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ART. 858.

- DEFINICIONES

Así, sea divisible o indivisible la obligación principal, cada uno de los codeudores
o de los herederos del deudor no incurre en pena sino en proporción de su parte,
siempre que sea divisible la obligación impuesta en la cláusula penal.

Si la obligación impuesta en la cláusula penal es indivisible, o si es solidaria aunque


divisible, cada uno de los codeudores, o de los coherederos del deudor, queda
obligado a satisfacer la pena entera.

• Art. 803 CCyC: la cláusula penal tiene efecto aunque su estipulación haya tenido en
mira el cumplimiento de una obligación que, al momento de concertar la accesoria,
no podía exigirse judicialmente, siempre que no sea reprobada por la ley.

• Art. 2194 CCyC: la extinción parcial de la obligación principal, no extingue propor-


cionalmente los derechos accesorios de prenda e hipoteca, que subsisten indivisi-
bles en tanto no se ejecute íntegramente la prestación principal.

SECCIÓN 11ª
Rendición de cuentas

ARTÍCULO 858.- Definiciones. Se entiende por cuenta la descripción de


los antecedentes, hechos y resultados pecuniarios de un negocio, aunque
consista en un acto singular.
Hay rendición de cuentas cuando se las pone en conocimiento de la per-
sona interesada, conforme a lo dispuesto en los artículos siguientes.

1. Introducción
La norma aquí regulada se vincula con los arts. 68 a 74 CCom., y con lo establecido en los
arts. 116 CCyC —rendición de cuentas del tutor—, 130 y 132 CCyC —rendición de cuen-
tas en la tutela—, 1334 CCyC —rendición de cuentas por el mandatario—, 1550 CCyC —
rendición de cuentas tutores y curadores—, 2355 CCyC —rendición de cuentas del admi-
nistrador de la herencia—, entre otros. Como asi también, con los arts. 655 a 657 CPCCN.
El art. 68 CCom. disponía que toda negociación es objeto de una cuenta y que aquella
debe ser conforme a los asientos de los libros de quien la rinde, acompañada de los res-
pectivos comprobantes.
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La legislación no establecía, mediante las categorías ahora estipuladas, la obligación de


rendir cuentas (ver art. 70 CCom.).
Por su parte, debe recordarse que si bien el Código Civil de Vélez no regulaba esta figura
en forma expresa, podía esta reconocerse en los arts. 458 a 467 CC sobre cuentas de la
tutela, art. 475 CC en materia de curatela, art. 1909 CC y ss. en lo relativo a las obligaciones
del mandatario, art. 1700 CC para los administradores de la sociedad, arts. 3868, 3869,
3873, 3874 CC respecto del albacea testamentario.
El CCyC recepta lo dispuesto por el Proyecto de 1998 (arts. 805 a 810) estipulando una
regulación precisa y sistemática de la rendición de cuentas, definiendo en lo sustancial de
modo amplio y preciso este instituto.
En punto a ello en los Fundamentos del Proyecto de 2012 se señala que la rendición de
cuentas es “… regulada sistemáticamente con la finalidad de hacer coherentes la aplica-
ción de este instituto en numerosos ámbitos”.
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LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES - TÍTULO I - Obligaciones en general ART. 858

Si bien su regulación y tratamiento conjunto del cumplimiento de rendir cuentas ha sido


recibido con beneplácito por la doctrina, se ha criticado desde un punto de vista metodo-
lógico la ubicación del instituto en la última Sección referida a “clases de obligaciones”
—Libro Tercero, Título I, Capítulo 3 —.

2. Interpretación
2.1. Definición de cuenta
Tal como estipula la norma en comentario, “cuenta es la descripción de los antecedentes,
hechos y resultados pecuniarios de un negocio, aunque consista en un acto singular”. Es
decir que la cuenta contiene la información documentada de las circunstancias de una
actividad determinada y/o de un negocio. Dicha información documentada permitirá al
sujeto en cuestión confeccionar los estados contables con base en esta documentación
respaldatoria.

Cierto sector de la doctrina sostiene que es un documento contable que demuestra en


términos numéricos las diversas operaciones que han sido llevadas a cabo en una activi-
dad negocial realizada en interés ajeno concluida con determinado resultado.

Desde un punto de vista contable, constituyen una cuenta las anotaciones que refieren
las variaciones sufridas por el objeto de la cuenta. Estos asientos deben encontrarse
respaldados y concordados con la documentación e información pertinente de manera
consistente.

