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Resumen Adolescencia

Nasio plantea que la vida cotidiana late al ritmo de la repetición que el icc nos impone.

La repetición puede ser positiva y negativa: Por una lado positiva cuando permite aprender, crear, y afirmar
nuesta identidad a lo largo de nuestra existencia.
Patológica Revivir los traumatismos de la infancia, o nos hace multiplicar las rupturas amorosas, o nos hace
sufrir los ritos compulsivos obsesivos.
La repetición Nasio lo va a relacionar con los mismos mecanismos que hacen depender de una droga, que
hacen que fallemos en los mismos proyectos.
Quien esta detrás de la repetición, Nasio nos dice que es el Icc que es el que hace repitamos los mismos
momentos felices (Fuerza de vida), sin embargo también hace que los sujetos repitan los mismos momentos
de fracaso (Fuerza de muerte).
La repetición da paso a la estabilización, estructuración y permite el crecimiento, a la vez se produce una
repetición patógena de aquello que ha sido traumático, eso que ha sido difícil en nuestra infancia o
adolescencia. Por ejemplo el Edipo
Siete crisis, las crisis se dan a raíz de tres movimientos que convergen: lo que el niño perdió, lo que el niño
ganó y lo que el niño conserva.
Nacimiento, Destete, el descubirmiento de la marcha y la aparición del lenguaje, la primera escolarización, el
descubrimiento de la vida interior, el descubrimiento del amor, la salida del hogar.
Estadio del espejo Nasio y Lacan

Lacan
En el estadio del espejo se oponen dos parámetros, uno es el cuerpo real de un bebé ( 10 a 16 meses) que
siente y vive la experiencia turbulenta, de sus propias sensaciones internas y externas.
El otro parámetro es visual y virtual. El mismo bebé, desbordado por ese real corporal tumultuso, persive una
imagen global y globalizante que el espejo le devuelve.
1.- Un cuerpo real sentido y vivido como despedazado, fragmentado.
2.- Imagen Especular, que es una imgen redonda, entera y unificante, porque le da al niño la posibilidad de
sentirse una unidad en relación a si mismo, y una entidad diferente de las otras personas que lo rodean.

