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Desarrolle su tiempo devocional.

Muchos queremos ser grandes guerreros de oración como Praying Hyde (Hyde el que siempre oraba), o Andrew
Murray o E. M. Bounds. Pero debemos empezar nuestra vida de oración al nivel elemental; requiere práctica como
el trombón. No tratemos de tomar atajos o pasar por alto los fundamentos.

Necesitamos crecer y madurar en su práctica. Nuestro Señor Jesús es el mejor maestro. Con la dirección de su
palabra y el Espíritu Santo, cada creyente puede volverse eficaz y poderoso en la oración.

Uno de los mayores privilegios de ser cristiano es que no necesitamos ser veteranos guerreros para que nuestras
oraciones sean eficaces. Hasta un nuevo creyente puede obtener buenos resultados. La oración siempre hace la
diferencia, ya sea la de un cristiano recién nacido o de uno maduro en Cristo.

Establezca un tiempo para realizar su devocional diario que incluya la oración. Procure dedicar más tiempo a la
oración.

OPCIÓN 1: EMPIECE Y/O FORTALEZCA SU DEVOCIONAL DIARIO

Todos los que en verdad estamos interesados en fortalecer nuestra vida de oración necesitamos pasar tiempo de
calidad a solas con Dios cada día. La mayoría de los líderes cristianos más comprometidos intentan apartar un
tiempo para hacerlo. Algunos lo llaman la "hora quieta" y otros se refieren al "devocional personal". Un amigo lo
llamaba los "tres minutos con Dios"

Para algunos líderes cristianos, tratar de definir el tiempo que deben pasar con Dios es parecido a los propósitos de
año nuevo que muchos hacen y pocos cumplen. El deseo es sincero, pero la meta nunca se realiza.

Es pertinente aclarar qué elementos forman el devocional diario y cuánto tiempo debemos dedicarle

Primero, puede ocupar tanto tiempo como desee. Segundo, el contenido es muy amplio. Hay muchas opciones
disponibles para enriquecerlo.

Podemos mantenerlo muy sencillo. Sólo hay tres requisitos esenciales para que sea significativo. El primero es
hacerlo regularmente. Muchos cristianos empiezan el día en comunión con DIOS. Pero sin importar qué tiempo elija
usted, es necesario establecer una cita con él. Anótela en su calendario o agenda. Y cuide de cumplirla como hace
con el resto de sus compromisos.

El segundo elemento es tener un lugar definido. Esto nos ayuda a estar con Dios sin distracciones. Puede ser la sala,
un rincón del sótano, o el baño, pero necesitamos estar a solas con Dios.

El tercer elemento es utilizar un formato práctico.

A través de los años he escuchado muchas recomendaciones para que el devocional sea poderoso.

Una de ellas se basa en el acróstico CASA, que incluye cuatro elementos principales:

C Confesión. Consiste en confesar nuestros pecados al Señor y arrepentirnos de ellos.

A Adoración. Este aspecto de la oración consiste en dar a Dios alabanza y adoración.

S Súplica. Aquí se incluyen necesidades específicas e intercesión por otros.


A Acción de gracias por los beneficios recibidos.

De vez en cuando ayuda cambiar la forma de orar para evitar la rutina. No me gustaría caer en una costumbre que
perjudicara mi comunicación con Dios.

La forma de oración que uso y seguiré usando es la más efectiva. Yo la recomiendo no sólo porque me ayuda a mí,
sino porque fue dada por nuestro Señor Jesucristo: “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando
terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar como también Juan [el bautista] enseñó a sus
discípulos. Y les dijo Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu
reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y
perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal" (Lucas 11:1-4).

Jesús compartió la misma oración en el sermón del monte: "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en
los cielos santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra. El
pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, por todos los siglos. Amén" (Mateo 6:9-13).

Algunos manuscritos del Nuevo Testamento incluyen la frase “Pues tuyo es el reino y el poder y la gloria por
siempre. Amén."

