, Zambakuque, Zamakuaker, Zambapalo, Zambalandó, Sambanica, Sajuriana,
Zamacuca, Zambacuca, Zambacueca, Zamacueca, Maicito, Pajarito, Ecuador, Polka de Cajón, Polka de Salón,
Mariquita, Cachucha, Baile de Pañuelo, la Pañuela, el Cascabelillo, el Punto, Don Mateo, el Ecuador, la Perdiz, el
Gato, el Mis Mis, El Chocolate, la Mozamala, la Resbalosa, el Bailecito, el Baile de Tierra, el Bailecito de Tierra, la
Mariquita, etc., y todos estos existieron mucho antes de llamar “chilena” a uno de los estilos que estuvo de moda
en Lima entre 1839 a 1879 y que, después de la guerra con Chile, desapareció.
Algunos de estos nombres, pueden haber pertenecido a otros bailes que los cronistas los tomaron como
Zamacuecas o nombres que le pueden haber puesto a algunas Zamacuecas para reconocerlas con nombres
propios. Lo que no desdice de la cantidad de denominaciones que tuvo nuestra Zamacueca antes de tomar este
nombre.
Después de la victoria de la batalla de Yungay (1839), los criollos limeños la comenzaron a llamar
“Zamacueca Chilena” o "Chilena" a secas, a la forma más acelerada o “picadita” de como los soldados chilenos
cantaban y tocaban nuestra Zamacueca y que gustó, pero solamente en Lima. El pueblo chileno ya llevaba
practicando 15 años la Zamacueca desde que les llegó, desde Lima en 1824; como lo consigna el historiador
chileno José Zapiola en su obra “Recuerdos de Treinta Años”.
Zamacueca se le denominaba en el siglo XIX a lo que hoy conocemos como Marinera. El cambio de
nombre de la Zamacueca por el de Marinera fue propuesto por don Abelardo Gamarra (El Tunante) un 8 de marzo
de 1879, en el periódico “El Nacional”, a raíz de la invasión chilena y como una reacción de sentimiento
nacionalista porque, en aquel tiempo, se solía llamar “Chilena” a una variante de Zamacueca que estaba de moda
en Lima y que, era la forma en que los chilenos cantaban nuestra Zamacueca Peruana.

Al cambiar el nombre, se honró de ese modo a la Marina de Guerra Peruana y a su héroe máximo Don
Miguel Grau. Durante mucho tiempo se mantuvieron estas tres denominaciones (Zamacueca, Marinera y
Chilena), y quedó sólo el de Marinera hasta nuestros días. Este proceso de cambio del nombre duró
aproximadamente veinte años. Ojo, que solamente se le cambió el nombre, más no la forma de baile, ni la
estructura, ni el ritmo, ni los pasos, ni los zapateados; sólo el nombre. Desde entonces, a la Zamacueca, se le ha
conocido únicamente con el nombre de MARINERA.

Carlos Vega (historiador y musicólogo argentino) nos dice que entre la “Zamba” (nombre primigenio que
tuvo la Zamacueca) y la “Zambra” española o morisca, hay un abismo. Tampoco tiene nada que ver con la
“Samba” brasileña. No más que la coincidencia en el nombre. Aunque esta coincidencia nos muestre un referente
muy elocuente de ligazón literal a las culturas de raíz africanas.

Este baile cambió de nombre muchas veces, pero no perdió el ritmo, ni su forma de baile de pareja. Si
no recordemos que, con el nombre primigenio de “Zamba” se difundió por Chile y Argentina a fines del siglo XVIII;
y después, a inicios del XIX cambia de nombre por el de Zamacueca, para posteriormente, en 1879 cambiar al de
Marinera.

Si Chile no hubiera invadido al Perú, no habría habido necesidad de cambiarle el nombre, entonces a
la Marinera seguiríamos llamándole Zamacueca hasta el día de hoy.

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