Nasio
Estadio del espejo adolescente.
Tres parámetros
1.- Un cuerpo que no se encuentra despedazado como el del bebé, pero es un cuerpo enloquecido por las
múltiples e intensas fuerzas pulsionales, en particular sexuales y agresivas.
Sufre el choque de dos intensidades: La intensidad de un cuerpo que vibra al ritmo de pulsiones que reclaman
en convertirse en actos impulsivos e imprevisibles, por otro lado un superyó rígido e inflexible que reprime las
pulsiones con tana violencia como la violencia que las anima. Un superyó que quiere aplacar las pulsiones y
unas pulsiones que exigen manifestarse. Frente a estos dos aspectos se presente frente al espejo una Imagen
unitaria que tiene la particularidad de ser de seducción.
El tercer parámetro en el adolescente es la aparición del superyó, que marca el pudor o el impudor.
El sentimiento que predomina en el bebé es el júbilo, la alegría. Al contrario, en el adolescente es la vergüenza
o, su contrario, la omnipotencia. La vergüenza con su par antagónico la insolencia, la rebeldía y hasta la
violencia.
Según Nasio la adolescencia es una neurosis necesaria para el crecimiento. Es una etapa de conflicto
permanente tanto para el adolescente como para la familia.
Neurosis: Tensión solorosa entre un cuerpo que reclama exteriorizarse y una cabeza, un superyó, que inhibe,
que impide esa exteriorización. Es una incoherencia de sentimientos y de comportamientos, incoherencia
entre el cuerpo y la cabeza del joven, y una incoherencia en relación de el con los otros.
Es un desgarramiento psíquico, un desgarramiento interno y un conflicto externo, un conflicto intrasubjetivo
y un conflicto intersubjetivo.
La neurosis de la adolescencia, se termina con la emancipación financiera del joven, esos largos años son de
neurosis de crecimiento y de conflicto. Sin embargo ese período es necesario para empezar una época de
juventud /adulta de una manera mas armada y mejor vacunada contra ciertas dificultades. Aquel que supo
transitar esta etapa y la relación con sus padres, donde termino la relación de dependencia de la mejor
manera, en unfuturo tendrá una buena relación con sus jefes y con la autoridad. Es una neurosis necesaria y
sana, sana en el sentido que no necesita de un tratamiento para disiparse. Winnicott da un consejo a los
padres de un adlescente difícil es saber esperar. El período del Edipo también es una neurosis sana y necesaria,
que es difícil para los padres.
La neurosis de adulto es originada por el final del Edipo. El Edipo es un trauma sin ser un desgarramiento.
Dos modalidades en de sentir su sufrimiento el adolescente: No sabe identificar el tipo de sufrimiento que lo
afecta. Le es difícil Lo vive ese sufrimiento, pero no tiene un nombre para darle. Identificar significa tener
conciencia. El adolescente no tiene la capacidad introspectiva de nombrar determinados sentimientos.
Tres tiempos: 1.- Identificar lo que siento, 2.- Nombrar lo que siento, 3.- Poder declararlo. Al adolescente se
le dificulta simbolizar.
Categorias de sufrimientos Icc en el adolescente.
La adolescencia para Freud es una etapa dolorosa, donde se produce un duelode la infancia, nos trae la
perspectiva del renacer de la adolescencia pero también del desasiego pero también la creatividad. Nos
muestra un adolescente no enlutado, sino renaciente y creativo.
Nasio sobre el duelo aclara que no son largos, ni espectaculares , tampoco patológicos
Metamorfosis de la Pubertas, Freud 1905

A la llegada de la pubertad se va introducir los cambios desde la vida sexual infantil hacia la conformación
normal definitiva.
En la sexualidad infantil la pulsión sexual era autoerótica, no se daba el hallazgo de objeto. Las pulsiones y las
zonas erógenas eran singulares, y la única meta era buscar cierto placer.
En la pubertad las zonas erógenas se subordinan para dar paso al primado de la zona genital.
Según Freud el desarrollo sexual en el hombre es mas accesible a la comprensión, mientras que el de la mujer
se presenta como una suerte de involución. Para Freud la normalidad del desarrollo se garantiza por la
coincidencia exacta entre las dos corrientes sexuales dirigidas hacia el objeto y la meta sexual, la tierna y la
sensual.
La corriente tierna se da en la infancia.
La meta sexual en el varón leído desde Freud será la descarga de los productos genésicos. La pulsión sexual se
pone a servicio de la reproducción, volviéndola altruista. Sin embargo para que se logre con éxito la
trasmudación, en necesarios contar con las disposiciones originarias y todas las peculiaridades de las
pulsiones. Las perturbaciones patológicas de la vida sexual se deben considerar como inhibiciones del
desarrollo.

El primado de la zona genital y el placer previo.

En dicha etapa se observa el crecimiento tanto de los genitales externos como internos, dando paso a ofrecer
los productos genésicos y poder recibirlos, para la gestación de un nuevo ser.

Se debe dar marcha al aparato mediante estímulos que pueden ser alcanzados por tres caminos:
Desde el mundo exterior, excitación de las zona erógenas; desde el interior del organismo y desde la vida
anímica, que a su vez constituye un repositorio de impresiones externas y un receptor de excitaciones
internas. Los tres caminos dan lugar a lo que se conoce como excitación sexual, posee dos clases de signos
que son los anímicos y somáticos.
La excitación sexual tiene un carácter de tensión sexual causando displacer. Para Freud este tipo de
sentimiento entraña el esfuerzo de alterar el aparato psíquico. A su vez, si dicho hecho se tropieza con el
hecho de que se experimenta inequívocamente como placentero. Siempre los procesos sexuales se va
acompañar de placer.

