You are on page 1of 68

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/236954595

Introducción al estudio de la contaminación del suelo por metales pesados.

Book · January 1999

CITATIONS READS
16 2,657

1 author:

Francisco Bautista
Universidad Nacional Autónoma de México
221 PUBLICATIONS   1,009 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Maya canals for irrigation and drainage of agricultural lands View project

Geopedologic maps to multiple scales: Techniques and Applications View project

All content following this page was uploaded by Francisco Bautista on 30 November 2015.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


1

INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA CONTAMINACION


DEL SUELO POR METALES PESADOS

Francisco Bautista Zúñiga


Departamento de Manejo y Conservación de Recursos Naturales Tropicales,
FMVZ, UADY

Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán


1999
2

Prólogo
Los países en desarrollo como México, aun no presentan fuertes problemas de
contaminación por metales pesados como ocurre en los países industrializados;
sin embargo, es claro que se avanza en el desarrollo y con ello en la utilización
de múltiples sustancias de tipo orgánico e inorgánico que al ser desechadas
pueden llegar a convertirse en problemas de contaminación. La excepción a la
regla son los desechos mineros que contienen grandes cantidades de metales
pesados que son expuestos al ambiente y se constituyen en graves problemas
de contaminación.
En México, son pocas las universidades que cuentan con programas de
formación de recursos humanos orientados a la solución de los problemas de
contaminación. En la mayoría, se tocan de manera aislada, algunos tópicos de
contaminación ambiental en carreras como: ingeniería civil, ingeniería química,
química, biología, agronomía, etc.
La literatura sobre contaminación ambiental se encuentra enfocada la
contaminación del aire y agua, encontrándose escasa información bibliográfica
en castellano sobre la contaminación del suelo.
El presente trabajo pretende servir de apoyo a los profesionales interesados en
la contaminación por metales pesados, sean biólogos, químicos, agrónomos,
ingenieros o de alguna otra profesión. Se pretende que la presente obra sirva de
base a los profesionales que trabajan en la solución de problemas de
contaminación; por lo que cuenta con citas de las obras más importantes a nivel
mundial sobre el tema.
Contiene: definiciones de la nomenclatura de mayor uso; una breve descripción
de las fuentes de los metales pesados; los factores internos y externos que
intervienen en su acumulación y dispersión en el ambiente; información concisa
sobre las especies químicas de cada metal; los mecanismos de absorción
vegetal de los metales pesados; las bases teóricas de la metodología de análisis
de los metales pesados; una propuesta de estrategia de estudio y análisis de los
metales pesados que permitan abordar los problemas de contaminación de
manera clara, directa y económica sin riesgo de perderse en la interpretación de
los datos; y se concluye con un listado de las técnicas de restauración de suelos
contaminados por metales pesados.
AGRADECIMIENTOS
A la M en C. Margarita Gutiérrez, M en C. Irene Sommer, Dra. Luisa Flores y M
en C. Miguel Castillo por la revisión del manuscrito. Al Biól. Héctor Estrada por el
apoyo técnico en la realización de las figuras. A la QFB. Ana María Rocha, por
la revisión bibliográfica.
DEDICATORIA
A la memoria de Tere
A mis Antonios (padre e hijos)
3

CONTENIDO

I. Introducción 1
II. Las fuentes de metales pesados 13
III. Acumulación y dispersión de los metales pesados 23
IV. Absorción vegetal 31
V. Formas químicas de algunos metales pesados en el suelo 35
VI. Análisis químico 41
VII. Estrategia de estudio 50
VIII. Técnicas de restauración de suelos contaminados 54
IX. Referencias 57
4

I INTRODUCCIÓN

La contaminación del ambiente


El término contaminación se refiere a la introducción o incremento anormal de
sustancias que pueden ejercer un efecto dañino sobre los organismos en los
ecosistemas. A veces, la contaminación es de origen natural, pero, en general,
está relacionada con la actividad del hombre que en su búsqueda de
supervivencia y bienestar dispersa sustancias agresivas, algunas de las cuales
pueden ser transformadas por los organismos vivos (biodegradables) y otras que
son persistentes (no biodegradables).
Esto es importante resaltarlo, por que las sustancias naturales, pueden
ocasionar daños ecológicos importantes; sin embargo, a corto plazo serán
degradadas; mientras que cuando las sustancias son sintéticas, estas por no
ser biodegradables, ingresarán en las redes tróficas y a lo largo de los niveles
tróficos se incrementará la concentración de la sustancia.
Para la década de los 80's se reconocían alrededor de 63,000 sustancias
sintéticas de uso común, con un incremento anual de entre 1,000 y 2,000. De
ellas solamente 2,000 eran conocidas toxicológicamente (Albert y Molina, 1985).
Esto indica que en la actualidad se usa una gran cantidad de sustancias
sintéticas de las que no se conocen los problemas que puedan ocasionar en la
salud de la población humana y mucho menos en el daño a los ecosistemas.
La contaminación ambiental puede estudiarse para su “remediación”, atendiendo
tres elementos de los ecosistemas: agua, aire y suelo. Los contaminantes
pueden generarse o depositarse en cualquiera de los tres elementos y moverse
de un elemento a otro hasta llegar a la biota, que es el elemento en el que
ocasionan los daños y por los que ingresan a las redes tróficas.
En el aire el tiempo de residencia de los contaminantes es bajo, de algunos
minutos a algunos días, de manera muy general, el daño a los organismos se
puede clasificar de bajo a medio, con una alta uniformidad de la dispersión del
contaminante (Cuadro I-1).
En el agua los contaminantes tienen un tiempo de residencia medio, un daño a
los organismos considerado alto y una uniformidad de la dispersión media. En
este elemento es importante el daño a los organismos, debido a que la mayoría
ingiere los contaminantes por esta vía (Cuadro I-1).
En el suelo el tiempo de residencia de los contaminantes suele ser alto y
generalmente los contaminantes tanto del aire como del agua llegan a él. El
daño a los organismos suele ser de medio a alto, considerándolo medio para los
animales y alto para las plantas y la uniformidad de la dispersión es de baja a
muy baja ya que a menudo la contaminación es puntual (Cuadro I-2).
La contaminación del aire y del agua es la más evidente y por lo mismo la que
más preocupa, por lo que es la más estudiada. Esto se debe a que, en el agua y
aire, la uniformidad de la dispersión es mayor que en el suelo, mientras que en
el suelo no es evidente.
5

Cuadro I-1.- Comportamiento de los contaminantes en el aire,


agua y suelo
Elemento Tiempo de Uniformidad de la Daño a organismos
residencia dispersión
Aire bajo alta bajo a medio
Agua medio media alto
Suelo alto baja medio a alto
(Moriarty, 1990).
En la actualidad, se ha desarrollado tecnología para disminuir y controlar la
contaminación tanto del aire como del agua. Sin embargo, los estudios sobre la
remediación, prevención y control de la contaminación del suelo son aún muy
escasos en comparación con los del agua y aire.
Se debe aprovechar que el suelo es un sistema en el cual se encuentran varios
elementos (arcillas, microorganismos, etc.) y que se presentan procesos
(oxidación, reducción, hidrólisis, precipitación, adsorción, absorción, quelación,
etc.) que pueden ayudar a eliminar algunos contaminantes del ambiente que son
dañinos en otros elementos como el aire y agua (Bautista, 1993 a).
En el Cuadro I-2 se observan algunos elementos contaminantes y sus posibles
efectos en el agua y en el suelo, si bien, es demasiado general, sirve para
ejemplificar algunas de las bondades de los suelos en cuanto a los efectos de
los contaminantes. De hecho, el suelo puede considerarse como un gran reactor
natural en el cual pueden ser “tratados” los compuestos orgánicos y precipitados
y/o ad-absorbidos otros contaminantes (Bautista et al, 1995).
Las sales en el agua no ocasionan efectos negativos a menos de que se
descarguen grandes cantidades de ellas a los cuerpos de agua dulce. Sin
embargo, en los suelos, pequeñas cantidades (0.02 eq/L, del extracto de la
pasta de saturación) ocasionan grandes daños a la biota (Aguirre, 1993;
Bautista, 1993 b).
Los fertilizantes nitrogenados, fosfatados y potásicos (NPK) tan usados en los
suelos agrícolas, benefician enormemente su fertilidad y por lo tanto la
producción de cultivos, pero al llegar a los cuerpos de agua, propician la
eutroficación, cambiando la población de sus organismos y generando
problemas de acumulación de materia orgánica (eutroficación) que los lleva a
convertirse en pantanos.
Los metales pesados en los organismos ocasionan problemas de toxicidad
(capacidad intrínseca de causar daño, incluyendo los efectos potencialmente
carcinogénicos, mutagénicos y teratogénicos), al reaccionar con los átomos de
azufre presentes en las proteínas, con lo que se produce una desactivación
enzimática, también, por reemplazo de otros cationes esenciales en la estructura
de las biomoléculas, además de ser bioacumulables (Boudo y Riveyre, 1989).
6

Cuadro I-2. Comparación de los efectos de algunos


contaminantes en el agua y el suelo.
Agua Contaminante Suelo
-- sales X
X fertilizantes B
X metales pesados ?
X plaguicidas X-
X acidez (pH) -
X lodos residuales ?B
X hidrocarburos X
X= dañino, B= benéfico, - = sin efecto y ?= que puede ser dañino o benéfico
dependiendo de las condiciones en las que se presente.
Los metales pesados en los suelos interactuan con las arcillas, los oxi-
hidróxidos, con la materia orgánica (polisacáridos, carbohidratos, aminoácidos,
ácidos húmicos, ácidos fúlvicos, etc.), carbonatos, sulfatos y demás con los que
se presentan procesos de adsorción, sustitución isomórfica, quelación,
precipitación, oxidación, reducción, etc. que dependiendo de las propiedades
particulares del suelo, pueden ser benéficos, dañinos o no presentar efecto.
Los plaguicidas tanto en el agua como en el suelo son dañinos. En el suelo, en
algunos casos el daño puede ser menor debido a su interacción con la materia
orgánica edáfica (del suelo), esta logra desactivar y/o cambiar la estructura del
plaguicida con lo que se convierte en biodegradable (Schnitzer y Khan, 1978).
Los cambios de pH en el agua son dañinos, mientras que en el suelo no se
presentan debido al poder amortiguador de los coloides del suelo (arcillas y
humus).
Los lodos residuales propician eutroficación en los cuerpos de agua y, en el
suelo, por la cantidad de material orgánico son benéficos; sin embargo, deben
tomarse en cuenta las cantidades de metales pesados y demás constituyentes,
para realizar una evaluación de sus posibles efectos.
Los hidrocarburos en el agua son muy dañinos aún en concentraciones muy
bajas, menores de 0.1 microgramos/gramo, retarda la división celular y el
crecimiento del plancton. En concentraciones de 1.0 microgramos/gramo,
aumenta la mortalidad de peces y especies acuáticas mayores, al impedir el
intercambio de gases, (Viveros, 1985).
En el suelo, bajas cantidades de hidrocarburos propician un crecimiento de la
actividad microbiológica y vegetal, por lo que se genera una mayor producción
de sustancias húmicas que benefician enormemente al suelo, pero en altas
concentraciones se observa una drástica reducción de la biota en general. Sin
embargo, a medida que pasa el tiempo, se incrementa la actividad microbiana,
especialmente de los organismos que descomponen a los hidrocarburos, lo que
7

como consecuencia ocasiona un aumento en la materia orgánica y del nitrógeno


total en el suelo (McGill, 1985).
De los ejemplos arriba mencionados, se deduce que el término “contaminante”
depende de su especie química y del nivel de toxicidad, que a su vez se
encuentra relacionada con la cantidad, ya que varios compuestos son
considerados contaminantes en función de su concentración.
Eliminado: L SUELO

El suelo
Para un edafólogo - el estudioso del suelo -, se define como un sistema abierto
que presenta intercambios de materia y energía con el medio, en donde se
desarrollan diversos procesos físicos, químicos y biológicos, responsables de su
morfología (forma) y propiedades. El suelo es un cuerpo natural, y dinámico que
cambia con el tiempo y el espacio. Es soporte de una gran variedad de
organismos, entre ellos la vegetación, característica relevante pues de ella
dependen las actividades agrícolas, fuente de alimento para la humanidad.
A nivel del globo terrestre, así como existe una capa de agua llamada hidrosfera,
otras como litosfera, atmósfera y aún la biosfera, puede decirse que el suelo
constituye una capa denominada “edafósfera” (Figura I-1). Esta capa puede
considerarse como una geomembrana que permite el intercambio de materia y
energía entre la litosfera y la atmósfera, sirviendo de protección a la primera ante
los efectos climáticos (Arnold et al, 1990).

Composición
El suelo está constituido de tres fases que se corresponden con los estados
físicos de la materia, es decir, sólida, líquida y gaseosa.
La presencia y cantidad de los componentes de la fase sólida dependen de los
proceso edafogénicos. La fase sólida puede dividirse en orgánica e inorgánica
(Figura I-2). La orgánica es la parte del suelo menos conocida y estudiada
debido a la complejidad de sus componentes y a la escasa metodología
estandarizada. La parte biológica de la fase sólida del suelo, a nivel de fauna,
recientemente ha sido reconocida como importante en la fertilidad de los suelos
tropicales y comienzan a realizarse estudios en ese sentido (Lavelle et al, 1994).
De la misma manera, los procesos ocurridos en la rizosfera recientemente se
han estudiado con mayor detalle (Ferrera et al, 1995). Sin embargo, falta mucho
por conocer sobre el papel de los microorganismos, meso y macrofauna, así
como del papel de la rizosfera en la calidad del suelo.
La parte inorgánica del suelo es la más conocida y estudiada, además
actualmente se cuenta con equipos de análisis tecnológicamente más
sofisticados que permiten realizar estudios más complejos de los componentes
de esta fase, dos ejemplos son: la utilización de los espectrometros de masas
con los cuales se pueden cuantificar cantidades muy pequeñas de isótopos
estables (por lo tanto no radiactivos) de C y N que permiten conocer la dinámica
de la materia orgánica del suelo a causa de la sustitución de una cubierta
vegetal; y los espectrofotómetros de absorción atómica con horno de grafito que
8

permiten cuantificar partes por billón de diversos elementos, metales pesados


entre ellos.
La fase líquida corresponde al agua del suelo y se compone principalmente de
agua con iones y gases en disolución, es crucial en la vida de los organismos,
especialmente en las plantas, ya que es el medio por el cual absorben sus
nutrimentos. Mediante ella se presentan los flujos de materia y energía entre las
capas u horizontes. Es por este medio que grandes cantidades de suelo llegan
al mar, ríos, lagos, lagunas y presas (erosión).

Figura I-1. El suelo como una capa del globo terrestre, la edafósfera.
9

La fase gaseosa incluye O2, CO2, CH4 , N2, entre otros. La composición de esta
fase determina el tipo de microorganismos que habitarán el suelo, los cuales se
encargarán, entre otras cosas, de la descomposición de la hojarasca. Las altas
concentraciones de O2 permitirán la existencia de microorganismos aerobios,
por el contrario, cuando las concentraciones de O2 son bajas, serán los
microorganismos anaerobios los encargados de la descomposición. Las
condiciones aerobias influyen en el crecimiento de las plantas, debido a que las
plantas también respiran por las raíces.
Las fases líquida y gaseosa, ocupan los espacios vacíos que existen entre las
partículas de la fase sólida, dichos espacios, también son llamados poros, estos
pueden ser grandes (macroporos) o pequeños (microporos). En los microporos
se retiene el agua y en los macroporos, generalmente, se encuentran gases.
Cuando el suelo se encuentra seco, la fase líquida no existe y es la fase
gaseosa la que ocupa los poros. Por el contrario, cuando el suelo se encuentra
sumamente mojado, la fase líquida ocupa los espacios vacíos eliminando a la
fase gaseosa. En ocasiones, el agua solamente ocupa los microporos, dejando
con gases los macroporos, este estado de humedad es llamado “capacidad de
campo”, estado “ideal” para el crecimiento de los cultivos.

Figura I-2. Componentes de la fase sólida del suelo


10

Formación
Los suelos se originan de manera natural por la combinación de cinco factores
denominados “formadores de suelo”: roca, clima, organismos, relieve y tiempo.
Estos factores originan o producen a su vez procesos que le dan forma al suelo.
Los procesos formadores de suelo pueden agruparse en cuatro tipos que son:
de adición, pérdida, translocación y transformación. El aporte de hojarasca y
sedimentos son dos claros ejemplos de un proceso aditivo, así como el lavado y
la volatilización (transformación de un compuesto orgánico a gas) lo son de
pérdida. La translocación consiste en el movimiento ascendente o descendente
de materiales a lo largo del perfil. La transformación, involucra el desarrollo de
reacciones (oxidación, reducción, hidratación etc.) que son de especial
importancia en la dinámica y disponibilidad de los nutrimentos. La formación de
coloides orgánicos (humificación) es un ejemplo.
La formación de suelo es un proceso largo que dura de cientos a miles de años,
por lo que este recurso debe considerarse como no renovable. Baste citar que
para la formación de un centímetro de suelo denominado molisol, tendrán que
pasar 12 años y para el llamado oxisol, alrededor de 750 años (Cuadro I-3).

