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LA IMPORTANCIA DE UN HORARIO

Hoy la necesidad urgente que hay de predicadores de las “buenas nuevas”


hace posible que todos tengan un propósito significativo en la vida. ¿Ha
aceptado usted esa responsabilidad? Si es así, no la abandone. Más bien, sea
de la misma mente del escritor bíblico que declaró: “Nosotros no somos de la
clase que se retrae para destrucción, sino de la clase que tiene fe que resulta
en conservar viva el alma.”—Heb. 10:39.

Cómo hacer el mejor uso de su tiempo

EL HOMBRE, desde sus comienzos, ha medido los acontecimientos dentro


de un sistema de tiempo. Aunque ningún hombre sabe exactamente qué es el
tiempo, se le considera entre las cosas más valiosas de cuya existencia se da
cuenta el hombre. Una porción de tiempo que haya transcurrido jamás se
puede recuperar.
Todos tienen a su disposición la misma cantidad de tiempo cada día. Sin
embargo, el tiempo es valioso solo cuando se usa para un buen propósito.
Muchas personas permiten que se deslicen las horas y días preciosos sin
lograr nada o lograr muy poco. Otros tratan frenéticamente de mantenerse
trabajando todo momento, solo para convertirse en un manojo de nervios.
¿Qué hay de usted? ¿Encuentra que el tiempo se desliza fácilmente?
¿Puede completar las tareas necesarias en el tiempo asignado? ¿Podría hacer
mejor uso de su tiempo?
Resolviendo el problema del tiempo desperdiciado
Si usted fuera a anotar, hora por hora, lo que hace en un día típico,
probablemente se sorprendería por la cantidad de tiempo desperdiciado.
Muchos exclaman: “Sencillamente no sé adónde se va el tiempo.” ¿Qué puede
ayudar a la gente a resolver el problema del tiempo desperdiciado? R. Alec
Mackenzie, un sobresaliente consultor de administración, contesta:
“Gobierno de uno mismo. Antes que usted pueda dominar el
tiempo, primero tiene que dominarse a sí mismo. Y las
recompensas bien valen la pena.”
¿Podría ser su problema que pierde tiempo tan solo en iniciar su actividad?
Muchos pierden valiosos minutos demorándose en cama por la mañana o
mientras se desayunan. Después, cuando llegan al trabajo, quizás se pongan a
platicar con otros o se ocupan de varios asuntos personales antes de empezar
a trabajar. ¿Es eso lo que hace usted? ¿Por qué no trata de levantarse quince
minutos más temprano todos los días, de preparar su ropa o portadocumentos
la noche antes, o de ponerse a trabajar luego que llegue a su lugar de empleo?
Este pequeño esfuerzo puede tener un efecto beneficioso en todo su día.
Las interrupciones en la forma de llamadas telefónicas o visitantes
inesperados fácilmente pueden frustrar planes bien trazados para un día de
trabajo productivo. ¿Le sucede esto con regularidad? Si es así, no lo considere
descortés decirles a los que lo interrumpen que usted está ocupado. Si les
especifica cuándo podrá darles más de su tiempo, se sentirán seguros de que
usted tiene interés en hablar con ellos, y, después de un tiempo, sus conocidos
se acostumbrarán a los períodos en que no le es conveniente a usted
conversar.
La fatiga le quita a uno mucho tiempo. ¿Qué se puede hacer acerca de ella?
Quizás todo lo que necesite es un cambio de paso, el cambiar de trabajo
mental a físico, o viceversa. Tenga presente que hay un período cotidiano en
que tenemos un máximo de energía. Aunque estos varían en diferentes
personas, muchos encuentran que sus horas más productivas son durante la
última parte de la mañana o la primera parte de la tarde. ¿Qué hace usted
durante sus períodos de máxima energía?
El dar demasiada importancia al descanso puede privarle de tiempo valioso.
Pero aun los que son ambiciosos pueden desperdiciar tiempo. ¿Cómo?
Algunos tratan de abordar todo al mismo tiempo. En vez de trabajar
sistemáticamente y terminar cada paso antes de proceder al siguiente,
nerviosamente se lanzan de una cosa a otra, pero a cosas que no están
relacionadas una con otra. Esto resulta en frustración y tensión, con poco
llevado a cabo.
