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debido a que contiene un compuesto llamado alicina, que actúa contra numerosos
virus y bacterias, además de su poder antioxidante. Los expertos hablan de los
beneficios de comer ajo cada día. Ahora, científicos del Hospital General Universitario
de Ciudad Real han descubierto otras propiedades.
Estudio en humanos
El objetivo final de estas investigaciones es trasladar los resultados experimentales a
la práctica médica y ofrecer así al paciente nuevas alternativas terapéuticas en
patologías con alto nivel de prevalencia. De forma que si los resultados de los
proyectos de experimentación, tanto en modelo animal como in-vitro, fueran exitosos
se llevará a cabo un estudio clínico en humanos.
La primera fase del proyecto nace tras alcanzar un compuesto del ajo morado de Las
Pedroñeras obtenido por liofilización (proceso de desecado en frío que permite
conservar las propiedades del producto) que mantiene una estabilidad química muy
por encima de la utilizada en investigaciones previas y que permiten su aplicación en
el laboratorio, en animales e incluso en humanos con totales garantías de eficacia.
Este gran avance permite investigar los efectos terapéuticos del ajo liofilizado como
tratamiento antitumoral en cáncer de colon y en procesos de sepsis tras una
peritonitis. Dos proyectos pioneros a nivel mundial que se están desarrollando en el
Hospital de Ciudad Real.
¿Qué es el ajo?
Varios estudios demográficos muestran que existe una relación entre el aumento del
consumo de ajo y una reducción en el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como los
cánceres de estómago, colon, esófago, páncreas y de seno (mama). Los estudios
demográficos son estudios multidisciplinarios realizados en grupos de la población
que investigan la causa, la incidencia o la propagación de una enfermedad o que
examinan el efecto de intervenciones de salud, consumos alimenticios y nutricionales,
o exposiciones ambientales. Un análisis de los datos de siete estudios demográficos
mostró que entre más alta fue la cantidad de ajo crudo o cocido consumido, menor fue
el riesgo de presentar cáncer de estómago y cáncer colorrectal (5).
Los indicios científicos también parecen indicar que un aumento en el consumo de ajo
puede reducir el riesgo de cáncer pancreático. Un estudio llevado a cabo en el área
de la Bahía de San Francisco encontró que el riesgo de cáncer de páncreas fue 54%
menor en personas que consumieron mayores cantidades de ajo en comparación con
quienes comieron menores cantidades (11).
¿Ofrecen los resultados de los estudios clínicos indicios científicos que indiquen que
el ajo puede prevenir el cáncer?
Tres estudios clínicos con distribución al azar han evaluado el efecto del consumo de
ajo en el riesgo de cáncer gástrico. En un estudio, que involucró a más de 5000
hombres y mujeres en China con alto riesgo de cáncer de estómago, los
investigadores compararon los efectos de tomar una combinación de 200 mg de
allitridum sintético (un extracto de ajo que se ha usado como medicamento en China
desde hace más de 3000 años) al día y 100 microgramos de selenio cada dos días
frente al consumo de un placebo (una sustancia o tratamiento inactivo que tiene el
mismo aspecto y se administra de la misma forma que el medicamento o tratamiento
activo que está siendo puesto a prueba) durante 5 años. En el grupo que recibió
allitridum y selenio, el riesgo para todos los tumores combinados se redujo en un 33%
y el riesgo de cáncer de estómago se redujo en un 52% en comparación con el grupo
que recibió solo el placebo (13).
Por el contrario, los resultados de otro estudio con distribución al azar que comprendió
a personas con lesiones estomacales precancerosas encontró que el uso de
complementos de ajo (800 mg de extracto de ajo más 4 mg de aceite de ajo destilado
al vapor por día) no mejoró la prevalencia (número de casos existentes) de lesiones
gástricas precancerosas ni redujo la incidencia (número de casos nuevos) de cáncer
gástrico (14).
Un tercer estudio con distribución al azar en Japón comparó los efectos del consumo
diario de una dosis alta (2,4 mL) y de una dosis baja (0,16 mL) de extracto de ajo
envejecido después de 6 a 12 meses de uso en personas con adenomas colorrectales
(tumores no cancerosos). Al final de los 12 meses, 67% del grupo de consumo bajo
presentó nuevos adenomas en comparación con 47% en el grupo de consumo alto
(15).
Los resultados de un estudio pequeño, no aleatorio indican que la aplicación de
extractos de ajo en algunos tumores de la piel puede ser beneficiosa. En el estudio,
que comprendió a 21 personas con carcinoma de células basales, la aplicación de
ajoeno (una sustancia química sulfúrea que se encuentra en el ajo) en la piel durante
1 mes redujo notablemente el tamaño de 17 tumores, aumentó el tamaño del tumor en
3 pacientes, y no produjo ningún cambio en otro paciente (16). Los cambios en el
tamaño del tumor variaron de una reducción de 88% a un aumento de 69%, con una
mediana general de reducción de 47%.
¿Cuáles son las consideraciones y las controversias actuales en torno al uso del ajo
en la prevención del cáncer?
Las limitaciones de los estudios, tales como la exactitud de los informes sobre las
cantidades y la frecuencia del consumo de ajo, así como la imposibilidad de comparar
los datos de estudios que usaron diferentes productos y cantidades de ajo hacen que
resulte extremadamente difícil sacar una conclusión general sobre el ajo y la
prevención del cáncer. Debido a que muchos de los estudios que examinan el uso del
ajo y la prevención del cáncer han utilizado productos con muchos ingredientes, no
está claro si el ajo solo o en combinación con otros componentes alimenticios puede
tener el mayor efecto.
Los efectos protectores del ajo pueden derivar de sus propiedades antibacterianas
(17) o de su capacidad para bloquear la formación de sustancias que causan cáncer
(18), detener la activación de sustancias causantes de cáncer (19), mejorar la
reparación del ADN (20), reducir la proliferación celular, o provocar la muerte célular
(10).
¿Cuánto ajo puede ser útil para para la prevención del cáncer?
El Instituto Nacional del Cáncer, que forma parte de los Institutos Nacionales de la
Salud, no recomienda algún complemento alimenticio para la prevención del cáncer,
sin embargo reconoce que el ajo es uno de varios vegetales con posibles propiedades
anticancerígenas. Debido a que no todas las preparaciones con ajo son iguales, es
difícil determinar la cantidad exacta de ajo que puede ser necesaria para reducir el
riesgo de cáncer. Además, los compuestos activos que se encuentran en el ajo
pueden perder su eficacia con el tiempo, la manipulación y el procesamiento. Las
pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la promoción de la salud
en los adultos son una dosis diaria de 2 a 5 g de ajo fresco (aproximadamente un
diente de ajo), 0,4 a 1,2 g de ajo en polvo seco, 2 a 5 mg de aceite de ajo, 300 a 1 000
mg de extracto de ajo, u otras formulaciones equivalentes a 2 a 5 mg de alicina.
Los dientes de ajo a veces están contaminados con la bacteria Clostridium botulinum.
El C. botulinum puede crecer y producir toxina botulínica en los productos de ajo en
aceite que no son refrigerados y que no contienen sustancias antibacterianas.
La mayor parte del texto que se encuentra en el sitio web del Instituto Nacional del
Cáncer puede copiarse o usarse con toda libertad. Se deberá dar crédito al Instituto
Nacional del Cáncer como fuente de esta información e incluir un enlace a esta
página, p. ej., “Ajo y la prevención del cáncer fue publicado originalmente por el
Instituto Nacional del Cáncer”.