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- DEFINICIONES
Así, sea divisible o indivisible la obligación principal, cada uno de los codeudores
o de los herederos del deudor no incurre en pena sino en proporción de su parte,
siempre que sea divisible la obligación impuesta en la cláusula penal.
• Art. 803 CCyC: la cláusula penal tiene efecto aunque su estipulación haya tenido en
mira el cumplimiento de una obligación que, al momento de concertar la accesoria,
no podía exigirse judicialmente, siempre que no sea reprobada por la ley.
SECCIÓN 11ª
Rendición de cuentas
1. Introducción
La norma aquí regulada se vincula con los arts. 68 a 74 CCom., y con lo establecido en los
arts. 116 CCyC —rendición de cuentas del tutor—, 130 y 132 CCyC —rendición de cuen-
tas en la tutela—, 1334 CCyC —rendición de cuentas por el mandatario—, 1550 CCyC —
rendición de cuentas tutores y curadores—, 2355 CCyC —rendición de cuentas del admi-
nistrador de la herencia—, entre otros. Como asi también, con los arts. 655 a 657 CPCCN.
El art. 68 CCom. disponía que toda negociación es objeto de una cuenta y que aquella
debe ser conforme a los asientos de los libros de quien la rinde, acompañada de los res-
pectivos comprobantes.
Infojus - Sistema Argentino de Información Jurídica
2. Interpretación
2.1. Definición de cuenta
Tal como estipula la norma en comentario, “cuenta es la descripción de los antecedentes,
hechos y resultados pecuniarios de un negocio, aunque consista en un acto singular”. Es
decir que la cuenta contiene la información documentada de las circunstancias de una
actividad determinada y/o de un negocio. Dicha información documentada permitirá al
sujeto en cuestión confeccionar los estados contables con base en esta documentación
respaldatoria.
Desde un punto de vista contable, constituyen una cuenta las anotaciones que refieren
las variaciones sufridas por el objeto de la cuenta. Estos asientos deben encontrarse
respaldados y concordados con la documentación e información pertinente de manera
consistente.
Pueden ser descriptivas o sinópticas. Las primeras presentan, además de los resultados
numéricos, una descripción somera de los hechos que han producido los resultados. Las
segundas solo indican el título y los resultados.
Consiste en dar razón del cometido en interés ajeno, detallando los actos cumplidos —en
este sentido debe tenerse presente que dicha exposición tiene una faz contable y una
jurídica de los intereses administrados— y estableciendo un resultado final. En el aspecto
contable se muestran una serie de datos que dan cuenta del resultado económico de la
actividad desplegada por una persona que actúa en interés ajeno. Cada asiento reflejado
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ART. 858.- DEFINICIONES
en los libros contables debe estar en correspondencia con los documentos que justifi-
quen la partida.
Desde el punto de vista jurídico la rendición de cuentas permite demostrar, mediante la
documentación respaldatoria, las negociaciones efectuadas y su resultado.
Se destaca que la “rendición de cuentas” y “cuentas”, si bien son cercanas, no deben ser
confundidas por cuanto la rendición de cuentas es un deber de poner en conocimiento
del dueño del negocio los resultados y circunstancias en que el negocio se ha realizado,
mientras que las cuentas son la forma ordinaria en que se cumple con esa obligación.
La forma en que debe hacerse la cuenta es jurídicamente indiferente, pero por lo general
se realiza con dos columnas de Debe y Haber, designadas con estos nombres o con las de
Entradas y Salidas, Activo y Pasivo, Cargo y Descargo, según mejor convenga a la natura-
leza de la operación objeto de la cuenta.
En este sentido, si bien en muchos casos puede ser un deber legal como en la tutela, tam-
bién puede tener su fuente en la convención de las partes —tal el caso del mandato— mo-
dificando estas sus alcances y contenido. En este orden de ideas, nótese que en ambas se
constata una presunción de confianza en quien gestiona. En el primer caso, es la ley la que
establece los requisitos que deben verificarse para que se cumpla con ese estándar de con-
fianza o presunción de fidelidad. En el segundo, son las partes quienes al entregar el ma-
nejo de sus bienes parten de la existencia de esta confianza que le da sustento a tal actuar.
Esta obligación de rendir cuentas subsiste aún, basándose en el argumento de que de las
operaciones realizadas no hubiera surgido beneficio alguno, por cuanto el resultado solo
podrá conocerse una vez finalizada la misma.
ab initio presentada;
b. las del supuesto obligado que requiere la aprobación de las cuentas que voluntaria-
mente presenta el obligado cuando la otra parte se niega a aprobarlas.
En la segunda de las etapas se presentan las cuentas documentadas y detalladas, las que
pueden ser o no objeto de impugnación y de prueba, con la consecuente decisión de que
las apruebe o no como correctas.