Mecanismo del placer previo


Al subordinar las zonas erógenas dan lugar a que la estimulación del conjunto, den como resultado un monto
de placer(placer previo); donde se inicia la tensión para ofrecer la energía motriz necesaria para llevar acabo
el acto sexual. También se debe estimular la zona genital, para que ocurra la descarga de los productos
genésicos (placer final). Este placer último es el máximo por su intensidad, y es diferente de los anteriores por
su mecanismo. Es provocado enteramente por su descarga, es en su totalidad un placer de satisfacción, y con
él se elimina temporalmente la tensión de la libido.

Peligros de placer previo

El papel previo resulta peligroso en medida que demuestre ser demasiado grande, y demasiado escasa su
contribución con la tensión. Aquí faltaría la fuerza pulsional para que el proceso sexual siga adelante; aquí la
preparación previa va a reemplaza a la meta sexual normal. Para Freud la experiencia le hace determinar que
la zona erógena correspondiente o la pulsión parcial hayan dado lugar a la ganancia de placer por vías
inhabituales ya en la infancia. Y si todavía se suman factores que coadyuvan a la fijación, fácilmente se
engendra una compulsión refractaria a que este determinado placer previo se integre en una trama de la vida
posterior. Muchas perversiones poseen dicho mecanismo, que consiste en una demora en actos preparatorios
del proceso sexual.
PAPEL DE LAS SUSTANCIAS SEXUALES
La polución nocturna parece difícil dejar de entender la tensión sexual, que sabe hallar el atajo alucinatorio
en sustitución del acto, como una función de acumulación de semen en el reservorio para los productos
genésicos.
La acumulación de los placeres sexuales crea y sostiene a la tensión sexual; ello se debe tal vez a que la presión
de estos productos sobre la pared de sus receptáculos tiene por efecto estimular un centro espinal; el estado
de este es percibido por un centro superior; egendrándose así para la conciencia la conosida sensación de
tensión.