Se ha dicho que la cuenta es la descripción gráfica de los diversos hechos y resultados


pecuniarios relativos a una operación. En este sentido, se sostiene que toda cuenta tiene
tres elementos constitutivos:
a. el título o denominación, que determina el objeto o el sujeto de la cuenta;
b. la descripción sumaria de los hechos relativos a la operación objeto de la cuenta,
tales como enajenaciones, adquisiciones, gastos y demás actos o gestiones que se
refieran al patrimonio; y
c. los resultados de la operación, parciales o generales evaluados en dinero o en
especie.
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado

Pueden ser descriptivas o sinópticas. Las primeras presentan, además de los resultados
numéricos, una descripción somera de los hechos que han producido los resultados. Las
segundas solo indican el título y los resultados.

2.2. Rendición de cuentas


La rendición de cuentas es la demostración ordenada, sistematizada y documentada, a
través de la cual se cumple el deber legal de informar a otro, las operaciones, procedi-
mientos y resultado de un negocio.

Consiste en dar razón del cometido en interés ajeno, detallando los actos cumplidos —en
este sentido debe tenerse presente que dicha exposición tiene una faz contable y una
jurídica de los intereses administrados— y estableciendo un resultado final. En el aspecto
contable se muestran una serie de datos que dan cuenta del resultado económico de la
actividad desplegada por una persona que actúa en interés ajeno. Cada asiento reflejado
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ART. 858.- DEFINICIONES

en los libros contables debe estar en correspondencia con los documentos que justifi-
quen la partida.
Desde el punto de vista jurídico la rendición de cuentas permite demostrar, mediante la
documentación respaldatoria, las negociaciones efectuadas y su resultado.

Se destaca que la “rendición de cuentas” y “cuentas”, si bien son cercanas, no deben ser
confundidas por cuanto la rendición de cuentas es un deber de poner en conocimiento
del dueño del negocio los resultados y circunstancias en que el negocio se ha realizado,
mientras que las cuentas son la forma ordinaria en que se cumple con esa obligación.

La forma en que debe hacerse la cuenta es jurídicamente indiferente, pero por lo general
se realiza con dos columnas de Debe y Haber, designadas con estos nombres o con las de
Entradas y Salidas, Activo y Pasivo, Cargo y Descargo, según mejor convenga a la natura-
leza de la operación objeto de la cuenta.

Sentada esta distinción, la rendición de cuentas es una obligación de hacer inherente a


toda gestión de negocios ajenos o parcialmente ajenos o cualquiera sea su carácter. En
efecto, la rendición de cuentas constituye una obligación inherente al ejercicio de profe-
siones u actividades lucrativas y también de toda operación realizada en interés ajeno,
sea ello por virtud del principio de la autonomía privada, por la índole de la actividad
desarrollada o por disposición legal (art. 860 CCyC).

En este sentido, si bien en muchos casos puede ser un deber legal como en la tutela, tam-
bién puede tener su fuente en la convención de las partes —tal el caso del mandato— mo-
dificando estas sus alcances y contenido. En este orden de ideas, nótese que en ambas se
constata una presunción de confianza en quien gestiona. En el primer caso, es la ley la que
establece los requisitos que deben verificarse para que se cumpla con ese estándar de con-
fianza o presunción de fidelidad. En el segundo, son las partes quienes al entregar el ma-
nejo de sus bienes parten de la existencia de esta confianza que le da sustento a tal actuar.

Esta obligación de rendir cuentas subsiste aún, basándose en el argumento de que de las
operaciones realizadas no hubiera surgido beneficio alguno, por cuanto el resultado solo
podrá conocerse una vez finalizada la misma.

Existen dos pretensiones posibles:


a. la de exigir de la otra parte que rinda cuentas, previa presentación de la estimación
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ab initio presentada;
b. las del supuesto obligado que requiere la aprobación de las cuentas que voluntaria-
mente presenta el obligado cuando la otra parte se niega a aprobarlas.

2.3. El proceso de rendición de cuentas


En la mayoría de los casos, el desarrollo normal de la relación existente entre las partes
debería concluir con una rendición de cuentas privada o extrajudicial. Las diferencias en-
tre las partes respecto de la existencia de la obligación o de la forma de su cumplimiento
puede derivar en este tipo de proceso que se integra por dos etapas a las cuales puede
añadirse una tercera para el cobro del saldo si lo hubiere.

