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SANTIAGO BARAJAS MONTES DE OCA

1. Distribución del tiempo de trabajo (jornada)

Al derecho del trabajo interesan, en materia de ordenamiento del


tiempo de trabajo, estos aspectos: las horas de trabajo ordinarias, las
horas extraordinarias, la llamada en el derecho internacional "semana
comprimida de trabajo", la jornada continua, el horario de trabajo
variable y la reducción de la duración del trabajo. Veamos, en síntesis,
cada uno de estos aspectos:
a) Las horas de trabajo. Desde la conferencia inicial de la Orga-
nización Internacional del Trabajo, celebrada en la ciudad de Wash-
ington el ario de 1919, se impuso la jornada legal de ocho horas por
día, de trabajo ordinario. A nuestros días, setenta arios después, son
escasos los países que no han adoptado este número de horas como
tiempo de trabajo ordinario: el periodo durante el cual se desempeñe
el trabajo puede variar y ser diurno, nocturno o mixto (cuando com-
prende parte del día y parte de la noche), o puede fraccionarse, ya
sea atendiendo a la naturaleza de la actividad desempeñada o las varia-
ciones climáticas y la costumbre impuesta en cada región del globo.
Jornada —como lo expresa nuestra ley— es simplemente, el tiempo
durante el cual el trabajador está a disposición del patrón para prestar
su trabajo (artículo 58); el único requisito legal en nuestros días, es
fijarla de común acuerdo entre el trabajador y el patrono a fin de que
no resulte notoriamente excesiva conforme a la índole del trabajo.
La tendencia actual respecto al tiempo de trabajo, si bien continúa
apoyándose en determinado número de horas de actividad, dicho tiempo
ya no es resultado de un acuerdo estipulado o de un ordenamiento
reglamentario, sino que, alejándonos cada vez más de la concepción
contractualista, en las commutaciones privadas se atiende hoy en mayor
grado la proporcionalidad de las prestaciones y el resultado del bene-
ficio económico, que el tiempo efectivo de labor; el transcurso del
tiempo ha dejado de constituir una prestación del trabajador como
ser humano, para transformarse en la energía del trabajo que deja en
favor del patrono, sin ser fundamental el número de horas que se en-
cuentre a su servicio.
b) Las horas extraordinarias. Para los autores de nuestra disciplina
jurídica el trabajo extraordinario debe tener la calidad de único y espe-
cial; sólo de presentarse alguna contingencia o cuando un hecho obligue
a prolongar la jornada ordinaria, encuentra justificación (artículo 65
de nuestra ley). Desde hace varios arios ha sido a través de los trabajos
realizados por la OIT que se han fijado como requisitos para el desem-

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