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MONOGRAFÍA
“EL AUTISMO”
Docente:
Ramos Rodríguez, Johanna
Autor(a):
Troncos Pizarro, Deisy
Curso:
Psicopatología II
Moyobamba Perú
2016
AUTISMO 1
PRESENTACIÓN
El siguiente trabajo de análisis relacionado al Trastorno de Autismo en todo el mundo, ha
sido formulado y/o elaborado con la finalidad de, orientar e ilustrar las causas, efectos y
Así mismo, dicho trabajo también tiene como finalidad informar, orientar y tomar
consciencia de las consecuencias que puede ocasionar este trastorno que por lo general
tiempo.
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DEDICATORIA
Dedico está monografía a mi madre, quien a lo
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ÍNDICE
PRESENTACIÓN ............................................................................................................ 2
DEDICATORIA ............................................................................................................... 3
REALIDAD PROBLEMÁTICA ...................................................................................... 6
OBJETIVOS ..................................................................................................................... 7
GENERAL: ................................................................................................................. 7
ESPECÍFICOS: .......................................................................................................... 7
1. ANTECEDENTES DEL AUTISMO ....................................................................... 8
Eugen Bleuler .............................................................................................................. 8
Hans Asperger ............................................................................................................ 9
1.1 DEFINICIÓN ...................................................................................................... 11
1.1.1 Etimología ................................................................................................... 11
1.1.2 ¿Qué es el Autismo? ................................................................................... 12
1.2 CARACTERÍSTICAS ................................................................................... 13
Comunicación: ...................................................................................................... 14
Destrezas sociales:................................................................................................. 14
Comportamiento: ................................................................................................. 15
1.3 CAUSAS ......................................................................................................... 16
1.4 EVOLUCIÓN DEL AUTISMO EN LAS DIFERENTES EDADES ........ 17
1.5 PSICOLOGÍA Y AUTISMO ........................................................................ 19
2. ¿CÓMO DETECTAR A UN NIÑO AUTISTA? ................................................... 21
2.1 LA FAMILIA DE UN NIÑO AUTISTA ............................................................ 21
2.2 ¿CÓMO AFRONTA LA FAMILIA EL DIANÓSTICO DE UN NIÑO
CONTRASTORNO GENERALIZADO DEL DESARROLLO?.................................. 22
2.2.1 Reacciones de los padres ante el autismo ............................................. 23
2.2.2 Diferencias entre los síndromes de Autismo y Asperger..................... 24
2.2.3 Estrategias educativas para niños con diferentes grados de autismo 25
3. EVALUACIÓN DIAGNÓSTICO DEL AUTISMO EN NIÑOS ........... 25
3.1.1 Evaluación del desarrollo....................................................................... 25
3.1.2 Evaluación diagnóstica integral ............................................................ 26
3.2 TRATAMIENTO DEL AUTISMO EN LA INFANCIA ........................... 27
4. CONCLUSIÓN .................................................................................................. 28
5. BIBLIOGRAFIA ............................................................................................... 29
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INTRODUCCIÓN
El término "Autismo" - que proviene del griego y significa "sí mismo" - fue tomado por Kanner
del término planteado por Bleuler originalmente, siendo este último en 1911 quien lo utiliza para
referirse a los pacientes con esquizofrenia que tendían a retirarse del mundo social para
sumergirse en sí mismos a las fantasías de sus pensamientos. Kanner toma el término para
referirse a la incapacidad para establecer relaciones sociales, diferenciándose del concepto de
Bleuler porque consideraba que las personas con autismo tenían una deficiente imaginación. He
aquí las confusiones que ha desencadenado el término hasta nuestros días, cuando se le denomina
a dicho trastorno como esquizofrenia infantil o psicosis infantil como similar al Autismo,
confundiéndose no solo su tratamiento sino también las causas, existiendo durante mucho tiempo
la creencia de que el Autismo infantil era producto de un desarrollo deficiente o desorganizado
de las madres con respecto a la formación de vínculo y apego en las primeras etapas de la infancia
temprana, respaldada por la visión psicodinámica.
A partir de lo anterior, hoy en día se sabe que dicha propuesta no es influyente en el desarrollo
del autismo y que este ocurre en cualquier familia, de cualquier cultura, nivel socioeconómico y
etnia, más allá de los patrones de apego y formación vincular. Cada vez es más fuerte la etiología
neurobiológica, y existe conciencia de que la intervención temprana es fundamental pues potencia
al máximo las capacidades de desarrollo personal y social del niño y la oportuna guía y orientación
a sus familiares y educadores. Sin embargo, tanto el autismo como los demás trastornos
generalizados del desarrollo, el diagnóstico e intervención temprana son sumamente difícil.
El objetivo principal de este trabajo es dar a conocer a través de diversas fuentes bibliográficas
sobre cómo es la vida de los niños autistas y su desenvolvimiento en el entorno. En este sentido,
el trabajo se enfoca en describir cómo se da el desarrollo del autismo y como afecta al niño en el
contexto social en las diferentes etapas de su vida. Que se ha estructurado en tres capítulos, en las
cuales el I capitulo comprende el marco teórico, los antecedentes el cual detalla el concepto,
características causas y el punto de vista psicológico del autismo, así mismo en el II capitulo
comprende el los estilos de vida del niño autista, desenvolviendo en el contexto social y
diagnóstico y tratamiento; para finalizar el capítulo III está consta de las conclusiones y
referencias bibliográficas.