Así, en la primera etapa se debate la existencia de la obligación de rendir cuentas y, solo


si esta es cuestionada, se torna necesario el dictado de la sentencia respectiva que la
declare, determinando si existe o no la obligación de rendirlas.
162
LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES - TÍTULO I - Obligaciones en general ART. 859

En la segunda de las etapas se presentan las cuentas documentadas y detalladas, las que
pueden ser o no objeto de impugnación y de prueba, con la consecuente decisión de que
las apruebe o no como correctas.
En este orden de ideas, la segunda etapa tiene como presupuesto que se haya determi-
nado que existe una obligación a rendirlas y que se haya obligado al condenado a hacerlo
o bien que este se haya allanado a rendirlas, en cuyo caso es innecesario proseguir el
procedimiento de comprobación dictando el juez sentencia haciendo lugar al reclamo y
fijando un término para su cumplimiento si es que el obligado no las rindió al momento
de responder la demanda.
Por último, de existir un saldo impago a favor del acreedor o un saldo deudor a favor del
administrador o gestor, cabe su ejecución en el caso de que no haya existido pago espon-
táneo por parte del contrario.

2.4. Renunciabilidad
Para un sector de la doctrina, la renuncia a la obligación de rendir cuentas en el ámbito
comercial es contraria a la naturaleza del comercio y su carácter irrenunciable se justifica
por razones de orden público ya que —sostiene— que es un gran estímulo a la hones-
tidad comercial. Otro sector señala que no puede haber óbice a la renuncia, pues no
advierte cuál es el interés jurídico comprometido, sosteniendo que este interés concierne
solamente al interés privado del dueño del negocio.

ARTÍCULO 859.- Requisitos. La rendición de cuentas debe:


a. ser hecha de modo descriptivo y documentado;
b. incluir las referencias y explicaciones razonablemente necesarias para
su comprensión;
c. acompañar los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excep-
to que sea de uso no extenderlos;
d. concordar con los libros que lleve quien las rinda.
Fuentes y antecedentes: Proyecto de Código de 1998.

1. Introducción
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado

La normativa anterior de esta materia se encontraba contenida en los arts. 68 a 73 CCom.,


y en los arts. 1909 y 1911 CC. Su actual tratamiento concuerda con los arts. 1334 CCyC
—rendición de cuentas por el mandatario—, y 655 CPCCN.
De acuerdo a lo dispuesto en los arts. 68 a 73 CCom.; arts. 1909 y 1911 CC y art. 655 CPCCN
la jurisprudencia exigía que las rendiciones de cuenta sean respaldadas por la documenta-
ción pertinente y los asientos de los libros de comercio, todo ello integrado por una expli-
cación razonable que dé cuenta de las operaciones efectuadas al momento de gestionar los
negocios sobre los que se trate.
En ambos Códigos, el Civil y el Comercial, no había una previsión normativa que estipula-
se los requisitos que habían sido impuestos por la doctrina y la jurisprudencia.
La norma en comentario tiene como fuente el Proyecto de Código de 1998 y regula, en
forma expresa y sistematizada, sus requisitos receptando los impuestos por la jurispru-
dencia y la doctrina.
163
ART. 860.- OBLIGACIÓN DE RENDIR CUENTAS

2. Interpretación
2.1. Requisitos
Tal como señala la norma en estudio, la rendición de cuentas es una exposición detalla-
da, fundada y pormenorizada que debe realizar el obligado al finalizar la gestión. Se ha
señalado, respecto al modo de su cumplimiento, que si bien es un acto formal no es un
requisito la observancia de fórmulas sacramentales ni debe ser exigida con rigurosidad.
Debe describir la operatoria, el procedimiento seguido y los resultados obtenidos del
negocio respectivo.
Dicha descripción debe encontrarse documentada, detallada y sistematizada, de modo
tal que el sujeto pasivo pueda comprobar el cumplimiento de las obligaciones a su cargo.
En este sentido, quien rinde cuentas debe presentar la documentación respaldatoria de
la operatoria que describe, acompañando los comprobantes respectivos, los que debe
conservar a ese fin.
La rendición debe ser integral y permitir al destinatario examinarla y cotejarla con ampli-
tud teniendo como punto de partida cada uno de los asientos y la comprobación de los
documentos que los respalden.
Se exime a quien rinde cuentas el acompañamiento de aquellos comprobantes de los
ingresos y egresos que no sean de uso extenderlos.
Debe efectuarse conforme a los libros del sujeto pasivo o deudor, debiendo necesaria-
mente existir una correspondencia entre las cuentas y los asientos contables; estos últi-
mos tienen preponderancia en caso de discordancia, por cuanto se efectúan con anterio-
ridad a la rendición.
El acreedor puede contradecir la presentación efectuada por el obligado siempre que
funde sus observaciones con base a estos mismos parámetros. Es decir, fundadamente,
con precisión y respaldo documental, tal como es exigible a los fines de su rendición.
En este orden de ideas, el acreedor no puede basar el rechazo a las cuentas rendidas en
un simple desconocimiento o impugnación.

