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Militarismo japonés

Durante el periodo de entreguerras, también el Japón imperial evolucionó hacia la extrema


derecha en el espectro político. A finales del siglo XIX, Japón habría de adoptar el modelo
occidental de desarrollo basado en la industrialización y la expansión territorial (Reformas
Mejii). El triunfo en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905 creó un sentimiento de
optimismo e incluso de superioridad entre los japoneses sobre sus países vecinos. Japón
anexó a Corea en 1910 y tras participar en el bando de los aliados durante la Primera
Guerra Mundial se benefició económicamente con la venta de mercancías, de buques de
guerra, obtuvo el control sobre las antiguas colonias alemanas en Asia y empezó a dominar
el mercado chino.

Para detener la dominación japonesa en China, los Estados Unidos de América


establecieron acuerdos con los chinos, lo cual no fue bien visto por los japoneses. La crisis
mundial de 1929 afectó profundamente a Japón, ya que sus exportaciones de seda y de
arroz disminuyeron considerablemente; el desempleo creció y las protestas sociales de
trabajadores y líderes sindicales aumentaban. En este contexto se aliaron políticos,
grandes empresarios y militares para tratar de derrocar al gobierno liberal de Japón, el
cual tachaban de ser incapaz para hacer frente a los problemas nacionales, los problemas
comerciales con China y la expansión del comunismo y socialismo.

En 1931 los militares, sin permiso del gobierno, se aventuraron en la conquista de


Manchuria porque los chinos quisieron desplazar a los japoneses de la región.

La invasión japonesa de China


Los militares japoneses declararían un Estado
independiente llamado Manchukuo,
encabezado por Pu-Yi, el antiguo emperador
chino y asesinarían al primer ministro japonés
después para imponer una dictadura militar. El
emperador Hirohito, el líder espiritual de Japón,
se quedó al margen y dejó que los militares
gobernasen el Estado.

Tropas japonesas en Manchuria, 1931

El Bushido pintaba la vida heroica como aquélla que excluía la compasión y que tenía
como único objetivo el triunfo.

Este ejército se guío por un código llamado Bushido; resulta significativo que el revivir de éste
concordara con un tipo de política, que era la predominante entre los nazis.

El militarismo japonés se caracteriza de la siguiente manera:

1.Establecimiento de un Estado todopoderoso.


2.Violencia del Estado, censura de prensa, persecución de
enemigos y opositores.
3.Sistema educativo estrictamente controlado.
4.Política imperialista agresiva en el resto de Asia, basado en la
idea del panasianismo.
5.Nacionalismo agresivo.

Tanque japonés en Manchuria, 1931.


Guerra Civil China
La Guerra Civil China fue uno de los conflictos más violentos de Asia en el siglo XX.
Librada entre 1927 y 1961 por el Kuomintang y el Partido Comunista Chino, aunque
interrumpida desde 1937 a 1945 por la Segunda Guerra Sino-Japonesa y la
Segunda Guerra Mundial, episodios como la “Larga Marcha” y la invasión de Japón,
convirtieron lo que iba a ser una clara victoria de la República Nacionalista al
frente de Chiang Kai-Shek, en un inesperado triunfo de Mao Tse-Tung con la
proclamación de la República Popular de China.

República de China
Hasta comienzos del siglo XX el Imperio Chino de la Dinastía Qing se encontraba
en una situación de absoluta decadencia y a punto de sumergirse en el abismo. Los
factores que llevaron a este contexto de crisis se resumieron básicamente por los
siguientes motivos: en la incapacidad de las autoridades para modernizar el país,
en la corrupción de la clase funcionarial imperante, en las hambrunas sobre el
ámbito rural y en las habituales revueltas de los campesinos y minorías; así como
en las constantes derrotas frente al exterior como sucedió en las Guerras del
Opio de 1840 a 1860 que habían supuesto la pérdida de Hong Kong en favor de
Gran Bretaña, la Guerra Sino-Japonesa de 1894 a 1895 que implicó la cesión de la
Isla de Formosa a Japón y la Guerra de los Bóxers de 1900 a 1901 que terminó con
la mayor parte de las potencias del mundo ocupando la capital de Pekín. A todos
estos problemas de extrema gravedad, hubo que añadir la cuestión sucesoria tras
la muerte del Emperador Guangxu que acabó con la entronización del Emperador
Pu-Yi, por aquel entonces sólo un niño, lo que menoscabó todavía más al poder de la
Dinastía Qing, una familia de origen manchú a la que la mayor parte de los chinos
de etnia “han” consideraba extranjera y culpable de todos sus males.