TEORÍA DE LA LIBIDO
La libido se ha teorizado como una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, que podría medir procesos
y transposiciones en el ámbito de la excitación sexual. Posee también un carácter cualitativo.
Al separar la energía libidinosa de otras clases de energía psíquica, damos expresión a la premisa de q los
procesos sexuales del organismo se diferencian de los procesos de la nutrición por un quimismo particular.
La libido yoica se vuelve cómodamente accesible al estudio analítico cuando ha encontrado empleo psíquico en la
investidura de objetos sexuales, vale decir, cuando se ha convertido en libido de objeto. La vemos centrarse en objetos,
fijarse a ellos o bien abandonarlos, pasar de unos a otros y, a partir de estas posiciones, guiar el quehacer sexual del
individuo, el cual lleva a la satisfacción, o sea, a la extinción parcial y temporaria de la libido. En cuanto a los destinos de la
libido de objeto: es quitada de los objetos, se mantiene fluctuante entre los estados de tensión, y por ultimo es recogida
en el interior del yo, con lo cual se convierte de nuevo en libido yoica. A esta, por oposición a la libido de objeto, se la llama
también libido narcisista. La libido narcisista o libido yoica aparece como el gran reservorio desde el cual son emitidas las
investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la investidura libidinal narcisista del yo, como el estado originario
realizado en la primera infancia, q es solo ocultado por los envíos posteriores de la libido, pero se conserva en el fondo tras
ellos.
La libido tiene un fin particularmente sexual. Es una sola, con transformaciones en lo psíquico, la sede de ésta se
encuentra en el yo. Pero uno la identifica cuando es libido objetal. Mientras está en el yo es libido yoica/narcisista.
Diferenciación entre el hombre y la mujer
Solo con la pubertad se establece la separación tajante entre el carácter masculino y femenino, una oposición que
después influye de manera más decisiva que cualquier otra sobre la trama vital de los seres humanos.
En la niñez, el desarrollo de las inhibiciones de la sexualidad (vergüenza, asco, compasión) se cumple primero en la niña
y con menores resistencias que en el varón. En general, parece mayor en ella la inclinación a la represión sexual, adoptan
de preferencia la forma pasiva. Pero la activación autoerótica de las zonas erógenas es la misma en ambos sexos, y esta
similitud suprime en la niñez la posibilidad de una diferencia entre los sexos como la que se establece después de la
pubertad. Tesis: la sexualidad de la niña pequeña tiene un carácter enteramente masculino. La libido es regularmente de
naturaleza masculina, ya se presente en el hombre o en la mujer, y prescindiendo de que su objeto sea el hombre o la
mujer.
Los conceptos de masculino y femenino en la ciencia se cuentan entre los más confusos y tienen al menos tres
direcciones. Se los emplea en el sentido de actividad y pasividad, o en el sentido biológico, o en el sociológico. La libido
tiene siempre un comportamiento masculino, en términos de que es siempre activa. Lo pulsional es siempre activo
Zonas rectoras en el hombre y la mujer  en la niña la zona erógena rectora es el clítoris y por lo tanto, es homóloga a
la zona genital masculina, el glande.
La pubertad, que en el varón trae aparentado aquel gran empuje de la libido, se caracteriza para la muchacha por una
nueva oleada de represión, que afecta justamente a la sexualidad del clítoris. Es un sector de vida sexual masculina el que
cae así bajo la represión.
La mujer desmiente su sexualidad. Toda vez que logra transferir la estimulabilidad erógena del clítoris a la vagina, la
mujer ha mudado la zona rectora para su práctica sexual posterior. En cambio, el hombre la conserva desde la infancia. En
este cambio de la zona erógena rectora, así como en la oleada represiva de la pubertad, que por así decir, elimina la virilidad
infantil, residen las principales condiciones de la proclividad de la mujer a la neurosis, en particular a la histeria. En la mujer
hay una mudanza con el advenimiento de la pubertad del clítoris a la vagina.
El hallazgo de objeto
En Freud, el hallazgo de objeto es siempre un reencuentro. En la pubertad el hallazgo de objeto es un reencuentro,
porque ya hubo un objeto previo que coincide con esa primera experiencia de satisfacción. Las pulsiones se apuntalan
sobre las necesidades en el acto de nutrición. Freud plantea dos modalidades de hallazgo de objeto:
- Modelo por apuntalamiento: buscar el objeto según los modelos de la infancia. Se busca en el objeto rasgos similares
con los primeros. Se busca algo que tenga relación con esos primeros objetos de amor. Madre nutricia y padre protector.
- Modelo narcisista: encontrar en el objeto de amor al si mismo. Un encuentro según lo que uno es, lo que uno busca o
querría ser (ideal del yo).
No es tajante la división entre los dos modelos. Puede haber una conjunción entre ambos modelos. Siempre hay una
búsqueda ilusoria de la completud. Puede haber un tercer modelo de hallazgo de objeto, el modelo por alteridad. Hallar
algo nuevo, diferente a lo ya inscripto. Estos dos modos de hallazgo que son puro reencuentro dejan por fuera la alteridad.
Durante los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, varón y mujer tienen metas diferentes.
Al mismo tiempo, desde el lado psíquico, se consuma el hallazgo de objeto, preparado desde la más temprana infancia.
Cuando la primerísima satisfacción sexual estaba todavía conectada con la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera
del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió solo mas tarde, quizás justo en la época en que pudo formarse la
representación global de la persona a quien pertenecía el órgano que le dispensaba satisfacción. Después la pulsión sexual
pasa a ser, autoerótica, y sólo luego de superado el período de latencia se restablece la relación originaria. No sin buen
fundamento el hecho de mamar el niño del pecho de su madre se vuelve paradigmático para todo vínculo de amor. El
hallazgo (encuentro) de objeto es propiamente un reencuentro.
