You are on page 1of 66

Aníbal Quijano y Mariátegui

Síntesis: Aníbal Quijano es uno de los intelectuales peruanos más reconocidos en América
Latina. En 1978 escribe un prólogo para los 7 Ensayos, publicado en 1979 por la biblioteca
Ayacucho de Venezuela. Eran tiempos convulsionados en el Perú por las luchas sociales,
inmerso en lo cual Quijano con una vertiente de intelectuales pretende crear una
organización política, el Movimiento Revolucionario Socialista (MRS), contando con un
medio de difusión ideológica doctrinaria, la revista Sociedad y Política del que fue su
director. En ese contexto, para cohesionarse ideológicamente, se debe tomar distancias del
reformismo (nacionalismo) burgués de los militares, del Apra, del estalinismo, del
maoísmo, del trotskismo y sobre Mariátegui, había que delimitar su legado revolucionario.
Apremiado por esto, mirando con desdén de docto -al igual que la mayoría de la
intelectualidad académica de América Latina- la obra de un autodidacta, Quijano se estrella
en una mole de granito de la que no puede descifrar su contenido. No obstante sindicarlo
como el "más grande marxista de América", no comprende la concepción marxista de
Mariátegui, distorsiona su interpretación del carácter de la sociedad peruana y tampoco
acierta en precisar sus relaciones con Haya de la Torre y el Apra y con la Tercera
Internacional.

Palabras clave: Rafael Herrera Robles, Aníbal Quijano, Mariátegui, desenvolvimiento


desigual y combinado, marxismo leninismo, colonialidad del poder, eurocentrismo,
racismo, sistema mundial, religión.

Preambulo
Mariátegui muerte el 16 de abril de 1930 polemizando con Víctor Raúl Haya de la Torre
(1895-1979) y con la Tercera Internacional estalinista.

En la década del treinta el estalinismo se impuso como misión para América Latina,
liquidar al trotskismo, al luxemburguismo, al aprismo y al mariateguismo, siendo la
consigna para lo último: ¡Acabar con el amautismo! El mariateguismo era definido como
"una confusión de ideas procedentes de las más diversas fuentes. No hay casi tendencia
que no esté representada en él1...".

El estalinismo redujo el marxismo a un sistema cerrado, a un compendio de ideas, quiero


decir de dogmas, que de acuerdo a su conveniencia, de modo arbitrario, cambiaban
constantemente, bajo el membrete de "marxismo leninismo". En la década del cuarenta el
estalinismo inicia lo que Alberto Flores Galindo2 ha denominado "canonización" de
Mariátegui, iniciada con el escrito de Jorge del Prado: "Mariátegui, marxista leninista,
fundador del Partido Comunista. Primer divulgador y aplicador del marxismo en el Perú",
publicado en la Revista "Dialéctica" N° 8, Año 2, La Habana, julio agosto 1943. En la
década del treinta atacaron a Mariátegui de todos los errores y en la década del cuarenta lo
convierten en "marxista leninista estalinista" que cumplió con todas las consignas
estalinistas.

En la década del sesenta, al surgir el maoísmo lo convierte en partidario de la nueva


democracia y de la guerra popular del campo a la ciudad. En todo ello intentaban acomodar
el pensamiento de Mariátegui a un esquema, sin una interpretación objetiva. Quijano, como
veremos luego, también intenta acomodar las ideas de Mariátegui a sus propias tesis.

El marxismo de Mariategui
Dialéctica revolucionaria.- No faltan quienes dicen que en Mariátegui se puede encontrar
agua para diferentes molinos, es decir, para diferentes vertientes, incluso ajenas al
marxismo, pero esto es falso, porque en cuestiones centrales como el carácter de la
sociedad peruana, en la estrategia revolucionaria, en su rechazo a divinidades celestiales
(Dios), no debería existir discusión, porque existe claridad en el conjunto de sus textos. En
cuanto al trasfondo epistemológico filosófico del marxismo que profesa, la terminología
que emplea ha creado confusión, pero una lectura atenta, sin prejuicios, nos descubre a un
pensador coherente, que con mística y pasión "mete su sangre a sus ideas".

En su escrito ya mencionado (Prólogo a los 7 Ensayos del año 1979) Aníbal Quijano pone
en duda el marxismo de Mariátegui, criticándolo por supuestamente reducirlo a un simple
canon de interpretación, para lo que se apoya básicamente en "Defensa del marxismo", en
particular el capítulo IV: "La filosofía moderna y el marxismo", uno de los textos que más a
confundido a los que ponen en tela de juicio el pensamiento marxista de Mariátegui, pero a
la vez allí se encuentra la concepción (marxista) de Mariátegui que desmiente a esos
críticos.

Quijano cita el pasaje: "El materialismo histórico no es, precisamente, el materialismo


metafísico o filosófico, ni es una filosofía de la historia, dejada atrás por el progreso
científico. Marx no tenía por qué crear más que un método de interpretación histórica de
la sociedad actual". Para reforzar esa opinión, Quijano agrega otra cita del mismo texto:
"Vana es toda tentativa –afirma más adelante– de catalogarla (a la crítica marxista) como
una simple teoría científica, mientras obre en la historia como evangelio y método de un
movimiento de masas".

Quijano comenta: "No se plantea, pues, el aparato epistemológico que funda ese "método
de interpretación histórica", ni parece distinguir que, además de método, y de
interpretación, el marxismo es una teoría de la sociedad, es decir, con la capacidad de dar
cuenta de las leyes que mueven la sociedad y de los elementos que concurren a la
constitución de esas leyes, y de donde nace su poder explicativo y de interpretación".

La dialéctica materialista según Quijano, es excluido por Mariátegui, "para ser reemplazada
por otro, materialismo y valores espirituales, un problema ético-metafísico".

En otra cita que hace Quijano del mismo texto, Mariátegui dice: "Vitalismo, activismo,
pragmatismo, relativismo, ninguna de estas corrientes filosóficas, en lo que podían aportar
a la revolución, han quedado al margen del movimiento intelectual marxista. William
James no es ajeno a la teoría de los mitos sociales de Sorel, tan señaladamente influida, de
otra parte, por Wilfredo Pareto". Debemos advertir que Quijano a omitido la continuidad
del párrafo, donde Mariátegui argumenta: "Y la revolución rusa, en Lenin, Trotsky y otros,
ha producido un tipo de hombre pensante y operante, que debía dar algo que pensar a
ciertos filósofos baratos lleno de todos los prejuicios y supersticiones, de que se imaginan
purgados e inmunes". (Como continuidad, en el siguiente párrafo, Mariátegui elogia a
Lenin, Trotsky, Lunatchersky, y en particular a Rosa Luxemburgo). Los líderes rusos para
Mariátegui representan, con el ejemplo práctico de una revolución, la continuidad del
marxismo, o en otras palabras, en la dialéctica de la revolución.

Además de dejar de lado la dialéctica (filosofía) Quijano encuentra eclecticismo en


Mariátegui, en la que diversas tendencias filosóficas incluso opuestas al marxismo
"ingresan a componer una suerte de filosofía de la historia, que para Mariátegui no sólo
no contradice, sino complementa y enriquece, o como él dice "ilustra", al marxismo". Y de
modo más preciso: "No hay, pues, duda de que Mariátegui ensambló en su formación
intelectual, una concepción del marxismo como "método de interpretación histórica y de
acción" y una filosofía de la historia de explícito contenido metafísico y religioso". Lo
último para acoplar a diversas "filosofías".

La tesis de Quijano no es original en lo referente a la (supuesta) reducción del marxismo a


un simple canon de interpretación, al margen de la teoría, de la dialéctica. En 1974 Diego
Messeguer3 lo había expuesto en, "José Carlos Mariátegui y su pensamiento
revolucionario", que constituye hasta hoy, el estudio más documentado sobre el ambiente
intelectual nacional e internacional en el que surge y se desenvuelve el pensamiento de
Mariátegui, pero, a diferencia de Quijano, Meseguer, por la amplitud de sus argumentos y
fuentes, deja traslucir que en Mariátegui el marxismo desborda el simple canon de
interpretación, hacia una teoría, encarnada sobre todo en los líderes de la revolución rusa.

Quijano no se ha detenido en observar que en el texto del cual extrae las citas para legitimar
su interpretación (La filosofía moderna y el marxismo), Mariátegui, comienza señalando las
tres fuentes principales del marxismo: economía inglesa, socialismo francés y filosofía
clásica alemana (dialéctica hegeliana), por lo que Kant y Hegel "anteceden y originan a
Marx".

"Pero esta filiación –aclara Mariátegui- no importa ninguna servidumbre a Hegel ni a su


filosofía, que, según la célebre frase, Marx puso de pie".

Párrafos después, Mariátegui afirma: "La suerte de las teorías científicas o filosóficas que
él (Marx) usó, superándolas y trascendiéndolas, como elementos de su trabajo teórico, no
compromete en lo absoluto la validez y la vigencia de su idea. Esta es radicalmente
extraña a la mudable fortuna de las ideas científicas y filosóficas que la acompañan o
anteceden inmediatamente en el tiempo".

La sugerencia es que los proseguidores del marxismo usan el método dialéctico de Marx
para interpretar y asimilar lo nuevo que surge en el devenir, sin comprometer su concepción
del mundo. Esto se expresa en los líderes de la revolución rusa que con el ejemplo práctico
de una revolución han demostrado la vigencia y continuidad del marxismo, pensando y
actuando de acuerdo a la realidad concreta porque Marx no es ninguna pitonisa.

Es decir, contrariamente a lo que supone Quijano, para Mariátegui el marxismo como


filosofía, como concepción del mundo, contienen los elementos –metodológicos y
espirituales- que le permiten desarrollarse y enriquecerse constantemente de acuerdo a la
realidad cambiante expresado en todas las manifestaciones del devenir, de las ciencias a las
artes, la filosofía y la vida cotidiana y por tanto es ajeno "a la mudable fortuna de las ideas
científicas y filosóficas que la acompañan o anteceden inmediatamente en el tiempo".

Se entiende que vitalismo, pragmatismo, relativismo, mencionados por Mariátegui, en lo


que contienen de progresivo son "asimilados" al marxismo, pero "traducidos" a una nueva
concepción que los supera y trasciende de su visión original, revitalizando al marxismo.

Como concepción del mundo, como filosofía, en lo que abarca su campo de acción, el
hombre y su proyección en el universo, el marxismo es autosuficiente en la forma de
interpretar los acontecimientos y a través de ellos enriquecerse para transformar la
sociedad, pero es imposible abarcarlo todo, menos abstraerlo en una sóla teoría. Además,
en tanto el proceso del devenir humano no está trazado de antemano, surgen a menudo,
escribió Mariátegui, elementos o fenómenos imprevistos. En tal sentido en la nota
preliminar a la "Escena Contemporánea" (1925) escribió: "Pienso que no es posible
aprehender en una teoría el entero panorama del mundo contemporáneo. Que no es
posible, sobre todo, fijar en una teoría su movimiento. Tenemos que explorarlo y conocerlo
episodio por episodio, faceta por faceta. Nuestro juicio y nuestra imaginación se sentirán
siempre en retardo respecto de la totalidad del fenómeno".

Esto quiere decir que el marxismo unas veces, en cuanto concepción del mundo expresado
en su método (dialéctico), puede trascender y superar descubrimientos de otras disciplinas y
concepciones del mudo incorporándolo a su lenguaje, a su cuerpo teórico; pero la mayoría
de veces sólo puede confluir con todo lo progresivo que coadyuve a la auto emancipación
humana, a la lucha por la libertad, en las diversas vertientes del devenir.

Psicoanálisis.- Si Mariátegui hubiese marginado de su análisis a la filosofía (dialéctica), a


la teoría revolucionaria, como afirma Quijano, no hubiese criticado a Max Eastman4 un
"super trotskista" "hereje de la revolución" con el que Mariátegui coincide en la
reivindicación del psicoanálisis: "Marx demostró que las clases idealizaban o
enmascaraban sus móviles y que, detrás de sus ideologías, esto es, detrás de sus principios
políticos, filosóficos o religiosos, actuaban sus intereses y necesidades económicas".

"El vocablo "ideología" de Marx es simplemente un nombre que sirve para designar las
deformaciones del pensamiento social y político producido por los móviles comprimidos".

Para Mariátegui el "freudismo" es anterior a Sigmund Freud, lo que se demuestra sobre


todo para el caso de la literatura, en artistas que hurgan desde el inconsciente, como
Pirandello o Proust (entre otros). Sigmund Freud ha sido el instrumento para revelar un
fenómeno latente, lo que no disminuye su obra sino que lo enaltece, porque: "La función
del genio parece ser, precisamente, la de formular el pensamiento, la de traducir la
intuición de una época5".

En otro artículo6 Mariátegui comenta el libro "La Ciencia de la Revolución" en el cual


Eastman critica a Marx (y a los líderes bolcheviques) por no haber podido desembarazarse
de Hegel. En otras palabras, por no haber podido desembarazarse de la dialéctica, de la
filosofía, a la que considera "metafísica". Para Eastman, dice Mariátegui, "todo,
absolutamente todo, es reducible a ciencia y de que la revolución socialista no necesita
filósofos sino técnicos", proponiendo "exorcizar" a la dialéctica (filosofía) del seno del
marxismo, como se exorciza al demonio del cuerpo.

El problema de Eastman para Mariátegui, es no haber podido desembarazarse del


pragmatismo anglo sajón, en especial de William James, que confesaba no haber
comprendido a Hegel. Sin la dialéctica, argumenta Mariátegui, la obra de Marx "no habría
alcanzado sus más eficaces y valiosas conclusiones científicas, ni habría, mucho menos,
elevado al socialismo, al grado de disciplina ideológica y de organización política que lo
han convertido en la fuerza constructora de un nuevo orden social…" Sin la dialéctica, la
obra teórica de Marx "no superaría en trascendencia histórica a la de Proudhon y
Kropotkin".

Quijano ha pasado por alto lo anterior donde Mariátegui reivindica la teoría revolucionaria
de Marx y del marxismo diferente a la propuesta de Proudhon y Kropotkin que –según los
cánones anarquistas- privilegiando la acción desdeñaban de la teoría y de la organización
revolucionaria.

Mariátegui resalta la sátira de Emmanuel Berl contra interpretaciones como la de Eastaman:


"La agitación revolucionaria misma –escribe Berl- acaba por ser representada como una
técnica especial que se podría enseñar en una Escuela Central. Estudio del marxismo
superior, historia de las revoluciones, participación más o menos real en los diversos
movimientos que pueden producirse en tal o cual punto, conclusiones obtenidas de esos
ejemplos de los cuales hay que extraer una fórmula abstracta, que se podría aplicar
automáticamente en todo lugar donde aparezca una posibilidad revolucionaria. Al lado del
Comisario del Caucho, el Comisario de la Propaganda, ambos politécnicos".

Ya muerto Mariátegui, en la década del treinta, Max Eastman se aparta del marxismo, pero
se mantuvo atento a los debates políticos mundiales. Entre otras cosas decía que Trotsky
por su falta de "sentido común" no ha podido desembarazarse de la dialéctica y perdió el
poder frente a Stalin. Trotsky7 respondió que el sentido común, "forma inferior de la
inteligencia, necesaria en cualquier condición",..., "formado con las conclusiones
elementales extraídas de la experiencia humana: no metáis el dedo al fuego, seguid de
preferencia la línea recta, no molestéis los perros rabiosos... etc., etc.", en un medio
estable es útil para cuidar enfermos, practicar el comercio, contraer matrimonio, formar un
sindicato, etc., pero para cuestiones más complejas, especialmente en tiempo de crisis, de
revoluciones y contrarrevoluciones se necesitan facultades más altas como la interpretación
dialéctica que Eastman es incapaz de comprender.
Henri de Man.- Al intento de Henri de Man de "espiritualizar" al marxismo para ponerlo al
día de acuerdo a los avances de las ciencias, la psicología y la "moderna" filosofía,
Mariátegui –al margen de la terminología utilizada que induce a muchos al equívoco-
resalta el carácter autosuficiente del marxismo como concepción del mundo y que los
problemas planteados por el filósofo belga no son nuevos, menos ajenos al marxismo, que
en su devenir se preocupa constantemente por los valores éticos y espirituales. Y
apoyándose en Croce (cuando éste reivindicaba las ideas de Marx), dice que la teoría de la
plusvalía, uno de los ejes centrales en que se fundamenta la propuesta marxista, tiene un
trasfondo de indignación y repudio a la opresión y explotación.

La crítica de Mariátegui es semejante a la que años después hiciera Antonio Gramsci, que
tildaba a Henri a De Man de "pedante", por presentar como "descubrimiento" cuestiones en
las que el marxismo siempre se ha ocupado: "En realidad, la filosofía de la praxis
(marxismo) ha trabajado en el terreno que De Man cree haber descubierto… El
"descubrimiento" de De Man es un lugar común y su refutación es una rumia de poco
sabor8".

"Idealismo materialista".- Contrariamente al marxismo que se muestra vigoroso, escribe


Mariátegui, la burguesía abdica de de su ideología racionalista para refugiarse en
"ocultismos orientales" que le sirvan de "estupefaciente". Y "el mejor signo de salud y de
potencia del socialismo, como principio de una nueva civilización, será, sin duda, su
resistencia a todos estos éxtasis espiritualistas9".

Los valores éticos y morales que en la concepción idealista se presentan como eternos y
con "vida propia", en la concepción marxista son históricos, vale decir, surgen en el devenir
humano, sirviendo a intereses libertarios o reaccionarios. Términos como fe, religión,
mística, etc., que el cristianismo los presenta como una dádiva divina, ultraterrenal, en la
concepción marxista, en el "idealismo materialista", surgen de la acción humana en lucha
por un nuevo orden, por lo que la mística de los cristianos primigenios que intentaron
construir el paraíso bíblico en la tierra sin temor de ser devotados por leones se ha
encarnado en los movimientos revolucionarios modernos.

La agonía milenaria de Cristo se torna humana, terrenal, formando parte del "idealismo
materialista", porque sólo "agoniza el que combate", el que lucha, según la acepción que le
asigna Miguel de Unamuno y que Mariátegui hace suya10.

La biografía de Marx, de Lenin de Sorel, y sus continuadores, escribe Mariátegui: "no tiene
nada que envidiar, como belleza moral, como plena afirmación del poder del espíritu, a las
biografías de los héroes y ascetas que, en el pasado, obraron de acuerdo con una
concepción espiritualista o religiosa, en la acepción clásica de estas palabras11".

Mariátegui resalta el criterio del escritor liberal Piero Gobetti que entendía que los
verdaderos liberales si quieren llevar a la práctica sus ideales altruistas se vuelven
socialistas, y enalteciendo al socialismo que ha trascendido el dogma cristiano, Mariátegui
hace suyas las palabras de Gobetti: "…abandonado al dogma cristiano, nos hemos
encontrado más ricos de valores espirituales, más conscientes, más capaces de acción (…),
nuestra filosofía santifica los valores de la práctica".
Diego Meseguer recuerda que también el marxista italiano Antonio Gramsci "no temía
afirmar que una Rosa Luxemburgo o un Carlos Liebknecht "son más grandes que los más
grandes santos cristianos. El objetivo de su combate es concreto, humano... y, por eso, los
luchadores de la clase obrera son más grandes que los luchadores de Dios13a".

Quijano se equivoca cuando dice que Mariátegui reducía el marxismo a un simple canon de
interpretación, dejando de lado la dialéctica (filosofía) y se equivoca cuando afirma que
Mariátegui era religioso porque creía en Dios.

Marxismo "filtrado".- Cuando Meseguer dice que "Mariátegui se acercó al marxismo" por
mediación de Croce y Labriola, y que recibió un "marxismo filtrado a través de Sorel,
Gramsci, Clarté, los líderes rusos y aun autores no marxistas como A. Tilgher, P. Gobetti y
B. Croce", Quijano comenta que además del "marxismo filtrado" Mariátegui "conoció de
primera mano varias de las obras más importantes de Marx, Lenin, Kautsky, Hilferding,
Trotzky, Bujarin".

Nuestra objeción es al uso del término "marxismo filtrado" porque nadie puede formarse
sólo con las enseñanzas de los fundadores de determinada concepción del mundo. El
"filtro" comienza cuando uno nace, en el ambiente cotidiano familiar, en la religión, luego
en la escuela, en la formación profesional… En todo ese proceso se puede encontrar
promotores o críticos –ignorantes o sabios- en las más diversas concepciones del mundo
que va moldeando la mentalidad individual y colectiva. En el caso de Mariátegui, hasta su
juventud, el ambiente religioso, místico, conventual, del creyente en Dios del cristianismo
que se apiada de los humildes, marcó su futura trayectoria, en la que constantemente hace
referencia a la fe, a la mística, a la religiosidad, pero dentro de una nueva concepción que
trasciende y supera el sentido divino. Luego, todo el ambiente intelectual americano y
europeo, dentro del cual el ambiente peruano es decisivo para cohesionar su pensamiento
original dentro del marxismo del siglo veinte.

La ubicación en la que Mariátegui presenta a ciertos personajes en el seno del movimiento


revolucionario no invalida su concepción del marxismo, porque se entra en el terreno de la
erudición y Mariátegui confesaba no ser erudito. Por ejemplo, en el caso de Sorel y del
sindicalismo revolucionario francés, Mariátegui decía que a finales del siglo diecinueve y
principios del veinte cumplió una función revolucionaria contra el espíritu reformista y
adocenado del movimiento obrero, pero luego de la primera guerra mundial y de la
revolución rusa entró en crisis, y una parte del sindicalismo se ha adherido a la revolución y
otra parte al reformismo13b. Un deslinde claro con el sindicalismo aunque en la práctica
sólo se concretara con la formación del Partido Socialista en1928.

Mariátegui presenta a Sorel como maestro de Lenin (se entiende en el terreno de la


violencia revolucionaria), lo cual han demostrado que no es así, pero este error sólo
demostraría que Mariátegui no estaba enterado de las influencias en el pensamiento de
Lenin y por tanto no afecta su concepción marxista misma. Por otra parte esos "errores" –de
presentar a Sorel como marxista- cumplieron una labor pedagógica en el ambiente obrero
dominado por el anarcosindicalismo que a la postre, sin claudicar como movimiento, deja
su lugar al marxismo de Mariátegui y al aprismo de Haya de la Torre.
Religión
El hombre forjador de su historia.- Quijano comparte la idea de que Mariátegui
reivindicaba el carácter religioso del marxismo por ser creyente en Dios del cristianismo.
En su Prologo (de Quijano) a los 7 Ensayos escribe: "No hay, pues, duda de que Mariátegui
ensambló en su formación intelectual, una concepción del marxismo como "método de
interpretación histórica y de acción" y una filosofía de la historia de explícito contenido
metafísico y religioso". Y posteriormente en "Modernidad, Identidad y Utopía en América
Latina" (Lima, 1988), escribe: "hoy considerado como el mas grande de los marxistas
latinoamericanos, Mariátegui también no era marxista. Creía en Dios, explícitamente.
Proclamaba que no es posible vivir sin una concepción metafísica de la existencia y no
dejaba de estar cerca de Nietzche".

Quijano se equivoca. Mariátegui se sentía religioso porque tenía fe en la lucha por la


salvación del hombre en la tierra, pero por su propia acción, sin recurrir a divinidades,
porque es el hombre el que hace la historia, reivindicando todo el legado progresivo de la
humanidad, incluyendo del seno de las religiones. En este sentido critica a los que, como en
el caso de Gonzáles Prada, propagador del anarquismo en el Perú, "se contentaba con una
estéril y sumaria ejecución de todos los dogmas e iglesias, a favor del dogma y la iglesia
de un "libre pensamiento" ortodoxamente ateo, laico y racionalista. El concepto de
religión ha crecido en extensión y profundidad. No reduce ya la religión a una iglesia y a
un rito. Y reconoce a las instituciones y sentimientos religiosos una significación muy
diversa de la que ingenuamente le atribuían, con radicalismo incandescente, gentes que
identificaban religiosidad y "oscurantismo14".

La referencia a la "metafísica", Mariátegui unas veces lo hace de modo peyorativo, de


crítica, y otras lo asocia a la filosofía y a los grandes ideales que sirven de derrotero en el
devenir humano, reivindicando para el pasado el papel de las religiones que han dejado un
gran legado para humanidad.

Tawantinsuyo.- En su interpretación de la religión en el Tawantinsuyo Mariátegui logró


distinguir entre la religión oficial instrumentalizada como engranaje del poder y dominio de
la autocracia, y la religiosidad popular ingenua y ferviente de las muchedumbres que
sobrevivió a la conquista. El sentimiento religioso andino para Mariátegui, -"que no
interroga a la razón sino a la naturaleza"- no se había separado del mundo mágico
consustancial con el animismo, el totem y el tabú, que sobrevivió a la destrucción de la
sociedad incaica. En este sentido Diego Meseguer escribe: "El derrumbe del sistema
incaico supuso también la destrucción del sistema religioso del indio, como sistema
político, pero no de las creencias más profundas de éste. El indio siguió creyendo en ellas
a través de la nueva religión que le fue impuesta15". Mariátegui constata que más que la
concepción metafísica del cristianismo, la religiosidad andina asimiló la fastuosidad y
rituales del catolicismo.