Cuadro I-3. Tiempo de formación de tres suelos de diferente clima (Zinck, 1990)
Suelo (tipo de clima) Profundidad Años Tasa (años/cm)
(cm)
Molisol (templado) 33 400 12
Alfisol (intertropical) 100 4,000 40
Oxisol (tropical) 100 75,000 750

El grado de desarrollo de un suelo es el producto de la interacción de los


factores formadores de suelo arriba mencionados. De modo que cuando un
factor domina, se refleja en la morfología del suelo de manera muy clara. Por
ejemplo, los suelos de pie de monte o de la partes planas son, generalmente,
más profundos que los de las partes altas, debido al efecto del relieve.
En el caso de la roca, es el factor que determina la textura y una gran cantidad
de propiedades químicas, en el caso de que el suelo no sea producto de la
erosión de las partes altas. Un ejemplo de suelo en los que la roca es un factor
preponderante, se encuentra en la Península de Yucatán, donde la roca
calcárea forma, al descomponerse, CO2 (92% o más) por lo que solo una
pequeña parte pasa a formar parte de la edafósfera, motivo por el cual los
suelos son someros.
La relación organismos-suelo se presenta en ambas direcciones, es decir, es
cierto que el suelo determina la distribución de los organismos, pero también, los
organismos influyen en la calidad del suelo.
Las plantas modifican la calidad del suelo por la realización de varios procesos,
entre ellos, destaca la absorción de nutrimentos y su posterior acumulación en la
superficie del suelo y en la parte baja del perfil. La forma de vida de las plantas
11

tiene gran importancia en la cantidad y calidad de la hojarasca que “nutrirá” al


suelo, así como su fenología en el ciclo de nutrimentos.
Las plantas modifican el microclima, generalmente disminuyen los efectos
adversos para la fauna del suelo, lo cual repercute el tamaño y distribución de
sus poblaciones, a su vez, la fauna y microflora del suelo contribuyen a mejorar
la calidad del suelo, por muy diversas causas entre las cuales tenemos:
formación de galerías que mejoran la infiltración; mejoramiento de la estructura;
liberación paulatina de nutrimentos vía descomposición de la hojarasca;
intemperismo de los minerales del suelo; y otros.
La temperatura y la precipitación son los dos componentes más importantes del
clima. La temperatura ejerce una influencia marcada en el tipo y cantidad de
vegetación presente en un sitio y, en consecuencia, sobre el tipo y calidad de la
materia orgánica (Buol et al, 1991). Además, la temperatura es uno de los
factores que determinan el tipo y la rapidez de las reacciones en las que
participa el agua (Buol et al, 1991), por ejemplo, la descomposición de la materia
orgánica se acelera (al doble) por cada aumento de 10°C.
Con respecto a la precipitación, la cantidad de agua de lluvia influye en la acidez
del suelo, a mayor precipitación, mayor acidez. De la misma manera, el
contenido de nitrógeno en el suelo aumenta con la precipitación y lo mismo
ocurre con las arcillas. Por el contrario, a mayor precipitación menores
cantidades de bases intercambiables. De lo anterior se deduce que altas
temperaturas combinadas con altas precipitaciones producirán suelos muy
intemperizados en los que los procesos de reciclaje de nutrimentos y
meteorización (desintegración o intemperismo) de la roca son más intensos que
en climas templados o fríos.

Elemento de los ecosistemas


El suelo es uno de los factores que limitan el crecimiento y distribución de las
plantas, en él se inicia y termina la cadena alimentaria: las plantas toman de ahí
varios nutrimentos, los herbívoros necesitan de las plantas para vivir, en tanto
que los consumidores secundarios, los carnívoros, requieren de los herbívoros
para su subsistencia. Cuando plantas, herbívoros y carnívoros mueren los
desintegradores los descomponen y se reciclan los nutrimentos. Si se corta la
base de la cadena, se altera fuerte e irremediablemente al ecosistema. Por ello
resulta un tanto incomprensible, que se tenga tanta atención a las especies de
animales y plantas en peligro de extinción y muy poca a los suelos degradados o
alterados “en peligro de extinción”, ya que al ser dañados, influirán
negativamente en el desarrollo de las poblaciones de todos los organismos
terrestres.
12

El estudio del suelo


Comienza por la descripción del perfil (el perfil es una cara del corte de un
suelo), en él pueden apreciarse los horizontes (capas aproximadamente
paralelas a la superficie con diferente composición). Estos horizontes se generan
por los procesos edáficos, que a su vez son generados por los factores
formadores del suelo (Figura I-3).
Las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo son producto de los
procesos edafogénicos. Algunas de ellas como el color, profundidad, estructura
(forma, tamaño y estabilidad de los agregados o terrones), raíces, galerías,
porosidad y retención de agua y otras pueden reconocerse en el campo (Siebe
et al, 1996), pero otras solamente pueden conocerse a través de análisis de
laboratorio de muy diversos tipos (físicos, químicos, biológicos, mineralógicos,
micromorfológicos, etc.). Dichas propiedades, en conjunto, nos dan indicios de
los procesos formadores que con mayor intensidad se presentan en el suelo.
Una vez identificados éstos procesos, los suelos se clasifican de acuerdo con
ellos.
Esta información debe ser la base del manejo de este elemento del ecosistema,
así como de la producción, llámese agrícola y/o pecuaria. También puede
utilizarse para controlar los problemas de contaminación; entender la distribución
de los organismos (animales y vegetales); e identificar otros procesos ecológicos
de los ecosistemas terrestres naturales y perturbados. Es por ello que el suelo
que pisamos es de suma importancia en el manejo y conservación de los
recursos naturales.

Figura I-3. Perfil de suelo, mostrando los tipos principales de horizontes.


Modificado de Vázquez (1993).
13

Los metales pesados


Como se mencionó anterior mente, el suelo puede describirse como un sistema
abierto y dinámico, compuesto por tres fases: sólida (orgánica e inorgánica)
líquida y gaseosa. La fase sólida está formada, principalmente por minerales
complejos, óxidos, sales y materia orgánica en diferentes etapas de
descomposición. Los espacios libres están ocupados por gases, de diversa
composición y en parte por la fase líquida. Esta, también llamada solución del
suelo, que está compuesta por iones disueltos procedentes de las otras fases,
es la más activa y conforma un subsistema dinámico en el que se llevan a cabo,
entre otras, reacciones de formación de complejos solubles, oxidación-
reducción, adsorción y precipitación-disolución. Al resultado neto de todas estas
reacciones, se le puede visualizar como una telaraña de interrelaciones
químicas, controladas por flujos variables de materia y energía procedentes de
la atmósfera, hidrosfera y biosfera (Sposito 1983).

En condiciones normales, la mayoría de los compuestos de los metales


potencialmente tóxicos, se encuentran en cantidades fijadas por consideraciones
de orden geológico y en formas químicas muy insolubles, por lo tanto, no
representan un peligro para la biota.

No obstante, como consecuencia de las diversas actividades humanas,


principalmente la industrial, esta situación ha cambiado radicalmente. Se han
acumulado en los suelos, diversos compuestos de estos elementos, en grandes
cantidades y/o en formas solubles, rompiendo el equilibrio natural y causando la
contaminación de acuíferos y en ocasiones, la introducción de estos elementos
en la red trófica. Particularmente importantes en este sentido son los llamados
metales pesados.

Cuando se menciona el término metal pesado, algunas personas lo interpretan


como elemento tóxico, lo cual es incorrecto, pues no todos los metales pesados
son tóxicos ni todos los elementos tóxicos son metales pesados, por lo que es
conveniente aclarar algunos términos.

De manera general los elementos se pueden clasificar en metales y no metales,


a su vez los metales se separan en transicionales, alcalinos y alcalinotérreos. A
menudo, encontramos términos como:

• "Metal vestigio" que se refiere a los elementos metálicos que se encuentran


en la solución del suelo en concentraciones menores de 1 mol/m3 o a los
elementos que tienen concentraciones menores a los 100 mg/kg de la fase
sólida del suelo. También pueden llamarse así a los metales de la clase "B"
de la tabla periódica. Los metales vestigio no son necesariamente peligrosos,
algunos de ellos son esenciales para vegetales y/o animales.
• "Elementos esenciales" son aquellos que se requieren para la vida de las
plantas, sin ellos no se completa el ciclo vital. Debe considerarse que no
todos los elementos esenciales para las plantas lo son también para otros
organismos y que existen otros elementos que son esenciales para otros
14

organismos que no lo son para las plantas. Por ejemplo el Br es considerado


esencial en algunas algas; el Co es esencia en animales y no en plantas; el
Cr es esencial en animales pero no en plantas; el F es esencial en animales y
no en plantas; etc. (Markert, 1994)
Además los elementos que hasta ahora se conocen como esenciales pueden
cambiar con el desarrollo de nuevas técnicas de detección.
• "Elemento traza" no es recomendable utilizar este término, pues
corresponde a una traducción literal del inglés. En español traza significa guía
y en química se utiliza para nombrar a los elementos radioactivos utilizados
para conocer la ruta que algún elemento sigue en determinado procesos, por
ejemplo 15N o 14C que no son metales.
• "Metal pesado" es utilizado en el caso de los metales que tienen una
densidad mayor o igual a 6 g/cm3 ( Cuadro I-4). Barceló y Poschenrieder
(1992) utilizan como índice un valor de densidad de 5 g/cm3.
• "Elemento pesado", es utilizado por Fergusson (1990) para referirse a
elementos tóxicos a humanos, que son ampliamente usados en la industria,
son relativamente muy abundantes y ocasionan graves perturbaciones a los
ciclos biogeoquímicos (Pb, As, Se, Cd, Hg, Sb, Tl, In, Bi y Te).
• "Elemento potencialmente tóxico" es un término general que incluye a
todos aquellos elementos (metales pesados, esenciales y vestigio, etc.) que
debido a sus características y/o cantidades pudieran ser tóxicos par la biota.
La toxicidad de los elementos en gran medida depende de la dosis o cantidades
de las que se traten, ya que existen elementos esenciales que en grandes dosis
son tóxicos.

En este texto utilizaremos el término metal pesado considerando la definición


antes mencionada e incorporando elementos que no son metales como el
arsénico pero que pueden ser tóxicos.

Otros ejemplos como el platino (Pt), uranio (U), wolframio (W) y oro (Au) que son
de los más pesados no han sido reportados ni como esenciales ni como
contaminantes; los más abundantes como el Fe, Mn, Zr, V, no se encuentran
reportados como tóxicos, pero son esenciales; los muy zootóxicos como el Cd,
Hg, Pb son escasos, con excepción del Pb. Schroeder (1971) considera también
al Zi, Sb y Be como zootóxicos y menciona que el efecto tóxico de los elementos
es inversamente proporcional a su abundancia en la naturaleza.
15

Cuadro I-4. Los metales pesados más importantes sus densidades, abundancia
y su categoría como esenciales y/o contaminantes.

Elemento Densidad Rocas Esencial Contaminante


g/cm3 mg/kg veg/anim
Ag 10.5 0.07 X
Au 19.3 0.05
Bi 9.8 0.17 X
Cd 8.7 0.2 X
Cr 7.2 100.0 X X
Co 8.9 25.0 X X
Cu 8.9 55.0 X X
Fe 7.9 6x104 X X
Hg 13.6 0.08 X
La 6.2 25.0 X
Mn 7.4 950.0 X
Pb 11.3 13.0 X
Mo 10.2 1.5 X X
Ni 8.9 75.0 X X
Pt 21.5 0.05
Tl 11.9 0.45 X
Th 11.5 9.6 X
Sn 7.3 2.0 X X
U 19.1 2.7 X
V 6.1 135.0 X
W 19.3 1.5 X X
Zn 7.1 70.0 X X
Zr 6.5 165.0 X
Tomado de Davis, (1980).
16

II LAS FUENTES DE METALES PESADOS


Las fuentes de metales pesados se pueden clasificar en naturales y antrópicas,
las primeras a su vez pueden ser clasificadas por su origen, ya sean producto
del intemperismo (meteorismo) químico o por emisiones volcánicas (Figura II-1 y
Cuadro II-1).

Figura II-1. Clasificación de las fuentes naturales de contaminación por


elementos potencialmente tóxicos.

“in situ"
intemperismo
químico transportados

origen
natural
emisiones volcánicas

Fuentes Naturales
Los metales pesados pueden encontrarse en los minerales primarios y/o
coprecipitados con los minerales secundarios (Cuadros II-1 y II-2).
Entendiéndose “minerales primarios” como los constituyentes de las rocas y
“minerales secundarios” como la cristalización de los productos del
intemperismo.

Cuadro II-1. Metales pesados asociados a minerales primarios sulfurosos


minerales sulfurosos metales pesados asociados
(primarias)
Galena (PbS) Ag, Au, As, Ba, Bi, Cr, Hg y Ni
Esfarelita (ZnS) Sb, Sn, Te y Tl
Calcopirita (CuFeS2) Ag, Co, Ge, In, Mn, Ni, Se y Sn
Pirita (FeS2) Ag, As, Au, Co, Cu, Ni, Pb, Ti y Tl
Arsenopirita (Co, Mn y Ni)

Cuadro II-2. Metales pesados asociados a minerales secundarios


Metales secundarios metales pesados asociados
Óxidos de hierro V, Mn, Cu, Zn y Mo
Óxidos de manganeso Fe, Co, Ni, Zn y Pb
Carbonatos de calcio V, Mn, Fe, Co, Cd, y Pb
Esmectitas Ti, V, Cr, Mn, Fe, Co y Ni
Vermiculitas Ti, Mn y Fe.
Conociendo el tipo de roca y los minerales que la conforman puede deducirse
los metales pesados que pudieran encontrarse. Por ejemplo, en rocas
17

sedimentarias se tienen mayores probabilidades de encontrar arsénico (As) y


mercurio (Hg) y selenio (Se) que en las ígneas; en el granito es más probable
encontrar plomo (Pb) y Tl que en el basalto (Cuadro II-3).

Cuadro II-3. Niveles medios de elementos potencialmente tóxicos en


rocas y suelos (mg/kg).
Elemento Rocas ígneas Rocas En suelos
sedimentarias
basalto granito intervalo media
As 1.5 1.5 7.7 0.1 - 40 6.0
Bi 0.031 0.065 0.4 0.1 - 0.4 0.2
Cd 0.13 0.09 0.17 0.01 - 2 0.35
Hg 0.012 0.08 0.19 0.01 - 0.5 0.06
In 0.058 0.04 0.044 0.2 - 0.5 0.2
Pb 3.0 24.0 19.0 2.0 - 300 19.0
Sb 0.2 0.2 1.2 0.2 - 10 1.0
Se 0.05 0.05 0.42 0.05 0.4
Te <0.1 <0.1
Tl 0.08 1.1 0.95 0.1 - 0.8 0.2
Tomado de Fergusson, 1990

Fuentes Antrópicas
Las fuentes antrópicas las podemos clasificar en puntuales (fijas) y no puntuales
(móviles) dependiendo de su procedencia, dentro de las primeras tenemos a las
industrias, las carreteras (aún cuando no son la fuente de metales pesados es
allí donde se expiden de manera fija y continua) y demás. Dentro de las
segundas a: los lodos residuales, fertilizantes, las cenizas y humos
(transportados vía vientos de manera esporádica), los pesticidas, el riego, etc.

En el Cuadro II-4 se muestran algunos elementos que se encuentran en las


diversas fuentes antrópicas.
18

Cuadro II-4. Fuentes antrópicas de metales pesados.


Fuentes Metales pesados
lodos Cd, Pb, As, Cr, Zn, Co, B, Ba, Be, Br, Ce, Cu,
residuales Mn, Co, Ge, Hg, Mo, Ni, Rb, Sn , Sr, V y Zr
riego Cd, Pb, Se
fundidoras Pb, Cd, Sb, As, Se, In y Hg
plaguicidas Pb, As, Hg, Br, Cu, V y Zn
fertilizantes Cd, Pb, As, B, Ba, Br, Ce, Co, Cr, Cu, Mn, Mo,
Ni, Sc, Se, Sn, Sr, Te, U, V, Zn, y Zr
minas Pb, Cd, As, Hg, etc.
abonos As, Se, Ba, Br, Co, Cr, Cu, F, Ge, Mn, Ni, Pb,
Sr, Zn y Zr
automóviles Pb
pinturas Pb, Cd
carbonatos As, B, Ba, Ce, Cr, Cu, F, Mn, Mo, Ni, Pb, Sr,
V, Zn y Zr.
Combustión As, Se, Sb, Pb,
de carbón
Tomado de Fergusson, 1990.

A continuación se abordará la problemática de contaminación de metales


pesados en el suelo en México, por el uso de desechos sólidos y líquidos

Residuos sólidos en México

Bustani (1994) analiza la situación de los residuos sólidos en México y encuentra


que solamente el 4% tiene una disposición adecuada (Figura II-2).

La generación de desechos sólidos se encuentra relacionada con el uso de


suelo, usualmente se consideran ocho categorías o fuentes que son: residencial,
comercial, institucional, construcción y demolición, servicios municipales, plantas
de tratamiento, industrial, y agropecuarios (Tchobanoglous et al, 1993).

Las seis primeras pueden agruparse en residuos sólidos municipales, quedando


solamente tres: municipales, industriales y agropecuarios (Peavy et al, 1985).
Dentro de los residuos sólidos municipales se puede ubicar a los residuos
hospitalarios, sin embargo, si contienen material infeccioso son catalogados
como residuos sólidos peligrosos. Los residuos hospitalarios rara vez contienen
metales pesados.
19

Figura II-2. Generación de desechos sólidos en desechos2.doc


20

Los residuos sólidos municipales


Generalmente incluyen a los desechos producidos en los hogares y ciertos
desechos blancos generados en pequeños comercios e industrias, así como los
residuos de mercados y jardines (INEGI, 1994; Zanelli, 1995). De los
aproximadamente 27 tipos de residuos sólidos más comunes, 15 corresponden
a residuos de origen orgánico que pueden ser biodegradados, algunos ejemplos
son: residuos alimenticios, de jardinería, algodón, cartón, papel, hueso, fibra
vegetal y otros. A nivel nacional el 59% de los residuos sólidos municipales es
biodegradable (INEGI, 1994). En el Distrito Federal el porcentaje de materia
orgánica en los residuos sólidos municipales es del 50% (Zanelli, 1995). Los
compuestos sintéticos y de materiales no biodegradables son: vidrio, fibra
sintética, plástico, lata, loza y cerámica, material de construcción, material
ferroso, pañales desechables, poliuretano, poliestireno y demás. Algunos de
ellos, como los metales y el vidrio son separados y se reciclan.

A nivel nacional, se generan aproximadamente 21,967,525 toneladas anuales de


residuos sólidos municipales, de las cuales el 43.6% se genera en la zona
centro; en la zona norte el 17.2%; en la zona sur 15.7%; en el Distrito Federal
13.7%; por último, la zona fronteriza 9.8% (INEGI, 1994).