Objeto sexual del período de lactancia  de estos vínculos sexuales, los primeros y los más importantes de todos, resta
aún luego de que la actividad sexual se divorció de la nutrición, una parte considerable, que ayuda a preparar la elección
de objeto y, así, a restaurar dicha perdida. A lo largo de todo el período de latencia, el niño aprende a amar a otras personas
que remedian su desvalimiento y satisfacen sus necesidades. Lo hace siguiendo en todo el modelo de sus vínculos de
lactante. El trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación y de satisfacción a partir
de las zonas erógenas, y tanto más por el hecho de que esa persona dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida
sexual, lo acaricia, lo besa, lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho.
Un exceso de ternura de parte de los padres resultará dañino, pues apresurará su maduración sexual; y también
“malcriará” al niño, lo hará incapaz de renunciar temporariamente al amor en su vida posterior, o contentarse con un grado
menor de este. Uno de los mejores preanuncios de la posterior neurosis es que el niño se muestre insaciable en su demanda
de ternura de los padres. Son casi siempre padres neuropáticos los que se inclinan a brindar una ternura desmedida, y
contribuyen en grado notable con sus mimos a despertar la disposición del niño para contraer una neurosis.
El periodo de latencia se caracteriza por la prohibición del incesto, diques de la moral.
Angustia Infantil  los propios niños se comportan desde temprano como si su apego por las personas que los cuidan
tuviera la naturaleza del amor sexual. La angustia no es originariamente nada más que la expresión de su añoranza de la
persona amada; por eso responden a todo extraño con angustia, tienen miedo de la oscuridad porque en esta no se ve a la
persona amada y se dejan calmar si pueden tomarle la mano.
En esto el niño se porta como el adulto: tan pronto como no puede satisfacer la libido, la muda en angustia; y a la
inversa, el adulto, cuando se ha vuelto neurótico por una libido insatisfecha, se porta en angustia como un niño: empezará
a tener miedo apenas quede solo (es decir, sin una persona de cuyo amor crea estar seguro) y a querer apaciguar su angustia
con las medidas más pueriles.
La barrera del incesto  cuando la ternura que los padres vuelcan sobre el niño ha evitado despertarle la pulsión sexual
prematuramente y despertársela con fuerza tal que la excitación anímica se abra paso de manera inequívoca hasta el
sistema genital, aquella pulsión puede cumplir su cometido: conducir a este niño llegado a la madurez, hasta la elección
del objeto sexual. Lo más inmediato para el niño sería escoger como objetos sexuales justamente a las personas a quienes
desde su infancia ama. Pero, en virtud del diferimiento de la maduración sexual, se ha ganado tiempo para erigir, junto a
otras inhibiciones sexuales, la barrera del incesto, y para implantar en él los preceptos morales que excluyen
expresadamente de la elección de objeto, por su calidad de parientes consanguíneos, a las personas amadas de la niñez. El
respeto de esta barrera es sobre todo una exigencia cultural de la sociedad: tiene que impedir que la familia absorba unos
intereses que le hacen falta para establecer unidades sociales superiores, y por eso en todos los individuos, pero
especialmente en los muchachos adolescentes, echa mano a todos los recursos para aflojar los lazos que mantienen con
su familia, los únicos decisivos en la infancia.
Pero la elección de objeto se consuma primero en la representación; y es difícil que la vida sexual del joven que madura
pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasías, o sea, representaciones no destinadas a ejecutarse. A
raíz de estas fantasías vuelven a emerger en todos los hombres las inclinaciones infantiles, sólo que ahora con un refuerzo
somático. Y entre estas, la moción sexual del niño hacia sus progenitores, casi siempre ya diferenciada por la atracción del
sexo opuesto.
Contemporáneo al doblegamiento y la desestimación de estas fantasías claramente incestuosas, se consuma uno de los
logros psíquicos más importantes, pero también más dolorosos, del período de la pubertad: el desasimiento respecto de
la autoridad de los progenitores, el único que crea la oposición tan importante para el progreso de la cultura, entre la
nueva generación y la antigua.
Un número de individuos se queda retrasado en cada una de las estaciones de esta vía de desarrollo que todos deben
recorrer. Así, hay personas que nunca superaron la autoridad de los padres y no les retiraron su ternura o lo hicieron sólo
de modo muy parcial. Son casi siempre muchachas: conservan plenamente su amor infantil mucho más allá de la pubertad.
Esto enseña que el amor a los padres, no sexual en apariencia, y el amor sexual se alimentan de las mismas fuentes; vale
decir, el primero responde solamente a una fijación infantil de la libido. Estas personas están enamoradas en el sentido
corriente del término, de esos parientes.
Efectos posteriores de la elección infantil de objeto  el hecho de que el primer enamoramiento del joven, se dirija a
una mujer madura, y el de la muchacha a un hombre mayor, dotado de autoridad, es un claro eco de esta fase del desarrollo:
el varón persigue la imagen mnémica de la madre y armoniza plenamente con ello que la madre se revuelva contra esta
renovación suya y le demuestre hostilidad. Dada esta importancia de los vínculos infantiles con los padres para la posterior
elección del objeto sexual, es fácil comprender que cualquier perturbación de ellos haga madurar las más serias
consecuencias para la vida sexual adulta.
Por otra parte, podemos ver en la adolescencia una inclinación hacia la inversión: se ven amistades apasionadas entre
personas del mismo sexo. La disposición a la perversión es originaria de la pulsión sexual, y a partir de ella se desarrolla la
conducta sexual normal. Así, a expensas de las mociones sexuales perversas y con ayuda de la educación, se edifican en la
infancia los poderes destinados a mantener la pulsión sexual dentro de ciertas vías. Otra parte de estas mociones escapa y
puede exteriorizarse como práctica sexual.