AUTISMO 5
REALIDAD PROBLEMÁTICA
Cada vez que mencionamos que un niño nace con algún tipo de trastorno, inmediatamente se
cruza por nuestra mente el “Síndrome De Down” debido a que este es el más conocido en nuestra
sociedad y a incidencia con que se presentan. Muchas veces ignoramos que existen otros tipos de
trastornos y que por no ser muy conocidos los pasamos por alto. Este es el caso del autismo.
El autismo es un trastorno infantil que tiene más incidencia en los niños que en las niñas, si
hablamos de un porcentaje, se ha calculado que afecta en un 80% a los varones. Sus causas se
desconocen pero se han expuesto algunas teorías que podrían explicar esta enfermedad. Hasta el
día de hoy no existe una cura. Este síndrome afecta la capacidad de desarrollo, la comunicación,
integración y sensación que hacen del autismo una discapacidad de por vida. Es tratado mediantes
programas educacionales que varían de acuerdo a la severidad del mismo y de acuerdo al
individuo incluso algunos estudios sugieren que las relaciones que el niño autista posee con su
entorno y ambiente social se debe a la falta de afectividad en su infancia, incluso a la educación
sostenida por padres distantes, fríos y demasiado intelectuales.
La aceptación de un niño autista para la sociedad y sobre todo para los padres es difícil. El temor
a las burlas, críticas y la vergüenza que poseen lleva a los familiares a evitar todo contacto del
autista con el mundo exterior. Lamentablemente aún existe país latinoamericanos que no tiene
políticas de salud tanto mental como física para esta clase de pacientes y lo único que hacen es
excluirlos del contexto haciendo que su condicione de alud se agrave debido a que estos niños
necesitan mucha estimulación para poder insertarlos al mundo y que puedan llevar una vida más
cómoda.
Ya sea por cultura o costumbre, la sociedad tiende a etiquetar a una persona con autismo, pasando
muchas veces por encima de su dignidad, olvidando que es un individuo con necesidades, deseos,
sentimientos y frustraciones, con una identidad propia y con los derechos que todo ser humano
debe tener.
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OBJETIVOS
GENERAL:
Dar a conocer a través de diversas fuentes bibliográficas que es el autismo y cuáles son las
estrategias educativas que se debe de trabajar con estos niños
ESPECÍFICOS:
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MARCO TEÓRICO
CAPITULO I
Eugen Bleuler (1857-1939): El padre de la psiquiatría infantil, Leo Kanner (1894-1981) también
se pudiera considerar como el padre del autismo. Después de su emigración de Austria a los
Estado Unidos en el 1924, Kanner fundó la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Johns
Hopkins. En el año 1938, Kanner comenzó el estudio de un grupo de niños que habían sido
diagnosticados con esquizofrenia infantil y/o problemas emocionales. Cinco años más tarde,
Kanner público su artículo seminal sobre trastornos autistas del contacto afectivo en el que
describió una serie de 11 niños (8 niños y 3 niñas, todos menores de 11 años de edad) que sufrían
de un síndrome que parecía afligir selectivamente a hijos de padres altamente
inteligentes. Kanner describió a los niños como más felices cuando se quedaban solos, viviendo
aislados como en una concha, manteniendo el deseo ansioso y obsesivo por la monotonía, y con
un lenguaje plagado por rituales verbales y ecolalia.
Muchos de los niños descritos por Kanner habían sido diagnosticados como ‘débiles
mentalmente’, pero Kanner resalto en los mismos la falta del deterioro cognitivo. Por el contrario,
Kanner observo un excelente uso del vocabulario, una memoria extraordinaria para
acontecimientos del pasado, y una memoria precisa para secuencias complejas. Kanner llegó a la
conclusión de que los niños estaban sufriendo de lo que calificó como ‘autismo infantil temprano’,
y que si bien su comportamiento era análogo a lo encontrado en la esquizofrenia, estas
enfermedades tenían una sintomatología intrínsecamente diferentes.
Al mismo tiempo que Kanner reportaba sus observaciones, Hans Asperger (1906-1980), un
pediatra vienés, observó un patrón similar de comportamiento en cuatro niños referidos al
Hospital Universitario de Niños de Viena. En 1944 Asperger publicó su habilitación, o tesis
doctoral, intitulada: “Psicopatía Autista en la Infancia”. En la misma el identificó deficiencias de
comportamiento y habilidades que mantenían una semejanza marcada a las características que
Kanner había descrito anteriormente. A pesar de que él describió la susodicha psicopatía autista
tan sólo un año después que el artículo de Kanner fuera publicado, la contribución de Asperger
se mantuvo grandemente desconocida fuera de la literatura alemana hasta que la misma fue
traducida al Inglés en el 1981. Una vez traducida, se hizo claro que los historiales clínicos de
Asperger repetían los hallazgos reportados por Kanner. En su tesis, Asperger describió a sus
pacientes como aislados, manteniendo intereses particulares, padeciendo de graves dificultades
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en la integración social, torpeza motora, pobreza emocional, movimientos estereotipados, mirada
extraña, escasez de la expresión facial, y utilizando un lenguaje rebuscado e idiosincrásico. Pero
como era de esperar, nadie conocía el cuadro clínico tan a fondo como Kanner. Nadie podía
precisar y comprender con mayor precisión cuales debían ser los límites entre el autismo y otros
trastornos. Puesto que el conocimiento del autismo estaba emergiendo, era capital no confundirlo
con otros problemas, de otro modo resultaría muy adulterada la investigación y el progreso en el
conocimiento de la naturaleza del autismo. Con esta finalidad, Kanner propuso como criterios que
definían el autismo precoz los siguientes síntomas cardinales: aislamiento profundo para el
contacto con las personas, un deseo obsesivo de preservar la identidad, una relación intensa con
los objetos, conservación de una fisonomía inteligente y pensativa y una alteración en la
comunicación verbal manifestada por un mutismo o por un tipo de lenguaje desprovisto de
intención comunicativa. De todos estos aspectos, en 1951 Kanner destacaba como característica
nuclear: la obsesión por mantener la identidad, expresada por el deseo de vivir en un mundo
estático, donde no son aceptados los cambios.
