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Un solo actor recorre la historia argentina de los últimos 100 años, prestando su
cuerpo a seis personajes que representan diversas etapas. Atravesando diferentes
períodos, los hechos se suceden a medida que los van comentando cada uno de los
personajes. Cada uno de ellos habla desde su propia perspectiva -e ideología-. El
espectador, de una u otra manera, logra establecer diálogo con aquellos que quedaron
(aparentemente) sepultados en nuestra memoria colectiva.
Argentina sufrió seis golpes de Estado en un siglo. En los tiempos en los que nacía
nuestra independencia, se dieron grandes luchas por obtener la soberanía sobre nuestro
territorio, para poder tomar las decisiones por nosotros mismos, organizados en la gran
comunidad que abarca la tierra que pisamos. Se declaró una constitución para ser
respetada. Pero la sucesión del tiempo y las grandes ambiciones de los poderosos
pisotearon seis veces (y más) aquellos principios, nuestros derechos primordiales.
Cada uno de los seis personajes posee una cámara de fotos, para fotografiar las caras
de presidentes, políticos y militares; y también para retratar distintas realidades,
provocadas por esas caras oscurecidas por la historia. El espectador cuenta con un
apoyo audiovisual (se proyectan imágenes y videos en una pantalla al fondo del
escenario), que ayuda a tener presentes quiénes fueron los que construyeron la historia
del país, a golpes y sufragios. El recurso se vuelve necesario por la cantidad de apellidos
que fueron parte de nuestro pasado. Algunos son harto recordados hoy en día, pero otros
se escondieron en algún rincón del tiempo. Esta obra nos muestra que todos han sido
imprescindibles -en mayor o menor grado- en el curso de los hechos que nos marcaron
como país.
Tener presente nuestro pasado permite que tengamos conciencia. Esto resulta
necesario para no volver a cometer (concientemente) los mismos errores. Uno decide
ser optimista y creer en la bondad de quienes nos gobiernan, y en su altruismo
desinteresado. Pero la historia nos muestra que la ciega confianza no siempre pone a la
cabeza a hombres sinceros. La historia también muestra que, como dicen los mexicanos
de Molotov, si le das más poder al poder, más duro nos van a venir a… golpear (por no
utilizar sus palabras exactas).
Diego Bollero es el actor que interpreta a los seis personajes, y quien encuentra
rasgos particulares en cada uno de ellos, sosteniendo la atención del espectador. El
dramaturgo y director es Carlos Romagnoli, quien además construyó la escenografía y
se encarga de la proyección de las imágenes y los videos.