Adolescencia: Reorganización y nuevos modelos de subjetividad.

La Adolescencia tomada como un momento de transformaciones y cambios.

Se trabaja con los términos organización, reorganización y neoorganizaciones.

Reorganización: El orden o el estado de las cosas es cambiado, transformado por


reacomodamientos, reordenamientos, por des-orden de lo existente. Al aparecer nuevos elementos
des-ordenada lo establecido dando lugar a organizaciones nuevas.

Desde los sistemas complejos se piensa que la aparición de organizaciones nuevas se dan por un
proceso que produce desorden.

Des-orden es un término utilizado con varios sentidos. En relación a la producción subjetiva y


adolescente, no lo debe relacionar como mera oposición a orden, con lo negativo del término
denotando desgano, rebeldía. Tampoco es una carencia del sujeto, ni deviene por evolución natural
del desarrollo. Más bien es una meta a alcanzar mediante un esfuerzo de trabajo psíquico y su
realización comporta un rédito positivo en la producción de subjetividad, afirmación que acompaña
los desarrollos del presente trabajo.

Des-orden se debe diferenciar de desorganización o batifondo, de su anti-tesis anti orden, como


también de no-orden.

El aparato psíquico ante la incorporación, inscripción, metablización de lo heterogéneo, da paso a la


reorganización y el des-orden.
La adolescencia implica muchas trasformaciones, a dichas transformaciones se las denominara lo
puberal-adolescente, que al encontrar condiciones de desarrollo, es una puesta en des-orden del
status quo promotor de neorganizaciones. Varios autores plantean la adolescencia como segundo
nacimiento. Porque se da paso a nuevas organizaciones psíquicas de las que ella es origen y génesis.

