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Elementos de planeación participativa.

Otro aspecto trascendental para el ejercicio de presupuesto participativo lo


constituye el hecho de que este se enmarca dentro del ámbito de la planeación
participativa ya que permite construir bases para la construcción de futuro en
las territorialidades.

Es menester en todo tipo de planificación participativa hacer un análisis integral


de los diversos componentes y situaciones presentes en el territorio,
consolidando el pensamiento de la población en los aspectos inherentes al
desarrollo para definir el momento inicial y proyectarlo hacia el futuro.

Gonzalo Darquea Sevilla(1) afirma que los ejercicios de planeación participativa


deben estar sujetos a unos criterios conceptuales mínimos que permitan
alcanzar la misión y la dimensión que le son propias, estas condiciones son las
siguientes:

1. Institucionalización de los procesos de gestión local, en forma estratégica y


participativa. Generar las condiciones básicas, mínimas, que aseguren el inicio
de un proceso sostenido, democrático, estratégico y concertado desde el nivel
local.

2. Visión estratégica concertada. Establecer concertadamente la visión de


futuro del municipio en los cuatro grandes temas inherentes al desarrollo como
lo son la economía local, social, territorial - ambiental e institucional
(municipalidad), marcando el rumbo del municipio, generando sinergias a
través de la intervención de todos los actores que interactúan en el municipio
(públicos y privados), dirigiéndola al mismo objetivo, con miras a lograr
consistencia en el proceso de gestión local, evitando la dispersión de esfuerzos
y recursos, superando la visión restringida o de corto plazo.

3. Sustentabilidad de la gestión local. El proceso debe ser integral y por tanto


contemplar las tres dimensiones de la sustentabilidad del desarrollo local:
economía, social y ambiental, al momento de priorizar, concertar y ejecutar
políticas, estrategias, programas y proyectos de desarrollo a nivel municipal.

Resulta insuficiente preocuparse solo del bienestar social, a través del impulso
de las infraestructuras, servicios y equipamientos, es importante impulsar el
bienestar económico, mediante el fortalecimiento de la economía local,
impulsando la competitividad de los municipios, y a su vez de la dimensión
ambiental, la cual está presente de manera transversal a todas las dimensiones
del desarrollo.

4. Equidad social y de género. El proceso debe brindar iguales oportunidades y


derechos a hombres y mujeres, al momento de priorizar, concertar y ejecutar:
políticas, programas, proyectos así como en el uso de los recursos
municipales, priorizando acciones que estimulen la participación de la mujer en
las decisiones locales.
Igualmente debe generar las oportunidades y condiciones para que toda la
población organizada, tome decisiones concertadas, sobre las políticas
municipales, programas, proyectos y sobre el uso de los recursos públicos,
priorizando a la población más desfavorecida, o con necesidades básicas
insatisfechas.

5. Corresponsabilidad comunitaria. El proceso debe impulsar la construcción de


ciudadanía, que es el status que le otorga la comunidad a un vecino que asume
sus derechos y obligaciones, en actitud solidaria con su comunidad, a través de
la cogestión, es decir del involucramiento de todos los actores locales, públicos
y privados, fomentando la corresponsabilidad comunitaria sobre el proceso.

6. Transparencia e integridad local. El proceso debe generar visibilidad total y


pública, en cada una de sus fases y componentes: acciones, decisiones y uso
de los recursos; Es necesario generar por tanto los mecanismos apropiados y
básicos que permitan transparentar el proceso, para generar confianza social e
institucional, facilitando la gobernabilidad.

7. Intervención territorial y sectorial. El proceso participativo debe ser integral y


por tanto, debe incorporar los dos componentes de la gestión local: territorial y
sectorial (por áreas o temas). Es importante por tanto dar cobertura a toda la
población organizada territorialmente y sectorialmente.

8. Complementariedad, alianzas estratégicas. El proceso debe lograr sinergias


de todos los actores locales públicos y privados, nacionales e internacionales,
todos ellos dirigidos a lograr la visión de futuro concertada, a través de alianzas
estratégicas, para juntos conseguir los propósitos planteados, complementando
así los esfuerzos de la municipalidad y su comunidad.

9. Gradualidad. El proceso debe ser selectivo y progresivo: Es decir que, no


puede ser implementado indiscriminadamente y de una sola vez; debe ser
gradual, en función de la capacidad y potencialidad de los municipios y de las
organizaciones comunitarias, para ir generando progresivamente efectos
demostrativos, que permitan caminar, crecer y multiplicar el mismo,
asegurando su sostenibilidad.

De las anteriores consideraciones puede extraerse entonces que la planeación


participativa abarca el proceso histórico, político-institucional, social, territorial y
sectorial, así como económico que son inherentes al proceso de desarrollo;
pero es de corregir que el punto culminante de una planeación participativa no
es un documento escrito al que suele llamarse plan (2), este condensa la visión
de futuro que ha sido negociada y concertada por los participantes, pero esta
visión de futuro es dinámica y así mismo el producto paralelo de una
planeación participativa es la inserción paulatina de la sociedad hacia una
nueva dinámica caracterizada por la cohesión e integración que constituyen
elementos impulsores hacia nuevos y mejores niveles de desarrollo.

De manera complementaria QUEDENA expone que desde lo técnico y


metodológico, los resultados de la realización de ejercicios planificadores de
orden participativo están sujetos a la definición de ciertos elementos:
“Existen ciertos elementos claves que sirven para explicar el éxito de las
principales experiencias de planificación participativa:

• La existencia de un proyecto político es fundamental, pues genera un sentido


general de unidad y coherencia al accionar de los distintos actores
participantes.

• En casi todos los casos se cuenta con un soporte técnico competente,


encargado de convertir lo estratégico en instrucciones operativas y proyectos
materializables.

• La orientación hacia la generación de capital social mediante la participación,


el empoderamiento y la inversión social.

• Se trata de experiencias que impactan sobre territorios amplios y diversos,


algo muy distinto de lo que se conoce como un desarrollo localizado.

• Han logrado integrar las dinámicas sociales y las del gobierno local,
priorizando las primeras debido a la constatación de dos situaciones:

1. Que es la dinámica social la que permite la existencia de un plan de


desarrollo, y no al revés; y

2. Que el desarrollo local no se decreta con una ordenanza.”(3)

Aquí puede observarse claramente que los ámbitos en donde se desarrolla la


planeación están marcados por elementos que aparecen desde la misma
implementación de políticas públicas, para lo cual es necesario que las
administraciones cuenten con una capacidad técnica tal que le permita diseñar
los instrumentos conceptuales y metodológicos para el proceso, poder
coordinar la base social que se convierte en actor de políticas y deja de ser
objeto de aplicación de ellas, el conocimiento pormenorizado de las situaciones
y características de cualquier índole que se presentan en el territorio, y que en
la mayoría de los casos no son fácilmente identificables espacialmente y allí,
las dinámicas sociales son autónomas y complejas en sus necesidades y
transformaciones

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