Hans Asperger (1906-1980), Tanto Kanner como Asperger son considerados pioneros de la
investigación del autismo, ya que fueron los primeros en definir la enfermedad como una entidad
clínica distinta y reconocible en el campo de la psiquiatría infantil. Sin duda, es interesante que
dos médicos austríacos en diferentes continentes, de forma independiente y al mismo tiempo,
descubrieran la misma enfermedad y le hayan dado la misma etiqueta descriptiva. En efecto,
ambos autores describen a sus pacientes con síntomas similares: el aislamiento social con
problemas frecuentes de conducta agresiva y destructiva, torpes en la marcha, déficits del lenguaje
(ej., la reversión de los pronombres), y la tendencia a inventar palabras. Kanner y Asperger
señalaron que aspectos no verbales de la comunicación también estaban afectados, incluyendo el
contacto visual, la falta de gestos expresivos y la entonación vocal durante el habla. Además, cada
uno de ellos reconocido varias otras características como la deficiencia del juego imaginativo, los
patrones repetitivos de actividades, movimientos corporales estereotipados, la fijación en ciertos
objetos, respuestas extrañas a estímulos sensoriales, hipersensibilidad al ruido, y habilidades
especiales principalmente en cuanto a la memorización. Ambos autores señalan que estos
comportamientos autistas eran mucho más comunes en niños que en niñas. Mientras que las
observaciones relacionadas a patrones de conducta eran muy parecidas, sus interpretaciones sobre
las causas subyacentes eran marcadamente diferentes. Kanner estaba preocupado con los atributos
que él pensaba eran compartidos por los padres de niños autistas, a saber, una falta de genuina
calidez maternal que condujo a la concepción de ‘madres nevera’, teoría que predominó sobre la
etiología del autismo en la década de 1950. Asperger, sin embargo, consideraba el autismo como
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un trastorno heredado de la personalidad, subrayando por lo tanto una base genética para la
condición.
Las comparaciones de lo que luego se conoció como el autismo infantil temprano de Kanner y el
síndrome de Asperger produjeron diferencias significativas entre las dos condiciones. El autismo,
según Kanner, era evidente en niños desde los seis meses de edad, mientras que Asperger sostenía
que su síndrome era rara vez diagnosticado antes del tercer año de vida. Más recientemente el
consenso medico sostiene que las deficiencias en la comunicación no verbal y la interacción social
son distintivas para ambas condiciones, y que la adquisición de competencias lingüísticas definen
diferencias significativas entre las mismas. El autismo de Kanner fue asociado con la aparición
retrasada del habla o mutismo selectivo, mientras que los niños que padecían del síndrome de
Asperger podían aprender un uso adecuado de la gramática y el vocabulario, aunque el contenido
era a menudo pobre e inapropiado en el contexto social. Según Asperger sus pacientes
frecuentemente aprendían a hablar antes que caminar, y el caminar se producía más tarde de lo
normal. En contraste, las observaciones de Kanner indicaban que el caminar se desarrollaba con
normalidad o incluso antes que el promedio, mientras que el habla se desarrollaba más tarde o
nunca. Estas características distintivas entre el autismo infantil de Kanner y el síndrome de
Asperger llevaron a diferentes investigadores a preguntarse si las dos condiciones eran más que
las variedades de la misma anormalidad subyacente (patología) o si en realidad eran dos entidades
separadas.
Seis décadas después de la publicación de los artículos de Kanner y Asperger, hallazgos tanto
clínicos como de investigación sugieren una falta de distinción entre las condiciones descritas por
los mismos. Aunque algunos autores están de acuerdo en que las dos condiciones pudieran ser
diferentes, ciertamente son más parecidas que diferentes. Diferencias clínicas entre las
condiciones al presente son interpretadas como variaciones en la severidad en los patrones de
comportamiento, donde los individuos con síndrome de Asperger muestran un número menor de
signos y parecen ser más levemente afectados que aquellos con el autismo de Kanner. Aunque el
autismo de Kanner y el síndrome de Asperger tienen un perfil algo distinto en el desarrollo
cognitivo, lenguaje, y funciones motoras, se postula que son variantes del ‘espectro autista’. Presta
apoyo a este argumento el hecho que un individuo que ha sido diagnosticado como autista a
temprana edad pude ser diagnosticado con el síndrome de Asperger en la adolescencia o adultez.
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el autismo se considera como un trastorno dentro de un espectro compuesto por: autismo, el
síndrome de Asperger, y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
El autismo o ‘autismo clásico’, se define esencialmente por los mismos signos y síntomas
señalados por Kanner. Alteraciones cualitativas en la interacción social a menudo se manifiestan
como deterioro marcado en la mirada o en gestos comunicativos, expresiones faciales inadecuadas
o limitadas, incapacidad para desarrollar relaciones con sus pares, una disminución marcada en
la tendencia a compartir intereses con otros de manera espontánea, y la falta de reciprocidad social
o emocional. Deficiencias de comunicación a menudo incluyen un retraso o falta de lenguaje
hablado, el deterioro en la capacidad de iniciar o mantener una conversación, y el uso
estereotipado o repetitivo del lenguaje o lenguaje idiosincrásico. Las manifestaciones de los
patrones restrictivos y repetitivos de intereses o conductas con frecuencia incluyen una
preocupación absorbente por un tema de interés que es anormal en intensidad, una adhesión
inflexible a rutinas o rituales, manierismos motores estereotipados y repetitivos (por ejemplo,
sacudir o girar las manos o aun el cuerpo entero) y una preocupación con las partes de objetos.
