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Borrador introductorio a la Economía Comunitaria

Nicolás Villavicencio

La Economía Comunitaria (EC) no es una propuesta nueva en estricto sentido, esta surge
en la actualidad como un intento de retomar formas de concebir y estructurar la economía,
anteriores a la capitalista, con la finalidad de romper con la lógica capitalista, aquí toma
forma la primera consideración respecto a esta propuesta; al tratar de pensar en una
alternativa al capitalismo, ¿es posible pensar a la EC desde las categorías económicas
modernas, o se debe actualizar la matriz epistemológica desde la que se piensa en un
proyecto alternativo al capitalismo?, las dos posiciones son complicadas, debido a que, si
bien las concepciones ancestrales sobre lo que significa la economía no son propias de la
construcción que hace el capitalismo de la economía, al plantearse la recuperación de
estas estructuras, se les da un carácter post-capitalista, lo que implica articularlas y
proyectarlas de tal manera que rompan con un modo de producción ya impuesto, es decir,
no solo deben instituirse de determinada manera, sino que deben articularse de modo
estratégico para no verse subsumidas a él y para superarlo, viéndose en la posible
necesidad de ser pensadas con las categorías propias del capitalismo; cabe preguntarse,
sobre todo, cuál de estas posiciones resulta más útil al momento de proyectarse la
alternatividad al capitalismo.

Es preciso comenzar señalando los puntos básicos de la EC, para esto nos
ayudamos de la caracterización que hace el Banco Central de Bolivia (BCB); el fin
primordial de la producción es la autosubsistencia, el productor es dueño de las
condiciones de producción, los medios y el producto, el ciclo de producción no responde
a la del capital, puesto que su objetivo no es la producción de plusvalor, sino de valores
de uso, para un fin mayor que no es el enriquecimiento, sino la reproducción ampliada de
la vida en un marco de amistad con la naturaleza y la comunidad, además, en la forma de
entender la sociedad para quienes piensan en EC, la economía no funge como una esfera
de la sociedad que se superpone a las demás y las articula en función de ella, sino que el
ámbito económico no puede separarse de la totalidad de la vida, la política, la economía,
la familia, son un todo, allí se manifiesta la dificultad de pensar a la EC en los términos
convencionales (p. 6,8,9). Vemos aquí que existe una clara orientación a pensar la EC
como una alternativa post-capitalista, desde el marxismo y trabajando con las categorías
propias de la economía capitalista, se busca presentar a la EC como un proyecto antitético
en su esencia al modo de producción dominante, se la comprende, en principio, a partir
de lo que no es, capitalismo. Prada (2010), quien, desde el marxismo, analiza
precisamente el caso boliviano, y asume la idea de que la posibilidad post-capitalista es
real, señala las características que debería tomar un “socialismo comunitario”, donde
claramente sugiere una etapa avanzada que supera el capitalismo, los puntos son: 1)
eliminar las clases sociales, 2) lograr una armonía en las relaciones con la naturaleza y
con la comunidad, 3) conseguir una democracia participativa en el gobierno de la
comunidad, 4) suprimir la explotación de la fuerza de trabajo, 5) amalgamar el desarrollo
tecnológico con las dinámicas ancestrales de la comunidad, 6) reconfigurar el Estado para
facilitar el desarrollo de la EC (p. 82-86). Vuelve una vez más el debate sobre la
posibilidad de superar al capitalismo y la cuestión sobre la comprensión de estas “otras
economías” desde el constructo teórico de la economía convencional, sin embargo, se da
lugar a más preguntas y debates; ¿de qué manera se presenta la relación entre la EC con
el mercado?, según el BCB, autores como Armando Bartra y Roger Bartra, ambos
marxistas, consideran que existe una relación de dependencia al capitalismo, sin embargo,
el primero piensa que esta dependencia hace que las formas de economía comunitaria y
campesina se modifiquen para adaptarse a las necesidades del capitalismo, generando no
solo dependencia sino pauperización, mientras que el segundo alega que las formas de
EC y campesina desaparecerán con el curso de la historia, mientras se vean subsumidas
a la lógica del mercado, desde el marginalismo, autores como Olarte afirman que la
adaptación al modo de producción capitalista es indispensable para la pervivencia de las
formas de EC. Aunque hay autores, como Temple y Harris, que creen que sucede a la
inversa, es la EC quien subordina a la economía de mercado en función de sus necesidades
(p. 7-10).

En el documento del BCB, se pretende señalar el carácter de alternatividad de la


EC, sosteniendo que la “lógica de producción es distinta”, ya que se produce para la
subsistencia y el excedente se destina al mercado, lo que supone que se diferencia y
desvincula de la economía de mercado por el simple hecho de tener una finalidad distinta
y cierta capacidad de decisión sobre la cantidad de producto que deciden ofertar (p. 30).
Sin embargo, resulta problemático el creer que cierta autonomía indica de plano
separación o más aún, superación. Esta reflexión puede ser abordada a partir de dos
conceptos clave, el plusvalor relativo, que al considerar el desarrollo tecnológico como
cuestión importante para el desarrollo de la EC, puede entenderse que, de todos modos
hay una parte de la jornada de trabajo que toma la forma de tiempo excedente de trabajo,
que debe ser analizado para comprender de qué manera domina o no el mercado a la
producción comunitaria; y el segundo concepto, que es el de la división internacional del
trabajo, esta noción, de comprensión del capitalismo como un sistema-mundo, es crucial
para iniciar la reflexión sobre las posibilidades de desarrollo alternativo de la EC, de lo
contrario se puede caer en el problema de considerar la alternatividad solo en función de
la finalidad y de cierta autonomía, como se lo hace en el Plan Nacional de Desarrollo de
Bolivia en el 2007, (Vega, 2017, p. 81).

Finalmente, está presente cierto tinte romántico al momento de rescatar las


culturas ancestrales como alternativas al modo de producción dominante, que deriva
también de la moralidad implícita en el intento por constituir una relación de amistad con
la naturaleza, moralidad que rompe con la racionalidad del mundo moderno
definitivamente, pero cuyo carácter deconstructivo y constructivo deben ser puestos en
tela de duda.

Buscar:

1) http://publicaciones.hegoa.ehu.es/es/publications/351
2) https://www.bcb.gob.bo/eeb/sites/default/files/7eeb/docs/7012.pdf
3)

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