ARTÍCULO 860.- Obligación de rendir cuentas. Están obligados a rendir


cuentas, excepto renuncia expresa del interesado:
Infojus - Sistema Argentino de Información Jurídica

a. quien actúa en interés ajeno, aunque sea en nombre propio;


b. quienes son parte en relaciones de ejecución continuada, cuando la
rendición es apropiada a la naturaleza del negocio;
c. quien debe hacerlo por disposición legal.
La rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley dispone que
debe ser realizada ante un juez.

1. Interpretación
La norma contenida en este artículo concuerda con lo previsto en los arts. 1909 CC
—obligación de rendir cuentas al mandatario—; 3868 CC —albacea—; 460 CC —tutor—;
475 CC —curador—; 2296 y 2297 CC —gestor de negocios—; 3382 CC —el administrador
judicial, el locador de obras cuando realiza esa tarea por administración, el heredero con
beneficio de inventario—; 11 ley 13.512 —el administrador del consorcio de propiedad
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LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES - TÍTULO I - Obligaciones en general ART. 861

horizontal—; 2701 CC —el administrador de cosa común—; 277 CCom. —el comisionis-
ta—, entre otros.

Asimismo, concuerda con los arts. 116 CCyC —rendición de cuentas del tutor—; 130 y
132 CCyC —rendición de cuentas en la tutela—, 1334 CCyC —rendición de cuentas por
el mandatario—, 1550 CCyC —rendición de cuentas tutores y curadores—; 2355 CCyC
—rendición de cuentas del administrador de la herencia—, entre otros. Por último, con el
art. 652 CPCCN.

De acuerdo a lo dispuesto expresamente en el CCom. debía rendirse cuentas al fin de


cada negociación, o en transacciones comerciales de curso sucesivo, los comerciantes
corresponsales respecto de la negociación concluida, o de la cuenta corriente cerrada
al fin de cada año (art. 69 CCom.) y los comerciantes que contratan por cuenta ajena
(art. 70 CCom). Por su parte, el CC estipulaba la obligación de rendir cuentas del manda-
tario en el art. 1909 CC y ss.

La norma en estudio adopta la redacción del Proyecto de 1998. Determina de modo or-
gánico y particular los sujetos que deben rendir cuentas; estos son los que actúan en
interés ajeno aun cuando lo hagan a nombre propio; quienes son parte en las relaciones
de ejecución continuada, si la rendición es apropiada a la naturaleza de la obligación; y
los demás sujetos establecidos en la ley.

Por aplicación del principio de autonomía de la voluntad contempla el acuerdo de partes


para la realización de la rendición de cuentas privadamente, es decir, sin intervención
judicial.

La acción judicial por rendición de cuentas puede ser el motivo específico de una acción
deducida en juicio que ha tenido su origen en la negativa u omisión del obligado a rendir-
las en tiempo oportuno y debida forma, o motivado por la negativa del acreedor o dueño
del negocio a recibirlas.

Dentro del supuesto de rendición de cuentas judicial puede tramitar como incidente de
un proceso principal sin que implique en todos los casos la existencia de una controversia,
sino que dicha rendición deriva de la administración natural de bienes ajenos.

ARTÍCULO 861.- Oportunidad. Las cuentas deben ser rendidas en la


oportunidad en que estipulan las partes, o dispone la ley. En su defecto,
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado

la rendición de cuentas debe ser hecha:


a. al concluir el negocio;
b. si el negocio es de ejecución continuada, también al concluir cada uno
de los períodos o al final de cada año calendario.

Fuentes y antecedentes: Proyecto de 1998.