Para que una persona sea diagnosticada con el trastorno autista, un total de seis de las
características antes mencionados deben estar presentes, al menos dos en la categoría de
interacción social, y uno por cada categoría de comunicación y comportamientos repetitivos o
intereses restringidos.
1.1 DEFINICIÓN
1.1.1 Etimología
El autismo (del griego auto- αὐτός 'que actúa sobre sí mismo o por sí mismo' e -ismos 'proceso
patológico) es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por alteración de la interacción
social, de la comunicación (tanto verbal como no verbal) y el comportamiento restringido y
repetitivo. Los padres generalmente notan signos en los dos primeros años de vida de su hijo.
Estos generalmente se desarrollan gradualmente, pero algunos niños con autismo alcanzan
sus hitos del desarrollo a un ritmo normal y luego sufren autismo regresivo
El autismo es altamente heredable, pero la causa incluye tanto factores ambientales como
susceptibilidad genética. En casos raros, el autismo está fuertemente asociado
con teratología (agentes que causan defectos de nacimiento).Las controversias rodean a las otras
causas ambientales propuestas; por ejemplo, las hipótesis de vacuna son biológicamente
implausibles y han sido refutadas por estudios científicos. Los criterios de diagnóstico requieren
que los síntomas se hagan evidentes en la primera infancia, típicamente antes de los tres años. El
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autismo afecta el procesamiento de información en el cerebro alterando cómo las células
nerviosas y sus sinapsis se conectan y organizan; cómo ocurre esto, no está bien esclarecido. Es
uno de los tres trastornos del espectro autista (TEA); los otros dos son el síndrome de Asperger,
que carece de retrasos en el desarrollo cognitivo y del lenguaje, y el trastorno generalizado del
desarrollo no especificado (TGD-NE), que se diagnostica cuando no se cumplen la totalidad de
los criterios para el autismo o el síndrome de Asperger.
Cabe mencionar también que el autismo es un síndrome que estadísticamente afecta a 4 de cada
1,000 niños; a la fecha las causas son desconocidas, aún y cuando desde hace muchos años se le
reconoce como un trastorno del desarrollo.
Salvo contadas excepciones, el autismo es congénito (se tiene de nacimiento) y se manifiesta en
los niños regularmente entre los 18 meses y 3 años de edad. Los primeros síntomas suelen ser: el
niño pierde el habla, no ve a los ojos, pareciese que fuese sordo, tiene obsesión por los objetos
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o muestra total desinterés en las relaciones sociales con los demás. En algunas ocasiones puede
llegar a confundirse con esquizofrenia infantil.
Existen múltiples estudios genéticos que relacionan los cromosomas 5 y 15 con el autismo así
como otros que buscan vincularlo con cuestiones biológicas como vacunas e intoxicación
de metales. A la fecha, ninguno de estos estudios ha logrado sustentar su teoría y por lo mismo,
no se puede precisar el origen mismo del síndrome.
El autismo es un síndrome, no es una enfermedad y por lo tanto no existe cura. Se puede mejorar
su calidad de vida y enseñarle nuevas habilidades con la intención de hacerlo más independiente,
pero como en el Síndrome de Down y otros trastornos del desarrollo, el individuo que lo tenga
será autista toda su vida.
En ocasiones, estos niños, además de ser autistas, tienen algún otro trastorno del desarrollo
(retraso mental, motriz, Síndrome de Down, etc.) o bien, pueden ser lo que se conoce como el
autista clásico o puro. Existe otro síndrome llamado Asperger, la diferencia principal entre
autismo y este síndrome es el nivel de inteligencia, así como su comunicación.
1.2 CARACTERÍSTICAS
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Reaccione de manera extraña a la forma en que las cosas huelen, saben, se ven, se sienten
o suenan.
Comunicación: (biológico) las habilidades de comunicación de las personas con síndrome autista
son unas de las de mayores dificultades. El lenguaje expresivo y receptivo son de gran
importancia, pero en una persona autista esto parece no serlo ya que ellos no se comunican con
los otros, están como sumergidos en su propio mundo, tienen una incapacidad para establecer una
comunicación, sus respuestas están afectadas por sus sentidos. Más del 50% no tiene lenguaje
verbal. Sin embargo todas las personas con TEA son distintas en su capacidad para comunicarse.