Al ser tratados estos residuos, se genera composta que no llega a contener


grandes cantidades de metales pesados por lo que difícilmente llegarían a
constituir un peligro de contaminación, por el contrario, las grandes cantidades
de materia orgánica así como la calidad de la misma, en la composta, pueden
ser utilizadas en el mejoramiento de los suelos agrícolas. La excepción a la
regla son los lodos residuales producidos en el tratamiento de las aguas
residuales que llegan a contener cantidades importantes de metales pesados
que merecen un trato aparte.

Los residuos sólidos industriales


Los tipos y características de los residuos sólidos industriales dependen de la
fuente o tipo de industria, así como del proceso generador, por lo que algunos
residuos sólidos industriales llegan a contener casi exclusivamente substancias
orgánicas como es el caso de la industria alimentaria y de proceso de alimentos,
los residuos sólidos industriales son: frutas, cereales, vegetales, grasas, aceites,
etcétera. En otros casos la participación de la materia orgánica es nula, por
ejemplo, en la industria de arena, arcilla y productos de vidrio en la que los
diversos procesos (manufactura de vidrio, yeso, concreto y otros) producen
residuos sólidos industriales como vidrio, cemento, asbesto y arcillas
(Tchobanoglous, 1993). Por los volúmenes generados en el país, son dignos de
mencionarse los jales o desechos mineros (Figura II-2).
21

Figura II-3. Opciones de manejo de lodos residuales.


22

Caso: residuos sólidos mineros

México es un país eminentemente minero por sus características geológicas


(sierra madre oriental y sierra madre occidental). Al rededor de dos terceras
partes del territorio mexicano, se encuentran formadas por rocas ígneas y
metamórficas con las características geológicas adecuadas para la existencia de
minerales de importancia económica. En el país se extraen 47 minerales, entre
los preciosos oro y plata, 14 no ferrosos, 4 siderúrgicos y 27 no metálicos. Existe
actividad minera en 300 localidades.

A nivel mundial México es el principal productor de plata y celesita; segundo en


bismuto; tercero en cadmio, flúorita, antimonio y grafito; quinto en arsénico;
sexto en zinc; séptimo en plomo, barita, azufre y molibdeno; etcétera (SEMIP,
1992).

La producción minera comprende actividades de extracción del mineral,


purificación del mineral y disposición de residuos. Cada una de ellas afecta al
ambiente en diferente grado, siendo mayor la de purificación, por el empleo de
elementos tóxicos como el cianuro.

Además, como anteriormente se mencionó, los minerales primarios a menudo


contienen minerales “acompañantes” que contienen metales pesados, que
después del proceso de purificación quedan en los materiales mineros de
desecho (jales) (Cuadro II-5). Dichos jales se confinan en presas con el objeto
de evitar la contaminación del ambiente. Sin embargo, esta confinación
difícilmente funciona al 100% debido entre otras cosas a: escorrentía,
filtraciones, mantenimiento y sismos, principalmente.

De la misma manera, los materiales que se remueven para la explotación de las


vetas minerales ocasionan diversos daños al ambiente. Las actividades durante
la explotación minera son: 1) limpieza de la superficie bajo la cual se encuentra
la veta de mineral, que incluye la remoción de plantas y suelo; 2) exploración y
voladura que consiste en la fragmentación de los bancos de mineral estéril (sin
valor o mineral que no interesa) y su posterior deposición en sitios cercanos,
esta actividad también se llama descapote; 3) acarreo del mineral de interés
para su procesamiento; 4) quebrado y actividades relacionadas con la
purificación y concentración del mineral de interés, durante esta actividad se
generan grandes cantidades de material “estéril”, es decir, con bajos contenidos
del mineral de interés que se denominan en terreros; y 5) purificación del
mineral.

Durante las actividades mineras arriba mencionadas se produce una gran


diversidad de afectaciones al ambiente (Gutiérrez et al, 1992 a). Entre las que
destacan dos relacionadas con los metales pesados, que son: la oxidación
ambiental de los minerales expuestos a la intemperie que ocasiona la disolución
de algunos metales pesados y la acidificación del suelo que inhibe el crecimiento
vegetal (Gutiérrez et al, 1992 a; Celedón, 1994); y la erosión y movimiento en
23

masa del material no consolidado que desvía y contamina el cause de los ríos
(Gutiérrez et al, 1992 a; Gutiérrez et al, 1992 b).

Figura II-3. Esquema de un terrero (Gutiérrez et al, 1992)

cresta meseta

talud

terrero

río

Otro problema que a menudo se presenta es la edificación sobre las presas de


jales o la utilización de este material con fines de relleno sanitario sin tener en
cuenta la cantidad de metales pesados que contienen (Cuadro II-5).

Cuadro II-5. Metales pesados (mg/L) en jales provenientes de una empresa


minera en Chihuahua, México (Gómez, 1991).
Jales Método Cu Pb Zn Cd As
recientes totales 538 3465 4602 ---- 4252
en agua ---- ----- 2.2 ---- ----
en ácido 62 748 1018 8 ----
viejos totales 973 18839 37512 170 2720
en agua ---- ----- 45.2 2.5 ----
en ácido 189 476 4747 93 ----
Campo totales ---- 758 730 ---- ----
de fútbol en agua ---- ----- --- ---- ----
en ácido 6 77 500 3 ----

En México, los residuos sólidos provenientes de minas y fundiciones son los


más abundantes ya que se generan alrededor de 337,500 t/día (Bustani, 1994);
sin embargo, dichos residuos no reciben tratamiento alguno.
24

Los residuos sólidos agropecuarios


Los residuos sólidos agropecuarios comprenden los desechos y residuos
generados por los sistemas de producción vegetal como: residuos de café, maíz,
vid, cebada, girasol, coco, etc.; animal como: desechos de carne, leche, miel,
estiércol, plumas de aves, pieles, etc. (Tchobanoglous, 1993); y agroindustrial
como el caso del bagazo y la cachaza de los ingenios azucareros. De manera
general, puede decirse que los residuos sólidos agropecuarios son 100%
materia orgánica que en algunos casos llegan a ser un gran problema por los
grandes volúmenes generados (Figura II-2). Generalmente no constituyen un
riesgo de contaminación por metales pesados; sin embargo, es recomendable
realizar los análisis pertinentes para aseverar con certeza la ausencia de
metales pesados. Se recomienda utilizarlos en el mejoramiento de los suelos
agrícolas.

Los residuos peligrosos


Los residuos peligrosos son todos aquellos que por sus características
corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables, venenosas, biológicas
infecciosas o irritantes, representan un peligro para el ambiente (Wentz, 1989;
INEGI, 1994; Zanelli, 1995). En México existe un esquema de caracterización de
los residuos peligrosos que se resume con término “CRETIB”, que establece
como peligrosos a los residuos que posean características de corrosividad,
reactividad, explosividad, toxicidad, inflamabilidad o biologico-infecciosos, por
encima de los valores establecidos como límite (INE, 1994).

Algunos ejemplos de ellos contenidos en los residuos sólidos municipales son:


infecciosos, químicos, fármacos mezclados, solventes, lubricantes y selladores,
baterías, ácidos, álcalis, asbestos, cianuros, fenoles, plaguicidas, bifenilos
policlorados, metales pesados, residuos de pinturas, gases combustibles,
residuos de petróleo, solventes orgánicos y otros (Wentz, 1989; INEGI, 1994).
Muchos de estos residuos son compuestos orgánicos sintéticos difíciles de
degradar. Los residuos peligrosos también pueden estar presentes en los
residuos sólidos industriales y residuos sólidos agropecuarios (Wentz, 1989;
INEGI, 1994).

La industria química es una de las más importantes en términos de generación


de residuos peligrosos con metales pesados. Un ejemplo es la Industria metal-
mecánica que descarga al drenaje municipal grandes cantidades de metales
pesados (Cuadro II-6), que podrían ser separados por tratamientos poco
costosos y efectivos (Villalobos-Peñalosa et al, 1992; Bautista, 1991; Bautista,
1992).

Otras industrias, como las que generan residuos de cromo (VI), son altamente
contaminantes, debido a que dicho elemento es altamente oxidante y de gran
peligro para a población humana expuesta (Gutiérrez et al, 1994). Además, el
tratamiento de dichos residuos requiere altas presiones y temperaturas para
25

eliminar el poder tóxico del elemento (pasarlo a Cr III) lo cual incluye una
inversión que muy difícilmente se realiza en países en desarrollo.

Cuadro II-6. Contenido de metales pesados en los licores ácidos provenientes


de la industria metal-mecánica (modificado de Villalobos-Peñalosa et al, 1990).
Elemento pH Fe Mn Pb Al Cr Ni
mg/L
licores ácidos 0.29* 5.5 331.0 13.6 19.1 13.6 8.5

Norma mexicana 6-9 1.0 2.0 0.1 1.0 0.5 2.0


* Dilución 1:100

La gran diversidad de los residuos peligrosos dificulta el establecimiento de


criterios claros para su clasificación y manejo (INE, 1994). De la información
oficial disponible (sumamente escasa) se sabe que se producen 15,500 t/día de
las cuales únicamente se les da disposición adecuada a 2,175, quedando el
resto (86%) fuera de control (Bustani, 1994).

Aguas residuales en México


En México, se generan entre 170 y 184 m3/s de aguas residuales de las cuales
105 m3/s son de origen doméstico y de 79 a 82 m3/s de origen industrial, la
SEDESOL calcula que para el año dos mil el volumen llegará a 207 m3/s
(Gutiérrez et al, 1994). Solamente el 15% recibe algún tratamiento (INEGI,
1994).
Las aguas residuales de la industria son de muy variados tipos y características,
en el Cuadro II-7 se muestran los giros industriales con el mayor porcentaje de
extracción, consumo y descarga a nivel nacional.
Cuadro II-7. Principales giros industriales responsables de las mayores
descargas de aguas residuales (Porcentuales).
Industria Extracción Consumo Descarga
Azucarera 35.2 22.3 38.8
Química 21.7 24.4 21.0
Papel y celulosa 8.2 16.1 6.0
Petróleo 7.2 3.7 8.2
Bebidas 3.3 6.4 2.4
Textil 2.6 2.4 2.7
Siderúrgica 2.5 5.5 1.7
Eléctrica 1.5 4.7 0.7
Alimentos 0.2 0.3 0.2
Fuente: Estadísticas del medio Ambiente (INEGI, 1994)
Las tres industrias que más agua extraen agua son la azucarera, química, y
papel y celulosa. Las que más agua consumen son la química, azucarera y
26

papel y celulosa; y las que más descargan son la azucarera, química y petrolera,
respectivamente (INEGI, 1994).
De las industrias arriba mencionadas, cinco de ellas (azucarera, papelera,
petrolera, bebidas y alimentos) generan aguas residuales en las que el
constituyente más importante es la materia orgánica (Cuadro II-8), si se suman
sus porcentajes de descarga alcanzan el 55.6% de la descarga nacional (INEGI,
1994). Sin embargo, es importante confirmar, mediante análisis químicos, la
ausencia de metales pesados en las aguas residuales de este tipo de industrias
ya que, en algunos casos, se han detectado cantidades importantes de Zn en
vinazas (Cuadro II-9)
Cuadro II-8. Parámetros orgánicos medidos en vinaza cruda (VC), con
tratamiento anaerobio (VA) y con tratamiento anaerobio-aerobio (VAA)
(Bautista y Durán-de-Bazúa, 1998).
Vinaza COT C-FP FP E4/E6
g/L g/L g/L
VC 89 4.26 8.52 2.5
VA 28 1.34 2.04 6.0
VAA 27 3.65 8.00 4.6
COT= carbono orgánico total; C-FP= Carbono orgánico de la fracción precipitada a pH
2; FP= fracción precipitada a pH 2; E4/E6= densidad óptica a los 465 nm / 665 nm.

Cuadro II-9. Metales pesados en vinaza cruda (VC), con tratamiento anaerobio
(VA) y con tratamiento anaerobio-aerobio (VAA)
(Bautista y Durán-de-Bazúa, 1998).
vinaza Zn Mn Cu
mg/L mg/L mg/L
VC 60.0 3.4 nd
VA 62.4 nd nd
VAA 49.6 nd nd
LMP 10.0 4.0
LMP= limite máximo permisible en agua residual (CNA, 1997) nd= no detectado.

La materia orgánica es uno de los principales constituyentes de las aguas


residuales, por ejemplo, la cuenca del Río Pánuco que desemboca en el Golfo
de México recibe, en términos de demanda bioquímica de oxígeno (DBO) 650
mil toneladas anuales (INEGI, 1994).
27

Las aguas residuales provenientes del drenaje municipal, en México, contienen


generalmente, bajas cantidades de metales pesados. Un ejemplo se encuentra
en las aguas residuales de la capital del país, que es la zona industrial más
importante, donde solamente el Cu y Cd rebasan la norma mexicana con 25% y
200% respectivamente (Gutiérrez, 1994).
La norma oficial mexicana recomienda el empleo de aguas residuales, con
predominancia de compuestos orgánicos, en el riego sobre suelos agrícolas; sin
embargo, esta recomendación no es la más adecuada cuando el suelo presenta
baja conductividad hidráulica, debido a la formación de condiciones reductoras
que ocasionan: la disminución de oxígeno a nivel radical, la solubilidad de
algunos metales y la precipitación de otros por los cambios en el pH y la
formación de ácidos orgánicos fitotóxicos.

Caso: Lodos residuales


Los lodos residuales (LR) son una de las fuentes antrópicas de elementos
potencialmente tóxicos que revisten gran importancia ambiental, debido a las
grandes cantidades generadas. Su ubicación dentro de las categorías arriba
mencionadas, se dificulta debido a que se producen tanto a nivel municipal como
a nivel industrial.

Actualmente hay cuatro tipos de manejo de LR: incineración, depositación en el


fondo de los océanos, confinamientos controlados y aplicación al suelo (Figura
II-3). Las leyes ambientales y los grandes costos económicos de los tres
primeros hacen que la aplicación de los lodos residuales a los suelos aumente
paulatinamente.

Si bien, los lodos residuales contienen grandes cantidades de nutrimentos


esenciales para el desarrollo vegetal y grandes cantidades de materia orgánica,
(lo cual es altamente positivo desde el punto de vista agrícola) también
contienen cantidades importantes de metales pesados por lo que, en conjunto
esto acarrearía problemas de manejo como: aceptación del público, mal olor,
patógenos, contaminación de la superficie del suelo y de los mantos freáticos,
fitotóxicidad e incremento de elementos potencialmente tóxicos en las redes
tróficas.

Los lodos residuales y los suelos difieren enormemente en sus propiedades


físicas y químicas, por lo que la aplicación de grandes cantidades de lodos
residuales en ciertos suelos puede ser benéfico o perjudicial dependiendo, claro
está, de las propiedades de ambos (Figura II-3).

A menudo los lodos residuales contienen grandes cantidades de Fe y Al, sin


embargo, estos elementos no llegan a causar ningún peligro si son adicionados
a suelos que tengan valores de pH arriba de 7.0 ya que en esas condiciones
estos elementos quedarían en sus formas insolubles, pero en caso contrario, es
decir, si son adicionados a suelos ácidos se corre el peligro de toxicidad debido
a las formas solubles de estos elementos.
28

Uno de los problemas mas importantes en el manejo de los lodos residuales


como abono en el suelo lo constituyen los elementos potencialmente tóxicos de
entre los cuales podemos distinguir los altamente fitotóxicos como Cu, Ni y Zn y
los altamente zootóxicos como el Cd, Hg y Pb, por lo que es recomendable
poner especial atención en las concentraciones de estos elementos.

El grado de industrialización de los países influye en los contenidos de metales


pesados en los lodos encontrándose más altos en los países desarrollados que
en los países en desarrollo. Esto hace que la aplicación al suelo en los países en
desarrollo sea una práctica común y de bajo riesgo e incluso recomendada (Ortiz
et al, 1995) (Cuadro II-10).

Cuadro II-10. Comparación del contenido de metales pesados en lodos de


Inglaterra, Estados Unidos y México (Ortiz et al, 1995)
Metal Inglaterra EEUU México
Cadmio 200 (20) 104 (50) ND
Cobalto 24 10 ND
Cromo 980 (750) 2,226 (1000) 312
Cobre 970 (1000) 1,346 (1000) 470
Níquel 510 (300) 236 (200) 98
Plomo 820 (750) 1,894 (1000) 479
Zinc 4,100 (2,500) 2,132 (2,500) 1,749
Valores promedio de 2,400 lodos para Inglaterra, 250 para EEUU
y lodos de la zona industrial de Morelos, México. Los valores entre
paréntesis se refieren a la norma de cada país. ND = no detectado.

Con el fin de dosificar y aplicar en el suelo los lodos residuales, Ortiz, et al


(1995) propone la siguiente fórmula modificada de Lester (1987).

Toneladas de lodo/ha = (N - n) (P) / (FTA)

Donde: N= concentración máxima permisible del elemento en suelo (mg/kg), n=


concentración del elemento en el suelo (mg/kg); P= peso de una hectárea de suelo en
toneladas (considere la densidad aparente y la profundidad); F= frecuencia anual de
aplicación del lodo; T= concentración del elemento en el lodo (mg/kg); A= número de
años de aplicación del lodo.
29

III ACUMULACIÓN Y DISPERSIÓN


La acumulación y dispersión de los elementos está determinada por factores
internos (características químicas del elemento y los compuesto que forma) y
por factores externos (procesos edáficos y condiciones ambientales en general)
(Figura III-1 y Cuadro III-1).

Factores internos
Con respecto a los factores internos es de tomar en cuenta la relación carga (z)
radio del ion hidratado (r) -z/r = potencial iónico pues se ha comprobado que los
iones o mejor dicho los elementos que forman iones de gran tamaño y de menor
valencia son los mas solubles (Figura III-1).

La valencia es simplemente la carga eléctrica de una especie iónica. Como el


radio iónico de los metales depende del número de coordinación es necesario
tomarlo en cuenta para los cationes que como el potasio tienen varios números
de coordinación (el número de coordinación se refiere al número de aniones que
rodean al cation).

El radio ionico disminuye cuando la valencia se incrementa pero aumenta con el


número de coordinación de iones de la misma valencia (Sposito, 1989).

Figura III-1. Relación carga/radio (z/r) de algunos elementos y la insolubilidad de


los óxidos e hidróxidos que forman
(Fergusson, 1990.)

