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COMENTARIO DE LA LECTURA NUMERO 28: Manuel

Castells: “La sociabilidad real se da hoy en Internet”


Toda esta revolución informática se da con la era de la globalización, en la tecnología, en las
identidades, y finalmente en los movimientos sociales, trayendo consigo las desigualdades
sociales por que quienes acceden a estas redes son los actores que se encuentran en zonas
urbanas, sin embargo existen zonas de extrema pobreza (Zonas Rurales) que son excluidas en
este sistema de redes.

Esta temática toma en cuenta las relaciones entre desiguales, el papel de los movimientos
sociales, la renuncia a la toma del poder a cambio del triunfo de las ideas, y el lugar que adquirió
la Web para el nacimiento de redes que luego actúan en el terreno.

Las relaciones de poder son fundamentales en toda sociedad quienes tienen el poder, organizan,
institucionalizan nuestras vidas en función de sus intereses y valores. Así mismo son agente que
no acepta ese tipo de instituciones políticas, prácticas sociales y empresariales que no están en
concordancia con sus deseos y aspiraciones, aprendí que siempre hay un contrapoder todo
depende de cómo se jueguen esas relaciones de poder, que no se traducen sólo en el ámbito
político o del estado, sino que están en todos lados.

-Sí. Vivimos en un planeta que en su mayor parte ya está urbanizado. De aquí a 25 años será
urbanizado al 65 por ciento y a mediados de siglo lo será un 80 por ciento. El resto serán
apéndices rurales bajo influencia urbana. Es decir, hemos urbanizado el planeta.

- El uso del internet está en que los movimientos sociales en cuanto es un medio de publicidad,
que crean ciudadanos será realmente informados o desinformado, asi mismo es como el único
lugar de agregación libre que nos queda es Internet,

En la actualidad el Internet esta globalizado en todo el mundo, sin embargo las familias tienen
que estar acorde con las actualizaciones del internet por ello tienen que estar enterados por todo
lo que hacen sus hijos o nietos. Existen en el mundo más de 60 institutos de investigación
dedicados al estudio empírico de las relacione entre Internet, la cultura, la economía, la sociedad,
etc. Por lo tanto, hay muchas cosas que ya sabemos, con datos duros. Una de esas cosas es que
Internet en lugar de disminuir la sociabilidad la aumenta, en lugar de alienar contribuye a
desalienar, en lugar de deprimir contribuye a manejar mejor la depresión y el stress. Por una
razón muy sencilla: un sistema de comunicación libre e interactivo agrupa a la gente. Cuanto
más usamos Internet, más sociabilidad física tenemos..."

Para evaluar el nivel de riesgo de que Internet deje de ser libre, y controlada se debe priorizar
que Internet está absolutamente vigilada. Pero no está controlada, en el sentido de que no se
puede interrumpir el mensaje. Se puede detectar y reprimir al mensajero. Si uno es el mensajero,
es un problema, pero si uno es el mensaje, sigue. En Turquía en este momento están deteniendo a
personas a través de sus cuentas de Twitter. Les dan una paliza, los meten en la cárcel, pero el
mensaje continúa. Hay control, sí, pero la cantidad de interacción que hay en Internet es tal que
resulta muy difícil incluso en los sistemas totalitarios llegar a controlar Internet. Sólo se puede
controlarla desconectándola. Pero Internet ya es como la electricidad, todo depende de las redes
informáticas de comunicación, y en particular de Internet. Por lo tanto, desconectar Internet
físicamente es prácticamente imposible. Egipto lo intentó, pero al cabo de cuatro días lo tuvieron
que reestablecer porque nada funcionaba. El control de Internet es muy difícil. Ya los creadores
de Internet diseñaron unos protocolos que hacen muy difícil dividir Internet en sectores que sí y
sectores que no. Siempre hay formas de conexión y luego hay una comunidad de hackers e
internautas, que suman millones de militantes, que están constantemente ayudando y acudiendo
en socorro de cualquier amenaza a Internet. Pero es una lucha constante.
COMENTARIO DE LA LECTURA NUMERO 6.- LA POLÍTICA EN EL PERÚ

En la actualidad existe una crisis de nuestra clase política, ya que es cuestionable, quienes están
involucrados en la política solo velan por sus interés deberían velar por los intereses del país y el
respeto de los derechos de todos los peruanos. Tambien influyen los medios de comunicación
donde se manifiestan varios casos como por ejemplo muestran a un ex ministro de Justicia
anunciando las políticas de conmutación de la pena y negociando el otorgamiento de indultos a
prontuariados delincuentes sentenciados por tráfico ilícito de drogas; los vínculos de una ex
congresista de la República con el narcotráfico y su probable colaboración con el terrorismo y la
inadmisible aplicación de “cuotas” sin mayor criterio racional y moral, entre partidos políticos
para la designación de funcionarios que deben ser elegidos en razón de su capacidad y
honestidad: todo ello constituye solo la muestra de condenables prácticas que socavan, poco a
poco, pero desde hace ya largo tiempo, las bases de nuestra endeble democracia.