Algunas pueden hablar bien. Otras hablan muy poco o no pueden hablar nada. Cerca del 40% de
los niños con autismo no hablan nada. Entre el 25 y el 30% de los niños con autismo dicen algunas
palabras hacia los 12 y 18 meses de edad y luego las pierden. Otros solo hablarán hasta que tengan
más edad. Por ejemplo:
Destrezas sociales: esta categoría es la más dificultosa porque no se relacionan con los demás,
no se dan cuenta de las diferentes situaciones sociales ni de los sentimientos de los otros, prefieren
estar solos. Se relacionan mejor con los objetos que con las personas. El síntoma más típico del
autismo es la falta de reciprocidad en la relación social. Las claves de la empatía están ausentes o
son rudimentarias. El autista observa el mundo físico, a veces con una profundidad e intensidad
no habitual. La realidad audible y visible es el mundo que él entiende y que quizás le resulta
coherente. Esta realidad puede ser para el autista placentera o ingrata, pero no puede compartir
las sensaciones que experimenta con sus semejantes. Por ello, en ocasiones resultan crípticos su
alegría o su enfado. El juego interactivo, es suplantado por una actividad dirigida por su
peculiar percepción del entorno. El autista suele prescindir del movimiento anticipatorio de
brazos que suelen hacer los niños cuando detectan que los van a tomar en brazos. En ocasiones
evitan las caricias y el contacto corporal; aunque a veces, por el contrario, lo buscan y desean
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ardientemente, como si esta fuera su forma de comunicación con las personas que siente como
seres extraños. No es raro que las personas sean contempladas como objetos, y como tales
tratadas. El autista utiliza el adulto como un medio mecánico que le satisfaga sus deseos. La
disociación del mundo social que experimenta el autista, es frecuentemente referida por padres y
educadores con frases como: "vive en su mundo". En el colegio, e incluso antes, en el jardín
maternal, el autista se evade de la interacción social que establecen los niños entre sí. Su conducta
es "distinta". No comparte los intereses de la mayoría, sus acciones no parecen tener objetivo, o
este es constantemente cambiante Por ejemplo:
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Juega con sus juguetes de la misma manera todo el tiempo
Le interesan las partes de los objetos (p. ej., las ruedas)
Es muy organizado
Se irrita con cambios mínimos
Tiene intereses obsesivos
Tiene que seguir ciertas rutinas
Aletea con las manos, mece su cuerpo o gira en círculos.
1.3 CAUSAS
Se considera que el autismo no tiene una sola causa. Los investigadores creen que algunos genes,
así como factores ambientales tales como virus o factores químicos, contribuyen al desorden. Los
estudios de gemelos idénticos han encontrado que si uno de los gemelos es autista, la probabilidad
de que el otro también lo sea es de un 60% a 96% (por lo general los resultados están más hacia
el rango del 90% y más). La probabilidad en el caso de mellizos o hermanos que no son gemelos
es de un 5% a 10%. Se postula que factores ambientales podrían explicar por qué no se ha
encontrado un resultado de 100% en los estudios de gemelos idénticos.
Otras posibles explicaciones son errores en los estudios, tales como un diagnóstico equivocado o
diferencias en el desarrollo de ambos gemelos al momento que se efectuó el estudio. En definitiva,
está claro que el autismo es sumamente genético y se obtiene, por lo general, en parte del padre y
en parte de la madre. Sin embargo, no se ha demostrado que estas diferencias genéticas, aunque
resultan en un comportamiento considerado anormal, sean de origen patológico. Los estudios de
personas con autismo han encontrado diferencias en algunas regiones del cerebro, incluyendo el
cerebelo, la amígdala, el hipocampo, el septo y los cuerpos mamiliares. Las neuronas en estas
regiones parecen ser más pequeñas de lo normal y tienen fibras nerviosas subdesarrolladas, las
cuales pueden interferir con las señales nerviosas. También se ha encontrado que el cerebro de un
autista es más grande y pesado que el cerebro típico.
Estas diferencias sugieren que el autismo resulta de un desarrollo atípico del cerebro durante el
desarrollo fetal. Otros estudios sugieren que las personas autistas tienen anormalidades en la
serotonina y otras moléculas mensajeras en el cerebro. A pesar de que estos hallazgos son
intrigantes, éstos son preliminares y requieren más estudios. La creencia inicial de que los hábitos
de los padres eran los responsables del autismo ha sido desacreditada y no existe evidencia que
compruebe tal hipótesis.
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En una minoría de los casos, desórdenes tales como el síndrome del X frágil, esclerosis tuberosa,
fenilcetonuria no tratada y rubeola congénita causan comportamiento autista, y podrían
diagnosticarse erróneamente como "autismo". Otros desórdenes, incluyendo el síndrome de
Tourette, impedimentos en el aprendizaje y el trastorno de déficit de atención, a menudo ocurren
con el autismo pero no lo causan.
Debido a razones aún desconocidas, alrededor del 20% al 30% de las personas con autismo
también desarrollan epilepsia cuando llegan a la etapa adulta. Personas con esquizofrenia pueden
mostrar comportamiento similar al autismo, sus síntomas usualmente no aparecen hasta tarde en
la adolescencia o temprano en la etapa adulta. La mayoría de las personas con esquizofrenia
también tienen alucinaciones y delusiones, las cuales no se encuentran en el autismo.
El Síndrome autista se manifiesta entre el primer y tercer año de vida. Al surgir la sintomatología
ocurre una detención del desarrollo, una regresión, ya que pierden las habilidades adquiridas, se
puede confundir con otros trastornos o discapacidades (retraso mental, hipoacusia, epilepsia,
Síndrome de Down, trastorno de Asperger, trastorno de Rett). Desde el punto de vista psicológico
se dice que son "border", es decir, fronterizos.
Las características evolutivas del síndrome autista son:
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Segundo y tercer año: (avanzan las conductas anormales)
Falta de respuesta emocional hacia los padres.
Falta de lenguaje (ausencia de comunicación verbal).
No hay contacto visual.
Producen movimientos repetitivos (mecerse, golpearse la cabeza, aletear las manos).
Tienen carencia de dolor.
Se asustan de los ruidos.
Llanto desconsolado sin causa aparente.
No usan juguetes.
No usan carritos, los voltean y hacen girar las ruedas.
Tienen un retraso en la adquisición del cuidado personal.
No controlan esfínteres.
Niñez: (continúan los mismo trastornos de conducta que en los primeros años pero se
acentúan más, se hacen cada vez más evidentes, se diferencian de los niños de su misma
edad).
No se visten solos.
No se relacionan con los niños.
Prefieren jugar solos.
No presentan experiencias ni vivencias propias.
El lenguaje es defectuoso.