Banderas del Imperio Qing, Kuomintang y el Partido Comunista Chino.

En 1911 estalló la Revolución China sobre la ciudad de Wuchang que pronto se


extendió por la provincia de Hubei y el Río Yang-Tse hasta alcanzar la capital de
Pekín y acabar con el derrocamiento de la Dinastía Qing y la proclamación de la
República de China. El nuevo régimen que estuvo sustentado por el Partido
Nacionalista del Kuomintang, estableció su capital en Nakíng y extendió su
soberanía al sur de China debido a que el resto del país quedó bajo dominio de los
“señores de la guerra”.
A pesar de que las autoridades desarticularon el golpe de Estado del Presidente
Yuan Shikai tras un intento de entronarse “Emperador” en 1916, la debilidad de la
República de China fue tan patente que tuvo que solicitar reconocimiento
internacional entrando brevemente en la Primera Guerra Mundial junto a Gran
Bretaña y Francia en 1917, además de verse las autoridades obligadas a abandonar
Nankíng y a fijar una segunda capital mediante la creación del Gobierno Provisional
de Cantón.

Final
En 1950 el “Generalísimo” Chiang Kai-Shek abandonó China y estableció el
Kuomintang en la Isla de Formosa (Taiwán) que desde ese momento pasaría a
ostentar el estatus de ser la República Nacionalista de China. Sin embargo y a
pesar de haber sido evacuado el continente, los restos del Ejército Nacional
Revolucionario todavía tuvieron que defender los distintos archipiélagos próximos
a las costas de China, librando entre 1951 y 1952 una serie de choques sobre las
Islas de Nanri, Nanpeng, Dalushan, Dongshan, Yijangshan y Dachen que finalmente
hubieron de ser cedidas a la República Popular de China.

Rendición de soldados del Kuomintang a las afueras de Shangai.

Curiosamente el último enfrentamiento entre el Partido Comunista Chino y el


Kuomintang tendría lugar en 1961 cuando 10.000 hombres del Ejército Nacional
Revolucionario al mando del general Liu Yuanlin que se estacionaban en las selvas
de Birmania (tras un pacto previo con este país), atravesaron la frontera de los
Estados Shan que demarcaban con la República Popular de China para librar una
intensa batalla sobre la jungla que dejó 741 nacionalistas muertos a costa de otros
1.000 soldados maoístas. Este acontecimiento que se saldó con la retirada del
Kuomintang y su posterior disolución sobre Birmania el 9 de Febrero de 1961,
marcó el final oficial de la Guerra Civil China.

La Guerra Civil China fue una de las mayores tragedias de Asia Oriental en el siglo
XX porque costó al pueblo chino 13 millones de muertos y la destrucción de gran
parte de su país. Esta contienda que además se prolongó casi tres décadas en el
tiempo, desde 1927 hasta 1961, durante aproximadamente dos generaciones de
padres e hijos, y que solamente fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial,
constituyó también todo un récord al ser una de las más largas de la Historia.
Bibliografía:
https://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal2/unidad2/regi
menes_totalitarios/militarismo_japones

https://www.eurasia1945.com/acontecimientos/causas-1918-1939/guerra-
civil-china-1a-parte/

Santiago Fuertes Bermúdez, La Guerra Civil China I Caída del Imperio,


nacimiento de la Revolución, Revista Serga Nº48 (2007), p.14-24

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