La política en el Perú de hoy y cómo explicar sus “paradojas”. Ellas giran en torno a la
coexistencia entre, de un lado, altas tasas de crecimiento económico y una notable continuidad
de las políticas iniciadas en la década de los años noventa, que han hecho que nuestro país deje
de ser considerado internacionalmente un país “pobre” para ser uno de “renta media”; y, del otro,
el contar con instituciones muy precarias, con muy bajos niveles de legitimidad, con una
debilidad extrema de los partidos políticos y de los actores políticos y sociales en general, y
crecientes niveles de conflictividad social.

Los actores políticos no son ideológicos en sentido estricto (tampoco los electores), salvo
excepciones. En otras palabras, la política está llena de personajes cuyo objetivo es desarrollar
carreras políticas, no llevar a la práctica algún programa, que se relacionan con los electores con
criterios, digamos, “clientelísticos”: intercambiar “obras” por apoyo político.

Estos políticos pueden construir organizaciones personalistas o pasar de un partido a otro, y


pasan por los niveles nacional, regional o local, o pasan del mundo político al mundo privado o
social. Esta política no programática es posible porque la toma de decisiones de política pública
no es el resultado de decisiones políticas, de la decisión de un partido que hizo campaña en torno
a un programa específico que luego aplica con sus cuadros políticos y técnicos: en realidad, ellas
resultan del peso y de la influencia de redes de expertos, tecnócratas con vínculos
internacionales, que se enfrentan a políticos sin programa, con lo cual la gestión pública se llena
de “técnicos independientes”, que en los últimos años han desarrollado un amplio consenso en
torno aué es lo que debe hacerse. Seguiré con el tema la próxima semana.

Dichos actos permiten inferir con aparente validez el errado concepto de la política y del
ejercicio del poder que asumen algunos de nuestros representantes en el gobierno. En lugar de
concebir y vivir la política como Ética social expresada en el ejercicio del buen gobierno y
guiando las acciones que deben cumplirse para la vigencia de la Ley y la búsqueda del Bien
Común, la política es más bien entendida y ejercida como un medio o instrumento poderoso que,
a través de “negociaciones”, se pone al servicio de intereses personales o de grupo sin importar,
en lo absoluto, la responsabilidad que los cargos asumidos acarrean y sin respetar asimismo la
licitud y transparencia para así evadir el imperio de la justicia e instalarse en el cómodo lugar de
la impunidad. La ausencia de contrapesos democráticos que permitan combatir la deformación
de dichas prácticas políticas, sumado ello a la falta de liderazgo por parte de las instituciones del
gobierno, allana el camino para que la corrupción se constituya en un poder omnipresente que
poco a poco se afirma y multiplica en la estructura “democrática” de nuestro país. Ello, a su vez,
genera en la población una tácita aceptación, muchas veces involuntaria y fruto de la rutina de
estos fenómenos al punto que, insensiblemente, se construye una cultura de la corrupción en la
que sus tesis centrales se condensan en los famosos dichos: “no importa que robe, pero que
haga” y “aquí no pasó nada”.
Para concluir, la actitud de autosuficiencia de algunos parlamentarios y ministros, la búsqueda de
parcelas de poder y la falta de liderazgo institucional, solo reafirma la ausencia de
correspondencia entre las exigencias de la sociedad y los intereses propios de nuestros,
supuestos, representantes. En otras palabras, pone en evidencia la desconexión profunda que
existe entre el gobierno y la ciudadanía. Es necesario decirlo una y otra vez: estamos obligados
en conciencia todos los peruanos a reflexionar y debatir en torno a lo que somos y a lo que
queremos ser. A la luz de lo que la razón y el buen sentido nos muestre, volvamos entonces
nuestra mirada a la llamada “clase política” de nuestro país. Creo que, objetivamente,
constataremos que esos señores que fungen de políticos en el Perú y que, a tal título, nos
gobiernan, se hallan, desgraciadamente, muy alejados –casi en las antípodas diría– de las grandes
y nobles causas por las que deben luchar. Así las cosas, debemos preocuparnos sobremanera por
los jóvenes: en ellos debemos depositar nuestras esperanzas, a ellos hemos de formarlos para que
reinstalen el quehacer político en su terreno más propio que es el de la moral.

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