Presentan ataques violentos, agresivos y sin provocación alguna.
Adolescencia – adultez:
En esta etapa los trastornos son similares a los individuos retardados mentales, ya que el
funcionamiento del autismo adolescente o adulto dependerá de factores como:
Lenguaje: factores determinantes para manifestar sus necesidades.
Hábitos de autoayuda: pretende llevar una vida independiente, debe saberse capaz de
autoayudar en normas de higiene personal, alimentación, vestimenta. Puede abastecerse
solo si es educado desde pequeño, lleva mucho tiempo en entrenarse y resulta una tarea
muy difícil.
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1.5 PSICOLOGÍA Y AUTISMO
Desde el punto de vista psicológico, las personas autistas son vistas como personas que "no
nacieron", su aparato psíquico no está formado porque hubo etapas evolutivas psíquicas que no
se cumplieron. El vínculo madre e hijo no fue bueno, motivo por el que el espejismo de Lacan y
la angustia del octavo mes no fue producida, el yo no pudo formarse. Estas personas no tienen
principio de realidad. Este trastorno puede ser tratado con terapia para que los síntomas no se
agraven y ayudar al sujeto "a nacer", a formar lentamente su estructura cognitiva. Este trastorno
es tratable pero no curable. Siguiendo esta lógica, la terapia del autismo tiene como meta volver
consiente, activo y real aquel "sentido de ser" que el autista percibe en sí mismo, si bien en forma
no muy clara, deformada e indescifrable.
El autismo, desde un punto de vista psicoanalítico, se delinea por fuera de las tres estructuras
fundamentales (neurosis, psicosis, perversión) y justamente por esto resulta muy dificultoso hacer
un "diagnóstico", no solo desde la perspectiva objetivamente clínica, sino que también para lo
que denominamos "alteración del desarrollo". Esto engloba tanto el nivel orgánico como el
intrapsíquico. Esta modalidad sintomática deviene clara y puede ser vista con una minuciosa
mirada fenomenológica.
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Esto se evidencia claramente en los autistas graves que, a pesar de su propia lejanía, participan
empáticamente y en un modo totalmente subjetivo, por lo que podemos deducir:
- La incapacidad de soportar que el Otro se ausente (se asemejan a las crisis de celosía
producto del no cuidado del educador), por lo que podemos decir que el Otro funciona
como ?ordenador" de las percepciones y de lo vivido. Un esquema "especular" se
establece entre Sí mismo y el Otro (demostrada también por el cambio del pronombre yo
por tu) que toma forma solamente partiendo desde el punto de vista del Otro.
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CAPÍTULO II
El autismo es un síndrome que estadísticamente afecta a 4 de cada 1,000 niños; a la fecha las
causas son desconocidas, aún y cuando desde hace muchos años se le reconoce como un trastorno
del desarrollo. Salvo contadas excepciones, el autismo es congénito (se tiene de nacimiento) y
se manifiesta en los niños regularmente entre los 18 meses y 3 años de edad.
Los primeros síntomas suelen ser: el niño pierde el habla, no ve a los ojos, pareciese que fuese
sordo, tiene obsesión por los objetos o muestra total desinterés en las relaciones sociales con los
demás. En algunas ocasiones puede llegar a confundirse con esquizofrenia infantil. Existen
múltiples estudios genéticos que relacionan los cromosomas 5 y 15 con el autismo así como otros
que buscan vincularlo con cuestiones biológicas como vacunas e intoxicación de metales.A la
fecha, ninguno de estos estudios ha logrado sustentar su teoría y por lo mismo, no se puede
precisar el origen mismo del síndrome.
El autismo es un síndrome, no es una enfermedad y por lo tanto no existe cura (según este
autor). Se puede mejorar su calidad de vida y enseñarle nuevas habilidades con la intención de
hacerlo más independiente, pero como en el Síndrome de Down y otros trastornos del desarrollo,
el individuo que lo tenga será autista toda su vida. En ocasiones, estos niños, además de ser
autistas, tienen algún otro trastorno del desarrollo (retraso mental, motriz, Síndrome de Down,
etc.) o bien, pueden ser lo que se conoce como el autista clásico o puro. Existe otro síndrome
llamado Asperger, la diferencia principal entre autismo y este síndrome es el nivel de inteligencia,
así como su comunicación.
El autismo es un enigma inquietante que afecta tanto al niño como a toda la familia. El cuidado
que requiere un niño autista es muy exigente para la familia del niño(a). Los padres están
expuestos a múltiples desafíos, que tienen un impacto fuerte en la familia a nivel emocional,
económico y cultural. El apoyo profesional puede ayudar a lidiar con un niño con autismo. Los
expertos pueden ayudar a los padres a manejar las conductas. El cuidado de un niño con autismo
puede ser exhaustivo y frustrante. Desgraciadamente, no todas las familias tienen acceso a estos
servicios profesionales, ya sea por falta de conocimiento o de recursos económicos.
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2.2 ¿CÓMO AFRONTA LA FAMILIA EL DIANÓSTICO DE UN NIÑO
CONTRASTORNO GENERALIZADO DEL DESARROLLO?
Tristeza: Las ilusiones y sueños que los padres tienen para su hijo, puede producir una profunda
tristeza ante el diagnóstico del espectro autista. Debemos asegurarnos de que esta tristeza no se
convierte en depresión ya que les puede impedir seguir adelante. Los sentimientos de tristeza les
ayudarán a aceptar la situación de su hijo y a fortalecerse para seguir adelante.
Rabia: Los sentimientos de rabia también forman parte natural del proceso. Puede manifestarse
como irritabilidad hacia otros, reaccionando excesivamente, gritando.