Ciertas personas tienen el hábito de tomar más responsabilidades de las
que razonablemente pueden cumplir. ¿Está usted entre los que se lamentan de
que “sencillamente no pueden decir No” cuando se les pide que hagan algo?
¡Qué imprudente ser así! Usted no puede hacer el mejor uso de su tiempo si se
halla agitado ante una pila de trabajo que nunca llegará a hacer.
Nunca tema permitir que otros le den una mano en ayuda. Por ejemplo, las
amas de casa pueden delegar en sus hijos innumerables tareas domésticas
menores. Hasta los niñitos pueden aprender a guardar su ropa, poner platos
sucios en el fregadero, poner en orden sus habitaciones y hacer mandados.
También encontrará que los niños son más felices cuando uno los mantiene
ocupados, mientras que largos períodos de inactividad con toda seguridad
producen frustración.
Las metas ahorran tiempo
¿Ha notado usted cuántas personas dilapidan años de su vida
haraganeando en tabernas, en esquinas de las calles, o participando en
actividades de ocio? ¿Qué falta en la vida de estas personas? Metas dignas,
que valgan la pena. El saber lo que uno quiere hacer y planificar por anticipado
para alcanzar las metas que uno se propone le ayudará a hacer mejor uso de
su tiempo.
¿Cuáles son sus metas en la vida? ¿Le ha dado mucha importancia a este
asunto? Cuando lo haga, recuerde el sabio consejo bíblico de Eclesiastés 5:10:
“Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador
de la riqueza con los ingresos. Esto también es vanidad.” Proverbios 16:16
enfatiza el valor de las metas espirituales sobre las materiales, diciendo: “El
conseguir sabiduría es ¡oh cuánto mejor que el oro! Y el conseguir
entendimiento ha de escogerse más que la plata.” Por lo tanto, el hacer el
mejor uso de su tiempo requiere que uno ‘se compre todo el tiempo oportuno’
para el estudio de la Biblia que es la única fuente de la sabiduría divina y del
entendimiento.—Efe. 5:16.
Una vez que haya decidido sobre sus metas más importantes, anote los
pasos progresivos que lo llevarán a cada una de esas metas, incluso el
mismísimo próximo paso que usted espera dar en el futuro cercano. Luego
repase lo que ha escrito. Note bien si hay algunos pasos que se puedan omitir.
El eliminarlos por anticipado le permitirá asignar tiempo de nuevo para cosas
que realmente necesitan hacerse.
Use el mismo método para sus metas más importantes en el trabajo o en la
familia. Digamos, por ejemplo, que usted quiere pintar el interior de su casa.
Tomado en conjunto, esto puede parecer como un trabajo demasiado grande
para emprender. Pero, si lo divide en pasos progresivos como, digamos, de
una habitación a la vez, parecerá mucho más fácil de lograr. Y cada paso
terminado sirve como incentivo para seguir resueltamente y terminar el trabajo.
Obviamente algunas de sus metas serán más importantes que otras. Sin
falta, trabaje primero en las cosas de mayor importancia; y haga caso del
siguiente consejo de la publicación How to Organize Your Time: “Se puede
hacer una sola cosa a la vez. Si trata de hacer una cosa mientras que al mismo
tiempo se preocupa por las otras tareas . . . necesitará más tiempo para el
trabajo que está haciendo, pues se atrasará más y estará en peor aprieto.

ESTUDIO PERSONAL
¡Aliméntese con regularidad de las verdades bíblicas!

EL MEJOR maestro que jamás haya vivido declaró en cierta ocasión que el
hombre no vive de pan solamente, sino que también necesita alimento
espiritual, la Palabra de Dios. Por eso, ¿no es razonable concluir que los
cristianos deben alimentarse con regularidad de alimento espiritual, al igual que
se alimentan de pan literal? Ciertamente que sí. (Mateo 4:4) Tal alimento
espiritual no solo incluye la Biblia, sino también literatura que nos ayude a
entender la Biblia. Por eso, la Sociedad Watch Tower, entidad editora y
administrativa de los testigos de Jehová, no se limita a solo imprimir Biblias.