OPCIÓN 2: ESTUDIE LA BIBLIA Y OTROS LIBROS ACERCA DE LA ORACIÓN

La lectura bíblica es un medio excelente para crecer espiritualmente. Estudie profundamente el tema de la oración.
Si ya lo hizo, repáselo otra vez. En otras palabras, es tiempo de centrarse y estudiar profundamente este tema en su
devocional, así como todas las oraciones importantes de la Biblia.

No se apresure para acabar la tarea y hacer otras cosas. Haga que sea un estudio bíblico único. Ore acerca de los
pasajes que estudie. Medite en ellos. Después, pida al Señor que le ayude a integrar en su vida los principios que
aparecen en las oraciones de la Biblia.

OPCIÓN 3: ENCUENTRE UN COMPAÑERO DE ORACIÓN

Su vida espiritual será fortalecida. Estoy convencido de que los líderes deben orar con otros. Los líderes necesitan
tener una persona con quién orar, por lo menos otra persona con quien orar. Si no la tiene pida al Señor que le guie
a encontrarla. SI es casado pida a su cónyuge u otro miembro de la familia que se una a usted. Si escoge un socio de
oración fuera de la familia asegúrese que sea del mismo sexo.

Pida al Señor que provea la persona adecuada aunque no viva o trabaje cerca de usted. Ore por teléfono cuando
sea necesario y comparta sus peticiones por correo electrónico o fax. Ore con su socio de oración por lo menos una
vez por semana. Se pueden ver después o antes de un culto de la iglesia o durante la comida. También pueden
ayunar y orar juntos en otras ocasiones.

Esa relación de oración no tiene que ser formal. Más bien debe ser íntima con el Señor y con la otra persona. Deben
estar disponibles el uno para el otro cuando necesiten oración especial, consejo o ánimo. Esa relación se describe
en Proverbios 27: 17: "hierro con hierro se aguza". Dos o más personas que oran de acuerdo pueden tener un
ministerio de oración muy significativo y poderoso. La oración con otros ayudara mucho a su vida y ministerio.
OPCIÓN 4: ÚNASE A UN GRUPO DE ORACIÓN O EMPIECE UNO

Hay otra cosa que puede hacer más provechosa que tener un socio de oración. Puede adherirse a un grupo de
oración ya existente. Esto le permitirá conocer las necesidades de su comunidad. No imagino estar en el ministerio
sin el grupo de oración de ministros donde todos somos responsables ante otros. Desde que empecé mi ministerio
he pertenecido a uno de esos grupos. A veces he tenido más de un grupo a la vez. Los beneficios son muchos.
Usted no tiene por qué ser el Llanero Solitario del ministerio. Puede unirse a otros amándoles, orando por ellos y
apoyándoles en su trabajo como ellos hacen por usted. Esta práctica muestra la unidad del cuerpo de Cristo. Si no
existe un grupo así, puede empezar uno. Recuerde solo se necesitan 2 o 3 personas para formar un grupo eficiente
y poderoso de oración. El grupo debe fijar la fecha y hora de las reuniones semanales. Pasen la mayor parte del
tiempo orando. No solo hablen de la oración, ¡oren! Dediquen un tiempo al estudio de la Palabra y a compartir
peticiones. En breve, hablen, aprendan, hagan estrategias, crezcan y más que nada, oren juntos.

OPCIÓN 5: ASISTA A UN RETIRO O SEMINARIO DE ORACION.

Muchos líderes cristianos reciben invitaciones para asistir o dirigir seminarios o talleres. Yo le animo a asistir a uno
de oración. Si no conoce ninguno, le recomiendo que participe en una cumbre de oración para pastores y líderes.
No conozco otra experiencia que sea más significativa. Por supuesto que hay otros seminarios y talleres de oración
muy buenos. Si es bendecido con uno de ellos, únase a otros líderes cristianos para patrocinar un seminario de
oración en su comunidad.