El des-oden, la reorganización y las neo organizaciones aparecen ante la incorporación de lo nuevo,


lo puberal adolescente trabaja para su incorporación y homogenización, proveniente de sitintas
fuentes:
A) Campo INTRA-SUBJETIVO: Cambios corporales y vicisitudes de la historia personal
B) Campo de INTER-SUBJETIVIDAD: relaciones familiares y un círculo más amplio de
intereses histórico-político-social.
C) Campo TRANS-SUBJETIVO: Transmisión generacional con generaciones precedentes.
Los cambios corporales relativos al desarrollo y nuevo funcionamiento endócrino y hormonal,
que producen el crecimiento del cuerpo y la aparición de los caracteres sexuales secundarios,
imponen al psiquismo un trabajo de simbolización. La maduración replantea las identidades
enraizadas a lo somático.
Anuncian al psiquismo un trabajo de metabolización de las diferencias de género sobre el
desarrollo de la identidad sexual.
Revisita de la imagen especular. Un nuevo pasaje por el estadio del espejo como formador
de la función del yo que no es sin su imagen corporal. Mirada, tacto, tiempo. Con el erotismo
ligado a la genitalidad, la eyaculación y lo orgásmico en general, se registran nuevas vivencias,
experiencias y sensaciones que requieren de inscripciones psíquicas para su significación.
La subjetividad requiere de integración psicosomática. Demanda encontrar nuevos
ordenamientos, re-ordenar las relaciones del cuerpo infantil con la propia historia, con los padres
de la infancia, con la infancia de los padres, con su lugar en el circuito del deseo familiar.
Demanda replantear las identificaciones infantiles enraizadas en lo somático y en la familia. Se
requieren nuevas organizaciones que signifiquen, que den sentido al crecimiento y a la
genitalidad. La simbolización del crecimiento del cuerpo (erógeno) con su naciente genitalidad
implica trabajos psíquicos en relación con el estadio del espejo y sus categorías (narcisismo e
identidad, lo extraño, fort da) y del complejo de Edipo (identificaciones sexuales, de género y
generacionales) que comprometen toda la estructura del aparato psíquico.
Duelo por el “ser infantil”, por los padres de la infancia, la historia de las relaciones infantiles
de objeto, la mismidad , el self.
Crisis EN la adolescencia, incluyendo todo lo que comprometen los circuitos libidinales de “lo
puberal de los padres” y reposicionamiento generacional.
Duelos EN la adolescencia, requiere una caída, una muerte, pero a la vez de una
conservación superadora , transformación de lo infantil. Resignificación d e los referentes
simbólicos de la identidad.
Resignificación e historización del cuerpo de la infancia; de la historia de elecciones
libidinales; relaciones objetales familiares; genealogía)
Los dos tiempos o fases de la sexuación y el entre tiempo.
Para Freud la sexualidad es una y esta dividida en dos fases una sexualidad infantil y una sexualidad
adulta.
Por otro lado Silvia Bleichmar postula que la sexualidad, no está vivida en dos fases o dos tiempos,
mas bien que se trata de dos sexualidades diferentes: La primera es desgranada de los cuidados
precoses, que es implatada por el adulto , productora de excitaciones que encuentran vías de ligazón
y descarga bajo formas parciales y otra con primacía genital, establecida en la pubertad y ubicado en
el camino madurativo que posibilita el ensamblaje genital, no constituyendo entonces una simple
reedición del acmé de la sexualidad infantil, sino un modo de recomposición ordenado y guiado por
la existencia de una primacía de carácter genital.
Estaciones de recambio de su identidad infantil, de des-orden del cuerpo, del objeto familiar,
del reposicionamiento generacional. Entre re-edición y repetición. Transformar y crear.
Inscripción de un cuerpo, identidad diferenciada de lo infantil, de lo conocido y parental, con
rasgos originarios y que contenga el deseo genital ligado a un objeto no-familiar. Proceso
identificatorio que se debate entre principio de permanencia y principio de cambio.
Momento propicio para las repeticiones de los modelos de las relaciones de objeto de la