Cs
Rb solubles
K
Ba

r Na Sr Zr insolubles
Ca Ti
Mn Sc Mn
Fe Fe Si
Li Mg Al
Be

1 2 3 4 5

z
30

Factores externos
Uno de los factores externos importantes de tomar en cuenta son los procesos
edáficos que influyen tanto en la acumulación como en la dispersión de los
metales pesados en el suelo. En el Cuadro III-1 se muestran algunos ejemplos.

Cuadro III-1. Acumulación y dispersión de algunos elementos potencialmente


tóxicos de acuerdo a algunos procesos edáficos
Proceso Unidad de Acumulación Dispersión
suelo
podzolización R, Q y Y Co,Cu,Mn,Ni,Ti V y B,Ba,Br,Mn,Rb, Cd,
Zr (iluviación) Cr,I,Li,Se Sr, V y Zr
aluminización B,L,M, W y A Co,Mn,Mo, y V B,Ba,Br,Cu,I, Se y
(gley) Sr
siallitización VyK B,Ba,Cu,Mn,Se y Sr ------------
laterización A, F y K B,Ba,Cu,Co,Cr,Ni,Sr ------------
Ti y V
alcalinización Z, S y X B,Co,Cr,Cu,Mo,Ni,S ------------
e Zn y V
hidromorfía ----- Ba,B,Co,Cu,I,Mn,Mo B,Br,Co,Cu,Mn,
Se,Sr y U (hor,org) Ni,U y V
A= acrisoles, B= cambisoles, C= podzoluvisoles, F= ferralsoles, K= castanozems, L=
luvisoles, G= greyzems, N= nitosoles, P= podzoles, Q= arenosoles, R= regosoles, S=
solonetz, V= vertisoles, W= planosoles, X= xerosoles, Y= yermosoles y Z= solonchaks.
Tomado de Kabata y Pendias, 1989.

Como los elementos se dispersan principalmente vía agua, es necesario tomar


en cuenta las propiedades de esta vía de dispersión, las podemos clasificar de
acuerdo a las condiciones de oxido-reducción y de pH, principalmente.

Las condiciones de oxido-reducción se determinan por el Eh que oscila de +0.7


V a -0.5 V.

• Aguas oxigenadas. Se encuentran en situaciones de oxidación y el Eh


es de +0.4 a +0.15, encontramos oxigeno libre además de otros
oxidantes y, claro está, se encuentran oxidados el Fe3+, Cu2+, S6+, etc.
(medio ácido o alcalino).

• Aguas sulfurosas. Se encuentran en condiciones de reducción pero


con H2S y HS, el Eh es entre -0.5 y -0.3. Se forman sulfatos y sulfuros de
baja solubilidad.

• Aguas gleyzadas. Se encuentran en condiciones reductoras pero sin


la presencia de sulfuros pero con H2, Fe2+, CH4 y otros compuestos
orgánicos. En estas condiciones muchos metales se dispersan
fácilmente y forman complejos orgánicos.
31

Según las condiciones ácido-base de las aguas, los elementos cationogénicos1


forman uniones mas solubles en medios ácidos y menos en neutros y alcalinos
(Ca, Sr, Ba, Cu, Zn, Cd, Fe, Mn, Ni, etc). Los elementos anionogénicos2 migran
mejor en aguas alcalinas (Cr, Se, Mo, V, As, etc.).

El agua se puede clasificar por las condiciones ácido-base de la siguiente


manera:

• Fuertemente ácidas. Agua con pH < 3.0, generalmente en áreas


pequeñas poco distribuidas relacionadas con la oxidación de la pirita
(F2S) que promueven la formación de H2SO4. En estas aguas migran
fácilmente la mayoría de los metales (Fe, Cu, Al, Zn, Mn, etc.).

• Débilmente ácidas. Aguas con pH 3.0 a 6.5, la acidez se debe a la


descomposición de la materia orgánica, ácidos orgánicos y a la
disolución de CO2. En esta agua migran fácilmente los cationes en
forma de bicarbonatos y en complejos orgánicos . Aguas ampliamente
distribuidas.

• Neutras y débilmente alcalinas. Aguas con pH de 6.5 a 8.5,


características de mares, océanos, paisajes áridos y aguas de rocas
calcáreas. Estas aguas se relacionan comúnmente con bicarbonatos de
calcio y CO2. La dispersión de los metales se restringe debido a la
formación de hidróxidos insolubles, carbonatos y otras sales. Los
elementos anionogénicos migran fácilmente (Si, Ge, As, V, U, Mo, Se,
etc).

• Fuertemente alcalinas. Aguas con pH > 8.5, relacionados


frecuentemente con la presencia de carbonatos y bicarbonatos de sodio,
migran fácilmente el cuarzo, los humatos, el aluminio y el molibdeno.

El agua puede clasificarse también por el contenido de sales (ultra dulces,


dulces, salinas, saladas y salmueras); por el contenido de sustancias orgánicas
disueltas; y por la composición ionica de los elementos más importantes, ya
sean cationes o aniones (Ca, Mg, Na, K, CO3=, HCO3-, SO4=, etc.), pero las
clasificaciones que de manera general son mas importantes desde el punto de
vista de la dispersión de los elementos son las relacionadas a los fenómenos de
oxido-reducción y ácido-base.

Otra manera de visualizar la dispersión y acumulación de los elementos en el


ambiente, se realiza con base en los diversos factores ambientales (físicos,
químicos y biológicos) que influyen en el comportamiento de los elementos,
estos factores externos se denominan “barreras biogeoquímicas” y son las
siguientes:

1
Formadores de catioones
2
Formadores de aniones
32

1. Oxidante
2. Reductora con sulfhídrico
3. Sulfática y carbonatada
4. Alcalina
5. Evaporativa
6. De adsorción
7. Bioquímica y biológica
Las barreras oxidantes y reductoras se producen por los cambios de oxidación
que se presentan en el ambiente, el clásico ejemplo es el de la montaña, pie de
monte y la planicie, encontrándose condiciones de oxidación en la parte alta, con
su consecuente acumulación de Fe, Mn, Co. En las partes bajas donde
predominan las condiciones reductoras se tienden a acumular los siguientes
elementos: V, Fe, Co, Zn, As, Cd. En el pie de monte, que es una zona
intermedia en cuanto a condiciones de oxidación y reducción. Si se considera
que los metales migran principalmente por la escorrentía, la acumulación de
metales pesados sería mayor en esta zona, ya que allí comienza la barrera
reductora. En el perfil del suelo, las barreras reductoras se encuentran el las
partes bajas del perfil, principalmente en los suelos de drenaje deficiente.

La barrera sulfática y carbonatada favorece la acumulación de Sr y Ba debido a


que dichos metales pesados son insolubles como sulfatos y carbonatos. Estas
barreras se encuentran, principalmente en ambientes áridos y a nivel de suelo,
en los horizontes de acumulación de yeso y de carbonatos.

La barrera alcalina, se refiere a sitios en los cuales se encuentra un cambio en


las condiciones del pH. El ejemplo de la barrera oxidante y reductora, también
puede ser de pH, considerando que los suelos de las partes altas son,
generalmente, ácidos y que conforme se baja, el pH aumenta por lo que se
forma dicha barrera. En ella, se acumulan los siguientes metales pesados: Sr,
V, Cr, Mn, Fe, Co, Ni, Cu, Zn, Cd y Pb. Otro ejemplo de este tipo de barrera lo
encontramos en los manglares, que son sitios en los que se mezcla el agua
dulce provenientes de la plataforma continental y el agua salada (alcalina) del
mar, en estos sitios teóricamente se podrían acumular los metales pesados
arriba mencionados. Los suelos alcalinos potencialmente pueden contener
cantidades importantes de dichos metales.

La barrera evaporativa se encuentra en lugares de fuerte insolación, se


denomina evaporativa porque las sales solubles de los metales se precipitan por
la pérdida de agua y por lo tanto se acumulan. Los metales que se acumulan por
esta barrera son los que forman sales solubles, por ejemplo: Ca, Mg, Na, K, Li,
F, Zn, Sr, Mo, I, Cl, Cu, B. En el perfil, la barrera evaporativa se encuentra en la
superficie.
33

La barrera de adsorción, se encuentra en sitios en los cuales se tienen


acumulaciones de coloides que realicen este proceso. En el perfil, los horizontes
de acumulación de coloides (humus y arcillas) constituyen la barrera de
adsorción. Los metales pesados como: V, Cr, Co, Ni, Cu, Zn, As, Rb, Mo, Hg, Ra
y U son los más involucrados en este proceso. Otros compuestos xenobioticos
inorgánicos y orgánicos como los plaguicidas, reducen su movilidad y
biodisponibilidad para la biota (Bollag y Stotzky, 1994).

La barrera bioquímica y biológica se refiere a la acumulación de elementos en


los organismos y en los productos de su actividad. En el caso de las plantas,
acumulan C, H, O, N y demás elementos esenciales (Ca, Mg, K, S, Mn, Fe, Co,
Ni, Cu, Zn, Mo), aunque también pueden acumular otros elementos como: Li,
Be, Na, Al, Si, Cl, Ti, V, Cr, Se, Ag, Au, Pb, Ra y U, sin embargo, el mecanismo
de absorción y acumulación depende de la especie.

Las barreras biogeoquímicas se establecen por los cambios en la presencia,


intensidad e interacción de varios factores ambientales como la temperatura,
humedad, pH, Eh, sustancias orgánicas, componentes minerales, etc. Un
ejemplo de barrera biogeoquímica es el humus. En los bosques, por un lado las
raíces de los árboles transportan varios elementos (metales pesados entre
ellos) de las partes subterráneas hacia las hojas y tallos, cuando la hojarasca se
descompone, dichos elementos quedan adsorbidos a los coloides del suelo. Con
el paso del tiempo llegan a formarse acumulaciones importantes de los
elementos antes mencionados, constituyéndose los coloides en una barrera
biogeoquímica.
34

IV ABSORCIÓN VEGETAL
Tipos de absorción

La principal fuente de metales pesados para las plantas es su medio de


crecimiento, por ejemplo, el suelo, que es uno de los factores más importantes
que determinan la disponibilidad de los elementos vestigio, los cuales se
absorben, con mayor facilidad cuando las especies se encuentran disueltas en la
solución del suelo, ya sea en sus formas iónicas, quelatadas o complejas.
Mucho se ha escrito acerca de la absorción vegetal de los elementos vestigio,
resumiendo:

• Usualmente se lleva a cabo en soluciones de baja concentración.


• La tasa de absorción depende fuertemente del pH y de otros iones
• La intensidad de la absorción varía con las especies vegetales y con el
estado de desarrollo.
• Los procesos son sensibles a algunas propiedades del medio ambiente del
suelo, como la temperatura, aireación y potencial redox.
• Puede ser selectiva para un ion en particular.
• La absorción acumulación de algunos iones en las plantas, puede
presentarse contra un gradiente de concentración.
• Las micorrizas juegan un papel muy importante entre la transferencia de
iones del medio externo y las raíces.
La absorción por las raíces es el principal camino de los elementos vestigio para
las plantas; ésta absorción, puede ser tanto pasiva (no metabólica) como activa
(metabólica). También existe la absorción foliar pero no será tratada en este
texto.

La absorción pasiva
La absorción pasiva se da por difusión de los iones de una solución externa
hacia la endodermis de la raíz; la absorción activa requiere de energía
metabólica y se lleva a cabo, bajo un gradiente químico; en las concentraciones
generalmente presentes en las soluciones del suelo, la absorción de los
elementos vestigio por las raíces de las plantas se controla por procesos
metabólicos.

El concepto de "espacio libre", se refiere a la absorción de electrolitos por los


tejidos de las plantas vivientes, donde las células no están protegidas por una
cutícula relativamente impermeable o estructuras endodermales, muestra dos
fases, hay una rápida absorción inicial, la cual no es metabólicamente
dependiente, y una más prolongada, lenta y una gran absorción en la cual existe
acumulación contra un gradiente de concentración y es metabólicamente
dependiente (Mengel y Kirby, 1987).
35

La primera fase de absorción física, se considera como una difusión entre los
espacios libres, en contraste con el volumen osmótico, el cual no está en
equilibrio con la solución externa (Hewitt y Smith, 1974).

El "flujo de masas", se presenta en el fluido de la transpiración por el xilema


debido a que la evaporación del agua de las partes aéreas de las plantas,
especialmente de las hojas, acarrean solutos a través del agua del suelo que se
encuentra en contacto con las raíces. Mediante este mecanismo algunos
elementos se pueden acumular, esta acumulación parece no ser importante en
comparación con la realizada por otros mecanismos. El intercambio catiónico,
difusión y flujo de masa de agua, que acarrean iones a través del espacio libre,
son los componentes más importantes de la absorción pasiva de nutrimentos.

Absorción Selectiva

La absorción de los nutrimentos, es un proceso estrictamente controlado por el


metabolismo de las plantas. Las membranas de las células de las raíces, sin
embargo, son más o menos impermeables para la absorción de éstos. La
absorción efectuada a través de acarreadores presenta dos ventajas muy
importantes para las plantas:

1. Los nutrimentos esenciales para las plantas, son seleccionados de los


espacios libres, mientras que los elementos menos usuales y tóxicos son
excluidos. Esto es posible que se lleve a cabo, debido a la alta selectividad
de las interacciones químicas entre el nutrimento y el acarreador respectivo.

2. El número de sitios de absorción pueden incrementarse o disminuirse, de


acuerdo al exceso, o bien, a la escasez de un elemento específico. Sin
embargo, la capacidad de absorción selectiva de nutrimentos en las plantas
se ve limitada, así mismo, por dos razones:

• La selectividad de los acarreadores se ve limitada, cuando los iones


presentan una naturaleza química similar.

• No sólo la absorción activa, contribuye a la absorción de los nutrimentos,


sino la absorción pasiva, toma un papel muy importante.

En las partes viejas de la raíz, (aproximadamente 0.5 cm del ápice), sólo el


espacio libre de la parte exterior de la raíz, el cortex, es directamente accesible a
la solución del suelo; la parte media, está cubierta por una capa en las paredes
celulares de las células de la endodermis, llamada “Banda de Casparin”, la cual
es impermeable para el agua. Generalmente los procesos pasivos juegan un
papel minoritario en la absorción de nutrimentos aniónicos o monovalentes,
excepto cuando se encuentran en concentraciones muy grandes
36

Absorción radicular y su relación con la rizosfera


Las raíces exhiben gran actividad en la movilización de elementos vestigio que
son ligados a varios constituyentes del suelo; sin embargo, las raíces actúan
también como barrera al movimiento de metales pesados tóxicos a través del
sistema planta-suelo.

La habilidad de diferentes plantas para absorber los elementos vestigio varía


considerablemente, dependiendo de la especie, época, estado de desarrollo, así
como de la forma química y solubilidad del elemento vestigio en el suelo.

Generalmente la concentración de los nutrimentos en la solución del suelo,


cerca de la raíz es diferente a la de fuera. Algunos nutrimentos son absorbidos
por las raíces a una velocidad más alta de la que son transportados a la
superficie de la raíz; otros nutrimentos son tomados por las plantas a bajas
velocidades, comparadas con aquellas que están presentes en la raíz y por lo
tanto, se acumulan en la superficie radicular (Findenegg, 1986).

Los horizontes del suelo difieren en su disponibilidad de nutrimentos, sin


embargo, la capacidad de las plantas para tomar nutrimentos dependerá de la
distribución de sus raíces sobre las capas respectivas. El pasto y los cereales
tienen muchas raíces adventicias finas, mientras que otras plantas (como la
alfalfa) usualmente presentan una raíz principal y con ramificaciones extendidas
a diversas longitudes, por lo que presentan menor superficie radicular pero
"exploran" otros horizontes situación que no se presenta en las especies antes
mencionadas (Findenegg, 1986).

Las plantas excretan por las raíces iones y sustancias orgánicas como producto
de su metabolismo, como por ejemplo: carbohidratos, aminoácidos, ácidos
orgánicos, enzimas, biotina, tiamina, niacina, pantotenato, auxinas, etc., o
substancias no identificadas que estimulan o inhiben a hongos, bacterias y
nemátodos. Estas sustancias pueden cambiar (generalmente bajar) el pH de la
rizósfera y promover la absorción de metales al cambiar sus formas químicas y
volverlos asimilables y disponibles para las plantas; los diferentes estados de
oxidación de los cationes alrededor de las raíces, toman gran importancia en
éstos procesos de absorción, así como, la conductividad eléctrica , porcentaje de
materia orgánica, formación de complejos y procesos de oxido-reducción
(Narwal et al. 1983; Kloke, 1984; Zurera-Cosano et al. 1989; Miller et al. 1983 y
Valdares et al., 1983.

Se ha observado que en suelos contaminados y con pH ácidos, las


producciones de los cultivos disminuyen, debido a que los metales pesados
presentan mayor solubilidad, mayor concentración y por consiguiente mayor
biodisponibilidad para las plantas, siendo que a mayores pH (alrededor de la
neutralidad) la producción de los cultivos aumenta, como consecuencia de una
baja solubilidad, menores concentraciones, y por tanto, los daños por toxicidad
no se presentan (Merry et al. 1986; Xian, 1989; Valdares et al., 1983; Miller et
al., 1983; Zurera-Cosano et al, 1989; Narwal et al, 1983; Xian et al, 1989).
37

V FORMAS QUÍMICAS DE ALGUNOS METALES EN EL SUELO

Cadmio

La abundancia de Cd en rocas sedimentarias e ígneas no excede 0.3 mg/kg y


las concentraciones son parecidas en depósitos arcillosos y en rocas
metamórficas. El comportamiento del Cd es parecido al del Zn, solo que es
mucho mas afín al S y mas móvil en ambientes ácidos. En ambientes naturales
el cadmio se encuentra con valencia 2+ por lo que en solución forma CdCl+,
CdOH+, CdHCO3+, CdCl3-, CdCl42-, Cd(OH)3- y Cd(OH)42- y quelatos orgánicos.
Los factores mas importantes que controlan su movilidad son el pH y pe3. Bajo
condiciones extremas de oxidación tiende a formar minerales como CdO y
CdCO3 y a acumularse en fosfatos y en depósitos bioliticos.