OPCIÓN 6: RENUEVE EL LIDERAZGO DE LOS MINISTERIOS DE ORACIÓN DE SU IGLESIA

Existen muchos ministerios de oración que se pueden iniciar en la iglesia. Si usted no es el pastor, pero ve que no
hay reuniones de oración regulares o que no hay un ministerio de oración, no reprenda al pastor o cambie de
iglesia. Más bien, empiece a orar con fervor por ello. Ofrezca ayudar para crear un ministerio de oración bajo la
supervisión del pastor.

ANALICE ESTAS SEIS OPCIONES EN ORACIÓN.

Considere las sugerencias que he mencionado mientras cultiva y fortalece su vida de oración. Ore acerca de cuáles
deben ser sus prioridades.

PRACTIQUE LA ORACIÓN DIARIA.

PREPARACIÓN PARA EL DEVOCIONAL PERSONAL

Se me hace difícil tener mi tiempo devocional matutino en forma apresurada. Necesito tiempo y espacio para
alistarme. Me levanto en la mañana. Como no bebo café, generalmente tomo un vaso de agua o jugo y luego me
aseo. A veces, me baño antes de mi tiempo devocional pero en general sólo me lavo la cara con agua fría para
despabilarme.

Para mí, ese lugar es mi estudio, que se encuentra en una esquina de la casa. Cuando viajo con mi esposa, a
menudo tengo mis devocionales en el baño del hotel con el ventilador encendido para disimular el sonido de mi voz
en oración. Otras veces me siento en una esquina del cuarto del hotel para tener comunión con el Señor en silencio.

Lo importante es estar en un ambiente que nos permita orar en libertad y sin interrupción. Es por eso que es tan
importante programar un tiempo específico para el devocional. Tal vez sea necesario descolgar el teléfono, poner
un letrero en la puerta o pedir a la familia que no le interrumpa durante ese tiempo; o puede pedir a la secretaria
que haga lo mismo si se encuentra en la oficina. Haga lo necesario para proteger el tiempo que pasa a solas con
Dios. Es mejor no estar pendiente del tiempo durante la oración. Generalmente no me pongo el reloj ni miro el
despertador durante esos momentos. Al principio, es importante definir un tiempo específico para la cita con Dios.
Reserve unos quince minutos si no está acostumbrado a orar largo tiempo. Siempre puede extender ese lapso. Pero
no conviene estar mirando el reloj para ver si ya acabó el tiempo para continuar con nuestras actividades. El tiempo
de oración debe ser significativo y productivo porque debe dar gloria a Dios y a nosotros gozo como sus siervos.

Otra parte de los preparativos es lo espiritual. Debo aquietar mi corazón antes de empezar a orar. A menudo, esto
incluye un tiempo de confesión al Señor pidiéndole que limpie mi corazón y lo prepare para estar en comunión con
él.

Esto significa venir al Señor con manos y corazón limpios, como vimos en el capítulo 6. Nuestro corazón
(pensamientos) se limpia cuando confesamos nuestros pecados, y nuestras manos (por ejemplo: nuestra conducta)
cuando nos arrepentimos.

PARTICIPANDO EN LA ORACIÓN

Empiezo mi cita con Dios leyendo la Biblia. Esto es aparte del tiempo de estudio para preparar la predicación. Son
momentos de comunión donde pido al Señor que me hable por medio de su palabra. Por esa razón, para mí es
importante estar lejos de mi escritorio, donde normalmente estudio.

Me siento en una silla después de hacer una breve invitación al Señor para que me hable. Después fervientemente
empiezo a leer e1 pasaje para el día. A lo largo de los años he usado diferentes medios para leer mi Biblia
diariamente. Uso el libro de devocionales Daily Ligth, "Luz Diaria" para mi lectura bíblica antes de irme a dormir.

Para mi lectura de la mañana, generalmente leo algún libro de la Biblia. Alterno mi lectura entre el Nuevo y Antiguo
Testamento.

Al leer, voy marcando mi Biblia con todo lo que me impacta. En vez de leer un libro bíblico, usted puede seguir un
tema o usar otro orden. No es suficiente leer los pensamientos de otra persona, aunque pueden ser útiles para
nuestro devocional. Lo importante es pasar la mayor parte del tiempo leyendo y meditando en la Biblia.