Barbusse.- En cuanto al cristianismo, no se le puede escamotear su papel en el devenir


universal, menos limitarlo a decálogos y dogmas. Al reseñar el libro "Jesús", donde
Barbusse, con gran emoción humana, en su mentalidad de "racionalismo ochocentista"
presenta a Cristo que renace en cada creyente, pero deja de lado veinte siglos de
cristianismo porque a su criterio ha sido "mistificado", Mariátegui lo critica por no saber
valorar la historia real y concreta del cristianismo en veinte siglos, haciendo suya la ironía
de Pierre Naville cuando escribía: "Porqué Pablo eligió a Jesús como ejemplo y porqué
Jesús tuvo necesidad de Barbusse veinte siglos después, mas bien que de Pablo, su
contemporáneo, para predicar su verdadera doctrina y restablecer el sentido de su acción,
es algo que no se sabrá jamás16".

Volvamos a reiterar cuando Mariátegui resalta al escritor liberal Piero Gobetti que entendía
que los verdaderos liberales si quieren llevar a la práctica sus ideales altruistas se vuelven
socialistas, y enalteciendo al socialismo que ha trascendido el dogma cristiano, Gobetti
escribía: "…abandonando al dogma cristiano, nos hemos encontrado más ricos de valores
espirituales, más conscientes, más capaces de acción (…), nuestra filosofía santifica los
valores de la práctica17".

Nostalgias ultraterrenas.- Mariátegui critica a la civilización capitalista en decadencia que


para legitimarse, para adormecer la conciencia de las muchedumbres, para ocultar que los
intereses de las clases dominantes han dejado de coincidir con el progreso, abdica de su
certidumbre científica, de su racionalismo, buscando refugio en "ocultismo orientales" que
le sirvan de "estupefaciente". Y "Contra los deliquios sentimentales –no religiosos- contra
las nostalgias ultraterrenas de una clase que siente concluida su misión, una nueva clase
dirigente, no dispone de defensa más válida que su ratificación en los principios
materialistas de su filosofía revolucionaria18".

Para Mariátegui el socialismo, el marxismo, en ética, en moral, en mística, está por encima
de las religiones tradicionales que han envejecido. Por eso no duda en decir que Rosa
Luxemburgo "despertará la misma devoción y encontrará el mismo reconocimiento que
una Tereza de Avila. Espíritu más filosófico y moderno que toda la caterva pedante que la
ignora –activo y contemplativo, al mismo tiempo- puso en el poema trágico de su
existencia el heroísmo, la belleza, la agonía y el gozo, que no enseña ninguna escuela de la
sabiduría19". Y también hará suya la idea de Vasconcelos de que "el atormentado Marx
está más cerca de Cristo que el doctor de Aquino20"

Volvamos a mencionar a Diego Meseguer cuando escribe que con el mismo criterio de
Mariátegui, el marxista italiano Antonio Gramsci "no temía afirmar que una Rosa
Luxemburgo o un Carlos Liebknecht "son más grandes que los más grandes santos
cristianos. El objetivo de su combate es concreto, humano... y, por eso, los luchadores de
la clase obrera son más grandes que los luchadores de Dios21".

En una encuesta realizada por la periodista Angela Ramos22 Mariátegui dice que siendo
adolescente, su "actitud fue más literaria y estética que religiosa y política". Luego dice
que ha "madurado" y que en su camino ha "encontrado una fe", "Pero lo he encontrado
porque mi "alma había partido muy temprano en busca de Dios".

La nueva fe, Mariátegui lo encontró en el socialismo como alternativa para la "salvación"


humana. Incluso se puede interpretar que en su adolescencia, creyente en un Dios
ultraterreno, cuando creaba poesía mística, tenía una actitud más literaria y estética, pero
cuando abraza la causa de la revolución social, su actitud es más política y más religiosa.
Por eso cuando –en la misma encuesta- lo preguntan cuál es el movimiento revolucionario
idealista de mayor trascendencia, su respuesta fue: la revolución rusa, por encima del
movimiento liderado por Gandhi en la India por el que también sentía admiración.

Progresar es realizar utopías.- Mariátegui no cree en divinidades religiosas, pero cree en


el mito y en la idea –de carácter relativa- de la lucha final que ha reemplazado a las
antiguas religiones, porque el hombre como "animal metafísico" no puede vivir sin una fe,
sin una esperanza, sin un mito que guíe su derrotero, que en nuestro tiempo es la revolución
social23. Los mitos, antes divinos, se han vuelto terrenales. El hombre que antes buscaba su
salvación en los cielos, hoy busca su salvación en la tierra. Claro ejemplo de búsqueda de fe
es un poema de Henri Frank, donde el poeta siente la necesidad de creer y busca a Dios,
pero en los tiempos modernos no lo encuentra, "el verbo del Sinaí no puede capturarlo".
"Israel ha muerto de haber dado un Dios al mundo". Busca un mito moderno, a la "Razón",
pero para Frank, "la razón no es el universo". Finalmente piensa que "la verdad es el
entusiasmo sin esperanza". La conclusión que le asigna Mariátegui es: "El hombre porta su
verdad en sí mismo".

El devenir humano para Mariátegui es una constante realización de utopías promovidas por
la imaginación humana, que a su vez tiene sus "confines": "En todos los hombres, en los
más geniales, como en los más idiotas, se encuentra condicionada por circunstancias de
tiempo y espacio. El espíritu humano reacciona contra la realidad contingente. Pero
precisamente cuando reacciona contra la realidad es cuando tal vez depende más de ella.
Pugna por modificar lo que ve y lo que siente; no lo que ignora. Luego, son válidas
aquellas utopías que se podrían llamar realistas".

El mito que encarna en las multitudes no es arbitrario ni eterno, sino acorde a su espacio
tiempo, a su época. Por eso el mito de las antiguas religiones ha pasado, el mito del
fascismo que intenta resucitar las verdades del medievo es un fracaso, al igual que el mito
"racionalista" liberal burgués que ha "envejecido demasiado". El nuevo mito acorde al
devenir, que reivindica todo el legado progresivo de la humanidad, es la revolución social.

Fe, pasión, voluntad.- Contra la critica racionalista burguesa a la teoría y técnica de los
revolucionarios, Mariátegui escribió: "La fuerza de los revolucionarios no está en su
ciencia; está en su fe, en su pasión, en su voluntad24". Aquí Mariátegui no rechaza a la
ciencia. Solamente dice que la fuerza de los revolucionarios está en su fe, en su mito, en su
ideal, que no es arbitrario porque emerge de la vida. Y en una actitud voluntarista,
siguiendo a Sorel, recuerda las palabras de Renán, filósofo que entendía el sentido religioso
del socialismo: "A cada experiencia frustrada, recomienzan. No han encontrado la
solución: la encontrarán. Jamás les asalta la idea de que la solución no existe, he ahí su
fuerza".

Pero la fe, la pasión, la voluntad, al igual que los mitos y grandes ideales altruistas que
mueven a las muchedumbres, no son arbitrarios, porque surgen de las entrañas del devenir.
Es decir, el ser humano, el más activo de la naturaleza, deviene subvirtiendo su medio y
subvirtiéndose así mismo –para bien o para mal- por mediación de multiplicidad de
procesos y determinaciones a las que no puede escapar a pesar de la osadía de su acción y
de lo ilimitado de su imaginación y fantasía que Mariátegui reivindicó, señalando así
mismo sus límites. Un gran ideal para Mariátegui: "Es la realidad histórica presente. La
humanidad no persigue nunca quimeras insensatas ni inalcanzables; la humanidad corre
tras de aquellos ideales cuya realización presiente cercana, presiente madura y presiente
posible. Con la humanidad acontece lo mismo que con el individuo. El individuo no anhela
nunca una cosa absolutamente imposible. Anhela siempre una cosa relativamente posible…
Al niño que persigue a la mariposa puede ocurrirle que no la aprese, que no la coja jamás;
pero para que corra tras ella es indispensable que la crea o que la sienta relativamente a
su alcance. Si la mariposa va muy lejos, si su vuelo es muy rápido, el niño renuncia a su
imposible conquista. La misma es la actitud de la humanidad ante el ideal. Un ideal
caprichoso, una utopía imposible, por bella que sean, no conmueven nunca a las
muchedumbres25".

Contra el reformismo y evolucionismo que se nutren del más estrecho cientificismo y


evolucionismo, Mariátegui aclara que: "La bancarrota del positivismo y del cientificismo,
no compromete absolutamente la posición del marxismo. La teoría y política de Marx se
cimientan invariablemente en la ciencia, no en el cientificismo26". Por cientificismo se
entiende al "racionalismo" en su acepción de filosofía burguesa de la época en que los
intereses de la burguesía dejan de coincidir con el progreso, es decir, con los intereses
humanos, y para legitimarse, su pensamiento filosófico se aparta cada vez más de la
realidad, de la ciencia. También las religiones, a criterio de Mariátegui, cuando llegan a su
decadencia se apartan de la ciencia. Por el contrario el marxismo, el idealismo
("racionalismo") materialista se cimenta en la ciencia.

Al pesimismo de Spengler incapaz de vislumbrar una alternativa libertaria a la decadencia


de occidente, Mariátegui contrapone la dialéctica revolucionaria de Trotsky que de acuerdo
a las contradicciones sociales ve con optimismo el porvenir de la humanidad. El
"maquinismo" cada vez más perfecto que promueve el orden burgués, en sí mismo, no
soluciona los problemas, sino al contrario, deshumaniza la vida. La alternativa es el
socialismo, que con nuevas relaciones sociales, mediante la ciencia y la técnica, superando
toda forma de explotación y opresión, según palabras de Trotsky (citadas por Mariátegui)
"humanizará las costumbres", sobre lo cual Mariátegui argumenta: "El socialismo, tan
motejado y acusado de materialista, resulta, en suma…, una reivindicación, un
renacimiento de valores espirituales y morales, oprimidos por la organización y los
métodos capitalistas. Si en la época capitalista prevalecieron ambiciones e intereses
materiales, la época proletaria, sus modalidades y sus instituciones se inspirarán en
intereses e ideales éticos27".

Ciencia y racionalismo.- Cuando Mariátegui algunas veces alude de modo peyorativo a la


"ciencia" y al "racionalismo", se refiere al sentido que estos conceptos adquieren en la
filosofía "racionalista" burguesa, en sus inicios progresiva y revolucionaria -en lucha contra
la feudalidad europea-, que Marx y Engels reconociendo sus virtudes primigenias –en tanto
opuesto al dogma escolástico medieval- le dieron el apelativo de "materialismo
mecanicista", "materialismo vulgar", "materialismo burgués", criticándolo por postrarse
ante los "hechos", ante la "realidad", incapaz de proyectar el cambio radical hacia la
libertad. El materialismo burgués –basado en el cientificismo, que desfigura los
acontecimientos- deja de lado a la imaginación y voluntad humana. Por el contrario, para
Carlos Marx, son los hombres quienes hacen la historia partiendo del ambiente en el cual se
desenvuelven.

En el mismo sentido se debe entender cuando en el "Prólogo" al libro "Tempestad en los


andes" (Lima, 1927) de Luis E. Valcárcel, Mariátegui escribe: "…no es la civilización, no
es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Es el mito, es la idea de la
revolución socialista28(a)".

No se trata de una actitud que rechaza a la ciencia o a la civilización universal en lo que


coadyuve a mejorar la existencia, sino que en la idea citada, "civilización" y "alfabeto" se
refiere a la estructura del sistema mundial, al sistema dominante, a la "civilización", al
"alfabeto del blanco" que oprime a los pueblos por diversidad de medios, desde el uso de la
violencia de las armas a la religión oficial, al sistema educativo, a los grandes medios de
comunicación, etc. En este contexto para Mariátegui el indio alfabetizado dentro de la
"civilización del blanco" se pone al servicio de sus opresores. Por eso la solución a los
problemas de las mayorías no es un tema meramente moral, educativo o religioso, sino un
cambio radical en todos los ámbitos, comenzando por la reivindicación de los medios de
vida, es decir, de la propiedad de la tierra. Y el nuevo mito, el ideal socialista, no es
arbitrario, porque surge de las entrañas de la sociedad, cuya realización sólo es posible
reivindicando todo el legado libertario de la humanidad.

Mariátegui rechaza la "civilización del blanco" entendido como un sistema opresivo, de


dominio, pero reivindica el legado progresivo de la civilización universal, dentro de ello de
la civilización occidental dentro de la cual ubica a los países andinos y a América. Por eso
también critica a parte de intelectuales que llaman a "repudiar" a la "corrompida y
decadente" civilización occidental y en particular a la europea, sin tener en cuenta que el
marxismo y otras vertientes libertarias son parte de la cultura occidental. El Perú para
Mariátegui es parte de un mundo que sigue una trayectoria solidaria.

Es evidente que la fe, la pasión, la voluntad, están presentes en todas las epopeyas
libertarias. Hace algún tiempo, Anouar Abdel Malek comentaba las reflexiones de un ex
secretario de defensa de Estados Unidos, Robert Macnamara, que no entendía porqué la
primera potencia mundial fue derrotada por el pueblo de Vietnam: "Estudiamos lo más
precisamente posible todos los hechos, la densidad de la población, la economía, las
cosechas, las cifras, el kilometraje el porcentaje de muelles en los puertos, el clima, la vida
social de las poblaciones, las clases, las etnias, las religiones, todo se tomó en cuenta y
todo –es lo que él dice- fue transferido a la IBM para intentar ver qué sería necesario
emprender para dar cumplimiento a esto y dedujimos que a esta realidad X era
conveniente aplicar durante un tiempo Y una cantidad X de bombas, a tal densidad de
kilómetros cuadrados, y que al cabo de dieciocho meses las cosas habrían
terminado28(b)…" pero todo fue en vano. Su "ciencia" no pudo contra la fe y voluntad de
un pueblo.
La fe en los valores altruistas es intrínseca a la lucha por la libertad. Cuando Trotsky al ser
desterrado de Rusia promovía la creación de una nueva internacional de los trabajadores, se
vio asediado por el desaliento de algunos de sus seguidores, frente a lo cual dijo que un
revolucionario puede ser culto o ignorante, pero lo que jamás debe faltar es la fe en el
porvenir humano, que es capaz de mover montañas. Uno de sus discípulos, Yoffe, antes de
morir, dejó su mensaje de esperanza: "Hace más de treinta años que abracé la idea de que
la vida humana sólo tiene sentido en la medida en que se dedica al servicio del infinito, y
para nosotros el infinito es la humanidad. Trabajar con cualquier propósito finito -y todo
lo demás es finito- carece de sentido. Aun cuando la vida de la humanidad llegara a un
término, esto en todo caso sucedería en una época tan remota que nosotros podemos
considerar a la humanidad como el infinito absoluto. Si se cree, como creo yo, en el
progreso, puede suponerse que cuando llegue el momento de la desaparición de nuestro
planeta, la humanidad habrá encontrado mucho antes los medios de emigrar u
establecerse en otros planetas más jóvenes... Así, todo lo que se haya logrado en nuestro
tiempo para beneficio de la humanidad sobrevivirá de algún modo en las épocas futuras; y
en virtud de esto nuestra existencia adquiere el único sentido que puede poseer29".

Historia y antihistoria.- A diferencia de las demás especies cuyo devenir en diverso grado
se acomoda a su medio ambiente natural, el ser humano, el más activo de la naturaleza,
despliega su ser subvirtiendo a su medio ambiente y así mismo, gracias a su don creativo,
con instrumentos cada vez más complejos. Pero esta subversión adquiere carácter libertario
o conservador, dependiendo de si coadyuva a mejorar o a empeorar la existencia. En el
primer caso, mejorando la existencia, promueve la vida y por tanto la historia del hombre
en el planeta. En el segundo caso, empeorando la existencia, atenta contra la vida y por
tanto está contra la historia, lo cual significa que los intereses particulares, privados, de la
clase en torno a la cual se organiza la sociedad, han dejado de coincidir con los intereses
humanos, convirtiéndose en clase sin historia o al margen de la historia. Tan cierto es esto,
que conocemos clases sociales dominantes que han desaparecido, -entre ellas, autocracias,
esclavistas, aristocracia feudal, gamonales, oligarcas- porque sus intereses particulares se
convirtieron en obstáculo para vida humana.

La decadencia de una civilización es la decadencia de la clase dominante -en torno a cuyos


intereses se organiza la sociedad- que ha devenido al margen de la historia o en clase sin
historia, que en el ámbito cultural se evidencia en la quiebra de sus principios e ideales y
por tanto en la ausencia de un ideal, de un "mito", que cohesione el devenir. No es casual
que en el mundo que vivimos, además de renegar de los grandes ideales con los cuales la
burguesía europea desplazó del escenario de la historia a la aristocracia feudal, sus
ideólogos actuales proclaman el final de la historia, lo cual ya hemos tenido oportunidad de
demostrar que es el final de la historia para la burguesía, porque sus intereses particulares
en vez de promover la vida los deterioran, pero no es el final de la historia de la humanidad
mientras lucha por mejorar su existencia, por desplazar del escenario de la historia a la
burguesía.

Trotsky
Pugna Trotsky Stalin.- Sobre la pugna entre Trotsky y Stalin, Quijano dice que al inicio
Mariátegui defiende cautamente a Trotsky pero luego se pone de lado de Stalin. Este error
es porque no ha prestado atención a los textos de Mariátegui, sino, conforme lo menciona,
se ha prestado la opinión del escritor chileno Moretyc30.

La verdad es a la inversa, conforme lo hemos demostrado31 en un texto con el título inicial


de Opinión de Mariátegui sobre la pugna entre Trotsky y Stalin, que luego ampliamos y le
dimos el título Mariátegui, Trotsky, Stalin. Al inicio, en 1926, Mariátegui condena a
Trotsky y al trotskismo como una corriente derrotada, pero conforme la pugna era más
cruenta, con Trotsky expulsado del partido bolchevique y luego deportado de la Unión
Soviética, con mayor información, Mariátegui encuentra cada vez más atributos a Trotsky,
desmereciendo por tanto a Stalin. En marzo de 1930, semanas antes de morir, Mariátegui32
defiende a Pierre Naville de los improperios lanzados por el poeta surrealista André Breton.

Naville fue uno de los promotores del movimiento trotskista francés que en 1938 diera
nacimiento a la IV Internacional. André Breton también por esos años se unió al
movimiento trotskista.

Por la época en que Mariátegui polemiza con Haya de la Torre y el estalinismo, -entre 1928
hasta su muerte en abril de 1930-, la Oposición de Izquierda Internacional liderada por
Trotsky intentaba "reorientar" a los partidos comunistas y a la Tercera Internacional,
cuestión que no se logra, sino todo lo contrario, esas organizaciones se degeneran,
expulsando a los revolucionarios de sus filas, no quedándoles otra alternativa en la década
del treinta, que organizarse en forma independiente, dando nacimiento en 1938 a la IV
Internacional. Pero no todos los revolucionarios marxistas críticos del estalinismo –
incluyendo algunos seguidores de Trotsky- se adhirieron a ese proyecto, sea por creerlo
prematuro o por abrigar la esperanza de una regeneración y reorientación que nunca llegó.

Quijano trotskismo.- Quijano –en el prólogo de 1979 a los 7Ensayos-, al referirse a la


discusión sobre Mariátegui en las diferentes corrientes reclamadas marxistas, en lo
referente al trotskismo, se limita hacer mención a una pequeña fracción –la Liga Obrera
Socialista- que criticaba a Mariátegui. Posteriormente en Reencuentro y debate, una
introducción a Mariátegui, (1981) hace referencia a la misma crítica, pero dando a entender
que todo el movimiento trotskista tiene la misma opinión contraria a Mariátegui.
Posteriormente en "Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina" (Lima, 1988),
Quijano llega a decir que trotskismo y estalinismo son "primos enemigos".

Recordemos que la Liga Comunista transformada en Liga Obrera Socialista, era la


agrupación más pequeña dentro del trotskismo peruano. Extremó el ultra izquierdismo
basado en dogmatismo y escolasticismo. Su "trotskismo" se acercó a una metafísica alejada
de la realidad, llamando todos los días a crear soviets, pero sin enseñar el camino que
conduce a ello. En parte, la crítica que hicieron a Mariátegui es semejante a la que hizo
Quijano en lo que se refiere a "asimilar" (por parte de Mariátegui) elementos de otras
corrientes en una actitud supuestamente ecléctica que, como ya hemos visto, es una crítica
errada. Por otra parte –en una actitud disparatada, sin ninguna prueba- la Liga Obrera acusa
a Mariátegui de conciliar con la burguesía: "La tendencia política a tratar de reconciliar a
la clase obrera con la burguesía nacional, sobre las bases de un supuesto anti-
imperialismo, encuentra su soporte ideológico en el método del pragmatismo y
escolasticismo. La expresión consumada de esta tendencia... fue Mariátegui33".

El mérito de la Liga Obrera Socialista era su militancia de base limitada a Lima, raleada
pero activa, que mantuvo su prensa ("Comunismo" y luego "Prensa Obrera") entre las más
persistentes durante la dictadura militar.

Mariátegui hacía mención a uno de sus amigos, un intelectual universitario, que se ha


escandalizado del marxismo porque lo ha conocido por "propagadores del materialismo
simplista y elemental de ortodoxos catequistas". Un absurdo semejante a "la pretensión de
conocer y valorar al catolicismo por las pláticas de un cura de barrio". Para conocer el
catolicismo se debe recurrir a un entendido de la escolástica y de la mística. "Y todo
investigador honrado lo acompañaría en esta exigencia34".

Quijano, al igual que el amigo de Mariátegui, recoge la opinión de un cura de barrio –quise
decir, de la organización trotskista más escolástica y dogmatica- que crítica a Mariátegui,
para extenderlo al conjunto del trotskismo. Una actitud comparable al que atribuyera
criterios de algunos sacerdotes que hacen caso omiso al celibato, al conjunto de sacerdotes
católicos, incluyendo al Papa de Roma. La única explicación para esto, es de que Quijano
era dirigente de una pequeña agrupación política, más pequeña que la Liga Obrera,
denominado: "Movimiento revolucionario Socialista" (MRS), que hacía causa común con
el Partido Revolucionario de los Trabajadores en ese entonces liderado por Hugo Blanco.
Quijano quería diferenciarse del PRT y del trotskismo. Se unía a los trotskistas del PRT
para ganar adeptos35. Para él, el trotskismo es "la versión de extrema izquierda de la
misma alternativa histórica de poder que dio lugar al despotismo burocrático staliniano".

Hay gentes que por ignorancia echan en el mismo costal a Stalin, Trotsky y a todos los
"socialismos", y hay gentes "cultas" –que venden su alma, quiero decir su pluma, a la
burguesía- que por mala fe, hacen lo mismo, con el claro propósito de desprestigiar al
marxismo. Quijano lo hace por motivos proselitistas intentando ganar adeptos, ya que para
él el trotskismo (a su criterio, "primos enemigos del estalinismo") constituyen en puente al
socialismo.

Interpretado literalmente, si el trotskismo es versión de extrema izquierda del estalinismo


ende que el trotskismo profundizaría, extremaría, las medidas contra revolucionarias del
régimen estalinista, cuestión que ha sido todo lo contrario. La crítica de Trotsky abarcó
todos los campos: economía, política, democracia, ciencias, artes, filosofía… Por ejemplo,
mientras Trotsky estuvo de la Unión Soviética no se prohibió ninguna corriente en arte,
filosofía o ciencia. Y cuando a mediados de la década del treinta el estalinismo dijo que el
socialismo se había impuesto en la Unión Soviética porque el estado controlaba gran parte
de la economía, Trotsky replicó –en "La revolución traicionada"- que lo que es propiedad
de cualquier estado no es propiedad del pueblo y de los trabajadores, y la construcción del
socialismo implica autogobierno de los trabajadores y por tanto la desaparición del estado,
que en el caso de la Unión Soviética, antes que desparecer, ha crecido aplastando la
democracia directa de los trabajadores. Hasta hoy en el seno del marxismo, la
interpretación de Trotsky sobre la burocracia36 es la más coherente, corroborada por los
acontecimientos.
Quijano no fundamenta su crítica al trotskismo, y por tanto carece de sentido, similar a su
crítica sobre aspectos del pensamiento de Mariátegui que hemos expuesto en líneas
anteriores.

El trotskismo y la reivindicación de Mariátegui.- Quijano no menciona, que en la década


del treinta del pasado siglo, mientras el estalinismo se propuso como misión en América
Latina liquidar al trotskismo, al aprismo, al luxemburguismo y al mariateguismo, una
agrupación de trotskistas argentinos se declaran discípulos de Mariátegui y, por mediación
de ellos, su figura y pensamiento estuvo asociado a la Oposición de Izquierda Internacional
que en 1938 diera nacimiento a la Cuarta Internacional. Uno de los precoces seguidores
argentinos de Mariátegui (y Trotsky), Antonio Gallo, de sólo 17 años, escribió en 1930:
"Sobre todo, conviene reivindicar a Mariátegui, socialista y revolucionario, ahora que ha
aparecido toda la tropa pequeño burguesa -que él mismo odiara- a llorar al "humanista",
al "intelectual37".

Liborio Justo38 (Quebracho), un intelectual trotskista argentino crítico de Mariátegui, en su


libro La estrategia revolucionaria en América Latina, escribió: "José Carlos Mariátegui
tuvo gran influencia en el primitivo movimiento trotskista aquí, y sus principales dirigentes
se decían sus discípulos, al punto que los primeros folletos trotskistas argentinos
aparecieron bajo la denominación de Editorial José Carlos Mariátegui".

La principal crítica de Justo, es de que Mariátegui fue ultra izquierdista que no tuvo en
cuenta la lucha por la liberación nacional, para lo cual se basa en textos de una agrupación
trotskista argentina en donde se decía (en abril de 1940): "Ya no hay más burguesías
revolucionarias como lo demuestran los ejemplos de China y España. José Carlos
Mariátegui, el gran marxista americano, hizo notar acertadamente esta diferencia
existente entre Argentina y los demás estados americanos. El radicalismo y la oligarquía
son cómplices por igual del capital financiero internacional. La liberación no tiene nada
que ver con nuestro movimiento. ¡Por la lucha de clases! ¡Por la revolución socialista! La
IV internacional no admite ninguna consigna de "liberación nacional" que tienda a
subordinar el proletariado a las clases dominantes y, por el contrario, asegura que el
primer paso de la liberación proletaria es la lucha contra las mismas".