La concentración de cadmio promedio en los suelos va de 0.07 a 1.1 mg/kg. A


valores altos de pH el cadmio no es móvil posiblemente por la baja solubilidad
de los carbonatos y fosfatos, aunque el pH y el pe son importantes en la
movilidad del cadmio, también es importante la alta afinidad del cadmio con la
materia orgánica, oxi-hidroxidos de hierro, alofano e imogolita, no así con las
arcillas. En general podemos decir que a pH ácidos los oxi-hidroxidos de hierro y
la materia orgánica controlan la solubilidad del cadmio y que a pH alcalinos el Cd
precipita por lo que es inmóvil. La concentración de Cd en la solución del suelo
va de 0.2 a 6 µg/L, en suelos contaminados se ha llegado a reportar
concentraciones hasta de 400 µg/L. Para recuperar los suelos contaminados por
cadmio, se pueden recomendar entre otras cosas: lavados en suelos ácidos,
encalar (para elevar el pH) y aumentar la capacidad de intercambio de cationes
(Chanmugathas y Bollag, 1987; Xian, 1989).

Cobalto
2+
En 3+la naturaleza el Cobalto se encuentra en dos estados de oxidación Co y
Co , y posiblemente también formando complejos aniónicos Co(OH)3-. Durante
procesos de inundación el Co es relativamente móvil en medios ácidos
oxidados, pero debido a la alta afinidad por Fe y óxidos de Mn, así como,
arcillas, éste elemento no puede migrar en una fase soluble. El Co en
compuestos quelatados orgánicos puede ser disponible para las plantas, y de
ésta forma ser transportado aunque su movilidad depende del contenido en el
suelo, y de la concentración en la solución. El cobalto tiene fuertes relaciones
con el Fe y Mn presente en el suelo; y con el Fe en la planta, posiblemente por
procesos antagónicos (Kabata y Pendias, 1989; McLaren y Crawford, 1973).

Cobre

El cobre se encuentra asociado a minerales sulfurosos simples y complejos, los


cuales son fácilmente solubles a los procesos de intemperismo, especialmente

3
pe= - log de la actividad de los electrones
38

en ambientes ácidos, también tiene una gran habilidad para interactuar


químicamente con compuestos minerales y orgánicos del suelo. Los iones de
cobre precipitan fácilmente con aniones como: sulfuros, carbonatos e hidróxidos.

Los niveles medios de cobre en el suelo varían de 6 a 60 mg/kg


correspondiendo los valores mas altos a suelos ferralíticos y los menores a
suelos arenosos y orgánicos. La forma mas móvil del cobre es la 2+, las
especies ionicas que se encuentran en los suelos principalmente son: HCuO2-,
Cu+, CuOH+, Cu(OH)22+, Cu(OH)2, CuO, Cu(OH)2, CuCO3, Cu(CO3)22-,
Cu(OH)42-, Cu(OH)3- y CuO22- y aunque son muchas el cobre es retenido
fuertemente en los sitios de intercambio tanto orgánicos como inorgánicos.

Los procesos que controlan la fijación del cobre por los constituyentes del suelo
están relacionados a los siguientes procesos: adsorción, oclusión y precipitación,
formación de quelatos y complejos orgánicos y fijación microbiana.

El cobre puede ser adsorbido en grandes cantidades por oxi-hidroxidos de hierro


y manganeso, hidróxidos de hierro y aluminio amorfos y arcillas (esmectitas,
vermiculitas, imogolitas, etc.).

La oclusión, coprecipitación y substitución son fenómenos en los que la


adsorción se realiza de forma no específica. El cobre puede incorporarse a la
estructura de los minerales (quimioabsorción), entre los que podemos mencionar
a: hidróxidos de hierro y aluminio, carbonatos, fosfatos y algunas arcillas,
también se pueden formar los óxidos e hidróxidos del mismo elemento.

Muchos tipos de sustancias orgánicas forman complejos solubles e insolubles


con el cobre y a menudo gobiernan su conducta en el suelo. La fijación
microbiológica del Cu se puede llevar a cabo.

El cobre es uno de los metales menos móviles en el suelo, aunque a menudo


encontramos grandes cantidades en la solución de los suelos, el intervalo de la
concentración soluble es de 3 a 135 µg/L. La solubilidad de las formas cationicas
y anionicas decrece a pH mayores de 7 a 8 y debido a esto, una forma de
disminuir el daño por las grandes concentraciones de calcio es la de elevar el pH
de los suelos a valores mayores de 7 (Lindsay, 1979; Xian, 1989).

Cromo
3+
El Cr se encuentra en el suelo principalmente 3+
como Cr y en estructuras
minerales, o forma mezclas con óxidos de Fe . El contenido de este elemento
en las plantas está controlado principalmente por el Cr soluble en los suelos,
usualmente se ha observado un alto contenido de este elemento en raíces más
que en hojas y tallos, mientras que las concentraciones menores se encuentran
en granos. La forma más disponible para las plantas es Cr (VI) que en
condiciones anaerobias se transforma a Cr (III) y precipita. En el suelo, también
39

se presenta la reducción del Cr (VI) a Cr (III) por la MO edáfica aún en pH


alcalino y la oxidación de Cr (III) a Cr (VI) en presencia de MnO2.

El Cr (VI) es la forma más inestable bajo condiciones normales en el suelo. El Cr


presenta posibles antagonismos con el Co, B, V y W (Kabata y Pendias, 1989).

Hierro

Se presenta principalmente en los suelos en formas de óxidos e hidróxidos como


partículas pequeñas o asociado con las superficies de otros minerales, pero
principalmente en forma quelatada; los compuestos del Fe intervienen en la
conducta de algunos macronutrimentos y de muchos elementos vestigio. La
absorción de este elemento 3+ por la2+ planta es metabólicamente controlada, y
puede ser absorbido como
3+
Fe
2+
, Fe y como quelatos de Fe, la habilidad de las
raíces para reducir Fe a Fe es fundamental en la absorción de éste catión por
la mayoría de las plantas. La absorción y transporte hacia los órganos de las
plantas es fuertemente afectada por varios factores del medio y por las plantas
mismas. El Fe presenta sinergismos con Li; antagonismos con Cu, Zn, Si, Cr,
Mo, Mn y Co; antagonismos y/o sinergismos con Cd y B (Kabata y Pendias
1989).

Manganeso
2+
El Mn es el estado de oxidación más común por el que es absorbido por las
plantas. Este elemento es esencial en la nutrición vegetal y controla el
comportamiento de otros micronutrimentos, el Mn en la solución del suelo se
encuentra formado parte de complejos orgánicos, siendo los efectos de la
rizósfera muy importantes en su movilidad. La absorción de este metal es tanto
pasiva como activa y es transportado rápidamente a la planta. Las
concentraciones del manganeso fluctúan fuertemente con la parte de la planta y
con el desarrollo de la planta. así como, con la familia, género y especie. Su
absorción decrece con un incremento del pH del suelo y aumenta con la materia
orgánica. Presenta sinergismos con Li y Si; antagonismos con Rb, Zn, As, Se,
Cr, Fe, Co y Ni; antagonismo y/o sinergismos con Cu, Cd, y Mo; posible
antagonismo con B (Kabata y Pendias 1989).

Mercurio

El contenido de Hg en la litosfera es de 0.1 mg/kg, el intervalo en suelos va de


0.01 a 0.3 mg/kg con un promedio de 0.03 mg/kg de suelo (Lindsay, 1988). Las
mayores concentraciones se encuentran en rocas sedimentarias.

Las características geoquímicas más importantes del Hg son: alta afinidad con el
S (HgS es el mineral mas común del Hg), la formación de compuestos orgánicos
relativamente estables en ambientes acuosos y la volatilidad del Hg.
40

Las especies ionicas que el Hg forma son las


+
siguientes: HgCl-, Hg, Hg2+, Hg22+,
2+ + 2-
HgS2 , Hg(OH) , Hg(OH)2, HgCl4 , RHg y R2Hg, las cuales no son muy
móviles durante los procesos de intemperismo ya que como se sabe, el Hg se
retiene fuertemente en los suelos, ya sea como elemento o como complejos
cationicos o anionicos, aunque de manera general el Hg se retiene como
complejos orgánicos de muy baja movilidad. La adsorción de Hg por las arcillas
es muy baja.

La degradación de los compuestos organomercuricos moviliza el mercurio,


principalmente cuando se forman compuestos metílicos que desempeñan el
papel mas importante en el ciclo ambiental del mercurio, debido a que son las
formas mas móviles y las mas fácilmente absorbidas por los organismos,
incluyendo a las plantas vasculares.

Algunas bacterias cambian el Hg2+ en Hg0 y de esta forma el mercurio sales del
suelo por volatización , aunque también puede darse la oxidación a formas
cationicas vía microorganismos. Varios compuestos orgánicos de Hg, (metil, etil
y fenil) adicionados al suelo son parcialmente descompuestos y adsorbidos por
los constituyentes del suelo, sin embargo, todos esos compuestos pueden ser
adsorbidos por las plantas. Se ha observado que el metil-Hg es el compuesto
mas absorbido.

La metilación del Hg por los microorganismos (bacterias y hongos) se da tanto


en condiciones aerobias como anaerobias.

Níquel

Las concentraciones de Ni en el suelo varían de 1 a 100 mg/kg con una media


de 20, esto depende principalmente de la roca madre (serpentina) y, en algunos
casos de los factores formadores del suelo como el clima ya que se han
encontrado altas concentraciones de níquel en zonas áridas y semiáridas.

El níquel es muy móvil durante los procesos de intemperismo y precipita


principalmente con los óxidos de hierro y manganeso, es muy afín a la materia
orgánica y puede concentrarse en grandes cantidades en carbón y petróleo.

La concentración de níquel en la solución de los horizontes superficiales de los+


suelos varía de 3 a 25 µg/L y las formas solubles son las siguientes: Ni2+, NiOH ,
HNiO2- y Ni(OH)3-. En los suelos, generalmente la solubilidad del níquel es
inversamente proporcional al pH.

La recuperación de los suelos contaminados con Ni se realiza con la adición de


caliza, fosfatos y materia orgánica ya que de esta forma disminuye la solubilidad
del níquel. Este elemento es altamente fitotóxico en bajas concentraciones (10 a
100 mg/kg en la planta).
41

Plomo
2+
En el suelo, el plomo se encuentra principalmente en forma de Pb , también es
conocido su estado de oxidación +4. No juegua un papel esencial en las plantas,
la absorción en caso de presentarse es de un modo pasivo, la tasa de absorción
se reduce al aumentar el pH (PbCO3 es insoluble) y por bajas temperaturas.

El Pb a pesar de ser soluble en el suelo, es absorbido principalmente por los


pelos de las raíces, y es almacenado en un grado considerable en las paredes
celulares, ésta absorción varía significativamente en relación a la concentración
presente en los suelos, así como, por las varias formas en que el Pb se
presenta. La absorción vegetal de este metal se da principalmente por la vía
estomática . Bajo ciertas condiciones el Pb es móvil en la planta y las formas
precipitadas en las células del plasmalema se transportan y depositan en los
tejidos de las plantas. La variación de los contenidos de Pb en las plantas, se
debe a anomalías geoquímicas, contaminación, variaciones estacionales,
genotipos y habilidad para acumular al elemento. El Pb presenta posible
antagonismo con el Zn y sinergismo con el Cd (Kabata y Pendias, 1989).

Zinc
2+
La forma más común y móvil del Zn en el suelo es el Zn , pero otras especies
iónicas pueden encontrarse en el suelo, la absorción de este elemento es lineal
con la concentración en el suelo, la tasa de absorción difiere de una manera
importante tanto con la especie, como con el suelo. La absorción del zinc es
metabólicamente controlada, sin embargo se llega a dar la absorción no
metabólica. La forma en la que el Zn es absorbido por las raíces no está
perfectamente2+definida, pero se creé que son las formas hidratadas, en forma de
quelatos y Zn . El zinc ligado a compuestos orgánicos es móvil en la planta y se
ha observado una deficiencia de Zn en suelos calcáreos con pH arriba de 7.0.
Su concentración en las plantas varía considerablemente; el zinc presenta
posibles antagonismos con Li y Rb; antagonismos con Cu, Mn y Fe y
sinergismos con Cd.

Los métodos de cuantificación a menudo no consideran los efectos de matriz y


en ocasiones los resultados no tienen validez pues se encuentran a en niveles
muy cercanos al límite detección.
42

VI ANÁLISIS QUÍMICO
Fuentes de error

El análisis del suelo consta de cuatro etapas: selección de la muestra,


preparación para el análisis, análisis e interpretación de resultados. Para obtener
resultados confiables en el análisis del suelo es necesario considerar las
posibles interferencias en estas etapas (Fergusson, 1990).

Estrategia para la toma de muestra. Con el objeto de comprender mejor la


técnica a emplear es preciso recordar qué: el suelo es un cuerpo heterogéneo
longitudinal y lateralmente, así como en profundidad. El propósito de la
obtención de las muestras es el de inferir el valor medio de alguna propiedad.
Los posibles errores son: muestra no representativa, contaminación de la
muestra, muy poca muestra y deficiente información sobre la zona de muestreo.

Preparación para el análisis. Se deben considerar los efectos del secado, el


efecto de la molienda, el almacenamiento, confusiones con las etiquetas,
contaminación por sustancias químicas (pureza de reactivos), fallas en el
equipo, perdida de material, etc. (Etchevers, 1985)

Medición. El método de medición debe seleccionarse con cuidado. Se deben


reportar los limites de detección y cuantificación, así como la desviación
estándar y el coeficiente de variación. Además se deben manejar volúmenes
exactos, tener en cuenta los tiempos y modo de agitación, las relaciones
suelo:reactivo, las interferencias de matriz y realizar los cálculos con cuidado.

Interpretación. Debe construirse un modelo conceptual de interpretación de los


resultados. Es decir, debe conocerse el porque y para que se analizan tales o
cuales metales y evitar la realización indiscriminada de análisis.

El análisis químico de suelos es útil como método de diagnóstico sólo cuando se


ejecuta con el mismo procedimiento analítico empleado en la calibración y estos
últimos deben describirse con lujo de detalle con el fin de que puedan
reproducirse fielmente (Etchevers, 1985).

El método de extracción secuencial

Cuando se quiere evaluar el grado de contaminación de un suelo, no basta con


conocer el contenido total del elemento contaminante, ya que el resultado no
expresa en que proporción y bajo que condiciones este elemento puede
solubilizarse y causar problemas. Es necesario utilizar técnicas y métodos que
permitan obtener datos para conocer en que fase(s) se acumulan los
contaminantes y cuales son los posibles cambios que pueden ocurrir, de
acuerdo a las condiciones externas ya sean de origen natural o antrópico.

A pesar de que la termodinámica química proporciona la estructura conceptual


del trabajo que permite describir los estados de los metales vestigio en el suelo,
43

en la práctica, el estudio de las especies químicas resulta complicado debido a


que los análisis termodinámicos están restringidos a sistemas en equilibrio y el
suelo es un sistema abierto. Baste recordar los procesos pedogénicos, por
ejemplo, el importante papel que juegan los estados de no equilibrio
relacionados a los organismos, como la absorción de metales por las plantas.

Las cantidades de elementos tóxicos, respecto al resto de los componentes del


suelo, son muy pequeñas (generalmente se les denomina elementos vestigio);
además, la compleja composición del suelo dificulta el aislamiento de estas
especies, por lo que en la práctica se han desarrollado métodos analíticos
alternativos que permiten determinar las cantidades presentes en las diversas
fracciones que componen la fase sólida y acuosa, y predecir su movilidad.

Con la información obtenida a partir del fraccionamiento, también es posible


determinar las formas nativas de los elementos vestigio; así como corregir
deficiencias de aquellos que actúan como micronutrimentos para las plantas;
predecir su acumulación y/o desplazamiento a través del perfil y proponer
soluciones en los casos de toxicidad.

Existen varios esquemas de fraccionamiento para la extracción secuencial de


especies de los metales pesados: (Le Riche y Weir 1963; Gibbs 1973; McLaren
y Crawford 1973; Gupta y Chen 1975; Stover et al. 1976; Tessier et al. 1979;
Shuman 1979; Hickey et al 1984; Shuman 1985; Gibson et al 1986, etc.). Sin
embargo, se recomienda que el esquema de fraccionamiento sea acorde con las
propiedades del suelo, es decir, que las fracciones se determinen con respecto a
los análisis de las propiedades del suelo.

Algunos ejemplos de uso de la técnica de fraccionamiento de extracción de


metales vestigio son las siguientes:

Gupta y Chen (1975) usaron un esquema de extracción secuencial para estudiar


el fraccionamiento de metales pesados entre las varias fases geoquímicas de
sedimentos y también emplearon esta técnica para estudiar fracciones
pantanosas de sustrato y determinaron uniones de metales traza en sedimentos
superficiales. Harrison et al (1981) utilizaron la extracción secuencial para
investigar metales vestigio como contaminantes en polvos de la calle y suelos en
las orillas de la carretera. La extracción secuencial ha sido también importante
en estudios de contaminación de fundiciones de metales y complejos
industriales (Miller et al, 1983). Otro campo que usa ampliamente
procedimientos de fraccionamiento esta relacionado con investigaciones sobre
lodos de aguas negras como en Sposito et al. (1982). La técnica tiene otros usos
agronómicos (Le Riche y Weir 1963; Sims et al, 1979 y Shuman, 1979).

Selección de las fracciones

De la composición de la fase sólida del suelo se desprende la concepción de la


extracción selectiva de los metales pesados(EM) (Sposito, 1983; Ritchie et al,
1995). Las fracciones dependen de la fase sólida de cada suelo, por lo que
44

pueden mencionarse, de manera general, las siguientes cinco fracciones:


adsorbidos a los coloides, como carbonatos, ligados a la materia orgánica, como
óxidos y los que se encuentran en los minerales primarios. (Le Riche y Weir
1963; Gibbs 1973; McLaren y Crawford 1973; Gupta y Chen, 1975; Stover et al.
1976; Tessier et al. 1979; Shuman 1979; Schalscha, et al. 1980; Hickey y
Kittrick, 1984; Shuman 1985; Gibson y Farmer, 1986).

