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dolorosa y drástica de las decisiones: La de apartarlo, es decir que no
gozará de la comunión de los fieles, los bienes espirituales, El Señor lo
dice considéralo como un pagano o un publicano.
Fijémonos que Jesús insiste en que hay que agotar todos los recursos
para hacer salir al otro de su error, la solución final no es la adecuada al
espíritu de Jesús, al hacer la corrección fraterna hay que prepararse
espiritualmente, orar por el hermano, pedirle al Espíritu Santo que nos
de palabras adecuadas que transmitan el amor de Dios, así el hermano
se convenza de su error y se arrepienta así habremos ganado al
hermano.
El profeta Ezequiel nos dice: “A ti, hijo de hombre te he puesto
como centinela de la casa de Israel. (Ez.33, 7-9)
El señor nos da una gran responsabilidad basada en el amor, “Somos
centinelas responsables del hermano. ser centinelas es estar vigilando,
cuidando y avisar cuando hay peligro, observando que es lo que está
pasando en nuestra sociedad, en nuestra familia, vivimos en una
sociedad cada vez más tolerante, complaciente; nos damos cuenta de
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corregimos, un papá drogadicto que quiere corregir a su hijo porque
empezó a consumir drogas o una mamá calumniadora que quiere
corregir a su hija porque levantó una calumnia, entonces es posible que
encontremos resistencia en la corrección, que un hijo o hija le diga a
papa o a mamá ¿tú con qué autoridad me corriges? Si tú haces lo
mismo, decía una escritora en su libro que: Somos la última generación
que aceptó la corrección de los padres y la primera en que los hijos se les
enfrenta cuando se les corrige, hemos llegado a una situación como de
tanta tolerancia, que ni los papás se atreven a corregir ni los hijos se
dejan corregir.
El Papa Francisco dice que la corrección fraterna es un acto para cuidar
el cuerpo de la Iglesia, hay ahí un agujero en la Iglesia que es necesario
remendar, así como las mamás o las abuelas, cuando remiendan lo
hacen con tanta delicadeza.
La corrección fraterna es parte de las obras de Misericordia, lo que nos
debe mover es el Amor, la caridad y la humildad, que el hermano corrija
su camino, reintegrarlo a la comunidad, que el hermano se salve. Si no
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En una ocasión: “Una empleada se iba a ir el fin de semana
a visitar a su familia, la señora de la casa notaba que
desaparecían cosas, se puso a vigilar a su empleada y se
dio cuenta que debajo de la cama de ella, había una canasta
llena de varias cosas: azúcar, frijol, etc. Llegó el fin de
semana en que la empleada tenía que ir a visitar a su
familia. La señora de la casa saca la canasta debajo de la
cama de la empleada y se la da a ella diciéndole: “Todo esto
es para ti” porque yo sé que tu familia pasa necesidades. La
empleada toda temerosa y toda colorada dijo “gracias”
entendió que estaba cometiendo pecado, un error al no pedir
las cosas”.
Es una bella forma de hacer la corrección fraterna. Muchas veces lo
primero que hacemos es condenar, y contárselo a otro. La actitud del
cristiano no ha de ser la de juzgar ni la de condenar, sino la de tener
compasión y comprensión: "No juzguen, para que no sean juzgados". El
evangelio termina con dos afirmaciones muy consoladoras, en las que
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perfecta con Jesús viviente en medio de ella. Una comunidad así, todos
son capaces de pedir lo mismo “se ponen de acuerdo para pedir
algo”, renunciando a sus intereses personales, La comunidad reunida
en nombre de Jesús con un mismo sentir, multiplica el poder y resuena
con fuerza las palabras de Jesús: “allí estoy yo en medio de ellos”.
Jesús es el centro, el eje de la comunidad y, como tal, junto con la
Comunidad, estará pidiendo al Padre, para que conceda el don del
retorno del hermano o a la hermana que se corrige o que se ha
apartado.
Vivir en comunidad nos es fácil, tener una familia unida no es fácil, pero
en una comunidad es donde tenemos una estrecha relación con Dios
nuestro Padre, en donde no solo nos brinda protección, sino que nos
da la capacidad de amar tal y como Cristo nos ha amado, con un amor
incondicional, aún y cuando somos tan diferentes unos de otros, por
amor somos responsables de nuestro hermano, Cristo nos
ha dado la capacidad de caminar unidos en una sola alma, Jesús nos
dice: “Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los
“Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo”. El que ama
no hace mal al prójimo. Rom. 13,10 Todas estas cosas solo la podemos
cumplir estando en comunidad. Ánimo mis hermanos, la Iglesia es el
cuerpo de Cristo, fuera de ella, nada podemos hacer; por el amor a
Cristo que es cabeza, seamos responsables de nuestro hermano.
No contemples las faltas de los otros, sino sus virtudes, y
piensa en tus propios defectos y debilidades. Santa Teresa de
Jesús Que así sea.