Es cierto que para Mariátegui no existen burguesías revolucionarias en Indoamérica, pero el


proceso revolucionario abarca diversas posibilidades estratégicas y tácticas acorde a las
peculiaridades nacionales y a las coyunturas, sin descuidar ninguna consigna, que puede ser
de liberación nacional, agrarismo, nacionalismo, antiimperialismo, socialismo, ecologismo,
etc. Es probable que parte de los discípulos argentinos de Mariátegui (y Trotsky) hayan
sido ultraizquierdistas, pero la crítica a esas posiciones muchas veces es con la finalidad de
claudicar frente a regímenes populistas como el peronismo con el argumento de liberación
nacional.

La presencia de Mariátegui en el movimiento trotskista indoamericano se sintió desde su


época fundacional, creando adhesión y a la vez polémica. En los últimos decenios su
influencia se acrecienta.
El libro de Liborio Justo (en el que se critica a Mariátegui) fue conocido en el ambiente de
la izquierda peruana dentro de la cual surge el trotskismo desde mediados de la década del
cuarenta. Es posible que tuviera influencia negativa en la formación ideológica de Quijano
en su época de trotskista en las aulas universitarias de San Marcos en la primera mitad de la
década del cincuenta. Vargas Llosa39a, en ese entonces enrolado en filas estalinistas, lo
recuerda con sorna en "El pez en el agua" (memorias) por sus "peroratas". En una de ellas
Quijano habría dicho: "Tenemos veintidós mil camaradas trotskistas dentro de las fuerzas
armadas soviéticas". En la obra de Quijano de las décadas del sesenta y setenta no se
percibe la influencia de las ideas de Mariátegui.

Quijano cargó una de las peores aberraciones que hizo suyo una vertiente de trotskistas en
América Latina: el criterio de catalogar Indoamérica de capitalista desde la conquista
porque existe acumulación de capital y compraventa de mercancías, dejando de lado las
relaciones entre clases que es el sustento de todo modo de producción. No sabemos la
génesis de esta teoría contraria al legado creador de Marx, de Lenin, de Trotsky, de Rosa
Luxemburgo, etc. Cuando en Rusia algunos historiadores negaban la existencia de
feudalismo en ese país, Trotsky dijo que existió, y "los elementos fundamentales del
feudalismo ruso eran los mismos de los del Occidente39b…" Formalmente fue abolido en
1861, pero subsistieron –incluso en su forma política con el zarismo- para gravitar sobre el
conjunto por lo que una de las principales reivindicaciones en la revolución de 1917 fue
tierra para los campesinos.

Si se cataloga el mundo entero de capitalista desde la formación del sistema mundial, con lo
cual –si el capitalismo (como relación social) lo domina todo-, se resta validez dentro de las
desigualdades, combinaciones y coexistencia de las más heterogéneas formas de
explotación del trabajo y de vida, a las formas precapitalistas que por su autonomía relativa
dentro del sistema pueden gravitar sobre el conjunto.

Estética y política.- En lo que se refiere a la concepción estética, Aníbal Quijano reconoce


la semejanza entre Mariátegui León Trotsky y Antonio Gramsci, pero a su criterio, sólo en
la visión internacional del arte y la literatura, que sería marxista en Mariátegui, no así en la
interpretación de la literatura peruana, sobre lo cual afirma: "Mariátegui aparece
intentando menos un enfoque clasista del fenómeno literario, que empeñado en acelerar y
ampliar la emancipación de la producción literaria de su tiempo, del andamiaje mental
oligárquico y colonialista. Incluso su esbozo de periodización del proceso literario
peruano en colonial, cosmopolita y nacional, y no en periodos marcados por regímenes de
clase, así lo demuestran. En este sentido, la posición de Mariátegui hace parte de un
movimiento ideológico nacionalista democrático, en cuyo seno surge la estética que ha
dominado la crítica y la historia literaria del Perú, desde los años veinte de este siglo",
siendo la obra más lograda, de Luís Alberto Sánchez40.

En 1975 resaltamos41 la preocupación de Mariátegui por el proceso cultural, en particular,


por la literatura, que dentro de los 7 Ensayos es el más extenso, y en el aspecto
internacional, en la discusión a partir de 1923 sobre el proceso de transición al socialismo
en lo que respecta a la cultura y literatura. Para muchos ya existía una nueva cultura en
Rusia, y dentro de ella un arte proletario, superior al burgués, que poco después el
estalinismo lo oficializó como el único posible. Para Trotsky la nueva cultura no existe. Se
irá formando con la reivindicación por el conjunto de la sociedad, de todo el legado
progresivo de la humanidad. El nuevo arte del futuro, será la superación de la sociedad de
clases y por tanto no existirá cultura proletaria como un equivalente a la cultura burguesa o
feudal, porque la clase obrera desaparecerá en la transición al socialismo. Trotsky recordó
que el pueblo ruso recién está aprendiendo el abecedario, y en vez de buscar la nueva
cultura en base a cenáculos, laboratorios o decretos de estado, el germen de la nueva cultura
se encuentra en los murales de las fábricas creados por obreros anónimos. Mariátegui se
adhiere a la tesis de Trotsky: ("Trotsky a planteado ya, en sus justos términos, la cuestión
del arte proletario"42).

Aclaremos que la semejanza del pensamiento de Mariátegui con Trotsky y Gramsci no se


reduce a lo estético, sino también a lo político, que en la visión de la estrategia
revolucionaria en Trotsky fue conocida como "revolución permanente", sobre la cual
Gramsci estaba de acuerdo, aunque criticaba a Trotsky por su tendencia a forzar demasiado
los acontecimientos, lo cual tendría efecto contrario. La estrategia de Trotsky se impuso en
los primeros años de la tercera internacional (hasta el cuarto congreso del año 1922), luego
del cual la burocracia estalinista se hizo del poder en Rusia, desfigurando los
planteamientos.

En una Carta43 de Antonio Gramsci a Togliati, Terracini y otros (dirigentes del Partido
Comunista italiano), fechado en Viena, 9 de febrero de 1924 se dice: Antes de 1917,
Trotsky "estaba políticamente más a la izquierda de los bolcheviques, mientras que en las
cuestiones de organización a menudo hacía bloque y hasta se confundía con los
mencheviques. Es sabido que ya en 1905 Trotsky juzgaba que en Rusia podía verificarse
una revolución socialista obrera, mientras que los bolcheviques intentaban sólo establecer
una dictadura política del proletariado aliado a los campesinos, la cual sirviera de
envoltorio al desarrollo del capitalismo, que no debía ser golpeado en su estructura
económica. Es conocido también que en noviembre de 1917, mientras que Lenin con la
mayoría del partido había pasado a la concepción de Trotsky e intentaba controlar no sólo
el gobierno político sino el gobierno industrial, Zinoviev y Kamenev se habían quedado en
la opinión tradicional del partido ..."

"En la reciente polémica habida en Rusia se rebela como Trotsky y la oposición en


general, en virtud de la prolongada ausencia de Lenin en la dirección del partido se
preocupaban mucho de un posible regreso a la vieja mentalidad que sería deletéreo para
la revolución. Pidiendo una mayor intervención del elemento obrero en la vida del partido
y una disminución de los poderes de la burocracia ellos quieren en el fondo, asegurar a la
revolución su carácter obrero e impedir que se transforme lentamente en aquella dictadura
democrática, envoltorio de un capitalismo en desarrollo..."

Gramsci concluía su carta advirtiendo que si bien la estrategia de la revolución permanente


es válida, si se fuerza demasiado los acontecimientos podría abortar la revolución.

Es equivocado decir –como lo hace Quijano- que la interpretación de la literatura en


Mariátegui no es marxista ("clasista") sino parte de un "movimiento ideológico nacionalista
democrático" que lo ayuda a impulsar la lucha contra el colonialismo. Contrariamente a
ello, con la concepción marxista –como la de Mariátegui- se está en mejor predisposición
para esclarecer los procesos sociales y culturales con sus respectivas proyecciones
libertarias con la finalidad de promover la lucha contra toda forma de explotación y
opresión.

En su concepción sobre el arte, Mariátegui fue fiel al análisis marxista, postulando que el
arte tiene sus propias reglas y métodos, y que, cuanto más lograda sea una obra desde la
perspectiva artística, más puede contribuir a la emancipación de la humanidad de toda
forma de explotación y opresión, incluso al margen de lo que quisieran los creadores.

Periodificación de la literatura.- La periodización de la literatura en colonial, cosmopolita


y nacional, no anula el criterio de análisis marxista, sino que lo confirma, ya que ubica a los
países, clases sociales y el quehacer cultural, con todas sus especificidades o
peculiaridades, inmerso en el sistema mundial de desigualdades y combinaciones teorizado
por Trotsky.

Contrariamente a la opinión de Quijano, la periodificación de la literatura en Mariátegui es


uno de sus aportes más originales a la teoría revolucionaria. La formación del sistema
mundial moderno de desigualdades y combinaciones que adviene con las conquistas
europeas y el colonialismo se legitiman con los peores lastres tradicionales (precapitalistas)
y modernos, dentro de lo último, el racismo, surgiendo la discriminación de la "raza
blanca" contra las "razas de color", y el etnocentrismo europeo se extrema. Los
conquistadores e invasores europeos se ufanan ser "civilizados", "cultos", "modernos"; y a
sus víctimas, los pueblos conquistados, los tratan de "bárbaros", "salvajes", "incivilizados",
"primitivos", achacándolos las peores lacras: come hombres, violencia, crueldad, gentiles,
etc.

En palabras de Mariátegui, a la explotación de clase sobre las mayorías del planeta se


agrega la opresión racial cultural repercutiendo en el conjunto del devenir, desde la
economía a la política y el conjunto del quehacer cultural, que en el caso de la literatura
peruana abarca los periodos colonial, cosmopolita y nacional.

En el primer periodo la pobreza de la literatura se explica porque es pensada y sentida como


española, y por tanto parte de la literatura española en sus colonias, sin raíces nacionales
(americanas); en el periodo cosmopolita, paralelo a la emergencia de nuevos actores
sociales –clase obrera y capas medias- se asimila diversas corrientes de diversas culturas,
una de las bases sobre la cual germina y aparece una literatura orgánica nacional con
valores signos universales en las diversas vertientes. La traducción del legado universal a
los requerimientos nacional populares consiste en parte, en "americanizar" el idioma que
trajeron los conquistadores, es decir, el castellano44.

(Posteriormente, además de su labor de asimilación de lo foráneo, surgen cosmopolitismos


como tendencia propia universal, autosuficientes, por ejemplo, en las ficciones y fantasías
de las más variadas, teniendo de referencia a la ciencia, la naturaleza, la cosmogonía, que
en ocasiones pueden tener contornos nacionales)

Por formar parte de un proceso mundial en el que lo adelantado y atrasado, lo tradicional y


lo moderno forman una sola estructura, para Mariátegui, un pueblo, "después de un largo
colapso, puede encontrar por sus propios pasos, y en muy corto tiempo, la vía de la
civilización moderna y traducir a su propio lenguaje, la lección de los pueblos de
occidente45".

Por ser una interpretación estrictamente sobre literatura, los valores signos de determinado
periodo literario no necesariamente tienen relación con los periodos de dominación política
(colonialismo español y luego república), tampoco con los periodos de dominación
económica que en la época republicana sigue siendo colonial y el desenvolvimiento
capitalista –de acuerdo con Mariátegui (y Haya de la Torre)- en tanto es impulsado por
intereses imperialistas, a mayor avance capitalista, mayor colonialismo, mayor opresión.

Si bien es cierto que en el Perú la literatura nacional, en forma orgánica, surge en el siglo
veinte, Mariátegui menciona a valores signos de la literatura nacional en la época de
dominio español, como los casos del Inca Gracilazo de la Vega y Mariano Melgar (a lo que
se pueden agregar otros nombres como Guamán Poma de Ayala), y menciona a valores
signos de la literatura colonial en pleno siglo veinte, en la "república independiente", como
el caso emblemático de uno de las máximos representantes del modernismo en América:
José Santos Chocano.

Sin saberlo, la critica literaria académica rinde homenaje a Mariátegui al valorar al


modernismo en literatura como algo genuinamente americano. Surgido entre fines del siglo
diecinueve y principios del veinte, en tanto se premunieron de diversas vertientes de la
cultura europea para cohesionar sus propias creaciones, en mayor o menor grado fueron
cosmopolitas, y como tales, contribuyeron a la emancipación de las letras de América, en
vertientes tan disímiles desde indigenistas y autoctonistas hasta vanguardistas, a veces en
confluencia, otras en confrontación.

Trotsky al interpretar el desenvolvimiento cultural ruso, decía que a diferencia de otros


países europeos de desenvolvimiento más autónomo, la literatura rusa, luego de un periodo
imitativo, se vuelve nacional con la obra de Nicolás Gógol (1809-1852) al enraizarse con el
devenir de un pueblo: "Hasta Gógol tuvimos los Teócrito y los Aristófanes rusos, los
Corneille y los Racine patrios, los Goethe y los Shakespeare nórdiscos. Apenas si teníamos
escritores nacionales. Incluso Puchkin no estaba libre de mimetismo y le recompensaron
con el título de "Byron ruso". Pero Gógol fue simplemente Gógol. Y después de él nuestros
escritores dejaron de ser duplicados de los genios europeos46".

Marxismo y reformismo.- El marxismo en el Perú, a diferencia de otros países, no surgió


del "ala izquierda" de movimientos de masas reformistas que hegemonizaban el
movimiento obrero popular y hasta el quehacer literario cultural, sino que emergió de un
conglomerado radical, en oposición a las fuerzas oscurantistas y colonialistas encarnadas en
el dominio de la oligarquía que empujaba hacia posiciones radicales a las capas medias. En
la década del veinte del siglo pasado, la posición marxista, la posición de Mariátegui, era la
más coherente en un conglomerado de fuerzas que impulsaban el cambio para superar el
colonialismo en todos los terrenos, desde el económico al político. Dentro de ese
conglomerado, las posiciones políticas populistas (reformistas) quedaron rezagadas, sin
coherencia, que recién lo encontraron en la década del treinta, luego de muerto Mariátegui,
cuando el estalinismo intentó acabar con su pensamiento, logrando silenciarlo por un buen
tiempo, y el aprismo, de corriente arrinconada, se abrió camino para confluir con las luchas
populares. El aprismo primigenio fue radical, plebeyo, que en primera instancia -
reclamándose marxista- desecha a la burguesía nacional como conductora del proceso
revolucionario, por lo que hasta la década del cuarenta se mantiene a la izquierda del
estalinismo. En este contexto, a mediados del treinta aparece la violenta requisitoria de Luis
Alberto Sánchez contra los "novecentistas" en "Balance y liquidación del novecientos".

Cuando a mediados de siglo surgen los primeros partidos orgánicos de la burguesía (la
Democracia Cristiana y Acción Popular), tuvieron que utilizar palabrería "izquierdizante"
para lograr aceptación en los sectores de avanzada nacional popular.

Lo contradictorio, es que muchas veces se critica en nombre de un anti dogmatismo, pero


cuando Mariátegui se aparta de ciertos "dogmas" tenidos como marxistas, Quijano lo tilda
de apartarse del marxismo.

Desenvolvimiento desigual y combinado.- Uno de los aportes más significativos de


Trotsky al análisis marxista, en la que fundamentó la estrategia de la revolución
permanente, fue su teoría del desenvolvimiento desigual y combinado, que si bien estaba
presente en ciertos pasajes de la obra de Marx, Rosa Luxemburgo o Lenin, por mencionar
tres nombres, el que lo interpretó en toda su dimensión fue Trotsky.

Marx, refiriéndose a Alemania de mediados del siglo diecinueve, decía que no ha alcanzado
como otros pueblos entrar a la vida moderna, por su desarrollo capitalista incipiente que
coexiste con el régimen medieval y otros lastres del pasado. "Lo mismo que en el Panteón
romano se encontraban los dioses de todas las naciones, en el Sacro Imperio Romano-
Germánico se encontrarán los pecados de todas las formas de Estado". Los reyes, los
príncipes, los representantes de las capas medias o de la burguesía, enfrentados entre sí, no
representan el interés general, por lo que la solución a los problemas recae en una nueva
clase: la obrera, en una revolución radical contra toda forma de explotación y
opresión47(a). Y en el Prólogo a la primera edición de El Capital (25 de julio de 1867),
escribió refiriéndose sobre todo a Alemania: a diferencia de Inglaterra "nuestro país como
el resto de occidente de la Europa continental, no sólo padece los males que entraña el
desarrollo de la producción capitalista, sino también lo que supone su falta de desarrollo.
Junto a las miserias modernas, nos agobia toda una serie de miserias heredadas, fruto de
la supervivencia de tipos de producción antiquísimos y ya caducos, con todo su séquito de
relaciones políticas y sociales anacrónicas. No sólo nos atormentan los vivos, sino también
los muertos".

Marx, conjuntamente a Engels en 1882 escribieron –en el Prefacio para la edición rusa del
Manifiesto Comunista- que las comunas rurales rusas podrían ser palancas para el inicio de
la revolución socialista si se complementan son la revolución europea y mundial. Engels lo
repite en 1890 –en el Prefacio para la edición alemana- advirtiendo la simultaneidad de las
diversas fases del devenir que en un solo medio histórico llegan a concentrar todas las
contradicciones: "Allí donde la situación es tan tensa, donde los elementos revolucionarios
se han juntado a tal grado, donde la situación económica de la inmensa masa de la
población se vuelve día a día más insoportable, donde todas las fases del desarrollo están
representadas, desde la comunidad primitiva hasta la gran industria moderna y la alta
finanza, y donde todas estas contradicciones las mantiene unidas un despotismo sin par, un
despotismo que se hace cada vez menos tolerable para una juventud que reúne en sí la
intelectualidad y la dignidad nacionales una vez iniciado el 1789, no se hará esperar el
179347(b)".

Lenin en su obra "El desarrollo del capitalismo en Rusia" (1899), ya hacía mención a
diversas fases del devenir y a la alta concentración del capital en ese país, pero no logró
valorizarlo en todo rigor por lo que a inicios de siglo no pudo desentrañar las
contradicciones entre las clases sociales que se proyecten al socialismo como lo hizo
Trotsky. Por esa época la perspectiva política de Lenin era una revolución burguesa
promovido por un gobierno democrático de obreros y campesinos para que desarrolle el
capitalismo creando las bases para un ulterior proceso socialista. Posteriormente en "El
imperialismo, fase superior del capitalismo" (1916), Lenin con mayor claridad describe un
sistema mundial donde un puñado de potencias domina al resto del planeta, en el cual la
riqueza y pobreza de los países forman una totalidad inmersas en combinaciones y
desigualdades con las relaciones más diversas en la explotación del trabajo.

Rosa Luxemburgo en su obra "La acumulación del capital" (1913), señalaba que la
acumulación de capital tiene dos fuentes interrelacionadas: la capitalista, basada en el
régimen salarial, sobre todo en Europa, y las relaciones precapitalistas –esclavistas,
feudales, comunales, etc.-, sobre todo en el mundo colonial, donde se extrema la violencia.
Y en una propuesta que hasta hoy se discute, dijo que la realización de la producción
capitalista a través del mercado se cubre gracias a que se apropia del plus valor del trabajo
precapitalista. Cuando el capitalismo cubra todos lo rincones del planeta llegaría a su final
ya que su producción no tendría salida en el mercado. Y en su estrategia sobre la
revolución, a decir de Michael Lowy, Rosa Luxemburgo en su "Introducción a la
Economía Política, escribe que: el período dominado por la propiedad privada podría ser
un simple paréntesis en la historia de la humanidad entre las dos grandes épocas
comunistas, la del pasado arcaico y la del futuro socialista. Con esta concepción, ella
propone la alianza entre el proletariado europeo moderno y los pueblos indígenas de los
países coloniales, es decir entre el comunismo moderno y el arcaico, contra su enemigo
común: el imperialismo48".

En una de sus primeras obras "Balance y perspectivas" (1906), Trotsky ya era consciente
del proceso desigual y combinado del sistema mundial integrado de modo conflictivo por
territorios con las formas de vida y trabajo más variadas, incorporadas cada vez más a la
acumulación del capital bajo dominio de las grandes potencias imperialistas. "El
capitalismo, al imponer a todos los países su modo de economía y de comercio, ha
convertido al mundo entero en un único organismo económico y político49". Un organismo
mundial que por medio del comercio, del crédito, de las inversiones, las armas,
interrelaciona el "adelanto" y "atraso" de unos países respecto de otros en una sola
estructura dentro de la cual, las contradicciones de clases pueden llevar al proletariado de
un país atrasado como Rusia al poder, antes que en los países adelantados, "antes que los
políticos del liberalismo burgués tengan la oportunidad de hacer un despliegue de su genio
político50". Vaticinio que se cumplió en 1917.
Pero es en su "Historia de la Revolución Rusa51", (publicada en 1932), donde lo expone en
toda su plenitud: "Los países atrasados se asimilan las conquistas materiales e ideológicas
de las naciones avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas últimas, servilmente,
reproduciendo todas las etapas de su pasado. La teoría de la reiteración de los ciclos
históricos –procedente de Vico y de sus secuaces- se apoya en la observación de los ciclos
de las viejas culturas precapitalistas y, en parte también, en las primeras experiencias del
capitalismo. El carácter provincial y episódico de dicho proceso hacía que, efectivamente,
se repitiesen hasta cierto punto, las distintas fases de cultura en los nuevos núcleos
humanos. Sin embargo, el capitalismo implica la superación de estas condiciones. El
capitalismo prepara y, hasta cierto punto, realiza la universalidad y permanencia en la
evolución de la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las
formas evolutivas en las diversas naciones. Obligado a seguir a los países avanzados, el
país atrasado no se ajusta en su desarrollo a la concatenación de las etapas sucesivas. El
privilegio de los países históricamente rezagados, que lo es realmente- está en poder
asimilar las cosas o, mejor dicho, a obligarles a asimilárselas antes del plazo previsto,
pasando por alto toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al
fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el pasado esas dos armas. Los
colonizadores europeos de América no tuvieron necesidad de volver empezar la historia
por el principio..."

"Las leyes de la historia no tienen nada de común con el esquematismo pedantesco. El


desarrollo desigual, que es la ley más general del proceso histórico, no se nos revela, en
parte alguna, con la evidencia y complejidad con que lo patentiza el destino de los países
atrasados. Azotados por el látigo de las necesidades, los países atrasados vense obligados
a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo de la cultura se deriva otra que, a
falta de nombre más adecuado, la calificaremos de ley del desarrollo combinado,
aludiendo a la aproximación de las distintas etapas del camino y a la fusión de distintas
fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada,
naturalmente, en la integridad de su contenido material, sería imposible conocer la
historia de Rusia ni la de ningún otro país de avance cultural rezagado, cualquiera que sea
su grado".

En el marco de su teoría, Trotsky decía que el impacto de la introducción de nuevos


instrumentos y conocimientos sobre un pueblo, depende de su especificidad dentro del
sistema mundial, "de la capacidad de asimilación", que puede mejorar o empeorar el modo
de vida. Para el caso de Rusia, "la introducción de los elementos de la técnica occidental,
sobre todo la militar y la manufacturera bajo Pedro I se tradujo en la agravación del
régimen servil como forma fundamental de la organización del trabajo. El armamento y los
empréstitos a la europea -productos indudablemente, de una cultura más elevada,
determinaron el robustecimiento del zarismo, que, a su vez, se interpuso como un obstáculo
ante el desarrollo del país."

Entre otras peculiaridades del desenvolvimiento ruso, Trotsky escribió: "Si la evolución
económica general de Rusia saltó sobre los periodos del artesanado gremial y de la
manufactura, algunas ramas de su industria pasaron por alto toda una serie de etapas
técnico-industriales que en Occidente llenaron varias décadas".
Dentro del sistema mundial, cuanto más dominado un pueblo, más pierde autonomía en su
devenir, al contrario de sociedades anteriores al sistema mundial, que cuanto más antiguas,
se bastaban así mismas, incluyendo culturas colindantes con el sistema moderno como
China, India y Egipto: "se bastaban así mismas y disponían de tiempo suficiente para
llevar sus relaciones, a pesar del bajo nivel de sus fuerzas productivas, casi hasta esa
misma perfección que daban a sus productos los artesanos de dichos países".

En un artículo "Metrópolis y colonias52", Trotsky se refirió a la frase que Marx escribió


para la primera edición de El Capital: "Los países industrialmente más desarrollados no
hacen más que poner delante de los países menos progresivos el espejo de su propio
porvenir". Sobre lo cual dice que no se puede aceptar literalmente porque: "Sólo una
minoría de países ha realizado completamente esa evolución sistemática y lógica desde la
mano de obra, a través de la manufactura doméstica hasta la fábrica, que Marx sometió a
un análisis tan detallado", mientras que en la mayoría de países: "El capital comercial,
industrial y financiero invadió desde el exterior a los países atrasados, destruyendo en
parte las formas primitivas de la economía nativa y en parte sujetándolas al sistema
industrial y bancario de Occidente… las colonias y semicolonias se vieron obligadas a
prescindir de las etapas intermedias, apoyándose al mismo tiempo artificialmente en un
nivel o en otro".

