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LA

IGLESIA
CRISTIANA
MEXICANA
Y
SU
RESPONSABILIDAD
SOCIAL
Actualmente se calcula que la población de cristianos evangélicos en el país ya rebasa el 15
% de la población total. Este porcentaje representa en su mayoría a un sector de la población
cuyas edades corresponden en su mayoría a personas de quince años en adelante.

Pues los cristianos no tenemos la práctica de incluir en nuestro padrón a personas que no
han profesado de voluntad propia su creencia, contraria a la costumbre de algunas sectas de
incluir entre sus adeptos, desde recién nacidos hasta adolescentes que nunca han proferido
su voluntad por alguna creencia.

A pesar de contar con tal número de creyentes, la iglesia cristiana mexicana no ha podido
impactar socialmente al resto de la población, pues se esperaría que tal cantidad de personas
que profesan la misma fe, tuviesen la capacidad de aportar y transformar su entorno, en
muchas de las distintas esferas que lo componen.

La estructura organizacional, administrativa e ideológica de muchas de nuestras iglesias


cristianas, ha ocasionado, que éstas se comporten como “islas perdidas unas de otras en la
inmensidad del mar”, y en consecuencia, a pesar de que en muchos lugares existen mayor
número de iglesias cristianas que otras creencias, las primeras no tienen la influencia social
que debieran tener dentro de sus comunidades.
Durante muchos años, en época de elecciones, los candidatos y los partidos políticos, tratan
de “enamorarnos”, pero una vez que ganan, viene el “divorcio” sin haberse concretado una
relación reciproca.

La Iglesia Cristiana Mexicana ha trabajado y servido a este país en cada una de sus
comunidades desde hace muchos años, y por lo mismo, tenemos mucha más experiencia
en áreas sociales, que muchos candidatos que asumen por primera vez los puestos de
elección popular.

A pesar de esto, una vez que los políticos se posicionan en el poder, el trato hacia la Iglesia
Cristiana Mexicana ha sido y es hasta el día de hoy, irrespetuoso y excluyente de los
programas sociales.

No es la falta de unidad lo que ha impedido esto, sino la falta de un propósito social definido
(visión de nación).

Creo sinceramente que hay unidad entre el pueblo cristiano, pues todos buscamos lo mismo,
el cumplimiento de “La Gran Comisión”.
Lo que cambian son los métodos, pero la visión es la misma.
El obstáculo se presenta en el área social, pues como instituciones de carácter espiritual,
todos tratamos de cumplir dentro de nuestra liturgia y praxis los parámetros bíblicos.

Pero en lo que respecta a nuestra responsabilidad social, no hemos podido, querido o sabido
actuar conjuntamente a nuestro quehacer espiritual.

Desafortunadamente por estas razones y otras, muchos hemos terminado asumiendo una
posición muy vulnerable, y manipulable por los partidos políticos y gobiernos.

La Iglesia Cristiana Mexicana necesita posicionarse como un ente social y no político.


La Iglesia Cristiana Mexicana no necesita posicionar a una persona, o algún candidato o
algún partido, necesita posicionarse como una sola representación social.
Y para esto, es necesario que nosotros mismos nos visualicemos también como
“ciudadanos”, pues nunca dejamos de serlo, pues tenemos los mismos derechos y
obligaciones como tales.

Se calcula, que nada mas en el Estado de México, hay más de 3,000.000 de ciudadanos
cristianos, pero no contamos con una estructura que nos agrupe socialmente.
Y esta estructura tiene que ser de índole social, para no trasgredir los preceptos
constitucionales, ni el dogma o praxis de las distintas creencias que nos conforman.
Desafortunadamente ha habido cristianos que se han posicionado políticamente, utilizando
las membrecías cristianas, y al final, la mayoría de las veces, solo ellos han obtenido de
manera personal posiciones y beneficios políticos y económicos.
Peor aún, ha habido muchas personas que no profesan nuestra fe, y que a costa de nuestras
membrecías y con apoyo de líderes cristianos se han posicionado en el poder.
Al final la condición social de nuestras iglesias no ha cambiado, seguimos agachando la
cabeza y estirando la mano. Por esa actitud entreguista, la mayoría de las personas en el
poder nos tratan como pobres, ignorantes o “pedinches”.

Mientras no nos posicionemos conjuntamente como “ciudadanos”, nos van a seguir tratando
independientemente y no vamos a tener la fuerza que ya tenemos, pero que no hemos
podido o sabido aplicar.
Seguiremos actuando como islas en medio del mar.
Pero, si nos unimos, como un ente social, vamos a generar un poder alterno al poder
político, (sin tener que ser políticos).

POSTULADO
Los ciudadanos que conforman La Iglesia Cristiana Mexicana ya “somos” y “hacemos” y no
hemos necesitado de ningún partido político, ni de ningún candidato, ni tampoco de ningún
gobierno “en turno”, ni para “SER” ni para “HACER”
Los ciudadanos cristianos mexicanos no buscan primariamente, alianzas con ningún partido
político, ni con ningún candidato, sino una coyuntura de corresponsabilidad a través de
programas sociales que beneficien a la sociedad en general y en consecuencia a los mismos
cristianos.
Los Ciudadanos Cristianos Mexicanos, independientemente de la fe que profesamos somos
ciudadanos con todas las responsabilidades y derechos que cualquier persona nacida o
nacionalizada en este país.
Por lo mismo sin faltar las normas que nos rigen como nación a través de nuestra
Constitución, hacemos uso de los derechos políticos que la misma nos brinda y exige.