1. Interpretación
Esta norma resulta concordante con los arts. 69 y 277 CCom., y art. 3960, primera parte, CC.
De conformidad con lo previsto por la norma, las cuentas deben ser rendidas en la opor-
tunidad que estipulan las partes o dispone la ley. La disposición legal es una norma
supletoria. En caso de ausencia de estipulación en contrario, o de un precepto normativo
que establezca otra circunstancia, deben ser rendidas al concluirse el negocio y, cuando
165
ART. 862.- APROBACIÓN

se trate de obligaciones de ejecución continuada, al finalizar cada uno de los períodos o


bien al final de cada año calendario.
Asimismo, la norma contempla la posibilidad de que el ámbito temporal para la obliga-
ción de rendir cuentas esté dado por el fin de cada año calendario y no, como se interpre-
taba con anterioridad, al finalizar el año de gestión.
En cualquiera de los supuestos mencionados, el cumplimiento en forma extemporánea
de la obligación del deudor de rendir cuentas habilita al acreedor a efectuar la rendición
por sí mismo.
El antecedente de la norma es el Proyecto de 1998.
Del Código Civil de Vélez se desprendía que la oportunidad de rendir cuentas comenzaba
a correr desde el día en que los sujetos obligados cesaban en sus respectivos cargos
(art. 3960, parte primera, CC).
Asimismo, el Código de Comercio estipulaba en el art. 69 que, salvo convención de par-
tes, la rendición de cuentas debía ser realizada una vez finalizada la negociación.

ARTÍCULO 862.- Aprobación. La rendición de cuentas puede ser aproba-


da expresa o tácitamente. Hay aprobación tácita si no es observada en el
plazo convenido o dispuesto por la ley o, en su defecto, en el de treinta
días de presentadas en debida forma. Sin embargo, puede ser observada
por errores de cálculo o de registración dentro del plazo de caducidad de
un año de recibida.

Fuentes y antecedentes: Proyecto de 1998.

1. Interpretación
Este artículo concuerda con lo que disponían los arts. 72 y 73 CCom.
De conformidad con lo dispuesto por el art. 72 CCom., solo se entendía rendida la cuenta
una vez concluidas todas las cuestiones que le eran relativas. Por su parte, conforme
el art. 73 CCom. se presumía de manera implícita la exactitud de la cuenta en los casos
en que se dejaba transcurrir un mes contado desde la recepción de la cuenta, sin haber
efectuado ninguna observación en punto a ella, salvo prueba en contrario, y salvo tam-
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bién la disposición especial en algunos casos. Tal disposición, a diferencia de la norma en


estudio, contemplaba el plazo de un mes y no de treinta días.
La fuente de esta norma es el Proyecto de 1998.
En punto a la aceptación, esta puede ser tácita o expresa. La aceptación tácita es una
presunción legal que admite prueba en contrario. Al recibir el mandante o dueño del ne-
gocio la cuenta, y dejar transcurrir el plazo convenido olegal —o, en su defecto, los treinta
días— sin hacer observaciones se presume su aceptación pero esta presunción es iuris
tantum, admite prueba en contrario, debiendo también probarse que ha existido alguna
imposibilidad concreta para impugnar judicial o extrajudicialmente en el término legal.
Asimismo, se fija en un año el plazo de caducidad para plantear observaciones por errores
de cálculo, el cual comienza a correr desde la recepción de la rendición.
Así, la rendición de cuentas es entregada al mandante o dueño del negocio quien puede
aceptarlas o no de manera tácita —dejando transcurrir el plazo conforme a lo dispuesto
166
LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES - TÍTULO I - Obligaciones en general ART. 864

en la norma— o expresa. Solo en el caso de que existan observaciones y estas no sean


aceptadas existirá un conflicto cuya dilucidación quedará librada a un pleito o una tran-
sacción.
La aceptación tácita prevista en la norma pretende brindar una mayor seguridad a la ejecución
de los negocios a los fines de disuadir futuras controversias entre las personas interesadas.

ARTÍCULO 863.- Relaciones de ejecución continuada. En relaciones de


ejecución continuada si la rendición de cuentas del último período es
aprobada, se presume que también lo fueron las rendiciones correspon-
dientes a los periodos anteriores.
Fuentes y antecedentes: Proyecto de 1998.