Legado revolucionario.- La referencia que hacemos a la teoría de Trotsky es porque allí


está la raíz de algunos de los planteamientos fundamentales de Quijano que muchos,
destacando César Germaná53, lo presentan como si fuesen aportes nuevos a las ciencias
sociales en contra del "racionalismo reduccionista eurocéntrico: la teoría de la
modernización del estructural funcionalismo y el materialismo histórico del marxismo-
leninismo". Los primeros parten del criterio dualista de que las sociedades "tradicionales"
(pre capitalistas) en tanto autónomas deben evolucionar a la modernidad capitalista,
mientras los segundos: "en la misma dirección eurocéntrica, se ubica el materialismo
histórico del marxismo-leninismo. Para Quijano se trata de una corriente intelectual
producida hacia finales del siglo XIX por Federico Engels y por los teóricos de la
socialdemocracia alemana como una "hibridación de algunas de las propuestas de la
herencia teórica de Marx en el marco del positivismo spenceriano". (…) y que fue
codificada en la Unión Soviética bajo la dictadura de Stalin". Presentan América Latina
con dos estructuras separadas: el feudalismo predominante y el capitalismo, para una
evolución del primero al segundo, teniendo de intermedio el semifeudalismo. Como
alternativa, dice Germaná, Quijano usa las categorías de heterogeneidad estructural y
dependencia. Lo primero –en cita textual de Quijano que hace Germaná- da "cuenta del
modo característico de constitución de nuestra sociedad, una combinación y
contraposición de patrones estructurales cuyos orígenes y naturaleza eran muy diversos
entre sí". Lo segundo, "dependencia", en cita textual a Quijano: "una estructura de poder
que consiste en una asociación de explotación y de dominación entre los dominantes de
orden internacional con los del orden interno de un "país" o de una "nación", con todo lo
que ello implicaba para todos los ámbitos de la existencia social".

La crítica a los "estructural funcionalistas" es válida pero no original, al igual que su crítica
al "marxismo leninismo", aunque sobre lo último debemos decir que más se aviene a la
vertiente estalinista ligada a Moscú, en tanto que la vertiente maoísta no era tan "ortodoxa"
al respecto. Quijano no hace diferencias. Aclaremos que el "marxismo leninismo"
(estalinista) no tiene nada de común con el pensamiento de Marx y Engels.

En el seno del marxismo, la vertiente "izquierdista" de la Segunda Internacional,


reivindicando el legado de Marx y Engels, sobresaliendo Rosa Luxemburgo y Trotsky, eran
críticos radicales a todo reformismo y evolucionismo, rompiendo con el esquema de países
"maduros" e "inmaduros" para el socialismo, gracias a lo cual Trotsky vaticinó en 1905 que
el proletariado de un país atrasado como Rusia podría hacerse del poder antes que el
proletariado de los países más avanzados en el desenvolvimiento capitalista de Europa
Occidental. Y Rosa Luxemburgo veía la posibilidad de confluencia entre las formas
comunales originadas en la antigüedad pero que aún sobreviven dentro del sistema
mundial, con el socialismo moderno. Luego del triunfo de la revolución rusa en 1917 se
funda en 1919 la Tercera Internacional de los Trabajadores para promover la revolución
socialista mundial y una nueva generación de marxistas en el mundo entero hizo suyo ese
criterio, entre ellos Mariátegui en el Perú, Chen Tu-siu en China, Gramsci en Italia, por
mencionar nombres de tres continentes.

La Tercera Internacional en sus cuatro primeros congresos, hasta 1922, promovió la


revolución mundial basada en la estrategia de la revolución permanente. La revolución
podía estallar en palabras de Lenin, en el "eslabón más débil" del sistema mundial, sea un
país adelantado o atrasado. En enero de 1924 muere Lenin. Con la asunción de Stalin al
poder se retrocede, al delimitar la revolución socialista sólo a los países adelantados,
mientras en los atrasados –colonias y semicolonias- la revolución era para promover el
desarrollo del capitalismo.

En lo que respecta a los "marxistas leninistas" (que según Germaná hace referencia al
estalinismo) en escenario peruano, los ligados a Moscú es cierto que propugnaban que de la
semifeudalidad se pasaría al capitalismo, pero en la versión maoísta unos se acercaban a esa
posición, mientras que otros atribuían a la Nueva Democracia53 como un intermedio de
reivindicaciones democrático burguesas en la transición al socialismo, contradiciendo a
Mao Tse Tung que decía que en ese periodo que se inicia con el movimiento de mayo del
año 1919, como primera fase de la revolución que dura hasta 1949, se pueden combinar
reivindicaciones democrático burguesas y socialistas. En escritos54 posteriores al triunfo de
la revolución de 1949 el líder chino es más coherente: "Durante el periodo de la Guerra de
Liberación en China lanzamos llamamientos para luchar no sólo contra el imperialismo y
el feudalismo sino también contra el capital burocrático. La lucha contra el capital
burocrático tiene un doble carácter: por una parte, lucha contra el capital comprador,
lucha que entra en el marco de la revolución democrática, y por otra parte, lucha contra la
burguesía, lucha que forma parte de la revolución socialista". Quijano pasa por alto esta
diferencia entre Mao y los "maoístas".

Carácter de la sociedad peruana


Precapitalismo, "semifeudalidad".- Mariátegui catalogaba a los territorios andinos –
Ecuador Perú y Bolivia- de "precapitalistas" de "semifeudales", pero, inmersos en la
estructura del sistema mundial, las contradicciones sociales internas permitían un desenlace
revolucionario socialista, con la particularidad de que las comunidades andinas serían
pilares en la colectivización del campo basada en la ciencia y técnica, para saltarse,
literalmente, la etapa capitalista. Sin embargo Aníbal Quijano hace aparecer como si para
Mariátegui la sociedad peruana fuese predominantemente capitalista. En el referido Prólogo
de Quijano a los 7 Ensayos, critica a lo que llama "vulgata marxista" que utiliza la obra de
Mariátegui para adecuarlo a la política de lo que era en ese entonces la Unión Soviética,
pero él hace lo mismo al intentar adecuar los planteamientos de Mariátegui a una supuesta
predominancia del capitalismo en la sociedad peruana de ese entonces (década del veinte
del pasado siglo), para lo que cita la conclusión a la que llega Mariátegui en los "7
Ensayos" sobre el proceso económico: "la de que en el Perú actual coexisten tres
economías diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido de la Conquista
subsisten en la sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indígena.
En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su
desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada".

Quijano comenta: "En otros términos, tres modos de producción coexisten en el Perú.
Pero, bajo la "hegemonía de la costa", esto es, del capitalismo, aunque éste da "la
impresión de una economía retardada", es decir, en nuestra jerga actual, subdesarrollada,
es por eso que se "robustece la burguesía", ya diferenciada como clase aparte de la
"antigua aristocracia", o sea de los terratenientes señoriales, y éstos "dejan de prevalecer
como antes". A la hegemonía del capital en la economía, corresponde la hegemonía de la
burguesía en la sociedad".

En la cita que hace Quijano, Mariátegui dice: "En la costa, sobre un suelo feudal, crece una
economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una
economía retardada". No habla de "hegemonía" del capitalismo como quiere hacer
aparecer, sino de un capitalismo que crece en "suelo feudal", apareciendo una burguesía
que logra diferenciarse de la antigua aristocracia.

Capital y capitalismo.- Quijano no se ha percatado que para Mariátegui del mismo modo
que el capital comercial y usurario datan de tiempos antiguos y no implican capitalismo, la
aparición de la burguesía antecede al capitalismo y a la sociedad burguesa: "así como
socialismo no es la misma cosa que proletariado, capitalismo no es la misma cosa que
burguesía. La burguesía es la clase, el capitalismo es el orden, la civilización, el espíritu
que de esta clase ha nacido. La burguesía es anterior al capitalismo. Existió mucho antes
que él, pero sólo después ha dado su nombre a toda una edad histórica55".

La burguesía -o en todo caso las capas medias en las ciudades, levadura orgánica del
capitalismo-, aparece en sociedades pre capitalistas pero se consolida económica y
políticamente al desplazar del poder a la aristocracia feudal. Para el caso europeo
occidental, la burguesía aparece en los "poros" de la sociedad feudal, ligada al comercio, la
banca, la manufactura, acumulando enormes fortunas por medios lícitos e ilícitos que los
fue legitimando "formalizando", por medio de normas y leyes arrancadas en forma de
reivindicaciones subordinadas al poder feudal, luego en franca lucha por desplazarlo del
poder político, estallando revoluciones antifeudales que en gran parte iban más allá de los
intereses burgueses, empujados o presionados por sectores plebeyos de las ciudades
intentando construir una sociedad igualitaria, o por campesinos que intentaban construir el
paraíso bíblico en la tierra, confluyendo con la vertiente libertaria de la modernidad. Sin
embargo, por su poder económico y social, controlando los medios de vida –tierra, banca,
industria- la burguesía se hizo del poder, asediada por fuerzas retrógradas del pasado y por
fuerzas libertarias que reivindican al socialismo. Con la derrota de la Comuna de Paris en
1871 se consolida el poder burgués en Europa y su dominio sobre el sistema mundial.

En el Perú para Mariátegui, -de acuerdo a los 7 Ensayos- la burguesía comienza aparecer a
mediados del siglo diecinueve con la explotación del guano y del salitre, y con el dinero
que el estado pagó por la deuda contraída para la independencia del dominio español y para
la manumisión de los esclavos negros (1854). Esa burguesía, entrelazada a los grandes
propietarios de prosapia colonial, se organiza en el Partido Civil (1871) que llega al poder
en 1872 mediante elecciones.

La guerra con Chile trunca en parte el proceso de consolidación de una clase dominante.
Existía burguesía, pero no existía sociedad capitalista o sociedad burguesa porque no
existía su contraparte: la clase obrera, en base a lo cual se establece el orden burgués. La
clase obrera aparece desde finales del siglo diecinueve y se consolida con el correr del siglo
veinte.

No está demás recordar cuando Marx, de acuerdo con Wakefiel, decía que en las colonias
"no basta que una persona posea dinero, medios de vida, máquinas y otros medios de
producción, para que se le pueda considerar como capitalista, si le falta el complemento:
el obrero asalariado, el otro hombre obligado a venderse voluntariamente… y descubre
(Wakefiel) que el capital no es una cosa, sino una relación social entre personas a las que
sirven de vehículo las cosas56".

Peculiaridad del capitalismo en el Perú.- Como peculiaridad del desenvolvimiento


capitalista en el Perú Quijano cita textualmente a Mariátegui cuando escribe (en los 7
Ensayos): "En el Perú, contra el sentido de la emancipación republicana, se ha encargado
al espíritu del feudo –anti- tesis y negación del espíritu del burgo– la creación de una
economía capitalista".

Esta opinión es cierta y estaba generalizada en los años setentas en gran parte de la
izquierda por lo que no es ningún descubrimiento. Nosotros también lo formulamos,
entendiendo que para Mariátegui el "espíritu de feudo" incluye también y sobre todo a los
grandes propietarios agroexportadores, que por ejemplo en la costa norte "sofocan la
ciudad" de Trujillo, mientras que para Quijano –desvirtuando las ideas de Mariátegui- el
"espíritu del feudo" se reduce a la Sierra. Además escribimos que para Mariátegui, inmerso
en una economía colonial, en suelo precapitalista (semifuedal). "el capitalismo que se
desarrolla en nuestro medio, no pasa por las mismas fases por las que pasó el capitalismo
europeo: cooperación simple, manufactura y gran industria; sino que el capitalismo que se
desarrolla es de concentraciones monopólicas. Motivo por el cual el libre cambio no ha
existido como forma intermedia57".

Según Quijano: "la articulación entre capital y precapital, bajo la hegemonía del primero,
del mismo modo como todavía se articulan "feudalismo" y "comunismo indígena", en la
sierra, ambos bajo el capital, produciendo efectos no solamente sobre la lógica del
desenvolvimiento económico sino también sobre la mentalidad de las clases, es el hallazgo
básico de la investigación mariateguiana, y de donde se derivarán sus desarrollos sobre el
carácter y las perspectivas de la revolución peruana".

Pero esto, más que interpretación coherente, sería según Quijano, una "intuición" de
Mariátegui: "Es verdad, sin embargo, y sería ocioso negarlo, que esa concepción no llegó
a ser plena y sistemáticamente elaborada por Mariátegui, y aparece en buena medida
intuida y poco consolidada".

Lo que falta coherencia es la interpretación que hace Quijano al no mencionar de qué


capital se trata, si del capital comercial que no necesariamente genera capitalismo sino que
hasta puede ser lo contrario, o de capital industrial que genera clase obrera. Recordemos las
palabras de Mariátegui: capital no es lo mismo que capitalismo.

La presencia de capital comercial no necesariamente implica capitalismo. Sobre todo en


siglos anteriores se ha visto dentro del sistema mundial que la producción para el mercado
interno u externo, no necesariamente disuelve o supera relaciones de trabajo precapitalistas,
sino que las pueden acentuar, como el caso de Europa Oriental del siglo diecinueve, sobre
lo cual Engels decía que se asiste a una segunda feudalidad, en tanto la producción para el
mercado acrecienta las relaciones serviles en la explotación del trabajo. En el sur del Perú,
a finales del siglo diecinueve y primeras décadas del veinte, la producción de lanas para el
comercio internacional (hacia Inglaterra) acentuó el despojo de tierras a los campesinos
parcelarios y de las comunidades y la acentuación de la explotación precapitalista del
trabajo. No obstante la monetización de la economía esa región quedó entre las más
deprimidas. A mediados del siglo veinte, la producción para el comercio nacional e
internacional, condujo a una mayor concentración de tierras y a una mayor explotación bajo
relaciones de trabajo precapitalistas en los valles de La Convención y Lares en el Cuzco. La
respuesta fue –entre 1968 a l964- el más grande levantamiento campesino del siglo veinte,
por la gran organización sindical (que provenía de años anteriores) y por la dirección
política.

Desigualdades, combinaciones, heterogeneidad.- Quijano presenta al conjunto de la


sociedad peruana hegemonizada por el capitalismo, que acaso ni en Europa Occidental tuvo
claridad ya que Marx al referirse a Alemania de mediados del siglo diecinueve decía que lo
atormentan los muertos y los vivos, es decir, los males del precapitalismo y del capitalismo
que se combinaban y a la vez coexistían con relativa autonomía porque el capitalismo no
hegemonizaba todos los procesos. En otras palabras, el capitalismo aún no irradiaba su
tonalidad a todos los sectores de la formación social. Esta heterogeneidad de procesos
económicos sociales que en parte se combinan y en parte coexisten con gran autonomía,
pero en tanto inmersos en un sistema pueden gravitar sobre el conjunto, se acrecienta en
Europa Oriental y se extrema en el mundo colonial, por lo que, conforme expusimos en
paginas anteriores, los marxistas, destacando Rosa Luxemburgo, Lenin y Trotsky, lograron
ver las desigualdades y combinaciones en el conjunto del sistema mundial y en las
peculiaridades de cada territorio, lo que Trotsky lo cohesionó con la teoría del
desenvolvimiento desigual y combinado.
"Dualismo" de Haya de la Torre.- En otro terreno, la concepción de Mariátegui contrasta,
dice Quijano, "con la visión dualista elaborada por Haya (de la Torre), y adoptada más
tarde por los seguidores de la propia III Internacional y los ideólogos del modernismo
desarrollista, tan en boga hasta no hace mucho en América Latina". La "dualidad" se
entiende al feudalismo presentado como etapa previa capitalismo (como si se reeditase en
el sistema mundial un desenvolvimiento autónomo y paralelo).

La "dualidad" en Haya de la Torre no es la que presenta Quijano. El fundador del Apra


plantea una "dualidad" surgida con la penetración imperialista que segmenta la economía
en dos "intensidades", en "dos modos de producción". La imperialista, avanzada,
"acelerada", y la nacional "retrasada".

Podemos decir que la terminología: "dos modos de producción", no es la adecuada, pero


esta interpretación "dualista" por parte de Haya de la Torre se diferencia del dualismo
estalinista y desarrollista que segmenta en estancos lo "atrasado" que debe evolucionar a lo
"avanzado", lo "feudal" que debe evolucionar a lo "capitalista", lo "tradicional" que debe
evolucionar a lo "moderno"; porque la interpretación de Haya de la Torre está inmersa en la
totalidad donde cada parte puede incidir sobre el conjunto. Ambos sectores -internos y
externos, las economías "acelerada" y "retrasada"- explotan a millones de trabajadores,
cotizan en la misma moneda "y parecen fundirse en un mismo destino. Pero son diferentes,
son opuestos; están en contradicción y lucha. Dentro del gran sistema capitalista, uno
representa la etapa lejana de los caminos iniciales, y el otro las formas culminantes y
poderosas de la plenitud y el desborde moderno. Tesis y antítesis que imponen una síntesis
de equilibrio y libertad dentro de un plan de nueva economía indoamericana, no apartada
de la evolución económico social mundial, pero capaz de detener para siempre el
sojuzgamiento y la opresión del imperialismo58.

El "dualismo" está inmerso en la totalidad y dentro de esa totalidad se intenta legitimar el


proyecto (aprista) de un capitalismo diferente al clásico liberal europeo y diferente al
imperialismo.

La resultante de la penetración imperialista para Haya de la Torre es la deformación de la


economía semejante al crecimiento defectuoso de un niño.

Gamonalismo.- Según Quijano, "Lo que él (se refiere a Mariátegui) observa en la sierra
como predominante, y como rezagos en la costa capitalista, es un "semi-feudalismo" en la
economía, y un "gamonalismo" como forma específica de la dominación política local de
los terratenientes".

Contrariamente a lo que afirma Quijano, para Mariátegui el gamonalismo: "no designa sólo
una categoría social y económica: la de los grandes latifundistas o grandes propietarios
agrarios. Designa todo un fenómeno. El gamonalismo no está representado sólo por los
gamonales propiamente dichos. Comprende una larga jerarquía de funcionarios, agentes,
parásitos, etc. El indio alfabeto se transforma en un explotador de su propia raza porque
se pone al servicio del gamonalismo. El factor central del fenómeno es la hegemonía de la
gran propiedad semifeudal en la política y el mecanismo del estado. Por consiguiente, es
sobre ese factor sobre el que se debe actuar si se quiere atacar en su raíz un mal del cual
algunos se empeñan en no contemplar sino las expresiones episódicas y subsidiarias".

Aquí está claramente delimitado por Mariátegui la propiedad "feudal" de los gamonales
andinos y la gran propiedad "semifeudal" de los hacendados agro exportadores costeños
que el capital imperialista los utiliza en tanto tienen el control político del estado. Así
mismo el "gamonalismo", que tiene su máxima expresión en la forma de dominación
regional de los propietarios (hacendados andinos), que conjuntamente al juez y al cura
formaban la "trinidad" explotadora del indio, forma parte del conjunto de la dominación
institucionalizada que tiene representación política desde las alturas del parlamento hasta
funcionarios de menor rango en provincias.

Quijano pasa por alto lo anterior, reduciendo la feudalidad y semifeudalidad a la Sierra: "la
feudalidad existente en la sierra es tal feudalismo sólo si se lo considera separadamente de
su lugar en el conjunto de la estructura económica del país. Tomado dentro de este
conjunto, es decir, articulado al capital y bajo su dominio, es "semifeudal".

Mariátegui es ajeno que a una realidad como la Sierra se la pueda aislar mentalmente para
que sea "feudal" y luego se le pueda articular "al capital y bajo su dominio" para que sea
"semifeudal". Es como si alguien dijera que al Perú, un país semi colonial productor de
materias primas para el comercio exterior se le puede aislar del sistema mundial de
desigualdades y combinaciones con el sólo propósito de decir que es independiente, o como
si alguien que tiene cien años de vida pretenda quitarse ochenta años intentando ser un
joven de veinte años.

Es cierto que el capitalismo estaba en crecimiento, pero para Mariátegui no predominaba


sino más bien se desenvolvía erosionando, combinándose y coexistiendo con formas
"semifeudales" (o "feudales") y comunales. A esto agreguemos la existencia en la selva por
ese entonces de culturas de desenvolvimiento autónomo y paralelo, respecto al resto del
mundo, aunque ya arrinconadas, de las que hoy quedan apenas resabios en las llamadas
"culturas no contactadas".

Debemos decir que cuanto más nos remontamos a los orígenes primigenios, han coexistido
culturas (o sociedades) con diversidad de relaciones sociales, ignorándose mutuamente o en
incipiente contacto, evidenciando un desarrollo autónomo, paralelo y desigual. En caso
haya interferencia externa, es mínima, de modo que no influye de manera decisiva en su
devenir, y es mayor la posibilidad de ver coronado sus relaciones de acuerdo a sus
contradicciones internas. La formación del sistema mundial –de acuerdo con Trotsky-
rompe todo ese proceso porque el capitalismo homogeniza la heterogeneidad del devenir,
sea erosionando a las mas variadas formas de vida o incorporándolas a la acumulación de
capital, en tanto lo adelantado y atrasado son parte de un mismo proceso.

Perú: sociedad precapitalista.- Al margen de que acierte o se equivoque, en el conjunto


de la obra de Mariátegui no existen textos que pongan en duda el carácter precapitalista de
la sociedad peruana, pero es evidente que no tenía cuidado en el empleo de los términos
feudal, semifeudal, economía arcaica, economía rezagada, etc., por lo que incluso puede
referirse a los propietarios agroexportadores de la Costa como "feudales".
El carácter precapitalista de la sociedad peruana está fundamentado al analizar la economía,
la educación, la religión, el centralismo, la literatura, en los "7 Ensayos". No está demás
citar otros dos textos fundamentales en el pensamiento político de Mariátegui. El primero
de ellos, del año 1928 "Principios programáticos del Partido Socialista", en su punto 3
dice: "El capitalismo se desarrolla en un pueblo semi-feudal como el nuestro..." y el punto
5 comienza diciendo: "La economía pre capitalista del Perú republicano60...". El otro
texto, del año 1929: "Punto de Vista Anti-imperialista", en su punto 4 dice: "el capitalismo
imperialista utiliza el poder de la clase feudal, en tanto que la considera la clase
dominante. Pero sus intereses económicos no son los mismos61". Sería tedioso aumentar
citas textuales similares en diversos escritos.

La "clase feudal" aludida por Mariátegui lo constituyen en lo fundamental los grandes


propietarios agro exportadores (de azúcar y algodón) de la Costa que tienen el control del
estado en alianza con los gamonales (hacendados) andinos. Llamarlos "clase feudal" es
errado, un exceso semántico, porque gran parte de sus propiedades, sobre todo en haciendas
azucareras, eran mecanizadas con régimen de trabajo salarial (en conjunto, más de veinte
mil obreros), como el mismo Mariátegui lo reconoce en diversos textos, -denominándolos
al mismo tiempo "negociación capitalista"- pero ello contrasta con la mentalidad de casta
de los propietarios teñida de racismo heredada de la conquista y su modo de vida
"aristocrático", por lo que Mariátegui decía que a la explotación como clase sobre las
grandes mayorías, se agrega la opresión racial cultural. "Los elementos feudales o
burgueses, en nuestros países, sienten por los indios, como por los negros y mulatos, el
mismo desprecio que los imperialistas blancos... Entre el señor o el burgués criollo y sus
peones de color, no hay nada de común. La solidaridad de clase, se suma a la solidaridad
de raza o de prejuicio, para hacer de las burguesías nacionales instrumentos dóciles del
imperialismo yanqui o británico. Y este sentimiento se extiende a gran parte de las clases
medias, que imitan a la aristocracia y a la burguesía en el desdén por la plebe de color,
aunque su propio mestizaje sea demasiado evidente62". Este proceso Mariátegui lo
extiende al conjunto del sistema mundial en el cual el dominio de las grandes potencias
imperialistas se legitima en parte en la mentalidad racista.

Décadas después, el novelista indígena José María Arguedas63 dijo en una entrevista:
"Entre el zar de Rusia y un mujik creo que había menos distancia que entre un comunero
de Andahuaylas (mi tierra natal) y cualquiera de los presidentes del Perú".

Podemos decir que al obtener plusvalía por medio de trabajo asalariado los
agroexportadores costeños eran capitalistas, pero por su mentalidad y modo de vida
"aristocrático" se comportaban como amos (señores). No es casual que también sean
conocidos como "barones del azúcar y del algodón". En el caso de sus aliados, los
hacendados (gamonales) andinos, mantenían un régimen de trabajo basado en la
servidumbre.

La disociación entre el empleo de técnica moderna y la mentalidad arcaica que Mariátegui


menciona para el caso de los oligarcas agroexportadores, es notable en el conjunto del
sistema mundial de desigualdades y combinaciones. Actualmente países que compiten e
incluso desafían el poderío nuclear del imperialismo "occidental" se pueden cobijar bajo la
mentalidad autocrática religiosa más tradicional. El obrero más calificado que pone en
funcionamiento lo más moderno en tecnología puede tener mentalidad precapitalista.