En este orden de ideas, la segunda etapa tiene como presupuesto que se haya determi-
nado que existe una obligación a rendirlas y que se haya obligado al condenado a hacerlo
o bien que este se haya allanado a rendirlas, en cuyo caso es innecesario proseguir el
procedimiento de comprobación dictando el juez sentencia haciendo lugar al reclamo y
fijando un término para su cumplimiento si es que el obligado no las rindió al momento
de responder la demanda.
Por último, de existir un saldo impago a favor del acreedor o un saldo deudor a favor del
administrador o gestor, cabe su ejecución en el caso de que no haya existido pago espon-
táneo por parte del contrario.
2.4. Renunciabilidad
Para un sector de la doctrina, la renuncia a la obligación de rendir cuentas en el ámbito
comercial es contraria a la naturaleza del comercio y su carácter irrenunciable se justifica
por razones de orden público ya que —sostiene— que es un gran estímulo a la hones-
tidad comercial. Otro sector señala que no puede haber óbice a la renuncia, pues no
advierte cuál es el interés jurídico comprometido, sosteniendo que este interés concierne
solamente al interés privado del dueño del negocio.
1. Introducción
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado
2. Interpretación
2.1. Requisitos
Tal como señala la norma en estudio, la rendición de cuentas es una exposición detalla-
da, fundada y pormenorizada que debe realizar el obligado al finalizar la gestión. Se ha
señalado, respecto al modo de su cumplimiento, que si bien es un acto formal no es un
requisito la observancia de fórmulas sacramentales ni debe ser exigida con rigurosidad.
Debe describir la operatoria, el procedimiento seguido y los resultados obtenidos del
negocio respectivo.
Dicha descripción debe encontrarse documentada, detallada y sistematizada, de modo
tal que el sujeto pasivo pueda comprobar el cumplimiento de las obligaciones a su cargo.
En este sentido, quien rinde cuentas debe presentar la documentación respaldatoria de
la operatoria que describe, acompañando los comprobantes respectivos, los que debe
conservar a ese fin.
La rendición debe ser integral y permitir al destinatario examinarla y cotejarla con ampli-
tud teniendo como punto de partida cada uno de los asientos y la comprobación de los
documentos que los respalden.
Se exime a quien rinde cuentas el acompañamiento de aquellos comprobantes de los
ingresos y egresos que no sean de uso extenderlos.
Debe efectuarse conforme a los libros del sujeto pasivo o deudor, debiendo necesaria-
mente existir una correspondencia entre las cuentas y los asientos contables; estos últi-
mos tienen preponderancia en caso de discordancia, por cuanto se efectúan con anterio-
ridad a la rendición.
El acreedor puede contradecir la presentación efectuada por el obligado siempre que
funde sus observaciones con base a estos mismos parámetros. Es decir, fundadamente,
con precisión y respaldo documental, tal como es exigible a los fines de su rendición.
En este orden de ideas, el acreedor no puede basar el rechazo a las cuentas rendidas en
un simple desconocimiento o impugnación.
1. Interpretación
La norma contenida en este artículo concuerda con lo previsto en los arts. 1909 CC
—obligación de rendir cuentas al mandatario—; 3868 CC —albacea—; 460 CC —tutor—;
475 CC —curador—; 2296 y 2297 CC —gestor de negocios—; 3382 CC —el administrador
judicial, el locador de obras cuando realiza esa tarea por administración, el heredero con
beneficio de inventario—; 11 ley 13.512 —el administrador del consorcio de propiedad
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LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES - TÍTULO I - Obligaciones en general ART. 861
horizontal—; 2701 CC —el administrador de cosa común—; 277 CCom. —el comisionis-
ta—, entre otros.
Asimismo, concuerda con los arts. 116 CCyC —rendición de cuentas del tutor—; 130 y
132 CCyC —rendición de cuentas en la tutela—, 1334 CCyC —rendición de cuentas por
el mandatario—, 1550 CCyC —rendición de cuentas tutores y curadores—; 2355 CCyC
—rendición de cuentas del administrador de la herencia—, entre otros. Por último, con el
art. 652 CPCCN.
La norma en estudio adopta la redacción del Proyecto de 1998. Determina de modo or-
gánico y particular los sujetos que deben rendir cuentas; estos son los que actúan en
interés ajeno aun cuando lo hagan a nombre propio; quienes son parte en las relaciones
de ejecución continuada, si la rendición es apropiada a la naturaleza de la obligación; y
los demás sujetos establecidos en la ley.
La acción judicial por rendición de cuentas puede ser el motivo específico de una acción
deducida en juicio que ha tenido su origen en la negativa u omisión del obligado a rendir-
las en tiempo oportuno y debida forma, o motivado por la negativa del acreedor o dueño
del negocio a recibirlas.
Dentro del supuesto de rendición de cuentas judicial puede tramitar como incidente de
un proceso principal sin que implique en todos los casos la existencia de una controversia,
sino que dicha rendición deriva de la administración natural de bienes ajenos.
1. Interpretación
Esta norma resulta concordante con los arts. 69 y 277 CCom., y art. 3960, primera parte, CC.
