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Texto 1
Cornelio y Bartolo, dos lagartos diferentes
En medio del tupido follaje, muy cerca del estero con sus cristalinas aguas, dos jóvenes lagartos
tomaban el sol sobre unas resbaladizas rocas. Constantemente oteaban el entorno con sus
pequeños ojos, atentos al peligro o al ataque imprevisto de algún depredador. Con sus
ajustadas ropas verde y turquesa, que se confundían con las hojas., Cornelio y Bartolo hablaban
sobre el pasado y el futuro de su especie.
-No te debes olvidar de que somos descendientes de los dinosaurios; ellos fueron nuestros
antepasados, por eso no debes tener miedo –dijo Cornelio, muy orgulloso, y se echó a reír.
-Por eso mismo estoy preocupado. Ellos fueron amos del mundo, pero se murieron todos
cuando el clima cambió la Tierra. Y lo mismo nos puede pasar a nosotros –respondió Bartolo con
voz muy suave y melancólica.
El calor sofocante invitaba a las avecillas del bosque a disfrutar de las aguas del estero, con las
que refrescaban sus plumas y sus gargantas, mientras los lagartos con sus largas colas
extendidas seguían pegados a las rocas como si estuvieran tallados en las piedras sin que nada
ni nadie los inmutara.
-Oye, amigo, sabes que estoy cansado. Ni te imaginas la flojera que tengo. Incluso si
apareciera una rica mosca, no tendría ánimo ni para sacar la lengua y atraparla –dijo Cornelio.
Abriendo la boca y bostezando con los ojos semicerrados.
Súbitamente, Bartolo dio una voz de alarma:
-Cornelio, arranca, vi un aguilucho entre los árboles, date prisa, que no nos vea…
Los dos amigos simultánea y ágilmente dieron un salto y corrieron por la hierba, perdiéndose
entre los agujeros de las rocas, mientras el ave rapaz pasaba sobre sus cabezas buscando algo
que comer.
Cornelio y Bartolo, luego del susto y una vez alejado el peligro, cautelosamente volvieron a la
roca y reanudaron su conversación.
-Cornelio, ¿te has fijado que ahora hay pocas moscas y pocos insectos en la comarca? Dicen
que ese humo negro que rodea la ciudad y está llegando al campo está acabando con nuestros
alimentos. Tal vez nos ocurra lo mismo que a los dinosaurios.
Cornelio quedó pensativo. Por primera vez se dio cuenta de que a ellos también les podía ocurrir
una desgracia similar. Luego de una prolongada pausa exclamó:
-Bartolo, creo que tienes razón; nuestro alimento se está acabando. Ya casi no hay zancudos ni
polillas, una que otra mariposa y casi ninguna chinita; sólo hay abejas, pero también menos que
antes. Quizás tengamos que acostumbrarnos a otro tipo de alimentos.
-Tal vez. ¿Pero qué haremos con el aire contaminado? ¿Y las aguas contaminadas? ¿Y las
frutas bañadas en pesticidas? Los dos pequeños reptiles cruzaron sus miradas y se callaron.
-Sabes, amigo Bartolo…, te pido disculpas. Pensándolo bien, cada día el mundo va cambiando y
cada vez es más difícil vivir. Es más, te debo hacer una confesión.
-¿Qué es lo que tienes que decirme? -acotó Bartolo, rascándose la cabeza con un gran signo de
interrogación sobre los ojos.
-Sabes…, las moscas que he comido estos últimos días me saben distintas, son ácidas y me
provocan una picazón en la lengua. Ahora creo saber la causa… Estamos envenenándonos.
Bartolo levantó la vista hacia el horizonte y con voz alarmada dijo:
-Cornelio, mira el cielo. Esa nube negra se aproxima rápidamente, lo mismo que el aguilucho.
Huyamos de aquí si queremos conservar el pellejo.
Y Bartolo y Cornelio se internaron en la espesura del bosque muy triste frente a lo que veían sus
ojos. Ahora el peligro estaba en el ambiente, se había convertido en su sombra y los
acompañaba a todas partes.
Eduardo Urzúa
Fuente: Fábulas ecológicas para niños del siglo XXI
8. En la oración “Por primera vez se dio cuenta de que a ellos también les podía
ocurrir una desgracia similar” La palabra destacada se puede reemplazar por:
a) Diferente.
b) Maligna.
c) Continua.
d) Igual.
Texto 2
La Tierra
Texto 3
LOS JUEGOS OLÍMPICOS
Los Juegos Olímpicos se celebraron en Olimpia, Grecia, durante casi 1.200 años,
comenzando en el 776 A.C. Las competencias incluían carreras, boxeo, lucha,
pancracio (una mezcla de boxeo y lucha), carreras de carros, equitación y
pentatlón (compuesto de lanzamiento del disco y de jabalina, salto de longitud,
carreras y lucha).
El resurgir olímpico se inició en 1896, cuando se llevaron a cabo los primeros
Juegos Olímpicos Internacionales, en Atenas, Grecia, con la asistencia de 245
atletas de 14 naciones. Desde entonces, el número de atletas, países
representados y variedad de deportes ha aumentado: más de 10.000 atletas, de
199 países, participaron en los Juegos Olímpicos del año 2000, realizados en
Sydney, Australia.
Los deportes de invierno se incluyeron en los Juegos Olímpicos en el año 1908,
con el patinaje artístico sobre hielo, al que siguió, en 1920, el hockey sobre hielo.
Sin embargo, recién en 1924, se llevaron a cabo por separado los Primeros
Juegos Olímpicos de Invierno, en Chamonix, Francia. A partir de 1994, estos
juegos se programaron para llevarse a cabo en años diferentes a los de verano,
de modo que ahora se celebran Juegos Olímpicos cada dos años, alternando los
de invierno y los de verano.
Texto 4
Queque Simple
Ingredientes (considerados para un molde rectangular mediano):
- 3 huevos.
- 1 taza de harina.
- 3 cucharaditas de polvos de hornear.
- 3 cucharadas de azúcar.
- 3 cucharadas de mantequilla.
- 1 taza de leche.
- Ralladura de un limón.
Preparación:
Bata el azúcar con la mantequilla hasta formar una mezcla cremosa, agregue
un huevo, 3 cucharadas de leche, 3 cucharadas de harina cernida con los
polvos de hornear y mezclar nuevamente hasta que logre una masa
homogénea. Posteriormente, repita este paso hasta incorporar todas las
cantidades de ingredientes.
Retire del horno, espere que se enfríe, desmóldelo y sirva. Para brindar un
sabor diferente, al momento de servir puede espolvorear el queque con azúcar
flor. Además, al momento de mezclar los ingredientes puede añadir pasas y/o
frutos secos previamente enharinados.
25. Según el texto ¿Qué se debe hacer primero al cocinar un queque?
a) Agregar 3 cucharadas de leche.
b) Agregar 3 cucharadas de harina cernida.
c) Vaciar la mezcla en un molde.
d) Batir el azúcar con la mantequilla.