Capitalismo y colonialismo.- Quijano ha "olvidado" señalar que uno de los aportes de


Mariátegui –que comparte con Haya de la Torre- a la teoría revolucionaria marxista es de
que el capitalismo en esta parte del continente, en tanto es impulsado principalmente por
intereses extranjeros imperialistas, a mayor desarrollo capitalista, mayor dependencia,
mayor colonialismo económico. Tesis que contrastaba con la posición estalinista que en la
conferencia de Partidos Comunistas de Buenos Aires del año 1929 argumentaba que
desarrollo capitalista implica independencia nacional y que el imperialismo impide ese
desarrollo. (Esto lo analizamos64 en el capítulo "Mariátegui y la Tercera Internacional" de
nuestro estudio vuelo a escribir: "Mariátegui o la revolución permanente")

Balcanización de territorios.- Quijano tampoco ha logrado interpretar que para


Mariátegui, por el carácter colonial de la economía basada en la explotación de materias
primas para la exportación, los países indoamericanos no se integran entre sí, sino, en
primer lugar con las potencias imperialistas en búsqueda de capitales para inversiones
internas y de mercados dónde vender sus productos. Por eso los pueblos de América están
"balcanizados"65. Este mismo fenómeno se repite al interior de cada país, donde las fuentes
de inversión imperialista (enclaves) se conectaban directamente al centro imperialista,
como el caso de minas y haciendas, sin integrar económicamente al conjunto del país, sino
al contrario, lo segmentan. Cada enclave, -independientes unos de otros-, tenían su zona de
influencia. Por esa época era más fácil contactarse desde Lima a Estados Unidos que a
Iquitos, la capital del departamento de Loreto en la Selva.

En las primeras décadas del siglo veinte en base a lo cual Mariátegui elabora sus
propuestas, los enclaves mineros, donde primaban relaciones salariales, colindaban por sus
cuatro costados con la feudalidad o semifeudalidad andina y con las comunidades. En el sur
peruano, desde Arequipa a Puno, la comercialización de lana monetizó la economía y al
mismo tiempo condujo a una mayor monopolización de las mejores tierras en desmedro de
los campesinos, acentuando la explotación del trabajo bajo formas precapitalistas.

Por no existir una sociedad burguesa o una sociedad capitalista, la constitución


formalmente liberal estaba en contradicción con formas y prácticas precapitalistas,
incluyendo de los grandes propietarios agroexportadores, que eran los primeros en violar su
propia ley. Cuando los caminos pasaban por sus propiedades ponían tranqueras a la entrada
y la salida con la finalidad de cobrar peaje. Un acto típicamente precapitalista. Por su poder
sobre la política oficial, hasta se les otorgaba puertos a exclusividad. La propuesta de una
educación demo liberal burguesa en palabras de Mariátegui, fracasó porque: "No es posible
democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía, y sin democratizar
por, ende, su superestructura política66". Los principales aliados de la oligarquía eran los
gamonales (hacendados) del interior andino, donde su plaza de armas estaba bordeado por
la casa hacienda, la iglesia y su cárcel, lo último, lugar de castigo para quienes infringían
sus "leyes" que no estaban escritas en ninguna constitución. No faltaban "guerras" entre
ellos.
La forma de incrustación imperialista por medio del enclave implicaba gran autonomía
respecto del conjunto social. Acaso la única relación a inicios del siglo veinte entre las
haciendas azucareras y las serranías de La Libertad y Cajamarca, además del comercio de
azúcar, sea la búsqueda de trabajadores con la práctica del "enganche", por la ausencia de
un mercado "libre" de trabajo. Para otros rubros como alimentos, vestimenta, etc. ponían su
mercado (llamado mercantil) al interior de sus grandes propiedades sin pagar impuestos por
las ventas y a la vez servía para endeudar a los trabajadores y así poder retenerlos. Hacían
competencia desleal a empresarios y comerciantes de ciudades como Trujillo.

Mariátegui Haya de la Torre y desarrollo desigual y combinado.- La heterogeneidad,


combinación y coexistencia con gran autonomía entre capitalismo y precapitalismo , entre
otras formas, se manifiesta en el ámbito político cuando, a finales del siglo diecinueve e
inicios del veinte, en tanto el imperialismo, de acuerdo a sus intereses promueve el
desarrollo capitalista colonizando la economía, los grupos de poder oligarca burgueses que
se asociaban con esos intereses eran criticados por sus aliados, los gamonales andinos, -que
se presentaban como "autóctonos", "federalistas", "descentralistas", "liberales" y hasta
"indigenistas"- de ser extranjerizantes y antinacionales. Buscaban mayores privilegios para
acrecentar el poder arcaico en sus regiones. Para Mariátegui la descentralización pasaba por
liquidar el poder del gamonalismo y la oligarquía para enrumbar al socialismo67.

Los grandes propietarios podían utilizar tecnología pero –para Mariátegui- carecían de
"espíritu capitalista".

Mariátegui y Haya de la Torre lograron evidenciar las desigualdades, combinaciones y


coexistencia de diversas formas de vida, donde el capitalismo, no obstante su vertiginoso
ascenso, no lograba imponer su lógica o "tonalidad" al conjunto de la formación social, por
lo que cada parte tenía gran autonomía respecto del conjunto.

Para Mariátegui: "El Perú es todavía una nacionalidad en formación. Lo están


construyendo los aluviones de la civilización occidental, sobre los inertes estratos
indígenas", rematando luego: "Una rápida excursión por la historia peruana nos entera de
todos los elementos extranjeros que se mezclan y combinan en nuestra formación
nacional". A esto se suma dualidad racial cultural originado por la conquista, que extrema
le heterogeneidad, las desigualdades y combinaciones en los diversos ámbitos de la vida
nacional, desde el arte a la religión y la política. Desde esta perspectiva en la guerra contra
el dominio español surgieron dos vertientes: la indígena, cuya máxima expresión fue la
revolución derrotada de Túpac Amaru (1780), y la vertiente criolla, que décadas después, al
derrotar a los españoles, funda una república al margen y en contra de las mayorías
nacionales. Toda esa diversidad está inmersa en el devenir mundial, por lo que: "Tenemos
el deber de no ignorar la realidad nacional; pero también tenemos el deber de no ignorar
la realidad mundial. El Perú es un fragmento de un mundo que sigue una trayectoria
solidaria68".

Como síntesis de su interpretación del proceso económico Mariátegui escribió lo que


anteriormente ya se citó: "en el Perú actual coexisten elementos de tres economías
diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido de la conquista, subsisten en la
sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indígena. En la costa,
sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo
mental, da la impresión de una economía retardada69".

Haya de la Torre en la década del treinta escribió que quién recorra Indoamérica,
encontrará las más diversas fases evolutivas de la historia universal, entre ellas, salvajismo
barbarie y civilización, donde cada forma "conserva vitalidad suficiente para gravitar
sobre el todo económico y político". "ninguna escala tan completa de todas las etapas de la
evolución humana como la que ofrece Indoamérica con sus agregados étnicos de
inmigraciones sucesivas, de tan abundantes mezclas con las razas blancas"… Por estar
inmersos en un sistema mundial en calidad de subordinados de colonia o semicolonia, "en
el curso de nuestra evolución económica las etapas no se suceden como las de la
transformación del niño en hombre. Económicamente Indoamérica es como el niño
monstruoso que al devenir hombre le creció la cabeza, se le desarrolló una pierna, una
mano, una víscera, quedando el resto del organismo vivo pero anquilosado en diferentes
periodos de crecimiento70".

Además Haya de la Torre y Mariátegui coincidían que el régimen precapitalista en el que se


desenvolvía el capitalismo se legitimaba ideológicamente con la combinación y
coexistencia de la mentalidad de casta racista heredero de la conquista y el "liberalismo".
La diferencia estaba en que mientras Haya de la Torre oponía al imperialismo un
capitalismo promovido por un "estado antiimperialista", para luego avanzar al socialismo,
para Mariátegui, a la feudalidad y al imperialismo, oponía un proceso que partiendo de
reivindicaciones democrático burguesas enrumben al socialismo.

Desarrollo capitalista por la vía del feudo.- En 1919 estallan grandes protestas populares
teniendo de eje a la joven clase obrera, conquistando las ocho horas de trabajo, con lo cual
comienza la larga crisis del dominio oligarca que culmina en 1968 cuando los militares
reformistas, intentando frenar la subversión, los liquidaron económicamente. Durante todo
ese lapso de crisis (1919-1968), inmerso en grandes luchas populares, siendo los casos más
emblemáticos la revolución obrero popular de Trujillo en 1932 y la sublevación de los
campesinos de la Convención y Lares (1958-1964) en el Cuzco, las fuerzas armadas fueron
protagonistas políticos (desde el estado) para salvaguardar los intereses de oligarquía. El
desenvolvimiento capitalista prosiguió por la vía terrateniente para emplear la expresión de
Lenin o, en la terminología de Mariátegui, "por la vía del feudo", con la diversificación de
inversiones imperialistas y de sus intermediarios, los grandes propietarios oligarcas,
acrecentando el poder de sectores urbano industriales ligados a ellos, siendo su máxima
expresión política Manuel Prado Ugarteche que llegó dos veces al gobierno (1939-1945 y
1956-1962).

Para mediados del siglo veinte la expansión capitalista ha erosionado el conjunto de la


economía, incluyendo a las haciendas andinas, lo mismo que a las comunidades. Las
últimas, han visto acentuarse la riqueza y pobreza en su seno. Se asiste a una
proletarización generalizada, signo de que el capitalismo llega a predominar. Las mayorías,
sea las que no poseen ningún bien, sea que la tierra no les alcance para vivir, sea artesanos
arruinados, están listos a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Las ciudades
comienzan a llenarse de emigrantes del campo, cambiando las formas de vida tradicionales.
Unos pocos encontraban empleo asalariado en empresas modernas y el resto pasa a formar
parte del ejército industrial de reserva, -denominadas comúnmente como "población
marginal"-, que tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir, emergiendo a primer plano
términos como "marginalidad social" y "economía informal", lo último, en tanto actuaban
al margen de las ordenanzas legales.

Los teóricos de la marginalidad y la economía informal reclamados marxistas, incluyendo a


Quijano, las redujeron a la que adviene con el desenvolvimiento capitalista desde mediados
del siglo veinte. Un gran error, porque, con sus particularidades, la marginalidad y la
informalidad como expresión de pobreza y degradación del modo de vida, comienza con la
conquista española.

Revolucion
En la conferencia comunista de Buenos Aires en junio de 1929, criticaron a Mariátegui por
preconizar revolución socialista en una sociedad "semifeudal". Para el estalinismo no se
podían saltar etapas. Si para Mariátegui las sociedades latinoamericanas fuesen capitalistas
como hace aparecer Quijano, la polémica debía ser en otro sentido. Otro error de Quijano
es decir que aprismo y estalinismo en lo fundamental tienen la misma estrategia sobre la
revolución, demostrando desconocer sus diferencias fundamentales.

Tres concepciones sobre la revolución indoamericana.- Con la advertencia que la


propuesta de Haya de la Torre recién se hace coherente en la década del treinta, en nuestro
ensayo "El marxismo en el Perú71", hemos escrito: "Desde finales de la década del veinte
surgen tres concepciones sobre la revolución en Indoamérica: La stalinista de la tercera
internacional; la pequeña burguesa de Haya de la Torre y la marxista de Mariátegui. Las
tres concepciones señalaban al Perú como un país precapitalista, (semifeudal), estando a
la orden del día las reivindicaciones democrático burguesas. La semifeudalidad,
Mariátegui lo asignaba para los países andinos, mientras que el stalinismo y Haya de la
Torre lo extendían al conjunto de Indoamérica.

El stalinismo negaba que el imperialismo, de acuerdo a sus intereses, promueva el


desarrollo capitalista, mientras que para Haya de la Torre y Mariátegui, el capitalismo es
impulsado por intereses imperialistas, por lo que a mayor capitalismo hay mayor
dependencia, mayor colonialismo.

Para el stalinismo, era necesario que el capitalismo se desarrolle plenamente antes de


llegar al socialismo. Por eso, hasta 1928, con toda claridad, señalaban que las
reivindicaciones democrático burguesas se cumplirían en una revolución burguesa
dirigida por la burguesía nacional "revolucionaria", para que desarrolle el capitalismo
que implicaba a la vez independencia nacional. A partir de 1928, se da un viraje al
ultraizquierdismo y, a cuanta organización no comulgue con ellos, se les designaba como
"socialfascista". A pesar de esto, a pesar que en ese periodo se llama a formar soviets, de
acuerdo a lo que expusieron en la reunión de partidos comunistas de Buenos Aires en
1929, si bien no se menciona a la burguesía nacional "revolucionaria" como caudilla del
proceso, pero se hace incapié en que el socialismo es un objetivo remoto en América
Latina, ya que previamente, en una serie de etapas se debe desarrollar plenamente el
capitalismo. A partir de 1933, con la política de los frentes populares, se vuelve a le
versión original de subordinación a organizaciones burguesas, incluyendo a las que poco
antes –en su periodo ultra izquierdista- habían designado como "socialfascistas".

Haya de la Torre decía que la burguesía nacional está entrelazada al feudalismo y


subordinada al imperialismo, por lo que la revolución lo acaudillarían las "clases" medias
y dentro de ellas, los intelectuales, por mediación de un estado antiimperialista promotor
del desarrollo capitalista diferente al imperialista, para que posteriormente venga el
socialismo. Se debe vigilar a las clases medias para que no evolucionen a gran burguesía,
ya que sería una "regresión" al imperialismo. A la burguesía nacional, Haya de la Torre lo
incluye dentro de su propuesta corporativa del Congreso Económico Nacional, junto al
estado y los trabajadores, para "discutir la realidad".

Para Mariátegui las tareas democráticas burguesas serían impulsadas por la alianza de
obreros, campesinos y el conjunto del pueblo, pero no se detendrían en reivindicaciones
burguesas, sino que partiendo de ellas harían avanzar la revolución al socialismo. Las
comunidades indígenas serían pilares en la colectivización del agro, con la ayuda de la
ciencia y la técnica, inmersos en la revolución mundial.

Mientras Stalin proclama el socialismo en un sólo país, Haya de la Torre y Mariátegui


estaban convencidos de la necesidad de la revolución mundial para el triunfo del
socialismo. El fundador del aprismo dijo expresamente que para que triunfe el socialismo
en Rusia es necesario la revolución mundial. Mariátegui reivindicaba de Trotsky su
internacionalismo y su la lucha contra el burocratismo.

El estalinismo tildó a Trotsky de derrotista, porque supuestamente está contra las


realizaciones socialistas en Rusia, esperando la revolución mundial. Recordemos al
respecto que en 1924 Trotsky propuso la planificación de la economía para la edificación
del socialismo y fue Stalin quien se opuso, argumentando que es la cumbre de la utopía, sin
proponer ninguna alternativa. En 1928, forzado por los acontecimientos, el estalinismo da
inicio a la planificación mediante los planes quinquenales.

Una cosa es iniciar el proceso socialista en un país, para concluir en el ámbito


internacional, y otro distinto, intentar establecer el socialismo en un sólo país, cosa
imposible, porque ni siquiera el desarrollo capitalista es posible al margen del sistema
económico mundial".

Haya de la Torre, imperialismo, estalinismo.- No sabemos la fuente que indujo a


Quijano a presentar los planteamientos del aprismo primigenio igual a los estalinistas. Con
seguridad no están en los escritos de Haya de la Torre de esa época.

La primera discrepancia directa que tuvo Haya de la Torre con el estalinismo fue en febrero
de 1927 cuando asiste junto a Eudocio Ravines al primer Congreso Antiimperialista
mundial realizado en Bruselas promovido por la Tercera Internacional estalinista que
proyectaba formar un frente pluriclasista antiimperialista. Haya de la Torre critica que se
privilegie la alianza con la burguesía nacional supuestamente "revolucionaria" para luchar
contra el imperialismo (el enemigo "externo") y la feudalidad, mientras la lucha de clases
por el socialismo quedaba para los partidos comunistas: "Discrepamos [con el estalinismo]
en cuanto al frente incondicional con las burguesías y en cuanto limitar nuestra acción a
una mera resistencia antiimperialista, dejando la beligerancia política al Partido
Comunista, bajo cuya dirección debería quedar sometida el Apra a través de las fallidas
"ligas72". No obstante, concluye que con enmiendas que propusieron, junto a Eudocio
Ravines lo suscribieron.

En ese congreso Haya de la Torre también discrepó con el joven revolucionario cubano
Julio Antonio Mella, a quién califica como un "luchador puro antiimperialista". "Lo conocí
–escribe Haya de la Torre- desde que llegué desterrado a Cuba de paso a Méjico en 1923,
pero los debates de Bruselas, en los que refuté y conseguí el rechazo de su proyecto de
resolución sobre las condiciones económicas y políticas de Indoamérica, nos distanciaron
definitivamente73". Probablemente las ideas de Mella eran ultra izquierdistas si recordamos
su opúsculo publicado poco después bajo el título intencional de "¿Qué es el Arpa?".

Para las elecciones de 1931 Haya de la Torre hace una distinción entre el programa mínimo
de carácter reivindicativo inmediato y el programa máximo para el futuro, de grandes
transformaciones, al mismo tiempo que en una entrevista74 con el embajador de Estados
Unidos en el Perú lo convence que en caso el Apra llegue al poder, Estados Unidos no
tendría nada que temer. Pero las bases apristas no pensaban lo mismo. Querían la
revolución.

No obstante la ambivalencia y hasta claudicación en muchos principios primigenios, Haya


de la Torre y el Apra estaban a la izquierda del estalinismo hasta la década del cuarenta.
Cuando en 1933 pierde las elecciones el partido republicano en Estados Unidos que
practicaba la política del "garrote", para dar paso al gobierno del partido demócrata con
Franklin Delano Roosevelt, promoviendo la política del "buen vecino", mientras el
estalinismo se adapta a esa tesis congruente con los frentes populares, Haya de la Torre
mantenía su crítica despiadada al "imperialismo yanqui". En diciembre de 1935 (como nota
preliminar para la primera edición del "Antiimperialismo y el Apra" publicado en 1936 en
Santiago de Chile) escribió que si bien la "política del garrote" del Partido Republicano ha
dado paso a la "política del buen vecino", el "imperialismo económico sigue en pie" contra
el cual se debe luchar con la unidad de todos los pueblos, para que las fronteras políticas
sean meras demarcaciones administrativas, nacionalizando la riqueza "bajo un nuevo tipo
de Estado". Menciona dos formas de dominio imperialista. El "imperialismo clásico que
conquista con el hierro y explota por el oro"; y el imperialismo "más novedoso y sagaz,
que no usa las armas como instrumento previo de dominio, sino que invierte, presta dinero,
para exigir después en el cumplimiento de un contrato la carne misma del deudor…" Haya
de la Torre completa su pensamiento escribiendo: "Ambas formas históricas del
imperialismo, muy antigua y muy moderna, subsisten hoy; la que manda inicialmente a los
soldados para después exigir el botín y la que lo negocia con antelación en inversiones,
préstamos, ayudas económicas de apariencia más o menos generosa, para enviar más
tarde a los soldados si el forzado deudor no cumple". La primera forma de dominio –
prosigue- ha sido más frecuente en los imperios coloniales europeos, mientras la segunda
forma, "característicamente yanqui, es usada también en zonas militarmente inaccesibles,
por los imperialismos del viejo mundo".

Apra trotskismo.- Era la época en que el estalinismo promovía la formación de los frentes
populares antifascistas en los cuales los revolucionarios se subordinan a los reformistas y a
la burguesía liberal, a los que anteriormente, en su periodo ultraizquierdista (1928-1933)
habían tildado de social fascistas. Haya de la Torre en primera instancia rechazó los frentes
populares ufanándose coincidir con Trotsky.

Ricardo Melgar Bao75 narra las relaciones entre apristas y trotskistas en Méjico que, sobre
todo al inicio, se sustentaba en ideales comunes: "Haya de la Torre encontró en el líder
ruso en el exilio, un apoyo a su oposición a las tesis de Dimitrov sobre el frente
antifascista; así lo ratificó en una carta suya a Luis Alberto Sánchez: "¿Leíste en Octubre,
revista trotskista de México, el ataque de Trotsky contra los frentes populares?
¡Formidable!".

Recordemos que fue Trotsky el primero en llamar a la más amplia unidad de todas las
fuerzas contra el fascismo, incluyendo organizaciones burguesas, pero manteniendo cada
cual su independencia orgánica y política para llegado el momento poder avanzar al
socialismo. En los frentes populares estalinistas los revolucionarios se subordinaban
orgánica y políticamente a la burguesía, renunciando al socialismo. En la guerra civil
española (1936-1939) contingentes de revolucionarios en los frentes de batalla se dieron
cuenta que se los utilizaba como guardianes del capitalismo, y cuando intentaban –entre
ellos anarquistas y trotskistas- realizar reformas que apunten al socialismo se los reprimía
con ferocidad, creando desconcierto en las filas revolucionarias.

Trotsky duranten su exilio en Méjico entabló amistad con desterrados apristas peruanos. En
un congreso antifascista (1938) patrocinado por el estalinismo, los apristas peruanos
desterrados, -que asistieron por propia iniciativa-, conjuntamente a representantes de Puerto
Rico, hicieron aprobar una resolución de condena a toda forma de imperialismo, en contra
de la posición estalinista que pedía una condena solamente a los países fascistas76. Trotsky,
cuyos seguidores no asistieron, saludo ese hecho como lo mejor del congreso. Sin embargo,
tiempo después, Haya de la Torre y el Apra dieron marcha atrás para subordinarse –igual
que los estalinistas desde años anteriores- a la política del buen vecino patrocinado por el
imperialismo norteamericano. Haya de la Torre maquilla su posición con el lema: "inter
americanismo democrático sin imperio".

En cierta ocasión Trotsky llamó "demócrata" a Haya de a Torre. Los desterrados apristas
protestaron porque a su criterio, el líder aprista era un auténtico revolucionario, un
socialista y hasta un marxista. La respuesta de Trotsky77 fue que los demócratas en los
países imperialistas por lo general son reaccionarios, pero en colonias y semicolonias, si
son consecuentes, están del lado del progreso y la justicia, por lo que en el caso de Haya de
la Torre es mejor ser un buen demócrata antes que un mal socialista. Pero aún así, como
demócrata, -concluyó Trotsky- Haya de la Torre defecciona porque en vez de buscar la
unidad con los trabajadores norteamericanos, se supedita a la política imperialista de
"buena vecindad" de Roosevelt.
Trotsky reconocía en el aprismo de la década del treinta a una organización de frente único
parecido al Kuomingtang chino pero organizado en partido, que por sus ideales y su acción
revolucionaria estaba a la izquierda del estalinismo en América Latina, haciendo votos para
que no degenere. Llamaba a sus seguidores a privilegiar el frente único con los apristas,
sobre reivindicaciones concretas, manteniendo la autonomía orgánica e ideológica.

Claudicación aprista.- Cuando en 1943 por presiones de sus aliados de occidente contra el
fascismo, Stalin disuelve la Tercera Internacional que se fundó en 1919 para ser la
vanguardia de la revolución mundial, Haya de la Torre en un escrito de mayo de 194378
sobre el "rompan filas" de la Tercera Internacional dijo que era un hecho "realista", porque
no existe lucha de clases sino de pueblos; y un año después, en mayo de 194479 escribió
que "Stalin y sus hombres siguen siendo filosóficamente los mejores dialécticos del mundo"
por ser "realistas". Y páginas después: " Stalin es el forjador ruso de un nuevo, poderoso e
imperial nacionalismo eslavo".

A pesar de eso, el Apra en Indoamérica aún estaba a la izquierda del estalinismo. En 1945,
cuando aún se reclamaba dialéctico y a la vez "superador" del marxismo, Haya de la Torre
en forma pública intentaba pactar con la oligarquía porque la misión del Apra no era quitar
riqueza a quien la tiene sino crear riqueza para quien no la tiene, con lo cual se da la
espalda a uno de los puntos básicos del aprismo primigenio, el de nacionalización de tierras
e industrias, por lo que cuando cogobiernan con José Luis Bustamante y Rivero (1945-
1948), los apristas no promovieron ningún cambio estructural80. Ante el golpe militar del
general Odría persiguiendo a apristas y comunistas, Haya de la Torre se asila en la
embajada colombiana y a inicios de la década del cincuenta ofrece al imperialismo yanqui
cinco mil soldados apristas para combatir al comunismo en Corea. Al salir de su asilo,
Haya de la Torre y el Apra cogobiernan con la oligarquía hasta 1961, por lo que un líder
reformista burgués, Fernando Belaunde Terry81 dijo en 1959 que el Apra se "une a su
verdugos de ayer": "Maneja actualmente el Perú una estrecha argolla de financistas a la
antigua, con la complicidad de un partido pseudo revolucionario que ha claudicado para
ponerse al servicio de sus verdugos de ayer". En las elecciones de 1963 el Apra forma
alianza con otro de sus "verdugos": la Unión Nacional Odriísta (UNO).

Por esa época en el Perú, por temor a las reivindicaciones populares que se proyectaban a
un desborde popular poniendo en peligro el conjunto del orden, las fuerzas armadas como
institución, la iglesia oficial, sectores reformistas burgueses, la mayoría de la
intelectualidad, etc., veían la necesidad urgente de reformas, entre ellas, la agraria. En el
mismo sentido, por temor a que se repita el ejemplo cubano o chino, un sector del
imperialismo norteamericano patrocinaba reformas –entre ellas la agraria- en América
Latina, por mediación de la Alianza para el Progreso. Solamente los sectores más arcaicos,
más reaccionarios -entre ellos, oligarcas y gamonales- estaban contra las reformas y es a
estos sectores que el Apra llegó a representar a partir de 1956, al igual que la Unión
Nacional Odriista. En las elecciones de 1963 Acción Popular con Belaunde gana las
elecciones, pero tampoco cumplió sus promesas electorales de reformas y el 3 de octubre
de 1968 fue derrocado por un golpe militar presidido por el General Juan Velasco Alvarado
que en parte realizó las reformas incumplidas.
No obstante su trayectoria de claudicaciones, Haya de la Torre, además de atribuirse
paternidad de las reformas del gobierno militar de Velasco (1968-1975) argumentando que
estaban en el programa aprista primigenio, reclamando democracia para llevarlas a la
práctica, en una entrevista para la revista Caretas82 (N° 431, marzo 1971) también se
ufanaba que el modelo "socialista autegostionario" de Yugoeslavia coincide con el
primigenio programa aprista (¡!).