La rabia es natural. Expresar la rabia ayudará a que los padres estén más relajados, y que sean
comprendidos por las personas que les rodean, estos sentimiento se irán modulando
progresivamente.
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Negación: La negación servirá para afrontar la realidad, ya que forma parte del proceso. Pero es
necesario que los padres se den cuenta que tiene estos sentimientos de negación para que
comiencen a ofrecer a su hijo el tratamientos y los apoyos necesarios. Ya que en esta etapa van a
negarse a recibir información y ayuda de profesionales.
Soledad: Son frecuentes por parte de los padres los sentimientos de aislamiento y soledad. Estos
sentimientos pueden producirse porque los padres pueden pensar que la familia y los amigos no
va a entender la situación de su hijo y no los van a apoyar, porque creen que siempre deben estar
con el niño y no pueden disponer de tiempo para estar con otras personas, etc.
Aceptación: Tras pasar por la mayoría de estas fases los padres suelen aceptar la situación. Esto
les va a permitir comenzar a incidir positivamente en el desarrollo del niño, a buscar información,
distintos apoyos, ayuda de profesionales, etc. Por lo general, el foco de intervención de los
trastornos generalizados del desarrollo ha estado situado en el ámbito escolar; sin embargo, tal y
como hemos visto en apartado anteriores, la familia es uno de los grandes focos o ámbitos
susceptibles de intervención, sin el cual, el desarrollo completo del niño es prácticamente
imposible. No debemos olvidar que el ámbito familia, al igual que cualquier otro ámbito educativo
debe partir de las premisas de que existen ciertas necesidades educativas especiales sobre las que
trabajar, pero siempre han de ser consideradas como variables a lo largo de todo el ciclo vital del
niño. Será necesario por tanto una respuesta ajustada a las necesidades concretas del niño, a través
de diferentes técnicas o estrategias de intervención
El autismo afecta a toda la familia. Cuando los padres tratan de describir su vida con un hijo con
autismo, usan diferentes términos como: doloroso, molesto, difícil, normal, complicado, hace
madurar, desilusionante y traumático son algunos de los más habituales. Lo cierto es que cada
familia y dentro de ésta, cada miembro de la familia, se ve afectado por el miembro autista de una
manera diferente.
El impacto que produce el autismo, además de variar en las familias, y en los individuos que las
forman, cambia según la etapa en que se encuentre cada uno. El efecto del autismo es similar al
que produce cualquier otra incapacidad permanente en un miembro de la familia, por lo que
existen aspectos que son comunes a otras discapacidades.
Ciertamente, tener un hijo autista puede ser una de las experiencias más devastadoras para los
padres en particular, pero también para los otros hijos. Somete a la familia a graves tensiones y
muchos de los que han logrado sobreponerse, forman hoy día parte de grupos de apoyo donde
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comparten sus experiencias para ayudar a otros a enfrentar la mayor fuente de preocupación, que
es el miedo a lo desconocido. Con frecuencia, los padres se sienten mal por la diversidad, la
intensidad y la contradicción de los sentimientos que tienen respecto al hijo autista y a la situación
en la que viven. Con una ayuda eficaz, se pueden canalizar estos sentimientos para asumirlos.
Periodos críticos de transición familiar
Cada familia hace frente a este reto con su propio estilo. Sin embargo, hay elementos comunes
que vale la pena destacar, y que normalmente se presentan en las diferentes etapas.
Estos son los cuatro períodos críticos de transición por los que pasan todas las familias:
- Al recibir el diagnóstico
- Durante los primero años escolares
- En la adolescencia
- En la juventud y adultez
En el autismo las alteraciones del desarrollo son muy evidentes desde los primeros tres
años de vida. Sin embargo, en muchos casos el Síndrome de Asperger se diagnostica
cuando el niño tiene una edad más avanzada, alrededor de los siete años, o incluso en la
adolescencia.
Otra diferencia sustancial se refiere al desarrollo cognitivo. Mientras que en muchos casos
el autismo se acompaña de cierto grado de deterioro intelectual, los niños con Síndrome
de Asperger no muestran evidencia de retraso cognitivo e incluso pueden obtener muy
buenos resultados en las pruebas de inteligencia.
Los niños con autismo muestran un evidente retraso en el lenguaje y tienen un
vocabulario muy pobre (alrededor del 25% de los niños diagnosticados con autismo son
no verbales), los pequeños con Síndrome de Asperger adquieren un vocabulario adecuado
para su edad e incluso pueden llegar a ser considerados muy “cultos”.
En el plano motor también existen diferencias. Los niños con autismo suelen presentar
movimientos estereotipados, como el aleteo de las manos o el balanceo, pero estos
movimientos son inusuales en los pequeños con Síndrome de Asperger. Aun así, estos
suelen tener problemas de coordinación y pueden caminar de forma extraña o realizar
movimientos torpes.
Finalmente, otra de las grandes diferencias entre ambos trastornos se aprecia en el área
de los intereses. Tanto en el autismo como en el Síndrome de Asperger se aprecia un área
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de interés muy limitada y obsesiva. Sin embargo, los niños con Síndrome de Asperger
muestran intereses de “alto nivel” que les pueden llevar a sobresalir en determinados
campos de las ciencias, como pueden ser las Matemáticas o la Física.
CAPITULO III
A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A los 2 años de edad,
el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia puede considerarse muy
confiable.1 Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta que son mucho más
grandes. Este retraso significa que es posible que hay niños con TEA podrían no obtener la ayuda
que necesitan.
