La arqueología es la disciplina dedicada al estudio de antiguas culturas humanas,
incluyendo su arte y monumentos. Etimológicamente, el término proviene de las palabras griegas archaios ('viejo' o 'antiguo') y logos('ciencia'). La mayoría de los primeros arqueólogos, que aplicaron el origen de su disciplina a los estudios de los anticuarios, definieron la arqueología como el "estudio sistemático de los restos materiales de la vida humana ya desaparecida". Otros arqueólogos enfatizaron aspectos psicológico-conductistas y definieron la arqueología como "la reconstrucción de la vida de los pueblos antiguos". En algunos países la arqueología ha estado considerada siempre como una disciplina perteneciente a la antropología. Mientras que la antropología se centraba en el estudio de las culturas humanas, la arqueología se dedicaba al estudio de las manifestaciones materiales de éstas.
Entre sus funciones destaca realizar trabajo de campo, que implica:
La excavación, identificación, registro y conservación de restos históricos. A partir de las muestras recogidas deben ser capaces de relacionarlas con pruebas ambientales como el clima, la fauna y la flora, y elaborar una imagen de la vida en la cultura y sociedad de la época. Trabajar de forma coordinada con otros profesionales, como topógrafos y especialistas en excavación. Los arqueólogos pueden utilizar fotografías aéreas o técnicas geofísicas para identificar los sitios arqueológicos. En el contexto de una excavación, el arqueólogo se encarga de la supervisión de excavadoras, así como fotografiar y catalogar los objetos. El arqueólogo debe tomar notas y realizar mediciones precisas para utilizar estos datos en la posterior redacción de informes. Planificar y gestionar el tiempo en las escavaciones, ajustándose a los plazos establecidos. En algunos casos, la excavación es un trabajo de larga duración que quedará abierta de forma permanente, y se convierte en un lugar abierto al público en general.