1. Interpretación
El antecedente de la norma es el Proyecto de 1998. No existe concordancia con norma
anterior. Este artículo tiene como fin facilitar el despliegue y evolución de los negocios
jurídicos. Refiere a los contratos de tracto sucesivo o prestaciones periódicas que per-
viven durante un tiempo prolongado. El tracto sucesivo implica que el cumplimiento de
las prestaciones se realice en un período determinado —que, por deseo de las partes,
se puede extender para satisfacer sus necesidades primordiales— y se establecen una
serie de términos para su ejecución. Estos términos pueden ser de ejecución continuada
(ejecución única pero sin interrupción, tal el caso del arrendamiento), ejecución periódica
(varias prestaciones que se ejecutan en fechas establecidas, tal el caso del suministro de
agua), ejecución intermitente (se da cuando lo solicita la otra parte, tal el caso de suminis-
tro de mercancía bajo demanda).
La norma en estudio estipula una presunción iuris tantum para los casos en los que las
cuentas deben rendirse periódicamente. En punto a ello establece, salvo prueba en con-
trario, que la conformidad prestada sin reservas a la rendición de un período hace presu-
mir la aprobación de las cuentas correspondientes a los períodos anteriores.

ARTÍCULO 864.- Saldos y documentos del interesado. Una vez aproba-


das las cuentas:
Código Civil y Comercial de la Nación Comentado

a. su saldo debe ser pagado en el plazo convenido o dispuesto por la ley


o, en su defecto, en el de diez días;
b. el obligado a rendirlas debe devolver al interesado los títulos y docu-
mentos que le hayan sido entregados, excepto las instrucciones de
carácter personal.

Fuentes y antecedentes: Proyecto de 1998.

1. Interpretación
Este precepto se relaciona con los arts. 1909 y 1911 CC.
El Código Civil de Vélez disponía al mandatario la restitución de lo que hubiera recibido
en virtud del mandato, incluyendo las ganancias obtenidas, los títulos y documentos per-
tenecientes al mandante, a excepción de las instrucciones personales.
167
ART. 865.- DEFINICIÓN

Así, el art. 1911 CC exigía del mandatario todo lo que el mandato le confió y/o que reci-
bió de un tercero, aunque lo recibiese sin derecho; las ganancias resultantes del negocio
motivo de encargo; los títulos, documentos y papeles que el mandante le hubiese remi-
tido o dado.

La fuente de la norma es el Proyecto de 1998.

El artículo establece un plazo de diez días para satisfacer el saldo que arroje la cuenta,
salvo que el acuerdo de partes o lo dispuesto por la ley estipulen un plazo distinto.

La entrega o restitución prevista en la norma de todo lo que hubiere recibido como con-
secuencia del negocio u operación efectuada es una obligación de dar.

Esta obligación tiene su razón de ser en que esa documentación es de propiedad del due-
ño del negocio o acreedor y solo le fueron entregados con el fin de cumplir con la gestión
encomendada. Extinguido este fin, carece de sentido y de justificación que dicha documen-
tación de propiedad del dueño del negocio permanezca en poder del rendidor.

La limitación a la norma estará dada por lo consumido por el obligado o lo que se extinguió
en razón de la utilización para dar cumplimiento a los efectos del contrato o negocio. Tam-
poco debe devolver las cartas o instrucciones personales relativas a la ejecución del encargo.

De este modo, el plazo para pagar el saldo una vez que las cuentas han sido aprobadas
puede ser:
a. el acordado por las partes previamente;
b. el dispuesto por ley;
c. si no lo acordaron las partes ni lo dispone la ley, será de diez días, plazo que comen-
zará a correr desde el momento en que las cuentas han sido aprobadas.
Si el saldo no es pagado en el plazo correspondiente, el sujeto activo o acreedor podrá
iniciar el proceso de ejecución del mismo

CAPÍTULO 4
Pago
SECCIÓN 1ª(*)
Infojus - Sistema Argentino de Información Jurídica

Disposiciones generales

ARTÍCULO 865.- Definición. Pago es el cumplimiento de la prestación


que constituye el objeto de la obligación.

1. Introducción
La ubicación del pago en el art. 724 CC, incluida con los demás modos extintivos de las
obligaciones, obedecía a la antigua concepción del pago, donde sobresalía el efecto
cancelatorio del instituto y siempre había sido criticada por la doctrina. (98) El CCyC modi-
ficó su ubicación y le otorgó un capítulo propio dentro del Título I de las obligaciones en
general, sin incluirlo en el Capítulo 5, dedicado a los otros modos extintivos de la obli-

(*) Comentarios a los arts. 865 a 885 elaborados por Marialma G. Berrino.

 (98) Alterini, Atilio; Ameal, Oscar y López Cabana, Roberto, Derecho de Obligaciones civiles y Comer-
ciales, n° 177, AbeledoPerrot, 2008.
168

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