Comunidades indígenas.- Sobre las comunidades indígenas Quijano hace mención a una
carta de junio de 1925 a Gabriel del Mazo publicada luego en "Por la Emancipación de
América Latina" (1927) en la que (según Quijano) Haya de la Torre "propone una solución
del problema indígena o campesino, que eliminando el feudalismo revierta la tierra a la
comunidad, "como se trata ahora de hacerlo en Rusia. Colectivismo o Socialismo",
agregando Quijano que esa solución "hace parte de un desarrollo capitalista, en un
régimen de capitalismo de Estado", mientras que para Mariátegui hace parte de una
perspectiva socialista.

En una nota a pie de página de los "7 Ensayos" Mariátegui aborda la posición de Haya de la
Torre sobre la comunidad andina de manera distinta a la que presenta Quijano: "Escrito
este trabajo, encuentro en el libro de Haya de la Torre "Por la emancipación de América
Latina", conceptos que coinciden absolutamente con los míos sobre la cuestión agraria en
general y sobre la comunidad indígena en particular. Partimos de los mismos puntos de
vista, de manera que es forzoso que nuestras conclusiones sean también las mismas83".
Mariátegui escribía así porque hasta 1928 en el Perú existía el proyecto de formar un gran
frente (el Apra) propuesto por Haya de la Torre, pero no existía una organización que lo
representara, menos existía una "ideología aprista", o en otros términos, una ideología que
se distinguiera del socialismo marxista. Se entiende que en el proyecto de formación del
Apra confluirían diversas tendencias de izquierda, entre ellas marxistas, promovidas
principalmente por Mariátegui, al igual movimientos como el indigenismo. En la carta
mencionada por Quijano, Haya de la Torre, reclamándose marxista, propone que la
comunidad indígena sea base para extirpar desde la raíz la propiedad en el campo, por lo
que Mariátegui dice coincidir con Haya de la Torre, "en particular", sobre la comunidad
indígena.

Otro error de Quijano es presentar la tesis sobre el tramonto de la comunidad indígena al


socialismo propuesto por Mariátegui como "leninista". "En el Congreso de la Internacional
Comunista, de 1920, -escribe Quijano- Lenin polemizando con N. Roy, delegado hindú,
sostenía que "el campesinado sujeto a dominación semifeudal podría asimilar plenamente
la organización soviética" bajo conducción política comunista en una línea proletaria, aun
si no era posible un movimiento puramente proletario".

Esas tesis "leninistas" según Quijano provenían directamente de "Marx y Engels" que "en
el Prefacio a la traducción rusa del Manifiesto, en 1882", veían la posibilidad de que las
comunidades campesinas rusas pasen directamente al socialismo –saltando la etapa
capitalista- si paralelo a la rusa estalla la revolución europea para que ayude con la ciencia
y la técnica.
La polémica de Lenin con Roy mencionada por Quijano no tiene relación con la posición
de Marx sobre las comunas rusas, que Lenin las ignoraba. Antes que a Marx, Lenin a
inicios de siglo era seguidor de la propuesta de kautsky que en su obra "Desarrollo del
capitalismo en la agricultura" (para el caso de Europa Occidental) era partidario de
promover la desintegración de formas comunales para dar paso al desarrollo capitalista. En
el prefacio a la primera edición de su obra "El desarrollo del capitalismo en Rusia" (1899),
Lenin se ufana que en éste (sobre la comunidad) y otros aspectos coincide con marxistas
europeos occidentales como Kautsky.

En el caso de Trotsky84, en su obra "Resultados y perspectivas" publicada en 1906, hace


referencia a la heterogeneidad de los campesinos y el peligro de ser expropiadas sus
pequeñas propiedades –incluyendo las "tierras comunales"- en un régimen proletario con la
finalidad de un reparto igualitario de la tierra –el "reparto negro" como se le nombraba- que
en vez de colectivismo fomentaría la propiedad privada individual y el rechazo de grandes
masas de campesinos al gobierno. (Con el término "tierras comunales" Trotsky podría
hacer referencia a las tierras en común que tienen los aldeanos para pastoreo o recojo de
leña y no necesariamente a las formas comunales por esa época ya en extinción en Rusia)
Al parecer en 1905, Trotsky buscaba alternativas asociativas de cooperación en la
agricultura para el tránsito al socialismo, pero las comunas no eran lo central.

En su destierro de Méjico, ante la pregunta de un periodista boliviano que casi le puso la


respuesta en la boca, Trotsky dijo que a las comunidades andinas –de Ecuador Perú y
Bolivia- se les debe aprovechar para el tránsito al socialismo85.

Para legitimar su posición sobre el tramonto de las comunidades al socialismo Mariátegui


menciona que en el VI congreso de la internacional (del año 1928) se había visto esa
posibilidad, que según Meseguer86 fue propuesto por el ecuatoriano Paredes. La
Internacional lo ignoró.

Frente único.- Según Quijano, desde el año 1923 en que regresa de Europa hasta 1928,
Mariátegui se guía por las orientaciones del III y IV congreso de la Tercera Internacional
sobre el "Frente único proletario entre los revolucionarios y el frente único
antiimperialista con las corrientes nacionalistas, aunque la idea del partido y la autonomía
política del socialismo revolucionario sobre esa base, en lo cual insisten también las
resoluciones de la III Internacional antes de 1924, no están presentes". En este contexto
estaría su Mensaje al congreso obrero de 1924 "donde insiste en que "somos todavía pocos
para dividirnos", y el "frente único con el nacionalismo democrático radical del APRA y
Haya de la Torre", teniendo en la revista Amauta, fundada en 1926, un vehículo de debate.
Quijano no interpreta en su esencia el frente único propuesto por Mariátegui.

Al respecto debemos decir que luego del triunfo revolucionario en 1917, por inercia
revolucionaria, se asiste a una política ultraizquierdista en la Tercera Internacional, por lo
que Lenin y Trotsky hicieron causa común para enmendar errores promoviendo una política
del frente único con organizaciones reformistas, pequeño burguesas y burguesas sobre
reivindicaciones concretas resguardando la independencia política y orgánica. Lenin en
1920 escribió su opúsculo "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo", y luego
Trotsky redacta las "Tesis sobre el frente único". Lo último, Trotsky y Lenin lo presentaron
y defendieron ante el Comité Ejecutivo de la internacional (1921), lo que fue refrendado –
con gran resistencia- en el cuarto congreso de la misma (1922). Los críticos, que no querían
el frente único sobre reivindicaciones concretas con organizaciones con un largo sumario
de claudicaciones y traiciones, recordaban entre otras cosas, que incluso los
socialdemócratas (que en ese entonces seguían reclamándose marxistas) permitieron el
asesinato de revolucionarios como Rosa Luxemburgo y sus compañeros en la fallida
revolución alemana de 1919. Eso es cierto, dijo Trotsky. El frente único sobre
reivindicaciones concretas es para arrebatarles en el mismo proceso de lucha el control que
ellos tienen sobre los trabajadores organizados.

Mariátegui promueve el frente único de acuerdo a las especificidades de la realidad peruana


en la que no existía un partido de "izquierda", menos un partido obrero ni un reformismo
como movimiento político, mientras que el anarcosindicalismo, sin claudicar, estaba en
retroceso, cediendo posiciones a la prédica socialista enarbolada por Mariátegui y Haya de
la Torre. En este contexto el frente único que promueve Mariátegui es netamente proletario,
sin descartar, como expresaría a finales de la década, un frente más amplio sobre
reivindicaciones concretas con posiciones burguesas nacionalistas.

Lo primero que hizo Mariátegui es definir lo que es el frente único en 1924: "Preconizar el
frente único, no es, pues, preconizar el confucionismo ideológico. Dentro del frente único
cada cual debe conservar su propia filiación y su propio ideario... Pero todos deben
sentirse unidos por la solidaridad de clase, vinculados por la lucha contra el adversario
común, ligados por la misma voluntad revolucionaria, y la misma pasión renovadora87".

En su mensaje al primer congreso obrero (1927), en tanto uno de los ejes de la política
proletaria, Mariátegui precisó que el marxismo: "No es, como algunos erróneamente
suponen, un cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas
históricos y todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la entraña misma de la
historia. El marxismo en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el ambiente,
sobre el medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades. Por eso, después de más de
medio siglo de lucha, su fuerza se exhibe cada vez más acrecentada88".

En el mismo mensaje explicó que el sindicalismo revolucionario preconizado por Sorel, del
que en el Perú sólo conocen los adjetivos (en clara alusión a los anarco sindicalistas) dijo
que no reniega del marxismo sino que "lo completa y lo amplía". Y que en Europa luego de
la guerra mundial el sindicalismo inspirado por Sorel ha envejecido. Una parte ha
engrosado las filas del reformismo y otra parte las filas del marxismo. "La oposición entre
socialismo y sindicalismo no existe más". Mariátegui llamaba a la unidad de clase
promoviendo la organización sindical más amplia en la que puedan dirimirse las
propuestas.

En 1929, en "Admonición del 1º de mayo89", además de la unidad sindical y de la unidad


clasista, Mariátegui menciona a la "vanguardia obrera" que debe "impulsar y dirigir la
organización del proletariado peruano". Lo último –vanguardia obrera- porque existía el
Partido Socialista fundado en 1928.
El Apra y Haya de la Torre.- Quijano se equivoca cuando dice que antes de 1928
Mariátegui formó un "frente con el nacionalismo democrático radical del APRA y Haya de
la Torre", porque el Apra como organización, menos como ideario al margen del
socialismo marxista no existía.

En 1924 desde Méjico Haya de la Torre llama a formar la Alianza Popular Revolucionaria
Americana (APRA) y en 1926 lo sintetiza en cinco principios.

1. - Acción contra el imperialismo yanqui.

2. - Por la Unidad Política de América Latina.

3. - Por la nacionalización de tierras e industrias.

4. - Por la Internacionalización del Canal de Panamá y

5. - Por la Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

Mariátegui aceptó el planteamiento de Haya de la Torre y en 1926, al fundar la revista


"Amauta", lo pone al servicio del proyecto. Sin embargo, el Apra no tuvo organicidad en el
Perú, -con alguna que otra excepción como la célula del Cuzco- pero sí estuvo activo con
células en algunas ciudades del extranjero formado por exiliados peruanos, entre ellas,
Méjico, Buenos Aires, París, La Paz.

La principal razón para que en el Perú el Apra no tenga organicidad, era que Haya de La
Torre estaba desterrado y Mariátegui por esa época (hasta 1927) -en una posición muy
singular- tenía más confianza en las organizaciones sindicales, y con una mentalidad
"espontaneista", pensaba que la lucha directa de los pueblos llevaría al socialismo o en todo
caso empujaría a organizaciones pequeño burguesas para que enrumben el movimiento al
socialismo, poniendo como ejemplos a China y Méjico. Al fracasar esos movimientos se
produce una ruptura radical en el pensamiento de Mariátegui, que extrae la conclusión de
que es necesario un partido revolucionario de claros principios marxistas, ya que las
organizaciones pequeño burguesas, atrapadas entre el imperialismo y el pueblo, a la final
optan por el imperialismo. Aclaremos que la posición de Mariátegui es contraria a la
estalinista que para China proponía un desarrollo capitalista.

Es la época en que Mariátegui critica el himno a la internacional porque comienza haciendo


referencia a "los pobres del mundo" en vez de la clase obrera y critica a intelectuales como
Barbusse que no saben lo que es el marxismo por que hablan de una masa de "pobres",
"ilotas", "miserables", "parias", "humillados"… sin comprender la función revolucionaria de
la clase obrera90.

Se entiende también su radical crítica a Haya de la Torre que reivindica las direcciones
"pequeño burguesas" del proceso chino y mejicano, intentando formar un Kuomingtang
latinoamericano luego que esa organización en 1927 había asesinado a miles de obreros,
campesinos y estudiantes.
En tanto no existe el Apra en forma orgánica, en 1928 Haya de la Torre, en vez de su
proyecto de un frente único, intenta fundar un "Partido Nacionalista" lanzando
prematuramente desde el extranjero su candidatura a la presidencia de la república, lo que
es rechazado por Mariátegui como "caudillismo pequeño burgués", proponiendo como
alternativa el proyecto inicial para formar un gran frente: el Apra. Ese año Mariátegui funda
el Partido Socialista y el quincenario "Labor", y en 1929 la Confederación General de
Trabajadores del Perú (CGTP).

Partido Socialista.- El Partido Socialista fundado en 1928 se reclamaba de obreros y


campesinos, en tanto la clase obrera y los campesinos (en particular de las comunidades
andinas), eran pilares en el proyecto socialista. Esta propuesta de partido en Mariátegui era
diferente a la propuesta estalinista que entre 1926 a 1928 también promovía partidos de
obreros y campesinos pero delimitaban la revolución dentro de los marcos burgueses para
desarrollar el capitalismo.

Siguiendo la tradición teórica del marxismo, para Mariátegui los campesinos, con intereses
dispersos, no tienen política coherente para transformar y dominar el conjunto de la
sociedad bajo sus intereses. Poniendo de ejemplo Europa feudal escribe que las revueltas
campesinas expresadas en "jacqueries" no pusieron en tela de juicio la feudalidad. Para que
esto suceda fue necesario el liberalismo y el liderazgo de la burguesía. Distinto fue el caso
de Rusia en el siglo veinte donde la liberación de los campesinos de la servidumbre fue
parte del proceso de la revolución socialista hegemonizada por la clase obrera: "Dirigidas y
actuadas por la burguesía urbana y el proletariado urbano, una y otra revolución han
tenido como inmediatos usufructuarios a los campesinos. Particularmente en Rusia, ha
sido ésta la clase que ha cosechado los primeros frutos de la revolución bolchevique,
debido a que en ese país no se había operado aún una revolución burguesa que a su tiempo
hubiera liquidado la feudalidad y el absolutismo e instaurado en su lugar un régimen
demoliberal91". Este es uno de los textos más notables de Mariátegui y de la teoría
marxista en el siglo veinte.

Entre otras peculiaridades de los países andinos era la presencia de las comunidades
indígenas que serían bases para una colectivización del campo "saltándose" la etapa
capitalista.

Mientras vivió Mariátegui el estalinismo no prosperó en el Perú, y Haya de la Torre, sin


organización que lo representara, lanza su candidatura a la presidencia a nombre de un
inexistente "Partido Nacionalista". Mariátegui a la vez que funda el Partido Socialista,
insistía en la propuesta inicial de formar un Apra frente único.

"Polémica" Haya Mariátegui.- En la "polémica" entre Mariátegui y Haya de la Torre


resalta el carácter que debió adquirir el Apra: un gran frente, como la propuesta inicial, o un
partido como intentaba después Haya de la Torre, que se niega llamarse en público
socialista, pero al dirigirse por carta a sectores radicales se reclama marxista y hasta habla
de la dictadura de obreros y campesinos. Mariátegui reclamaba revolución socialista, Haya
de la Torre revolución social. Si bien es cierto que Haya de la Torre había reivindicado a
los sectores medios, carecía de ideología coherente. Esta surge en lo fundamental en la
campaña electoral de 1931. El Apra se funda el año 1930 después de muerto Mariátegui,
siendo su primer Secretario General Luis Eduardo Enríquez que renuncia en 1948
denunciándolo como la estafa política más grande en América Latina conforme al título de
su libro publicado en 1951. La ideología aprista aparece en la campaña electoral de 1931 en
la cual Haya de la Torre fue candidato, y encuentra mayor precisión en "El
Antiimperialismo y el Apra" supuestamente escrito en 1928, se imprime por primera vez en
Santiago de Chile el año 1936. En la llamada "polémica" con Mariátegui, Haya de la Torre
no hace mención a este libro, menos a sus principios.

Sobre el proceso chino Mariátegui no sigue la línea de la Tercera Internacional estalinista


que promovía bajo la dirección del Kuomingtang una revolución para desarrollar el
capitalismo. Contrariamente a ello, Mariátegui esperaba que el pueblo armado empuje a la
dirección del Kuomingtang hacia el socialismo. Para el proceso revolucionario mejicano
Mariátegui decía igualmente que se inscribe en la estrategia socialista. En una época como
1926, llegó a escribir: "Las formas políticas y sociales vigentes en Méjico no representan
una estación del liberalismo sino del socialismo92".

Ante el fracaso de estos procesos, Mariátegui extrae la conclusión de que los movimientos
pequeño burgueses, atrapados entre el imperialismo y el pueblo, a la final optan por el
imperialismo por lo que es necesario un partido de claros principios socialistas.

"Marxismo Leninismo"
En ciertos ambientes intelectuales reclamados marxistas, la degradación de las ideas de
Federico Engels se ha convertido en una moda, lo que no quiere decir que los fundadores
del socialismo científico estén excentos de errores, entre ellos, hasta mediados del siglo
diecinueve, sobre el papel supuestamente "civilizador" de los países "adelantados" a los
"atrasados", con lo que, entre otras cosas, justificaron la invasión y usurpación de territorios
mejicanos por parte de Estados Unidos en 1847. Con la misma mentalidad Marx escribió
una violenta crítica al libertador Simón Bolívar93. Estos episodios fueron superados a partir
de la década del sesenta del siglo diecinueve por parte de Marx y Engels, pero por
ignorancia y mala fe se los sigue mencionando como adscritos a la teoría marxista.

La primera internacional fue hegemonizada por anarquistas como Bakunin y Prohudon, y


reformistas como Lasalle, la segunda internacional impulsa la organización del movimiento
obrero pero adquieren primacía tendencias reformistas, destacando la labor de Bernstein
que se preocupaba por las reivindicaciones inmediatas olvidándose de la lucha por el
socialismo, y por Carlos kautsky que se postraba ante todos los acontecimientos.
Delimitaron el socialismo a los países europeos, a lo que Mariátegui diría a la "raza
blanca", auto considerados "civilizadores" del planeta, relegando a los pueblos de "color" a
luchar por el desarrollo del capitalismo, para que en una época no precisada, venga el
socialismo. Una política claramente eurocéntrica.

Contrariamente a ello, desde su fundación en 1919 hasta su cuarto congreso (1922), la


Tercera internacional promovía la revolución socialista mundial entendiendo que el proceso
revolucionario iniciado con el triunfo de la revolución rusa de 1917 se iría extendiendo, en
palabras de Lenin, por los eslabones más débiles del sistema capitalista mundial, sea un
país imperialista o una semicolonia o colonia, un país "adelantado" o "atrasado", porque en
el sistema mundial de desigualdades y combinaciones el atraso y el adelanto forman una
unidad, una sola estructura.

La reacción estalinista volvió hacer la delimitación entre países "maduros" e "inmaduros"


para el socialismo, por lo que en colonias y semicolonias se realizaría una revolución por
etapas, la primera democrático burguesa acaudillada por una burguesía nacional
"revolucionaria", aunque pudieron desechar a la burguesía nacional durante su periodo
ultraizquierdista (1928-1933), pero la revolución dirigida por la alianza de obreros y
campesinos seguía siendo democrática burguesa para desarrollar el capitalismo. La razón es
porque consideraban a los territorios de Indoamérica como precapitalistas, semifeudales y
era imposible saltarse la etapa capitalista, para que advenga el socialismo. Contrario al
estalinismo, Mariátegui vio que de las contradicciones de clases en una sociedad
precapitalista ("semifeudal") como la peruana, la revolución para triunfar adquiere carácter
socialista.

Entre otros textos, para legitimar el eurocentrismo hacían referencia al Prólogo a la primera
edición de El Capital (1967) donde Marx dice: "Los países industrialmente más
desarrollados no hacen más que poner delante de los países menos progresivos el espejo
de su propio porvenir". La referencia es al proceso de evolución del capital de su fase
precapitalista a la capitalista sobre lo cual Trotsky –conforme mencionamos anteriormente-
dijo que esa frase no debe aceptarse literalmente porque "Sólo una minoría de países ha
realizado completamente esa evolución sistemática y lógica desde la mano de obra, a
través de la manufactura doméstica hasta la fábrica, que Marx sometió a un análisis tan
detallado", mientras que en la mayoría de países: "El capital comercial, industrial y
financiero invadió desde el exterior a los países atrasados, destruyendo en parte las formas
primitivas de la economía nativa y en parte sujetándolas al sistema industrial y bancario
de Occidente… las colonias y semicolonias se vieron obligadas a prescindir de las etapas
intermedias, apoyándose al mismo tiempo artificialmente en un nivel o en otro".

Sin embargo, la frase de Marx también se refiere que en todo el mundo, con sus respectivas
especificidades, para que advenga el capitalismo es necesario la separación del productor
directo –por ejemplo el campesino de su propiedad sobre la tierra, el artesano de sus
herramientas- no quedándoles más que su fuerza de trabajo –su capacidad corporal mental-
y para sobrevivir tienen que venderlo a cambio de un salario. Los que no encuentran
ocupación forman el ejército industrial de reserva. Proceso que en palabras de Marx es
parte de la acumulación originaria del capital que se despliega en la heterogeneidad
mundial de desigualdades y combinaciones.

El pensamiento de Marx es contrario al evolucionismo propio del "materialismo burgués"


que se postra ante los hechos y las cosas. La osadía del pensamiento de Marx y Engels
vislumbraron para un país pre capitalista como Rusia de la segunda mitad del siglo
diecinueve, una revolución socialista basada en las comunidades campesinas subsistentes
desde la antigüedad, que con ayuda de la ciencia y la técnica se saltarían "las fatales
vicisitudes del régimen capitalista".
Desde la década del sesenta del siglo diecinueve, no existe en los fundadores del socialismo
científico el "dualismo" que según Germaná y Quijano sirvió de sustento al "marxismo
leninismo". Marx y Engels reconocieron el papel progresivo del capitalismo pero no lo
colocaron como la cúspide del bienestar humano, sino al contrario, hicieron ver su proceso
deshumanizante y a la vez resaltaron el legado y las virtudes de las sociedades que lo
antecedieron, en especial, las más primigenias. El estudio de Federico Engels sobre "El
origen de la familia, la propiedad privada y el estado" cuya primera edición fue en 1884,
desde la primera a la última página, es una crítica a los "civilizados" que con todas sus
creaciones deshumanizan la vida, y en contrapartida presenta a pueblos ubicados en el
periodo de la "barbarie" que sin reyes, sin soldados, sin cárceles, vivieron en mejor armonía
con sus semejantes y con la naturaleza, destacando asimismo su destreza individual. Como
ejemplo de lo último menciona a culturas sobrevivientes de la antigüedad que en la segunda
mitad del siglo diecinueve en Africa, cuando aún no han sido degenerados por los europeos,
se enfrentan a los "blancos" y corren 24 horas a mayor velocidad y a mayor trayecto que un
caballo.

Stalin definía a la nación como "una comunidad humana estable, históricamente formada
sobre la base de comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología,
manifestada ésta en la comunidad de cultura (…) Es necesario subrayar que ninguno de los
rasgos indicados, tomado aisladamente, es suficiente para definir la nación. Más aún:
basta con que falte aunque sea uno de éstos rasgos, para que la nación deje de serlo94".

La falacia de este dogma salta a la vista porque –para poner un ejemplo- es difícil
mencionar una "comunidad humana estable", incluso para los países europeos que en la
primera mitad del siglo veinte fueron protagonistas de dos guerras mundiales y el nazi
fascismo con cien millones de muertos, o la revolución y contrarrevolución en Europa del
Este. Cuando Stalin escribe lo anterior (1913) el sistema mundial en su fase decadente
extrema los males del capitalismo y precapitalismo acrecentando la lucha entre clases y
entre intereses económicos concurrentes. Uno de los ideólogos de la burguesía, Hobbes,
cuando el capitalismo estaba en ascenso había reconocido que éste régimen se rige
mediante la lucha de todos contra todos.

Nada de lo que dice Stalin sobre la nación se encuentra en la obra de Marx y Engels, que en
el siglo diecinueve, representando la vertiente libertaria de la modernidad -cuando la
burguesía y el estado nación capitalista se consolidaban de modo diverso en Europa
Occidental-, con su estrategia de revolución permanente, intentaban superar el capitalismo.

Una visión totalmente opuesta a la estalinista tenía Mariátegui95, argumentando que en


colonias y semicolonias el capitalismo –en tanto es impulsado por intereses imperialistas-
además de colonizar la economía, no unifica un territorio sino que lo segmenta por la forma
de incrustarse para extraer materias primas, conectándose directamente al exterior. Para el
caso de Europa diferenciaba el proceso occidental (Inglaterra, Francia) del proceso oriental
(Rusia), diferentes a los procesos en territorios andinos de América y diferente a pueblos
"orientales", a los que se agregan pueblos sin territorio como los hebreos. El proceso
cultural es más heterogéneo que el económico.
El origen del estalinismo, más que en dogmas, se tiene que interpretar de acuerdo a las
contradicciones sociales en una revolución en la que la burocracia se eleva por encima del
pueblo, base sobre la cual se consolida el poder estalinista, desfigurando el marxismo de
acuerdo a su conveniencia y según coyunturas, para así legitimarse.

Quijano no hace diferencias entre las vertientes que reivindican a Stalin. La ligada a Moscú
que lo critica por el "culto a la personalidad" es la más conservadora en postrarse ante la
burguesía nacional en el proceso revolucionario, mientras la ligada a China es más crítica,
incluso llegando al ultraizquierdismo.

