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ANÁLISIS DEL EL EDUCADOR NEOCOLONIZADO

Luis Antonio Bigott

Resumen Crítico
De acuerdo a la lectura podemos destacar, a raíz del coloniaje presente en Venezuela, surge
la figura del docente neocolonizado como una forma de dominación, distinta a la manifestada
en otro por las vías de la violencia explícita. Este proceso de neocolonización en el docente,
se manifiesta por los síntomas de generar que los docentes olviden su pasado y no investiguen
para conocer las fuentes originarias de su proceso de formación con respecto a la nación a la
que pertenecen.
En tal sentido, como lo resalta Bigott “ocultar, distorsionar nuestro pasado, evitar que
encontremos nosotros mismos nuestras fuentes históricas e ingrediente fundamental de la
neocolonización”. (p.33).
En este orden de ideas, al educador neocolonizado, se le impide conocer realmente su pasado
histórico con el fin de imposibilitarle y negarle que comprenda su realidad. Es un insumo
fundamental de la neocolonización hacer olvidar la historia.
Para la y el docente, impulsar y motivar a las y los estudiantes, es un reto constante en el
quehacer educativo. Ambos científicos sociales, interiorizan que el mundo que vive y
enfrenta el estudiante de hoy es cambiante, complejo y multidimensional, por ello, toda
acción que emprende lo ejecuta con intenciones definidas y pertinencia con la situación. Por
ello, el docente empleará los conocimientos con el propósito de afrontar el reto crítica y
creativamente para el logro del crecimiento intelectual y emocional de los alumnos y con ello
mantenerse alerta a los sucesos dentro del aula y replantear lo ejecutado.
Tal como se señala en la lectura. “En los momentos actuales y en los que vendrán, los
educadores que para mí tienen que ser docentes- investigadores-agitadores van a tener la
oportunidad de participar activamente en el presente y actuante proceso de transformación
social. Ese educador –investigador –agitador va a adquirir una gran responsabilidad:
pertenece a una comunidad desgarrada por los problemas derivados de una equivocada,
heredada y homicida política producida por una alianza en el poder entre una burguesía
parasitaria y políticos desnacionalizados. El educador tiene entonces que saber interpretar
esta transformación y producir conocimientos no para recrear ese pasado sino para
comprender, para elaborar alternativas y para participar con ellas en la construcción de una
sociedad diferente”.
En tal sentido, debe cambiarse la monotonía por una pedagogía de la desneocolonización que
no constituya sólo un instrumento para el perfeccionamiento de la práctica escolar sino que,
situada en una perspectiva teórico-práctica fecunda, rompa definitivamente, de golpe, con
violencia, con aquel modelo pedagógico que sólo el proceso de coloniaje cultural, como
secuela, como emanación, como cantera inacabable del coloniaje económico se había
congelado en nosotros, se había fetichizado. En consecuencia, este proceso debe iniciarse
con la búsqueda de una pedagogía posible.
Bigott nos hace repensar el camino de la educación, como docentes activos debemos estar a
la vanguardia de esta verdadera revolución en materia educativa, y no caer en el repetitivo
modo tradicional de una educación en la que se nos deba planificar y decir lo que debemos
hacer, para transformar la educación debemos transformar todos los esquemas y romper los
viejos modelos que nos han sumido en ser individuos imitadores de culturas foráneas por el
contrario se nos propone asumir la educación desde las bases siendo reflexivos
En la escuela venezolana el proceso de ruptura y de invasión era fácilmente observable. Su
internalización permite desarrollar en el alumno no sólo la pasividad, sino la castración, la
piedad mezclada con el conformismo, todo hábilmente estructurado para que el educando se
sienta inferior. El proceso de colonización es total, por ello los nombres de las casas
comerciales están en el lenguaje del nuevo conquistador, del neocolonizador; por ello las
cuñas comerciales transmitidas por Radio y Televisión o estructuradas en la prensa invitan a
imitar a la metrópoli; es en la metrópoli donde se encuentra lo mejor, ella es el metro para
medir un producto y para demostrar su bondad. Es evidente que la imagen que el maestro
tiene de su país no es la real. La imagen que el maestro tiene de su país le ha sido
distorsionada, cambiada. El maestro es en este sentido un hombre neocolonizado que ha
internalizado de su país.
La educación se conforma al interior de una sociedad, adquiere las características de ese
momento histórico y en un juego de interrelaciones asume o tiende a asumir la producción
de otras áreas del saber. En la educación se expresan o tienden a expresarse las
contradicciones sociales y las resultantes de las fuerzas productivas, siendo a la vez la
educación una de sus aristas o componentes. La educación es como una actividad social
dirigida a la formación y autoformación de niños, jóvenes y adultos para el trabajo activo,
creador y productivo; formación para el trabajo en el mundo de la producción material y para
el goce de la creación y recreación espiritual la preparación y el desarrollo de la capacidad
para el trabajo, la elevación del nivel de instrucción como fundamento para la preparación de
la producción y del goce de los bienes materiales y espirituales se logra mediante la
vinculación del alumno con la práctica, con los principios científicos fundamentales de la
producción moderna, con la formación de hábitos y el desarrollo de habilidades de trabajo en
general, la formación de hábitos para la recreación y creación del arte, para la libre y esencial
comunicación entre sus semejantes y todo ello al interior de una irreductible concepción
nacional
Lo bueno y Positivo
Entorno a la lectura sobre el educador neocolonizado va mucho más allá de la constatación
científica de un fenómeno ideológico. Es, ante todo, un punto de referencia para plantear la
urgencia de un cambio esencial de la educación en una sociedad conquistada por la ideología
del colonizador. En una de sus obras fundamentales, Hacia una pedagogía de la
desneocolonización (Ipasme, 2010), señalaba que necesitamos una educación, “no para
recordar ese pasado, sino para comprender, para elevar alternativas y para participar con ellas
en la construcción de una sociedad diferente, una sociedad en constante biyectividad con la
Revolución Bolivariana es decir la sociedad y la revolución son un conjunto”.
Partiendo de allí a través de esa perspectiva crear conciencia y luchar denodadamente para,
desde una visión raigalmente transformadora, liquidar el sistema social imperante para
construir una patria liberada de tutelajes imperiales. En última instancia, luchar por y para
una educación de orientación patriótica.
Por lo tanto, no debemos olvidar siempre algo esencial: nos demostró con su conducta que
no hay militancia revolucionaria plena sin militancia ética.
Lo discutible
Dentro del mundo de la imaginación al lado del mundo de la imaginación de los componentes
de las ciencias físicas, ciencias experimentales o ciencias sociales, entonces, la formación de
un investigador en cualquier campo, en primer lugar es la pasión, un sentimiento
profundamente nacional y una formación científico-técnica de primera calidad, porque desde
ese momento podemos estar viviendo dos situaciones.
En ambas situaciones van a coexistir formas culturales diversas. “la cultura oficial y la no
oficial”, la cultura de los sectores dominantes y la cultura que van creando en el proceso
histórico los sectores explotados, los sectores emergentes.
Es por ello que en nuestro caso hablar de cultura nacional para definir la cultura del país es
un error. Es como definir el proceso de educación como la transmisión de “la cultura” de una
generación a otra”; es como la introyección del hablar del “nosotros” como integrantes de
una globalidad. La cultura es creación, es producción, es concepción del mundo y del hombre
y en una sociedad dividida en clases y en una sociedad de neocolonizadores y de defensores
de la nacionalidad y en una sociedad sometida a un proceso de neocolonización existirá
lógicamente una cultura del neocolonizador y una “contra cultura”, una verdadera cultura
nacional, una cultura de la descolonización.

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