También, con regularidad, publica ayudas para el estudio de la Biblia a fin de
ayudar a los lectores a tener un entendimiento más claro de la Biblia.
Se ha planteado la pregunta en cuanto al valor de leer con regularidad estas
publicaciones, ya que a veces pudiera volverse a publicar y a considerar un
mismo tema. Pero, ¿no comemos pan, patatas o arroz con regularidad?
Además, el apóstol Pedro escribió: “Por esta razón siempre estaré dispuesto a
recordarles estas cosas, aunque las conocen y están firmemente establecidos
en la verdad que está presente en ustedes.” (2 Pedro 1:12) También queremos
señalar que cuando se considera un tema más de una vez, a menudo hay
nuevos aspectos, nuevos puntos de vista, mayor entendimiento, otros modos
eficaces de presentar la información. Es tal como dice Proverbios 4:18: “La
senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara
hasta que el día queda firmemente establecido.”
Entendiendo mejor la conciencia
Como ejemplo específico, considere el asunto de la conciencia. En febrero
de 1973 La Atalaya publicó una serie de artículos relacionados con el papel
que desempeña la conciencia humana como “dadora de testimonio.” Estos
artículos mostraron que nuestra conciencia es un testigo innato, que da
testimonio a favor o en contra nuestra, y que ésta funcionaba aun antes de que
Jehová Dios diera al hombre leyes o códigos escritos. Estos artículos también
señalaron a lo necesario que es respetar la conciencia de otras personas y al
papel que desempeña la conciencia en asuntos de empleo. Nunca antes se
habían dilucidado tan claramente estos asuntos.
Entonces, en septiembre de 1975, aparecieron otros dos artículos sobre la
conciencia. Entre los diversos puntos que se establecieron en estos artículos
estuvo el de que la conciencia desempeña dos papeles básicos. Uno es lo que
pudiera considerarse como la capacidad judicial. Este es el papel que
desempeña la conciencia “después del acto,” cuando nos declara culpables de
haber cometido algún tipo de transgresión. (2 Samuel 24:10) No obstante, en el
caso de los cristianos, el papel que más a menudo debería desempeñar la
conciencia es lo que pudiera llamarse el papel legislativo. Por supuesto, esto
no significa que ésta en realidad legisla nuevas leyes para el cristiano. Pero,
teniendo las leyes y principios de la Biblia como base, una conciencia fuerte
sirve de guía al cristiano. Es como si legislara para él por anticipado,
indicándole que cierto derrotero es incorrecto. Un ejemplo bíblico muy conocido
que ilustra este asunto es el del hijo de Jacob, José, quien rehusó las
proposiciones deshonestas de la esposa de Potifar.—Génesis 39:9.
Después, aún más recientemente, La Atalaya (15 de enero de 1977) publicó
otro artículo más sobre la conciencia, intitulado “Entrenando nuestra conciencia
para que haga más por nosotros.” Por lo general cuando se consideran asuntos
de conciencia, el objeto es determinar si algo es bueno o malo, correcto o
incorrecto. Pero en este artículo se dio énfasis a cómo la Biblia relaciona una
buena conciencia con la fe y el amor. (1 Timoteo 1:5) Sí, la conciencia no solo
debería impedir que violemos las leyes de Jehová Dios, sino que también
debería influir en que aprovechemos las oportunidades que se nos presentan
para obrar de manera generosa, noble, bondadosa y amorosa.—Compare con
Lucas 10:29-37.
De modo que nunca dé por sentado que un artículo que aparece en La
Atalaya es una mera repetición, simplemente porque trate de algún tema que
se haya considerado antes. Cierto, quizás no se refine el tema de manera
substancial, pero todo ello añade algo para revelar la verdad de la Biblia de
manera más hermosa, más significativa, sí, más provechosa para nosotros.