Los líderes chinos –si bien decían reivindicar los aciertos de Stalin- lo criticaron por
impartir "malos consejos96" en las décadas veinte, treinta y cuarenta, es decir, en todo el
proceso revolucionario. Esos malos consejos eran sobre cuestiones estratégicas y por tanto
fundamentales, que en las décadas treinta y cuarenta –eso dicen- Mao Tse Tung y Liu Shao
Chi lograron corregir, mientras que Chen Tu-siu no los corrigió en la década de veinte.

Es sabido que el fundador del comunismo chino y principal propagador del marxismo en
Asia en las tres primeras décadas del siglo veinte, Chen Tu-siu, dijo que la derrota de la
revolución china (1925-1927) fue porque Moscú impuso una estrategia equivocada, por lo
que fue expulsado del partido y de la Tercera Internacional. Se volvió Trotskysta.
Encarcelado por el Kuomingtang, durante la guerra contra Japón fue liberado y desterrado,
falleciendo en 1942.

En 1937, mientras el estalinismo asesinaba a trotskistas y junto a ellos a la plana mayor


bochevique, en una entrevista, Mao Tse Tung reconocía a Chen Tu-siu, junto a Li Ta Chao,
"ambos considerados entre los… intelectuales más brillantes de China", como sus maestros
que lo inclinaron al marxismo. Critica a Chen por no escuchar su propuesta (de Mao) sobre
la problemática del campo en 192697. Li Ta Chao fue asesinado en 1927 por las fuerzas
reaccionarias del Kuomingtang de Chiang kai Shek, al mismo que en 1926 Stalin lo había
distinguido como "miembro honorario" de la Tercera Internacional.

En la historia oficial del comunismo chino, Chen Tu-siu es presentado como "oportunista
de derecha" por no saber corregir los malos consejos de Moscú. Según uno de los primeros
biógrafos europeos de Mao Tse Tung, Robert Payne, el principal promotor del marxismo
chino, Chen Tu-siu, entre otras contribuciones, fue el creador del término "nueva
democracia", así como el método de impartir orientaciones en forma de decálogos que los
retomó Mao Tse tung con gran éxito en todo el proceso revolucionario. El historiador
polaco Isaac Deutscher98, -conocido biógrafo de Trotsky- comenta que Mao Tse Tung no
se enfrentó directamente a Moscú como lo hizo Chen Tu-siu, sino que fungió seguir la línea
oficial pero en la práctica hacía lo contrario. Añadamos que las presiones del estalinismo
para subordinarse al kuomingtnag también fueron contrarrestadas por el ímpetu
revolucionario del pueblo chino que empujaba a medidas radicales, en especial en la
reivindicación de propiedad de la tierra y en la baja de los arriendos de la misma, a lo que
se agrega la mentalidad patriótica y nacionalista que atravesaba los diversos sectores
sociales. Un ejemplo de lo último es cuando los japoneses invaden territorio chino y los
comunistas, casi aniquilados, llaman a la unidad nacional contra los invasores. Chiang kai
Shek, jefe del Kuomintang se niega a la unidad con los que siempre llamó "bandidos",
produciéndose una rebelión de generales y oficiales de alto rango del Kuomingtang que
apresan a su jefe Chiang kai Shek y en juicio sumario lo condenan a muerte. Por presión del
estalinismo Mao Tse Tung intercede para salvarlo, con la promesa que se hará la unidad
con los comunistas. El episodio ocurrido en diciembre de 1936 es conocido como
"incidente de Sian". Mientras el estalinismo condenó a los rebeldes acusándolos de un
complot de pro japoneses actuando por puro "agravio personal", Mao Tse Tung también
alega un complot de reaccionarios pro japoneses dentro del Kuomingtang, pero,
irónicamente, ese complot era por mediación de generales que él (Mao) reconoce como
patriotas99. Durante la guerra contra Japón, no obstante la "alianza", Chiang Kai Shek no
dejaba de enviar acciones punitivas contra las zonas liberadas y los comunistas, conforme a
las quejas de Mao Tse Tung.

Contrariamente a sus "seguidores" escolásticos que lo presentan infalible desde el inicio de


la revolución –incluso desde la década del veinte-, en 1962 Mao reconoce que recién desde
1935, los comunistas chinos van tomando conciencia de la estrategia que seguiría la
revolución en base a las peculiaridades chinas, parte integrante de la realidad mundial.
Sobre los consejeros internacionales (no los nombra pero se trata de los emisarios de Stalin)
dice: "Esos camaradas no conocían, o no conocían perfectamente, la sociedad china, la
nación china y la revolución china. Si incluso nosotros mismos estuvimos durante largo
tiempo sin conocer bien el mundo objetivo de China, ¿qué decir de los camaradas
extranjeros?".

"Fue en el periodo de la Guerra de Resistencia contra el Japón cuando elaboramos una


línea general del Partido y una serie completa de políticas específicas que se ajustaban a
la situación real" (...) "Si alguien afirmara que tal o cual camarada, digamos, un
camarada del Comité Central o yo mismo, ya conoce desde un comienzo las leyes de la
revolución china en su totalidad, creo que sería una exageración, a la cual ustedes no
deben darle crédito en modo alguno, pues no hay tal100".

Esto demuestra que en el periodo 1927 a 1935, de gran ofensiva reaccionaria, la


interrogante era ¿Qué hacer?, intentando más que todo, sobrevivir, que lo lograron con la
larga marcha.

El triunfo de la revolución china en 1949 fue contra los designios estalinistas. Cuando se da
la ruptura chino soviética desde finales de la década del cincuenta, analizando los
"Problemas económicos del socialismo en la URSS" de Stalin, Mao101 critica (en 1958) el
conjunto de la propuesta, porque solo ve la industria pesada marginando la industria liviana
y la agricultura, por lo que "camina con una sola pierna". De modo más categórico: "Stalin
sólo destaca la tecnología y los cuadros técnicos. No quiere sino la técnica y los cuadros.
Ignora la política y las masas. En esto también camina con una sola pierna". Sobre el
escrito de Stalin: "Los problemas económicos del socialismo en la URSS", entre otras
críticas, Mao Tse Tung en 1959 dijo: "No toma en consideración al hombre. Ve las cosas
pero no al hombre".

Más que con los "revisionistas" soviéticos, en el terreno de la economía, Mao ajusta cuentas
con Stalin, aclarando que el "modelo chino" es mejor. En el mismo texto, cuando el
"Manual de Economía Política de la URSS" (del año 1959) hace suyo el criterio de Stalin
de que en Rusia la revolución burguesa fue realizada por la burguesía en la primera etapa
de la revolución, Mao Tse Tung dice que lo realizaron los bolcheviques. Es decir, las
reivindicaciones burguesas y socialistas se combinaron.

Con la ruptura, la URSS y China se ufanaban estar a la vanguardia de la construcción no


sólo del socialismo en un sólo país, de por si anacrónico, sino también de su fase superior,
del comunismo. Una cosa es que un país comience la edificación socialista desde el plano
nacional pero su plena realización solo es posible en un orden nuevo, en un sistema nuevo,
que reemplace al sistema capitalista.

El "comunismo en un solo país", más el criterio de catalogar a la unión Soviética (social


imperialismo) como el enemigo principal y la política cultural adoptada del estalinismo,
condujo al maoísmo a su bancarrota como corriente revolucionaria, que en la década del
setenta ya se sustentaba en la teoría de los tres mundos: el primero formado por las
superpotencias imperialistas –EEUU, Rusia- como enemigo principal, Europa, segundo
mundo, y el tercer mundo formado por Asia, Africa y América Latina. La estrategia
consistía en la alianza del tercer y segundo mundo (el "campo") contra las super potencias
(las "ciudades"), con lo cual la lucha entre clases se dejaba de lado.

Nota sobre la "colonialidad del poder" de Anibal


Quijano
La colonialidad del poder está expuesto en el texto "Colonialidad del poder,
eurocentrismo y América Latina", y se fundamenta en la "racialización" de las relaciones
sociales, es decir, en la ideología racista surgida al mismo tiempo que el capitalismo, para
justificar el colonialismo que sobrevive en la actualidad. Lo cual lo podemos sintetizar:

Con el descubrimiento y conquista de América se forma el sistema mundo capitalista


"colonial/moderno y eurocentrado como un nuevo patrón de poder mundial", que se funda
principalmente en la idea de raza, "una construcción mental que expresa la experiencia
básica de la dominación colonial y que desde entonces permea las dimensiones más
importantes del poder mundial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo".

En el sistema mundo colonial moderno eurocentrado en el que América resulta "la primera
id-entidad de la modernidad" y Europa la segunda, se articulan "todas las formas históricas
de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos, en torno del capital y del
mercado mundial".

Cuestiones de terminología.-Desde el siglo diecinueve se generaliza en las ciencias


sociales y en el marxismo el concepto de sistema mundial o sistema capitalista mundial,
que se origina con el descubrimiento y conquista de América y la dominación colonial de
los europeos al resto de países del mundo, cortándoles toda posibilidad de evolución
autónoma, erosionando y transformando las diversas formas de vida para adecuarlas a la
acumulación de capital y a los intereses de los conquistadores englobándolos en un sólo
devenir. A este proceso, -conforme mencionamos en páginas anteriores-, Trotsky en el
siglo veinte dio el nombre de "ley del desenvolvimiento desigual y combinado"., teniendo
entre sus antecesores a los fundadores del socialismo científico. Lo extraño es que Quijano
los ignore, presentando su propuesta como original, cuyos primeros elementos de análisis
en las ciencias sociales habrían surgido luego de la segunda guerra mundial (1939-1945)
con las categorías de "heterogeneidad estructural" y "dependencia". El término sistema
mundo capitalista utilizado por Emmanuel Wallerstein, hace referencia a lo mismo, es decir
a la existencia de un sistema mundial único basado en las desigualdades, combinaciones y
coexistencia de las más diversas formas incorporadas a la acumulación del capital.
Wallerstein también se ufana ser creador del término "espacio tiempo histórico", porque
probablemente ignora que el fundador del Apra Víctor Raúl Haya de la Torre103 lo puso en
agenda en las décadas del treinta y cuarenta del siglo veinte en América Latina, pero no es
invención de Haya de la Torre, porque –además de nombrar a Einstein- nombra autores
europeos que usaban ese término. Lo extraño es que en amplios sectores académicos de
América Latina den la patente a Wallerstein. Luego, al "sistema mundo" se agregó algo
más original: "colonial/moderno y eurocentrado" en el que toma relevancia la subjetividad
colonialista racial.

Capital y precapitalismo.- En el sistema mundo colonial moderno eurocentrado en el que


América resulta "la primera id-entidad de la modernidad" y Europa la segunda, se
articulan "todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus
productos, en torno del capital y del mercado mundial".

Actualmente, siglo veintiuno, es enteramente cierto que dentro del sistema capitalista
mundial (o del sistema mundo colonial eurocentrado) se articulan "todas las formas
históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos, en torno del capital y
del mercado mundial". El problema es cuando no se tiene en cuenta su génesis y desarrollo,
donde al inicio lo articulaba el capital comercial, con formas precapitalistas con gran
autonomía, y siglos después, el capital industrial-financiero. Que el Fondo Monetario
Internacional y el Banco mundial se crearan recién en 1944 y al mismo tiempo se acordara
la creación de la Organización Mundial de Comercio que recién se hizo efectivo en 1995,
no se debe a que Francisco Pizarro o más tarde el Virrey Abascal olvidaron implementarlo,
sino a razones de desenvolvimiento y desarrollo del capitalismo que en tiempos de Pizarro
no existía y en 1944 ya estaba en decadencia.

De acuerdo con la concepción marxista, la economía es una relación social entre clases
dominantes y dominadas por mediación de cosas, de medios de vida, de mercancías, de
capital… La esclavitud es la relación social entre amos y esclavos, la servidumbre entre
señores y siervos, el salario entre burgueses y proletarios. Los que no tienen en cuenta las
clases sociales presentan las cosas al revés, como si el capital (o las cosas) –en sus diversas
modalidades- devinieran al margen o por encima de las relaciones humanas, en una
concepción "materialista" semejante al escolasticismo religioso según el cual el mundo
creado por Dios y el ser humano es una de sus creaciones.

El capital ya existía –en su modalidad comercial y usurario- en sociedades de amos y


esclavos, de señores y siervos…, pero sólo alcanza plenitud con el desenvolvimiento
capitalista, donde todo se convierte en capital, donde todo es valorizado de acuerdo a un
criterio de ganancia, de acumulación, incluyendo la fuerza de trabajo humana convertida en
mercancía.
Volvamos a recordar cuando Mariátegui en los "7 Ensayos…", acorde a la concepción
marxista, decía que el capital comercial y usurario datan de tiempos antiguos y no implican
capitalismo, y además, la aparición de la burguesía antecede al capitalismo y a la sociedad
burguesa: "así como socialismo no es la misma cosa que proletariado, capitalismo no es la
misma cosa que burguesía. La burguesía es la clase, el capitalismo es el orden, la
civilización, el espíritu que de esta clase ha nacido. La burguesía es anterior al
capitalismo. Existió mucho antes que él, pero sólo después ha dado su nombre a toda una
edad histórica".

El "descubrimiento" de América data de 1492 y el capitalismo –en tanto relación social


entre burguesía (capital) clase obrera (trabajo)- se consolida en Europa Occidental (y
Estados Unidos de Norte América) en el transcurso de los siglos dieciocho y diecinueve, y
en el resto del mundo en el siglo veinte.

La burguesía (europea) surge en el seno del feudalismo pero no puede hacerse del poder
político que está en manos de la aristocracia feudal. Como fruto de esa contradicción
surgen las monarquías, inclinándose a uno u otro bando (aristocracia o burguesía), que
tienden a centralizar el poder y a integrar un territorio, según las coyunturas, siendo las más
reaccionarias, la de España y Rusia. Mientras en Europa comienza aparecer la explotación
del trabajo basado en el salario, en las colonias la explotación se basa en las más dispares
formas precapitalistas.

Quijano dice haber "descubierto" que dentro el sistema mundial no existe continuidad entre
esclavismo feudalismo capitalismo porque forman una sola estructura en torno a la
acumulación de capital, lo cual es cierto, y fue expuesto por Marx y Engels en el siglo
diecinueve, y a inicios del siglo veinte tuvo, entre otros, a Trotsky y Rosa Luxemburgo
como sus principales continuadores, pero también es cierto que en el pasado –antes de la
formación del sistema mundial- esa "continuidad" (esclavismo feudalismo capitalismo)
podría limitarse al área europea colindante con el mediterráneo.

Cuanto más nos remontamos al pasado debemos admitir que han coexistido en el planeta
culturas (o sociedades) y luego sistemas socio culturales con diversidad de relaciones
sociales y modos de vida, ignorándose mutuamente o en incipiente contacto, evidenciando
un desarrollo autónomo, paralelo y desigual. En caso haya interferencia externa, es mínima,
de modo que no influye de manera decisiva en su devenir. Es difícil por no decir imposible
–en ese contexto- que el devenir andino se haya proyectado de modo similar a Europa.
Hasta ahora no logran encajar a la sociedad inca en ninguno de los "modelos" surgidos en
otras latitudes.

La formación del sistema mundial dominado por Europa corta a los demás pueblos su
evolución autónoma. Volvamos a repetir las palabras de Trotsky que Quijano pretende
ignorar: "El capitalismo prepara y, hasta cierto punto, realiza la universalidad y
permanencia en la evolución de la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que
se repitan las formas evolutivas en las diversas naciones". Y también repitamos lo que
Engels escribió en 1890 como Prefacio para la edición alemana del Manifiesto Comunista,
señalando la simultaneidad de las diversas fases del devenir en un solo medio histórico que
concentra todas las contradicciones: "Allí donde la situación es tan tensa, donde los
elementos revolucionarios se han juntado a tal grado, donde la situación económica de la
inmensa masa de la población se vuelve día a día más insoportable, donde todas las fases
del desarrollo están representadas, desde la comunidad primitiva hasta la gran industria
moderna y la alta finanza, y donde todas estas contradicciones las mantiene unidas un
despotismo sin par, un despotismo que se hace cada vez menos tolerable para una juventud
que reúne en sí la intelectualidad y la dignidad nacionales una vez iniciado el 1789, no se
hará esperar el 1789".

Racismo y capitalismo.- Ahora veamos la propuesta más original de Quijano: Con el


descubrimiento y conquista de América de América se forma el sistema mundo capitalista
"colonial/moderno y eurocentrado como un nuevo patrón de poder mundial", que se funda
principalmente en la idea de raza, "una construcción mental que expresa la experiencia
básica de la dominación colonial y que desde entonces permea las dimensiones más
importantes del poder mundial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo".

Es un lugar común decir que el racismo surge al mismo tiempo que las conquistas
modernas y el capitalismo, a lo cual agreguemos que constituye uno de los pilares de la
modernidad en su vertiente conservadora, para diferenciarlo de la modernidad libertaria que
surge al mismo tiempo.

Arnold Toynbee escribía que en Europa -antes del descubrimiento de América- se hacía la
distinción entre cristianos (creyentes) y paganos ("gentiles", no creyentes). Las luchas y
conflictos entre clases y de pueblos contra pueblos se legitimaban en nombre de la
conversión de los paganos y persecución de las herejías, por lo cual se incluía a toda la
humanidad como merecedores a la "conversión", a la "salvación", en tanto renuncien a las
creencias paganas y se conviertan a la religión oficial. En el mundo musulmán -explica- ha
sobrevivido esa mentalidad, con los conflictos entre "creyentes" y "no creyentes". Con la
concepción racista (moderna), una parte de la humanidad, las "razas de color", quedan por
siempre en calidad de inferioridad frente a la "raza blanca", ya que el fundamento de la
distinción está en el cuerpo. El racismo, concluye Toynbee, es peor que el criterio de
discriminación religiosa, ya que se fundamenta en supuestos rasgos biológicos genéticos,
siendo por esto el prejuicio racial, una "reflexión seudo intelectual de los sentimientos
raciales de Occidente104".

Quijano plantea que el mundo colonial moderno eurocentrado se fundamenta y organiza de


acuerdo a criterios raciales, incluyendo la explotación del trabajo, por lo que en siglos
pasados en Europa, adscrito a la "raza" blanca, surge el trabajo pagado en su forma salarial,
mientras en las colonias donde están las "razas de color", el trabajo adquiere formas "no
salariales". Esto es cierto, pero argumenta que la causa no es económica sino subjetiva,
ideológica, porque "los futuros europeos asociaron el trabajo no pagado o no-asalariado
con las razas dominadas, porque eran razas inferiores". El establecimiento de relaciones
salariales en las colonias pudo ser "más beneficioso para los europeo-occidentales".

En sociedades de estamentos y castas el lugar que se ocupa en la jerarquía social debe


mostrarse públicamente mediante símbolos comenzando por la vestimenta, usos y
costumbres. Uno de los distintivos de las clases o castas dominantes era el ocio, mientras el
trabajo era para la plebe. Esa mentalidad estamental, de casta (precapitalista), precede al
criterio racista y lo otorga mayor legitimidad en asociar el trabajo no pagado con las "razas
inferiores" que, contrariamente a la afirmación de Quijano, resultaba más beneficioso
económicamente para los europeos occidentales, en todos los aspectos.

Cuestión distinta es cuando en el devenir de centurias, por las mismas contradicciones del
proceso económico social, ciertas formas de explotación del trabajo dentro del sistema
mundial se vuelven anacrónicas, representando sectores arcaicos, como el caso de las
formas serviles en la segunda mitad del siglo veinte en el Perú usufructuado por gamonales
que formaban parte del poder oligarca que se resistía a una reforma agraria, cuando otros
sectores –incluso imperialistas por razones económicas y de seguridad- apoyaban. Todo
este proceso está atravesado por lo que Mariátegui denominó dualidad racial cultural
surgida con la conquista, por lo que a la explotación de clase se agrega la opresión racial
cultural, se trate de la explotación del trabajo en su forma salarial, servil o esclavista.

Más coherente es pensar que el prejuicio racial surge como mentalidad e ideología para
justificar y legitimar a posteriori actos de genocidio, barbarie y crueldad de los
conquistadores contra los conquistados y que se prolonga a la actualidad, si tenemos en
cuenta que los habitantes de los primeros "mundos descubiertos" fueron mostrados en
Europa al margen de criterios raciales que surgen posteriormente con las conquistas y el
colonialismo basados en los peores actos de barbarie.

Ciro Flamarión Santana Cardosos105 indagando el criterio racista para legitimar la


esclavitud sobre los negros en América del Norte, cita a E. Williams cuando escribe: "La
esclavitud no surgió del racismo. El racismo ha sido más bien la consecuencia de la
esclavitud. La mano de obra forzada en el Nuevo Mundo era morena, rubia, negra o
amarilla; católica, protestante o pagana". La razón de ser de la esclavitud negra, "es
económica y no racial, y no está ligada al color del trabajador sino al bajo precio de su
trabajo". Líneas después prosigue refiriéndose al esclavismo en América del Norte: "En
1950, Oscar y Mary Handlin presentaron la siguiente explicación: antes de 1660, blancos
y negros trabajaban como siervos, y el prejuicio aun no existía; luego, un lento proceso
condujo al sometimiento de los negros a la esclavitud. El prejuicio de color sólo
intervendría a posteriori, para justificar una situación de hecho. Este enfoque es
compartido por K.M. Stampp".

En Estados Unidos de Norteamérica la independencia del dominio de Inglaterra no cambió


las relaciones de explotación del trabajo esclavo sobre los afro norteamericanos legitimado
en el racismo porque en la declaración del los derechos del hombre y del ciudadano se
consideraba hombres y ciudadanos sólo a los "blancos".

La afirmación de que las relaciones salariales en las colonias pudo ser "más beneficioso
para los europeo-occidentales" carece de todo fundamento. Un régimen salarial (o no
salarial) en la explotación del trabajo no se crea por encargo, sino que es una relación social
que tiene su génesis y desarrollo, generalizándose en el siglo diecinueve en Europa y en el
veinte en el resto del mundo. Por eso los conquistadores europeos se valen (en siglos
pasados) de las más dispares formas de explotación precapitalista del trabajo. Y hasta en
nuestros días las formas precapitalistas en la explotación del trabajo -que coexisten y se
combinan con el régimen salarial- produciendo mercancías baratas que sirven para la
reproducción del obrero y su familia, coadyuvan a la baja de los salarios, acrecentando la
plusvalía para el capitalista.

La subjetividad, la mentalidad común, la cultura y tradiciones comunes pueden enaltecer o


degradar a un pueblo, pero inmersos en la totalidad, no pueden sustraerse a las
contradicciones entre clases sociales, entre estados, entre naciones, en que se fundamente el
sistema capitalista mundial. Los árabes, con miles de años de tradiciones culturales
comunes, en lucha contra el sionismo, se dividieron por intereses económicos concurrentes,
lo que costó la vida en 1981 al líder egipcio Anuar el Sadat al que movimientos radicales
consideraron traidor, y se acentuó la opresión sobre los árabes palestinos.

El criterio racista tiene un papel fundamental en las conquistas y en la forma que adquiere
la explotación del trabajo como parte de múltiples determinaciones, destacando la posición
de dominados y dominantes en el engranaje del sistema mundial.

Mariátegui.- En nuestros estudio "Mariátegui o la revolución permanente" (1980),


expusimos que en la legitimación del dominio imperialista de Europa al resto del mundo,
además de la ideología demo liberal burguesa, Mariátegui hace incapié en la mentalidad
racista presente en la vida cotidiana y en la política oficial de los estadistas de la
democracia europea, lo que se hizo extensivo a las internacionales obreras que hablaban de
revolución pero lo limitaban a Europa, al "mundo blanco". La mentalidad racista
imperialista no hace distinción a la diversidad de las culturas sojuzgadas, tildándolas a
todas de "bárbaras", de "primitivas", mientras que los "civilizados" se circunscriben a
Europa. El punto de quiebre de toda esta concepción eurocéntrica para Mariátegui, está en
la revolución rusa y en la formación de la Tercera Internacional que Quijano lo ignora. La
única referencia que hace en el texto que analizamos (Colonialidad del poder…), es sobre
"El problema de las razas…" enviada a la conferencia de Partidos Comunistas de Buenos
Aires el año 1929, en la que además, Mariátegui tiene una posición diferente a la de
Quijano en tanto dice que el racismo es una ideología que utiliza el imperialismo para
legitimar una mayor explotación y opresión.

En las ciencias sociales peruanas el problema racial está presente desde su época
fundacional. Francisco García Calderón106 (1883-1953) en un escrito publicado 1907 dice
que "muchos sabios" americanos y europeos establecieron "comparaciones ingeniosas" de
las culturas de América con chinos, tártaros y mongoles, pero todo quedó en nada. Y Fidel
Vicente López en lo que García Calderón denomina "curioso libro", "Las razas arias del
Perú" (París, 1871), encontró "un cierto parentesco entre razas arias y peruanas; pero
Máspero destruyó esta opinión extremadamente curiosa y erudita". También menciona a
un "sabio" peruano, Pablo Patrón, que encontró analogía entre la lengua sumeria con el
quechua, aymara y otras lenguas de América antigua, lo mismo que similitud en la
mitología.

Lo que se pretendía era presentar a la autocracia dominante incaica como una "raza
superior", criterio que García Calderón comparte, para lo cual se basa en Prescott, que en su
"Historia de la conquista del Perú" (Lima, 1851), escribía que los cráneos del linaje de los
Incas "en lo que se refiere a inteligencia" mostraban "notoria superioridad sobre las otras
razas del país".
García Calderón elogia a los Incas como una autocracia creadora de una "admirable forma
de socialismo". Y para el desarrollo del Perú contemporáneo pone énfasis en la inmigración
europea.