El número y tipo de fracciones varía de acuerdo con los componentes del suelo
y con los objetivos con los que se realiza la extracción, algunas fracciones
pueden no presentarse. La extracción secuencial y selectiva consiste en separar
(solubilizar) de manera consecutiva y continua los metales pesados del suelo. La
separación se realiza con substancias que supuestamente actúan en las
fracciones escogidas. Las fracciones de metales pesados contenidas en los
suelos son las siguientes:

Intercambiable. Fracción relacionada con las cargas eléctricas de los coloides


edáficos. La forma intercambiable de los metales pesados se extrae con sales
de calcio, magnesio o amonio a pH neutro o alcalino (8.2). El principio en el que
se basa la extracción consiste en el desplazamiento de los metales pesados de
los sitios de adsorción. La premisa es que las substancias utilizadas para
desplazar a los metales pesados no reaccionan con otro componente del suelo
que no sean las superficies coloidales.

M(ads) + Ca2+(líq) ⇔ Ca(ads) + M+(liq)

Donde: Mads = metal (elemento menor) adsorbido a los coloides

Ca2+(líq) = calcio en la fase líquida (puede utilizarse algún otro catión)

Caads = calcio adsorbido a los coloides

M+(líq) = metal en la fase líquida (soluble)

Las concentraciones de metales intercambiables varían debido a la composición


del agua de riego o más generalmente a la composición ionica del agua
subministrada al suelo, independiente del fin con el cual se le agregó. Otra forma
de cambio en las cantidades de metales intercambiables se debe a la actividad
biológica de intercambio de H+ por cationes adsorbidos a los coloides.

Los reactivos utilizados en el desplazamiento de los metales pesados


intercambiables son: MgCl2 1 M pH 7.0; CaCl2 0.01 M; Acetato de sodio 1 M pH
8.2; acetato de amonio 1 M pH 7.0; Mg(NO3)2 1 M pH 7.0; EDTA y DPTA.

Se sugiere no utilizar sales con Cl- ya que este ion puede complejar a los
metales y con esto aumentar la concentración de la extracción. Se recomienda
emplear sales con NO3-.
45

Ligada a carbonatos. Fracción coprecipitada con los carbonatos. Los metales


pesados ligados a los carbonatos se disuelven al destruirlos por la adición de
substancias ácidas. La extracción se realiza con una solución ácida a pH 5.0 de
acetato de sodio 1 M (Shuman, 1985). Se escoge ese pH debido a que en él los
bicarbonatos se convierten en ácido carbónico.

MCO3(sól) + H+(líq) ⇔ CO2 (gas) + M+(líq) + H2O

Donde: MCO3(sól)= metal en forma de carbonato en la fase sólida

H+(líq) = ácido en la fase líquida

CO2 (gas)= bióxido de carbono

M+(líq) = metal en la fase líquida

Algunos investigadores han encontrado cantidades importantes de metales


vestigio ligadas a carbonatos, (Tessier, et al. 1979; Hickey et al. 1984; Gibson, et
al, 1986), y como esta fracción es susceptible a cambios en el pH la extracción
se realiza con una solución ácida pH 5.0 de acetato de sodio 1 M. En el campo
podemos tener cambios ligeros de pH a nivel de la rizósfera debido a la actividad
vegetal y microbiana, estos cambios aunque pequeños (pH 0.2) pueden llegar a
bio-disponibilizar algunos metales vestigio como el Cd y otros elementos
(Sposito et al, 1982; Glinski y Lipiec, 1990). Este efecto también puede llevarse a
cabo debido al riego agrícola cuando se utilizan aguas residuales, por lluvia
ácida y por la adición de abonos.

Ligada a la materia orgánica. Se refiere a los metales pesados incorporados a


las substancias orgánicas. La metodología utilizada para la separación de esta
fracción consiste en la oxidación de la materia orgánica o su disolución. Cuando
la estrategia es oxidar la materia orgánica se utiliza el peróxido de hidrógeno
(H202), algunos autores utilizan además ácido nítrico 0.02 M; NaOCl 0.7 M pH
8.5 según Shuman (1985); HNO3 0.02 M + H2O2 pH 2.0 (Tessier et al. 1979).
Estos reactivos oxidan la materia orgánica y liberan a los metales pesados. La
solubilización de los metales pesadosligados a la materia orgánica se realiza con
pirofosfato de potasio (K2P2O7) (Dabkowska, 1994) .
46

M-CO(sól) + Oxidante(líq) ⇔ CO2(gas) + H2O + M+(líq)

M-CO(sól) + K2P2O7(líq) ⇔ CO(líq) + M+(líq)

Donde: M-CO(sól) = metal (elemento menor) ligado a compuestos orgánicos en


la fase sólida

Oxidante(líq) = oxidantes como H2O2 o mezclado con HNO3 en la fase


líquida

CO2(gas) = bióxido de carbono en fase gaseosa

CO(líq)= compuestos orgánicos en la fase líquida

M+(líq)= metales en la fase líquida

Después de la oxidación de la materia orgánica se recomienda realizar una


extracción con Mg(NO3)2 para evitar la adsorción de los cationes liberados en el
resto de los constituyentes del suelo.

Los metales vestigio pueden encontrarse y en algunos casos bioacumularse en


las múltiples formas de la materia orgánica edáfica, entre las que tenemos: los
organismos vivos como bacterias, protozoarios, algas, hongos, artrópodos,
gusanos, plantas, etc. y las formas no vivas como las huminas, ácidos húmicos,
ácidos fúlvicos y demás moléculas provenientes de las actividades de los
organismos.

Las posibilidades de que los metales pesados que se encuentran en la materia


orgánica se solubilicen, diseminen y acumulen pueden llevarse al cabo cuando
se altera el estado estacionario del ecosistema suelo. Esto sucede
frecuentemente en los suelos de cultivo con los métodos de labranza, aplicación
de plaguicidas, utilización de aguas residuales, abonamiento, etc. (Aulio, 1980;
Albasel et al. 1984; Pushparany et al. 1987).

Ligada a los óxidos. Fracción de metales pesados ligados a los óxidos de hierro,
aluminio y manganeso. Esta fracción puede dividirse en óxidos amorfos y óxidos
cristalinos. La solubilización de los metales pesados se presenta por la
interacción de substancias fuertemente reductoras como: Na2SO2O4 0.3 M
citrato de sodio 0.175 M + ácido cítrico 0.025 M; NH2OH.HCl 0.04 M en HOAc al
25% (v/v) Tessier et al. (1979) y Gibson y Farmer (1986) dividen, esta fracción
en fácil y moderadamente reducible para lo cual utilizan los reactivos siguientes:
0.1 NH2OH.HCl/ 0.01 HNO3 y NH2OH.HCl 1.0 M/ HAc 25%, respectivamente.

Shuman (1985) realiza la separación de las fracciones ligadas a los óxidos de


hierro, aluminio y manganeso y además propone la separación entre los óxidos
amorfos y cristalinos del hierro.

M-Oxi(sól) + Reductor(líq) ⇔ M+(líq)


47

Donde: M-Oxi(sól) = metal (elemento menor) ligado a óxidos en la fase sólida

Reductor(líq) = reductor como 0.1 NH2OH.HCl más algún ácido en la fase


líquida

M+(líq)= metales en la fase líquida

Los óxidos de hierro y manganeso se encuentran en el suelo como nódulos,


concreciones, partículas cementantes o simplemente como revestimientos de
otras partículas y agregados. Los metales vestigio pueden ser adsorbidos a los
óxidos de hierro y manganeso, pero son termodinámicamente inestables bajo
condiciones anaerobias, esta característica se puede presentar en suelos mal
aireados, sin estructura, sodificados, sin drenaje o con riegos por inundación.

Residual. Esta fracción se refiere a los metales pesados comprendidos en la


estructura de los minerales primarios. La solubilización de los metales pesados
incorporados a esta fracción se realiza mediante una digestión ácida utilizando
HF y HClO4 con el fin de lograr una total solubilización de los minerales.
Shuman (1985), divide la fracción mineral de acuerdo al tamaño de las
partículas, es decir arcillas, limos y arenas, encontrando cambios importantes
en el contenido de los metales pesados en cada una de ellas.

M-Min(sól) + H+(líq) ⇔ M+(líq)

Donde: M-Min(sól) = metal ligado a minerales en la fase sólida

H+(líq) = ácido en la fase líquida como fluorhídrico y perclórico

M+(líq)= metales en la fase líquida

Químicamente las fracciones son: solubles, intercambiables, ácido solubles,


oxidables, reducibles y residuales como lo proponen Flores et al, (1994) y
Dabkowska (1994) (Figura VI-1). Es importante resaltar este punto debido a que
la nomenclatura “no química” predomina en el lenguaje técnico.

Por ejemplo, la fracción de los metales pesados ligada a la materia orgánica se


analiza en la extracción que oxida el suelo; sin embargo, no solamente la
materia orgánica se oxida, pero a menudo la materia orgánica es, en cantidad, el
material más oxidable. Esta generalidad, tienen excepciones que se encuentran
en los suelos en los que predominan condiciones reductoras, en ellos se
presentan minerales que se oxidan.
48

Figura VI-1. Compartimientos de la fase sólida del suelo y el carácter


químico de la extracción en cada uno de ellos..

COLOIDES INTERCAMBIABLES

CARBONATOS ÁCIDO SOLUBLES

FASE MATERIA OXIDABLES


SÓLIDA ORGÁNICA

ÓXIDOS REDUCIBLES

MINERALES RESIDUALES
49

Figura VI-2. Fraccionamiento propuesto por Router en: coloides


50

La fracción denominada “ligada a carbonatos”, al igual que las otras, debe


manejarse con cuidado ya que químicamente la extracción es ácido soluble. En
las memorias de un congreso se publicó que en un suelo ácido (pH = 4.0), la
fracción de metales pesados ligada a carbonatos era muy importante; siendo
evidente que a ese pH no hay carbonatos.

Los argumentos en contra de la extracción selectiva son: la selectividad de los


reactivos de extracción; alteración de la muestra por los reactivos, redistribución
de los metales; simplificación de los compartimientos; y se ignora a los metales
pesados contenidos en los organismos.

A continuación se describe esquemáticamente el fraccionamiento secuencial de


extracción de los metales pesados propuesto por Rauret et al (1989), en el cual
utiliza un gramo de suelo con tubos de 50 mL de capacidad, centrifugación de
2500 rpm por 30 minutos.

Se determinó la necesidad de realizar dos extracciones sucesivas para cada


fracción. Los metales se cuantificaron por espectrofotometría de absorción
atómica. Las soluciones estándar para los metales fueron preparadas con las
soluciones de extracción (Figura VI-2).

Existen otras fracciones como los fosfatos, sulfuros y sulfatos que generalmente
no son mencionadas por que se llegan a encontrar sólo en condiciones
particulares.

Los fosfatos aunque raramente se encuentran en los suelos, algunos


compuestos fosfatados forman compuestos metaestables y metamórficos de
importancia en los procesos pedogénicos (Kabatas y Pendias, 1989), un ejemplo
son la apatita e hidroapatita, además algunas rocas fosfatadas contienen gran
cantidad de elementos vestigio, como F y Cd y algunos otros elementos pueden
ser incorporados, como el Ba, Bi, Cu, Mn, Pb, Re, Sr, Th, U, y Zn. Norrish, 1975
citado por Kabata y Pendias, 1989, reporta altas concentraciones de PbO (1-
35%) incorporados a fosfatos en suelos ferraliticos y podzoles lateríticos.

Los sulfuros y sulfatos son compuestos con cantidades despreciables en suelos


de regiones húmedas, pero en suelos áridos dominan o son importantes en la
conducta de los metales pesados: Algunos metales vestigio como Cd, Co, Ni,
Sn, Ti y Zn pueden fácilmente coprecipitar con sulfuros de hierro.

Los sulfuros de metales vestigio se convierten en formas más solubles cuando


las condiciones de inundación disminuyen por drenaje y aireación (cambio en las
condiciones reductoras), por el contrario, los sulfatos de los metales vestigio los
encontramos bajo condiciones oxidantes y son fácilmente solubles e intervienen
fuertemente en los procesos de equilibrio edáfico y son también fácilmente
disponibles para las plantas.

Otros investigadores no utilizan las extracciones secuenciales y sólo separan la


fracción soluble en CaCl2 0.01 M y la extraíble con HNO3 0.43 M aduciendo que
51

las fracciones obtenidas por otros métodos no son totalmente extraídas de las
fuentes mencionadas y si lo que se busca conocer es la cantidad de metales
potencialmente solubles, es suficiente con esta extracción ácida o si se prefiere
saber la cantidad de los metales vestigio que se solubilizan con un cambio de
pH, la extracción entonces, debe hacerse con una solución ácida al pH que se
escoja, o si tal vez se desea saber el cambio en la solubilidad de los metales
vestigio debido al efecto de condiciones anaerobias, debe de hacerse la
extracción con agua y dejarse reposar por algún tiempo determinado antes de
efectuar la cuantificación del metal (Tiller, Gerth, y Brummer, 1984; Baghday,
1987; Reddy y Patrick, 1977; Pulford, 1986; Elliott y Linn, 1987; Sommers y
Lindsay, 1979). Con este método se pueden cuantificar Cu, Zn, Pb, y Cd. Otras
desventajas del fraccionamiento secuencial es el costo y el tiempo de
realización.

Existen otras técnicas que ayudan al entendimiento del destino de los metales
pesados en el suelo como son: el uso del microscopio electrónico (Flores-Véles
et al, 1996), análisis por fluorecencia de rayos X, técnicas de micromorfología,
fraccionamiento físico y/o químico de la materia orgánica (Flores-Véles et al,
1996), entre otras.

En la actualidad, se están haciendo esfuerzos, a nivel europeo de “estandarizar”


las extracciones químicas con el objeto de que sean comparables los resultados
(Ure, 1996).
52

VII ESTRATEGIA DE ESTUDIO


Al iniciar un estudio de contaminación de suelos es necesario relacionar el
alcance de los resultados con los parámetros que se van a medir y los métodos
y técnicas de fraccionamiento utilizados, para no llegar a conclusiones mas allá
de lo que permiten los métodos empleados.

El análisis tradicional para evaluar los metales pesados en el suelo se limita a


estudiar las concentraciones solubles, intercambiables y totales, que son útiles
solamente en el diagnóstico edáfico.

El análisis realizado con CaCl2, sirve para conocer las concentraciones de


metales pesados en sus fracciones solubles junto con los adsorbidos por las
arcillas y la materia orgánica. La extracción con HNO3 da información sobre las
cantidades de metales pesados en sus fracciones solubles, intercambiables y los
retenidos débilmente en otras fracciones. Los totales, pueden indicar severas
deficiencias y\o toxicidad, sin embargo no se consideran las necesidades de
fertilización ni se visualiza la disponibilidad de los metales.

Los métodos de fraccionamiento, como ya se mencionó anteriormente, permiten


conocer las fracciones en las que los metales se encuentran, con lo que, se
puede visualizar el efecto de los factores externos de cambio (composición del
agua de riego, lluvia ácida, tiempo de degradación de la materia orgánica, uso
de abonos, drenaje, etc.) en las concentraciones de los metales pesados, ya sea
para solubilizarlos o para precipitarlos y determinar las formas nativas de los
metales pesados, con lo cual es posible corregir deficiencias de aquellos que
actúan como micronutrimentos, predecir su acumulación y/o desplazamiento a
través del perfil y proponer soluciones en casos de toxicidad.

Cuando se hace uso de los métodos de fraccionamiento, en primer término se


deben analizar los resultados de los análisis de rutina (carbonatos, materia
orgánica, capacidad de intercambio catiónico, color, etc.), para seleccionar las
técnicas y métodos a utilizar, con el fin de asegurar que la fracciones sean las
elegidas y lo mas "puras" posibles.

No obstante que los métodos de fraccionamiento se han catalogado como


simples, no pueden aplicarse a un gran número de muestras debido al costo y
tiempo de realización. Además se debe considerar que estos métodos excluyen
la actividad biológica. La figura VII-1 muestra una propuesta de mecánica de
estudio de la contaminación de los suelos que consiste de los siguientes puntos:

1.- Muestreo preliminar. Con el fin de conocer las diferencias


espaciales en las propiedades de los suelos y confirmar si algún
elemento se encuentra en altas concentraciones previo conocimiento
de los contenidos totales de las muestras presumiblemente
contaminadas y buscar el "contenido de fondo", es decir, la
concentración total de los elementos en condiciones naturales.
53

2.- Análisis del problema. Cotejar en tablas los valores de


concentración de los elementos encontrados tanto para los elementos
extraibles como para los totales ya sea de las muestras
presumiblemente contaminadas como para las que no lo son. Con
base en los resultados de los análisis decidir si realmente existe un
problema de contaminación y en caso de serlo, analizar si es
necesario y factible realizar una extracción secuencial de algún
elemento o tal ves realizar ensayos en los que se pruebe la influencia
de algún factor externo, lluvia ácida por ejemplo, en la solubilidad de
los elementos.