Por lo mismo, cada ciudadano cristiano y de acuerdo a los derechos y obligaciones que la
Constitución le confiere, es libre de expresar su preferencia política y social de manera
voluntaria y sin ninguna presión de ninguna índole, y de asociarse según su conveniencia
para buscar un bien común.

Por eso declaramos que no somos propiedad de ningún partido político ni de ningún
candidato, ni de ningún gobierno.

Y que tenemos el derecho, y la libertad de apoyar a aquellos que representen, a nuestro


criterio y según las normas que nos rigen, y sin faltar a nuestras leyes, un bien común para la
nación.
Y qué, con la convicción de buscar un beneficio para nuestra nación, podemos y debemos
apoyar los programas o proyectos que suplan de la mejor manera las necesidades de los
ciudadanos, sin importar el partido, candidato o gobierno, de quien venga dichos
programas.

ESTRATEGIA:
Posicionar SOCIALMENTE a los “ciudadanos” cristianos que conforman la mayoría de
nuestras comunidades en todo el país y en cada una de nuestras comunidades

OBJETIVO:
Generar una mayor influencia social cristiana, independiente al poder político.

METODOLOGIA:
1.- Ubicar a todas o a la mayoría de las Asociaciones Religiosas Cristianas por municipio o
delegación dentro de todo el territorio nacional.
2.- Cuantificar el aproximado de ciudadanos que conforman cada una de las
congregaciones y por municipio.
3.- Consensar el proyecto de trabajo social (cristiano) entre todos los líderes cristianos de
cada municipio.
4.- Potencializar los programas sociales de las Comunidades Cristianas, estableciendo tres
parámetros
A).- Los programas sociales que desarrollaron en el pasado
(precedente histórico).
B).- Los programas sociales que están en desarrollo
(continuidad).
C).- Los programas sociales que tienen el potencial y son viables para llegar a desarrollarse
(estructura a corto, mediano y largo plazo)

5.- Apoyar a las Autoridades con 1.- Infraestructura 2.- Experiencia 3.- Personal de cada
una de las congregaciones cristianas, en los diferentes programas sociales que puedan
generar los diferentes niveles de gobierno.

PROBLEMÁTICA: La mayoría de las Alianzas de Pastores en nuestro país albergan entre


sus filas entre el 10% o 30% del total de iglesias en sus municipios.
O sea, que a pesar de saber de su existencia, del 90% al 70% restante, por lo general no
quiere tener nada que ver con las alianzas existentes, ya sea por diferencias doctrinales o de
estructura organizacional.
Pero también, muchas de estas iglesias, no se comprometen con las alianzas porque se han
sentido manipulados y utilizados de manera política, y donde al final unos pocos o solo
algunas iglesias han recibido los beneficios y la atención de los ganadores en las elecciones.

Prácticamente tanto autoridades como los mismos cristianos desconocen el número de


iglesias y de congregantes que hay en cada municipio de nuestro país, por ende no se puede
llegar a un consenso general si no estamos todos los que somos.
Y en consecuencia se desconoce el “peso político” real que pudiera ejercer los ciudadanos
cristianos de cada comunidad.

Se calcula que aproximadamente el 50% de los ciudadanos cristianos no vota, y el otro 50%
su voto es disperso, o sea que cada quien vota por quien mejor le parezca, o de quien pueda
obtener algún tipo de beneficio, o en el peor de los casos por pura simpatía.

El problema aquí es que la mayoría de las veces nuestro voto va dirigido a candidatos de
quien se desconoce su ideología, sobre todo en aquellos temas que a los ciudadanos
cristianos nos importan más (aborto, matrimonios unisex, drogas etc.).
Y hemos visto en los últimos años como se legislan leyes que han minado la base de nuestra
sociedad, La Familia.
Buscamos que en base a la Propuesta Cristiana de Trabajo Social se pueda encausar la
mayoría del voto de los Ciudadanos Cristianos en una sola dirección: La misma Propuesta
Cristiana y quien mejor la apoye.

ALTERNATIVA:
Posicionar de la manera antes explicada, a los ciudadanos cristianos por igual en un solo
frente común, donde la ideología y el carácter cristiano tengan prioridad, sobre todo a la
hora de tener que razonar quien y como deberían gobernarnos.

CONSECUENCIAS:
Al tratar con un cristiano o con una iglesia, estarían tratando con todos.
Decirle “NO” a una iglesia, sería decirle “NO” a todas las iglesias de un Municipio.
Decirle “NO” a las iglesias de un municipio, sería decirle “NO” a los más de 3.000.000 de
cristianos en el Estado de México!!!
Sería un costo político muy alto y muy riesgoso para cualquier partido o gobierno.

De esta manera, los partidos políticos y sus candidatos, así como los gobiernos en turno,
serian más respetuosos y accesibles y nos tratarían como alguien que tiene la capacidad de
influenciar, aun a aquellos que no profesan nuestra fe.
Y en muchos lugares de nuestros municipios, estados y nación podríamos tener más
influencia, que la que tenemos hoy en día, y aún más allá de nuestras cuatro paredes.

Entonces y solo entonces, podremos empezar a tener otra perspectiva de Nación.

Leonardo Ojeda García


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