Todo esto hace recordar una anécdota que se relató acerca de Miguel
Ángel. Un amigo de él había estado contemplando con placer una hermosa
estatua que Miguel Ángel había esculpido. Cuando el amigo fue a verlo poco
tiempo después, se sorprendió de hallarlo trabajando todavía en la misma
estatua. Miguel Ángel hizo notar todas las mejoras que había hecho mientras
tanto, a lo que su amigo respondió: ‘Pero éstas solo son pequeñeces.’ En
respuesta, Miguel Ángel dijo: ‘Sí, eso es cierto. ¡Pero las pequeñeces hacen la
perfección y la perfección no es una pequeñez!’ Así, aunque a menudo pudiera
parecer que el refinamiento del entendimiento carezca de gran importancia, sí
ayuda a que la comprensión que tenemos de cierto asunto sea casi completa o
perfecta.
Manteniéndonos listos para el combate
Y eso no es todo. La Biblia y las publicaciones que nos ayudan a entenderla
mejor no se relacionan meramente con el conocimiento intelectual. La Palabra
de Dios es ‘una lámpara para nuestros pies y una luz para nuestra vereda.’
(Salmo 119:105) Además, se nos dice que la Palabra de Dios es “provechosa
para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en
justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, estando
completamente equipado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16, 17) Pero, la
Biblia puede servir a tales fines solo en la medida que la pongamos en práctica
en nuestra vida. Y, ¿cómo podemos ponerla en práctica si hemos olvidado lo
que hemos leído?
Es de vital importancia que se nos siga recordando el consejo que contiene
la Palabra de Dios en vista de que tenemos que luchar contra tres enemigos.
Uno de éstos es el mundo; la amistad con éste significa enemistad con Jehová
Dios. (Santiago 4:4) Respecto a la lucha que tenemos contra el mundo, el
apóstol Juan escribió: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.”
(1 Juan 5:4) La fe depende del conocimiento... conocimiento que se pueda
recordar fácilmente, no información que se haya olvidado hace mucho tiempo.
Ya que día tras día el mundo ejerce muchísima presión en nosotros,
necesitamos que se nos recuerde constantemente que no amemos al mundo ni
a las cosas que están en él; porque el mundo y todo lo que hay en él pasarán,
pero el que hace la voluntad de Dios permanecerá para siempre.—1 Juan 2:15-
17.
También tenemos al Diablo y sus demonios como nuestros enemigos. “Su
adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar
a alguien.” (1 Pedro 5:8) El y sus demonios guerrean contra nosotros y por eso
necesitamos ponernos la armadura espiritual completa que proviene de Dios, la
cual el apóstol Pablo describe en Efesios 6:11-17. El que nos pongamos esta
armadura y la usemos depende, nuevamente, de que nos alimentemos
constantemente de la Palabra de Dios. Sin duda, para poder esgrimir
eficazmente la ‘espada del espíritu, la palabra de Dios,’ necesitamos tener esa
palabra fresca en la mente y el corazón.
Nuestro tercer enemigo no es otro sino nuestras propias inclinaciones
pecaminosas que hemos heredado desde que nacimos, contra las cuales
tenemos que luchar constante y tenazmente. Ya que nuestras madres ‘nos
concibieron en pecado y nos dieron a luz en error,’ nuestra inclinación es mala
desde la juventud en adelante. (Génesis 8:21; Salmo 51:5) Dado que éste es el
caso, todos podemos lamentarnos, como lo hizo el apóstol Pablo: “Lo bueno
que deseo no lo hago, mas lo malo que no deseo es lo que practico.”
(Romanos 7:19) A causa de esta herencia, hallamos que el corazón humano es
desviado, traicionero, engañoso. Pero con la ayuda de la Palabra de Dios y de
las publicaciones bíblicas que nos ayudan a entender y poner en práctica los
principios bíblicos, podemos enfrentarnos a este enemigo que está dentro de
nosotros. No obstante, al igual que el apóstol Pablo, tenemos que aporrear
nuestro cuerpo y conducirlo como a esclavo.—Proverbios 3:32; Jeremías 17:9;
1 Corintios 9:27.
¿Qué hay del tiempo para ello?