3.- Muestreo. Existen varios tipos de muestreo, entre los más


comunes tenemos: a juicio, al azar, sistemático, estratificado. Los tres
tienen ventajas y desventajas que se presentan en el cuadro 4-1.
El muestreo “a juicio” consiste en la selección de las muestras típicas
de la población de estudio con base en la experiencia de quien toma
la muestra. Esta desventaja, estriba en la necesidad de contar con
gente con experiencia, que pueda identificar las propiedades de los
suelos que permitan a la vez identificar los diversos suelos. . El
muestreo “a juicio” es recomendable por la disminución del número de
muestras lo cual se traduce en un menor costo del estudio. Otra
desventaja consiste en el desconocimiento de los límites de confianza
estadísticos.
El muestreo al azar simple es recomendable en primera instancia,
solo después de identificar los parches o zonas de mayor
homogeneidad. Este tipo de muestreo le confiere “representatividad”
al estudio. Es decir, se parte de que cualquier muestra tomada por
este método es representante de la “población” de estudio.
El muestreo sistemático consiste en la toma de muestras
equidistantes con el fin de realizar una mejor caracterización de la
población. El muestreo sistemático presenta la ventaja de la perfecta
localización de la muestra y de la posibilidad de detectar patrones de
distribución con análisis espaciales (geoestadísticos). La principal
desventaja radica en el mayor número de muestras en comparación
con otros tipos de muestreo.
4.- Conclusiones

5.- Representación gráfica, consiste en la realización de mapas de


contaminación de suelos por elemento y/o propiedades físicas y
químicas de los suelos mas importantes en la acumulación de los
elementos. Es recomendable el uso de algún sistema de información
geográfica.
54

Cuadro 4-1. Tipos de muestreo con sus ventajas y desventajas


Tipo Ventajas Desventajas
A juicio Pocas muestras Personal con experiencia
Puede disminuir la exactitud
Información general
Al azar Representatividad Puede existir error en la
No requiere personal con exactitud
experiencia Muchas muestras
Mucho tiempo
Estratificado Disminuye la posibilidad de error Muchas muestras pero menos
No requiere personal con que al zar
experiencia
Sistemático Mapas con detalle Muchas muestras
Análisis geoestadístico Mucho tiempo
Compuesto Pocas muestras Solo valores medios

a.- Análisis de los suelos supuestamente contaminados con un extractante


como EDTA, DPTA u otro (Cala y Sanchidrian, 1984; Singh y Narwal,
1984).

b.- El análisis total consiste en realizar una digestión total del suelo, puede
ser ácida o alcalina. Page (1987).

c.- Análisis de las muestras de suelo para conocer algunas de sus


propiedades físicas y químicas (materia orgánica, capacidad de
intercambio de cationes, color, textura, pH, carbonatos totales, presencia
de óxidos de hierro, manganeso y aluminio) con el fin de diseñar -en
caso de ser factible- la extracción secuencial y las extracciones simples
con reactivos que simulen los posibles factores de cambio (acidez,
condiciones redox, agua de riego u otros).

d.- Análisis estadístico de los resultados, se realiza con base en la


comparación entre los contenidos de fondo y las muestras
contaminadas. Detectar valores anómalos (X+ 3s y X-3s con un 95% de
confiabilidad).

e.- Extracción secuencial de algunas muestras representativas ya sea en


algunos suelos, horizontes o de algún elemento en especial. Se
recomienda utilizar extracciones simples para evaluar el factor de
cambio en las concentraciones de los metales pesados en el suelo,
como por ejemplo, cambios de pH, cambios de oxidoreducción y otras
condiciones.
55

Figura VII-1.- Propuesta de estrategia de estudio de la


contaminación del suelo por metales pesados (Bautista, 1994).
┌──────────────────────┐
┌───┤ Muestreo preliminar ├──┐
│ └─────────┬────────────┘ │
┌─┴─┐ ┌─┴─┐ ┌─┴─┐
│ a │ │ b │ │ c │
└─┬─┘ └─┬─┘ └─┐─┘
│ ┌──────────┴─────────────┐ │
└──┤ Análisis del problema ├─┘
│ (Diagnóstico) │
└──────────┬─────────────┘

┌──────────┴─────────────┐
┌──┤ Muestreo extensivo ├─┐
│ └────┬──────┬──────┬─────┘ │
┌─┴─┐ ┌─┴─┐ ┌─┴─┐ ┌─┴─┐ ┌─┴─┐
│ a │ │ b │ │ c │ │ d │ │ e │
└─┬─┘ └─┬─┘ └─┬─┘ └─┬─┘ └─┬─┘
│ │ │ │ │
│ ┌─┴──────┴──────┴─┐ │
└─────┤ Conclusiones ├─────┘
└───────┬─────────┘

┌──────────┴─────────────┐
│ Representación gráfica │
│ (mapas) │
└────────────────────────┘
56

VIII RESTAURACION DE SUELOS CONTAMINADOS


Las técnicas viables de restauración de los suelos contaminados por metales
pesados se basan en los procesos que se presentan en las barreras
biogeoquímicas.
Con el objetivo de disminuir la lixiviación de los metales pesados y la
contaminación de los acuíferos, la inmovilización de los metales pesados se
realiza mediante técnicas que pueden clasificarse en químicas, biológicas y
físicas. Algunos ejemplos de las técnicas de restauración de suelos
contaminados por metales pesados son las siguientes:
Químicas.
Encalado. Consiste en la aplicación de cal, está técnica constituye una barrera
para algunos metales pesados (oxianiones) que precipitan con los carbonatos
y/o por el aumento del pH. El tiempo de funcionamiento de esta práctica
depende del suelo, en caso de ser ácido, el efecto puede ser de corto tiempo.
Coloides. El reconocimiento de las características químicas de los coloides del
suelo así como las de los coloides adicionados es de suma importancia en las
prácticas de recuperación de suelos contaminados con metales pesados.
Los coloides le confieren diversas propiedades al suelo, las cuales pueden tener
relación con los metales pesados. Dichas propiedades son:
• Capacidad de intercambio de iones. La magnitud y tipo de la carga de las
superficies de los coloides del suelo determinan su habilidad para atraer e
intercambiar iones. Esta capacidad de intercambiar cationes puede verse
disminuida por la interacción entre las cargas negativas de las arcillas de
aluminosilicatos (ASL) y las positivas de los oxo-hidróxos de Fe y Al (OXI) a
pH bajos.
• Retención de moléculas. La explicación de la retención molecular en los
suelos, se realiza debido a la materia orgánica (radicales con enlaces dobles
no saturados, estructuras de anillo aromáticas, alcohol, aldehído y grupos
funcionales de ácidos) y a las características de la molécula (forma y
configuración, acidez o basicidad, solubilidad en agua, distribución de la
carga, polaridad y tamaño) que en conjunto influyen en la adsorción molecular
en el suelo (Mc Bride, 1989). Algunos ejemplos de moléculas retenidas son:
CO2, agua; aminoácidos, proteínas (Ross, 1992), plaguicidas, hidrocarburos y
otras. Se ha reportado que hay mayor retención de moléculas en los suelos
secos que en los húmedos.
• Selectividad de la adsorción. Los ALS adsorben, preferentemente, a los
cationes alcalinos y alcalinotérreos. La selectividad en los coloides orgánicos
depende de la configuración de los grupos carboxílicos y fenólicos lo cual
determina la densidad de carga negativa. Los grupos terminales en
compuestos alifáticos y aromáticos atraen más selectivamente a cationes
multivalentes cuando están juntos que cuando se encuentran más separados.
De manera general: a) los cationes multivalentes (por ejemplo los metales de
57

transición) tienen preferencia sobre los alcalinos y alcalinotérreos; y b) la


selectividad de los cationes se incrementa con la CIC (Oades, 1989).
• Atracción de aniones no específica. Se presenta en los coloides minerales, es
de naturaleza electrostática por lo cual no es específica. Es insignificante a pH
mayor de 7, debido a que las cargas positivas disminuyen considerablemente
(Mc Bride, 1989).
• Repulsión aniónica. Se presentan por el aumento de la concentración del
anión cerca de la solución del suelo y por la hidratación de los coloides.
Constituye una manifestación de la distribución iónica desigual en la doble
capa difusa. A mayor carga negativa superficial mayor repulsión aniónica
(Bohn et al, 1993).
• Quimioabsorción de aniones y cationes en los óxidos. Los cationes metálicos
y varios aniones orgánicos e inorgánicos son capaces de coordinarse con las
cargas superficiales de los coloides formando enlaces de carácter
parcialmente covalente. Los OXI presentan la capacidad de quimioabsorber
fuertemente a los aniones que no son altamente electronegativos como los
fosfatos y arseniatos, que pueden entrar en coordinación séxtupla con los
iones Al3+ o Fe3+. Dicha reacción tiene lugar dentro del cristal y hacen más
negativas las superficies de los óxidos (Mc Bride, 1989; Doménech, 1995). La
quimioabsorción de iones metálicos en OXI pobremente cristalizados es
mayor que en los cristalizados.
• Acidez superficial de las arcillas. Los coloides ASL actúan como donadores de
protones en condiciones de sequedad. Las cargas de las láminas de los
tetraedro y de los octaedro generan, al perderse el agua y dependiendo del
catión intercambiable, una superficie "superácida". El grado de protonación
está relacionado con la electronegatividad del ion intercambiable, que sigue la
siguiente secuencia H > Al > Mg > Ca > Na > K. Este efecto puede catalizar la
degradación química de moléculas orgánicas como los plaguicidas (Mc Bride,
1989; Oades, 1989).
• Acción amortiguadora. Los coloides tienen la capacidad de amortiguar los
cambios de pH (Bukman y Brady, 1989).
• Reacciones de oxido-reducción. Los coloides del suelo catalizan las
reacciones de transferencia de electrones. Los oxí-hidroxidos de hierro y
manganeso, así como los ASL que tienen Fe3+ son los componentes más
activos en este sentido. La oxidación de los polifenoles y de los plaguicidas
son dos ejemplos importantes de este fenómeno (Mc Bride, 1989). Los iones
de los metales de transición substituidos en las láminas de los octaedros de
las ASL pueden actuar como agentes oxidantes o reductores. Los cationes
intercambiables, de los metales de transición, en las arcillas pueden promover
reacciones de oxido reducción. La oxidación de compuestos orgánicos es
catalizada por los óxidos de hierro y manganeso (Mc Bride, 1989).
La aplicación de coloides orgánicos e inorgánicos, funcionan como una barrera
de adsorción y absorción que limita la movilidad de los metales pesados. Un
58

ejemplo es la aplicación de zeolitas en las que algunos metales pueden fijarse


en los sitios de intercambio de cationes, sin embargo, dicha interacción es
dependiente del tipo de zeolita y del metal pesado.

Fosfatos. La aplicación de fosfatos de calcio influye en la precipitación de


algunos metales pesados con el fosfato. Para que el fosfato de calcio se
disuelva se requieren condiciones ácidas por lo que esta práctica funciona
únicamente para suelos con pH menor de 7. La formación de compuestos entre
el fosfatos y los metales pesados llega a ser muy estable en comparación de los
formados con los carbonatos.

Materia orgánica. La aplicación de materia orgánica al suelo tienen como


objetivo disminuir la lixiviación de los metales pesados por los procesos de
adsorción y absorción en los que intervienen., así como por la capacidad de
formar quelatos. Además la materia orgánica participa en la reducción química
de las especies de los metales pesados, como por ejemplo la reducción del Cr
(VI) en Cr (III).
La MO aumenta la capacidad de intercambio de cationes en los suelos que no
son muy ácidos, pero en suelos ácidos disminuye la toxicidad por aluminio y
manganeso (Oades et al, 1989; Fassbender, 1993).
En cuanto a las propiedades físicas, la materia orgánica promueve la agregación
y retención de humedad en suelos arenosos con lo que se evita la lixiviación de
los metales pesados que se encuentran en sus formas solubles.

Biológicas
Plantas acumuladoras de metales pesados. Existen algunas plantas capaces de
absorber metales pesados, que constituyen una opción barata de
descontaminación del suelo, siempre y cuando dicha biomasa pudiera ser
utilizada de alguna manera. En caso contrario, se produce un problema de
manejo de la biomasa y de su disposición final. La restauración del suelo por
esta técnica es de largo plazo.
En la práctica, esta técnica requiere la selección previa de la planta a utilizar de
acuerdo con las condiciones climáticas y edáficas del sitio. Para ello, se ha
definido “el contenido de elementos en una planta de referencia hipotética”
(Markert, 1994), lo cual permite definir la utilidad de la planta seleccionada.
Cubierta vegetal. Con el fin de disminuir la infiltración y la erosión del suelo
contaminado, es recomendable inducir el establecimiento de una cubierta
vegetal, preferentemente con pasto y árboles.
Físicas
Labranza. La realización de una labranza profunda tienen como objetivo la
mezcla del contaminante con el suelo y de esta manera diluir la contaminación.
59

Existen otras técnicas físicas como la encapsulación, la impermeabilización del


sitio, la extracción de los metales pesados mediante la utilización de substancias
que las solubilicen previa mezcla pero como involucran grandes movimientos de
suelo son, por el costo, prácticamente muy difíciles de llevarse al cabo.
60

IX REFERENCIAS
Adriano D. y M. Elrashidi. (1994). Interactions of contaminants with soil components and
environmental restoration. Symposio ID Interaction of soil components, agricultural
ecosystems and health. XV Congreso Mundial de la Ciencia del suelo. 3a: 667-692.
Aguirre, A. (1993). Química de los suelos salinos y sódicos. FES-Cuautitlán, UNAM. D.F. México.
Albert, L. A. y A. Molina. (1985). Contaminación y ecosistemas. En Albert, L. A. (Ed). Toxicología
Ambiental. CPEHyS, OPS, OMS e INIREB. , D. F., México.
Albsasel, N. y A. Cottenie. (1985). Heavy metals uptake from contaminated soils as affected by
peat, lime and chelates. Soil. Sci. Soc. Am. J. 49:386-390.
Archer, F.C. y I.H.Hodgson. (1987). Total and extractable trace element contents of soils in
England and Wales. Journal of Soil Science 38:421-432.
Arnold, R.W., I. Szabolcs y V.O. Targulian. (1990). Global soil change. International Report of an
IIASA-ISSS-UNEP. Task Force Institute for applied systems analysis, Laxenburg, Austria.
Aubert, H. y M. Pinta. (1977). Trace elements in soils. Elsevier Scientific Publishing Company.
pp. 13-17, 19-24, 39-42, 43-51 y 85-92.
Aulio, Kai. (1980). Accumulation of copper in fluvial sediments and Yellow water lilies (Nuphar
lutea) at varing distances from a metal processing plant. Bull. Environm. Contam. Toxicol.
25:713-717.
Baghday, N. (1987). Interrelationships between the soil characteristics and the total available
contents of micropollutants (Cr, Ni, Cd, Pb and Hg). Mitteilgn. Dtsch. Bondenkundl.
Gesellsch., 55(1): 271-276.
Bautista-Zúñiga, F. (1992). Estudio sobre la utilización de los licores ácidos de la industria
metalurgica, en la recuperación de suelos salino-sódicos. Tesis de Maestría, Fac. de Ciencias
UNAM.
Bautista-Zúñiga, F. (1993a). Los suelos salinos y su recuperación. Rescate ecológico.(37):36-39.
Bautista-Zúñiga. F., (1994). La contaminación del suelo por metales pesados: reflexiones sobre
el análisis químico. Universidad Ciencia y Tecnología 3(2): 24-32
Bautista-Zúñiga F., Béjar-Moscona D., Gutiérrez-Ruiz M.E. and Villalobos-Peñalosa M. (1991).
Feasible solutions for disposal and reuse of pickle liquors from mexican iron industry. Preprint
extended abstract at the 40 chemical congress of north america and 202nd ACS national
meeting New York. 91-99 pp.
Bautista-Zúñiga. F. C. Durán-de-Bazúa. (1998). Análisis del beneficio y riesgo potenciales de la
aplicación al suelo de vinazas crudas y tratadas biológicamente. 22 pp. Sometido a la Revista
Internacional de Contaminación Ambiental.
Bautista-Zúñiga, F., V. Luna-Pabello y C. Durán-de-Bazúa. (1995). El suelo un reactor químico
muy interesante. Educación química 6(4): 226-230.
Baxter, J.C., M. Aguilera, y K. Brown. (1983). Heavy Metals and Persistent organics at a sewage
sludge disposal site Journal Environmental Quality 2 (3): 311-319
Barceló, J. y Ch. Poschenrierder. (1992). Respuesta de las plantas a la contaminación por
metales pesados. Suelo y planta 2: 345-361.
Beckett, P.H.T., E. Warr y R.D. Davis. (1983). Cu and Zn in soils treated with sewage-sludge:
Their "extractability" to reagents compared with their "availability" to plants. Plant and Soil 70:
3-14.
Behel, D., W. Darrel, Nelson y Lee E. Sommers. (1983). Assessment of Heavy Metals Equilibria
in Sewage-Sludge Treated Soil. J. Environ. Qual., 12(3): 311-319.
61

Bollag J. y G. Stotzky. (1994). The role of soil colloids in microbial events and the impact on
environmentl health. Symposio ID Interaction of soil components, agricultural ecosystems and
health. XV Congreso Mundial de la Ciencia del suelo. 3a: 634-637.
Bohn, H., B. Mc neal y G. O'Connor. (1993). Química del suelo. Limusa. D.F, México.
Boudo A y F. Riveyre. (1989). Fundamental concepts in aquatic ecotoxicology. En: Aquatic
ecotoxicology: fundamental concepts and metodologies. Boudo A y F. Riveyre (eds). CRC
Press.Boca Raton, Florida. 35-71 pp.
Boyd. A., E. Sommers y W. Nelson. (1980). Changes in the Humic Acid Fraction of Soil Resulting
from Sludge Application. Soil Science Society American Jornal 44,1179-1186.
Buol S., F. Hole y R. McCracken. (1991). Génesis y clasificación de suelos. Trillas. D.F. México
Bustani A. (1994). Generation of hazardous wastes in México. Notas del taller intenacional sobre
manejo de residuos peligrosos. Instituto de Geografía de la UNAM.
Cala, V., y J.R. Sanchidrian. (1984). Evaluación de diversas soluciones extractantes de metales
pesados en suelos como indicadoras de las formas asimilables para las plantas. AN. Edafol.
Agrobiol. 48: 11-21.
Chanmugathas, P. y J.M. Bollag. (1987). Microbial role in immobilization and subsequent
mobilization of cadmium in soil suspensions. Soil Sci. Soc. Am. J. 51:1184-1191.
Cheremisinoff. (1986). Treatment of hazardous wastes. Pollution Engineering 18(11): 29-44
Chouroulinkov y A. Jaylet (1993). Contamination of aquatic systems and genetic efects. En:
Aquatic ecotoxicology: fundamental concepts and methodologies. Volume II. CRC Pres.
Florida, EEUU.
Davis, B. Ed. (1980). Applied soil trace elements. USA. John Wiley & Sons Ltd. 287-351.
Dabkowska, H. (1994). Sequential extraction of zinc and copper from wisea alluvial soils
(fluvisol). 15th World congress of soil science. Symposium IIb Soil Chemistry and the
environment. Volume 3b: 164-165.
Doménech, X. (1995). Química del suelo, el impacto de los contaminantes. Miraguano. Madrid,
España.
Elliott, H. y J. Linn. (1987). Effect of calcium magnesium acetate on heavy metal mobility in soils.
J. Environ. Qual., 16:(3) 222-6.
Etchevers, J. D. (1985). Análisis químico de suelos - el por qué de sus fallas. Serie Cuadernos de
Edafología. Centro de Edafología, Colegio de Postgraduados, Chapingo, México.
Fassbender, H. (1993). Modelos edafológicos en sistemas agroforestales. CATIE-GTZ. Turrialba,
Costa Rica.
Fergusson, J.E. (1990). The heavy elements: chemistry, environmental impact and health effects.
Pergamon press. USA.
Ferrera-Cerrato R. (1995). Efecto de rizosfera. En: Agromicrobiología, elemento útil en la
agricultura sustentable. Ferrera-Cerrato R. y J. Pérez-Moreno (eds). Colegio de
postgraduados en Ciencias Agrícolas, Montecillos, Estado de México.
Findenegg, G.R. (1986). Plant Nutrition. MSc-Course on soil science and water management. pp.
3-16.
Flores, L., M. Robert, J. Ducaroir y F. Elsass. (1994). Speciation and dynamics of copper in long
term cultivated vineyard soils. Definition and risk for the environment. 15th World congress of
soil science. Symposium IIb Soil Chemistry and the environment. Volume 3b: 172-173.
Flores-Vélez L., J. Ducaroir, A.M. Jaunuet y M. Robert. (1996). Study of distribution of copper in
an acid sandy vineyard soil by three different methods. European Journal of Soils Science. 47:
523-532.
62