La crítica radical al racismo empieza con Manuel Gonzáles Prada107 (1848-1918), que a
inicios del siglo veinte dijo que era una ideología que utilizan los "blancos" para su
dominio mundial. La "raza" como especie –escribió- es "una categoría subjetiva" sin valor
científico que sirve para justificar la explotación y opresión sobre las mayorías del planeta.
Con el criterio de la existencia de razas superiores e inferiores se pretende justificar el
"gobierno del planeta" por los "blancos" y el exterminio de negros en Africa, pieles rojas
en Norteamérica, tágalos en filipinas e indios en el Perú. Y dentro del mundo blanco, en
Europa (por influencia de Demolins) "ha recrudecido la moda de ensalzar a los
anglosajones y deprimir a los latinos". Crímenes y vicios de anglosajones y
norteamericanos se presentan como "inherentes a la especie humana", pero crímenes y
vicios de franceses o italianos se presentan como "anomalías y acusan degeneración de
raza".

En territorios andinos –prosigue González Prada- el indio o el negro cuando se ponen al


servicio de sus amos se convierten en los peores enemigos de su raza: "Durante la
esclavitud del negro, no hubo caporales más feroces que los mismos negros; actualmente,
quizá no haya opresores tan duros del indígena como los mismos indígenas españolizados
e investidos de alguna autoridad".

La crítica lo continuó Mariátegui. Luego de su regreso de Europa, en una conferencia


titulada "La agitación revolucionaria en el mundo oriental" (noviembre 1923), denunció
que los imperialistas europeos o el "mundo blanco", no hacen distinción de pueblos y
culturas a las que sojuzgan, calificando a todas como "bárbaros". Para ellos, "…en los
límites de la civilización occidental, comenzaba la barbarie egipcia, barbarie asiática,
barbarie china, barbarie turca. Todo lo que no era occidental, todo lo que no era europeo,
era bárbaro". Pero los pueblos oprimidos del mundo, por la crisis capitalista y la guerra
mundial (1914-1919) han perdido respeto a los "civilizados": "…han visto a los pueblos de
Europa confrontarse, desgarrarse, y devorarse con tanta crueldad, tanto encarnizamiento
y tanta perfidia, que han dejado de creer en su superioridad y su progreso".

Sobre todo en el siglo diecinueve y las primeras décadas del siglo veinte, gran parte de
dirigentes de la primera y segunda internacional con mentalidad evolucionista reformista,
hablaban de liberar a la humanidad, pero para ellos la "humanidad" se reducía al continente
europeo: "Los trabajadores occidentales consideraban tácita y natural la esclavitud de los
pueblos coloniales. Hombres occidentales al fin y al cabo, educados dentro de los
prejuicios de la civilización occidental, miraban a los trabajadores de oriente como
hombres bárbaros". La Tercera Internacional fundada en 1919 al calor de la revolución
rusa acabó con todo eso. Mariátegui recuerda las palabras de su presidente Gregorio
Zinoviev: "La Segunda Internacional estaba limitada a los hombres de color blanco; la
Tercera Internacional no divide a los hombres según el color108". La revolución puede
estallar en la cadena más débil del sistema mundial, sea un país imperialista o un país
oprimido.
En otro texto, Mariátegui escribe: "El internacionalismo del siglo XIX... tuvo sus fronteras,
que si no fueron precisamente las de un continente, fueron las de una raza: la blanca. Lo
que descubrió este siglo no fue la solidaridad de todos los pueblos, sino la solidaridad de
los pueblos blancos. El sello occidental o blanco del internacionalismo de esos tiempos
está impreso hasta en la práctica de las internacionales obreras109".

La mentalidad eurocéntrica de fundamento racista encubierta de liberalismo o de ideologías


ultra reaccionarias, en forma abierta o soterrada, está impregnada en la política cotidiana
imperialista europea, desde la extrema derecha monárquica y fascista hasta en estadistas
reclamados liberales y democráticos, entre los últimos, Mariátegui menciona a estadistas y
políticos como Nitti, Lloyd Gerge, Wilson, que se preocupan del porvenir de Europa, o más
concretamente del "mundo blanco", a expensas de los pueblos coloniales. Nitti, antes que
italiano se siente europeo. "No le inquieta la suerte de la humanidad con mayúscula; le
inquieta la suerte de la humanidad occidental, de la humanidad blanca. No acepta el
imperialismo de una nación europea sobre otra; pero sí acepta el imperialismo del mundo
occidental sobre el mundo cafre, hindú, árabe o piel roja110". Lloyd George, político
británico del compromiso y la transacción, intentando frenar la revolución en Europa,
"recomienda el mejoramiento del tenor de vida de los trabajadores europeos, a expensas
de las poblaciones coloniales de Asia, Africa, etc111". Y Wilson es "frustrado renovador
de una ideología vieja112".

Además Mariátegui113 hace suya la crítica de Wilfredo Pareto al criterio racial que
justifica "la política imperialista y esclavizadora de los pueblos blancos". Según Pareto, al
igual que Aristóteles en la antigüedad decía que por propia "naturaleza" existen amos y
esclavos "justo y provechoso para todos"; actualmente también se intenta hacer creer que
por "naturaleza" existen pueblos "civilizados" nacidos para dominar y pueblos nacidos para
ser dominados. Si un africano que sufre la opresión colonial se rebela es presentado como
traidor, mientras los colonialistas que reprimen al rebelde son presentados como héroes.
Las grandes potencias en nombre de liberar y civilizar a los pueblos cometen las peores
atrocidades, llegando al exterminio de poblaciones.

La asunción de Stalin al poder en la Unión Soviética fue una regresión al eurocentrismo,


considerando a Europa (y Estados Unidos) como el único espacio para el desenvolvimiento
socialista, y además no faltaron alusiones racistas contra los judíos por que líderes
prominentes de la oposición de izquierda comenzando de Trotsky pertenecían a esa
comunidad114. Y también el "nacionalismo gran ruso" encarnado en Stalin (que Lenin
logró criticar) impuso un sistema opresivo sobre otras nacionalidades que explosionaron
con el derrumbe del régimen estalinista.

Los sucesores de Stalin cuando se da la ruptura con los chinos, aludían (igual que los
imperialistas) al "peligro amarillo". En esa coyuntura el escritor alemán Gunther Grass,
autor de "El tambor de hojalata", escribía entono burlón que el mundo sigue su trayectoria
con quinientos millones de chinos y se planteaba la interrogante si el mundo podría soportar
a quinientos millones de alemanes.

Cuando Trotsky promovía la creación de una nueva internacional de los trabajadores, no


faltaron quienes, reclamándose socialistas y marxistas, lo atribuyeron tener "moral de
cafres". En respuesta, Trotsky hizo suyo la opinión de la Enciclopedia Británica que decía:
"En sus relaciones sociales y políticas manifiestan mucho tacto e inteligencia; son
extraordinariamente valientes, belicosos y hospitalarios; y fueron honrados y veraces
mientras el contacto con los blancos no los volvió suspicaces, vengativos y ladrones y que
no hubieron, además, asimilado la mayor parte de los vicios de los europeos115". A esto,
Trotsky agregó: "No se puede dejar de concluir que los misioneros blancos, predicadores
de la moral eterna, contribuyeron a la corrupción de los cafres".

Para terminar mencionemos a un intelectual vietnamita, Lé Cháu116, cuya interpretación es


semejante a la que hizo Mariátegui. Para Lé Cháu, "el complejo racial" se ha interiorizado
en la mentalidad cotidiana de los colonizados en el mundo, entre ellos, del pueblo
vietnamita, el mismo que en lucha por sus reivindicaciones, ha perdido respeto a los
"blancos" y dentro de ellos a sus opresores franceses por acontecimientos como la victoria
japonesa ("raza" amarilla) sobre Rusia (raza blanca) en 1905, la fundación de la república
china en 1911 reivindicando su autonomía de los europeos, la guerra mundial que desangró
a los europeos en la que los franceses, opresores colonialistas de los vietnamitas fueron
derrotados por los alemanes, demostrando que podían ser vencidos. Además, los franceses
reclutaron para la guerra contra Alemania a los annamitas, expertos tiradores, considerados
por los soldados franceses como sus iguales, e incluso muchos recibieron condecoraciones.
Los annamitas, dice Lé Cháu, se dieron cuenta que la independencia de un país se puede
conseguir con las armas. A esto se suma el criterio colonizador de imponer una religión
extranjera en una misión supuestamente civilizadora, pero el pueblo no creía en ellos
porque en Europa los "civilizados" se "mataban como salvajes". De otra parte, por
contradicciones entre los imperialismos, Estados Unidos con Woodrow Wilson proclama la
libre determinación de los pueblos con la finalidad de encontrar puertas abiertas para sus
capitales.

(setiembre 2015)

Notas

1.- "Bajo la Bandera de Lenin, instructiva sobre la jornada de las tres "L" (Se refieren a
Lenin, Luxemburgo y Liebnecht). Publicado en diciembre de 1933 o en enero de 1934 por
el Partido Comunista Peruano. Reproducido en la revista "Socialismo y Participación", Nº
11, Lima, setiembre de 1980.

Las divergencias entre Mariátegui, el estalinismo y la Tercera Internacional las hemos


analizado en nuestro estudio (publicado en 1980) el que hemos vuelto a corregir, redactar y
ampliar, "Mariátegui o la revolución permanente". Parte de esa nueva redacción se puede
encontrar en edición digital con los títulos, "El marxismo en el Perú" y "Mariátegui: la
cuestión nacional"

2.- Alberto Flores Galindo: "La agonía de Mariátegui: su polémica con el Cominter", Lima,
1980.
3.- Diego Meseguer Illan: "José Carlos Mariátegui y su pensamiento revolucionario". IEP,
Lima, 1974.

4.- Mariátegui: X.- "Freudismo y Marxismo", incluido en "Defensa del marxismo"

5.- Mariátegui: "El "Freudismo" en la Literatura Contemporánea". Incluido en "El Artista


y la Epoca". Ed. Amauta, Lima, 1959.

6.- Mariátegui: XVI.- "La ciencia de la revolución", incluido en "Defensa del marxismo".

7.- Trotsky: "El "Sentido Común". En "Su Moral y la Nuestra". Juan Pablos Editor. Méjico,
1973.

8.- Gramsci, Antonio: "El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce".


Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1973, p. 120.

9.- Mariátegui: XIII.- "El idealismo materialista", en "Defensa del marxismo".

10.- Mariátegui: "La agonía del cristianismo" por don Migues de Unamuno", en "Signos y
Obras".

11.- Mariátegui: XIII.- "El idealismo materialista"

12.- Mariátegui: XIII.- "El idealismo materialista"

13a.- Meseguer, Diego: Ob. C. p. 135

13b.- Este deslinde de Mariátegui con el sindicalismo revolucionario por lo menos en la


teoría, lo encontramos desde 1923, entre otros textos, en su primera conferencia en las
Universidades Populares Gonzáles Prada el 15 de junio de 1923: "La crisis mundial y el
proletariado peruano", incluido en "Historia de la crisis mundial"; en "La Escena
Contemporánea" (al referirse al comunismo francés), p. 133; o en su "Mensaje al congreso
obrero" (enero de 1927), incluido en "Ideología y Política". Sin embargo la actitud de
Mariátegui hasta 1927 fue privilegiar la acción directa por mediación de las organizaciones
sindicales, relegando la organización política.

14.- Mariátegui: "El proceso de la Literatura", en, "7 Ensayos"

15.- Diego Meseguer: Ob. C. p 185

16.- Mariátegui: "Jesús" de Henri Barbusse", en "Signos y Obras".

17.- Mariátegui: XIII.- "El idealismo materialista"

18.- Mariátegui: XIII.- "El idealismo materialista"


19.- Mariátegui: XIII.- "El idealismo materialista"

20.- Mariátegui: "La agonía del cristianismo" de Don Miguel de Unamuno", en "Signos y
Obras"

21.- Meseguer, Diego: Ob. C. p. 135)

22.- "Una encuesta a José Carlos Mariátegui", por Angela Ramos para la revista Mundial
del 23 de julio de 1926, incluido en "La novela y la vida". Amauta, Lima, 1959.

23.- Mariátegui: Los ensayos reunidos bajo el encabezado "La emoción de nuestro tiempo",
incluidos en "El Alma Matinal…"

24.- Mariátegui: "Defensa del marxismo", p. 46

25.- Mariátegui: "El Internacionalismo", en "Historia de la crisis mundial"

26.- Mariátegui: "Defensa del marxismo", p. 46

27.- Mariátegui: "Trotsky", en, "La Escena Contemporánea"

28(a).- Valcárcel: "Tempestad en los andes" con Prólogo de Mariátegui, publicado por la
editorial Minerva, Lima, 1927.

28(b).- Anouar Abdel Malek: "Para una sociología de la revolución". Revista mensual
Postdata, Año I, setiembre de 1974, Lima.

29.- Citado por Deutscher, Isaac en: "Trotsky: el profeta desarmado". Ediciones ERA,
Méjico, 1971, pp. 350-351.

30.- Quijano Aníbal: "Reencuentro y debate: una introducción a Mariátegui" Lima, 1981.

31.- Herrera Robles, Rafael: "Mariátegui, Trotsky, Stalin" (publicación digital)

32.- Mariátegui: "Balance del suprarrealismo". Publicado en la revista Variedades, la


primera parte el 19 de febrero, la segunda parte a la que hacemos referencia el 5 de marzo
de 1929. Incluido en "El artista y la Epoca".

33.- Poma Oscar: "Notas sobre la lucha del trotskismo en América Latina". En la revista
Clave Nº 1, Lima, diciembre, 1981. (publicación de la Liga Obrera Socialista (LOS)

34.- Mariátegui: el "Idealismo Materialista" (capítulo de Defensa del marxismo)

35.- Quijano: "1980: las condiciones del enfrentamiento", Revista Sociedad y Política Nº 8,
Lima, febrero de 1980.
36.- En parte hemos abordado el tema en "El trotskismo en el Perú" (publicación digital)

37.- Tarcus, Horacio: "Samuel Glusgerg: Entre Mariátegui y Trotsky", revista "El
Rodaballo" N- 4 otoño invierno de 1996 y el N- 5 verano 1996/97. La cita está en el Nº 5.

38.- Quebracho (Liborio Justo): "La estrategia revolucionaria: Lucha por la unidad y por
la Liberación Nacional de América Latina". Ediciones Fragua, Buenos Aires, 1957. (Luego
que acusara a Mariátegui de ultraizquierdista, Liborio Justo acusó a Trotsky de derechista
por que el líder ruso apoyó la nacionalización del petróleo mejicano por Lázaro Cárdenas
considerando que era una medida progresista)

39a.- Vargas Llosa, Mario: "El pez en el agua" (memorias). Editorial Seix Barral,
Colombia, 1993, p. 243.

39b.- Trotsky: "Las características del desarrollo de Rusia" (capítulo inicial de su


"Historia de la Revolución rusa")

40.- Aníbal Quijano: "Reencuentro y debate: una introducción a Mariátegui", Lima, 1981.

41.- Herrera Robles, Rafael: "Breve referencia sobre Mariátegui y el arte". Revista
Alborada, Año VII, Nº7, Chimbote, octubre de 1975.

42.- La cita corresponde al comentario de Mariátegui a la novela "Caminantes", de Lidia


Seifulina, incluido en "Signos y Obras".

43.- Carta de Antonio Gramsci a Togliati, Terracini y otros (dirigentes del Partido
Comunista italiano), fechado en Viena, 9 de febrero de 1924. Incluido en Gramsci: "La
Concepción del Partido Proletario". Artex Editores, Lima, 1978.

44.- Esto lo interpretamos con mayor detalle en: "Literatura y modernidad: (el
indigenismo)", (publicación digital)

45.- Mariátegui: entre otros textos, en los "7 Ensayos".

46.- Trotsky: "Gogol", incluido en "Sobre arte y cultura". Alianza Editorial, Madrid, 1973.

47(a).- Marx, Carlos: "Introducción a la crítica de la Filosofía del derecho de Hegel".

47(b).- Marx, Engels: "Manifiesto del Partido Comunista". FCP, Lima, 1973.

48.- Lowy, Michael: "La dialéctica del progreso en Marx" (publicación digital)

49.- Trotsky: "1905" y "Resultados y perspectivas". Ruedo Iberico editor, 1971, p. 211.

50.- Trotsky: "1905" y "Resultados y perspectivas" pp. 171-172


51.- Trotsky: "Historia de la revolución rusa" (Capítulo I: "Las características del
desarrollo de Rusia")

52.- Trotsky: "Metrópolis y colonias", incluido en, Lenin, Trotsky: "El problema nacional y
Latinoamérica". Ediciones 1º de mayo, Callao (Perú), 1976.

53.- Mao Tse Tung: "Sobre la Nueva Democracia" (enero de 1940), en Obras Escogidas.
Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1976.

54.- Mao Tse Tung: "Filosofía, Economía, política" (textos inéditos en español). Editora
Lima (s/f) Lima, p. 55.

55.- Mariátegui: "7 Ensayos", p. 156

56.- Marx: "El Capital", FCE, Méjico, 1974, tomo I, p. 651

57.- Herrera Robles, Rafael: "Mariátegui o la revolución permanente". Ediciones


Pensamiento y Acción, Lima, 1980, p. 77

58.- Haya de la Torre: "El Antiimperialismo y el Apra", Capítulo IX: "Plan de acción"

59.- Mariátegui: "7 Ensayos", pp. 33-34

60.- Mariátegui: "Principios programáticos del Partido Socialista", incluido en "Ideología


y Política".

61.- Mariátegui: "Punto de Vista Anti-imperialista", incluido en "Ideología y Política".

62.- Mariátegui: "Ideología y Política", pág. 27.

63.- Citado por William Rowe: "José María Arguedas: mito y realidad"

64.- Herrera Robles Rafael: "Mariátegui o la revolución permanente". La primera edición


corresponde al año 1980, la cual hemos vuelto a redactar, enmendando ciertos errores y
ampliándolo.

65.- Mariátegui: "La unidad de la América indo-española" (escrito en 1925), incluido en


"Temas de Nuestra América".

66.- Mariátegui: "7 Ensayos", p. 102

67.- Mariátegui: "7 Ensayos" (centralismo y descentralismo)

68.- Mariátegui: "Lo nacional y lo exótico". Incluido en "Peruanicemos al Perú".

69.- Mariátegui: "7 Ensayos" ("Carácter de nuestra economía actual")


70.- Haya de la Torre: "El Antimperialismo y el Apra" (Capítulo IX: "Realidad económico
Social") Esta tesis también se encuentra en la "Nota a la tercera edición" (fechada el 22 de
febrero de 1970) del referido libro. Cuando Haya de la Torre se vuelve contra el marxismo,
particularmente desde la década del cincuenta, hace apología al crecimiento del niño
"monstruoso".

71.- Herrera Robles Rafael: "El marxismo en el Perú" (publicación digital)

72.-Víctor Raúl Haya de la Torre: El Atimperialismo y el Apra", p. 15 (nota a pie de


página)

73.- Haya de la Torre: Nota preliminar a la primera edición de "El Antiimperialismo y el


Apra", p. XVI.

74.- "Entrevista de Haya de la Torre con el embajador norteamericano. Carta fechada 7 de


setiembre de 1931". Revista Análisis Nº 1, enero-marzo, Lima, 1977.

75.- Melgar Bao, Ricardo: "trotskistas y apristas: Afinidades y rupturas". (Publicación


electrónica)

76.- Fernando León de Vivero, uno de los desterrados apristas peruanos en Méjico, da su
versión de la relación que tuvieron los apristas con Trotsky en una entrevista a la revista
"Claridad" Año 1 N° 4 y 5, Lima, noviembre de 1978. Destaca con locuacidad el papel que
cumplieron en el congreso de Puerto Rico. Recuerda la corbata que usaba Trotsky, pero
obvia comentar que poco después de ese congreso, Haya de la Torre y el Apra claudicaron
para subordinarse a la política de Buena Vecindad de Roosevelt.

77.- Artículos de Trotsky fueron publicados con el lapidario título de "Trotsky contra el
Apra". Ediciones Clave, Lima, posiblemente para contrarrestar a Haya de la Torre que a
finales de la década del setenta decía que Trotsky desde su destierro de Méjico le envió un
mensaje en el que supuestamente reconocía la validez de la estrategia aprista.

78.- Haya de la Torre: "El "rompan filas" de la Tercera Internacional". En, "Y después de
la guerra ¿Qué?", Lima, 1946.

79.- Haya de la Torre: "La dialéctica marxista se cumple con el aprismo". En "Y después de
la guerra ¿Qué?".

80.- Cotler, Julio: "Clases, estado y nación". IEP, Lima

81.-Belaunde Terry, Fernando: "La conquista del Perú por los peruanos". Ediciones
"Tawantinsuyo", Lima, 1959, p. 49.

82.- La entrevista estuvo a cargo de los periodistas César Hildebrant y César Lévano.

83.- Mariátegui: "7 Ensayos" (La comunidad y el latifundio)


84.- Trotsky: "1905" y "Resultados y perspectivas" Ruedo Iberico, 1971, capítulo 8.- El
gobierno obrero en Rusia y el socialismo, pp. 207-208.

85.- Trotsky: "La cuestión agraria en Bolivia", (entrevista a Trotsky realizada por el
diplomático boliviano Alfredo Sanjinés en abril de 1937), en "El problema nacional y
latinoamérica". Ediciones 1° de mayo, Lima, 1976.

86.- Diego Meseguer Ob. c. p. 205.

87.- Mariátegui: "El 1º de mayo y el frente único" (1924, en "Ideología y Política"

88.- Mariátegui: "Mensaje al congreso obrero" (1927), en "Ideología y Política"

89.- Mariátegui: "Admonición del 1º de mayo" (1929), en "Ideología y Política"

90.- Mariátegui: "Defensa del marxismo", p. 74

91.- Mariátegui: "7 Ensayos", p. 178.

92.- Mariátegui: "Temas de Nuestra América", p. 45.

93.- José Aricó: "Marx y América Latina"

94.- Stalin: "El marxismo y la cuestión nacional" (escrito en 1913)

95.- Herrera Robles, Rafael: "Mariátegui: la cuestión nacional" (edición digital)

96.- "Sobre el problema de Stalin", en, "Polémica acerca de la línea general del
movimiento comunista internacional". Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1965.

97.- Mao Tse Tung: "Mi vida" (entrevista en el año 1937 con el periodista norteamericano
Edgar Snow). Buenos aires, 1973.

98.- Deutscher, Isaac: "El maoísmo y la revolución cultural". Ediciones Era, Méjico, 1971.

99.- Mao Tse Tung: incidente siang.

100.- Mao Tse Tung: "Discurso ante una conferencia ampliada del trabajo convocada por
el comité central del Partido Comunista de China" (enero 1962). Ediciones en lenguas
extranjeras, Pekín, 1978.

101.- Mao Tse Tung: "Filosfía, economía, política" (escritos inéditos) Ediciones Lima,
(s/f).

102.- Quijano, Aníbal: "Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina"


103.- Haya de la Torre: "Espacio tiempo histórico". Recopilación de ensayos escritos entre
1935 a 1947.

104. - Arnold Toynbee (en colaboración con kaplan).- "La Historia"

105.- Ciro Flamarión Santana Cardoso: "El modo de producción esclavista colonial en
América". Incluido en: Modos de producción en América Latina. Ediciones Pasado y
Presente, N° 40, Buenos Aires (Argentina), 1974.

106.- Francisco García Calderón (1883-1953): "Esquema de la evolución del Perú", punto
II de la "Introducción" a su libro "El Perú Contemporáneo", cuya primera edición (en
francés) es de 1907.

En un pequeño texto, del cual no recuerdo el nombre de su autor, clasificaba a las razas
autóctonas de América en collas y arawaks, las primeras, superiores, nacidas para dominar
y explotar, y las segundas para ser dominadas. En una de las primeras páginas mostraba la
fotografía (o dibujo) de una máquina para medir los cráneos y saber el grado de
inteligencia. En una nota a pie de página, el autor relata que en un congreso de Historia
realizada en Lima (¿1938?), el arqueólogo Julio C. Tello –oriundo de Huarochirí, en las
serrarías de Lima- criticó su teoría, porque pensaba que se le catalogaba como arawak, lo
cual aclara el autor, no es cierto, porque los Collas se esparcen por toda América y Tello es
uno de ellos.

107.- Manuel Gonzáles Prada: "Nuestros indios". Incluido en "Horas de lucha".

108.- Mariátegui: "La agitación revolucionaria y socialista en el mundo oriental", incluido


en "Historia de la Crisis mundial".

"Zinoviev", incluido en "La escena contemporánea".

109.- Mariátegui: "George Brandes". Incluido en "El artista y la época".

110.- Mariátegui: "La Escena Contemporánea", Lima, 1959, p. 62

111.- Mariátegui: "La Escena Contemporánea", p. 53

112.- Mariátegui: "La Escena Contemporánea", p. 45

113.- Mariátegui: "El problema de las razas en América Latina" (1929, enviado a la
primera conferencia comunista latinoamericana de Buenos Aires). Incluido en "Ideología y
Política". La misma referencia a Paretto se encuentra en los "7 Ensayos".

114.- Deutscher, Isaac: "Trotsky: el profeta destarrado"

115.- Trotsky: "Su Moral y la nuestra", Juan Pablos Editor, Méjico, 1973, p. 64
116.- Lé Cháu: "La revolución campesina en Vietnam del Sur". Editorial Ciencia Nueva,
Méjico, 1968, pp. 29,30,31.

Autor:

Rafael Herrera Robles (sociólogo)

(Setiembre 2015)

You might also like