La vida del cristiano está llena de actividad. Tenemos que leer la Biblia, una
revista nueva cada semana, prepararnos para las reuniones y asistir a ellas, y
participar en la importantísima obra de hacer discípulos de los que nos
escuchan con aprecio. Además, tenemos las responsabilidades cotidianas de
índole seglar para nuestro sustento y el de nuestras familias. Cada uno muy
bien pudiera preguntarse a sí mismo: ¿Cuánto tiempo dedico a la lectura de
publicaciones, periódicos y revistas seglares? ¿Cuánto tiempo dedico a mirar la
televisión o a escuchar música popular? Cierto, éstas son formas de recreación
y entretenimiento, mientras que a muchos tal vez les parezca que el prepararse
para las reuniones cristianas y el leer la literatura cristiana sea ‘demasiado
trabajo.’ Pero, ¿tenemos que considerar así dicha preparación y lectura? El
salmista dijo: “Ando alborozado a causa de tu dicho tal como uno hace al hallar
mucho despojo.” (Salmo 119:162) Así, debemos considerar seriamente si
nuestro derrotero en la vida realmente nos identifica como personas
espirituales más bien que como personas físicas.—1 Corintios 2:14-16.
Todo esto nos recuerda las palabras de Jesús sobre la felicidad que sienten
los que están conscientes de su necesidad espiritual. (Mateo 5:3) Las criaturas
terrestres inferiores —las aves, los insectos, los mamíferos, los peces y así
sucesivamente— no tienen necesidades espirituales. Pero el hombre sí las
tiene. El haber desatendido estas necesidades ha contribuido a la lamentable
confusión que existe actualmente en el mundo. Las filosofías e ideologías
materialistas alejan al hombre cada vez más de Dios. Sus necesidades físicas
—alimento, ropa y albergue— y asuntos tocante a lo sexual, al igual que el
placer o el deseo vehemente de tener poder, se convierten en la cosa más
importante de la vida. Pero si estamos verdaderamente conscientes de
nuestras necesidades espirituales, nos alimentaremos con regularidad de las
verdades bíblicas, buscaremos el tiempo para ello y mostraremos profundo
aprecio por ellas. ¿Cuál será la recompensa? Bueno, se nos ayudará a seguir
en el derrotero de devoción piadosa, que es “provechosa para todas las cosas,
puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.”—
1 Timoteo 4:8.

Lectura de la biblia
NUESTRA LECTURA PERSONAL DE LA BIBLIA
7Además de ayudar a otras personas a creer en la Biblia, nosotros mismos
tenemos que apartar tiempo para leerla con regularidad. ¿Está usted haciendo
eso? De todos los libros que se han producido, éste es el más importante. Por
supuesto, eso no significa que si leemos la Biblia no necesitamos nada más.
Las Escrituras advierten contra el que nos aislemos y pensemos que podemos
entenderlo todo mediante investigación independiente. Tanto el estudio
personal como la asistencia regular a las reuniones se necesitan para que
seamos cristianos equilibrados. (Pro. 18:1; Heb. 10:24, 25.)
8 Para nuestro provecho, la Biblia da el relato acerca de un funcionario
etíope hacia el cual un ángel dirigió al evangelizador cristiano Felipe cuando
este funcionario se hallaba leyendo la profecía de Isaías. Felipe preguntó al
hombre: “¿Verdaderamente sabes lo que estás leyendo?”. Humildemente, el
etíope respondió: “¿Realmente cómo podría hacerlo, a menos que alguien me
guiara?”. Instó a Felipe a explicar el pasaje de la Escritura. Pues bien, Felipe no
era simplemente un lector independiente de la Biblia que diera allí su opinión
acerca de las Escrituras. No; el registro muestra que él se había mantenido en
estrecho contacto con los apóstoles en la congregación de Jerusalén y era
miembro de la organización visible de Jehová. Por eso podía ayudar al etíope a
beneficiarse de la instrucción que Jehová estaba haciendo disponible mediante
aquella organización (Hech. 6:5, 6; 8:5, 14, 15, 26-35). Hoy, de manera similar,
¿quién de nosotros ha llegado a un entendimiento claro y correcto de los
propósitos de Jehová por sí solo? Por el contrario, necesitamos, y continuamos
necesitando, la ayuda que Jehová provee amorosamente mediante su
organización visible.