Fuller, W. y A. Warrick. (1985). Soils in waste treatment and utilization. Vol. I y II. CRC Press.
Florida, USA.
Gibbs, L. (1973). Mechanims of trace metal transport in rivers. Science 180: 71-73.
Gibson, M.J. y J.G. Farmer. (1986). Multi-step sequential chemical extraction of heavy metals
fron urban soils. Environ. Pollut. 11:117-135.
Glinski, J. y J. Lipiec. (1990). Soil physical conditions and roots. USA. CRC Press. 250 pp.
Gómez, J. (1991). Estudio de los residuos sólidos y aguas de una zona minera y su efecto sobre
el ambiente. Tesis de Maestría en Ciencias (Química inorgánica), Facultad de Química de la
UNAM.
Gupta, S. y K. Chen. (1975). Partitioning of trace metals in selective chemical fractions of
nearshore sediments. Environm. Lett. 10:129-158.
Gutiérrez-R. M.E. Bautista-Zúñiga. F., et al. (1992 a). Evaluación de las afectaciones al ambiente
relacionadas con las actividades del Consorcio Minero Benito Juárez Peña Colorada.
Programa: Efecto de los residuos peligrosos sobre el ambiente. Informe del Convenio
CMBJPC-Instituto de Geografía de la UNAM. 115 pp.
Gutiérrez-Ruiz, M.E., Palacio-Prieto, J., López-Blanco, J., Bautista-Zúñiga, F., Celedón Muñiz,
H., Lemus-J., S. y Vergara-S, M. (1992 b). Opciones de solución al problema de erosión y
movimiento en masa de los depósitos de una empresa minera del estado de Colima.
Memorias del XXV congreso nacional de la ciencia del suelo. pp 408.
Gutierrez-Ruíz, E. M., F. Bautista-Zúñiga, D. Bejar-Moscona, y M. Villalobos-Peñalosa. (1993).
Solución integral del problema ambiental generado por los licores ácidos provenientes del
decapado de hierro. Memorias del V seminario regional de ciencias ambientales. Cuernavaca,
Morelos, México. Rev. Int. Contam. Ambient. 9:1-15.
Gutiérrez M., C. Siebe e I. Sommer. (1994). Environmentl aspects of land application of
wastewater from México City metropolitan area: a bibliographical review and analysis of
implications. Symposio ID-18 Rational use of sewage sludge and city waste material in
agriculture. XV Worl Congress of Soil Science. International Soil Science Society. Acalulco,
México.
Hewitt, E.J. y T. A. Smith. (1974). Plant Mineral Nutrition. English Universities Press. LTD.
London. pp. 78-79.
Hickey M.G. y J.A. Kittrick. (1984). Chemical partitioning of cadmium, copper, nickel and zinc in
soils and sediments containig high levels of heavy metals. J. Environ. Qual. 13:372-376.
Hoffland, E., R.F. Günter y A.N. Jacob. (1989). Solubilization or rock phosphate by rape. II. Local
root exudation of organic acids as a response to P-starvation. Plant and Soil, 113: 161-165.
INE. (1994). Bases para una política nacional de residuos peligrosos. Secretaría de desarrollo
social. D.F., México.
INEGI. (1994). Estadísticas del medio ambiente: México, 1994. INEGI. Aguascalientes, México.
Itoh, S., y S. A. Barber. (1982). A numerical solution of whole plant nutrient uptake for soil-root
systems with root hairs. Plant and Soil 70: 403-413.
Iu, K.L.; I.D. Pulford y H.J. Duncan. (1982). Influence of soils waterlogging on subsecuent plant
growth and trace metal content. Plant and Soil 66:423-427.
Jackson, K.W.; I.W. Eastwood y M. S. Wild. (1987). Stratified sampling protocol for monitoring
trace metal concentrations in soil. Soil Science 143(6):436-443.
Kabata-Pendias, A. y H. Pendias. (1989). Trace elements in soils and plants. CRC. Press.
EEUU.
63

Keefer R. F. y R.N. Singh. (1986). Correlation of metal-organic fractions with soil properties in
sewage-sludge-amendment soils. Soil Science. 142(1): 20-25.
Khan, D. H., y B. Frankland. (1983). Effects of cadmiun and lead on radish plants with particular
reference to movement of metals throught soil profile and plants. Plant and Soil. 70: 335-345.
Killham, K., M.K. Firestone y J.G. McColl. (1983). Acid rain and soil microbial activity: Effect and
their mechanisns. J. Environ. Qual., Vol. 12, no.1, pp. 133-137.
Kloke, A., D.R., Sauerbeck y H. Vetter. (1984). The contamination of plants and soils with heavy
metals and the transport of metals in terrestrial fool chains. Changing Metal Cycles and
Human Health. Springer-Verlag. Berlin pp.113-141.
Lavelle, P., M. Dangerfield, C. Fregoso, V. Eschenbrenner, D. López-Hernández, B. Pashanasi y
L. Brussaard. (1994). The relationship between soil macrofauna and tropical soil fertility. En:
P. Woomer y M. Swift. The biological management of soil tropical fertility. John Wiley and
Sons-Tropical Soil Biology and Fertility Programme. Reino Unido.
Leita, L., M. De Nobili, G., Pardini, F., Ferrari y P., Sequi. (1989). Anomalous contents of heavy
metals in soils and vegetation of a Mine area in S.W. Sardinia, Italy. Water, Air and Soil
Pollution. 48: 423-433.
LeRiche, H y A. Weir. (1963). A method of studing trace elements in soil fractions. J. Soil Sci. 14:
225-35.
Livens, R. (1991). Chemical reactions of metals with humic material. Environmental Pollution 70.
183-203
Lindsay W. (1988). Chemical equilibria in soils. John Wiley & Sons, Inc. USA. 449 pp.
Lighthart, B., Baham J. y V.V. Volk. (1983). Microbial respiration and chemical speciation in Metal
Amended Soils. J. Environ. Qual., 12(4): 543-548.
Luna-Pabello, V.M. (1993). Estudio comparativo de las poblaciones de protozoarios ciliados en
un reactor de biodiscos alimentado con diferentes substratos. Tesis doctoral. Facultad de
Ciencias. UNAM. México, D. F., México.
Luna-Pabello, A. Aladro y C. Durán-de-Bazúa. (1994). Efecto del substrato sobre las poblaciones
de ciliados en un reactor de biodiscos. Volumen 3, Serie Química Ambiental. Facultad de
Química. D. F., México.
Markerk, B. (1994). Progress report on the element concentration cadaster projet ECCE of
INTECOL/IUBS. International Institute of Advanced Ecological and Economic Studies. Paris,
Francia. 28 pp.
McLaren, R. y Crawford, D. (1973). Studies on soil copper. I. The fractionation of copper in soils.
J. Soil. Sci. 24: 172-81.
McLaren, R.G.; D.M. Lawson y R.S. Swift. (1986). The formas of cobalt in some scottish soils as
determined by extraction and isotopic exchange. J. Soil Science. 37:223-234.
Mc Bride, M.B. (1989). Surface chemistry of soils. En: Dixon y Weed. 1989. Minerals in soil
environments. Soil science society of america. Madison, Wisconsin, EEUU.
Miller, W., D. Martens, L. Zelazny. (1986). Effect of sequence in extraction of trace metals from
soils. Soil Science of American Journal 50: 598-601
Mengel K y A. Kirby. (1987). Principles of plant nutrition. International Potash Institute. Bern
Switzerland.
Merry, R.H. y K.G. Tiller. (1986). The effects of contamination of soil with copper, lead and
arsenic on the growth and composition of plants. I. Effects of season, genotype, soil,
temperature and fertilizers. Plant and Soil, 91: 115-126.
64

Merry, R.H., K.G. Tiller y A.M. Alston. (1986). The effects soil contamination with copper, lead
and arsenic on the growth and composition of plants. II. Effects of Source of contamination,
varying soil pH and prior waterlogging. Plant and Soil 95: 255-269.
Miller, W.P., W.W. Mc Fee y J.M. Kelly. (1983). Mobility and Retention of Heavy Metals in Sandy
soils. J. Environ. Qual. 12(4): 579-584.
Moriarty, F. (1990). Ecotoxicology. The study of pollution in ecosystems. Academic press.
London, Great Britain.
Moorby, H. y P.H. Nye. (1983). A nutrient film technique for the simultaneous measurement of
root growth and nutrient uptake. Plant and Soil. 70: 151-154
Narwal, R.P., B.R. Singh, y A. R. Panhwar. (1983). Plant availability of heavy metals in a sludge
treated soil: I. Effect of sewage sludge and soil pH on the yield and chemical compositon of
Rape. J. Environ. Qual. 12(3): 358-365.
Neal H.R. y Sposito, G. (1986). Effects of soluble organic matter and sewage sludge
amendments on cadmium sortion by soils at low cadmium concentrations. Soil Science.
142(3):164-172.
Oades M. J., G. P. Gillman, G. Ueharaet, N. V. Hue, M. Noordwijk, P. Robertson y K. Wada.
(1989). Interactions of soils organic matter and variable charge clays. En: Dynamics of soil
organic matter in tropical ecosystem. Coleman, Oades y Uehara Eds. Niftal project. University
of Hawaii. Honolulu, Hawaii.
Ortíz, L., M. Gutiérrez y E. Sánchez. (1995). Propuesta de manejo de los lodos residuales de la
planta de tratamiento de la ciudad industrial del Valle de Cuernavaca, estado de Morelos,
México. Revista internacional de Contaminación Ambiental. 11(2): 105-115.
Page, A. et al. Ed. (1987). Chemical and microbiological properties. En "Method of soil analysis",
Agronomy 9, (part 2) American Society of Agronomy y Soil Science Society of America. USA.
1559 pp.
Peavy, H., D. Rowe y G. Tchobanoglous. (1985). Environmental engineering. McGraw Hill,
Singapur.
Pulford, I. (1986). Mechanisms controlling zinc solubility in soils. Journal of Soil Science. 37: 427-
438.
Ramos L., L. Hernández y M. González. (1994). Sequential fractionation of copper, lead,
cadmium and zinc in soils from or near Doñana National Park. Journal of Environmental
Quality. 23:50-57
Rauret, G., R. Rubio, J. López-Sánchez y E. Casassas. (1989). Specific procedure for metal solid
speciation in heavily polluted river sediments. International Journal of Environment Analitical
Chemistry 35:89-100.
Reddy, M.R., D. Lameck y M.E. Rezania. (1989). Uptake and distribution of copper and zinc by
soybean and corn from soil treated with sewage sludge. Plant and Soil, 113: 271-274.
Reddy, C. y W. Patrick. (1977). Effect of redox potential on the solubility of zinc and copper
chelates in flooded soils. Soil Science Society American Journal. 41: 729-732.
Ritchie G., G. Sposito, A. Ure. (1995). Speciation in soils. Blachie academic and profesional.
Glasgow, Reino Unido.
Ross S. (1989). Soil processes. A systematic approach. Routledge. EEUU.
Schalscha, E.B.; M. Morales; I. Ahumada; T. Schirado y P.E. Pratt. (1980). Fractionation of Zn,
Cu, Cr and Ni in wastewaters, solid and soil. Agrochimica 24: 361-368.
SEMIP. (1992). Participacíon de la mineria mexicana en el volumen de la producción mundial
durante 1991. SEMIP, Dirección general de minas, dirección de estadística y análisis minero.
México. 481 pp.
65

Schnitzer, M. y S. U. Khan. (1978). Soil organic matter. Elsevier. New york, USA.
Shuman, L. (1979). Zinc, manganese and copper in soil fractions. Soil Science 127:10-17.
Shuman, L. (1985). Fractionation method for soil microelements. Soil Science 140 (1): 9-22.
Shuman, L. (1988). Effect of removal on organic matter and iron or manganese oxides zinc
adsortion by soil. Soil Science Society of American Journal 146: 248.
Siebe Ch, R. Jahn K. Stahr. (1996). Manual para la descripción y evaluación ecológica de suelos
en el campo. Sociedad Mexicana de la Ciencia del Suelo, A.C. Chapingo, México.
Singh, B.R. y R.P. Narwal. (1984). Plant availability of heavy metals in a sludge-treated soil. II.
Metal extractability compared with plant metal uptake. J. Environ. Qual. 13(3) : 344-
349.Sommers, L. y W. Linsay. (1979). Effect of pH and redox on predicted heavy metal-
chelate equilibria in soils. Soil Science Society of American Journal 43: 39-46.
Sposito, G. ,.J. Lund y A.C. Chang. (1982). Trace metal chemistry in arid-zone field soils
amended with sewage sludge: I. fractionation of Ni, Cu, Zn, Cd and Pb in solid phases. Soil
Science Society of American Journal 46:260-264.
Sposito, G. (1983). The chemical forms of trace metals in soils. En: Davis, B. Ed. Applied
environmental geochemistry. Academic press, London. 123-170 pp.
Sommers, L. y W. Linsay. (1979). Effect of pH and redox on predicted heavy metal-chelate
equilibria in soils. Soil Sci. Soc. Am. J. 43: 39-46.
Stover, R. et al. (1976). Evaluation of metals in wastewater sludge. Journal of Water Pollution and
Control Fed. 48:2165-2175
Tchobanoglous G., H. Theisen y S. Vigil. (1993). Integrated solid waste management Engineering
principles and management issues. Mc Graw Hill Intenationnal. EEUU.
Trejo, V. (1994). Procesamiento de la basura urbana. Trillas. México, D.F., México.
Tessier, A., P.C. Campbell y M. Bisson. (1979). Sequenctial extractions procedure for the
apreciation of particulate trace metals. Analytical Chemistry. 51(7): 844-851.
Tiller K., Gerth, J. y G. Brummer. (1984a). The sorption of Cd, Zn and Ni by soil clay fractions:
Procedures for partition of bound forms and their interpretations. Geoderma, 34: 1-16.
Tiller K., J. Gerth y G. Brummer. (1984b). The relative affinities of Cd, Ni and Zn for different soil
clay fractions and goethite. Geoderma 34: 17-35.
Trejo, V. (1994). Procesamiento de la basura urbana. Trillas. México, D.F., México.
Ure, A.M., Quevauviller, P.H., Muntau, H. y Griepink, B. 1993. Speciation of heavy metals in soils
and sediments. An account of the improvement and harmonisation of extraction techniques
undertaken under the auspices of the BCR of the commission of the European Communities.
International Journal of Environmental Analytical Chemistry, 51: 135-151.
Valdares, J.M.A.S., M. Gal, U. Mingelgrim y A.L. Page. (1983). Some heavy metals in soils trated
with sewage sludge their effects on yield and their uptake by plants. J. Environ. Qual. 12 (1):
49-57
Vásquez, G.(1993). Ecología y formación ambiental. McGraw-Hill. México.
Vieira, J., H. Domínguez y M. Mezquita. (1993). Sequential extracction of copper and zinc from
sewage sludges. Use of organic solvents. Environmental Analitical Chemistry 51: 109-112.
Villalobos-Peñalosa, M. D. Bejar, M. Gutiérrez, S. Cram y F. Moreno. (1990). Opciones para el
tratamiento y la disposición de los licorea ácidos agotados provenientes del decapado de
hierro. Revista Internacional de Contaminación ambiental. 6: 33-54.
Viveros, A. D. (1985). Hidrocarburos. En Albert, L. A. (Ed). Toxicología Ambiental. CPEHyS,
OPS, OMS e INIREB. , D. F., México.
66

Wentz, C. (1989). Hazardous waste management. McGraw Hill. Singapur


Williams, D.E., J. Vlamis, A.H. Pukite y J.E. Corey. (1980). Trace elements accumulation,
movement, and distribution in the soil profile from massive applications of sewage sludge. Soil
Science. 129(2): 117-132.
Xian, X. (1989). Effect of chemical forms of Cadmium, zinc and lead in polluted soils on their
uptake by cabbage plants. Plant and Soil 113: 257-264.
Xian, X. et al. (1989). Effect of pH on chemical forms and plant availability of cadmium, zinc and
lead in polluted soils. Water, Air and Soil Pollution. 45: 265-273.
Zanelli, A. (1995). Situación actual de los residuos sólidos en México. Tesis de ingeniero
químico, Facultad de Química UNAM.
Zinck, J.A.(1990). Soil survey epistemology of a vital discipline. International Institute for
Aerospace Survey and Earth Science (ITC). The Netherlands.
Zurera-Cosano, G., R. Moreno Rojas, J. Salmeron-Egea y R. Pozo-Lora. (1989). Heavy metal
uptake from greenhouse soils for edible vegetables. J. Sci. Food Agric. 49: 307-314.
67

View publication stats

You might also like