Seria trágico no dar al Señor la oportunidad de hablarnos diariamente y tener comunión con nosotros. Necesitamos
pasar un tiempo ininterrumpido, de calidad, enfocados en él y su palabra.

Cuando es tiempo de orar, divido mi oración en varios segmentos o secciones siguiendo el ejemplo de la oración
que enseñó Jesús. Para mí es muy útil, aunque se pueden seguir otras formas.

Otra variante de lo que a continuación sugiero está en la página I J. de SCripture Prayer Guide "Guía para orar con la
Biblia", que aparece en la tercera parte del libro Drawing Near, "Acercándonos", de Kenneth Boa y Max Anders,
mencionado en el capítulo anterior. Esa guía de oración trae sugerencias para orar por temas e incluye pasajes para
cada treinta y un días.

Adoración Y alabanza: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre". Como vimos en el
capítulo 7, lo primero y más importante que debemos hacer al venir, ante la presencia de Dios, es confesar nuestros
pecados, y después, darle alabanza.

Es necesario entrar en su presencia con reverencia y humildad, no en forma casual o con prisa. Necesitamos verle
como él es, alto y exaltado, santo y puro, amoroso y poderoso y debemos darle la clase de sacrificios que sólo él
merece. "Los sacrificios de DIOS son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh
Dios" (Salmos 51: 17).

Mis palabras de alabanza y adoración fluyen del tiempo que pasé leyendo y meditando en la Biblia. Ofrezco al
Señor palabras de alabanza Y adoración tomadas de algunos salmos u otros pasajes. (Incluyo algunos ejemplos en el
Apéndice A). Me apropio de esas expresiones, para alabar y adorar a DIOS en forma personal.

Continúo entonando un cántico de alabanza. Como mencioné en el capítulo 7, es bueno usar himnos y alabanzas
contemporáneas. He comprado varios himnarios para incluirlos en mi cuaderno de oración.

Cuando medito en la lectura bíblica o leo los salmos, viene a mi mente algún himno o cántico que expresa alabanza
y adoración a Dios. Si no es así, canto otro himno o alabanza. Casi siempre sólo canto uno de ellos en la mañana,
aunque a veces siento la necesidad de pasar más tiempo cantando al Señor.

Generalmente concluyo mi tiempo de alabanza y adoración orando con algunos versículos tomados de la Biblia. El
primer versículo con que oro está en Hebreos 13: 15: "Así es que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él,
sacrificio de alabanza, es decir fruto de labios que confiesan su nombre”. Después le pido que mi boca le dé
alabanza de continuo durante el día y que ésta fluya desde mi corazón y mis labios.

El segundo versículo que uso para alabar a DIOS es Salmo 71:8: "Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo
el día”.

El tercer versículo es Colosenses 3: 17: "Y todo lo que hace sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre
del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él". Pido al Señor que todo lo que haga ese día sea en su
nombre y para su gloria. (1 Corintios 10:31).

Después le doy gracias por todo. Trato de recordar todo lo sucedido en las últimas veinticuatro horas y agradezco
específicamente cada cosa que el Señor me ha dado y las situaciones en las que me ha protegido. Es un tiempo
maravilloso. La acción de gracias es una parte estratégica de la verdadera adoración. Nos ayuda a enfocamos en el
Señor y en las muchas formas en que nos expresa su amor y gracia. Generalmente concluyo mi tiempo de acción de
gracias con otro canto o coro de alabanza y gratitud.

Re consagración, liberación y entrega: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la
tierra". El siguiente paso en mi tiempo de adoración es rendirme a Jesús de nuevo y proclamarlo como mi Señor y
Salvador. He descubierto que al empezar cada día necesito renovar mi compromiso con él para hacer su voluntad.
Es un reto constante evitar la rutina o decir palabras que no brotan del corazón.