9 Para ayudarnos a usar y entender la Biblia, la organización de Jehová
suministra excelente materia sobre las Escrituras en La Atalaya y publicaciones
relacionadas. Además, se nos da un horario regular de lectura de la Biblia con
relación a la Escuela del Ministerio Teocrático en las congregaciones de los
testigos de Jehová. Muchos testigos de Jehová efectúan lectura consecutiva de
la Biblia además de ésa. Se puede derivar mucho provecho del tiempo que se
dedica a examinar las Sagradas Escrituras (Sal. 1:1-3; 19:7, 8). ¿Ha leído
usted personalmente toda la Biblia? Si no, haga un esfuerzo especial por
lograrlo. Aunque no entienda plenamente todo, el tener una vista general de lo
que la Biblia contiene le será de gran valor. Si leyera solo cuatro o cinco
páginas al día, completaría la Biblia en aproximadamente un año.
10 ¿Cuándo pudiera usted personalmente hacer arreglos para efectuar esta
lectura de la Biblia? Si puede apartar siquiera 10 ó 15 minutos al día, ¡qué
beneficioso será eso! Si no, por lo menos fíjese tiempos regulares para ello
cada semana, y entonces apéguese a ese horario. La lectura de la Biblia debe
ser una costumbre de toda la vida, como el comer alimento. Como usted sabe,
si uno llega a tener malos hábitos en cuanto a comer, su salud sufre. Lo mismo
sucede con nuestra espiritualidad. Nuestra vida depende de que nos nutramos
con regularidad de “toda expresión que sale de la boca de Jehová”. (Mat. 4:4.)
11 ¿Con qué objeto debemos leer la Biblia? Sería un error el que nuestra
meta fuera simplemente cubrir cierto número fijo de páginas o hasta
únicamente el adquirir la vida eterna. Para que nos beneficiemos de modo
duradero, tenemos que tener motivos más elevados... amor a Dios, un deseo
de conocerlo mejor, de entender su voluntad y adorarlo aceptablemente (Juan
5:39-42). Nuestra actitud debe ser como la del escritor bíblico que dijo: “Hazme
conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas”. (Sal.
25:4.)
12Mientras recibimos esa enseñanza, nuestro deseo debe ser adquirir
“conocimiento exacto”. Sin eso, ¿cómo pudiéramos aplicar correctamente la
Palabra de Dios en nuestra propia vida o explicarla correctamente a otras
personas (Col. 3:10; 2 Tim. 2:15)? El adquirir conocimiento exacto exige que
leamos con cuidado, y si una porción es profunda, quizá tengamos que leerla
más de una vez para captar el sentido de ella. También nos será provechoso el
que dediquemos tiempo a meditar sobre la materia, y pensar acerca de ella
desde varios ángulos. En la página 27 de este libro se destacan cinco valiosas
sendas de pensamiento que se pueden explorar. Muchas porciones de las
Escrituras pueden analizarse provechosamente mediante el uso de una o más
de estas sendas. A medida que usted conteste las preguntas que se dan en las
páginas siguientes, verá cómo es cierto eso.
1) Con frecuencia la porción de las Escrituras que usted está leyendo da
alguna indicación en cuanto a la clase de persona que Jehová es.
Cuando meditamos con aprecio sobre lo que la Biblia nos dice acerca de las
obras de creación de Jehová, ¿qué efecto tiene esto en nuestra actitud para
con él? (Sal. 139:13, 14; de los capítulos 38-42 de Job, note especialmente
38:1, 2 y 40:2, 8, entonces 42:1-6.)
En vista de lo que dijo Jesús en Juan 14:9, 10, ¿qué podemos concluir
acerca de Jehová por incidentes como el que se registra en Lucas 5:12, 13?
2) Considere cómo el relato contribuye a desarrollar el tema de la Biblia, a
saber, la vindicación del nombre de Jehová mediante el Reino bajo Jesucristo
la Descendencia Prometida.
¿Cómo se relacionan con este tema las plagas que hirieron a Egipto? (Vea
Éxodo 5:2; 9:16; 12:12.)
¿Qué se puede decir del conmovedor relato acerca de Rut la moabita? (Rut
4:13-17; Mat. 1:1, 5.)
¿Qué papel desempeña en esto el anuncio de Gabriel a María acerca del
nacimiento venidero de Jesús? (Luc. 1:26-33.)