De conformidad con lo previsto por la norma, las cuentas deben ser rendidas en la opor-
tunidad que estipulan las partes o dispone la ley. La disposición legal es una norma
supletoria. En caso de ausencia de estipulación en contrario, o de un precepto normativo
que establezca otra circunstancia, deben ser rendidas al concluirse el negocio y, cuando
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ART. 862.- APROBACIÓN
1. Interpretación
Este artículo concuerda con lo que disponían los arts. 72 y 73 CCom.
De conformidad con lo dispuesto por el art. 72 CCom., solo se entendía rendida la cuenta
una vez concluidas todas las cuestiones que le eran relativas. Por su parte, conforme
el art. 73 CCom. se presumía de manera implícita la exactitud de la cuenta en los casos
en que se dejaba transcurrir un mes contado desde la recepción de la cuenta, sin haber
efectuado ninguna observación en punto a ella, salvo prueba en contrario, y salvo tam-
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1. Interpretación
El antecedente de la norma es el Proyecto de 1998. No existe concordancia con norma
anterior. Este artículo tiene como fin facilitar el despliegue y evolución de los negocios
jurídicos. Refiere a los contratos de tracto sucesivo o prestaciones periódicas que per-
viven durante un tiempo prolongado. El tracto sucesivo implica que el cumplimiento de
las prestaciones se realice en un período determinado —que, por deseo de las partes,
se puede extender para satisfacer sus necesidades primordiales— y se establecen una
serie de términos para su ejecución. Estos términos pueden ser de ejecución continuada
(ejecución única pero sin interrupción, tal el caso del arrendamiento), ejecución periódica
(varias prestaciones que se ejecutan en fechas establecidas, tal el caso del suministro de
agua), ejecución intermitente (se da cuando lo solicita la otra parte, tal el caso de suminis-
tro de mercancía bajo demanda).
La norma en estudio estipula una presunción iuris tantum para los casos en los que las
cuentas deben rendirse periódicamente. En punto a ello establece, salvo prueba en con-
trario, que la conformidad prestada sin reservas a la rendición de un período hace presu-
mir la aprobación de las cuentas correspondientes a los períodos anteriores.
1. Interpretación
Este precepto se relaciona con los arts. 1909 y 1911 CC.
El Código Civil de Vélez disponía al mandatario la restitución de lo que hubiera recibido
en virtud del mandato, incluyendo las ganancias obtenidas, los títulos y documentos per-
tenecientes al mandante, a excepción de las instrucciones personales.
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ART. 865.- DEFINICIÓN
Así, el art. 1911 CC exigía del mandatario todo lo que el mandato le confió y/o que reci-
bió de un tercero, aunque lo recibiese sin derecho; las ganancias resultantes del negocio
motivo de encargo; los títulos, documentos y papeles que el mandante le hubiese remi-
tido o dado.
El artículo establece un plazo de diez días para satisfacer el saldo que arroje la cuenta,
salvo que el acuerdo de partes o lo dispuesto por la ley estipulen un plazo distinto.
La entrega o restitución prevista en la norma de todo lo que hubiere recibido como con-
secuencia del negocio u operación efectuada es una obligación de dar.
Esta obligación tiene su razón de ser en que esa documentación es de propiedad del due-
ño del negocio o acreedor y solo le fueron entregados con el fin de cumplir con la gestión
encomendada. Extinguido este fin, carece de sentido y de justificación que dicha documen-
tación de propiedad del dueño del negocio permanezca en poder del rendidor.
La limitación a la norma estará dada por lo consumido por el obligado o lo que se extinguió
en razón de la utilización para dar cumplimiento a los efectos del contrato o negocio. Tam-
poco debe devolver las cartas o instrucciones personales relativas a la ejecución del encargo.
De este modo, el plazo para pagar el saldo una vez que las cuentas han sido aprobadas
puede ser:
a. el acordado por las partes previamente;
b. el dispuesto por ley;
c. si no lo acordaron las partes ni lo dispone la ley, será de diez días, plazo que comen-
zará a correr desde el momento en que las cuentas han sido aprobadas.
Si el saldo no es pagado en el plazo correspondiente, el sujeto activo o acreedor podrá
iniciar el proceso de ejecución del mismo
CAPÍTULO 4
Pago
SECCIÓN 1ª(*)
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Disposiciones generales
1. Introducción
La ubicación del pago en el art. 724 CC, incluida con los demás modos extintivos de las
obligaciones, obedecía a la antigua concepción del pago, donde sobresalía el efecto
cancelatorio del instituto y siempre había sido criticada por la doctrina. (98) El CCyC modi-
ficó su ubicación y le otorgó un capítulo propio dentro del Título I de las obligaciones en
general, sin incluirlo en el Capítulo 5, dedicado a los otros modos extintivos de la obli-
(*) Comentarios a los arts. 865 a 885 elaborados por Marialma G. Berrino.
(98) Alterini, Atilio; Ameal, Oscar y López Cabana, Roberto, Derecho de Obligaciones civiles y Comer-
ciales, n° 177, AbeledoPerrot, 2008.
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