A continuación doy algunos ejemplos de las oraciones de compromiso que hago con Dios: "Señor, hoy me
comprometo de nuevo a buscar primero tu voluntad, tu reino y tu justicia. Venga tu reino y que tu voluntad sea
hecha en y a través de mi vida, ¡para tu gloria! Señor, me rindo de nuevo a ti y a tu voluntad. Me someto en todas
las cosas, a tu señorío y soberanía. Buscaré seguir hoy, obedeciendo tu palabra y siendo guiado por el Espíritu
Santo". (El Apéndice B incluye expresiones adicionales de entrega y compromiso).

Algunas veces, nuestras oraciones de entrega necesitan ser específicas. Debemos deshacernos de nuestra carga
espiritual, de todo lo que nos estorba y de cualquier pecado que nos asedia (Hebreos 12: 1). Pedro lo dijo así:
"Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros" (1 Pedro 5:7).
Provisión: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy". La siguiente parte de la oración se refiere a la generosa
provisión de Dios para nuestras necesidades. Es la parte que generalmente toma más tiempo, porque incluye
nuestras peticiones personales y la intercesión por las necesidades de otros.

Empiezo reclamando la maravillosa promesa de Dios: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19). Le doy gracias porque va a suplir todo lo que me falte en ese día
y reconozco que sólo él sabe lo que necesito. Después le entrego todas mis peticiones para que él determine cómo
responderá.

Algunas veces oro así: "Señor, te pido por las necesidades que ahora tengo y también por las que no puedo ver.
Confío en ti con todo mi corazón Y espero tu provisión". Después pido específicamente por otras personas Y sus
necesidades. En una lista de oración tengo los nombres de personas y ministerios por los que oro en forma regular.
Digo que lo hago regularmente porque no puedo orar por todos ellos a diario. Por supuesto que hay algunos por los
que sí oro cada día incluyendo a los miembros de mi familia y mis compañeros de ministerio.

Por los demás oro cada tres o cuatro días y por algunos, cada semana. Sin embargo, uno de los ministerios
sorprendentes del Espíritu Santo es traer a nuestra mente a la gente que necesita nuestras oraciones por alguna
razón específica. Nuestra lista de oración no es la que controla o limita nuestro tiempo de oración, ya que sólo es
una herramienta para ayudarnos a ser constantes y fieles. Al mismo tiempo, me maravilla la manera en que el Señor
nos guía a orar si estamos abiertos a su dirección. Mi lista de oración incluye las siguientes categorías de personas y
ministerios (para más información acerca de la preparación y uso de la lista de oración, vea el Apéndice B).

a. Mi familia. Pido cada día por los miembros de mi familia para que Dios les dé provisión, protección, su presencia,
su paz, su perspectiva, poder, paciencia y perseverancia.

b. Nuestro pastor y la familia de la iglesia. Oro por nombre por nuestro pastor, los miembros del equipo pastoral,
los líderes, las familias y el ministerio de la iglesia.

c. Mis compañeros de ministerio. Por años he orado a Dios por ellos mencionándolos por nombre. Creo que es una
de las inversiones más importantes que puedo hacer a su favor.

d. Pastores y misioneros. Oro regularmente por amigos que sirven al Señor como pastores y misioneros, incluyo
líder denominacionales nacionales e internacionales.

e. Miembros de mi grupo de apoyo. Por años he formado parte de un pequeño grupo cristiano de hermanos con los
que me reúno a orar una vez al mes.

f. Líderes del ministerio. Oro por los líderes nacionales e internacionales del ministerio cristiano, que aunque no
tengo el privilegio de conocer, sé que Dios los ha llamado a cumplir roles estratégicos.

g. Otros compañeros del ministerio y amigos. Es un privilegio orar regularmente por los hermanos y hermanas en
Cristo. Por ejemplo, Jeannie y yo tenemos varios amigos que forman parte de nuestro equipo de oración. Ellos oran
por nosotros y viceversa.

h. Vecinos y amigos no cristianos. Mi lista incluye a quienes no han depositado su fe en Cristo.