¿Por qué es significativo el ungimiento de los discípulos de Jesús con
espíritu santo en el Pentecostés? (Hech. 2:1-4; 1 Ped. 2:4, 5, 9; 2 Ped. 1:10,
11.)
3) El contexto arroja luz sobre el significado de versículos específicos.
¿A quiénes se dirigen las declaraciones que se encuentran en Romanos 5:1
y 8:16? (Vea Romanos 1:7.)
¿Indica el contexto que 1 Corintios 2:9 esté comentando acerca de la vida
en la Tierra en el Nuevo Orden de Dios? Como se muestra en los versículos 6-
8, ¿los ojos y oídos de quiénes no estaban captando el sentido de las cosas
acerca de las cuales Pablo escribía?
4) Pregúntese cómo puede usted dar aplicación personal a lo que está leyendo.
¿Es simplemente de interés histórico para nosotros el registro acerca de
que Caín matara a Abel, o hay consejo en él para nosotros? (Gén. 4:3-12; 1
Juan 3:10-15; Heb. 11:4.)
Cuando leemos (en Éxodo hasta Deuteronomio inclusive) acerca de las
experiencias de Israel en el desierto, ¿qué aplicación personal debemos hacer
de esto? (1 Cor. 10:6-11.)
¿Aplica a personas que tienen la esperanza de vida eterna en la Tierra el
consejo que se escribió sobre conducta a cristianos ungidos? (Compare con
Números 15:16; Juan 10:16.)
Aunque estemos en condición acepta ante la congregación cristiana, ¿se
nos hace necesario considerar maneras de aplicar más de lleno el consejo
bíblico que ya sepamos? (2 Cor. 13:5; 1 Tes. 4:1.)
5) Medite en cómo usted pudiera usar lo que está leyendo para ayudar a otras
personas.
¿A quiénes pudiera ayudar el relato acerca de la resurrección de la hija de
Jairo? (Luc. 8:41, 42, 49-56.)
13 ¡Cuán ricamente recompensadora viene a ser la lectura de la Biblia
cuando se hace de este modo! Ciertamente la lectura de la Biblia es un
desafío... un proyecto en el cual podemos trabajar provechosamente durante
toda la vida. Pero a medida que lo hacemos nos fortalecemos espiritualmente.
Sí, el hacerlo estrechará los lazos que nos unen a nuestro Padre amoroso,
Jehová, y a nuestros hermanos cristianos. Nos ayudará a prestar atención al
consejo de mantener “la palabra de vida asida con fuerza”. (Fili. 2:16.)

MINISTERIO DEL CAMPO


Por qué tener un horario para evangelizar
15 ¿No es cierto que hay que tener un horario a fin de atender asuntos
importantes? Sin duda usted tiene un tiempo fijo para comer y dormir, como
también para ir a la escuela o al trabajo. Si usted ha de lograr hacer cosas, es
importante tener un horario. Lo mismo puede decirse respecto a la predicación
de casa en casa. Puesto que Satanás el Diablo está luchando para impedir que
las buenas nuevas del Reino lleguen a las personas, necesitamos tener un
horario si hemos de participar con regularidad en la predicación del Reino. De
otro modo, bien pudiera resultar que ‘simplemente no podamos hallar el tiempo’
para participar en esta obra (1 Corintios 9:16). El objetivo de Satanás es hacer
que esto ocurra.
16 Por eso un médico, que ha sido Testigo por más de 25 años, dice que
halla necesario tener un tiempo fijo en su horario para participar en la obra de
evangelizar. El dueño de un rancho grande de ganado en los Estados Unidos
dice: “Alrededor del año 1944 me di cuenta de que, para mí, la única manera
de tener tiempo para participar en el servicio del campo era por medio de fijar
cierto día para ello”. Agrega: “Hasta el día de hoy sigo apartando un día de la
semana para el servicio”. Cierto anciano cristiano, que también es abogado,
halla que el tener un horario fijo para participar en la obra de testificar le
permite dedicar un promedio de 15 horas al mes a la predicación. Si tiene que
atender algunos asuntos legales el día sábado, los fija para la tarde, después
del servicio matutino del campo. (Compare con Colosenses 4:5.)

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