La evaluación del desarrollo es una prueba corta que indica si los niños están aprendiendo las
destrezas básicas a su debido tiempo o si es posible que tengan retrasos. Durante la evaluación
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del desarrollo, es posible que el médico les haga algunas preguntas a los padres o que hable y
juegue con el niño durante el examen a fin de observar cómo aprende, habla, se comporta y se
mueve. Un retraso en cualquiera de estas áreas puede ser señal de que hay un problema. Se les
debe hacer evaluaciones para detectar retrasos del desarrollo y discapacidades a los niños en las
visitas de rutina al médico a las siguientes edades:
9 meses
18 meses
24 o 30 meses
Es posible que se necesiten hacer más evaluaciones si un niño tiene riesgo alto de tener
problemas del desarrollo por haber nacido prematuro, tener bajo peso al nacer o por otros
motivos.
Además debe evaluarse a todos los niños específicamente para detectar TEA durante las visitas
de rutina a las siguientes edades:
18 meses
24 meses
Es posible que se necesiten hacer más evaluaciones si un niño tiene riesgo alto de tener un
TEA (p. ej., si tiene una hermana, hermano u otro familiar con un TEA) o si presenta
comportamientos que, a veces, se relacionan con este tipo de trastorno.
Es importante que los médicos evalúen a todos los niños para detectar los retrasos en el desarrollo
pero, en especial, que controlen a los que tengan un riesgo más alto de problemas del desarrollo
debido a que nacieron prematuramente, tuvieron bajo peso al nacer o tienen un hermano o
hermana con un TEA. Si el médico de su hijo no lo controla regularmente con este tipo de pruebas
de evaluación del desarrollo, pídale que lo haga.Si el médico observa cualquier signo de problema,
se necesita hacer una evaluación diagnóstica integral.
El segundo paso del diagnóstico es una evaluación integral. Esta revisión minuciosa puede incluir
observar el comportamiento y desarrollo del niño, y entrevistar a los padres. Es posible que
también incluya una evaluación de la audición y la vista, pruebas genéticas, neurológicas y otras
pruebas médicas.
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En algunos casos, el médico de atención primaria podría decidir remitir al niño y su familia a un
especialista para que le haga más evaluaciones y determinar el diagnóstico. Los especialistas que
pueden hacer este tipo de evaluación incluyen los siguientes:
Pediatras del desarrollo (médicos que tienen una capacitación especial en el desarrollo de los
niños y en los niños con necesidades especiales)
Neurólogos pediatras (médicos que tratan el cerebro, la columna vertebral y los nervios)
Sicólogos o siquiatras para niños (médicos que saben sobre la mente humana)
Una intervención a tiempo, apropiada e intensiva, mejorará el pronóstico de los menores con
autismo. Actualmente, existen diferentes programas educativos y de comportamiento para tratar
al niño autista, que incluyen actividades constructivas y ayudas visuales que resultan útiles.
Farmacoterapia: en los casos en que el niño no responda a otro tipo de tratamiento, el médico le
puede prescribir algún fármaco.
Terapia ocupacional: La terapia ocupacional enseña destrezas que ayudan a la persona a vivir
de la manera más independiente posible. Estas destrezas pueden incluir vestirse, comer, bañarse
y relacionarse con las personas.
Terapia del habla: La terapia del habla ayuda a mejorar las destrezas de comunicación de una
persona. Algunas personas pueden aprender destrezas de comunicación verbal. Para otras, el uso
de gestos o paneles con imágenes es más realista.
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4. CONCLUSIÓN
- Con un tratamiento adecuado desde edad temprana es posible lograr que un niño autista
pueda, aún con sus diferencias, integrarse a la sociedad, es decir, que no desarrolle
conductas agresivas ni auto-lesivas, tenga una comunicación afectiva y aun verbal con
quienes lo rodean hasta, incluso, estudiar e insertarse en el mercado laboral.
- Recientes investigaciones en los Estados Unidos y en Europa permiten calcular que entre
tres y seis de cada mil recién nacidos pueden ser autistas y que los varones tienen cuatro
veces más probabilidades que las mujeres de padecer ese síndrome.
- Su etiología sigue sin ser conocida, aunque ya van apareciendo ciertas explicaciones que
permiten hipotetizar de una forma más fiable aquellas causas que están a la base del
trastorno. Dejando de esta forma, aquella casuística psicoanalítica donde el rechazo
emocional por parte de los padres constituía la causa central de la patología del niño. Los
avances en este sentido, junto con la experiencia de los profesionales en relación al
diagnóstico y tratamiento de estos individuos están haciendo que el conjunto de
profesionales se replanteen la funcionalidad de una división categorial de los trastornos
que se incluyen dentro de la sub-categoría del espectro autista.
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5. BIBLIOGRAFIA
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Aires. Ed. Paidos. 1994.
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3. López, J.J. y Aliño, Ibor: DSM-IV Brevario "Criterio diagnóstico". España. Ed. Masson
1994
4. Lord C, Risi S, DiLavore PS, Shulman C, Thurm A, Pickles A. Autism from 2 to 9
years of age. Arch Gen Psychiatry. 2006 Jun;63(6):694-701.
5. Oscio, R. Y Sanchez, J.: "Manual de Psicología" Buenos Aires. Tyche Ediciones. 2000.
6. Pistarini, Elba: "Curso Básico de Psicología". Buenos Aires. Ed. Estrada. 1989
7. Shaw, Charles: "Psiquiatría infantil". México. Ed. Interamericana. 1969
8. Tustin, Francés: "Autismo y psicosis infantiles". Buenos Aires. Ed. Paidos. 1981.
9. Vidal, G., Alarcón, R y otros: "Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatria". Buenos
Aires. Ed. Médica Panamericana. 1995.
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