i. Nuestra nación y el mundo. Oro en forma sistemática por los líderes de nuestra nación, del estado y la
comunidad. Además intercedo por las naciones que no han sido alcanzadas para Cristo.
j. Peticiones personales. Después de orar por otros, oro por mí mismo. Le pido al Señor que me dé sabiduría amor
generosidad, pureza, santidad, dominio propio, temor a él, libertad, fe, control de la ira, un espíritu perdonador y
un buen testimonio. Asimismo le pido que pueda glorificarlo, tanto en mi vida como en mi muerte.

k. Oraciones especiales y urgentes. Generalmente cierro este período orando por las peticiones urgentes de otras
personas.

Tengo esas peticiones en una hoja suelta de mi cuaderno de oración e incluyo la fecha en que me las pasaron. A la
derecha dejo espacio para registrar cuándo fueron respondidas. Muchas ocasiones son concedidas en pocos días.
Otras se quedan en mi cuaderno por semanas o meses. He tenido algunas por años.

Sigo orando por ellas hasta que siento que el Señor ha contestado de acuerdo a su voluntad. Por ejemplo, el año
pasado dos hermanos que vivían en diferentes partes del país estaban padeciendo cáncer. Uno de ellos murió hace
unos meses. Era un hombre consagrado a Dios. Lo visité varias semanas antes de morir. Lo encontré totalmente
rendido al Señor y a su voluntad, Aunque esperaba ser sanado, confiaba en el Señor, quien se lo llevó a descansar
con él. Mi amigo terminó bien su carrera.

La otra persona parecía que sólo viviría unos cuantos días, pero fue milagrosamente sanada por el Señor. Hoy vive
en forma normal sin síntomas del cáncer.

Dios contestó ambas oraciones de acuerdo a su amor, gracia, voluntad. Así que "no nos cansemos, pues, de hacer
bien" (Gálatas 6:9), sino que perseveremos en la oración hasta que el Señor conteste y tengamos el gozo de ver el
cumplimiento de su voluntad.

Perdón: "Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben" (Lucas
11:4)

Confieso que esta es una de las áreas más difíciles. Es difícil esperar hasta esta parte de mi tiempo de oración para
pedir perdón. Como ya mencioné, durante el tiempo de preparación para la oración primero pido a Dios que
escudriñe mi corazón y lo limpie de toda iniquidad, antes de seguir el modelo del Padre nuestro.

Sin embargo, reservo este tiempo para acércame aún más al Señor y preguntarle específicamente si hay alguien a
quien no he perdonado, o algún pecado oculto u ofensa contra alguien que no haya detectado y que esté sin
resolver.

Aquí también oro con pasajes específicos y apropiados de las Escrituras. Con frecuencia uso los siguientes pasajes:
"Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de
perversidad, y guíame en el camino eterno" (Salmos 139:23-24). "Pero si andamos en luz, como él está en luz,
tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesarnos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiamos de toda maldad" (1 Juan 1:7-9).

Dirección: "Y no nos metas en tentación". Mi oración en este punto es simple y directa. Le pido al Señor: "Querido
Señor, por favor, guárdame para no caer en tentación hoy y guíame en tus caminos de justicia y rectitud por amor a
tu nombre". Después le pido que me guíe ese día por su Santo Espíritu. (Gálatas 5: 18, 25).

En los últimos meses he orado siguiendo la orden del Señor de "ponernos toda la armadura de Dios" (Efesios 6: 11-
18). Oro sobre las diferentes partes de la armadura: El cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el evangelio de la
paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Vestirme con la
armadura de Dios diariamente me ayuda a permanecer firme contra las artimañas del enemigo, el cual hará todo
para oponerse a nuestro compromiso de seguir a Dios (Efesios 6:12). Este tipo de oración es muy intensa.

Cierro este segmento pidiendo a Dios: "Ayúdame a ser sensible a tu dirección y a cada persona con quien tú quieras
que entre en contacto y a cada experiencia que tú quieras que tenga".