infancia, del narcisismo, del complejo de Edipo, de la historia infantil y del pasado familiar,
también es empuje y oportunidad para el origen y los nuevos comienzos.
El extrañamiento del complejo de Edipo es más que una represión; equivale cuando se
consuma idealmente a una deconstrucción y cancelación del complejo. Si el yo no ha logrado
mucho más que una represión del complejo, este subsistirá inconsciente en el ello y más tarde
exteriorizará su efecto patógeno. Así, en la adolescencia, no habría desplazamiento automático
de la libido de lo familiar hacia el afuera. Con la aparición del deseo genital-tanto fuente como
objeto y fin de la pulsión- se requiere de nuevas inscripciones, de nuevas organizaciones
psíquicas.
El conflicto se expresa en términos de un cuerpo pre-genital que conlleva las marcas del
deseo del Otro familiar, la sexualidad del adulto inscripta en el cuerpo del niño y que ahora, con
el devenir puberal adolescente, el cuerpo constituye deseo genital en un vínculo no-familiar.
Tanto en la inscripción del cuerpo genital como “el vínculo al otro” es marca que funda e
inaugura. La iniciación sexual marca un antes y un después en los procesos de subjetivación,
el cual no es sin “el otro”. En la inscripción del cuerpo genital coadyuva, y no sin una profunda
angustia, en la inscripción de la categoría misma de la alteridad del objeto.
La inscripción de la radical diferencia del otro sexo abre a la inscripción de las diferencias con
el objeto. Con el coito se inscriben y reinscriben diferencias corporales, de género y
desiderativas. El otro se constituye en su alteridad como sujeto de deseo.
El corrimiento y reubicación generacional deviene des-orden cuya metabolización implica un
deseo de muerte y asesinato de los progenitores como operaciones simbólicas.
Los procesos de crisis y duelos son EN la adolescencia, se producen en un campo de
inersubjetividad.
Si los padres tienen que sobrevivir al asesinato (simbólico), deseo de muerte del cual son
objeto por parte del hijoa, los hijos también han de sobrevivir a los deseos destructivos e
incestuosos en las distintas formas que puedan tomar los padres respecto de su progenie. Lo
puberal de los padres es un desarrollo conceptual que sitúa las crisis en la adolescencia, y no
sólo en la doble vertiente de los trabajos psíquicos de hijos y padres sino sobre todo en su
mutua, relativa o absoluta dependencia.
Que en la adolescencia se sobreviva al deseo de muerte y asesinato es fundante del pasaje
generacional y para llegar a un nuevo emplazamiento se requiere que lo adolescente simbolice
dicha experiencia. Este nuevo emplazamiento generacional simultáneamente implica un nuevo
registro de la temporalidad, construirse un pasado va a posibilitar proyectar un futuro. El devenir
en cuanto proyecto identificatorio no es sin ligaduras con la genealogía, la sucesión
generacional, el por-venir, el azar.

Confluencia del bifasismo sexual en el entretiempo de la sexuación.

Lo originario nos ubica en la perspectiva de los movimientos iniciales del psiquismo de su fundación.

Representar- Metabolizar.

Funciones del aparato psíquico: Tiene la función de representar, definiendo representar para el
psiquismo será metabolizar. Se puede tomar como un equivalente de la metabolización orgánica.
La metabolización orgánica consiste en tomar elementos heterogéneos externos, transformándolos
en homogéneos e incorporándolos a sus estructura.
De la misma manera el aparato psíquico va a tenera que incoporar eso heterogéneo a sus extructura,
tener que representar, el efecto de un doble encuentro. El encuentro del recién nacido con la madre,
y el encuentro de este naciente aparato psíquico con su propia corporeidad.

Desde el deseo de la madre, toma al hijo como un elemento heterogéneo el cual lo debe metabolizar.
Por lo cual hay un proceso de metabolización también de la madre , que va implicar la puesta en
marcha de los tres procesos psíquicos de representación .
El encuentro del bebé

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