Protección: "Más líbranos del mal". Cuando pido al Señor que me guíe y ayude a ponerme toda su armadura,
también le ruego que me libre de Satanás.

Para esta área, menciono claramente las Escrituras. En especial, me apropio de las promesas de Dios de Santiago 4:
6-10. Primero, me humillo y someto a él. Siguiendo sus instrucciones, procuro resistir al diablo en el nombre de
Jesús, por el poder del Espíritu Santo. Por fe reclamo la promesa de que el diablo "huirá" de mí (4:7). Le agradezco a
Dios la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo.

Además, siempre hago una paráfrasis de lo que dijo David cuando se encontró con Goliat: "Señor, como tú sabes, el
diablo viene a mí con poder y engaño, pero te agradezco que puedo responderle en el nombre del Señor Jesucristo,
quien lo venció para siempre en el Calvario. Tú eres el que salvas; la batalla es tuya. Has vencido al enemigo, y
ganarás por mí hoy. En ti confío".

Cierro este segmento dando gradas a Dios por su protección.

Oro diariamente con este pasaje extraordinario de David como si fuera mío: "Gracias, querido Señor por mandar a
tus ángeles a cuidarme en todos mis caminos, y por protegerme en todo lo que hago. Te agradezco tu maravillosa
protección en el pasado y por tu protección hoy mientras te sigo" (basado en Salmos 91:9-14).

Reclamando la victoria: "Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén". El Padre nuestro
termina de manera gozosa y victoriosa. Muchos pasajes de la Biblia enseñan que Jesús obtendrá la victoria final en
su segunda venida. Se acerca el día en que se proclamará: "Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor
y de su Cristo; y él reinará por siempre" (Apocalipsis 11:15). No es asunto de ver qué sucede; sino cuándo será. El
reino de Dios está llegando a su plenitud y Jesús regresará a reinar como Señor de señores y Rey de reyes.
(Apocalipsis 17: 14; 19: 16).

Cada mañana termino mi devocional reclamando una promesa de Dios, no sólo para el futuro, sino también para el
presente. La situación del mundo y la iglesia puede parecemos dura y desesperada. Es fácil perder la perspectiva,
desanimarse y ser vencidos por el diablo. Pero la promesa para nosotros es clara: "Más a Dios gracias, el cual nos
lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su
conocimiento" (2 Corintios 2:14, itálicas añadidas). Nuestros momentos de comunión íntima con Dios al comenzar
el día nos ayudan a poner las cosas en la perspectiva correcta. ¡Jesucristo es el vencedor! Ese es el significado del
"amén", pues decimos ¡así sea!

¡Qué manera tan grandiosa de cerrar una oración! Reconocemos quién es él y entregamos nuestras oraciones y
vidas a él con la certeza de que nos 'escucha., ama, y responderá. La victoria es del Señor, no sólo algunas veces, no
sólo una de cada diez veces, o nueve de cada diez, sino diez de cada diez veces. Él siempre sale victorioso ¡Gloria a
Dios!

CONTINUANDO EL DÍA EN ORACIÓN

Ese no es el fin de nuestra oración. Aunque nos sintamos muy animados después de nuestro tiempo devocional
diario, es sólo el principio.
Cada tiempo devocional matutino (o el que sea mejor para usted) nos prepara para pasar el día con Dios y continuar
en "espíritu de oración" todo el día y en comunión con él. Nos ayuda a entender lo que significa "orar sin cesar" (1
Tesalonicenses 5:17). Esto no quiere decir que debemos irnos a una cueva para orar todo el día sin interrupción, o
que debamos retiramos a nuestra habitación para orar todo el tiempo. Significa vivir en el espíritu de oración todo
el día.

Nunca se arrepentirá de pasar esos momentos de oración personal diaria. Cualquier sacrificio es poco ante el valor
permanente y gozo de tener comunión diaria con el Señor.

Querido Señor:

Gracias por la invitación a pasar tiempo personal e íntimo contigo. Perdónanos cuando fallamos. Enséñanos a
mejorar nuestros tiempos contigo, Ven, Señor Jesús.

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